PRIMERAS JORNADAS NACIONALES DE HISTORIA SOCIAL 30, 31 de mayo y 1 de junio de 2007 La Falda - Córdoba Mesa 12: Grupos sociales, identidades y espacios de sociabilidad. Autor: Romero, Ana Leonor Inserción Institucional: UBA-CONICET Situación de revista: Ayudante de Primera – Becario doctoral Dirección particular: Juramento 2148 3º C. CP 1428 [email protected] Dirección Institucional: Instituto Ravignani –25 de mayo 217 2do piso – 1002 Capital Federal Título: ¡A la Plaza! ¡A la Plaza! Fiestas y diversiones patrióticas. Una aproximación a los espacios de sociabilidad españoles durante el conflicto de Cuba. Resumen En 1895 la noticia de la rebelión independentista en Cuba afectó profundamente el ánimo de la colectividad española en la Argentina, y motivó a los emigrados españoles a reunirse para colaborar con España en la guerra que se avecinaba. A lo largo de ese año se organizaron colectas y se reclutaron voluntarios para ir a pelear en la isla. En el verano de 1896 la preocupación aumentó y un grupo de españoles decidió fundar la Asociación Patriótica Española con el objetivo de organizar la ayuda a España en esas circunstancias. Durante la guerra, la Asociación concentró sus esfuerzos en una suscripción para comprar un crucero para la Armada española. La Asociación Patriótica creció rápidamente y se expandió por todo el país. Rifas, obras de teatro, veladas literarias y fiestas fueron organizadas en distintos lugares para colaborar con la empresa. En Buenos Aires, la trama asociativa española fue movilizada por completo y convergió en esta propuesta. Esta ponencia tiene como objetivo estudiar algunas de estas actividades efectuadas entre 1896 y 1898 para entender cómo estos festejos fueron espacios de sociabilidad. En los tiempos de la guerra permitieron a los distintos miembros de la colectividad converger en un objetivo común: ayudar a la patria. La Asociación buscó consolidar la unidad de los emigrados bajo una propuesta panhispánica y articular el entramado asociativo español en la propuesta patriótica. El análisis de estos festejos y actividades permite comprender como sirvieron para consolidar la identidad de la colectividad española, recrear las jerarquías internas y afianzar la recientemente creada Asociación. ¡A la Plaza! ¡A la Plaza! Fiestas y diversiones patrióticas. Una aproximación a los espacios de sociabilidad españoles durante el conflicto de Cuba. Ana Leonor Romero 1 Durante el carnaval de 1895, el pueblo de Baire, Cuba, se pronunció contra el dominio de la corona española en la isla bajo el grito de ¡Cuba Libre! La rebelión por la independencia de Cuba había comenzado. Las noticias de los insurrectos, en principio minimizadas en Madrid, afectaron profundamente el ánimo de la colectividad española en la Argentina. Los emigrados españoles, preocupados por el conflicto, comenzaron a reunirse para colaborar con España en la guerra que se avecinaba. A lo largo de ese año, se organizaron tres expediciones de voluntarios para pelear en la isla Cuba y la colectividad siguió muy de cerca todos los sucesos. Durante las tardes se reunían en los cafés de Avenida de Mayo y en los salones del Club Español compartiendo las noticias y esperando los telegramas que a la madrugada colocaba El Correo Español en el hall del Club. En 1896, el gobierno de España optó por una política agresiva y nombró al General Valeriano Weyler a cargo de las operaciones. Para España, esta guerra era decisiva ya que ponía en entredicho su figura de potencia imperial en el concierto de naciones europeas. Además implicaba un enfrentamiento, por la influencia en América, con los Estados Unidos. La influencia norteamericana se hizo sentir desde el momento mismo del estallido de la rebelión ya que tenían realizadas inversiones en la economía azucarera de la isla y la guerra había puesto en juego estos intereses. Con el correr del tiempo y con la presión de la opinión pública norteamericana esta presencia se hizo mayor: en diciembre de 1896 un discurso del presidente Cleveland expresó la pretensión de intervenir directamente. Durante todo ese año los españoles residentes en Buenos Aires siguieron de cerca los sucesos de la guerra y buscaron activamente apoyar a España en esta. En la 1 Este trabajo ha sido realizado con una Beca de postgrado del CONICET bajo la dirección de la Dra. Hilda Sabato y en el marco del Proyecto Ubacyt “La Violencia política en la Argentina, 1852-1890”. ciudad de Buenos Aires, la guerra de Cuba agudizó el clima antiespañol. Desde la perspectiva de la mayoría de los argentinos el grito de Baire iniciaba la última fase del proceso de independencia americano. Esta guerra alimentaba el imaginario antiimperialista y antiespañol. En 1896, con la agudización de la guerra y el cambio de táctica de España en la isla, la opinión se polarizó. Desde las páginas de El Correo Español 2 , un sector de la colectividad española, defendía la posición de la corona en el conflicto y a la vez se combatía el clima antiespañol en la ciudad. El diario dedicaba su página principal a las noticias de la vida política en España y a los sucesos de la guerra en Cuba. Al conjunto de informaciones oficiales, provenientes de agencias y corresponsales, se le añadía una sección que reproducía comentarios y notas de otros diarios que considera pertinentes a los asuntos de España. La sección Notas estaba dedicada a evaluar la imagen de España en la guerra. En los diferentes breves se analizaba toda noticia e interpretación que fuese publicada sobre el conflicto. Diarios de todo el país eran citados y hasta algunos del exterior; entre ellos El Orden de Tucumán, El Globo de Santa Fe, El Ferrocarril de Santiago de Chile y también La Nación o de La Voz de la Iglesia. Las diferentes notas, que relataban algunos de los acontecimientos de la guerra eran desmentidas o corroboradas. El Correo reafirmaba o discutía la información en circulación. De este modo desde el diario quedaban dibujados interlocutores, que variaban de acuerdo a las circunstancias, y que le posibilitaban argumentar sobre las diversas opiniones y evaluar la concepción que se tenía de España. A fines de 1896, el clima antiespañol en la ciudad de Buenos Aires se agudizó. La noche del 23 de enero la Avenida de Mayo fue escenario de un conjunto de violentos enfrentamientos. Un grupo de manifestantes que salían de un acto de apoyo a Cuba libre en los salones de Unione y Benevolenza se enfrentó a un grupo de españoles 3 . Como resultado de este altercado y de la preocupación de algunos de los miembros de la colectividad española se fundó la Asociación Patriótica Española. En su gestión, 2 El Correo Español fue fundado en 1872 por Enrique Romero Jiménez quien murió en un duelo en 1890. La propiedad y dirección del diario quedó en manos de Rafael Calzada hasta agosto de 1892. El 10 de Agosto de 1892 Fernando López Benedito asumió la dirección del periódico para comprarlo algunos años después. Para un acercamiento al primer período del periódico ver: Herrero, Alejandro: “La prensa española: surgimiento y consolidación”. En Biagini, Hugo (comp.): Redescubriendo un continente. La inteligencia española en el París Americano, Sevilla, Diputación Provincial, 1993. 3 Romero, Ana Leonor: “Cuba española o Cuba libre. Aproximaciones al clima político y cultural de Buenos Aires finisecular en “El Correo Español”. En X Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia. UNR. Rosario 20-23 de septiembre de 2005. ISBN 950-673-479-3. organización y expansión El Correo Español cumplió un rol central al publicitar las actividades de la Asociación en una sección especialmente destinada a esto y al incentivar la colaboración en el proyecto propuesto por esta. La Patriótica, como sería llamada en confianza entre los miembros de la colectividad, fue fundada el 22 de marzo de 1896 con el objetivo de responder al llamamiento de la patria, salir a la defensa del buen nombre y del honor de España, repatriar españoles y fomentar el espíritu de confraternidad entre españoles y americanos. La propuesta de la Asociación se insertaba en un entramado de relaciones institucionales españolas con más de 40 años de experiencia y recuperaba las características de su asociacionismo 4 . El grupo dirigente español, a diferencia del de la colectividad italiana, de finales del siglo XIX había conformado una red con alta cohesión social, donde predominaban las asociaciones multiclasistas y pan hispánicas por sobre las regionales 5 . Un entramado de asociaciones de elite, la Asociación Española de Socorros Mutuos, la Sala Española de Beneficiencia, el Club Español y la Sala de Comercio, fueron los pilares de la organización de la colectividad española en la Argentina y se ocuparon de distintas funciones: recreación beneficencia, socorro mutuo. Estas sociedades organizaron la colectividad española y adquirieron características distintivas: sus miembros activos fueron preferentemente comerciantes, empleados y otros trabajadores manuales. Sus relaciones estuvieron caracterizadas por rivalidades internas, entre las instituciones, y en el interior de los grupos. En este entramado de asociaciones se ubicó la Asociación Patriótica Española 6 . Su propuesta, la ayuda a la patria en el trance de la guerra, se convirtió en un aglutinante poderoso. Entre marzo y octubre de 1896 la Asociación amplió su alcance, definió su actuación y se proyectó en todos los ámbitos de la colectividad. La propagación de la Patriótica en el interior de la Argentina se consolidó entre abril y octubre de 1896. El 10 de octubre de ese año fue convocada una reunión abierta para evaluar el avance de la Asociación. Para el 13 de octubre de 1896, reunía en Capital 4 Moya, José C.: Primos y Extranjeros. Inmigrantes españoles en Buenos Aires 1850-1930. Emece, Buenos Aires. 5 Devoto, Fernando y Fernández, Alejandro, “Mutualismo étnico, liderazgo y participación política. Algunas hipótesis de trabajo” en Diego Armus (comp.) Mundo urbano y cultura popular. Estudios de Historia Social Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1990. Fernández, Alejandro, “Patria y Cultura: aspectos de la acción de la elite española de Buenos Aires", en Estudios Migratorios Latinoamericanos, Año 2, Nº 6-7, 1987. 6 Moya, José C.: Primos y Extranjeros... Federal 5461 socios, contaba con 117 Juntas Locales en el interior y con 5 sociedades que co-ayudaban, en Córdoba, Rosario, Santa Fe, Uruguay y San Nicolás 7 . El patriotismo, en la situación de guerra, delineó las características de esta Asociación y se concretó en un proyecto. En abril de 1896, se lanzó la propuesta de construir y donar un crucero de guerra a la Corona española. A finales del sigo XIX, la flota de una nación era signo de su poderío. La deficiencia de la Marina de España abrumaba a los españoles y frente al peligro de un enfrentamiento con los Estados Unidos esta situación era alarmante. Puig y Marcel, el capitán del cañonero español “El Temerario” estacionado en el puerto de Buenos Aires, estaba al tanto de ese problema e ideó el plan de dotar a España de una flota efectiva a través de la donación conjuntamente con otros países americanos, como México. Luego de varias deliberaciones fue elegido el proyecto de la casa Forges et Chantiers de la Mediterranée 8 : un crucero rápido, protegido, de 1500 toneladas de desplazamiento 9 . Puig y Marcel siguió de cerca no sólo las negociaciones sino también el diseño del barco en conjunto con la Corona 10 y con la aprobación del ministro José M. de Beránger. El crucero Río de La Plata, costó 3.650.000 francos y fue entregado oficialmente, a la Corona, el 1 de agosto de 1899. Durante ese período, la recaudación de dinero para comprar un barco para España permitió expandir la propuesta de organización y unidad a los españoles residentes en la Argentina. La movilización de recursos que implicó la suscripción para regalar un crucero fue solo comparable con la que se inició dos años después, también por gestión de la Asociación Patriótica Española, con motivo de la guerra con los Estados Unidos. En abril de 1898, en las vísperas del estallido de la guerra hispano norteamericana, la Asociación respondió al pedido de la Corona de organizar una suscripción nacional 11 . La primera noche fueron recaudados 375.000 pesos. Esta contribución que duró hasta finalizada la guerra y remitió a España alrededor de 3,7 millones de francos, el equivalente a otro crucero. 7 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española. La Asamblea del sábado”, 13 de octubre de 1896. 8 El Correo Español, “Nuestro Barco. La Asamblea del Viernes”, 28de marzo de 1897. 9 El contrato fue firmado El 21 de junio de 1897 por el Señor jefe de la comisión naval de España en el Havre acordándose el pago de 3.000.000 de francos en 8 plazos. Aproximadamente 3 millones de pesos. 10 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española”, 2 de septiembre de 1896. 11 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española”, 15 de abril de 1898. Entre abril de 1896 y octubre de 1898, la Asociación Patriótica Española recaudó alrededor de 7 millones de francos que fueron enviados a España. La capacidad de recaudar y manejar esta gran cantidad de dinero convirtió a la Asociación, en muy poco tiempo, en una institución poderosa, con una alta capacidad de convocatoria. Sin embargo al principio no había sido sencillo. Los primeros días los miembros de la Junta Ejecutiva, personalmente, entregaron listas para abrir suscripciones en las casas de comercio 12 , solicitaron la ayuda de otras sociedades, como la Sala de Beneficencia, y comprometieron a las asociaciones de socorro mutuo para ampliar la recolección en el interior del país. Además visitaron a miembros distinguidos de la colectividad española, alejados de la vida societaria, como el Sr. Troncoso quien fue contactado y donó 1000$ 13 . En pocos días la colectividad española fue movilizada. El patriotismo fue el incentivo que impulsó la incorporación a este emprendimiento. Este poder de convocatoria fue un aliciente para la consolidación de una dirigencia que, durante los años de la guerra, funcionó en forma cohesionada aunque no estuvo libre de conflictos. Al igual que las grandes asociaciones su existencia estuvo caracterizada por roces internos y conflictos con las otras instituciones. El patriotismo había provocado una fiebre de participación y la motivación de ser incluido en la empresa del barco alentó las colaboraciones. En este proceso, fue decisivo el papel de El Correo Español. Desde sus páginas prestó especial atención a las contribuciones originales promoviendo a sus gestores. En este escenario de competencia cumplió un rol de regulador, evaluador y juez. Tanto en la sección oficial de la Asociación, como en su sección Notas destacó historias para presentarlas como ejemplos y para arengar a la colectividad. De este modo delineó la imagen de un patriota modelo: quien da todo por la patria y para la patria, un héroe es desinteresado, modesto y decidido. Este modelo fue construido a partir de distintos ejemplos de españoles. Rogelio Solas, un niño de 13 años, escuchó atentamente los discursos en el Club Español el 11 de abril. Regresó a su casa y reunió sus ahorros que tenía destinados para un reloj. Los envió, junto a una nota a la Junta Ejecutiva, como donativo para la Asociación Patriótica 14 . Este gesto de desprendimiento funcionó como ejemplo para la comunidad: La Junta de la Asociación 12 Actas de la Junta Ejecutiva de la Asociación Patriótica Española, 1 de abril de 1896, Libro I, Pág. 9. 13 Actas de la Junta Ejecutiva de la Asociación Patriótica Española, 15 de abril de 1896, Libro I, Pág. 15. 14 Actas de la Junta Ejecutiva de la Asociación Patriótica Española, 15 de abril de 1896, Libro I, Pág. 15. Patriótica valoró y destacó este gesto. El 27 de abril de 1896 en los locales del Club Español un pequeño acto premió al joven. Un sencillo reloj de plata con la inscripción: La Asociación Patriótica Española a Rogelio Salas. 15 de abril de 1896 le fue entregado. Este acto fue reproducido en El Correo Español delineando, a partir del mismo, el prototipo del patriotismo 15 . La recaudación de dinero para la compra del buque movilizó la imaginación de la organización de eventos para esto. Rifas, obras de teatro, veladas literarias y fiestas fueron organizadas en distintos lugares para colaborar con la empresa. Desde el periódico se alentaron la organización de fiestas, como las romerías, para recaudar dinero para la compra del barco. 16 Entre los emprendimientos se estableció una rivalidad que puso en juego las distintas identidades reunidas en el interior de la Asociación. El prestigio patriótico dirimía competencias en distintos niveles: entre las distintas juntas locales, que competían entre sí ofreciendo veladas literarias, conciertos y colaboraciones, entre las distintas regiones peninsulares y en el interior de cada clase. La suscripción quedó identificada con la consigna de hacer patria y la participación se convirtió en un elemento de prestigio. El sacrificio patriótico funcionó como un modo de reconocimiento especial. En esta competencia las fiestas ocuparon un lugar privilegiado. El balance de octubre de 1896, presentado en asamblea extraordinaria, de la actuación de los primeros meses de la Asociación había sido exitoso. Al mismo tiempo había sido una arenga para concentrar los esfuerzos en la recaudación 17 y una invitación a profundizarlos. Las fiestas fueron la oportunidad de explotar al máximo el espíritu patriótico. Entre los emigrados españoles las fiestas, que conjugaban la nostalgia por la tierra lejana en el sonido de las gaitas, los bailes y las comidas tradicionales con las nuevas costumbres creaban un espacio de sociabilidad e intercambio que solventaba las relaciones en la inmigración. Estas fiestas eran oportunidades para reunirse cara a cara, trabar lazos y hacer nuevas amistades; la organización de la sociabilidad y del tiempo libre ordenaba a su vez sus relaciones con sus convecinos. En estas se reproducía el espacio de sociabilidad del lugar de origen y se redefinían nuevas relaciones. Se trataba 15 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española”, 29 de abril de 1896. 16 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española”, 9 de septiembre de 1896. 17 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española. La Asamblea del sábado”, 13 de octubre de 1896 de una recreación del espacio social, en las que se entrelazaba las relaciones propias del lugar de origen con las nuevas. De este modo, se potenciaba la creación de un nuevo lazo identitario superpuesto, o adyacente, a otros. 18 Las romerías, fiestas de patronos, permitían la convergencia del lazo pan hispánico a los que apelaba la Asociación Patriótica. De este modo se identificaba al patriotismo con una apelación superadora de las diferencias regionales. Los españoles emigrados encontraron en la convocatoria de la Asociación un espacio para relacionarse con sus compatriotas. En el mes de octubre de 1896, la Asociación buscó acentuar el carácter cohesivo de la apelación patriótica y organizó un programa de festejos en la Plaza Eúskara 19 . La trama asociativa española fue movilizada por completo y convergió en esta propuesta. Durante esta fiesta se les presentó, a los españoles, una ocasión para lucir su patriotismo y un espacio para competir en su demostración. Todas las sociedades y todos los españoles podían prestar su colaboración, ingenio y participación. La comisión organizadora alentó la presencia de las distintas sociedades y fomentó su competencia. El mes anterior, en la sección oficial del El Correo Español, publicó las distintas colaboraciones realizadas y convocó, expresamente invitados para que concurran con sus estandartes, banderas y bandas, (a) las demás sociedades recreativas españolas. 20 Cada sociedad podía ir, y debía ir, para tener un lugar en del acto inaugural en el que harán su entrada las sociedades y orfeones españoles con sus estandartes y orquestas, desfilando ante las autoridades 21 y podrían exhibir su colaboración con la causa patriótica. De este modo, se promovía una fiesta que reuniese la mayor cantidad de referentes asociativos de la colectividad española y que colocase en primer plano la participación, así como, por defecto, a quienes no concurriesen. Este desfile inaugural evidenciaba la inclusión y la exclusión de aquellos que participaban en el acto patriótico. A la vez recreaba la jerarquización interna propuesta por la Asociación para la colectividad ya que el palco de autoridades, frente a las que se desfilaba, estaba 18 El concepto de recreación ha sido desarrollado por Xosé M. Núñez Seixas. Ver Núñez Seixas, Xosé M.: “Asociacionismo local y movilización sociopolítica. Notas sobre los gallegos en Buenos Aires (18901936)”en Fernández, Alejandro E. y Moya, José C. (editores), La inmigración española en la Argentina, Biblos, Buenos Aires, 1999. 19 La Plaza Eúskara era un terreno comprendido entre las calles Independencia, Estados Unidos, La Rioja y General Urquiza. Fue adquirida por el Centro Laurak Bat en 1882 y era uno de los lugares de sociabilidad por excelencia de la colectividad española. Su fama era debida a las instalaciones para el juego de pelota. 20 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española”, 4 de octubre de 1896. 21 El Correo Español, “Sociedades Españolas”, 14 de octubre de 1896. integrado por la dirigencia de la Asociación Patriótica Española. Esta fiesta colocaba a la Patriótica, y a sus autoridades, en un lugar de liderazgo simbólico. Este festival incluía una serie de actividades, como actuaciones de los orfeones, juegos de pelota con premios, carreras de bicicleta, bandas de música, gaitas y tamboriles 22 . Además de juego de caballitos y dulzainas y gaitas al estilo del país. Esta inclusión de actividades tradicionales, sin una referencia particular a una región, alimentaban la unidad pan hispánica en pos del patriotismo. La entrada costaba un peso y las distintas actividades ofrecían premios y oportunidades de entretenimiento. Los atractivos principales eran el gran partido de pelota y los espectáculos musicales interpretados por los distintos orfeones. En los preparativos, El Correo Español fue, como en muchas de las actividades organizadas por la Asociación, uno de los principales propagandistas. La consigna de la convocatoria era el amor patrio que permitía agrupar a los españoles por sobre las diferencias y recrear un nuevo tipo de relaciones. Hoy esa plaza no se llamará Eúskara se llamará plaza Española 23 . Esta fiesta le permitió a la Asociación Patriótica recrear las relaciones internas de la colectividad y afianzar su convocatoria a la unidad pan hispánica. Si la competencia por el patriotismo le permitía reunir la mayor cantidad de convocados, la consigna de amor a la patria como el amor a la patria grande, de la nación, del símbolo de unión de todos, del nombre común de todos 24 le permitía aunar los intereses. En ella no habría distinción de regiones: vascos, castellanos, andaluces, valencianos, catalanes, aragoneses, asturianos y gallegos ni diferencias entre republicanos y monárquicos; liberales y conservadores; ultraretrogados y ultraradicales; católicos y anticatólicos; religiosos o ateos 25 . De este modo, en su arenga a la participación El Correo Español dibujaba la comunidad de referencia de la Asociación Patriótica Española y la colocaba a la cabeza de ésta. El éxito de las fiestas de octubre quedó impreso en la memoria de la gente y en la prensa. Según El Correo, entre nueve mil y diez mil personas habían concurrido a la plaza. La Nación, periódico reacio a dar noticias de la Asociación, publicó una nota sobre el acto. 22 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española”, 4 de octubre de 1896. 23 El Correo Español, “A la plaza, a la plaza!”, 18 de octubre de 1896. 24 Ibíd. 25 Ibíd. Este éxito incentivó la organización, en diciembre de ese año, de una segunda jornada en la Plaza Eúskara. En esta ocasión la organización fue distinta. Se incentivó la participación de las asociaciones y representantes de las distintas regiones de España para que cada una tuviese su stand. Esta competencia se desarrolló durante los meses previos; en la sección oficial, El Correo Español publicó todos los donativos: una gaditana, un navarro, un asturiano, un catalán donaban vinos, butifarras, pinturas y tapices. Todas las regiones tuvieron su pabellón: catalanes, valencianos y vascos competían por atraer a su stand la mayor cantidad de gente así como por brindar la ofrenda más exitosa a la patria. Estas fiestas duraron un mes, recaudaron gran cantidad de dinero y generaron un espacio en el que se recreó la rivalidad por el prestigio patriótico. A la vez, la fiesta fue el símbolo mismo de la concepción patriótica: la unión frente al enemigo por una causa más allá de las diferencias. Ambas fiestas fueron un espacio para la materialización de la comunidad de referencia que diluyó la diferenciación regional, política o religiosa acentuando la unidad patriótica. Además se constituyeron en un espacio para que los españoles, en forma individual, luciesen su patriotismo y compitiesen por su presencia. El Correo Español prestó especial atención a estos actos y los reprodujo haciéndolos funcionar, a su vez, como modelo. Los españoles prestaron su ayuda para organización de las fiestas de distintos modo. A su vez, el éxito y la trascendencia de las fiestas de octubre incentivaron la participación y los donativos para las de diciembre. El Sr. Ulpiano Castet, quien había contratado la Plaza Eúskara por cuatro años para fomentar su uso y las diversiones que podían llevarse a cabo en esta, ofreció en forma espontánea a la Asociación Patriótica la indicada plaza para los festivales proyectados en los días 6, 7, y 8 26 de diciembre con posibilidades de extenderla a los días 24 y 25. La ola de donativos se multiplicó, monedas antiguas, tapetes, joyas y pinturas fueron ofrecidos para ser rematados el día de la fiesta. Los nombres, prolijamente impresos por el periódico, conformaron un listado de patrióticos españoles dispuestos al sacrificio para la compra del barco. Esta estrategia de publicitar las colaboraciones fue implementada desde el comienzo de la de la suscripción para la compra del barco. El 15 de abril, en la sección oficial de la Asociación Patriótica apareció publicada la lista de nombres y el monto de las contribuciones. Todo aquel que colaborase quedó inscripto en esa lista, así lo 26 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española”, 14 de noviembre de 1896. hubiera hecho con 10 centavos o 20.000 $. Día a día y hasta terminada la suscripción la lista apareció en la primera página de El Correo Español. Esta lista definió la composición de la comunidad de referencia imaginada por la Asociación y recreó un espacio de inclusión, exclusión, diferenciación y definición de estatus. Estas listas eran amplias y democráticas y su publicación se transformó en espacio de competencia. El patriotismo, cualidad que era demostrada en la colaboración, se convirtió en una virtud que los españoles podían lucir. Esta concepción de la lista como un ámbito de definición patriótica fue alentada desde la Junta Ejecutiva que había sugerido la publicación de los nombres y de las colaboraciones porque permitía mantener vivo el entusiasmo 27 . La publicación de los listados no sólo mantuvo vivo el entusiasmo sino que, además, materializó una comunidad de referencia para la Asociación y estableció una competencia visible por la acumulación de prestigio patriótico. Esta necesidad de nombrar y publicitar las colaboraciones fue resaltada por el periódico la colectividad debe conocer el nombre de los caballeros que más han contribuido con su inteligencia y con su trabajo al brillante resultado que han obtenido de las fiestas en la Plaza Eúskara 28 . Para evitar omisiones, olvidos y que alguien fuese dejado fuera de esta inclusión en la colectividad patriótica el periódico se propuso dar una lista completa de los que en las instalaciones regionales, en el bazar, en la rueda de la fortuna, en las carreras, en el teatro, como miembros de las comisiones auxiliares, etc. han prestado servicio a la patria 29 . De este modo el periódico construyó un imaginario de pertenencia a la fiesta y la posibilidad de acreditarse como miembro y colaborador del sacrificio para la patria. Para esto solicitó la ayuda del entramado institucional español. A las sociedades, a los orfeones, a los amigos en general nos manden los datos necesarios pues ni en la secretaría de la Asociación ni en este periódico puede haberlos completos. 30 El Correo, resaltaba el rol organizador de la Asociación Patriótica Española, entidad auspiciante de este acto y su propuesta, el motivo de la organización de la fiesta, y reforzaba con esta convocatoria su posición de articuladora al agregar que enviemos por lo pronto un caluroso aplauso a la principal comisión organizadora y anotemos algunos nombres 31 . De este modo, la dirigencia de 27 Actas de la Junta Ejecutiva de la Asociación Patriótica Española, 17 de abril de 1896, Libro I, Pág. 17. 28 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española”, 16 de diciembre de 1896. 29 Ibíd. 30 Ibíd. 31 Ibíd. la Asociación quedaba legitimada en su participación activa en la colecta para el barco en el interior del entramado asociativo. El éxito fue amplio. Los festejos se extendieron varios días más y aprovechando el cálido clima de diciembre, la iluminada plaza invitó a los bailes y actividades nocturnas. El éxito de la gestión de la Patriótica provocó un efecto de atracción para los miembros de la elite española que en principio no habían estado profundamente ligados a ésta. La Asociación Patriótica había adquirido un lugar de prestigio en el interior de la comunidad y la competencia por demostrar el patriotismo se hizo más relevante. Las fiestas fueron uno de los espacios adecuados para demostrar el compromiso con la causa patriótica. Entre las actividades propuestas, los remates de los objetos donados congregaban gran cantidad de gente. Tomás Penelas había donado una fina capa de hombre que fue rematada en la primer jornada de las fiestas de diciembre. León Duran pujó por el objeto y logró adquirirla a 300$. Sin embargo, el caballero recién comenzaba a demostrar su patriotismo. En un acto de desprendimiento manifestó que pagaba esa suma y cedía la prenda para que se vendiese de nuevo 32 . Su ofrenda no concluyó ahí. Volvió a pujar y ganar la capa por la que pagó, esta segunda vez, 200$. Una competencia por la demostración del patriotismo se desató. Diecinueve veces la capa fue ofrecida para su remate y diecinueve veces fue comprada y vuelta a donar. Algunas veces por una suma mayor y otras por menores precios. Finalmente, se decidió rifarla. Su ganador, Ignacio Firmat, cedió la capa a la organización de la fiesta para que fuese vendida al día siguiente. Los pormenores del episodio y los nombres de los protagonistas fueron publicados por El Correo dándoles un lugar simbólico de honor en el imaginario de la fiesta. Las fiestas fueron la ocasión para que este tipo de actos se multiplicasen. La Sra. Luisa, vda. Da Costa, había decidido donar para las fiestas de octubre algunas de sus joyas personales. Con este acto de desprendimiento colocaba su amor a la patria por sobre sus recuerdos. El día de la fiesta la joya con su conmovedora historia fue rematada; Francisco Goyenechea encontró en esta venta la ocasión de realizar un acto de galantería patriótica: compró en remate una joya tan sólo para devolvérselas a su dueña, para quien tenía un valor sentimental 33 . Estos actos de galantería, caballerosidad 32 El Correo Español, “Asociación Patriótica Española. Remate y rifa de una capa”, 8 de diciembre de 1896. 33 El Correo Español, “Notas”, 20 de octubre de 1896. y patriotismo eran cuidadosamente relatados por El Correo Español que encontraba en su divulgación un modo de demostrar la conducta patriótica adecuada. El patriotismo no sólo era mérito de los niños o de la elite. Las fiestas estaban propuestas para la diversión familiar. La entrada era relativamente accesible, un peso, y los niños pasaban gratis. Las distintas actividades complementaban las propuestas de los stands regionales con espectáculos musicales, carreras de velocípedos venta de chocolates y de cerveza quilmes que hicieron de las fiestas de la Patriótica Española durante los fines de semana de diciembre una cita obligada. Las anécdotas cotidianas llenaban las páginas de El Correo, entre estas las que resaltaban el patriotismo, la concurrencia de gente a los stands y los motivos patrióticos que no eran sólo mérito de la elite. Durante las fiestas de octubre se produjo un hecho que el periódico se ocupó de reproducir. Una anciana de pobre aspecto pagó con dos pesos la entrada a la fiesta. El boletero se disponía darle su vuelto cuando esta lo interrumpió guárdeselo, que estos dos pesos, los he reunido mendigando y quiero entregarlos para el barco. Era su forma de contribuir con la limosna ganada en el día. 34 . Estos relatos, pequeñas ejemplificaciones de lo que debía ser el patriotismo, colocados en distintas secciones del periódico, durante la suscripción reforzaron la competencia por el prestigio en el interior de la comunidad. Las distintas actividades recreativas que permitieron la recaudación de dinero fueron, al mismo tiempo, espacios en los cuales reforzar el sentimiento de patriotismo y mantener el espíritu de recolección. Estas actividades funcionaron como espacios en los de recreación de las relaciones en el interior de la colectividad española. A partir de estas fiestas la Asociación Patriótica solventó y expandió su propuesta de unidad en el clima de guerra en pos de los intereses de España. El patriotismo materializado en la colecta para la compra del barco adquirió en estas fiestas una comunidad de referencia concreta: los españoles unidos por su amor patrio por sobre sus diferencias políticas, regionales o religiosas. De este modo se apelaba a una colectividad unificada. El éxito de estas fiestas provocó que se repitiesen en diciembre del año siguiente Sin embargo esta imagen de unidad y armonía no estuvo exenta de conflictos. La elite dirigente española no era uniforme. El manejo de grandes cantidades de dinero y la amplia movilización de recursos y gente generó una competencia por el control de la Asociación entre la elite española. Las exigencias por una clara contabilidad de las 34 Ibíd. fiestas sobrevoló el éxito de las mismas. Las acusaciones y sospechas de que no todo el dinero recaudado ingresaba en la tesorería de la Patriótica circulaban entre los emigrados. Varios días después, en enero, fueron publicadas las liquidaciones de las fiestas que en opinión de muchos no se correspondía con lo que la gran cantidad de concurrencia y actividades produjo 35 .Esta situación de crítica y desconfianza se agudizó durante las fiestas de 1897 y dejó traslucir las diferencias en el interior de la elite española. A modo de síntesis Entre octubre y noviembre de 1896 la Asociación Patriótica Española organizó un ciclo de fiestas en la Plaza Eúzkara con el objetivo de recolectar dinero para la compra de un crucero de guerra para España. El objetivo común permitió a los distintos miembros de la colectividad converger en la ayuda a la patria. La Asociación buscó consolidar la unidad de los emigrados bajo una propuesta pan hispánica y articular el entramado asociativo español con la propuesta patriótica. El Correo Español cumplió un rol central al publicitar las actividades de la Asociación y al reproducir los distintos actos patrióticos. El sacrificio por la patria funcionó como un modo de reconocimiento especial que dirimió competencias en el interior de la colectividad y definió jerarquías. Las fiestas fueron uno de los espacios sociales en donde se recrearon estas relaciones. En estas convergía el lazo pan hispánico, al que apelaba la Asociación, identificado con el patriotismo y la situaba en un papel de articuladora. A su vez, la capacidad de recaudar y manejar gran cantidad de dinero convirtió a la Asociación, en muy poco tiempo, en una institución poderosa, con una alta capacidad de convocatoria y potencial conflicto. 35 Ortiz y San Pelayo, Félix: Boceto histórico de la Asociación Patriótica Española. Desde su fundación hasta la reunión del Congreso de Sociedades, Librería "La Facultad", Buenos Aires, 1914. Pág. 38 y Pág. 217. . Bibliografía Devoto, Fernando y Fernández, Alejandro, “Mutualismo étnico, liderazgo y participación política. Algunas hipótesis de trabajo” en Diego Armus (comp.) Mundo urbano y cultura popular. Estudios de Historia Social Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1990. El concepto de recreación ha sido desarrollado por Xosé M. Núñez Seixas. Ver Núñez Seixas, Xosé M.: “Asociacionismo local y movilización sociopolítica. Notas sobre los gallegos en Buenos Aires (1890-1936)”en Fernández, Alejandro E. y Moya, José C. (editores), La inmigración española en la Argentina, Biblos, Buenos Aires, 1999. Fernández, Alejandro, “Patria y Cultura: aspectos de la acción de la elite española de Buenos Aires", en Estudios Migratorios Latinoamericanos, Año 2, Nº 6-7, 1987. Herrero, Alejandro: “La prensa española: surgimiento y consolidación”. En Biagini, Hugo (comp.): Redescubriendo un continente. La inteligencia española en el París Americano, Sevilla, Diputación Provincial, 1993. Moya, José C.: Primos y Extranjeros. Inmigrantes españoles en Buenos Aires 18501930. Emece, Buenos Aires. Romero, Ana Leonor: “Cuba española o Cuba libre. Aproximaciones al clima político y cultural de Buenos Aires finisecular en “El Correo Español”. En X Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia. UNR. Rosario 20-23 de septiembre de 2005. ISBN 950-673-479-3. Serrano, Carlos: Final del Imperio. España 1895-1898, Siglo veintiuno de españa editores, Madrid, 1984.