ESCUELA NORMAL SUPERIOR “ESTADOS UNIDOS DEL BRASIL” HISTORIA DE LA ESCUELA NORMAL SUPERIOR “ESTADOS UNIDOS DEL BRASIL” DE POSADAS Por los profesores Ayala Silvia Diana Pini de Carugo Esteban Castro Sonia Pini Jorge Armando Urquiza Yolanda CAPITULO I PANORAMA DE LA EDUCACION MISIONERA EN 1900 La educación en Misiones, a comienzos del siglo XX, era aun muy precaria, no solo por la falta de establecimientos educacionales, sino igualmente por carencia del material humano necesario para impartir dicha educación. Si bien Posadas contaba entonces con una población de unos diez mil habitantes y poseía ocho escuelas primarias y tres particulares, lo cierto es que, de acuerdo a los datos que nos aporta Don Raimundo Fernández Ramos en su libro “Misiones a través del primer cincuentenario de su federalización”, en 1905 solo había en Posadas dos escuelas primarias con el curso completo hasta sexto grado: la Escuela Superior Nº 2 y la Escuela Nº 4. Debemos añadir que inclusive los sextos grados se formaban con alumnos entusiastas que repetían dos o tres veces voluntariamente el quinto grado hasta poder formar el grupo suficiente, que de acuerdo a las reglamentaciones en vigencia, resultaba indispensable para poder crear un sexto grado. Nos ha quedado la imagen de Doña Clotilde González de Fernández, impulsora eficaz del movimiento popular que condujo a la creación de la escuela normal de Posadas, recorriendo Posadas al atardecer, cada por casa, los hogares de caracterizadas familias de la ciudad, tratando de convencer a los padres que anotaran a sus hijos en los sextos grados que debían inaugurarse, con el fin de tener una base mínima suficiente como para poder peticionar mas adelante la creación de un primer año secundario que sirviera de base para la fundación de la escuela normal. Tal anécdota nos ha sido relatada por un nieto de Doña Clotilde, en ocasión de los festejos que se celebraron para conmemorar el sesenta aniversario del establecimiento en el año 1969. Mas allá del sexto grado, que se cursaba con las dificultades antes dichas, no había perspectivas ni caminos abiertos para aquellos que tenían aspiraciones de superación. Solo las familias más pudientes podían enviar a sus hijos a otras provincias para que cursaran el nivel secundario y el superior. Misiones no tenia un centro de formación de maestros. El magisterio de aquella época era ejercido según León Naboulet en su obra “La Escuela Normal de Posadas”, publicada en 1921, por maestros de diversas provincias, entre los que predominaban especialmente los correntinos a cuyo cargo se encontraba la mayor parte de la educación de Misiones. Hay que reconocer lo que Misiones les debe a esos primeros maestros correntinos que –como decía el primer director de la Escuela Normal de Posadas en su discurso de despedida a los primeros egresados con el titulo de maestros rurales - “se internaban en la selva sembrando las letras a su paso”. El profesor Pini, uno de los integrantes del grupo que estructuro este trabajo sobre la escuela normal de Posadas, recordaba las conversaciones que tuvo hace años con la distinguida educacionista Doña Rosa Ferre de Esquivel –hoy fallecida- y que ocupo durante muchos años la dirección de la escuela primaria de Candelaria. Esta pionera de la educación en Misiones narraba todas las penurias a que se veían sometidas ellas y las restantes maestras cuando desbordaban las aguas del arroyo Garupá, y a causa de la inexistencia de puente sobre el mismo, Candelaria quedaba totalmente aislada de Posadas, en ocasiones durante meses. Las comunicaciones se realizaban entonces en carretas o en carro polaco, carruajes que con las docentes, los pasajeros y los abastecimientos, cruzaban el Garupá por un vado propicio. Por otra parte, no todos los que ejercían el magisterio poseían titulo habilitante para hacerlo. Don León Naboulet en su obra citada informa que “los cargos de maestros estaban ocupados muchas veces por personas sin títulos ni vocaciones que cobraban un mísero emolumente” y que “tanto por la calidad de los mismos maestros, como por el material humano que debían forjar, la docencia dejaba entonces mucho que desear”. De ahí precisamente la necesidad perentoria de crear una escuela normal en la que Misiones forjara su propio magisterio, y pudiera si emprender la improbatarea de comenzar la alfabetización del interior del territorio. En cuanto a la filosofía educativa reinante en aquel entonces se basaba en las ideas de Víctor Mercante, imbuido a su vez por el cientificismo y positivismo francés. Las escuelas normales en cuando a su organización y planes de estudio seguían los lineamientos del normalismo galo. Y la influencia francesa es tan grande en la década del centenario que los primeros inspectores que actuaron en la escuela normal de Posadas en 1911, terminan su tarea estampando en el libro de inspección las palabras siguientes “mi felicitación entusiasta y mi au revoir!!!”. De la misma manera, leyendo los títulos de los libros de texto que se usaron en los primeros años de existencia de la escuela normal, observamos una influencia notable de la cultura francesa pues la mayor parte de esas obras son de autores franceses y aun algunas de ellas están escritas totalmente en francés. CAPITULO II GESTIONES DE LA SOCIEDAD PRO ESCUELA NORMAL (1907 – 1909) Como la mayor parte de las escuelas secundarias oficiales de nuestro país, la Escuela Normal Mixta de Posadas nació al calor de las gestiones particulares realizadas por una comisión de entusiastas ciudadanos preocupados por el adelanto cultural de su patria chica. Y en ese sentido debemos afirmar que el alma mater de esta gestión fue una distinguida educacionista: la Sra. Clotilde Mercedes González de Fernández, a quien no solo le debemos la creación de la Escuela Normal de Posadas, sino que también fue la gestora activa para la fundación del Colegio Nacional Nº 1 y de la actual escuela técnica Nº 1. Esta sola enumeración nos da una idea del temple del espíritu de esta verdadera pionera de la educación secundaria de nuestra provincia. La génesis de la gestión que llevaría a la fundación de la escuela normal, se remonta al año 1907. Existía en aquel entonces una “Biblioteca Escolar” formada por el aporte societario de numerosos adherentes, maestros la mayor parte de ellos, y que funcionaba en el local de la escuela primaria Nº 4. Precisamente fue en los salones de dicha escuela que se reunieron en asamblea general los integrantes de dicha asociación, el día 8 de noviembre de 1907, bajo la presidencia de la señora Rosa L. C. de Gibaja, por renuncia del presidente titular Sr. Juan Espinoza. En esa reunión se sancionaron los estatutos, en cuyo artículo primero se sancionaba que la asociación conocida hasta el momento como “Biblioteca Escolar”, seria denominada en adelante “Sociedad Sarmiento”. Nada mejor que el nombre del gran educador sanjuanino, apóstol de la enseñanza primaria, para presidir las gestiones que dicha sociedad llevaría a cabo para crear la escuela normal de Posadas. En efecto, leyendo el acta de esa histórica reunión, vemos que después de aprobar los nuevos estatutos y nombrar por elección a la nueva comisión directiva, la sra. Clotilde M. González de Fernández “… hizo uso de la palabra manifestando la conveniencia de que la Sociedad Sarmiento iniciara los trabajos necesarios tendientes a la creación de la Escuela Normal Mixta en esta localidad, como el mejor modo del progreso moral, intelectual y comercial para los hijos de Misiones. Que con tal objeto hacia moción para que la sociedad tomara bajo sus auspicios esta obra que conceptuaba de alta trascendencia para el territorio…”. La moción fue motivo de debate entre los asambleístas y se escucharon discursos de apoyo como los de la sra. Presidenta de la asamblea, Sra. De Gibaja y del Sr. Juan Espinoza, presidente electo de la Sociedad Sarmiento. Después de un cambio de ideas se decide formar una comisión y las sras. Rosa L. G. de Gibaja y Mercedes Z. de Caminos como vocales. Como observamos, fue iniciativa de una persona, la Sra. De Fernández, apoyada por una sociedad cultural, la que dio marcha al proceso que llevaría después de dos años de empeñosas gestiones a la creación de la Escuela Normal de Posadas. A este tipo de asociaciones se debe en gran parte –como ya lo expresamos- la creación de muchas escuelas argentinas. Esta sociedad “Sarmiento” de Posadas, como sus similares de todo el país, tenia fines bien específicos. De acuerdo al acta de su fundación, sus objetivos eran culturales, sociales y humanitarios. También gremiales, pues se ocupaba de la defensa de los intereses del magisterio en los territorios nacionales. Por ejemplo, en el artículo 5º de los estatutos (incisos 12, 13, 14 y 16) se observa que son fines de la sociedad “procurar que se establezca el escalafón escolar…”. Además se solicitan ventajas para los maestros de los territorios nacionales, y permisos especiales para que los maestros del interior puedan concurrir a Posadas a cursos de perfeccionamiento. Nos parece estar escuchando un petitorio actual de una asociación de maestros. Índice cabal de que en 75 años los problemas del magisterio no han variado mayormente. Una de las finalidades de esa asociación no deja de suscitar curiosidad, porque aparte de los fines culturales referidos a mantener una biblioteca (que en 1907 contaba con mas de mil volúmenes en el inciso tercero se establece que los integrantes realizaran “excursiones educativas con alumnos de los cursos superiores de las escuelas”, modalidad didáctica hoy tan en boga y que por lo visto ya constituía una preocupación de aquellos pioneros. También cumplía fines sociales y de beneficencia pues por un lado debían “combatir los juegos de azar y la vagancia de los niños” y por el otro se comprometían a educar y sostener pecuniariamente a niños pobres que acreditaran condiciones de “inteligencia, aplicación y buena conducta”. Pero el inciso que mas nos interesa, y que es el que utilizo doña Clotilde González de Fernández para poner en marcha el operativo que llevo a la creación de la Escuela Normal, fue el numero once que dice textualmente: “… prestigiar la fundación de escuelas, colonias escolares, asilos de menores, y otras instituciones benéficas para el país llevando a la practica lo establecido en ese articulo, la asamblea del 8 de noviembre de 1907, por intermedio de la comisión de tres miembros creada por la propia asamblea, se puso de inmediato en la tarea de elaborar telegramas, notas y petitorios para elevarlos no solo a las autoridades políticas y educativas de la época, sino también a todas aquellas personas cuya influencia resultara favorable para la concreción de la finalidad buscada. Así vemos que ya el 12 de noviembre, tres días después de la asamblea, se envía un telegrama múltiple al Sr. Presidente de la Republica, al Ministro de Instrucción Publica, al Presidente del Consejo Nacional de Educación, al Presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de diputados y a los periódicos “La Nación”, “La Prensa” y “El Diario” de Buenos Aires. El telegrama llevaba 193 firmas de vecinos caracterizados de aquel entonces. Recorriendo esos apellidos observamos que figuran en la lista muchas de las familias tradicionales de Posadas como> Gibaja, Ferre, Dei Castelli, Baena, Segastizabal, Caballero, Rebollo, Reca, Suamalage, Vicario, Olmos, Arrechea, Escalada, Barreyro, López, Colombo, Noziglia, Aguarrabera, Krieger, Gabus, Barthe, Labat, Hummel, Fernicola, Forastier, Isasa, De Haro, Ciganda, Salomos, Losadas, Acosta, Meza, Virasoro, Novoa, Monzon, Panza, Ibarrola, Congost, Báez de Aguilar, Giudice, Carosini, Ripio, Gasc de Vinsac, etc. Muchos de estos apellidos corresponden a personas que luego se destacaron en la política, en la docencia, en el comercio, en el ejercicio de las profesiones liberales. Y varios de ellos llegaron inclusive a ocupar la suprema magistratura del territorio provincial o de la provincia, cuando esta logro su institucionalización definitiva. Es evidente que con el apoyo de un núcleo de personas de tanta gravitación social, económica y política, las gestiones tenían que arribar a un buen puerto. Sin embargo, como veremos, hubo muchos obstáculos en el camino de la comisión y solo gracias a su tesón y entusiasmo después de dos largos años de gestiones se logro el éxito definitivo. Ese mismo día 12 de noviembre, la comisión curso dos notas dirigidas, una de ellas al gobernador de Misiones, solicitándoles su cooperación en las tareas de concretar la creación de una Escuela Normal en Posadas. Al día siguiente, 13 de noviembre, la comisión prosiguió con su labor de solicitar ayuda y apoyo, enviando una nueva tanda de telegramas dirigidos a políticos y funcionarios cuya buena voluntad resultaría inapreciable para lograr el objetivo buscado. Entre otros se telegrafió al senador Valentín Virasoro, al diputado nacional Dr Juan Palestra, al Dr. J. de Zubiaur del Consejo Nacional de Educación, al Dr. Miguel Angel Garmendia, funcionario del Ministerio de Instrucción Publica, al señor Manuel S. Fernández, inspector de territorios del Consejo Nacional de Educación, al Dr. M. A. Pinedo, Presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, al Sr Juan José Lanusse, al Ing. Emilio Mitre, al Sr. Alejandro Carbo y a Adolfo Contte. Estos tres últimos políticos y funcionarios influyentes fueron requeridos por telegrama múltiple. También se apelo al Sr. Agustín Álvarez, Presidente de la Asociación Nacional del Profesorado. Llama la atención que en estos telegramas enviados el día 13 de noviembre, con texto similar todos ellos, se solicitaba “quiera usted interponer su valiosa influencia... ante el Ministro de Instrucción Publica a fin de telegrama acabado dirigirle firmado 215 padres de familia sea resuelto favorablemente…” Los 215 padres de familia eran en realidad 193, tal como se comprueba computando las firmas del telegrama múltiple del día anterior, pero debemos disculpar esta hipertrofia de la cifra de peticionantes, porque evidentemente estuvo motivada por el propósito de impresionar favorablemente a los poderes públicos y lograr el éxito requerido en la gestión. Todos estos funcionarios contestaron por nota o telegrama a la comisión, comprometiendo su esfuerzo para el logro de un objetivo tan notable. En este sentido es demostrativa la respuesta de Manuel J. Fernández, Inspector General de Territorios, que contesta: “territorios federales reclaman ya instituto educación mas completa que nuestras escuelas primarias, imponiéndose creación de escuelas normales en La Pampa y Misiones”. Es importante este antecedente porque el decreto de creación, firmado dos años después, se refiere precisamente a dos escuelas normales rurales en las capitales de los territorios de La Pampa y Misiones. Ello nos indica que ya estaba creado el concepto de la necesidad de formar maestros en esos dos territorios nacionales, proyecto que se concretaría –como hemos dicho- dos años después. Desgraciadamente no todas las respuestas fueron de ese tenor, porque las más importantes, las que emanaron de la presidencia de la Nación y del Ministerio de Instrucción Publica, fueron desalentadoras. En efecto, el 16 de noviembre, un funcionario de la presidencia, Juan Antonio Bibilon, contesta textualmente: “… en nombre del S E. al Sr. Presidente de la Republica, tengo el agrado de dirigirme a ustedes contestando su telegrama fecha de ayer manifestándoles que por el momento es imposible acceder al pedido de creación de una escuela normal en esa localidad por haberse remitido al Congreso el presupuesto para el año próximo. Sin embargo, este ministerio tendrá muy en cuenta dicha solicitud y oportunamente le dedicara preferente atención. Saludándoles atentamente. (firmado) Juan Antonio Bibilon. Y en cuanto al Ministerio de Instrucción Publica contesto recién el 23 de enero de 1908, pero su respuesta era igualmente negativa. “Contéstese a los vecinos de Posadas que el Poder Ejecutivo ha remitido ya a la Cámara de Diputados el proyecto de presupuesto para el año actual, que este ha sido ya estudiado por la comisión respectiva, y que no es posible por lo tanto tomar en consideración la solicitud relativa a la creación de la escuela normal en la capital de ese territorio (firmado) Estanislao Zeballos. El fondo no se trataba solamente de una cuestión presupuestaria, ya que el congreso nacional no era ajeno al pedido de Misiones. Como lo demuestra la respuesta del Dr. Pinedo, Presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados que dice: “Me complazco en manifestar a usted y demás firmantes del telegrama que lo he sometido a la consideración de la Comisión de Presupuesto y haré cuanto de mi dependa para que sea despachado favorablemente”. Lo que ocurría es que en el mes de noviembre de 1907 se había planteado un problema político entre la Presidencia y el Poder Legislativo Nacional, al extremo que este ultimo no aprobara el presupuesto, ni prestaba acuerdo a los funcionarios que necesitaban el aval del Congreso para asumir sus funciones. Ello provoco un conflicto que obligo al Presidente, entonces José Figueroa Alcorta, a cerrar el congreso y plantear un problema institucional que paralizo en parte las iniciativas como las que preocupaba a los vecinos de Posadas. En cambio, el apoyo de los funcionarios locales como el Gobernador, el Inspector Nacional de Escuelas y otros, fue total. El propio Sr. Manuel Bermúdez, gobernador de Misiones se dirigió por nota al entonces Ministro del Interior Dr. Marco Avellaneda, “con motivo de la solicitud formulada por los mas caracterizados vecinos y padres de familia pidiendo la creación de una escuela normal… permitiéndome dirigirme a Ud. Apoyando decididamente esa solicitud y reclamando para este importante territorio esa institución ya urgentemente exigida por las múltiples necesidades…”. Agrega que “en informe de esta gobernación de fecha 20 de febrero del corriente año, reclamaba ya del Excelentísimo Gobierno Nacional la creación de un establecimiento de este genero… pedido que hoy reitero por intermedio de V E…”. Copia de esta nota fue enviada también, por la Comisión presidida por Doña Clotilde, al Ministro de Instrucción Publica, a la Cámara de Diputados, y al Presidente del Consejo Nacional de Educación. Como vemos, la comisión no descansaba en su tarea de golpear todas las puertas y conseguir concienciar a las autoridades sobre la necesidad imperiosa de fundar este nuevo establecimiento educacional. Las respuestas negativas y la situación política en Buenos Aires impusieron un pequeño impasse a las tareas de la comisión, pero no agotaron ni su entusiasmo, ni su fe en el éxito final. Por eso a fines de mayo de 1908 ya la vemos nuevamente en la tarea enviando una nota al Inspector Nacional de Escuelas, Sr. Desiderio Sarverry, fechada al 31 de Mayo de 1909, enviándole todos los antecedentes de las gestiones realizadas el año anterior, y solicitándole su cooperación para dar un nuevo impulso a los trabajos ya iniciados. La respuesta del funcionario no se hizo esperar. Con fecha Junio de 1908 aconsejaba a la comisión dirigir “una petición al Senado Nacional pidiendo la creación de una escuela normal…” “… firmada por las autoridades y vecinos todos de Posadas”. Aconseja además “elevar otra nota al Consejo Nacional de Educación, pedir el concurso de la opinión de los diarios metropolitanos, interesar nuevamente a las autoridades locales y finalmente… conseguir de la Municipalidad la donación de un terreno para la construcción del edificio en pro de su mas económica construcción para el estado”. Este es el antecedente más lejano que hemos encontrado sobre el origen del edificio propio actual de la escuela. Siguiendo estas atinadas instrucciones del funcionario del Consejo, la comisión acciono nuevamente con presteza, y el día 3 de agosto elevo un telegrama al Presidente de la Republica y al nuevo Ministro de Instrucción Publica, Dr. Rómulo S. Naon (que había reemplazado a Estanislao Zeballos) reiterando el pedido elevado en noviembre del año anterior. Esta vez el pedido tuvo eco en las autoridades, ya que dos días después (el 15 de agosto) el ministro Naon contestaba textualmente “en respuesta a su telegrama de ayer solicitando la creación de una escuela normal en esa ciudad complázcame en manifestarle que oportunamente visitara esa localidad un inspector de enseñanza a fin de informar al ministerio sobre el particular, salúdoles atentamente. Rómulo S. Naon. Ministro”. Ese mismo día la comisión agradeció telegráficamente la resolución ministerial y elevo un telegrama múltiple a los señores Presidente del Consejo Nacional de Educación Dr. Ramón Mejia, al Presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados Dr. Claros, al Secretario del Presidente de la Republica, a los diputados nacionales: Breard, Vidal, Guasch, Leguizamon, Palestra, Emilio Mitre, Del Pino y al Dr. Agustín Álvarez, Presidente de la Asociación Nacional del Profesorado, solicitando nuevamente su apoyo ante las perspectivas favorables de la nueva gestión. Todos ellos contestaron en forma auspiciosa, siendo un ejemplo de ello, la respuesta del Ing. Emilio Mitre: “Apoyare gustoso en la cámara, la creación de la Escuela Normal Mixta de Posadas que ustedes patrocinan…”. Por su parte el Presidente del Consejo contestaba: “Cumplo con el grato deber de manifestarles que en el presupuesto que se ha elevado al congreso nacional, para 1909 ha sido incluida la creación de la escuela normal mixta en el territorio (firmado Ramos Mejía)”. Esto significaba que esta vez las gestiones estaban muy bien` encaminadas y que no habría aparentemente obstáculos presupuestarios. Por ello la comisión el día 12 de agosto envió nuevos telegramas agradeciendo a los funcionarios que habían apoyado el trámite. Entre esos telegramas se destaca el que fue enviado al Inspector General de Segunda Enseñanza solicitándole informe favorablemente sobre la creación de la escuela normal. Como resultado final de toda esta movilización de voluntades arribo a Posadas, el 27 de agosto de 1908, el Inspector de Enseñanza Secundaria Sr. Pascual Guglianoni enviado por el Ministerio de Instrucción Publica para informar sobre la conveniencia de la fundación del nuevo establecimiento. Inmediatamente se entrevisto con la comisión presidida por Doña Clotilde quien le hizo llegar un muy interesante informe sobre los fundamentos en que se habían basado los vecinos de Posadas para solicitar con tanto entusiasmo y empeño la creación de una escuela normal en esta ciudad. Leyendo ese documento observaremos que las motivaciones éticas y patrióticas figuran en primer término. Luego se habla de la necesidad de “argentinizar el territorio” que por su posición geopolítica “limita con otras naciones” y agrega “es una precaución, es una necesidad y es un deber”. Se hace referencia igualmente a la necesidad de enviar maestros conocedores del territorio de Misiones, al interior del mismo “adonde ningún otro maestro desea ubicarse, por la vida de anacoreta que debe llevar…”. Vemos así que los años pasan y los problemas subsisten, esto es aun hoy una realidad tangible no solo en la enseñanza primaria, sino igualmente en la secundaria. Nos parece leer un artículo sobre la problemática educativa actual de Misiones, sobre la necesidad de tener maestros en el interior de la provincia. Pero no se agotan aquí los argumentos de la comisión pro escuela normal. Se nos habla de “combatir los temores y locuras de la superstición” y se esgrime nuevamente la peculiar situación geopolítica de Misiones para alertar a las autoridades centrales sobre la necesidad imperiosa de “secundar la obra de patriotismo, argentinizando a los habitantes mas próximos de las naciones limítrofes que abandonadas a una vida ignorante y de vagancia, desconocen el culto a la patria…”. Todavía hoy, los maestros de escuelas de frontera, especialmente aquellos que laboran en la zona del alto Uruguay deben enfrentarse al problema del poco arraigo nacional de las poblaciones asentadas en la región. Este es un asunto que preocupo mucho a las primeras autoridades de la escuela y a los inspectores que venidos de Buenos Aires en la primera década del funcionamiento del establecimiento tuvieron que enfrentarse con el problema, como ya explicaremos en los capítulos siguientes. En el documento que estamos analizando se explica igualmente la situación injusta que se le plantea a las familias “carentes de recursos necesarios para enviar a sus hijos a otros centros de mayor cultura fuera de Misiones…” y que desean una mejor educación para sus descendientes y sostiene que los alumnos de cuarto, quinto y sexto grado de las escuelas primarias existentes pondrán mayor empeño en sus estudios ante las perspectivas de poder continuar su aprendizaje intelectual y moral en un nivel superior hasta el entonces existente. Resulta curioso el argumento expresado en el inciso octavo de este interesante documento, pues expresa que la fundación de la escuela normal contribuirá a “impedir la despoblación del territorio, como sucede actualmente, de personas radicadas en el, por falta de elementos de cultura”. Se retiraban entonces de Misiones en busca de otros horizontes culturales, una parte no considerable, pero si lamentable, de su población, pues se trataba de los mejores elementos sociales. Por eso la comisión agrega a sus argumentos en el inciso décimo, “evitar la necesidad de que el niño abandone el hogar para educarse…”. Y finalmente, como corolario, se habla de la importancia que esta adquiriendo Misiones desde el punto de vista comercial e industrial “progreso a tomar proporciones grandiosas” (nos dice en forma optimista y profética la comisión). Dicho progreso continua la comisión se “acrecentara con el aumento de las comunicaciones ferroviarias, lo cual atraerá una población mayor, que necesitara escuelas nuevas y adaptadas al progreso moral y científico de la época…”. Es evidente que la comisión presidida por Doña Clotilde había organizado las cosas con toda celeridad y eficacia, ya que la fecha de este documento, agosto 23 de 1908, es anterior a la llegada del Sr. Inspector, que recién arribo a Posadas cuatro días después, el 27 de agosto. Para entonces ya la comisión tenia elaborada la nota de presentación ante el funcionario recién llegado. Todos estos argumentos expresados en un lenguaje que hoy nos parece un tanto grandilocuente y rebuscado para nuestro gusto literario actual, pero sincero y firme en sus argumentos, tuvieron influencia en el ánimo del inspector Guglienone pues después de haber finalizado sus gestiones en Posadas y consultado con autoridades, maestros y vecinos caracterizados, partió rumbo a Buenos Aires. Y desde Goya (Corrientes) el día 7 de septiembre de 1908 le envía un telegrama a la comisión comunicando que informara favorablemente al ministerio sobre la creación de la escuela. Aparentemente las cosas marchaban hacia un final feliz y sin más obstáculos imprevistos. Se contaba inclusive con el apoyo inestimable de una Asociación Gremial poderosa en Buenos Aires, la Asociación Nacional del Profesorado, entonces presidida por el Sr. Agustín Álvarez, que el 11 de agosto de 1908 había enviado una nota de apoyo y estimulo haciendo conocer las gestiones que realizaba ante el ministerio de Instrucción Publica: “Dígnese el Sr. Ministro acoger con benevolencia a la comisión pro escuela normal de Posadas, satisfaciendo oportunamente justísimas aspiraciones” decían los párrafos finales de su nota ante las autoridades ministeriales. Pero las gestiones peligrarían nuevamente, pese a todos los indicios favorables, y otra vez por razones presupuestarias. En el mes de diciembre de 1908 el Inspector General de Enseñanza Sr. Desiderio Sarveny comunicaba que la partida para la escuela normal había sido suprimida en la cámara de diputados, y aconsejaba dirigirse al senado nacional para que este incluyera nuevamente la partida correspondiente, tal como la había elevado el Consejo Nacional de Educación. Ante esta actitud de la Cámara de Diputados, la comisión reanudo inmediatamente los trabajos con mayor energía y actividad ante el senado nacional y el poder ejecutivo, con nuevas notas y telegramas. Lo primero que se hizo –el mismo día siguiente- fue enviar un telegrama múltiple a los senadores Alejandro Garbo, Joaquín B. González, J. Güemes, Manuel Lainez, Manuel F. Mantilla, Antonio del Fino, Valentín Virasoro y Salvador Murcia. Como vemos, algunos apellidos ilustres en la educación argentina, y además otros pertenecientes a los representantes correntinos, que por su vecindad con Misiones estaban en mejores condiciones de apreciar en profundidad el problema que se planteaba. También se dirigió la comisión al Sr. Emilio Mitre, presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, solicitando nuevamente su apoyo, que en la ocasión anterior habían obtenido, para lograr que la partida fuera reintegrada Mitre contesto de inmediato ratificando su apoyo. Un nuevo telegrama múltiple enviado el 22 de diciembre de 1908 al ministro de Instrucción Publica, al Presidente del Consejo Nacional de Educación y al Presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, nos da la pauta de la insistencia perseverante de la comisión pro escuela normal, que finalmente obtendría su fruto al comienzo del año venidero. El 5 de enero de 1909 finalmente, recibíase el Posadas un telegrama del Sr. Ramos Mejía, Presidente del Consejo Nacional de Educación, anunciando que las gestiones se habían reiniciado en forma promisoria y que pronto el éxito coronaria los esfuerzos de todos los integrantes de la comisión. En efecto, a fines del mes de febrero de 1909, exactamente el día 26, se firmaba en Buenos Aires el decreto de creación de la escuela normal de Posadas. CAPITULO III DECRETO DE FUNDACION DE LA ESCUELA NORMAL Por dicho decreto –y tal como lo había informado el inspector nacional de territorios Manuel J. Fernández en 1907- se fundan dos escuelas normales para maestros rurales, una en Santa Rosa, capital de La Pampa, y la otra en Posadas, capital del territorio nacional de Misiones. En las consideraciones se establece que es necesario aumentar el número de maestros especialmente en las zonas rurales y poco pobladas, ya que “la falta de maestros diplomados se agrava por las resistencias que oponen estos mismos cuando se trata de destinarlos a la enseñanza en la campaña, o en pequeñas poblaciones suburbanas”. Vale decir que los poderes educativos de aquel entonces con una miopía que llama la atención, consideraba nada menos que a las capitales de los territorios que estaban destinados a un gran progreso material y espiritual, como si se tratara de zonas rurales o “pequeñas poblaciones suburbanas”. Posadas en aquel entonces ya contaba con más de 10.000 habitantes y su población y actividades comerciales se hallaban en constante progreso. Sin embargo, se creaba una escuela normal rural “con un plan y una organización apropiadas que responden a las exigencias educacionales de las poblaciones en que deben desenvolver su acción”. Por consiguiente había que crear un magisterio especial, con conocimientos adecuados a las escuelas de la campaña. Tan fuera de la realidad vigente era la creación de una escuela normal rural en Posadas, que poco tiempo después, al comenzar el curso de 1911, ya se inicio el primer año de la escuela normal común, egresando los últimos maestros rurales en 1912 y los primeros maestros normales en 1914. No obstante resulta muy interesante realizar un análisis del plan de estudios de dos años que venia explicitado en los diversos artículos del decreto de creación que comprendía asignaciones pedagógicas, humanísticas, científicas, estéticas, etc. Llama poderosamente la atención que una materia tan esencial como lo es Practica de la Enseñanza no aparezca mencionada en forma especifica. Seguramente estaba incluida dentro de las 10 horas de Pedagogía (cinco en primer año y cinco en segundo) que se dictaba durante los dos años de estudio. De cualquier manera resulta insuficiente la formación pedagógica, ya que no se contempla ninguna otra asignatura de esa especialidad. Se dirá que ello era una consecuencia de acentuar la formación rural del magisterio. Sin embargo, las asignaturas especificas de ese nivel eran: cinco horas de Botánica y Agronomía en 1º Año; cuatro horas de Zoología y Zootecnia en 2º Año y una hora de Legislación Rural en 1º Año. Es decir, diez horas en total, cifra totalmente inadecuada si se pretendía preparar maestros capacitados para las tareas del campo. Hay que advertir, no obstante, que se especificaba por ejemplo que “dentro de las matemáticas se estudiara contabilidad rural y geometría aplicada a las medidas de superficie” y que en el estudio de las ciencias naturales y físico-química “debe limitarse a las leyes mas generales de la fenomenalidad, empleando las nociones de aplicación útil en las labores del campo”. Las materias que predominan son las científicas y ello es coherente con el espíritu educativo imperante en aquel entonces, nacido del positivismo y cientificismo francés. En efecto, constaba de ocho horas de matemática (4 y 4), cuatro horas de físico-química, cinco horas de botánica y agronomía, cuatro horas de anatomía , fisiología e higiene, cuatro horas de zoología y zootécnica… en total veinticinco horas. En cuanto a las asignaturas humanísticas eran: idioma nacional (8 horas), geografía e historia generales (3 horas), historia y geografía argentina (1 hora). O sea, 12 horas en total. Nos llama poderosamente la atención que toda la historia y geografía argentina que estudiaban esos futuros maestros, consistía en una hora semanal en segundo año; nueva demostración de lo inadecuado del plan a aplicarse justamente en una región como Misiones que se caracterizaba por la necesidad imperiosa de combatir las influencias extranjerizantes, producto, como sabemos, de su peculiar conformación geopolítica. Las asignaturas estéticas eran: cuatro horas de dibujo (2 y 2), tres horas de canto (2 y 1) y dos horas de trabajo manual. En total 9 horas. La educación física no figura en el plan de estudios, pero sabemos que se practicaba por los testimonios orales y documentales que hemos reunido. Todos los meses se realizaban excursiones a lugares adecuados en pleno campo, donde se hacían ejercicios gimnásticos y juegos recreativos. Todo el plan en su conjunto comprendía treinta horas en primer año y veintisiete en segundo. Aunque tampoco se especifica, sabemos que las tareas escolares se realizaban en ambos turnos de lunes a sábados inclusive. En el decreto de fundación se hace referencia igualmente al Departamento de Aplicación que “constara de seis grados con horario máximo de 24 horas semanales”. Seguramente se trataba de horas de reloj. Para ingresar a primer año se exigían catorce años de edad y se establecía que “el número de alumnos en cada clase no podrá ser superior a 25…”. Esto contrasta fuertemente con lo que ocurre ahora, en que por falta de edificios, establecimientos y divisiones, se autoriza a inscribir hasta el doble de la cifra con que se iniciaron los cursos en la escuela normal. Todos sabemos –y también lo sabían los fundadores del establecimiento- que un número elevado de alumnos conspira contra la eficiencia del aprendizaje, hace mucho mas pesada la tarea docente, y resiente la disciplina. Pero lo mas importante es lo que establece el articulo 5º cuando indica que: “a cada alumno se le concedía una beca de 25 pesos…” Vale decir, que mientras la escuela conservo el carácter de establecimiento rural, los alumnos fueron mantenidos e incentivados por el estado mediante una suma de dinero que en aquella época debía ser interesante. Ello era la consecuencia de dos factores conjugados: por un lado el interés del gobierno por formar maestros que se desempeñaron eficazmente en el campo, y por el otro la poca cantidad que por aquel entonces existía en Posadas, de aspirantes a ingresar a primer año por la circunstancia ya explicada anteriormente de que solo existían en aquella época dos escuelas primarias con el ciclo completo. Por consiguiente había que interesar a los posibles integrantes del primer año normal con medidas que tornaran: mas fácil su decisión de seguir estudios secundarios y para ello nada mejor que becarlos y ayudarlos pecuniariamente. El mismo problema debía plantearse en Santa Rosa, La Pampa, porque las becas alcanzaban a las escuelas de ambas capitales. En el archivo del establecimiento aun se conservan entre viejos papeles algunas planillas de rendición de cuentas de la tesorería, referidas al pago de esas becas. Además contamos con algunos testimonios orales con los que las Sras. Doña Fidelina Rodríguez de Isasa (egresada en 1911) y Doña Victoria Bianchi de Fuentes (egresada en 1913) ambas ya fallecidas, pero que se encuentran asentados en el libro de acontecimientos del establecimiento. Estos testimonios fueron logrados en el año 1966 y por los mismos observamos que “los alumnos recibían becas todos los meses, y que al recibirlas dejaban una contribución para los fondos de la recepción de fin de año”. Interesante actitud de esos primeros maestros rurales que al iniciar sus estudios ya pensaban en el acto de finalización del curso, indicio seguro que estaban firmemente decididos a terminar su carrera. Con respecto al titulo a otorgar, de acuerdo al articulo sexto “solo los habilitaba para ser maestros de enseñanza primaria en la campaña y en los centros urbanos cuya población no superara los tres mil habitantes…” Para compensar esta injusta discriminación laboral con respecto a los maestros comunes, en el articulo siguiente se estipulaba que el Poder Ejecutivo gestionaría oportunamente ante el Congreso Nacional, la inclusión de un articulo en la ley de jubilaciones y pensiones civiles, por la cual los maestros rurales tendrían derecho a jubilación integra, sin limite de edad, después de quince años de servicio. No sabemos si este proyecto de ley, tan favorable al magisterio rural, llego alguna vez a concretarse y ponerse en ejecución. De cualquier manera esta posible ventaja jubilatoria no compensaba seguramente, en el pensamiento del magisterio, el sacrificio que significaba estar condenado a pasar largos años de labor en zonas desfavorables o en pequeñas poblaciones con pocas perspectivas de progreso. Por otra parte la mención de “centros urbanos cuya población no exceda de tres mil habitantes” como lugar especifico donde podrían ejercer su magisterio, significaba condenar a Posadas –donde se creaba la escuela- y que entonces contaba con mas de diez mil habitantes, a continuar dependiendo de los maestros que venían de otras provincias para cubrir las vacantes existentes en sus escuelas. Tan poco practica resultaba esta creación para los superiores intereses culturales del entonces territorio de Misiones, que en 1911, dos años después de fundado el establecimiento rural, se iniciaba el primer año de la escuela normal común con cuatro años de estudio. Ya en el discurso que pronuncio el profesor Vacarí –primer Director del establecimiento- al despedir en 1910 a la primera promoción de maestros rurales, les advertía que: “…esta escuela surgió rural, pero me pregunto yo… No es posible hacer que todos sus hijos de este privilegiado territorio puedan llegar más alto y al distinguido puesto del magisterio, del profesorado..? Decid conmigo: Si!! Pues bien, sois vosotros, aquí presentes los que debéis iniciar la gestión…” Estas palabras marcaban no solo una aspiración sino igualmente una realidad concreta: Posadas necesitaba una escuela normal que promoviera maestros con todas las de la ley. Y efectivamente, muchos maestros rurales se inscribieron después en los cursos de maestros comunes para obtener el titulo que los habilitaba para ejercer sus tareas sin ningún tipo de limitaciones. CAPITULO IV PRIMERA ETAPA DE LA HISTORIA DE LA ESCUELA NORMAL (1909 – 1919) Nuevas Gestiones Con la publicación del decreto del Poder Ejecutivo creando las escuelas normales rurales en Posadas y Santa Rosa se arribaba al final de una etapa dentro de los trabajos de la comisión. Y así lo entendieron sus integrantes que iniciaron de inmediato las gestiones para conseguir local apropiado y reunir los profesores necesarios para integrar el plantel. Como primera medida, se enviaron el 6 de Marzo, una serie de notas de agradecimiento al Sr. Ministro de Justicia e Instrucción Publica, al Sr. Presidente del Honorable Consejo Nacional de Educación, a los señores directores de los grandes diarios de la Capital Federal, “La Nación”, “La Prensa”, “El Diario”, “El Correo Español” y “La Argentina”. Las notas están redactadas en el estilo grandilocuente y metafórico propio de la época pero traducen sin embargo, la gratitud de una comunidad que después de dos años de esfuerzos veía concretada su aspiración. Así, por ejemplo, el Sr. Ministerio Rómulo S. Naon se le expresa en uno de los párrafos: “Los espíritus progresistas y patrióticos que contribuyeron con su valiosa influencia al éxito, para que, desde sus elevadas funciones, sigan inculcando a las masas la savia fecundante de sus virtudes cívicas y fueron el alma del carácter y cultura racional.” Ese mismo día, y manifestando una vez mas su dinamismo y espíritu progresista, Doña Clotilde decidió tener las primeras líneas para concretar al futuro edificio de la escuela recién formada en el papel, pero aun no afirmada en la realidad. En esto no hacia más que seguir el consejo que el 31 de mayo de 1909 (casi dos años antes) había dado el Inspector Nacional de Escuelas Don Desiderio Sarverny a los integrantes de la comisión, como una manera más de conseguir éxito en sus gestiones. Ahora la escuela ya estaba creada por decreto y había que solucionar el problema del edificio. Mientras se buscaba un local provisorio para la misma, nada mejor que encarar resueltamente la idea del edificio propio. Hoy, a 66 años de ese episodio, aun nos asombra la visión y el optimismo de esa benefactora de la educación de Misiones. Con ese motivo envió una nota a las autoridades municipales solicitando la donación de una manzana de terreno apropiada para la edificación de un local destinado a la escuela normal, recientemente creada por el gobierno nacional. Solo que, en esta primera oportunidad de encarar tal problema, se encontró con una negativa del gobierno municipal que alego que, por no tener terrenos de su propiedad, se vio obligado, en pedidos análogos para construir edificios públicos, a desprenderse de dos plazas existentes en la planta urbana. Por este motivo no puede accederse “a la solicitud que ustedes hacen”. En realidad el hecho se concreto muchos años después, pero restando una plaza a la ciudad, señal que los argumentos esgrimidos por la Municipalidad en 1909, no eran mero pretexto para negar su colaboración sino que se trataba de una dura realidad. Autoridades y Profesores Como el tiempo pasaba y la apertura de la escuela se dilataba sin causa aparente, con fecha 18 de Abril de 1909, la Comisión decidió enviar una nota al Ministro de Instrucción Publica encareciéndole la iniciación de las clases y solicitando al mismo tiempo el nombramiento de los profesores misioneros recibidos en la Escuela Normal de Paraná. La contestación del ministro no se hizo esperar y fue favorable. Hacia saber que solo la falta de local apropiado conspiraba contra la iniciación inmediata de las clases, pero agregaba que si esa comisión se preocupaba de salvar ese inconveniente, en pocos días quedaría definitivamente organizada la escuela. “En cuanto al pedido sobre los futuros profesores, en el sentido de que eligiera a los egresados misioneros de la Escuela Normal de Paraná, contestaba el ministro que “será especialmente grato tomar muy en cuenta su pedido para satisfacerlo en su oportunidad”. Respecto a este asunto, los profesores por los que la comisión elevaba su pedido al señor ministro eran los siguientes: Sres. Guillermo Pomar, Francisco Perié, Segismundo Ramírez, Elías V. Franco, Andrés P. Bianchi y Juan de Dios Fernández. Cuatro de ellos figuraran en el plantel del personal de la escuela, con lo que comprobamos que el Ministro cumplió con la promesa formulada a la comisión. Recibido el telegrama ministerial, la presidenta de la comisión se puso en campaña para la búsqueda del local, y tan grande fue su diligencia que a los 4 días (el 24 de abril de 1909) comunicaba al ministro que ya había conseguido “un local apropiado de siete piezas y tres grandes salones entre las calles Azara y Belgrano, con buena luz y ventilación, por ciento veinte pesos.” De esta manera se solucionaba temporalmente el problema del edificio, aunque, como veremos después, la escuela fue inaugurada en otro local situado en 25 de Mayo y Alvear. El ministro, por su parte, en nota del 27 de Abril, acepta la solución encontrada por la Sra. De Fernández y le anuncia la ida a Posadas del profesor Gastón Dachary quien “va autorizado por este ministerio, para efectuar los trabajos referentes a la instalación y funcionamiento de la escuela”. Le solicite colabore con el profesor Dachary, que le ponga en posesión de la casa “que pueda instalarse la escuela dentro del más breve tiempo”. En su informe sobre el primer año de funcionamiento de la escuela, elevado el ministerio de Instrucción Publica en el mes de enero de 1810, el profesor Dachary, nombrado Director del nuevo establecimiento evoca los momentos vividos con su llegada a Posadas. Era el decano por antigüedad de la escuela de profesores de Paraná y fue designado por el Ministro Rómulo S. Naon para organizar el nuevo establecimiento en Posadas. Abandono Paraná el 25 de abril y se dirigió a Buenos Aires para recibir las instrucciones correspondientes del ministro y luego se traslado a Posadas donde se puso en contacto con Doña Clotilde y la comisión pro-escuela normal, para iniciar las gestiones administrativas necesarias y solucionar el problema prioritario del edificio. Dice Dachary en su informe “examinadas las casas en mejores condiciones, pude apreciar a simple vista que ninguna de ellas respondía ni tan siquiera remotamente a las condiciones requeridas para el funcionamiento de una institución educacional. A pesar de todo considere la casa de los señores Blosset Hermanos, como la menos reñida de dichas exigencias…” Como sabemos la presidente de la comisión tenia comprometida y aceptada por el ministerio la casa ubicada entre Félix de Azara y Belgrano, propiedad de la Sra. Viuda de Magaidi, donde funciono después la Escuela Elemental Nº 3. Por razones inexplicables el Sr. Dachary prefirió el galpón de los Sres. Blosset, que eran los representantes de la firma Ford en Posadas. Pese a los innumerables inconvenientes que presentaba, y que el mismo enumera en su memoria cuando dice “… en el capitulo necesidades podrá apreciar V E la insuficiencia del local en que funciona esta Escuela Normal, como asimismo las refacciones de imperiosa necesidad para el funcionamiento regular de esta institución.” La Sra. de Fernández, por su parte, comunicaba al Ministro por nota del 4 de julio de 1909 que la inscripción “de alumnos ha sido un éxito, cuenta actualmente 265 inscriptos, 240 para el Departamento de Aplicación y 25 para el primer curso.” “Es de notar –añadía- que afluyen tantos niños a mediados de año, contando esta población diez escuelas publicas y dos particulares.” Anuncia igualmente que “el profesor Dachary se encuentra en esta, habiéndole la comisión pro-escuela normal que preside, prestándole todo su concurso”. Respecto de los profesores recomendados por la comisión afirma que “abrigaban la seguridad que este personal profesional convenido de su delicada misión, será la base en que repose el progreso de esta institución.” Así se iniciaban los trabajos finales para poner en marcha la escuela. Ya se encontraba el director, los profesores, de acuerdo a la memoria de Dachary, ya estaban designados por decreto de fecha 1 de Junio de 1909. Y el día tres de Junio abría la matricula en el local elegido por el Sr. Dachary, actuando en esa tarea el Sr. Francisco Perié (designado Regente del Departamento de Aplicación), y el Sr. Felipe I. Oliva (destinado Secretario). Solo faltaba realizar una gestión mas, la de conseguir un terreno donde levantar el edificio propio, ya que la primera iniciativa realizaba ante la Municipalidad de Posadas, había fracasado. Aprovechando que se avecinaban los festejos del centenario de la revolución de mayo, y que había constituido una Comisión Nacional del Centenario, que disponía de fondos oficiales para destinarlos a obras publicas, la Sra. de Fernández envió un telegrama el 12 de diciembre de 1908, a esa comisión, solicitando la construcción del edificio de la escuela. Desdichadamente la Comisión Nacional del Centenario contesto que “no podía ejecutar otras obras que las ordenadas por la ley 62851…” y por ella lamentaba no poder acceder a la demanda. Así se frustraba la segunda tentativa de poseer un local propio. Recurriendo nuevamente a nuestra fuente principal, el informe del Profesor Dachary y después de un año de funcionamiento de la escuela, nos enteramos que, llegado a Posadas, procedió a tomar examen a 17 aspirantes para ingresar a primer año, de los que solo dos fueron desaprobados. Finalmente quedo constituido dicho curso con los alumnos, ya que fueron incorporados otros tres. Uno había ya cursado primer año del nacional, el otro provenía del Paraguay, y el tercero de “la Escuela experimental de Agronomía Subtropical”. En nota del 5 de julio, la secretaria comunica al Sr. Ministro que ha aumentado a 28 el número de inscriptos y que el Departamento de Aplicación cuenta ya con 214 alumnos. Si comparamos estas cifras con las que el día anterior comunicaba Doña Clotilde al Ministro Rómulo S. Naon, vemos que una vez mas su entusiasmo la llevaba a hipertrofiar el numero de inscriptos, ya que ella hablaba de 246 aspirantes para el nivel primario. El día 10 de julio se recibieron noventa pupitres “modelo norteamericano”, de los cuales ocho llegaron inutilizados. Con ellos había bancos suficientes para hacer funcionar tres divisiones por los menos. Y se decidió iniciar las clases el día 19 de julio de 1909 con el curso de primer año normal, y los cursos de quinto y sexto grados del Departamento de Aplicación. Según un articulo de la Revista “La Idea”, la escuela comenzaba su labor con unos 300 alumnos inscriptos, de los cuales 21 para el curso normal. Por una desdichada circunstancia, ese mismo día se produjo el fallecimiento del Regente Sr. Francisco Perié. Por ello se cumplieron tres jornadas de duelo (los días 19, 20 y 21) con suspensión de clases, de manera que realmente recién el día 22 de julio de 1909 la escuela inicio sus actividades en los tres cursos antedichos. La segunda remesa de bancos, junto con útiles y muebles, fue recibida el 23 de septiembre, de manera que recién en esa fecha tan tardía se pudo disponer el funcionamiento total de la escuela, con el primer año y todos los grados del departamento de aplicación. El cuerpo de profesores quedo constituido de la siguiente manera: Director: Gastón Dachary Secretario-Tesorero-Bibliotecario: Felipe Oliva Regente (fallecido el día de la inauguración): Prof. Francisco Perié Regente (reemplazo del anterior): Prof. Soriano Romero Ayudante: Don Armando Dachary Duchase Profesores: Don Soriano Romero Don Ramón López León Naboulet Abel Sánchez Francisco Suayter Martínez Elías V. Franco Juan de Dios Fernández Andrés P. Bianchi Francisco Bauza En otras fuentes consultadas, como el artículo de la revista “La Idea” del 6 de octubre de 1910 figuran la Sra. J. de Reca, la Sra. Tulia Zolezzi de Acardi y las Sritas. Raymunda y Sara Orozco, otras ellas integrantes seguramente del Departamento de Aplicación. El episodio del fallecimiento del malogrado Regente, profesor Perié, motivo una resolución de la Dirección el establecimiento, fechada el mismo día 19 de julio que estipulaba: 1) Suspender las clases durante los días 19, 20 y 21 del corriente; 2) designar al secretario Sr. Felipe Oliva para que haga uso de la palabra en el momento del sepelio en representación del curso normal y al Sr. Juan de Dios Fernández en representación del Departamento de Aplicación; 3) enviar una corona en nombre del personal docente: 4) remitir a la familia una nota de pésame; 5) instar al personal docente de las escuelas de la localidad y a los alumnos de primer año, y cuarto, quinto y sexto grados para acompañar sus restos a la ultima morada. Pero no se limito a estas medidas de honras fúnebres la acción del personal del nuevo establecimiento. Llevados por un hermoso sentido de solidaridad social, elevaron al ministerio de Instrucción Publica un memorial donde daban a conocer el fallecimiento del colega y agregaban que… “dejando el extinto un padre septuagenario, enfermo e imposibilitado para el trabajo y nueve hermanitos pequeños desamparados…” estaba en el animo el personal docente, “socorrer en la medida de sus fuerzas a los padres ancianos y a sus hermanos niños…” Por consiguiente sugerían al ministro que “postergara hasta el 1ro. De Marzo de 1910 la provisión de los puestos de Regente y catedrático de pedagogía a fin de que la desamparada familia perciba hasta esta fecha los sueldos que están presupuestados esos cargos…” Se entiende que algunos de ellos se harían cargo gratuitamente de esas tareas hasta la fecha citada. No hemos encontrado constancias de si este pedido a las autoridades superiores fue atendido, pero aunque no lo hubiera sido, el solo hecho de haberlo realizado, habla muy alto del espíritu de compañerismo con que el plantel del nuevo establecimiento iniciaba sus tareas docentes. CAPITULO V MODALIDADES DEL APRENDIZAJE EN LOS PRIMEROS AÑOS El Horario Las clases se iniciaban a las siete y treinta de la mañana en el curso normal y se dictaban cinco asignaturas diarias de lunes a sábados. El horario, según comunicación de la escuela al Ministerio fechada el 13 de julio de 1909 el siguiente: LUNES Pedagogía Dibujo Historia Gral. Matemáticas Química MARTES Observación Idioma Estética Física Matemáticas MIERCOLES Pedagogía Canto Geografía Estética Química JUEVES Observación Idioma Historia Gral. Matemáticas Agronomía VIERNES Critica Ped. Idioma Legisl. Rural Botánica Física SABADO Idioma Dibujo Canto Matemáticas Agronomía Ya hemos hecho el comentario pertinente respecto al conjunto de asignaturas que configuraban el plan de estudios de las escuelas normales rurales, al referirnos al decreto de fundación del establecimiento. Ahora, al considerar el horario que se aplicaba en primer año observamos de inmediato que asignaturas del área de las ciencias exactas como matemáticas, física y química figuran siempre en las ultimas horas, cuando es bien conocido que deben estar en las primeras, cuando la mente de los adolescentes esta mas despierta y no ha acumulado aun la natural fatiga del aprendizaje de varias materias previas. Pero es indudable que en esta naciente escuela normal, tal como ocurre aun en la mayoría de las escuelas secundarias del país, los horarios se confeccionan teniendo en cuenta las posibilidades y necesidades de los profesores disponibles, y no por las pautas pedagógicas que debían regirlos. En el testimonio oral de las sras. Fidelina Rodríguez de Isasa y Victoria Bianchi e Fuentes, egresadas de los años 1911 y 1913 respectivamente, se nos dice que las clases se dictaban por la mañana y por la tarde, done debían concurrir los alumnos para desarrollar la parte practica de algunas asignaturas y “que para los recreos así como para las clases de agricultura se utilizaba la plaza 25 de Mayo que estaba situada frente al edificio de la escuela.” Clases de Agricultura Al respecto hemos encontrado una nota de las autoridades de la escuela al Presidente del Consejo Municipal de Posadas según cuyos términos “La Dirección de la Escuela Normal vería con gusto se le concediera la plaza 25 de Mayo para efectuar sus ensayos de jardinería, agricultura y arboricultura de acuerdo a lo que el Honorable Consejo determine respecto a ornamentación.” También en una nota del 29 de Julio de 1909 se solicita a Buenos Aires que se provea a la escuela de los útiles de agricultura necesarios. Y resulta interesante recorrer la lista porque se observa que en realidad, lo único que podían realizar los alumnos como “practica de agronomía” eran simples tareas de jardinería y horticultura. La lista referida contiene los siguientes pedidos: 12 palas de puntear, 10 regaderas, 10 rastrillos, 12 palas anchas, 12 escardillos, 6 horquillas, 12 azadas, 6 tijeras de podar, 12 injertadoras, 6 picos, 6 baldes y “una colección de semillas de legumbres, cereales, flores y árboles”. Otro problema que se planteaba a las autoridades de la escuela respecto a esta asignatura era la situación del alumnado femenino ante las rudas tareas que significaba la práctica de esa asignatura. Máxime en una época en que las costumbres y la moda imperante resultaban obstáculos casi insuperables para las mujeres se hicieran presentes en una plaza publica, esgrimiendo palas, picos, regaderas y rastrillos. Por eso, la Dirección escribe al Ministerio con fecha 13 de julio de 1909 que “encontrándose entre las materias de estudio de primer año, la agronomía teórica y practica y no conociendo la ingerencia que tendrán las alumnas en dichos cursos y sobre todo en los trabajos prácticos, esta Dirección… se dirige a VD en consulta, solicitando determine la forma en que habrá que proceder con las alumnas maestras con respecto a la enseñanza de la materia antes citada”. Mobiliario y útiles En realidad todos esos primeros meses de funcionamiento de la escuela se realizaron en condiciones muy precarias por falta de inmuebles elementos administrativos y directivos. De ahí el constante pedido de útiles, mobiliario y elementos de todo tipo, que la Dirección abrumaba a las autoridades educativas de Buenos Aires. A tanto llegaba la carencia, que en nota del 29 de julio se hacia referencia a la falta de sello del establecimiento. En lo que respecta al Departamento de Aplicación, ya hemos dicho que comenzó, funcionando con un solo quinto y sexto grado por falta de mobiliario y bancos y pupitres que debían venir de Buenos Aires a bordo del vapor Ituzaingó. Sin embargo en septiembre de 1920 se obtiene la segunda remesa de bancos y útiles y entonces se inician las clases en los otros grados de Departamento, de manera que para el 23 de septiembre la escuela funcionaba completa con el primer año normal y todos los grados del nivel primario. Primeros Maestros La nomina de las primeras maestras la hemos obtenido de diversas fuentes escritas y de informaciones orales. El plantel era el siguiente. Primer Grado Inferior: Juana Sánchez de Reta Primer Grado Superior: Dolores Alsina de Bauza Segundo Grado: Raymunda Orozco Tercer Grado: Sara Orozco Cuarto Grado: Juan de Dios Fernández Quinto Grado: Elías Franco Sexto Grado: Ezequiel Leiva El Edificio Precario Tanto el Departamento de Aplicación como el primer año normal debieron luchar con lo inadecuado del local y las falencias de todo tipo que este presentaba. Decía el profesor Dachary en su memoria de 1910 que “la cosa no respondía ni tan siquiera remotamente a las condiciones requeridas para el funcionamiento de una institución educacional.” Y Don León Naboulet, en el libro ya citado, agrega que “las clases se iniciaron con un inapropiado galpón sin muebles ni bancos pero con gran espíritu educativo”. Todavía en 1911 las condiciones ambientales no habían variado mucho, ya que un inspector (el segundo que visitaba la escuela desde la fecha de su fundación) y cuyo nombre no hemos podido averiguar porque su firma resulta ilegible, dejo estampados en el libro de inspección conceptos terminantes sobre las deficiencias existentes en esta materia. Dice textualmente: “edificio inadecuado, totalmente estrecho y mal ubicado. Para hacerlo servir al objeto que se le destina se han hecho maravillas de ingenio. Se trata de una propiedad particular y seria un error económico invertir suma alguna en ensanches o reparaciones”. Habla de “lo grosero e innoble de su construcción”. Y agrega que la única solución que considera posible ante la necesidad de crear o desdoblar divisiones para el año venidero era “destinar a aplicación de la escuela normal el local que ocupa la escuela Nº 6, autorizando el funcionamiento de esta en otro edificio.” Al hablar del horario vuelve a insistir sobre el tema. “La falta de local ha impuesto una acomodación particular de la tarea escolar. El primer grado funciona en distintas horas en la misma escuela.” En cuanto al mobiliario (en 1911) dice que se halla en buenas condiciones pero que “es incompleto y habrá necesidad de ampliarlo para el año próximo. Este local, situado en la esquina de las calles 25 de Mayo y Alvear, se conserva aun en parte, aunque esta en vísperas de demolición, tal como podrá apreciarse en la fotografía que acompaña este trabajo. Según el testimonio oral de don Hugo Viñas (quien fue miembro del establecimiento durante más de 40 años) se trataba de un galpón ruinoso, dividido con tabiques de madera para instalar las aulas, y por el que se abonaba 350 pesos mensuales de alquiler. Suma que contrasta con los 120 pesos del otro local que previamente había comprometido Doña Clotilde. Esas condiciones desfavorables tuvieron que soportarse durante cinco largos años, superándose definitivamente el problema el 17 de febrero de 1916 cuando se traslado la escuela a un edificio sito en la calle Entre Ríos 233. Se trataba de un aserradero, dividiéndose los amplios galpones en 18 piezas bajo la dirección de arquitectos del Consejo Nacional de Educación. Actualmente este local, que sufrió varias ampliaciones y refacciones, es ocupado por la Escuela Nacional de Comercio General San Martín de Posadas. El primer contrato era valido por 5 años y se pagaban 450 pesos mensuales de alquiler. Becas Estudiantiles Uno de los elementos curiosos de las modalidades e la enseñanza en los primeros años de la escuela normal, tal como estaba determinado en el decreto de creación, era el otorgamiento de becas a cada uno de los alumnos normales rurales con el objeto de fomentar su inscripción. Todos los meses pasaban los alumnos por Dirección con el objeto de hacer efectiva la beca de 25 pesos, y esa modalidad se mantuvo hasta 1913, o sea, hasta que egresaron los últimos maestros rurales. Ya hemos dicho que según el testimonio oral de las Sras. Fidelina Rodríguez de Isasa y Victoria Bianchi de Fuentes, cuando recibían la beca correspondiente dejaban una contribución para los fondos de la recepción de fin de año. El Uniforme El uniforme establecido por las autoridades educativas de aquel entonces consistía en un traje de color azul, sobre una blusa blanca con corbata. Solo se permitía retirarse el saco y quedar con blusa blanca o en camisa, los días 21 de septiembre, según testimonios orales que hemos recogido. Por otra parte se observa este uniforme en fotografías de la época, como en la que adjuntamos en este trabajo, correspondiente seguramente a una clase de educación física. Posteriormente se adopto el guardapolvo blanco mas adaptado al clima subtropical de Posadas. Sin embargo se mantuvo durante mucho tiempo la obligación, para las niñas, de usar zapatos y medias de muselina negras, modalidad que perduro nada menos que hasta el año 1956. Centros Culturales La obra educativa desarrollada por Don Gastón Dachary no se limito solamente al desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje. También trato de que el establecimiento se proyectara hacia la comunidad mediante la creación de instituciones que permitieran desarrollar actividades culturales que entonces eran pobres y casi desconocidas en Posadas. Con este propósito fundo dos centros culturales. El primero denominado Centro Filarmónico y Filodramático, para fomentar las artes musicales y escénicas. La segunda fue bautizada como Asociación Literaria y Filantrópica Normalista, Misiones. Cada quince días entre el segundo y el cuarto sábado del mes, según varios testimonios, se confeccionaba un programa cultural, designándose de antemano los oradores, o a los que iban a demostrar sus condiciones de concertistas, cancionistas, actores, etc. Los alumnos de los cursos superiores preparaban temas variados como ser, la primavera, la música, la lluvia, etc., ensayos que servían para desarrollar las dotes oratorias de los futuros maestros, e influenciaban favorablemente en su formación intelectual y espiritual. En un ensayo realizado en 1960 sobre la Escuela Normal por la Srita. Graciela Quiñonez y que figura en el libro de la Escuela, se recuerda la actuación del Sr. Hugo Viña en esos actos que se destacaba no solo por su capacidad sino por su gran simpatía y cordialidad. Esa asociación cumplía igualmente con fines sociales y cooperativos como lo deja entrever su nombre de “Filantrópica”. En efecto, ayudaba a los alumnos necesitados adquiriendo para ellos los útiles y libros que necesitaban. Y esa función social la realizaba usando los pequeños fondos recaudados mediante el pago de una muy pequeña mensualidad de 60 centavos, abonada por cada alumno integrante de la sociedad. Batallón Estudiantil Pero la nota mas curiosa de todas las que caracterizaron las modalidades del establecimiento en sus primeros años de vida, fue la creación de un batallón escolar integrado por todos los alumnos varones del curso normal que armados con fusiles mauser recibían instrucción militar y concurrían al polígono de tiro a hacer las practicas correspondientes. Ese piquete estudiantil estaba al mando del Coronel Arturo Chipton Goldny y contribuía al lucimiento de los actos cívicos desfilando los días de fiestas patrias según constancias fotográficas que hemos examinado. Igualmente existen testimonios que Gastón Dachary trato de organizar un cuerpo de Boy-Scouts con los alumnos del curso de aplicación que efectuaban excursiones con carácter recreativo y educacional. Festividades En cuanto a las festividades que celebraba la escuela, los testimonios orales nos informan que se festejaban los aniversarios de la independencia de las republicas hermanas con actos de trascendente importancia. “Se entonaban los himnos de esos países y se rendía homenaje a los profesores de esas nacionalidades si los hubiera. Especialmente se festejaban las fiestas patrias del Paraguay, Brasil, Uruguay, Chile y Perú, además de las festividades argentinas”. Las actividades de la educación física no estaban estipuladas en el plan de estudio. Pero los testimoniales orales nos hablan de caminatas y excursiones que se realizaban una vez por mes. Al llegar a un lugar adecuado se organizaban actividades recreativas y gimnásticas. Según esos testimonios los lugares preferidos eran la costa del río y la laguna de San José especialmente. La primera inspección recibida por la escuela fue solicitada por el propio Director Dachary para que la superioridad apreciara las necesidades del establecimiento y las deficiencias del edificio. La materializo en noviembre de 1909, y el inspector fue el Sr. Manuel Galvaz hijo, quizás el descendiente del gran escritor argentina. Dejo estampadas sus impresiones en el libro de inspección el 13 de noviembre de 1909 con las siguientes palabras: “he visitado la Escuela Normal Rural Mixta de Posadas y encuentro que es un instituto excelente y que hará progresos día a día pues su director le consagra sus mejores esfuerzos”. Primeros Egresados de la Escuela Normal Común A fines del año 1909, el día 30 de noviembre terminaban las clases en el Departamento de Aplicación, y el 1 de diciembre comenzaban los exámenes del primer año normal. En esos exámenes según el testimonio oral de la Sra. de Fuentes, “no había eximisión y se rendían todas las materias. Por la mañana en forma escrita, y por la tarde –si aprobaban el primer examen- en forma oral”. En 1910 se desarrollo el segundo año de la escuela normal rural y realizados los exámenes finales el 19 de diciembre de 1910, egresaron los primeros maestros rurales en número de 17. El profesor Dachary obtuvo ese año la creación de nuevos cursos, además del de segundo año rural que ya estaba funcionando desde comienzos de 1910. Resulta sumamente interesante considerar los términos del discurso de despedida a los primeros egresados pronunciado por el Director en el acto académico que cerro las actividades docentes en ese año del centenario. En efecto, se trata de una pieza oratoria con todas las características idiomáticas y todos los giros literarios que estaban en boga en aquel entonces. Pero lo que atrae nuestra atención son los párrafos que dedica a convencer a los recién egresados y a toda la calificada concurrencia que asistía al acto, de que era necesario superar la etapa de la escuela normal rural y transformar el nuevo establecimiento, en una escuela normal nacional con un plan de cuatro años de estudio. Veamos algunos párrafos demostrativos de lo que afirmamos: “Cábeme la honra de ser el primero que en este apartado territorio viene a sellar el principio mas grande y mas hermoso para mi, una entrega a la patria en su primer centenario de la revolución de mayo, la primer legión de magisterio rural nacional”. “Esta escuela surgió rural, pero me pregunto yo, no es posible hacer que todos los hijos de este privilegiado territorio puedan llegar mas alto, y al distinguido puesto de magisterio, del profesorado? Digan todos conmigo. Si!! Pues bien, sois vosotros, aquí presentes, los que debéis iniciar la gestión.” Es evidente que ya estaba lanzada la idea de elevar de categoría a la escuela y transformarla en una escuela normal nacional, acontecimiento que se concretaría el 4 de marzo de 1914. Estas fiestas de promoción con discursos, constituían el acontecimiento fundamental en la vida de la incipiente comunidad educativa. Nos lo dicen los testimonios orales, como el de Doña Fidelina Rodríguez de Isasa, egresada del año 1911 la que nos afirma textualmente: “Las fiestas de recepción eran hermosas y resultaban un acontecimiento social y educativo. Consistían en un discurso de las autoridades, un discurso de los nuevos maestros y luego, se tomaba un solemne juramente a los recién egresados.” Influencia de la escuela en el ambiente social (1910). Primeras Inspecciones La escuela normal ejercía una fuerte y notable influencia en el desarrollo cultural de Posadas de aquella época del centenario. Sus egresados fueron foco de difusión de las ciencias y las letras por todo el territorio de Misiones. Y es indudable que cumplieron una eficaz tarea de “argentinización” en estas tierras tan proclives a la penetración cultural e ideológica extranjera, ya que la mayoría de su territorio estaba despoblado y en vías de colonización. Esa influencia se observaba en las notas dejadas por los primeros inspectores que visitaron el establecimiento. Ya nos hemos referido a la llegada del inspector Manuel Galvaz hijo en noviembre de 1909, y la impresión favorable que se había llevado. La segunda inspección recibida por la escuela ocurrió en agosto del año 1911. No conocemos el nombre de su protagonista porque su firma resulta totalmente ilegible en el libro de inspección, pero es indudable que se trataba de una persona sumamente preparada e imbuida de la cultura europeizante que primaba en aquella época del centenario, cuya influencia se traduce –especialmente la francesa- en muchas expresiones que dejo estampadas en el libro de inspección, como por ejemplo, hablando del director Dachary, dice textualmente: “… Dachary es un pionero de la cultura y decencias argentinas… hay que dejarlo trabajar... vaya y haga es la consigna a que obedece su psicología.” Sabias palabras en boca de un inspector que reconoce que no hay que coartar iniciativas de aquellos funcionarios que desean hacer algo nuevo. Más adelante se refiere a la necesidad de colocar pizarrones o transparentes en los corredores del edificio escolar para dar a conocer las novedades docentes o administrativas; y expresa “hacer conocer en síntesis las disposiciones legales del momento y anotar problemas y juegos que muevan el ingenio de los educandos. Pero lo mas notable son las ultimas palabras de su extensa nota de inspección, dice: “Mi felicitación entusiasta y mi aur revoir!!”. Firma con el nombre Carlos, pero el apellido ya hemos dicho que es ilegible. Con respecto a la influencia de la escuela en el medio, nos dice este inspector algunas cosas significativas. Por ejemplo al hablar del lenguaje, sostiene que “otro de los triunfos muy estimulantes de esta normal, esta en el dominio del idioma patrio. En esta región el pueblo habla guaraní, portugués y polaco, elementos de retardación para la cultura nacional, hábitos que la escuela ha conseguido hacer desaparecer en los educandos. Mas adelante escribe textualmente “ambiente social: la institución ha conseguido imponerse al respeto y a la estima publica. La prestigian las autoridades y la escuda el personal docente.” En una inspección celebrada dos años después, presidida por el Dr. N. Salinas se dice algo parecido. En efecto, nos enteramos que “aunque es recomendable el resultado obtenido en la enseñanza del lenguaje, aquí donde el guaraní y el portugués oponen tan seria resistencia a las bellezas eufónicas y constructivas de nuestro idioma castellano, se me ha permitido indicar que en las clases de lectura se hagan ejercicios de vocalización.” Por lo visto las influencias extranjerizantes eran poderosas. El inspector Carlos se refiere igualmente al espíritu de solidaridad tan necesario para la buena marcha de un establecimiento educacional. –Sobre todo- dice el inspector “por que en estos centros donde huelga la iniciativa particular es frecuente que la gente sea huraña y que la reserva sea la característica de su proceder, por eso conviene inspirar el espíritu solidario.- La asociación con fines útiles da un excelente resultado.” Ya sabemos que don Gastón Dachary había organizado con esa finalidad dos asociaciones, una musical y dramática, la otra cultural y de socorros mutuos. Y aún había llegado a estructurar un batallón militar estudiantil, cuyo vistoso uniforme se observa en las fotos de la época. Animaba con su presencia y sus desfiles las fiestas patrias que se celebraban en Posadas en los años 1910 a 1913. Pese a los esfuerzos del profesor Dachary y su plantel de “pioneros” como decía el Inspector Carlos, por elevar la escuela a la consideración pública, es evidente que en los primeros tiempos debieron superar grandes obstáculos derivados sin duda de la incomprensión de la labor trascendente que desarrollaba la escuela, producto seguramente de una sociedad conservadora y tradicionalista ante cualquier tipo de innovaciones culturales. Por eso en otro párrafo del discurso del profesor Dachary a los primeros egresados figuran unos términos muy significativos. Dice así: “tened presente que en esta casa, que quisiera fuese de cristal, no se hará más que la estricta aplicación de la ley. La ley pura no admite modificaciones, bajo ningún concepto. En este sentido viene a ser el jefe de esta institución, debido a las buenas, nobles y caballerescas intenciones del Dr. Naón, que se me dejó seleccionar contra los vientos y mareas de la política y la influencia, el personal que me acompaña.” Seguramente Dachary se refiere a las presiones de todo tipo que tuvieron que soportar él y el personal del plantel bajo sus órdenes, del entorno social y político del medio en el cual se implantó la escuela. El periodismo y los partidos políticos de aquel entonces no dejaron de aprovechar la ocasión que les brindaban algunas medidas progresistas, pero que chocaban con las ideas pueblerinas del Posadas de la década del centenario, para atacar la obra desarrollada por la escuela. Y ciento Don León Naboulet, en su libro publicado en 1921, que el edificio de la normal “fue salvado de varios intentos de incendiarios” para que en los primeros años el plantel “era combatido y atacado por diarios y otros órganos políticos”. En el año 1913 se registra una nueva inspección llevada a cabo por el Dr. N. Salinas. En ella encontramos explicitado el problema que se producía entre los intentos progresistas de la escuela y la resistencia que le oponían algunos elementos de la sociedad, resistencia que acarrearía un desfasaje entre la autoridad directiva y algunos miembros del personal. Decía el Dr. Salinas: “Observo y dejo constancia de la dedicación y empeño con que trabaja el Sr. Director Dr. Dachary, de sus iniciativas y esfuerzos a favor de la educación nacionalista en un ambiente combatido intensamente por el extranjerismo, por el aventurerismo y por las idiosincrasias heredadas que oponen una resistencia tenaz a la obra civilizadora. “Estas circunstancias debían seguramente alterar el equilibrio activo del director, por ello el Dr. Salinas estampaba en el libro a continuación: “… pero debo recomendarles asimismo un mejor dominio del sistema nervioso para no chocar con el ambiente social, recordándole que la conquista pacífica es el mejor medio para la finalidad redentora de la escuela.” También recomendaba “una más ecuánime energía ejerciéndose sobre el personal, para evitar que la fogosidad juvenil provocara tropiezos a la tarea escolar y a la armonía que debe reinar en su seno”. Estos problemas repercutían en el personal. Por eso el inspector Salinas lo dice claramente, y con sentidas y elevadas palabras: “El personal docente constituye un buen conjunto, un núcleo de trabajadores empeñosos, animados de las mejores aspiraciones… que dedican su esfuerzo a prestigiar el establecimiento…” Pero agrega, “es sensible que por causas ajenas a este ministerio… creen a la escuela un conflicto con el medio.” Por eso aconseja nuevamente “que moderen sus fogosidades juveniles, se suavicen asperezas, que tiendan el puente del olvido… recordando que su más alta misión es de paz y concordia…” En el año 1915 estas dificultades con el medio se iban aparentemente superando, ya que el Inspector General de Escuelas Normales, que visitó el establecimiento en el mes de Septiembre de dicho año, indica que “no he de cerrar estas indicaciones sin expresar mi acuerdo favorable a la marcha de la escuela… y a los anhelos de prosperidad formulados por los profesores, a quiénes he significado directa y personalmente si deseo de conocer las dificultades con que han tropezado y el grado de solidaridad de aspiraciones. Celebro que los profesores entiendan que del común anhelo de progreso depende el éxito de la labor que les concierne llevar a cabo. Es obvio que la escuela hallará en el concurso popular una fuente de arraigo para su acción cultural. Y si bien es cierto que pueden suscitarse en un medio cualquiera, resistencias poderosas, que la contrarrestarán, su debe primordial es vencer todas las resistencias en homenaje a los altos fines que persiguen y de una más elevada cultura…” Como vemos, las resistencias existían pero el trabajo tenaz y constante de la escuela terminó por vencer todos los obstáculos, y el establecimiento pudo iniciar de nueva vida como escuela normal nacional, con el aprecio y la consideración generales de la población. Exámenes Somáticos Existe un aspecto en las primeras inspecciones que interesa a todos los funcionarios venidos de Buenos Aires. Se trata del aspecto físico y orgánico de alumnos del nivel primario y secundario, que, de acuerdo a los informes que hemos examinado, parece que resultaba muy bueno. Consecuencia – seguramente- de la excelente constitución étnica de los habitantes de Misiones, producto de la mezcla del inmigrante colono europeo con los elementos criollos nativos. El segundo inspector, cuyo apellido ignoramos, anota lo siguiente, en el año 1911: “muy regular conformación antropológica de los educandos. Buenas disposiciones intelectivas de los mismos. Huelga el tipo amoral. El examen somático no acusa estigmas alarmantes, sino en un solo educando, predominando el tipo motor..” Esos exámenes somáticos a los que hace referencia el inspector, se debían realizar como tareas de rutina, ya que hemos encontrado el borrador de un informe de Regencia, firmado por el profesor Ezequiel Levia, correspondiente al año 1916. Comienza haciendo una reseña del ambiente de corrupción imperantes en el medio social y se refiere a la influencia negativa de “las bailantas”, que por otra parte funcionaban en la Bajada Vieja, calle cercana al emplazamiento del edificio escolar. Luego agrega: “En el Departamento de Aplicación existen 201 alumnos entre varones y mujeres, de los cuáles 118 son fuertes, 48 los débiles y 35 regulares. Según el examen dental 38 tienen buena dentadura, 48 mala, 93 regular y 22 débil. Respecto al curso magisterio de un total de 90 alumnos examinados, 37 son fuertes, 44 débiles y 9 regulares. Respecto a la dentadura, 25 la tienen buena, 38 mala, 21 regular y 6 débil. Como vemos, siempre el problema dental estaba y está presente por la falta de calcio y flúor en las tierras coloradas lateríticas de Misiones. Métodos de Enseñanza y Libros de Texto Con respecto a los métodos de enseñanza, todos los inspectores se refieren a la necesidad de cumplir con un aprendizaje teórico-práctico, para lo cuál insisten sobre la confección de carpetas de trabajo. Además se nota la influencia del cientificismo y positivismo francés que en ese entonces impregnaba toda la enseñanza, por que existe una persistente insistencia sobre la importancia de las ciencias, especialmente las ciencias naturales, cosa que se justifica si tenemos en cuenta que se trata de una escuela rural. Por eso resulta importante la creación de un museo, y el inspecto Carlos, cuyo apellido ignoramos, nos dice que “sería previsor que el presupuesto autorizara una partida para sostenerlo, gastos para reparaciones, conservación y materia prima, lo rico de esta geofauna y glora debe aprovecharse no solo para el servicio de nuestras escuelas e instituciones de enseñanza, sino para acreditar nuestra riqueza en el exterior. El museo de la normal de Posadas puede llegar a ser taller de enseñanza utilísimo para la población.” El inspector Salinas en 1913 se refiere a la conveniencia de herbarios “hechos por cada alumno, que constituyen un capital para sus futuras funciones de maestros”. Existe igualmente la preocupación por la escritura correcta en los grados primarios, se insiste en los trazos firmes, de la misma, señal que ello constituía una de las constancias pedagógicas de la época. Frente a muchas normas didácticas que hoy nos parecen superadas por el progreso incesante de la educación, hallamos sin embargo, algunas sugerencia, escritas en el año 1911 y en las que encontramos un eco extrañamente moderno. Ya que se hace constar lo negativo del enciclopedismo al establecer la “conveniencia que los señores profesores hagan una revisión prolija de sus progresos, a objeto de prescindir de detalles y nociones de poca utilidad en la vida real, para dar tiempo para las grandes generalizaciones sin perder de vista que la simplificación aclara las tintas del concepto.” Se nota que este inspector anónimo era políglota y le gustaba adornar sus palabras con expresiones de francés e inglés tal como hemos visto en páginas anteriores en estos párrafos se dedica al latín y termina así “Post Scriptum Rea y Verba se afirman (en la escuela) admirablemente bien”. En lo que se refiere a los libros de texto que se usaban en esos primeros años de la escuela, ellos denuncian la influencia europea, especialmente la francesa. Por intermedio de diversos testimonios del año 1912, que figuran en el libro de oro del establecimiento, conocemos que para “la enseñanza de la física, química y mineralogía se utilizaban instrumentos hechos por los mismos alumnos, como ser sifones, vasos comunicantes, etc. Pero para química se carecía de laboratorio. Nos enteramos que para la enseñanza de la matemática, el Regente, Sr. Leiva, implantó el método de C. Al. Laisen: “Iniciación matemática para los niños”. También se estudiaba en las obras de Laferriere, Cortazar, Robinson, Bartran, etc. En cuanto a la enseñanza del francés se usaba un método direct –inductivo y se leían las obras de Charles de Orleáns, Marot, La Fontains, Moliere, Perrault, Víctor Hugo, etc. Para la enseñanza de la botánica se traían plantas a clase y se realizaban excursiones a los bosquecillos cercanos, clasificándose luego el material recogio. Con respecto al trabajo manual, que entonces se denominaba Trabajo Industrial, sabemos que el Departamento de Aplicación fabricaba cortinas, cestas, zapatillas, sombreros, cepillos, etc. Realmente casi un trabajo industrial. Finalmente la educación física, que no figuraba en el plan de estudios, se practicaba una vez por mes, saliendo en excursiones alrededor de la ciudad hasta encontrar un terreno favorable donde se practicaba gimnasia metodizada y libre. Los primeros egresados Consultando fuentes escritas y orales hemos podido reunir algunos nombres de los primeros egresados. Desgraciadamente no hemos tenido éxito con el primer grupo (17 alumnos) que constituyeron la promoción de 1910, los que recibieron las palabras de despedida del discurso del profesor Dachary “Sres. Graduados, esta noche ante nuestra sociedad más distinguida y el pueblo aquí presente vais a ser declarados miembros del magisterio argentino. Queridos maestros a la patria se le entrega el cerebro y el cuerpo y el alma a la tierra, en su holocausto. Qua así practiquéis nuestra causa institucional, para que pueda decir: Benditos sean mis primeros maestros rurales de la República Argentina egresados de la Escuela Normal de Posadas”. De ellos solo hemos podido rescatar dos nombres: Helena Novoa de Díaz y Adolfo Krause. En cambio poseemos los nombres de algunos egresados de la promoción siguiente, la de 1911. En ese entonces se recibieron 15 alumnos, figurando entre ellos los siguientes: Virginia Colombo, Lolita Rivas, Valentina López, Ester Olmos, Agustín Olmedo, María Jara y Matilde Guiza. La cuarta promoción, la del año 1913, fue la última de maestros rurales, ya que desde ese año la escuela fue elevada a la categoría de Escuela Normal Nacional con un plan de cuatro años de estudio. De esa promoción conocemos los nombres de: Zoraida Viñas, Fernando Schubert, Aparicio Vergara, Alejandro González, Victoria Bianchi, Juliana Ripoll, Isolina Miérez, Elvira Campos, Elisa Amarilla, Lucas Torres, Balbina Beltrameti, Celie Ríos, Emilio Noguera, Bernardino Bertolotti, Helena Miranda, Elvira Tolentina Romano, etc. Al año siguiente, en 1914 no hubo promoción ya que la escuela se encontraba en un plan de transición a las estructuras de la escuela normal nacional. Hay que hacer constar que muchos maestros rurales se inscribieron en el nuevo plan de estudios para lograr así un título superior al ya obtenido. De esa manera llegamos al año 1915, en que egresan los primeros maestros nacionales. Entre ellos podemos citar a los siguientes, algunos de los cuáles ya figuraban en las listas anteriores por las razones que apuntamos: Dolores Alegre Niveyro, Juan J. Olmos, Pedro Lucas Torres, Casiano Carvallo, Fernando Schubert, Antonio Ortigoza, Manuel Gauto. Resulta interesante observar un pequeño cuadro estadístico que nos ofrece Don Gastón Dachary en su artículo sobre la escuela normal de Posadas, escrito en el “Álbum Escolar de Misiones” publicado en 1916 en homenaje al primer centenario de nuestra independencia. En el mismo observamos cómo el número de egresados se mantiene más o menos constante entre 1910 y 1915, señal de que la escuela seguía interesando a la comunidad posadeña y de que poco a poco iba adquiriendo al prestigio que por la calidad de su plantel directivo y docente merecía. Pero podemos extraer otra conclusión cuando realizamos el análisis de esas cifras estadísticas: que el número de egresados varones casi era igual al número de egresados. Vale decir, que en aquella época la carrera del magisterio atraía por igual a varones y mujeres, y no como ocurre en nuestros días en que la cifra de maestros varones resulta tan exigua comparado con la de las mujeres, que la falta de maestros de sexo masculino constituye hoy en día una de las problemáticas más agudas de la educación primaria argentina. Ello no ocurría en 1916, donde hasta la fecha (según Dachary) “ya se habían recibido en la Escuela Normal de Posadas, 84 maestros, de los cuáles 36 eran varones y 48 mujeres. Dentro de esos guarismos hay que destacar que en 1918 se recibieron 16 egresados en 1911, 15 en 1912 la cifra trepó hasta 24, en 1913 se recibieron 20, en 1914 no hubo promoción por las circunstancias que hemos explicado anteriormente; y en 1916 egresaron los primeros maestros normales nacionales en número de nueve, con la particularidad de que solo había una mujer entre ellos: dolores Alegre Niveyro. CAPITULO VI SEGUNDA ETAPA EN LA HISTORIA DE LA ESCUELA NORMAL (1919-1956) A partir de 1916 a 1919 se inicia una nueva etapa dentro de la historia de la Escuela Normal de Posadas. Esa nueva época está marcada por dos hechos decisivos: el 18 de febrero de 1916 la escuela se traslada del primitivo e inadecuado edificio de 3 de Febrero y 25 de Mayo a un nuevo local situado en la calle Entre Ríos 233, donde pudo progresar y desarrollarse con mucha más facilidad. Y el año 1919 está signado por el retiro del profesor Dachary que en ese entonces se acogió a los beneficios de una bien ganada jubilación. Asumió el cargo de Director de la escuela el profesor Faustino P. Berrondo quien inicia un breve interinato de tres años, pues solo se desempeña como tal hasta finales de 1922. A comienzos del año 1923 es reemplazado por el profesor Ezequiel Leiva que dirigirá el establecimiento hasta 1933. A partir de la fecha toma el mando el profesor Agustín Alvarenga con el que se iniciará otra etapa progresista en el desenvolvimiento cultural y docente de la escuela, que se extenderá hasta 1955. La lista total del personal directivo hasta el presente (1975) es la que mencionamos a continuación: Gastón Dachary 1916-1923 Faustino Larrondo Ezequiel Leiva Agustín Alvarenga Aurelio Vicario Haleira Diaz Celia Ayala de Castagnino Abel Ramírez Barrios Nélida Jiménez Giorio de Colombo Jorge A. Pini 1923-1923 1923-1933 1933-1955 1955-1957 1957-1959 1959 1959-1960 1960-1963 1963-1974 El nuevo local de Entre Ríos 233 El local de Entre Ríos 233, donde ahora funciona la Escuela Nacional de Comercio General San Martín, de Posadas (tal como informamos en un capítulo anterior) era originalmente un antiguo aserradero que fue dividido en 18 piezas gracias a un estudio y planificación, realizado por arquitectos especialistas del Consejo Nacional de Educación. No estuvo ajena a este asunto la Comisión ProEscuela Normal, que nuevamente da señales de vida para solucionar el problema más angustiante del establecimiento. Por iniciativa una vez más de la Sra. De Fernández, se formó una Comisión que estructuró un estatuto con el fin de dotar a la escuela de local propio. Este estatuto lleva la fecha del 8 de febrero de 1920. Mediante las gestiones de esa comisión se logró una solución transitoria (mientras se encaraba la definitiva) y se alquiló el edificio de Entre Ríos 233, por la suma de 450 pesos mensuales, firmándose al respecto un contrato por cinco años, que luego fue renovado en varias oportunidades hasta 1946, en que la escuela se trasladó a su edificio propio. El nuevo local escolar resultaba un lujo si lo comparamos con lo precario del edificio original. Sus 18 habitaciones suponían la posibilidad (que pronto fue aprovechada) de aumentar el número de divisiones del nivel secundario, y aún crear un segundo turno en el Departamento de Aplicación. Esas habitaciones-aulas estaban dispuestas alrededor de un gran patio central sombreado por añosos árboles, con piso de ladrillo, y que resultaba, por razones obvias, infinitamente más adecuado que la plaza 25 de mayo, para realizar los juegos recreativos y los descansos entre hora y hora de clase. La habitación principal, de unos treinta metros de largo, por diez de ancho, se utilizó como salón de actos. Y para ello se construyó en uno de sus extremos un práctico escenario de madera que se utilizó profusamente para las actividades culturales y para las festividades que se celebraban regularmente año a año. Precisamente una característica de la escuela en ese nuevo período de su evolución, era que no se limitaba a cumplir solamente con la labor regular de la enseñanza dentro de los muros, sino que pretendía trascender a la comunidad mediante un plan de extensión cultural que constaba de una serie de clases y conferencias que se dictaban en su salón de actos. La tribuna de extensión cultural Para ello se estructuró una Tribuna de Extensión Cultural que en la década de 1920 a 1930 tuvo a su cargo la organización de numerosos actos culturales de carácter científico, literario o artístico. Si bien la “Tribuna” era dirigida y muchas veces ocupada por el personal de la escuela, en realidad era un organismo abierto a la comunidad. Por eso desfilaron por el viejo escenario del edificio de Entre Ríos 233 numerosas personalidades de la época en el campo del arte, de las letras, de las ciencias. Entre otros hemos podido rastrear los nombres del Dr. Manuel Domínguez, notable estadista paraguayo, del Dr. Ramón Vázquez, magistrado y escritor argentino, del Dr. Pedro A. Ciencia, notable médico paraguayo; del Sr. Defilippis Novos, escritor; del Capitán de Fragata de la Armada Nacional, Don Esteban Repetto, del Dr. Rodolfo Torres, médico destacado de Posadas, del Dr. Eloy Fariña Nuñez, poeta y escritor, del Sr. Julio Paulsen Saldías, conferencista chileno; del poeta argentino Don Francisco Solo y Calvo, del conocido escritor nacional Don Andrés Chabrillón, del Dr. César Blas Pérez Colman, camarista destacado del foro, del Sr. Don José Araujo, y muchos más. Fiestas y Celebraciones También se utilizaba el escenario de la Tribuna de Extensión Cultural para conmemorar las fechas históricas de la patria en las que se realizaban actos solemnes con discursos, arengas, canciones y con la modalidad muy de la época, la realización de “cuadros vivos” alegóricos. Han quedado constancias fotográficas de algunos de esos cuadros vivos, que no solo se realizaban en el nivel primaria, sino aún en el secundario. En todos ellos la figura principal es siempre una alegoría femenina, con el gorro frigio en la cabeza, y que simbolizaba la libertad a la República Argentina. También, igual que en la época de Dachary, se recordaban los aniversarios patrios de las naciones vecinas, especialmente el 14 de mayo del Paraguay, el 25 de Agosto del Uruguay, y el 7 de Setptiembre del Brasil. A estos actos asistían los señores cónsules y se improvisaban interesantes jornadas de confraternidad latinoamericana. Recorriendo las fuentes orales y escritas algunas fechas determinadas, por ejemplo el día del libro, el día de las Américas, el día de la raza, la semana de la templanza, el día del ahorro, y el día de los muertos por la patria. Esta última celebración adquiría un brillo especial dentro de la escuela con motivo de que se entonaban entonces las estrofas de un himno propio titulado “A los héroes ignorados” cuya letra y música eran originales de dos profesores del establecimiento: Don León R. Naboulet y Don Francisco Bauzá, respectivamente. El problema del edificio propio El desarrollo de estas celebraciones y el ritmo regular de la vida docente, no hicieron olvidar la principal preocupación de todos aquellos años iniciales: la de lograr el edificio propio. Ya hemos dicho que la Comisión pre-escuela normal había iniciado nuevas gestiones y que logró el alquiler del nuevo local de Entre Ríos 233 (que entonces se consideraba sería usado transitoriamente hasta que se lograra el edificio propio y definitivo). Sin embargo, habrían de pasar nada menos que treinta años de gestiones administrativas (de 1916 a 1946) para que ese anhelo lograra concretarse. Los trámites iniciados por la antigua comisión pro-escuela normal fueron proseguidos luego por una comisión de Ex - alumnos que fue activa gestora en el éxito final. Gracias a esas gestiones se logró en el año 1920 que la Municipalidad de Posadas donara al gobierno nacional, un terreno ubicado en la manzana 76, con el objeto de destinarlo a la construcción del edificio de la Escuela Normal. Pero era una donación condicionada a la obligación de materializar el edificio en un plazo perentorio de 5 años. De no concretarse esa condición, el terreno volvía a poder del propietario original, osea, al Municipio de Posadas. Posteriormente la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, al confeccionar el plano del edificio advirtió que el terreno que ofrecía la Municipalidad posadeña no cubría las necesidades para la construcción de un edificio adecuado para una institución educativa. Por ello, la comisión de ex – alumnos, conciente del problema, realizó gestiones ante la gobernación del territorio para que ésta intercediera ante el gobierno municipal a fin de que aceptara permutar el terreno de la donación original en la manzana 75, por el que constituía hasta entonces la plaza 25 de Mayo de esta ciudad, y frente al cual había desarrollado sus primeros años de vida el establecimiento. El nuevo terreno reunía las condiciones requeridas. Consistía en una manzana completa de unos 7472,14 metros cuadrados de superficie. En el mismo podía construirse con facilidad el proyecto elaborado por los técnicos de la Dirección de Arquitectura, valuado en aquel entonces en la suma de 500.000 pesos moneda nacional. El decreto respectivo aprobando el proyecto de edificio lleva la fecha del 22 de septiembre de 1920. En realidad, todavía habían de pasar muchos años (casi tres décadas) porque el edificio recién se levantó treinta años después. El terreno elegido si bien por su extensión era adecuado, presentaba algunas dificultades técnicas ya que la mayor parte del mismo estaba formada por un pedregal compacto, que impedía la excavación de los cimientos, al extremo que cuando se emprendió esa tarea, tuvo que apelarse al uso de la dinamita. Es cierto que la ciudad perdía una plaza, pero en aquel entonces el lugar tenía poco de paseo público, era un simple potrero, ocupado en su mayor parte por un gran pedregal. De manera que la erección de un gran edificio, significó un notable adelanto para el barrio, cambió totalmente su fisonomía. Pero aún estamos lejos de esos logros definitivos: recién en el año 1925 se firmó la escritura definitiva del soler. Fue otorgada ante escribano público el día 18 de febrero de dicho año, y desde entonces el título quedó como propiedad del estado nacional en la contaduría general de la nación. Como transcurrieron seis años sin tenerse noticias del proyecto de edificación, y se sabía en Posadas que el edificio de la escuela normal de Santo Tomé, cuyas gestiones para la construcción habían sido más o menos paralelas en el tiempo, con las que efectuaba la comisión pro-escuela normal de Posadas, y la asociación de ex alumnos tenía la noticia que esa escuela cercana se había inaugurado en las cercanías del año treinta. Ese edificio pertenecía al mismo plan o proyecto arquitectónico del que formaba parte el de la Escuela Normal de Posadas. La asociación de ex alumnos activa entonces los trámites y según testimonios de la época, el 31 de diciembre de 1935 solo se contaba con un saldo de 150.000 pesos, cifra muy alejada de los 500.000 requeridos. Como resultado de las gestiones que la asociación de ex alumnos ante el Ministerio de Obras Públicas de la Nación, se obtiene un presupuesto reajustado para el año 1936 donde figura una partida de 150.000 pesos para la construcción del edificio. Esa suma, como hemos dicho, venía de arrastre del año anterior. Según nota del funcionario José F. Borroud, del Ministerio de Obras Públicas, “en el proyecto de presupuesto para 1937, elevado recientemente, se solicitó la suma de 1.000.000 pesos ene. Plan de trabajos públicos vigentes (1-2-132) se asigna una inversión de 50.000 pesos, y en el primer reajuste del mismo, se asigna otra partida de 40.000 pesos, que se reduce a 20.000 pesos en la variante. Septiembre 10 de 1935, firmado Sr. José Borroud. Como vemos, todas sumas y partidas insuficientes. Ni siquiera servían para la iniciación de los trabajos. Ya el año anterior (1935) el Ministerio de Obras Públicas por expediente P595 1935 advertía a la escuela que el término fijado por la municipalidad para la iniciación de la obra había vencido con creces y que por consiguiente “la donación debía considerarse caduca”. Es evidente la poca voluntad que ponía la burocracia capitalidad para la resolución del problema, ya que ni había culpables de que los trabajos no se habían iniciado, eran precisamente los funcionarios del ministerio de obras públicas, que ahora buscaban desligarse de esa problemática. Basándose en un párrafo de un expediente de fecha 14 de Mayo de 1936, en el que el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública encargaba a la Dirección de la Escuela Normal de Posadas que gestionara de la Municipalidad, en nombre del gobierno de la Nación y con carácter de urgente, una prórroga del plazo que fijara al efectuar la donación del terreno. La asociación de ex alumnos une sus esfuerzos al director del aquel entonces, Don Ezequiel Leiva, y consigue un gran éxito. En efecto, con fecha 4 de Junio de 1936 el Consejo Municipal de Posadas resuelve acordar la prórroga solicitada, hasta el 30 de junio de 1937, dejando constancia expresa que “fenecido el plazo, y siempre que el gobierno de la nación no diere comienzo a las obras respectivas volverá el terreno al dominio y propiedad de la municipalidad de esta ciudad”. Transcurrida esa fecha límite, una vez más la inoperancia y la negligencia de los funcionarios responsables se puso nuevamente de manifiesto. Nada había comenzado aún. Por eso tuvo que intervenir personalmente el gobernador del territorio, en representación del gobierno nacional, para lograr una nueva prórroga por parte de las autoridades del municipio. Sabemos que la prórroga fue concedida, pero ignoramos el término que se le fijó. Sin embargo, hay coincidencias en todas las fuentes consultadas que este último plazo venció también sin que se diera comienzo a la obra. No obstante, el 11 de Agosto de 1938 se produce, por fin, un hecho decisivo en este proceso. Conyuntura que determinará la iniciación efectiva de los trabajos de edificación del nuevo local. En efecto, en esa fecha se reúnen en el terreno que constituía la plaza “25 de Mayo”, dentro de la planta urbana del municipio, los Sres. Angel Horacio Ruiz, secretario de la gobernación del territorio, en representación de S. e. el Sr. Gobernador Bozaña; el Sr. Juan Ricci, secretario a cargo interinamente de la municipalidad, en representación de dicha comuna, y el Sr. Martín H. Rockat, constructor de obras de la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, y don Soriano Romero, en esos momentos a cargo interinamente de la Dirección de la Escuela Normal. Los cuatro hombres se habían reunido para dar comienzo en forma oficial a las obras de construcción del edificio de la escuela en el terreno donado por la municipalidad en el año 1928, que luego se había permutado por el de la plaza 25 de Mayo, y cuyos plazos habían sido actualizados en varias oportunidades, la última de las cuáles lleva la fecha del 13 de agosto de 1937 Comenzaron las obras de construcción en forma efectiva a mediados del año 1940, una vez salvados los inconvenientes de la falta de materiales. Luchando con los obstáculos técnicos producidos por la peculiar conformación rocosa del subsuelo del terreno elegido para la edificación, se fueron levantando poco a poco las estructuras del nuevo local, y después de cinco años de trabajo discontinuo, el 28 de diciembre de 1945 se entregó oficialmente la escuela al director, profesor Agustín Alvarenga, quien desde fines de 1938 ejercía el cargo en el establecimiento. La inauguración del edificio propio Precisamente durante la dirección de Agustín Alvarenga, los tres episodios fundamentales de su gestión docente y administrativa en la escuela, fueron la inauguración oficial, la mudanza y la recepción del mobiliario para el nuevo edificio. Como hemos dicho el flamante local se entregó oficialmente el 28 de diciembre de 1945, pero como el mobiliario funcional adaptado especialmente a la nueva construcción se estaba fabricando en la cárcel de Córdoba, y aún no había llegado, el Director Alvarenga consideró que no era oportuno inaugurar un edificio nuevo con el mobiliario en uso, que ya estaba en condiciones ruinosas y deficientes. Por eso postergó la inauguración hasta la llegada del mobiliario nuevo. De esta manera transcurrió un año más, con el hermoso edificio con sus aulas vacías, a la espera de los muebles cordobeses. Pero en agosto de 1946 se supo en el ambiente escolar que algunos organismos nacionales y provinciales de Posadas pensaban solicitar el uso de las aulas como oficinas, en vista de que el edificio seguía sin ocuparse. Ante esta eventualidad el director Alvarenga organizó una presurosa mudanza con los muebles viejos, desde el edificio de Entre Ríos 233, hasta la flamante construcción. Toda la escuela se movilizó en masa, alumnos, profesores, maestros, personal de disciplina y maestranza, todos colaboraron en el traslado que logró realizarse en una sola jornada. Todo el que poseía un vehículo, ya sea automóvil, carro, chatita, estanciero, camión, etc., lo ponía a disposición de la escuela y colaboraba en el traslado de muebles, útiles, expedientes, libros, etc. Inclusive hubo alumnos que hicieron el trayecto (unas quince cuadras) a pie llevando consigo diversos elementos de enseñanza. De esta manera, en un solo día, se realizó la mudanza y se conjuró el peligro de que otros organismos nacionales o provinciales ocuparan el edificio desocupado. El edificio de la escuela normal forma parte de una serie de locales escolares que se levantaron por todo el país durante las últimos presidencias conservadoras posteriores al año 1930, y es muy similar a otros construidos para la misma época en esta zona del nordeste, como los de las escuelas normales de Santo Tomé en Corrientes, o la de Resistencia en el Chaco. Fue terminada e inaugurada durante la primera presidencia del General Perón y ocupa una manzana completa, contando con instalaciones adecuadas para el desarrollo de la tarea educativa. El edificio consta de tres grandes cuerpos, uno de ellos, el principal, sobre la calle Belgrano, alberga dentro de sus estructuras un primer piso con once aulas (una de ellas destinada a la proyección de diapositivas y películas cinematográficas) donde funcionara el curso secundario durante los turnos mañana y tarde, y los cursos del profesorado en el turno de la noche. La planta baja alberga a todas las aulas del Departamento de aplicación, la Secretaría y la Biblioteca. El segundo cuerpo del edificio, sobre la calle 3 de Febrero contiene un gran gimnasio techado que se usa igualmente como salón de actos. El director Alvarenga lo hizo bautizar con el nombre de “Salón de Actos Gastón Dachary” como homenaje al primer director de la escuela. También en esta parte del edificio están las oficinas de la Dirección, la Regencia, la Cooperadora y el Departamento Físico con vestuarios para niñas y varones. Por último sobre la calle Alvear, se levantan las instalaciones del Jardín de Infantes, y los laboratorios y aulas especiales de Fisico-Química, de Ciencias Naturales, de Dibujo y de Música. Estos tres cuerpos enmarcan un gran patio central de losas de San Ignacio, que se ocupaba preferentemente por los alumnos del curso de aplicación. En uno de los costados del patio se alza una torre de homenaje que contiene el tanque de agua de gran capacidad para abastecer a todo el edificio. En uno de los lados del patio se alza un escenario de cemento y ladrillos a la vista, techado que fue donado por la Asociación Cooperadora mediante una campaña que se realizó entre los alumnos con el nombre de “Campaña del Ladrillo”. Se le pidió al alumnado que donaran un ladrillo cada uno, y a medida que los niños y adolescentes cumplían con el pedido, los ladrillos se iban acumulando a un costado del patio. En una semana se formó una verdadera montaña de ladrillos, los que luego fueron utilizados para la construcción del hermoso escenario que, aprovechando el clima propicio de esta región, se utiliza al efectuarse actos al aire libre. Este edificio sufrió algunas reparaciones como consecuencia de ciertos defectos de construcción. Con ese motivo en el año 1959 hubo que suspender las clases para proceder a una reparación general de los techos y paredes del frente. La escuela volvió a abrir sus puertas en 1961. En ese lapso de casi dos años hubo necesidad de repartir las divisiones del establecimiento en otros edificios escolares, entre ellos los de la Escuela Nacional de Comercio, las escuelas primarias superiores 1 y 2, el Instituto Adscripto Posadas y la Asociación Cultural Inglesa. Desde el año 1956 el edificio es compartido con el Colegio Nacional Nocturno N° 2, que ocupa parte de sus comodidades en horario nocturno, en que también funciona el Profesorado de Primaria, que formó parte de las estructuras de la Escuela Normal Superior desde 1971. Con ese motivo ambos establecimientos deben afrontar una serie de dificultades, producto de la insuficiencia de las instalaciones, que seguramente han de superarse cuando el establecimiento nocturno logra la construcción de su propio edificio. Nuevas Inspecciones (1916 – 1955) Resulta interesante indagar en el libro de inspección, las impresiones que se llevaron los inspectores que visitaron la escuela en su segunda época, correspondiente a las direcciones de Berrondo, Leiva y Alvarenga. Como recordaremos, las primeras inspecciones se realizaban cada dos años (1909 – 1911 – 1913 – 1915), la última, a cargo de Juan Millén, Inspector General de Escuelas Normales. Este funcionario se preocupa por que los profesores acentúen el carácter práctico de la enseñanza y recomienda que la practica pedagógica se realice en las escuelas comunes además del Departamento de Aplicación de la propia escuela normal, a fin de que los alumnos prácticamente reunan experiencias en todo tipo de escuelas primarias. Resulta curioso que ya en 1915, se aconsejara este tipo de experiencia docente, ya que recién en 1971, al crearse el Profesorado Elemental para formar maestros superiores, se establece que las prácticas de ensayo se realizarán en el Departamento de Aplicación, pero la práctica definitiva se hará en escuelas comunes de todo tipo. Otras recomendaciones de este inspector poseen igualmente un eco extrañamente actual. Por ejemplo, cuando aconseja la formación de bibliotecas de aula y la enseñanza de los idiomas extranjeros mediante la lectura de obras maestras en esa lengua. Después de 1915 se produce un largo paréntesis en las visitas de inspección, pues debemos remontarnos a 1928 para consignar la primera visita de un inspector de música, profesor Raúl H. Espoile. Parece que vio con mucho agrado la tarea que desarrollaba el profesor Bauzá, ya que dice que “el criterio con que desarrollaba el programa en este establecimiento lo conceptúo muy bueno, después de haber presenciado una clase de cuarto grado dada por el profesor de la asignatura Sr. Bauzá, para quien dejo constancia del agrado experimentado por su actuación”. Al año siguiente, en 1929, visita la escuela un inspector de geografía, Juan José Nágera, quien por primera vez en el establecimiento hace proyectar una película instructiva “Maravillas del mundo microscópico”, que había traído de Buenos Aires. En el año 1930 aparece en el libro de inspección un nombre muy conocido, el de Arturo Cancela, que por lo visto además de dedicarse a la literatura, trabajaba también en la docencia. Lástima que se limite a expresar “Las observaciones referentes a esta visita serán comunicadas al Sr. Director por medio de la Inspección General” porque nos hubiera gustado leer sus impresiones sobre el establecimiento. En 1933 por primera vez aparecen dos inspectores juntos. Se limitan a expresar “en la fecha visitamos la escuela” y firman Ernesto Nelson y Luis Cancini. Pero la manía de no dejar constancia de sus impresiones alcanza su máxima expresión con el inspector M. Delaustegui que en el año 1934, solo deja la fecha y su firma. Seguramente en ese período debía regir alguna disposición del Ministerio que obligaba a los inspectores a esa parquedad exagerada, a ese laconismo realmente espartano. Al año siguiente, 1935, por primera vez aparecen dos inspectores durante el mismo año lectivo. La primera (se trata de una mujer) firma con el nombre de Corina Baltan Madero y se trata de una inspectora de manualidades que se retira muy satisfecha del trabajo del personal que conoció, especialmente de la Srta. Ponca Molero. Dice al final: “… el Director Sr. Leiva no omite esfuerzos para llevar adelante a su escuela y considero que está dignamente acompañado por un personal muy culto. Felicitaciones por el progreso al que han llegado..” Pero lo que llama realmente la atención es la fecha, once de septiembre de 1935, el día del maestro, es que ese día se dictó clases en la Escuela Normal de Posadas? No hemos podido averiguarlo. En cuando al segundo inspector en el año, es nuestro lacónico Delaustegui, que una vez más se limita a poner la fecha y la firma. Luego pasan cuatro años sin que la escuela sea visitada, y finalmente en 1939 aparece un inspector de música. Y al año siguiente, 1940, el inspector Pedro S. Acuña estampa el primer elogio para el nuevo director (desde 1938 se había hecho cargo el profesor Alvarenga). Dice así “Recojo la impresión grata de que aquí se trabaja con entusiasmo y dentro de la mayor armonía notándose un espíritu de cuerpo que habla muy a favor de su actual y muy joven director, profesor Agustín Luis Alvarenga, quien, no lo dudo, llevará más alto aún el prestigio de la esuela, cuando la experiencia termine de formarlo.” Para terminar con esta rápida reseña de las inspecciones realizadas en la segunda etapa de la vida de la escuela, diremos que en 1943 aparece el primer inspector de química, en 1944 llegan por primera vez dos inspectores administrativos que realizan un control contable. Tres años después, en 1947, llega la primera inspección de educación física; se trata de la segunda mujer que visita la escuela, realizando una reunión general de profesores de la especialidad. En este aspecto debemos dejar constancia de que el Director Alvarenga, celoso de la conservación y buen estado de las flamantes instalaciones, no autorizaba el uso del gimnasio para la práctica de la asignatura, utilizándolo solamente como salón de actos. Recién en abril de 1953, la inspectora Angela Cristóbal ordena a la entonces Vice Directora Titular, a cargo interinamente de la Dirección por licencia del titular don Agustín Alvarenga, “la necesidad de habilitar todo el gimnasio para sus fines específicos, coordinando las horas para su mejor utilización.” Desde el año 1948 se suceden varias inspecciones anuales. En plenas vacaciones, el 7 de enero de 1948, visita la escuela un inspector y en julio de ese año se produce la primera inspección de enseñanza religiosa. Pues una de las medidas educacionales más importantes que dispuso el General Perón en su primera presidencia, fue el establecimiento de la religión como asignatura del plan de estudios secundarios. Otra medida que dictó el gobierno de aquel entonces fue la realización de la “Fiesta de la Juventud”, instituída por inspiración del secretario de educación, Dr. Ivanisevich. Con ese motivo llegó a la escuela el inspector Dr. Ceriotto que procedió a tomar las medidas pertinentes para que esa actividad se llevara a cabo sin dificultad. Dos inspecciones más se llevaron a cabo en ese año, una de las cuales dispuso el envío del mobiliario viejo a la escuela industrial de Posadas a fin de que se arreglara y se distribuyera entre los otros establecimientos nacionales de la ciudad. Finalmente en el mes de diciembre se produce la segunda inspección administrativa desde la fundación de la escuela. En total vinieron en el año 1948, seis inspectores. Como veremos en el año siguiente, 1949, se producen once inspecciones y en el año 1950, diez. Estas cifras contrastan con el escaso número que constatamos en los primeros años de la escuela. Ello era debido a la dinámica impuesta a la inspección secundaria por el ministro Ivanisevich, y al progreso incesante de Posadas. Progreso que se materializaba también en la creación de nuevos establecimientos de nivel medio, como ser los Colegios Nacionales 1 y 2, la Escuela Nacional de Comercio y las Escuelas Técnicas 1 y 2 (antiguamente designadas como Escuela Industrial y Profesional respectivamente). Durante el curso del año 1949 llaman la atención las palabras de la inspectora Sra. de Vigliani, venida en mayo para controlar el desarrollo de las fiestas patrias y proceder a tomar juramento de fidelidad a la nueva constitución reformada por el gobierno justicialista. Esta inspectora en sus escritos no usa la letra “y” y por eso escribe frases como “ayer i hoy”, modalidad que resulta realmente inesperada. Los diez inspectores que aparecen por la escuela en el año 1950, el “Año del Libertador General San Martín”, siguen preocupándose del reajuste del personal, coyuntura provocada por el cambio de planes y programas realizado en aquel entonces y siguen disponiendo la entrega del mobiliario viejo, especialmente al Colegio Nacional 1 y a la Escuela Industrial. También se producen nuevas inspecciones de educación física, y el actual Director General de Administración concurre a la escuela para realizar un curso de capacitación para tesoreros. En el año 1951 se constatan cuatro inspecciones, en el año 1952 no llega ningún funcionario de Buenos Aires, y en 1953 vienen inspectores que hacen conocer el segundo plan quinquenal de gobierno y presidir las elecciones organizadas por la secretaría de educación para decidir el destino sindical de los docentes a quiénes se los invitaba a adherirse a la CGT (Confederación General del Trabajo) o a la CGP (Confederación General de Profesionales). En el año 1954 carece también de inspección, pero en 1955 se producen siete inspecciones sucesivas, la mayoría de ellas realizada por la inspectora Srta. Josefina Quiroga, descendiente del legendario Facundo, la última de las cuáles tenía como objetivo preparar la recepción para la llegada del Dr. Anglada que fue el último ministro de educación del General Perón en su segunda presidencia. Esta recepción no llegó a concretarse nunca porque se produjo el estallido de la revolución militar de 1955 y el Dr. Anglada tuvo que regresar apresuradamente a Buenos Aires. Resumiendo todo lo dicho tenemos que desde 1909 hasta 1955 se realizaron sesenta inspecciones en la Escuela Normal de Posadas. CAPÍTULO VII TERCERA ETAPA EN LA HISTORIA DE LA ESCUELA NORMAL 1955 – 1975 Estos últimos años 1955 – 1975. Las últimas direcciones Durante el curso del período anterior, y en esta nueva etapa de la historia de la escuela normal se fueron estructurando y organizando cada uno de sus organismos internos, hasta alcanzar en la actualidad abarcar los cuatro niveles de la enseñanza argentina en nuestros días: el Pre-Primario o Jardín de Infantes; el Primario o Departamento de Aplicación; el Secundario dividido en Ciclo Básico Común y ciclo de los Bachilleratos Especializados; y el Terciario o de Profesorado Superior. La escuela había nacido como Escuela Normal con el Nivel Primario o Departamento de Aplicación y el Secundario o Magisterio. Al comienzo los grados de primaria y las divisiones secundarias funcionaban en un solo turno, pero a medida que pasaban los años se fueron creando más grados o divisiones de acuerdo a las exigencias del desarrollo escolar y el incremento de los alumnos aspirantes al magisterio. El cargo de Vice Director fue creado en el mes de mayo de 1949 siendo designada para el mismo la profesora Silvia Nélida Giménez Giorio de Colombo, que lo ejerció desde 1949 hasta 1955, y desde Marzo de 1956 fue reemplazada por la profesora Helena Diaz, que ejerció el cargo hasta noviembre de 1957 hasta mediados de 1959, en que también ascendió al cargo directivo. Cubrió entonces la Vice Dirección por el resto del año 1959 el profesor Abel Ramírez Barrios. En el año 1960 la Sra de Colombo vuelve a ocupar el cargo de Vice Directora Titular; por consiguiente asume la dirección que estaba vacante. Con ese motivo el profesor Jorge Pini se hace cargo de la Vice Dirección hasta el año 1963 en que ocupa la dirección en forma titular. La Sra. de Colombo vuelve a su cargo de Vice Directora durante el año 1963 hasta su jubilación. La reemplaza la sra. de Warenycia en diciembre de 1963 que ocupa el cargo hasta el año 1970, en que el profesor José Luis Fernández es designado Vice Director Titular. La lista de Vice Directores es la siguiente: Sra. Silvia Nélida Giménez Giorio de Colombo 1949 – 1955 Srta. Helena Diaz 1956 – 1957 Sra. Celia Ayala de Castagnino 1957 – 1959 Sr. Abel Ramírez Barrios 1959 – 1960 Sr. Jorge Armando Pini 1960 – 1963 Sra. Silvia Nélida Giménez Giorio de Colombo 1963 Sra. Ada de Anquin de Warenycia 1963 – 1970 Sr. José Luis Fernández 1970 – 1975 Modificaciones de los planes de estudio Paralelamente los planes de estudio con respecto a la formación de maestros, evolucionaba también e iban cambiando sus exigencias y el número de años de estudio. Como hemos informado en los primeros capítulos, la escuela comenzó sus tareas como “Escuela Normal Rural” con un plan de dos años de estudio. De 1909 a 1916 rigió ese sistema. A partir de ese año y hasta 1942 los maestros egresaron con cuatro años de estudio en total. A partir de 1942 se inicia un plan de cinco años que perdura hasta 1950, por que al año siguiente se reciben los primeros maestros bachilleres con seis años de estudio. Esta modificación solo dura los años 1951 y 1952, pues a partir del año 1953 se vuelve al plan de cinco años que está en vigencia hasta el año 1971, en que el plan de estudios del magisterio se extiende prácticamente a siete años, al crearse los dos años superiores del Profesorado Elemental. En resumen: Escuela Normal Rural Plan de dos años 1909 – 1916 Escuela Normal Nacional Plan de cuatro años 1916 – 1942 Escuela Normal Nacional Escuela Normal Nacional Escuela Normal Nacional Escuela Normal Superior Plan de cinco años Plan de seis años Plan de cinco años Plan de siete años 1942 – 1950 1951 – 1952 (Maestros Bachilleres) 1953 – 1970 1970 hasta hoy (Profesorado Elemental) El Departamento de Aplicación: creación de la Subregencia En lo referente al nivel primario (Departamento de Aplicación) podemos afirmar que desde 1909 a 1940 se trabajó solamente con siete grados, o sea, con un turno completo: de primero inferior a sexto grado. En 1940, siendo director el profesor Alvarenga se crea otro tercer grado; en 1946 durante la misma dirección, se aumentan las divisiones primarias con otro sexto grado. Ambos grados funcionaban en turno opuesto. En 1955, producido el cambio de gobierno nacional, las nuevas autoridades educativas crean otro primer grado inferior, y al año siguiente, 1956, se completa el turno de la tarde con la creación de todos los grados que faltaban para ello. De esta manera, a partir de 1956, y hasta el momento, la escuela se desenvuelve con 14 divisiones de grado, siete en el tuno de la mañana y siete en el de la tarde. Gracias a las gestiones de diversas comisiones cooperadoras, el viejo moblaje del Departamento de Aplicación con sus vetustos bancos y pupitres tradicionales, ha sido paulatinamente reemplazado por modernas mesitas y sillitas individuales, de fórmica, que permiten una enseñanza más ágil y adaptada a las actuales normas pedagógicas, especialmente a los sistemas de dinámica de grupos. La lista de regentes se ha visto enriquecida desde el año 1959 con la creación del cargo de Subregente, el que debía hacerse cargo de la Dirección del turno de la tarde. De esta manera tenemos dentro de la lista de Regentes los nombres siguientes: Francisco Perié 1909 (fallecido el día de la inauguración) Soriano Romero 1909 – 1915 Blas Franco 1915 – 1938 Juan Antonio Álvarez 1938 – 1956 Sara Bianchi de Amores 1956 – 1960 Dora Ramírez F. de Cambas 1960 – 1964 Antonia G. de Balbuena 1964 – 1967 Graciela Renón 1967 – 1970 Por otra parte la creación de un segundo turno completo, debía determinar a la vez, la necesidad de designar un Subregente que se hiciera cargo de esas obligaciones. Por esa razón –como hemos dicho- en el año 1959 se crea la Subregencia del Departamento de Aplicación y se designa para ocuparlo a la Sra. Cambas. La lista de los Subregentes la hacemos conocer a continuación: Sra. de Cambas 1960 Sra. de Semilla 1960 – 1961 Sra. de Borowski 1962 – 1963 Sra. de Balbuena 1963 Sra. de Artigas 1963 – 1964 Sra Graciela Renón 1964 – 1967 Sra. de Balbuena 1967 – 1969 Sra. de Rau (como suplente) 1968 Sra. Rosa Petit de Meurville 1970 – 1972 Sra. de Mancini 1972 – 1973 Sra. de Rau 1973 hasta hoy El Jardín de Infantes Otra estructura importante dentro de los niveles de enseñanza que se estudian en la Escuela Normal de Posadas, lo constituye el Jardín de Infantes. Fue creado por Resolución Ministerial del 24 de Julio de 1950 durante la Dirección del Profesor Alvarenga y la Vice Dirección de la Sra. de Colombo. Una de las más entusiastas promotoras de la creación del Jardín de Infantes fue la profesora de Práctica de la Enseñanza Sra. de Warenycia, posteriormente Vice Directora del establecimiento. Fue ella la que propuso el nombre de “Juana Manso” para el Jardín de Infantes de la Escuela Normal. Comenzó con una primera sección a cargo de la maestra jardinera Sra. de Yamaguchi, posteriormente, durante el año 1951, se creó una segunda sección que fue desempeñada por la maestra jardinera Sra. de Sureda. Por último, diez años después, en 1961, durante la dirección de la Sra. de colombo, se crearon dos secciones más, designándose a las maestras Srtas. Dora Cambas y Amanda Malla. Su primera directora fue la Sra. de Sureda en 1961 y en 1963 fue sustituida por la Sra. Graciela Vigneaux de Yamaguchi que se desempeña hasta la actualidad. De manera que actualmente consta de cuatro secciones, dos en el turno de la mañana, y dos en el turno de la tarde. Para el funcionamiento del Jardín se habilitó un local de gran tamaño en la parte posterior del edificio nuevo, que originalmente estaba destinado a carpintería y depósito de materiales. El recinto fue dividido en dos espaciosas aulas, y estas fueron ambientadas por las maestras jardineras y los maestros practicantes con figuras y adornos adecuados a los pequeños alumnos. Como temática principal se tomaron los personajes y los ambientes del mágico mundo de Walt Disney. Y de esta manera las aulas y el corredor correspondiente a las mismas, aparecen pintadas y decoradas por los futuros maestros que lograron recrear el ambiente, de tal manera que resulte placentero a los niños de corta edad. Para completar las comodidades ofrecidas a los niños se habilitó un patio-jardín especial en la parte posterior del edificio, donde gracias a las tesoneras gestiones de su actual directora, Sra. de Yamaguchi, se colocaron una serie de juegos para niños y se formó una pequeña huerta, donde los niños cultivan lechuga, acelga, rabanitos y otras verduras. El Profesorado Elemental Las más nueva estructura creada en la Escuela Normal, es el nivel terciario o Profesorado Elemental. Por el decreto del año 1971 se establecieron cuatro divisiones de primer año del Profesorado Elemental, el cual nace de la idea de otorgar al magisterio un nivel superior, para lo cual los futuros maestros, luego de seguir los cinco años de bachillerato pedagógico, común o especializado, deben cumplir con dos años más de profesorado o magisterio superior. De esta manera la carrera del maestro se extiende de cinco años de estudios secundarios, a dos más de profesorado superior, en total siete años, que permiten al futuro maestro perfeccionarse en todas las modernas técnicas didácticas y pedagógicas. Al año siguiente, y como una consecuencia del número de inscriptos, se disminuyó a tres las divisiones de primer año del profesorado, y se crearon otras tres de segundo año. De manera que el Profesorado quedó definitivamente constituido por seis divisiones: tres de primero y tres de segundo año. A fines de 1972 se recibieron los primeros egresados maestros de 7 años, realizándose un acto académico y una recepción en el Club Social de Posadas. Los primeros profesores fueron designados por concurso de antecedentes y entre los mismos podemos citar a los siguientes: como profesores de asignaturas filosóficas y pedagógicas: Sras. De Benzuanto, Mir, Borches, Mercanti, Peredo y profesores: Bustamante, Fernández y Mir. Entre los profesores de materias curriculares, los profesores: Beltrami, Cricel, Diaz, Pini, Gómez, las Sras. Markendorf, Diaz Leal, Yamaguchi, la Srta. Lauritto, y los profesores Veira, Correa y Horrisberger. Las banderas y las abanderadas de la Escuela Una de las modalidades características de la Escuela en este último período de su historia –y que ya se ha transformado en una tradición que se cumple religiosamente año a año- es el acto en que se produce el cambio de abanderado de la escuela. La que se realizaba originalmente el día 20 de junio –día de la Bandera y Aniversario de la Muerte del General Belgrano-. Ese día, el alumno de quinto año que tenía el honor de conducir la enseña patria hasta el momento, realizaba la entrega de la Bandera de Ceremonias, al mejor alumno de cuarto año. Posteriormente, se resolvió que el cambio de abanderado se realizar el día de la fiesta de promoción de los nuevos egresados. De esta manera el mejor alumno de quinto año llevaría la bandera durante todo el año lectivo. Se redactó una fórmula de juramente, que aún se utiliza y que dice texturalmente: “Por vuestra conducta y aplicación os cabe el honor de ser la abanderada del establecimiento. Que esta honrosa distinción sea mantenida con el celo y cariño que merecen las cosas de la patria. Os entrego en custodia personal la bandera de la escuela, Jurais por Dios y por la Patria, amarla y defendera en todo lugar que sea necesario?” Entonces la alumna contesta: “El honor que se me confiere entraña una gran responsabilidad. He de redoblar mi esfuerzo por ser digan depositaria del emblema de la patria. Juro por Dios y por la Patria, honrarla y defenderla en todo momento, aún con el sacrificio de mi propia vida.” Poseemos la lista de abanderados a partir del año 1947, en que se estableció la norma antedicha. La primera abanderada fue Marta Beatriz Galian y la lista de sus sucesoras es la siguiente: Marta Beatriz Galián 1948 María Miriam Santinoni 1950 Adela Noemí Guibert 1951 Elina Delia Mutinelli 1952 Aliacia Clara de la Vega 1953 Estela Guibert 1954 María Elena Yamaguchi 1955 María del Carmen Ramallo 1956 Marta Valloud 1957 Luis Grau (1° varón) 1958 Sarita Amores 1959 Nora Mirone 1960 Elsa Haydee Martignoni 1961 Teresita Mondadori 1962 J. Lucangiolá (2° varón) 1963 Silvia Carvallo 1964 Ester Duarte 1965 Luis Justo Le Gall (3° varón) 1966 Elsa Rusewski 1967 Srta Malvicino 1968 Silvia Diana Pini 1969 Graciela Yamaguchi 1970 Celia Margarita González 1971 Marta Ester Toledo 1972 Andrés Ayala (4° varón) 1973 Dora Farías 1974 Silvia Idkin 1975 En los actos oficiales y desfiles escolares, junto a la bandera nacional, lucen otras banderas que son propias del establecimiento. Entre ellas la bandera del Brasil, donada en un acto académico realizado en 1961, por el cónsul del país hermano Don Ayrton Guedes Rosar, en la oportunidad que el Ministerio de Educación bautizó a la escuela con el nombre oficial de “Escuela Normal Mixta Estados Unidos del Brasil de Posadas – Misiones”. El año anterior, en otro acto académico realizado en el Teatro Español de Posadas, la profesora de manualidades, Sra. Haydée R. del Valle, hizo entrega a la escuela de una réplica de la famosa Bandera del Ejército de los Andes, confeccionada y bordada por las alumnas de trabajo manual de quinto año “B”, turno tarde. Así lo dijo, con sentidas palabras, la Sra. del Valle en el acto mensionado: “las inquietudes que desperatara el sesquicentenario de la revolución de mayo (decía la Sra. del Valle en un fragmento de su discurso) hallaron eco en todo el ámbito de nuestra escuela… acorde a esa disposición patriótica, propuse a las alumnas de quinto año “B” que sugirieran la idea del tema con que habíamos de sumarnos también nosotros a la celebración. Fue así que nació la inspiración de realizar una réplica de la Bandera de los Andes, iniciativa que presentó la Srta. Wanich. Al ponerla en vuestras manos, hago mía la voluntad de las alumnas a quiénes les cabe el mérito de este brillante presente, en el sentido de que esta insignia, de hoy en más, comparta con la bandera del establecimiento los honores de los actos que se celebran…” En estos últimos años, la misma Sra. del Valle, donó a la escuela una nueva bandera, réplica exacta de la que los historiadores suponen fue la primera bandera argentina creada y enarbolada por el General Belgrano en las barrancas de Rosario. De manera que las enseñas relacionadas con los dos héroes máximos de nuestra nacionalidad acompañan siempre a la enseña oficial en actos y desfiles escolares y patrios. Hace poco tiempo una tercera bandera se incorporó al acervo de enseñas que utiliza la Escuela Normal de Posadas. Por iniciativa de la profesora Betty Dei Castelli de Barrios, titular de la cátedra de estudios de la realidad social argentina, se organizó un panel sobre la vida del Comandante Andrés Guacurarí, el famoso Andresito Artigas, caudillo de Misiones y defensor acérrimo del federalismo y del territorio provincial en heroicas gestas militares. Con ese motivo los alumnos de tercer año confeccionaron una réplica de la “Bandera de Andresito”, cruzada diagonalmente con una franja roja, símbolo de la causa federal. No podemos cerrar esta parte de nuestro estudio, sin hacer referencia a otra donación de los alumnos de la Sra. del Valle. Un escudo de la provincia de Misiones, bordado sobre seda de colores yq eu conservado en un estuche con tapa de vidrio, engalana la entrada del gimnasio y salón de actos de la Escuela. Fue donado junto con una galería de fotos y “posters” que reproducen algunos de los paisajes más bellos y característicos de la provincia y que se conservan en el hall del establecimiento. Creación de nuevas estructuras internas Mientras se iban creando los otros niveles de la educación en la escuela, se iba agrandando asimismo el número de divisiones secundarias. En 1945 existían tres divisiones de primero a cuarto año. En 1946, al aumentarse a cinco el número de años del pan de estudio, se crearon tres divisiones nuevas de quinto año. Y a partir de 1947 se fueron creando las cuartas divisiones, de primero a quinto año, de tal manera que al llegar a los años 1950 – 1951 cuando se reciben maestros bachilleres de seis años, ya existían cuatro divisiones en cada uno de los años del ciclo básico y dos divisiones en 4°, 5° y 6° años. A partir de 1952 se fue aumentando el número de divisiones del ciclo superior, completándose el ciclo en 1955; en que todos los años (de primero a quinto) contaron con cuatro divisiones. Paralelamente se creaban organismos que integrarían la estructura total del establecimiento. Por ejemplo, en 1950 se creaban “los consultorios de orientación profesional y escolar”, adelantándose veinte años a la creación del Gabinete de Orientación, que ahora existe en nuestra escuela como organismo estable. Aquella creación de 1950 fue un ensayo interesante, pero no estaban dadas aún las condiciones para que se desenvolviera con éxito, y tampoco existía, por otra parte, el personal idóneo para conducirlo. Posiblemente por eso solo duró dos años. En 1953 se organizó un centro de profesores, cuyo primer presidente fue el Dr. Pablo Luzuriaga (posteriormente gobernador del territorio) que perduró hasta 1955, en que fue disuelto por las nuevas autoridades educativas, producto de la situación revolucionaria que se produjo ese año. En 1960 se crea, no solo en la Escuela Normal, sino en todos los establecimientos secundarios del país, los “Departamentos de Materias Afines” que buscaban la integración de profesores que dictaban asignaturas parecidas de tal manera de habituarlos a trabajar en equipo, y realizar una compulsa y una adecuación de los programas vigentes. Desde entonces, los Departamentos de Materias Afines, han venido cumpliendo con éxito sus objetivos, y en la actualidad se hallan insertos en la planificación general de la escuela. La cual está incluida actualmente en un plan especial de escuelas piloto conocido como “Plan Trece”. Este sistema comienza en el año 1970 y por su importancia será explicitado en el próximo capítulo. También en el año 1970 se suprime el ciclo superior del magisterio (4 y 5° años) y se lo reemplaza por bachilleratos especializados. Actualmente existen cuatro divisiones de bachillerato pedagógico, donde los alumnos se preparan para el posterior ingreso al Profesorado de Primaria (6° y 7° años); dos divisiones de bachillerato biológico, que sirven de introducción a los estudios biológicos superiores y a medicina, en el nivel universitario. Actividades culturales extra escolares: conferencias, cursillos, seminarios Durante toda esta tercera etapa del desarrollo de su historia, la Escuela Normal Mixta de Posadas se proyectó hacia la comunidad mediante la realización de conferencias, cursillos y seminarios. Larga sería la enumeración de todos los distinguidos disertantes que ocuparon la tribuna de la escuela en este período. Menester es limitarse a la simple enunciación de los más importantes de ellos. Entre las conferencias podemos citar, por ejemplo, entre los años 1956 y 1957, las disertaciones del profesor Jorge A. Pini sobre “Francisco de Miranda, peregrino de la libertad” y “El pensamiento moderno y tres de sus cultores: Colón, Copérnico y Erasmo”. Ambas fueron auspiciadas por la comisión de biblioteca de la Escuela Normal, institución creada para fomentar la cultura y aumentar el caudal bibliográfico del estab lecimiento. Este mismo organismo auspició la charla del profesor José Luis Fernández sobre la “Filosofía Moderna”. Las disertaciones se realizaron en los salones del Palacio del Mate. En el año 1958 se realizó una importante mesa redonda, con la participación de destacadas personalidades como ser, el conocido pedagogo Juan Montovani, la experta en literatura infantil Frida Schultz de Montovani, y el rector de la Universidad del Nordeste, ingeniero Babini. El tema fue “Problemas de la enseñanza media” y colaboraron algunos profesores de la escuela como la Srta. Helena Diza, la Sra. de Vasallo, y los profesores Beltrami y Pini. Durante los años 1958 y 1959 se hicieron charlas sobre Las Islas Malvinas, sobre El desembarco de San Martín en Pisco, y en el año 1960, declarado “Año del Sesquicentenario de la Revolución de Mayo” por las autoridades nacionales, se realizó un acto académico donde el profesor Pini disertó sobre “el pueblo en la revolución de Mayo”. En el año 1963 se realizó un acto de homenaje a Domingo F. Sarmiento, con motivo del día del maestro, con asistencia de autoridades provinciales y escolares. En 1964 se creó una “Comisión de Extensión Cultural que propició una charla de la profesora Sra. de Fazio sobre “Interpretación de Programas de Enseñanza Primaria”. El mismo año se realizó otro acto académico sobre el 25 de Mayo. En 1965 visitaron la escuela dos personalidad importantes, cada una en su especialidad. El profesor Fesquet conocido por sus libros de matemáticas y ciencias naturales; y la Srita Helena Velazco, especialista en educación. El primero disertó sobre la didáctica de las ciencias naturales en el nivel primario y la segunda sobre Dinámica de Grupos. También en el año 1967 prestigiaron la tribuna de la escuela normal otras dos figuras destacadas: el Padre Guiles, rector de la Universidad del Salvador, quien habló sobre “La Filosofía” y el ingeniero Gerardo Fogel que disertó sobre “Economía Latinoamericana”. Prosiguieron los actos culturales en 1968, durante cuyo transcurso se realizó una mesa redonda con personal de la escuela sobre “La reforma pedagógica”, una serie de charlas sobre “Saneamiento ambiental” dictadas por funcionarios del departamento de salud pública de la provincia y una conferencia del Dr. Romilio P. Monzón sobre “Formación Pre-Universitaria”. En 1970, iniciado ya el plan trece, se proyectó la realización de unas series de disertaciones de extensión cultural, a realizarse todos los sábados, aprovechando que un gran número de alumnos concurrían esos días a las actividades de “clubs”. De esta manera se cumplieron una serie de charlas y debates libres sobre temáticas elegidas por los propios alumnos: “problemas de la juventud”, “las drogas”, “el movimiento hippie”, “la música beat” (ilustrada por un conjunto moderno integrado por los alumnos de la escuela que dieron un concierto de este tipo de música), charlas sobre la educación norteamericana, a cargo de becarios que estuvieron en el gran país del norte, etc. Estas actividades prosiguieron durante los años 1971 y 1972. En el primero se realizó un panel sobre “Orientación Vocacional” presidido por el profesor Rastellini, de la Universidad Nacional del Nordeste”, e integrado por los miembros del gabinete psicopedagógico de la escuela. En el año 1972 debemos citar también una conferencia sobre drogas alucinógenas, a cargo del Comandante Musumessi de la Gendarmería Nacional; una charla sobre “educación sexual” del Dr. Luis Giordano y finalmente, un panel sobre este último tema, presidido por la Dra. Yadhjian, la psicóloga Dra. Novau, la ayudante social Srta. Amuchástegui y dos alumnas de 5° año del establecimiento. En cuando a seminarios, se desarrollaron una gran cantidad, durante esta etapa de la vida de la escuela. Por ejemplo, en 1959 se realiza el “Primer Seminario Escolar”, que duró una semana y en el que participaron todos los miembros del personal de la casa. En 1970, otro seminario abordó el tema “El currículo de la escuela primaria”. Al año siguiente se realizaron otros dos seminarios sobre “La reforma educativa” y sobre “Los niveles primario e intermedio”. En 1972 se cumplió otro seminario sobre “Enseñanza Primaria”. Todos estos últimos destinados a capacitar a los maestros frente a las nuevas normas pedagógicas imperantes e impuestas por la reforma educativa. Con respecto a cursillos podemos citar en 1965 un curso sobre “Asesoramiento técnico para futuros maestros”; en 1972 un cursillo sobre “Educación Sexual” dictado por la Dra. Yadhjian; y en ese mismo año se realizó un curso sobre “Capacitación de consejeras de aula” que tuvo dos meses de duración. Embajadas didácticas, artísticas y culturales en otras escuelas de Misiones. El coro de la Escuela Normal. Pero no solamente la escuela se limitó a desarrollar programas internos de conferencias, cursillos y seminarios, sino que en su carácter de establecimiento decano, y desde 1970 integrantes del plan trece como escuela piloto se proyectó a las otras escuelas de Misiones y organizó visitas culturales y artísticas que jalonan todo este período de su historia. Así, por ejemplo, en 1960 se organizó una embajada artística cultural que presidida por la entonces directora Sra. de Colombo, se trasladó a la ciudad de Ijui (Brasil) donde se desarrolló una fecunda labor docente, deportiva y artística durante una semana, dictando conferencias, realizando conciertos, exhibiendo danzas folklóricas, compitiendo en justas deportivas y cumpliendo una interesante labor de confraternidad internacional. Al año siguiente, 1961, una delegación de alumnos y profesores de la escuela, designados especialmente por las autoridades nacionales y provinciales, concurrió en representación de Misiones, a los festejos que las autoridades uruguayas organizaron con motivo de cumplirse el Sesquicentenario de la Independencia de los Orientales. Presidieron la delegación, los profesores de historia Lérida Ninfa Lauritto y Jorge A. Pini. El coro de la escuela, formado por más de ochenta voces juveniles y dirigido por la Sra. de Alsina, participó en varios de estos actos de difusión cultural, y visitó varias localidades del interior de la provincia como Alem, Oberá, Eldorado, invitado siempre por otros establecimientos o entidades vinculadas a la cultura y a la música. Inclusive participó igualmente de recitales fuera de la provincia, como ser el festival de coros realizado en 1974 en la ciudad de Paraná, o los conciertos que brindó en la vecina ciudad paraguaya de Encarnación. Este coro surgió en el año 1953 y ya tiene más de una década de existencia. Participó en los festivales de la música litoraleña y brindó varios conciertos por año, renovando siempre sus programas, en los salones del Club social o en la Dirección Provincial de Cultura. En cuanto a embajadas de carácter pedagógico, podemos citar las que se cumplieron en 1968 en el Colegio Nacional de Oberá, las charlas didácticas realizadas en 1970 en la Escuela de Comercio de Jardín América y la aplicación de tests vocacionales en 1972, en la Escuela Normal de Alem. Todas esas actividades fueron cumplidas por un equipo integrado por el personal directivo, la asesora pedagógica y los integrantes del Departamento Psicopedagógico de la escuela. Actividades Científicas y Artísticas. Periodismo Escolar. La escuela no estuvo ajena a las inquietudes científicas en este tercer período de su historia. Testimonio de ello lo constituye la realización de ferias de ciencias que se celebraban en el gimnasio del edificio y que tenían previamente carácter escolar, para ser después ampliadas a todas las escuelas de Posadas y de la provincia. En el año 1967 se obtuvo el primer premio nacional de ciencias, mediante un trabajo de investigación biológica: “Mitosis en raíz de cebolla”, realizado por el alumno Andrés Poujade, bajo la dirección de la profesora Elisea Acosta de Embon. En 1970 se realizó la primera feria de ciencias infantil, dando participación a los alumnos del nivel primario del Departamento de Aplicación en este tipo de inquietudes. En 1972 se realizó una nueva feria provincial de ciencias, evento que se repitió el año siguiente, aunque con carácter escolar. En el año 1974 la escuela culminó sus tareas en este campo con la realización del II Encuentro Regional de Juventud y Ciencia, con la participación de profesores y estudiantes de las vecinas provincias de Chaco, Corrientes y Formosa. Además, la Escuela Normal, tuyo la prioridad en esta región del nordeste, en lo que se refiere a la organización y puesta en marcha de las llamadas “Olimpíadas Matemáticas”, que con la dirección de la Sra. de Mazal y la participación de los alumnos más destacados en esa asignatura, se realizaron en los años 1971 y 1973, culminando con el envío a Buenos Aires de varios alumnos del establecimiento para participar de las jornadas nacionales de esta actividad. Todas estas jornadas científicas responden a una reciente iniciativa de las autoridades educativas nacionales para fomentar en las escuelas secundarias el desarrollo de las ciencias y concienciar a la población estudiantil de las necesidades que tiene e4l país -en vías de desarrollo- de alcanzar un alto nivel científico. Ello no significa sin embargo, el olvido de la formación cristiano humanística que siempre ha predominado en nuestra educación, ya que las actividades artísticas y culturales también han sido objeto de un acentuado interés. En este sentido, en cuanto a tareas culturales y artísticas, la escuela se ha destacado en este aspecto, en estos últimos años. Por ejemplo, en 1961 se realizó una gran fiesta cultural con música, danzas y canciones en el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, organizada por la Directora Sra. de Colombo, que alcanzó perfiles destacados, no solo por la actuación del alumno sino por la escenografía, coreografía y vestuario. Muy recientemente, la escuela fue la sede del IV Encuentro Nacional de las Letras y las Artes, organizado por las autoridades nacionales de la educación. De esta manera en 1974 se desarrollaron durante una semana diversas actividades artísticas y culturales, destacándose numerosos alumnos en el campo de la escultura, la pintura, la música y la poesía. Igualmente, se desarrollaron trabajos audiovisuales, periodísticos y de investigación histórica, así como representaciones dramáticas. El teatro fue siempre una actividad desarrollada en la escuela, desde los primeros tiempos del grupo “filodramático” organizado por el Director Dachary. Con la modalidad del teatro leído, el profesor Pini, en 1958 presentó un elenco estudiantil que actuó en los salones del Palacio del Mate, auspiciado por la asociación “Amigos del Arte”, que llevó a escena la obra del autor argentino Gustavo Levene, “Mariano Moreno”. Debido al éxito cosechado, tres años después en 1961, siguiendo las mismas pautas, se presentó “Androcles y el león”, la conocida pieza de Bernard Shaw en los salones del diario El Territorio. En 1964 un elenco estudiantil normalista presentó el clásico de Moliere “El médico a palos”, representación que se llevó a cabo en los salones de la Dirección de Cultura Provincial, y que obtuvo varios premios, entre otros, a la mejor interpretación masculina. En 1966, alumnos normalistas presentan en la Casa Paraguaya, una versión teatralizada de un artículo de La Gaceta de Buenos Aires, en ocasión de los festejos de Mayo de ese año. El acto fue auspiciado por la peña Ytapúa. En 1972 se representaron breves trozos dramáticos por el canal 2 de televisión de Posadas, y en 1973, en el salón de la Biblioteca Popular y auspiciado por la Dirección de Cultura de la Provincia, la profesora Sra. Susana Valloud hizo representar con gran éxito la obra de Florencio Sánchez “En Familia”. También el periodismo escolar ha merecido la atención de la Escuela Normal en su tercera etapa. La revista Magíster fue creada como vocera del curso secundario, siendo director de la escuela el Profesor Alvarenga. Fue su creador y primer director el alumno Bruno Branchesi, actual funcionario directivo de la Universidad Nacional de Misiones. En el año 1973 se inicia el segundo ciclo de Magíster. Los alumnos del Departamento de Aplicación poseen también su propia revista que se viene publicando regularmente desde el año 1965. Su nombre “Sembrando Diálogo” fue elegido por los propios alumnos – redactores. Su inspiradora fue la maestra Sra. de Freaza que le imprimió un carácter muy particular, pues se trata de una revista que recibe no solo las inquietudes literarias de los niños del Departamento, sino igualmente sus capacidades artísticas. Porque cada número es ilustrado por los alumnos que se destacan en dibujo y pintura. De esa manera cada número es ilustrado personalmente con un dibujo, con un “collage”, o con una tapa revista diferente en cada caso y que es realizada, por los niños que poseen capacidad artística. Como culminación de toda esta actividad periodística, en el año 1967 se realizó “La primera exposición del periodismo escolar”, donde además de Magíster y Sembrando Diálogo estuvieron expuestas gran número de revistas de diversas escuelas de Posadas. Actividades gimnásticas y deportivas Las actividades de la educación física cuentan en la escuela normal con un marco adecuado en las hermosas instalaciones del gimnasio cerrado y en las canchas de volley-ball y basket-ball con piso de cemento, que la cooperadora hizo construir en la parte trasera del edificio. De esta manera todas las actividades de la educación física se realizan dentro de la propia escuela, y los alumnos no deben andar deambulando por entidades o clubs que prestan sus instalaciones a los alumnos de los establecimientos secundarios, como ocurre con las demás escuelas de este nivel en Posadas. Todos los años, como una culminación de las actividades físicas que se desarrollan en la escuela, se realiza al fin del curso lectivo la “Fiesta de la Educación Física”. Ello ha permitido la realización de grandes festivales gimnásticos y deportivos, en los que se han empleado los más modernos sistemas didácticos para este tipo de actividades. Por ejemplo, se ha realizado y se realiza anualmente gimnasia rítmica moderna acompañada con música o percusión, en las que la gracia de los movimientos corporales y la melodía que los acompaña asemejan la exhibición de un verdadero ballet. Estas fiestas se han realizado en los patios de la escuela, o en las instalaciones de los clubes Tokio o Ytapúa. En el año 1972 el equipo de basket representativo de la escuela se clasificó campeón provincial y nacional en los campeonatos intercolegiales que organiza el Ministerio de Educación. También, en ese año, un alumno normalista obtuvo el máximo galardón nacional en los campeonatos de tiro. Como ejemplificación de la actuación deportiva de la escuela, resulta sumamente gráfico expresar que en las vitrinas del establecimiento se conservan ciento trece trofeos de diversa índole correspondientes a casi todos los deportes que se practican a nivel secundario, tanto femeninos, como masculinos. La asociación cooperadora No se puede completar la imagen histórica de la escuela a través del tiempo, sin acopiar algunos datos sobre una institución que ha tenido y tiene una influencia fundamental en la marcha del establecimiento. Nos referimos a la Asociación Cooperadora, sin cuya acción benéfica y tesonera, muchos de los objetivos exitosos logrados por la escuela no hubieran podido concretarse. La cooperadora tiene una larga historia, casi tan extendida como la de la entidad a cuyo servicio funcionó y funciona. En efecto, fue creada el 11 de noviembre de 1919, de acuerdo a las constancias del libro de actas. Desde entonces desarrolló una fecunda labor, siendo su acción más destacada en esta primera época de su existencia, la adquisición de la chacra N° 53 de Posadas, situada en las afueras de la ciudad. La compra se efectuó el 22 de abril de 1946 por iniciativa del entonces director, don Agustín Alvarenga. Como la cooperadora no poseía aún personería jurídica, firmaron el boleto de compra – venta con la Cia. Crédito Español del Río de la Plata S. A. Financiera, el citado Agustín Alvarenga, y los profesores Dr. Armando López Torres y Galileo Tognola. Se pagó en aquella oportunidad la suma de $ 5.000, por la totalidad de la chacra. Debemos aplaudir la visionaria compra y exaltar los méritos de los ya mencionados profesores que adquirieron esta herramienta que resultaría con el tiempo, tan útil para toda la comunidad escolar. Quizá aquellos precursores no soñaron en aquel entonces, con el valor que adquiriría el citado inmueble en nuestros días. El 29 de mayo de 1959, por iniciativa de la comisión directiva presidida por la sra. Haydée Rognona de Valle, se logró la personería jurídica para la cooperadora por decreto N| 1355 del gobierno provincial presidido por el interventor Dr. César Napoleón Ayrault, y firmado por el ministro de gobierno Dr. Atilio César Errecaborde. Esa comisión directiva trabajó activamente y su gestión se caracterizó por la construcción del escenario al aire libre en el patio central de la escuela, la erección del muro perimetral que cierra el edificio por la parte posterior, y la construcción de las canchas de volley y basket ball anexas al edificio en la parte de atrás. También se adquirieron en aquella época muebles y sillas en cantidad, y se mandó construir el escenario movible para los actos que se realizan en el interior del gimnasio techado. En el año 1964 en Asamblea General Ordinaria, los socios autorizaron a la Comisión Directiva a resolver el destino a dar a la chacra 53, se han adquirido para la escuela: útiles para alumnos necesitados, instrumental para física y química, muebles para la escuela, diapositivas y materiales didácticos, proyectores y pantallas, equipamiento total de todos los grados del ciclo primario, con mesas bipersonales y sillas adecuadas, mobiliario para el taller de dibujo, muebles para el Jardín de Infantes, equipos deportivos, libros para la biblioteca, etc. Etc. Etc. A ello hay que agregar el otorgamiento de becas estudiantiles, la permanente reparación y conservación del edificio, el constante arreglo de las instalaciones sanitarias, la ayuda al gabinete psicopedagógico costeando el sueldo de un psicólogo y una ayudante social, la pintura y las instalaciones eléctricas del edificio, la construcción de un aula-taller para la escuela primaria, la construcción de la Dirección del Jardín de Infantes, la construcción de la vereda de todo el perímetro del edificio, la adquisición de una máquina fotocopiadora y un mimeógrafo para los trabajos de la escuela, la construcción de la oficina del Departamento Físico. Pero lo más importante, como preservación del patrimonio de la cooperadora es la compra de un campo de 140 hectáreas que limita con el arroyo Caimán y que se halla ubicado a 20 kilómetros de Posadas sobre la ruta a San Carlos, y que en el futuro servirá para diversas actividades, inclusive para la realización de campamentos, turismo y deportes. Los últimos acontecimientos importantes en la vida de la escuela 1968 – 1975 En homenaje a la brevedad y para no extendernos ya más en el relato histórico de las actividades de la escuela normal de Posadas, haremos una breve síntesis cronológica de los hechos más importantes en la última década de su existencia. En el año 1965, mediante un acto solemne al que concurrieron las autoridades provinciales y escolares del medio, se inauguró un busto de Don Domingo Faustino Sarmiento, obra del escultor misionero Arturo Gastaldo, antiguo alumno del establecimiento. Desde entonces preside las jornadas escolares instalado en un pedestal en el frente del edificio. El anterior, obsequio del escultor argentino Santiago Luis Perlotti, había sido destruido por manos anónimas. Por eso, mediante la colaboración del alumnado, población y autoridades ejecutivas, legislativas, judiciales y militares de Posadas, se reunió una fuerte suma que permitió la erección del nuevo monumento. Durante el curso del año 1967, la cooperadora escolar, impuso por primera vez una nueva modalidad para recaudar fondos: la realización de kermeses en los patios del fondo del edificio, las que se realizaron con singular éxito. También durante ese año, una delegación de la escuela colocó en la histórica Casa de Tucumán, una placa recordatoria. Desde entonces, un recuerdo de nuestra escuela figura entre los centenares de placas de otras instituciones, que engalanan las paredes de la casa donde se proclamó nuestra independencia. Al año siguiente, en las fiestas estudiantiles de ese entonces, la Srta. Azucena Godoy, alumna de la escuela, fue proclamada “Reina de los Estudiantes”, este halago se repitió en 1972, cuando otra representante de la escuela, la Srta. Tamara Szychowski recibió el honor de ser designada “Reina del Centenario de Posadas”. El año 1969 estuvo signado por los festejos del sesenta aniversario de la fundación del establecimiento. Con ese motivo se realizaron una cantidad de emotivos actos, donde egresados de distintas promociones tuvieron oportunidad de verse y cambiar impresiones como en años pretéritos. La semana culminó con dos actos solemnes, uno realizado en la escuela con la presencia de dos de los sobrevivientes de la primera promoción de maestros rurales; y el segundo con un panel cumplido en la sala del Teatro Español, en la que varios profesores evocaron los tiempos pasados. En el año 1970 se inicia la aplicación del plan trece, acontecimiento que por su importancia lo dejamos para tratarlo especialmente más adelante. Y ese mismo año la Cooperadora cumple con una interesante acción social asegurando a todos los alumnos de la escuela por intermedio de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro. Ese mismo año, la profesora Sra. de Benavente pone en marcha una vez más el “Club de Narradores”, entidad que cumple una noble función actuando gratuitamente en asilos, hospitales y entidades de bien público. En el año 1973 se produce un suceso lamentable. En horas de la madrugada, por razones aun no bien establecidas, comenzó a arder un ángulo del primer piso del edificio. Gracias a la eficaz y rápida acción del cuerpo de bomberos, el siniestro quedó limitado a tres aulas de los cursos superiores, a la habitación de las preceptoras, al baño de las niñas, a parte del corredor y prácticamente a toda la estructura de la techumbre del ángulo derecho del edificio. Resultó emocionante la inmediata solidaridad del alumnado, del personal de la casa, de los padres, de las autoridades, de la comunidad toda en su conjunto. En pocos meses se recaudó una suma aproximada a los siete millones de pesos, y además se recibieron donaciones de materiales y mobiliario. Con la ayuda fundamental de las autoridades de la provincia, que aportaron dinero, materiales y mano de obra gratuita; y de las autoridades del Ministerio de Obras Públicas de la nación que enviaron también una cuadrilla de trabajadores especializados, en el breve plazo de cuatro meses se llevó a cabo la tarea de reconstrucción y en el mes de noviembre se realizó el acto inaugural de las nuevas instalaciones en presencia del Ministro de Educación de la Provincia Dr. Humada y la Subsecretaria de la cartera Dra. Micolis. Finalmente el hecho más importante en el curso del año 1974 fue la realización de varias asambleas de padres y socios de la cooperadora, los que defendieron con éxito la posesión de los terrenos de la chacra 53, en las afueras de Posadas, que corrían el peligro de ser expropiados por la municipalidad, despojando de esta manera a la asociación cooperadora de su principal fuente de recursos. El plan trece y la escuela normal Para terminar este trabajo histórico sobre la vida de la escuela normal de Posadas, nada mejor que hacer referencia al sistema didáctico y laboral que actualmente prevalece en el establecimiento. A fines del año 1969, la Dirección General de Enseñanza Secundaria del Ministro de Cultura y Educación de la Nación, decidió iniciar un plan piloto que abarcaría a solo 25 de las miles de escuelas secundarias de todo el país. Y una de las escuelas elegidas para esa experiencia, conocida como plan trece, fue la Escuela Normal Mixta “Estados Unidos del Brasil”, de Posadas. El punto inicial de la reforma establecida por dicho plan consiste en el cambio del régimen laboral de los profesores, que son designados como docentes de “Tiempo Parcial” o “Tiempo Completo”, con el objeto de que su labor se desarrolle en un solo establecimiento. De esta manera, los profesores de la escuela normal, en su enorme mayoría, son exclusivos del establecimiento, y no necesitan desplazarse de una a otra escuela, con la merma lógica de su rendimiento. Los docentes no tienen horas de cátedra, sino cargos de determinado número de horas igual que en el régimen universitario. Estas horas pueden ser programáticas (las que corresponden al plan de cada una de las asignaturas) o extraprogramáticas (las que complemental el aprendizaje y le dan un carácter más integral y eficiente). Estas horas extraprogramáticas pueden ser con o sin alumnos. Las primeras son generalmente horas de apoyo, en las que los profesores tratan de rehabilitar a los alumnos con dificultades en el aprendizaje, y vienen a hacer las veces de profesores particulares que preparan a los adolescentes para los exámenes. Precisamente por esa razón en los últimos meses, el esfuerzo de los profesores en las horas de apoyo se concentran en los alumnos que tienen la obligación de rendir materias previas. En otras horas extractase con alumnos, se realizan experiencias de laboratorio, actividades coprogramáticas, cursillos, debates y visitas, programadas en lugares de interés por su valor histórico, geográfico, industrial, científico, técnico, etc. Los días sábado funcionan los “Clubes” a los que los alumnos concurren voluntariamente y en ropa deportiva, a competir en actividades físicas, artísticas, recreativas, etc. Así, por ejemplo, se realizan torneos de distinta índole, ensayos y conciertos del coro estable del establecimiento, clases de nivelación de matemáticas e idiomas, actividades del club de ciencias, clases de dibujo, pintura y escultura, concursos de ajedrez, etc. Hasta se llegaron a dar clases de aeromodelismo. En cuanto a las horas extra-clases sin alumnos, los profesores desempeñan diversas actividades de colaboración con la escuela, con el Departamento de Aplicación, atienden diversas tareas docentes o administrativas, etc. Otra novedad del plan trece es el horario que se estructura con módulos de ochenta minutos, los que permiten a los profesores desarrollar íntegramente los temas en sus aspectos teóricos y prácticos. Los recreos son dos, pero de 15 minutos cada uno, y los alumnos resultan ampliamente favorecidos ya que en lugar de seis o siete asignaturas diarias, estudian solamente tres, pero con mayor intensidad. El personal de disciplina, preceptores (ahora designados como Consejeros de Aula) cumplen no solo tareas de control del alumnado, sino que están encargados de organizar internamente a los cursos a su cargo, realizar los sociogramas correspondientes para detectar los líderes y los marginados del curso, y confeccionar los gráficos o curvas de rendimiento en los diversos aspectos del proceso de enseñanza aprendizaje. Existen además, los “tutores de cursos” que son dos por nivel, profesores elegidos por los alumnos para detectar los problemas individuales o colectivos de cada división y aconsejar las soluciones posibles. Además contribuyen a confeccionar los legajos acumulativos reuniendo todos los antecedentes, especialmente los datos artísticos que permiten vislumbrar el rendimiento medio del curso en cada asignatura. Como culminación de este proceso se realizan cuatro reuniones anuales de profesores para evaluar la marcha y evolución del aprendizaje y detectar los alumnos con problemas de conducta y aplicación. Se ha creado un Departamento de Estadística Educativa que dirigen dos profesoras especializadas en sus horas extra – clases y que dan a conocer las cifras y los gráficos correspondientes por cuatrimestre, respecto al proceso de aprendizaje y al número de promovidos anualmente. Un Departamento de Publicaciones completa la acción del anterior, utilizando los tres mimeógrafos y el aparato fotocopiador que posee la escuela. Otro departamento importante es el de “Actividades Audiovisuales” que en estos últimos tiempos ha reunido en numerosos y valiosos materiales: cuatro aparatos proyectores, dos grabadoras, dos tocadiscos y una cantidad enorme de series tiras didácticas y diapositivas de distinto tipo que abarcan prácticamente todos los aspectos de la enseñanza. Para este tipo de clases posee el edificio un aula especial de proyecciones fijas o cinematográficas. El “Departamento de Coordinación de Actividades Extra – Clases”, como su nombre lo indica, está encargado de planificar y coordinar las clases de apoyo de tal manera que, al realizarse en turno opuesto, no se superpongan las correspondientes a distintas asignaturas. Además este departamento realiza la evaluación bimensual del rendimiento de las clases coprogramáticas de apoyo. Además del área de las clases de apoyo, este departamento comprende otras dos: la de Extensión a la comunidad, y el de Estadísticas, al cual ya nos hemos referido. Pero indudablemente el departamento más importante por las funciones que cumple es el “Departamento de Orientación” o Gabinete Psicopedagógico, destinado a orientar voluntariamente a los alumnos de los cursos superiores y a realizar las diagnosis psicopedagógicas correspondientes a cada alumno de la escuela, mediante la aplicación de diversas baterías de tests de inteligencia, vocacionales, caracterológicos, etc., y encuestas de distintos aspectos escolares como ser modalidades de estudio, evaluación de técnicas pedagógicas, etc. De esta manera se van completando los legajos acumulativos, durante los cinco años que los estudiantes recorren en la escuela en el nivel secundario. Aunque también brinda sus servicios el Gabinete psicopedagógico, al alumnado primario del Departamento de Aplicación. Se han reunido de esta manera, durante los cinco años de duración que hasta ahora tiene el plan de la Escuela Normal de Posadas, alrededor de mil legajos personales. Pero la labor del gabinete se completa mediante entrevistas personales o colectivas, ya que se aplican ambos tipos de terapia. Cuando se detecta un caso problema, el mismo se deriva al médico o al psicólogo clínico en cada caso. Mediante esta dinámica se han recuperado varios casos difíciles que fueron detectados y tratados por el gabinete. Este organismo está integrado por el Director, el Vice Director, y presidido por la Asesora Pedagógica, cargo especialmente creado por el plan trece, varias ayudantes – profesoras, y además un psicólogo clínico o psicopedagogo, y un ayudante social, cargos estos últimos, sostenidos pecuniariamente por la Asociación Cooperadora. El plan trece ha transformado profundamente a la escuela en sus estructuras, en su mentalidad, en sus métodos de trabajo, ya que ahora son comunes por ejemplo, la dinámica de grupos y el trabajo en equipo. Pero el beneficio mayor que se ha logrado con su implantación, es el contacto más profundo y frecuente entre alumnos y profesores, integración que favorece, por supuesto, el proceso de enseñanza aprendizaje. Así la historia de la escuela normal se completa con esta verdadera conquista pedagógica, que ha elevado a la escuela normal de Posadas a la más alta categoría entre sus similares de todo el país. Silvia Diana Ayala de Pini Esteban Carugo Sonia Castro Jorge Armando Pini Yolanda Urquiza BIBLIOGRAFÍA 1) DACHARY Gastón. “La Escuela Normal de Posadas” Artículo en el “ALBUM ESCOLAR DE MISIONES – 1916” Editado por Maneci hermanos e hijos. Buenos Aires. 1916 (Editado en homenaje al primer centenario de la Independencia). 2) FERNÁNDEZ RAMOS Raymundo. “Misiones a través del primer cincuentenario de su fundación” 1881. Diciembre 1931. Artículo sobre la Escuela Normal. Pag. 325 a 329. Está en la Biblioteca Popular, estante Misiones. 3) NABOULET LEÓN. “Escuela Normal de Posadas”. Posadas, 1921. Editorial Talleres Gráficos Alberdi (Contiene el decreto del Poder Ejecutivo Nacional referente a la fundación de la escuela). Está en la Biblioteca Popular, estante Misiones. 4) LIBRO HISTÓRICO DE LA ESCUELA NORMAL. Redactado por diversos profesores. Contiene el resumen de las gestiones realizadas para su fundación, numerosas fotos antiguos y recortes periodísticos. 5) ESCUELA NORMAL MIXTA NACIONAL DE POSADAS (Folleto) 1907 – 1909. Documento oficial referente a su fundación. Publicación en homenaje a la Escuela Normal Mixta Nacional en el vigésimo quinto aniversario de su fundación: 1909 – 19 de Julio – 1934. Imprenta La Lectura. Posadas. 1934. FUENTES DOCUMENTALES UTILIZADAS (INÉDITAS) 1) Libro de Inspección de la Escuela Normal de Posadas. Se inicia con la fundación de la escuela. 2) Estatuto de la Sociedad Pro-Escuela Normal Posadas. Noviembre 8, 1907. 3) Cuaderno de Apuntes con Notas Oficiales remitidas al Ministerio desde Julio a Septiembre de 1909. Aparecen firmadas por el Director Dachary y el secretario Olivo. (Son borradores). 4) Copia del Discurso pronunciado por el director Gastón Dachary en ocasión de la primera colación de grados. Promoción de maestros rurales 1910. 5) Fotocopia de un título de maestra rural, otorgado por el Consejo Nacional de Educación, a la srta. Victoria Bianchi, egresada en el año 1913. 6) Copias de notas y telegramas enviados por la Comisión Pro Escuela Normal al Presidente de la República, al Ministro de Instrucción Pública, al Presidente del Consejo Nacional de Educación, a los Presidentes de las Comisiones de Presupuesto del Senado y la Cámara de Diputados de la Nación, al Inspector Seccional de Escuelas, al Sr. Gobernador del Territorio de Misiones, a varios senadores y diputados nacionales, a los directivos de los diarios La Prensa y La Nación de Buenos Aires, con sus correspondientes respuestas. Estas copias fueron facilitadas por el hijo de la Sra. Clotilde González de Fernández. Algunas de ellas figuran en el folleto sobre la Escuela Normal publicado en 1934. FUENTES ORALES O TRADICIONES 1) Testimonios orales de Juan Olmo y Zoraida Viñas de Arrechea (ya fallecidos) que figuran en el Libro de Oro de la Escuela. 2) Testimonios orales de doña Fidelina Rodríguez de Isasa y doña Victoria Bianchi de Fuentes, egresadas de los años 1911 y 1913 respectivamente. Figuran en el Libro de Oro de la Escuela. Actualmente están fallecidos. 3) Testimonio oral de doña Silvia Nélida Giménez Giorio de Colomgo, ex Directora y Vice Directora de la Escuela Normal. Testimonio recogido por las profesoras Silvia D Pini de Ayala y Yolanda Urquiza en 1975. INDICE DE CAPÍTULOS Páginas Capítulo I. Panorama de la educación misionera en 1900. 01 Capítulo II. Gestiones de la Sociedad Pro-Escuela Normal 1907 – 1909. 03 Capítulo III. Decreto de Fundación de la Escuela Normal. 08 Capítulo IV. Primera etapa en la historia de la Escuela Normal 1909 – 1919. 10 Nuevas Gestiones. 10 Autoridades y Profesores. 11 Capítulo V. Modalidades del aprendizaje en los primeros años. 13 El horario. 13 Clases de Agricultura. 14 Mobiliario y útiles. 15 Primeras maestras. 15 El edificio precario. 15 Becas estudiantiles. 16 El uniforme. 16 Centros culturales. 16 Batallón estudiantil. 17 Festividades. 17 Primeros egresados de la escuela normal. 17 Influencia de la escuela en el ambiente social (1910). Primeras Inspecciones. 18 Exámenes somáticos. 20 Métodos de enseñanza y libros de texto. 21 Capítulo VI. Segunda etapa en la historia de la escuela normal. 1919 – 1955. Direcciones de Berrondo, Leiva y Alvarenga. 22 22 El nuevo local de Entre Ríos 233. 23 La tribuna de extensión cultural. 24 Fiestas y celebraciones. 24 El problema del edificio propio. 24 La inauguración del edificio propio. 26 Nuevas inspecciones (1915 – 1955) 28 Capítulo VII. Tercera etapa en la historia de la escuela normal. 1955 – 1975 30 Direcciones de Viccario, Diaz, Castagnino, Ramírez Barrios, Colombo y Pini. 30 Modificaciones en los planes de estudio. 30 El departamento de aplicación: creación de la subregencia. 31 El jardín de infantes. 32 El profesorado elemental. 32 Las banderas y abanderados de la escuela. 33 Creación de nuevas estructuras internas. 34 Actividades culturales extra-escolares, conferencias, cursillos y seminarios. 35 Embajadas didácticas, artísticas y culturales en otras escuelas de Misiones. El coro de la escuela normal. 36 Actividades científicas y artísticas. Periodismo escolar. 37 Actividades gimnásticas y deportivas. 37 La asociación cooperadora. 39 Los últimos acontecimientos importantes en la vida de la escuela. 39 El plan trece y la escuela normal. 41 Bibliografía utilizada. 44 Fuentes documentales utilizadas (Inéditas). 44 Fuentes Orales o Tradicionales. 44