14.2. La Segunda República: la Constitución de 1931 y el bienio

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14.2. La Segunda República: la Constitución de 1931 y el bienio reformista
[incluyendo la política de reformas y realizaciones culturales].
1. las elecciones y el gobierno provisional. El 12 de abril de 1931, se celebraron elecciones
municipales en España, mediante sufragio universal masculino. La participación fue muy alta y
la candidatura republicano – socialista triunfó en las ciudades. Por ello, y aunque los
monárquicos habían obtenido más votos, era evidente que gran parte de los votantes había
apostado por el cambio. El día 14, al conocerse los resultados de las elecciones, Alfonso XIII
decidió abdicar y abandonar el país. Tras esto, los representantes de los partidos que habían
firmado el Pacto de San Sebastián constituyeron un gobierno provisional presidio por el líder
de los republicanos conservadores, Niceto Alcalá Zamora, y se proclamó oficialmente la
Segunda República Española. Los miembros de este gobierno representaban a los
republicanos, socialistas y nacionalistas catalanes y gallegos. La República, que prometía un
cambio, contó con un amplio apoyo popular pero con la oposición de los grandes propietarios,
la oligarquía financiera, parte del ejército y la Iglesia. Tras las elecciones municipales, el
gobierno provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes. Estas elecciones tuvieron
una gran participación y dieron una abrumadora mayoría a la conjunción republicanosocialista y reflejaron la gran popularidad del recién nacido régimen republicano. Tras esto se
creó una comisión para elaborar una nueva Constitución que será aprobada el 9 de diciembre
de 1931.
2. La constitución de 1931. Se caracteriza por una amplia declaración de derechos y libertades,
entre los que destacamos el sufragio universal a mayores de 23 años, tanto masculino como
femenino – por primera vez en la historia de España –, a la educación o la protección social de
los más desfavorecidos (seguros de desempleo, enfermedad, etc.). Proclama una división de
poderes; El poder legislativo estaba compuesto por unas Cortes unicamerales con poderes
muy amplios, el poder ejecutivo, recaía en el gobierno, que estaba encabezado por el
presidente de la República, elegido por un mandato de seis años y con poderes muy limitados,
pero entre los que estaba la facultad de disolver la cámara por dos veces; el poder judicial
establecía la independencia de los jueces, la gratuidad de la justicia para los económicamente
necesitados y, la institución del jurado. En cuanto a la organización territorial del Estado, por
primera vez se reconocía el derecho de las regiones a dotarse de estatutos de autonomía. Por
lo que respecta a las relaciones Iglesia-Estado, ambas instituciones se separaban y,
consiguientemente se suprimía la asignación oficial de carácter económico al clero; se vetaba
la enseñanza eclesiástica y se sometía a las órdenes religiosas al control del Estado que podía
disolverlas si las consideraba peligrosa para la seguridad nacional, por lo que fue disuelta la
Compañía de Jesús que debía obediencia directa al Papa. Se proclamaba también la libertad de
cultos. Se establecía también el matrimonio civil y el divorcio. Se reconocía la libertad de
expresión. Con respecto a la educación, la Constitución garantizaba su derecho a todo el
mundo, siendo el Estado el responsable de su generalización: las escuelas serían públicas,
mixtas, gratuitas y obligatorias. La asignatura de religión quedaba eliminada de los programas
docentes. Se reconocía el derecho a la propiedad privada.
En resumen, tenemos una carta magna democrática, laica y progresista, inspirada en la
Constitución alemana de Weimar. Al no tratarse de una constitución de consenso produce
rechazo de la derecha y del sector más radical del movimiento obrero. Tras la proclamación de
la Constitución, Alcalá-Zamora sería sustituido por Manuel Azaña en la presidencia del
gobierno, quien nombró Alcalá Zamora como presidente de la República.
3. El Bienio Reformista (1931 – 1933). Entre diciembre de 1931 y septiembre de 1933, el
gobierno presidido por Manuel Azaña y formado en su mayoría por republicanos de izquierda
y socialistas impulsó un programa de reformas con el objetivo de modernizar y democratizar la
sociedad española.
La Reforma Religiosa. Con el objetivo de limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la
sociedad española El proceso de secularización iniciado en la Constitución se completó con la
LEY DE CONGREGACIONES, que limitó la posesión de bienes a las órdenes religiosas y estas
órdenes podrían ser disueltas en caso de peligro para el Estado.. Esta reforma causó la
oposición de los sectores católicos al régimen republicano.
La Reforma Militar. El Ejército, muy identificado con la Monarquía, aceptó con reticencias el
nuevo régimen. Era una institución muy anticuada, con excesivos oficiales y propensa a
intervenir en la vida pública. El gobierno republicano estaba convencido de que el ejército
necesitaba una profunda transformación. Manuel Azaña, impulsó una reforma que pretendía
crear un ejército moderno y asegurar su lealtad a la República Azaña elaboró un decreto que
exigía el juramento de fidelidad a la República a generales, jefes y oficiales, pudiendo ser
retirados con el sueldo íntegro a aquellos que no prestasen dicho juramento, (algo que más de
la mitad de los oficiales). Se suprimió la Academia Militar de Artillería, que dirigía el general
Franco; se anularon los ascensos por méritos de guerra durante la dictadura; y se formó en las
Cortes una Comisión de Responsabilidades para exigir cuentas a los colaboradores políticos y
militares de Primo de Rivera. Esta reforma fue recibida por los militares africanistas como una
agresión a la tradición militar y al poder del ejército. La derecha va a aprovechar el
descontento de esta sección del ejército para animar la revuelta militar contra la República.
Posteriormente se creó la Guardia de Asalto, una fuerza de orden público fiel a la República.
La Reforma Agraria. Se pretendía poner fin al predominio del latifundismo existente en el
centro y sur de España y mejorar las condiciones de vida de los campesinos pobres
(jornaleros), lograr un aumento de la producción y un mercado interior estructurado. Esta
reforma era esencial ya que los campesinos, incapacitados por sus bajas rentas para la compra
de bienes de consumo, limitaban el desarrollo del comercio interior. Pero verdadera reforma
consistía en la creación de una Ley de Reforma Agraria, cuyo objetivo era la modernización de
la agricultura. La ley permitía la expropiación de las tierras de la alta nobleza sin indemnización
y previa indemnización las grandes fincas no cultivadas directamente por sus dueños, al igual
que tierras sin cultivarse y las de regadío no regadas. Las tierras expropiadas fueron
entregadas a las Juntas Provinciales a través del Instituto de Reforma Agraria (IRA), para que
estas las distribuyeran entre jornaleros y colonos a cambio de una pequeña renta. Esta
reforma se encontró con grandes dificultades (oposición de latifundistas y de los partidos de
derechas, bajo presupuesto y lentitud del proyecto)
Los estatutos de Autonomía. La configuración de un Estado que permitiera a las regiones con
sentimientos nacionalistas tener una organización propia y acceder a la autonomía fue
también un punto importante del gobierno republicano. En Cataluña, el 90% de los ciudadanos
votaron a favor del Estatuto de Autonomía y éste fue aprobado, aunque se eliminó de él
cualquier referencia al derecho de autodeterminación, a la declaración del catalán como
lengua única y al derecho de incorporación de otros territorios. A partir de ahora Cataluña,
tuvo un gobierno autónomo, la Generalitat, con un presidente (Maciá), un poder legislativo o
Parlamento y un Consejo o poder ejecutivo; tendría también policía propia y se reconocían
como lenguas oficiales el castellano y el catalán. Satisfizo a la mayoría de los catalanes, salvo a
los radicales que pretendían una total separación de España. Los vascos, también en aquellos
momentos, estaban intentando lograr un estatuto parecido, pero no lo conseguirán hasta
1936. Para los que veían en el fenómeno de sus autonomías el desmembramiento de España y
el perjuicio de sus intereses personales, la animadversión hacia la República que las propiciaba,
iba creciendo día a día.
La Reforma educativa. El objetivo principal fue promover una educación liberal y laica y
extender el derecho a la educación a toda la población.. El presupuesto para la educación se
incrementó en un 50%. Se estableció un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita.
La República chocó con la resistencia de la Iglesia,.
Las reformas laborales. El ministro de Trabajo, Francisco Largo Caballero va a realizar una serie
de reformas para mejorar las condiciones laborales, se estableció la jornada de 40 horas y se
aumentaron los salarios…
4. El final del bienio progresista La crisis mundial de 1929 llega con retraso a España, lo que
provoca en 1933 una serie de problemas internos en España; paro, ralentización de la
industrialización, descenso de los beneficios empresariales, déficit de la Hacienda… Todo ello
provocó el aumento del malestar social y los conflictos, ante los cuales el gobierno se mostró
impotente para darles solución, por lo que el gobierno de Azaña perdió credibilidad. En 1933,
Azaña va a dimitir y Alcalá Zamora, disolvió las Cotes y convocó elecciones para noviembre,
dando lugar a la etapa del Bienio Conservador.
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