SIGLOS XIV XV - Bibliotecas Públicas

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MARCHENA EN LA INTITULACIÓN DE SUS SEÑORES
(SIGLOS XIV-XV)
Juan Luis Carriazo Rubio
Universidad de Huelva
E
l 18 de septiembre de 1309, durante el asedio a la ciudad de Algeciras y poco
después de producirse la primera conquista castellana de Gibraltar, el rey
Fernando IV concedía a don Fernán Pérez Ponce el señorío sobre Marchena.
Independientemente de la inclusión o no de la localidad en la dote que Fernán había
recibido pocos años antes, al casar con la hija de Alfonso Pérez de Guzmán «el
Bueno», esta fecha, de la que acaban de cumplirse 700 años, ratifica el inicio de una
historia común en la que linaje y localidad alcanzarán un alto grado de identificación.
Basta consultar los textos historiográficos de los siglos XIV y XV para comprobar
que es precisamente ese vínculo señorial de los Ponce de León con Marchena uno de
los elementos que de manera más explícita les confiere identidad en la escena política
del momento.
La Crónica de Alfonso XI, por ejemplo, al describir la ceremonia de
coronación del rey en Burgos y los actos subsiguientes, refiere la presencia allí de
«don Pero Ponce de León, señor de Marchena»1. Aunque en otras menciones al
«Crónica de Alfonso el Onceno», Crónicas de los reyes de Castilla, ed. de C. Rosell, tomo I, Madrid,
1953, cap. CI, p. 236.
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personaje sólo consigna el nombre, vuelve a incluir la referencia a Marchena al narrar
alguna expedición fronteriza2 o, más adelante, la batalla de El Salado3. Algo parecido
ocurre en la Crónica del rey don Pedro y del rey don Enrique, compuesta por el
canciller Pero López de Ayala. Las primeras menciones a don Pedro Ponce de León
incluyen oportunamente su identificación como «señor de Marchena»4. En los capítulos
siguientes, el cronista suele eliminar la apostilla. Muchas páginas después, cuando los
Ponce reaparecen trágicamente en la crónica con la ejecución de don Juan Ponce de
León en Sevilla en 1367, se retoma el vínculo señorial como elemento identificador5.
En la crónica de Juan I, al facilitar la relación de rehenes entregados al duque de
Lancaster en 1388, el canciller incluye, entre otros personajes, a «don Pero Ponce de
León, señor de Marchena»6. Pocos años después, en 1391, se produjo la primera
confrontación de los bandos sevillanos, preludio de una creciente hostilidad entre los
clanes rivales de Guzmán y Ponce de Léon que manifestará de manera periódica
durante toda la centuria siguiente.
El enfrentamiento banderizo se reavivó tras la muerte, en 1396, del primer
conde de Niebla. Huelga decir que la obtención del título condal de Niebla en 1368
supuso el encumbramiento definitivo de los Guzmanes como principal casa nobiliaria
en el reino de Sevilla. Al primer conde de Niebla le sucedió su hijo, Enrique de Guzmán,
que, en palabras de Nicolás Tenorio, «con el condado heredó la odiosidad a la Casa
de Marchena»7. La expresión «Casa de Marchena» no es caprichosa. Mucho antes
que Tenorio, la utiliza, por ejemplo, Diego Ortiz de Zúñiga8. En alguna ocasión
contrapone las «casas de Niebla y Marchena»9. Cierto es que lo hace narrando
acontecimientos anteriores a la concesión del título condal de Arcos a los Ponce de
León (1440). A falta de un título equivalente al que los Guzmán recibieron con Niebla,
Marchena constituía la mejor bandera de sus señores.
Ibíd., cap. CXCV, p. 297.
Ibíd., cap. CCL, p. 324.
4
P. LÓPEZ DE AYALA, Crónica del rey don Pedro y del rey don Enrique, su hermano, hijos del rey don
Alfonso Onceno, ed. de G. Orduna, tomo I, Buenos Aires, 1994, año I, cap. III y IV, pp. 9-10.
5
Ibíd., tomo II, Buenos Aires, 1997, año XVIII, cap. XXIV, p. 221, y cap. XXVII, p. 226.
6
P. LÓPEZ DE AYALA, «Crónica del rey don Juan I», Crónicas de los reyes de Castilla, ed. de C. Rosell,
tomo II, Madrid, 1953, año décimo, cap. II, p. 120.
7
N. TENORIO, Visitas que D. Enrique III hizo a Sevilla en los años de 1396 y 1402, y reformas que
implantó en el gobierno de la ciudad, Sevilla, 1924, p. 17.
8
D. ORTIZ DE ZÚÑIGA, Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla,
metrópoli de la Andalucía, Sevilla, 1988, tomo II, p. 259 (ed. facsímil de la de Madrid, 1795-1796, en
cinco volúmenes). La primera edición de la obra apareció en Madrid en 1667, en un solo tomo.
9
Ibíd., tomo II, p. 358.
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Marchena en la intitulación de sus señores (siglos XIV-XV)
Antes que Ortiz de Zúñiga, el más importante de los cronistas del linaje de
Guzmán, Pedro Barrantes Maldonado, describiendo acontecimientos anteriores a la
obtención del título condal de Niebla por sus biografiados, advierte que con la muerte
en 1330 de doña Beatriz Ponce, hermana del primer señor de Marchena y esposa del
segundo señor de Sanlúcar de Barrameda, «se doblaron los lutos en la casa de Sanlúcar
y en la de Marchena y en toda Sevilla»10.
Frente a las banderías de finales del siglo XIV, la primera década del siglo
XV es tiempo de actividades fronterizas, dirigidas por el infante don Fernando de
Antequera y en las que el señor de Marchena colaborará activamente. Álvar García
de Santa María, al narrar la conquista de Antequera, nos dice que en abril de 1410, el
infante don Fernando «mandó que fuesen delante de las batallas a Pero Ponçe de
León, señor de Marchena, e a Martín Fernández, Alcaide de los Donceles»11. Y
durante el cerco de Antequera envió a «don Pero Ponçe de León, señor de Marchena»
hacia Archidona junto con otros caballeros 12. La conocida como Crónica del
Halconero de Juan II nos presenta a don Pedro en la corte años más tarde,
concretamente en 1428, junto a don Álvaro de Luna13. Se refiere a él como «don
Pedro Ponze de León, señor de Marchena»14. Resulta altamente significativo que la
obtención del primer título nobiliario por don Pedro y su linaje inmediatamente después
no haga desaparecer de los textos esta asociación entre el noble y la capital de sus
estados señoriales.
En efecto, en diciembre de 1429 Pedro Ponce de León se convierte en conde
de Medellín. Ayudaron a ello su proximidad a don Álvaro de Luna y la derrota de los
infantes de Aragón15. Los principales cronistas del reinado de Juan II consignan en
sus respectivas crónicas el reparto de los bienes de los infantes que llevó a cabo el
rey. Por Álvar García de Santa María sabemos que «fizo merced a don Pedro Ponce
de León, señor de Marchena, de la villa de Medellín, que fuera del infante don Enrique,
Pedro BARRANTES MALDONADO, Ilustraciones de la Casa de Niebla, ed. de Federico Devís Márquez,
Cádiz, 1998, p. 162.
11
A. GARCÍA DE SANTA MARÍA, Crónica de Juan II de Castilla, ed. de J. de M. Carriazo y Arroquia,
Madrid, 1982, cap. 137, p. 294.
12
Ibíd., cap. 152, p. 321.
13
Actualmente se considera que el texto escrito por Pedro Carrillo de Huete llega hasta el año 1441,
mientras el resto fue adición del obispo don Lope de Barrientos (Cfr. F. GÓMEZ REDONDO, Historia de la
prosa medieval castellana, III: Los orígenes del humanismo. El marco cultural de Enrique III y Juan II,
Madrid, 2002, pp. 2268-2306).
14
P. CARRILLO DE HUETE, Crónica del Halconero de Juan II, ed. de J. de M. Carriazo, Madrid, 1946, cap.
XII, p. 30.
15
J.L. CARRIAZO RUBIO, La Casa de Arcos entre Sevilla y la frontera de Granada (1374-1474), Sevilla,
2003, pp. 116-119.
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e fízole conde, y él intituló el condado de esta villa de Medellín»16. Muy llamativa
resulta la expresión utilizada por la Crónica del Halconero, cuando enumera a «los
condes que el rey don Jhoan fizo»17. Aparecen aquí los condes de Ledesma, Haro,
Castañeda, Buelna, Mayorga y nuestro conde de Medellín. En todos los casos figuran
sus nombres y apellidos, pero a este último se le identifica de una forma peculiar,
como «don Pero Ponçe de Marchena». Da impresión de que don Pedro no pudiera
ser identificado sin la referencia a la localidad, como si ésta, más allá de expresar la
consideración señorial, se hubiera convertido en apellido del personaje. En la
Refundición de la crónica del Halconero leemos, simplemente, que «a don Pedro
Ponçe de León fizo conde de Medellín»18.
Sin embargo, la Crónica del Halconero insiste. Narrando hechos de 1431
vuelve a presentar a don Pedro como «el conde de Medelín (sic), don Pedro Ponze
de Marchena»19. La Crónica de don Álvaro de Luna, tratando el mismo asunto,
elude la referencia a Medellín y menciona a «don Pero Ponçe de León, señor de
Marchena, conde que fue después de Arcos»20. Bien es cierto que el título de conde
de Medellín no perduró en el tiempo, lo que tal vez explique la reticencia de los
cronistas a abandonar la tradicional asociación entre los Ponce de León y Marchena.
Un documento de Juan II, fechado en diciembre de 1437, tiene por destinatario a
«don Pero Ponçe de León, conde de Medellín, señor de Marchena»21.
Narrando acontecimientos de 1439, diez años posteriores a la concesión del
título condal de Medellín, la Crónica del Halconero todavía se refiere al conde
como «don Pedro Ponze de Marchena». La cita es curiosa. Describe la crónica
cómo llegaron ante el rey «muchos gentiles onbres del Andaluzía, ginetes; entre los
quales vinieron don Jhoan, conde de Niebla, e don Juan de León, fijo de don Pedro
Ponze de Marchena»22. Un simple paralelismo habría aconsejado aludir a los condes
de Niebla y Medellín. Sin embargo, para el cronista, parece ser Marchena, y no
A. GARCÍA DE SANTA MARÍA, «Crónica de don Juan II de Castilla» (años 1428-1434), Colección de
Documentos Inéditos para la Historia de España, tomo C, año 1430, cap. II, 180.
17
P. CARRILLO DE HUETE, Crónica del Halconero..., cap. CLXXIV, p. 179.
18
L. BARRIENTOS, Refundición de la Crónica del Halconero, ed. de J. de M. Carriazo, Madrid, 1946, cap.
XCIV, 167. La reciente investigación filológica ha demostrado que ni es refundición ni fue escrita por
don Lope Barrientos. Cabe incluso la posibilidad de que se trate de la crónica de Fernán Pérez de
Guzmán (F. GÓMEZ REDONDO, Historia de la prosa medieval castellana, III..., pp. 2306-2322).
19
P. CARRILLO DE HUETE, Crónica del Halconero de Juan II, ed. cit., cap. LXXIX, p. 93. Poco después
alude a «don Jhoan de León, hijo del conde de Medellín» (cap. LXXXI, p. 95; en los mismos términos
se expresa la Refundición, cap. LXIII, p. 117).
20
Crónica de don Álvaro de Luna, ed. de J. de M. Carriazo, Madrid, 1940, cap. XXXV, p. 122.
21
SECCIÓN NOBLEZA DEL ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (en adelante, S.N.A.H.N.), Osuna, leg. 188, nº 8.
22
P. CARRILLO DE HUETE, Crónica del Halconero..., cap. CCXXX, p. 256.
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Marchena en la intitulación de sus señores (siglos XIV-XV)
Medellín, la que identifica a los Ponce. En cambio, un texto posterior comenta: «allí
llegaron al rey don Juan de Guzmán, conde de Niebla, e don Juan de León, hijo mayor
de don Pero Ponce de León, conde de Medellín, los quales traxeron mucha gente de
caballo a la gineta»23.
Los documentos, evidentemente, muestran la satisfacción que para los Ponce
suponía exhibir el título condal. No en vano, les había llegado sesenta años después
que a sus eternos rivales, los Guzmán, condes de Niebla. Un documento sevillano de
1439 presenta a «don Pero Ponçe de León, conde de Medellín», actuando «de parte
de nuestro señor el rey, por virtud de çiertos poderes que de su merçed tiene»24. Otro
documento de aquel mismo verano, suscrito por don Álvaro de Luna y el heredero de
don Pedro Ponce de León, se refiere a éste como «el conde don Pero Ponçe» o el
«conde de Medellín»25.
El segundo destierro de don Álvaro de Luna conllevó dificultades para los
Ponce de León, pero no supuso un obstáculo insalvable en unos momentos en que la
autoridad real tocaba fondo. El linaje se vio obligado a devolver Medellín al infante
don Enrique, instalado de nuevo en el poder. Sin embargo, no era un caso único. Los
Stúñiga tuvieron que renunciar a Ledesma a cambio de Trujillo. La villa extremeña
opuso tal resistencia al señorío, que serán compensados con Plasencia, traspasando a
esta ciudad el título condal. Algo parecido ocurre con el señor de Marchena.
El 7 de marzo de 1440 el monarca castellano concede a don Pedro Ponce de
León la villa de Arcos de la Frontera, con el título de conde, a cambio de Medellín26.
Enseguida quedó clara la oposición de los vecinos de Arcos27. Desde principios de
siglo, la villa, dependiente de la ciudad de Sevilla, constituye, en palabras del profesor
Ladero, un «ejemplo claro de retroceso del realengo en Andalucía ante las apetencias
nobiliarias»28. En 1401 Enrique III la había entregado al condestable don Ruy López
Dávalos, que la tuvo en su poder hasta 1422, cuando cayó en desgracia. Al año
«Crónica del serenísimo príncipe don Juan, segundo rey deste nombre en Castilla y León», ed. de C.
Rosell, Crónicas de los Reyes de Castilla, tomo II, Madrid, 1953, año XXXII, cap. IV, p. 549. Aunque
el editor la atribuía a Fernán Pérez de Guzmán, en realidad se trata de una refundición «notoriamente
posterior, publicada por Lorenzo Galíndez de Carvajal, en Logroño y en 1517» (J. de M. CARRIAZO Y
ARROQUIA, «Notas para una edición de la Crónica de Alvar García», Estudios dedicados a Menéndez
Pidal, tomo III, Madrid, 1952, p. 489). Cfr. F. GÓMEZ REDONDO, Historia de la prosa medieval castellana,
III..., pp. 2240-2268.
24
ARCHIVO MUNICIPAL DE SEVILLA, Sección XV, Mayordomazgo, caja 41, 1441-1442.
25
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 1635, nº 3 (1), edit. J.L. CARRIAZO RUBIO, La Casa de Arcos..., pp. 403-404.
26
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 116, nº 16 (a-d).
27
El 15 de abril de 1440, el rey ordena al alcaide de Arcos que entregue la fortaleza a don Pedro Ponce
de León (S.N.A.H.N., Osuna, leg. 116, nº 17, en carp. 22, nº 22, 23, 24 y 25).
28
M.A. LADERO QUESADA, Andalucía en el siglo XV. Estudios de historia política, Madrid, 1973, p. 20.
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siguiente Arcos pasó a manos del almirante de Castilla don Alonso Enríquez, aunque
sólo hasta 1429, cuando don Fadrique Enríquez la cambió al rey por la villa de
Palenzuela. Nuevamente, Arcos era territorio de realengo. En 1435, tras largas
negociaciones, volvía otra vez a la jurisdicción sevillana. Con estos antecedentes,
podemos entender que Arcos, recién recobrada su situación original, se resistiese a
admitir un nuevo cambio de titularidad. No obstante, con más dificultades de las
previstas, don Pedro impuso su condición de señor y los Ponce siguieron siendo
condes29.
Tal vez la pérdida del título condal de Medellín y la inicial incertidumbre en
torno a la posesión de Arcos de la Frontera hicieran aún más oportuna la asociación
tradicional entre los Ponce y Marchena, aunque entre ambos figurase un título de
mayor rango y honor que el simple vínculo señorial. De hecho, la Crónica de don
Álvaro de Luna, narrando acontecimientos de 1446, recoge la participación de «don
Pero Ponçe de León, conde de Arcos, señor de Marchena»30.
Don Pedro murió en Marchena en enero de 144831. Le sucedió al frente de la
casa su hijo y heredero, don Juan Ponce de León. En las crónicas no es difícil observar
cómo permanece con el nuevo conde la referencia a Marchena. Así ocurre, por
ejemplo, en la refundición de la Crónica de Juan II publicada por Galíndez de Carvajal,
al dar cuenta de la victoria obtenida por el conde de Arcos sobre los granadinos el 8
de febrero de 1452, que precedió al éxito logrado por las tropas cristianas en los
Alporchones, cerca de Lorca, el 17 de marzo. El texto explica cómo «vino nueva al
rey don Juan de Castilla de un gran desbarato que don Juan Ponce de León, conde de
Arcos e señor de la villa de Marchena, hizo en los moros»32.
Permítasenos traer a colación otro ejemplo, perteneciente a un cronista más
antiguo pero de un reinado más reciente. La Crónica anónima de Enrique IV o
Crónica castellana informa de que, antes de partir el rey de Segovia para talar los
campos de Granada en la primavera de 1455, escribió a las ciudades andaluzas y a
los señores fronterizos; en particular, «a don Iohán de Gusmán, duque de Medina
Sobre este proceso véanse M. ROJAS GABRIEL, «La señorialización de una marca fronteriza: Arcos,
Medina Sidonia y Alcalá de los Gazules en la primera mitad del siglo XV», Estudios sobre Málaga y el
Reino de Granada en el V Centenario de la Conquista, J.E. López de Coca (ed.), Málaga, 1987, pp.
131-152; y J.L.CARRIAZO RUBIO, «Arcos, del realengo al señorío (1420-1440)», Actas del I Congreso de
Historia de Arcos de la Frontera. Con motivo del 750 aniversario de la conquista de la ciudad por
Alfonso X el Sabio, 1253-2003, Arcos de la Frontera, 2003, pp. 309-328.
30
Crónica de don Álvaro de Luna, ed. cit., cap. LXIII, p. 190.
31
Su testamento está fechado en esta localidad el 9 de enero (S.N.A.H.N., Osuna, leg. 116, nº 22 a; cfr.
J.L. CARRIAZO RUBIO, Los testamentos de la Casa de Arcos (1374-1530), Sevilla, 2003, doc. 6.4.).
32
«Crónica del serenísimo príncipe don Juan», ed. cit., año 46, cap. I, p. 677.
29
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Marchena en la intitulación de sus señores (siglos XIV-XV)
Sydonia, conde de Niebla, e a don Iohán Ponçe de León, conde de Arcos, señor de
Marchena...»33 .
Sin duda, esta fórmula no es invención de los cronistas, sino que responde a la
propia intitulación de los señores de Marchena en los documentos. A partir de 1440,
fecha de la concesión del título condal de Arcos, la mención a Marchena se posterga,
pero no desaparece. En diciembre de aquel año, en el texto de una confederación
nobiliaria, el anciano don Pedro se presenta como «nos don Pero Ponçe de León,
conde de Arcos de la Frontera, señor de Marchena»34. En otra confederación de
1449 su hijo, don Juan, seguirá utilizando idéntica expresión: «don Juan Ponçe de
León, conde de Arcos de la Frontera, señor de Marchena». En el mismo documento,
don Juan de Guzmán figura como «duque de Medina e conde de Niebla»35. Resulta
llamativo que el duque no considere necesario completar su intitulación aludiendo al
señorío de Sanlúcar de Barrameda. Ante la importancia de los títulos ducal y condal
parece un tanto desfasado aludir al antiguo señorío de Sanlúcar, verdadero solar
andaluz de los Guzmán. En cambio, los Ponce se muestran en sus documentos
extrañamente aferrados a su condición tradicional de señores de Marchena.
Es como si dudasen de la perdurabilidad del título condal de Arcos y quisieran
mantener aún la seguridad de lo ya conocido. O como si convirtieran la expresión
«señor de Marchena» en una suerte de título nobiliario facticio para compensar los
dos que ostentaba el linaje rival de los Guzmán. O simplemente, la fuerza de la
costumbre hacía imposible mencionar a los Ponce sin aludir a Marchena.
En enero de 1448, en el testimonio de la toma de posesión de Marchena por el
conde don Juan, los regidores de la villa se dirigen a él como «don Iohán Ponçe de
León, conde de Arcos de la Frontera, señor desta villa de Marchena»36. El hecho
nada tiene de llamativo en su contexto. Sin embargo, en noviembre del mismo año, un
notario de Mairena redacta cierto testimonio «en Mayrena del Alcor, villa del señor
don Iohán Ponçe de León, conde de Arcos de la Frontera, señor de Marchena»37. Y
una década más tarde, casi veinte años después de la concesión del título condal de
Arcos, son las propias autoridades arcobricenses las que se dirigen «al muy magnífico
Crónica anónima de Enrique IV de Castilla, 1454-1474 (Crónica castellana), ed. de M.P. Sánchez
Parra, Madrid, 1991, cap. XIII, p. 25.
34
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 1.635, nº 3 (2), edit. J.L. CARRIAZO RUBIO, La Casa de Arcos..., pp. 405-406.
35
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 1.635, nº 3 (4), edit. La Casa de Arcos..., pp. 414-415.
36
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 169, nº 4 (15), primer documento, edit. J.L. CARRIAZO RUBIO, «Imágenes de
Marchena desde el poder señorial (siglos XIV-XV)», Actas de las X Jornadas sobre Historia de
Marchena, Marchena, 2006, pp. 130-133.
37
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 121, nº 13 ñ, edit. La Casa de Arcos..., pp. 412-413.
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e generoso señor nuestro señor don Juan Ponçe de León, conde de Arcos de la
Frontera, señor de Marchena»38.
Ésta era la fórmula que se seguía utilizando en el entorno inmediato del conde.
En noviembre de 1462, por ejemplo, su nieto Juan de Pineda alude a él como al
«manífico señor mi señor don Juan Ponçe de León, conde de Arcos de la Frontera,
señor de Marchena», y lo hace en un documento fechado «en la villa de Marchena,
villa del dicho señor conde de Arcos»39. Tres años más tarde, el arzobispo Alfonso de
Fonseca da curso a una petición «del señor don Rodrigo Ponçe de Léon, fijo del señor
don Juan Ponçe de León, conde de Arcos», sin mencionar Marchena. Sin embargo, a
renglón seguido copia el texto remitido por don Rodrigo, quien se presenta como «fijo
del magnífico señor mi señor don Juan Ponçe de León, conde de Arcos de la Frontera,
señor de Marchena»40.
En abril de 1465, las autoridades de Jerez escriben sendas cartas que remiten
conjuntamente «a los nobles señores don Iohán de Guzmán, duque de Medina Sydonia,
conde de Niebla, e don Iohán Ponçe de León, conde de Arcos de la Frontera, señor
de Marchena»41. Como vemos, se mantiene la costumbre de citar los dos títulos de
los Guzmán y, consiguientemente, la de acompañar el único título de los Ponce con la
expresión del vínculo señorial con Marchena.
Ahora bien, fuera del ámbito geográfico andaluz y lejos de cualquier paralelismo
con el duque, don Juan Ponce de León tampoco renunciaba al recuerdo de Marchena.
En julio de 1465, en Simancas, el infante-rey Alfonso recibe a Pedro de Gallegos, que
acude a prestar juramento de fidelidad en nombre de «don Iohán Ponçe de León,
conde de Arcos de la Frontera, señor de Marchena, alcalde mayor de la dicha çibdad
de Seuilla, del Consejo del dicho señor rey»42. El infante premia la fidelidad confirmando
al conde todos los privilegios y mercedes concedidos por los reyes anteriores. Al
aludir a él recoge las referencias anteriores con leves variantes: «por fazer bien e
merçed a vos don Juan Ponçe de León, conde de Arcos de la Frontera, cuya es
Marchena, mi alcalde mayor de la muy noble e muy leal çibdad de Seuilla, mi vasallo
e del mi Conseio»43. Y no sólo observamos estos trasuntos de intitulación en documentos
oficiales y solemnes, sino también en otros de carácter privado. En 1466, Fernando
García de Córdoba, alcalde de las alcabalas y monedas de Sevilla, promete ceder su
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 117, nº 15, edit. La Casa de Arcos..., pp. 421-422.
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 187, nº 5 (2), edit. La Casa de Arcos..., pp. 441-443.
40
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 117, nº 6 j, edit. La Casa de Arcos..., pp. 447-449.
41
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 189, nº 12 (1 y 2); en carp. 38, nº 7 y 8, edit. La Casa de Arcos..., pp. 449-450.
42
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 1.635, nº 3 (15), edit. La Casa de Arcos..., pp. 452-453.
43
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 117, nº 30, edit. La Casa de Arcos..., pp. 454-456.
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Marchena en la intitulación de sus señores (siglos XIV-XV)
oficio a un hijo del conde don Juan «porque vos el manífico señor, mi señor, el conde
de Arcos de la Frontera, señor de Marchena, me ayudastes e fauoreçistes»44.
Marchena no desaparecerá tampoco cuando nuevos títulos y señoríos se
agreguen a la intitulación señorial. Uno de los documentos relativos al acuerdo entre
don Juan Pacheco y don Rodrigo Ponce de León para el matrimonio de éste con una
de las hijas de aquél, fechado en noviembre de 1470, deja patente el interés de los
Ponce por exhibir los hitos fundamentales de su curriculum señorial. Mientras que
Pacheco se presenta exclusivamente como maestre de Santiago, su futuro yerno lo
hace como «fijo primogénito heredero del señor don Juan Ponçe de Léon, conde de
Arcos de la Frontera, señor de la çibdad de Cádiz e de Marchena»45. En enero de
1471, el conde don Juan y su heredero recibirán el título de marqueses de Cádiz. En
marzo, muerto don Juan y convertido Rodrigo en su sucesor, tiene lugar el casamiento,
en Segovia y por poderes. El escribano que da fe de la ceremonia, consigna la asistencia
de Pacheco, su esposa, su hija y el procurador y enviado «del señor don Rodrigo
Ponçe de León, marqués de Cáliz, conde de Arcos de la Frontera e señor de
Marchena»46. Idéntica secuencia de títulos observamos en el recibo de los regalos
entregados por Rodrigo a su esposa47. De hecho, el propio Rodrigo intitula de esta
forma sus documentos. Sirva como ejemplo alguno fechado en Jerez en 1472, en el
que leemos: «Yo don Rodrigo Ponçe de León, marqués de la çibdad de Cádiz, conde
de Arcos de la Frontera, señor de la villa de Marchena»48.
El título de marqués de Cádiz era muy reciente, como el propio señorío sobre
la ciudad. No así el título condal de Arcos, que acompañaba al linaje desde hacía
treinta años. La inclusión aquí de Marchena podría deberse a un deseo de exhibir una
lista de títulos como elemento de prestigio. Pero tampoco es desdeñable, a estas
alturas, el valor que tenía la posesión de un señorío antiguo, solar de varias generaciones
de antepasados. En ocasiones esta escalera de honores nobiliarios le permitirá tratar
en condiciones de igualdad a personajes de mayor rango. Así ocurre, por ejemplo, en
los documentos emanados de las paces de Marchenilla al término de la terrible guerra
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 189, nº 15, edit. La Casa de Arcos..., pp. 460-461.
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 117, nº 6 i, edit. La Casa de Arcos..., pp. 476-478.
46
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 121, nº 13 o, edit. La Casa de Arcos..., pp. 478-481.
47
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 117, nº 6 i, edit. La Casa de Arcos..., pp. 482-484. En cambio, Pacheco
figura en todos estos documentos, simplemente, como maestre de Santiago «por la graçia de Dios».
48
ARCHIVO MUNICIPAL DE JEREZ DE LA FRONTERA, Actas Capitulares, 1472, cuaderno 1º, fol. 9r, edit. La
Casa de Arcos..., pp. 488-489. Idéntica intitulación encontramos, por ejemplo en la merced que don
Rodrigo hace a uno de los escaladores de Zahara en noviembre de 1483 (S.N.A.H.N., Osuna, leg. 118,
nº 24 a), en la cédula de seguro a quienes acudan a la feria de Paradas en marzo de 1485 (leg. 140, nº 7)
o en la carta puebla de Chipiona (leg. 183, nº 3, 9).
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Juan Luis Carriazo Rubio
de bandos que enfrentó a Ponces y Guzmanes entre 1471 y 1474. En mayo de este
último año, Rodrigo Ponce de León firmaba junto con Enrique de Guzmán un acuerdo
sobre el aprovechamiento de las almadrabas de Cádiz. Si don Enrique se presenta
como «duque de Medina Sydonia, conde de Niebla, señor de la çibdad de Gibraltar»,
Rodrigo lo hace como «marqués de la çibdad de Cádiz, conde de la çibdad de Arcos
de la Frontera, señor de la villa de Marchena»49. Ducado, condado y señorío frente a
marquesado, condado y señorío. Si Enrique de Guzmán prefiere el valor simbólico y
estratégico de Gibraltar frente al solar originario de Sanlúcar de Barrameda50, en el
caso de los Ponce ninguna otra población puede competir con Marchena en significado
para el linaje.
A finales del siglo XV Marchena se ha convertido en epónimo de los Ponce
de León. El eco de la localidad, vinculada a sus señores, había rebasado los límites
geográficos del reino y se dejaba sentir incluso más allá de la frontera con la Granada
nazarí. En la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional se conserva un
interesantísimo grupo de cartas musulmanas de mediados del siglo XV dirigidas al
señor de Marchena, don Juan Ponce de León51. Dichas cartas han sido publicadas
por Ana Labarta y analizadas en su contexto por Manuel Rojas y Roser Salicrú52.
Desde la perspectiva que nos ocupa, resulta interesante analizar el uso que se hace
en ellas del topónimo «Marchena».
En 1450 las autoridades musulmanas de Ronda y Setenil escriben al conde
don Juan a propósito de una tregua fronteriza. Curiosamente, se dirigen «al mucho
honrado, leal y verdadero fidalgo, cavallero don Juan Ponçe de León, conde de Arcos,
señor de la villa de Marchena». Al dorso del documento, en el membrete que hace las
veces de dirección una vez plegada la hoja, leemos: «Al muy alto, verdadero fidalgo,
cavallero don Juan Ponçe de León, conde de Arcos, señor de Marchena, capitán
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 136, nº 9, edit. La Casa de Arcos..., pp. 502-507.
Gibraltar tenía un enorme valor simbólico para la Casa de Medina Sidonia. A su primera conquista en
1309 había contribuido de manera decisiva Guzmán el Bueno, que murió poco después. Allí perdió la
vida el conde don Enrique de Guzmán, en el infructuoso asalto de 1436. Su nieto firma el documento
aquí citado, y se disputó con Rodrigo Ponce de León los méritos de la conquista definitiva en 1462. He
tratado estos asuntos en «La capilla de la Calahorra y la veneración del linaje de Guzmán en Gibraltar»,
Iglesias y fronteras. V Estudios de Historia en la Abadía de Alcalá la Real, F. Toro Ceballos y A. Linage
Conde (coords.), Jaén, 2005, pp. 75-88; y La Casa de Arcos..., pp. 250-261.
51
S.N.A.H.N., Osuna, leg. 4.168 nº 1-3, en carp. 16, nº 12 a-j.
52
A. LABARTA, «Cartas árabes malagueñas», Anuario de Estudios Medievales, 19 (1989), pp. 611-625;
M. ROJAS GABRIEL, «La capacidad militar de la nobleza en la frontera con Granada. El ejemplo de don
Juan Ponce de León, II conde de Arcos y señor de Marchena», Historia. Instituciones. Documentos, 22
(1995), pp. 506-509; y R. SALICRÚ I LLUCH, El sultanat de Granada i la Corona d’Aragó, 1410-1458,
Barcelona, 1998, p. 419.
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Marchena en la intitulación de sus señores (siglos XIV-XV)
mayor de la frontera»53. En el primer caso, la expresión del título condal no impide
que aparezca al mismo tiempo la vinculación señorial con Marchena. En el segundo
caso, la inclusión de la capitanía tampoco suprime aquel vínculo primigenio. Dado que
en esta ocasión no estamos ante el original árabe, sino ante una traducción coetánea,
podríamos pensar en algún tipo de interpolación por parte del traductor, pero la consulta
de otros documentos originales nos confirma que no es así, y que este documento no
representa un caso aislado.
Conservamos, por ejemplo, el original árabe de otra carta que aquellas mismas
autoridades de Ronda y Setenil enviaron en febrero de 1450 al conde de Arcos. El
membrete de dirección, al dorso, alude «al gran caballero, eminente y honorable, de
noble estirpe, el magnífico don Juan de León, conde de Arcos, señor de Marchena,
Dios mantenga su honor». Y el documento comienza así: «Alabado sea Dios, el Único.
Al gran caballero, eminente y honorable, el que es de sangre noble, don Juan de León,
conde de Arcos, y señor de Marchena, Dios le honre»54. Ni en un sitio ni en el otro se
prescinde de la referencia a Marchena.
De este documento existe también una interesante traducción de época que
no publicó Labarta y que dice así: «Loado Dios vno solo, al cauallero e grande e
esforçado de linaje el que es de suelo grande don Iohán de León, el conde de Arcos
e señor de Marchena, que Dios honrre»55. Evidentemente, el traductor no tiene ningún
problema para identificar los topónimos de la intitulación señorial. El problema lo tuvo
el escribano musulmán al transcribir «Marchena». En el texto del documento lo hace
^
como Marhîna
; en el membrete de dirección, como Maryîna. Esta variación fonética
.
en un mismo documento indica el carácter de transcripción de un topónimo que ya no
existe en árabe. Pero la variabilidad aumenta si consultamos otros documentos.
Junto a las cartas de 1450, referidas a las treguas, se conservan otras dos
fechadas el 13 de enero de 1458. Ambas están dirigidas a don Juan Ponce de León.
Una, por el alcaide de El Burgo; otra por el alcaide de Málaga. En la primera de ellas
se trata, al parecer, del robo de un caballo al conde de Arcos, quien lo reclama al
alcaide de El Burgo a través de Antón el Alhaqueque56. El segundo documento, del
alcaide malagueño, resulta mucho más expresivo, pues el destinatario se presenta
como «vuestro amigo, el que os está agradecido, os recuerda y os quiere»57. De
A. LABARTA, «Cartas árabes...», p. 614, doc. 2 (S.N.A.H.N., Osuna, carp. 16, nº 12 g).
A. LABARTA, «Cartas árabes...», p. 616, doc. 3 (S.N.A.H.N., Osuna, carp. 16, nº 12 f).
55
S.N.A.H.N., Osuna, carp. 16, nº 12 j.
56
Esto, al menos, es lo que se deduce de la traducción que acompaña al documento original (S.N.A.H.N.,
Osuna, carp. 16, nº 12 i), que no coincide plenamente con la ofrecida por A. LABARTA («Cartas árabes...»,
p. 618, doc. 4).
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Juan Luis Carriazo Rubio
ambas cartas poseemos sendas traducciones antiguas, debidas tal vez a aquel Antón,
que pudo compatibilizar sus labores de alfaqueque con las de intérprete o trujamán58.
Pues bien, en la primera de ellas el alcaide de El Burgo se dirige a don Juan
Ponce de León como el «alcaide egregio, ilustre, honorable, de noble estirpe, grande
entre sus correligionarios, famoso entre su gente, que es el alcaide don Juan», sin
ninguna expresión de títulos nobiliarios ni señoríos. En la segunda, en cambio, el alcaide
malagueño sí incluye el título condal de Arcos:
Alabado sea Dios. Dios mantenga al gran alcaide, famoso, bienamado, de noble
estirpe, renombrado, digno de gratitud, altamente reputado y venerado, al alcaide
magnífico, famoso entre sus correligionarios y grande entre su gente, que es el noble
conde de Arcos, Dios recompense vuestra piedad. 59
Al dorso del documento, en el membrete de dirección, aparece Marchena,
pero sólo como eso, una dirección: «Llegue con la ayuda y poder de Dios al conde
grande, famoso, honorable, de noble estirpe y venerado, el conde de Arcos, Dios
- o
mantenga su honra. Marchena» 60. La transcripción elegida aquí es Marsina
Marshîna. La traducción de época que se conserva en el mismo legajo junto con el
documento árabe vuelca así el texto al castellano: «En Marchena, sea dada al conde
el grande, publicado e fidalgo de rayz, alabado, el conde de Arcos»61.
Conservamos también la traducción de otro documento árabe, correspondiente
a un momento posterior, pues aunque está dirigido al conde don Juan, incluye referencias
a las andanzas fronterizas de su hijo Rodrigo, que comenzaron en torno a 1462. De
nuevo las autoridades rondeñas se dirigen «al muy manífico y virtuoso señor don Juan
Ponçe de León, conde de Arcos y señor de la villa de Marchena»62. Comprobamos
por tanto que la inclusión de Marchena en la intitulación del conde de Arcos no es
patrimonio de los escribanos cristianos, sino un recurso generalizado a ambos lados
de la frontera.
El protagonismo militar y fronterizo de Rodrigo Ponce de León hará que la
denominación «marqués de Cádiz» impere en las crónicas del reinado de los Reyes
Católicos, en detrimento del recuerdo a Arcos y Marchena. Su propia crónica particular,
por ejemplo, no se refiere en ningún momento a Rodrigo como señor de Marchena63.
Sin embargo, la primera crónica conservada del linaje, redactada por Lorenzo de
A. LABARTA, «Cartas árabes...», p. 619, doc. 5 (S.N.A.H.N., Osuna, carp. 16, nº 12 e).
S.N.A.H.N., Osuna, carp. 16, nº 12 i.
59
A. LABARTA, «Cartas árabes...», p. 619, doc. 5.
60
Ibíd.
61
S.N.A.H.N., Osuna, carp. 16, nº 12 i.
62
A. LABARTA, «Cartas árabes...», p. 613, doc. 1 (S.N.A.H.N., Osuna, carp. 16, nº 12 h).
63
Historia de los hechos del marqués de Cádiz, edición de J.L. Carriazo Rubio, Granada, 2003.
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50
Marchena en la intitulación de sus señores (siglos XIV-XV)
Padilla hacia 1530, lleva por título Crónica de la illustríssima Casa de los Ponces
de León, cuya cabeça es el duque de Arcos, señor de Marchena64. A finales del
siglo XVI, Francisco de Rades y Andrada, cronista de las tres órdenes, compondrá
una genealogía de los Ponce de León en la que dedica sendos epígrafes a los «Condes
de Arcos, señores de Marchena» y a los «Duques de Arcos, señores de Marchena»65.
Más allá de los títulos adquiridos a lo largo de los siglos, es Marchena la que confiere
identidad al linaje, convertida en solar de los Ponce de León andaluces.
REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, Colección Salazar y Castro, B-17.
BIBLIOTECA NACIONAL, ms. 11595, fol. 138r-161v.
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