¿Sirve el Plan Ceibal? - Eva - Universidad de la República

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¿Sirve el Plan Ceibal?
La semana pasada se conocieron los resultados de un estudio que midió el
impacto del Plan Ceibal sobre los aprendizajes. Y la conclusión sonó
desalentadora. Según el documento elaborado por el Instituto de Economía de la
Universidad de la República, “los resultados sugieren que el Plan Ceibal no habría
tenido un impacto en matemática y lectura, ni a nivel general ni según nivel
socioeconómico”.
En las siguientes horas, los enemigos del Plan salieron a atacarlo y a reivindicar
las formas tradicionales de trabajo pedagógico. Mientras tanto, Miguel Brechner,
presidente del Centro Ceibal, salía a los medios a argumentar que nunca
prometieron milagros y que la función del Plan es apoyar la acción pedagógica sin
intentar sustituirla.
Todo el mundo supo que no sólo se estaba ante un debate pedagógico sino
también político. Nadie olvida que el Plan Ceibal terminó por convertirse en el
buque insignia de la administración Vázquez, y que los sindicatos de la enseñanza
lo trataron siempre como a un enemigo.
Pero ese trasfondo es justamente lo que hay que olvidar si se quiere hacer una
evaluación serena. El punto no es quién se favorece políticamente y quién pierde,
sino si es razonable que el país siga gastando unos 50 millones de dólares al año
en este programa.
Lo primero que hay que decir al respecto es que la propia existencia del debate es
buena cosa. El estudio que acaba de conocerse no cayó del cielo, sino que fue
encargado y financiado por el propio Plan Ceibal. Este es un dato a destacar en un
país que carece de una vigorosa cultura de la evaluación. Y también es un motivo
para la prudencia: si ante cada entidad que acepta evaluarse todos nos dedicamos
a tirar piedras, el resultado será que nadie más lo haga.
Lo segundo que hay que decir es que los resultados recién conocidos son
convergentes con lo que se sabe en el mundo. En general, el único impacto directo
de esta clase de programas es que generalizan la alfabetización informática. Esto
es algo bueno, porque ayuda a reducir la brecha tecnológica. Pero nada asegura
que además se faciliten otros aprendizajes. Es probable que entre los impulsores
del Plan Ceibal haya habido al inicio un exceso de optimismo en este punto, pero
la experiencia ha ayudado a corregirlo.
¿Es razonable gastar unos 50 millones de dólares al año sólo para difundir la
alfabetización informática? A escala uruguaya, seguramente no. El desafío es, por
lo tanto, hacer un uso más intensivo del Ceibal en términos pedagógicos. Y esa
tarea no será fácil, en parte porque hay una historia que nos condiciona. El Ceibal
nació fuera del sistema educativo y desde allí aterrizó en las aulas. Esta fue una
buena estrategia, porque evitó que la máquina burocrático-corporativa lo
bloqueara. Pero el costo es que muchos docentes lo ven hasta hoy como algo
ajeno. Un estudio reciente reveló que la tercera parte de las maestras de primaria
lo usan muy poco y hablan de él con hostilidad.
Construir el puente entre lo tecnológico y lo pedagógico es la gran tarea futura. De
hecho, es un desafío al que ya se está enfrentando, con la creación de los
Maestros de Apoyo Ceibal o el desarrollo más reciente de la Plataforma Adaptativa
de Matemática. Pero todavía queda mucho por hacer. Por ejemplo, sería bueno
ampliar el tiempo remunerado que los docentes tienen a disposición para
familiarizarse con el instrumento.
Pablo Da Silveira
Extraído de: http://www.elpais.com.uy/opinion/sirve-plan-ceibal.html
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