La Novena Reunión de Cancilleres

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COMENTARIOS INTERNACIONALES
A l e j a n d r o MAGNET
La Novena Reunión de Cancilleres
La destitución do Goulart, en abril pasado, significaba claramente un cambio de la política brasileña frente a Cuba. Pero sólo el 13 de mayo el
nuevo gobierno de Brasil se decidió a romper relaciones con vi tic Fidel Casiro. Esto significaba
también que la Reunión de Consulta de Cancilleres, pedida por Venezuela durante meses para tomar medidas contra Cuba, podría finalmente tenor
lugar.
Como se had;i nular opurlunamcnle ("Mensaje"
de junio pasado), "una Reunión do Cancilleres
puede ser convocada por acuerdo Ue la mayoría
absoluta Ue votos de los miembros del Consejo
para considerar problemas de carácter urgente y
de bíteres común... y para servir de órgano de
consulta (Arts. 39 y 40 de la Carta de ia OEA).
Pero, obviamente, si la Reunión tiene por ohjelo
lomar medidas que sólo se pueden adoptar con el
acuerdo de los dos tercios de los mtemhros del
Consejo no sirve de nada contar con la sola mayoría absoluta".
Estrictamente hablando, aun sin la adhesión
de Brasil, había en el Consejo de la OF.A los dos
tercios necesarios para aplicar las sanciones a
i|ue se refiere el Art. 8'-' del Tratado Interamericano
ilr -VvisiL'iicia Reciproca (TIAR) invocado por Venezuela. Pero, para formar esa mayoría, Venezuela
\. ¡unto a ella, listados Unidos, hubieran aparecido apoyándose en los países mas pequeños, rnicntras Brasil y México, con mas de la mitad de la
población de América Launa, para no contar a
Chile, Bolivia y Uruguay, se alineaban en contra
de la política oficialmente mayoritaria de la OEA.
Adiós a la
unanimidad
Los norteamericanos han tratado siempre que
les ha sido posible mantener la unanimidad deniro del sistema continental. La verdad es que hasla la Reunión de Cancilleres en Punta de! Este,
que expulsó a Cuba de la OEA en 1962, esa unanimidad se había mantenido, ¡il menos oficialmente.
Aun en Punía del Este, Estados Unidos trató de
encontrar una fórmula para evitar que los países
nuis importantes del continente apareciesen netamente en conira de su política cubana,
40Ó
En e] caso de la Reunión que e! Consejo de la
OEA decidió que- so celebraría en Washington a
partir del 21 de julio, era evidente que el ideal
de la unanimidad no podría realizarse. Los cuairo
países que aún mantenían relaciones diplomáticas
y comerciales con Cuba (Bolivia, Chile, México y
Uruguay) insistían en cansen arlas y se mostraban dispik'síds a hacer valer sus razones. Pero, por
olro lado, Vene7uela, afeciada por la intervención
cubana que una Comisión especial de la OEA había comprobado, insistía tamhien. con el respaldo
de los países del Caribe, en que se tomaran medidas para sancionar o Cuba y poner termino a
sus reiteradas intervenciones en la política interna de los demás países del continente.
Desde su ruptura con Castro en 1960 y. más señaladamente, desde el fracaso do la invasión de
Bahía Cochinos en 1961. Estados Unidos ha estado
[¡atando de asfixiar económicamente a Cu^a. Bl
comercio de la isla con los demás países latinoamericanos se podía estimar en no mas de 10 millones de dólares para 1964. A fines de 1963 Estados Unidos había logrado reducir al mínimo su*
ventas a Cuba, apücnndo el embarco decretado en
1960 conforme al cual sólo se podían exportar alimentos esenciales \ medicamentos. Pero, por olro
lado, todas las rogaciones, presiones v ha^ta sandutiL-s norteamericanas no habían podido evitar
i|u^ sus aüados europeos y canadienses siguieran
comerciando con Cuba, incluso con ventas a crédito. ¿Cómo podta el Departamento de Estado insistir ante Francia o Gran Bretaña en que dejaran
de comerciar con Cuba cuando no había podido
lograr que países estrechamente aliados a Estados Unidos a través del sistema regional americano
hicieran lo mismo?
Victoria dudosa
Por otro lado, la supresión del escaso comercio cubano-lattnoamencano no habría de contribuir mayormente a la estrangulación económica
del réjiimun de Fidel Castro. Esto es más evidente
aún si se considera que dicho comercio es. en su
mayor parte, de. productos alimenticios que quedan, precisamente, exceptuados de ¡a prohibición.
E! completo aislamiento de Cuba, aplicando
!as demás sanciones de suspensión de las comunicaciones con esc país, tampoco podían tener efeo
lo como medida para constituir un "cordón sanilario" en turno a la isla con el ohjelo de impedir la infiltración v agitación castro-cotministo. Hace t!os años v medio que lodos los países del Caribe tienen interrumpidas de hecho sus comunicaciones con Cuba y eso no ha impedido que el gobierno o L>] ejemplo tic Castro sean un factor de
perturbación en toda la zona.
De este modo, pues, la finalidad de la Reunión
nu era tomar medidas con un efecto práctico inmediato, sino crear una nueva situación diplom;itii-;i
de la cual Estados Unidos, más que Venezuela u
oiro país latinoamericano, podría obtener ventajas
políticas a plazo más o menos corlo. Incluso, inctdcntalmeme. a tres meses de la elección presidencial, Johnson podría mcsirar una victoria frente a
Cuba a un electorado particularmente sensible a
ese problema.
No esta bien claro aun, sin embargo, que ss
trate de una verdadera victoria, esto es, de un
progreso o torréela aplicación del sistema ínterajiKiicano como instrumento de solidaridad internacional y de convivencia pacifica y democrática.
Bien podría creerse lo contrario.
¿Agresión?
Es hucho de público conocimiento que la acción
revolucionaria contra el gobierna de Betancourt
en Venezuela era ayudada, si nu dirigida, desdi:
Cuha. bsa acción incluía el envío tic armas, de !;is
cuales fue descubierto un cargamento en la península de Paraguaná, a linos del año pasado. Una
Lurni;:<jn especial de la OEA investigó la denuncia
venezolana y comprobó el origen cubano de las
¿urnas. La inlruducción de ellas en su territorio
luc estimada curnu "agresión" pur el gobierno do
Venezuela, que invocó el Arl. fi" del Tratado de
Asistencia Recíproca, que establece:
"Si la inviolabilidad o la integridad del territorio o la soberanía o la independencia política de
cualquier Estado Americano lucren afectadas por
una agresión que no sea ataque armado ', o por un
conflicto cxtracontinenta] o intracontinental, o por
cualquier otro hecho o situación que pueda poner
en peligro la paz de América, el Órgano de Consulta se reunirá inmediatamente, a fin de acordar las medidas que en caso de agresión se deben turnar en ayuda del agredido o, en todo caso, las
que convenga tornar para la defensa común y para
el mantenimiento üe la ¡taz y .seguridad del Continente".
LOS términos de este artículo son —como se
puede ver— bastante amplios. Más aún, el artículo
y del mismo TIAR establece que en ia reunión
de consulla .se pueden caracterizar "como de agresión' oíros actos fuera de lus típicamente lates
que la misma disposición señala. Pero, de acuerdo
con la natuiaie/a del Tratado y la historia de su
establecimiento, el gobierno chileno ha sostenido
invariablemente míe el pacto de Rio de Janeiro
t El artículo 3? se ha referido ya expresamente al caso
de un ataqut turnado.
se acordó para hacer fíente, con urgencia, a situaciones excepcionales lo "tremendas", según ta
: sión de un tratadista varias veces citado por
ta cancillena de Chile), por lo cual su interpretación y aplicación deben hacerse reslriclhamen
le. Esta fue. especialmente, la linea chilena de
defensa cuando Bolivia invocó el TIAR con motivo de la utilización per Chile de paite de las
aguas del Lauca.
Por tanlo, Chile no aceptó la calificación de
"agresión" dada por la mayoría de los nvembros
de la OEA a los actos cubanos con relación a
Venezuela. En consecuencia, era dudosa, a su juicio, la aplicación del TIAR sohrc una base estríe¡ámenle jurídica. De lodos modos, v aunque só!o
tenia "dudas de carácter jurídico" sobre la calificación de "agresión" ( y se abstuvo de pronunciarse sohrc ella), el ministro Philippi expresó
"la. firme convicción de que ias medidas acordadas no son las adecuadas en el caso preciso que
ha motivado la aplicación del TÍAR". Con variantes o matices tal fue también la posición asumida
por Bolivia, México y Uruguay y, parcialmente,
por la Argentina, que se abstuvo de votar las
sanciones.
Asi, con el voto de la mayoría de los dos tercios, la Reunión acordó que lct miembros de la
OÜA "no mantengan relaciones diplomáticas ni
consulares con el gobierno de Cuba", interrumpan
lorio intercambio comercial directo o indirecto, con
excepción de alimentos, medicinas y equipo médico, e interrumpan todo transporte marítimo con
ese país, salvo el que se haga necesario por la
excepción indicada.
Venezuela habia podido también la interrupdiui del transporte aereo, pero esa medida no fue
íiL-urduda. Lógicamente, tampoco se adoptaron las
domas sariLÍo;ic^ previstas en el Art. 8'-' del TIAR,
i;ue hubieran supuesto el completo aislamiento de.
Cuba.
Sin embargo, se hizo a Fidd Castro la advertencia de que, si persistía en sus actos de agresión o intervención conlra otros países miembros
de la OEA. éstos so reseñaban su derecha de legitima defensa individual o colectiva, el cual po.III.I llegar hasta el empico de la Fuerza armada.
Los cuatro "opositores" tampoco estuvieron diacuerdo con esta advertencia.
Situación nueva
Por primera vez desde la vigencia del TIAR v;
presentó asi la situación de que un grupo de países
se veían enfrentados ¡¡ la aplicación de medidas
a las que se oponían pero resultaban obligatorias
en \iriud de la decisión de la mayoría.
Ni la Carta de la OEA ni el mismo Tratado
de Río establecen normas que signifiquen plazo o
procedimiento para tales casos. Pero era indudable que los "opositores" estaban obligados a cvimpir el acuerdo de la mayoría. Para Chile, que ha
basado su política interamericana en una estríela
aplicación de la norma jurídica, la obligación resultaha clara y perentoria. Pero su cumplimiento
se complicaba por el hecho de que el país se encuentra abocado a corlo plazo a un cambio que.
tal como están planteadas las cosas, es más de
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í.—Mensaje
régimen que de gobierno. El Presidente Alessandrí
cortó por lo sano y dos semanas después de adoptado el acuerdo de la OEA lo acató legalmente.
Diez días después, Bolivia siguió el mismo camina
mientras en Paraguay el Consejo de Gobierno (Ejecutivo colegiado) seguía debatiendo el asunto. Por
su lado, el gobierno mexicano anunció que nu
romperá sus relaciones diplomáticas y comerciales
con Cuba a menos que la Corte Internacional de
Justicia de La Haya no dictamine que el acuerdo
de ¡a OEA es legítimo.
Por su ladu, los rusos han estado sondeando
la posibilidad de que el Consejo de Segundad de
las Naciones Unidas pueda tornar carias, como
suprema instancia, en el asunto.
¿Controversia?
Los norteamericanos se apresuraron :\ declarar
inadmisible el recurso a la Corte Internacional de
Justicia. Venezuela ha comenzado a estudiar un
procedimiento diplomático para presionar a México
y llevarlo a cumplir el acuerdo de la OEA. Los
portuarios venezolanos han llegado a anunciar la
posibilidad de boycotear el transporte marítimo a
o desde México y la disputa podría envenenarse
hasta el punió de relegar a segundo término —al
menos por un tiempo— la existente con Cuba.
La posición mexicana se apoya en el Tratado
de Soluciones Pacíficas suscrito en Bogóla en
1948. según el cual toda "controversia de orden
jurídico" que surja entre los Estados americanos.
incluso "la existencia de todo hecho que si fuere
establecido constituiría la violación de una obligación internacional", debe someterse a la jurisdicción de la Corle Internacional de Justicia de
La liaya. Pero no parece que la OEA eslé dispuesta a considerar la resistencia de México a
cumplir el acuerdo de los cancilleres como una
"controversia" sino, simplemente como una infrac-
ción al Art. 20 del TIAR, según el cual "tas decisiones que exijan la aplicación de las medidas mencionadas en el Art. 8? serán obligatorias para todos
los Estados signatarios del presente Tratado que
lo hayan ratificado, con la sola excepción de que
ningún Estado estará obligado a emplear la fuerza armada sin su consentimiento".
El hecho final es que, prácticamente, Cuba no
suiá afectada por las nuevas medidas acordadas
por la OEA, aunque éstas, politicamente, la dejen
un mayor dependencia del bloque soviético. Por
olio lado, sobre la base de las decisiones de los
cancilleres americanos. Estados Unidos podra insistir nuevamente ante sus aliados europeos en la
necesidad de suspender su comercio con Cuba.
Precisamente, la resolución 6 acordada en Washing
Ion el pasado 26 de julio dice:
"Insiar a los Estados que no son miembros
de la Organización de los Estados Americanos y
a quienes animen los mismos ideales del sistema
E&teramericanOi a que examinen la posibilidad (Je
demoslrar su solidaridad en el logro efectivo de
los propósitos de esta resolución".
Hasta el momento, este llamado, hecho evidentemente a iniciativa de Estados Unidos, no ha tenido eco. Ni parece que lo pueda tener, en la misma medida en que la distensión inlernacional no
favorece los bloqueos a determinados países y, por
otro laUu, estimula el desarrollo de políticas divergentes en los países que, en circunstancias más
difíciles, tenderían a marchar más unidos. Así se
ve, por ejemplo, en el caso de Francia y Estados
Unidos. No parece lampoco que el inminente triunfo laborista en las próximas elecciones inglesas
vaya a servir para que Gran Bretaña escuche el
llamado de Washington a "demostrar su solidaridad" suspendiendo el comercio con Cuba.
En cambio, ha surgido denlro de la Organización de F.stados Americanos un problema que puede agravarse.
El dublé movimiento del puis "asistente" al país "asistido" y viceversa —envío
de expertos y aceptación de estudiantes beneficiados de bolsas de estudio— no puede
simplificarse en un mero proceso mecánico; es un diálogo que se entabla entre civilizaciones y culturas distintas, un diálogo centrado sobre a! hombre y no sobre las mercancías intercambiadas o sobre las técnicas: el desarrollo no debe hacer nacer et peligro de materializar a los pueblos que de él se benefician, sino al contrarío darles los
medios de perfeccionarse, de elevarse y, por tanto, de espiritualizarse.
Paulo VI a los participan les en el coloquio internacional sobre asistencia técnica
a los países en vías de desarrollo.
(9 mayo 1964)
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