Historia del arte UV, 3oA EL CARNAVAL COMO PATRIMONIO CULTURAL: MARDI GRAS EN NUEVA ORLEANS. HISTORIA Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO. María Hernández Ordeig ÍNDICE 1. EL CARNAVAL: VALOR CULTURAL ......................................................................... 3 2. MARDI GRAS EN NUEVA ORLEANS: ORIGEN ....................................................... 4 2.1 KREWES Y DESFILES: Comus, Rex, flambeaux, zulús e indios .......................... 5 3. EL CARNAVAL COMO FUSIÓN CULTURAL .......................................................... 7 4. VIOLENCIA Y SENTIDO DE COMUNIDAD ............................................................... 8 5. PATRIMONIO HISTÓRICO .............................................................................................. 9 6. PATRIMONIO ARTÍSTICO: Arte, música y baile ....................................................... 10 7. CONCLUSIÓN ................................................................................................................... 11 8 APARTADO FOTOGRÁFICO ......................................................................................... 12 9. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................. 16 2 1. EL CARNAVAL: VALOR CULTURAL El carnaval es uno de los ejemplos más conocidos de celebración colectiva y popular y se mantiene a día de hoy en muchos lugares del mundo gracias a su valor unificador y representativo de culturas muy distintas. El valor histórico, social, artístico y antropológico de los carnavales es casi incalculable ya que su origen se pierde en la evolución del mundo antiguo grecorromano, de cuyos ritos y celebraciones procede probablemente la fiesta cristiana medieval que dio origen al Carnaval moderno. Asociado con los desfiles, los disfraces y el baile, se celebra hoy en lugares tan distintos como Venecia, Alemania o México y en algunos casos ha sido declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, como sucede con el Carnaval de Binche, en Bélgica el de Barranquilla en Colombia o el de Oruro en Bolivia (ver imágenes 1 y 2 en el apartado fotográfico) Que la fiesta se celebre justo antes del inicio de la Cuaresma es significativo y señala directamente a su raíz y significado original. Debido a un mundo marcado por el teocentrismo y la rígida obediencia de unos cánones religiosos y sociales el Carnaval no podía presentarse como nada más que un escape, una época de inversión de las normas y libertad que precede al período de resguardo y penitencia. Durante el tiempo que duraban los festejos el mundo permanecía en un hiato de celebración deliberadamente ambiguo en el que aparentemente cualquier cosa estaba permitida para la población oculta tras máscaras. Pero esta alteración del orden establecido puede verse, además de como un tiempo de diversión antes del padecimiento, como una forma de reforzar ese mismo orden, que al finalizar la fiesta se recuperará y será estrictamente aplicado de nuevo, volviendo los mayores a ser niños, los ricos a mendigos y los pecadores a penitentes. “Refiriéndose a la teoría de la transgresión, Umberto Eco ha escrito (1984) que la violación de una regla o norma necesita un marco social. Sin una ley válida que se pueda romper es imposible el carnaval. De manera que el carnaval puede existir sólo como transgresión autorizada de un período de excesos, laxitud y permisibilidad. De lo que puede inferirse que el carnaval más que desestructurar el orden social contribuye a su reforzamiento; o sea, a vigorizar la ley en clave festiva”1 Se puede afirmar también que ambas visiones son complementarias, no contradictorias, y que conviven de forma paradójica a modo de ritual. “Most often, carnival is seen as a dialectical dance around the interplay between the processes of inversion and intensification, a paradoxical ritual of rebellion where social rules are seemingly protested or abandoned, seeming to mock social order while actually preserving or even strengthening that order”2 1 MARCOS ARÉVALO, Javier, 2009 2 JANKOWIAK, William; WHITE, C, 1999, p. 335-350. 3 Todo esto ofrece una idea aproximada de la complejidad del Carnaval y su importancia para los lugares que lo celebran. El Carnaval en occidente tiene un valor histórico fundamental respecto a la formación del mundo que conocemos, ya que desde tiempos antiguos ha contribuido a sustentar unas estructuras sociales y culturales. Es un nexo que nos une con el pasado y que se perpetúa en la actualidad y las huellas que ha dejado en la cultura pueden valorarse desde múltiples puntos de vista (artístico, antropológico, etnológico, documental…) por lo que a pesar de su inmaterialidad debería ser siempre considerado como un bien patrimonial y en consecuencia protegido. En este trabajo se analiza y expone la importancia de una de las más conocidas manifestaciones del Carnaval, que sin embargo en muchas ocasiones ha sufrido la falta de reconocimiento y ha sido desdeñado como una fiesta más sin importancia, el de Nueva Orleans. En las siguientes páginas se expondrán los motivos por los que las celebraciones del Mardi Gras han funcionado como un espacio de adhesión e incluso de fusión entre culturas, como un ritual comunitario para los habitantes de una ciudad marcada por la multiculturalidad así como de un importante documento histórico y objeto de patrimonio artístico en sí mismo. 2. MARDI GRAS CELEBRACIONES EN NUEVA ORLEANS. ORIGEN (1703-1837) Y El Carnaval de Nueva Orleans es conocido como Mardi Gras y aunque el término hace referencia en propiedad al último día, por extensión se conoce así a toda la temporada de fiestas. Esta se inicia oficialmente a partir de la doce de la noche del seis de enero y como su nombre indica culmina el día anterior al Miércoles de Ceniza (“Mardi Gras” significa martes graso o gordo, en referencia a la última ocasión en la que se podía disfrutar de los excesos carnales o culinarios)A medida que la festividad avanza va creciendo en intensidad, hasta llegar al Lundi Gras (“Lunes graso”)y al martes (en inglés llamado “Fat Tuesday”) cuya fecha siempre es variable, para adaptarse al inicio de la Cuaresma. En una carta escrita a su hermana en 1859 Mark Twain afirmaba que “An American has not seen the United States until he has seen Mardi-Gras in New Orleans” y es con esta ciudad con la que se asocia mundialmente pero no es el único lugar donde tiene lugar, sino que se celebra también en Missouri, Alabama y en general por todo el territorio de Luisiana, con sus distintas variaciones locales. Es especialmente reivindicado el Mardi Gras cajún, con un fuerte carácter tradicional y del que se hablará más adelante. La fiesta llega desde Europa a través de la presencia francesa y su origen está íntimamente ligado con la historia de Nueva Orleans ya que se remonta a la llegada de colonizadores en 1699, cuando los exploradores franco-canadienses Le Moyne establecieron un campamento a unas sesenta millas de la ciudad actual llamado Pointe du Mardi Gras (por haberse fundado la víspera del Miércoles de ceniza) Uno de los hermanos Le Moyne, Jean-Baptiste, fue responsable además de la fundación oficial de Nueva Orleans en 1718 así como de otro campamento en Fort Louis de la 4 Louisiane, donde hoy se sitúa Mobile y que vivió en 1703 la celebración del primer Mardi Gras de EEUU. En 1722 Nueva Orleans se convirtió en capital oficial de la Luisiana francesa y para 1730 la celebración anual de los carnavales estaba plenamente establecida, aunque se trataba aún de bailes y mascaradas al estilo francés, sin la presencia de los característicos krewes y sin una entidad de fiesta propia. Entre 1764 y 1803 Luisiana permaneció bajo control del Imperio español lo cual repercutió negativamente en la fiesta porque las autoridades prohibieron los bailes de máscaras. La prohibición se mantuvo aun cuando Nueva Orleans se convirtió en ciudad americana pero a pesar de las presiones y críticas el carnaval no desapareció sino que fue aumentando su popularidad hasta que en 1823 las celebraciones se legalizaron de nuevo3 Sin embargo la referencia más temprana mencionando el Mardi Gras como carnaval ha sido hallada en un documento de 1781, durante el gobierno español y en general no es posible explicar la trascendencia cultural de Nueva Orleans y su fiesta sin considerar la incalculable huella dejada por la presencia española en Luisiana durante casi medio siglo. España ha sido históricamente uno de los focos de celebración del carnaval con más tradición y resultaba inevitable que esto se reflejara en el propio Mardi Gras. En 1784, aún bajo la prohibición española y antes de la emancipación de los esclavos declarada en 1863, se fundó la Perseverance Benevolent & Mutual Aid Association, primera de cientos de clubs y asociaciones relacionadas con el carnaval que proliferaron por toda la ciudad. La presencia de esta organización que aún existe en la actualidad apunta a uno de los factores decisivos para la pervivencia del carnaval: la implicación de la población criolla negra, que fue uno de los grupos que más aportaron a su contenido4 2.1 KREWES Y DESFILES Los primeros desfiles con máscaras documentados se remontan a 1837 pero se sabe también que hacia la década de 1840 la violencia estaba tan presente en ellos que las autoridades los prohibieron, al igual que había sucedido anteriormente con los bailes. Ante esta situación un grupo de habitantes de Nueva Orleans formaron la agrupación Comus en 1857, que se convirtió en el primer Krewe (ver imágenes 3 y 4) y que dedicó 3 “In the late 1700s pre-Lenten balls and fetes were held in New Orleans. Under French rule masked balls flourished, but were later banned by the Spanish governors. The prohibition continued when New Orleans became an American city in 1803, but by 1823, the Creole populace prevailed upon the American governor, and balls were again permitted. Four years later street masking was officially made legal” 4 “The Association became the cornerstone of most of the African American Social clubs, Ball Only clubs and Carnival Organizations. It is based on the principles taught in Africa of coming together, especially in times of need, for the collective good” The French Creoles of America Website, en Frenchcreoles.com 5 su esfuerzo a defender la celebración del Mardi Gras de manera pacífica y segura. Desde entonces las principales características de las peñas de la ciudad quedaron establecidas: sociedades secretas con nombres de inspiración mitológica (Comus es el nombre de una deidad griega de las festividades) que celebraban desfiles temáticos. Siguiendo estas premisas se fundaron nuevos krewes como los de The Twelfth Night Revelers, Proteus y Momus4 Otro de los episodios más señalados del Mardi Gras es la elección anual del Rey del Carnaval o Rex. Esta figura apareció por primera vez en 1872, cuando el Gran Duque de Rusia Alexis Romanov que se encontraba visitando Nueva Orleans, fue proclamado con ese título (ver imagen 5) La ceremonia ha sido repetida anualmente por el Krewe del mismo nombre, incluyendo la llegada de Rex por el río, el paseo en un trono y la entrega simbólica de las llaves de la ciudad. La identidad de Rex es anunciada en Lundi Gras, el día anterior al Mardi Gras y el personaje tiene su propio himno oficial, “If Ever I Cease to Love” El pasado de Nueva Orleans, al igual que todo el de EEUU y especialmente en el sur, está marcado por el racismo y la historia del Mardi Gras refleja tanto el interés de la clase dominante por recalcar la superioridad blanca como las tensiones a medida que la población negra luchaba tanto por la integración como por la defensa de los derechos civiles. En este sentido se puede ejemplificar cómo se ha utilizado la tradición carnavalesca para reforzar la opresión con los flambeaux, los desfiles de antorchas cargadas por población negra libre o esclava. Y otra de las tradiciones más características que pueden mencionarse respecto a este tema es la del krewe de los Zulus, que se vio inmerso en la polémica durante las protestas contra la discriminación racial de los años 60. Los miembros de esta asociación desfilan desde 1916 con la cara pintada de negro (esta práctica se conoce como blackface y su uso es objeto de polémica por haberse utilizado históricamente para la burla racista en espectáculos como el vodevil) con faldas de paja y lanzan cocos a los espectadores, motivo por el que fueron acusados de caricaturizar a la población afroamericana (ver imagen 6). Durante las movilizaciones se organizó un boicot contra el racismo en la ciudad y se pidió a la peña Zulu que no participara en el carnaval pero aunque muchos de sus miembros abandonaron la organización, finalmente el desfile se celebró en medio de un clima de tensión. Sin embargo, a pesar de ser acusada de beneficiar el patrocinio del racismo y la supremacía blanca, en 1973 se convirtió en la primera organización del Mardi Gras racialmente integrada y hoy en día continúa desfilando, aunque no exenta de polémica. Pero si hay una tradición con la que se identifica al Mardi Gras a nivel internacional es la de los indios (ver imagenes 7, 8 y 9). Se remonta al menos a mediados del s. XIX y aunque existen varias teorías sobre su origen una de las más aceptadas afirma que las tribus de nativos americanos acogieron a los negros que huían de la esclavitud y que en conmemoración de esta ayuda varias asociaciones afroamericanas comenzaron a vestirse y desfilar con elaborados trajes de plumas inspirados en los tocados indios. 6 Los indios del Mardi Gras se organizan en tribus con una estricta jerarquía, incluyendo un Jefe (Big Chief) que guía las marchas, el portador de la bandera de la tribu (Flag Boy) y el Wild Man, que sostiene un arma simbólica. Los indios tienen su propio himno, su propia tradición musical, basada en la percusión y los cantos de llamada y respuesta y no anuncian el camino de su recorrido, para incrementar el secretismo. Además dedican el año a coser a mano sus propios trajes, como se explica en el apartado 6. 3. EL CARNAVAL COMO FUSIÓN DE CULTURAS Para este aportado se ha recurrido como texto de referencia principalmente a una obra, el estudio de G. Gaudet, Marcia y James C. McDonald: “Mardi Gras, Gumbo, and Zydeco: Readings in Louisiana Culture” En la introducción se anuncia ya el amplísimo y variado fondo cultural y étnico que subyace bajo las costumbres tradicionales de Luisiana: “The essays in Mardi Gras, Gumbo, and Zydeco provide both an introduction to aspects of Louisiana’s culture that may not be generally known as well as insights into cultural traditions of diverse ethnic groups in Louisiana. These include Louisiana celebrations of Mardi Gras and Christmas, Louisiana foodways, Cajun and Creole beliefs, Native Americans in Louisiana, Zydeco music, and Cajun humor. Understanding the important things in a culture— including its language, music, foodways, traditions, and celebrations— is essential to understanding the people. The culture’s complexity is enriched by the long interaction of French, Africans (particularly Senegambian), Spanish, Germans, Creoles, Cajuns, and Native Americans with each other, as well as with later immigrant groups, such as Haitians, Irish, Italians, Croatians, Isleños (descendents of Canary Islanders), and Vietnamese. In addition to the Houmas, other important Native American groups still vital in Louisiana are the Chitimacha (in Charenton), the Koasati (in Elton), and the Tunica-Biloxi (in Marksville)” Para centrarnos en los aspectos que configuran la cultura de Nueva Orleans es práctico situarse en una fecha de referencia como 1804. Este año es fundamental para la historia del Nueva Orleans porque fue el año en el que el gobierno español de Luisiana cedió el territorio a Francia. Esta a su vez lo entregó a Estados Unidos, quien lo había comprado el año anterior (ver imagen 10), pasando a ser su decimoctavo estado en 1812. Esto generó tensiones en la población que desembocaron en violentos enfrentamientos entre grupos de población como los criollos de ascendencia francesa y los americanos, en el marco de las celebraciones del Mardi Gras. “The tension between the new American administration and the French citizens was palpable. Then, at one of the public balls, a "Fracas" broke out. […] in a contest between some young Americans and Frenchmen, whether the American or French dances should have a preference." When one American interrupted a French dance with an English quadrille, a voice cried out, “lf the women have a drop of French blood in 7 their veins, they will not dance." The women left the ballroom. It was a battle between reels and waltzes”5 Sobre el término “criollo” (“creole” en inglés) la dificultad de comprender su alcance radica en que dependiendo del grupo de habitantes al que se refiera puede tener cantidad de significados distintos. La palabra surgió como un americanismo empleado para designar a miembros de la población de orígenes raciales mixtos, esclavos nacidos en el Nuevo Mundo y gente de color libre. Más adelante se generalizó su uso para los nacidos en América con origen europeo. De ahí que hayan existido dos comunidades tan distintas como los criollos franceses (establecidos en el Distrito Francés, de aspiraciones burguesas, que vivían a imitación de las formas europeas y que han estado históricamente enfrentados con los anglosajones estadounidenses habitantes del Distrito Americano) y los criollos negros, personas de ascendencia africana nacidas en el Nuevo Mundo. En este sentido se puede afirmar que desde su origen gran parte de los residentes de Luisiana ha sido creoles. Además, como ya se ha visto anteriormente algunas de las costumbres de Mardi Gras proceden de una mezcla única de culturas, como los indios (que unen costumbres afroamericanas y nativas) la influencia del vudú, una religión surgida de la fusión entre el catolicismo y las creencias africanas, o el desarrollo del Mardi Gras cajún. Los cajunes son un grupo étnico descendiente de pobladores europeos (principalmente franceses) que fueron expulsados de la región canadiense de Acadia por las autoridades coloniales británicas en 1755 y se asentaron al sur de Luisiana. Con el tiempo desarrollaron una cultura propia basada en rasgos de origen francés (como un dialecto propio, la música o la gastronomía) y la forma de vida rural. La cultura cajún ha creado sus propias costumbres personales para el carnaval, como el Courir de Mardi Gras (ver imagen 11), una tradición en la que los participantes deben atrapar una gallina viva soltada por un granjero. Después una comitiva disfrazada con retales de colores y máscaras recorre las granjas a caballo pidiendo ingredientes para elaborar una gran olla de gumbo (una sopa tradicional de caldo y arroz con marisco o carne) 4. VIOLENCIA Y SENTIDO DE COMUNIDAD El suceso descrito anteriormente sobre el enfrentamiento entre criollos y estadounidenses, que podría pasar por una simple anécdota histórica, refleja otro de los rasgos característicos del Mardi Gras: la presencia generalizada de la violencia desde prácticamente su mismo origen. Esta violencia que se ha producido y se sigue produciendo en casi todas las expresiones de la fiesta ha provocado que las medidas tomadas para evitarla, controlarla o incluso canalizarla hacia formas creativas de celebración, formen parte de su peculiaridad. La rivalidad no se ha dado sólo entre 5 REID Mitchell, 1999, p. 10 8 criollos y americanos sino también entre nativos e inmigrantes, población blanca y población negra, defensores de la fiesta y censores puritanos y hasta dentro de las mismas peñas o krewes (son especialmente conocidos los enfrentamientos durante los desfiles indios, explicados más adelante) Las razones por los que estos comportamientos podrían producirse con tanta frecuencia6 son variadas, desde el consumo masivo de alcohol y drogas hasta un motivo antropológico como el sentido de “inversión” del orden social establecido ya mencionado anteriormente en relación con el significado general del Carnaval 7 Sin embargo el Mardi Gras también va acompañado de un sentido de comunidad que parece unir a todos los colectivos de la ciudad a pesar de sus diferencias. Se trata de una fiesta moldeada por la multiculturalidad, a cuya construcción han contribuido grupos sociales, razas, culturas, religiones y nacionalidades muy distintas y sin todas ellas no es posible entenderla8. Uno de los rasgos del Mardi Gras que más suscribe este sentido de comunidad es que, a excepción de los servicios policiales que facilitan los permisos para desfilar, no depende financiera o políticamente de ningún organismo estatal, ni de la gestión del gobierno sino que es mantenido y organizado sólo por la población. 5. VALOR COMO TESTIMONIO HISTÓRICO Por todo lo visto anteriormente se puede afirmar que, al igual que sucede con el resto de carnavales del mundo, el Mardi Gras está profundamente arraigado en el carácter del lugar en el que se ha forjado. En este caso, la evolución histórica de Nueva Orleans ha influido de forma determinante en la fiesta, hasta tal punto que es imposible comprender su historia sin profundizar en la historia de la ciudad y viceversa. El Carnaval ha crecido y evolucionado al mismo ritmo que la ciudad, amoldándose a sus cambios y crisis y es fácil comprender esto simplemente considerando algunos de sus episodios. En 1929, por ejemplo, tras el crac de la Bolsa y la caída de la economía “The link between Carnival and criminality, Carnival and violence, has long been recognized in New Orleans. It has also been recognized by historians of Carnival in early modern Europe” REID Mitchell, 1999, p 3 6 7 “The masquerade, the playacting, the intoxication, the explicit sexuality, the dance and parade and strut all set the day apart from the normal world we usually inhabit. Historians of culture, following Victor Turner, often refer to this ritual state as liminal” REID Mitchell, 1999, p 4 “Despite its competitive aspects, Carnival also serves New Orleans as a ritual of integration. Indeed, it has been a ritual of civic self-definition. While Carnival provides a chance for competition and assertion, it is a chance offered to everyone” REID Mitchell, 1999, p 5 8 9 los krewes tuvieron que reducir drásticamente su presupuesto y tamaño pero durante la Depresión llegaron a aumentar en número, miembros y participación9 En 1979, a causa de una huelga policial la ciudad se vio obligada a suspender los desfiles oficiales. Sin embargo ello no impidió las celebraciones en la calle, que debido a la falta de autoridad se convirtieron en una demostración de excesos y desenfreno, hasta el punto de que hoy sigue siendo uno de los Mardi Gras más recordados de la historia (ver imagen 12) Seis meses después de la llegada del huracán Katrina que provocó 1577 muertes de forma directa o indirecta en el estado de Luisiana y pérdidas económicas de entre 125 y 150 billones de dólares para la ciudad, las dudas sobre la celebración del Mardi Gras estaban muy presentes entre la población. Finalmente, con cuatro días y seis krewes menos el Carnaval se celebró, aunque con restricciones como la obligación de seguir una única ruta para todos los desfiles. La tragedia incluso fue aprovechada por la población para reflejar a modo de temática satírica en algunas de las procesiones tanto la voluntad de continuar con la fiesta como la crítica a la falta de medios y ayudas para la reconstrucción de la ciudad. Por tanto el valor del Mardi Gras como testimonio histórico parece fuera de toda duda y como tal debería ser considerado a la hora de realizar cualquier estudio sobre la ciudad o su entorno. Sin embargo se ha visto en más de una ocasión víctima de prejuicios dirigidos tanto a sus festividades como a aquellos que las celebran. En el próximo apartado se exponen los motivos por los que el carnaval es también reivindicable como objeto de patrimonio artístico material e inmaterial. 6. PATRIMONIO ARTÍSTICO Como fiesta popular el Mardi Gras es una plataforma natural para el diseño y la creación artística todos los años. Se trata por lo general de obras efímeras, destinadas a las carrozas (ver imágenes 13 y 14) o a los trajes de los desfiles pero que en algunos casos han adquirido fama internacional y se han conservado por su valor patrimonial (ver imagen 15). Como ha explicado Wayne Phillips, conservador de trajes y textiles del Louisiana State Museum, en el que se recogen numerosos ejemplos de arte visual relacionado con el Carnaval: “one of the things people tend to forget, because Mardi Gras is often seen as a large party, is that these traditions are not just an economic force, but an emotional force in our city" La colección del museo incluye posters, ilustraciones, disfraces y joyas pero también muestras de uno de los ejemplos de creación artística más importantes del Mardi Gras: el de los trajes de los indios, cosidos a mano (originalmente con cualquier material 9 “According to Wayne Phillips, curator of costumes and textiles for the Louisiana State Museum, times of cultural shift often inspire people to cling even more strongly to traditions. He said that after the stock market crash of 1929, several krewes pared down their spending and shrank in size, but when the actual Depression hit, there was growth in membership, and several new krewes were established” MONTOYA C. María, 2009 10 disponible, aunque prevalecen las plumas y cuentas) durante todo el año y cuyo coste llega a ser elevadísimo. Al finalizar el carnaval son destruidos ya que nunca se reutilizan. El tiempo y recursos que los indios invierten en su tradición implica la dedicación de toda una existencia y una auténtica forma de vida. El Mardi Gras de Nueva Orleans cuenta con sus propios colores oficiales, que son visibles por todas partes durante la época de carnaval y que se han convertido en seña de identidad de la misma ciudad. Escogidos en 1872, tienen un simbolismo característico: morado para la Justicia, verde para la Fe y dorado para el Poder. Durante los desfiles se lanzan collares con estos colores, que en origen estaban hechos de cristal aunque hoy suelen fabricarse de plástico. Otra de las manifestaciones artísticas presentes en el Mardi Gras son el baile y la música. Nueva Orleans, como foco intercultural, ha sido origen de distintos géneros musicales tan importantes como el jazz (ver imagen 16), otros menos conocidos pero igualmente importantes, como el zydeco o los cantos de los indios, o más modernos, como el bounce. La música es fundamental para la cultura de Nueva Orleans y es una parte integral de los desfiles y cabalgatas de Mardi Gras. La llegada de Rex se celebra con un concierto de jazz, que es la música que acompaña por extensión todos los desfiles. El zydeco es la música tradicional de los criollos, que combina influencias francesas, africanas y caribeñas, con letras en francés, español, inglés, criollo africano... y que al ser bailable ha tenido mucha presencia en la fiesta. 7. CONCLUSIÓN En conclusión a todo lo expuesto se puede afirmar que el Mardi Gras es una tradición de indudable importancia patrimonial, cuya trascendencia artística, social e histórica no debe ser relegada a la etiqueta de simple espectáculo local sino que ha de protegerse y reivindicarse. Aunque en los últimos tiempos el interés por esta manifestación del carnaval ha crecido, en línea con el interés por el patrimonio inmaterial, los estudios en profundidad sobre el tema son escasos y aún es necesario un importante esfuerzo para difundir el valor de esta fiesta. 11 ÍNDICE FOTOGRÁFICO 1. Carnaval de Binche, Bélgica 2. Carnaval de Oruro, Bolivia 3. Desfile del krewe Comus en 1976 4. Mardi Gras, 1873 “Ye Mystick Krewe of Comus” Fuente: Library and Archives 5. El Duque Alekséi Aleksándrovich, conocido como Alexis, cuya visita a Nueva Orleans inició la tradición del Rey del Carnaval 12 6. El Rey del desfile Zulú 7, 8, 9. Indios de diferentes tribus desfilando 13 10. Mapa del territorio de Louisiana adquirido por EEUU en 1803 11. Courir de Mardi Gras en la Luisiana cajún 12. Mardi Gras de Nueva Orleans durante la huelga de policía de 1979, fotografía de Robbie McClaran 14 13 y 14. Ejemplos de carrozas de Mardi Gras 15. Museo del Mardi Gras 16. Concierto de jazz en la calle BIBLIOGRAFÍA 15 BURNETT, John. “Mardi Gras Adjusts to Post-Katrina New Orleans” NPR News, 2006. En: http://www.npr.org/templates/story/story.php?storyId=5234970 DE CARO Frank, “The Varieties of Mardi Gras” Louisiana Folklife Festival booklet 1999 en http://www.louisianafolklife.org/LT/Articles_Essays/creole_art_varieties_mardi.html ECO Umberto; RECTOR Monica; IVANOV V. Viacheslav. Carnival! 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