Antes que se enfríe - Biblioteca Regional de Antofagasta

Anuncio
ANTES DE QUE SE ENFRÍE.
El café está amargo, necesito ir a comprar más azúcar para cuando regrese Mónica.
Sí, debo comprar mucha azúcar, todavía puedo ver su ceño fruncido y a su pequeña nariz
retorciéndose debido a ese café que probó hace ya unos cuantos meses atrás. Emético, así
fue como lo llamó. Siempre usando palabras tan elegantes que nunca entendí. Siempre
sonriendo a los extraños de la calle, cantando con esa voz tan peculiar, bailando mientras
cocinaba, e incluso cuando dormía se le veía enérgica. Pero de esa Mónica lo único que
me queda son los recuerdos.
Hace un año Mónica y yo celebramos nuestro quinto aniversario de matrimonio,
pero de repente se sintió mareada y comenzó a sangrar por la nariz. A la semana siguiente
fuimos al doctor y el diagnóstico no fue bueno, Leucemia Linfocítica. Después de ese
shock, lo único que recuerdo son imágenes borrosas, los exámenes, la quimioterapia, los
distintos tratamientos alternativos, las ganas de Mónica para combatir contra ese gran
monstruo que quería arrastrarla a la muerte. Pero lo que más recuerdo es lo que sentí,
miedo. El tener que imaginar vivir el resto de mi vida sin Mónica me paraliza hasta el
punto de sudar. Las pesadillas me atormentaban cada noche, no quería estar en ningún
lugar aparte de su lado. La acompañé en cada sesión de quimioterapia, le compraba cada
libro que me pedía, pero todo cambió cuando comenzaron las transfusiones de sangre. Lo
pensé mucho cuando me dijeron que yo podía ser un voluntario. Había escuchado muchos
rumores sobre las donaciones, no me sentía muy seguro. Pero tras investigarlo un poco
me di cuenta de lo beneficioso que sería para Mónica y para mí. No tuve que pensarlo ni
dos veces, ya tenía mi decisión. Después de eso supe que yo ya no sería alguien externo
que sólo la ayudaría a sobrellevar la enfermedad, yo sería ese alguien que podría salvarla,
yo le di algo mío en ese entonces. Mónica dudó al principio, me dijo que sentía como si
me estuviera robando algo sagrado. La miré a los ojos y le dije que hice una promesa
cuando nos casamos, prometí que estaría con ella en la salud y en la enfermedad.
Ya hace un tiempo que tuvimos esa conversación. Ella ahora está en remisión.
Mañana le dan de alta en la clínica y podrá volver a casa para quedarse. Mañana será un
comienzo nuevo, podré volver a ver a la Mónica de siempre, sonriendo, cantando,
bailando. Nuestra relación es más fuerte que nunca, todo este tiempo en el que pasamos
penas, anhelos, algunas risas, enojos y una que otra sonrisa generó un lazo que a partir de
ahora será imposible de romper. Hoy en día sigo haciendo donaciones, si puedo ayudar a
toda la gente posible, mejor. Ahora el café está frío, pero lo puedo volver a calentar.
Descargar