artículo (el dinero) - Iglesia de Cristo en Quezaltepeque

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Cultivando el Alma…
EL DINERO
Mis amados de Dios, tocaré en este artículo, a Don Dinero, un caballero que debe saber tratarse, de lo contrario
nos veremos en una trampa sin salida.
El dinero es un poderoso elemento a nivel mundial, con él se puede construir o destruir; podemos edificar desde
orfanatos hasta una lujosa residencia para albergar a aquellos que no tienen un techo, como también nuestras propias
casas. El dinero, él solo, carece de valor pues no tiene valor moral propio, pero en manos de los humanos es otra
historia, ya que éste define el rumbo que le dará. Como dice Eclesiastés, sirve para todo, cada mes los empleados que
reciben su salario, ya lo tienen destinado, para los gastos de sus hogares o lo que ellos planifiquen.
Un escritor salvadoreño en una de sus obras escribió: “El dinero Maldito” (Alberto Masferrer). Este escritor
enfocaba cómo el obrero del campo se mataba trabajando toda la semana, y el domingo bajaba al pueblo con sus
pantalones bien planchados, y en sus bolsas el poco dinero que había ganado, lo gastaba emborrachándose, olvidando
por un momento todo el dolor de una semana trabajosa; este escritor decía que ese dinero era maldito, porque con él
compraban la bebida que embriagaba sus sentidos hasta quedar como piltrafas en las calles.
En manos de la mujer de Proverbios 31: Enfoca la buena administración que debemos darle. Traía pan para su
casa, no solamente para su familia, sino que también lo compartía, compraba terrenos para trabajarlos en la siembra,
alargaba su mano al pobre y menesteroso. ¡Qué ejemplo! Tenía bien identificado su talento, a tal grado que no había
necesidad de preguntarle qué había hecho con su talento, fácilmente comprendemos lo había hecho producir, no lo
había escondido, dejando que se llenara de telas de araña. Qué enorme contraste con el Joven que le pregunta a Jesús,
“¿Qué haré para heredar la vida eterna? que al decirle Jesús, “vende todo lo que tienes y dalo a los pobres”, éste se
mostró tan miserable que se le notó en su aspecto, pues, tenía mucho.
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Es tan poderoso el dinero que muchos prefieren perder sus almas en el infierno que renunciar a él. Esto sucede
cuando el dinero ocupa el lugar que sólo a Dios le pertenece. El joven rico nos ilustra que el desprendimiento del dinero
no entra en las virtudes de compartir con los necesitados.
Se cuenta una historia mis amados que en una ciudad de los Estados Unidos donde vivía el que fuera presidente
Abraham Lincoln, un vecino de éste fue atraído por el llanto de unos niños, y va y toca su puerta, y le dice: “Señor
Presidente ¿Qué le pasa a los muchachos?” El presidente le dice: “Lo mismo que le pasa a todo al mundo entero. Tengo
tres nueces y cada uno quiere dos”. Esto mis amados, continúa pasando hoy en día. El mundo se está pudriendo de
avaricia y codicia. Cada día los ricos se hacen más ricos, y los pobres más pobres. Los ricos insatisfechos porque desean
un poco más, y los pobres anhelan ser como los ricos que lo tienen todo.
“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la
salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:35,36).
Mis amados del Señor, no es la pobreza la que nos abre el cielo, como tampoco la riqueza la que nos lo cierra.
El Joven rico tenía buenas intenciones, pero vender todos sus bienes para seguir a un Maestro despreciado, era
un sacrificio demasiado grande. Para este Joven Jesús tenía menos valor que sus riquezas.
Queda claro que lo que Jesús rechaza es la inclinación desmedida a las cosas terrenales. “Porque raíz de todos
los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores.” (1ª Timoteo 6:10)
En Nuestros hogares debemos enseñar a nuestros hijos a estar felices con lo que Dios nos ha provisto.
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te
dejaré” (Hebreos 13:5).
Silvia de Castellanos
Iglesia de Cristo
El Salvador, Centro América
[email protected]
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