POLÍTICA EXTERIOR Y DE SEGURIDAD COMÚN DE LA UNIÓN EUROPEA. (PESC) * Por Víctor Corpa Rubio y Gabriel Fernández Cornejo SUMARIO: I- CONTEXTO HIXTÓRICO. II- ENCUADRE JURÍDICO ACTUAL, III- RAZÓN DE SER DE LA PESC, IV- DE LA ACTUALIDAD A UN FUTURO La situación política es, a día de hoy, y en todo el mundo, una fuente inagotable de posibles conflictos de diversa índole. Los gobiernos de los Estados nunca pueden tener la certeza de que vaya a mantenerse la estabilidad de la seguridad, de la sanidad, del comercio, y de la paz. Si bien para nosotros los europeos los vientos no llevan nubes de guerra desde hace mucho tiempo, es innegable que son constantes las amenazas que perciben todos los Estados. Amenazas que son actualmente globales y compartidas. Ya desde su origen, el pensamiento que forjó la CECA, llevaba en su identidad la voluntad de los Estados de forjar instituciones comunes. Que asegurasen el mantenimiento de la paz, empezando por la creación de un mercado común. Y continuando con ese razonamiento, con ese espíritu de unión, se encuadra el sentido de la Política Exterior y de Seguridad Común, (PESC). Esta vocación; que lo es en general, y que es vocación en el fondo, marca el origen de un camino políticamente complicado y del que queda mucho por recorrer. I.- EL CONTEXTO HISTÓRICO DE LA POLÍTICA EXTERIOR Y DE SEGURIDAD COMÚN. Una vez constituidas las primeras comunidades europeas, el primer paso de comunitarización en materia de defensa lo encontramos en el Proyecto de Comunidad Europea de Defensa (Plan Plevén). Este proyecto pretendía trasponer la técnica del Plan Schuman al terreno militar.1 Dicho proyecto, impulsado por el político francés René Pleven pretendía la creación de un ejército europeo sometido a una Alta autoridad Supranacional. Fue elaborado por los seis Estados ya miembros de la CECA con la intención de dar el paso definitivo en la integración militar. Dicho proyecto se desvaneció (como tantos 1 ALONSO GARCÍA, R. (2012). Sistema Jurídico de la Unión Europea. ED: CIVITAS. 1 otros proyectos en la historia de la Unión) en la fase de ratificación. Francia, que había sido impulsor principal de este proyecto, fue a la vez verdugo, ya que el 30 de Agosto de 1954 la Asamblea Nacional no ratificó el proyecto por su alto nivel de supranacionalidad, motivo por el cual éste no llego a ver la luz. No obstante, el Estado francés trato de seguir avanzando en este campo. A principios de los años sesenta se mantuvieron arduas negociaciones en torno a los dos planes Fouchet presentados sucesivamente por Francia, que pretendía conseguir una cooperación política más estrecha, una Unión de Estados y una política exterior y de defensa común. Un comité, encargado de elaborar propuestas concretas, alcanzó compromisos difíciles y ambiciosos, tales como la creación de una secretaría independiente o la perspectiva futura del voto por mayoría cualificada en algunos ámbitos. Desgraciadamente, al no existir acuerdo sobre las propuestas del Comité Fouchet, las negociaciones entre los Estados miembros fracasaron en 1962.2 La primera y verdadera formalización de la cooperación intergubernamental en el ámbito de política exterior a través de un tratado llegó con el Acta Única europea (1986). Hasta ese momento la política exterior sólo se había desarrollado mediante informes y declaraciones. El Acta Única incluía en su Título III las disposiciones en materia de política exterior, manteniendo una fuerte posición intergubernamental. El nacimiento de la Unión Europea actual se produce con el Tratado de Maastrich (1992). En ese momento se produce una separación en la relación de soberanía de los estados miembros respecto de la Unión por un criterio ratione materia. Las decisiones son intergubernamentales en el campo de la Política Exterior y de Seguridad Común. Aparece la representación gráfica de la extructura de la Unión mediante la figura de un templo griego, correspondiendo la PESC al segundo pilar que queda excluido de la jurisdicción del Tribunal de Justicia salvo en lo concerniente a la cooperación policial contra la delincuencia internacional. La reforma de Amsterdam (1997) supuso un importante impulso en la integración comunitaria pero no introdujo cambios relevantes en materia de Política Exterior y Seguridad Común. Si bien introdujo la figura denominada como “Alto representante de la Política Exterior y de Seguridad Común”. La PESC seguía descansando en el segundo pilar manteniéndose un proceso decisorio fundamentalmente intergubernamental, con el Consejo actuando y decidiendo mediante un sistema de unanimidad. En la misma línea se mantuvo la exclusión al Tribunal de Justicia en buena parte de las materias de seguridad. 2 Panorama histórico de la PESC. Base de Datos de la Unión Europea. 2 Según el profesor Alonso García: “El interrogante que se planteaba era cuál de los dos pilares en estado más puro, si el supranacional comunitario o el intergubernamental de la Política exterior y de seguridad común, estaría llamado a ejercer una mayor “vis attractiva” sobre ese “tertium genus”.3 El Tratado de Niza (2001) se basó en rematar los asuntos pendientes de la reforma de Amsterdam, la incorporación de varios nuevos Estados y una “actualización necesaria” en el sistema de votación y ponderación en el Consejo. Se permitió una ligera entrada de rasgos supranacionales en la toma de decisiones sobre materia del segundo pilar (PESC). El Tratado por el que se establecía una Constitución para Europa (Roma, 2004) 4 contenía en su Título V bajo la disposición de “Disposiciones Comunes” la postura de la Unión con respecto a la Política Exterior, defensa y seguridad. El desarrollo de estas disposiciones constaba de un entramado complejo en el que se mantenían fuertes rasgos intergubernamentales alternados con disposiciones que apostaban claramente por la supranacionalidad con el objeto de impulsar la integración. Finalmente esta “Constitución para Europa” no vio la luz por el rechazo de franceses y holandeses. Esta situación llevo a la Unión a tratar de llevar a cabo la formalización de esta Constitución de hecho si bien no de derecho ya que había sido la formalidad de “Constitución” la que había provocado las reticencias de varios Estados a esta reforma. Con esta intención de impulsar la integración, surge el Tratado de Lisboa (2008), que mantuvo en buena parte los criterios de la fallida constitución europea pero elimino algunos rastros sensiblemente supranacionales (más de forma que de fondo) para ganarse en el beneplácito de los Estados que no eran partidarios de dicha Constitución. En la materia que nos ocupa se cambió la denominación del “Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común” a “Alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad” Cargo que ostentó Javier Solana (PSOE) hasta 2009 y que actualmente ocupa Federica Mogherini. Como podemos observar la historia de la Política Exterior y Defensa de la Unión Europea ha estado marcada por una reticencia de los Estados a ceder soberanía en esta materia. 3 ALONSO GARCÍA, R. (2012). Sistema Jurídico de la Unión Europea. ED: CIVITAS Tratado por el que se establece una Constitución para Europa (Lisboa, 2004) Base de datos de la Unión. http://europa.eu/eu-law/decisionmaking/treaties/pdf/treaty_establishing_a_constitution_for_europe/treaty_establishing_a_constitution _for_europe_es.pdf 4 3 Teniendo en cuenta los grandes desafíos en los que se ve presente la Unión actualmente en este artículo planteamos si ha llegado o no la hora de que los Estados den un verdadero “impulso” a la cooperación en este campo como única opción para que Europa de la talla que en los últimos tiempos no ha dado a la hora de enfrentarse a las crisis internacionales. II.- ENCUADRE JURÍDICO ACTUAL DE LA PESC En el marco del Tratado de Lisboa de 2008 la PESC encuentra su regulación, al igual que el resto del Derecho comunitario en el Derecho originario emanado del Tratado de la Unión Europea y del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. La regulación más específica y explicita en materia de política exterior y seguridad se encuentra en el Título V del Tratado de la Unión. TÍTULO V. Disposiciones relativas a la acción exterior de la Unión y disposiciones específicas relativas a: Cap 1. Disposiciones generales relativas a la acción exterior de la Unión Cap 2. Disposiciones específicas sobre la PESC El artículo 21 TUE proclama los principios en los que ha de basarse la política exterior de la Unión: democracia, defensa de los Derechos Humanos, igualdad, solidaridad… Una hermosa declaración de intenciones que corresponderá al lector valorar su real plasmación en las políticas de la Unión. El poder decisorio en este campo, como proclama el artículo 22 TUE corresponde al Consejo Europeo que decidirá por unanimidad manteniendo la intergubernamentalidad en este campo como ha sido habitual en la historia de la Unión. Siempre y cuando no se active de forma eficaz el conocido “régimen de pasarelas”. Únicamnete puede darse un sistema de decisión por mayoría cualificada (rasgo de supranacionalidad) para la adopción de decisiones previamente adoptadas por unanimidad o para la adopción de decisiones a partir de propuestas del Alto Representante en respuestas especificas del Parlamento europeo como expone el artículo 31.2 TUE. 4 La capacidad de propuesta está abierta a cualquier Estado, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, o el Alto Representante con apoyo de la Comisión. En lo referente a las fuentes del Derecho de la Unión Europea en lo relativo a la Política exterior, observamos un sistema diferente con respecto al sistema general de fuentes de la Unión. Esto tiene su explicación, ya que las decisones en materia de defensa y política exterior están destinadas a producir efectos ad extra por lo que se producen diferencias con respecto a las normas con efectos ad intra en la Unión. Se produce una alteración en lo que respecta al Consjeo Europeo, cuyas decisiones normalmente tienen carácter meramente orientativo mientras que en el ámbito que nos ocupa las decisiones del citado órgano tienen carácter vinculante para los Estados miembros . Surge el problema de cómo hacer efectiva esta obligatoriedad, no ha cambiado el rumbo histórico que excluía la competencia del Tribunal de Justicia en materia de política exterior y seguridad común. Esto se solventó en 1988 en el asunto Comisión v. Consejo admitió la posibilidad de control a través de las vías típicas de control de los actos de la Unión con respecto al Derecho originario europeo: de forma directa el Recurso de Anulación (Art. 263 TFUE) y de forma indirecta la cuestión prejudicial de validez así como la excepción de ilegalidad. No existe jurisprudencia del Tribunal de justicia que regule el marco de relación en materia de política exterior y seguridad común de la Unión europea con los derechos nacionales. Hoy en día está completamente abierto el debate acerca de si las disposiciones generales en esta materia son directamente invocables desde un Estado miembro, y por lo tanto tienen eficacia aplicativa e interpretativa, o si por el contrario se trata de una materia en la que los Estados miembros no beben jurídicamente de lo emanado por las disposiciones originarias de la Unión. En otras palabras ¿Debemos plantearnos la eficacia aplicativa e interpretativa de los instrumentos de la PESC, y de su primacía sobre la legislación nacional en pos de garantizar la unidad y coherencia del ordenamiento europeo5? ¿O debemos preservar la autonomía de los Estados miembros decidir en un campo tan sensible únicamente con respecto a sus ordenamientos internos? 5 ALONSO GARCÍA, R. (2012). Sistema Jurídico de la Unión Europea. ED: CIVITAS 5 Parece claro que si pretendemos que la Unión europea alcance los éxitos internacionales que todos deseamos será necesario que los Estados den pie a una actuación conjunta siempre que esta se vea siempre ligada al imperio de los principios que rigen en el Derecho originario de la Unión y queden bien establecidos los instrumentos de control para ello. De lo contrario cabria plantearse si los Estados que componen la Unión Europea realmente se fían y creen en la Unión Europea. III.- LA RAZÓN DE SER DE LA PESC La necesidad de una política de seguridad común en el seno de la Unión Europea se ha hecho evidente para los Estados por las frecuentes posibilidades de entrar en un conflicto bélico en Europa. La ‘guerra fría’, las tensiones en las fronteras con Rusia, o la guerra de Bosnia. Varias han sido las situaciones que han surgido con una identidad semejante. A pesar de que todo lo que tiene que ver con la Política Exterior y de Seguridad no se ha ‘comunitarizado’, -no se ha integrado en el Derecho de la UE-, los Estados actúan, en muy diversos ámbitos, en la misma dirección y con los mismos objetivos. Por ejemplo en campañas militares y despliegues de fuerzas armadas más allá de sus fronteras. De forma conjunta, que no en común, se pueden observar las actuaciones de colaboración en la guerra de Irak. Que pasan más allá de la actuación bélica. Y se dirigen hacia el intento de mantener la estabilidad en los territorios más perjudicados por el desastre. El apoyo a la prosperidad de los procesos de paz, la reconstrucción y la dotación de estructuras e infraestructuras. Que lleven hacia la capacidad de relanzar la prosperidad de la región y su población. Retos y Oportunidades: 1. Estabilidad y Seguridad en las Fronteras, 2. Capacidad de reacción en crisis humanitarias, 3. Terrorismo, 4. Estabilidad económica e Independencia Energética. La Unión, en tanto que es una organización de tratados, de países, de factores económicos y de personas.; en tanto que es una Institución de instituciones que opera a través de herramientas jurídicas supranacionales, que tiene un gran efecto en la política exterior de los países que la conforman, ha tomado con el tiempo una forma de actor político casi estatal. Es obvio que, por muchos motivos, no es un Estado. Pero no hay que olvidar la presencia y la imagen externas de la Unión Europea. Un actor político con espacio 6 territorial, en el que habita una población, con una forma de gobierno, ha de tener entre sus estructuras de interconexión de Estados una dotación de medios de seguridad. La eficiencia de la actuación militar de cada estado pasa por la creación de estructuras comunes. Un mercado común, un espacio de libre tránsito de factores económicos, con el poder de obligar a cumplir una Carta de Derechos Fundamentales, no puede pasar por alto todos sus retos y amenazas actuales. 1. La estabilidad de las fronteras se ha visto en grave peligro en el verano de 2015: en que los grandes movimientos, no de inmigrantes, sino de refugiados que huyen de la guerra de Siria o de la guerra del agrietado Estado de Libia: personas con graves necesidades, se ve en la obligación de adentrarse en Estados que no se han preparado para tal fenómeno. Tras el surgimiento de esta situación parece del todo lógico que se den estos movimientos. Pero lo que a la opinión pública asombra es la falta de capacidad de reacción de los Estados y de las Instituciones. Esta situación se da, entre otras cosas, por la constatada falta de una política común de seguridad que desarrolle instrumentos como directivas o reglamentos y obliguen a los Estados a actuar de manera conforme. Para que en el futuro no tengamos que ‘humillar a Europa’ violando el Acuerdo Schengen de 1995, viendo como los Estados cierran las murallas en invierno, sintiendo como olvidan unos y oyendo como callan otros. 2. La capacidad de reacción ante las crisis humanitarias se enmarca en la misma situación que las crisis de refugiados. Pues no se puede predecir un desastre natural que haga tambalearse la economía de una región, un ataque cibernético a gran escala que interrumpa las comunicaciones de las que tanto dependemos, o una crisis sanitaria como una epidemia. Por tanto, ante estas situaciones es necesario que los Estados tengan planes de actuación conjunta, con medios suficientes controlados por las instituciones de la UE, y que garanticen la eficiencia en la respuesta. 3. La Estabilidad económica y la Independencia energética son objetivos básicos de la actuación en común de los Estados de la UE. En la Europa de hoy, -la región más rica y desarrollada del mundo-, la libertad y la democracia se basan en el alcance del bienestar y la igualdad entre los ciudadanos. El ‘Estado del Bienestar’ se logra a través de la economía de libre mercado y de la estabilidad e independencia energética. Por tanto: si se ven amenazadas la economía y la estabilidad energética por situaciones de geopolítica adversas, se ve rápidamente en jaque el alcance de bienestar social. Y con ello el imperio de los sacros principios de igualdad, libertad y democracia de Europa. 7 La conclusión del silogismo es que, para proteger todos los logros sociales de la UE es necesario actuar de forma conjunta y sólida en materia de defensa interna y externa. Prestando atención especial a los cálculos que estiman que, hacia el año 2030, Europa será en un 75% dependiente de fuerzas energéticas externas. Con la posición de poder político-económico en que queda la vieja Europa frente a los dragones asiáticos. Pues dominan de manera importante las grandes fuentes de recursos que son África o Sudamérica. En la actualidad, las formas en que la independencia energética se ve amenazada son la situación político-militar en que se encuentra nuestra relación con Rusia o con la región de Oriente Medio, por su poder en los mercados del gas y el petróleo. Por una parte, en lo que concierne a Rusia, hay un frente abierto de tensiones políticas por el tipo de política exterior que tiene este complejo Estado. Que se explica por su historia y por los eventos bélicos que se suceden en su frontera cada cierto tiempo. Explicó el General Miguel Angel Ballesteros, Director del Instituto Español de Estudios Estrategicos, en el Curso de Verano de la Complutense que dirigió en julio de 2015, que Rusia, entre todas sus provocaciones, protagonizó cerca de 400 incursiones en espacio aéreo europeo sin permiso. En el mismo evento, Francisco Ruiz González, de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas, aclaró que Rusia es un socio estratégico muy importante para Europa. Es un estado demasiado complejo como para integrarse en la UE, no cabe duda. Pero lejos de la integración, lo que encontramos es una herencia soviética, que perpetúa las diferencias con la OTAN. Estas tensiones tienen, no obstante, una solución política y diplomática de vecindad. Pero ‘Rusia tiene que sentirse cómoda en Europa, pero primero sintiéndose cómoda con ella misma’ 4. El Terrorismo es otra de las amenazas para la Unión Europea. Pues cada estado de lo que entendemos generalmente por ‘Occidente’ es objeto de los ataques de los extremistas, y del terrorismo. Pero del crimen organizado y también de los entes particulares que actúan de forma aislada, individual y, por tanto casi del todo impredecible. Los ‘Lobos solitarios’. El Daesh, como se llama en Occidente al autodenominado Estado Islámico, -ni es un Estado, ni es verdaderamente islámico-, es un factor que, por su forma de producirse ad extra, resulta una amenaza de proporciones y complejidad sin precedentes. En cuanto a la proporción de la amenaza, no es un terrorismo que estemos acostumbrados a luchar desde Europa. 8 IV.- DE LA ACTUALIDAD A UN FUTURO La unión de los Estados en la política exterior y en la defensa y seguridad, por más que se vea impresa en la inspiración y en los ideales de la propia CECA desde su germen, ha carecido hasta el día en que se publican estas líneas de una voluntad política que pueda llevarla a cabo. Hay vocación pero no voluntad. Las razones por las que nunca se ha llevado a cabo la comunitarización de, -lo que queda-, del tercer pilar, es el desinterés de las naciones de ver aspectos tan íntimos y delicados como la seguridad y las relaciones exteriores sometidas a fuentes de generación de normas supranacionales. Por tanto, lo que actualmente existe en el seno de las instituciones en un vacío. Un tratado de Lisboa que ya plasma la necesidad de una defensa mutua y común entre los Estados, y ausencia de recursos para lograrla. Lo que ha de lograrse entre todos los Estados de la UE es la actuación conjunta de dos maneras: 1. Logrando la aplicación de herramientas jurídicas supranacionales y vinculantes en diferentes materias de defensa y política exterior, que funcionen al margen de la OTAN. Organización de la que muchos Estados europeos ya son parte. Y de forma que no puedan darse situaciones de actuación separada ni incompatibilidades. 2. Creando estructuras militares europeas que permitan la integración de cada ejército estatal en un cuerpo conjunto que, al estilo del tratado de Lisboa, sea de hecho un ejército, dejando a corto plazo por imposible que sí lo sea de derecho. La mayor barrera para lograrlo es, como siempre lo ha sido, el celo que tienen los Estados a ceder soberanía. Pero mirando a la historia de la Unión, y repasando sus logros y derrotas, y avances y retrocesos, lo que podemos contemplar es un avance hacia la unión. La unión en la diversidad. 9