Entre el fin del mundo y la astronomía maya Daniel Flores Instituto de Astronomía Universidad Nacional Autónoma de México ¿Cree en el fin del mundo del año 2012? Aquí se presentarán algunos elementos de las profecías del fin del mundo para el año 2012 que se han constituido como diversos conceptos acumulados durante más de un lustro, y que se conformaron en un todo aparentemente congruente. Adentrarse en la idea del fin del mundo del año 2012 nos hace recordar otros presagios escritos a lo largo de la historia de la humanidad, aunque este ha sido difundido con gran celeridad en todo el mundo no implica que haya sido la primera vez que ocurre, ya que a través de los siglos cientos o quizá miles de visionarios han predicho diversos finales del Mundo según sus propios cálculos y creencias. ¿Qué ha impulsado al pensamiento humano a efectuar este tipo de vaticinios o cualesquiera otros? o ¿cuáles han sido las razones para determinar sucesos futuros? Desde luego una primera visión sobre estos planteamientos queda inmersa en la idea de supervivencia de los seres vivos, en particular del género humano, la cual se desencadenaba ante la gravedad de sucesos fortuitos que afectaban a sus comunidades, sin embargo otra visión que no debemos soslayar es la de considerar que todo tiene su origen en la comprensión de los fenómenos naturales observados, ya que cuando se logró percibir que algunos de ellos se repetían en ciertos lapsos de tiempo se alcanzó la posibilidad de intuir su nueva aparición y verificar con ello que se sucederían periódicamente, por lo que se hizo posible establecer una ley de comportamiento para dichos fenómenos. Sucesos repetidos Imaginemos que un grupo humano está situado en las márgenes de algún río desde mucho tiempo atrás, desde ahí, varias generaciones observaron las variaciones climáticas del lugar, como sería el reconocer que a la llegada de las lluvias y después de intensas precipitaciones en su entorno les seguían ulteriores apariciones de enormes torrentes, deslaves y otros desastres, a grado tal que las casas de los que ahí habitaban eran arrasadas, incluyendo miembros de sus familias y animales. Después de varias vivencias similares algunos grupos de sobrevivientes, y basados en el conocimiento de la relación entre las abundantes precipitaciones y su influencia destructiva, se convirtieron en sabedores de dichos fenómenos quedando investidos como personajes capaces de predecir tales portentos y evitar con ello las pérdidas en su comunidad. Con este ejemplo hemos intentado acercarnos a la comprensión de los procesos del pensamiento humano que indujeron la creación de sistemas de adivinación y predicción de sucesos naturales. Desde luego existen varias teorías desde el punto de vista de la sociología, psicología, historia, etcétera de los que se dedican a estudiar este complejo campo del conocimiento humano y que no abordamos aquí. Calendarios y predicciones Más tarde y como producto de la observación de la naturaleza el hombre se dio cuenta que el sol poseía un movimiento aparente el cual se manifestaba por los cambios de su posición en el horizonte en sus ortos u ocasos, y que curiosamente coincidían con las variaciones de los fenómenos atmosféricos: lluvias, secas, nevadas, etcétera, induciendo así la eventualidad de establecer correlaciones entre la observación de esos fenómenos y los sucesos solares periódicos. Desde luego existen fenómenos naturales fortuitos, como las erupciones volcánicas, tsunamis o terremotos, que pueden ser igualmente desastrosos pero hasta ahora carentes de predicción. La comprensión de los fenómenos astronómicos, principalmente los sucesos planetarios periódicos, condujeron a la creación de sistemas de medición para contar el transcurso de los días es decir la creación de calendarios cuya estructura dependía de la observación del movimiento aparente del objeto que los regía. Así, se idearon calendarios solares, lunares, lunisolares al través de la duración de los ciclos del sol y la luna de trescientos sesenta y cinco y veintinueve días respectivamente con los que se lograron predecir cuándo sucederían los solsticios y equinoccios, o bien la secuencia de las fases de la luna. Esta habilidad adquirida de predecir sucesos astronómicos indujo la idea de que eran la causa de los desastres humanos, ya sean individuales o colectivos, surgiendo con ello el campo de la astrología con lo que se pretendía explicar enfermedades, muertes o nacimientos, además de sucesos relevantes entre los miembros de los grupos humanos. Con el conocimiento de una gran diversidad de ciclos astronómicos se establecieron intervalos de tiempo de larga duración o Eras que eran delimitadas por la ocurrencia de eventos astronómicos notables en fechas que se repetían ad infinitum. Estos notables intervalos numéricos permitieron hacer predicciones catastróficas para la humanidad basadas en la repetición del término e inicio de las Eras, mediante la determinación de sucesos planetarios como indicadores de finales del mundo. Muchas han sido las predicciones diseminadas en distintos lugares del orbe, en el año 634 a. C se propagó la predicción apocalíptica sobre Roma, pues en ese año se dijo que la gran ciudad sería destruida después del vuelo de doce águilas. Dado que el año de la fundación de Roma fue el año 752 a. C, y como cada águila representa el transcurso de diez años entonces al final del paso de las águilas habrían transcurrido ciento veinte años, es decir el apocalipsis romano sería el año seis cientos treinta y cuatro, antes de Cristo. El 3 de abril del año 793 el obispo de Toledo Elipando describió la espera del fin del mundo en la Pascua del año 793. De acuerdo con este obispo el monje Beatus de Liébana predijo el fin del Mundo. El monje dominico Tomasso Campanella dijo que el Sol colisionaría con la Tierra el año 1524, y el astrólogo Eustachius Poyssel determinó que el año del fin del mundo sería 1623. ¿Qué pasó con Nostradamus?, Nació en Saint-Rémy de Provenza el 24 de diciembre del año 1502, su nombre fue Michel de Notredame el cual latinizó haciéndose llamar Nostradamus. Siendo su padre Notario estudió medicina en la universidad de Montpellier. Posteriormente se interesó en la astrología hecho que indujo su distanciamiento con el erudito Escaligero del que fue su ayudante durante pocos años. Escribió sus Centurias donde, se dice, describió predicciones y ciertas visiones sobre acontecimientos que ocurrirían en la vida cotidiana de la época, y algunos otros dicen que de épocas futuras. En ellas evitó en lo posible indicar fechas específicas de sucesos trágicos. Sabemos de algunos de ellos que al darse cuenta de lo fallido de sus pronósticos procedieron a reconsiderar sus preceptos, corrigiendo sus fechas en otras aunque tampoco se cumplieron sus predicciones catastróficas. Actualmente y en nuestra cotidianidad tampoco hemos estado libres de dichos pronósticos, recordemos en 1900 la predicción del fin del Mundo o bien la de 1910 que indicaba que al paso del cometa Halley el género humano sucumbiría a causa de los gases venenosos de la cauda cometaria. Mas recientemente en 1984 se presagió el final de la humanidad por la llamada gran conjunción de planetas de aquel año lo cual consistió en que estos, junto con el sol, quedaron distribuidos en un segmento de la eclíptica dentro de un ángulo de noventa grados. También en esos años surgió la noticia alarmante que relataba la incidencia hacia nuestro planeta de un gran anillo de fotones surgido de la constelación de las Pléyades de tal manera que al llegar a la Tierra esta quedaría en total obscuridad durante cien años. Tan absurda es esta predicción que no se tomaron el tiempo de pensar en que los fotones son en sí mismos luz, por ejemplo actualmente llegan a la Tierra haces de luz provenientes de objetos astronómicos que ocupan lapsos de tiempo de minutos como los de nuestro sol, o de cientos, miles o cientos de miles de años surgidos de las estrellas mas cercanas a la Tierra como la constelación de Orión, o bien de millones o miles de millones de años proveniente de quásares o galaxias lejanas. Otra argumento añadido a las numerosas catástrofes es la alineación de el Sol y la Tierra con el centro de nuestra galaxia, La Vía Láctea, como suceso único que requirió miles y miles de años para que se diera dicha configuración. Ha ello comentamos que aquellos quienes nacieron bajo los signos de Sagitario y Escorpión son hijos del centro de la galaxia, ya que año con año se da la alineación del Sol, la Tierra y Escorpión con el centro de nuestra galaxia, desde mucho antes de que la astrología surgiera en la mente humana, y ocurrirá durante los siguientes milenios. En el año 2000 surgieron gran cantidad de predicciones que denotaban el verdadero final de los seres humanos, sin embargo no ocurrió cosa alguna, como también lo fue en los años 1800 y 1900. Notemos la predilección de esos visionarios por escoger años seculares, es decir aquellos años que terminan con doble cero, sin embargo ¿que motivó las predicciones del fin del mundo para el año 2012 ya que este no es un año secular?. Ahora sabemos que entre los calendarios mayas y particularmente en el contexto de la Cuenta Larga maya, en este año 2012 ocurriría el completamiento de una Era o gran ciclo maya dado por la fecha 13.0.0.0.0, y alguien se dio cuenta que aparecía la sucesión de ceros en dicho cierre de ciclo, por lo que fue fácil pronosticar de nueva cuenta otro fin del Mundo en el próximo solsticio de invierno. Debemos decir que los mayas no predijeron tales desastres y que solo se circunscribían al buen transcurso de los ciclos astronómicos, los cuales se tomaban para validar sucesos dinásticos entre las sociedades mayas, aunque esperaban vehementemente que el curso de sus vidas continuara hasta el fin del tiempo con normalidad. La cuenta larga maya es el conteo de los días transcurridos a partir de la fecha Era 13 de agosto del año 3114 a.C. (correlación GMT). Se escribe como una sucesión de dígitos nombrados (Baktun.Katun.Tun.Uinal.Kin), de acuerdo a las siguientes equivalencias: 1 Kin (0.0.0.0.1) 1 día 1 Uinal (0.0.0.1.0) 20 días 1 Tun (0.0.1.0.0) 18 uinales o 360 días 1 Katun (0.1.0.0.0) 20 tunes o 7200 días 1 Baktun (1.0.0.0.0) 20 katunes o 144000 días De acuerdo a los estudios de cronología maya más aceptados, el final de un ciclo de cinco mil doscientos años aproximadamente ocurrirá el próximo 21 de diciembre del año 2012, fecha que indica el final del baktún terceno e incio del baktún catorceno. Entre los mayas Su espacio y su tiempo El desarrollo de la cultura material maya tuvo su lugar geográfico entre la Península de Yucatán, Chiapas, Tabasco y los países Guatemala, Hondura, El Salvador, Belice y parte de Nicaragua. Sus vestigios nos hacen ver que alcanzaron un extraordinario dominio de las artes, la ciencia y tecnología, manifestadas al través de la arquitectura, escultura, cerámica, escritura, etcétera. Dicho espacio geográfico contiene una gran diversidad de hábitats desde selvas altas y bajas, pantanos, bosques, o regiones montañosas como en Chiapas, El Salvador, Guatemala y Honduras, grandes planicies al norte de la Península de Yucatán, y extensas regiones costeras como en Quintana Roo, Belice, Guatemala y Honduras, Yucatán y Campeche. También fueron testigos de sucesos geológicos extremadamente violentos y súbitos como las erupciones del volcán Chichonal en Chiapas, además de grandes inundaciones y sequías. Sus épocas de florecimiento y su desarrollo cultural propiamente dicho, se ha dividido en tres períodos: Período Preclásico: entre 1600 a.C hasta el 300 d.C. del cual se considera desde los primeros asentamientos al norte de Yucatán y Tabasco hacia los años 1600 a.C. y 900 a. C respectivamente. Período Clásico: ubicado entre 300 d.C hasta 900 d.C. Fue una época de esplendor en la que se construyeron grandes edificios y bellas ciudades, y el nivel de las artes alcanzó su excelsitud como las enormes estelas de Quiriguá y Cobá. Se caracterizó por el máximo desarrollo cultural de algunos grupos mayenses cuyos intercambios culturales y comerciales alcanzaron niveles de producción muy diversificados, donde incluso se interaccionó con otros grupos del altiplano mesoamericano. Este período termina con el abandono de los grandes centros urbanos, sucesos que comienzan a entenderse con certeza. Período Posclásico: identificado para el intervalo desde el año 900 hasta 1542 d.C, momento del contacto cultural con el Viejo Mundo, aunque en esa época el desarrollo cultural siguió vigente este fue decayendo gradualmente debido a la interacción con los nuevos grupos que llegaron a esta vasta región de la península de Yucatán. Su espacio cultural Por sus grandes ciudades y grupos lingüísticos ubicados en muy variadas localidades geográficas, se han logrado identificar tres grandes regiones culturales mayas al norte, centro y sur de la Península de Yucatán: Norte de la península de Yucatán (mitad norte) Axumal, Uxmal, Mayapán, Chichen Itza, Mani, Konchem, Dzibilchaltun, Tulum, El Rey, Cozumel, El Naranjal, Cobá, Loltun, etcétera. Centro al sur de la Península de Yucatán Chacchoben, El Tigre, Edzná, Calakmul, Tikal, Copan, etcétera: en regiones de Quintana Roo, el Peten en Guatemala, Honduras, Belice, Campeche y Tabasco. Sur de la Península de Yucatán Comalcalco, Chincultic, Izapa, Bonampak, Toniná, Palenque, etcétera. En la región occidental de Guatemala, El Salvador y Chiapas. Cosmogonías Entre los mayas así como en cualquier cultura surgieron cosmogonías conteniendo mitos de creación de la humanidad surgida en diferentes ámbitos universales, y que explicasen su existencia sobre la faz de la Tierra. En general las ideas de la creación diferían unas de otras según fuesen sus conceptos de ubicuidad. En general se acepta que los mayas creían que el mundo tenía tres niveles relacionados entre sí y que cada uno poseían vida: la tierra, el inframundo y el cosmos. Así, la tierra o el mundo de los hombres flotaba en el mar primigenio, el principio fundamental de todas las cosa, y a veces se representaba posada sobre una tortuga o un cocodrilo sobre los que se esparcían las montañas, llanuras, ríos, lagos, cenotes, pantanos y las cosas hechas por el hombre. Por arriba estaba el cosmos donde habitan las trece deidades Oxalhuntikú y el gobernante mayor Itzamná, y por debajo en el inframundo reinaban los señores de Xibalbá. Itzamná fue el creador de la cuenta del tiempo y se le encontraba hacia los cuatro rumbos del universo, con cuatro colores y cuatro monstruos celestes y además de se le identificó con el cielo y el inframundo, y también con la cuenta del tiempo de los katunes. Como deidad creadora regía las buenas cosechas, la lluvia, el sol y la tierra, inventó la escritura y el calendario, también la agricultura y el don de las creaciones humanas. Itzamná, uno de los que dieron forma en el cielo a las constelaciones era representado como un gran cocodrilo cubierto de signos astronómicos de Venus, Marte, Júpiter, el Sol y la Luna, y también con el sacbé celeste que en el cielo era la Vía Láctea. Cultura y ciencia de los mayas En cuanto a la evolución de conocimiento maya, este se puede vislumbrar a través de la gran cantidad de vestigios de su cultura material estudiados por décadas, y que hacen ver la existencia de una congruencia social obtenida de modos diversos, y dirigida hacia la consecución de objetivos bien determinados. Así, imaginemos a los constructores que con numerosos eventos de prueba y error lograron construir espacios interiores en de edificios, incluso de varios niveles, mediante la invención de la bóveda maya. También en este mismo rubro, imaginemos la planeación y fuerza de trabajo para efectuar movimiento de tierra para nivelar terrenos y la ulterior construcción de plazas y edificios de distintas dimensiones. Por otro lado la solución de problemas asociados con el desalojo de grandes volúmenes de agua mediante la canalización de aguas fluviales o el desvío de causes naturales, o bien la creación de sistemas de almacenamiento de agua y comida. En relación a las ejecución de obras artísticas en arquitectura, escultura o pintura, debemos imaginar que también hubieron un sin número de especialistas que en conjunto lograron consumar las expresiones del arte maya, con la colaboración de expertos talladores y pulidores de rocas, geómetras, dibujantes, pintores, expertos en pigmentos y técnicas pictóricas como la preparación de enlucidos, técnicas de pintura como la aplicación al fresco; a todo ello también estuvieron los expertos en comunicación humana que definían el modo de expresar un mensaje a través de la pintura mural, que trazos deberían seguirse para aumentar la expresión y el impacto del lenguaje plasmado en los murales mayas. En todo lo que hemos descrito queda implícito un conocimiento numérico y geométrico que se puede intuir por las obras alcanzadas, y que pueden explicar los numerosos detalles que complementan la precisión alcanzada en ellas, como el uso de la proporción áurea en su arquitectura. Alcanzaron un buen grado de conocimiento de la bóveda celeste de tal manera que llegaron a conocer ciclos astronómicos de planetas visibles, del Sol y de la Luna, además del movimiento de la bóveda celeste en su conjunto, lo cual comienza a identificarse mediante el estudio de los edificios orientados así como de la pintura mural y los códices. Con el conocimiento de los ciclos del Sol, la Luna y Venus establecieron sistemas de cómputo muy elaborados para la medición del tiempo mediante la cuenta de días, semanas, meses y años, de los cuales se ha logrado conocer cada vez mejor su sistema de calendarios como los intervalos de doscientos sesenta días, trescientos sesenta más la cuenta de cinco días con los que se completaban los ciclos solares anuales, y a todo ello poseían además de un conteo sucesivo e infinito de días que llamamos la Cuenta Larga. De estos aspectos calendáricos Fray Diego de Landa escribió: Tenían un año perfecto como el nuestro tenían meses de veinte días, a los cuales llaman Uinal Hunekeb; de estos tenía su año dieciocho más cinco días y seis horas. De estas seis horas se hacía cada cuatro años un día, y así tenían de cuatro en cuatro años el año de 366 días. Para estos 360 días tienen veinte letras con los que nombran, dejando de poner nombre a los cinco, porque los tenían como aciagos o malos. (Fray Diego de Landa: RELACION DE LAS COSAS DE YUCATAN). Existen muchos datos provenientes del mundo maya que nos indican que existía un interés por las cosas del cielo, ¿pero cómo podemos saber si en realidad hubo astrónomos mayas o si hubo una actividad astronómica maya?, las respuestas a estas interrogantes las veremos enseguida. Astronomía de los mayas ¿Hubo astrónomos mayas? Para reconocer la existencia de astrónomos mayas debemos pensar en cómo reconoceríamos actualmente la existencia de astrónomos en el mundo, ello lo podemos lograr al ver fotografías de astrónomos trabajando (figura 1), o bien por las imágenes de los objetos celestes que estudian desde sus observatorios (figura 2). Del mundo prehispánico también encontramos ese tipo de información, en el primer aspecto mencionado encontramos las representaciones de astrónomos en el códice Madrid y uno de ellos (figura 3) muestra a un observador del cielo rodeado por la bóveda celeste el cual está dirigiendo su mirada hacia el cielo. Otro ejemplo, aunque no de tradición maya encontramos en el Códice Mendoza (figura 4), una de la representaciones mas interesantes de un observador del cielo, donde parece relatarse una celebración en la que participan varios personajes ejecutando diversos gestos festivos como ofrecer copal, tocar un tambor, y observar la bóveda celeste con la acción de echar una mirada al cielo, el cual está conformado por un gran grupo de ojitos del cielo. De los cuerpos celestes que observaban se tiene información gracias a las investigaciones efectuadas a lo largo de muchas de décadas, por ejemplo el hecho de que los mayas conocían muy bien el período sinódico de Venus del cual lograron identificar intervalos de tiempo en que ese planeta luminoso es visible y cuando no, y para el caso de los ciclos de la Luna los mayas conocieron bien el ciclo saros de eclipses cuya duración es poco mayor a dieciocho años, once días y ocho horas aproximadamente, y que de acuerdo al tipo de mes que se considere hoy conocemos que tienen duraciones similares del orden de: 6585.3223 días 6585.5375 días 6585.3575 días 223 meses sinódicos 239 meses anomalísticos 242 meses draconíticos ó dracónidos. Los mayas conocieron bien los períodos de lunaciones con los que construyeron las páginas 51 a la 58 (figura 5), en la parte superior de la página 53, la línea inferior indica el transcurso de dos grupos de lunaciones (8.17) y (7.8) que indican 6 y 5 lunaciones de 177 y 148 días respectivamente, y que suman 325 días (recordemos que los mayas contaban en base veinte). Después del personaje transcurren 9 lunaciones de (8.17) y una más de (7.8) que suman 1740 días es decir, transcurrieron cuatro años hasta el siguiente suceso que es el eclipse parcial de Luna el 26 de marzo del año 1187 a las 16hrs. En seguida se cuentan los siguientes intervalos desde la sección superior de la página 55 hasta la inferior de la pagina 54, lo cual resulta en los siguientes intervalos: 2272 lunaciones de ( 12(8.17)+(7.8) ), 1741 lunaciones de ( 9(8.17)+(7.8) ) y 2243 lunaciones de ( 11(8.17)+2(7.8) ). Es decir poco más de 17 años, para llegar al eclipse total de Luna del 16 de abril del año 1204 a las 13hrs Si bien el conocimiento de los períodos planetarios se adquirió de modo gradual, la determinación de sus duraciones y de los grandes intervalos de tiempo o Eras como un saber adquirido, debió darse en función del desarrollo y uso del concepto del calendario. Muchos años trabajaron los astrónomos para conocer los ciclos de los planetas. Conocieron que Venus llegaba al mismo lugar del cielo en casi ocho años y Marte el doble de este, los dos juntos Marte y Venus llegaban a la misma región del cielo en poco mas de treinta y dos años. Venus y Júpiter en catorce años tres meses aproximadamente, y de Júpiter y Saturno descubrieron que se reunían en el mismo lugar del cielo cada cincuenta y nueve años es decir intervalos de casi tres katunes. Venus, es entre los mayas la estrella que da vuelta porque su movimiento aparente se distingue de todos los demás planetas por describir trayectorias curvilíneas que se repiten ad infinitum en grupos de ocho años. Cuando se observan ciertas fases características de Venus, por ejemplo si seguimos la posición del planeta durante su fase de máximo brillo, o en sus conjunciones, veremos que se pueden ubicar alternadamente a lo largo de cinco segmentos en la eclíptica, para regresar al segmento inicial después de casi ocho años. En el códice Dresde (figura 6), en la base de cada una de las páginas de la tablas de Venus se identifican los sucesos sinódicos como estrella de la tarde (236 días), invisibilidad en la conjunción superior (90 días), visibilidad como estrella de la mañana (250 días), y la invisibilidad en la conjunción inferior (8 días), y la suma de los períodos de visibilidad e invisibilidad es el período sinódico de Venus de 584 días. Todo ello nos hacen ver las razones para que este planeta fuese tomado como un significante del calendario para la cuenta de intervalos de ocho, ciento cuatro y doscientos sesenta años. Otro aspecto que podemos extraer de la actividad astronómica maya es la observación de la Vía Láctea cuando el plano es perpendicular al horizonte del observador, es decir la Vía Láctea pasa por el cenit del observador, suceso que nombraremos simplemente Vía Láctea cenital. Aunque esta configuración geométrica puede observarse durante el transcurso del año a diferentes horas de la noche es posible distinguir dos momentos significantes los cuales se suceden uno al otro a la media noche (cero horas) aproximadamente hacia los días 27 de julio y 28 de noviembre de cada año. Un aspecto extremadamente interesante dado por este suceso cenital ya que el día 27 de julio corresponde al inicio del año en la región maya, el 16 de julio según las fuentes coloniales (Fray Diego de Landa). Ello nos hace ver que el suceso Vía Láctea Cenital(figura 7) fue el significante astronómico que marcaba el inicio de ciclos anuales en la península de Yucatán. Sucesos astronómicos en diciembre del 2012 En este año, los sucesos astronómicos periódicos quedan inscritos en las conjunciones de la Luna con los planetas. Tendremos la conjunción del sol con Saturno, Venus, Mercurio, Marte, Neptuno y Urano en un arco de ciento veinte grados aproximadamente. Hubo cuatro eclipses, que como ya sabemos no producen daño alguno a los seres humanos ni a la Tierra, y el 5 junio entre la 15 y 17 horas, como bien sabemos, ocurrió el tránsito de Venus por el disco solar que resulto un magnífico fenómeno astronómico. Lugares de observación maya En las antiguas civilizaciones, incluyendo las de los mayas, se construyeron edificios cuya función era la de conformar un sistema de observación de fenómenos solares o lunares, como el recibir los primeros rayos del sol el día en que ocurrían los equinoccios o solsticios, o también cuando el sol fenecía en el horizonte, en Chichen Itzá cada año en el amanecer y el atardecer del día de los equinoccios de marzo y en septiembre las aristas de la pirámide se proyectaban, y aún se proyectan, en las alfardas de las escalinatas norte y sur para formar un serpiente de luz y sombra; en cambio en el castillo de Mayapán se observan fenómenos similares pero durante los solsticios. En Dzibilchaltun, en la Casa de las Siete Muñecas (figura 8), también se observaban efectos de luz y sombra durante los equinoccios y fechas cercanas ya que el modus operandi en este caso consistía en ver surgir el sol en el vano principal del edificio desde distintos puntos de observación señalados por altares y estelas a lo largo del sacbé que da acceso a dicho edificio (figura 9). Con todo ello ahora podemos visualizar a ese edificio como un referente a la observación del ecuador celeste desde la estructura más cercana a la Casa de las Siete muñecas, por otro lado debo decir que en este lugar los mayas lograron mediciones de precisión de fenómenos solares cercanos a los equinoccios de marzo y septiembre mediante la observación, al interior de este edificio (figura 10), de la proyección de la luz penetrando a través de un par de oquedades cuadrangulares en la pared oriental sobre otro para ubicadas diametralmente opuesta a las anteriores, y en la pared occidental. Conclusiones Pensar en el fin del Mundo del año 2012 como un suceso que ocurrirá indefectiblemente, al parecer ha dejado de ser funcional porque ahora sabemos que a través de los siglos, cientos o quizá miles de visionarios han predicho otros tantos finales del Mundo según sus propios cálculos algunos de ellos al darse cuenta de lo fallido de sus pronósticos procedieron a reconsiderar sus preceptos y con ello cambiar las fechas en otras, aunque tampoco se cumplieron los presagios catastróficos que lograron corregir. También hemos recorrido la cultura material del Mundo maya y nos hemos dado cuenta de que en aquel tiempo hubo una actividad astronómica de gran importancia que si bien, hasta donde sabemos, no contribuyo al desarrollo científico del mundo moderno, han quedado las huellas de una sabiduría que llevó a la comprensión de ciclos astronómicos como el llamado ciclo saros, el movimiento de la bóveda celeste, la identificación de grupos de estrellas o constelaciones a través de sus propias visiones. Crearon métodos de observación y registro astronómico que ahora nos es posible estudiar y que nos hacen ver de la existencia de un antiguo interés científico que se desarrolló de modo independiente de las grandes corrientes culturales del Viejo Mundo.