Wimax - Esteban Magnani

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Clementinadas
Sí, pero no
Por Esteban Magnani
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entrega miles de netbooks por año a estudiantes primarios.
Se trata de una estrategia para introducirlos al mundo digital. Para estimular el uso de software libre, las
computadoras cuentan con el sistema operativo Linux. Pero no funciona por la falta de un driver.
M
iles de estudiantes primarios de la escuela pública porteña han recibido y siguen recibiendo las netbooks que
les da el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como forma
de introducirlos en el mundo digital. Estas computadoras traen
dos sistemas operativos que les permiten funcionar: Windows
y una distribución de GNU/Linux llamada Debian. Este último es libre, requiere menos potencia que el Windows y además
es gratuito, por lo que a primera vista parecería la mejor opción. Pero sus mayores ventajas son que puede modificarse y
adaptarse localmente a los requerimientos de los estudiantes, sin necesidad de pedir (inútilmente) cambios a corporaciones extranjeras. Además, con las recientes
revelaciones sobre los vínculos entre las grandes empresas y
los servicios de
inteligencia estadounidenses,
el software libre
(SL) parece una
elección más razonable, ya que su código abierto permite
saber exactamente
qué ocurre con la información de los estudiantes, a diferencia
de lo que ocurre con el
software privativo, que
es una suerte de caja negra que no muestra lo que hace
con la información. Windows en
cambio tiene a favor que es el sistema
más conocido y que una gran corporación como Microsoft hace lobby permanentemente para que se lo use.
La decisión dentro del plan Sarmiento parece haber sido
salomónica: pongamos lo que más se usa y los docentes conocen (Windows) pero dejemos una puerta para que quienes lo
deseen pueda experimentar otra forma de entender la informática (Linux). Si bien discutible, la decisión es razonable, salvo por un detalle: en la práctica Linux no se puede conectar a
internet en las escuelas debido a que la tecnología que se usa
no lo permite.
Es que el servicio contratado por el Gcba a la empresa Prima (del Grupo Clarín) para dar acceso a internet en las escuelas utiliza la tecnología Wimax, de más potencia que el Wifi
común. Para poder comunicarse con este servicio, los sistemas
operativos requieren drivers (controladores de dispositivos que
indican a las máquinas cómo usar un determinado hardware).
El problema es que los drivers disponibles para Linux no funcionan: se conectan y cortan en segundos. Frente a este problema, lo más razonable hubiera sido que el Gcba, un cliente
que compra miles de netbooks al año, exigiera un driver que funcione o al menos la información necesaria para desarrollarlo. Esa es una de las ventajas
del SL: si falta algo, cualquiera puede agregarlo sin violar ninguna ley de propiedad intelectual. Pero no ocurrió.
El plan ya lleva tres años pero no se
han producido avances en la conectividad
en las escuelas. Leandro Monk, presidente de Gcoop, una cooperativa que trabaja
con SL, contaba que ofrecieron desarrollar el driver en forma gratuita al ministro de Educación de la ciudad: “No tuvimos respuesta”.
María Eugenia Núñez es facilitadora tecnológica del Ministerio de Educación de
la ciudad, además de
una convencida de que
el software libre es una
poderosa herramienta
pedagógica. Cuando
consulta al Gcba por
este problema le responden que no hay solución: “En realidad se
puede solucionar, pero
no hay interés. Tampoco se justificó pedagógicamente por qué se incluyen
los dos sistemas operativos, simplemente se puso en la licitación. Entonces el proveedor incluyó una distribución de Linux, pero sin prepararla para las escuelas. Las primeras versiones eran muy malas”. Núñez hizo varios pedidos para que se
incluyeran cambios en Debian y asegura que “la versión nueva es mejor. De hecho, pese a que siguen sin conectarse al Wimax, los chicos la prefieren muchas veces porque es más rápida
y estable que el Windows”. También le ha pasado que sus colegas piden capacitaciones: “Hay interés entre los docentes. Pero
si no funciona en las aulas, es muy difícil trabajar y se vuelve al
Windows con los problemas que tiene”.
Ilustración: Juan José Olivieri
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CARAS Y CARETAS
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