Liderazgo y Valores Instituto de Formación y Capacitación Leonístico DOCUMENTOS REDACTADOS POR EL CL. CÉSAR FERNÁNDEZ ROJAS 2ª PARTE PLAN DE TRABAJO PERIODO 2005 - 2006 “En armonía y solidaridad hagamos un Leonismo de Calidad” Es fácil pensar en los líderes como las personas que dominan a otras personas; en realidad esto es incierto en el Leonismo, donde se ingresa voluntariamente y es elegido (a) a pertenecer a un Club de Leones, por sus propias características de liderazgo en su profesión o en su negocio. Como Asesor Distrital de Liderazgo y Valores, estoy convencido que en el Leonismo, el liderazgo se ejerce por el estímulo y la capacidad de convencimiento, para crear conciencia entre los compañeros y compañeras acerca de la promoción y el desarrollo de proyectos que beneficien a la comunidad o al país. En el Leonismo todos somos líderes potenciales; no se trata de influencias ocasionales o de manipulaciones para llamar al arbitrio –motivadas por el capricho o por los deseos de causar confusión -. El líder dirigente posee cualidades de liderazgo; se hace cada vez más líder por el ejercicio de su servicio, con autodisciplina y por el modelado de su propia vida. En general, el liderazgo, la moral y los valores pueden ser considerados como las capacidades racionales que tienen por objeto, alcanzar un fuerte compromiso personal, con los principios que guían el comportamiento individual y las buenas costumbres sociales; hasta alcanzar el grado suficiente de rectitud para actuar de acuerdo con los dictados de su conciencia. En este sentido, pueden considerarse compatibles los términos: comportamiento ético y comportamiento moral, rectitud moral y rectitud ética, valores éticos y valores morales, en relación con la función de liderazgo que realizan nuestros líderes o la función de liderazgo carismático que debemos ejercer los socios y las socias en los Clubes. Por su naturaleza, los seres humanos poseemos las condiciones naturales, para crear la capacidad organizacional de nuestros Clubes, propiciar los cambios que se orienten a la superación de las metas alcanzadas y a ejercer un liderazgo positivo, orientado a los valores personales y del grupo, para propiciar la reflexión ética de nuestra actividad social. La convivencia humana es moralmente buena, cuando contribuye al desarrollo de la naturaleza humana. Tanto el bien como el mal facilitan el perfeccionamiento o la decadencia de la condición humana de los individuos. Solamente quien construye su vida y forja su voluntad sobre las bases firmes del servicio humanitario, construye una sólida conciencia moral comunitaria. Somos seres humanos en constante perfección, cuya dinámica se fortalece con el desarrollo de las facultades de la inteligencia, la voluntad y el crecimiento espiritual. Esa formación y capacitación humanitaria, libre y deliberadamente guiada por la moral, debe coadyuvar a que las virtudes naturales se puedan fomentar y consolidar para que las personas mejoren la intensidad de su convivencia social y aclaren la rectitud de los motivos que orientan sus vidas. Es apremiante para la sociedad civil, de la cual formamos parte nosotros, sentirse movida a reaccionar ante las necesidades sociales, cuando sirven a otros en el contexto de un grupo social. En tal sentido, la reflexión, la motivación, la planificación y la motivación intrínseca deben mover a las personas a realizar buenas acciones y fomentar la solidaridad entre los miembros de una comunidad, para alcanzar un estado superior de bienestar. Movido por estos ideales de amor al prójimo, el fundador del Leonismo Internacional, el señor Melvin Jones, crea a partir de 1917, el movimiento más grande y vigoroso en pos de la dignidad, la igualdad, la justicia, la libertad, el bien común y la responsabilidad por la niñez, la juventud y el servicio a todas las personas que necesitan de ayuda humanitaria. Estos son principios del Leonismo que agrupan valores, los cuales ofrecen una dimensión integral del ser humano y sobre los cuales se fundamenta la motivación y el liderazgo de cada uno de los socios y socias de los Clubes de Leones de Costa Rica. OBJETIVOS Fundamentar el ejercicio del liderazgo por la educación, la capacitación y el perfeccionamiento del servicio humanitario; de manera que se minimicen los riesgos del poder autocrático y se promocionen las cualidades del trabajo democrático y el manejo eficaz y ético de la dirección de los Clubes. Robustecer la formación Leonística en relación con el comportamiento moral de hacer el bien, por medio de la consolidación del liderazgo y la motivación fundamentada en la rectitud y el modelado de su vida personal. Incentivar en cada León y cada Leona el desarrollo de una conciencia social basada en el servicio voluntario y humanista, con entrega generosa de su trabajo, su tiempo y sus recursos, con la intención de favorecer una autoimagen del liderazgo carismático que puede ejercer en su Club y en su comunidad. Fortalecer la relación armoniosa, la amistad, el respeto, los buenos modales, el diálogo, la sinceridad, la amabilidad y la tolerancia entre compañeros y compañeras de nuestros Clubes. Recordar la presencia de Dios, su guía e inspiración, en todas las decisiones y acciones que se ejecuten en función de esta Asesoría Distrital. ACTIVIDADES Durante el periodo comprendido entre el 1 de julio del 2005 y el 30 de junio del 2006, la Asesoría Distrital de Liderazgo y Valores, se propone alcanzar las actividades siguientes: -Coadyuvar con la función gerencial al asistir y asesorar a la Gobernación del Distrito D-4, con fundamento en los principios morales del Leonismo y el fortalecimiento de los valores de la convivencia social y las buenas costumbres. -Visitar, al menos, 10 clubes durante la presente gestión del Distrito D-4. -Favorecer el estudio y la comprensión del Código de Ética y los Objetivos de la Asociación Internacional de Clubes de Leones. -Propiciar el ejercicio de un liderazgo carismático, transaccional y transformacional en los Clubes de Leones de Costa Rica, para fomentar el mutuo entendimiento entre sus asociados. -Proporcionar a los socios un medio de discusión y análisis para el amplio y libre estudio de todo asunto de interés público o de interés particular de los clubes, relacionado con la práctica del liderazgo, los valores, las relaciones humanas, los vínculos de armonía y solidaridad para crear un Leonismo de calidad. - Vincular los procesos de formación de esta Asesoría Distrital con el Instituto de Formación y Capacitación Leonístico y los propósitos del Equipo Real. Por eso, nosotros servimos. C. L. Luis Muñoz M. Gobernador Distrito D-4 C. L: César Fernández R. Asesor Distrital de Liderazgo y Valores AL LEONISMO SE INGRESA POR INVITACIÓN Al Leonismo se ingresa voluntariamente, por invitación, y es elegido (a) para pertenecer a un Club de Leones, por las cualidades personales de liderazgo que ejerce en su profesión, su oficio o en su negocio, y por su entrega al servicio humanitario. En el Leonismo no se elige al débil, al disociador, al pelmazo, al choteador, al pendenciero, al corrupto, al sinvergüenza, al remolón, al señorón o al sibarita. En el Leonismo, el liderazgo se ejerce por el estímulo y la capacidad de convencimiento, por el trato amable y considerado. Y ello permite crear conciencia entre los compañeros y compañeras acerca de la promoción y el desarrollo de proyectos que benefician a la comunidad o al país. En el Leonismo todos somos líderes potenciales; no respondemos a las influencias ocasionales o a las manipulaciones para llamar al arbitrio –motivadas por el capricho, el afán de revancha o a los deseos de causar confusión -. El líder dirigente de un Club o por funciones delegadas por la Gobernación en una zona, una región, en el ámbito distrital, o por el Comité de Ex gobernadores o a nivel del Distrito Múltiple, debe poseer cualidades personales que lo hagan cada vez más líder en el ejercicio de su servicio humanitario (para no caer en la burocracia estéril); con autodisciplina y con el modelado de su propia vida, para servir de ejemplo a quienes vienen siguiendo su huella. En general, el liderazgo, la moral, los valores y la motivación intrínseca, pueden ser considerados como las capacidades racionales que tienen por objeto, alcanzar un fuerte compromiso personal con los principios que guían el comportamiento individual y a las buenas costumbres sociales; hasta alcanzar el grado suficiente de rectitud para actuar de acuerdo con los dictados de su propia conciencia. En este sentido, pueden considerarse compatibles los términos: comportamiento ético y comportamiento moral, rectitud moral y rectitud ética, valores éticos y valores morales, en relación con la función de liderazgo que realizan nuestros líderes dirigentes, de cualesquiera de los escalones jerárquicos, en la función de liderazgo transaccional y transformacional que deben ejercer con los socios y las socias en los Clubes. Por nuestra naturaleza, los seres humanos poseemos las condiciones naturales para crear la capacidad organizacional de nuestros Clubes, propiciar los cambios que se orienten a la superación de las metas programadas, a ejercer un liderazgo positivo y propiciar la reflexión ética de nuestra actividad social. La convivencia humana es moralmente buena, cuando contribuye al despertar de la conciencia social. Tanto el bien como el mal facilitan el perfeccionamiento o la decadencia de la condición humana de los individuos. Solamente quien construye su vida y forja su voluntad sobre las bases firmes del servicio humanitario, construye una sólida conciencia moral comunitaria. Incluso, nuestra función de servicio social no se puede circunscribir al ejercicio Leonístico; por igual, nos debemos dar en nuestro trabajo, con nuestras familias, con los amigos y las amigas, con las personas de la calle que no conocemos. Admiremos la entrega generosa de su vida que dieron las tres enfermeras heroínas del Hospital Calderón Guardia. ¡Gloria por siempre a nuestros héroes civiles! Somos seres humanos en constante perfección, cuya dinámica se fortalece con el desarrollo de las facultades de la inteligencia, la voluntad y el crecimiento espiritual. Esa formación y capacitación humanitaria, libre y deliberadamente guiada por la moral, debe coadyuvar a que las virtudes naturales se puedan fomentar y consolidar para que las personas mejoren la intensidad de su convivencia social y aclaren la rectitud de los motivos que orientan sus vidas. Es apremiante para la sociedad civil, de la cual formamos parte nosotros, sentirse movida a reaccionar ante las necesidades sociales. En tal sentido, la reflexión, el liderazgo, la planificación y la motivación deben mover a las personas a realizar buenas acciones y a fomentar la solidaridad entre los miembros de una comunidad, para alcanzar un estado superior de bienestar. LA CONVIVENCIA EN SOCIEDAD, EL RESPETO DE LAS MAYORÍAS Y SU RELACIÓN CON LA CONVIVENCIA EN LOS CLUBES Con ocasión de celebrarse la primera sesión de la Jefatura de Zona B-1, a cargo del C. L. Carlos Blanco Soto, el sábado 30 de julio del 2005, se solicitó a esta Asesoría Distrital la visita oficial a la sede del evento, en el Club de Leones de Moravia, para disertar acerca del tema supracitado. En nuestro país, y en cada organización social, convivimos seres humanos que compartimos ideas y formas habituales de vida que tienen un origen común en nuestras leyes, la educación y la salud públicas, los deberes, las libertades individuales y las garantías sociales. Por lo general, mostramos aspiraciones similares respecto a la justicia social, la identidad nacional, el respeto a la vida, la seguridad social, los derechos humanos, el aprecio a la paz, el rechazo a todo tipo de discriminaciones y la comprensión internacional, entre otros tantos ideales. Estos son elementos de ese vínculo que caracteriza a nuestra nacionalidad y, por ende, a la cultura costarricense. Claro está, no vivimos aislados. Las comunicaciones, el intercambio de experiencias, el turismo y otras actividades: transfunden, dinamizan y transforman nuestras manifestaciones culturales. Bajo este crisol de intereses individuales y sociales, existe la convergencia de voluntades y coincidencias entre las personas y los grupos, para alcanzar algunas metas que son esenciales para el país; sin embargo, por el artilugio de la contradicción, la misma naturaleza humana, que es muy compleja, también puede suscitar muchas y significativas diferencias que pueden poner en entredicho, la posibilidad de que un país pueda vivir armoniosamente; ergo, esta misma situación no escapa a las pequeñas sociedades que constituyen las organizaciones sociales. A la larga, quien gobierna a un país, a una organización de origen civil, una región , una zona o un club, tiene que escuchar las críticas constructivas, recabar información acerca de esas críticas, reflexionar en conjunto con las personas que están emitiendo esos criterios y tomar las decisiones ajustadas al equilibrio del grupo; además, tiene que ejecutar las nuevas acciones y valorar las metas propuestas, las cuales también pueden cambiar o ajustarse, según se planteen las circunstancias cotidianas de la ejecución de esas acciones, a la luz de las exigencias de los grupos ejecutores y de los grupos sociales demandantes. Debe existir, como en todo conglomerado social, mucha afinidad de propósitos, mutuo respeto, autodisciplina para aceptar las indicaciones de los líderes dirigentes o de quienes tengan soluciones pragmáticas y un gran afán de servicio, para no perder el equilibrio entre los intereses personales y el interés superior de la convivencia en sociedad, lo cual conduce al bien común. De acuerdo con la tesitura de los argumentos aquí manifestados, conviene aclarar y compartir la idea de cultura que en este texto se sustenta, como: “La formación de las capacidades reflexivas de los seres humanos” (Castro L. y Martínez M.). Este concepto es básico porque la idea de cultura se fundamenta en el fortalecimiento de las virtudes que las personas están dispuestas a vivir y manifestar constantemente, y de aquí surge la fortaleza moral y cívica de una sociedad. Por ejemplo: una sociedad sólo podría identificarse como seguidora y respetuosa del derecho si sus ciudadanos han aprendido a dirimir sus litigios con fundamento en la razón y la justicia. Además, se debe percibir que las personas aprenden a conciliar sus intereses particulares menores por fuera de los tribunales. Cómo se podría pensar en el culto a los valores religiosos, a los valores cívicos, del arte o de la familia, entre tantos rasgos que identifican a la colectividad de un pueblo; si no se percibe en la convivencia social, en la bondad de nuestra participación - en la calidad y la cantidad debida y suficiente – que se está ante una sociedad: laboriosa, equitativa, espiritual, amante de la paz, leal a su Patria, comprometida con la familia y la solidaridad, libertaria, democrática e igualitaria, entre otros principios y valores que guían a una nación. Por ello, la cita de cultura antes mencionada. En igual sentido, se tiene que expresar el Leonismo, porque no somos diferentes socialmente, en relación con las virtudes que manifiesta nuestro pueblo. Nuestro arraigo está entrelazado en las mismas raíces sociales; compartimos las mismas ilusiones y expresamos las mismas demandas. Nuestras familias comparten su tiempo con otras familias de la comunidad. Nuestros hijos e hijas son amigos y amigas de los hijos (as) de nuestros amigos (as) de la infancia. Sin embargo, como servidores de la comunidad vamos más allá de la simple convivencia, porque nos hemos organizado para ejercer voluntariamente el servicio en pro del bienestar humanitario, también para ejercer con sentido y significado el ser ciudadano (a) y el deber a la Patria. Esta es una maravillosa manera de ejercitarnos en el civismo y en vivencia de la moral; de sentir y tener muy viva la conciencia de las necesidades sociales, del dolor ajeno y de ayudar a buscarle soluciones. Pero este esfuerzo por servirle a la sociedad, organizadamente, conlleva el respeto al líder dirigente, cuya función la ejerce por medio del convencimiento intelectual y por el modelado de su conducta personal. Ciertamente, en el Leonismo todos somos líderes potenciales. Tenemos pasión por la excelencia: no alimentamos el ego ni las expresiones de irrespeto, el choteo, la altanería, la soberbia o la omnipresencia del prepotente; porque estas tendencias sólo engendran desconfianza, caos y fracaso. El líder dirigente de una Región, una Zona o un Club, convierte el oficio de mandar en un arte: primero, manda sobre su voluntad – se domina-, y por ello, ejerce las funciones establecidas para su cargo de manera asertiva; se entrega con convicción a la gestión de los acuerdos encomendados a su administración; inspira confianza para que otros líderes dirigentes o los socios y socias de los Clubes, asuman sus responsabilidades con plena conciencia de sus deberes; cuando somete asuntos a la consideración de los líderes dirigentes colaboradores, los convence para que las decisiones que se adoptan sean respaldadas por todas las personas que constituyen la plenaria. En segundo lugar, comprende que su mando es de servicio, es el primer servidor de sus administrados. ¡A veces es tan difícil comprender este sacrificio personal!. En este esfuerzo personal del líder dirigente, reside el respeto a la decisión de las mayorías: es el reconocimiento a la pluralidad de pensamientos; a la confrontación respetuosa de distintas opiniones, pero que al final se funden en una legítima voz y única representación del grupo; es adherirse, por libre voluntad, al deber de lealtad de quienes tienen la capacidad de escuchar, reflexionar, deliberar y decidir acerca de los intereses comunes en el Leonismo. El respeto a la decisión de las mayorías es un atributo democrático, por el cual, quienes participan y asumen una decisión, son garantes morales y efectivos de alcanzar las metas propuestas. Ello conduce a la organización Leonística a poseer una alta conciencia moral y cívica, al aceptar como propios, aquellos asuntos que se debatieron y se resolvieron en determinada dirección. Con ello, contribuimos al sano principio de la civilidad, la legalidad, la dignidad, la armonía, la probidad, la tolerancia y el diálogo. En síntesis, la convivencia en el movimiento Leonístico y el respeto de las mayorías, conduce a estimar la convivencia pacífica, a no deshonrar la imagen ajena, a estimar los deberes con el Club y la comunidad, a honrar a Dios y la Patria, a servirle a la familia, a los compañeros y compañeras y a todas las personas necesitadas de nuestra ayuda humanitaria. Incluso, a disentir con responsabilidad y conocimiento de causa, nunca a destruir ni causar el caos. LO MÁS IMPORTANTE DE MI VIDA Leyendo la correspondencia de “circleleones”, encontré un texto motivador del C. L. Juan Carlos Rodríguez, cuyo título es: “Lo más importante que hice en mi vida”. Al repasar su contenido, me pareció interesante utilizarlo como comentario de la instrucción leonística en nuestro Club de Leones de Moravia. Por razones de organización interna, en relación con esta parte de nuestra Agenda semanal, el texto se fue quedando rezagado, en mis manos, entre las prioridades de otros análisis documentales que se requerían en el Club. Pasaron los días y las semanas y llegó el sábado 30 de julio, día en el cual se celebraba la primera Jefatura de Zona B-1 y, por invitación del C. L. Carlos Blanco Soto, yo tenía a cargo la charla que compartí con ustedes en el comunicado 3 de esta Asesoría Distrital. Ese día cumplía años mi hija mayor y la familia se disponía a celebrarlo al atardecer. Mientras cumplía con el deber de realizar el conversatorio, el teléfono celular no cesó de sonar. Durante el desarrollo de la interlocución, pensé, que se requería de mi presencia en el hogar, para atender alguna “festiva futilidad”. Cumplida la misión le comenté a algunos compañeros la necesidad de retirarme debido a la persistente convocatoria familiar, por la que se requería mi interpósita presencia. Al apersonarme me enteré que mi hija embarazada, en aquel momento, sin previa causa incidental, había iniciado la fase terminal de la concepción de su bebé. Aquellas, fueron 24 horas de un silencio abrasivo, de preguntas sin respuesta, abrumados por el llanto y el dolor interno, fuimos encontrando el sendero de la dignidad para nuestra hija –con la especial garantía de los derechos que la asistieron en su salud física, mental y espiritual- y el perdón del pecado original para nuestra nieta. A la bebé se la bautizó en el vientre de su madre, con el nombre de Mariángel, y recibió los Santos Óleos. De pronto el texto mencionado tomó un giro insospechado: fue parte de mi vida, de mi experiencia cotidiana y hoy puedo repetir con el compañero Rodríguez Ayala: “Lo más importante de mi vida ocurrió cuando yo no podía hacer nada. Aprendí que al ‘aprender a pensar’ casi se me olvidó el ‘sentir’. Aprendí que la vida puede cambiar en un instante”. Hoy no buscamos la compasión de nadie; ahora estamos claros y felices de saber que tenemos dos nietos: Juan Carlos y Mariángel. Que tuvimos el apoyo cercano de nuestros familiares y de los amigos, quienes nos brindaron su apoyo moral. De los médicos y las enfermeras con su gran disponibilidad profesional. Nuestra familia es numerosa y nunca nos dejó solos. Sin embargo, los queridos amigos y hermanos Diógenes y Elieth de Amador nos acompañaron, personalmente, el sábado 30 de julio, por la noche, y el domingo 31, cuando nuestra hija regresó de su intervención quirúrgica. Ellos, y los compañeros y compañeras que nos llamaron constantemente a nuestra residencia, representaron al Leonismo: al expresarnos con ternura, la calidez de sus sentimientos. Hoy, agradecemos a Dios, por: La familia que nos dio. Permitirnos ser León y Dama Leona, con dos cachorros. Los compañeros que practican la amistad como un fin. Permitir a los Leones consolar a los atribulados. El cariño que se siente cuando se necesita el valor para salir avante. Saber que somos una familia leonística en toda la extensión de la palabra. N del A. A la fecha de la edición de este libro tenemos cuatro bellos cachorros. EL ESTÍMULO PARA EL TRABAJO EN EQUIPO Entre los miembros de un Club se deben sentar las bases de la armonía, la buena voluntad y la solidaridad, de acuerdo con las características naturales de conducirse un grupo de personas adultas que fundamentan en la amistad, todas las gestiones que se proponen ejecutar. Es muy diferente el liderazgo que se ejerce en un Club de Leones – por el carisma, el estímulo, la capacidad de convencimiento y el trato amable – al curso que le da un “jefe a su pandilla”, que no es capaz de articular dos palabras coherentes si antes no ha proferido una ofensa o una agresión. Los socios (as) de un Club buscan acompañarse entre sí; no forman camarillas ni grupúsculos para faltar a la lealtad hacia otros compañeros a quienes no consideran sus amigos personales. Todos nos debemos tratar con amabilidad y consideración. En un Club queremos que todos se sientan bien, que permanezcan como asociados (as) la mayor cantidad de personas. Caso contrario, en grupos violentos, sobrevive la menor cantidad de individuos y los que quedan son desconfiados, temerosos, nunca están contentos con el patrón de relaciones que se establece. En un Club de Leones prima la confianza, la broma simpática, el optimismo y la amistad. En otros grupos el principio que impera es la absoluta individualidad, la chota, la broma grosera y la autosuficiencia. Queremos sentirnos útiles, laboriosos y competentes. No deseamos ser utilizados, manipulados y discriminados. Queremos compañeros y compañeras con quienes nos agrade encontrarnos a menudo; compartir las jornadas de trabajo y sentarnos con ellos a degustar una taza de café. Alguien cuya compañía buscas, con quien puedas conversar confiadamente; alguien a quien le puedas confiar un secreto y pedir el consejo sincero; alguien con quien te gustaría encontrarte en el camino e intercambiar unas palabras de amistad. Alguien a quien elegirías para el trabajo en equipo de tu Club. El trabajo en equipo depende del medio en el cual convivimos y trabajamos; de la naturaleza social de nuestras funciones laborales; nadie es superior a otro por sus condiciones innatas, simplemente se necesita que el líder dirigente logre identificar las cualidades de cada socio (a) y ello nos va a conferir un papel funcional cómodo, porque nos va a permitir asumir nuestra cuota de responsabilidad en el trabajo de equipo de manera confortable y familiar. Es esencial comprender en nuestros Clubes que hay personas que carecen de identidad grupal – y que no es debido a su personalidad- sino a que no se sienten acogidos por el grupo de socios (as) con mayor tiempo de membresía y, por tanto, se muestran inseguros (as) y vacilantes. En tanto, el grupo social mayoritario le (s) niegue el estatus y la seguridad necesarios para insertarse adecuadamente, la persona limitará sus vínculos con el Club y acabará por desertar de una relación que lo (s) excluye, lo (s) discrimina y le (s) produce un sentimiento de desarraigo. Por ello, es tan importante la capacitación del León Mentor en nuestros Clubes, pero también necesitamos un León Mentor para los nuevos líderes dirigentes y para los socios con muchos años de servicio que necesitan una nueva dosis de estímulo y apertura a los cambios que se avecinan en el Distrito, debido a los ajustes económicos, políticos y sociales de nuestra Nación. Hoy más que nunca se necesita pensar en equipo, trabajar unidos, producir con manos que se unen para orar y se abren al servicio al mismo tiempo y de manera unísona. En el trabajo en equipo se deben minimizar las posiciones de jerarquía y el predominio de unos grupos sobre otros; ello se logra colocando a las personas en el trabajo que mejor se adapta a su personalidad y según las preferencias personales que los socios (as) solicitan. Es probable que algún momento de nuestra vida nosotros estuvimos colocados en una posición minoritaria, experimentando algún grado de hostilidad o rivalidad. Ello es incómodo e innecesario de revivir en nuestra agrupación. No debemos desmerecer el trabajo de nuestros compañeros (as) ni colocarlos en una situación de desventaja. El estímulo al trabajo en equipo se adquiere por la buena práctica y culturalmente se traslada de una generación de socios (as) a las nuevas generaciones, en tanto, nuestras convicciones del servicio abnegado a los más necesitados, se mantengan inalteradas para preservar la filosofía, los principios, la ética y los valores del Leonismo. EL FORTALECIMIENTO DE LOS VALORES Los valores son los estados de nuestra conciencia que nos conducen a creer que existen principios, relaciones, condiciones, objetos y conceptos humanos, que son considerados bienes culturales y que conducen a las personas, a las instituciones y a una sociedad a establecer sus rumbos, sus metas y sus fines. En tanto, logremos fomentar, de manera efectiva, una actitud permanente de fortalecimiento de los valores que dan sentido a la identidad del ser costarricense, en ese tanto, estaremos robusteciendo la práctica de las sanas costumbres, en la formación integral del individuo, en la familia, nuestra comunidad y la sociedad, en general. Todos, a viva voz, estamos celebrando en este mes de setiembre, el 184 aniversario de la independencia Patria: cálido remanso de paz, generoso terruño, altar de los costarricenses. Por ello, los Leones, las Leonas, los Leos y las damas Leonas, debemos esforzarnos, sin descanso, a forjar nuestro destino común: es el reto de la esperanza, para trazar los caminos de la libertad, la soberanía, la paz, la dignidad y el bien común. Como es de su conocimiento, en el año de 1987, un puñado de costarricenses formaron a la Comisión Nacional de Rescate de Valores Morales, Cívicos y Religiosos, y que hoy agrupa a más de un centenar de Comisiones de Rescate de Valores, disgregadas a lo ancho y lo largo del país, en instituciones estatales y privadas. Con la intención de fortalecer la independencia de nuestras conciencias, y a instancias de la Comisión Nacional, el Estado costarricense decretó el 1 de octubre de cada año, Día Nacional de los Valores, y durante la primera semana, insta a sus instituciones y a la sociedad a celebrar, con distintas actividades, este acontecimiento. Nuestro pasado Gobernador, el compañero León Gerald Mory, firmó, para el periodo 20042005, un convenio, por el cual se promueve una alianza estratégica de mutua colaboración y el fomento de acciones que promuevan la vivencia en el Leonismo de nuestro Código de Ética. Con este propósito, y para propiciar en nuestros Clubes y en nuestras familias, el sentido de ubicar por un orden de preferencia, los valores que nos dan felicidad, que nos posibilitan una convivencia pacífica y armoniosa, la Comisión Nacional de Rescate de Valores, ha organizado y tiene el honor de invitar a los Leones de Costa Rica a participar en la ceremonia inaugural de la VII Semana Nacional de los Valores, con la Conferencia: “Ética e integridad en la política”, que dictará el Eminentísimo Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Honduras. El evento se llevará a cabo el lunes 3 de octubre del 2005, a las 6:30 p.m. en el auditorio del Tribunal Supremo de Elecciones. Favor comunicarlo a sus Clubes e informar a los teléfonos 253-2421 o 202-0728, el número de personas que asistirán, pues como ustedes comprenderán existe gran interés social por asistir y el auditorio tiene un número limitado de butacas. El martes 4 de octubre se ofrecerá otro evento magistral de calidad internacional. El Ministerio de Educación Pública, ha organizado la conferencia: Los valores y el aprendizaje ético, que dictarán los especialistas españoles y autores de gran cantidad de obras, la Dra. Amelia Tey y el Dr. Miquel Martínez. También se invita al Leonismo costarricense a este magno evento. Se realizará a partir de las 9:00 a.m. en el auditorio del Poder Judicial. Favor comunicarlo a sus Clubes. No se pide reservar espacios. Ambas actividades son gratuitas. El miércoles 5 de octubre se firma la Declaración de Principios Éticos del ICE, RACSA y CNFL, a partir de las 9:00 a.m. en el Auditorio Nacional, Museo de los Niños. Se ingresa con invitación personal. El jueves 6, a las 6:00 a.m. se celebrará un Taller sobre Valores en el Parque Nacional del Volcán Turrialba. Se necesita invitación. El viernes 7 de octubre se llevarán a cabo tres talleres sobre: Convivencia de valores en familia y la comunidad; Habilidades para el control de las emociones y Estrategias para formar valores en los estudiantes. Organiza el grupo Valores para Vivir. Sede: Centro Nacional para la Inclusión Educativa en Guadalupe. Es invitación abierta a quienes deseen participar. No se pide reservar espacio anticipadamente. Aprovechemos, compañeros y compañeras, estas oportunidades de crecimiento e instrucción. De nuestro esfuerzo y dedicación depende el desarrollo futuro del Leonismo costarricense. Les recuerdo que el VI Foro Leonístico: “C .L. Jorge Jaikel Gazel”, se llevará a cabo el sábado 22 de octubre, a partir de las 8 a.m. en las instalaciones del Liceo Laboratorio de la Universidad de Costa Rica, con sede en Moravia, San José. PALABRAS DE MOTIVACIÓN EN LA ELECCIÓN FINAL DEL CARTEL DE LA PAZ Estimados estudiantes: La paz no tiene fronteras. La paz está dentro de mi persona: en mi interior, en su interior; en el interior de todas las personas que están en este salón. Para mantener mi paz, yo debo vivir bien con todas las personas que están a mi alrededor: debo respetarlas y estimarlas. Ustedes... como son con sus hermanos, con sus papás, con sus abuelitos...como son con sus amigos y sus compañeros en la escuela. Porque la paz se construye en la sociedad. Cuando voy a la escuela y me porto bien, contribuyo con la paz. Cuando estoy en la casa y soy obediente, respetuoso y amable contribuyo con la paz. Hay paz entre las personas, entre las familias, hay paz en mi barrio y entre los países. Nos gusta ser diferentes porque todos nacimos diferentes. Algunos son altos o bajitos, gordos o flacos, hay personas que van con la Liga...no es cierto y otros van con Saprissa. Pero todos nos debemos respetar. Nadie debe golpear a otra persona. No se deben dar bromas groseras ni usar palabras hirientes con quien es blanco, negro o amarillo. Cuando construyo la paz la violencia está prohibida. La violencia sólo produce violencia. A las personas les encanta lanzar basura en las calles, en los ríos y en las propias casas. Ello atenta contra la naturaleza y atenta contra la paz, porque altera el equilibrio natural. Algunos hacen la guerra y matan a otras personas. Se olvidan que existe el diálogo, la comprensión y el respeto a la vida. Para que una sociedad viva feliz, en una paz sin fronteras, debemos vivir para proteger nuestro planeta, para proteger a la naturaleza: a sus bosques, a las nacientes de agua, a la capa de ozono, a la diversidad animal y vegetal, pero lo más importante es proteger a las personas en su dignidad. Por eso, si alguien tiene sed, dale de beber, si alguien tiene hambre dale de comer, si tiene frío cúbrelo, si está enfermo sánalo, si está triste consuélalo, porque sólo así, de esa manera vas a poder sentir que la paz tiene cara y dolor humanos. Para que mi comunidad y mi país crezcan fecundos todos nosotros, y quienes no están aquí, deben vivir en armonía y tener siempre presente lo que dice nuestro Himno Nacional: “Vivan siempre el trabajo y la paz”. EL VALOR DE POSEER LA CALIDAD COMO EXCELENCIA De la dimensión individual Etimológicamente, el término Calidad significa Excelencia. De allí, el lema de nuestro Presidente Internacional: “Pasión por la Excelencia”. La calidad es el conjunto de propiedades: características, atributos o cualidades, que posee una persona, un objeto o una organización. Cuando se dice que usted es una persona con calidad moral, por ejemplo, se hace referencia a su condición personal (distinción que usted recibió al ser invitado a ser un León o una Leona); es la calidad humana que usted posee de ser servidor o servidora de una causa común: el Servicio. Es la investidura que usted recibió en su juramentación o en la toma de posesión de un cargo en el Leonismo, por lo cual se le confirió el linaje del altruismo, del amor al servicio desinteresado, de la Dignidad por la responsabilidad conferida. De allí, la palabra dignatario (a). El dignatario(a), llámese: Gobernador (a), Vice Gobernador (a), Tesorera (o), Secretaria (o), Presidente (a) de un Consejo o Directivo, Jefe (a) de Región o de Zona, Asesor (a) Distrital, Presidente (a), Secretario (a) o Tesorero (a) de un Club, es la persona investida de dignidad. Dignatario, por tanto, en primera instancia no es quien manda, sino quien es investido de dignidad. Y dignidad se refiere a la persona digna: a quien ostenta un cargo con decoro, con lealtad, con responsabilidad y ese cargo debe estar proporcionado, equitativamente, con el mérito logrado en otros cargos anteriormente desempeñados. La calidad o excelencia, por consiguiente, tiene relación con la honorabilidad, la efectividad, la eficiencia y la autoridad ejercida en dichos cargos. No todos (as) han deseado llegar a la cúspide de nuestra organización, pero todos debemos esforzarnos por hacer los méritos suficientes para ser sus preeminentes arcedianos. En el Leonismo, todos debemos esforzarnos por ser los actores principales del servicio: para asegurar la calidad -o sea, el mérito o valor- de nuestra organización; porque el Leonismo lo vive cada persona intensamente y lo mejora con su práctica personal. De la dimensión institucional De esta manera, cobra especial relevancia la cultura de la calidad, la cual está enmarcada por los atributos del Leonismo establecidos por Lions International. Son esas cualidades básicas para ser un León, Leona, Dama Leona o Leo dignatario (a) que se fundamentan con el ejemplo de su propia vida y al ejercer su liderazgo –esto es : crear, innovar y enseñar-; es comunicar sus ideas y nuevos proyectos; es tener pleno conocimiento de las macro estructuras internacionales y nacionales; es poseer la lucidez del momento histórico que se vive y de sus demandas sociales; es educar por medio de su discurso; son personas que dialogan, convencen y organizan; que poseen el compromiso, la motivación y la actitud para el cambio que el Leonismo de nuestra Patria está requiriendo. En relación con esta tesitura, la transformación del Leonismo requiere evaluar atributos esenciales, porque el Leonismo es un sistema complejo, en donde toda transformación – buena o mala para el sistema- es evolución o involución. Por eso, se dice que existe calidad en el Leonismo, cuando nos referimos a la pasión por la excelencia en el servicio a nuestras comunidades; cuando el servicio satisface las necesidades de las personas, en cuanto a efectividad, eficiencia y confiabilidad alcanzada con las metas programadas. Sin embargo, las críticas internas, los resultados de la encuesta sobre: “clima organizacional” y el último Foro, revelan que existe un nivel estándar de involución en nuestra organización. Por muchos años “hemos venido haciendo un poco más de lo mismo” y no hemos realizado una evaluación integral de nuestros resultados. El propósito del último Foro fue un atisbo de tal intención. Todo sano interés que propenda a intervenir el sistema y de alguna manera transformarlo debe ser ampliamente participativo, cuidadoso y bien diseñado, porque el sistema –como elemento vital que es- se va a resistir al cambio hasta volverse inmune. Por lo general, y esta es una norma de los sistemas formados por muchas personas, las renovaciones terminan siendo absorbidas por el sistema. ¿Qué significa esto? Significa que existe una manera del sistema de volverse inmune a los cambios y las reformas de los procesos de gestión: lo hace apropiándose de las ideas innovadoras y asimila dentro de sus propias, grandes y consolidadas estructuras anquilosadas todo proceso de renovación –que por ser parcial y escueto-, lo absorbe, lo digiere y lo distribuye en el interior de su macro sistema, hasta lograr diluirlo; de manera que, una vez más, -y cuantas veces sea necesarioesas ideas pasen desapercibidas y no causen modificación alguna. Por eso hemos visto ir y venir propuestas de mejoramiento y, aún así, nuestro complejo sistema Leonístico continúa íntegro en sus actitudes y comportamientos, porque, con los días, retorna a su típico estado de equilibrio. Debemos comprender que cuando existe un modelo clásico y original de actuar (como ocurre con las directrices de Lions International), todo esfuerzo por introducir renovaciones parciales – que podrían estar afectando el modelo original –según el sentir y pensar de la mayoría de los socios y las socias en los Clubes- , estas renovaciones no tienen la fuerza suficiente para cambiar lo que existe y se hace. Este análisis continuará con el próximo comunicado. EL VALOR DE POSEER LA CALIDAD COMO EXCELENCIA SEGUNDA PARTE Esta Asesoría Distrital expuso, con anticipación, algunos razonamientos acerca de la especial relevancia que tiene la Cultura de la Calidad en nuestra organización, enmarcada por la reglamentación, las directrices y las orientaciones que establece Lions International; esencialmente, para atender las necesidades de las personas de manera efectiva, eficiente y confiable. Sin embargo, en los últimos dos años, principalmente, se ha expresado de manera consistente la opinión de los Leones y Leonas de nuestro país, al manifestar que existen innumerables situaciones e incidencias que han ido minando el adecuado funcionamiento de nuestros Clubes de Leones. En resumen, en el anterior comunicado se expuso que el Leonismo es un sistema complejo, en donde toda intervención puede llevar al sistema a una transformación adecuada y suficiente o, por el contrario, inadecuada y, por consiguiente, insuficiente; lo cual implica, evolución o involución en su desarrollo y crecimiento. Las reuniones de estudio de la pasada Gobernación, la encuesta referida a la “Evaluación del Clima Organizacional de los Clubes de Leones del Distrito D-4” y los resultados del VII Foro Nacional, revelan que existe un proceso en marcha de involución en nuestro Distrito. Ciertamente, como Distrito, hemos adquirido experiencia para constituir nuevos Clubes de Leones; esta expansión ha estado siempre a tono con las políticas del crecimiento cuantitativo a nivel mundial, pero así, anodinamente, sin el control de las consecuencias que se derivan de tal crecimiento: sin una definición común, igual para todos, de los criterios anuales para la planeación y de los estándares de logro; sin la medición confiable de los resultados anuales de cada Club, sin los instrumentos y las variables de eficiencia, sin la estimación del mérito de lo que se evalúa y de los atributos que van más allá de los alcances cuantitativos para proyectar nuevas acciones; así, únicamente, se contribuye a propiciar lo que ya ha sido denudado tantas veces, que ya está en marcha un proceso de involución en nuestro Distrito, porque seguimos haciendo cada día un poco más de lo mismo. Es conveniente y oportuno a nivel del Distrito que algunas personas, ajenas a los Clubes, valoren y se atestigüen lo que cada Club presenta a la Gobernación como su informe de resultados anual. A ello se le llama acreditación. Usualmente, las instituciones sometidas a algún tipo de acreditación (por ejemplo, las universidades privadas en nuestro país), son evaluadas por una instancia acreditadora. Esta entidad define los estándares de logro, envía los requisitos y el formulario de planeación y al finalizar el año, realiza la comprobación de los resultados que la institución presentó. Cuando la idea de evaluar (al inicio, durante el proceso, al final o en el contexto) se ubica en el mejoramiento continuo del funcionamiento de los Clubes y apunta hacia una mejor calidad de los servicios que se ofrecen, este esfuerzo cobra una importancia superior, si está potenciado por una cultura de la calidad. Lógicamente, debemos comprender que la complejidad del proceso de cualificar nuestros servicios, está supeditado a las condiciones internas de nuestros Clubes y la disposición emocional y afectiva de sus socios y socias para aplicar estas condiciones. Por la naturaleza de la acreditación, la entidad Leonística que fuere encargada de valorar los resultados anuales, le permitiría a los Clubes recibir, por medio de la Gobernación, el reconocimiento, la continuidad de sus proyectos y la autorización para mantenerse como un Club de Leones en las condiciones y características que la Asociación Internacional dispone. De igual manera, se harían las correcciones en los Clubes que lo requiriesen o se tomarían las decisiones que correspondiere con aquellos que no informan anualmente sus resultados o presentan graves inconsistencias en su funcionamiento. Básicamente, la acreditación estaría supeditada a lo que disponen y ordenan los Estatutos, Reglamentos y directrices que dimanan de la Asociación Internacional de Clubes de Leones, por cuanto de aquí se originarían los estándares de logro anuales de cada Club. La acreditación de un Club de Leones tendría un plazo finito y recibiría una certificación por cada uno, dos o tres años de funcionamiento, de acuerdo con el significado y los alcances que tendría la autoevaluación y la autorregulación que realizaría a lo interno de su gestión, cada uno de los Clubes de Leones de nuestro país. El proceso de la autoevaluación permitiría que en cada Club se realice la recopilación, valoración e interpretación de los datos relacionados con las prácticas y actividades que se realizan en la comunidad, anualmente. En tanto, la autorregulación se orientaría a la necesidad de mejorar las acciones que ejecuta cada Club. Este tema continuará. EL VALOR DE POSEER LA CALIDAD COMO EXCELENCIA TERCERA PARTE Se expuso en el artículo anterior, la opinión de un grupo importante de socios y socias de los Clubes de Leones, donde se revela que existe un proceso en marcha de involución en nuestro Distrito. Se mencionó también que se ha mantenido un crecimiento cuantitativo de Clubes y sus miembros, sin una clarificación de los criterios de planeación para todo el país y de los estándares de logro. Se mencionaron otros elementos de la medición de resultados que se analizarán posteriormente, en un subsiguiente comunicado de esta Asesoría Distrital. En el año 2005, de manera relevante, se insistió acerca de la necesidad que existe en el Distrito de contar con una Planeación Estratégica. Para Van der Leer, los procesos de planeación fallan: porque no existe información sistémica de las autoridades, entre éstas y de manera vertical con otras entidades de la organización. En el Leonismo no hay, para empezar, un formulario común a todos los Clubes, donde se utilice un mismo lenguaje técnico para la planeación anual de nuestras actividades. ¿Cómo se puede, entonces, realizar una valoración general del Distrito por medio de su desempeño? Se dice que hay fallas cuando la información no es accesible. Debemos reconocer que, a cualquier nivel de las gestiones leonísticas que realizamos, somos muy reservados con la información que se utiliza y se procesa. Casi nadie tiene acceso a la información que poseen las autoridades superiores de nuestro Distrito, y esto se enfatiza si estamos en la base de la pirámide organizacional, donde los socios y las socias se quejan constantemente del silencio administrativo que se percibe a nivel general del Distrito. Los Clubes no muestran, en una página WEB, su contenido contable financiero, e incluso se carece públicamente, de lo elemental, de lo que debería ser materia prima de información para los medios de comunicación colectiva, como son los avances y los logros de las acciones de proyección comunitaria. No existe un equipo interdisciplinario de alto nivel que defina para la Gobernación, los Clubes y las Instituciones Paraleonísticas, las herramientas gerenciales efectivas y adecuadas, los procesos contralores (incluso para aquellos que poseen jurídicamente relativa autonomía, ya que moral y efectivamente se encuentran amparados a la buena sombra del Leonismo), la identificación de los factores críticos de éxito y los instrumentos pertinentes para la medición del desempeño. (En el comunicado 13 se dio el esbozo del significado de la acreditación). Ventajas valorativas, como la: Transparencia, Confianza, Dirección, Comunicación, Congruencia y otros de valor emocional, como el Apasionamiento que embelesa nuestra voluntad y nuestras potencialidades para entregarnos sin reticencias al servicio humanitario, deben servir de guía, para enfrentar el panorama actual de Costa Rica y motivar las gestiones estratégicas en todos los niveles de nuestro Distrito. No podemos ahogar las voces de quienes claman por cambios profundos y consecuentes en la estructura directiva del Distrito: somos parte de la Asociación Internacional de Clubes de Leones y la Asociación posee una Misión y una Visión claramente establecidas; tiene programas y proyectos a nivel mundial que se constituyen en la orientación general de nuestras actividades: estos son los estándares de logro que debemos convertir en Objetivos Estratégicos para los Clubes. Como una de las partes de esta planeación se debe definir el mapa estratégico, el cual documenta y comunica la ruta de la estrategia, la cual debe ser delimitada hasta constituirse en un conjunto de acciones de logro, manejables en número y calidad. Los Objetivos Estratégicos se originan en los programas y proyectos de la Asociación Internacional y ambos dan sentido y contenido a la Estrategia. Los Objetivos, como tales, son metas que se dirigen a conseguir oportunidades y ventajas competitivas, y propenden al impulso del liderazgo de nuestra organización en la sociedad costarricense; colectivamente, articulan a los Clubes en un plan total del Distrito y proveen la dirección, el balance y el alineamiento que hemos perdido con los intereses superiores de la Asociación Internacional. Esencialmente, algunos síntomas del Distrito son: Los estilos de dirección y administración de los Clubes: ello conduce a una excesiva concentración de autoridad, a dificultades gerenciales y escasa información en la rendición de cuentas. Problemas en la comunicación: falta clarificación de las políticas nacionales, escasa información a las bases de nuestra organización y al país. Dificultades en el abordaje de las prácticas morales para la convivencia social y la gestión administrativa de algunos Clubes. Hay dificultad para lograr la resolución pacífica de los conflictos y la falta de entusiasmo para propiciar y desarrollar nuevos líderes en el Distrito. Este tema continuará. EL VALOR DE POSEER LA CALIDAD COMO EXCELENCIA CUARTA PARTE Se escucha la opinión de un grupo importante de socios y socias de los Clubes de Leones, donde se revela que existe un proceso en marcha de involución en nuestro Distrito. El pasado fin de semana, en la III Reunión del Gabinete, se mostró, una vez más, el producto de esta problemática, con un decrecimiento del Distrito, en este trimestre recién finalizado, de 57 socios, y la abulia de muchos (as) secretarios (as) de los clubes, para atender eficazmente el cumplimiento de sus compromisos. Efectivamente, nuestras autoridades Leonísticas pidieron a las asambleas de los clubes, elegir socios con disposición y actitud para asumir con responsabilidad sus deberes. Como dijo nuestro compañero Vicegobernador, Diógenes Amador, debemos poner voluntad, cariño y esfuerzo en todas nuestras acciones. Probablemente, uno de los tantos problemas se debe a que muchos clubes no saben cómo dirigir la atención de sus necesidades: como lo mencionó el compañero Gobernador, Luis Muñoz, debemos ser reactivadores de los clubes que presentan dificultades internas. De seguro, el Leonismo como organización compleja y estructurada que es, persigue metas intangibles, con interacciones simbólicas - morales e intelectuales - que propenden a la superación personal de sus asociados y a la superación del movimiento, como tal. Sin embargo, pensamos que los problemas son recientes, pero olvidamos que muchos de ellos son heredados por generaciones anteriores que legitimaron procedimientos, hoy obsoletos, por muchas razones, de cómo conducir a un Club o a nuestro Distrito. Debemos aceptar que el Leonismo sufre de los mismos efectos de la administración burocrática: se pide, cada vez, más presupuesto con crecimiento de asesorías improductivas, reiteración de funcionarios, puestos fijos en la estructura jerárquica formal - y como se dijo en la reunión: con rendición de pleitesía - ; fijación estatutaria de políticas y normas – casi irreversibles – y con un vacío profundo para comprender la red de relaciones que se tejen en los clubes, entre estos, en las zonas y las regiones. Nos comportamos como un sistema débilmente acoplado que se sustenta en una estructura formada por elementos que actúan de manera relativamente independientes, en todos los niveles, sin una formación en servicio que consolide las bases firmes de los aspirantes y nuevos socios, que permita tener una comprensión profunda de la naturaleza de nuestra organización a nivel mundial, del Distrito Múltiple o de nuestro país. Debemos comprender que toda solución que se emprenda para resolver un conjunto de problemas, suscitará la reacción de nuevos cuestionamientos; por ello, debería existir un grupo de asociados que examinen constantemente: la opinión, las razones, decisiones, objeciones, conflictos o resistencias que se producen entre los diferentes grupos que lideran al Distrito, dado que existen mecanismos que utilizan los socios para minimizar algunas decisiones de las autoridades nacionales; hay que analizar los procesos de cambio del país y las adaptaciones que se realizan en nuestros clubes; el conflicto y su resolución, y la valoración del papel que juegan los grupos de poder y la presión que ejercen sobre las autoridades que deben tomar las decisiones para el Distrito. La situación vigente, previamente esbozada en estos comunicados, obliga a la organización a evolucionar hacia un tipo de institución con capacidad para renovarse constantemente y a fortalecer su quehacer, en un proceso de revisión continuo, donde el Leonismo tenga la oportunidad y la capacidad de mirar hacia adentro y así encontrar sus cualidades y competencias que enriquezcan su desempeño. Sin embargo, este crecimiento y enriquecimiento institucional sólo podrá suceder si existe el compromiso, la responsabilidad, la actitud para el cambio, la motivación, el liderazgo, el aprendizaje y el trabajo en equipo, – sin posiciones personalistas y patriarcales – por parte de los asociados del Distrito. Todos debemos aportar la suficiente cantidad de esfuerzo intelectual y eliminar el lastre de nuestro ego para superar las limitaciones personales y lograr el desarrollo colectivo de nuestra organización. Hemos recolectado conclusiones suficientes por medio de la Encuesta y el Foro para formar un perfil de necesidades del Distrito. Ahora corresponde a los socios proponer soluciones por medio de los tres Seminarios organizados por Instituto de Formación y Capacitación Leonístico y cuya primera reunión se realizará en Puntarenas el próximo domingo 26 de febrero, organizado por el Club de Leones de esa localidad. Este tema continuará. Gracias por la amabilidad de su atención. El RESPETO El valor del respeto tiene la particularidad de poseer una composición de atributos y cualidades, cuyo fundamento se edifica en las bases mismas de la convivencia humana. Por ello, su constante reiteración en las diversas reuniones del Leonismo nacional, y la queja permanente de las personas que solicitan cursos de relaciones humanas. El respeto es aprecio: mutuo aprecio. El aprecio es la estimación afectuosa hacia otra (as) persona (as). Se aprecian quienes se admiran por sus cualidades personales, profesionales y sociales. El aprecio o estimación se fomenta, se cultiva, se propicia por el mérito alcanzado o por las relaciones sociales; pero también se puede perder, porque el respeto es confianza, transparencia, honradez y credibilidad. Sin embargo, el respeto más importante, es aquel que cada quien tiene de sí mismo (a); es el sello personal de su identidad, el juicio crítico que cada uno se forma de sí para mejorar; es la autoestima o valoración psicológica auto personal, de su comportamiento, de su manera de relacionarse con otros (as) compañeros (as). El respeto es una forma de reconocimiento y de valorar la particular manera de conducirse una persona. Es su conducta personal y social; se relaciona con la sinceridad, con decir la verdad, pero se aparta de la franqueza grosera - descortés -, de mal gusto; del comportamiento soez, indigno, ramplón y vulgar; no gusta del choteo ni la broma chabacana, porque así mismo somos las personas en el Leonismo que rechazamos estas maneras de agresión física o psicológica. El respeto es amabilidad, es cariño, simpatía y buenos modales hacia nuestros compañeros y compañeras. Ello significa apertura al diálogo, a ser conscientes de las capacidades y potencialidades de los otros; de estimar sus posibilidades para alcanzar logros importantes para su Club o de comprender que no siempre pueden emprender gestiones de envergadura por su falta de conocimiento, inexperiencia o la propia capacidad generadora de proyectos. El respeto es tolerancia intelectual, religiosa, étnica y de género. No discrimina a las personas por sus características físicas, mentales, por razones del sexo, edad, grupo social o económico, por razones étnicas ni del color de la piel; no discrimina por las creencias religiosas o políticas y repudia todo tipo de extremismos. Seremos intolerantes a las prácticas viciosas de la inmoralidad, al irrespeto a los valores de nuestra nacionalidad y a los valores que fundamenta el Leonismo en nuestras vidas. Por supuesto, del latín respectus es atención y acatamiento. Es el deber y el cumplimiento de las directrices, de los reglamentos, estatutos y códigos porque formamos parte de una organización mundial. Son normas de acatamiento obligatorio que aceptamos con actitud disciplinada, reflexión y lealtad a nuestra conciencia; porque el respeto se opone a la servidumbre, al servilismo y al encubrimiento complaciente y silencioso de actuaciones incorrectas. Tampoco es la pleitesía, entendida ésta, como el sometimiento doblegado a los desvaríos de alguna persona. Poseemos el derecho de actuar con libertad y decidir lo que mejor conviene a nuestros Clubes y al Distrito. El respeto es el deber humanitario de ofrecer su tiempo, su inteligencia, su trabajo e incluso su patrimonio a quienes necesitan la ayuda generosa y desinteresada. Es acatar el derecho a la propiedad ajena; no apropiarse de lo que no le pertenece ni abusar de los bienes patrimoniales del Club o de los dineros recaudados para el servicio a la comunidad o del bienestar al Distrito. Respeto es mostrar sentido de pertenencia, afecto y afiliación a nuestra Organización; así como cariño, solidaridad y armonía con los compañeros y compañeras de nuestros Clubes y el Distrito. El respeto es compromiso con la palabra empeñada, es el cumplimiento de la obligación contraída; es la fidelidad y el honor que la sociedad nos confirió al concedernos el derecho de ser Leos, Damas Leonas, Leones y Leonas de Costa Rica. El respeto es gratitud por el deber desempeñado, es examinar cuidadosamente el proyecto de vida de una persona para tenerlo en alta estima y reconocer sus méritos. Pero también puede servir para rectificar el juicio antes formado que poseíamos de alguien que ha sido cuestionado en su calidad moral. Por ello, el respeto es recuerdo, admiración y memoria de aquellos dignos (as) servidores (as) del Leonismo, hoy fallecidos (as), a quienes se les debe mención constante y venerable. Los demás, debemos labrar, cada día, ese estado o condición. LA HONRADEZ La honradez, etimológicamente, se refiere a la integridad: al recto proceder. De allí, que la persona honrada es una persona decente. Con credibilidad. No se connota en tal sentido la honestidad –que a diferencia de la honradez- se refiere a la compostura, al recato y el pudor. La honestidad también se relaciona con la moderación y la modestia. (Diccionario ESPASA, 2000). La persona proba u honrada es decente, es honorable. Con esta acepción se hace referencia a las cualidades de una persona que se comporta de acuerdo con las normas morales y, por ello, ostenta una adecuada y suficiente reputación. En el Leonismo nos guiamos y sujetamos a deberes éticos que orientan nuestro recto y moral proceder y, en tal sentido, nos hacemos responsables de lo que nos ha sido confiado. La repercusión que puede tener un mal proceder, puede alcanzar dimensiones insospechadas. Una gestión comunitaria o una gestión realizada al interior de nuestros clubes, con presunción de ser reprochable, con o sin alevosía y premeditación, podría arribar a situaciones indeseables para la persona que las practica. Por tal razón, uno de los Objetivos de Lions International dice: “Alentar a individuos responsables y dedicados a servir en sus comunidades, con la salvedad de que ningún club tratará de obtener beneficios económicos para sus socios como uno de sus objetivos...”. Por ello, en nuestra relación con el Distrito o con las comunidades nunca debemos hacer mal uso de lo que nos ha sido confiado. La integridad de nuestros actos, nos compulsa a vivir de acuerdo con la confianza, la transparencia y la responsabilidad asumida, libremente, por cada uno de nosotros, para dar prestigio y solidez a la Organización. Ello nos concede credibilidad. Si nuestro cargo se encuentra a nivel de la Gobernación, el Distrito Múltiple, el Gabinete o si ostentamos el cargo de presidente (a), secretario (a), tesorero (a) de un Club o ejercitamos nuestros deberes como socios (as), no debemos hacer mal uso de lo que nos ha sido confiado. Nuestro Código de Ética expresa: “... rehusar toda ganancia o recompensa que pudiera resultar en menoscabo o pérdida de mi dignidad, como efecto del aprovechamiento de alguna ventaja injusta, o de acciones dudosas mías”. La sola duda es suficiente para afectar la reputación. Por ello: “Dondequiera que surja duda, en cuanto al derecho o a la ética de mi posición o acción hacia mis semejantes, resolver esa duda a costa de mi mismo”. La personalidad se cultiva con las experiencias cotidianas que nos ofrece la vida. La mayoría de nuestras decisiones las dicta la conciencia y difícilmente somos inconscientes del origen de nuestros deseos y necesidades. Siempre actuamos siendo conscientes de nuestros actos, pero, a veces, “... no sabemos lo enfermos que estamos hasta que empezamos a mejorar”. Para entonces, las acciones ejecutadas, ya han causado un serio daño a la honorabilidad personal, a la familia y a los amigos. No cabe duda que los deseos egoísta, la codicia, la malicia y la envidia son malos consejeros. “Mira en aquel valle sombreado y oculta a la vista de los hombres, la casa de la tristeza...Su boca está llena de lamentaciones...Ella llora las flaquezas y maldades de los hombres, ...y la voz de las quejas entristece su morada noche y día”. (En Vos Confío). Los errores personales no pueden exaltar a quien los comete, como el oro no puede hacer noble a quien lo obtiene subrepticiamente. El hombre y la mujer honrados encuentran su recompensa en la estimación que les expresan las demás personas. La buena conducta, la sobriedad y el trabajo son las virtudes que con tan vivos resplandores han brillado siempre para auspiciar la prosperidad. La voluntad de nunca hacer mal uso de lo que nos ha sido confiado, es la mayor fuerza de la cual disponemos porque nos hace libres y dignifica el recto proceder. Cuando el servicio a la comunidad, a la Asociación, al Distrito o a nuestros Clubes, se realiza con altruismo y la sola recompensa es el deber cumplido, entonces, el honor y el elogio tienen gloria. SUGERENCIAS DE VALOR He utilizado del compañero León argentino Jorge Cassieri su texto denominado Cuatro Consejos y he citado textualmente algunos párrafos, otros los he parafraseado, usé otros autores y algunos son de mi propia percepción. “NO DES NADA POR SUPUESTO. Si sospechas, pregunta. Si dudas, aclara”. El sigilo o comentario “secreto” que se transmite de boca en boca, y que agrada tanto, se ha convertido en un “deporte” dentro del Leonismo nacional. El problema es el chisme infundado, la chota que hace suponer e inventar ideas que envenenan la conciencia de las personas. “HONRA TUS PALABRAS. Lo que sale de tu boca es lo que tú eres. Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo”. El valor de la coherencia es esencial en este caso, para mantener una sola actitud entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace. Hay que ser de una sola pieza, porque la hipocresía destruye el respeto y la credibilidad de las personas que la practican. “HAZ SIEMPRE LO MEJOR QUE PUEDAS”. De esa manera nunca podrán recriminarte y quienes lo hagan, lo harán por envidia. Para tener credibilidad intelectual, sigue este consejo: “Hay que leer como cinco, pensar como cuatro, redactar como tres, corregir como dos, y escribir como uno.” Juan Vives Para tener credibilidad emocional, decencia y honorabilidad: Hay que meditar como cinco, reflexionar como cuatro, respetar como tres, amar como dos, y hablar bien de los demás como uno. “NO TOMES NADA PERSONAL. Ni la peor ofensa. Ni el peor desaire. Ni la más grave herida”; porque si tu no prestas atención a quien te quiere herir u ofender, sólo se hiere, se lastima y se ofende a sí mismo, quien te lo quiere hacer a ti. Y no la pases mal por lo que otros te dicen o hablan de ti, porque lo trágico no es sufrir por esos devaneos, sino sufrir inútilmente. No te rebajes a su nivel de los planos inferiores, no te ubiques en su alineación deshumanizante e indigna. Los mismos muros que separan a las personas, entre sí, para Ignacio Larrañaga, son los mismos muros que los separan de Dios. ¿Cómo pueden estar bien consigo mismo, si sólo hablan mal de los demás y a pocos les conceden beneficio, cariño y amistad? ¿Cómo pueden construir la armonía fraterna del Distrito si están entretejiendo, constantemente, resistencia, oposición, desunión y son aviesos (as) para abandonar el resentimiento contra sus compañeros y compañeras de su Club, del Comité, el Gabinete o hacia las autoridades nacionales encargadas de regentar, temporalmente, los destinos del Leonismo costarricense?. Hay que depositar, con prudencia, la confianza en las autoridades del Distrito que sólo quieren hacer el bien: “...que a una obra bien hecha no puede quitársele ni añadírsele nada...” (Aristóteles); pero si fuese necesario, por medio de nuestros Clubes, propender, con ecuanimidad, al equilibrio virtuoso que fortalezca a nuestra filosofía, nuestra ética y nuestros procedimientos estatutarios, que posiblemente requieran de adiciones o supresiones en su renovado texto. Retomo, nuevamente, las ideas del compañero Cassieri: “Sé como la luna, brilla en la oscuridad pero sométete a la luz mayor. Sé como los pájaros: come y canta, bebe y vuela. Sé como las flores: enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces. Sé como la fruta: bella por fuera y saludable por dentro. Sé como el día: que llega y se retira sin alardes. Sé como el oasis: da tu agua al sediento. Sé como el río: siempre hacia delante. Sé como la luciérnaga, aunque pequeña, emite su propia luz. Sé como el agua: buena y transparente. Y por sobre todas las cosas: sé como el cielo, la morada de Dios”. LA FORTALEZA Esta cualidad humana es una virtud con arraigo en fecundos y múltiples valores. Su primera acepción se relaciona con fuerza: es la autoridad y ésta, a su vez, es eficacia. Porque en el Leonismo nuestra fuerza radica en la unión, en el ánimo y la solidaridad de unos con otros. Esa es la sinergia de la fortaleza. Es la perseverancia por hacer el bien. La fortaleza es el vigor para superar las propias debilidades. Es la capacidad personal para enfrentar problemas y adversidades; transformándolos, con firmeza de ánimo, en fortalezas y oportunidades. Es el dominio de sí, para los estoicos, y la claridad interior. Por ello: la firmeza y el esfuerzo significan auge, resistencia, bríos, solidez, energía, potencia, robustez, intensidad y vitalidad: es el León que sustituye la fuerza física por el amor, el discurso inerte por el trabajo, el desgano por el servicio oportuno. Es la valentía y la firmeza por hacer buenas obras, donde se muestra la bondad y la caridad. La fortaleza llama al Leonismo al coraje cívico: es servir en las comunidades, enfrentando limitaciones e incluso peligros, por el gran sentido del servicio que poseemos y el trabajo en equipo que se entrega, con valentía y con audacia. Cuando a un León le faltan fuerzas para superarse a sí mismo: por razones de compromiso, justicia o vocación, aún queda entre los compañeros (as) de su Club, la posibilidad de animarlo y mostrarle el camino de la fortaleza personal: es el número de brazos cuando abrazan, es la gentileza de las palabras que tranquilizan, son las fuerzas que ayudan a levantar las cargas. Sé la roca y la torre del amigo (a). La fortaleza es reserva espiritual. El compañero (a) no arremete contra su amigo(a): “quien sabe amar... jamás hace sufrir”. Esta virtud es el cimiento de tu personalidad: lo que tu haces eso eres...lo que tu dices eso piensas. Vence el temor, supera los obstáculos, sé prudente, tolerante y sereno (a). Como dijo Aristóteles: “Nuestro carácter es resultado de nuestra conducta”. La fortaleza se resiste a la discusión estéril, a la violencia verbal, a lo duro del golpe y a lo alto del tono de la voz: es poseer la capacidad para huir de la temeridad, huirle a la flaqueza de la fuerza bruta, a los desatinos de la boca (la fatuosidad). De varios textos tomados en Internet, he parafraseado (se organizó con palabras propias) el texto siguiente: Guíate por la admiración que se guarda a los líderes, aquella que se tiene en la fortaleza intelectual; aprende: primero, la curiosidad, siempre tener curiosidad por leer y estudiar; comprender temáticas novedosas, explorar, observar y descubrir. Segundo, aprecia a quienes tienen algo nuevo por enseñarte: aun los más humildes tienen información valiosa para ti. Tercero, aplica el pensamiento crítico (no la censura a lo que otros (as) hacen o proponen), ten mentalidad abierta y capacidad de juicio (busca en lo que otros (as) hacen o dicen: todos los significados, posibilidades y matices). Cuarto, debes atenerte a la inteligencia práctica (“caminante, no hay camino, se hace camino al andar” dijo el poeta), a tu inventiva (no dejes que otros (as) hagan o digan por ti), a tu creatividad y originalidad personal (ese es tu sello, tu estilo, tu forma de ser). Quinto, mira todo con perspectiva: encuentra caminos, da consejos, ayuda a comprender a los demás; sé perseverante y diligente. Sexto, sé valiente. Sétimo, muestra integridad y honradez en tus actuaciones: no necesitas mentir para convencer ni engañar a las personas. Octavo, sé auténtico (a), sin dobleces, pero respetuoso (a) y amable. Noveno: ponle pasión (dignidad y eficacia) a los asuntos que emprendes; hazlos con convicción, dando todo de sí. Décimo, sé generoso (a), justo (a) y equitativo (a). Décimo primero, trabaja en equipo: esta es la gran fortaleza del Leonismo. Décimo segundo, perdona no seas vengativo (a) ni rencoroso (a) (este será tema de otro comunicado).Décimo tercero, gratitud: di siempre gracias, por lo bueno (la bondad) del servicio alcanzado. Décimo cuarto, proyección al futuro: lo próximo siempre está en nuestras manos hoy: el futuro se plasma a partir de este momento, planifícalo, oriéntalo. Décimo quinto, vive la vida plenamente; haz las cosas de manera completa, si conduces no mires el reloj, si cenas no mires TV. Décimo sexto, sé espiritual; tu presencia en el Leonismo tiene un propósito, el Universo tiene una explicación: “Somos polvo de estrellas”; Dios nos fijó un camino que debemos recorrer como compañeros (as), Él nos conforta como hermanos (as), ¿Por qué, entonces, tanta división de egos en el Leonismo? La fortaleza es la virtud que tiene relación con el dominio de las pasiones. No te esclavices, vive de acuerdo con tus ideales. Sólo quien vive por las virtudes se guía de acuerdo con sus principios. Para Sócrates cada acto de vicio es una falla de la fortaleza. Por ello, la fortaleza puede refrendarse como la voluntad valiente “donde la muerte es gloriosa” (J. A. Stewart) o la dureza viril (Rosenberg); también se define, como: “...la fuerza moral de la voluntad al obedecer los dictados del deber, nunca convertida en costumbre sino siempre surgiendo fresca y directamente de la mente” (Kant). Vulnerables, como somos, debemos recurrir constantemente a la fortaleza interior. La fortaleza como sentido del deber tiene un propósito esencial: para Santo Tomás es la dignidad, el saber resistir y , además afrontar, sin utilizar la parte irascible ni la fuerza física; son los cimientos que la fortaleza produce para construir sobre ellos la perseverancia, el coraje moral, el respeto, la paciencia, la magnanimidad (elevación del ánimo) y la longanimidad (fuerza de ánimo en las adversidades). La fortaleza se connota también como el dominio de las condiciones fisiológicas: frugalidad, salud, alegría, estabilidad emocional y psicológica, entre otras condiciones. Gracias por su atención. PRACTICAR EL LIDERAZGO DE EXCELENCIA Como parte del Programa de Conmemoración del 29 Aniversario de la fundación del Club de Leones de San Sebastián, he sido invitado a impartir una charla de Valores. Cuando fuimos invitados a pertenecer a la Asociación de servicio más grande del mundo, aceptamos el llamado por una razón: para practicar un liderazgo de excelencia. El líder y la lideresa de excelencia ejercen con capacidad y fortaleza su visión: quién es y hasta dónde quiere llegar. Deja su propia huella. Los líderes siguen la senda del camino que aún no ha sido trazado: son creativos e innovadores. Guían, orientan y estimulan a las demás personas: dejan su propia huella. Además, superan el individualismo, son proactivos. Su proactividad los conduce a desempeñar las funciones del Leonismo con vocación de servicio (inclinación a hacer el bien), con capacidad, disciplina, diligencia, oportunidad y eficiencia: y estos son valores que conducen a la sinergia del trabajo en equipo. Poco se logra con el individualismo como una isla de intenciones. El líder (esa) impacta por su carisma y la calidez de su comportamiento. Es el imán que atrae las buenas percepciones. Por medio del trabajo en equipo se logra la identidad del grupo, la armonía, el orden y la convivencia de la ética. El líder (esa) fortalece la democracia, unifica esfuerzos y mejora la conciencia social del grupo frente a las necesidades que tiene la comunidad. El líder (esa) es un (a) motivador (a). El líder (esa) motiva porque es en sí una fuerza activa que utiliza las condiciones del entorno, propicia actitudes positivas, activa valores en sus compañeros (as), dirige la fuerza de la voluntad de su grupo, distribuye responsabilidades y se pone al frente de sus acciones, impulsa a los demás a actuar hacia el cambio, fortalece la autoestima de su grupo, crea expectativas y sueños. Es un (a) comunicador (a). El líder (esa) comunica cuando educa, cuando guía con sus conocimientos, comparte experiencias, planifica, fija metas y objetivos, cuando dialoga, es creativo, cuando busca el consenso, la armonía y es consecuente en lo que piensa, con lo que dice y hace. El líder (esa) es responsable. La responsabilidad le permite ser emprendedor (a), bondadoso (a), digno (a), disciplinado (a), amable, libre, comprometido (a) y ser favorecido (a) con la credibilidad que le otorgan sus compañeros (as). El líder (esa) está comprometido (a) con la calidad. El término calidad significa excelencia. De allí, el lema de nuestro Presidente Internacional: “Pasión por la Excelencia”. La calidad es el conjunto de atributos o cualidades que posee una persona, un objeto o una organización. Cuando se dice que una persona posee calidad moral, se hace referencia a su condición personal; por ello, cuando se le distinguió a usted al ser invitado (a) a ser León o Leona, se hizo por sus cualidades humanas. Es la investidura que usted recibe al juramentarse o en la toma de posesión de un cargo en el Leonismo, por lo cual se le confiere el linaje del altruismo, del amor al servicio desinteresado, de la dignidad por la responsabilidad conferida. De allí, la palabra dignatario (a). El dignatario(a), no importa el cargo asumido ni la posición que tiene en su Club o en el Distrito, es la persona investida de dignidad. Dignatario (a), por tanto, en primera instancia no es quien manda, sino quien es investido (a) de dignidad. Y dignidad se refiere a la persona digna: a quien ostenta un cargo con decoro, con lealtad, con responsabilidad y ese cargo debe estar proporcionado, equitativamente, con el mérito logrado en otros cargos anteriormente desempeñados. La calidad o excelencia, por consiguiente, tiene relación con la decencia, la honorabilidad, la probidad y la integridad. Cada uno de los valores mencionados tienen significado si se unen al sentido humanitario del ser humano. El Leonismo nos confiere la dignidad del servicio humanitario, tal y como reza nuestro Código de Ética: “Ayudar al prójimo consolando al atribulado, fortaleciendo al débil y socorriendo al menesteroso”. Para el León guatemalteco, Carlos González: “En el Leonismo, la tierra fértil está constituida por su mística; por ese sentimiento de solidaridad humana que impulsa a los hombres de buena voluntad a unir esfuerzos e ideales en pro de nuestros semejantes sin distinciones de credos religiosos o políticos, sin prejuicios raciales o sociales...”. Nuestro liderazgo está basado en valores. Como dijo nuestro Presidente de la República hoy 8 de mayo del 2006: Debemos aferrarnos a los valores. Gracias por la amabilidad de su atención. ESA ES LA LECCIÓN Por el deseo de hacer el bien. Es el propósito más sutil y depurado. Es la intención de querer lograr lo mejor y aumentar la reputación. Es la constante realización de tareas, olvidando comunicarlas, sólo por el deseo de hacernos cargo de todo... y de todos. Pero olvidamos el trabajo en equipo, lo asumimos todo...y no dejamos espacio para la pericia de otros colaboradores. El trabajo en equipo. Olvidamos que hay un camino luminoso y de serenidad. Olvidamos ser directores de orquesta: si buscamos a los mejores intérpretes para dirigirlos, entonces, no necesitamos ejecutar sus instrumentos. Olvidamos que hay que delegar, confiar en las cualidades de los colaboradores para alcanzar la armonía; porque para todos tiene que haber un espacio de luz, confianza y lealtad. Esa es la lección. Lo que nace del deseo a la larga produce daño. Y vale la pena ahondar un poco, precisamente, porque no hablamos de esto con frecuencia. La filosofía del Leonismo es como la imagen del árbol: es la parábola de la vida y la fecundidad. El árbol es – no tiene ego- de su ser le surge el crecer, ser frondoso y dar frutos. Él no desea, el árbol, simplemente, ahínca sus raíces en lo profundo de la tierra; en la feracidad de sus nutrientes. Cuanto más profundas tiene sus raíces hundidas en la tierra menos necesita de mejorar su imagen o de sentirse superior en las alturas, porque la savia vital – la sabiduría – proviene de lo profundo de su ser. Así son los principios del Leonismo: profundos, ahincados en lo más hondo de nuestro ser, no de nuestro ego. Esa es la lección para ustedes y para mí. En el árbol la sabiduría y la serenidad circula por su tronco y por las ramas; su follaje es exuberante y se multiplica alegre en sus frutos que llevan vida y felicidad a quienes se alimentan con frugalidad. Lógicamente, el sentido de hacer el bien a los demás es fundamental para nuestro crecimiento personal. En verdad no hay ocasión, por pequeña o grande que sea, que no pueda vivirse como un acto de servicio y de solidaridad, pero, para entender los acontecimientos, primero hay que explicarlos –con razones- y después asimilarlos. No hay que hacer el bien por un deseo o una necesidad. Debe surgir de lo más profundo de nuestro ser. Que no se haga por el deseo de un propósito: buscar fama, considerarse el mejor o por ganar dinero, porque lo que nace del deseo a la larga produce daño. Esa es la lección. Lo que hagamos nos debe surgir de adentro, de lo ahincado de nuestras raíces Leonísticas, sin más inclinación que el fervor por hacer el bien. Incluso, la pérdida de la moderación y la calma produce valoraciones positivas si se aprende la lección. Lo que hagas realízalo como una prolongación existencial de tu vida, porque así lo sientes: así como nace la inspiración del artista o la sonrisa del niño. No lo hagas como el resultado calculado, meditado de la cosecha rebosante que le va a producir réditos abundantes a tu ego. La educación de la vida. Son las experiencias diarias que nos permiten aprender de los errores o los éxitos del pasado, para evolucionar como seres humanos y alcanzar la felicidad. Así como el árbol no crece en terreno árido, tampoco el ser humano se educa si tiene condiciones atávicas que limitan su evolución. Si realizamos eventos con la sola intención de hacer el bien –sin mediar la maniobra oculta, la vanidad, el falso orgullo o el poder- aún así, por la virtud del servicio desinteresado, el deseo de hacer el bien puede resultar dudoso, porque podríamos empañar la generosidad de nuestros actos con una desmedida mezcla de egoísmo. Cuidémonos nosotros mismos de los personalismos excesivos, pues no existe el mesianismo en ninguna organización humana. Los verdaderos maestros enseñan con el ejemplo: son de costumbres puras, y su principal cuidado es no decir ni hacer cosa alguna que traiga mal ejemplo a quienes conviven a su lado. El maestro en el Leonismo es humilde, comprensivo, atento y diligente. El maestro no es arrogante ni desmedido en sus decisiones; escucha al prudente y posee la sabiduría para huir de los elogios y la ambición de los honores. Reprime al ignorante, al grosero y al aprovechado que busca sacar ventaja injusta de las circunstancias; zanja las disputas, impone la ética y las buenas costumbres; es equitativo es sus juicios; busca el talento en las demás personas y deposita su confianza en esas mentes vigorosas. El maestro del Leonismo conoce y vive los fundamentos del servicio y conduce a las generaciones leonísticas, de todas las épocas, por la senda del culto a los principios, la ética y los valores superiores que caracterizan a los seres humanos especiales por sus actitudes y aptitudes de vida. Inútil es que la ineptitud o la violencia gane el afecto de sus discípulos: ciertamente, los maestros valen por su talento y su experiencia –unos más que otros, y unos más en esto que aquello- pero, nadie posee la perfección absoluta. Gracias por la amabilidad de su atención. POR EL DESEO DE HACER EL BIEN En el comunicado 26 se comentó que la idea del servicio a los demás es esencial para encontrarle sentido a la propia vida. “Aquel que tiene manos limpias, y un corazón puro; el que no ha alzado su alma a la vanidad, ni jurado engañosamente. Aquel recibirá la bendición del Señor”. (Salmos 24:4,5) Cuando surge el deseo, entonces, desaparece la belleza y la pureza de hacer el bien, porque la mente es muy pretenciosa –pretende ser suficiente en sí misma-. La mente que desea es el espejo de la insinuación, la posesión, la reverencia, el poder y el reconocimiento. Cuídate de hacer el bien por un deseo o una necesidad Hacer el bien debe surgir de lo más profundo del ser. Que no se haga por el deseo de un propósito: buscar fama, considerarse el mejor o por ganar reconocimientos, porque lo que nace del deseo a la larga puede producir daño. Si se hace por necesidad: sea afectiva, emocional, física o laboral, hacer el bien se produce por el impulso de actuar en cierto sentido y con una intención a la que es imposible sustraerse. Lo que se haga nos debe surgir de adentro, de lo ahincado de nuestras raíces Leonísticas, sin más inclinación que el fervor por hacer el bien. Lo que se haga hay que realizarlo como una prolongación existencial de tu vida, porque así lo sientes: es así como nace la inspiración del artista y la sonrisa del niño. No lo hagas como el resultado calculado y meditado de una cosecha que le va a producir réditos abundantes a tu ego. Cuando se hace lo correcto el conocimiento se vuelve virtud y la virtud es amor. Entonces puedes ver lo que está bien y eso es lo que debes hacer. Si se actúa de acuerdo con la consciencia, entonces tu vida se ha transformado. En tanto el deseo (de un cargo, por ejemplo) o la necesidad, la adormece. Cuando hagas el bien “... no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en los ángulos de las plazas, bien plantados para ser vistos por los hombres”. Cuando actúes en forma bondadosa no lo hagas por mostrar a los demás lo que estás haciendo, siempre imaginando en lo que otros piensan de ti, porque estas pidiendo respetabilidad. Dice Osho: “Hipócrita es quien vive por respetabilidad. Hace todo lo que le proporciona respeto, no importa si quiere hacerlo o no. Puede incluso estar en contra de lo que hace. Puede querer hacer justo lo contrario, pero sigue cumpliendo con el deseo de la gente porque necesita su respeto”. Ahora usted puede deducir porque lo que nace del deseo a la larga puede producir daño. Si realizamos eventos con la sola intención de hacer el bien, aún así, por la virtud del servicio desinteresado, el deseo de hacer el bien puede resultar dudoso. Para Carlos Vallés no es que no debamos hacer el bien, porque es una virtud esencial de la compasión por todos los seres vivos y en todo lo que podamos. Se trata más bien de no empañar la generosidad del servicio con una mezcla de egoísmo. El perfeccionamiento humano es constante e inacabado. De cada momento y cada espacio de vida se aprende algo nuevo. No te dejes llevar por la tentación del especialista y del negociador consumado, porque la experiencia se alimenta de cada acto ejecutado por tí mismo. Si haces el bien con la idea de plenitud, del ser al servicio del necesitado, el fruto de la obra es producto de la fecundidad y del amor. TRASPASO DE RESPONSABILIDADES Me solicitó el compañero Presidente Marvin Granados ofrecer la instrucción leonística en ocasión tan especial para el Club de Leones de Moravia. “Puedes romper las agujas del reloj, pero no puedes detener el tiempo”, dice un adagio popular. Frente al cambio de Junta Directiva: unión, lealtad. Puedes eximirte de las pequeñas sociedades, al no limitarte al minúsculo espacio de tu Comisión de Trabajo en el Club. Dijo Carmen Lyra: “El lucero de la mañana en lo menos que pensaba era en callar su luz”. ¿Por qué nosotros no podemos dar vida a ese lucero en nuestra comunidad? Sea el lucero que ilumina el camino del servicio: la responsabilidad. La responsabilidad es un deber, un fervor, un sentir y una expresión humana. Es la confianza en la rectitud de la promesa que un día hicimos con nuestro juramento al movimiento Leonístico. La responsabilidad es sencilla de percibir. Es el deber cumplido. Es mostrar la obra terminada. Es el acabado en el servicio que da calidez moral a nuestra permanencia como asociados /as. Nosotros servimos dice nuestro Lema. Al lado de la responsabilidad se encuentra muy junta, uncida, la participación. Es la acción que realizamos al compartir, aportar y construir. Es el esfuerzo que hace más ligero el camino a los demás. La participación activa y la asistencia al Club, conduce al asociado/a a una coexistencia entre compañeros /as que trasciende la búsqueda de su propio bienestar y el bienestar de sus compañeros /as para propender a la justicia social y la justicia distributiva a nivel de la comunidad. Por eso la responsabilidad y la participación son recíprocas. Vale la pena actuar con denuedo para superar las insuficiencias pasadas y alcanzar el equilibrio en las metas propuestas. Debemos mostrar autodisciplina, dirimir las escaramuzas y litigios con fundamento en la razón y el respeto mutuo. Ser líderes esencialmente diligentes no sólo dirigentes. Ser los primeros en el trabajo y los últimos en recibir el elogio. Mostrar autoridad por medio del ejemplo, la sabiduría y el servicio; ser educadores al comunicarnos, ser capaces de motivar: no esperar, avanzar. Ser amables, educados, amistosos, poseer buenos modales y ser carismáticos. Trabajar en equipo, lograr triunfos colectivos, inspirar confianza, ser trasparentes, confiables e intachables. Es poco lo que se pide cuando somos Leones de Costa Rica. Muchas gracias. GD. César Fernández Rojas, período 2009-2010