Textos de trabajo TP Nº1 Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Cátedra B INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO IHAUB. FAUD. UNC 2011 1 UD 1 Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Guía Cátedra B INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO Personal docente 2011: Joaquín Emiliano Peralta: Diana Cohen: Patricia Buguñá: Catalina Cometta Silvia Costanzo Guillermo Ferrando Josefa Martínez Alejandro Romanutti Cristian Terreno Paula Ilvento María Lorena Fernández Gisele Daga Carmen María Yoma: Patricia Carballo Coronado Valeria Gabriela Ayelén Pawluchuzk Profesor titular Profesora adjunta Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Adscripta egresada Adscripta egresada Adscripta alumna Adscripta alumna Adscripta alumna Ayudante alumna rentada Alumna invitada La presente selección de textos ha sido elaborada por la cátedra, para uso exclusivo de los alumnos de la carrera de arquitectura de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, Marzo de 2011 Compilación y diagramación: Arq. Joaquín Peralta [email protected] Colaboran en esta versión: Selección y procesamiento de textos: Patricia Buguñá Procesamiento gráfico: Gisele Daga Guía de lectura y procesamiento didáctico de textos: Cristian Terreno y Patricia Buguñá Corrección de originales: Alejandro Romanutti y Joaquín Peralta Procesamiento de originales e impresión: Color Magenta. Av Vélez Sársfield 254. Córdoba 2 IHAUB. FAUD. UNC 2011 UD 1 Presentación Esta selección de textos para la Unidad Didáctica 1, fue elaborada como material complementario para la realización del trabajo práctico Número 1, correspondiente a la Primera Larga Duración, según el criterio de periodización que plantea la cátedra. Abarca, por lo tanto, contenidos históricos referidos al origen y formación de las primeras ciudades, en la mesopotamia asiática, a la creación y desarrollo de ciudades en las culturas clásicas europeas y a las características del ambiente temprano y alto medieval, en Europa occidental. El material consiste en compilaciones de textos seleccionados por su claridad y posibilidad de procesamiento por parte de alumnos que se encuentran en etapas iniciales de la carrera, considerando además, su pertinencia en relación a los contenidos de la Unidad didáctica. En algunos casos se seleccionaron textos contemporáneos actuales y en otros se optó por referentes clave históricos, a partir de los textos originales cuyos desarrollos han sido relevantes para la elaboración de conceptos instrumentales históricos. Tal el caso de Gordon Childe, cuyo concepto de revolución urbana ha sido y es utilizado por numerosos autores posteriores. Se trata, en este caso, de uno de los textos citados con mayor frecuencia por los ensayistas, historiadores o docentes de la disciplina. El texto de Morris, es relevante, no sólo por la repercusión alcanzada por el autor y su obra, sino por su valor descriptivo. Los textos de Iglesia y Sabugo, fueron seleccionados por su claridad y IHAUB. FAUD. UNC 2011 porque representan aportes locales a la interpretación de la historia universal de la ciudad. El texto de Fumagalli es interesante por su valor interpretativo y la capacidad evocativa de su prosa. Los textos son presentados en el formato de ficha bibliográfica, reprocesados digitalmente a partir de ediciones en castellano. Se procuró respetar en lo posible el criterio de presentación de los originales, con los gráficos y notas que acompañan las versiones utilizadas. Se acompañan de una breve caracterización del contexto de producción del texto, y algunos datos del autor, considerando las condiciones particulares en que fue elaborado. En algunos casos, se complementan con ilustraciones o notas ampliatorias que pueden enriquecer o hacer más amena su lectura. No es intención de esta compilación sustituir las fuentes originales, sino complementar la información disponible, y contribuir a su acceso inmediato por parte de los estudiantes, como material de apoyo al trabajo práctico. La selección forma parte del material puesto a disposición de los alumnos, junto con el programa de trabajo, la guía de estudio y las consignas para su procesamiento. Joaquín Peralta Prof. Titular IHAUB 3 Índice Morris, A.E.J. Sjoberg, Gideon Gordon Childe Iglesia, Rafael E. J. Sabugo, Mario Fumagalli, Vito 4 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Las primeras ciudades Origen y evolución de las ciudades La revolución urbana El legado Griego Roma. Territorio, ciudad y arquitectura Las piedras vivas Página 05 Página 21 Página 33 Página 41 Página 51 Página 64 Morris, A.E.J. Las primeras ciudades En la evolución histórica de las primeras civilizaciones urbanas y de sus ciudades es posible distinguir tres fases principales. Cada una de éstas comportó "...en el ámbito económico, innovaciones radicales y realmente revolucionarias en los métodos por los cuales las sociedades más progresistas aseguran su subsistencia, y cada una de dichas fases dio lugar a tales aumentos de población que, de disponer de estadísticas fiables, a cada una le correspondería un notable salto en la curva demográfica".1 La primera de estas fases cubre todo el Paleolítico, desde sus orígenes, hace medio millón de años, hasta 10.000 a.C., seguido por el Mesolítico y el Neolítico. Estos, a su vez, conducen a la cuarta fase, la Edad de Bronce, que se inicia entre 3500 y 3000 a.C. y dura unos 2.000 años. Durante este último periodo se establecieron firmemente las primeras civilizaciones urbanas. En su excelente libro The First Civilizations: The Archaeology of their Origin’s, Glyn Daniel afirma que "ahora creemos que por la arqueología conocemos el lugar y el momento en que surgieron las primeras civilizaciones: en el sur de Mesopotamia, en Egipto, en el Valle del Indo, en el Río Amarillo en China, en el Valle de Méjico, en las junglas de Guatemala y Honduras y en las costas y altiplanos del Perú. No las denominaremos civilizaciones primarias pues esto nos obligaría a referirnos a Creta, Micenas, los hititas y Grecia y Roma como civilizaciones secundarias, y el término secundario parece tener una connotación peyorativa. Preferimos hablar de las primeras civilizaciones, las más tempranas, y de civilizaciones posteriores". La figura 1.3 muestra la ubicación geográfica de estas siete civilizaciones urbanas primigenias y las relaciona con las regiones agrícolas más tempranas, conocidas o supuestas.2 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Como muestra el cuadro cronológico adjunto, las siete civilizaciones surgieron en momentos marcadamente distintos. Las tres primeras, en el supuesto orden de aparición -Mesopotamia, Egipto e India- son las denominadas culturas "muertas", a partir de las cuales se desarrolló la civilización occidental. Aunque sus orígenes son mucho más recientes que el de la civilización china, que sigue a las anteriores en antigüedad, las tres culturas americanas -mejicana, centroamericana y peruana- son asimismo civilizaciones muertas: brutalmente destruidas, en sus respectivos estadios de desarrollo o declive, por los conquistadores españoles en los quince años que van de 1519 a 1533. Ahí, en pleno siglo XVI, "Europa encontró, si no su propio pasado, al menos una forma de su propio pasado",3 donde, por ejemplo, la tecnología del metal se encontraba o bien estrictamente limitada, o bien aún por descubrir. China constituye una fascinante excepción. Desde sus orígenes, en la cuenca del Río Amarillo a finales del tercer milenio a.C., su cultura ha perdurado hasta el siglo XX sin interrupción duradera. Más aún, durante el siglo VIII d.C. -uno de los momentos culminantes de su poder e influencia- la civilización urbana china fue introducida en Japón, donde hasta entonces sólo habían existido asentamientos agrícolas. El presente capítulo tratará de los orígenes de los asentamientos urbanos en Mesopotamia, Egipto e India. En el Apéndice A y en el Capítulo 9, se dan unas descripciones más breves de los orígenes urbanos en China, Méjico, América Central y Perú. El Apéndice B resume la historia del Japón urbano, desde los orígenes de las primeras ciudades hasta su propia revolución industrial, que se inició en la segunda mitad del siglo XIX (los orígenes urbanos en Europa en general y de las Islas 5 Morris A.E.J. Historia de la forma urbana. Capítulo 1. Las primeras ciudades Título original History of urban Form. Before the industrial revolution. Londres: George Goldwin Limited. 1974 Versión castellana Reinald Bernet © AEJ. Morris 1979 Edición castellana Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 1984 Figura 1.1. Cuadro que muestra los periodos cronológicos comparados de las siete primeras civilizaciones. Es imposible llegar a establecer la cifra exacta de la población mundial en épocas remotas, pues no se dispone de datos fehacientes. No obstante, los científicos han intentado determinarla con la máxima precisión posible. Esta es una estimación reciente, forzosamente aproximada (E.S. Deevey, "Human Population", Scientific American, septiembre 1960, pp. 195-196): Población mundial en la Prehistoria Paleolítico Inferior (hace 1.000.000 de años) 125.000 habitantes Paleolítico Medio (hace 300.000 años) 1.000.000 habitantes Paleolítico Superior (hace 25.000 años) 3.340.000 habitantes Mesolítico (hasta hace 10.000 años) 5.320.000 habitantes Aun cuando estas cifras fueran correctas tan sólo en parte, resultaría que existían poco más de cinco millones de seres humanos cuando la etapa de caza y recolección de alimentos de la existencia humana alcanzó su pleno desarrollo. El prolongado y lento aumento de población fue debido a las mejoras introducidas en las armas, en las técnicas de caza y a la mayor eficacia de los métodos para hacer frente a las inclemencias del clima, a los animales predadores y a otras amenazas naturales que pesaban sobre la existencia. La obtención alimentos en cantidades mayores Permitió la supervivencia de más seres humanos y mejores condiciones para la procreación. Phillips van Doren Stern, Prehistoric Europe Británicas en particular se tratarán en el capítulo 4 como parte de los antecedentes de la época medieval). En algunas partes del mundo, sobre todo en Norteamérica y Australasia, la cultura urbana fue introducida en territorios deshabitados o impuesta a pueblos esencialmente primitivos. Existen todavía sociedades aisladas que no han avanzado más allá de la fase paleolítica. Este capítulo parte de la base de que el desarrollo de la agricultura fue un requisito previo esencial para el nacimiento de los asentamientos urbanos. Hasta hace poco este punto de vista no había sido seriamente cuestionado. Sin embargo, la obra de Jane Jacobs Economy of Cities, publicada en 1969, sostiene la tesis contraria, a saber, que "el dogma de la primacía agrícola es tan peregrino como la teoría de la generación espontánea" y que en realidad "la agricultura y la ganadería surgieron en las ciudades". Se deduce, por tanto, que "las ciudades debieron preceder a la agricultura". Es probable que Jane Jacobs concibiera su teoría para responder a ciertos descubrimientos arqueológicos recientes en Anatolia que muestran que, en varios aspectos, Çatal Hüyük poseía al parecer un estatus de "ciudad" hacia el séptimo milenio a.C. o incluso antes; Figura 1.2. Cuadro que muestra los períodos cronológicos comparados del Neolítico y de otras culturas contemporáneas en Oriente Medio y Europa. 6 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Tres mil años antes de los comienzos de la civilización urbana sumeria. (Jericó también ha suscitado controversias en cuanto a su temprano estatus urbano y se describe, junto Çatal Hüyük, en otra parte de este mismo capítulo). Una crítica detallada de esta tesis, presentada con convicción pero decididamente sospechosa, no reviste importancia inmediata para las conclusiones de este capitulo; nuestro interés principal se centra en mostrar la forma de las primeras "ciudades" o "pueblos". En tanto que hecho arqueológico, la forma urbana en sí misma no se ve afectada por esta polémica. Sin embargo, la revolución neolítica y la revolución urbana revisten ambas tal importancia que no podemos desechar sin más la argumentación de Jane Jacobs, por lo que en el Apéndice D, se recoge una réplica a la misma. Los primeros asentamientos Figura 1.3. Situación geográfica de las primeras civilizaciones (delimitadas por una línea de trazo grueso) en relación a la situación de las más tempranas comunidades agrícolas conocidas (áreas rayadas) y otros hipotéticos centros agrícolas tempranos. 1, Mesopotamia meridional (civilización sumeria); 2, Valle del Nilo (egipcia); 3, Valle del Indo (cultura de Harappa); 4, Río Amarillo (Shang); 5, Mesoamérica (azteca y maya); 6, Perú (incaica). Las primeras criaturas de forma humana aparecen por primera vez sobre la tierra hace quizás un millón de años, y "...se dispersan desde Inglaterra hasta China, y desde Alemania hasta el Transvaal".4 Se considera que alrededor de 25.000 años a.C. la evolución física y orgánica del Homo sapiens llegó a su fin y empezó el proceso moderno de evolución cultural. Desde su primera aparición hasta el inicio del Neolítico el hombre subsistió partiendo de bases muy similares a la de los otros animales, recolectando los alimentos que encontraban en la naturaleza en forma de bayas, frutos, IHAUB. FAUD. UNC 2011 raíces y nueces, y algo más tarde, alimentándose de otros animales y de la pesca. La unidad social era la familia, pero la sociedad era nómada por necesidad; tenía que desplazarse constantemente en busca de nuevas fuentes de alimento y llevar consigo sus escasos enseres de un primitivo refugio temporal a otro. No hubo unidad física permanente hasta aproximadamente 140.000 años a.C. cuando "...al aproximarse la última gran glaciación los hombres se encontraban lo suficientemente pertrechados para desalojar a otros habitantes de sus cuevas y encontrar en éstas cobijo para si mismos. Por primera vez nos encontramos con verdaderas viviendas".5 Sin embargo, el tiempo de permanencia en tales refugios estaba 7 Aunque por conveniencia a menudo se hace referencia al Neolítico como época, éste no se limita a ningún período de tiempo en particular, sino que su duración varía en las diferentes zonas. En algunos casos, los hombres seguían dependiendo de la caza, la pesca y la recolección mientras sus vecinos más avanzados practicaban una economía neolítica. De modo similar, los pueblos neolíticos de determinadas zonas seguían empleando utensilios de piedra mucho después de que otros utilizaran herramientas y armas de bronce o de hierro. De hecho, el término Neolítico implica simplemente que la producción de alimentos se basaba en la agricultura y la ganadería, sin que se conociera la tecnología de los metales. Aunque no cabe duda que el Neolítico supuso una "revolución" en el modo de vida del hombre, se ha sugerido que el término "evolución" sería más apropiado puesto que la transformación tuvo lugar de manera gradual. Las investigaciones recientes han demostrado que existían comunidades parcialmente sedentarias, desde 8900 a.C., entre pueblos antes calificados de mesolíticos, y a los que hoy se suele hacer referencia como proto-neolítícos. El desarrollo de la plena producción alimenticia fue más una evolución que una revolución repentina: sin embargo, es indudable que las consecuencias de este cambio fueron revolucionarias en el más amplio sentido de la palabra. Son/a Colé, The Neolithic Revolution determinado por la continuidad en la disponibilidad de alimentos en los alrededores de la "vivienda". El profesor Childe observa que esta economía de recolección corresponde a lo que Morgan6 llama Período Salvaje y que "... proporcionó la única fuente de subsistencia abierta a la sociedad humana durante casi el 98 por ciento de la permanencia del hombre en este planeta".7 Tal economía imponía un limite al índice de población que estaba en relación directa con las condiciones climáticas y geológicas reinantes. Toda la población de las Islas Británicas alrededor del año 2000 a.C. ha sido cifrada por Childe en no más de 20.000 individuos, con un incremento de hasta un máximo de 40.000 durante la Edad de Bronce. En Francia la cultura magdaleniense, entre los años 15.000 y 8.000 a.C., con unas fuentes de alimentación iniciales excepcionalmente favorables, tuvo una densidad de población máxima de 0,4 habitantes por kilómetro cuadrado, con un promedio general que oscilaba aproximadamente entre 0,04 y 0,08.8 Otros ejemplos citados por Childe indican que "...se cree que en todo el continente australiano la población aborigen nunca ha sobrepasado los 200.000 habitantes, con una densidad de sólo 0,01 habitantes por kilómetro cuadrado",3 mientras que para las praderas de Norteamérica cita la estimación de Kroeber de que "...la población cazadora no debió sobrepasar los 0,04 habitantes por kilómetro cuadrado".10 En algún momento, entre 8.000 y 10.000 años atrás, la humanidad empezó a ejercer un cierto tipo de control sobre la producción de alimentos mediante el cultivo sistemático de ciertas especies de plantas, sobre todo las semillas comestibles de gramíneas silvestres, antecesoras de la cebada y del trigo, y la domesticación de animales. "La salida de la situación sin solución a que estaba abocado el Período Salvaje constituyó una revolución económica y científica que convirtió a los partícipes de ésta en socios activos de la naturaleza, dejando de ser parásitos de ésta."11 La revolución agrícola neolítica transformó la economía confiriéndole una base creciente en la producción de alimentos, permitiendo que la unidad 8 IHAUB. FAUD. UNC 2011 social se ampliara, aunque sólo fuera de modo marginal, hasta alcanzar la del clan. La permanencia en un lugar de residencia estable tuvo a partir de este momento muchas más posibilidades, al tiempo que la unidad física pasaba a ser la de la aldea, aunque los primeros asentamientos no fueran más que un grupo de chozas rudimentarias. Morgan denomina Período Bárbaro a este estadio del desarrollo de la civilización. El hombre neolítico no logró la producción controlada de alimentos únicamente con su esfuerzo. Por el contrario, hay evidencias que apuntan hacia el hecho de que, tal vez abandonado a su propia suerte, "el Homo sapiens hubiera continuado siendo un animal raro, como de hecho lo es el salvaje".12 El paso decisivo que finalmente condujo a la civilización urbana tuvo que esperar el estímulo externo de los cambios climáticos que tuvieron lugar al final del último periodo glacial, hacia el 7.000 a.C. La fusión de las vastas masas de hielo del norte "no sólo convirtió las estepas y tundras de Europa en bosques templados, sino que inició también la transformación de las praderas al sur del Mediterráneo y Cercano Oriente en desiertos jalonados por oasis".13 En estas praderas "...cuando el norte de Europa era todavía una tundra o incluso una superficie permanentemente helada... crecían gramíneas silvestres que se convirtieron mediante el cultivo en nuestros trigos y cebadas; las ovejas y ganado apto para la domesticación vagaban libremente. En tal entorno las sociedades humanas podían adoptar con éxito una actitud agresiva hacia la naturaleza que les rodeaba y proceder a la explotación activa del mundo orgánico. La cría de ganado y el cultivo de plantas constituyeron el primer paso revolucionario en la emancipación del hombre de su dependencia del medio ambiente".14 Figura 1.4 . Mapa del Cercano Oriente que muestra el "Creciente Fértil", en sombreado claro, y los antiguos yacimientos de cobre, en sombreado oscuro. A, Mesopotamia meridional, valles del Tigris y del Eufrates; B, Palestina; C, Egipto, valle y delta del Nilo. Se acepta generalmente que las condiciones favorables para la revolución agrícola se dieron inicialmente al sur y al este del Mediterráneo, en el área que se conoce como el "Creciente Fértil", término introducido por el Profesor Breasted15 y sinónimo de la expresión "Cuna de la Civilización". Esta zona fértil, con la cual están relacionadas todas las civilizaciones primero rurales y posteriormente urbanas ó el Cercano y Medio Oriente, se muestra en sombreado claro en la figura 1.4. La zona tiene la apropiada forma de una hoz y parte del extremo septentrional del Golfo Pérsico, extendiéndose en dirección norte hacia las fuentes montañosas del Tigris, antes de torcer hacia el oeste atravesando el río Eufrates. Desde allí describe un arco a través de Siria y los valles y llanuras de Palestina, quedando interrumpida por el desierto del Sinaí, pero el amplio delta y el estrecho valle del Nilo forman una IHAUB. FAUD. UNC 2011 substancial prolongación hacia el interior de Egipto, en dirección sur. En Mesopotamia la relación de los asentamientos neolíticos "...se inicia en los pequeños oasis de estepas y mesetas. A pesar de la amenaza de sequía, las dificultades de dominar la tierra fueron menos arduas en estos lugares que en las llanuras aluviales de los ríos principales".16 Hacia 5500 a.C., después de al menos tres mil años de lento desarrollo, existían comunidades agrícolas firmemente establecidas en las tierras más elevadas, comunidades que fueron descendiendo gradualmente hacia los valles del Tigris y del Éufrates a medida que se secaban los depósitos aluviales y mejoraban las técnicas, especialmente las de regadío. El profesor Fairman menciona que en Merimde, Egipto, al noroeste del delta, "tal vez en época tan lejana como es el año 4000 a.C., el asentamiento primitivo ocupaba una 9 superficie de 550 por 365 metros como mínimo, y en una parte algunas de las chozas se encuentran dispuestas en dos hileras claramente definidas con un camino en medio".17 Se han descubierto otros lugares identificados como poblados neolíticos egipcios en Fayum, a orillas de un lago al oeste del Valle del Nilo, y que estuvieron ya firmemente consolidados durante la primera mitad del quinto milenio. La mayor parte de las principales innovaciones tecnológicas de la Antigüedad se produjeron dentro del área limitada del Oriente Próximo y el extremo oriental del Mediterráneo, y nada más erróneo que imaginar que estas regiones eran en la Antigüedad como las conocemos hoy. Incluso en los últimos diez mil años tuvieron lugar enormes transformaciones que nada tienen que ver con los cambios de población (migraciones o explosiones demográficas), ni con el reciente desarrollo de las ciudades, las carreteras y los ferrocarriles. Es mucho más esencial el hecho de que toda la ecología de la región ha experimentado cambios drásticos. Lo que hoy conocemos como llanuras abiertas y polvorientas o fértiles tierras de cultivo, estuvieron hace más o menos diez mil años densamente cubiertos de bosques, en los cuales vivía una amplia variedad de ánima/es salvajes. Esto no quiere decir que no existieran desiertos, sino más bien que muchas colinas que en la actualidad son estériles cordilleras rocosas estuvieron, al menos en parte, cubiertas de árboles, mientras que sobre los valles ribereños probablemente se extendían densos bosques. Henry Hodges, Technology in the Ancient World La Edad de Bronce Antes de pasar a describir el proceso de transformación que entre los años 3500 y 3000 a.C. experimentaron los asentamientos de la sociedad neolítica hasta convertirse en las primeras ciudades -la "revolución urbana" del profesor Childe- es necesario dar una definición del concepto de ciudad. Gideon Sjoberg lo ha definido concisamente como "una comunidad de considerable magnitud y elevada densidad de población que alberga en su seno a una gran variedad de individuos especializados en tareas no agrícolas, incluyendo entre éstos a una élite culta".18 En esta definición se encuentran implícitos dos requisitos para la revolución urbana: primero, la producción de un excedente almacenable de alimentos y otras materias primas por parte de un sector de la sociedad a fin de mantener las actividades de los individuos especializados; segundo, la existencia de alguna forma de escritura, sin lo cual no se puede establecer un registro permanente de los acontecimientos y no es posible el desarrollo de las matemáticas, la astronomía y otras ciencias. Hay otros requisitos a considerar, entre los cuales los principales son: tercero, una organización social que garantice la continuidad de los aprovisionamientos a los individuos especializados urbanos y que controle las fuerzas de trabajo para obras de envergadura de carácter comunitario; cuarto, una capacidad tecnológica que proporcione los medios para el transporte de los materiales en bruto, y aporte unas mejoras significativas a la naturaleza y a la calidad de los utensilios. Como ha dicho Childe, "la posibilidad de producir el excedente necesario era inherente a la naturaleza misma 10 IHAUB. FAUD. UNC 2011 de la economía neolítica; su materialización, sin embargo, precisó de aportaciones al caudal de ciencia aplicada que poseían los bárbaros, así como de una modificación en las relaciones sociales y económicas".19 En el transcurso del cuarto milenio a.C. se reunieron los requisitos suficientes para llevar a cabo la revolución urbana, ya fuera por invención o descubrimiento. Para citar de nuevo a Mumford, "hasta donde alcanzan los conocimientos actuales, el cultivo de cereales, el arado, el torno de alfarería, la embarcación a vela, el telar, la metalurgia, las matemáticas abstractas, las observaciones astronómicas exactas, el calendario, la escritura y otros modos de discurso inteligible en forma permanente, surgieron todos ellos casi al mismo tiempo hacia el año 3000 a.C., siglo más o siglo menos".20 El requisito indispensable para la revolución urbana es la producción de un excedente de alimentos. Por lo que se sabe esto fue posible por primera vez en las llanuras aluviales del Tigris y el Éufrates.21 Entre 4000 y 3000 a.C. -o tal vez antes- algunas comunidades rurales de la baja Mesopotamia no sólo aumentaron en tamaño sino que sufrieron cambios en su estructura. Estos procesos culminaron en las ciudades-estado sumerias a partir del año 3000 a.C., con sus decenas de miles de habitantes, sus complejas religiones, su estructura de clases política y militar, su tecnología avanzada y sus amplios contactos comerciales. Los procesos agrícolas sobre los suelos aluviales dependían del regadío; éste se realizaba inicialmente en forma rudimentaria y en áreas muy localizadas, pero más tarde se recurrió a las obras de canalización y contención a gran escala, hecho éste vinculado al advenimiento de las ciudades plenamente establecidas. "El territorio que más tarde habría de convertirse en Sumer carecía de piedra para la construcción e incluso de madera (exceptuando los troncos de palmeras), y la escasez de minerales era absoluta; su clima era seco y el régimen de sus ríos no daba lugar a crecidas anuales como las del Nilo. Y a pesar de todo, era una tierra de oportunidades."22 No se sabe con certeza cuándo se fundaron los primeros asentamientos en las tierras aluviales. Grahame Clark indica que "los primeros habitantes que nos son conocidos con cierto detalle son los pobladores de al'Ubaid, una humilde aldea situada en un exiguo montículo o islote que se erigía sobre el aluvión del río en el valle del Éufrates. Estos pueblos aparecen por primera vez en los anales arqueológicos hacia finales del quinto milenio...".23 Hasta aproximadamente el año 2750 a.C., cuando Sargón fundó la ciudad de Agade cerca de Babilonia como capital de un estado sumerio unido, los principales asentamientos urbanos fueron ciudades-estado efectivamente autónomas de las que "al menos once de ellas, incluyendo Ur, Erech, Larsa, Kish y Nippur, mantenían simultáneamente dinastías independientes y a veces en lucha abierta entre sí".24 A su vez la dinastía de Akkad fue derrocada y la ciudad de Ur asumió el control del imperio sumerio durante la Tercera Dinastía, entre 2110 y 2015 a.C. aproximadamente. Ur constituye el ejemplo más significativo de ciudad sumeria tanto por su importancia como capital de una de las dinastías como por la gran magnitud de las excavaciones llevadas a cabo en ese lugar. Ur está situada aproximadamente a medio camino entre el actual extremo septentrional del Golfo Pérsico y Bagdad. Durante la Tercera Dinastía se encontraba a orillas del Éufrates (que ahora discurre unos 15 kilómetros al oeste) a pocos kilómetros del mar. Figura 1.6. Megiddo, en Palestina; sección transversal del tell, mirando en dirección norte. Antes de describir la ciudad de Ur, es preciso dar una breve explicación de la formación de los tells tanto en la Mesopotamia arcaica como en la historia urbana posterior. El término tell es de origen pre-islámico y se refiere a aquellos montículos claramente formados por la mano del hombre que como tales constituyen un elemento arqueológico característico de Irán, Irak, Palestina, Turquía, Rusia meridional y algunos lugares europeos muy determinados. Generalmente estos montículos han estado habitados hasta tiempos recientes; no obstante, son el resultado de la ocupación del lugar a lo largo de varios milenios. IHAUB. FAUD. UNC 2011 En efecto, se sigue viviendo en Erbil (la antigua Arbela, figura 1.11) y en Kirkuk, o, en palabras de Glyn Daniel, "tal vez debería decirse que se vive sobre tales lugares; han estado habitados de forma más o menos continua desde tiempos muy lejanos hasta la actualidad, desde hace quizá seis u ocho mil años".25 Un tell se formaba por las sucesivas reconstrucciones de una ciudad sobre las ruinas de las anteriores. En Mesopotamia y en otros valles fluviales la mayoría de los edificios se construían con ladrillos de arcilla secados al sol; los ladrillos cocidos en hornos sólo eran utilizados para el revestimiento de las murallas de las ciudades o en palacios y templos. 11 Figura 1.5. Centros urbanos en Mesopotamia, las estribaciones montañosas aparecen sombreados 1, Eridu; 2, Ur; 3, Erech (todas ellas ciudades sumerias); 4, Babilonia; Assur; 6, Arbela (Erbil); 7, Nínive; E, Río Éufrates; T, Río Tigris. La línea punteada representa el perfil de costa hacia el año 2000 a.C. vez por semana, al final de cada año se encontraría cubierto por más de dos centímetros de polvo, o lo que es lo mismo, por más de dos metros al cabo de un siglo".28 La civilización sumeria Figura 1.7 La vida de una casa construida con ladrillos de adobe se reducía probablemente a un período de 75 años, al cabo del cual se desmoronaba por la acción de los agentes atmosféricos. Los cascotes se nivelaban y servían de cimientos a la nueva casa, con lo que se elevaba el nivel efectivo del suelo. Este proceso solía ser continuo; la ciudad se regeneraba célula a célula. En ocasiones también tenía lugar una reconstrucción total, probablemente después de una completa destrucción de la ciudad o de un período de desocupación. Figura 1.8. Ur; plano del trazado general del periodo 2100-1900 a.C. (tal como fue excavada por Sir Leonard Woolley). La superficie urbana intramuros era de 89 hectáreas y su población máxima pudo alcanzar los 35.000 habitantes. Se ha estimado una cifra de 250.000 habitantes para la totalidad de la población de la ciudad-estado. A, puerto del norte; B, puerto del este; C, el témenos (véase figura 1.9); D, barrio de viviendas de alrededor de 1900 a.C. (véase figura 1.10). El cauce principal del Eufrates discurría a lo largo del lado occidental de la ciudad. Podemos señalar al respecto que en otras ciudades el nivel actual del suelo está situado a una altura considerable, muy por encima del nivel original, como consecuencia de procesos análogos; en Londres o en Roma, entre otras muchas ciudades fundadas en la Antigüedad, son característicos los edificios históricos cuyas plantas bajas están por debajo de los niveles de las calles circundantes. Sir Leonard Woolley indica que "los pavimentos de mosaico de la Londinium romana se encuentran entre 7 y 9 metros por debajo de las calles de la City moderna".26 La misma topografía de las colinas de Roma, tal como la describe el Profesor Lanciani, sufrió cambios radicales incluso antes de finalizar la Edad Antigua; la colina del Palatino, por ejemplo, fue cubriéndose de una "capa de escombros que oscila entre 2 y 20 metros de espesor".27 En las ciudades abandonadas durante periodos prolongados el polvo se acumula de forma natural. Lanciani observa que "si el Foro de Trajano, excavado por Pío VIl (1800-1823), no fuera barrido una 12 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Ur de los Caldeos El nivel mejor conservado de las ruinas de la ciudad corresponde al período de Ibin-Larsa, hacia el 1700 a.C., cuya excavación describe Sir Leonard Woolley en su fascinante obra Ur of the Chaldees. En este período tardío el trazado conservaba la forma básica de la ciudad de la Tercera Dinastía y "las excavaciones efectuadas en otros lugares evidencian que Ur fue, en todos sus puntos esenciales, perfectamente representativa de las capitales del estado sumerio desde el Golfo Pérsico hasta Mari, en el curso medio del Éufrates".29 En la ciudad de Ur correspondiente a la Tercera Dinastía se distinguen tres partes fundamentales: la antigua ciudad amurallada, el temenos o recinto sagrado y la ciudad exterior. La ciudad amurallada tenía forma ovalada irregular, de unos 1.200 metros de longitud por 800 metros de anchura. Se erguía sobre el montículo formado por las ruinas de las edificaciones precedentes; el Éufrates discurría por el lado oeste y un amplio canal navegable la rodeaba por el norte y el este. Dos puertos situados al norte y al este proporcionaban fondeaderos protegidos, y es posible que un canal menor atravesara el área urbana. La muralla de fortificación era básicamente la construida durante los 18 años que duró el reinado de Ur-Nammu, el fundador de la Tercera Dinastía. Sir Leonard Woolley la describe "de una altura de 8 metros o más por encima de la llanura; servía de muro de contención a la plataforma sobre la que se levantaban los edificios de la ciudad. La subestructura de la muralla estaba enteramente construida en adobe, y en su base tenía un espesor de no menos de 23 metros. El muro propiamente dicho, construido de ladrillo cocido, que coronaba toda la subestructura, ha desaparecido, al menos en los puntos en que se han efectuado las excavaciones, pero a juzgar por el tamaño extraordinariamente grande de los ladrillos empleados, debió constituir una estructura de gran solidez".30 El témenos ocupaba la mayor parte del sector noroeste de la ciudad. Con excepción de los puertos, contenía los únicos espacios abiertos significativos de la ciudad, aunque su uso estaba esencialmente reservado a los sacerdotes y miembros de la corte. El trazado del témenos (véase la figura 1.9 y el plano general de la ciudad) data del reinado de Nabucodonosor (hacia 600 a.C.) cuando la ordenación irregular de la zona fue reorganizada siguiendo alineaciones rectilíneas. El resto de la ciudad intramuros estaba densamente edificado con barrios de viviendas. Se ha excavado una parte considerable de unos de estos barrios, al sureste del témenos. Esta zona de viviendas parece constituir una de las partes mas antiguas de la ciudad, "donde durante muchos siglos se habían ido edificando casas que posteriormente se habían desmoronado, pasando a formar parte de una plataforma donde construir nuevos edificios, de tal modo que hacia 1900 a.C. era una colina que se destacaba sobre la llanura".3' Al parecer las casas estaban habitadas por individuos pertenecientes a la clase media. Su tamaño era variable, al igual que su planta, en función de la disponibilidad de espacio y de los medios del propietario. Pero en líneas generales las casas se construían de acuerdo con un plan general. La construcción de estas casas resultó ser mucho más sofisticada y sus proporciones mucho más ambiciosas de lo que Woolley había imaginado. Esperaba encontrar edificios de una sola planta, construidos en ladrillos de adobe y con sólo tres o cuatro habitaciones, y en su lugar descubrió casas de dos plantas, construidas con ladrillos cocidos en la planta baja y adobes en la planta superior; el yeso y la cal ocultaban el cambio de material. Había hasta 13 y 14 habitaciones alrededor de un patio central pavimentado que permitía la iluminación y la aireación de las estancias de la casa. En palabras de Woolley, Ur fue sin lugar a dudas una gran ciudad cuyas sofisticadas condiciones de vida IHAUB. FAUD. UNC 2011 demostraban que había heredado las tradiciones de una civilización antigua y altamente organizada. El desarrollo de la edificación en torno a un patio como respuesta a una supuesta necesidad de intimidad doméstica en condiciones urbanas de gran densidad de edificación, donde las estrechas calles debieron ser ruidosas, sucias y potencialmente peligrosas, tiene un paralelo en nuestros días en la adopción del tipo de la casa "patio". Este tipo de vivienda hace compatible la intimidad en condiciones de elevada densidad hasta un punto imposible de lograr con tipos edificatorios convencionales abocados al exterior. Además de la razón expuesta, las casas con patio tanto en Mesopotamia como en Egipto y en el valle del Indo, y posteriormente en Grecia y en las regiones cálidas del Imperio Romano, habrían favorecido la convección natural del aire, permitiendo alcanzar unas condiciones ambientales más frescas. Estas casas, con su distribución de estancias altamente civilizada y dotadas de los servicios adecuados, representan el resultado evidente de un largo proceso evolutivo, si bien aparecen agrupadas en trazados que "han rebasado las condiciones de la aldea primitiva y no se ajustan a ningún sistema de planeamiento urbano".32 Esta evolución natural no planificada de una ciudad, originada generalmente a partir de una aldea, se denomina "crecimiento orgánico" y representa, con mucho, la más extendida de las dos tendencias de actividad radicalmente opuestas con arreglo a las cuales la humanidad ha fundado y ensanchado sus asentamientos urbanos a lo largo de la historia. La segunda tendencia, que, en comparación con la anterior, no ha producido más que un número muy reducido de ciudades y que es de origen relativamente más reciente, es aquella basada en un método planificado, predeterminado. 13 Figura 1.9. Ur; plano del témenos, la ciudadela religiosa de la ciudad, rodeada de sólidas murallas y dominada por un ziggurat de varias plantas situado en la esquina occidental. La disposición del ziggurat, de los templo- palacios y edificios gubernamentales anexos se organizó con arreglo a alineaciones planeadas bajo Nabucodonosor. Woolley opina que la forma del témenos al comienzo del segundo milenio a.C. es decir, contemporánea del barrio de viviendas que muestra la figura siguiente) había sido asimismo el resultado de procesos de crecimiento orgánico, aunque los edificios concretos del témenos de aquella época tuvieran plantas rectilíneas. El crecimiento orgánico, al menos hasta tiempos recientes, denota una expansión incontrolada. Es posible llegar a un crecimiento orgánico de estas características partiendo de un origen planificado con el estatus urbano resultante de, por ejemplo, la decisión de edificar en un lugar elegido. Muchas ciudades a lo largo de la historia se han originado de este modo. Figura 1.10. Ur, plano de detalle del barrio de viviendas del período 1900-1674 a.C., excavado por Sir Leonard Woolley al sureste del témenos (véase figura 1.8, D). A, Plaza de la Panadería, un pequeño espacio destinado a mercado; B, Callejón del Bazar que conduce a éste desde la calle principal; C, pequeños altares locales. Las calles se muestran en sombreado; los patios de viviendas se representan con una trama de puntos. Figura 1.11. Erbil (la antigua Arbela) en el noroeste de Irak, a unos 300 kilómetros al norte de Bagdad y al pie de las montañas del Kurdistán. El tell, en el centro de la fotografía, ha sido ocupado de modo más o menos continuo desde hace 6.000 u 8.000 años. La densa trama celular compendia la forma urbana debida a un crecimiento orgánico desarrollado a lo largo de toda la historia de la civilización humana. Las estrechas calles, los patios particulares de las casas y probablemente la plaza del mercado constituyen los únicos espacios abiertos interiores al núcleo urbano. Erbil no debe haber sufrido cambios físicos significativos desde el cuarto o el quinto milenio a.C.; el barrio de viviendas de Ur (figura 1.10) hubiera tenido prácticamente el mismo aspecto visto desde el aire. Las recientes viviendas "suburbanas" en la parte superior izquierda, también compuestas por casas con patio pero estructuradas con arreglo a un trazado en retícula, pueden considerarse como la vista aérea equivalente de los "poblados" egipcios planeados de Tel-el-Amarna (figura 1.18) y Kahun (figura 1.19), así como de los barrios de viviendas de las ciudades pertenecientes a la cultura de Harappa, en el valle del Indo (páginas 28 a 34). 14 IHAUB. FAUD. UNC 2011 El crecimiento orgánico produjo paisajes urbanos de pintoresca variedad, cuyo mejor exponente tal vez sea la forma urbana medieval. A pesar de sus serpenteos y su estructura viaria aparentemente ilógica, esos trazados urbanos no obstante se ajustan claramente a un patrón natural indefinible. El plano de detalle de la agregación típica de viviendas de Ur demuestra explícitamente el resultado de este crecimiento orgánico (figura 1.10). En el capitulo 4 se exponen ulteriores consideraciones acerca de la evolución de los asentamientos urbanos originados a partir de una aldea primigenia. La forma urbana planificada con trazados viarios predeterminados basados generalmente en una simple retícula rectilínea, debe hacer aparecido, por razones que se expondrán más adelante en este mismo capitulo (en relación con los ejemplos más tempranos de los que se tiene noticia), con posterioridad a que los primeros asentamientos hubieran adquirido el estatus de urbe a través de procesos de crecimiento orgánico. Jericó y Çata! Hüyük La antigua Jericó, de cuyos restos arqueológicos se tiene conocimiento desde hace varias décadas, y Çatal Hüyük, excavada hace relativamente poco tiempo, son dos de los desafíos más poderosos a la tesis que defiende que la civilización surgió inicialmente en Mesopotamia. Se sabe que Jericó fue un asentamiento densamente urbanizado dotado de poderosas murallas y que contaba con una administración evolucionada ya en el año 8000 a.C. Kathleen Kenyon, responsable de la dirección de las excavaciones de Jericó, señala en la tercera edición de su Archaeology in Ihe Holy Land que "después de que el asentamiento alcanzó su tamaño máximo, fue rodeado de sólidas murallas y asumió pleno carácter urbano". Çatal Hüyük (que se ilustra con mayor detalle en el Apéndice G de la presente obra) poseía asimismo ciertas características urbanas hacia el 7000 a.C. Sin embargo, ni Sir Mortimer Wheeler en Civilizations of the Indus Valley, ni Glyn Daniel en The First Civilizations se muestran convencidos por tales aseveraciones, Wheeler escribe que "según la aceptación usual de la palabra, la idea de civilización parece implicar ciertas cualidades que van mas allá de los logros que pueden atribuirse a Jericó", y "el importante asentamiento de Çatal Hüyük representa una aproximación a esta condición". Daniel es aún más IHAUB. FAUD. UNC 2011 rotundo: "ni Jericó ni Catal Hüyük podrían denominarse proto-ciudades. No cumplían los otros requisitos de la definición de Kluckhohn. Pueden haber sido intentos fallidos hacia la civilización, una sinoecia que no fructificó- o tal vez podríamos etiquetarlas simplemente como aldeas rurales afectadas por un crecimiento desproporcionado" (véase nota 18). Jerusalén La larga historia urbana de Jerusalén se remonta a casi 4000 años atrás, pero por fortuna para los arqueólogos, el área de la ciudad moderna no ocupa el lugar de los asentamientos más tempranos, emplazados al sureste. Kathleen Kenyon en Jerusalem: Excavating 3000 Years of History describe cómo la importancia de la ciudad a partir del tercer milenio reside en el hecho de que su ubicación hacía posible el control de la importante ruta que atravesaba el altiplano central de Palestina de norte El primer asentamiento ocupaba el extremo meridional de un cerro limitado, al oeste, por el valle llamado Siloam (antiguo Cedrón) y, al este, por el valle llamado Tyropoeon. La historia escrita de la ciudad se anticipa en varios siglos a los extensos testimonios bíblicos por cuanto es mencionada ya en cartas enviadas por los gobernadores locales a tos funcionarios de Akhenaten en Egipto entre los años 1390 y 1360 a.C. El estado de los conocimientos actuales demuestra que el primer asentamiento ocupaba una superficie de poco más de 4 hectáreas y que la primera muralla data de alrededor de 1800 a.C. La alineación de esta fortificación es la misma que seguiría la de la Jerusalén yebusita, tomada por David hacia 996 a.C. David y su hijo y sucesor, Salomón, fundaron Jerusalén corno el centro religioso destinado a unificar las tribus de Judá e Israel. Salomón construyó el primer templo sobre una amplia terraza artificial situada al norte del antiguo núcleo urbano, templo que probable-mente estaría unido con su complejo palaciego. Sin embargo, nada se sabe acerca 15 Figura 1.12. Jericó, perfil de las murallas y de las zonas excavadas (según Kathleen Kenyon). La fecha más temprana que se ha podido obtener hasta ahora por el carbono-14 se remonta aproximadamente al ano 9000 a.C. para lo que se supone fue una especie de santuario fundado por cazadores mesolíticos junto a una fuente, que más tarde iba a hacer posible el cultivo de regadío en el valle del Jordán, que en Jericó está situado a unos 275 metros por encima del nivel del mar. Los descendientes de estos cazadores debieron hacer progresos notables para lograr la "plena transición desde una existencia nómada hasta una existencia sedentaria, en lo que debió ser una comunidad de considerable complejidad" durante un periodo de tiempo de unos mil años. de estos edificios: lo que quedaba de ellos en tiempos de Herodes el Grande (37 - 4 a.C.) quedó sepultado en el interior de la vasta plataforma construida para levantar un nuevo templo. El templo de Herodes también ha desaparecido por completo, pero la gran plataforma, limitada por imponentes muros de contención, ha sobrevivido como uno de los rasgos más característicos de la ciudad moderna. Babilonia Figura 1.13. Jerusalén, plano general que sitúa el lugar del primer asentamiento con respecto a la Jerusalén medieval encerrada por las murallas de Solimán el Magnífico, de 1538-41 d.C. Originariamente Babilonia estaba situada en la orilla izquierda del brazo central del antiguo curso del Éufrates, en la confluencia de las rutas comerciales entre el Golfo Pérsico y el Mediterráneo. La historia de la ciudad se remonta a fechas muy lejanas y en el transcurso de aquella sufrió los efectos de numerosas batallas hasta que fue reconstruida por última vez bajo Asarhadon a partir de 680 a.C. El plano de la ciudad, descubierto por las excavaciones arqueológicas corresponde esencialmente al de la ciudad de Nabucodonosor, que reinó de 605 a 561 a.C., poco después de la caída del Imperio Asirio a manos de los babilonios. Tras la toma de Jerusalén por Nabucodonosor en 587 a.C., Johoakim, rey de Judá, y miles de los suyos fueron desterrados y conducidos a Babilonia. A partir de 680 a.C. Babilonia se convirtió en una ciudad estructurada con arreglo a una retícula y quedó dividida en dos partes por el encauzamiento del Éufrates mediante terraplenes pétreos cuyo curso salvaba un puente permanente. 16 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Figura 1.14. Babilonia, plano general de la ciudad de Nabucodonosor. La ciudad estaba rodeada en toda su extensión, de unas 36 hectáreas, por una doble muralla. La Gran Babilonia estaba rodeada por una muralla exterior de unos 17 kilómetros de longitud; las estimaciones sobre la población total alcanzan la cifra de casi 500.000 habitantes. Uruk Uruk, conocida también como Warka, la Erech del Antiguo Testamento, estaba situada cerca del Éufrates a unos 100 kilómetros río arriba de Ur. Fue la mayor de las ciudades sumerias conocidas, con una extensión de 500 hectáreas dentro de las murallas del tercer milenio a.C. Este perímetro fortificado ha sido localizado en su totalidad y consistía en un doble muro de unos 10 kilómetros de longitud reforzado por casi un millar de baluartes semicirculares. Uruk floreció entre 3500 y 2300 a.C., aproximadamente. Egipto Aunque a primera vista pueda parecer perfectamente comparable con Mesopotamia por el hecho de que ambos países estaban atravesados por grandes ríos que discurrían por valles y llanuras inmensamente fértiles y que ofrecían análogas oportunidades al hombre primitivo, la evolución de los asentamientos urbanos en Egipto se desarrolló según líneas totalmente opuestas. Jacquetta Hawkes y Sir Leonard Woolley afirman que "nada más diferente del mosaico de ciudades-estado que se repartían el valle del Tigris y del Éufrates, que el reino unificado de Egipto, donde la ciudad realmente no existía".33 La ausencia de restos urbanos de alguna significación anteriores al 2600 a.C., aproximadamente, ha favorecido la opinión errónea de que la civilización de Egipto tiene un origen mucho más reciente que la de Mesopotamia. Nada más lejos de la verdad, como evidencia el avance tecnológico necesario para llevar a cabo la construcción de la Gran Pirámide de Keops (c. 2600 a.C.). IHAUB. FAUD. UNC 2011 Figura 1.15. Uruk, plano general de la ciudad que muestra la línea de la muralla del tercer milenio a.C. y la ubicación del núcleo ocupado por el complejo del templo de Eanna. Durante el periodo de Uruk (aproximadamente de 3500 a 3000 a.C.) este conjunto consistía en el habitual grupo de templos, palacios y edificios administrativos y de almacenamiento. El impresionante ziggurat de Ur Nammu data de 2100 a.C. aproximadamente. 17 Figura 1.16. Centros urbanos de Egipto. 1, Akhetaten (Tel-el-Amarna); 2, Tebas; 3, Menfis (A, poblados neolíticos en Merimde; B, en Fayum) Figura 1.17. Trazado de Akhetaten (Tel-el-Amarna). 1, núcleo urbano; 2, suburbio norte; 3, ciudad meridional; 4, edificio de tributos; 5, poblado obrero (figura 1.18). Existe hoy un consenso general sobre la existencia de "ciudades" en Egipto, al menos tan antiguas como las sumerias, pero por una serie de razones tomaron una forma completamente diferente, lo que daría como resultado la ausencia de restos tempranos identificables. La razón principal, tal vez determinante, de este hecho es la paz interna que reinó en Egipto desde los primeros tiempos; no había la necesidad económica, como ocurrió en Mesopotamia, de ocupar continuamente el mismo lugar a fin de aprovechar la enorme inversión de capital que representaba la muralla defensiva. Una segunda razón que tiene relación directa con la primera, es que dada la movilidad urbana, los sucesivos faraones tenían libertad para pasar el tiempo de su reino en este mundo, preparando su tumba para la otra vida que seguiría después de la muerte (la base de la religión egipcia), en un lugar diferente al de su predecesor. Otra razón ulterior sobre la escasez de restos urbanos en comparación con el gran número de edificios religiosos que han perdurado, está basada en que casi todos los recursos de la industria de la construcción, junto con la totalidad de los materiales duraderos, eran puestos a disposición del proceso edificatorio de tumbas y templos. Las áreas urbanas egipcias fueron construidas en adobe al igual que en Mesopotamia, pero al no producirse un tell claramente reconocible como resultado de la ocupación de un lugar por un largo período de tiempo, no existe ninguna posibilidad de localizar las antiguas ciudades, incluso en el caso en que hubieran podido sobrevivir ciertos restos de interés, sin la protección de posteriores estratos de edificios. Como explica acertadamente Henri Frankfort, "cada faraón fijó su residencia cerca del lugar elegido para su tumba, en aquél donde se llevarían a cabo las obras de la pirámide y del templo durante la mejor parte de su vida, mientras que el gobierno se establecía en la ciudad más próxima. Tras la muerte del faraón el lugar se abandonaba a los sacerdotes, quienes se encargaban de mantener su culto y administraban su complejo funerario, a no ser que el sucesor también decidiera construir su tumba en esa área".34 18 IHAUB. FAUD. UNC 2011 La construcción de ciudades bajo los faraones solía ser un proceso rápido realizado en una sola fase, a fin de no retrasar las obras funerarias. Esto queda ilustrado en la antigua ciudad egipcia de Tel-el-Amarna, sólo parcialmente excavada todavía. Este asentamiento, situado a medio camino entre El Cairo y Luxor, estuvo ocupado durante un período de sólo 40 años. La ciudad fue construida en la orilla oriental del Nilo "en un lugar donde los acantilados retroceden para formar un gran semicírculo de unos 11 kilómetros de longitud por 4 kilómetros de fondo".35 El motivo que estuvo en la base de la fundación de la nueva ciudad hay que buscarlo en las dificultades que se le plantearon al faraón Akhenaten para instituir reformas religiosas en la entonces capital, Tebas, trasladándose río abajo hasta el nuevo emplazamiento. Dos años después de su muerte, acaecida en 1356 a.C., su sucesor regresó a Tebas y a la antigua fe. Amarna fue abandonada y nunca volvió a ser ocupada. El plano de la ciudad muestra un desarrollo urbanístico lineal a lo largo del Nilo, con tres arterias principales paralelas al río, que enlazaban las diversas zonas entre sí. Su longitud máxima es de unos 8 kilómetros, con una extensión hacia el interior, medida desde la orilla, que oscila entre los 800 y los 1.600 metros. Existen escasas evidencias de que su trazado haya estado sometido a un planeamiento urbano deliberado y controlado. Los templos y demás edificios no están agrupados en una única zona, de modo que, como constata Henri Frankfort, "mientras existe un grupo central que incluye el vasto Templo del Disco Solar, el palacio oficial, la Sala de Tributos Extranjeros y la Secretaría, el Palacio del Norte se encuentra a más de dos kilómetros en esa dirección y el principal parque recreativo a unos cinco kilómetros hacia el sur".36 Respecto a los barrios y viviendas, el profesor Fairman señala: "no había manzanas definidas en insulae, ni tamaños normalizados de las propiedades. Lo que parece haber ocurrido es que las gentes más adineradas elegían los emplazamientos de sus propias viviendas y construían a lo largo de las principales calles, ateniéndose en general a las alineaciones de las mismas. Los menos pudientes edificaban a continuación en los espacios vacantes situados detrás de las viviendas de los ricos, y finalmente las casas de los pobres se apretujaban, apenas sin pretender un orden, en aquellos lugares en donde quedaba algún hueco. Se han descubierto casas de todo tipo en un mismo barrio, y aunque había áreas específicas ocupadas por barrios pobres, es evidente que no existía el zoning".37 Al este de la ciudad se encuentra el poblado de los obreros, que, en contraste, fue trazado con arreglo a un plan preconcebido (figura 1.18). La significación del planeamiento en retícula en el caso de Tel-el-Amarna y su aplicación similar, incluso más temprana, en Kahun (figura 1.19) en 2670 a.C., ha sido generalmente mal interpretada. Los restos arqueológicos descubiertos tanto en Tel-el-Amarna como en Kahun no son más que los barracones dispuestos por los contratistas destinados a alojar a los obreros cualificados, ocupados respectivamente en la construcción de la nueva ciudad y de la pirámide de Illahun para el Faraón Usertesen II. No hay indicios de que la utilización de la retícula tanto en Tel-el-Amarna como en Kahun sea más que un medio para lograr un fin: proporcionar alojamiento a los obreros cualificados del modo más rápido posible; por su parte, el vasto ejército de obreros ordinarios tenía que conformarse con cobertizos rudimentarios. La utilización de la retícula limitada a una parte relativamente insignificante de Tel-el-Amarna pudiera parecer un claro ejemplo del sentido práctico de los políticos del siglo XIV a.C.; en otras palabras: el planeamiento urbano como arte de lo práctico. De esta manera es posible resolver la aparente anomalía por la cual se consintió que la principal área urbana se desarrollara según las directrices que marcaba el crecimiento orgánico laissez-faire, a pesar de comprender el valor de la retícula en el trazado de una ciudad de nueva planta. La ejecución de cualquier plan ciudadano implica un control político, autocrático o democrático, para asegurar que los habitantes se adapten a las especificaciones de aquél. Era perfectamente posible imponer un plan a los obreros; IHAUB. FAUD. UNC 2011 por desgracia, nunca sabremos si Akhenaten hubiera preferido o no imponer un control del planeamiento similar a sus ricos y poderosos parientes y a sus funcionarios políticos o religiosos. Figura 1.19. Kahun. Detalle de ordenación del campamento obrero de 2670 a.C. El más temprano poblado obrero de Kahun ocupaba menos de 8 hectáreas. Estaba rodeado por un muro, destinado, entre otras cosas, a evitar que sus moradores se escapasen del recinto, y parece haber sido ocupado durante tan sólo 21 años. Sir Flinders Petrie observó que "cada calle estaba compuesta de un tipo uniforme de casas; no tenían jardines, pero cada casa, por pequeña que fuera, poseía su propio patio al aire libre igual al que tienen las casas egipcias en la actualidad. La vivienda de un obrero común contaba con tres estancias como mínimo, además del patio, y las otras casas -en función del rango de los ocupantes- poseían cuatro, cinco o seis estancias, mientras que algunas de las casas más grandes eran de dos plantas".38 19 Figura 1.18. Trazado detallado del poblado obrero de Tel-el-Amarna. Sir Leonard Woolley, director de las excavaciones en esta ciudad, escribió: "desenterramos un poblado modelo destinado a alojar los trabajadores que excavaban las tumbas en la roca viva de las colinas del desierto. Un recinto cercado, de planta cuadrada, aparecía completamente ocupado por pequeñas casas dispuestas en varias hileras, separadas por estrechas calles; a excepción de la vivienda del capataz situada cerca de la puerta, todas las demás eran monótonamente iguales, cada una tenia su cocina recibo al frente, sus dormitorios y su alacena en la parte trasera, el verdadero precedente de las viviendas industrializadas concebidas maquinalmente" (Digging up the Past Notas Las primeras ciudades 1. Gordon Childe, What Happened in History (versión castellana: Qué sucedió en la Historia). 2. Es fundamental tener en cuenta que los arqueólogos continúan recomponiendo las páginas de la historia arcaica de la humanidad. Constantemente se producen nuevas interpretaciones de segundo orden; sin embargo, no pueden ignorarse las más importantes que hacen referencia a las "primeras" civilizaciones (por ejemplo la Teoría de Nueva Obsidiana de Jane Jacobs, citada en la página 14 y que se tratará con mayor detalle en el Apéndice D). 3. Glyn Daniel, The First Civilizations. 4. Lewis Mumford, The City in History (versión castellana: La ciudad en la Historia, Ediciones Infinito, Buenos Aires, 1966). 5. Gordon Childe, op. cit. en n. 1. 6. Lewis H. Morgan, Ancient Society; or Researches in the Lines of Human Progress from Savagery through Barbarism to Civilization, 1877 (reeditado bajo el título Ancient Societies, Harvard University Press, 1964). Morgan definió estos términos de modo más preciso con arreglo a la ampliación de las fuentes de subsistencia del hombre. Distinguía siete periodos, que llamó periodos étnicos. Los primeros seis eran: Período Salvaje Inferior, desde la aparición del hombre hasta el descubrimiento del fuego; Periodo Salvaje Medio, desde el descubrimiento del fuego hasta la invención del arco y la flecha; Período Salvaje Superior, desde la invención del arco y la flecha hasta el advenimiento de la alfarería; Período Bárbaro Inferior, que empezó con el advenimiento de la alfarería (que para Morgan suponía la línea divisoria entre el Período Salvaje y el Período Bárbaro) y terminó con la 20 IHAUB. FAUD. UNC 2011 domesticación de animales; Período Bárbaro Medio, desde la domesticación de animales hasta la fundición del mineral de hierro, y el Periodo Bárbaro Superior, desde el descubrimiento del hierro hasta la invención del alfabeto fonético. Finalmente, el séptimo periodo fue la civilización con la escritura y el alfabeto (citado por Daniel, en The First Civilisations). 7. Gordon Childe, op. cit. en n. 1. 8. Gordon Childe, The Dawn of European Civilization. 9. Gordon Childe, op. cit. en n. 1 10 A.L. Kroeber, a Roster of Civilizations and Cultures. 11. Gordon Childe, op. cit en n. 1. 12. Gordon Childe, op. cit. en n. 1. 13. Ibídem. 14. Lewis Mumford, op. cit. en n. 4. 15. James Breasted, Ancient Times. 16. Ibídem. 17. H.W. Fairman "Town Planning in Pharaonic Egypt", en Town Planning Review, abril, 1949. 18. Gideon Sjoberg, "The Origin and Evolution of Cities", en Scientific American, septiembre, 1965 (también en Cities, un libro de Scientific American, 1967; versión castellana: "Origen y evolución de las ciudades" en La Ciudad, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1967). Algunas otras definiciones de civilización: "Para que una sociedad pueda llamarse civilizada debe cumplir, al menos, dos de las siguientes condiciones: tener poblaciones de más de 5.000 habitantes; poseer un lenguaje escrito; y albergar centros monumentales de ceremonias" (profesor Clyde Kluckhohn). "La escritura es de tal importancia que la civilización no puede existir sin ella, y recíprocamente, la escritura tan sólo puede existir al amparo de una civilización" (U. Gelb, A Study of Writing: the Foundations of Grammatology; versión castellana: Historia de la escritura, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1976). "Una civilización era una sociedad con un conjunto de instituciones sociales funcionalmente interrelacionadas tales como: a) estratificación en clases determinadas por los diferentes grados de control sobre los principales recursos productivos; b) jerarquías políticas y religiosas que se complementaban mutuamente en la administración de estados territorialmente organizados; y c) compleja división laboral con artesanos, sirvientes, soldados y funcionarios de plena dedicación a los que hay que agregar la gran masa de productores primarios del campesinado" (profesor Robert Adam). Pasaje citado por Daniel y extraído de Cari H. Kraeling y Robert C. Adams (eds.), City Invincible: a Symposium on Urbanization and Cultural Development in the Ancient Near East 19. Gordon Childe, op. cit. en n. 1. 20. Lewis Mumford, op. cit. en n. 4. 21. Para la proposición contraria, que afirma que las ciudades precedieron a la agricultura, y que este hecho aconteció primero en lugares alejados de los valles fluviales, proposición que será objeto de comentario en el Apéndice A de la presente obra, remitimos al lector a Jane Jacobs, The Economy of Cities (versión castellana: La Economía de las Ciudades, Ediciones Península, Madrid, 1972). 22. Grahame Clark, World Prehistory-an Outline (versión castellana: La Prehistoria, Alianza Editorial, SA Madrid, 1981). 23. Ibídem. 24. Leonard Woolley, Ur of the Chaldees (versión castellana: Ur, la ciudad de los caldeos, Fondo de Cultura Económica, Méjico). 25. Glyn Daniel, op. cit. en n 3 26. Leonard Woolley, Digging up the Past. 27. Rodolfo Lanciani, The Ruins and Excavations of Ancient Rome 28. Ibídem. 29. Leonard Woolley, op. cit. en n. 22. 30. Ibídem. 31. Leonard Woolley, op. cit. en n. 22. 32. Ibidem. 33. Jacquetta Hawkes y Leonard Woolley, Preshistory and the Beginnings oí Civilization. 34. Henri Frankfort, The Birth of Civilization in the Near East. 35 H.W. Fairman, op. cit. En n. 17. 36. Henri Frankfort, op. cit. en n. 34. 37. H.W. Fairman, op. cit en n. 17. 38. W.M. Flinders Petrie, Some Sources of Human History. 39. Bridget y Raymond Allchin, Birth of Indian Civilization. 40. Ibídem. 41. Véase también el tema de los orígenes urbanos en la Europa medieval, capitulo 4. 42. Véase también la descripción sobre la aplicación de la retícula en los EE.UU., capítulo 10. 43. Véase la ulterior discusión sobre la posición de Hipodamo de Mileto en la historia del urbanismo, en el capítulo 2, página 44. 44. Bridget y Raymond Allchin, op. cit. en n. 39 y 40. 45. Ibidem. 46. Ibidem. Gideon Sjobert Origen y evolución de las ciudades Las primeras ciudades surgieron hace unos 5.500 años; la urbanización en gran escala se inició hace sólo 100. Los pasos intermedios de la evolución de las ciudades fueron, sin embargo, requisito previo para llegar a las sociedades urbanas modernas El hombre comenzó a vivir en ciudades hace unos 5.500 años. Sin embargo, como vimos en el articulo anterior, la proporción de la población humana concentrada en ciudades no empezó a aumentar de forma significativa hasta hace unos 100 años. De aquí se desprenden las dos interrogantes que este artículo intenta contestar. En primer lugar, ¿qué factores causaron la aparición de las ciudades? Y en segundo, ¿cuáles fueron las fases evolutivas experimentadas por las ciudades con anterioridad al ciclo de urbanización contemporáneo? Las respuestas a estos interrogantes están íntimamente relacionadas con la existencia de tres grandes niveles de organización humana, cada uno de los cuales posee sus propias estructuras políticas, sociales, económicas y técnicas características. El menos complejo de los tres —la sociedad que llamaremos «primitiva»— es preurbano e incluso preliterario; está típicamente formado por un número pequeño de personas, reunidas en grupos homogéneos y autosuficientes, cuyas energías están total o casi totalmente absorbidas por la búsqueda de alimento. Bajo unas condiciones tales el excedente alimenticio es pequeño o inexistente, y, en consecuencia, en la sociedad primitiva no tiene cabida apenas la división del trabajo o la aparición de clases sociales. IHAUB. FAUD. UNC 2011 Aunque hoy en día existen aún algunas sociedades primitivas, hace ya miles de años que grupos humanos semejantes iniciaron el lento proceso de evolución que iba a llevarles a convertirse en sociedades más complejas, a través de la formación de aldeas y de los progresos alcanzados en la estructura organizativa y técnica. Con esto se llegó al segundo nivel de organización: el de la sociedad civilizada preindustrial, o sociedad «feudal». En ésta existen ya los excedentes alimenticios como consecuencia del cultivo selectivo de cereales – de rendimientos altos; ricos en energía biológica y apropiada para el almacenamiento prolongado – y a menudo también como resultado de la cría de animales. El excedente de alimentos permite tanto la especialización del trabajo como la existencia de una estructura de clases que haga posible la aparición de una élite dirigente que encauce la fuerza de trabajo hacia el desarrollo y conservación de sistemas de irrigación extensiva (los cuales a su vez posibilitan incrementos adicionales en el suministro de alimentos). La mayor parte de las sociedades pre-industriales conocen la metalurgia, la rueda y el arado, inventos todos ellos que multiplican tanto la producción como la distribución de excedentes agrícolas. 21 Gideon Sjobert El origen y evolución de las ciudades Capítulo 2 del libro: La ciudad. Su origen, crecimiento e impacto en el hombre Selecciones Scientific American. Ediciones Herman Blume. Madrid 1976 También disponible en: La ciudad. Scientific American © Scientific American Inc. 1965 Título original: Cities. EE.UU. Alfred A. Knoft. Inc. Traducción Castellana: Guillermo Gayá Nicolau Primera edición en castellano: El libro de bolsillo 1967. © Alianza Editorial. Barcelona 1982. Otros dos elementos de primera importancia caracterizan al nivel de organización civilizado preindustrial. Uno de ellos es la escritura no ya sólo de simples operaciones de contabilidad, sino también anotaciones referentes a acontecimientos históricos, leyes, literatura y creencias religiosas. La instrucción, sin embargo, suele ser patrimonio exclusivo de una ociosa élite. El otro elemento es que esta etapa de organización no conoce apenas otra fuente de energía que no sean los músculos del hombre o los del ganado de labor; las sociedades preindustriales tardías supieron aprovechar la fuerza del viento para navegar y para moler el grano, y aprendieron a utilizar la energía hidráulica. Las primeras ciudades del planeta se desarrollaron precisamente en el contexto de este segundo tipo de sociedad. Aun cuando las ciudades preindustriales sobreviven aún en nuestros días, la ciudad industrial moderna se asocia a un tercer nivel de complejidad en la organización humana, nivel que se caracteriza por la instrucción masiva, por un sistema de clases fluido y, lo que es más importante, por un tremendo progreso tecnológico que ha permitido utilizar nuevas fuentes de energía inanimada, fuentes que produjeron la revolución industrial y que todavía hoy constituyen su motor. Vista en el contexto de esta estructura de tres niveles, la aparición de ciudades en el plano de la sociedad civilizada preindustrial puede entenderse con mayor facilidad. Para que surgieran las ciudades hacían falta dos factores, además del progreso tecnológico que permitiera superar el nivel de la sociedad primitiva. Uno de ellos era la existencia de un tipo de organización social particular por medio de la cual pudiese recogerse, almacenarse y distribuirse el excedente agrícola producido por el avance técnico. El mismo aparato podía también organizar la fuerza de trabajo necesaria para la construcción en gran escala, fuese ésta de, edificios públicos, murallas y fortificaciones o sistemas de regadío. Una organización 22 IHAUB. FAUD. UNC 2011 social así requiere la existencia de un estamento de especialistas profesionales dirigidos por una élite gobernante. Esta ultima, aunque numéricamente pequeña, debe poseer el suficiente poder político – reforzado por una ideología, generalmente de carácter religioso – para asegurar la entrega periódica, por parte del campesinado, de una parte importante de la producción agrícola con destino a la manutención de los habitantes de la ciudad. El segundo factor requerido era un medio ambiente geográfico favorable, en el que hubiese no sólo suelo fértil para los campesinos, sino también un suministro de agua adecuado tanto para las necesidades de la agricultura como para las del consumo urbano. Estas condiciones se dan en los valles geológicamente «maduros» de la zona templada, y fue precisamente en esas amplias regiones aluviales donde aparecieron las primeras ciudades del mundo. ¿Qué es una ciudad? Una ciudad es una comunidad de considerable magnitud y elevada densidad de población que alberga a una gran variedad de trabajadores especializados no agrícolas, así como a una élite cultural. Pongo tanto énfasis en el papel de la instrucción y el uso de la La escritura es imprescindible también para el desarrollo de las matemáticas, de la astronomía y del resto de las ciencias; su existencia implica, por tanto, la aparición de un determinado número de especializaciones de gran importancia dentro del orden social. Parece ser que las primeras ciudades surgieron El proceso de la evolución humana comienza con las primeras ciudades de la mesopotamia; a estas siguen las del valle del Nilo; más tarde surgen las del Indo y las de la región oriental del mediterráneo; y, al final, aparecen las de China. En cada una de estas regiones – Incluido el nuevo mundo, urbanizado en forma independiente, nacieron y desaparecieron ciudades, pero la vida urbana, una vez establecida, no se extinguió nunca por completo escritura como un ingrediente de la vida urbana por poderosas razones. Aunque los sistemas de escritura tardaron siglos en desarrollarse, su presencia o la falta de ella sirven como un útil criterio para distinguir entre las comunidades genuinamente urbanas y aquellas otras que pese a su gran dimensión o elevada densidad de población deben considerarse como semiurbanas o no urbanas en absoluto. Esto se explica por el hecho de que cuando una comunidad logra ese adelanto técnico que llamamos escritura (bien alcanzándolo por sí misma, bien recibiéndolo de otra comunidad) tiene lugar una transformación básica del orden social; cuando la tradición escrita sustituye a la oral, hace posible la creación de sistemas administrativos y legales más complejos, y permite el desarrollo de sistemas de pensamiento más rigurosos. IHAUB. FAUD. UNC 2011 alrededor del año 3500 antes de Jesucristo en el Creciente Fértil, en cuyo segmento oriental se encuentra Mesopotamia: en los valles del Tigris y del Éufrates, precisamente. En esta zona no eran solamente apropiados el suelo y el suministro de agua; la región constituía una encrucijada que había facilitado el repetido contacto entre gentes de culturas muy distintas a lo largo de milenios. Se produjo allí entonces una mezcla de oficios y técnicas, tanto extrañas como indígenas, que debe sin duda haber contribuido a que los asentamientos rurales de la baja Mesopotamia se convirtieran con el tiempo en las primeras ciudades propiamente dichas. La mayor parte de ellas se localizaron en Sumeria y, hasta cierto puntó, también en Akkad, algo más al norte. Algunas de estas ciudades, como Eridu, Erech, Lagash y Kish, son más 23 familiares a los arqueólogos que otras. Ur, de creación más tardía, es la de mayor fama de todas. Estas primeras ciudades eran todas muy semejantes entre sí; para empezar tenían ya una base técnica muy semejante: trigo y cebada, bronce, arado tirado por bueyes, vehículos con ruedas. Por otra parte, sus jefes eran al mismo tiempo reyes y sumos sacerdotes; el tributo de los campesinos al dios de la ciudad se almacenaba en los graneros del templo. Los lujosos objetos encontrados en tumbas reales y en templos atestiguan la existencia de expertos artesanos, y la importación de metales y piedras preciosas desde más allá de los confines de Mesopotamia habla de la existencia de una capa social de mercaderes y traficantes. La población de estas ciudades sólo puede calcularse de forma muy aproximada, al carecer de información precisa sobre datos tales como el promedio de moradores por vivienda o la zona de influencia de cada ciudad. El arqueólogo Sir Leonard Woolley, que excavó la ciudad de Ur, estima que en ella vivían 34.000 personas algo después del año 2000 antes de nuestra Era; en mi opinión, sin embargo, parece improbable que —por lo menos en los primeros periodos— ni aun la mayor de estas ciudades llegase a tener más de 5 a 10.000 habitantes, incluyendo en esta cifra los agricultores temporales que vivían en las afueras de la ciudad. El valle del Nilo, no muy lejos de Mesopotamia, fue también una región de urbanización temprana. A juzgar por escritos egipcios posteriores, alrededor del año 3100 antes de nuestra Era pudo haber ya comunidades urbanas en el delta del Nilo. El que la idea egipcia de la vida urbana procediera de Mesopotamia o que, por el contrario, hubiera sido desarrollada de forma independiente (quizá incluso antes que en Mesopotamia) es tema a debatir por los eruditos; de todos modos, las etapas iniciales de la vida urbana egipcia puede que sean algún día 24 IHAUB. FAUD. UNC 2011 descubiertas en las profundidades de los terrenos de aluvión del delta, en donde han comenzado a realizarse excavaciones científicas recientemente. Las comunidades urbanas, bien fuera por difusión, bien por generación espontánea, se propagaron ampliamente durante el tercer y segundo milenios antes de nuestra Era. Alrededor del año 2500 antes de Jesucristo las ciudades de Mohenjo-Daro y Harappa se hallaban en pleno florecimiento en el valle del Indo, en lo que ahora es el Pakistán. Antes de que hubiera ocurrido a lo sumo otro milenio existían ya asentamientos urbanos en China, localizados en el curso medio del río Amarillo. Cerca de Anyang se descubrió, antes de la Segunda Guerra Mundial, una capital de la dinastía Shang, que existió alrededor del año 1500 antes de Jesucristo, y de las investigaciones arqueológicas actualmente en curso en China se espera la confirmación de que la vida urbana se inició de hecho allí varios siglos antes. La probabilidad de que las primeras ciudades egipcias fuesen posteriores a las de Sumeria, unida a la certeza de que las aparecidas en los valles del Indo y del río Amarillo lo hicieron aún más tardíamente, da mayor peso a la hipótesis de que la noción de vida urbana se propagó a estas zonas desde Mesopotamia. Sea como fuere, nadie puede negar que en cada uno de los casos la población indígena contribuyó exclusivamente al desarrollo de las ciudades de su propio territorio. En contraste con lo acaecido en el Viejo Mundo, existe la certeza de que la difusión juró un papel insignificante, por no decir nulo, en la creación de las ciudades precolombinas del Nuevo Mundo. Los pueblos de Centroamérica —principalmente los mayas, zapotecas, mixtecas y aztecas— desarrollaron sin lugar a dudas comunidades urbanas en gran escala, cuya exacta dimensión estamos sólo ahora empezando a conocer gracias a las investigaciones que actualmente se realizan en aquellos lugares. Hasta fecha muy reciente, por ejemplo, muchos arqueólogos del Nuevo Mundo ponían en duda que los mayas hubieran jamás construido ciudad alguna, y era habitual el considerar sus impresionantes ruinas como centros ceremoniales que una población rural dispersa visitaba periódicamente. En la actualidad, sin embargo, caben pocas dudas sobre el hecho probado de que muchos de aquellos centros eran auténticas ciudades. En el yacimiento arqueológico maya de Tikal, en Guatemala, se han localizado unos 3.000 edificios en un área de 16 kilómetros cuadrados: sólo el 10 por 100 de estas edificaciones han resultado ser grandes estructuras ceremoniales, Extrapolando sobre la base de excavaciones de tanteo de más de 100 de estas construcciones menores, se deduce que alrededor de los dos tercios de ellas fueron en su día viviendas. Si aplicamos a Tikal solamente la mitad del promedio del número de personas que componen una familia de las que actualmente viven en la región, que es de 5.6 miembros por hogar, resulta que la población de aquella ciudad habría sido superior a los 5.000 habitantes. En otro gran yacimiento arqueológico maya, Dzibil-chaltun, en Yucatán, la inspección de menos de la mitad de la superficie total ha revelado la existencia de más de 8.500 construcciones. Teotihuacán, el mayor emplazamiento urbano en la región de la actual ciudad de México, puede haber alcanzado una población de 100.000 habitantes durante el primer milenio de nuestra era (ver la ilustración) Aunque sólo se han identificado unos cuantos ejemplos de escritura en Teotihuacan es razonable suponer que ésta era conocida, ya que por entonces existían pueblos instruidos por doquier en Centroamérica. Además, los logros de los mayas en campos tales como las matemáticas o la astronomía nos hubieran llevado forzosamente a la conclusión de que se trataba de una cultura urbana, incluso en ausencia de pruebas arqueológicas. Su introducción de la noción del cero (descubrimiento que evidentemente realizaron con anterioridad a los hindúes) y su cálculo, admirablemente preciso, de la duración del año solar, IHAUB. FAUD. UNC 2011 hubieran sin duda sido imposibles de encontrarse su élite instruida desperdigada en aldeas por el campo, en lugar de estar en núcleos urbanos en los que pudiera darse un intercambio de ideas fecundo. Centroamérica no fue la única región del Nuevo Mundo en la que existieron comunidades de gran tamaño y densidad, ya que éstas se dieron también, en la zona de los Andes. Una cultura como la de los incas, sin embargo, no puede calificarse de verdaderamente urbana. A pesar de estar en posesión de métodos mnemotécnicos que facilitaban la contabilidad (basados en un sistema de cuerdas con nudos llamado quipu), o quizá precisamente por eso, los incas no disponían de ningún conjunto de símbolos gráficos que les permitiesen representar las palabras y otros conceptos o nociones que no fuesen los números y ciertas categorías de objetos concretos. A consecuencia de ello no pudieron disponer de unos elementos estructurales de tanta importancia para una comunidad urbana como son una élite instruida y un legado escrito de leyes, religión e historia. Aunque los incas tenían en su haber grandes proezas de ingeniería, arquitectónicas y militares, y pese a que al parecer se encontraban ya en el umbral de la civilización, lo cierto es que los conquistadores europeos los encontraron en un estadio preurbano muy similar al de los pueblos africanos de Dahomey, Ashanti y Yoruba. Dos cosas podemos aprender del Nuevo Mundo. En Centroamérica las ciudades se crearon en ausencia de rasgos tan característicos como la cría de animales, la rueda o un extenso emplazamiento aluvial. El cultivo del maíz, un cereal excelente que producía importantes excedentes alimenticios a costa de un esfuerzo relativamente pequeño, pudo haber contribuido a compensar lo limitado de sus útiles y la inexistencia de un medio ambiente fluvial. En la región andina, ni las impresionantes realizaciones de ingeniería ni la existencia de una amplia división del trabajo pudieron hacer surgir una sociedad auténticamente urbana a falta de un sistema de escritura. 25 Pese a la considerable diversidad cultural de los pueblos del Cercano Oriente, del Oriente y del Nuevo Mundo, las ciudades primitivas de todas estas regiones compartían un determinado número de rasgos organizativos. El principal de ellos era la existencia de una teocracia: el rey y el sumo sacerdote eran una misma persona. La clase dominante tenía su residencia principal en la ciudad, en cuyo centro vivía junto con su séquito y sirvientes. Este centro era precisamente la zona de mayor prestigio, y en él se hallaban enclavados los más importantes edificios cívicos y religiosos. La céntrica localización de la élite tenía un propósito doble: en una época de comunicaciones y transportes rudimentarios, la proximidad física de sus miembros favorecía el contacto entre ellos; al mismo tiempo, esta situación deparaba a la clase gobernante el máximo de protección frente a los ataques procedentes del exterior. Más alejadas del centro se encontraban las casas y talleres de los artesanos —albañiles, carpinteros, herreros, joyeros, alfareros—–, muchos de los cuales trabajaban para la élite. La división del trabajo en oficios, que aparecía ya en las primeras ciudades, se hizo más compleja con el paso del tiempo. Los diversos grupos artesanos, algunos de los cuales pudieron haber pertenecido en un principio a minorías étnicas específicas, tendían a establecerse en barrios o calles especiales. Esta conducta se ha dado de forma característica en las ciudades preindustriales de todas las culturas desde los tiempos más primitivos hasta nuestros días. Los ciudadanos más pobres vivían en las afueras de la ciudad, junto a los labradores propiamente dichos y los que dedicaban a la agricultura al menos parte de su tiempo; las viviendas dispersas de unos y otros se hacían más escasas a medida que se alejaban de la ciudad, confundiéndose, por último, con el campo abierto. Desde sus comienzos la ciudad ha sido una continua fuente de innovaciones técnicas, como consecuencia de 26 IHAUB. FAUD. UNC 2011 su papel de residencia permanente de los trabajadores especializados. En efecto, la aparición misma de las ciudades aceleró considerablemente los cambios culturales y sociales; empleando un término del desaparecido arqueólgo inglés V. Gordon Childe, podemos afirmar que la “revolución urbana” tuvo una importancia equivalente a la de la revolución agrícola que la precedió y a la de la revolución industrial que la seguiría. La ciudad actuó como motor del cambio de distintas formas. Muchas de las ciudades primitivas surgieron sobre grandes rutas de tráfico; inventos e ideas nuevas llegaban a ellas de forma espontánea. El mero hecho de concentrar en una zona limitada a un gran número de trabajadores especializados alentaba y promovía todo tipo de innovaciones, tanto en el campo de la técnica como en el del pensamiento religioso, filosófico y científico. Al mismo tiempo, las ciudades pudieron servir de baluartes de tradición. Algunas, como Jerusalén o Benarés, llegaron a ser, a los ojos del pueblo, ciudades sagradas; pese a haber sido victima de reiteradas destrucciones, Jerusalén ha mantenido su carácter sagrado durante más de dos milenios (ver «La antigua Jerusalén», por Kathleen M. Kenyon; Scientific American; Julio, 1965) El curso de la evolución urbana sólo puede ser correctamente interpretado si se estudia en relación con el desarrollo que paralelamente experimentan la tecnología y la organización social, así, como, y de forma muy especial, la organización política; estos factores no son sólo requisitos previos para la vida urbana, sino la base misma de su desarrollo. Como centros de innovación, las ciudades proporcionaron un fértil caldo de cultivo para los continuos progresos técnicos, los cuales a su vez posibilitaron la ulterior expansión de las ciudades. El perfeccionamiento de la tecnología dependía por su parte de una división del trabajo cada vez más compleja, sobre todo en lo que respecta a la esfera política. Un ejemplo de ello lo constituyen las primeras comunidades urbanas de Sumeria, meras ciudades-estado de reducidos hinterlands, pero que llegaron a extender sus redes comerciales sobre zonas mucho mayores, permitiendo a estas ciudades beneficiarse de los recursos humanos y materiales de una región mucho más diversa y extensa, y provocar, incluso, el nacimiento de otras ciudades, Los primigenios imperios de la Edad del Hierro —como, por ejemplo, el imperio Aqueménida de Persia, establecido a principios del siglo VI antes de Jesucristo, o el imperio Han de China, establecido en el siglo III antes de Jesucristo— tenían una esfera de acción mucho mayor que la de cualquiera de los que existieron en la Edad del Bronce. Y a medida que los imperios se fueron haciendo mayores, crecieron sus ciudades en tamaño y esplendor. De hecho, como Childe hacía notar, el proceso de urbanización se desarrolló más rápidamente en los cinco primeros siglos de la Edad del Hierro que en los quince que duró la Edad del Bronce. Durante los siglos VI y V antes de Jesucristo los persas extendieron su imperio hasta el Turkestán occidental, fundando por doquier numerosas ciudades, edificadas a menudo sobre aldeas previamente existentes. AI socaire de esta expansión, Toprakkala, Merv y Murakanda (sobre parte de la cual se edificaría posteriormente Samarkanda) llegaron a adquirir rango urbano. De la misma forma en la India, a finales del siglo IV antes de Jesucristo, los Mauryas del norte llevaron los limites de su imperio hasta Ceilán, incluyendo en él todo el sur hasta entonces rural e impulsando la creación de ciudades como Ajanta y Kanchi. Bajo las dinastías Ch'in y Han, entre el siglo III antes de Jesucristo, y el tercero de nuestra era, la vida urbana se asentó firmemente en la mayor parte de lo que entonces era China y aún más allá, particularmente hacia el sur y el oeste. La «Gran Ruta de la Seda», que se extendía desde la China hasta el Turkistán, llegó a estar jalonada de ciudades, situadas por lo general en oasis, como Suchow, Khotán y Kashgar; Nankíng y Cantón parecen haber alcanzado la categoría de centros urbanos por aquella época, y lo mismo IHAUB. FAUD. UNC 2011 aconteció con el asentamiento que más tarde llegaría a convertirse en Pekín. En el otro extremo del continente euroasiático, a finales del segundo milenio antes de Jesucristo, los fenicios comenzaron a extenderse hacia occidente, reavivando o estableciendo la vida urbana a lo largo de las costas septentrionales de África y las españolas. Estos traficantes costeros poseían por entonces considerables conocimientos sobre la construcción de embarcaciones; y estos conocimientos, combinados con sus extensas redes comerciales y el poderío de sus armas, hicieron a los fenicios por un tiempo dueños del Mediterráneo. Algunos siglos mas tarde, los griegos siguieron un rumbo muy semejante. Sus ciudades-estado, en cieno modo equivalentes a pequeños imperios, crearon o reconstruyeron numerosas avanzadas urbanas a lo largo del litoral mediterráneo, desde el Asia Menor hasta España y Francia, y, por el este, hasta las costas más remotas del mar Negro. El imperio que más contribuyó a la difusión de la vida urbana en las regiones todavía rurales de Occidente —Francia, Gran Bretaña, los Países Bajos, la Alemania al oeste del Rhin, la Europa central e incluso la oriental – fue, naturalmente, Roma. Los imperios son unos eficaces propagadores de las formas de vida urbana porque tienen que construir ciudades que les permitan conservar la supremacía militar, en los territorios conquistados. Las plazas fuertes, a su vez, requieren un aparato administrativo para extraer los recursos de la región conquistada y para promover un comercio necesario tanto para el mantenimiento de la guarnición militar como para el aumento de la riqueza de la metrópoli. Aun cuando la nueva ciudad empezara siendo una mera avanzada comercial, como ocurría en el caso de los fenicios, era necesario proporcionarle algún apoyo militar y administrativo a fin de garantizar su supervivencia y su funcionamiento en territorio extraño. 27 Existe una significativa relación entre el ascenso y caída de los imperios y el ascenso y decadencia de las ciudades; no en vano puede decirse que la historia es el estudio de los cementerios urbanos. Las capitales de muchos imperios pretéritos apenas son hoy algo más que siluetas que evocan la existencia de un pasado glorioso. Tal fue el destino de Babilonia y Nínive; de Susa, en Persia; de Seleucia, en Mesopotamia, y de Vijayanagar, en la India. Sin embargo, existen excepciones. Algunas ciudades han logrado sobrevivir a lo largo de dilatados periodos de tiempo adscribiéndose primero a un imperio y después a otro. Atenas, por ejemplo, no entró en decadencia al derrumbarse el poderío griego, ya que fue capaz de seguir jugando un papel en el Imperio Romano, dentro del cual continuó siendo un importantísimo centro cultural. Con la caída de Roma, sin embargo, Atenas comenzó a perder gradualmente tanto su población como su prestigio, quedando reducida al estado de una pequeña población; de este estado ya no saldría hasta el resurgimiento de la Grecia moderna en el siglo XIX. Por otra parte, Bizancio, una ciudad-estado de escasa importancia durante la dominación romana, no sólo llegó a convertirse en la capital del imperio romano de Oriente y en la de su sucesor, el imperio otomano, sino que con el nombre de Estambul ha continuado siendo hasta nuestros días una ciudad de primer orden. A la vista del repetido ascenso y decadencia de las ciudades en tantas zonas del planeta, cabe preguntarse cómo es posible que la vida urbana haya sobrevivido a tantas vicisitudes y por qué no se perdieron los conocimientos de carácter técnico y los relativos a la organización social que se requerían para la erección de ciudades. La respuesta es que esos conocimientos se conservaban dentro de la estructura de los imperios a través de los testimonios escritos y de la transmisión oral que ejecutaban especialistas de las más diversas disciplinas. Además, todos los imperios han incrementado su acervo de conocimientos sobre el 28 IHAUB. FAUD. UNC 2011 desarrollo urbano con los métodos y técnicas de otras áreas civilizadas, métodos y técnicas que frecuentemente se adquirían mediante la inmigración de trabajadores especializados. Al mismo tiempo, diversos súbditos de los imperios, civilizados o sin civilizar, llegaban a dominar los saberes urbanísticos, bien instruidos por sus conquistadores, bien por sus propios esfuerzos. Resultado de ello era que los pueblos colonizados comenzaban a desafiar el poder del grupo dominante. El ascenso y caída del imperio romano constituye un ejemplo muy revelador que arroja luz sobre varias de las relaciones existentes entre el ciclo vital de las ciudades y el proceso de formación y decadencia de los imperios. Los romanos mismos adoptaron muchos elementos que incorporaron a su civilización procedente de los griegos, de los etruscos y de otros pueblos civilizados sometidos a su imperio. Tras la expansión septentrional de Roma sobre Europa occidental y la consiguiente proliferación de ciudades romanas en las regiones habitadas por los llamados «bárbaros» (en este caso, pueblos preliterarios o «no civilizados»), los dirigentes romanos fueron materialmente incapaces de cubrir todos los puestos burocráticos con sus propios conciudadanos, y hubo en consecuencia que educar a algunos de los preliterarios para que estuvieran capacitados para ocupar los puestos vacantes en sus propios países o en las ciudades situadas a lo largo de las fronteras del imperio. Este proceso posibilitó la explotación por los romanos, de las riquezas de las regiones conquistadas, y aún puede que contribuyera a la pacificación temporal de los grupos subyugados, pero no cabe duda que a la larga engendró graves conflictos. En último término, los Ostrogodos, Vándalos, Burgundos y demás pueblos sometidos al poder de Roma (que habían sido parcialmente urbanizados, habían formado una élite instruida propia y habían adquirido de los romanos un gran número de conocimientos tecnológicos y administrativos) se volvieron contra la estructura del poder imperial y determinaron el derrumbamiento de Roma y de su imperio. No debe pensarse que se trata de un caso único en la historia; casos semejantes pueden hallarse en ejemplos tan recientes como los movimientos de liberación de los pueblos de las colonias europeas en África. Con el desmembramiento del imperio romano no sólo inició su decadencia la ciudad de Roma (que en su momento de mayor esplendor probablemente superó los 300.000 habitantes), sino que también desaparecieron o quedaron reducidas al tamaño de aldeas numerosas ciudades situadas en los confines del imperio. Aunque la decadencia fue efectivamente dramática se supone con demasiada frecuencia erróneamente que, tras la caída de Roma, las ciudades desaparecieron por completo de Europa occidental. Como ha mostrado recientemente el historiador E. Ewig, muchas ciudades continuaron existiendo, sobre todo en Italia y el sur de Francia. En estos lugares, como en cualquier sociedad civilizada, las ciudades supervivientes constituyeron la principal residencia y ámbito de actividad de la élite política y religiosa que detentó las posiciones de poder y privilegio que se mantuvieron a lo largo del llamado “oscuro medioevo”. A pesar de la decadencia de Roma, muchas de las técnicas y de los conceptos inherentes a su tradición cultural se mantuvieron vivos, sobre todo aquellos referentes al campo de la medicina y al de la astronomía; esto se produjo tanto en las pequeñas comunidades urbanas europeas supervivientes como en las regiones orientales que hablan sido dominadas por los romanos, particularmente en las ciudades del imperio romano de Oriente, sucesor del de Occidente. Buena parte de la tecnología y del saber romano sirvió de base para la vida urbana de los imperios árabes que surgieron más tarde en el Cercano Oriente, en el norte de África, en España e incluso en Asia central. De hecho, los imperios bizantino y árabe, que tenían unos centros culturales de la categoría de Constantinopla, Antioquía, Damasco, El Cairo y Bagdad, llegaron a IHAUB. FAUD. UNC 2011 superar la ciencia heredada de la antigüedad. Los árabes, por ejemplo, tomaron de los hindúes el concepto del cero y el sistema de numeración decimal, y utilizando estos conceptos tanto en la teoría como en la práctica lograron importantes progresos que les permitieron llevar las fronteras del conocimiento más allá del lugar alcanzado en Occidente. A la larga, buena parte de esta ciencia nueva llegó a Europa, y en ella contribuyó a sentar las bases de la revolución industrial. Con el tiempo, Europa volvió a establecer estrechos lazos comerciales con los imperios bizantino y árabe; la intensificación de dichos contactos desempeñó un importante papel en el resurgimiento de la vida urbana en el medioevo europeo. La revitalización del tráfico comercial estuvo estrechamente ligada a la formación de varias prósperas ciudades-estado en Italia durante los siglos' X y XI de nuestra Era. Venecia y otras ciudades se transformaron, finalmente, en imperios a escala reducida cuyas colonias esmaltaban toda la región mediterránea. Estas colonias hacían las veces de hinterland de las metrópolis y suministraban a éstas tanto bienes de primera necesidad como objetos de lujo. Allá por el año 1000, Venecia, debido en parte a las actividades de la colonia griega que albergaba, había establecido lazos comerciales con Constantinopla y otras ciudades del imperio romano de Oriente. Los venecianos pudieron de esta forma beneficiarse tanto de los conocimientos de los griegos residentes en ella como de la experiencia práctica de los pilotos náuticos y otros especialistas de la misma nacionalidad. Tales ejemplos evidencian que las ciudades-estado italianas no fueron meramente creaciones locales, sino más bien producto de un gran número fuerzas culturales diversas. Cerca ya de finales del siglo XI, muchas ciudades europeas lograron alcanzar un cierto grado de independencia con respecto a los soberanos de los 29 principados y pequeños reinos que las rodeaban. Especialmente en el norte de Italia las comunidades urbanas llegaron a disfrutar de una autonomía política considerable. Este nuevo régimen suscitó un ambiente más favorable si cabe al comercio, alentando también el desarrollo de instituciones urbanas tales como los gremios de artesanos. El modelo europeo es muy diferente del que se dio en la mayor parte de Asia (en India y China, por ejemplo), en donde la ciudad nunca fue capaz de alcanzar un cierto nivel de autonomía dentro de la más amplia estructura política en la que se hallaba integrada. Al mismo tiempo, el grado de autogobierno de que disfrutaban las ciudades europeas medievales ha sido recurrentemente sobrestimado; hacia el final de la Edad Media la autonomía ciudadana había entrado ya en su fase de extinción. Es, por tanto, evidente que la autonomía política de las ciudades medievales sólo tuvo una relación indirecta con la evolución posterior de la ciudad industrial. Fue precisamente la revolución industrial la que realmente suscitó cambios profundos en la vida urbana. En algunas naciones actuales, como observa Kingsley Davis en la primera de sus introducciones, la inmensa mayoría de la población vive en ciudades. En el Reino Unido, casi el 80 por 100 de la población es urbana, y esta proporción se acerca al 70 por 100 en los Estados Unidos. Compárese esta situación con la existente en el mundo civilizado preindustrial, en el cual sólo habitaba en las ciudades una reducida minoría socialmente dominante. La revolución industrial ha producido también cambios fundamentales en la geografía y organización social de la ciudad; la ciudad industrial se caracteriza por una mayor fluidez en el sistema de clases, la aparición de la educación popular y de los medios de comunicación de masas, así como por el desplazamiento de parte de la élite desde el centro a la periferia urbana. 30 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Pese a que no existen aún datos suficientes sobre la aparición de la ciudad industrial –acontecimiento que puede fecharse entre 1750 y 1850–; y aunque los especialistas no están todavía de acuerdo sobre determinadas etapas del proceso, las principales fuerzas que actuaron en los dos o tres siglos anteriores a la ciudad industrial pueden percibirse con claridad. Contemplados a la luz de la era urbana preindustrial en Europa, dos factores se destacan nítidamente: la expansión del poderío europeo sobre otros continentes y el desarrollo de una tecnología basada en fuentes de energía inanimadas. La extensión del comercio y de las exploraciones de los europeos (que culminaría más tarde en el colonialismo) no sólo potenciaron el crecimiento de ciudades en Asia, en América, e incluso en partes del África no urbana, sino que contribuyeron a elevar el nivel de vida de los europeos e hicieron posible el mantenimiento de un creciente contingente de especialistas. Entre ellos destacan los miembros de una nueva profesión: los científicos. La apertura y expansión hacia el exterior ayudó a hacer tambalearse la visión global del mundo que sustentaban los eruditos europeos, que ahora se veían obligados a enfrentarse con ideas y costumbres muy distintas. Los descubrimientos relatados por los exploradores europeos de lejanos países añadieron así un ímpetu renovado al progreso de las ciencias. Los conocimientos alcanzados mediante la aplicación del método científico fueron el principal factor en la génesis de la ciudad moderna. Este enfoque experimental ha permitido al hombre un grado de control sobre las fuerzas de la naturaleza que no podía soñarse en la era preindustrial. Si bien es cierto que durante el transcurso de varios milenios la élite culta de las ciudades preindustriales realizó aportes sustanciales al acervo del saber humano en el campo de la medicina, de la astronomía y de las matemáticas, tales eruditos solían menospreciar las actividades mundanas y evitaban el contacto con quienes se dedicaban a actividades de índole práctica. La consecuencia de esta actitud es que las teorías de los estudiosos rara vez se ensayaban y aplicaban en la vida cotidiana. Además, conforme al pensamiento religioso predominante, el hombre no debía inmiscuirse en el orden natural ni intentar controlarlo, tanto en lo que se refiere a su aspecto físico como en lo que toca a su estructura social. Por ejemplo, los médicos de las ciudades griegas y romanas no llegaron nunca a realizar la disección de cadáveres; en Europa hay que esperar al siglo XVI para que Andreas Vesalius utilice en Bruselas los descubrimientos anatómicos realizados por medio de la disección para revisar las doctrinas médicas tradicionales. En el campo de la ingeniería, la mayor parte de los progresos realizados con anterioridad al siglo XVII fueron obra de artesanos que procedían generalmente por tanteos. Con el desarrollo del método experimental, sin embargo, los conocimientos teóricos de la élite se conjugaron con los conocimientos prácticos de artesanos, cirujanos, barberos y otros especialistas; el resultado de ello fue una tremenda explosión de la ciencia, acompañada de una revisión radical del método científico que ha recibido el nombre de revolución científica y que constituyó la base de la revolución industrial y la de la ciudad industrial que surgió con ella. No es en modo alguno fortuito que fuese en Inglaterra donde apareciesen las primeras ciudades industriales: la estructura social inglesa estaba exenta de la rigidez que caracterizaba a la mayor parte de Europa y al resto del mundo civilizado. La tradición puritana inglesa —un sistema ético que favorece el utilitarismo y el empirismo— jugó un papel importante en la modificación de los conceptos tradicionales relativos al lugar que el hombre ocupa en la naturaleza. En Inglaterra los eruditos y estudiosos podían entrar en contacto con los artesanos con mucha mayor facilidad que en ninguna otra parte de Europa. La llegada del industrialismo trajo consigo grandes progresos en el campo de la fabricación de los aperos IHAUB. FAUD. UNC 2011 agrícolas, en las técnicas de cultivo y conservación de alimentos, y en la esfera de las comunicaciones y el transporte. La mejora de los abastecimientos de agua y el empleo de métodos de alcantarillado más eficaces permitieron una mayor concentración demográfica en las ciudades. Quizá el invento clave fue la máquina de vapor, que constituyó una fuente de energía mucho más generosa que las anteriores. Si exceptuamos la fuerza del agua y la del viento, el hombre no disponía antes de más recursos energéticos que sus propias fuerzas y las de las bestias de labor. En el tiempo que nos ocupa comenzó a tomar cuerpo el sistema de fábricas, que suponía la producción masiva de bienes y la mecanización de actividades. Con él surgió un nuevo tipo de estructura profesional, dependiente de conocimientos muy especializados y que sólo funciona eficazmente cuando las actividades de las profesiones que la integran están debidamente sincronizadas. Este proceso de industrialización no sólo ha continuado sin desmayo hasta la fecha, sino que de hecho se ha acelerado con la introducción de la automatización. La evolución de la ciudad industrial no ha reportado sólo consecuencias positivas. Los historiadores han llenado miles de páginas con la polémica en torno a si la nueva clase obrera (incluyendo en ella a muchos inmigrantes procedentes del campo) ha resultado o no beneficiada, tanto en el aspecto económico como en el social, por la destrucción de los antiguos sistemas sociales que han sido completamente barridos por la industrialización. Actualmente, a medida que ésta continúa extendiéndose inexorablemente sobre todo el planeta, su existencia sigue creando problemas sociales. Muchas ciudades tradicionales supervivientes ponen de manifiesto de múltiples maneras el conflicto entre su pasado preindustrial y su futuro industrial. Sin embargo, la tendencia es meridiana: de no producirse una guerra nuclear, la ciudad industrial se convertirá en la forma urbana dominante en todo el mundo, sustituyendo definitivamente a la ciudad preindustrial que constituyó la primera creación urbana del hombre. 31 32 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Gordon Childe La revolución urbana El concepto de “ciudad" es especialmente difícil de definir. El objetivo del actual ensayo es presentar la ciudad históricamente –o mejor dicho prehistóricamente como el resultado y el símbolo de una " revolución " que inició una nueva etapa económica en la evolución de la sociedad. La palabra revolución no se debe por supuesto tomar como denotar una catástrofe violenta repentina; aquí se utiliza para denotar la culminación de un cambio progresivo en la estructura económica y la organización social de las comunidades que causaron, o fue acompañada por, un aumento dramático en la población afectada, un aumento que aparecería como una fuerte curva en un gráfico de la población para algún caso en que hubieran datos disponibles. Una curva tal es observable a la hora de la revolución industrial en Inglaterra. Aunque son no demostrables estadísticamente, cambios comparables en la tendencia de la curva deben haber ocurrido en dos puntos anteriores en la historia demográfica de Gran Bretaña y de otras regiones. Aunque quizás menos agudos y menos durables, éstos deben indicar también cambios igualmente revolucionarios en economía. Pueden entonces ser observados además como transiciones entre etapas en el desarrollo económico y social. Los sociólogos y etnógrafos del siglo pasado clasificaron a las sociedades pre-industriales existentes en una jerarquía de tres etapas evolutivas, respectivamente "Salvajismo", "Barbarie " y "Civilización." Definidos por criterios convenientemente seleccionados, la jerarquía lógica de etapas se puede transformar en una secuencia temporal de edades, demostrada arqueológicamente en la misma secuencia donde quiera que ocurran. Salvajismo y Barbarie son IHAUB. FAUD. UNC 2011 reconocidos convenientemente y definidos apropiadamente por los métodos adoptados para procurarse alimentos. Los salvajes viven exclusivamente de alimento silvestre obtenido por recolección, caza o pesca. Los bárbaros, por el contrario, complementan estos recursos silvestres cultivando las plantas comestibles y –en el Viejo Mundo al norte del trópico– también criando los animales para alimentarse. A través del período Pleistoceno –la edad paleolítica de los arqueólogos– todas las sociedades humanas conocidas eran salvajes en el sentido precedente, y algunas tribus salvajes han sobrevivido en regiones apartadas hasta hoy. La barbarie en el registro arqueológico comenzó hace menos de diez mil años con la edad neolítica de arqueólogos. Representa así una etapa más tardía, así como más compleja, que el salvajismo. La etapa de civilización no se puede definir en términos tan simples. Etimológicamente la palabra está conectada con la "ciudad", y de hecho la vida en ciudades comienza en esta etapa. Pero la "ciudad " es en sí mismo ambiguo y los arqueólogos prefieren utilizar la "escritura " como criterio de la civilización; debe ser fácilmente reconocible y demuestra ser un índice confiable a características más profundas. Notan, sin embargo, que decir una población pasa a ser civilizada o que sabe leer y escribir, no implica que todos sus miembros puedan leer y escribir, ni que vivieron todos en ciudades. No hay caso registrado de una comunidad de salvajes que se civilizan, adoptando vida urbana o inventando una escritura. Donde quiera que se hayan construido ciudades, las aldeas de los agricultores analfabetos existieron previamente (excepto quizás donde una gente ya civilizada ha colonizado zonas deshabitadas). Así, la civilización, donde quiera y siempre que se presentara, sucedió a la barbarie. 33 Gordon Childe.. V. 1950. The Urban Revolution Town Planning Review, vol. 21, 1950, pp. 3-17. © Town Planning Review. El texto del presente ensayo se origina en el Capítulo VII del libro Los orígenes de la civilización Título original Man Makes Himself. 1936. Londres. Pitman Publishing. Traducción castellana en Fondo de Cultura económica de Argentina. 1990. Pág. 173218. Es importante para el lector, considerar que esta versión del texto es de 1950. Por lo tanto encontrará aseveraciones que hoy carecen de validez, como el hecho que para entonces no se hubiera excavado ningún centro urbano Maya. En efecto, los grandes estudios de Baton Ramie, Tikal y Chichen Itzá y Copán se harían a partir de los años 60. La importancia del texto radica en la introducción del concepto de Revolución, aplicado al conjunto de cambios interrelacionados que modifican radicalmente las condiciones de vida en algunos períodos históricos y prehistóricos. Este concepto es luego utilizado y reafirmado por muchos autores de reconocido prestigio internacional. Hemos visto que una revolución como la definimos aquí se debe reflejar en la estadística de la población. En el caso de la Revolución Urbana el aumento fue considerado principalmente por la multiplicación de los números de las personas que vivían juntos, es decir, en una sola área urbanizada. Las primeras ciudades representaron asentamientos de tamaños sin precedentes hasta ese momento. Por supuesto no sólo el tamaño constituyó su carácter distintivo. Encontraremos que en relación a estándares modernos aparecían ridículamente pequeñas y puede ser que encontráramos aglomeraciones de población hoy, a las cuáles no podría aplicarse la definición de ciudad. Con todo, cierto tamaño del asentamiento y la densidad de la población es una característica esencial de la civilización. Ahora la densidad de la población es determinada por el suministro de alimentos que a su vez es limitado por los recursos naturales, las técnicas para su explotación y el medio de transporte y de preservación de alimentos disponible. Estos factores han demostrado ser variables en el curso de la historia humana, y la técnica de obtener el alimento se ha utilizado ya para distinguir las etapas consecutivas llamadas salvajismo y barbarie. Bajo la economía de recolección del salvajismo la población era siempre demasiado escasa. En América aborigen la capacidad de carga [carrying capacity] de la tierra normal no mejorada parece haber sido entre .05 al .10 por milla cuadrada. Solamente bajo condiciones excepcionalmente favorables, las tribus pesqueras de la costa Noroeste sobre el Pacífico logran densidades de más de un ser humano por milla cuadrada. Por lo que podemos conjeturar de los restos desaparecidos, las densidades demográficas en Europa paleolítica y preneolítica eran menos que el americano normal. Por otra parte tales cazadores y colectores viven generalmente en pequeñas bandas trashumantes. En el mejor de los casos varias bandas pueden venir juntas por períodos sumamente breves en ocasiones ceremoniales tales 34 IHAUB. FAUD. UNC 2011 como los "corroborrees" australianos. Solamente en regiones excepcionalmente favorecidas pueden las tribus pescadoras establecer asentamientos como aldeas. Algunos asentamientos en las costas del Pacífico abarcaron más o menos treinta casas substanciales y durables, albergando a grupos de varios cientos de personas. Pero incluso estas aldeas fueron ocupadas solamente durante el invierno; para el resto del año sus habitantes se dispersaron en grupos más pequeños. No se ha encontrado nada comparable en épocas pre-neolíticas en el Viejo Mundo. La Revolución Neolítica permitió ciertamente el crecimiento de la población y aumentó enormemente la capacidad de carga de la tierra adecuada al cultivo. En las islas del Pacífico las sociedades neolíticas tienen hoy una densidad de 30 o más personas por milla cuadrada. En Norteamérica precolombina, sin embargo, donde la tierra no es restringida obviamente por mares circundantes, la densidad máxima registrada es poco menos que de 2 por milla cuadrada. Los agricultores del Neolítico podrían vivir por supuesto, y ciertamente lo hicieron, juntos en aldeas permanentes, aunque, debido a la economía rural extravagante practicada las aldeas tuvieron que ser cambiadas de lugar por lo menos cada veinte años, a menos que los campos fueran irrigados. Pero en conjunto el crecimiento de la población no fue reflejado tanto en la ampliación de cada asentamiento como en una multiplicación de asentamientos. En etnografía las aldeas neolíticas pueden jactarse solamente a algunos cientos habitantes (un par de "pueblos" en Nuevo México albergan a unos mil habitantes, pero quizás no pueden ser considerados como del neolítico). En Europa prehistórica la aldea neolítica más grande, hasta ahora, es Barkaer en Jutlandia, abarcaba 52 viviendas pequeñas de un ambiente, pero de 16 a 30 casas eran una figura más normal; el grupo habitacional promedio en época neolítica será de 200 a 400 miembros. Estas figuras bajas son por supuesto el resultado de limitaciones técnicas. En ausencia de vehículos y de caminos para el transporte de la abultada cosecha, las poblaciones tuvieron que vivir a corta y fácil distancia de los cultivos. Al mismo tiempo la economía rural normal de la edad neolítica, que ahora se llama roza y quema, condena a mucho más de mitad de la tierra de cultivo a quedar en barbecho de modo que se requirió áreas muy extensas. Tan pronto como la población de un asentamiento superara el número que se podrían sustentar de la tierra disponible, la población en excedente tuvo que moverse y encontrar un nuevo asentamiento. La Revolución Neolítica tuvo otras consecuencias junto al aumento de la población, y su explotación [de la población] pudo al final ayudar al aumento del excedente. La nueva economía permitía, y de hecho requería, al agricultor producir cada año más alimento que el necesario y guardarlo para mantenerse a él y su familia viva. En otras palabras hizo posible la producción regular de un excedente social. Debido al bajo rendimiento de la técnica neolítica, el excedente producido era insignificante al principio, pero podría ser aumentado hasta que exigió una reorganización de la sociedad. Ahora en cualquier sociedad de la Edad de Piedra, Paleolítico o Neolítico, salvaje o bárbaro, todos pueden por lo menos en teoría fabricar las pocas herramientas imprescindibles, los paños modestos y los ornamentos simples que cada uno requiere. Pero cada miembro de la comunidad local, no descalificado por edad, debe contribuir activamente y personalmente al suministro de alimentos comunal cazando, pescando, cultivando un huerto o pastoreando. Mientras éste sistema perdura, no puede haber especialistas a tiempo completo, ninguna persona ni clase de personas que dependan para su sustento del alimento producido por otros y obtenido en el intercambio de mercancías materiales o inmateriales o servicios. Encontramos de hecho hoy en día entre los bárbaros de la Edad de Piedra e incluso salvajes artesanos expertos IHAUB. FAUD. UNC 2011 (por ejemplo picadores de pedernal entre los Ona de Tierra del Fuego), hombres que claman ser expertos en magia, e incluso jefes. En Europa Paleolítica también hay cierta evidencia de magos e indicaciones de jefaturas en épocas pre-neolíticas. Pero observando con cuidado descubrimos que estos expertos no son hoy especialistas a tiempo completo. El pica piedra del Ona debe pasar la mayoría de tiempo cazando; él sólo agrega a su dieta y a su prestigio haciendo puntas de flecha para clientes que lo recompensan con dádivas. Igualmente, un jefe del precolombino, aunque con derecho a los regalos acostumbrados y a los servicios de sus seguidores, debe sin embargo conducir personalmente expediciones de caza y de pesca y podía mantener su autoridad solamente por su industria y valor en estos eventos. Ocurre lo mismo en sociedades bárbaras que todavía están en la etapa neolítica, como la Polinesia donde la industria en cultivar un huerto toma el lugar del valor en la caza. La razón es que no habrá simplemente suficiente alimento para subsistir a menos que cada miembro del grupo contribuya a la producción. El excedente social no es bastante grande para alimentar bocas ociosas. La división social del trabajo, excepto esos rudimentos impuestos por edad y el sexo, es así imposible. Por el contrario, en la comunidad de empleo, la absorción común en la obtención del alimento por los dispositivos similares garantiza cierta solidaridad al grupo. Pues la cooperación es esencial para asegurar el alimento y abrigo y para la defensa contra enemigos, humanos y no humanos. Esta identidad de intereses y de necesidades económicas es repetida y magnificada por la identidad de la lengua, de costumbres y de creencias; una rígida conformidad se hace cumplir con tanta eficacia como el empeño en la búsqueda común de alimento. Pero conformidad y cooperación industriosa no necesitan de la organización del estado para mantenerlos. El grupo local consiste generalmente en un solo clan (las personas que creen descender de un antepasado común y que han obtenido un reclamo místico a tal descendencia por adopción ceremonial) o un grupo de clanes relacionados 35 Excedente social por matrimonio común entre ellos. Y el sentimiento del parentesco es reforzado o suplido por ritos comunes concentrados en cierto altar ancestral o lugar sagrado. La arqueología no puede proporcionar ninguna evidencia para la organización del parentesco, pero los altares ocuparon el lugar central en aldeas de Mesopotamia antes de la escritura, y el túmulo alargado, una tumba colectiva que domina el sitio presumido de la mayoría de las aldeas neolíticas en Gran Bretaña, puede haber sido también el altar ancestral en el cual convergieron las emociones y las actividades ceremoniales de los aldeanos del pueblo. Sin embargo, la solidaridad así idealizada y simbolizada concretamente, realmente se basa en los mismos principios que el de una jauría de lobos o de una manada de ovejas; Durkheim la ha llamó "mecánica." Ahora entre algunos bárbaros avanzados (por ejemplo los tatuadores o talladores de madera entre los maorí) todavía con tecnología neolítica encontramos artesanos expertos con tendencia hacia el estatus de profesionales a tiempo completo, pero solamente al costo de apartarse de la comunidad local. Si ninguna aldea puede producir excedente bastante grande para alimentar a un especialista a tiempo completo todo el año, cada uno debe producir suficiente para mantenerlo una semana o más. Viajando de aldea a aldea un experto pudo haber vivido enteramente de sus trabajos. Tales artesanos itinerantes perderían su calidad de miembros del grupo de parentesco sedentario. Podrían acabar formando una organización análoga propia – un clan de artesanos, que, si se mantiene hereditario, puede convertirse en una casta, o, si recluta sus miembros principalmente por adopción (el aprendizaje en la antigüedad y de la Edad Media era apenas adopción temporal), puede convertirse en un gremio. Pero tales especialistas, por la emancipación de los lazos de parentesco, también han perdido la protección de la organización del parentesco que solamente durante la Barbarie, garantizaba a sus 36 IHAUB. FAUD. UNC 2011 miembros seguridad de persona y de propiedad. La sociedad debe reorganizarse para acomodarles y para protegerles. En prehistoria la especialización del trabajo comenzó probablemente con los expertos ambulantes similares. La prueba arqueológica es difícil de esperar, pero en etnografía los metalurgos son especialistas casi siempre a tiempo completo. Y en Europa al principio de la Edad de Bronce el metal parece haber sido trabajado y abastecido por herreros ambulantes que parecen haber funcionado como latoneros chapuceros y otros ambulantes de épocas mucho más recientes. Aunque no hay tal evidencia positiva, igual sucedió probablemente en Asia al principio de la metalurgia. Debe por supuesto haber habido además otros artesanos especialistas que, como el ejemplo de Polinesia advierte, los arqueólogos no podrían reconocer porque trabajaron en materiales perecederos. Un resultado de la Revolución Urbana será rescatar a tales especialistas del nomadismo y garantizarles seguridad en una nueva organización social. Hace aproximadamente 5.000 años el cultivo por irrigación (combinada con ganadería y pesca) en los valles del Nilo, del Tigris Euphrates y el Indus había comenzado a rendir un excedente social, bastante grande para apoyar a un número de especialistas residentes que fueron exentos de la producción de alimentos. Transporte por ríos, suplido en Mesopotamia y el valle del Indus por los vehículos con ruedas y aún en Egipto por los animales de carga, hizo fácil de recolectar alimentos en algunos centros. Al mismo tiempo la dependencia del agua de río para la irrigación de los cultivos restringió las áreas cultivables mientras que la necesidad de canalizar las aguas y de proteger viviendas contra las inundaciones anuales impulsó la agregación de la población. Así surgieron las primeras ciudades – unidades del asentamiento diez veces más grandes que cualquier aldea neolítica conocida. Puede ser propuesto que todas las ciudades en el Viejo Mundo son vástagos de las de Egipto, de Mesopotamia y de la cuenca del Indus. Este último no necesita ser considerado si se usa una definición mínima de civilización. Debe ser deducida de una comparación de sus manifestaciones independientes. Pero unos tres milenios más tarde surgieron las ciudades en América Central, y es imposible probar que los Maya debieron cualquiera de sus avances directamente a las civilizaciones urbanas del Viejo Mundo. Sus logros deben por lo tanto ser considerados en nuestra comparación, y su inclusión complica seriamente la tarea de definir las condiciones previas esenciales para la Revolución Urbana. En el Viejo Mundo la economía rural que rindió el excedente se basó en el cultivo de cereales combinados con ganadería. Pero esta economía había sido hecha más eficiente como resultado de la adopción de la irrigación (que permite el cultivo sin períodos prolongados del barbecho) y de importantes invenciones y descubrimientos – metalurgia, el arado, el barco a vela y la rueda. Los Maya no conocían ninguno de estos dispositivos; no criaron ningún animal para leche o carne; aunque cultivaron el maíz, utilizaron la misma técnica de roza y quema que los agricultores Neolíticos en Europa prehistórica o en las islas del Pacífico de hoy. Por lo tanto la definición mínima de una ciudad, el factor común más grande al Viejo y Nuevo Mundo, será reducida substancialmente y empobrecida por la inclusión de los Maya. Sin embargo, diez criterios algo abstractos, todos deducibles de los datos arqueológicos, sirven para distinguir incluso las ciudades más tempranas de cualquier aldea más antigua o contemporánea. Respecto al tamaño las primeras ciudades deben haber sido más extensas y pobladas más densamente que cualquier asentamiento anterior, aunque considerablemente más pequeñas que muchas aldeas de hoy. Es de hecho solamente en Mesopotamia y la India que las primeras poblaciones urbanas pueden ser estimadas con alguna confianza o precisión. Allí las excavaciones han sido suficientemente extensas e intensivas para revelar el área total y la densidad de la construcción en barrios muestreados y en ambos IHAUB. FAUD. UNC 2011 respectos han revelado correlación con ciudades orientales menos industrializadas de hoy. La población de las ciudades sumerias, así calculada, era entre 7.000 y 20.000; Harappa y Mohenjo–Daro en el valle del Indus deben haberse aproximado a la cifra más elevada. Podemos solamente deducir que las ciudades egipcias y maya eran de magnitud comparable por la escala de trabajos públicos, ejecutada probablemente por las poblaciones urbanas. En la composición y función la población urbana se diferenció pronto de la de cualquier aldea. La mayoría de los ciudadanos seguían siendo campesinos, cosechando las tierras y las aguas adyacentes a la ciudad. Pero todas las ciudades deben haber albergado además las clases que no se procuraban su propio alimento por la agricultura, ganadería, pesca o recolección: los especialistas artesanos, los trabajadores del transporte, los comerciantes, los funcionarios y los sacerdotes, todos a tiempo completo. Todo ellos eran por supuesto mantenidos por el excedente producido por los campesinos que vivían en la ciudad y en aldeas dependientes, pero no se aseguraban su parte intercambiando directamente sus productos o servicios por granos o pescado con campesinos individuales. Cada productor primario pagó sobre el minúsculo excedente que podía producir del suelo con sus herramientas muy limitadas un diezmo o impuesto a una deidad imaginaria o a un rey divino que acumulaba así el excedente. Sin esta acumulación, debido a la baja productividad de la economía rural, no habría capital eficaz disponible. Edificios públicos verdaderamente monumentales no sólo distinguían cada ciudad de cualquier aldea sino que también simbolizaban la concentración del excedente social. Cada ciudad sumeria era desde el principio, dominada por uno o más templos majestuosos. Situada en un lugar central se ubicó una plataforma del ladrillo levantada más alta que las viviendas circundantes, y conectada generalmente con una montaña artificial, la torre o el ziggurat. Pero unidos a los templos, estaban los talleres y los almacenes, y una dependencia importante 37 de cada templo principal era un gran granero. Harappa, en la cuenca del Indus, fue dominado por una ciudadela artificial, ceñido con un terraplén masivo de ladrillos cocidos en horno, conteniendo probablemente un palacio y dominando un enorme granero y los cuarteles de artesanos. No se ha excavado ningún templo ni palacio temprano en Egipto, pero el valle del Nilo estuvo dominado por las tumbas gigantescas de los faraones divinos mientras que los registros administrativos mencionan la existencia de graneros reales. Finalmente las ciudades Maya se conocen casi exclusivamente a partir de los templos y por las pirámides de piedra esculpida que las dominaron. Por lo tanto en Sumer el excedente social era de hecho concentrado primero en manos de un dios y almacenado en su granero. Esto era probablemente igual en América Central mientras que en Egipto el faraón (rey) era sí mismo un dios. Pero por supuesto las deidades imaginarias fueron servidas por los sacerdotes quienes, además de ritos elaborados y a menudo sanguinarios de la celebración en su honor, administraron las propiedades terrenales de sus amos divinos. En Sumer de hecho el dios muy pronto, si no incluso antes de la revolución, compartió su abundancia y energía con un virrey mortal, el "Rey de la Ciudad" quién actuaba como gobernante civil y líder en la guerra. El faraón divino fue asistido naturalmente por una amplia jerarquía de funcionarios. Todos aquellos no implicados en la producción de alimentos fueron por supuesto mantenidos en primera instancia por el excedente acumulado en el templo o graneros reales y eran así dependientes del templo o corte. Pero naturalmente los sacerdotes, los líderes civiles y militares y los funcionarios absorbieron una parte importante del excedente acumulado y formaron así una " clase gobernante". Al contrario de un mago del Paleolítico o de un jefe del Neolítico, estaban, tal como lo dijo un escriba egipcio, "exento de toda tarea manual." Por otra parte, las clases más bajas tenían garantizadas solamente paz y seguridad, pero fueron 38 IHAUB. FAUD. UNC 2011 relevadas de tareas intelectuales que muchos hallaban más molestas que cualquier trabajo físico. Además de tranquilizar las masas asegurando que el sol iba a amanecer el día siguiente y el río inundaría otra vez el año próximo (la gente que no tiene cinco mil años de experiencia de observar fenómenos naturales realmente se preocupa de tales asuntos), las clases gobernantes confirieron beneficios substanciales a sus sujetos en temas de planeamiento y de organización. Estas sociedades estaban forzadas a inventar sistemas de registro y ciencias exactas, pero eminentemente prácticas. La mera administración de los extensos tributos de un templo sumerio o de un faraón egipcio por una vitalicia corporación de sacerdotes o de funcionarios obligó a sus miembros a idear los métodos convencionales de registro que debían ser inteligibles a todos sus colegas y sucesores, es decir, inventar sistemas de la escritura y de numeración. La escritura es así una significativa, así como un conveniente, marca de la civilización. Pero mientras que la escritura es un rasgo común a Egipto, a Mesopotamia, al valle del Indus y a América Central, los caracteres mismos eran diferentes en cada región así como lo eran los materiales normales de la escritura – papiro en Egipto, arcilla en Mesopotamia. Los sellos o estelas grabados que proporcionan la única amplia evidencia para la escritura temprana del Indus y Maya, representan más que los vehículos normales para la escritura que los documentos comparables Egipto y de Sumer. La invención de la escritura – o más bien las invenciones de escrituras – proveyó el tiempo libre a funcionarios para proceder a la elaboración de las ciencias exactas y proféticas – aritmética, geometría y astronomía. Obviamente beneficioso y atestiguado explícitamente por los documentos egipcios y Maya era la determinación correcta del año tropical y de la creación de un calendario. Estos permitieron a los gobernantes regular con éxito el ciclo de operaciones agrícolas. Pero una vez más los calendarios egipcio, Maya y babilónicos eran tan diferentes como algunos sistemas basados en una sola unidad natural podrían ser. Las ciencias del calendario y matemáticas son características comunes de las civilizaciones más tempranas y son también el corolario del criterio de los arqueólogos, la escritura. Otros especialistas, apoyados por el excedente social acumulado, dieron una nueva dirección a la expresión artística. Los salvajes incluso en época Paleolítica habían intentado, a veces con éxito asombroso, representar animales e incluso a hombres como los vieron –concreta y naturalmente–. Los agricultores neolíticos nunca hicieron eso; intentaron apenas siempre representar objetos naturales, pero prefirieron simbolizarlos por los patrones geométricos abstractos que en la mayoría pueden sugerir por algunos rasgos un hombre o una bestia o una planta fantástica. Pero los artistas-artesanos egipcios, sumerios, del Indus y Maya –los escultores, los pintores, o grabadores de sellos a tiempo completo– comenzaron una vez más a tallar, a modelar o a dibujar semejanzas de personas o de cosas, pero no más con el naturalismo primitivo del cazador, pero con estilos conceptuados y sofisticados diferentes en cada uno de los cuatro centros urbanos. Otra parte del excedente social concentrado fue utilizada para pagar la importación de materias primas, necesitadas por la industria o el culto y no disponible localmente. Rutas de intercambio "foráneo" regulares sobre distancias muy largas eran una característica de todas las civilizaciones tempranas y, aunque común entre bárbaros más tarde, no se atestiguan ciertamente en el Viejo Mundo antes de 3.000 a.C. ni en el Nuevo Mundo antes del "imperio" Maya. Las rutas de comercio regulares se extendieron desde Egipto por lo menos hasta Biblos en la costa Siria mientras que Mesopotamia fue conectada por comercio con el valle del Indus. Mientras que los objetos del comercio internacional eran al principio objetos de "lujo", incluyeron ya materias primas industriales, en el Viejo Mundo metal mientras que el Nuevo Mundo era obsidiana. A este grado las primeras ciudades eran dependientes para sus materias primas en el comercio IHAUB. FAUD. UNC 2011 a larga distancia, como la aldea neolítica nuca lo fue. Así en la ciudad, los artesanos especialistas eran provistos de las materias primas necesarias para el empleo de sus habilidades y también garantizaron seguridad en una organización del estado basada ahora en residencia más que en parentesco. Ser itinerante no era más obligatorio. La ciudad era una comunidad a la cual un artesano podría pertenecer política así como económicamente. Sin embargo, para reciprocar la seguridad llegaron a ser dependientes en el templo o la corte y fueron relegados a las clases más bajas. Las masas campesinas ganaron incluso menos ventajas materiales; en Egipto, por ejemplo, el metal no substituyó la vieja piedra y las herramientas de madera para el trabajo agrícola. Pero, quizás imperfectamente, incluso las comunidades urbanas más tempranas deben haberse ligadas por una clase de solidaridad que no existía en cualquier aldea neolítica. Los campesinos, los artesanos, los sacerdotes y los gobernantes forman a una comunidad, no solamente por causa de la identidad de la lengua y de la creencia, pero también porque cada uno realiza funciones mutuamente complementaria, necesaria para el bienestar (según lo redefinido bajo civilización) del conjunto. De hecho las ciudades más tempranas ilustran una primera aproximación a una solidaridad orgánica basada sobre una complementariedad funcional y la interdependencia entre todos sus miembros como ocurre entre las células constitutivas de un organismo. Por supuesto esto es solamente una aproximación muy distante. No obstante la necesaria acumulación del excedente dependía realmente de las fuerzas de la producción existentes, aparecía un conflicto incipiente de los intereses económicos entre la pequeña clase gobernante, que anexó la mayoría del excedente social, y la mayoría extensa que fue dejada con lo mínimo necesario para subsistir y fue excluida de las ventajas espirituales de la civilización. Así la solidaridad tenía todavía que ser mantenida por los dispositivos ideológicos apropiados a la solidaridad mecánica de la Barbarie según lo expresado en la preeminencia del 39 templo o del altar sepulcral, y ahora suplida por la fuerza de la nueva organización del estado. No había lugar para escépticos o sectarios en las ciudades tempranas. Estos diez rasgos agotan los factores comunes a las ciudades tempranas que la arqueología puede detectar, ayudada en el mejor de los casos por fuentes escritas fragmentarias y a menudo ambiguas. Ningún elemento específico de planeamiento urbano, por ejemplo, puede ser probado como característica de estas ciudades; porque por un lado las ciudades egipcias y Maya todavía no se han excavado; por otro lado, las otras aldeas neolíticas fueron a menudo amuralladas; un sistema elaborado de alcantarillas drenó la aldea de Orcadian de Skara Brae; casas de dos pisos fueron construidos en pueblos de precolombinos, etc. Los factores comunes son bastante abstractos. Concretamente, las civilizaciones egipcia, sumeria, del Indus y Maya eran tan diferentes como los planes de sus templos, los caracteres de sus escrituras y de sus convenciones artísticas. En vista de esta divergencia y porque no hay hasta ahora evidencia para una prioridad temporal de un centro del Viejo Mundo (por ejemplo, Egipto) sobre el resto ni para contactos entre América Central y ningún otro centro urbano, las cuatro revoluciones apenas consideradas pueden considerarse como mutuamente independientes. Por el contrario, todas las civilizaciones más tardías en el Viejo Mundo se pueden ver como descendientes lineales de las de 40 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Egipto, de Mesopotamia o del Indus. Pero éste no era un caso reproducir organizaciones similares. Las civilizaciones marítimas de la Edad de Bronce de Creta o Grecia clásica por ejemplo, por no decir nada de la nuestra, se diferencian más de sus supuestos antepasados que entre ellas mismas. Pero las revoluciones urbanas que les dieron nacimiento no empezaron de la nada. Podrían haber tomado y seguramente lo hicieron de los avances y progresos acumulados en los tres centros primarios. Eso es lo más obvio del caso del bagaje cultural. Hoy seguimos usando el calendario de los egipcios y las divisiones del día y la hora sumerias. Nuestros antepasados europeos no tuvieron que inventar ellos mismos estas divisiones del tiempo ni repetir las observaciones en las cuales se basan; simplemente los tomaron y mejoraron sólo un poco los sistemas elaborados hace 5.000 años Pero lo mismo puede ser cierto también del bagaje material. Los egipcios, los sumerios y la gente de Indus habían acumulado reservas extensas de excedentes de alimento. Al mismo tiempo tuvieron que importar las materias primas necesarias del extranjero, como metales y madera de construcción así como objetos suntuarios o de "lujo". Las comunidades que controlaban estos recursos naturales podían reclamar una tajada del excedente urbano. Podían utilizarlo como el capital para apoyar a especialistas a tiempo completo, artesanos o gobernantes, hasta que los logros de estos últimos en tecnología y organización hubieran enriquecido tanto las economías bárbaras que les permitiría a su vez producir también un excedente substancial. Arq. Rafael E. J. Iglesia El legado griego 1. CULTURA GRIEGA Y ADAPTACIÓN DEL ESPACIO El contenido de este estudio se desarrolla alrededor de los siglos "clásicos" de la Grecia antigua, los siglos V y IV a.C.: y esta preferencia se debe a que en ellos se define, aunque no culmina, un proyecto cultural que los helenos elaboraron y probaron desde los tiempos heroicos que Homero cantara. Es en los tiempos de Pericles luego de la derrota persa y con la instauración de un gobierno democrático, cuando la estructurada cultura griega aparece definida claramente. Sus elementos se destacan lo suficiente como para identificarlos con precisión y sus relaciones recíprocas aparecen claras y definidas. La organización social y económica, el sistema de gobierno y una axiología integrada por principios religiosos, filosóficos y precientíficos configuran un todo cultural tan deslumbrante que muchos de sus rasgos y pautas no sólo influyeron decisivamente en el desarrollo histórico de nuestra sociedad sino que continúan vigentes aún en nuestros días. Esta ''unidad histórica" mantiene por lo menos durante tres siglos (V, IV y III a.C.), antes, todo aparece como preparación agitada y llena de expectativas, después, bajo el impulso imperial macedónico y romano, todo es consumación, en algunos casos, como el de la democracia, colapsó; pero en lo fundamental es desarrollo, desenvolvimiento y cambio de lo que maduró previamente. Este fenómeno fue reconocido por sus propios protagonistas y más precisamente por los atenienses. Péneles pudo decir que Atenas era la Hélade de la Hélade y este juicio fue compartido aún por los enemigos de la entonces orgullosa ciudad madre de los jonios. IHAUB. FAUD. UNC 2011 Las necesidades espaciales de esta cultura se definen también con precisión, Pericles utiliza, contra la opinión de muchos de sus conciudadanos y sin el consentimiento de sus aliados, el tesoro de la Liga marítima délicoática para construir los templos del Acrópolis ateniense, justificando su actitud en la preeminencia ejemplar de Atenas y en la necesidad de un signo espacial que exponga a todos la excelencia del patrimonio cultural griego. Este gesto define con claridad la actitud griega frente al hábitat artificial: todo esfuerzo de adaptación del espacio natural a las actividades humanas está dirigido a mantener y engrandecer la polis. La administración del espacio habitable es primordialmente, una cuestión política en el sentido más original de la palabra. No encontraremos entonces sofisticadas adaptaciones del espacio habitable. Desde el pasado tribal, la austeridad fue la característica más sobresaliente de la griega sobre su hábitat, ejemplo exaltado lo da Esparta; y esta actitud se mantiene hasta la dominación macedónica. 2. LA POLIS "La civilización de los fenicios no fue más allá de los comienzos de la ciudad-estado. La perfección de la ciudad-estado sagrada, la polis, la lograron dos grandes pueblos del mundo clásico, los griegos y los romanos. Y esta perfección de la polis significa mucho más; antes que nada significa el establecimiento de una ciudad auténtica, y después el de un verdadero estado. Significa el principio de la democracia, la primera forma de autonomía de un pueblo libre consciente de sí. Conduce al conocimiento de sí mismo de parte del 41 Iglesia, Rafael E. J. Coordinador El Legado Griego Espacios. Colección historia Espacio Editora. Bs. As.1979 Esquema de la ciudad de Atenas: 1. Vía panatenaica. 2. Ágora. 3. Acrópolis. 4. Areópago. 5. Pnix. 6. Teatro de Dionisio ser humano; esto supone el concepto del individuo, y junto con él, el concepto de la humanidad unificada". (KAHLER, 77). Esta ferviente adhesión a la ciudad-estado que los griegos llamaron "polis" es compartida por la mayoría de los estudiosos. Sin embargo, las evidencias aconsejan algunas limitaciones en los desbordes de admiración. Primero, la polis permitió el desarrollo de la democracia, pero con características diferentes a las que el mundo moderno busca en la democracia actual; segundo, "La Atenas del siglo V nos provee el primer ejemplo adecuadamente documentado de un gobierno popular, (pero) su carácter popular no debe ser exagerado. En primer lugar, las mujeres no tuvieron lugar en la vida pública. Las viudas de los ciudadanos estaban casi tan completamente recluidas como las mujeres lo están en los países islámicos; y frente a la ley estaban en una posición peor que la de sus hermanas de Asiria y de Babilonia. Segundo, la ciudadanía era un privilegio hereditario del cual estaban rigurosamente excluidos los residentes extranjeros. Aunque en la estimación de Comme estos totalizaban un décimo de la población y constituían la mayoría de los artesanos y manufactureros. Finalmente, la industria estaba basada en la esclavitud; aun el pequeño granjero tenía generalmente un esclavo o dos, y la mayoría de los obreros de las minas y de las fábricas y hasta los policías eran esclavos. Aunque los ciudadanos trabajaban en las granjas, desempeñaban oficios, tomaban pequeños contratos de obras públicas o trabajaban como asalariados de otros ciudadanos, y aún lo hacían en las minas, su ocio para la política y la cultura estaba asegurado principalmente a costa de sus mujeres, los extranjeros sin participación en el gobierno y los esclavos que no tenían ningún tipo de derecho". (CHILDE, 207). No podemos olvidar pues, aún dentro de la admiración que la cultura griega se merece, que parte de la admiración por la polis está basada en una fantasía 42 IHAUB. FAUD. UNC 2011 nacida de las expectativas puestas en la democracia moderna. ". . .el pueblo ateniense fue en un sentido solamente una clase dirigente excepcionalmente extensa y diversificada. La apariencia de democracia económica se logró no tanto por una distribución equitativa de la riqueza que produjo, sino utilizando procedimientos de explotación para mitigar la pobreza de sus secciones pobres. Cuando el abastecimiento exterior se terminó por la pérdida del imperio, el conflicto entre pobres y ricos se expresó nuevamente en violencia. En lo que siguió Atenas perdió su completa autonomía y retornó a una oligarquía moderada con apoyo extranjero. . ." (CHILDE, 207). La polis fue una organización distinta a la de las sociedades urbanas orientales, cuya función principal era la administración religiosa y monárquica de un territorio extendido, sometido al poder de los habitantes de la ciudad. Luego de la ruptura de los vínculos paternalistas familiares y monárquicos, la organización de la polis tendía a asegurar a cada uno de sus integrantes un alto grado de participación social y a partir de este objetivo se estructuraron los grupos y se fijaron los roles de cada uno de los elementos actuantes, siendo la célula social el ciudadano, un individuo nacido en el territorio común y ligado a los otros por la cohabitación (sinoicismo); las normas que regulaban la conducta del ciudadano y los valores que las justificaban apuntaban todos al mismo propósito. La sociedad de la polis fue una sociedad "cara a cara" donde las relaciones entre los individuos eran inmediatas y no requerían instituciones mediadoras, esa fue, creo, la característica más admirable de la democracia ateniense. Para llegar a esta situación hubo de superarse la etapa de la ciudad "oligárquica" de los tiempos homéricos, cuya característica más notable fue la vigencia de dos principios de unión: "La unidad territorial y la autoridad de un príncipe o de un senado. En una confederación de familias, los agentes colectivos que ejercen el control social son los jefes de familia o de clan. El consejo es la institución que los une, sean cuales sean los poderes que en su seno ejercen los jefes. En la ciudad cambia la estructura de la acción colectiva y la del poder, al mismo tiempo que la organización social y la del espacio. Se construye la ciudadela, se establece un gobierno sólido, que dispone de una fuerza propia. Al mismo tiempo, las familias y clanes deben dejar de desempeñar su antiguo papel, con lo que la vieja preponderancia patriarcal se debilita con el plano social y espacial. En las primeras ciudades griegas, los esclavos, libertos, extranjeros e incluso los hombres libres del pueblo se encuentran en una situación muy diferente a la de los nobles —la aristocracia—, poseedores de ese bien por antonomasia que es la tierra. La ciudadela y el príncipe garantizan la protección del país y también el dominio de los grandes propietarios sobre las tierras que rodean a la ciudad; garantizan la propiedad y la dominación de la aristocracia con respecto al demos. "(LEDRUT, 31). Es la clase dominante, la propietaria de la tierra, la que establece las condiciones de subordinación del pueblo "masa de los que no tienen ninguna parte en el consejo" como decía Homero, el que agregaba: "cuando se es pueblo no se cuenta". "Hay que hacer notar que la organización social del espacio urbano corresponde a esa división de patricios y plebeyos. En todas las ciudades de este tipo hay un barrio aristocrático, inmediato al lugar de reunión de los consejos y próximo a los acantonamientos de las fuerzas militares y policíacas". (LEDRUT, 34) La ciudad, aristocrática o "patricia", como la llamó WEBER, fue sustituida por la polis democrática, cuyas bases institucionales fueron dadas en Atenas por Clístenes (520 a.C.) y que en tiempos de Pericles llegó a concretarse en el modelo más desarrollado de la democracia griega. "La polis es primero, una ciudad enteramente desarrollada, una comunidad de gente, un lugar sólidamente establecido en la tierra, donde la gente vive junta y los hombres tratan entre sí a un pie de igualdad, donde se consultan unos a otros sobre asuntos IHAUB. FAUD. UNC 2011 de interés común, y donde compiten y comercian libremente por el poder y la riqueza. Pero una polis no es sólo una ciudad, no es lo que llamamos ahora así, una parte incorporada a una unidad más grande y superior, una parte subordinada a un estado o nación. Una polis no es sólo una ciudad, sino al mismo tiempo una unidad política y religiosa completa; supone soberanía religiosa y política". (KAHLER, 77) En resumen, la polis era jurídicamente un estado, emocionalmente un pueblo, un país y su gente constituía una nación. Este conjunto social requería espacios adaptados para sus actividades. Los griegos, para quienes el concepto de vacío era análogo al de "caos", es decir, lo opuesto al "orden", no concebían el vacío, no tenían por ejemplo, una palabra para designar al espacio como algo no corpóreo; en su sistema numérico no conocían el cero. Su concepción del espacio preferenciaba a lo lleno sobre lo vacío, el volumen sobre el fondo, en resumidas cuentas, lo corpóreo. Por eso el espacio debía tener límites. La polis debía estar limitada y su extensión era aquella dentro de la cual todos podían establecer una relación inmediata y personal. Una medida propuesta fue el número de ciudadanos que podían reunirse en un teatro y a quienes podía llegar naturalmente la voz de un orador. Así determinó Platón el tamaño de su ciudad ideal. La reunión y el encuentro determinaban la calidad y la extensión del espacio necesario para la polis. Desde un principio la ciudad fue para los griegos, la residencia de los hombres, no la de los dioses o la de los reyes sagrados, su función no fue ni el culto ni los servicios de la corte, como lo fue en las ciudades orientales; su función fue la de posibilitar y estimular la comunicación entre los ciudadanos. En la Grecia antigua tenemos una ciudad dondequiera que nos encontremos en presencia de una comunidad organizada, que posea instituciones políticas autónomas, bien definidas, con una asamblea, un consejo, magistrados, un estatuto político del 43 ciudadano, un conjunto de creencias religiosas comunes y, en la aglomeración principal, los edificios que permitan la realización de esas funciones. El agrupamiento autónomo de los ciudadanos y el ejercicio de las funciones político-religiosas deben constituir el elemento esencial de toda definición de la ciudad griega, sea cual fuera la importancia numérica de ese agrupamiento, la extensión territorial de la ciudad y el carácter monumental de los edificios". (MARTIN, 1956,31) La polis, el elemento más importante de la cultura griega, es en un aspecto espacial, el lugar de encuentro y residencia. Desde un principio, la asociación familiar y tribal se basó en el reparto de las tierras productivas mientras la residencia se fijaba en un lugar menos extenso y común: la villa, que permitía, no solo la defensa contra los ataques enemigos, sino el encuentro y la relación personal inmediata. El territorio ocupado por la villa se dividía en solares, cada uno de los cuales pertenecía a una familia. Esta residía allí y el solar era su territorio privado, dominio que el fuego sagrado simbolizaba. El solar más la parcela de tierra cultivable era la posesión privada básica. Los solares se agrupaban en forma compacta y ocupaban la mayor parte de la superficie de la ciudad. La ciudad era lugar de residencia de los habitantes rurales, no a la inversa como sucedió en la Edad Media. En la ciudad griega nunca llegaron a distinguirse los habitantes rurales de los residentes urbanos: el hábitat rural y el hábitat urbano tenían los mismos usuarios. Ciudad y campo eran elementos interactuantes y constituyentes por igual del estado. Todo ciudadano era un campesino, o por lo menos un propietario agrícola y aún en el período de mayor desarrollo económico de Atenas, el comercio y la industria, actividades características de las ciudades medievales y modernas, eran ejercidas principalmente por los "metecos", los extranjeros y no por los ciudadanos. Esta inexistencia de oposición entre campesinos y ciudadanos es quizá, la causa de la ausencia de murallas en las ciudades 44 IHAUB. FAUD. UNC 2011 griegas. La ciudad griega no fue nunca asediada por campesinos, cuando se amuralló en el período heroico, fue para proporcionar un refugio a todos (campesinos o no) frente a la invasión extranjera. En general, como los dueños de la ciudad fueron siempre los campesinos, las murallas no fueron necesarias y Esparta es un ejemplo claro de ello. En la génesis de las agrupaciones humanas griegas está el sinoicismo (sin: con; oikos: habitar), término con el que se designó el agrupamiento de varios clanes familiares, de allí que las primeras necesidades espaciales fueran las de explotación y residencia; reparto de tierras cultivables y asignación de solares en la villa. La unión o la cohabitación se realizaba bajo la advocación de un dios, el que tenía su residencia en un accidente natural; árbol, fuente, río, promontorio. Sin embargo el carácter sagrado que estos lugares pudieron tener no impidió que con el tiempo, se designaran con ese carácter otros espacios, como el del Acrópolis, destinados a las actividades del culto. Allí se levantarán los templos, pero no con el carácter de residencia o casa de los dioses, sino como símbolo de su existencia. Ni Atenas, ni Apolo, ni Zeus residían en los templos a ellos dedicados. Eran espacios instrumentales necesarios para la liturgia pero. No espacios cuyo señor efectivo fuera el dios. En el proceso del sinoicismo la divinidad actúa como un factor de unión y el espacio que se le asigna en la ciudad será el determinado por las necesidades humanas del culto y por las necesidades divinas del dios. La primera necesidad espacial es la distribución de los terrenos cultivables cuya propiedad está en el origen del fuerte rasgo aristocrático que, aún en tiempos de la democracia, ha de tener la cultura griega. Los solares ciudadanos se asignan sin un orden previo, la mayoría de las primitivas ciudades griegas son una acumulación de viviendas pegadas unas a otras, agrupadas en islotes (ínsula) enhebrados por callejuelas espontáneas y tortuosas. Los solares urbanos tienen el tamaño estrictamente necesario para las viviendas y con excepción del patio central, todos los espacios no cubiertos son los espacios públicos. Durante todo el desarrollo de la ciudad griega, hasta su apogeo en el periodo helenístico, la vivienda es considerada un bien de uso, lo que no significa que no hubiera acto de compra y venta de bienes inmobiliarios. En general la vivienda no fue preponderantemente una mercancía, un bien de cambio con el cual se podía lucrar. Ni la venta ni el alquiler eran motivos de la construcción de viviendas y éstas se construyeron para satisfacer estrictamente las necesidades habitacionales de sus dueños, las que, como veremos más adelante, fueron de una austeridad rayana en la pobreza. 3. LOS ELEMENTOS MORFOLÓGICOS DE LA POLIS Del carácter mismo de la organización social de la polis se deducen sus necesidades espaciales: estas fueron primordialmente las destinadas a los actos o actividades públicas. De allá que los elementos constituyentes de la morfología urbana fueran principalmente los espacios públicos o dicho con más precisión, los espacios sociales. La agrupación de hogares en los barrios no fue un factor determinante en la configuración, las ciudades, la vivienda era necesaria, pero no era una necesidad espacial privilegiada por la polis. Por otra parte, el ágora, los edificios públicos, el teatro y los territorios sagrados de los santuarios (el Acrópolis, por ejemplo) sí fueron las respuestas espaciales a las necesidades cívicas (políticas) y por lo tanto constituyen los principales elementos morfológicos de la ciudad griega. Las calles y los barrios no tenían la función de condensadores sociales que más tarde haría de ellos los principales elementos de las ciudades europeas. Los espacios y los edificios públicos cumplían con esa función, lo que se hace más entendible si consideramos que Atenas, aún en el momento de mayor expansión no cubría más de cuatro kilómetros cuadrados y en este inmediatez espacial; la distancia que separa a un barrio de otro, que los hace lejanos y que por lo tanto alienta el IHAUB. FAUD. UNC 2011 desarrollo de características particulares a cada barriada con respecto a las otras, no existía en las ciudades griegas, por lo tanto los barrios se diferenciaban muy entre sí y la población entera se reunía con facilidad en los espacios sociales que estaban todos al alcance de una corta y cómoda caminata. 3.1. El ágora La reunión, el encuentro y la comunicación resultantes fueron el motor social de la polis; "Así, desde el comienzo, no el templo y el palacio, sino el ágora, fue el centro de la comunidad donde la gente se reunía y platicaba todo el día" (KAHLER, 86). El ágora es el lugar cívico por excelencia, junto a ella se encontrarán los organismos de gobierno y así como el Acrópolis es el territorio sagrado de los dioses ciudadanos y simboliza físicamente la reunión concretada en la ciudad, el ágora es el territorio del encuentro, de las charlas, del intercambio de opiniones y del comercio. El ágora no tiene funciones simbólicas de la unidad ciudadana, pero en ella se practica esta unidad, se transforma en una realidad social. Esta función de condensador social, hace que en el ágora encontremos todos los tipos de actividades: políticas, religiosas y económicas. En el ágora del barrio de la Cerámica, en Atenas, se celebraron durante mucho tiempo las reuniones de la Asamblea, hasta que éstas se trasladaron al Pnix. En esta misma ágora se representaron los primeros dramas religiosos en honor de Dionisos, pero al fin la muchedumbre de paseantes y comerciantes obligó a que estas representaciones se llevaran a cabo en la ladera sur del Acrópolis, en el santuario de Dionisos Eleuterio. "Únicamente el mercado permaneció en el ágora. No obstante, los miembros del Consejo (Bulé) y los pritanos tenían allí su lugar de reunión, y la asamblea de 45 Esquema del Ágora de Assos 1. Entrada Oeste 2. Entrada este 3. Cisterna 4. Baños 5. Stoa 6. Templo Ágora de Atenas en el 300 a.C.: 1. Strategion; 2. Tholos; 3. Héroes Eponimos; 4. Metron; 5. Buleterlo; 6, Hefesteion; 7. Templo de Apolo; 11. Stoa de Zeus; 19, Fuente de Stoa Sud; 24. Fuente ciudadanos podía celebrarse a veces en ese sitio". (FLACELIERE, 12). En suma, el espacio del ágora acogía a un sinnúmero de actividades, era, en ese sentido, plurifuncional; pero en todas ellas puede reconocerse un rasgo común, el encuentro entre los ciudadanos. "En una comunidad de unos cientos de ciudadanos, agrupados en familias y en clanes, con el sentido de pertenencia al grupo aún vivo entre ellos, prevalecía una igualdad basada en el compañerismo. Cada cual conocía a cada cual de vista, ricos o pobres, dirigentes y dirigidos, se mantenían en una relación personal directa de unos a otros". (DE BURGH, 192). Planta del Acrópolis en la época de Augusto, según Stevens—: 1. Templo de A tenea Nike; 2. Monumento de Agripa; 3. Propileos; 4. Pinacoteca; 5. Brauro-nlon; 6. Propileo del Partenón; 7. Calcoteca; 8. Santuario de Zeus; 9, Partenón; 70. Templo de Roma y de Augusto; 11/12. Pandionlon; 13. Altar de Atenea Pollas; 14. Templo viejo de Atenea Polios; 75. Entrada al Santuario de Atenea Pollas; 16. Erectelon; 17. Pandroselón; 18. Casa de los Arreforos; J9. Atenea Promacos; 20. Tiendas. Esta es la relación para la cual existía el ágora y de la cual era el instrumento espacial. Más tarde, en la historia europea, las calles y las plazas-mercados tendrán esta función, como la tenían en las ciudades orientales contemporáneas de la antigua Grecia. En Grecia el ágora es el único centro cívico y cuando aparecen las funciones comerciales son siempre accesorias. (GUTKIND 507) resume así la función del ágora: 46 IHAUB. FAUD. UNC 2011 "El sinoicismo es independiente de la fundación de una nueva ciudad o de la existencia de fortificaciones: es una unificación social y política que requiere como instrumento funcional un lugar donde esta unificación pueda ser realidad. El ágora es así idéntica con la polis. Ninguna puede existir sin la otra". Esta función política explica porqué la mayoría de los actos religiosos, íntimamente ligados a las actividades cívicas, se desarrollaron en el ágora. Allí se llevan a cabo los juegos relacionados con los ritos funerarios y el culto a los dioses. Durante el siglo de Pericles, en Atenas, el ágora perdió parte de sus funciones cívicas al adquirir predominancia las funciones comerciales, pero Atenas es ya casi una metrópolis, ya no es más la polis tal como la idealizara Platón; ha crecido más allá del límite óptimo para asegurar las relaciones "cara a cara" y las actividades comerciales tienen escala internacional. Entonces el ágora se transformó parcialmente en plaza de mercado y asume las funciones del emporio. "En general, la introducción de funciones económicas en el ágora, fue tenida como una degradación de la idea pura y original de ese espacio, aún donde las actividades políticas y comerciales existieron codo a codo en el mismo lugar, se construyeron grupos especiales de edificios para los tenderos, mercaderes y cambistas. De todos modos, la especialización del ágora fue mantenida estrictamente en los proyectos teóricos de las ciudades ideales y sostenida por los filósofos". (GUTKIND, 511). Tanto Platón en su República como Aristóteles en su Política, enfatizan el carácter religioso (político) del ágora y lo separan del mercado, a los que sitúan, como a los antiguos emporios, en un sitio periférico de la ciudad. Muchas veces esta distinción se concretó en la existencia de dos ágoras: (tal como la aconsejara Aristóteles) una comercial y otra cívico-religiosa; durante el helenismo esta característica se hizo general. Mientras existió polis, existió ágora. MARTIN (1956, 32) considera que: "bordeado en uno o en varios lados de edificios administrativos: sala de consejo, archivos, pórticos donde se sentaban los tribunales y los magistrados, (el ágora) es un elemento esencial de la estructura urbana; es tan indispensable como el acrópolis: materializa, en el cuadro urbano, las funciones y la conciencia política de la comunidad". En suma, el ágora está tan ligada a la existencia de la polis que Pausanias, no reconoce rango de ciudad a aquella que no posea un ágora y de hecho, mientras muchas ciudades griegas carecieron de acrópolis, ninguna careció de ágora. Con la anexión de las ciudades griegas al imperio macedónico, la polis fue integrada en un sistema político más extenso y perdió su razón de ser, su muerte fue también la muerte del ágora. Sin embargo, y a pesar de su importancia, el ágora no subordinó morfológicamente a los otros espacios urbanos. En la mayoría de las ciudades griegas aparece ubicado dentro del tejido urbano como un hecho aislado, no puede reconocérsele un lugar asignado en relación al todo; no es central, no es periférico, aparece espontáneamente en cualquier parte. No se integra en un orden espacial urbano ni como subordinante ni como subordinado. Al contrario del acrópolis, que tiene una ubicación preeminente física y visualmente preeminente; el ágora tiene una ubicación imprecisa y factorizada. 3.2. Los territorios sagrados y los espacios religiosos La ciudad griega nació de la asociación de varios grupos tribales y se conformó como un conjunto de hombres libremente asociados. La ciudad griega no estaba al servicio de una divinidad, no era una "cosa sagrada" en cuanto a pertenencia de los dioses, tal como ocurría en las ciudades orientales donde la ciudad existía en función del dios y del rey-sacerdote imbuido de calidad divina. La ciudad griega era una factura esencialmente humana que implicaba la presencia de los dioses pero no se subordinaba a ella. En el origen de las ciudades helénicas la vinculación IHAUB. FAUD. UNC 2011 política y los lazos religiosos se hacían presentes equilibradamente. Los dioses no eran los dueños de la ciudad sino sus patrones y como a tales se les adjudicaba un lote en el tejido urbano. Los centros religiosos aparecen así dispersos dentro del territorio de la ciudad, a lo sumo se los encuentra agrupados en un santuario. No son elementos directores del orden urbano, como la catedral gótica lo fue de la ciudad medieval. El santuario griego no determina ni está determinado por ningún trazado urbano. "Lo más frecuente es que no tenga relación con él (con ningún plan, director), dado que su emplazamiento se ha decidido por razones que no son las arquitectónico-urbanísticas. La naturaleza de las divinidades, tradiciones lejanas, los remanentes culturales más primitivos explican generalmente la elección del sitio religioso y dan cuenta de la estructura arquitectónica del santuario". (MARTIN, 1956, 253). La Localización de los sitios sagrados: templos y lugares de culto, responde a fenómenos espontáneos, antiguos, previos al desarrollo morfológico de las ciudades y por lo tanto resultaron elementos extremadamente factorizados del sistema espacial urbano. Aún en los casos en que existió un "trazado regulador" se mantuvo este espontaneísmo. "En las villas de inspiración milesiana, donde la red de calles corta al lugar en lotes regulares, los santuarios se encuadran en las mallas del tejido sin desempeñar un papel privilegiado. Los dioses reciben, al igual que los humanos, su lote, donde serán levantadas sus residencias. En Priene, no es por su acción sobre el trazado del plan, que el templo de Atenas tiene un papel preponderante; el témenos ha recibido apenas dos insulae y una sola ha sido consagrada a Zeus. En Mileto, el Delphineón ocupa dos manzanas al igual que el templo de Atenas; los dioses reciben menos espacio que los centros administrativos o políticos. No más en las ciudades nuevas que en aquellas de evolución lenta, los edificios religiosos no influyen sobre los ejes principales, ni determinan largas avenidas que los reunirán o que establecerían entre los santuarios y 47 Reconstrucción de Acrópolis de Atenas- la ciudad alta de Atenas alberga el mayor esfuerzo constructivo de la Grecia clásica. Feríeles animó sus obras y Fidias, Ictinos, Calícrates y Mnesicles fueron sus realizadores. los lugares públicos una relación arquitectónica de gran efecto. . ." ". . .un rápido vistazo sobre el conjunto de planes reguladores helenísticos, confirma esa independencia de los santuarios en el interior del trazado; son tratados por sí mismos, en virtud de su función específica, pero no intervienen como centros de atracción, ni como elementos directores del plan". (MARTIN, 1956,255-6). En muchos casos, y entre ellos se cuenta el de Atenas con su famosísima Acrópolis, las funciones religiosas se concentraron, con el correr del tiempo, en sitios elevados, donde en los orígenes de las ciudades, en los tiempos micénicos, se encontraba la ciudadela. No todas las ciudades griegas contaron con esta "ciudad alta" y por ello no puede afirmarse que su presencia sea un rasgo típico del urbanismo griego clásico. Estos lugares tuvieron en un principio, funciones defensivas. Con el tiempo se transformaron en un territorio sagrado exclusivamente dedicado a los dioses y así el acrópolis se transformó en un símbolo de la ciudad, símbolo histórico de la reunión original, cuando cada familia reunida en clanes y tribus, sin dejar de lado la adoración de sus dioses domésticos, se unió a- otras bajo la advocación común de una misma divinidad, tal como ocurrió cuando Teseo unió a las tribus del Ática en una nueva comunidad política con una divinidad común: Atenas Folias. "Cualquiera sean los orígenes de las funciones religiosas anexas a la Acrópolis, supervivencia de cultos micénicos, tradiciones políticas, culto a los lugares altos, etc. se fijan en el siglo VI a.C. Thasos, Mitilno, Assos, Samos, etc., son ejemplos entre muchos otros; funciones defensivas y religiosas se yuxtaponen". (MARTIN, 1956,80). Los templos griegos no fueron la residencia de los dioses, nunca se concibió que los templos fueran la morada de los dioses del modo que Jehová utiliza como morada el templo construido por Salomón: "Habitaré en medio de los hijos de Israel, en esa casa 48 IHAUB. FAUD. UNC 2011 que estás construyendo, y no abandonaré a mi pueblo". (1 REYES, 6). El templo era un símbolo necesario para la invocación y para el culto, y cumplía funciones tan pragmáticas como la de ser el depósito del tesoro del dios. Los territorios sagrados, sin embargo, eran accesibles a cualquier ciudadano y no eran necesariamente los únicos espacios dedicados a las actividades litúrgicas. Dentro de ellos lo que se excluía era la residencia pero no la presencia humana. Pero no debemos olvidar que a pesar de la existencia de territorios sagrados, de santuarios y de templos aislados, las actividades religiosas se realizaban de hecho en cualquier espacio público de la polis. 3.3. Los edificios de gobierno El sistema democrático griego, que tiene su mejor modelo en la Atenas de Pericles (495-424), operaba en forma directa en la asamblea popular (ecclesia, del verbo ek-kalein: convocar, llamar a reunión) integrada por todos los ciudadanos. Durante Pericles se contaban en Atenas 250.000 hombres libres, de los cuales 50.000 eran ciudadanos activos. No todos concurrían a las reuniones de la Asamblea, para las cuales sólo se precisaba la presencia de 6.000 ciudadanos y que se efectuaban con frecuencia semanal. Desde las reformas sucesivas de Clístenes, Efiltes y finalmente Pericles toda la soberanía de la ciudad-estado residía en la Asamblea. Ningún cargo individual estaba por encima de ella y Pericles, cuyo único cargo público era el de estratega, sólo necesitó triunfar constantemente en la asamblea para dirigir la política ateniense durante casi treinta años. Tucídides registra las palabras de Pericles que retratan muy bien a esta democracia "cara a cara": "Nuestra forma de gobierno no rivaliza con las instituciones de otros. No copiamos a nuestros vecinos, sino que somos ejemplos para ellos. Es verdad que somos llamados una democracia, por que la administración está en las manos de los más y no en la de los menos. Pero mientras la ley asegura una justicia igual para todos en sus disputas privadas; el reclamo de la excelencia es reconocida, y cuando un ciudadano se distingue en algo, se lo prefiere para el servicio público, no como una cuestión de privilegio, sino como una recompensa al mérito. . . Solamente nosotros consideramos al hombre que no tiene interés en los asuntos públicos, no como un inocente inocuo, sino como un inútil". La vocación de servicio público no se discutía, gran parte de la virtud (arete) de un ciudadano dependía de su accionar político, de su devoción por las cosas de la polis. La libertad individual era considerada anárquica, y si por libertad individual entendemos la primacía de los intereses individuales sobre los colectivos, esta no existió en la democracia griega, cuyo objetivo era, sin embargo, alcanzar a través del esfuerzo común el bienestar y la formación del ciudadano. Para el ejercicio de las actividades cívicas se destinaron muchos espacios, pero, curiosamente, ninguno fue adaptado especialmente para las reuniones del órgano máximo de gobierno: la asamblea. En Atenas, las reuniones de este organismo tuvieron lugar, en un principio en el ágora, más tarde en la colina del Pnix ("donde la gente se hacina") y por último en el teatro de Dionisos. La asamblea era la depositaría de la soberanía del estado ateniense, el organismo máximo de gobierno, de ella se desprendía, por sorteo, el Consejo o Bulé, integrado por 500 ciudadanos y encargado de los negocios del estado y de la preparación de las leyes que la asamblea había de discutir. El Bulé sí contaba con un edificio donde efectuar sus reuniones: el buleterio. Las reuniones del consejo eran diarias y a pesar de ello se hizo necesaria la presencia de un cuerpo de mayor ejecutividad, el pritaneo, integrado por 50 miembros del Bulé pertenecientes de una misma tribu. Cada pritaneo actuaba durante una décima parte del año (el consejo estaba integrado por 10 tribus) y se ocupaba de los asuntos administrativos IHAUB. FAUD. UNC 2011 corrientes de la polis. El pritaneo también, tenía, en ocasiones un lugar propio de reunión. Sin embargo, los tribunales de jurados (heliea) no contaban con espacios adaptados especialmente para sus reuniones y éstas debían efectuarse en la stoas o columnatas que bordeaban el ágora. 3.4. El Gimnasio En el proceso educativo griego la educación física tenía una consideración preponderante, su importancia por lo menos igualaba a la educación literaria. "El trivium de la educación griega se componía de: gimnasia, letras y música; la enseñanza de las letras y de la música se realizaba en la propia casa del gramatista y del citarista, es decir, no existían espacios especialmente adaptados para estas actividades. La gimnasia, impartida por el pedotriba, requería espacios especialmente adaptados a su ejercicio; estos fueron las palestras, que eran: "En lo esencial un terreno de deporte a cielo abierto, de forma cuadrada y rodeado por muros; en uno o en dos de sus costados se hallaban cuartos cubiertos que hacían de vestuarios, de salas de reposo munidas de bancos, de baños, de depósitos de aceite y arena, por cuanto veremos que el aceite y la arena eran necesarios para los ejercicios físicos de los griegos. La palestra estaba adornada con bustos del dios Kermes, patrono de los gimnasios. Podía servir de marco a todos los deportes, salvo las carreras pedestres, que debían practicarse en un terreno más extenso (el estadio)". (FLACELIERE, 117). Eran muchos los deportes que se practicaban: la gimnasia propiamente dicha, los movimientos rítmicos, la lucha", la carrera, el salto, el lanzamiento-del disco y el de jabalina. Pero el principal deporte era la lucha (palé) de quien tomó su nombre el recinto. Los gimnasios fueron, como lugar donde se reunía la juventud, los centros educativos por excelencia. "Las ciudades no poseían escuelas, ni universidades; son los gimnasios los que se transforman en centros de educación, en los que, en épocas pretéritas, se daba 49 Esquema del teatro de Epidauro principalmente una educación puramente deportiva y militar. Los maestros de la juventud griega, sofistas y filósofos, dispensaban sus enseñanzas a la clientela de los gimnasios. Las universidades de la Grecia antigua se desarrollaron alrededor de las pistas y las palestras. ¿No es significativo que los nombres de los tres principales gimnasios de Atenas estén asociados con las más célebres escuelas filosóficas del siglo IV a.c.: Platón y la Academia al gimnasio de Academos; Antítenes y los cínicos al Gimnasio de Cynosargues; Aristóteles y los peripatéticos al gimnasio de Liceo?". (MARTIN, 1956,276) Los gimnasios cumplen así, como la mayoría de los espacios arquitectónicos griegos, funciones más extensas que las originales. En la stoa del ágora las cuestiones culturales se debatían libremente entre adultos, en los gimnasios este debate tenía intenciones pedagógicas; la juventud recibía allí una enseñanza más sistemática, aunque no sometida a cánones formales. Esquema del Teatro de Dionisio Eleuterlo 1. Escena. 2. Proscenio. 3. Orquesto. 4. Gradas. 5. Templo viejo. 6. Templo nuevo. 7. Altar. 3.5. El teatro En el teatro nos encontramos una vez más con un espacio destinado a actividades cuya naturaleza es variada: el teatro no sólo sirve para satisfacer las necesidades de la puesta en escena de los dramas, sino que allí se realizan actos religiosos y políticos. Es una evidencia más de que en la ciudad griega, todo espacio adaptado para reunirse, sirve para cualquier actividad de encuentro, a pesar de su especialización. Las actividades teatrales están indisolublemente ligadas a las religiosas, toda representación dramática tenía lugar en un santuario dedicado a Dionisos, pero, a pesar de este origen religioso el teatro griego fue, poco a poco, ajustándose a propósitos cívicos y políticos. El mecanismo por el cual se producían las obras: elección de un corega (encargado de financiar las representaciones); un poeta (autor y director) y los actores (protagonistas); estaba en manos de los arcontes. Esto condicionó fuertemente el contenido de 50 IHAUB. FAUD. UNC 2011 las representaciones. Los espectáculos tenían una importancia sobresaliente. "Los atenienses que seguían de cabo a rabo las Grandes Dionisíacas asistían a quince y aún a diecisiete piezas en cuatro días, o sea a la audición de unos veintisiete mil versos, recitados o cantados". (FLACELIERE, 234) Esta inmensa concentración de la atención popular hizo del teatro un instrumento de comunicación colectiva de primera importancia. Junto con los discursos en la Asamblea, fue el medio más persuasivo de que dispusieron los dirigentes griegos para adoctrinar a sus conciudadanos. El corega era generalmente un ciudadano rico que ya que sufragaba los gastos de la producción de la obra no desperdiciaba la oportunidad de presentar su mensaje (o el de su partido); aunque su acción, dado que las representaciones tenían carácter competitivo, estaba sometida a juicio, del que resultaba la censura o el elogio. "En el teatro de las fiestas solemnes posee la polis su más valioso instrumento de propaganda; y, desde luego, no lo entrega sin más al capricho de los poetas. Los poetas trágicos están pagados por el estado y son proveedores de éste. . . La tragedia griega era, en el más estricto sentido de la palabra, teatro político"; el final de las Euménidas, con su ferviente oración por la prosperidad del estado ático, prueba cual era su principal finalidad". (HAUSER, 112). Clístenes, al instaurar el culto de Dionisos para suplantar los cultos aristocráticos y Pisístrato creando las dionisíacas en Atenas, persiguieron, más que objetivos religiosos, fines políticos. El teatro fue entonces una necesidad política y un poderoso instrumento de endoculturación, el que no podía dejar de tener un espacio apropiado dentro de la ciudad. Sabugo, Mario S. Roma: Territorio, ciudad y arquitectura en la antigüedad Territorio Definición y zonas Si es cierto que las intenciones helénico-romanas requerían un control determinado de la "oikoumene", basado en una eficiencia militar, ello lleva a una deducción inmediata de cómo estos caracteres operan en su definición territorial El control de recursos (alimentos y materias primas) obliga a la incorporación de las regiones correspondientes. Se necesita a España por su producción agrícola, pesquera y riquezas mineras. África, el Ponto, Sicilia, Egipto, por la producción de alimentos (especialmente cereales). Estos son algunos ejemplos. A la vez, otras regiones son relevantes porque por ellas llegan a la cuenca mediterránea, las rutas comerciales desde Oriente: es el caso de Siria, Mesopotamia y el Mar Rojo. Otras regiones son incorporadas por necesidades predominantemente estratégicas. Se conquista un territorio, pero en seguida se ve que, salvo excepciones, la mejor manera de asegurarlo es conquistar el vecino. Las excepciones son los territorios que cuentan con fronteras naturales, las que, en principio, aseguran de por sí a tales territorios. Como se ve, la estrategia de conquistas sucesivas se alimenta a sí misma, y puede detenerse sólo ante opositores muy serios o agotamiento de recursos. Por otra parte, además de las riquezas explotables, la conquista suponía tributos a los sometidos, y, solo por ello, ya tenía un interés. IHAUB. FAUD. UNC 2011 La civilización helénica, los romanos, no contaban con una disciplina geográfica de precisión equivalente a la nuestra. Aún el marco limitado de su "oikoumene" era conocido con poca exactitud científica. En la época de Estrabón, geógrafo griego del siglo I DC, se suponía, por ejemplo, que los Pirineos se orientaban según la dirección norte-sur (Fig. 1). Es riesgoso, por tanto, asumir que los romanos contaran con un "plan" imperial-territorial perfectamente consciente. Julio César cruza a Bretaña, luego de conquistar la Galia, para enterarse de que peligros podían partir de aquella hacia el ámbito imperial. La propia conquista, la estrategia de incorporaciones sucesivas, producía conocimiento geográfico (físico y humano), a medida que se desarrollaba y nunca "a priori" de la misma. Esta imprecisión, por otro lado, coincide con la imprecisión de las orientaciones urbanas que veremos en la parte respectiva de este trabajo. El control de la circulación (de ejércitos, transportes, comunicaciones terrestres y marítimas), provoca la necesidad de una infraestructura correspondiente. La infraestructura romana, como veremos, se aplica principalmente a este objetivo. Las vías terrestres y navales son el trazado circulatorio del Imperio, a nivel territorial. Con una "oikoumene" que encuentra su centro en el mar Mediterráneo (el "Mar Nuestro", según el concepto helénico de Estrabón), la circulación será principalmente por vía acuática, y por sus relativamente delgados bordes terrestres. Refiriéndonos al "limes", veremos luego como el mismo se asienta sobre la parte exterior (al Mediterráneo) de tales bordes continentales. 51 Sabugo, Mario S. Roma: territorio, ciudad y arquitectura en la antigüedad. Cap. III .Territorios Cap. IV .Las Ciudades Espacios .Colección historia. Coordinador Arq Rafael E.J.Iglesia Espacio Editora. Bs. As 1983 Fig. 1. Hispania, Galia y Bretaña según se desprende de la geografía de Estrabón. Oriente y Occidente Fig. 2. Subdivisión del Imperio con la tetrarquía y sus cuatro capitales. Las definiciones de tipo general sobre control de reglones y circulación, y sobre la característica "marítima" de la "oikoumene" se superponen, además, sobre otra realidad que es relativamente preexistente al dominio romano. El Mediterráneo, y sus territorios adyacentes tenían, en la época antigua, dos zonas de desarrollo muy distinto. El Mar Egeo, por ejemplo, contenía toda la densidad de ciudades, circulación, cultura correspondiente a su esencia de región natal del helenismo. Junto con Egipto, la Mesopotamia, Siria, etc., se puede definir una zona oriental en la que, además, ya se había producido la expansión helénica sobre las culturas vecinas con las campañas de Alejandro Magno y sus sucesores. En la zona occidental se puede contar con un desarrollo relativo equivalente. Es esta parte la que Roma incorpora plenamente a la "oikoumene" y al dominio helénico, la que es verdaderamente "romanizada". "Romanización" significa que recibe los aportes helénicos en su versión latina. Es el latín, justamente, el que subsistirá como base idiomática común de estas regiones, al fin del Imperio Romano, mientras que en Oriente, subsistirá el predominio del idioma griego. La polaridad Oriente—Occidente se manifiesta, y no sólo territorialmente, en toda la evolución de Roma. Geográficamente, podríamos definirla del siguiente modo: al oeste y al este de Sicilia y el Mar Adriático. Al oeste, Italia, Galia (hasta el borde del Rhin y el Danubio), Bretaña, Hispania, y las costas africanas del Mediterráneo. Al este, Grecia y Macedonia, las regiones costeras del Mar Negro y el Egeo, Asia Menor, Siria, Armenia, Mesopotamia, Palestina y Arabia, Egipto. En Roma se tenía conciencia de la preeminencia de las regiones orientales. Cuando Julio César, durante alrededor de un año, y luego Marco Antonio, residen en Alejandría, al calor de la hospitalidad de Cleopatra, en la Urbe se sospecha de que tales 52 IHAUB. FAUD. UNC 2011 residencias terminen con el traslado de la capital a la ciudad egipcia. El poeta Horacio lo insinúa en sus "Odas", con referencia a Augusto, del que se temía algo parecido. A fines del siglo ,111 DC, la tetrarquía impuesta por Diocleciano (Fig. 2) consagra la polaridad Oriente— Occidente, y de sus cuatro capitales ninguna es Roma. Es, desde luego, un prolegómeno del traslado de la capital a Constantinopla y la división definitiva del Imperio. La capital de Diocleciano en Nicomedia, la misma Constantinopla, probaba que la zona oriental era la más importante. Es en Oriente, precisamente, en dónde se genera la idea del culto al emperador. Esta idea, plenamente desarrollada por los romanos, no era, sin embargo, más que la continuidad del fenómeno helenístico de divinización de los monarcas sucesores de Alejandro. Es desde Pérgamo que se hace el primer pedido de autorización para erigir un templo a Augusto, en vida del emperador. Sugestivamente, su sucesor Tiberio acepta otro tanto, a pedido de Esmirna y se lo niega a Tarraco (Tarragona) ciudad de la zona occidental. Este hecho, como, para agregar otro, la cuidadosa diplomacia de Flaminio al encarar la conquista de la Hélade (siglo II AC), demuestran una política consciente de las diferencias entre ambas regiones: en el Oriente, se debía ir con más cuidado. La misma marcha del régimen imperial hacia el "absolutismo", su progresiva separación del sistema republicano, son reflejos institucionales de la preeminencia oriental. Lo dice incluso Civil, jefe de una de las tantas rebeliones galas) cuya opinión nos hace conocer Tácito: "que sirviesen (a Roma) en buena hora Siria y las demás provincias de Oriente, acostumbradas al dominio de reyes..." La rebelión de los galos es, entonces, no sólo contra roma, sino contra el sentido monárquico oriental que iba predominando en el seno del imperio. Las Ciudades Para hacer la exposición del nivel urbano, utilizaremos varias maneras de caracterizar los ejemplos que presentaremos. Veremos, primero, las circunstancias históricas generales que motivan el origen y desarrollo posterior de las ciudades; segundo, la situación jurídica de la ciudad dentro del Imperio; tercero, el modelo formal teórico que sirve de base al diseño de las ciudades y las deformaciones que sufre de acuerdo a diversas circunstancias. En cada uno de los ejemplos que se presentan, tratamos de agregar los datos de la historia particular de cada ciudad, a fin de acercarnos a una visión lo más completa posible de su realidad: son, precisamente, las excepciones a las reglas generales las que producen una reflexión sobre el tema y ponen en crisis las hipótesis. Dejaremos aparte, provisoriamente, a la ciudad de Roma propiamente dicha, considerándola un hecho tan particular que merece un análisis bien diferenciado del resto de las ciudades del Imperio. La forma, el tamaño, la vida de la Urbe son muy distintas a las que se dan en las ciudades provinciales, aunque no dejan, por ello, de ser muy significativas para la comprensión histórica del Imperio. En esta parte, como en la anterior de los Territorios, hacemos una descripción, ya bastante organizada, del fenómeno urbano, e incluso algunas conclusiones parciales. Orígenes y desarrollo Las circunstancias históricas que presiden la aparición de una ciudad del Imperio Romano pueden ser tanto "funcionales" (es decir, el destino con que es construida una ciudad), como hechos de otro género, o bien circunstancias que se agregan en cierto momento, transformando las características de una ciudad fundada anteriormente. IHAUB. FAUD. UNC 2011 En la siguiente clasificación, ilustrada con algunos ejemplos, hemos englobado todos los elementos encontrados que permiten definir esas características. 1. Ciudades espontáneas: serían aquellas que se fundan de acuerdo a las circunstancias definidas por Fustel de Coulanges: un centro ritual fundado por asociación de varias familias de una región rural. Ahora bien, dentro del Campo que hemos definido, el fenómeno más parecido a ése es, precisamente, la propia Roma, al que tampoco podemos considerar una fundación ritual "pura", ya que existen interpretaciones históricas que la consideran un puesto de control sobre el Tíber que los pueblos del Lacio fundan para controlar la expansión etrusca, lo que descarta una simple asociación espontánea de familias. Por otra parte, es posible que el proceso que define Fustel haya continuado dentro de la "oikoumene" en el período que estudiamos, pero no tenemos referencias históricas precisas del mismo. Esta claro que las colonias griegas o fenicias prerromanas no son espontáneas, si no derivados históricos de las ciudades madres, y que las ciudades romanas no tienen, en ningún caso, características espontáneas 2. Colonias: en cuanto constituyen una manera de alivio o descongestión de la ciudad madre (en este caso, Roma), las colonias romanas se asemejan a las colonias helénicas anteriores. Se constituyen con todas las estructuras propias de una ciudad (formales y rituales).Pero, mientras que las colonias helénicas o fenicias eran enclaves comerciales en un territorio extranjero, en el Imperio Romano, las colonias cumplen, además, funciones de control: ya sea sobre los pueblos dominados, los que, a veces, son trasladados a estas colonias, ya sea sobre vías comunicación, fronteras, etc. Frecuentemente, los habitantes de la colonia fundada son veteranos militares que, cumplido su período de servicio, reciben tierras en propiedad y residen en la ciudad correspondiente al territorio respectivo. Augusto asienta 53 a sus veteranos, cumplida la conquista de Hispania, en Emérita, Caesaraugusta y otras. Sila, luego de las guerras civiles, a los suyos en Pompeya. La colonia es, en síntesis, una ciudad de romanos fundada con diferentes fines, pero que se caracteriza, ante todo, por su estado jurídico: su ciudadanía romana. 3. Campamentos militares: son los asentamientos, que con distinto grado de permanencia, apoyan al os "limes", a las vías y a los puertos. Cómo veremos luego, su carácter militar corre a la par de un modelo formal específico. Su origen está en los asentamientos de campaña que se erigen para el ejército en movimiento. Es decir, que el campamento romano más fugaz es aquel hecho para una noche. De estas obras sumamente provisorias se derivan los asentamientos permanentes, en aquellos lugares convenientes para establecer definitivamente fuerzas militares. 4."Cannabae": son los crecimientos urbanos espontáneos que van apareciendo en el exterior de los campamentos militares, ya que los mismos requieren servicios, comercio y, por tanto, una población que es atraída a establecerse junto a sus puertas. En algunos casos, las "cannabae" alcanzarán un gran desarrollo, que, como es lógico, se produce al ser permanente el campamento. Las "cannabae" no tienen, naturalmente, una condición jurídica inicial, no son consideradas una ciudad. Tal condición jurídica se les conferirá a algunas más adelante, Adriano hace municipio de derecho romano a las "cannabae" de Viminacio, Legio (León), Lambaesis; Septimio Severo otorga a la de Carnuntum el carácter de colonia. 5. Centros rituales: Son aquellas ciudades que, principalmente, albergan actividades rituales religiosas. En Oriente, es el caso de Baalbek (la colonia romana de Heliópolis), la que, por otra parte, ya era un centro ritual fenicio, con anterioridad al dominio romano. En Occidente, tenemos el caso de Lugdunum (Lyon), fundada anteriormente para control del nudo de vías romanas en Galia, pero que a partir del12 AC, es convertida en centro del culto al emperador. 54 IHAUB. FAUD. UNC 2011 6. Centros político-administrativos: son las capitales provinciales y cabeceras de conventos jurídicos (vistas en la parte anterior). Podemos, además, clasificar aquí a las sucesivas capitales del Imperio: Roma, Constantinopla, y las capitales del sistema de la Tetrarquía: Milán, Treveris, Sirmio, Nicomedia. Como es lógico, la residencia del emperador es un hecho de gran importancia en el desarrollo urbano de estos casos, que, por ejemplo, implica una gran actividad de equipamiento urbano, crecimiento poblacional, etc. 7. Ciudades "natales": es un caso similar al anterior: aquellas ciudades provinciales que, por ser lugar de nacimiento del Emperador, reciben un trato especial. Sucede con Leptis Magna, patria de Septimio Severo o con Nemausus (Mimes) de Antonino Pío. Desde luego, todo esto corresponde a la fase más avanzada del Imperio, en la que sus jefes ya no eran de la propia ciudad de Roma 8. Ciudades reconstruidas: son las que se rehacen luego de su destrucción. Esta destrucción puede provenir de siniestros naturales(terremotos) o incendios, pero también por castigo de su infidelidad (Capua) o su oposición a Roma (Carthago, Jerusalén, Numancia) cómo culminación de su conquista. Existe también el caso de ciudades destruidas en guerras civiles internas (Cremona). En algunos casos como el de Carthago y Jerusalén, disponemos de sus planos anteriores y posteriores a tales hechos, los que permitirá, más abajo, análisis de interés para la comprensión del urbanismo romano. 9. Ciudades utópicas: sobre éstas contamos con pocos datos. Pero, así como Platón fue llamado a Siracusa en el siglo III AC, para poner en práctica sus esquemas urbanos de la "República", también, al parecer, hubo, en la época posterior, intentos de fundación de ciudades sobre modelos teórico-filosóficos determinados. El filósofo neoplatónico Plotino, que enseñaba en Roma, interesó en el proyecto de una ciudad neoplatónica, en la región de Campania, al emperador Gallieno. Existen también indicios de que Espartaco, el líder de la rebelión de esclavos del siglo I AC, intentó fundar una colonia utópica, basada en la propiedad comunitaria, en la región de Lucania. Condición jurídica Como vimos al considerar el tema territorial de las provincias, el desarrollo del Imperio se basa, jurídicamente, en las instituciones de la ciudad romana, dejando en una cierta imprecisión las reglas aplicables a los pueblos sometidos. Algo similar sucede en el plano de las ciudades: las colonias y ciudades con derecho romano o latino se encuadran perfectamente en un marco jurídico, pero no sucede lo mismo con las demás. En la condición jurídica de las ciudades del Imperio encontramos, además, una manifestación de su historia, ya que tal condición nos indica su origen y, en la medida que esa condición cambia, también indica su desarrollo. Por otra parte, la condición jurídica, implícitamente, nos dice bastante sobre la cultura de la ciudad: la posibilidad jurídica de acuñar moneda, de mantener instituciones propias, etc., hace referencia al nivel cultural alcanzado en determinado momento. A. Colonias: son las que se componen de ciudadanos romanos, en asentamientos nuevos, o sobre asentamientos nativos existentes. Tienen, plenamente, el derecho romano, con sus derechos y obligaciones propias. El concepto jurídico de colonia es relativamente independiente del hecho fundacional, ya que algunas ciudades (o incluso, "cannabae") reciben tal condición, como un honor que se les confiere, sin haber sido creadas como tales. B. Ciudades con Derecho Romano: son aquellas, no romanas, que pueden mantener sus leyes y magistrados propios, pero que, además, tienen las obligaciones de pagar impuestos y aportar fuerzas a las legiones (servicio militar). IHAUB. FAUD. UNC 2011 C. Ciudades con Derecho Latino Antiguo: este régimen jurídico ("ius latii") es el que habían tenido las ciudades italianas latinas hasta el 90 AC, en que se les otorgó el romano. Desde esa fecha, tal régimen quedó vigente sólo en algunas ciudades provinciales. En España, es extendido a todas las ciudades con Vespasiano, lo que permitía a los ciudadanos servir en las legiones, aspirando a todos los grados militares. D. Ciudades libres: no tienen derecho romano ni latino. Mantienen sus propias leyes, administración autónoma, percepción, de impuestos, acuñación de moneda e incluso, la opción de recibir a desterrados romanos y hacerlos ciudadanos propios. Pero esta condición jurídica puede ser revocada unilateralmente por Roma, por ley o senado consulto. E. Ciudades federadas: Tienen una condición similar a la anterior, pero originada en un tratado. Están exentas de tributos territoriales. F. Ciudades estipendiarías: Al igual que las libres, pueden mantener leyes, moneda e instituciones propias, por decisión unilateral de Roma. Pero, principalmente, deben rendir tributos a Roma, ya sea de manera personal o colectiva, en efectivo o especies. Su suelo no le pertenece, sino que es parte de la propiedad romana del "ager provinciais", y sólo se les asigna, provisoriamente para su trabajo, a título de "possesio". Modelo formal En la cultura romana, tuvo existencia concreta un modelo formal, con arreglo al cual se constituían las nuevas ciudades. Este modelo formal debe haber sido, por lógica, una necesidad inevitable, dada la gran actividad de fundaciones urbanas, que exigía una codificación, una "standarización" de los elementos en juego. Los textos de los "Gromatici", así llamados por referencia a los técnicos especial izados que realizaban los trazados y orientaciones de los asentamientos, revelan el esfuerzo realizado con tales fines de ordenamiento. Por otra parte, lo que aquí llamamos "modelo formal" no es sólo un procedimiento técnico, sino también una 55 DECUMANO CARDO práctica ritual, que está íntimamente ligada al concepto religioso de la ciudad y de sus instituciones. Definiremos sintéticamente ese modelo utilizando cuatro categorías: a) Ejes y trazado; b) Recinto y borde; c) Zonas; d) Posición y orientación. (Fig. 3). Fig. 3. El modelo urbano Fig. 4. a) Ejes y trazado: desde el centro de la ciudad, parten dos ejes perpendiculares, respecto de los cuales se ordenan el resto de los elementos. Las cal les secundarias, por ejemplo, son dos series paralelas a estos ejes, y, a su vez, dividen el espacio de la ciudad en partes residenciales privadas (las "insulae") o públicas. El conjunto de ejes, que son también calles principales, y calles secundarias, se constituye en red circulatoria de la ciudad, conectado al sistema circulatorio territorial por las puertas. El trazado total puede o no coincidir con el trazado territorial de la "centuriatio", aunque lo primero se considera la mejor situación. En Carthago vemos un caso de divergencia de ambos trazados. b) Recinto y borde: el recinto de la ciudad es el espacio interior propio de la misma, diferenciado del exterior por su borde. El recinto debe adoptar una forma rectangular correspondiente al trazado, borde, por su parte, puede concretarse como muralla o como empalizada. En la intersección del borde con los ejes, aquel se interrumpen para dar lugar a las puertas, ti borde, desde luego, cumple no sólo función demarcatoria, sino también defensiva. c) Zonas: la diferenciación interna del recinto se manifiesta una diversidad de zonas. En principio d) Hay zonas privadas (residenciales) y zonas públicas, de las cuales se destaca el Foro que debe es generalmente en el centro del trazado, o sea en la 56 IHAUB. FAUD. UNC 2011 intersección de ejes y que debe incluir los principales edificios, monumentos, y actividades públicas. e) Posición y orientación: Ubicada en diferentes contextos gráficos, de acuerdo a necesidades y posibilidades, el conjunto ciudad debe orientarse según los puntos cardinales. Su eje "cardo” debe ir de norte a sur, y su eje "decumano" de este a oeste. Examen Formal El examen de los planos de las ciudades romanas presenta, ante todo, una relación evidente con el modelo formal anterior: siempre es visible que la planificación de la ciudad responde en alguna medida al mismo. Pero, simultáneamente, la manera en que esto se realiza es de una gran variabilidad. Cada asentamiento exhibe una variación particular y también una referencia al modelo. En lo que sigue, hemos tipificado algunas maneras de variación, con los ejemplos respectivos. Variante a): Imprecisión cosmográfica (influencia en la orientación). La aplicación del principio de la orientación, conocido teóricamente, dependía de la disponibilidad de instrumentos y técnicos especializados. Las legiones y grupos que, en territorios lejanos, debían orientar un asentamiento, no siempre disponían de los mismos. La forma más simple de determinar los puntos cardinales se iniciaba fijando el Este, por observación directa de la salida del sol. Y cómo este punto del horizonte varía a través de las estaciones anuales, se producía un error apreciable en la orientación, que es visible en los planos de muchos asentamientos (Fig. 4). Variante b): Adaptación a la geografía (influencia en orientaron y trazado). La presencia de un río, una costa marítima o una elevación cuya dirección fuera divergente de los puntos cardinales, frecuentemente conduce a seguir a la primera como eje de la orientación. Con ello, se acomoda mejor el trazado a la pendiente del terreno, consiguiendo una serie de calles en la dirección de la misma, que se resuelven a veces con escaleras y otra serie sin pendiente. La variante permite también acomodar más prolijamente el trazado a un puente o a un camino costero. Ejemplos: Ticinum (Pavía, Fig. 5) o Placentia (Piacenza, Fig. 6). La variante no es absoluta: se encuentran orientaciones estrictas, con prescindencia de un río. Variante c): Asimetría (influencia en trazado). Ejemplo: Philippópolis (por el emperador Filipo el Árabe, en 244-249 DC), presenta un cardo adicional que, además, se desvía para rodear una elevación comprendida en el recinto (Fig. 7). Oea (Trípoli; ciudad de origen fenicio, con condición de libre en época de Augusto, municipio romano con Septimio Severo), presenta un cardo paralelo al puerto, tres decumanos principales, con sus puertas respectivas, y un borde limitado a la parte terrestre, cumpliendo la ribera el resto de la función defensiva. (Fig. 8). Variante e): Linealidad (influencia en orientación, trazado y recinto). Consiste en el predominio de uno de ambos ejes, de modo que la ciudad se desarrolla principalmente en esa dirección, de modo lineal. Se origina en una característica topográfica o bien en la influencia de una vía. Cuicul (ciudad berebere que recibe una colonia de veteranos en el siglo I DC) se desarrolla sobre una colina en dirección NO-SE, sobre la que corre un cardo parcialmente porticado y el propio foro. Como se ve, no sólo hay aquí una adaptación al terreno, sino también a una resolución urbana prerromana. Ostia, el puerto de Roma (colonia en el 338 AC, ampliada en el 87 AC), crece paralelamente al Tíber, a lo largo de un decumano aproximadamente paralelo al mismo, que, además, se prolonga en la vía que conduce a Roma (Fig. 9). Variante f): los campamentos militares (influencia múltiple) (Fig. 10). IHAUB. FAUD. UNC 2011 Desde el punto de vista conceptual, el asentamiento militar se distingue por su transitoriedad. Puede ser establecido para una noche, en campaña, pero también puede transformarse en asentamiento permanente de una legión, convirtiéndose en una formación estable. En este caso, se da la atracción de población que origina las "cannabae". Muchas de las colonias, desde que son fundadas con veteranos del ejército y con funciones de vigilancia, pueden, en este sentido, asemejarse a los campamentos. El esquema formal del campamento se aparta del modelo básico urbano de manera precisa: en los ejes, se enfatiza el norte-sur, que toma el nombre de “vía principalis". Por su parte, el eje decumano" se corta, en el centro, al llegar al Pretorio, que es dónde reside el comandante, y que, por su situación corresponde a la posición del Foro en las ciudades. La puerta oeste (decumana) en muchos casos no aparece, lo que se atribuye a que se consideraba al Occidente como lado "desfavorable" ya que representaba la muerte del sol. Por lo mismo, el Oriente era el lado "bueno": representaba a la salida del sol, los dioses benefactores, etc. Por el corte del "decumano", los campamentos presentan un trazado en forma de "T". Las ciudades crecidas a partir de campamentos denuncian su origen en esta característica. En época imperial, el modelo del campamento se enriquece con otros ejes norte-sur (vía quintana, vía sagularis). Los bloques correspondientes a las "insulae" del modelo general, son en este caso, los ocupados por los diversos cuerpos del ejército (cohortes, auxiliares, caballería), y las diversas combinaciones de los mismos en cada campamento, causan trazados secundarios diversos. En cuanto a posición y orientación, los campamentos comparten las variantes urbanas generales: se adaptan a las situaciones geográficas; son imprecisos en su orientación (Fig. 4). Variante g): Adaptación a hechos urbanos o territoriales preexistentes (influencia múltiple). 57 Fig.5. Ticinium (Pavia) Fig. 6. Placentia (Piacenza) Fig. 7. Philippópo/is (Shehba), esquema. 1: foro; 6: teatro; 7: arco cuadrifronte; 15: acueducto Fig. 8. Oea (Trípoli), esquema. 7: arco cuadrifronte. Asentamientos, vías, monumentos anteriores, son en algunos casos conservados por los nuevos asentamientos romanos, que deben, por ello, adaptar su esquema a tales condicionantes. Londinium (Londres) era un centro comercial situado sobre el Támesis, sobre el cual los romanos, tras la victoria de Claudio (43 DC) establecen una ciudad y un puerto, algo después. Mantienen la calle principal paralela al río y definen un trazado regular. Del puerto comercial, partían vías hacia otras colonias (al N., a Eburacum; al O., a Calleva Atrebatum, etc.), por lo que se puede considerarla un verdadero nudo caminero-portuario. En Lutetia Parisiorum (París), el asentamiento gálico preexistente se disponía sobre la isla del Sena, más una red viaria hacia el sur. Aquí, los romanos asimilan su cardo a la calle principal anterior y, la superposición de trazados gálicos y romanos produce la formación de "insulae" irregulares. Otro caso de superposición es el de Pompeya, ciudad osea y luego samnita, que recibe una colonia por parte de Sila en el 80 AC. Pompeya había sido ampliada y regularizada en parte, a la manera hippodámica, en el siglo V AC. En la zona más antigua, sin embargo, no había un paralelismo de las calles, lo que origina "insulae" trapezoidales. La historia urbana de Pompeya, desde luego, acaba con la erupción del Vesubio en el 79 DC. Numancia, la ciudad celtibérica que costó tanto a los romanos rendir, tenía, previamente, un trazado regular de "insulae" rectangulares. Luego de su toma y destrucción, en el siglo I AC, es reconstruida siguiendo el esquema anterior, mejorando el ancho de las calles y corrigiendo algunas irregularidades. En África, tenemos los ejemplos de Gightis y Dougga, ciudades de origen fenicio y trazado irregular, que los romanos continúan. Además, respetan los santuarios de Baal (Dougga) y del rey númida Massinissa. Los foros, 58 IHAUB. FAUD. UNC 2011 que se ven interrumpidos por estos monumentos, se desarrollan de una manera fragmentada. Un ejemplo notable de esta variante es Nova Athenae, que es algo así como una ciudad-satélite de Atenas, que Adriano funda en su periferia, caso de respeto a lo existente al que es difícil encontrar ejemplos análogos. En Oriente, Roma en general continúa la urbanística de los reyes posalejandrinos, y esta variante de adaptación a preexistencias será, si se quiere, aún más frecuente que en Occidente. Gerasa (Djerach), una de las tantas Antioquias fundadas por Seleuco I, es reconstruida en el siglo II DC, siguiendo el trazado original: avenidas columnadas, arcos "tetrapilonos" en el cruce de ejes y adaptación al terreno y el curso de agua que la atraviesa, que es salvado con puentes (Fig. 11). Los decumanos principales son tres, y el cardo, al sur, culmina en una plaza de forma semicircular. De la misma manera, la Antioquía del río Orontes, se ve modificada, en la fase romana, sólo por la introducción de elementos arquitectónicos (como el arco cuadrifronte de Tiberio) o el crecimiento periférico (edificaciones palaciales sobre la isla, en el siglo III DC), (Fig. 12). En Baalbek (colonia romana de Heliópolis), se continuará incluso la función ritual del asentamiento de origen fenicio. La plataforma artificial de piedra sobre la que se construye el santuario romano es la misma que habían elevado los fundadores. Como se ve, en el tema de la plataforma, nos hallamos frente a un hecho típico de la cultura mesopotámica, que los romanos adoptan (Aún más, sobre la misma plataforma, y con los materiales de los templos existentes, se hará, más adelante, la basílica cristiana del lugar). Los gigantescos templos de Baalbek se edifican a partir del siglo III DC, con Antonino Pío. Con Caracalla, más tarde, se hace a Baalbek sede de juegos periódicos, relacionados con su función ritual. Todas estas ciudades (Gerasa, Antioquía, Baalbek), como también Damasco, Bosra, los puertos fenicios de Tiro, Sidón; Jerusalén y Palmira (que trataremos por separado) están íntimamente ligadas con la comunicación comercial con el Oriente más lejano y el "limes" especial que Roma constituye en la zona correspondiente. En Egipto, encontramos, a nivel urbano, solamente la fundación de Antinópólis, que el emperador Adriano dedica a la memoria de un amigo suyo fallecido en un viaje con él por el Nilo, y que se limita en principio, a un conjunto de funciones religiosas. Como se ve, no hay, como no la hubo con la dinastía de los Ptolomeos macedónicos, una urbanística helénica propiamente dicha en Egipto, que se limitó a la fundación de Alejandría y Ptolemaide, las que, situadas en el delta del Nilo, de cara al mar, continuaron la temática de Naucratis: es decir, una urbanística helénica propiamente dicha en Egipto, que se limitó a la fundación de Alejandría y Ptolemaide, las que, situadas en el delta del Nilo, de cara al mar, continuaron la temática de Naucratis: es decir, una colonia comercial exportadora que envía a la "oikoumene" los productos egipcios. Desde la fundación de tales ciudades, luego todo se reduce a aportes de orden arquitectónico, como los monumentos que se van agregando en Alejandría, o en algún otro lugar muy delimitado, como la isla sagrada de Philae, que recibe, en época trajanea, un templo. Oriente, en síntesis, es el ámbito de las intervenciones más restringidas o más "cautelosas" del urbanismo romano. A esto contribuyen tanto una política de mayor tacto (piénsese que Augusto nunca quiso declarar a Egipto como provincia, para no herir el honor del país), como así también el hecho de la gran elaboración que el urbanismo helenístico había alcanzado allí. Los romanos, con sus esquemas, más simples bien factibles en la Europa occidental, debieron, en oriente, reconocer y "aprender" de un saber mucho más desarrollado. Variante h): Disposición de espacios públicos Tomando solamente el tema de los foros, nos encontramos ante una buena cantidad de casos en los que estos espacios varían su disposición con respecto al modelo básico, que los asignaba al centro de la IHAUB. FAUD. UNC 2011 ciudad en coincidencia con el cruce de los ejes principales. Hay foros excéntricos, foros lineales, foros múltiples y de función específica. Hay Foro excéntrico en Lucca (Fig. 13) y en Leptis Magna, en la costa africana (Fig. 14). En Leptis, el foro situado al final del cardo, coincide con el área abierta de la ciudad fenicia preexistente. Con la subida al Imperio de Septimio Severo, Leptis recibe un impulso extraordinario (es el caso de las ciudades "natales" ya mencionado). Se construye un Foro nuevo, paralelo al cardo, cercano a la orilla del Lebda y una gran avenida porticada anexa. En Antioquía (Fig. 12), hay dos foros simétricos al cardo y que se abren a un decumano también porticado. Estos casos, como el de Pompeya, son ejemplos de foros múltiples y su forma más notable es, por supuesto, la proliferación de foros en Roma (Fig. 15), los que incluso cobran funciones diferenciadas (comercial, política, etc.). Foros lineales los encontramos en ciudades del mismo tipo, como Cuicul, pero no siempre: Ostia, siendo también lineal, no presenta esta característica (Fig. 9). En las ciudades caravaneras, como Palmira, podemos decir que la gran avenida porticada cumple las funciones de un gran foro que se extiende linealmente por la misma, ya que la función fundamental de mercado (esto es, comercial) se desarrolla en toda la longitud. Con el análisis más específico de las zonas urbanas, entramos ya al análisis de la parte arquitectónica (Desde luego, no hemos agotado las posibilidades de estudio de las ciudades, sino solamente apuntamos las variantes más notables. Se podría seguir, por ejemplo, con el análisis de las diversidades de las "insulae", de las vías secundarías, de las formas de crecimiento). Cuando se hace con mayor detalle el análisis de los espacios públicos, aparecen las diversas expresiones arquitectónicas: los templos, los edificios de gobierno y administrativos, las termas, etc. A manera de ejemplo, y entrando en algo que usaremos en su momento, señalemos solamente dentro de las zonas recreativas, la posición urbana de los anfiteatros. 59 Fig. 9. Ostia, esquema. 1a: foro; 1b: plaza; 2: templos; 3: termas; 6: teatro. Fig. 10. Esquema de Campamento militar en época del Imperio. Aquí tenemos, en general, tres variantes; dentro del recinto (Timgad, Roma); fuera del recinto (Silchester, Arlés, Lúea, Verona); y la variante más curiosa: a caballo del borde del recinto: Treveris, Roma (anfiteatro castrense). (Fig. 15). Fig. 11. Gerasa (Djerach), esquema, 1: plaza y columna; 2: área templaría; 7: arco cuadrifronte. Fig. 12. Antioquía. 1: Foro, 7: Arco, 9: Palacio, 10: Circo, 15: Acueducto. Conclusiones El examen formal de las ciudades romanas se ha fundado, ante todo, en la observación de su realidad construida, con referencia al modelo básico definido, y con incorporación según los casos, de aspectos funcionales, histórica y jurídica. Existe una continuidad evidente entre lo territorial y lo urbano, que se expresa en la polaridad OrienteOccidente. La urbanística romana en Europa (Hispania, Galia, Britania, Italia) puede seguir con mayor libertad con los términos del modelo básico. En Oriente, por el contrario, el dominio helénico, ya iniciado por Alejandro y sus sucesores (muy especialmente los seléucidas), ya había cumplido su programa de urbanización. Por así decirlo, Roma se encuentra aquí con la mayor parte del trabajo ya terminado, y su papel se reduce al de algunas fundaciones complementarias o anecdóticas (Antinópolis), o bien a transformaciones y edificaciones que no trastornan demasiado los esquemas existentes. Por otra parte, y a grandes rasgos, está claro que el modelo romano no difería del modelo helenístico, por lo cual esas actividades complementarias o aditivas no encontraban contradicción con el urbanismo helénico previo. Se puede decir que ambos urbanismos son tan análogos como lo son las intenciones de Alejandro Magno y las, plenamente realizadas, del Imperio Romano. Es en Occidente, entonces, en dónde se encuentran los asentamientos romanos "ex-novo", realización más "pura" del urbanismo romano. África, teniendo en cuenta los ejemplos mencionados, presenta una situación intermedia, ya que encontramos numerosas 60 IHAUB. FAUD. UNC 2011 ciudades de origen fenicio que persisten, en términos generales, bajo el dominio romano. Ahora bien, el concepto mismo de "ciudad ex-novo" debe ser manejado con gran cuidado. Ya se vio, en el análisis jurídico de las ciudades hispanas, que pequeña proporción de las mismas eran las colonias. En el examen formal, nos encontramos una y otra vez con la referencia a asentamientos o vías preexistentes. El concepto de ciudad "ex-novo" por todo esto, queda entonces limitado a la novedad romana en cuanto a trazado, orientación, o bien zonificación, mientras que es visible, por debajo de estos elementos, la permanencia de asentamientos no romanos (ibéricos, galos, ligures, etc.), en cuanto a posición, relación con vías y territorio, etc. El concepto general más acertado para caracterizar el urbanismo romano en Europa, entonces, parece ser el de la "transformación y regularización" de las pautas urbanísticas existentes. Debe suponerse, que dada la misma superposición o destrucción, los hechos anteriores son menos visibles y de más difícil acceso. Lo más cercano a una creación estrictamente "ex-novo" puede ser encontrado en los campamentos. Situados, frecuentemente, en situación de apoyo al "limes" o a vías, estimulan, en la medida de su permanencia, la tracción de población y actividades urbanas (las "cannabae"). Las legiones de tales campamentos, debían además trabajar la tierra y, consecuentemente con su establecimiento a largo plazo, debían entrar en contacto e intercambio con los nativos, resultando finalmente-en fusiones, familias de origen romano-nativo, etc. Esto puede dar explicación, por un proceso de relajamiento, a la progresiva decadencia militar de los "limes" pero también indica la sempiterna función de intercambio que cumple la ciudad como hecho social. En estos casos, el urbanismo romano, de manera similar a lo que sucede en Oriente, vuelve a perder "pureza", ya que desencadena efectos de crecimiento y fusión no previstos, los que darán su fruto, de manera plena, con la Edad Media europea. Decadencia y murallas A fines del siglo III e inicios del siglo IV DC, las ciudades del Imperio comienzan a realizar obras de fortificación. La propia Roma, con Aureliano, construye murallas a partir del 271. Las murallas urbanas son una consecuencia de la situación militar, que empeoraba a cada momento. Los "limes" y asentamientos fronterizos pierden eficacia, aún cuando ya habían iniciado un proceso análogo de solidificación de sus bordes; ejemplo por excelencia de este fortalecimiento es el muro de piedra que, en época de Adriano, se hace en la isla británica. En realidad el proceso corresponde a la fase defensiva del imperio, que comienza con Augusto. La ineficiencia del "limes", aún fortificado al máximo, provoca la decisión de Diocleciano de pasar a un sistema defensivo en profundidad. Se crea un ejército móvil que atacaría a los invasores, cuando éstos ya estuvieran en territorio imperial, habiendo traspasado el "limes". Esto presupone que, hasta la llegada de tal auxilio, las ciudades podían ver a los invasores presentarse ante sus puertas y que debían defenderse por su cuenta. A este fin, corresponde el amurallamiento general del momento. En efecto, las murallas fueron eficientes como recurso defensivo. Los invasores "bárbaros" no consiguieron, en general, traspasarlas y debieron, casi siempre limitarse al asedio. Tenían a su disposición otro recurso que era cortar la provisión de agua interrumpiendo los acueductos y otros abastecimientos por cierre de las vías. Así fue rendida Roma por Alarico. El corte de acueductos y vías revela el carácter dependiente de la ciudad con respecto a hechos territoriales de comunicación y abastecimiento. De cualquier modo, ante el hecho concreto de las murallas, los invasores debían detenerse. La ineficacia de francos, godos y demás contra las mismas, está probada por el hecho de que, luego de conquistadas, IHAUB. FAUD. UNC 2011 por otras formas, se dedican sistemáticamente a destruirlas. Los vándalos derriban todas las de las ciudades africanas (a excepción de Carthago, en la que asientan su capital), el ostrogodo Witiges reduce todas las murallas italianas a la mitad de su altura; Totila, otro rey ostrogodo, deshace los muros de Berevento, Nápoles, Spoleto y Tívoli, y aún así es criticado por sus compañeros por no acabar con las de Roma. Evidentemente los conquistadores no deseaban pasar por las mismas dificultades si las plazas eran retomadas y debían ser atacadas una vez más. Si, haciendo uso de una imagen de Mumford, sostenemos que las ciudades romanas funcionaron, en su fase inicial, como "imanes" que atraían población, intercambios y fusiones sociales, por el contrario el proceso de amurallamiento puede ser interpretado como una rigidización. Es decir, que la ciudad pasa de "imán" a "recipiente". En su decadencia, el organismo urbano tiende en cambio a perder los aportes que antes eran atraídos, y su rigidización es una forma de conservarlos, de retenerlos. Todo esto coincide perfectamente con las características del Imperio tardío: inseguridad general, centralización de la autoridad y pérdida de autonomía municipal; obligatoriedad de mantener los oficios o magistraturas que ya no eran buscados voluntariamente, y, en síntesis, una tendencia al éxodo urbano. No es accidental la aparición de los anacoretas, místicos cristianos que, fundándose en todo este proceso y, desde luego, en la propia fe religiosa, promueven el abandono de las ciudades, individualmente o en grupos que, más adelante, se desarrollan plenamente con el fenómeno de los monasterios. Físicamente, el proceso de decadencia implica, entonces, una rigidización general y especialmente del borde urbano (la muralla) y la detención del proceso de crecimiento urbano, tendiente a invertirse de sentido, hacia la despoblación. La decadencia de las ciudades como organismos de plena vitalidad está estrechamente ligada con todo el fenómeno imperial romano y se puede comprender 61 Fig. 13. Lucca. 1: Foro, 4: Anfiteatro Fig. 14. Leptis Magna, esquema, la: Foro antiguo; 1b: Foro nuevo; 3: termas; 6: teatro; 7: arco cuadrífronte; 10: estadio. partiendo del aspecto institucional. Si bien esas formas institucionales surgían del núcleo religioso original de la "polis" y este núcleo había ya entrado en crisis en la época alejandrina, sin embargo el mismo hecho del imperio acelera pronunciadamente ese proceso. El concepto clásico de ciudad helénica es el de una asociación de familias para diversos fines, pero que siempre se sintetiza en la aparición de un sistema de cultos religiosos e instituciones comunes absolutamente locales e intransferibles. El fuego sagrado del culto propio de cada ciudad, guardado en el "pritaneo" helénico, y que en la ciudad de Roma era alojado en el templo de Vesta, es el símbolo más indicado de la asociación urbana (la "civitas"). Ahora bien, las ciudades de la "oikoumene" que, sucesivamente cayeron bajo la autoridad romana lo hacían de dos maneras: eran sometidas o aliadas. Las sometidas perdían completamente sus instituciones. Y no sólo eso. La fórmula del sometimiento (la "deditio"), establecía que la ciudad rendida entregaba a Roma sus personas, murallas, tierras, aguas, casas, templos y dioses. De este modo, la ciudad sometida (de un modo similar a las "provincias"), quedaba, sin régimen jurídico explícito y propio, al arbitrio de Roma. Las instituciones, en este caso, quedan destruidas lisa y llanamente al ser retiradas sus bases personales, rituales, etc. Aunque la ciudad material (la "urbs") subsista, la ciudad como hecho humano (la "civitas") desaparece completamente. Las ciudades aliadas (es decir, las "federadas" o "socias") entrarán en un proceso que conduce a los mismos resultados, pero de otra forma. Estas ciudades mantenían sus instituciones, debiendo, por su parte, respetar la autoridad superior de los magistrados romanos y pagar los tributos establecidos, si los hubiere. Pero, como hemos visto, las instituciones tradicionales de la ciudad eran absolutas: debían, por esencia, ser autónomas, completas y de 62 IHAUB. FAUD. UNC 2011 autoridad total sobre su jurisdicción. El predominio de la dominación romana hacia que estas instituciones evolucionaran hacia una existencia meramente formal, ya que, como en realidad el poder estaba en Roma, las cuestiones se dirimían ante el Senado de la Urbe, adonde iban las diversas ciudades y personas a arreglar sus asuntos. Las instituciones urbanas se vacían de contenido. Vemos así a los "estrategas", en época romana, pasar de su función tradicional de jefes militares, a encargados del cuidado de las calles y los mercados. Por otra parte, como hemos visto en el análisis jurídico del caso hispánico, las ciudades presionaban para encuadrarse en la situación más favorable, que era, a través del pasaje por las diversas formas de encuadramiento jurídico, llegar a la ciudadanía romana. Con esto, al mismo tiempo, abandonaban definitivamente (como le pasaba, por fuerza, a las sometidas) sus propias instituciones. Con el fin del Imperio de Occidente, las ciudades, decaídas y rigidizadas, subsisten. En alguna medida, hay una reaparición de las autonomías, bajo la autoridad local de los obispos cristianos, que vienen a llenar el hueco producido por la caída del poder central. Las formas urbanas persisten a su modo luego del imperio: se trastornarán funciones, pero algunas edificaciones toman un valor inesperado en la evolución subsiguiente. En Nimes, el anfiteatro funciona como ciudadela durante los choques entre facciones visigodas. En Arlés (Arélate) el núcleo medieval se dispone en el interior del anfiteatro, de modo similar a lo que sucede en Spalato con el palacio de Diocleciano. Por lo demás la actividad urbanística estricta de los reyes germanos sucesores del Imperio es muy reducida. La primera ciudad que fundan en Europa es Recópolis, en España (en 678 DC, por el rey visigodo Leovigildo), seguida en ese país, por sólo dos ciudades más, hasta la aparición musulmana: Victoriacum y Ologicus, las que, por otra parte, no son más que pequeñas fortalezas. En el caso de la propia Roma, afectada por el traslado de la capital imperial a Constantinopla, primero, y la caída del Imperio occidental, después, el proceso de decadencia es mucho más violento. Muchos edificios son despojados de adornos, para construcciones en la nueva capital y otros destruidos para aprovechar sus mármoles. de "Nueva Roma", y en Constantinopla se siguió pensando, siempre, que los romanos verdaderos eran los que estaban en la nueva capital imperial. El Foro en el Medioevo, acaba como campo de pastoreo. Fig. 15. Roma en época imperial, esquema. 1 a. Foros imperiales. 1 b. Foro romano. 1 e. Foro Boario. 2 a. Templo de Divo Adriano. 2 b. Panteón. 2 c. Área templaria del Capitolio. 2 d. Templo de Roma y Venus. 2 e. Templo del Divo Claudio. 3 a. Termas de Diocleciano. 3 b. Termas de Nerón. 3 c. Termas de Agripa. 3 d. Termas de Constantino. 3 e. Termas de Trajano. 3 f. Termas de Caracalla. 4 a. Anfiteatro Flavio (Coliseo). 4 b. Anfiteatro Castrense. 5. Cuartel (Castra Praetoria). 6 a. Teatro de Pompeyo. 6 b. Teatro de Marcelo. 8 a. Harrea Galbana. 9. Palacios imperiales del Palatino. 10 a. Circo de Gayo y Nerón. 10 b. Estadio de Domiciano. 10 c. Circo Máximo. 14 a. Mausoleo de Augusto. 14 b. Mausoleo de Adriano. 16 a. Pórtico Pompeyano. 16 b. Pórtico Aemiliano. Casi su propio espíritu le es retirado, ya que Constantino había fundado su capital con el nombre IHAUB. FAUD. UNC 2011 63 Fumagalli, Vito. Vito Fumagalli Reedición de los capítulos 1 y 10 del libro: Las Piedras Vivas Ciudad y naturaleza en la Edad Media. Las Piedras Vivas Ciudad y naturaleza en la Edad Media. (1988). Editorial Nerea. Madrid 1989. Traducción Carlos Alonso Capítulo 1. Páginas 13 a 21 Capítulo 10. Páginas 105 a 120 Las ciudades muertas La ciudad y los muertos Capítulo 1 64 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Las ciudades muertas A finales del siglo VI, San Colombano se encontró, según su biógrafo, con doce lobos mientras atravesaba un bosque francés. El Santo permaneció inmóvil y los animales se le acercaron hasta llegar a tocar sus vestiduras. San Colombano no sintió miedo pues confiaba en la ayuda de Dios, y las fieras se alejaron sin hacerle daño alguno. Este episodio es indicativo de unos hechos que solían ser muy frecuentes: el encuentro de hombres y animales salvajes que a principios de la Edad Media, abundaban en un paisaje asilvestrado desde hacía siglos, en el que crecían espesos bosques y blanqueaban las ruinas de las poblaciones destruidas durante las invasiones o abandonadas tras una larga decadencia. El abandono, la despoblación y la mezcla de ruinas y vegetación asilvestrada, que iba extendiéndose por vastísimas regiones, se dieron por todas partes, incluso en las áreas de lomas habitadas anteriormente y en las llanuras que, en otro tiempo, estuvieron cultivadas en su mayor parte. Cuando San Colombano fundó, hacia el año 612, un monasterio en Bobbio que tomó su nombre, las colinas de Piacenza (Italia), a tan sólo 270 metros de altitud, estaban abandonadas, cubiertas de bosques e inmersas en la soledad. El Santo fundó también otro monasterio en Luxeuil (Francia), donde aún seguían en pie los templos paganos con sus estatuas inmóviles en el silencio de la espesura, rodeados de árboles que habían ido creciendo, numerosos, sobre las ruinas de la antigua población romana por las que merodeaban tan sólo los animales salvajes. En esas mismas terribles condiciones se encontraba el territorio en el que San Vandregiliso fundó la abadía de Fontenelle, en Normandía, hacia el año 649. El lugar estaba lleno de zarzas y matorrales e inundado de aguas pantanosas, tal y como dice el texto del siglo IX que describe la fundación del monasterio. En Fontenelle, Bobbio y otros lugares, los monasterios IHAUB. FAUD. UNC 2011 volvieron a llevar hombres y cultivos a zonas de las que habían desaparecido hacía mucho tiempo. Bobbio y Fontenelle se convirtieron en célebres centros de cultura durante toda la Alta Edad Media y asumieron una función que fue anteriormente prerrogativa de la ciudad. Ella había sido el eje principal del territorio, incentivando su roturación y concentrando en sí misma el comercio, el artesonado y las estructuras organizativas principales: las eclesiásticas, las políticas y las culturales. Los monasterios ejercieron en la Alta Edad Media tales funciones con mayor energía que muchas de las ciudades supervivientes, puesto que el monasterio, que surgía casi siempre en el campo, constituía en cierto modo un fruto espontáneo profundamente radicado en el mismo. La sustitución de la ciudad en decadencia por el monasterio fue mucho más frecuente fuera que dentro de Italia, país en el que muchas de sus ciudades conservaron, a pesar de dicha decadencia, su función de centro organizativo del territorio circundante. En efecto, en Italia surgieron numerosos monasterios en las ciudades o se alinearon con las mismas al construirse junto a sus murallas, mientras que en Francia o Alemania los monasterios fueron el origen de muchas ciudades. Con todo, la ciudad había ido declinando, convirtiéndose en algo muy distinto a lo que había representado en un tiempo ya lejano. El mundo antiguo había logrado en Occidente una organización compleja basada en las ciudades: los romanos, herederos de los etruscos, fueron constructores de ciudades, urbanizaron el territorio, transformándolo mediante una vasta y densa urdimbre cuyos nudos eran los núcleos urbanos. Estos fueron a un tiempo centros administrativos, religiosos o culturales y sede de mercados, actividades financieras y artesanales, además de convertirse a menudo en núcleos de población de notable importancia. Centro de encuentros e intercambios, las ciudades animaban, como células activas, el territorio, dotándole de homogeneidad y unificando sus distintas zonas. Aunque la economía -y la civilización- era fundamentalmente agrícola, la producción de artículos de 65 consumo y de lujo y el comercio de los mismos era un fenómeno relevante. Al correr el tiempo decayeron, se apagaron lentamente muchas ciudades. El vasto territorio del Imperio se vio afectado en su totalidad por un proceso de atonía, de mortificación económica y social. En campos y ciudades los hombres se aislaron de los hombres, se debilitó el Estado, decayó la cultura y las invasiones bárbaras aceleraron y acentuaron esta situación. La misma agricultura entró en decadencia y las tierras volvieron a cubrirse, como no se veía desde hacía muchos siglos, de bosques, matorrales y pantanos. En los propios espacios urbanos empezaron a crecer matorrales, árboles y arbustos espontáneos. Las casas y murallas fueron desmoronándose y la población disminuyó muchísimo. Muchas ciudades desaparecieron y sus ruinas, diseminadas a lo largo y ancho de un paisaje que fue asumiendo, hacia el siglo VI, el aspecto de un terreno desolado, adquirieron a los ojos de quienes las contemplaban un aspecto terrorífico: profanadas por el tiempo y por los hombres, enemigos, invasores, depredadores, las ruinas de las ciudades, iglesias y aldeas esperaban una nueva consagración y reutilización (lo que hicieron los monjes en numerosas ocasiones, como veremos). Destacando entre los matorrales o apareciendo de repente al paso de quien atravesaba el bosque, las ruinas mantenían su carácter de lugar sagrado negativo, tétrico y hostil. Eran las ciudades muertas, los restos profanados de la civilización antigua rescatada por el Cristianismo, cementerio de cristianos asesinados por los bárbaros, de mártires que esperaban ser encontrados y venerados. Sonidos, ruidos o aterradores silencios y luces en la noche señalaban su presencia, unas veces evidente, otra oculta por la tierra, las hierbas altas y las plantas. De este modo, en el paisaje rural de la Alta Edad Media, poblado de ruinas de ciudades romanas, aldeas e iglesias abandonadas, la presencia de los mártires cristianos aleteaba de forma ostensible, 66 IHAUB. FAUD. UNC 2011 provocando apariciones y sucesos portentosos, caracterizando desde un punto de vista material y transformando los elementos naturales, mediante una asombrosa mezcla de lo natural y lo sobrenatural. El mundo parecía así diferente del que era en realidad, teñido de extrañas tonalidades: la intervención del más allá lo volvía semejante al más allá mismo, ya que este mundo se proyectaba en el otro, contemplado como un jardín delicioso si se trataba del mundo de los justos. En el siglo IX, el cronista de la abadía de la Novalesa, hablando de una donación de tierras al monasterio, nos cuenta que en ellas existió anteriormente una ciudad romana donde sufrieron el martirio numerosas personas. Se decía que fueron tantos los hombres y la sangre derramada que las piedras de un río que pasaba por allí rezumaban sangre cuando el monasterio recibió en donación aquel «sagrado» lugar. La sangre de los mártires había empapado materialmente la tierra, dando un tinte fuertemente sagrado al lugar y predestinándolo así a convertirse en posesión monástica. Casi cuatro siglos antes, hacia el año 610, San Colombano, que ya había fundado algunos monasterios en Francia, llegó a Italia, a la corte del rey longobardo Agilulfo. Alguien le dijo que «en la soledad de los Apeninos», no lejos de Piacenza, había una iglesia derruida dedicada al apóstol Pedro en la que se producían hechos milagrosos. San Colombano se propuso entonces ir con sus compañeros a restaurarla y fundó en el lugar, como hemos visto, el monasterio de Bobbio, destinado a hacerse famoso. Las ruinas ya habían detenido a San Colombano en su largo camino desde Irlanda hacia el Sur, cuando decidió fundar en Francia, como decíamos más arriba, un monasterio sobre las ruinas de una antigua población deshabitado e invadida de maleza. En la atracción de los monjes por las ciudades y pueblos abandonados jugaban varios factores: la disponibilidad del material de construcción necesario para sus nuevos edificios y la certidumbre de poder vivir en un territorio que había asegurado el alimento en épocas pasadas, y todo ello envuelto en las características de belleza paisajística, de ascendencia bíblica, que caracterizaban los lugares predestinados a la vida espiritual. Con todo, la presencia de lo sobrenatural debía contar no poco en el esfuerzo de las agotadoras marchas de los hermanos, en busca de un lugar predestinado, hacia iglesias o núcleos urbanos abandonados desde hacía tiempo por los hombres, lugares en los que era fácil imaginarse que una incursión de bárbaros paganos había martirizado a los seguidores de la auténtica fe, convirtiéndoles así en santos. Por ello, y al igual que San Colombano, los monjes se informaban de dónde había ruinas de iglesias y ciudades, o bien se encontraban con ellas al recorrer un paisaje que hasta el siglo IX no fue otra cosa que una alternancia de bosques y campos repletos de ruinas en los que los restos aparecían entre los matorrales frecuentados por los pastores. El paisaje «de ruinas» caracterizaba grandes zonas de la Europa centro-meridional y era familiar a los hombres de la época, si bien la presencia atemorizadora de muertos en los restos de iglesias y poblados destruidos era un aspecto muy destacado. Cuando el fundador de la estirpe de los Canosa decidió fortificar a finales del siglo X una nueva aldea, Brescello, situada junto al Po en la región de Reggio Emilia, ordenó recoger las piedras de la ciudad romana, poco distante de la nueva población, saqueada y destruida por los bizantinos en el año 603 para no dejar en manos longobardas una de las mejores fortalezas del valle del Po. En las ruinas de la ciudad, sede episcopal en otro tiempo, había crecido la vegetación, que no las ocultaba por completo, eliminando así, con la vista de dichas ruinas, el temor que éstas inspiraban. Un día -nos cuenta la Cronica Sancti Genesii- un joven pastor metió un brazo en un profundo agujero de la zona y, al no poder sacarlo, comenzó a gritar como un poseso. Acudió gente, invocaron al que se creía primer obispo de la ciudad, Genesio, y, cuando el santo fue suficientemente implorado, pudo el muchacho sacar el brazo de entre las ruinas. El relato IHAUB. FAUD. UNC 2011 parece una advertencia a aquellos que no sienten respeto por las ruinas que conservan el sepulcro de un santo. Toda una serie de acontecimientos nos confirman la «vitalidad» de las piedras desmoronadas en la despoblada zona de Brescello, recorrida de día por los vivos y de noche -se decía- por los muertos. De hecho una noche los padres del incauto muchacho se despertaron al oír una maravillosa música, por lo que salieron a mirar fuera de casa: una procesión de clérigos vestidos de blanco, con cirios encendidos, desfilaba por la landa, y a su cabeza iba un sacerdote de gran estatura, San Genesio. Estos recorrieron un breve trecho de terreno y luego se desvanecieron absorbidos por la bóveda celeste, haciéndose cada vez más pequeños hasta convertirse tan sólo en puntos luminosos entre las estrellas. Poco tiempo después, en Milán, a un leproso se le apareció en sueños San Genesio, que le prometió la curación si acudía a visitar su tumba. A pesar del largo viaje, aquel hombre llegó hasta Brescello donde, tras una serie de milagros, fue localizado el sepulcro. Genesio no permitió que su tumba, empotrada en un resistente muro, fuese abierta con facilidad, a pesar de que muchas personas intentaron hacerlo con herramientas de hierro. Uno de los trabajadores, cansado del inútil esfuerzo, lanzó su herramienta contra la tumba y cayó muerto, castigado por su irreverencia. Sólo la oración humilde y sumisa pudo resolver el problema. Todos estos hechos fueron narrados por un monje del monasterio que más tarde se pondría bajo la advocación de San Genesio. Es evidente su interés en ilustrar con riqueza de detalles la autorizada presencia en Brescello del poderoso muerto, hasta el punto de hacer que en su Crónica acuda ante el sepulcro del santo el primero de los Canosa, humillado en hábito de penitente, con su esposa: aquel Atón cuyo poder, dice el cronista, iba consolidándose por aquel entonces. No obstante, y sin querer entrar en consideraciones acerca de la voluntad de persuasión del terrible poder de los santos que observamos en las biografías de los mismos, así como en los relatos del hallazgo de sus reliquias y sepulcros, el 67 miedo a tales difuntos era real en, por lo menos, un amplio círculo de personas. Las donaciones y testamentos a favor de centros religiosos y las fundaciones de iglesias y monasterios abundan en la documentación de la Alta Edad Media. A partir del siglo VII las ruinas fueron recuperadas y utilizadas poco a poco en la construcción de monasterios e iglesias, así como en la revitalización parcial de las ciudades y aldeas supervivientes. A partir del siglo X, como veremos, la necesidad de defenderse de las numerosas invasiones obligó a utilizar dichas ruinas en la construcción de fortificaciones y murallas para los centros urbanos, que eran relativamente más numerosos en Italia que en otras zonas de Europa. 68 IHAUB. FAUD. UNC 2011 De este modo, las ruinas se vieron nuevamente consagradas y revitalizadas, y su destino fueron las construcciones militares y, desde luego, los edificios religiosos. No obstante, los campos siguieron caracterizándose por la abundancia de ruinas: sólo a partir del siglo XI comenzó el hombre a llenar los campos con una trama más densa de casas, caminos, canales y tierras cultivadas, a transformar y ampliar las ciudades y a construir otras nuevas, grandes y pequeñas. Las ciudades muertas resurgirán y nutrirán con sus ruinas a otros centros urbanos, muriendo así definitivamente: su carácter sacro, que infundía respeto y temor al viajero, dejará de caracterizar los amplios espacios del paisaje de Occidente en la Alta Edad Media. Capítulo 10 La ciudad y los muertos Transcurridos los primeros siglos de la Edad Media, de las ruinas, en otra época omnipresentes, empezaron a surgir por todas partes iglesias y monasterios, que las utilizaron para la construcción, en ciudades y campos, de sus edificios. Las ruinas desaparecieron rápidamente a partir del siglo XI, privando al paisaje urbano y rural de una característica antes dominante. La presunta presencia de los muertos se traslada entonces de los bosques y malezas, donde estuvieron en otro tiempo las ruinas de iglesias y las antiguas ciudades vinculadas al recuerdo de masacres y martirios, hasta los lugares habitados, surgidos y crecidos junto a iglesias y monasterios, donde convivirán los vivos y los difuntos. Los lugares boscosos o no cultivados eran considerados en épocas pasadas sede de los muertos, que estaban dispuestos a aparecerse a los vivos no por su propia iniciativa, sino porque tales lugares custodiaban las ruinas donde estaban sus sepulcros o conservaban el recuerdo de matanzas realizadas por los bárbaros paganos. El bosque, eje de la economía de la época en numerosas zonas hasta el siglo XI por lo menos, no estaba despoblado en absoluto. No era el lugar desierto y «diferente», lo opuesto a los centros habitados, sobre todo a las ciudades, ni tampoco el medio donde seres «diferentes» como los muertos podían moverse y aparecerse a los vivos. Por otra parte, más o menos hasta el siglo XI, la realidad terrena y la ultraterrena no eran ajenas entre sí, como lo serían -si bien sólo hasta cierto punto y en formas distintas según las zonas- posteriormente. En las iglesias, donde rezaban los vivos, estaban enterrados los difuntos. Además, se creía que el alma del difunto estaba en cierto modo ligada a su cuerpo, que reposaba en la tumba junto al santo IHAUB. FAUD. UNC 2011 protector, a cuyo lado esperaba el día del Juicio Final, día en que su cuerpo renacería a una nueva vida. A lo largo de toda la Alta Edad Media, los bosques y selvas fueron, hasta el siglo XI, un medio familiar para el hombre, que llevaba a cabo en estos lugares una serie de cavidades como la pesca, la caza y la cría de ganado al aire libre. Toda una población de pastores y leñadores pululaba por ellos, e incluso los bosques menos frecuentados por el hombre lo estaban en cierto modo, ya que en ellos se establecían grupos de ladrones, ermitaños, bandas de salteadores, invasores, como los magiares, u otros pueblos que acudían del norte, del este o del sur hacia la vieja Europa. A partir del siglo XII, la reducción cada vez mayor de las zonas forestales, más drástica en el centro y norte de Italia por obra de los centros urbanos dotados de gran poder de intervención sobre el territorio, la ampliación de los espacios cultivados y predominio de las tierras de labor, prados, granjas, aldeas y ciudades sobre las tierras incultas hicieron que dichas zonas forestales pasasen automáticamente a la esfera de lo ‘diferente’, de lo extraño, de lo temible. No nos encontramos ante un proceso lineal, general y homogéneo, pero sí ante una evolución permanente y continua en tal sentido, aunque con diferencias de una zona a otra y con incrementos en el tiempo. Las realidades más directamente vinculadas al bosque y a las zonas no cultivadas en general empiezan a asumir una fisonomía generalmente monstruosa. Tal es el caso del lobo, presente antes por todas partes y que más tarde empezaría a desaparecer, y sería cazado y temido por el hombre, hasta el punto de dar vida a imágenes extremas e irreales del animal. El lobo feroz que aterrorizaba en tiempos de San Francisco de Asís a los habitantes de Gubbio, lobos físicamente deformados por la fantasía del hombre, con la cola cortada, o bien blancos, o de dimensiones enormes, son las nuevas imágenes del animal que obsesionan a 'la fantasía de las personas. El bosque se convierte así en un lugar por el que nadie quiere pasar, por lo que el peregrino que emprende un largo viaje o el pastor lo bordean temerosos. Esta imagen del bosque va ampliándose 69 poco a poco hasta llegar a representar en cierto modo a todos los bosques, incluidos aquellos que el hombre sigue frecuentando aunque en menor medida que en el pasado. Se llega a pensar que los muertos han encontrado finalmente en el bosque el lugar más apropiado para vagar y aparecerse a los vivos, aunque no dejarán nunca de poblar otros lugares, que mucho más tarde serán fundamentalmente los cementerios, convertidos en residencia y sede de los muertos desde que Napoleón decretó su ubicación lejos de las poblaciones. Pero incluso en este caso se trató de una ley que no se aplicó en todos los lugares ni al mismo tiempo, si bien significó el comienzo de una época caracterizada por otro ámbito preferente de los muertos, diferente del bosque de la Baja Edad Media y de la Edad Moderna. Uno de los primeros casos de apariciones de muertos en lugares desiertos recordado por sus contemporáneos es el que nos narra la Storia Ecclesiastica de Orderico Vitale. En Saint-Aubin de Bonneval (Francia), en el año 1091 se le apareció a un sacerdote que caminaba de noche por un sendero solitario un cortejo que avanzaba haciendo mucho ruido, como si fuese un ejército: hombres y mujeres, a pie y a caballo, torturados por demonios y guiados por un ser enorme que llevaba una clava en la mano, desfilaban en la noche. Todos ellos eran personas muertas, conocidos del sacerdote en la mayoría de los casos: mujeres deshonestas, asesinos, clérigos y monjes a los que hasta aquel momento se consideraba felices en el cielo. Se trata, en el caso de esta aparición, de la antiquísima creencia en el «ejército furioso», descrito en Alemania a finales del siglo x por el monje Reginon de Prüm en una de sus obras edificantes, condenándolo. Para Reginon eran personas muertas de forma prematura o violenta, angustiadas por su fin, atormentadas por el recuerdo de una vida antinaturalmente truncada, furiosas con los vivos, peligrosas. En el relato posterior de Orderico Vitale los muertos se aparecen a los vivos para revelarles las penas sufridas en el más allá y 70 IHAUB. FAUD. UNC 2011 disuadirles de llevar una vida que les conducirá sin duda a esas mismas terribles condiciones. En este relato, al igual que en otros parecidos, se manifiesta, además de la cristianización de una creencia pagana, el hecho de que ahora los muertos no se aparecen -como sucedía antes según la obra de Reginon- en los lugares habitados para atemorizar a los vivos, sino que vagan por sitios desiertos donde su realidad, tan espantosamente imaginada por la fe cristiana como la de seres terriblemente infelices, sin esperanza y atormentados por horribles penas, encuentra un ambiente perfecto. En el Infierno de Dante un oscuro bosque acoge a los suicidas. Una jauría de perras negras furiosas persigue y despedaza en el mismo bosque a los disipadores de sus propias sustancias, ritual que se repite constantemente y de claro sabor «forestal». El bosque aparece en varias ocasiones en la Divina Comedia como la materialización de condiciones negativas, atormentadas, terroríficas, como lugar donde se aparecen los muertos al poeta. Es la «selva salvaje», cuya imagen utiliza Dante al comienzo de la obra para representar su estado de ánimo de angustioso extravío e incertidumbre: en los límites del espeso bosque se le aparece Virgilio, que lo conduce lejos de aquel lugar. Sólo el bosque del Paraíso Terrenal será imaginado y descrito como una sugestiva realidad, una entidad emanada directamente de Dios, con árboles y prados agradables a la vista, espaciosa y abarcable en todos los sentidos (en ella se repite -aunque con variaciones no sustanciales- la tradicional y antiquísima imagen del Paraíso, que encontramos ya en los Diálogos de San Gregorio Magno). Con el paso de los años, el aspecto cruel y desagradable de las tierras incultas (aspecto que muchas veces era real, pues el hombre las frecuentaba menos que en el pasado), imaginadas de este modo por el hombre para traducir materialmente estados de ánimo y condiciones de vida, se vuelve cada vez más evidente y da lugar a representaciones tenebrosas. En la Jerusalén libertada, la noche y las siniestras espesuras preludian el tristísimo fin de Clorinda y, tras su muerte, el triunfo de las fuerzas del mal se materializa en el terrible bosque del canto XIII, sede del infernal aquelarre, lugar de reunión de brujas y demonios, tenebroso incluso de día. Los más valerosos guerreros cristianos no se atreven a penetrar y permanecer en esta selva, ni siquiera Tancredi que, una vez llegado a un amplio calvero dominado por un altísimo ciprés, oye salir del árbol unas amenazadoras palabras que le dicen que aquel no es lugar de vivos sino de muertos, del que los primeros deben mantenerse alejados: 0 tu che dentro ai chiostri de la morte osasti por, guerrierio audace, il piede, deh!... non turbar questa secreta sede. Aunque en ese momento no hay muertos, sino demonios, en el bosque, y el demonio habla con falsedad a Tancredi fingiendo ser el espíritu de un difunto, se hace evidente la convicción del poeta, reflejo de la convicción general, de que en tales espesuras se encontraban las almas de los muertos de forma no natural (desde el ciprés el espíritu infernal dice ser Clorinda, muerta por Tancredi). En la obra de Tasso el bosque alcanza unos tintes extremos y se convierte en lugar de brujas, demonios y muertos, acogiendo así a unas terribles realidades que una cierta cultura había ido creando con el tiempo hasta llegar a la monstruosa lobreguez con que la Contrarreforma definió y configuró las fuerzas y productos del mal. Más sobria, aunque violenta, será la escena a la que asiste Nastagio degli Onesti en el bosque de Rávena, tal y como se describe en el relato de Boccaccio (aunque aún faltan dos siglos para llegar a la época de Tasso). Nastagio, enamorado sin que la mujer que deseaba le correspondiese, pudo llegar a tener una gran satisfacción, aparte del inconveniente del comprensible susto, al asistir a una macabra escena de caza en el pinar de Rávena. Nastagio llegó hasta ese lugar casualmente, a plena luz del día, y de pronto escuchó un estruendo que rompió el silencio del bosque: un joven caballero iba a caballo precedido IHAUB. FAUD. UNC 2011 por dos feroces mastines que perseguían a una mujer. Cuando la hubo alcanzado, el hombre bajó del caballo y con un puñal le rajó la espalda arrancándole el corazón. Este era el castigo para ella, que en vida no había correspondido a su amor, por lo que el caballero se había quitado la vida, condenándose así a las penas infernales. Ambos pagaban de este modo su condenación repitiendo, sin pausa, día y noche, tan terrible escena. Nastagio hizo que la mujer que amaba contemplase lo que había visto y finalmente fue correspondido. El parecido de este episodio con el tema de la «caza salvaje» o del «ejército furioso» está fuera de duda, si bien en este caso el suicida se venga de otra persona que también está muerta. A este antiquísimo tema, pagano primero y reinterpretado más tarde, se añadirá un elemento tan fundamental del Dolce Stil Nuovo como la obligatoriedad de corresponder al amor. En este trance del cuento de Boccaccio, el marco de la aparición de los muertos será también un bosque, escenario cada vez más usual. En las Florecillas de San Francisco los bosques, las añosas espesuras, son elegidos continuamente como lugares ideales para la contemplación tanto por la soledad que aseguran -junto con la quietud y, por tanto, el tranquilo diálogo con Dios, como por ser «diferentes» a los lugares habitados por el hombre, urbanos sobre todo y también rurales, mucho más de lo que lo fueron durante la Alta Edad Media, cuando la vegetación natural en Italia (y sobre todo en otros países) llegaba en diferente medida hasta el propio interior de las ciudades, derruidas, retraídas, a menudo asediadas y generalmente ahogadas por las áreas incultas. Por esa razón, estas últimas eran buscadas por los religiosos deseosos de soledad y de un lugar en el que fundar sus monasterios, generalmente por este segundo motivo y no tanto por encontrar en ellas la paz necesaria para el diálogo interior con Dios. Por otra parte, los bosques medievales estaban muy poblados por pastores, cazadores, leñadores y tantas otras personas que explotaban sus recursos. Avanzada la Edad Media esta multitud había disminuido notablemente 71 (Oh tú que dentro de los parajes de la muerte osaste poner, guerrero audaz, el pie, Cuidado, no alteres este secreto lugar!) y los hombres se dedicaban sobre todo a cultivar los campos o a la artesanía en las ciudades en expansión, alejándose en gran número -aunque no en la misma medida en todas partes (mucho menos, por ejemplo, en Francia y Alemania)- del bosque y la landa. Los Frailes Menores vivieron en los bosques sus experiencias místicas más profundas y asistieron a las apariciones de los difuntos, aunque eran muertos benéficos que les enseñaban en el marco de la visión serena y pacificadora que San Francisco de Asís quiso crear entre el hombre y la naturaleza (y sus componentes -tierras no cultivadas, animales salvajesy la muerte, que es un fenómeno natural) en contra de la mentalidad vigente. Los difuntos también tuvieron modo de aparecerse a los vivos en otras zonas, en lugares más numerosos y variados que en la Alta Edad Media, cuando estaban más «unidos» al sepulcro y no se alejaban mucho de él para hacer milagros o aparecerse a los vivos. En la Baja Edad Media, debido a la idea cada vez más difundida de que el alma y el cuerpo se separaban drásticamente en el momento de morir, se creía que los espíritus de¡ difunto revoloteaban por todas partes. Así comenzó realmente el fenómeno de las «casas infestadas» de espíritus, creencia que se extendió tanto que llegó a contemplarse desde el punto de vista del derecho. En la primera mitad del siglo XV, el jurista Giovanni Cristoforo Porzio escribió en sus Comentari alle istituzioni giustinianee que el inquilino no tenía que pagar el alquiler si la casa estaba llena de fantasmas. El camino del estudio de la licitud o ilicitud de la insolvencia del arrendatario quedaba abierto; con oscilaciones, parones y dudas, este derecho del inquilino fue defendido casi hasta nuestros días. En 1959, Visco, en su Trattato delle case in locazione, ofrece al problema el espacio de dos densas páginas y hace referencia a juicios celebrados el 12 de octubre de 1915 y el 14 de enero de 1928 en Nápoles, y el 13 de marzo de 1927 en Pomigliano d'Arco (Nápoles). El jurista 72 IHAUB. FAUD. UNC 2011 sostiene que sólo los «hechos concretos» y no la «fama» pueden invalidar el contrato de arrendamiento. Si tales hechos son «espiritistas» y existían antes de que el inquilino hubiese tomado posesión de la vivienda, éste tendrá derecho a la rescisión del contrato y a la indemnización de los daños si el propietario conocía ya los hechos, pero si se trataba de efectos «mediúmnicos» y provocados por terceros, el inquilino no tendrá nada que reclamar. En Italia todavía se emitieron veredictos de juzgados y tribunales favorables a los inquilinos en 1868 y 1927. La «cuestión», documentada ya a principios del siglo XV, se tratará frecuentemente en los siglos XVII y XVII, y los dictámenes favorables a los inquilinos parecen prevalecer desde un punto de vista teórico y, con mayores resistencias, en la práctica jurídica: la discrepancia entre teoría y práctica se debe sobre todo a la exigencia de la última a disponer de las pruebas. Después de los siglos XVI y XVII se produce probablemente una gradual falta de interés por el problema excepto, según parece, en Italia, donde todavía en el siglo XIX, y fuertemente modificado en los tribunales, el mismo sigue siendo tratado a nivel teórico. El proceso que desembocó en la «demonización», si se nos permite el neologismo, de los muertos, sobre todo de personas fallecidas prematura o violentamente, paralelo a la creencia en su poder de aparecerse en lugares muy diferentes, aunque preferentemente en zonas desiertas, hunde sus raíces en la Edad Media (siglos XII-Xlll). Este proceso se debe sobre todo a la voluntad de aislarles del resto de la raza humana, en el marco de una transformación «racional» de la sociedad, y en un momento en que se aceleraba el progresivo alejamiento de las fuerzas naturales -propias de un clima altomedieval, sobre todo de las áreas incultas-, que poco a poco iban siendo habitadas y cultivadas. Fue un proceso de «separación» de los vivos de la realidad natural de los muertos, proceso querido también por una «política», por decirlo así, de separación de las personas útiles (por ser activas y productivas) a la sociedad de todos los que nunca lo fueron o habían dejado de serio. Es el momento en que en la Italia centro-septentrional las leyes marginan decididamente, relegándolos a zonas determinadas de la ciudad, a los mendigos, a los malabaristas y prestidigitadores y a las personas mutiladas, mientras que las horcas destinadas a los asesinos y otros reos deben ser alejadas de los lugares más concurridos de la ciudad. A partir de entonces se regulan los funerales, y las ordenanzas de las ciudades tratan de ensombrecer legalmente la vistosidad, incidencia e importancia que éstos habían llegado a alcanzar en la vida cotidiana, esforzándose por contener la participación en dichos funerales de las mujeres, que lloraban y gemían en voz excesivamente alta, se daban golpes con las manos, se desmayaban y tenían que ser sostenidas por otras personas, lo cual era «cosa deshonesta de verse». Fuera y dentro de Italia, el trauma provocado por la nueva concepción de la muerte hace que cuando la ciudad no interviene con sus leyes en la regularización de los funerales, éstos se vuelvan mucho más lujosos que en el pasado y se caractericen sobre todo por la manifestación tristísima y desesperada del luto: la muerte produce un mudo e impotente terror contra el que se reacciona acentuando el llanto y la tristeza. Las ordenanzas de Bolonia de la segunda mitad del siglo XIII revelan ampliamente el comienzo del fin de una época de «cohabitación» de vivos y muertos, aunque éstos seguirán siendo enterrados dentro (o junto) a las iglesias aún por mucho tiempo. No obstante se pretendió que el trayecto hasta las mismas fuese menos espectacular, que estuviese menos «presente» en la vida de la ciudad. Todavía se estaba al principio de un largo camino que culminaría en la rápida ocultación de los muertos, tal y como se produce en nuestros días: un vehículo con el cadáver, otros cuantos detrás, un rápido funeral que incluso tiene lugar a veces en la capilla del hospital, una inhumación veloz. Las normas restrictivas (dictadas también para disminuir los gastos «superfluos») que regulan en las IHAUB. FAUD. UNC 2011 ordenanzas municipales italianas los funerales nos proporcionan «en negativo», prohibiéndola, la dimensión de la espectacularidad de los mismos, la amplísima participación de familiares, amigos y deudos. El lugar de los muertos era entonces el corazón mismo de la vida en sociedad, en la que la casa del difunto, el trayecto hasta la sepultura y la sepultura misma determinaban los lugares más frecuentados por los vivos. Las ruinas de la Alta Edad Media dispersas por bosques y yermos y las tumbas en las iglesias, antiguas residencias de los muertos, cedieron su puesto a la ciudad entera, por lo que los muertos pasaron a estar «presentes», además de en las zonas desiertas y salvajes por las que vagaban sobre todo las almas en pena, en los centros urbanos, núcleo principal de la nueva sociedad. «Ningún habitante de la ciudad -dice un apartado de las ordenanzas de Bolonia de 1288- puede hacer venir a personas del campo... a sepultar (a un muerto), a llorar, pararse en su casa, bajo pena de cien libras de dinero... Exceptuados los parientes hasta el quinto grado, siempre que observen lo que antes se ordena sobre no llorar y no darse golpes con las manos. Igualmente se prohíbe a todo el mundo que en las exequias fúnebres se llame a más de ocho sacerdotes si el entierro tiene lugar en una iglesia de propiedad de la familia. Si el difunto es enterrado en otra iglesia, se prohíbe disponer de otros religiosos aparte de los sacerdotes y monaguillos de la iglesia misma». La norma ordena que no se lleven al funeral más de dos cruces y cuatro cirios de un peso de una libra cada uno. Terminados los funerales, queda prohibido detenerse en casa del muerto, a excepción de los parientes hasta el cuarto grado. Se precisa severamente que las mujeres tienen que marcharse, a excepción de la madre, mujer, hermanas, nietas, nueras y suegra. Esto se debía -como ya hemos explicado- a que las mujeres se abandonaban a ciertas escenas, llegando a desmayarse y tener que ser sostenidas en público por los hombres, cosa «deshonesta». Así pues, las leyes pretenden evitar la participación multitudinaria en los funerales y la profunda dependencia psicológica de los mismos, abriendo de este modo el camino -incluso desde 73 el punto de vista institucional- a la separación de muertos y vivos, a la segregación entre la vida ciudadana y la dolorosa participación de parientes y amigos en el duelo. Aunque se trataba de los inicios de un proceso de ese tipo, la participación de amplias capas sociales en el fallecimiento de un pariente, amigo o conciudadano se resentía de su gradual disminución y se ha consumado sólo en nuestros días. Esta participación fue volviéndose poco a poco personal, el dolor de unas pocas personas vinculadas por estrechos lazos de familia, amor o amistad. La participación individual estaba destinada a prevalecer sobre la colectiva, sin que la segunda desapareciese del todo, como en nuestros días. El incipiente alejamiento de comunidad y muerto en las ciudades italianas de la Edad Media acentúa las características de diversidad del último, que poco a poco van adoptando un carácter de monstruosidad. Las «danzas macabras», grupos de esqueletos que desfilan con las órbitas abiertas en sus rostros descarnados, las manos alargándose en los huesos de los dedos, el aire que respira putrefacción, son sobre todo un producto alucinado -aunque probablemente no muy difundido- de dicha marginación del difunto. La nueva y monstruosa faz de la muerte asusta a la joven Pampinea del Decamerón cuando invita a sus amigas a huir de la Florencia atacada por la peste negra: «Y si volvemos a nuestras casas, me imagino que a vosotras os sucede lo que a mí: de mi numerosa familia no encuentro a nadie más que a mi criada, y me atemorizo y siento que se me eriza el pelo, pues paréceme que en cualquier lugar de ella que me encuentre se me han de aparecer las sombras de los que murieron, y no con los rostros que tenían, sino con un horrible aspecto que no sé dónde nuevamente adquirieron, que me espanta». Expulsado intencionadamente de la ciudad, al muerto no le quedaba más que el campo, sobre todo esas zonas del campo que se consideraban más ajenas a los asentamientos urbanos: los bosques y eriales. 74 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Comenzaron así los aquelarres en los calveros de bosques despoblados, a los que acudían las brujas para hablar con los muertos, que sólo en circunstancias y a través de personas muy especiales entran en contacto con los parientes, amigos y conocidos, es decir, con los vivos, que cada vez sienten más miedo de los fallecidos. Dentro del todavía vasto número de zonas incultas y desiertas alejadas de los centros urbanos, algunas de ellas poseían unas características especialmente notables de soledad y alejamiento de los hombres, por lo que se las prefería. Un ejemplo de ello era el monte del Tonale, famoso durante siglos por ser lugar de encuentro de brujas, brujos, muertos y demonios. Arrancadas del sepulcro «interior» de la sociedad de los vivos, aunque sus cuerpos continuaron estando dentro de ellos, las almas vagaban libres de aparecerse donde querían, aunque su ambiente ideal eran aquellos lugares donde el hombre no ponía el pie o donde no solía ir regularmente, como bosques, eriales y landas, y posteriormente donde se libraba muy mucho de entrar por la noche, como los cementerios. Siguiendo este proceso de evolución, llegamos al terrible bosque del mago Ismeno, en el canto XIII de la Jerusalén libertada, alucinante ampliación del tenebroso paisaje del canto XIII del Infierno, el bosque de los suicidas en la Comedia. La vida se encaminaba hacia una «racionalización» organizadora, si se nos permite utilizar este término, en un momento en el que la productividad económica exigía un compromiso regularizador total, al menos tendencialmente. Las ciudades italianas crecen, ven aumentar su población y sus actividades «precapitalistas», se distancian cada vez más del campo, rechazando de paso y de forma gradual las áreas incultas y árboles silvestres de su interior. Es el mismo periodo en el que la mujer comienza realmente a verse alejada de la gestión de los negocios, de la participación en la vida política, de la herencia de los bienes, de las jurisdicciones feudales, mientras crece intensamente la consideración negativa de lo femenino, la desconfianza hacia los que, como la mujer, tienen una mayor relación con la naturaleza. Por otra parte, los embarazos, su menor fuerza física y la necesidad de criar a los hijos no le concedían el mismo tiempo que al hombre para ir a su paso con un ritmo de trabajo creciente, sobre todo en el campo del artesonado ciudadano, aunque en el fondo era en el campo donde más se dejaba notar el estímulo a una mayor producción y, por tanto, a un mayor trabajo. La modificación del paisaje reflejaba en formas materiales un nuevo tipo de economía: los campos cultivados aumentaban progresivamente en perjuicio de las tierras no cultivadas, relegándolas a un papel secundario y, por tanto, destinándolas a ser cada vez menos transitadas por los hombres. Estas eran consideradas como algo muy diferente a las tierras cultivadas y a los asentamientos surgidos tras la colonización intensiva de espacios muy amplios. No obstante, los bosques y zonas pantanosas no se habían reducido en todos sitios, pues aún quedaban amplias áreas intactas en los montes y cursos bajos de los ríos, es decir, en zonas alejadas de las ciudades y pueblos que eran de difícil acceso. Estas zonas eran muy conservadoras desde el punto de vista económico, y tradicionales desde el cultural. En ellas el bosque no podía ser diferente a un paisaje en continua evolución, a una agricultura intensiva y generalizada. Y desde un plano cultural, la influencia de la doctrina de los clérigos tampoco pudo llevar a cabo el proceso de progresiva «demonización» de los muertos o del más allá. IHAUB. FAUD. UNC 2011 Pero incluso allí donde la tradición caracterizaba en mayor medida a la economía, el paisaje y la cultura la lucha contra las prácticas mágico-agrarias, llevada a cabo gracias a su reducción a ritos demoníacos, tuvo que entrar con fuerza en la mentalidad popular, coloreando con tintes macabros y terribles el mundo de los difuntos, como sucedió en la región de Friuli y otros lugares entre los siglos XVI y XVII. Por su parte, en las zonas de mayor influencia urbana la existencia de una cultura popular vinculada a antiguas creencias paganas y la misma presencia de muertos dentro o junto a las iglesias son prueba de la permanencia entre los siglos XVI y XVII de viejas ideas referentes al mundo de ultratumba, si bien predominaban por supuesto los factores de diverso género de los que hemos hablado antes, al tiempo que se iba afirmando enormemente la transposición de los muertos y áreas incultas a un plano de monstruosidad progresiva. Esta sería la línea evolutiva, con diferencias territoriales y cronológicas de diversa intensidad según los grupos y, evidentemente, las funciones, y con intentos -y resultadosde humanización de los difuntos y zonas intermedias del más allá. La actitud de un religioso era muy distinta a la de un laico por regla general, y la de un burgués era diferente a la de un campesino o, sobre todo, un pastor, vinculado a una economía, un paisaje y una cultura antiguos y difíciles de eliminar. 75 76 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Textos de trabajo TP Nº2 Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Cátedra B INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO IHAUB. FAUD. UNC 2011 1 UD 2 Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Guía Cátedra B INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO Personal docente 2011: Joaquín Emiliano Peralta: Diana Cohen: Patricia Buguñá: Catalina Cometta Silvia Costanzo Guillermo Ferrando Josefa Martínez Alejandro Romanutti Cristian Terreno Paula Ilvento María Lorena Fernández Gisele Daga Carmen María Yoma: Patricia Carballo Coronado Valeria Gabriela Ayelén Pawluchuzk Profesor titular Profesora adjunta Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Adscripta egresada Adscripta egresada Adscripta alumna Adscripta alumna Adscripta alumna Ayudante alumna rentada Alumna invitada La presente selección de textos ha sido elaborada por la cátedra, para uso exclusivo de los alumnos de la carrera de arquitectura de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, Mayo de 2011 Compilación y diagramación: Arq. Joaquín Peralta [email protected] Colaboran en esta versión: Selección y procesamiento de textos: Patricia Buguñá; Catalina Cometta Procesamiento gráfico: Gisele Daga Corrección de originales: Diana Cohen y Joaquín Peralta Guía de lectura: Diana Cohen Procesamiento de originales e impresión: Color Magenta. Av Vélez Sársfield 254. Córdoba 2 IHAUB. FAUD. UNC 2011 UD 1 Presentación Esta selección de textos para la Unidad Didáctica 2, fue elaborada como material complementario para la realización del trabajo práctico Número 2, correspondiente a la Segunda Larga Duración, según el criterio de periodización que plantea la cátedra. El material consiste en compilaciones de textos seleccionados por su claridad y posibilidad de procesamiento por parte de alumnos que se encuentran en etapas iniciales de la carrera, considerando además, su pertinencia en relación a los contenidos de la Unidad didáctica. La lectura de estos textos te permitirá en una primera instancia comprender procesos generales y particulares vinculados a la 2ª Larga Duración, los cuales te servirán de marco al posterior desarrollo de los trabajos prácticos. En una segunda instancia te permitirán detectar conceptos claves y responder a IHAUB. FAUD. UNC 2011 preguntas planteadas que tienen una implicancia directa con los trabajos a desarrollar. En las viñetas laterales encontrarás interrogantes y referencias orientadoras de las lecturas elaboradas por la cátedra. No es intención de esta compilación sustituir las fuentes originales, sino complementar la información disponible, y contribuir a su acceso inmediato por parte de los estudiantes, como material de apoyo al trabajo práctico. La selección forma parte del material puesto a disposición de los alumnos, junto con el programa de trabajo, la guía de estudio y las consignas para su procesamiento. Joaquín Peralta Prof. Titular IHAUB 3 Índice Mumford, Lewis Claustro y Comunidad. La ciudad del cielo. Pág. 01 Rojas-Mix, Miguel La Plaza Mayor, módulo de estructura urbana en las ciudades de América Española Pág. 14 Giedion, Sigfried Sixto V (1585-1590) y el plano regulador de la Roma Barroca 4 IHAUB. FAUD. UNC 2011 Pág. 22 Mumford, Lewis Claustro y Comunidad 1. La ciudad del cielo En el siglo V la sangre manaba de las venas abiertas de Roma y las manos que en otro tiempo habían gobernado un Imperio ya no podían mantener un control seguro sobre parte alguna de él. Al aflojarse la presión de los dedos en que habían estado retenidas rodaron las partes. Pero la agonía fue un proceso lento; y en medio de la decadencia urbana brotaba vida nueva, como las semillas de la basura acumulada en un montículo de abono. La nueva visión religiosa que hizo posible esta vida confirió un valor positivo a todas las negaciones y derrotas que habían experimentado los pueblos romanizados: convirtió la enfermedad física en salud espiritual, la presión del hambre en el acto voluntario del ayuno, la pérdida de bienes terrenales en mayores perspectivas de salvación celestial. Hasta el pecado ofrecía un camino hacia la salvación. Al renunciar a todo aquello que el mundo pagano deseara y buscara, el cristiano dio los primeros pasos hacia la construcción de una nueva e s t r u c t u r a a p a r t i r d e l o s escombros. La Roma cristiana fundó una nueva capital, la Ciudad Celestial; y un nuevo vínculo cívico, la comunión de los santos. He ahí el prototipo invisible de la nueva ciudad. Muchos motivos se han atribuido al triunfo del cristianismo; pero el más evidente de ellos es que la previsión cristiana de un mal radical — pecado, dolor, enfermedad, debilidad y muerte— estaba más cerca de la realidad de esta IHAUB. FAUD. UNC 2009 civilización que se desintegraba que todo credo basado en la s a n tig ua s imá g en es de "v i da, prosperidad y salud". El drama entero de la vida derivaba, para el cristianismo, de su método para ir al encuentro de las negaciones. En tanto que en todas las civilizaciones más antiguas los hombres habían sido sacrificados allí reservas a sus dioses, en el caso del cristianismo, su dios había asumido la forma humana y había aceptado el sacrificio, a fin de redimir al hombre pecador y liberarlo de la angustia y la culpabilidad que resultaban de su condición. En vez de eludir las feas realidades de su tiempo, el cristiano las abrazaba. Al hacer voluntariamente lo que los paganos se empeñaban en evitar, neutralizaba y en cierta medida superaba las fuerzas que lo amenazaban. Visitaba al enfermo, consolaba a la viuda y al huérfano, redimía las ignominias del hambre, de la enfermedad y la escualidez al convertirlas en ocasión de compañerismo y amor. En vez de adherirse en pos de seguridad y confortación a la presencia de grandes muchedumbres, aceptaba su dispersión y buscaba el solaz en una unión más íntima en que sólo dos o tres personas se reunían, en nombre de Cristo; a decir verdad, los más santos se retiraban juntos, en busca de silencio y soledad. Todas estas trasformaciones internas dejaron su impronta, durante los mil años siguientes, sobre las ciudades de Europa occidental. Pero antes de que Roma cayera, a decir verdad ya en el siglo ni, la secta cristiana había comenzado a anticipar lo peor; y sus miembros, amenazados, con persecuciones y matanzas, habían empezado a establecer para sí un nuevo orden de vida en las cuevas que perforan las colinas de Roma, donde daban cristiana sepultura a sus hermanos de fe, tallando capillas y altares subterráneos, así como tumbas. El nuevo sentido de compañerismo que se expresara primeramente en las 5 Reedición a partir del libro La ciudad en la historia. Sus orígenes, transformaciones y perspectivas Mumford, Lewis Capítulo IX Claustro y Comunidad Versión castellana E. L. Revol. Buenos Aires, Argentina: Ed. Infinito 1979 Páginas 298 y ss. En esta parte del texto verás las transformaciones que se darán en la situación urbana y como la ideología del momento, es decir, religiosa cristiana, se convertirá en el centro de la vida de la época. El cristianismo como modo de vida. Permanencias en el tiempo Nuevas sedes institucionales en relación a los cambios socioculturales. ¿Cómo se manifiesta la ideología dominante en el Campo FísicoEspacial? Transformaciones urbanas Procesos de cambio 1 ¿Cuáles son los cambios que se producirán en este momento histórico en relación a las ciudades romanas en ruinas? religiones griegas de misterios, encontró ahora una expresión más cabal. En el curso del Imperio, el cristianismo fue, durante largo tiempo, un movimiento clandestino, considerado oficialmente, hasta el año 313 de nuestra era, como una actividad subversiva. Así, no fue por accidente que, en Tréveris y Metz, los cristianos establecieran inicialmente sus capillas en las viejas murallas romanas y en cámaras subterráneas de los circos. En Metz, la primera iglesia cristiana estaba en el interior del antiguo anfiteatro. He aquí una nueva clase de ecclesia o asamblea, para la que ni el templo clásico ni el propio foro proporcionaban una forma urbana adecuada. No sólo se trataba de que los viejos edificios romanos fueran espiritualmente detestables, con sus imágenes y sus símbolos paganos, sino que muchos de ellos se volvían funcionalmente ineficaces, como el teatro, el circo y el baño, ya que contradecían todo el modo de vida cristiano. Sólo los viejos templos y basílicas, construidos para que dieran cabida a muchas personas, fueron convertidos fácilmente en refugios para las congregaciones cristianas; y así, el templo de Antonio y Faustina. en Roma, se convirtió en la iglesia de San Lorenzo, y el edificio del Senado, en la iglesia de San Adrián; y hacia el siglo XIV de nuestra era, casi la mitad de las mil o más iglesias existentes en Roma indicaban todavía, por sus nombres o su estructura visible, su origen pagano. Pero los baños ya no eran usados como baños, ni los circos como circos. Su inutilidad permitía prever su ruina ulterior. cual habían llegado los godos y los hunos, mucho tiempo atrás. En realidad, las ciudades son como los árboles1: una vez establecidas, se hace necesario destruirlas hasta las raíces para que dejen de vivir; de otro modo, incluso cuando se voltea el tronco, nuevas ramas se formarán alrededor de la base, como ocurrió en Jerusalén, después de su destrucción en el año 70 de nuestra era. Lo que Lavedan llama "ley de persistencia del plan" podría incluso extenderse con la designación de "persistencia del arquetipo urbano individual". Así ocurrió en el caso de Roma y de las ciudades que ella había colonizado o gobernado: mermó la población que albergaban, sus actividades se redujeron, sus vidas estuvieron, cada vez más, supeditadas a invasiones contra las que ya no podían protegerse; las mismas carreteras, que en otros tiempos les llevaban seguridad y riqueza, ahora sólo servían para facilitar el paso de los conquistadores bárbaros. Con un ejército invasor, un viaducto roto y una serie de malas cosechas locales, la población restante optaría por marcharse a las montañas. Todo esto anunciaba el fin del urbanismo romano, repitiendo la triste historia que Pausanias contara cuando visitó las regiones devastadas y desiertas de Grecia, cuyas ciudades se habían convertido en caparazones rotos. A medida que la vida urbana empeoraba por falta de mano de obra que se hiciera cargo de las rutinas habituales, los viejos edificios serían saqueados en busca de piezas sueltas de mobiliario y vajilla, al modo de las familias necesitadas, que fueron ricas en otros tiempos y que van vendiendo, una a una, sus viejas posesiones. Por cierto, Roma no murió de muerte repentina ni las ciudades del Imperio se derrumbaron rápidamente y se hicieron inhabitables. Las invasiones de los bárbaros habían comenzado, en realidad, en el siglo III, y en un Pero un escondrijo en el campo bien valía un sentido continuaron, esporádicamente, durante más de palacio en la ciudad. En el interior de la propia mil años. Incluso en el siglo xx un arqueólogo italiano ciudad de Roma se hubiera podido seguir una explicaría las dificultades del ejército italiano para trasformación que se estaba produciendo en todas parar a los austríacos y a los alemanes en el Piave partes. Entre los siglos VIII y XII, uno de los primeros recordando que esa fue la abertura a través de la indicios de la nueva ciudad medieval fue el traslado 6 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 del mercado del Foro a la colina del Capitolio, de más fácil defensa. Con el mercado se trasladó el gobierno municipal mismo, de modo que ya mucho antes del año 1145, cuando fue reconstruida casi por completo, este último quedó establecido en esa empinada colina. Pero los viejos hábitos también se adhieren firmemente. A medida que la vida se tornaba más insegura 2 , los frentes de las tiendas también serian recubiertos de ladrillos para protegerlos; pero el tipo más antiguo, por completo abierto a la calle, y el nuevo tipo amurallado pasaron a la Edad Media en Italia, del mismo modo que las casas de inquilinato del siglo XIV conservaron en Florencia la forma de las insulae romanas. Ni el modo de vida romano ni las formas romanas desaparecieron del todo, como ha demostrado Axel Boethius. Todavía en el siglo XV, los carniceros estaban instalados en el Foro de Nerva y bajo las arcadas inferiores del teatro de Marcelo. Durante los primeros quinientos años, los cambios de hábitos 3, costumbres y leyes fueron más notables que los cambios en las estructuras circundantes: estos últimos estuvieron señalados por la invasión de hierbas y matorrales, la caída de piedras, la acumulación de escombros y la destrucción del pavimento, más que por la construcción de nuevos edificios. Sin lugar a dudas en el campo se hubieran podido apreciar los mismos efectos aún con más rapidez que en las ciudades. Pues si una parcela desmontada de tierra, en la estación agrícola experimental inglesa de Rothamsted, pudo convertirse en un monte salvaje en el lapso de un siglo, el mismo retorno de la hierba y los árboles silvestres debió producirse a través de Europa occidental, en particular después del siglo VII. Hacia el siglo XI se planteó un grave problema de desmonte de tierras: la desecación de pantanos, el talado de los bosques y la construcción de puentes 4 reclamó una nueva carnada de pioneros. En esto, como en otros dominios, las disciplinadas órdenes monásticas5 tomaron la iniciativa. Se carecerá de una clave para la comprensión de la nueva forma urbana si se hace caso omiso del papel desempeñado por la vida monástica: fue una influencia formadora. Pues la retirada más cabal de Roma no fue la de los refugiados que trataban de poner a salvo sus cuerpos, sino, sobre todo, la retirada del devoto que deseaba salvar su alma. Los grandes espíritus que encabezaron esta retirada no desconocían todas las alegrías y virtudes que dejaban tras sí: tanto Agustín como Jerónimo tendrían la sinceridad suficiente para confesar que, por lo menos en sueños, eran tentados y atormentados por las imágenes sensuales de Roma. Pero, en el siglo III, el retiro había entrado en una fase colectiva: grupos de ermitaños, que compartían la soledad y desarrollaban una nueva rutina de vida 6 , se reunían, al principio al borde de una gran ciudad como Alejandría, de cara al desierto, después a lo lejos, en cumbres rocosas, como el Monte Casino o el Monte Athos, o, posteriormente, en el elevado Monte Senario, próximo a Florencia (1233 de nuestra era), donde el aire fragante de los pinos es aún hoy más dulce que cualquier incienso. El monasterio 7 constituía, en realidad, una nueva especie de polis; era una asociación o, mejor aún, una compacta fraternidad de personas que pensaban del mismo modo, que no sólo se reunían en ceremonias ocasionales sino para cohabitar permanentemente, en un esfuerzo por lograr sobre la tierra una vida cristiana, puesta únicamente al servicio de Dios. Agustín, obispo de Hipona, fundó una orden de esta naturaleza en el siglo IV, y en el siglo VI Benedicto de Nursia le dio la forma que influiría, por impacto directo o por estímulo y desafío indirectos, sobre todas las ulteriores órdenes monásticas. He aquí el punto nodal de una nueva clase de cultura religiosa 8 . Esta cultura procuraba trascender las limitaciones de las civilizaciones anteriores, Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 7 Inicio de los elementos de defensa. Incipientes “murallas” 2 Procesos de cambios y permanencias en el CSC Y CFE 3 Uso de los recursos naturales Relación Sociedad- Naturaleza 4 ¿Qué rol cumplieron los monasterios en cuanto a las nuevas formas urbanas? 5 Cambios en la forma de apropiación del territorio 6 Nueva sede institucional Base: religiosa Ideología dominante: cristianismo 7 8 Cultura Manifestación de la ideología dominante en el CFE Relación ciudad clásica- ciudad medieval 9 10 Permanencia en el tiempo 11 Institución dominante ¿Cuál fue la influencia de los monasterios en las ciudades? 12 alejándose para ello de sus instituciones típicas; en De modo que el vínculo más estrecho entre la principio, negaba la propiedad, el prestigio y el ciudad clásica y la ciudad medieval9 no fue formado poder. Quienes aceptaban la pobreza como forma por los edificios y costumbres subsistentes sino por el de vida redujeron todo el aparato físico para el monasterio. Fue en el monasterio donde los libros sostén del cuerpo y ennoblecieron el trabajo, de la literatura clásica, contenidos en papiros que se convirtiéndolo en una obligación moral. disgregaban, fueron trasladados al resistente La colonia monástica pasó a ser, en realidad, la pergamino; fue allí donde el latín se hablaba en la nueva ciudadela: un baluarte religioso que impedía conversación diaria, eludiendo en parte la que la retirada general se convirtiera en una derrota. diversificación y la incomprensión mutua del italiano, el Pero se trataba de una ciudadela del alma y su español, el francés, el rumano y sus incontables palacio era la iglesia abacial. Este paralelo no es dialectos regionales y variantes aldeanas; fue allí, inexacto. Si fue en el palacio real donde los por lo menos en las abadías benedictinas, donde se instrumentos seculares de la civilización urbana se mantuvieron 10 las prácticas adelantadas de la modelaron inicialmente, fue en el monasterio donde los agricultura romana y de la medicina griega, con un objetivos ideales de la ciudad quedaron clasificados correlativo aumento de la productividad y de la y donde se los mantuvo vivos y, con el correr del salud. tiempo, se los renovó. Fue allí, también, donde se La Iglesia secular 11 estaba enredada en estableció el valor práctico de la moderación, el responsabilidades terrenales, a merced de orden, la regularidad, la honradez y la disciplina gobernantes mundanos, sometida a la tentación de interior, antes de que estas cualidades fueran pactar con creencias e instituciones paganas, como en el trasmitidas a la ciudad medieval y al capitalismo caso del culto de los santos. Bajo la amenaza de la postmedieval, en forma de invenciones y prácticas anarquía, los obispos se vieron impulsados a ejercer comerciales: el reloj, el libro de contabilidad, el día una autoridad política e incluso a asumir la jefatura ordenado. militar, cuando los otros poderes fallaban. Como Con prescindencia de las confusiones del mundo gobernadores municipales, los obispos unieron los exterior, el monasterio estableció, dentro de sus muros, oficios de sacerdote y gobernante, a la antigua una fuente de orden y serenidad. Nadie dudaba de usanza romana. que los valores esenciales de una vida cristiana Pero los monasterios mantuvieron viva la imagen de la estaban concretados allí, por más que no todos los Ciudad Celestial. hombres tuvieran las condiciones necesarias para vivir Cuando las nuevas comunidades urbanas empezaron a con un grado tal de concentración y devoción; ni adquirir forma, después del siglo X, el monasterio siquiera, según podría verse, los monjes más dejó una impronta más profunda en su vida12, en un afortunados. comienzo, que el mercado. Allí estaban la paz y el Tan atrayentes eran estas manifestaciones de la orden, la quietud y la vida contemplativa, amadas por vida cristiana que Joaquín de Flora, en el siglo XII, los cristianos. Las abadías de Westminster, de preveía un período final de desarrollo humano, el Clairvaux y St. Denis, Monte Casino y Fulda ejercieron período del Espíritu Santo, en el que toda la un dominio sobre la vida urbana, incluso sobre sus humanidad estaría unida en el Monasterio Universal, formas arquitectónicas, totalmente sin proporción con como hermanas y hermanos monásticos. En el mismo su número. Cuando Hrabanus, el célebre abad de siglo, para Bernardo de Clairvaux el claustro constituía Fulda, se refería a "la vida común" como una caracel baluarte del paraíso, y llegó a acuñar la expresión terística de las ciudades, trasladaba a la ciudad la paradisus claustralis. función específica del monasterio. En realidad, el 8 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 monasterio, en su forma ideal, era la sociedad de iguales, concebida por Aristóteles, de iguales que aspiraban a la mejor vida posible. Esa vida común era factible en la pobreza y hasta atrayente. ¿Sería igualmente viable en la prosperidad? Poseemos una imagen más clara aún de lo que sucedió en Nimes y Arles, en Provenza. En Nimes, el antiguo anfiteatro fue trasformado por los visigodos en una pequeña población, con dos mil habitantes y dos iglesias; después de cerrar las entradas del teatro, los pesados muros de mampostería sirvieron como fortaleza. Y aunque las murallas15 de Arles habían 2. Necesidad de protección sido reconstruidas por Teodorico, quedaron nuevamente en ruinas en el curso de la lucha entre Carlos Era necesario que la antigua vida se desintegrara Martel y los árabes; tras lo cual, también el anfiteatro más todavía para que una vida nueva pudiera de Arles sirvió de fortaleza, desarrollándose en su modelarse 13 en la Edad Media. Pero este cambio no interior una pequeña población medieval, más fue repentino o uniforme. populosa que la mayoría, como todavía nos lo Pocas dudas caben de que en general la vida, a través muestra un grabado del siglo XVII; pues los edificios de toda Europa, se tornó más tosca y caótica; y ya de este pequeño centro sólo fueron destruidos a antes de que el Imperio se desintegrara, las fuerzas comienzos del siglo XIX. formadoras no eran "romanas". En un caso, las La nueva cultura cristiana que surgió en estas naves que trasportaban papiro desde Egipto serían circunstancias no adquirió forma urbana hasta el interceptadas por los piratas; en otro, se extinguiría siglo XI. Pero sus semillas ya estaban plantadas en el servicio postal; o, si no, un viejo patricio romano la iglesia y el monasterio; ya que la arquitectura que iba en camino de convertirse en el funcionario subsistente expresa las necesidades de esta época civil más importante en Roma, desaparecería de la de confusión, con su insistencia en el cercado, la escena, para reaparecer, después de cuatro años de protección, la seguridad, la durabilidad y la silencio, en un monasterio español. continuidad. Así lo atestiguan San Stefano Rotundo, El hambre y las enfermedades redujeron la población, Albi o Durham. en conjunto; disminuyó la natalidad, aunque resulta Pero, entre los siglos VI y XI, cuando por fin las ciudades difícil decir hasta qué punto. de Occidente surgieron a la vida y comenzaron a crecer Sin lugar a dudas, quedaba menos gente en las y multiplicarse, se extiende un período "románico" cuyos ciudades; y las antiguas poblaciones dejaron de aspectos contradictorios se hace necesario comprender. funcionar como centros de producción y comercio. Las nubes que surcaban el horizonte eran oscuras y Debido a la abundancia de fuentes bibliográficas, turbulentas; pero entre ellas, de tiempo en tiempo, se tenemos una imagen más clara de lo que ocurrió en abrían claros y pasaba la luz, como en el caso de la la Galia que en otras partes. gran creatividad monástica de Irlanda, en particular Y no hay duda de que las ciudades que consiguieron en Iona. Pero entre los siglos VIII y XI, las sombras se fortificarse contra los bárbaros ocupaban una hicieron más tupidas; y el período inicial de superficie mucho más pequeña 14 que la que violencia, parálisis y terror empeoró con las invasiones abarcaban anteriormente. Burdeos quedó reducida, de los sarracenos y los vikingos. por sus murallas, a una tercera parte de su tamaño Todo el mundo buscaba seguridad. Cuando cada anterior; y Autun, fundada por Augusto, se encogió posibilidad podía ser un infortunio, cuando cada en forma tal que de una ciudad de doscientas momento podía ser el último, la necesidad de hectáreas pasó a ser una aldea de diez. protección se antepuso a cualquier otra consideración. El aislamiento ya no garantizaba la seguridad. Si el Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 9 13 Procesos de cambio Paso de ambientes urbanos a ambientes rurales 14 ¿Cómo se refleja la necesidad de protección en el espacio físico? 15 ¿Cómo se produce el resurgimiento urbano-medieval? monasterio había dirigido la retirada, la ciudad encabezaba el contraataque. Permanencia Antecedentes de la ciudad renacentista ¿Por qué surge la necesidad de murallas? 16 Procesos de cambio de vida urbana a vida rural (feudos) Ahora bien, en Italia y Francia las viejas costumbres no desaparecieron nunca del todo, por más que decayeran. A esto se deben las subrepticias tendencias paganas existentes en esa vida, tendencias subrepticias pero tan profundas que las Venus negras y blancas conocidas en el mundo romano reaparecerían más adelante en las imágenes negras y blancas de la Virgen María. El fenómeno que ha sido llamado Renacimiento, del siglo XII, fue, más bien, el retorno a la plena conciencia de algo que no había sido nunca desalojado, u olvidado por entero. ¿Acaso John de Salisbury no citaba a Platón siglos antes de que los filósofos platónicos volvieran a Italia? ¿Y qué es el Campo Santo de Pisa, el cual data del siglo XII, sino un grupo de edificios públicos separados, que se levanta dentro de su espacioso recinto, más acrópolis o foro que mercado medieval? Verdad es que los arquitectos, según Varesi, se inspiraban en parte en las antigüedades y sarcófagos que las naves de Pisa traían de Oriente. Pero esta admiración por la antigua labor romana no era el producto de un humanismo ulterior; era, más bien, la reconstrucción de un legado viviente que, debido a desgraciados accidentes, se había visto privado de sus mejores ejemplos locales. ¿Acaso el baptisterio mismo no procede, en parte, del baño romano, siendo una suerte de baño purificado y espiritualizado para una ablución ceremonial, pero de escala igualmente noble? Quizá no sea por accidente que el baptisterio alcanza singular magnitud como edificio separado, sobre todo en la tierra que originalmente produjo el prototipo romano secular. seguridad personal, alegremente se sometían a la protección de algún jefe bárbaro; a decir verdad, en tanto que la ciudad se desintegraba, sus diversas partes originales reaparecían por separado. Y así reaparece el antiguo jefe, con su banda de guerreros, en su baluarte fortificado, gobernando un nido de aldeas. Ahora podemos documentar sobre el terreno, en cualquier parte de Europa, trasformaciones urbanas sobre las que sólo es posible especular con cautela cuando se trata de Palestina y la Mesopotamia. Si bien el cerco sarraceno al Mediterráneo apresuró el tránsito de la organización imperial uniforme a una economía de producción local y de trueque, con una mezcla de costumbres locales, leyes locales y jurisdicciones rivales, el golpe final llegó del otro extremo de Europa, con las invasiones nórdicas del siglo IX. El golpe final y el primer paso hacia el restablecimiento. Estas incursiones frenéticas se efectuaban en pequeñas embarcaciones que traspasaban hasta el corazón de los campos, entre Bretaña y el Elba; ningún distrito era inmune a sus saqueos, incendios y matanzas. El temor a estas correrías creó, tal vez, un nuevo vínculo de interés entre el jefe feudal y sus tributarios campesinos. Pero también demostró la inferioridad técnica de las dispersas bandas guerreras locales que acudían a pie para hacer frente a los ataques lanzados por aquellos señores del mar, de movimientos veloces, que estaban especializados en la guerra. La pura necesidad llevó al redescubrimiento de esa antigua protección urbana que es la muralla 16 . Contra las súbitas incursiones resultaba más útil una muralla, guardada a toda hora, que la mayor dosis posible de coraje militar. La firmeza y la seguridad de un baluarte instalado en una roca empinada podía reproducirse incluso en las tierras bajas, siempre que los habitantes de una aldea construyeran un muro de mampostería o, por lo menos, una empalizada. Poseemos pruebas de la existencia de estas empalizadas en Polonia, ya Pero, incluso allí donde la antigua vida subsistió, como planta perenne aparentemente muerta, ennegrecida por la escarcha invernal, no se puede negar la disminución general de energía y creatividad. La vida fue cayendo hacia un nivel de subsistencia; nada más que por la 10 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 posiblemente en el siglo v antes de Jesucristo, aunque no se sabe a ciencia cierta si se las levantaba para guardar el ganado y los niños o bien para protegerse do los merodeadores. Pero un pesado muro de piedra, en especial si estaba rodeado por un foso 17 , mantenía a raya al atacante. Por terror a los invasores, los habitantes de Maguncia, por ejemplo, restauraron finalmente sus destruidas murallas romanas. Y, por encargo del emperador alemán Enrique I, se levantaron murallas incluso alrededor de los monasterios y conventos de monjas para defenderlos de los ataques paganos. Dos veces en el curso del siglo IX, en los años de 860 y 878, el monasterio, de St. Omer fue arrasado por los nórdicos. Pero cuando estos vikingos volvieron, en el año 891, se encontraron con que, por fin, la abadía había levantado murallas y podía hacerles frente. Tanto éxito tenía, en realidad, este modo renovado de lograr seguridad que ya en el siglo X el monasterio de St. Omer se había convertido en una población. En el año 913, la Crónica anglosajona consigna, por su parte, que la edificación de fortalezas y murallas en torno de las poblaciones era una de las actividades principales del ejército del rey. Con esto se tienen nuevas pruebas, en caso de hacer falta, del papel desempeñado por los reyes como constructores de ciudades en razón de su capacidad para movilizar mano de obra suplementaria. Pero la misma Crónica muestra que, ya en el año 855, Rochester estaba amurallada y era defendida con éxito por sus vecinos, en tanto que al año siguiente el mismo rey Alfredo fortificó la ciudad de Londres. El servicio militar se convirtió en una exigencia de la ciudadanía e incluso es posible que la capacidad para proveer un ejército permanente y reparar las murallas de la ciudad fuera, según sugiere Frederick William Maitland, uno de los requisitos necesarios para el privilegio urbano en corporación. El recinto amurallado no sólo dio protección contra la invasión exterior. Desempeñó una nueva función política, pues resultó un arma de doble filo. Invirtiendo el precedente de la ciudad antigua, podía utilizarse la muralla para mantener la libertad en el interior. Por medio de la muralla, una pequeña población, que antes se hallaba desvalida incluso ante el ataque de una mínima fuerza armada, se convertiría en un baluarte. Las gentes acudirían en tropel a estas santas islas de paz, del mismo modo que en un comienzo se habían sometido, desesperadas, a los caudillos feudales, convirtiéndose en vasallas y siervas a cambio de un mendrugo de tierra y seguridad; o bien, como habían abandonado todas las esperanzas de felicidad doméstica, para encontrar un refugio estéril en el monasterio o el convento. Una vez levantada la muralla, el número significaba seguridad. La vida aislada en el campo, incluso bajo la sombra de un castillo próximo, dejó de ser tan atractiva como la vida en la ciudad populosa. La misma participación en la labor de construcción de la muralla resultaba un precio bajo como pago por la seguridad y la regularidad en el comercio y el trabajo. Si bien el derecho de edificar murallas siguió siendo, sintomáticamente, una prerrogativa regia, la Paz de Constanza, en el año 1184, cedió este derecho a las ciudades libres de Italia. Obsérvese la secuencia. Primeramente, el campo a la defensiva, con su producción local y su comercio de trueque, casi exclusivamente local. Sólo las abadías y los dominios reales traficarían con su vino, su grano y su aceite a grandes distancias. Todo tráfico que llegaba a una población desde la distancia era caprichoso e inseguro. Pero, cuando una población quedaba circundada por su muralla, aparecerían otros atributos normales de la vida urbana: el receptáculo, Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 11 17CFE. Factores de materialización. Tecnología (ver documentos en conceptos instrumentales) ¿Qué variables del método de estudio propuesto por la Cátedra se analizan en esta parte del texto? Reflexione acerca del proceso de cambio hacia ambientes urbanos. Vea que variables del método de estudio se están analizando en esta página. 18¿Cómo es la organización social en la ciudad bajo-medieval? Nuevas clases sociales Actividades sociales y su ubicación en el espacio físico 19Proceso de cambio de sistema feudal a sistema urbano reconstruido, se convertía asimismo en imán. La prolongación de la muralla desde el castillo o la abadía hasta la aldea vecina marcó, a menudo, el comienzo físico de la ciudad, aunque los plenos privilegios jurídicos de una corporación municipal activa sólo podrían conseguirse mediante arduas negociaciones con el obispo o el propietario feudal que poseía la tierra. El mayor privilegio económico, el de celebrar un mercado regular una vez por semana, reuniendo para el intercambio de sus productos a los labriegos, pescadores y artesanos de las proximidades, dependía, por una parte, de la seguridad física, y, por la otra, del refugio legal. Así, al igual que en la antigua Grecia, quienes acudían al mercado quedaban protegidos, durante las horas de funcionamiento del mismo, por la Paz del Mercado, simbolizada por la cruz de la plaza del mercado. Allí, una nueva clase gozaba de protección contra los robos y los tributos arbitrarios, una nueva clase que empezó a establecerse con carácter permanente, en un comienzo apenas al otro lado de las murallas: los mercaderes. Cuando éstos se volvieron miembros permanentes de la corporación municipal, se inició una nueva era, que contribuyó a la reapertura de las antiguas vías de comunicación terrestre y acuática. Que los mercaderes representaban una nueva clase puede deducirse de su situación topográfica en el "suburbio" recién trazado, el cual estaba ubicado justamente al otro lado de las murallas. Si en un comienzo el castillo o el monasterio fueron el centro urbano, después del siglo XI las nuevas actividades de la comunidad empezaron a trasladarse hacia la plaza del mercado; y la incorporación de mercaderes y artesanos, en calidad de ciudadanos libres, quedaría marcada, en más de un sitio, por la prolongación de la muralla alrededor de su suburbio. Resulta interesante señalar que, como observa Hegel, el barrio nuevo de Regensburg, en el siglo XI —para distinguirlo de los barrios real y religioso—, era el de los mercaderes. En la ciudad medieval, estos poderes, los espirituales y los temporales, con sus órdenes profesionales, el guerrero, el mercader, el sacerdote, el monje, el bardo, el erudito, el artesano y el tendero, llegaron a una especie de equilibrio 18. Ese equilibrio siguió siendo delicado e inestable; pero el esfuerzo por mantenerlo era constante y el efecto concreto, ya que cada uno de los componentes sociales era sopesado y cada uno de ellos estaba debidamente representado. Hasta fines de la Edad Media —y, en realidad, este es uno de los síntomas de su fin—, ningún elemento tenía fuerza suficiente como para establecer permanentemente su propio dominio sobre todos Los demás. Como consecuencia, tanto en el plano físico como en el político, la ciudad medieval, aunque recapitulaba muchos de los rasgos del anterior orden urbano, era, en algunos aspectos, una creación original. En ninguna ciudad medieval se alcanzaron plenamente la libertad, la igualdad corporativa, la participación democrática y la autonomía; pero en todas ellas hubo, acaso, una medida mayor de estas cualidades que la que se hubiera exhibido antes en cualquier parte, incluso en Grecia. Por un momento, la communitas se impuso al dominium. Entre los siglos XI y XIV19, la práctica de conceder libertad a las ciudades constituía, en realidad, una renuncia por parte de los señores de la ciudadela, a los mismos tributos y exacciones que, originalmente, dieron nacimiento a la ciudad. Aunque el castillo a menudo se erguía sombríamente sobre la ciudad, amenazando siempre retomar sus prerrogativas iniciales, en las ciudades libres el señorío feudal ocupó un lugar semejante al de cualquier otra entidad semicorporativa: el primero entre iguales; si bien unos pocos siglos después, debido al desarrollo de los absolutismos centralizados, los príncipes recuperaron el terreno que habían perdido e incluso lo extendieron considerablemente. Sin embargo, se 12 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 comprueba hasta qué punto debía ser completa la renuncia original cuando se considera el caso del otorgamiento de la libertad a Barcelona, acto en virtud del cual el rey decretaba que ni los portazgueros ni los recolectores de impuestos ni ningún otro funcionario podían impedir o detener el movimiento de sus ciudadanos o de sus funcionarios, de sus mensajeros, sus productos o sus mercancías. Este movimiento urbano, que salió de la inseguridad y el desorden de la Europa románica, tuvo una existencia multicolor: marchó bajo diversas banderas, levantadas en diferentes circunstancias, y produjo diversos resultados. A veces, la urbanización era fomentada deliberadamente por los señores feudales, quienes procuraban aumentar sus rentas mediante el aprovechamiento de los alquileres de terrenos urbanos, tomando una parte de los peajes en el mercado local y haciendo uso de un vasto conjunto de consumidores para aumentar el valor de los productos de sus tierras que no se consumían en ellas. A menudo también, los propietarios feudales se opondrían al reclamo de independencia por parte de las ciudades. Esto se vio, sobre todo, en el caso de los obispos, más temibles que los señores de la guerra porque eran los agentes de una institución de vasto alcance y tenían bajo su control inusitados recursos, tanto materiales como espirituales. En ciertos países, como en Inglaterra y Francia, la libertad municipal fue promovida por una coalición momentánea con el poder central, como medio para debilitar a los nobles feudales que desafiaban el dominio del rey. Pero, resistida o alentada, la población afluyó a estos centros protegidos, los construyó y reconstruyó, y elevó partes descuidadas de su vida a un nuevo grado de actividad y productividad. En unos pocos siglos, las ciudades de Europa recuperaron, en gran parte, el terreno perdido con la desintegración del Imperio Romano. Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 ¿Qué variables del CSC se están analizando en esta parte del texto? 13 Reedición del capítulo 6 del libro: La Plaza Mayor El urbanismo, instrumento de dominio colonial Miguel Rojas-Mix Muchnik Editores Barcelona 1978 Miguel Rojas Mix nació en Chile en 1934. Cursó estudios de abogacía e Historia y Geografía en Chile. Es Doctor en Filosofía por la universidad de Colonia, Alemania. Se desempeña como profesor de economía política, Historia antigua y de Historia del arte, en las facultades de Santiago, Concepción y Valparaíso. Funda y dirige el Instituto de Arte Latinoamericano. Desde 10973, reside en Francia, y çse desempeña como docente de la Universidad de Vincennes y en la Sorbona. Recientemente ha sido distinguido Doctor Honoris causa por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Rojas-Mix produce una interpretación de la ciudad americana a partir de la descripción de uno de sus espacios significativos, la plaza mayor. “La plaza aparece como un signo de valor con relación a su entorno y toda la ciudad se refleja en ella”. (Rojas-Mix, 1978, 187). El autor se propone reconstruir el funcionamiento de la plaza como sistema de significación considerando el espacio urbano como significante. Según sus propias palabras, el corpus sobre el que recae la investigación es el conjunto de fenómenos que constituye “la plaza”. Con relación a la temporalidad, utiliza simultáneamente métodos diacrónicos y sincrónicos, es decir, toma la historia como sucesión de acontecimientos (diacrónica) pero que puede detenerse en determinados cuadros, que representan los cortes sincrónicos sobre los que se centrará el análisis. Aclara el autor que los cortes sincrónicos no representan en este caso cortas duraciones. Con relación al método, plantea como principio que “no se puede entender la ciudad si no se ve la vida circulando por ella. El fenómeno urbano es la villa y sus habitantes.” (ibid, 188). Rojas-Mix, Miguel La Plaza Mayor, módulo de estructura urbana en las ciudades de América Española Vista de la Plaza Mayor y de la Catedral de Guatemala (detalle). 14 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 La plaza es un módulo que se repite en todas las ciudades, pueblos o villorrios que se fundan en América española. Es un módulo estructural. Al enfocar la vida de la ciudad dentro de los límites de la plaza, observamos una historia que transcurre semejante en el «cada día» de todas las villas hispánicas en el Nuevo Continente. En efecto, en todas aquellas ciudades que nacieron bajo el dominio español el pulso de lo cotidiano parece latir, durante siglos, a igual ritmo. Si se comparan los grabados —documentos gráficos— y las descripciones literarias —documentos escritos— de las diferentes villas de la época, se advierte que los edificios pueden ser más o menos monumentales y suntuosos, el poblado más o menos extendido; pero la «plaza», como punto central, como remate de la armazón de la planta, se encuentra en todas partes. En todas partes resuena también el mismo tono de la vida: en los personajes cotidianos que describen viajeros y literatos y que aparecen como pequeñas figuritas circulando por los grabados, animando las imágenes de las diversas plazas americanas con la cadencia del diario vivir. No importa que en el siglo pasado el santiaguino o el porteño bonaerense —y con excepción de algunos intelectuales esta afirmación vale sin reservas para las clases dominantes— haya querido identificar su modo de vida con el de algún país europeo, buscando en dicha analogía un signo de prestigio que lo pusiera por encima de los demás pueblos de América. Este afán forma también parte del modelo, una de cuyas funciones más características es desarrollar la mentalidad de colonizado. Si parece probable que la plaza, como dominante de la armazón urbana, surge como hecho singular en el Nuevo Mundo; como concepción teórica nace, o más bien renace, con los preceptistas italianos del Renacimiento. Desde los comienzos de la Edad Moderna las plazas adquieren un sentido representativo y monumental, ya sea porque en torno a ella se reúnen los principales edificios del Estado o de la administración municipal (plaza mayor), o porque en su centro se levanta el monumento a un príncipe. Plaza Mayor y Plaza Real Hay que evitar confundir la plaza mayor con la plaza real a la francesa. Lavedan, en su fundamental historia del urbanismo, define ésta como la que se construye para servir de marco a la estatua de un príncipe o un soberano. Como forma es muy posterior a las explanadas centrales americanas —la primera es la plaza Dauphin, inaugurada en París en 1614 para servir de pedestal a la estatua de Enrique IV— y se diferencia de ésta en que es un espacio cerrado al margen de la circulación.1 Fueron los arquitectos italianos los que valorizaron la función de la piazza como llave del esqueleto urbano; empero, rara vez encontraron sus ideas posibilidades de realización en Europa. (España, donde la plaza mayor deviene una forma urbana propia, constituye la excepción). En el Viejo Continente resultaba difícil quebrar la desorganizada urdimbre de los antiguos burgos para abrir una plaza. En el Nuevo, en cambio, el terreno esperaba núbil. Allí la plaza se transforma en algo propio del mundo americano. Aludiendo a este carácter singular comenta Fernand Braudel: «Todavía ayer sostenía Ortega y Gasset, que el español, cosa que es tal vez cierta, no es el tipo del Mediterráneo, sino un hombre de la Plaza Mayor, de esa plaza que a menudo se alza, ritualmente, con su vasto rectángulo, en el corazón mismo de las ciudades de la Península o de ultramar. Es decir, un hombre del corazón de la ciudad. O, lo que es lo mismo, un hombre que vive para los demás y a quién los demás rodean y vigilan, para quién vivir es aparentar, representar la comedia humana ante los demás. Un ser social, esto ante todo. Los demás lo acosan, lo vigilan desde que nace hasta que muere”. En mayor medida que en España, la plaza marcaba en América el tono de la vida. En mayor medida, porque en ella se concentraban las características esenciales de la ciudad occidental. 1 Lavedan, 1941, p. 277 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 15 Guaman Poma de Ayala, «La ciudad de los reís de Lima… », dibujo. En efecto, si tan sólo recurrimos al esquema clásico, según el cual Max Weber define la ciudad occidental: 1) fortaleza; 2) mercado; 3) tribunal; 4) asociación; 5) autonomía administrativa; y, finalmente, como secuelas, poder militar y poder impositivo, vemos que todas las funciones que incluye el modelo —y más aún, la religiosa, que él no considera— se encuentran radicadas en la plaza. Es por ello que esta estructura no sólo absorbe y centraliza la vida urbana, sino que se convierte también en el símbolo, en la fachada, en el rostro de la ciudad. Cuando en el siglo XVII, un extraordinario cronista gráfico como es Guaman Poma de Ayala, quiere representar una ciudad, nada le parece más natural que dibujar la plaza mayor. Incluso la imagen de la ciudad de Dios la transforma en una plaza. «Podría decirse sin gran exageración, que una ciudad hispanoamericana es una Plaza Mayor rodeada por calles y casas, más que un conjunto de calles y casas en torno a una plaza mayor».2 Guaman Poma de Ayala, «Conzederación ciudad del cielo para los buenos pobres personas», dibujo. A grandes trazos, se puede describir así la plaza colonial, que en el hecho dura hasta mediados del siglo XIX: superficie rectangular no edificada, enteramente rodeada por las construcciones más importantes y monumentales de la ciudad. A uno de sus frentes daban las fachadas de los edificios en que tenía su asiento el poder público: la Casa de Gobierno, el Cabildo o la Municipalidad y la cárcel. A otro, los centros de la vida religiosa: la Catedral y el arzobispado. Por los flancos corrían amplias galerías con arcadas, los portales o soportales, y se levantaban algunas casas. En el centro de la explanada se encontraba la fuente de agua de que se abastecía la población. Más allá el rollo o la picota, que podía ser desde un modesto tronco hasta una elegante torre de estilo morisco como la que todavía se ve en Tepeaca, México,3 símbolo de la jurisdicción y desde el cual se administraba justicia. La plaza mayor era también un mercado. Heredera del forum romano, desempeñaba las mismas funciones en el interior de la urbe. Esta destinación es especialmente importante en la historia de la ciudad occidental, la que incluso ha sido caracterizada como una «localidad de mercado».4 De hecho, sólo desde que se funda el triánguez podemos hablar de ciudad; antes se trataba únicamente de un campamento fortificado. Ese era el escenario. ¿La escena? La misma todos los días con ciertos «pasos» extraordinarios en ocasiones de alguna festividad. El cotidiano circular de los «elegantes» a la hora del «paseo» —que avanzaban haciéndole el quite a los vendedores que los acosaban—, la charla en los cafés instalados sobre los portales —donde se discutía de política, se conspiraba, se hablaba de mujeres, de riñas de gallos y se jugaba al billar—, se veía en ocasiones trastornados cuando la plaza se animaba con el colorido de las procesiones o de las paradas militares.5 En la lista de los espectáculos figuraban también los ajusticiamientos y, de cuando en cuando, alguna corrida de toros (origen de la expresión plaza de toros), razón por la cual se mantenía el terreno sin empedrar durante la época colonial. La plaza, era, realmente, el patio de una gran casa: la ciudad. «La Plaza Mayor puede así ser comparada con el patio de la casa andaluza: es el punto en que todo el mundo se encuentra».6 3 Mc Andrew, 1965 p. 99 4 Weber, II, 1964, p. 939 Ricard. 1950, p. 325: por cierto que este carácter emblemático de 5 La plaza enteramente despejada al intento, forma un campo de la plaza no es exclusivo de Hispanoamérica. Los viejos Atlas con vedutas de ciudades europeas enseñan, como su corazón, la plaza maniobras elegante, en el cual pudieron ser revisados diezmil del mercado. Y todavía hoy, en muchas ciudades del viejo continente, hombres (Johnston, Cartas escritas durante una residencia de tres el turista sólo tiene la sensación de haber llegado realmente a la años en Chile, en Latcham, 1941, p. 85) 6 Ricard, 1950, p. 322. ciudad, cuando alanza la plaza (Ver Norberg Schulz, 1971, p. 84) 16 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 2 La figura enseña el módulo central de la ciudad hispanoamericana: la plaza. En el característico damero que se utiliza en forma general como planta, se deja en el centro, libre de construcciones, una «manzana» o cuadra, como una especie de llave de la estructura. La cara de todas las «manzanas» con frente a la plaza está ocupada por los edificios asientos del poder urbano, por los «portales» que cobijan el comercio y algunas casas de los «principales».7 El cuadro central se deja despejado como un centro de cruce y confluencia en el que desembocan los diversos sectores de la villa y que permite y facilita el tráfico, tanto de personas como de animales y vehículos. Este es un rasgo propio que deriva fundamentalmente de su carácter de fundación nueva. Las plazas de la Antigüedad y la Edad Media eran cerradas; nunca fueron, en el sentido de las americanas, superficies de tránsito. Las plazas modernas, que se abren posteriormente en estas ciudades como consecuencia de una concepción más suelta de la construcción, nacen con la ruptura de los muros de la ciudad y por la incorporación de amplios espacios nuevos a ella. En todos los grabados, en cambio, que muestran la plaza colonial, obsérvanse circulando jinetes y carretas. Esto cambia radicalmente cuando la plaza pierde su carácter colonial y es remodelada de acuerdo al gusto neoclásico o romántico. Con la transformación económica y social que experimentan las nuevas Repúblicas a mediados del siglo XIX la plaza pierde la fuerza centrípeta que poseía debido a su condición de principio organizador del espacio.8 La ciudad se descentraliza. La nueva plaza, que podríamos denominar de la «independencia» como opuesta a colonial, pierde la mayoría de sus antiguas funciones y se transforma en una especie de gran podium que impide el tráfico de vehículos y que está concebida principalmente como horuelo, como paseo, con sofás de madera y jardines. Los vehículos sólo pueden circular por las calles que la circundan. La «plaza-paseo» corresponde a una estructura económica y a una ideología completamente diferente de la del terreno colonial. El modelo desarrollado en la figura corresponde a la estructura colonial. Este modelo, aun cuando en general se impone con bastante rigor, sufre a menudo modificaciones como consecuencia de las circunstancias estratégicas o topográficas a que debe adaptarse. En la ciudad las clases sociales se dividían, centrífugamente, desee el centro habitado por la oligarquía, hacia afuera. Kubler, 1966, p. 884 8 Gil Munilla, 1955, p. 296. Alude a esto refiriéndose a la ciudad; pero se aplica, incluso con mayor rigor, a la plaza. Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 7 17 ídem. «Perfil». Anotación: «De esta manera y con esta fachada quedará la población que se manifiesta en el plano que esta escripto abajo, cuyas letras y números corresponden según el lugar donde están, colocados. Respondiendo el uno, al otro. Fabricado». San Fernando de Bejar (San Antonio), Texas, «Plano de la población», 1730. Anotación: «Mapa de plano y perfil de la población que se ha de hacer la qual esta rreglada a las leyes Reales de Indias en la qual consta la plaza de Seiscientas baras de largo y quatro cientas de ancho y las calles tienen quatrocientas baras declaro con todo lo demás que expresa: Siendo la letra A, el Templo con su sitio, la B la plaza de la población, la C las Casas Reales, la D la Duana ó alhendiga, la E los Portales, y los números del contorno las bocas de las calles. Componese este plano, y .su sitio de diez y seis quadras de vecindario las menores sinquenta y siete mili y seiscientos pies Geométricos de Área, y las mayores de ciento dos mili quatrocientos; cuyas cuadras se reputan por familias fundadoras para que las lebanten en quadro y gozen su recinto los decendientes. D. Joseph de Villaseñor fecit». Reproducido en Reps., J. W., 1965, fig. 17. 18 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 Otras veces, resulta modificado por el devenir histórico; así por ejemplo, en el siglo XIX la Casa de Gobierno de Santiago de Chile se traslada a otro emplazamiento en los alrededores. Y, luego de la remodelación, la fuente central, aun cuando se conserva, deja de ser funcional, de servir vitalmente a las necesidades urbanas y se transforma en un mero monumento decorativo. En realidad, donde el modelo se aplica con mayor rigor es en las ciudades del interior. En aquéllas que tienen flanco al mar o a un río, el esquema se modifica. Dado que el primer problema que tienen que resolver es el de la defensa de este flanco, la piedra angular de la estructura urbana va a ser el fuerte que la protege, que reemplaza la Casa de Gobierno y a partir del cual, abriéndose la plaza hacia su cara interior, se aplica el resto del esquema. La plaza mayor en los puertos de mar [Provisión de 1573, en que se declara el orden que se ha de tener en Indias, en nuevos descubrimientos y poblaciones que en ella se hicieren]:9 Numerosos ejemplos se pueden citar para poner de manifiesto cuan generalizado estaba este esquema. En una reseña de 1610 de algunos lugares de las Indias se describe la plaza mayor de Panamá: «La plaza mayor es de noventa y quatro pasos de largo de Levante á Poniente, y de ochenta y ocho de ancho. Al Levante las casas del cabildo de cal y canto, con portales, la iglesia mayor al Poniente tiene seis casas, las cinco con portales. Al Sur, nueve casas con portales; en una está la cárcel de la ciudad en lo alto, y en lo bajo están los tribunales de provincia.»10 Una magnífica imagen de la plaza mayor de Lima aparece en el relato del viaje de Jorge Juan y Antonio de Ulloa y en el manuscrito de Diosdado Caballero; quien, pintando la villa de Puebla de los Ángeles, destaca su plaza mayor «grande y cuadrada, con los tres lados de pórticos vistosos y el cuarto ocupado de la gran catedral...» 11 La plaza y la individualidad histórica de América española La estructura urbana con calles tiradas a cordel y con una gran plaza central dominante, que organiza el espacio y la vida del pueblo, es uno de los rasgos más característicos de la América española y uno de los elementos más importantes para definir su individualidad histórica. En efecto, la ciudad colonial americana difiere de casi todas las villas europeas de trazado regular, especialmente por la incorporación de una explanada central de dimensiones y estructura incomparables. Un tal diseño revela un claro afán racionalista. De hecho, en él parece aplicarse la concepción renacentista de la ciudad ideal. Una concepción que no podía injertarse en localidades viejas, como eran las europeas, pues requería un espacio virgen donde se pudiera empezar desde cero y que sólo en América encontró las condiciones necesarias para cristalizar. A diferencia de lo que ocurre en la América anglosajona e incluso portuguesa, el desarrollo urbano o, mejor aún, la grandiosidad urbana, es característica de América española. Y hablar de grandiosidad urbana no implica únicamente referirse al número de habitantes; apunta además al símbolo e imagen de esa grandiosidad: a la plaza. Ella es la fachada de la ciudad, la expresión más patente del espíritu urbano que dominaba a los colonizadores españoles, que prefirieron siempre asentarse en grandes grupos poblacionales a establecerse dispersos a lo largo o en el radio de los territorios conquistados. Este espíritu —como ya se ha visto— es expresión de una visión del mundo, radicalmente distinta de la de los colonizadores puritanos, que prefirieron la diáspora como forma de asentamiento a la concentración. Es por ello que no hay grandes ciudades anglosajonas en los primeros siglos de la colonización; ni siquiera Filadelfia, que es la gran ciudad del norte, se puede comparar con las capitales hispanas. Mientras que el principio urbanístico que caracteriza a la América española es la planificación, en la colonización inglesa, holandesa, francesa e incluso en la portuguesa es el empirismo lo que prima. Boston, la primera ciudad importante fundada por los ingleses, era en el siglo XVII, en lo que hoy es el North End, un reflejo de la ciudad gótica: una malla de calles estrechas y tortuosas.12 Las ciudades holandesas: Fort Orange (1624), Albany y Fort Amsterdam (1626) son verdaderas factorías de la Compañía de Indias Occidentales. En los orígenes de la colonización francesa (Port-Royale 1606) «no se ve en ninguna parte que haya habido una aglomeración de Encinas, IV, p. 242 y ss. Col. Doc. Ind. Arch. Ind. Serie 1, T9, pp. 83 y ss. 11 Muñoz Pérez, 1954, p. 103 12 Tunnard and Reed, 1956, p.33 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 9 10 19 Rugendas, J. M., «La plaza frente a la catedral en Lima» (Perú), dibujo a lápiz, Muenchen, Staatl. Graph. Samml. Reproducido en Richter, G., 1959, p. 121 Hildebrandt, «Fuente en Rio de Janeiro con figuras». Anotación: «A. Cario... Rio de Janeiro April 1844», 257 X 363 mm., Berlín, National Gal. Inv. 30. carácter urbano». 13 Quebec, fundada en 1608 por Champlain no se puede considerar una ciudad hasta fines del siglo. El título de ville se le da únicamente en 1663. Incluso a fines del siglo XVII los viajeros se lamentaban que la ciudad conservase un aire tan miserable. Montreal se funda sin ningún proyecto previo. Tan sólo con Nueva Orleáns se puede hablar de urbanismo. Esta ciudad se traza en un damero muy regular; pero ella data del siglo XVII, cerca de ciento cincuenta años después de que se han fundado las más importantes ciudades españolas.14 Lo mismo ocurre con las colonias lusitanas. Los portugueses venían al Brasil como comerciantes y agricultores; por ello sus ciudades debían servir, en primer lugar, a un fin comercial, para lo cual se constituían como puertos o factorías. 15 Sus ciudades —dice un texto— «no tienen planificación y fueron establecidas a lo largo de la costa» sobre la base de «simples consideraciones de hecho».16 A semejanza de los puritanos de Virginia y en un claro contraste con los colonizadores españoles que escogieron las ciudades como domicilio, los portugueses prefirieron asentarse en el Brasil como terratenientes. Construyeron así, una oligarquía rural de los «señores de ingenio» que vivían en sus «casas grandes». El desarrollo en el Brasil de una economía básicamente agraria, originó una estructura semi-feudal, que fue primero característica del norte, pero que luego se extendió a todo el país. El núcleo social estaba formado por la familia blanca y los esclavos negros o mulatos que eran su mano de obra. Este sistema patriarcal da lugar a dos formas arquitectónicas características: la casa grande y la senzala. Clara expresión de una división social marcada en forma tajante por el color. Sólo a fines del siglo XVII, cambia la situación, Al surgir una clase de comerciantes en oro y diamantes, comienza a formarse una burguesía, que se .robustece, en la segunda mitad del siglo XIX, con la llegada de los «barones del café» que van a ejercer actividades urbanas. Aparece entonces una forma arquitectónica de la oligarquía ciudadana: el sobrado, palacio de varios pisos, que se transforma en el rival de la casa grande. 17 En Portugal y Brasil se desconoce la Plaza Mayor. En Lisboa la Praça do Commercio, aun cuando juega un papel vital en la vida comercial de la ciudad, no es una plaza mayor, sino una plaza real, con la estatua del soberano José I. 18 Pese a ello y como expresión, al igual que entre los españoles, de una concepción abierta de la ciudad, genérase en las villas coloniales del Brasil un centro de convergencia en que se asienta el poder público y se realiza la función social y comercial. El Patio do Colegio, en Sao Paulo, es un claro ejemplo. El es el centro de la ciudad en los siglos XVI, XVII y XVIII, desde donde irradiaban las principales vías públicas. En el siglo XVIII se transforma, además, en un centro administrativo. En 1766 el antiguo colegio jesuita pasa a servir de residencia a los capitães-generais. Y luego, en la primera mitad del diecinueve se instalan allí la Asamblea Provincial y las oficinas públicas. En esa misma época conviértese en el corazón de la actividad comercial, concentrándose en las arterias que lo rodeaban los vendedores ambulantes, sobre todo en el Largo de Misericordia, donde las quitandeiras llenaban de colorido los escalones de piedra de los grandes edificios.19 En Río de Janeiro la misma función la cumple el Largo do Rossio. En Portugal, lo que de hecho Lavedan, 1941, p.475 Lavedan, 1941, pp.475 y ss. Curioso es el caso de La Martinica. Se sabe que Colbert hizo elaborar en 1668 un plan de la ciudad futura, Fort-de-France probablemente, a François Blondel, el arquitecto de Rochefort. El primer plano ha desaparecido, pero se conoce otro de 1680, que puede ser una copia del primero, el cuál 17 Angulo, II, 1945, pp. 251 y ss; Dorselaer, II, 1962, p.24. ver: muestra una planta tablero regular. 15 Dorselaer, II, 1962, p. 22. Larse, Erik Frans Post, Interprète du Bresil, Ámsterdam-Río de Janeiro 16 Nestor dos Santos Lima. “Brasilia, la nueva capital de Brasil”. 1962. 18 Lavedan, 1941, pp. 330-331. Estudios Americanos, 86-87, Sevilla, 1958 p.283, cit. por Guarda, 19 Acevedo, Aroldo et al, II, 1958, pp. 128 y ss. 1965, p. 12, nota 9. 20 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 13 14 equivale a la plaza mayor es el Rocío o Rossio, nombre con el que se designa una extensión de terreno baldío, sin fisonomía arquitectónica, que ubicado originalmente en los límites de la ciudad, termina por encontrarse en el centro debido al crecimiento de ella. Sus funciones son análogas a las de la plaza mayor: allí se instala el mercado, tienen lugar los autos de fe, las fiestas, las ejecuciones y las corridas de toros.20 En Europa no se encuentra nada semejante a lo que son las ciudades de ultramar. Las que se fundan a partir del siglo XVI (Mannheim, Karlsruhe, Postdam, etc.) son Residenzstädte, destinadas a ser el lugar de descanso de un príncipe o de un señor.21 De los seis países que fundaron ciudades en el Nuevo Mundo, sólo España lo hizo de acuerdo a una regla fija, de acuerdo a un esquema racional, pues la aplicación de un patrón uniforme, la imposición de una planificación rígida que fijaba un módulo para todos los nuevos asentamientos sólo era posible en las ciudades construidas bajo una autoridad fuertemente centralizada.22 Un valioso manuscrito de 1789 del abate Ramón Diosdado Caballero que, con el título de Consideraciones Americanas, se conserva en la Biblioteca del Palacio de Madrid, hace importantes consideraciones sobre la significación histórica de las ciudades en América española. El abate, como tantos otros escritores de fines del siglo XVIII, desarrolla su argumentación como defensa de la labor española frente a las numerosas diatribas que se escribían sobre América y la Metrópolis. Para Diosdado uno de los rasgos más singulares y que con mayor propiedad demuestra la importancia de la labor hispánica en el Nuevo Mundo, es el carácter de las ciudades: «A los españoles, no se les puede disputar la gloria de que sobre franceses e ingleses han sido más celosos en este punto, y que ellos solos cuentan con más floridas capitales que las dos naciones juntas».23 Comparando las ciudades españolas con las francesas e inglesas, demuestra que sólo México basta para superar las seis mayores ciudades extranjeras juntas: Kingston (Jamaica), Filadelfia, Charlestown y Boston, entre las colonias inglesas del norte y Quebec y Guarico en la Isla Española, entre las francesas. Ricard, 1950, p. 327. Mumford, 1945, p. 160 22 Mc. Andrew, 1965, p. 93. 23 Fol. 109, cit. por Muñoz y Pérez, 1954, p. 95. Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 Nebel, C., «Plaza mayor de México», lito/color, 1836, en Voyage pittoresque et archéologique..., París, 1836. Hildebrandt, «Iglesia en Panamá» (plaza mayor de Panamá), acuarela, Berlín, Nat. Gal. Inv. 505. 20 21 21 Espacio, tiempo y arquitectura. Parte II. Nuestra herencia arquitectónica. (pag. 76 a 104) Título original. Space, time and architecture. Harvard University Press Cambridge, Mass. USA Versión española a cargo de Isidro Puig Boada. Quinta Edición. Madrid: Editorial Dossat S.A. 1978. En este texto podrás ver cómo un poder en este caso religioso, se materializa en el espacio. Giedion, Sigfried Sixto V (1585 - 1590) y el plano regulador de la Roma Barroca Roma, París y Londres —los más importantes hogares de la civilización occidental— crearon el prototipo de las grandes ciudades modernas. Pero Roma es única. Habían existido, en períodos precedentes, ciudades con un millón y aún más de habitantes, puntos focales de vastos imperios y < grandes culturas. Pero cuando imperios y culturas decayeron, también sus nudos nerviosos, las capitales, se desintegraron completamente y no tuvieron jamás ocasión de resurgir. También Roma, que había dado su nombre a un imperio universal, se arrastró, después del fin del Imperio, durante casi diez siglos, en un estado de decadencia y miseria. Pero en torno al 1500 había resurgido y vuelto a ser, por otro siglo y medio, el centro principal de la creación artística y, después, de la urbanística. Sobre el suelo de Roma alcanza el Renacimiento su apogeo, y fue aquí donde halló su fórmula el lenguaje expresivo del barroco, que se difundió entre toda la cultura occidental, sin que fronteras territoriales o religiosas bastaran para contenerlo24. Anticipemos el concepto: en Roma, la unidad de medida de la ciudad renacentista fue destruida de una vez para siempre. En lugar de la ciudad estelar circunscrita, encerrada entre murallas, se perfiló, durante los cinco años del pontificado de Sixto V, una evolución de gran Ha sido demostrado, por recientes investigaciones llevadas a cabo en Inglaterra la Catedral de San Pablo, de Cristóbal Wren, construida entre 1675 y 1710, se halla inspirada en un excelente conocimiento de la arquitectura barroca. La "Frauenkirche'" de Dresde, templo protestante debido a Jorge Báhr, y desdichadamente destruido por las bombas en el transcurso de la Segunda Guerra mundial, era una de las más bellas iglesias barrocas. 24 importancia. En Roma fueron trazadas por primera vez, y realizadas con seguridad absoluta, las líneas de la red fundamental del tráfico de una ciudad moderna. El desarrollo de Roma por obra de artistas no romanos También por otras razones Roma es única entre todas las ciudades: razones que quizá sea más difícil demostrar. La Santa Sede no se apoya en ningún imperio temporal, y el Papado es un poder religioso universal. Los ciudadanos de Roma, súbditos de la dictadura papal, tuvieron poco quehacer con el desarrollo de su ciudad. Sin embargo, precisamente entonces fue alcanzado uno de los más espléndidos resultados de la arquitectura urbana; la Roma barroca, que aún hoy domina la entera fisonomía de la Urbe25. Del Renacimiento en adelante, el desarrollo de Roma fue casi enteramente la obra de hombres procedentes del exterior, artistas, banqueros, comerciantes e industriales. Cuando los Papas se trasladaron del Laterano al Vaticano, se hallaba en construcción, en torno a la Basílica de San Pedro, el barrio llamado Borgo Nuovo; y en la mitad del Cuatrocientos, el Papa Nicolás V (1447-55) tuvo la idea de crear aquí una magnífica residencia eclesiástica, aislada y grandiosa. Este proyecto, que no fue nunca llevado a cabo, fue estudiado por el florentino León Battista Alberti. Hacia el 1500, cuando verdaderamente se comenzó a reconstruir Roma y los Papas se convirtieron en los máximos constructores de Europa, Julio II, de la rama de los Urbino, y León X, un Mediéis de Florencia, llamaron cerca de sí a sus conciudadanos —Bramante y Rafael de Urbino, Miguel Ángel de Florencia— para realizar sus grandiosos proyectos, y de este modo se continuó también en la época de la Roma barroca. Ello es también debido a la dilatada presencia de la antigüedad. Frente a la "vacuidad pomposa" de los edificios del último Ochocientos, lo mejor que puede hacerse es, sencillamente, apartar la vista de ellos. 25 22 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 No hay una razón clara que pueda explicar esta extraña situación. Podemos decir solamente que Roma no produjo muchos artistas eminentes, ni en el período renacentista ni en el barroco. Pero no hay duda de que la atmósfera de la Ciudad Eterna, y la magnitud de la empresa papal, acuciaban la fantasía de los artistas que allí se reunían, les inspiraban a crear obras maestras de que no puede envanecerse ninguna otra ciudad de aquel tiempo. Roma, como París en los tiempos modernos, llegó a ser el centro en que se reunieron todos los ingenios. Produjese luego un proceso de cambios recíprocos: el talento de los extranjeros se exaltó en la atmósfera de la Urbe y, por otra parte, sus creaciones dieron a la capital romana una nueva expresión polifónica. Dentro del fenómeno romano hay también una esperanza para un futuro aún imprevisible: el momento en que podrá resultar indispensable, para la existencia del mundo occidental, la creación de una nueva forma de administración central inspirada en principios espirituales. La Roma barroca nos muestra que esta situación no lleva necesariamente a prescindir de toda producción artística en una monotonía sin color, en un apagado gris internacional, antes al contrario, nos demuestra que la acción combinada de fuerzas diversas puede dar origen a una nueva vitalidad. La ciudad medieval y la del Renacimiento La obra de los Papas del Renacimiento No es posible darse cuenta del verdadero significado del gran proyecto de Sixto V1, sin dar al menos una ojeada a la herencia dejada por el medievo y el Renacimiento. Sixto no se entretuvo en buscar remedios fragmentarios. Dejó la Roma medieval intacta y concentró sus energías, desde el primer momento, hacia nuevos derroteros. El despertar de Roma de su letargo medieval es un prodigio histórico, como la continuidad de su destino. En las otras partes de Europa (y en la Italia septentrional hasta el año 1000) se había producido un intenso resurgir de la vida ciudadana. Pero Roma permanecía aletargada. Aun cuando el poder espiritual del Papa no había sido nunca tan fuerte como durante el medievo, la ciudad de Roma no era sino una sombra de su antiguo esplendor. En la Roma barroca las iglesias surgieron abundantemente, mientras que en la Roma medieval no se erige ninguna catedral nueva que ni remotamente pueda parangonarse tan siquiera con las levantadas en las ciudades libres del Norte. La misma afirmación puede aplicarse con respecto a la población. El cotejo que se hace a menudo entre la población romana del Doscientos —estimada en aproximadamente 17.000 almas— y la de Venecia, Londres o París, muestra cuán reducida fue aquélla. La situación cambió lentamente con la vuelta del Papa del exilio aviñonense, con la nueva ordenación en el Vaticano y con el acceso al solio pontificio de hombres mundanamente prudentes, como los Mediéis, o de otros, miembros de familias de origen mercantil o descendientes de condottieri, como Julio II. El que primero transformó enérgicamente el incómodo centro medieval de Roma fue Sixto IV (1471-84). La zona habitada se introducía en un meandro del Tíber, frente al Castel S. Angelo, y era notoria por su clima insalubre: por tal razón fue repetidamente evacuada su población durante el antiguo Imperio romano. La Roma medieval iba, a medida de su desarrollo, apartándose lentamente de este centro, y de una manera caótica, en dirección al Capitolio y al Teatro de Marcelo, vecino al Tíber26 La transformación de la ciudad comenzó hacia el exterior del núcleo medieval, en el Borgo Nuovo, la zona que unía el Vaticano con el Castel S. Angelo. Este castillo lo utilizaban los Papas para cámara del tesoro, prisión, y luego sirvió de refugio en tiempos de invasión o revueltas. Su posición dominante aparece clara en la planta de Juan Bautista Falda (fig. 26), que muestra también las calles paralelas construidas, durante el Renacimiento, en el Borgo Nuavo. 26 Pedro Tomei, L'architettura a Roma nel Quattrocento, Roma 1942. Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 23 1¿Quién fue Sixto V? ¿Qué sedes institucionales van a surgir “abundantemente” en este período? posterior planta de Falda (1676) (fig. 26)27 —. Durante el Renacimiento, esta plaza se convierte en un punto focal del cual directa, o indirectamente, irradian las arterias principales a través de la ciudad medieval. Estas vías llevan nombres ambiciosos. Hallamos una Vía Peregrinorum28 que, uniendo entre sí muchas callejuelas medievales cortas e irregulares, conducía finalmente al Teatro de Marcelo. La Via Papalis, de nombre aún más resonante, constituye una unión igualmente tortuosa con el Capitolio y después, más allá, con el Laterato. Una tercera arteria transversal importante es la Via Recta, en parte de origen antiguo29 que, no sin dificultad, Figura 26. La Roma medieval; desde el Castillo de S. Angelo al Puente de Sixto IV. Detalle del plano de Roma de J. B. Falda, 1676. El plano de Falda muestra muy claramente, cómo la mayor parte de la Roma medieval se adentraba en un meandro del Tíber, dominado por el Castillo de S. Angelo, con sus nuevos bastiones cuneiformes. Falda delinea también el corredor subterráneo que ponía en comunicación esta tesorería cárcelrefugio con el Vaticano. El Puente de S. Angelo, que desde los tiempos de Adriano atravesaba el río según el eje de la fortaleza, j la Plaza del Puente en. la desembocadura del mismo, constituye aquí la articulación de las principales arterias de la ciudad medieval. El trazado radial de calles que parten de esta plaza, realizado bajo el pontificado de Paulo III (1534-49), es el primero en este género. ¿A qué variable del CSC se refiere el autor en este párrafo? El Ponte S. Angelo —sobre el eje del castillo— constituye el acceso más importante a la zona del centro, y da su nombre al barrio renacentista de los locales de negocios. Aquí estaba la Casa de la Moneda papal, y aquí se concentraban las Casas bancarias extranjeras y las grandes organizaciones mercantiles como las de los Chigi, los Médicis y los Fugger de Augusta. Aquí estaba, de hecho, la Walt Street de la Roma del Renacimiento; y en este reducido barrio tuvieron efecto deliberaciones y determinaciones que, en ciertos casos, decidieron el destino financiero, diplomático y eclesiástico de toda Europa. Comenzando por el tiempo de Nicolás V, los Papas estuvieron ocupados en edificar la plaza del extremo del puente —llamadaForum Pontis en la planta de Roma de Bufalini (1551) y Piazza de Ponte en la 24 La mejor introducción para el estudio del desarrollo de Roma nos la ofrecen las excelentes reproducciones, realizadas por el P. jesuíta Francisco Ehrle, de los principales planos de las ciudades existentes en los siglos XVI, XVII y XVIII, en su tamaño original. Han sido todos ellos publicados por la Biblioteca Vaticana, y ostentan los siguientes títulos: Época de Julio III, Leonardo Buftflini, 1551; Roma antes de Sixto V, Du Pérac-Lafréry, 1577; Roma después de Sixto V, Antonio Tempesta, 1593; Roma durante el período barroco, Maggi, 1625, y Juan Bautista Falda, 1676; la Roma papal antes de su decadencia, Juan Bautista Nolli, 1748; el plano de Bufali, una xilografía, es el primero que se dibujó sobre un preciso trazado de calles; los de Tempesta y Falda son notables por su claridad de representación; Nolli, como Bufalini, emplea el método moderno de colorear las calles, y la magnífica ejecución de este grabado lo asimila a una verdadera obra de arte. Para obtener más extensa información, véase C. Scaccia Scarafoni, Le piante di Roma, Romal 1939 28Pedro Tomei, Le strade a Roma e l'opera di Sixto IV, en "Urbe", julio 1937. 27 Su parte más famosa, la Via dei Coronari, que debe su nombre a los vendedores de coronas del rosario, se halla actualmente en gran decadencia. Cualquiera que desee darse un paseo para contemplar la obra de Ludovico von Pastor, después de poco Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 29 establece una unión con la Piazza Colonna (de más reciente apertura) y el Vorco (Via Lata) (figura 27). Las vías Peregrinorum, Papalis y dei Coronari eran, todas ellas, en parte de origen medieval y en parte resultante de las mejoras realizadas en el Cuatrocientos. En el Edicto Papal de 1480, Sixto IV, el Restaurador Urbis, ordenaba que cualquier saliente de los edificios o construcciones a la calle fuese eliminada. Ésta resultó la más eficaz disposición particular con vistas al mejoramiento de las condiciones urbanísticas de la ciudad. Las calles en la ciudad del Renacimiento Fue durante el último período del Renacimiento que los Papas, especialmente Paulo III (1534-49), completaron con buen éxito sus obras alrededor de la Piazza di Ponte, uniendo con calles breves y directas la plaza con las vías de traza medieval y renacentista que atravesaban la ciudad. Esta red de breves vías radiales es la primera en su género. Comprende la Vía Paola, que conduce a la bramantesca Vía Julia y la Vía Pánico que, en un determinado punto de su recorrido, penetra en la Vía dei Coronari. Finalmente una de las calles transversales más importantes de la Roma del Renacimiento, la Vía Trinitatis, nacía en la Piazza di Ponte, atravesando la Strada di Tor di Nona, que limitaba al Norte la ciudad. También la Vía Trinitatis había sido iniciada por Paulo III y continuada por Julio III (1550-55). Está indicada en la planta de Leonardo Bufalini de 1551 como una larga línea recta que atraviesa muchas zonas aún no edificadas de la Roma del Renacimiento y termina cerca de la iglesia renacentista de la Trinitá dei Monti, al pie más de treinta años, no puede menos que quedar dolorosamente sorprendido ante la rapidez con que ha sobrevenido tal decadencia, a causa del abandono y de la transformación en sus edificios. Ver L. von Pastor, Die Stadt Rom zu Ende der Renaisan-ce, III ed., Friburgo, 1916. de la colina del Pincio; y aquí es donde entra en la esfera de la actividad de Sixto V. Sixto V y su Pontificado. Solamente miembros de la nobleza y de familias principescas italianas eran generalmente elegidos para el solo pontificio. Hubo, no obstante, excepciones, aun en épocas como a fines del Quinientos, en que los siempre creciente privilegios de la nobleza habían usurpado los derechos medievales del pueblo. Así fue posible que Sixto V, hombre perteneciente a la más humilde clase social, fuese investido de la más alta dignidad del poder espiritual y temporal a que un hombre pudiera aspirar. Es un título en gran manera elogioso para la fuerza interior, para la vitalidad y para .la intuición de las instituciones católicas, haber tenido el valor, en un momento de gran peligro, de elevar a tan suprema jerarquía a un hombre como Sixto V, a una persona, en fin, que prescindiendo de sus antepasados, había evidentemente nacido para la acción. Vida de Sixto V Sixto V fue el hombre papal elegido por el hermano franciscano mendicante Félix Peretti, que había ingresado en la Orden a la edad de doce años. Había entrado al servicio de la Iglesia apenas con la edad del uso de razón, del mismo modo que un artista o un hombre de ciencia, que no sienta para ello vocación interior, se dedica a ambas ramas del saber mucho antes de que su cerebro se halle enteramente desarrollado. Su padre, pequeño granjero y jardinero de origen dálmata, tal vez por un presentimiento del glorioso destino del hijo, le había dado el nombre de Félix. Y Sixto V —contrariamente a la costumbre de los demás Papas— no dejó nunca al margen este su nombre, y lo aplicó a dos de los proyectos de su particular predilección: la Strada Felice —la grandiosa arteria que atraviesa Roma de Noroeste a Sudeste— y el Agua Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 25 Figura 27. El plano regulador de la Roma barroca, de Sixto V. En esta planimetría esquemática hemos probado de poner en evidencia los programas de Sixto V en relación con cuanto existía anteriormente. Las calles de Sixto V están señaladas con trazos más visibles; el confín de la Roma medieval lo está por medio de un rayado más denso: y el contorno de la Roma bajo Marco Aurelio está indicado por la línea de la Muralla Aureliana. Resulta evidente que Sixto y proyectó sus calles orgánicamente, como una espina dorsal reforzada con nexos estructurales en todos aquellos lugares en que así lo requiera la topografía romana. Felice, el acueducto que dio su vitalidad a las colinas del Sudeste. El Papa debe ser prudente, y entrado en años, porque es conveniente que su pontificado no sea demasiado prolongado. Este principio creó un trágico conflicto en cada uno de los grandes Papas, entre el deseo de llevar a término sus proyectos y el límite impuesto por la muerte. La vida de Sixto V es un ejemplo de esta trágica situación. Tuvo una carrera rápida y espléndida hasta el cardenalato; su erudición teológica era profunda, su celo religioso sin límites, y como predicador cuaresmal era uno de los más inspirados. Como fraile, Félix había sido, a la edad de 35 años, el implacable inquisidor de la República de Venecia. Cuando a los 48 años obtuvo la púrpura, tomó el título de Cardenal Montalto, del nombre del pueblo en donde había ingresado en la Orden Franciscana, y que se halla junto a Grottammare, su país natal. Después de la muerte de su protector, Pío V, el cardenal quedó al margen de toda actividad durante el pontificado de Gregorio XIII, quien le era poco afecto. Sixto V contaba 64 años cuando fue elevado al solio pontificio, y 69 cuando, debilitado por las largas luchas internas originadas por su enemistad con España, sucumbía, víctima de la malaria, entre los muros, no terminados todavía, de su Palacio sobre el Quirinal. Sólo cinco años y cuatro meses fueron concedidos a este gran organizador para poder realizar los inmensos cometidos que deseaba llevar a término, en política, en administración, en urbanística. En ningún otro campo su porfía con la muerte fue más evidente que en la rapidez increíble con que ponía en ejecución su programa de construcciones. Repetidamente su arquitecto, Domingo Fontana, observa que nada quedaba realizado con la suficiente celeridad para poder satisfacer las ansias de su amado señor. Al principio de su pontificado, Sixto V completó la Strada Felice en menos de un año (1585-1586); y hacia el fin de su gran voluntad hizo que la cúpula de San Pedro (cuya terminación estuvo paralizada cerca de un cuarto de siglo) surgiese en un período de veintidós Figura 28. G.F. BORDINO, Esquema de las calles de Sixto V, 1588. Este contemporáneo bosquejo de la obra de Sixto y reduce su trazado vial a un sencillo sistema de enlace entre los lugares sagrados. Figura 29. El plano regulador de la Roma de Sixto V. 1589, Fresco en la Biblioteca Vaticana. Este fresco está orientado de Noroeste a Sudeste. La Roma medieval y el Vaticano están ambos cortados fuera del arco de la puerta de la Biblioteca, así es que la vista está circunscrita a la obra de Sixto V'. La pintura está dominada por la línea recta de la calle Felice, que va desde la Plaza del Pueblo a la izquierda, pasada la "Trinita dei Monti", hasta Santa María la Mayor y. todavía más allá, hasta San Juan de Letrán. Obeliscos y columnas se alzan sobre sus plazas; y las fuentes del "Agua Felice" se perciben a media distancia, a la izquierda, sobre la calle Pía. 26 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 meses (1588-1590). Jaime de la Porta y Domingo Fontana, que eran los encargados de continuar el proyecto de Miguel Ángel, tenían ochocientos operarios en la cantera día y noche, durante toda la semana, incluso en los días festivos. El Cardenal Montalto había tenido que esperar mucho antes de poder actuar: trece años, y los mejores de su vida. Durante todo este tiempo había permanecido apartado, ignorado por Gregorio XIII, y al margen de la vida activa. En este período descubrió un lugar de retiro, un ambiente en el que le placía vivir y en el cual deseaba reposar para siempre. Era un lugar privado de agua y solitario, sobre el monte Esquilino, lejos de todo lugar habitado30, pero vecino a la iglesia de Santa María la Mayor, tan amada por él. El cardenal lo adquirió en 1581, y allí creó, juntamente con Domingo Fontana, la Villa Montalto, una propiedad con amplísimo jardín y una pequeña casa de campo, coronada por una torre, que llamó el Palazzotto Felice (fig. 35). La organización de esta propiedad representa uno de los más felices ejemplos de colaboración entre arquitecto y propietario que se haya jamás producido. Esta unión excepcionalmente feliz estaba basada en una profunda afinidad interior. Domingo Fontana31, como su comitente, poseía el talento de la organización precisa y eficiente. Ello está suficientemente probado en sus descripciones de las medidas estudiadas por él para la difícil erección del obelisco vaticano. Menos espectacular, si bien más delicada, fue la remoción de la antigua capilla del "Presepio" en Santa María la Mayor, para trasladarle a la nueva construida ex profeso (figura 36). Fontana pertenecía a la generación artísticamente mediocre de los arquitectos entre Miguel Ángel y el afianzamiento del barroco romano. Su gusto carecía de sabor, como el de su cliente. El Laterano, el Quirinal 'y el ala que los une al Vaticano se hallan entre los más grises palacios de Roma; pero el conjunto de la influencia de su obra condujo a resultados urbanísticos sin comparación posible en aquella época. El Palazzotto de Pontana, en la propiedad de Montalto, era asimismo insignificante, pero el trazado del jardín (fig. 35), con su perspectiva lejana, representaba la anticipación de un siglo sobre los jardines en forma de tablero de ajedrez del Renacimiento. En Montalto, el hijo de un granjero había hallado una porción de terreno enteramente suya, y aquí su antiguo deseo de contacto con la tierra, por largo tiempo comprimido, podía satisfacerse. Como cardenal, y como Papa, dedicó el máximo cuidado al cultivo de su propiedad, y plantó cipreses y olivos con sus propias manos. En uno de los frescos existentes en un ala nueva añadida posteriormente — actualmente conservado en el Colegio Máximo — estos nuevos y pequeños árboles aparecen detrás de un muro con toda su sutilidad (fig. 33). Según su biógrafo, el barón. Hübner, el cardenal tenía necesidad de una escolta de cincuenta soldados cuando se retiraba a sus posesiones. Véase Hüber, obra cit., vol. I, pág. 234. 30 Domingo Fontana fue uno de los primeros arquitectos que se instalaron en Roma procedentes del Norte, de Melida, situada en la orilla suiza del lago de Lugano. Es interesante hacer observar que también Carlos Maderno (arquitecto de las naves de la iglesia de San Pedro, y sobrino de Fontana, del cual fue en un principio ayudante), y Francisco Borromini, sobrino de Maderno, provenían ambos de poblaciones vecinas y pertenecían a la misma rama familiar. Ver Hugo Donati, Artisti ticinesi, Roma 1942. 31 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 27 30. Roma. La zona entre el Coliseo y San Juan de Letrán, del plano de Antonio Tempesta, 1593. Este plano, realizado poco después de la época de Sixto V, no puede ser fácilmente confrontado con el otro, por su diferente orientación. Pero también así uno se da cuenta del inmenso cambio que se había operado durante tan pocos años. Una calle directa conduce ahora del Coliseo al obelisco situado ante el Palacio Lateranense, y de aquí una línea recta (la rectificada Vía Gregoriana) lleva directamente, a través del plano, a Santa María la Mayor (fuera del límite del plano, a la izquierda). Ésta, el templo predilecto de Sixto V, fue unida por una calle, directa (parte de la calle Felice) también con Santa Cruz (al fondo, en el planoi). Cercana al Coliseo puede observarse una gran actividad en la construcción, y la campiña se va poblando de edificios. Planificación simultánea 32. Roma. Santa María la Mayor y la Villa Montalto, 1593. Del plano de Antonio Tempesta. Santa María la Mayor, con sus edificios conventuales, se alzaba sola en un lugar desierto y carente de agua, sobre el Esquilmo, cuando el cardenal Montalto (más tarde Sixto V) adquirió el terreno para su. Villa Montalto. Sobre el plano de Tempesta la propiedad circundada de muros, con su palacete, la torre y dos sendas de apreses, se distingue claramente, como también la plaza nuevamente creada y el obelisco ante Santa María la Mayor, en tanto que detrás del templo la nueva calle de Sixto V, hasta San Lorenzo, pasa a través de la Muralla Aureliana. La calle Felice no es fácil de distinguir, porque Tempesta se vio obligado a curvarla, para adaptarla a la abrupta naturaleza del país. 33. Roma. Santa María la Mayor y su obelisco, 1587, del fresco actualmente en el Colegio Máximo. Este fresco adornaba antes el edificio que Sixto V erigió para su, personal de servicio a la larga del confín de sus propiedades. En primer término se ve una antigua carroza de altas ruedas, y a la izquierda, en toda su natural fragilidad, los jóvenes árboles que delimitan el terreno y que fueron plantados por sus propias manos. 34. Vista actual del obelisco, desde el lado opuesto. Esta fotografía está tomada desde Santa María la Mayor, en dirección hacia el Pindó, a lo largo de la calle Felice. En este lugar, en plena soledad, el Cardenal Montalto transcurrió la mayor parte de los últimos cuatro años anteriores a su acceso al solio pontificio. El aspecto quizá más apreciable de su actividad como Papa es el detalle de la simultaneidad con que fue capaz de ejecutar sus grandes obras, en las que puso mano desde el primer día de su pontificado. Su capacidad para llevar a cabo sus grandes proyectos en un tiempo tan breve había sido madurada durante los años de vida contemplativa transcurridos precisamente en aquel lugar, al que a menudo visita. La sincronización del trabajo fue llevada adelante con la infalible seguridad de un plano estratégico general. Eugenio Haussmann efectuó la transformación de París paso a paso — réseau por réseau—. Sixto V obró desde un principio de una vez, con simultaneidad asombrosa. Existe aún un librito de memorias, llevado escrupulosamente, en el cual se hallan anotadas todas las pequeñas transacciones financieras del fraile mendicante Félix Peretti. Ya Papa, Sixto V ordenó introducir el mismo orden en los asuntos sociales y financieros del Estado Pontificio. Triunfó en ambos a la vez. En breve tiempo fueron completamente desorganizados los grupos de bandidos y de aristócratas que se habían unido para aterrorizar al pueblo en el interior y en el exterior de la ciudad32, y el tesoro papal del Castillo "Sant Angelo" se vio aumentado veinte veces más durante su breve pontificado. Las medidas tomadas por él en todos los campos lindaban con la crueldad. Unía la rígida moralidad de los puritanos contemporáneos suyos a la actitud despiadada de los inquisidores católicos. Citamos una frase del "Granduca" de Toscana: "Él trata con igual indiferencia a las construcciones que a los hombres." Al mismo tiempo que ponía orden en el territorio, Sixto V llevaba adelante su "magnánima empresa", como la llamaba Domingo Fontana. En el primer año de su pontificado dio principio y fin a la Strada Felice; inició el transporte del obelisco situado ante San Pedro, los viaductos y los canales para el Agua Felice, el Palacio y la Basílica del Laterano, el aislamiento de la Columna Traja-na y la desecación de las lagunas Pontinas (empleando dos mil obreros). Además de todo ello se aceleraban también con intensidad frenética los trabajos para la terminación de su antigua propiedad y de la suntuosa capilla de Santa María la Mayor. Estos ejemplos ofrecen una clara demostración de la simultaneidad de sus planes urbanísticos. El gran plano de Roma En el campo de la urbanística, Sixto V fue uno de aquellos excepcionales hombres que son capaces de organizar, de recoger los datos existentes, y de ejecutar el proyecto. Él partió de la obra de sus predecesores, la integró en su programa de planificación, y señaló el camino para su futuro ¡desarrollo. No toleró ningún obstáculo a la realización futura. Sólo la muerte pudo detener — y demasiado pronto — sus energías sin límites. Sübner. ob. cit., vol. I, expresa ampliamente su opinión con respecto a esta cruenta lucha. 32 28 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 Roma se desarrolla del oeste al este Ya antes de los tiempos de Sixto se había producido en Roma un extraño fenómeno. En lugar de desarrollarse como la mayor parte de las ciudades, de Este a Oeste, la Roma moderna había crecido de .Oeste a Este, o, más exactamente, de Noroeste (el Vaticano) hacia la más saluble zona montañosa del Sudeste. Las subdivisiones de Roma a últimos del Renacimiento, antes de Sixto V 35. Roma. La Villa Montalto, de finales del Seiscientos, de J. B. Falda. "Los jardines de Roma', Nuremberg, 1695, Los jardines, con sus vistas axiales, tal como fueron trazados por Sixto V, un siglo después de los arriates rectangulares del Renacimiento. Las sendas de apreses permanecieron hasta que fueron devoradas, en la época del ferrocarril, por el desarrollo de las ciudades. Entre el 1503 y el 1513 Julio II había trazado dos vías rectas sobre las riberas del Tíber: la Lungara, sobre la ribera derecha, y la Via Giulia, sobre la izquierda. Su sucesor León X (1513-1521) proyectó la Strada Leonina ("Vía Ripetta"), que es la situada más al Este de las tres que irradian de la Plaza del "Popólo", Paulo III (15341549) es el autor de la vía simétrica, la Via del Babuino, mientras que la central, sobre el eje, la Via Lata (hoy el Corso) era en la antigüedad la vía de acceso a Roma desde el Norte. Es característico que dos de las pocas iglesias renacentistas de Roma que se hallan en esta zona, "Santa María del Popólo", y sobre la cumbre del Pincio, "Trinitá dei Monti", fueran terminadas solamente bajo Sixto V. En este punto, el crecimiento de la ciudad se dirige resueltamente hacia el Sudeste. Desde la colina abandonada del Quirinal, Pío V (1559-1565) trazó en 1561 una línea recta de dos kilómetros hasta la inigualable "Porta Pia", puerta de Miguel Ángel. Esta calle, que en un principio se llamó, del nombre del Papa, Strada Pia, es ahora calle del Quirinal y calle XX de Septiembre. Aquí nos hallamos ya en el centro de la zona comprendida en el programa de Sixto V. Finalmente el inmediato predecesor y antagonista de Sixto V, Gregorio XIII (1572-1585), mejoró en parte la antigua calle que unía Santa María la Mayor con la Basílica de San Juan de Letrán (figs. 30 y 31). Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 ¿Por qué es tan grandiosa la obra de Sixto V? 36. DOMINGO FONTANA, El transporte de la capilla del Santo Pesebre (de Domingo Fontana, ob. cit.). El transporte de la capilla entera, conteniendo las reliquias del Santo Pesebre, de su lugar precedente, en el interior de Santa María la Mayor, hasta la nueva Capilla que Sixto V construyó para que les sirviese de tumba a él y a su bienhechor Pío V, fue empresa muy arriesgada, y puso de manifiesto ¡a gran capacidad de Fontana para las obras de ingeniería. 29 ¿Por qué señala el autor que “Detrás de esta empresa podríamos vislumbrar signos de la contrarreforma…”? 2 37. Roma. La Columna Antoniana y la apertura de la Plaza Colonna, 1588 (de Bordino). Sixto V colocó sus obeliscos, como si se hallara guiado por una varilla de zahori, en puntos donde en el futuro surgirían .espléndidas plazas. Aquí liberó la Columna Antoniana y el espacio situado a su alrededor, de las ruinas de siglos, fijando los límites que tendrán, su determinación arquitectónica sólo a últimos del Seiscientos. En los grabados de los Bordino los caracteres primitivos de las construcciones de entonces resultan más evidentes que en el fresco del Vaticano. Aún hoy la Plaza Colorína mantiene su antigua posición de centro de Roma. Las determinantes eclesiásticas para el plano de Sixto V A su acceso al pontificado, en 1585, Sixto V había hallado ya una serie de desarrollos fragmentarios con respecto a su extensión, en orden cronológico, de Oeste a Este. Él supo reunirlos conjuntamente en un programa unificado, que fue su gran plano regulador. El primer impulso que determinó esta nueva transformación fue principalmente de carácter eclesiástico. Comunicaciones viales tenían que unir las siete basílicas principales y los sagrados templos que los fieles debían visitar en una única jornada de peregrinaje. Detrás de esta empresa podríamos vislumbrar signos de la Contrarreforma2 y la vitalidad nuevamente despierta de la Iglesia. El deseo de Sixto, según la expresión del Pastor, era hacer de toda la ciudad de Roma "un único sagrado templo". Al clero y a los peregrinos el plano regulador de Sixto se les aparecía como una simple red de calles que uniese los lugares santos3. Existe un poema en exámetros latinos en loor de la obra de Sixto V, escrito por el padre Oratoriano Bordini (588)33, cuando aún los trabajos estaban en curso de ejecución. El punto de vista eclesiástico viene ilustrado por una rudimentaria planimetría (fig. 28) en la cual se distinguen solamente las iglesias principales y las calles que las unen. Estas vías forman una estrella que irradia de la Basílica de Santa María la Mayor hacia las distintas iglesias, "in syderis forman". La planta en forma de estrella ha dado origen a un juicio erróneo por cuanto se refiere al verdadero objeto del proyecto, que era en realidad de naturaleza muy distinta. Por desgracia no poseemos ningún plano original del arquitecto: nuestras averiguaciones en tal sentido no han tenido éxito. Acaso tales planos no hayan existido nunca. Domingo Fontana hace pocas y breves observaciones sobre el proyecto Francisco Bordinus, De rebus praeclare gestis a Sixto V, Roma 1588. Ejemplar muy raro; existe una copia en la Biblioteca del Palacio Venecia, en Roma. 33 3 Aspectos de CFE 4 Objetivo de la apertura de calles realizado por él bajo el pontificado de Sixto V, por cuanto considera las calles, al referirse a éstas, como a las "vías abiertas por Nuestro Señor". Sin embargo, aquí está por primera vez expresado el punto de vista que ha determinado la ordenación de las calles de la ciudad moderna, y ésta es una razón suficiente para citar algunas de las observaciones de Fontana; comienza presentando así el problema en general: "deseando aún Nuestro Señor facilitar el camino a aquellos que, movidos por la devoción o por votos, suelen visitar frecuentemente los más santos lugares de la ciudad de Roma, y en particular las siete iglesias tan celebradas por las máximas indulgencias, y reliquias4 que allí existen, ha abierto en muchos lugares multitud de vías amplísimas, y muy rectas, de modo que pueda cada uno, sea a pie, a caballo o en coche, salir del lugar que desee de Roma y trasladarse, casi directamente, al templo que sea de su predilección para practicar sus devociones." La red de calles fue llevada a cabo sin preocupaciones y a pesar de las muchas dificultades que se oponían, venciendo sin contemplaciones todos los obstáculos naturales y derribando cualquier estorbo. Al propio tiempo, empero, Sixto era buen conocedor de la maravillosa variedad de la topografía de Roma, y se sirvió de sus "varias y diversas perspectivas... para satisfacer los sentidos del cuerpo". "Con dispendios verdaderamente increíbles, y de conformidad con el ánimo de tal Príncipe [Papa Sixto] ha trazado las citadas calles de un punto a otro de la ciudad, sin tener en cuenta los montes o valles que allí se atravesaban, pero haciendo explanar aquéllos y rellenar éstos, la ha transformado en dulcísima llanura y bellísimos sitios, descubriéndose, en la mayor parte de los lugares por donde ellas pasan, las más bajas partes de la ciudad con variadas y diversas perspectivas, así que, además de facilitar la práctica de la devoción, cautivan también con su belleza los sentidos del cuerpo." En pocas palabras, Fontana expresa la intención fundamental de Sixto. Dos tercios de la ciudad de Roma están comprendidos, como es sabido, entre la Muralla Aureliana. La zona de las colinas, que disfrutaba del 30 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 mejor clima, estaba prácticamente deshabitada, y en realidad apenas era habitable. En efecto, allí no se encontraban más que "unos pocos campanarios de la época medieval que se alzaban entre basílicas veneradas desde tiempos antiguos. Toda la región, tan solitaria, parecía destinada a ser para siempre un lugar de plegaria y de silencio. Sixto estimuló la actividad constructora ofreciendo varios privilegios. Uno de sus biógrafos34 recuerda cómo la hermana de Sixto, doña Camila, que era muy hábil en los negocios, construyó algunas tiendas en la parte del Esquilino vecina a Santa María la Mayor, para alquilarlas muy ventajosamente. La transformación de la ciudad fue tan grande y rápida, que un sacerdote, de regreso en Roma después de la muerte de Sixto V, observó que podía a duras penas orientarse, ya que "cada cosa se me presenta nueva, edificios, calles, plazas, fuentes, acueductos, obeliscos"35. La “Strada Felice” Gran honor para Fontana fue sin embargo, la Strada Felice, que llevaba el nombre del Papa y que fue iniciada y terminada en un año (1585-86). Esta gran avenida desciende desde la colina del obelisco delante de Santa María la Mayor (fig. 34) (ahora se llama: "Via Depretis" y "Via Quattro Fontane"); después trepa hasta la cima del Pincio y la "Trinitá dei Monti" (consagrada por Sixto en 1585)36; de este modo, esta iglesia sobre el Pincio se halla unida directamente a Santa María la Mayor sobre el cerro Esquilino. El tramo final, que no fue nunca completado, estaba destinado a conducir nuevamente hacia abajo, hasta el Obelisco de la Plaza 34 A. von Hübner, Sixtus der Funfte. Leipzig 1871, vol. II, pág. 173. Lettere di Angelo Grillo: Venecia 1612, citadas en: Antonio Muñoz, Domenica. Fontana, Roma 1944, pág. 39 36 El obelisco situado frente a esta iglesia fue erigido en 1789, con arreglo al gusto clasicista del Papa Pío VII. 35 del "Popólo", como se ve claramente en el fresco existente en el Vaticano (fig. 29). La escalinata de la Plaza de España, proyectada por Sixto como un puente que uniese la alta y soberbia "Trinitá dei Monti" con el centro de la ciudad, a través de la Via Trinitatis (hoy "Via Condotti"), debía esperar hasta el Setecientos antes de ser construida. Desde el lejano emplazamiento de Santa María la Mayor la Stra-da Felice continúa en línea recta, sin desviaciones, hasta la iglesia de Santa Cruz de Jerusalén: en la segunda mitad del Ochocientos este tramo de calle servirá luego como arteria central de uno de los barrios más fastidiosos y deprimentes de Roma, y diversos nombres les serán dados a varios tramos de la calle. Fontana habla de la Strada Felice del modo siguiente: "la más célebre es la calle denominada "Felice", que parte de la iglesia de Santa Cruz de Jerusalén, y llega a la iglesia de Santa María la Mayor, y de allí sigue hasta la "Porta del Popólo", que en total recorre dos millas y media de espacio y es siempre recta, tirada a cordel, y ancha hasta permitir la circulación de cinco coches a un mismo tiempo”37 Una calle que permitiera el paso de cinco carrozas a la vez, en otras palabras, una avenida para la anchura de diez ruedas, debió parecerles a los romanos algo excesivo, porque esto sucedía casi a principios de la transición, que se estaba operando, del caballo montado y de la silla de manos al coche y a la carroza38. Sixto no se olvida casi nunca de hacer representar, en sus frescos, una de las primitivas carrozas del tiempo, abiertas delante y detrás, con relativos caballos, como un signo de las mejoras que había introducido en tan breve período de tiempo. Véase: Della transportatione dell Obelisco Vaticano et delle fabriche di Nostro Signare Papa Sisto V fatte dal Cavaliere Domenico Fontana architetto di Sua Santita, Libro I, Roma 1590. 37 Ludovico von Pastor, Sixto V, el creatore della nuova Roma, Roma 1922, pág. 15. 38 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 31 ¿El plan contempla adaptación al territorio o transformación del mismo? 38. Roma. El obelisco ante San Pedro, inmediatamente después de su colocación, 1588 (de Bordino). El transporte de este obelisco como también el traslado de la Capilla del Santo Pesebre, de Santa María la Mayor, son características de la virtuosidad y del gran interés demostrados a fines del Quinientos ante difíciles empresas mecánicas, y son anuncio precursor de la sucesiva obra de Galileo. El plano regulador de Sixto V no tiene forma estelar 39. Roma. La Fuente de Moisés, 1587, fresco en la Biblioteca Vaticana. Esta fuente de tres arcos, con Moisés, al centro, simboliza la entrada triunfal del "Agua Feliz" en la zona de las colinas de Roma, que habían permanecido privadas de agua durante más de mil años. Las anchas tazas de las fuentes constituían un aljibe para usos prácticos de sus habitantes, mientras que otro recipiente especial, situado a la derecha, estaba destinado a servir de abrevadero para los animales. ¿De qué elementos se valió Sixto V para añadir interés a la propuesta? Por muy aficionado que fuese Sixto V a la zona en torno a Santa María la Mayor, no pensó nunca en hacer de esta basílica el centro de una red de calles en forma de estrella, como en la "ciudad ideal" del Renacimiento. El suyo no era un plano concebido sobre el papel; Sixto V tenía a Roma, tal como era, en la sangre; él mismo había seguido fatigosamente, a pie, las calles que los peregrinos debían recorrer, y había tenido noción de la distancia entre los diversos puntos y, en marzo de 1588, cuando abrió la nueva calle que unía el Coliseo al Laterano, la recorrió toda a pie, con sus cardenales, hasta el Palacio del Laterano, entonces en construcción. Integración de lo nuevo con lo antiguo Sixto V extendió sus calles orgánicamente, como una espina dorsal, allí donde la estructura topográfica de Roma lo requería, pero fue sin embargo, lo suficientemente prudente para incorporar, con gran cuidado, todo aquello que le fue posible de la obra de sus predecesores. Algunas veces llegó-incluso a perfeccionarlas, como en la rectificación de la Via Gregoriana (fig. 30), abierta por Gregorio XIII, y al construir y nivelar la Strada Pía. Trazó su "Stra-da Felice" para formar un óptimo enlace con la "Strada Pía"39: su encrucijada no forma un ángulo perfectamente recto, pero Domingo Fontana situó allí cuatro fuentes, alimentadas con el Agua Felice, de manera que disimulan la desviación y subrayan así más la importancia de la encrucijada. Añaden interés al lugar las vistas que se ofrecen en todas direcciones: la "Porta Pia" de Miguel Ángel, el Obelisco de Santa María la Mayor, la gigantesca estatua del último período romano de los Dioscuri ante el Quirinal y, en la lejana perspectiva de la "Strada Felice", arriba y abajo en las colinas, la "Trinitá dei Monti" y el Pincio40. El fresco del gran plano regulador, en la Biblioteca Vaticana Sixto V integró su nuevo centro vial no sólo con tramos de calles existentes, sino también siguiendo las exigencias de la ciudad. El fresco que había hecho pintar en el cielo raso de la Biblioteca Vaticana, en 1589, está bien lejos de ser exacto, lo mismo por cuanto se refiere a la escala, como por sus detalles; pero indicando lo que Sixto V hubiera querido hacer si el tiempo se lo hubiese permitido, da, de su plano regulador, una idea mejor que la que extraemos de la planta de aquello que fue realmente llevado a cabo (figura 29). En el fresco, a la izquierda, está el obelisco de la Piazza del Popólo. La línea recta de la "Strada Felice" conduce al obelisco de Santa María la Mayor y continúa a San Juan de Letrán. Desde aquí hay trazado un enlace en dirección a la lejana iglesia de" S. Paolo fuori le Mura, y, en dirección opuesta, hacia la vecina S. Croce in Gerusalemme. Habíamos hablado ya del tramo que une el Laterano al Coliseo. Volviendo a Santa María la Mayor, hallamos otra calle que conduce directamente a Santa Cruz de Jerusalén y, cosa particularmente interesante para esta época, una vía de comunicación con S. Lorenzo fuori le Mura, que no hubiera debido detenerse en las antiguas murallas romanas. Finalmente el contacto con la ciudad antigua está asegurado por una calle (Via Panisperna) que conduce directamente a la Columna Trajana y a la Plaza de San Marcos (ahora de Venezia). Una red de calles transversales confluye en esta arteria principal, pero no es éste el momento para entrar en mayores Este enlace se demostró de gran utilidad después de 1870, cuando la construcción del barrio fue muy incrementada como 40 El obelisco situado frente a la "Trinitá dei Monti" fue erigido en consecuencia de la limitación dada a la autoridad papal del Vaticano, y a la confiscación de las propiedades inmobiliarias 1787. pontificias. 32 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 39 particularidades41. Si el tiempo se lo hubiese permitido, Sixto V hubiera reconstruido la totalidad de Roma con calles, plazas, acueductos y edificios. Las plazas y los obeliscos Roma no había sido capaz de crearse soberbios centros ciudadanos que expresaran el espíritu cívico en forma monumental, como fueron construidos a su vez en Florencia, en Siena o en Venecia. Las plazas de Roma eran calles ensanchadas; por ejemplo la Piazza Navona, que sigue el perímetro del Estadio de Domiciano. Estas plazas eran empleadas para marcados o celebrar en ellas fiestas populares, pero no poseían edificios de importancia social. Así el Capitolio, con toda su grandeza arquitectónica, ocupaba una posición más bien aislada. Sixto V dio un impulso mucho más enérgico que cualquier otro Papa anterior o posterior a él, a la creación de plazas en toda la ciudad. Muchas de ellas lo fueron en relación con alguna iglesia, pero no todas. Delante de los edificios construidos por él, el Laterano y el Quirinal, y en todos los puntos en que las calles se cruzaban, Sixto V procedió a establecer amplios espacios libres suficientes para desenvolvimientos futuros. Tenemos de ello un ejemplo en la ancha zona que reservó delante de las Termas de Diocleciano, sobre el límite con su propiedad de Montalto, que después se transformó en la Piazza delle Terme, que vino a ser la "Piazza della Stazione" en el Ochocientos. Aislando la Columna Antonina, y trazando el perímetro de la "Piazza Colonna" (fig. 37), en 1588 creó el actual centro de la ciudad. La Columna Trajana, vecina al Coliseo, con la vasta plaza que la circunda, fue concebida como un enlace" entre la antigua ciudad y la nueva. Como guiado por una vara magnética, Sixto V colocó su obelisco en el punto en que los siglos sucesivos Mucha información sobre la ejecución de algunas de las obras de Sixto V se puede hallar en los Avisi di Roma, algunos de los cuales fueron publicados por L. von Pastor, Geschichte der Pápste, vol. X, Friburgo 1926, págs. 591-609, y en: F. Orbaan. The Sixtine Rome, Roma, 1911. 41 habrían de desarrollar la más maravillosa plaza. De todas sus empresas, aquella que vino a ser la más sensacional y espectacular por más de un siglo fue el derribo, el transporte y la nueva erección del obelisco ante San Pedro (1585-86) (fig. 38). Era éste el único obelisco aún en pie, allí donde el emperador Calígula lo había colocado, en la spina del Circo de Nerón. Hasta Nicolás V, los Papas habían efectuado transportes y nuevas creaciones de obeliscos, sobre todo Gregorio XIII; pero ninguno había osado afrontar el problema de derribar y transportar un obelisco ya en pie. Arquitectos cultos como Baltasar Peruzzi habían estudiado en sus dibujos también los obeliscos mutilados que yacían cerca del mausoleo de Augusto. Esto que Sixto V tenía en la mente realizar no era una invención, pero él tuvo el valor para afrontarlo. Italia poseía a fines del Quinientos la técnica más desarrollada, y sentía gran interés por las máquinas y por la mecánica. No obstante, más importante que la sensacional erección del obelisco es el nuevo significado artístico que Sixto V halló en el símbolo egipcio de los rayos solares, como eje de una nueva composición del espacio. El instinto urbanístico de Sixto V y de su arquitecto queda otra vez demostrado en la elección del punto donde erigir el obelisco a la distancia exacta de la catedral no terminada: como si Bernini mismo lo hubiese escogido como mágico centro para sus columnatas. El último de los cuatro obeliscos que Sixto V acertó a levantar es aquel que tiene quizá la posición más significativa. Situado en la entrada septentrional de la ciudad, señala la confluencia de tres calles principales (como así mismo la prolongación de la Strada Felice, repetidamente proyectada y nunca llevada a cabo). Dos siglos más tarde la Piazza del Popolo” quedaría cristalizada en torno a ese punto. Solamente otro obelisco ocupa una posición tan dominante: el de la Place de la Concorde levantado en el año 1836. Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 33 40. Tazas de la Fuente de Moisés. Aún hoy estas tazas son siempre usadas por los habitantes del barrio. 41. Fuente de agua potable. Los leones egipcios continúan lanzando agua para los transeúntes sedientos. Figura 42. La Fuente de Moisés, en la actualidad. Esta plaza, creada casi enteramente por Sixto V, conserva todavía hoy un carácter primitivo. 43. Roma. El lavadero de la Plaza de las Termas, fresco en el Colegio Máximo. Dos largos recipientes fueron instalados para el caso que alguien quisiera lavar su propia ropa. Existían también lavaderos cubiertos para preservarse de la lluvia. 34 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008 Textos de trabajo TP Nº3 Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Cátedra B INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO UD 3 UD 1 Cátedra B INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UD DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO Personal docente 2011: Joaquín Emiliano Peralta Diana Cohen Patricia Buguñá Catalina Cometta Guillermo Ferrando María Lorena Fernández Alejandro Romanutti Cristian Terreno Silvia Costanzo Paula Ilvento Gisele Daga Valeria Coronado Patricia Carballo María Yoma Gabriela Ayelen Pawluchuzk Profesor titular Profesora adjunta Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Profesor asistente Adscripta egresada Adscripta egresada Adscripta egresada Adscripta egresada Adscripta alumna Alumna Invitada La presente selección de textos ha sido elaborada por la cátedra, para uso exclusivo de los alumnos de la carrera de arquitectura de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, Junio de 2011 Compilación y diagramación: Arq. Joaquín Peralta [email protected] Colaboran en esta versión: Selección y procesamiento de textos: Patricia Buguñá, Cristian Terreno/Alejandro Romanutti Procesamiento gráfico: Gisele Daga / Paula Ilvento Corrección de originales: Joaquín Peralta / Diana Cohen Procesamiento de originales e impresión: Color magenta. Vélez Sársfield 262. Córdoba 2 Presentación Esta selección de textos, fue elaborada como material de estudio para el desarrollo de la Unidad Didáctica 3. Su lectura es necesaria para la realización del trabajo práctico, correspondiente a la Tercera Larga Duración, según el criterio de periodización que plantea la cátedra. Los contenidos históricos abarcan las transformaciones de los ambiente humanos urbanos, predominantemente europeos, en los siglos XIX y XX. Se seleccionaron textos originales de algunos de los referentes de la historia del urbanismo contemporáneo, considerando la lectura de los textos originales como un valor agregado a la formación disciplinar. Se han seleccionado autores cuya complejidad sea accesible a un alumno de nivel inicial, complementándolos con comentarios sobre los contextos de producción de las obras, algunas referencias críticas y pautas de lectura. Los originales fueron reprocesados digitalmente a partir de ediciones en castellano, con la intención de hacer accesibles, en forma económica y práctica, un conjunto de textos cuya lectura por separado implicaría un volumen considerable de lectura y cierta dificultad de acceso por parte del estudiante de primer año de la carrera. Para la descripción del ambiente de la ciudad industrial inglesa, se seleccionó un capítulo del libro de Peter Hall, ―Ciudades del mañana, Historia del urbanismo del siglo XX”, por su capacidad evocativa, y por la pertinencia de las hipótesis generales del autor en relación con el desarrollo de la unidad didáctica desde el enfoque que propone la cátedra. La Carta de Atenas, es considerada como un texto fundamental de la historia del Urbanismo contemporáneo, tanto por la descripción de la situación de la ciudad heredada del siglo XIX, como por su carácter propositivo para la ciudad moderna. En este caso, el texto es presentado en el formato de ficha bibliográfica, procesada por el titular de la cátedra, con comentarios e 3 ilustraciones de otras producciones contemporáneas. Su reproducción está orientada a la utilización de este material en otras instancias de la carrera. El texto es trascripto en forma rigurosa, respetando el formato del original. El Manual del Team X, otro texto fundamental para la comprensión de los procesos intelectuales en la transformación del pensamiento urbanístico del siglo XX, fue procesado al formato ficha bibliográfica, por Alejandro Romanutti, para hacer más accesible su lectura y aplicación a la actividad prevista en el trabajo Práctico. Los textos de Owen, Howard, Garnier y Le Corbusier, fueron transcriptos de la antología Ciudad y Utopía, publicada por el centro Editor de América Latina, en formato de bolsillo, en 1977 y reeditado en 1991. Se agregaron y reprocesaron imágenes de los proyectos, para mejorar su legibilidad gráfica. Se agregaron además, referencias a las nuevas ciudades británicas, francesas y norteamericanas, según la interpretación de Ervin Galantay, publicadas en el libro Nuevas ciudades, de la antigüedad a nuestros días, publicado en castellano por la editorial Gustavo Gili, en 1977. No es intención de esta compilación sustituir las fuentes originales, sino complementar la información disponible, y contribuir a su acceso inmediato por parte de los estudiantes, como material de apoyo al trabajo práctico. La selección forma parte del material puesto a disposición de los alumnos, junto con el programa de trabajo, la guía de estudio y las consignas para su procesamiento. Joaquín Peralta Prof. Titular IHAUB Índice Hall, Peter ―Ciudades del mañana. Historia del urbanismo del siglo XX‖ Ed. del Serbal, Barcelona, 1996. Capítulo 2. La ciudad de la noche espantosa. Pág. 05 Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1991. 1. Owen, Richard: Teoría del Paralelogramo y de la Armonía. Detalles del plan. 2. Fourier, Richard: Antología. 3. Howard, Ebenezer: La ciudad jardín. 4. Garnier, Tony: Una ciudad industrial. 5. Le Corbusier: La ciudad contemporánea. Pág. 28 Pág. 41 Pág. 51 Pág. 60 Pág. 68 Le Corbusier y otros: "Principios de urbanismo (La carta de Atenas)". Planeta Argentina, Bs. As., 1993. La carta de Atenas. Síntesis de contenidos. -AA. VV.: "Ciudad y Utopía". Pág. 79 Galantay, Ervin: "Nuevas ciudades. De la antigüedad a nuestros días‖. Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1977. Capítulo 5. Descongestión. Definiciones Del suburbio a la Ciudad Jardín. ―New Towns‖ británicas. Ciudades Satélites. ‖ Villes Nouvelles‖ francesas. ―News Towns‖ Norteamericanas. Pág. 86 Smithson, Alison: “Manual del Team X‖ Pág.116 4 Hall, Peter La ciudad de la noche espantosa las grandes ciudades de la tierra (...) se han convertido (...) en repugnantes lugares de fornicación y codicia -el humo de sus pecados sube hacia el cielo como el humo de Sodoma; y su contaminación está pudriendo y atacando los huesos y las almas de los aldeanos que las rodean, como si cada una fuera un volcán cuyas cenizas causaran llagas sobre el hombre y la bestia. John Ruskin letters to the Clergy on tifie Lord's Prayer and the Church (1880) "¿A qué tipo de gente te refieres?" se permitió preguntar Hyacinth. "Oh, gente rica, los que lo tienen todo". 5 "No se les llama gente" observó Hyacinth, dándose cuenta al momento de que su comentario era un tanto primitivo. "Supongo que tú los llamarás miserables, sinvergüenzas" sugirió Rose Muniment, riendo alegremente. "Todo lo que tú quieras, pero no tienen cerebro", replicó su hermano. "No, claro. Qué estúpidos son, ¿verdad? dijo su señoría. "De todas maneras no creo que se vayan al extranjero. "¿AI extranjero?" "Quiero decir como los nobles franceses que huyeron. Se quedarán en casa y lucharán; será mucho más que una pelea. Creo que lucharán muy duro". Henry James The Princess Casamassina (1886) Hall, Peter La ciudad de La noche espantosa. Título original History of urban Form. Before the industrial revolution. Londres: George Goldwin Limited. 1974 Versión castellana Reinald Bernet © AEJ. Morris 1979 Edición castellana Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 1984 Capítulo 2 La ciudad de la noche espantosa La reacción ante los barrios pobres de la ciudad del siglo XIX: Londres, París, Berlín, Nueva York, 1880-1900 En 1880 James Thomson, poeta Victoriano cuya laboriosidad nunca llegó a compensar su monumental falta de talento, publicó una colección de versos que tituló con las primeras palabras de uno de ellos: se trataba de un largo y "subdantesco" viaje por los bajos fondos. Los versos pronto se olvidaron pero el título, The City of Dreadful Night (La ciudad de la noche espantosa), fue recordado. Quizás fue debido a que la terrible ciudad victoriana, tanto de día como de noche, pronto se convertiría en uno de los principales temas de discusión de la época. Los primeros versos de Thomson: La ciudad es de la Noche, o quizás de la Muerte, es de la Noche, porque nunca le llegará el aire fragante de la luminosa mañana después del frío aire gris del húmedo amanecer. Podrían muy bien haber descrito el Londres, el Liverpool o el Manchester de la época. Quizás W. T. Stead, el sensacionalista editor del diario londinense Poll Mall Gazette, se acordó, conscientemente o 6 inconscientemente, de estos versos cuando, en una editorial de octubre de 1883, escribió que el "Formidable escritor florentino podría haber añadido a los horrores de su visión del infierno un paseo por un barrio pobre de Londres". Stead encabezaba su editorial con estas palabras: ¿NO HA LLEGADO YA LA HORA? En el conocido estilo que lo había hecho famoso, arengaba a un público radical de clase media: "Los horrores de los barrios pobres", escribió, "son el gran problema nacional que la religión, el país en general y los políticos de Inglaterra deben solucionar". Con un agudo olfato periodístico para encontrar el momento justo, y un talento especial para captar el tema del día, utilizó un libelo que acababa de publicar Andrew Mearns, sacerdote congregacionalista. Promocionado astutamente por Stead, The Bitter Cry of Outcast London (El amargo grito de los desheredados de Londres), resultó impresionante. Su "efecto fue instantáneo y cataclismático": provocó inmediatas demandas para que se abriera una investigación oficial no sólo por parte del Pall Mall Gazette sino también de periódicos más conservadores como The Times y Punch, e incluso de la propia reina Victoria, contribuyendo directamente a que en 1884 se organizara la Comisión Real para la Vivienda de las Clases Trabajadoras. Fue uno de los textos más influyentes de toda la historia de las reformas sociales británicas; Stead escribiría más tarde que al haber provocado la creación de la Comisión Real, había sido uno de los artífices de la legislación social moderna. El amargo grito No había sido el primer intento de despertar a la sociedad victoriana de su confortable confianza; pero fue la gota que colmó el vaso. Y ello fue debido a la gran habilidad que mostró Mearns al pasear a sus lectores por los barrios pobres. Incluso ahora, cien años más tarde, sus descripciones nos ponen la piel de gallina y nos revuelven el estómago; tienen una cualidad casi televisiva. Sólo una cita nos permitirá comprender el impacto causado: Pocos de los que leen estas páginas tienen idea de lo que son estas pestilentes guaridas, donde miles de personas viven hacinadas en medio de horrores que nos recuerdan lo que hemos oído sobre los barcos de esclavos. Para entrar en ellas hay que adentrarse por patios nauseabundos a causa de los gases venenosos y mal olientes que resultan de la acumulación de aguas residuales y de todo tipo de basura que yace esparcida y que a menudo flota bajo nuestros pies; patios en los que casi nunca entra el sol, ni el aire fresco, y que muy pocas veces han recibido el efecto beneficioso del agua. Hay que subir por carcomidas escaleras que, parece, van a romperse a cada paso, y que muchas de las veces ya se han roto, dejando agujeros que ponen en peligro la vida y los huesos de los incautos. Hay que Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B hacerse paso por largos, oscuros y sucios pasillos llenos de parásitos. Finalmente, si el hedor nauseabundo no le ha hecho retroceder, entrará en esas madrigueras donde se amontonan esos miles de personas que, como usted, son de la misma raza por la que Cristo murió. Ahora, Mearns hace que su visitante burgués entre en una de las viviendas: Las paredes y el techo están negras por la suciedad que se ha ido acumulando a lo largo de años de dejadez. Rezuma a través de las grietas de las placas del techo; baja por las paredes; está en todos sitios. Lo que recibe el nombre de ventanas está embutido de trapos o cubierto de maderas para evitar que entren el agua y el viento; el resto está tan negro y oscuro que prácticamente no permite que entre la luz o que nada del exterior pueda verse. Los muebles pueden ser "una silla rota, restos de una cama, o simples trozos de una mesa; pero lo que se encontrará más a menudo son toscos substitutos como por ejemplo tablas sobre ladrillos, viejos capazos, una caja, o con mayor frecuencia nada excepto trapos y basura. Con esta descripción preparaba la escena para los horrores humanos que encontrarían dentro. Cada habitación de estas putrefactas y pestilentes viviendas alberga una familia, a veces dos. Un inspector de sanidad anotó que en una de ellas encontró al padre, la madre, tres niños, ¡y cuatro cerdos! En otra un misionero había visto un hombre 7 enfermo de viruela, su esposa que se estaba recuperando del octavo parto, y los niños corriendo por allí medio desnudos y llenos de porquería. Aquí hay siete personas viviendo en una cocina subterránea, con un niño pequeño muerto en la misma habitación. Más allá una viuda pobre, sus tres hijos, y un niño que había muerto hacía trece días. Su marido que era conductor de coches, se había suicidado hacía poco. En otra habitación vivía una viuda con seis hijos, entre los que había una hija de veintinueve años, otra de veintiuno y un hijo de veintisiete. Otra estaba ocupada por padre, madre y seis hijos, dos de ellos enfermos de escarlatina. En otra había nueve hermanos, el mayor de los cuales tenía veintinueve años, que comían y dormían juntos. Todavía en otra "había una mujer que mandaba a los chiquillos a la calle para alquilar la habitación para fines inmorales hasta bien pasada la media noche, que era cuando los pequeños podían volver si es que no habían encontrado cobijo en otro sitio". Los lectores de Mearns se escandalizaron tanto por el horror físico como por las consecuencias inevitables que todo ello traía consigo: Pregunte a los hombres y mujeres que viven en estas pocilgas si están casados y lo único que obtendrá es una sonrisa. Nadie lo sabe. A nadie le importa. Nadie espera que deban estarlo. Sólo, en muy pocos casos, su pregunta recibirá una respuesta afirmativa. El incesto es común: no hay vicio ni sensualidad que 8 despierte sorpresa ni llame la atención... Lo único que no les hace caer en el comunismo es la desconfianza, no la virtud. Las prácticas más viles son vistas con la mayor indiferencia (...) En una de las calles hay 35 casas, de ellas 32 son burdeles. En otro distrito hay 43 casas con 428 prostitutas entre mujeres y niñas, muchas de las cuales no tienen más de doce años. Para la clase media victoriana, este era quizás uno de los aspectos más impresionantes. Lo que sí era cierto, Mearns seguía explicando, es que a esta gente tan pobre, robar les salía a cuenta. En Leicester Square había "siete miembros de una conocida banda de 'cuarenta ladrones' que, al oscurecer y con la ayuda de una serie de mujeres de mala vida, iban a Oxford Street, Regent Street y otras calles a robar". La aritmética del crimen era inexorable: "Es un hecho conocido que un niño de siete años puede conseguir 10 chelines y 6 peniques a la semana robando, pero, ¿Cuánto puede ganar en un trabajo como el de hacer cerillas, si le pagan 2 1/4 peniques la gruesa? Para obtener lo que gana el ladrón deberá hacer 56 gruesas de cerillas a la semana, es decir 1.296 al día. No hace faltar insistir en que esto es imposible". La raíz del problema estaba en que la gente de estos barrios era terriblemente, opresivamente pobre. Las mujeres que hacían pantalones trabajaban diecisiete horas, desde las cinco de la mañana a las diez de la noche, por un chelín; mientras que por hacer camisas se pagaba la mitad. La enfermedad y la bebida empeoraban la situación: ¿Quién puede imaginar el sufrimiento que se esconde detrás de este caso? Una pobre mujer en avanzado estado de agotamiento, reducida casi a los huesos, vive en una habitación con un marido borracho y cinco hijos. Cuando se le visitó estaba comiendo unos pocos guisantes. Los niños habían ido a buscar unos cuantos palos para hervir cuatro patatas que había sobre la mesa, y que iba a ser todo lo que aquella familia comería aquel día (...) En una habitación de la calle Wych, en el tercer piso, sobre una tienda de productos para la marina, se hizo hace poco una inspección en relación a la muerte de un niño. Un hombre, su esposa y cinco niños vivían en ella. El niño era el segundo que había muerto, envenenado por la pestilente atmósfera; se hizo la autopsia en la misma habitación donde sus padres y hermanos vivían, comían y dormían, iporque la parroquia no tenía depósito de cadáveres ni ninguna otra sala donde se pudieran realizar los servicios post mortem! No hay que extrañarse de que los funcionarios que realizaron las diligencias enfermaran ante las nauseabundas exhalaciones". Según Meams: La contemplación de la miseria de estos niños es una de las cosas más desgarradoras y terribles de estos descubrimientos; y lo peor de todo es que la miseria Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B heredada de estos padres disolutos y borrachos se manifiesta en las malformaciones, problemas de crecimiento y demás rasgos repugnantes que constantemente se observa en estos lugares (...) Aquí encontramos a un niño de tres años recogiendo mendrugos sucios de pan que va comiendo. Entramos por una de las puertas encontramos una niña de doce años. "¿Dónde está tu madre? En el manicomio. ¿Cuánto hace que está allí? Quince meses. ¿Quién te cuida? "La pequeña que está sentada en una vieja mesa haciendo cerillas, responde: "Cuido a mis hermanos tan bien como puedo". Cuando Mearns llegó al "que hay que hacer", no tenía la menor duda de que: "Debemos reconocer que sin la intervención del Estado no se podrá hacer nada a gran escala. Y esto es un hecho". La raíz del problema era simple y llanamente económica. La gente vivía hacinada porque era pobre, y puesto que era pobre no podía permitirse la solución obvia: marcharse a otro sitio donde las casas fueran más baratas: Estos miserables deben vivir en algún sitio. No tienen dinero para ir en tren o tranvía a los arrabales periféricos; y, por otra parte, ¿cómo podrían andar tres o cuatro millas de ida y otros tantas de vuelta, con sus cuerpos hambrientos y demacrados después de haber trabajado doce horas o más por un chelín, o por menos? 9 La Comisión Real Británica de 1885 Este texto consiguió tocar la fibra- sensible. Y aunque algunos comentaristas, como el marqués de Salisbury, querían organizar asociaciones de caridad y otros como Joseph Chamberlain, pretendían que fueran las autoridades locales las que se hicieran cargo del problema, hubo una voluntad general en favor de una intervención concertada. Incluso The Times observó, con evidente disgusto, que "al observador de las tendencias de nuestro tiempo, no le queda duda de que se ha abandonado prácticamente el laissez-faire y que cada vez que el Estado interviene da pie a la siguiente interferencia". El mismo Salisbury, en un discurso de crucial importancia que hizo en noviembre de 1884, se refirió al tema de la intervención del Estado. Como consecuencia se creó una prestigiosa Comisión Real presidida por Sir Charles Wentworth Dilke que incluía entre sus miembros al Príncipe de Gales, Lord Salisbury y al cardenal Manning. Pero, a pesar de que el informe que la Comisión presentó en 1885 confirmaba claramente la naturaleza del problema, no consiguieron unanimidad en el remedio. La conclusión definitiva era: Primero, aunque ha habido una gran mejora (...) en las condiciones de las casas de los pobres en relación a hace treinta años, sin embargo los males del hacinamiento, especialmente en Londres, son todavía un escándalo público, y en muchas 10 localidades han empeorado; segundo, hay muchas leyes previstas para evitar estos males, pero no se aplican, muchas de ellas han sido letra muerta desde el mismo momento en que se incluyeron en la legislación. Eran muchos los testimonios que confirmaban que en Londres lo normal era que hubiera una familia por habitación, y que cada familia podía llegar a estar compuesta por ocho miembros. El problema se había agravado por la costumbre que había en la capital de dividir las casas en viviendas de una sola habitación, de modo que los inquilinos debían compartir el agua y el retrete. Y, como la puerta principal se cerraba muy pocas veces, tanto las escaleras como los pasillos se llenaban por la noche de lo que irónicamente se había dado en llamar "los gandules felices": es decir los que estaban completamente desprovistos de cobijo. La costumbre de hacer trabajos en casa -que, a veces, eran nocivos, como por ejemplo seleccionar trapos, hacer sacos, cerillas, sacar pieles de conejos- hacía que las condiciones de estas viviendas fueran todavía peores. En las ciudades de provincia, aunque había gran variación entre ellas, el problema del hacinamiento no llegaba a ser tan grave como en Londres. Para algunos como Lord Shaftesbury, veterano reformador social, el sistema de la vivienda de una sola habitación "estaba física y moralmente más allá de cualquier descripción": Afirmo que no nos atrevemos a contar todo lo que sabemos, y me sabría muy mal entrar en detalles de cosas que no conozco; pero daré un ejemplo sobre las malas consecuencias del sistema de una sola habitación, y no es una muestra de lo peor. Esto sucedió el año pasado, pero suele ocurrir con frecuencia. Un amigo mío, director de una gran escuela, iba caminando por uno de esos patios interiores cuando vio dos niños de tierna edad, diez u once años, tratando de mantener relaciones sexuales en medio del pasillo. Corrió, agarró al chiquillo y lo levantó; el comentario del muchacho fue: "¿Por qué me coge? Por aquí hay docenas que hacen lo mismo". Como comprenderán su comportamiento no era debido a sus tendencias sexuales, sino que simplemente imitaban lo que habían visto. Pero otros no estaban de acuerdo; la Comisión Real concluía que "el nivel de moralidad (...) es más alto de lo que podría esperarse". Esto quizás era un tanto reconfortante. Pero lo más notable era que el habitante de estas viviendas tenía mucho menos espacio del que el gobierno Victoriano exigía para las personas encarceladas y las que estaban confinadas en hospicios. Lógicamente los niveles de mortalidad especialmente en relación a los niños- seguían siendo alarmantemente altos. Los que sobrevivían, según calculaba la Comisión, perdían un promedio de veinte días de trabajo al año porque "se deprimían y se cansaban". Y a todo ello se añadía un hecho Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B que ni el "mayor defensor de los pobres podría negar: la falta de hábitos de limpieza". La raíz de todos los problemas, como Meams había señalado, estaba en su pobreza y en la consiguiente imposibilidad de cambiar de vivienda. Los trabajadores londinenses sin ningún tipo de preparación, como los vendedores de frutas y verduras y los buhoneros, ganaban solo de 10 a 12 chelines a la semana; los estibadores un promedio de 8 a 9 chelines; el trabajador medio de Clerkenwell podía llegar a llevar a casa 16 chelines. Casi la mitad de las familias londinenses, un 46 por ciento, necesitaban una cuarta parte de estos míseros sueldos para el alquiler; y mientras los alquileres subían, no sucedía lo mismo con los salarios. Esta pobreza también dependía de un tipo de trabajo muy aleatorio y mal pagado, que incluía el que hacían en casa las esposas; "de manera que" un gran número de los habitantes de estos barrios superpoblados se veían obligados a vivir cerca de sus trabajos, fueran cuales fueran los precios o las condiciones de los lugares donde habitaban". Los caseros, que alquilaban casas en contratos de arriendo a corto plazo, explotaban de una manera descarada la falta de viviendas. Problema que se había agravado con los derribos -se estaban abriendo nuevas calles como Charing Cross o la avenida Shaftesbury, puesto que desde los años 1880, Londres había iniciado una miniHaussmannización, y además se estaban construyendo nuevas escuelas de acuerdo con la ley de Educación de 1870. Agravando más esta 11 situación estaban las administraciones locales incompetentes y a veces corruptas que eran incapaces o no querían utilizar el poder que tenían. Fuera de Londres la Ley de salud pública de 1875 había puesto las bases para que las administraciones locales de gobierno fueran más efectivas; pero en la capital todavía existía un sistema arcaico y caótico. En todo Londres sólo 2 juntas de distrito sobre 38, habían tornado severos medidas al respecto. Prácticamente no había inspectores: Mile End, una zona pobre, tenía sólo uno para 105.000 personas. Y los que había eran poco competentes: en una parroquia de Londres, el ayudante del inspector era alguien "que anteriormente había estado relacionado con la joyería", según contó un funcionario, que añadió: "No pienso que sea necesario tener ningún tipo de preparación. Si alguien tiene sentido común ya es preparación suficiente". En consecuencia las principales recomendaciones de la Comisión Real se centraron, más que en crear nuevas leyes, en que las autoridades locales aplicaran las que ya existían. Muchas habían sido hasta entonces letra muerta como la Ley Torrens (Ley de 1868 sobre viviendas de artesanos y trabajadores), que permitía a las autoridades locales construir casas para los trabajadores, y la Ley Cross (Ley de 1875 para la mejora de las viviendas de artesanos y trabajadores), que les autorizaba a demoler extensas zonas de viviendas en mal estado y buscar una nueva zona para alojar a estos habitantes. Señalaron, sin embargo, que las 12 autoridades deberían tener la posibilidad de obtener dinero del Tesoro al interés más bajo posible para que ésto no significara pérdidas para la Hacienda Nacional, y propusieron que, en el caso de Londres, todas las autoridades implicadas cedieran sus poderes a la Junta Metropolitana. La Ley de 1885 sobre vivienda de las clases trabajadoras que le siguió inmediatamente, trató de que todas estas recomendaciones se pusieran en práctica. Se amplió la antigua Ley de Lord Shaftesbury de 1851 sobre viviendas de inquilinos, al incluir dentro de este concepto las casas y los "cottages" para las clases trabajadoras; clara indicación de que el parlamento Victoriano, al menos en relación a la vivienda, aprobaba el socialismo municipal. El problema era que todo seguiría igual si las autoridades locales no se ponían en movimiento; en relación a esto, lo único que la Comisión Real sugirió fue que ya iba siendo hora de que las clases deprimidas de las ciudades empezaran a mostrar interés por sus propios asuntos. Depresión, violencia y temor a una insurrección Y quizás iban a hacerlo. Puesto que la Ley de reforma de 1884 había extendido el derecho a voto a gran parte de la clase trabajadora masculina urbana. Este grupo estaba sufriendo los efectos de una de las mayores depresiones en el comercio y en la industria, comparables en su impacto con las que le siguieron en los años 1930 y en 1980. Efectivamente, se estaban empezando a notar los amenazadores síntomas de lo que se avecinaba: el problema, según conclusión de una Comisión Real de 1886, no estaba causado por las fluctuaciones del ciclo comercial, sino por una debilidad estructural de la industria británica en relación con sus principales competidores internacionales, sobre todo Alemania. Los alemanes eran casi tan buenos en la producción como los británicos; y en las artes de ampliar y conservar mercados estaban ganando terreno". Los miembros de la Comisión advirtieron que Gran Bretaña se estaba tomando menos interés en "descubrir nuevos mercados para nuestros productos, y en mantener los que ya poseemos (...) También es evidente que, en relación a ciertos productos, nuestra reputación como buenos artesanos no es tan elevada como la que teníamos anteriormente". Rechazaron las sugerencias que aseguraban que el problema derivaba de "las restricciones legislativas en relación al empleo y a la acción de las propias clases trabajadoras con sus huelgas y acciones similares" o "a la acción de los sindicatos y otras agrupaciones parecidas". Fueran cuales fueran las causas, no había ninguna duda sobre los efectos. Durante la segunda mitad de los años 1880, se notaba en todas las ciudades, pero sobre todo en Londres, una sensación de cambio cataclismático, incluso violento. Los temas del momento, como Beatrice Webb escribió más tarde, eran "por una parte, el por que de la pobreza de gran número de personas; y, por otra, si la democracia industrial y político era practicable y deseable como punto de partida para compensar Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B los agravios de la mayoría". Sin embargo estas discusiones quedaban reducidas a la "intelligentsia": "en realidad, entre los trabajadores manuales no había ningún sector que conspirara (...) con "el veneno del socialismo". Nacidos y criados en medio de una pobreza crónica y de las enfermedades debilitadoras, los habitantes de los barrios pobres se habían hundido en una apatía embrutecedora (...)" El fermento surgió, según las memorias que Betrice Webb escribiría cuarenta años más tarde, dentro de una parte de la clase gobernante victoriana; se trataba de "una nueva conciencia de pecado", "una conciencia colectiva o de clase; una creciente inquietud, que se convertía en convicción, de que el organismo industrial, que había proporcionado rentas, intereses y beneficios a magnífica escala, había fracasado en dar un medio de vida decente y unas condiciones tolerables a la mayoría de habitantes de Gran Bretaña". Más tarde los historiadores no tendrían ninguna duda en afirmar que la emoción predominante no fue la culpa, sino el temor. Se "solía describir a los pobres como groseros, embrutecidos, borrachos, e inmorales; después de años de negligencia y satisfacción se habían convertido en una siniestra amenaza para la civilización". Las reacciones fueron muchas veces apasionadas. Los Fabianos, apóstoles del gradualismo, a quienes Beatrice Webb muy pronto se uniría, enseguida redactaron un documento que llevaba el sello de George Bernard Shaw, y que concluía con estas Iacónicas frases: 13 El gobierno establecido no tiene derecho a llamarse Estado de la misma manera que no puede considerarse que el humo de Londres forme parte de su clima. Es mejor hacer frente a una Guerra Civil que tener que vivir otro siglo de sufrimiento como el que hemos pasado. H.M. Hyndman, Iíder de la Fundación Democrática Social, escribió aquel mismo año que "Incluso entre los hombres y mujeres inútiles que se llaman a sí mismos sociedad", se puede detectar una corriente de inquietud. La terrible palabra "Revolución" a veces se comenta en broma, pero la mayoría de ellas se susurra en serio". Hyndman dudaba de que el fermento se restringiera a las clases medias; puesto que (...) en los talleres y en las casas se pueden encontrar libros, libelos y octavillas que tratan este problema de manera exhaustiva. Estas teorías que se han inspirado en los importantes estudios del Dr. Karl Marx sobre el capital o en los programas de los socialdemócratas alemanes y en los colectivistas franceses, circulan en textos baratos y de fácil lectura. Pero Hyndman también llamaba la atención sobre otro fenómeno que no podía dejar de ser observado: "Entre, los peores males de la sociedad moderna están las numerosas bandas organizadas de malhechores (...) que se pasean por nuestras ciudades, y que no sólo se pelean entre ellas, sino 14 que atacan al pacífico viandante". Aseguraba que sólo en Londres y según fuentes policiales, había más de 300.000 individuos que podían ser considerados miembros de las "clases peligrosas". Nadie, continuaba Hyndman "se había preocupado en analizar de que manera esta gente había llegado a unos extremos de tal brutalidad". Algunos ni tan sólo pensaban que valiera la pena perder tiempo en ello. Sin embargo, durante 1886 y 1887, los ciudadanos respetables de Liverpool se quejaban de que una serie de grupos los tenían aterrorizados; "la zona comprendida entre la calle Athol y la de Luton" estaba "infestada por esos bribones", escribía con indignación un lector al diario local en el año 1887. El mismo mes una de las más peligrosas, "la banda de los destripadores", había iniciado una serie de salvajes alborotos por las calles de Liverpool, atacando indiscriminadamente a hombres, mujeres y niños con cuchillos y hondas, y robando las casas de empeño. El 20 de mayo, otra banda, formada, según rezaba la descripción "por cuatro jornaleros, insolentes y sin educación" fue juzgada en Liverpool por ocho acusaciones de ataque a mano armada y robo con violencia. El juez, Mister Justicia John Charles Frederick Siegismund Day, un sexagenario barbudo y con patillas, sentía una profunda desconfianza por las modernas teorías penales y estaba convencido de que los transgresores violentos necesitaban un tratamiento fuerte; o como de una manera muy singular dijo su hijo "la única manera de apelar a su razón era a través de su epidermis". Después de haber manifestado que "con toda su experiencia nunca había oído hablar de una conducta más ultrajante", ordenó una de las sentencias más draconianas que se hayan dictado en los juzgados de la Inglaterra victoriana; además de trabajos forzados, cada uno de ellos debía recibir tres sesiones de castigo de veinte latigazos. Satisfecho con su manera de resolver el problema de la criminalidad, el señor Day volvió a la carga en los siguientes juicios del mes de noviembre, donde -además de ordenar siete sesiones de latigazos en el mismo día- castigó a dos hombres con veinte latigazos a cada uno por haber robado medio penique y un rollo de tabaco. Los ciudadanos respetables, dijo su hijo más tarde, estarían eternamente agradecidos al señor Day, aunque "miembros de sociedades filantrópicas, y algunas otras personas, denunciaron al 'juez de los latigazos', calificándolo de salvaje bien intencionado y considerando que sus métodos eran anticuados e inadecuados". En todo caso, no hay ninguna prueba de que durante el reinado del terror establecido por Day se solucionaran los problemas de delincuencia violenta en Liverpool. Lo extraño es que, en la Inglaterra victoriana y, a pesar de los temores de los ciudadanos, los delitos habían ido decreciendo a lo largo del siglo, aunque, ocasionalmente, hubiera explosiones periódicas de violencia como sucedió a mediados de los años 1880. Lo que en realidad temían las clases medias, a pesar del escepticismo de Beatrice Webb, era que la clase trabajadora se levantara en una insurrección. Y este miedo no era en ningún lugar más patente que en el Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B propio gobierno. En febrero de 1886, sus temores se convirtieron en realidad. Durante semanas los trabajadores sin empleo y los intelectuales socialistas habían estado reuniéndose en Trafalgar Square. Un lunes, el 8 de febrero, una gran concentración que, incluía "un número considerable, mayor de lo normal, de elementos violentos" chocó con una fuerza de 600 policías. Estos, temiendo que atacaran el palacio de Buckingham, se situaron en el Mall; pero, la multitud, que oscilaba entre las tres mil y las cinco mil personas, se enfureció y, después de pasar por los clubs de Pall Mall, se dirigió hacia St James y Mayfair, rompiendo cristales y saqueando tiendas. Una investigación oficial condenó a la policía metropolitana por control inadecuado de la multitud, y el oficial responsable fue obligado a dimitir. El nuevo comisionado, Sir Charles Warren, era más severo. Durante el otoño de 1887 la tensión se agudizó de nuevo: grandes multitudes se reunieron en Hyde Park y en Trafalgar Square para oír discursos. Hubo diversos choques con la policía. The Times que normalmente se refería a esa gente como "los llamados desempleados", exigió acción inmediata: Confiamos en que si estos hombres, u otros cualquiera de su misma clase, intentan llevar a cabo sus amenazas como hicieron el año pasado, encontraran su castigo, no unos cuantos meses de cárcel, sino una severa pena de prisión (...) El único problema es saber cuál de los dos grupos es el más fuerte -los rompedores de ventanas y saqueadores de tiendas o los guardianes de la paz 15 pública. Así pues todo parecía estar a punto para el desastre. Un domingo, el 23 de octubre, se reunió una gran multitud en la plaza; se blandió una bandera roja, mientras se escuchaban discursos en los que se pedía la dimisión de Sir Charles. Poco antes de las tres, la multitud, precedida por la bandera, marchó por Whitehall e invadió la Abadía de Westminster durante el servicio religioso. Las escenas que siguieron se parecen al último acto de Dreigroschenoper de Brech, que, quizás, inspiró. Según The Times, "un gran número de chicos, jóvenes y hombres muchos de ellos muy sucios" entraron en la iglesia mientras el órgano estaba tocando. Se mezclaron con los fieles, los más valientes trataban quedamente de controlar a los más desvergonzados (...) Los manifestantes más atrevidos lanzaron recriminatorios gritos contra los "capitalistas", como si pensaran que todos los que estaban en la abadía rezando lo fueran. El canónigo Rowsell trató de argumentar con ellos. "Los alborotadores le escucharon en silencio". Mientras, en el exterior, Hyndman continuaba con su arenga y decía que "esperaba que llegaría el momento en que la bandera socialista y el lema Todos para uno y uno para todos' ondearía sobre la abadía, al tiempo que, dentro, se predicaría la revolución". Los manifestantes volvieron a la plaza, "en todos los rincones alrededor de la columna de Nelson había alguien arengando a la masa", la multitud era 16 enorme puesto que se extendía por toda la plaza y las calles adyacentes. La policía se asustó y Ilamó al ejército para controlar a situación: en la "melée" 100 personas fueron heridas y dos muertas. Este suceso fue seguido por grandes y mutuas recriminaciones. Un indignado lector escribió a The Times que este tipo de reuniones eran "una propaganda para que todos los anarquistas, de aquí o de cualquier otro sitio, vinieran a la única gran capital del mundo donde eran tolerados". Hyndman tenía otra opinión: "Los hombres y mujeres ya no pasarán más hambre. De ello, por una vez, estoy seguro. La agitación actual es prácticamente espontánea y no ha sido organizada". El punto de vista de la editorial del periódico era bastante predecible: "Esta capital está amenazada por multitudes descontroladas, decididas a sacar provecho del ejemplo del partido del desorden en Irlanda y quiere obtener concesiones por medio del terrorismo". En cambio Stead, en la Pall Mall Gazette, acusaba a Warren de tratar de implantar un "régimen policíaco"; por su parte la abadía dijo que las interrupciones de los servicios religiosos habían sido debidas a una concentración excesiva y que los desempleados habían salido en perfecto orden. En la calle Bow, diversas personas fueron golpeadas, algunas fueron encarceladas y otras se vieron obligadas a pagar multas o a comparecer ante los jueces. Más tarde, el parlamentario R. Cunninghame Graeme y el líder socialista John Bums fueron juzgados, declarados culpables y encarcelados durante seis meses: se convirtieron en héroes populares. La ciudad pobre en Europa Fue en Londres, y no en el resto de ciudades de la Gran Bretaña, donde se vivió gran parte de este drama. Ello fue debido -como la Real Comisión reconoció en 1885- a que el problema de la vivienda era allí más grave; por la sencilla razón de que Londres era más grande. Con sus 5.6 millones de personas al principio de los años 1890, ninguna otra zona urbana británica podía comparársele; todos los problemas desde la densidad de la población, al coste del suelo, el transporte, competencia por el espacio, se presentaban allí con gran agudeza. Incluso a escala internacional, comparándose con los 4.1 millones de la región de París y los 1.6 millones del gran Berlín, Londres seguía siendo de manera indiscutible la mayor ciudad de Europa e incluso del mundo". Pero estas otras ciudades al ser más pequeñas y tener mayor densidad de población, tenían sus propias tragedias. "En la ciudad vieja de París vivían, en 1891, 2.45 millones de personas, el doble que en la zona londinense. Bertillon consideraba que, en esto fecha, el 14 por ciento de los pobres de París, unas 330.000 personas, se hacinaban en casas superpobladas; el problema de la vivienda era peor que en Londres. Sellier calculaba que en 1911 había unas 216.000 personas, a las que se añadían otras 85.000 de los barrios periféricos, viviendo a un promedio de dos o más por habitación. Allí, la Iegislación -leyes de Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 1894, 1906 y 1912- también permitía la construcción de viviendas de bajo coste para las clases trabajadoras, y la última de ellas facultaba a las autoridades locales a nombrar funcionarios encargados de la construcción y gestión de viviendas, todo ello subvencionado con dinero público. Sin embargo en 1914, sólo se habían construido 10.000 viviendas de este tipo en la zona de París, un resultado poco brillante si se compara con lo que consiguió el Consejo de Londres. Lo que pasaba era que ni la ciudad ni el estado tenían el dinero suficiente para eliminar los barrios bajos: las grandes obras públicas -la construcción de escuelas y de la Sorbona entre 1880 y 1890, y del metro en la década comprendida entre 1900 y 1910tuvieron prioridad. Berlín, cuya población crecía casi a velocidad norteamericana -prácticamente se dobló en veinte años, de 1.9 millones en 1890 a 3.7 en 1910- era como París, una zona extraordinariamente compacta y, en consecuencia, una ciudad muy densa; los nuevos habitantes se fueron acomodando en viviendas de alquiler situadas en austeros edificios de cinco pisos construidos alrededor de estrechos patios que podían llegar a tener tan sólo 15 pies de ancho, lo suficiente para que pudiera instalarse el material contra incendios. Este tipo de edificio, que había sido ideado por Federico el Grande para acoger a las familias de los soldados, se generalizó a partir de 1858 como resultado del plan para la ciudad dirigido por James Hobrecht, responsable de la policía; diseñado aparentemente para que hubiera 17 una integración social entre ricos y pobres en el mismo edificio, lo único que consiguió fue crear miserables situaciones de congestión. Desafortunadamente, este modelo se extendió incluso a los nuevos barrios suburbanos después del cambio de Iegislación de los años 1890; la especulación, dirigida por este plan y fomentada por un sistema de hipotecas excepcionalmente favorable, hicieron el resto. Según los cálculos de 1903 de F. C. Horsfall, pionero del urbanismo británico, los resultados fueron los siguientes: mientras que en el año 1891 en Londres el promedio de habitantes por edificio era de 7.6, en Berlín fue de 52.6; en 1916, sólo un 79 por ciento de todas las viviendas tenían una o dos habitaciones con calefacción. Además los berlineses pagaban mucho más de alquiler que sus conciudadanos de Hamburgo o Munich -irónicamente, eran los pobres los que, en proporción, pagaban una cantidad más alta de su salario en concepto de vivienda. Por otra parte, a pesar de que Alemania electrificó su sistema de tranvías antes que Gran Bretaña, las compañías privadas berlinesas no contemplaban el servicio de conexión con el exterior cosa que sí hacían las del Consejo de Londres, además la construcción del metro se demoró a causa de discusiones legales. Patrick Abercrombie, urbanista británico que visitó Berlín poco antes de la Primera Guerra Mundial, se sorprendió por su contraste con Londres: "Berlín es la ciudad más compacta de Europa; al crecer no se extiende edificando sencillas casas suburbanas a lo largo de los caminos, sino que va prolongando 18 lentamente sus anchas calles y sus colosales edificios de viviendas por el campo abierto, convirtiéndolo de golpe en una ciudad completamente desarrollada". En las capitales europeas, hubo una interesante reacción en contra del crecimiento y la densificación: tanto Londres como Berlín, empezaron a temer que la población de sus ciudades no fuera biológicamente sana. Alrededor de 1900, los reclutamientos forzosos para la Guerra de Sudáfrica, pusieron al descubierto que, en Manchester, habían sido rechazados 8.000 de 11.000 muchachos y sólo 1.000 habían sido declarados hábiles para el servicio activo. Más tarde, durante la Primera Guerra Mundial, la Comisión Verney volvió a confirmar que, físicamente, los habitantes de las ciudades británicas habían ido empeorando, y los reclutamientos pudieron llevarse a cabo sólo en el campo. De la misma manera, en 1913, sólo el 42 por ciento de los jóvenes berlineses fueron considerados aptos para el servicio, en comparación al 66 por ciento de sus compatriotas de las zonas rurales. A partir de ahí se empezó a pensar que la gente de la ciudad -y a la larga toda la población- sería incapaz de reproducirse, esta opinión fue expuesta por primera vez en los años 1890 por Georg Hansen en su libro Die drei Bevolkerungsstufen, y desarrollada en 1918 por Oswald Spengler en su clásico The Decline of West; "Ahora la ciudad gigante absorbe el campo, de manera insaciable y sin parar pide y engulle frescas reservas de hombres, hasta que se agota y muere en medio de un país destruido y casi deshabitado". Pero en ambos países, había otros temores. Charles Masterman, un parlamentario liberal, sugirió en su libro The Heart of the Empire (El corazón del Imperio) (1901) que los londinenses eran inestables: La Inglaterra del pasado era un país reservado, de hombres silenciosos, dispersos en pequeños pueblos, villas y casas de campo (...) el problema de los próximos años es precisamente el problema de (...) las características físicas del habitante de la ciudad: enclenques, estrechos de pecho, que se cansan con facilidad; pero que sin embargo son volubles, excitables, con poca capacidad de resistencia buscan estímulo en la bebida, en las apuestas, en cualquier conflicto que se salga de lo corriente que pueda ocurrir en casa o fuera de ella. De la misma manera, en Alemania, en un texto de 1920 titulado die Angst vor der Stadf, se reflejaba el miedo a la descomposición social, basándose en el número de suicidios, alcoholismo y enfermedades venéreas, en "la excesiva racionalidad" y en la falta de estabilidad política. Nueva York: el tumor en las viviendas Andrew Lees concluye su monumental estudio sobre las actitudes urbanas del siglo XIX considerando que, el miedo y el disgusto por la ciudad eran, principalmente, un fenómeno anglo-germánico: Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B "Pocos norteamericanos comparten este visceral rechazo por la vida en la ciudad que aparece en la literatura germánica"; sin embargo "muchos hombres y mujeres se han dado cuenta de Ios defectos que estropean las ciudades, tanto las estadounidenses como las europeas". Este miedo se percibía claramente, casi obsesivamente, en el Nueva York de Ios años 1890. Allí la preocupación típicamente jeffersoniana, que consideraba que la ciudad era "pestilente para la moral, la salud y las libertades de Ios ciudadanos" y un cáncer o tumor en el cuerpo social y político, creció con la industrialización y la inmigración: Nueva York se convirtió en la ciudad con mayor número de inmigrantes del mundo, "con casi tantos italianos como en Nápoles, tantos alemanes como en Hamburgo, el doble de irlandeses que en Dublín y dos veces y media más judíos que en Varsovia". La opinión que Ios intelectuales tenían sobre las consecuencias era unánime. Henry James escribió que "Nueva York era a la vez, mísera y dorada, con más motivos para huir de ella que para disfrutarla". En 1885, muchos aceptaron Ios razonamientos de Josiah Strong que pensaba que en esta ciudad podían encontrarse todos Ios males que amenazaban a la democracia norteamericana: pobreza y crimen, socialismo y corrupción, inmigración y catolicismo. Alan Forman, en la American Magazine de 1885, escribió que Nueva York era "un hervidero de gente, tan ignorante, tan viciosa y depravada que no parece que pertenezcan a nuestra especie", por la cual era casi de agradecer que la tasa de mortalidad de Ios 19 habitantes de esas viviendas estuviera por encima del 57 por ciento". En 1892, un periódico tan prestigioso como el New York Times, se lamentaba de la invasión "de Ios despojos físicos, morales y mentales" de Europa, "un tipo de gente del que muy bien podríamos prescindir". Incluso el American Journal of Sociology, se veía forzado a admitir en 1897 la validez de "la creencia popular" que afirmaba que "las grandes ciudades eran grandes núcleos de corrupción social y (...) degeneración". F. J. Kingsbury Ilegó a comentar en 1895 que, "después de leer todo lo que se ha escrito sobre Ios males de la ciudad desde Caín a las últimas elecciones de Nueva York, sólo lo que se hizo con Sodoma y Gomorra me parece un buen remedio para la presente situación". El hombre que expresó estos sentimientos con mayor fuerza fue Jacob Rus. Rus que era danés y había nacido en el campo, emigró a Nueva York a Ios 21 años y se convirtió en periodista siete años más tarde. Su libro How the Other Half Lives (Cómo vive la otra mitad), publicado en 1890, causó la misma sensación de angustia que, siete años antes, había producido en Londres The Bitter Cry. Era una pieza de periodismo brillante. En las descripciones de las viviendas de los barrios bajos, combinaba con habilidad dos de los temores de sus contemporáneos: la ciudad como parásito en el cuerpo de la nación, y la inmigración como corruptora de la pureza racial norteamericana y de la armonía social. Estos nuevos inmigrantes, "hombres vencidos de razas vencidas; que han fracasado en 20 la lucha por la existencia" se han convertido en una amenaza para el orden e incluso para el futuro de la República. Recordando los alborotos de 1863 en Nueva York, decía: Una gran cantidad de población, como si fuera una marea aprisionada, respira con dificultad en sus viviendas. La que una vez fuera nuestra ciudad, a quien le han llegado las obligaciones y responsabilidades de la grandeza metropolitana antes de que pudiera medir la capacidad de sus posibilidades, ha notado el crecimiento de esta turbulenta marejada. Si aumenta más, ningún poder humano podrá controlarla". Las viviendas se extendían: Ocupando las plantas bajas que los negocios no utilizan; prologándose a lo largo de ambos ríos, como un grillete que encadena las calles, llenando Harlem de inquietas y descontentas multitudes; la riqueza y la prosperidad de Nueva York está en sus manos, la controlan por medio del populacho y la cólera. Los refugios a prueba de balas, los montones de granadas de mano y las ametralladoras que hay en la delegación de Hacienda son tácitas admisiones del hecho y del tipo de gracia que se espera. Los bloques de viviendas de alquiler son ahora Nueva York y recogen las tres quintas partes de su población. Una Comisión de 1894 creada para estudiar las viviendas de alquiler estimaba que casi tres de cada cinco habitantes de la ciudad vivían en ese tipo de viviendas, y añadía que estaban construidas de tal manera que prácticamente las cuatro quintas partes del suelo estaba ocupado. En estas zonas se combinaban dos factores que hacían que el problema humano fuera todavía más agudo. Primero, los recién llegados eran desesperadamente pobres y a causa de las barreras linguísticas y culturales se hallaban en una situación de inmovilidad sin esperanza. El estadounidense Charles Abrams, urbanista y experto en viviendas, que poseía la autoridad que le daba haberse criado en este tipo de casas, decía: "el dueño no puede ser censurado; el constructor tampoco. Construyen según las exigencias del mercado. Este viene señalado por lo que el inquilino puede pagar. Y lo que este puede pagar viene determinado por el sueldo que cobra". Si el pobre inmigrante no hubiera tenido ese tipo de vivienda, no hubiera tenido nada. Y las familias pobres se hacinaban en ellas porque estaban a poca distancia de sus trabajos. Casi un 75 por ciento de rusos y judíos vivían amontonados en tres distritos pero especialmente en el décimo que recogía una mayoría de emigrados de (o con padres procedentes de) Rusia y de la Polonia rusa. En 1893, con una población de más de 700 habitantes por acre, este distrito era un 30 por ciento más denso que cualquiera de las zonas más pobladas de cualquier ciudad europea; la parte adyacente al distrito undécimo, con casi 1.000 habitantes por acre, estaba más poblado que el peor distrito de Bombay, y era, probablemente, la zona urbana más poblada del mundo aunque, irónicamente, en los Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B años 1980 algunas panes de Hong Kong exceden en mucho este número. Segundo, se apretujaban en viviendas que, como en Berlín, eran paradójicamente el desafortunado resultado de un llamado plan para la mejora de la vivienda: estos pisos que habían ganado un concurso en 1879, albergaban 24 familias que se amontonaban en un solar de 25 pies de ancho por 100 de largo, de modo que, en cada piso, diez de cada catorce habitaciones sólo estaban ventiladas por un patio interior tan pequeño que no permitía la entrada de luz ni de aire. Muchas veces, dos familias compartían una de estas miserables viviendas; en 1908, un censo hecho sobre las familias del East Side mostraba que en la mitad de los casos, un promedio de tres a cuatro personas dormía en una sola habitación, y en una cuarta parte de ellos eran cinco o más; debían compartir unos pocos grifos comunes y los baños eran inexistentes. Así pues, un bloque normal podía contener 4.000 personas, y en 1900 unas 42.700 casas de alquiler de Manhattan acogían más de un millón y medio de personas, a un promedio de casi 35 por cada edificio. La reacción de la sociedad respetable -es decir la sociedad blanca y angloprotestante que hacía tiempo que se había establecido en América- fue prácticamente la misma que la de la londinense. Dos sucesivas Comisiones para las viviendas de alquiler, la de 1894 y la de 1900, confirmaron los males de este tipo de viviendas; la primera de ellas fue poco efectiva, pero la segunda consiguió, después de una larga batalla, que en 1901 se dictaran una serie de leyes, "la Iegislación más significativa de la historia 21 de la vivienda en Estados Unidos", que prohibió la construcción de este tipo de casas y obligó a la modificación de las que ya existían. Lawrence Veiller, secretario de la segunda Comisión, era un joven de unos veinte años que se enfrentó a muchos intereses creados para llevar adelante estas leyes. En su opinión la mayoría de los problemas de la ciudad provenían de la súbita transformación del campesino europeo en un ciudadano urbano norteamericano, tema que proponía solucionar por medio de una vuelta masiva al campo. Pero los que habían quedado atrapados en la ciudad necesitaban medidas urgentes y drásticas para solucionar lo peor de ese tipo de viviendas: más luz, más aire, nuevas zonas de aseo, mejor protección contra el fuego. Como Veiller decía la situación de estas viviendas era "increíble": en un bloque que medía apenas 200 por 400 pies se amontonaban 39 casas con 605 viviendas que acogían a 2.781 personas, sólo había 264 retretes y ningún baño; 441 habitaciones no tenían ventilación, y otras 635 obtenían algo de aire por medio de unos estrechos patios interiores. Se había hecho caso omiso de las recomendaciones de la Comisión de 1894 que trataban de evitar la sobredensificación, Veiller escribió: Una ambición sin límites ha ido reduciendo las medidas de estas viviendas, hasta que han llegado a ser tan pequeñas que la vida familiar ha desaparecido, y sus miembros han sido expulsados y se hallan esparcidos. El padre en la taberna; los más 22 jóvenes están en la calle en medio de los lugares de diversión y de los locales de bebida; los chicos vagabundean en pandillas, las chicas en la calle... La redención de la gente que vive en estas viviendas depende de la posibilidad de que la familia, la unidad más conservadora de la civilización, pueda volver a compartir un espacio, con luz y aire natural, donde pueda cultivar las artes domésticas, entre las que se encuentra la limpieza personal. Los comisionados concluían: Los distritos de pisos de alquiler de Nueva York son lugares en los que miles de personas viven en el espacio mínimo en el que es capaz de vivir un ser humano hacinados en habitaciones oscuras y mal ventiladas, en muchas de las cuales el sol nunca ha entrado y el aire fresco es desconocido. Son centros (sic) de enfermedad, vicio y crimen, donde lo extraordinario no es que los chicos crezcan y se conviertan en ladrones, borrachos y prostitutas, sino que muchos de ellos lleguen a convertirse en personas decentes y respetables. El problema era muy grave; la Comisión norteamericana coincidía con la Comisión real británica de 1885. Sin embargo, cuando llegó el momento de proponer soluciones, Vellier y el resto de comisionados tomaron un camino distinto del de los británicos -y también del resto de Europa. Estudiaron el modelo británico de vivienda pública pero lo rechazaron con decisión. "No tiene sentido", concluyeron: como mucho las viviendas municipales "mejorarían las condiciones de vida de unos pocos favorecidos" pero no harían nada más de lo que la benevolencia privada ya ha ofrecido en el pasado y puede seguir ofreciendo en el futuro"; sería muy difícil decidir "dónde trazar la línea entre los que se debería ayudar y los que no". Además, pensaban que favorecer el sistema de vivienda pública significaba fomentar la burocracia y el patronazgo político y disuadir al capital privado. Por lo tanto se resistieron: la normativa física impuesta al empresario privado sería la respuesta. La Ley de 1901, dividida meticulosamente en más de 100 detalladas secciones, codificaba los espacios, las normas contra incendios, el servicio de aguas. Si tenemos en cuenta la época y el lugar, es posible que fuera una decisión realista; aunque pronto, reformistas como Edith Elmer Wood, Frederick Ackerman empezaron a criticarla. Fuera como fuera y en comparación con Europa, retrasó el tema de la vivienda pública en Estados Unidos durante varias décadas, como en los años treinta se lamentaría Catherine Bauer. Las razones han intrigado a los historiadores. Porque en Estados Unidos ello trajo consigo la separación entre las nacientes artes de la planificación de casas y de ciudades. El primer urbanismo norteamericano, como se mostrara en el capítulo sexto, estuvo dominado por el movimiento de la Ciudad Bella, que pretendía planificar prescindiendo de toda finalidad social -o quizás incluso siendo regresivo en este aspecto; mientras que la zonificación, movimiento que influyó profundamente el curso del desarrollo suburbano norteamericano, excluyó el factor social y olvidó su Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B impacto en la sociedad. Los planes regionales, como el celebrado Plan regional de Nueva York de 1931, sólo proporcionaron mejores casas a aquellos que las podían pagar. De manera que la vivienda, considerada como el problema central en tres de los momentos más importantes dentro de la evolución del urbanismo de los Estados Unidos, se presentó siempre unido a otros aspectos y, en cada una de estas ocasiones, las soluciones que se dieron o no tenían nada que ver con el problema de la vivienda o de hecho, lo agravaron", Peter Marcuse considera que esto sucedió porque las tres razones por las que la vivienda aparecía como problema -el fuego y el peligro de enfermedades, la preocupación por el orden social, y la protección del valor del suelofueron desapareciendo. La primera de las dos desapareció después de 1910, puesto que tanto la salud pública como la previsión contra incendios mejoraron a medida que los inmigrantes se fueron integrando; en consecuencia, la planificación dependió sólo "de la alianza de los propietarios del suelo con el votante de clase media dueño de una casa", que no tenía ningún tipo de interés en los programas de viviendas para pobres. Y ello fue lo que produjo el gran contraste con Europa, donde la fuerte conciencia de la clase trabajadora se unió a una burocracia intervencionista. En su lugar apareció algo extraño y característicamente norteamericano: un movimiento de voluntarios dedicado a salvar a los inmigrantes de sus propios errores y excesos (de los de ellos pero principalmente de los de ellas), tratando de 23 asimilarlos a la forma de vida norteamericano, y de adaptarlos a la vida de la ciudad. Lo extraño es que, en parte, esta idea se había copiado de Europa, pero especialmente del East End londinense. Allí, durante los años 1870 y 1880, se habían dedicado una serie de esfuerzos para intentar que la gente de los barrios pobres adoptara la moralidad cristiana y los hábitos de limpieza. Jane Addams que visitó Inglaterra por primera vez cuando tenía veintidós años, quedó profundamente impresionada por The Bitter Cry of Outcast London. Durante su segundo viaje, en junio del 1888, y de una manera providencial se enteró de la existencia de Toynbee Hall, la asociación cristiana del canónigo Samuel Barnett en St. Jude en el este de la ciudad, "la peor parroquia de Londres". Al año siguiente inició una asociación similar en Chicago. Situada en medio de las cuatro comunidades de emigrantes pobres -italianos, alemanes, judíos, bohemios- la Hull House estaba organizada por gente joven idealista y educada, en su mayor parte por mujeres de gran religiosidad. Según la opinión de un periodista, el tipo de mujeres que en otro tiempo se hubieran hecho misioneras o hubieran intentado salvar a un marido borracho, ahora colaboraban con esta asociación. En opinión de otros observadores el ambiente era insoportable: Thorstein Veblen escribió que estaba lleno "de puntillosa gente de las clases altas", Sinclair Lewis habló "de la confortable situación cultural... de afectadas y frías sonrisas". Su clientela solía ser también esencialmente femenina: un emigrante del sexo masculino recordaba más tarde 24 "íbamos de vez en cuando para damos una ducha, eso era todo". Daban clases a los que habían tenido que abandonar la escuela, organizaban campamentos de verano para que los niños pudieran disfrutar de la naturaleza o lugares de juego para los que no habían podido ir, había un club para gente mayor (pensado para hacer desaparecer el prejuicio en contra de los inmigrantes), una pensión para chicas jóvenes, una asociación para salvar a "las mujeres caídas", y una guardería. Iniciaron también una serie de estudios inspirándose en la encuesta de Booth, y trabajaron en favor de la reforma de las leyes laborales". También organizaron campanas en contra de los lugares donde se vendía ginebra: Estos vulgares e ilícitos jolgorios nos recuerdan las juergas incontroladas del Londres de la restauración, y son, de hecho, sus herederas directas, están adecuadamente comercializadas, siguen confundiendo alegría con lujuria, y la diversión con el libertinaje. Unos años más tarde, después de que una década de ley seca hubiese llevado la violencia a las calles de Chicago, Jane Addams todavía la defendía, sugiriendo que la respuesta estaba en desarmar a los gánsteres. Era conmovedor. Los visitantes procedentes de la Gran Bretaña, como John Burns, director de Toynbee Hall, estaban sorprendidos ante la evidente ausencia de toda intervención municipal: la situación en la que se hallaban las viviendas, donde los inmigrantes seguían sus costumbres rurales en medio de la ciudad -matando ovejas y cociendo pan en las plantas bajas- era algo que, en su opinión, se hubiera considerado legal en Londres. Sin embargo el programa de la Hull House era tan sólo una variante especialmente idealista y excepcionalmente bien promocionada de lo que ocurrió en todas las ciudades norteamericanas antes de la Primera Guerra Mundial: había seis centros como este en 1891, más de 100 en 1900 y más de 400 en 1910. El objetivo era integrar al inmigrante en la ciudad, primero por medio del ejemplo moral individual, segundo -si esto fallaba-de la imposición e incluso, por lo menos eso era lo que algunos de ellos opinaban, por medio de la segregación o la repatriación "del vagabundo, del borracho, del indigente, del imbécil". Pero, y éste era el tercer paso, todo ello debía ir acompañado de una mejora sistemática del entorno urbano, parques y lugares de juegos y, a la larga, de la construcción de un amplio sistema de ciudades jardín que, como decía Frederick Law Olmsted, el padre de la arquitectura norteamericana del paisaje, ejercerían "una influencia armonizadora y de refinamiento que favorecerían la cortesía, el autocontrol y la templanza". Algunos de sus defensores iban todavía más lejos, pensaban que un renacimiento de la vida vecinal sería una manera de mejorar la calidad de la vida urbana, aunque Jane Addams no creía en ese tipo de "salvación geográfica". Fue a partir de ahí que surgió la idea de que la propia ciudad podía engendrar lealtad cívica, y, en consecuencia, Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B garantizar un orden armonioso y moral; la apariencia física de la ciudad simbolizaría su pureza moral. Este fue el dogma principal del movimiento de la Ciudad Bella. Parece que a nadie se le ocurrió preguntar a los más directamente afectados si esto podía ser el substituto adecuado de la planificación estatal de viviendas. A nivel práctico, Jane Addams siguió los principios de Lawrence Veiller: consiguió que Robert Hunter iniciara una investigación sobre las viviendas de alquiler de Chicago, que fue el equivalente exacto del estudio que se había llevado a cabo en Nueva York; de este modo se puso en evidencia la horrible situación en la que se hallaban, cosa que, a su vez, provocó la promulgación de la Ley de 1902 sobre viviendas. Un problema internacional Las soluciones fueron diferentes. Pero el problema y la percepción que de el se tuvo, fueron similares en ambos lados del Atlántico. El problema era la ciudad gigante en sí misma. Se percibía como fuente de múltiples males sociales, posibles decadencias biológicas y potenciales insurrecciones políticas. Desde 1880 a 1900, quizás hasta 1914, las clases medias -los que tomaban decisiones, los principales escritores, los que redactaban libelos, los activistas estuvieron asustados. Mucho de ese miedo se exageró de una manera que llego a ser grotesca, y en muchos casos de se hizo deliberadamente. Pero la realidad era ya de por sí suficientemente horrible y estaba causada por la pobreza. Si hubiera 25 habido una revolución, los ricos habrían repartido su riqueza con los pobres pero no hubiera sido una buena solución, puesto que era demasiado poco para tanta gente. La pobreza había sido un mal endémico desde los comienzos de la sociedad, pero en el campo quedaba más o menos escondida; al concentrarse en la ciudad era cuando quedaba al descubierto. Los pobres que desde Wessex o East Anglia se dirigían a Londres o que desde Italia y Polonia iban a Nueva York, estaban, en realidad, mejor de lo que habían estado en sus tierras de origen; o, al menos, eso era lo que ellos creían, y ellos eran los que podían saberlo mejor. La diferencia vino con la concentración: cuando unos miles de ricos y algunos millones de gente de las clases medias estuvieron en contacto con millones de personas pobres o muy pobres. En este sentido, la industrialización y la urbanización, como los marxistas siempre han dicho, habían creado un nuevo tipo de relaciones sociales y de percepción social. Pero, como ya he dicho en el primer capítulo esto no deja de ser una manera de afirmar lo que ya es obvio. Hasta 1883-5 en Londres y Liverpool, hasta 1900-1 en Nueva York y Chicago, la burguesía urbana había permanecido felizmente ignorante del terrible destino de sus vecinos proletarios. Después ya no pudo haber ninguna duda. Tanto Veiller como Hunter describieron su situación de una manera muy gráfica. Veiller preguntaba a una mujer que vivía en una de esas viviendas: Secretario En su opinión, ¿Cuál es el mayor problema de las viviendas de alquiler? Mrs. Miller Bien, parece que no hay ningún "encargado". Parece que hay todo tipo de problemas. En primer lugar, la manera como están organizadas estas viviendas. Además el patio interior es la principal y la peor de las molestias. Secretario ¿Qué le pasa? Mrs. Miller Es un lugar de malos olores más que de aire. En cuanto a la luz, sólo hay luz en el piso de arriba, pero en ningún otro sitio, y los ruidos -no creo que esto sea bueno para nadie. Secretario ¿En qué sentido? Mrs. Miller Bien, no es muy agradable que te despierten a media noche y oigas gritar a alguien: "Oh, otra vez en el primero. Otra vez ha tenido un ataque de delirium tremens". Dos viviendas despiertas a causa de los gritos de ese hombre. Los chicos lo oyen y, al día siguiente, aprovechan para tomar el pelo a los más pequeños. Y este es el testimonio de Hunter describiendo el modo de vida en las casas de madera de Chicago: Cocinar y lavar para siete, cuidar a un niño que llora porque no puede resistir el calor, asistir a un marido que delira, preparar camastros para siete, hacer todo esto en dos habitaciones que dan a un callejón maloliente, lleno de moscas a causa de las basuras y de las bolsas de porquería, es algo que acabaría con la paciencia y la fuerza de un Titán. El problema era, pues, casi universal. Lo que el 26 historiador debe dilucidar es porque los planteamientos fueron tan diferentes si en los principales países industriales las estructuras económicas y las relaciones sociales eran, en 1900, tan similares. Esta pregunta se repetirá una y otra vez en los próximos capítulos. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 27 Owen, Richard Antología El paralelogramo de la Armonía y la Cooperación de Owen La historia del pensamiento de reforma social que precede al socialismo científico surge de Ia doble realidad impuesta por la revolución económica, británica y el proceso político y cultural señalado por su acontecimiento mus espectacular, la toma de la Bastilla en 1789. El pensamiento y Ia acción de Robert Owen (17711858) está indisolublemente ligado a ese movimiento de reforma y aunque su figura trasciende el plano de las representaciones urbanas, quizá sea ésta la manifestación más concreta o integral de su proyecto social. Su formación es empírica; desde los diez años trabaja en la industria textil. Allí adquiere conocimientos de las técnicas productivas y de las vicisitudes de la clase trabajadora, de las necesidades del asalariado, cuyas condiciones de vida urbana eran realmente deplorables. Su actividad como industrial y empresario interesa de manera especial, ya que su doctrina está fuertemente determinada por la experiencia, y en este sentido se aleja de de su orientador intelectual, Jeremías Bentham, ya que el utilitarismo de Owen supone la asociación democrática y de autogestión, 28 producto de su contacto directo con la clase trabajadora. Con una mentalidad típicamente anglosajona, ya a los dieciocho años es un pequeño empresario, pero recién en 1799, alcanza una posición económica que le permite llevar a cabo sus ideas de reforma en el terreno de las técnicas productivas y sobre las condiciones de vida y trabajo del asalariado; se casa con la hija de David Dale, poderoso industrial de Escocia asociado con Richard Arkwright, quien fuera uno de los pioneros en el desarrollo de la técnica de los hilados mecánicos. Arkwright había observado que el pueblo de Lanark podría ser dentro de pocos años la Manchester de Escocia y construye, junto con su socio Dale, la hilandería de New Lanark, sobra la ribera del río Clyde. De este modo Owen se convierte en socio de una de las hilanderías más poderosas de Gran Bretaña y por ello en protagonista de la economía británica en el período de mayor efervescencia de la Revolución Industrial. Con las ventajas que esa situación le brindara, comienza con la experimentación en gran escala de sus ideas: introduce las más avanzadas técnicas productivas, siguiendo el impulso que imprimiera Arkwright, a la vez que organiza la disciplina laboral con beneficiosos horarios (impone la jornada de diez horas), subsidia a los menores de cinco años brindando a los padres alimentos y ropas a bajo costo, elimina el comercio minorista, promueve la construcción de viviendas higiénicas, organiza centros educativos, etc. En síntesis, un vasto programa de inversiones que redundaría en beneficio de la productividad de la hilandería, convirtiéndose New Lanark en peregrinaje obligado de los reformadores sociales de toda Europa, pero también de grandes empresarios, economistas y políticos. En 1899, Owen proyecta en New Lanark un edificio que será sede de un instituto educativo y que constituye el aspecto central de su programa de reforma: la educación de los infantes, la formación del carácter, a través de la que se evitarán los malos hábitos de esta sociedad y que fundará las bases para una nueva moral. En el discurso inaugural, en 1816, Owen informa: "Este instituto está destinado sobre todo a recibir a los niños desde los primeros años… para beneficio de la salud y el espíritu, niños y niñas recibirán lecciones de danza y los varones harán ejercicios militares… En rigor se ha pensado posibilitar tantos tipos de distracciones inocentes que permitan las circunstancias locales de las instalaciones…" La importancia que Owen atribuye a la educación trasciende sus experiencias locales: es el fundador de las escuelas maternales en Inglaterra. El completo textil de New Lanark seguirá funcionando hasta 1968, habiendo sufrido durante su larga y eficiente vida, incendios, transformaciones y crecimientos. Su importancia, además de haber sido un testimonio físico de la historia económica de Inglaterra, radica especialmente en haberse constituido en el campo de experimentación del pensamiento reformador Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B de Owen. El modelo teórico, es decir, el lugar de la Armonía Universal no arroja grandes precisiones; se trata de un paralelogramo integrado en sus lados por edificios destinados a vivienda, con una gran plaza de ejercicios en el centro y cortado por su eje más extenso por un grupo de edificios administrativos y educacionales; establece una superficie de cultivo y una población limitada. No obstante, la extensa explicación respecto del modo de vida impuesto en el paralelogramo de la Armonía, tiende, según él mismo lo expresara a ser "…una máquina para multiplicar la eficiencia física y el bienestar mental de toda la sociedad…" e implica, por lo tanto, además de la industria como base económica para el sustento de la sociedad, en concepto y los valores de la era mecánica como base para su modelo, que estará en los presupuestos teóricos de la proyectación urbanística del siglo XX. Después del lanzamiento del programa, Owen se instala en Norteamérica; adquiere, en 1825, 30.000 acres de tierra en Indiana e intenta, junto con 800 de sus seguidores, concretar sus ideas con la fundación de New Harmony. El plan fracasa, pero inmediatamente se llevan a cabo otras experiencias similares por parte de alguno de los miembros de la secta owenita, sumándose a la numerosa fundación de pueblos en el territorio norteamericano cuyos orígenes se encuentran en los movimientos migratorios de innumerables sectas religiosas y profanas que escapaban de los centros industriales europeos o de la ruina campesina. De regreso a Europa, Owen prosigue tenazmente con la divulgación de sus principios, alternando 29 Fig. 8. El paralelogramo de Owen, esquema que acompañaba al documento de 1816. Fig. 9. Una visión pictórica emplazamiento del Paralelogramo. de un encuentros con príncipes, reyes, empresarios y economistas por una parte y con los movimientos cooperativos y sindicales por la otra. Teoría del Paralelogramo de la Armonía 1 Fue el inspirador de la poderosa Grand National Consolidated Trades Union, fundada en 1833, con más de medio millón de afiliados. Por su propuesta dirigida a eliminar el desempleo logró una entusiasta adhesión de David Ricardo, paladín de la economía liberal. El proyecto del Paralelogramo y el modelo para una forma de vida se extrae de extensos y pormenorizados informes, de los cuales citamos: A New View of Society, or Essays on the Principle of the formation of Human Carácter, de 1813, y el Report to the Country of Lanark, de 1816. Esta parte del Informe se divide naturalmente en los siguientes ítems, que se considerarán por separado y, luego, en conjunto como sistema práctico para las clases trabajadoras, y muy beneficioso desde cualquier punto de vista para toda la sociedad. Detalles del Plan Primero. Número de personas que deben asociarse a fin de proveer al mayor beneficio para si mismas y para la colectividad. Segundo. Extensión de la tierra que tal asociación debe cultivar. Tercero. Disposiciones para su alimentación, alojamiento y vestido, educación y enseñanza de los niños. Cuarto. Disposiciones de formación y supervisión de los establecimientos. Fig. 10. Hilandería de New Lanark, campo de experimentación. Quinto. Destino del producto excedente y relación que se establecerá entre los diferentes establecimientos. Sexto. Relación con el gobierno de la nación y, con la sociedad en general. 1 30 De: Report of the County of Lanark, Glasgow, 1816. El primer objetivo del economista, al disponer tales medidas, debe ser la consideración cuidadosa del número de individuos que deberán asociarse para formar el primer núcleo o división de la sociedad. Todos los pasos subsiguientes estarán materialmente influidos por su decisión respecto de este punto que constituye uno de los problemas más difíciles de la economía política. Afectará esencialmente el carácter futuro de los individuos e influirá sobre los progresos generales de la humanidad. recomendar la formación de unidades de alrededor de 300 hombres, mujeres y niños, según sus proporciones naturales, como mínimo, y alrededor de 2000 como máximo, para las futuras asociaciones de cultivadores, que por otra parte podrán emplearse en tantas ocupaciones adicionales cerno puedan agregarse ventajosamente. Es, en realidad, la piedra basal de toda la estructura social humana. Las consecuencias inmediatas o mediatas que dependen de ella son tan numerosas e importantes que para abordar plenamente esta parte de las disposiciones se necesitarían muchos volúmenes. Para arribar a esta conclusión el informante no perdió de vista en ningún momento la economía política y su principio de que hace al interés de todos los hombres, cualquiera sea su actual y artificioso lugar en la sociedad, que exista la mayor cantidad de productos intrínsecamente valiosos creados con el menor gasto de trabajo y de la manera más ventajosa para los productores y la sociedad. A fin da formarse una opinión racional sobre el tema, el intelecto debe estudiar seriamente los diversos efectos que han producido las asolaciones que, hasta hoy por accidente, se han producido en la historia de le humanidad; y deberá tener una clara noción de los resultados que pueden producir asociaciones de otro tipo. Cualesquiera sean las bizarras teorías que gobiernan al investigador de gabinete que con tanta frecuencia contunde y desvía la conciencia colectiva, el economista práctico no deberá nunca extraer conclusiones que sean incoherentes respecto de los basales principios de su ciencia, ya que donde existe la incoherencia existe el error. Agobiado por la magnitud e importancia del tema, después de muchos años de grave y acuciante reflexión, considerando el problema en relación con el cultivo con pala2, y vinculándolo con todos los fines sociales, el presente informante se arriesga a Los mínimo y máximo arriba establecidos (300 y 2000 almas) fueron fijados y serán desarrollados en detalle teniendo siempre en mente ese principio. Owen en la primera parte de su Report establece la necesidad de abandonar el arado y volver al uso de la pala en la producción agrícola. (N. del E.) 2 Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Dentro de esa escala, tanto los individuos como la sociedad reciben la mayor cantidad de ventajas. Empero, entre 800 y 1200 almas constituyen 1a cifra óptima para las aldeas agrícolas y excepto 31 Fig. 11. Proyecto imaginativo del Paralelogramo que habría de fundarse en Indiana: la New Harmony de 1825. que deban respetarse muy fuertes razones locales, el establecimiento permanente deberá adaptarse para alojar a ese número ideal. Aldeas de tal magnitud, vecinas a otras similares, separadas por las distancias debidas, podrán combinar entre si todas las ventajas que hoy ofrecen tanto el campo como la ciudad, sin ninguno de los inconvenientes que afectan a ambos tipos de sociedad. Por lo demás, quien piense que las unidades propuestas, se parecen a las aldeas agrícolas de Europa, o a las asociaciones comunitarias de los Estados Unidos excepto en que éstas últimas están fundadas en el principio de igualdad en el trabajo, el consumo, la propiedad y los privilegios, se formará una opinión equivocada de los establecimientos propuestos y de sus ventajas sociales. En segundo lugar, es preciso considerar la extensión de la tierra que será cultivada por una asociación de teste tipo. Dependerá de su calidad y otras consideraciones locales. […] Las mejoras propuestas para las clases trabajadoras ubicarán, en la mayoría de los casos, al obrero en medio de su alimento, hecho que facilitará tanto su creación como su consumo. La tierra asignada deberá por ende ser suficiente como para que estos granjeros obtengan alimentos en abundancia para sí mismos y además, tanto producto agrícola adicional como se requiera de tal 32 porción de la población. El producto excedente de la agricultura será necesario para cubrir las necesidades de las clases superiores, que viven sin realizar trabajo manual alguno, y de aquellos que, ocupados en operaciones manuales más refinadas, no podrán emplearse en la granja y la jardinería. En cuanto a estos últimos, muy pocos seguirán practicando tales oficios, ya que se implementarán los mecanismos que los suplanten con ventaja para la salud general. Desde este punto de vista, la extensión de tierra más apropiada y beneficiosa para las asociaciones, de acuerdo con sus propios intereses y el de la sociedad, oscilará entre medio acre y un acre y medio por persona. Así, una asociación de 1.200 personas ocupará entre 600 y 1800 acres, según que la asociación esté más o menos dedicada a la agricultura. De esta manera, cuando se considere oportuno que el mayor excedente sea de productos manufacturados, será suficiente una cantidad de tierra menor. Si, por el contrario, se deseara un mayor excedente de productos del suelo, se asignará a este objetivo una mayor extensión de tierra. Y cuando los rasgos de la situación parezcan propicios para generar un excedente equivalente entre otros productos de la tierra y manufacturas, la extensión de 1200 acres parece la más razonable. De ello se infiere que, bajo el sistema propuesto la tierra se dividirá en granjas de 150 a 3000 acres, pero por lo general de 800 a 1500 acres. Tal división de la tierra demostrará que es capaz de producir incalculables beneficios en la práctica. Tendrá todas las ventajas sin ninguna de las desventajas de las granjas grandes o pequeñas. Nuestra próxima consideración versará sobre las disposiciones en cuanto a alimentación, alojamiento y vestido de la población, y la educación de los niños. Dado que siempre conviene más al trabajador vivir cerca de su empleo, el emplazamiento de las viviendas de los campesinos se ubicará tan próximo al centro de la tierra adjudicada como lo permitan las elevaciones del terreno, el agua, las extensiones secas o pantanosas, etc. Por otra parte, como los caminos, avenidas y senderos crean inconvenientes poco necesarios, son perjudiciales para la salud y destruyen casi todas las naturales comodidades de la vida humana, serán excluidos; deberá adoptarse una disposición de los edificios libre de tales obstáculos y por tanto mucho más económica. Un gran cuadrado, o más bien un paralelogramo, es la forma que ofrece más ventajas para la disposición de las necesidades domésticas de la asociación. Esto se demostrará después en toda su evidencia, ya que los alimentos pueden ser mejor distribuidos y con menos gasto si se arbitra el medio de cocinarlos en conjunto, y ya que los niños pueden allí ser educados y vigilados por sus padres mejor que en cualquier otra disposición. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Los cuatro lados de esta figura se usarán para ubicar todos los apartamentos privados, salas de estar y dormitorios destinados a la parte adulta de la población; los apartamentos y dormitorios infantiles y lugares destinados a impartir enseñanza, bodegas para depósito de mercancías varias; una posada o casa de huéspedes; la enfermaría, etc. etc. Sobre una línea que atraviesa el centro del paralelogramo, dejando suficiente especio para la aireación y comunicación directa, podrá erigirse la iglesia, u otros lugares para el culto; las escuelas, cocinas y comedores. Todos estos edificios se elevarán según la disposición más conveniente para el conjunto de la población, para el más perfecto control público, y cuidando que no causen molestias, gastos o inconvenientes a nadie. Los beneficios que proporciona esta disposición sólo pueden ser debidamente apreciados por quienes posean cierta experiencia respecto de los resultados positivos obtenidos en amplias combinaciones para mejorar las condiciones de las clases trabajadoras, cuyas mentes superando los mezquinos intereses particulares, sean claramente dirigidas a considerar lo que puede lograrse mediante una bien pensada asociación de las potencialidades humanas y en provecho de todos los sectores. […] Se ha descubierto que el paralelogramo es la forma óptima para disponer los edificios y 33 Fig. 12. La Institución del Carácter en New Lanark. principales comodidades domésticas para la asociación de agricultores que proponemos. Nos parece útil exponer los principios según los que se han tornado tales disposiciones y medidas. La parte de la humanidad que se dedica a la reflexión ha admitido, en teoría, que el carácter de los hombres está fundamentalmente conformado por las circunstancias en que éstos viven; sin embargo la ciencia de la influencia de las circunstancias, la más importante de todas las ciencias, sigue siendo una desconocida en el área de los negocios prácticos de la vida. Cuando esta ciencia se desarrolle plenamente se descubrirá que la tarea de unir las facultades mentales de los hombres para el logro de metas civilizadas y pacíficas es mucho más sencilla que la de combinar su potencia física o llevar a cabo vastos preparativos bélicos. Esta ciencia, con seguridad, prevendrá la ignorancia, la pobreza, el crimen y la miseria y abrirá una nueva etapa de la humanidad; una etapa de felicidad creciente por generaciones y generaciones. Y aunque el carácter de los hombres actuales se conformó bajo las circunstancias presentes, circunstancias desfavorables para sus costumbres, disposiciones, cualidades intelectuales y felicidad, sin embargo, mediando los logros de esta nueva ciencia, los hombres de hoy, y especialmente la nueva generación, podrán colocarse en circunstancias tan agradables a la naturaleza humana y tan adaptadas a los fines reconocidos de la vida humana, que todos los objetos que con deseo tan ardiente buscaron las pasadas generaciones estarán asegurados para todos los hombres con la certeza de un procedimiento matemático. […] Los primeros rayos de este conocimiento mostrarán, incluso al intelecto más estrecho, que todas las tendencias del presente sistema operan para degradar al hombre al rústico estado de animal, hacerlo más miserable e irracional. La ciencia de la influencia de las circunstancias sobre la naturaleza humana derrotará la ignorancia y demostrará con qué facilidad el hombre puede aprender por otros medios a ser activo, gentil, inteligente y despojarse de los desagradables sentimientos irracionales que durante siglos atormentaron a la humana espacie. 34 Por las disposiciones y medidas que transcribimos, los miembros de las nuevas asociaciones obtendrán alimento con mucho menos gasto y mucha mayor comodidad que si se aplicaran disposiciones individuales o familiares; y cuando los grupos se acostumbren a la nueva organización, cosa que lograrán fácilmente, no sentirán después inclinación por retomar las viejas formas. Se ahorrará una buena cantidad de alimentos, se obtendrá una calidad superior a partir de elementos similares, su preparación demandará mucho menos tiempo, menos combustible, lo que entrañará mayor comodidad y salubridad para aquellos que trabajen en la cocina. Y todo ello resultará dejas proponemos. nuevas disposiciones que Además, los pobladores de estas aldeas disfrutarán en un grado eminente de lo que significa compartir comidas así preparadas, servidas con todo confort en salas limpias, espaciosas, bien iluminadas y ventiladas, en compañía de hombres bien vestidos, bien educados y bien informados, que posean las mejores costumbres y las más benevolentes disposiciones hacia sus asociados de la aldea. Pasaremos ahora a describir las comodidades interiores de los alojamientos privados, que ocuparán tres de los lados del paralelogramo. Es de importancia esencial que haya grandes extensiones espaciales en las líneas de los alojamientos privados; por ello, el paralelogramo, ya sea para una asociación máxima o mínima, deberá tener grandes dimensiones. Para dar alojamiento a mayor o menor número de habitantes los edificios podrán tener uno, dos, tres o cuatro pisos y según ello variar su disposición interior. El interior de los alojamientos será muy simple. No se necesitará cocina, ya que las disposiciones públicas encargadas de la alimentación la tornan innecesaria. Los apartamentos tendrán una buena ventilación y, cuando sea preciso, calefacción o refrigeración, según los principios aplicados por primera vez en la enfermería de Derby. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B […] Una estufa de tamaño apropiado, colocada inteligentemente, proveerá calefacción a los apartamentos de varios edificios de manera poco complicada y muy barata, si se dota a los edificios desde su construcción con ese servicio. Así todos los inconvenientes y gastos que acarrean las estufas y hogares individuales, axial como sus cañerías e implementos, pueden ser evitados, al mismo tiempo que se evitará la desagradable tarea de reavivar el fuego y barrer las cenizas. Buenos dormitorios que den sobre los jardines, y salas de dimensiones apropiadas que abran hacia la plaza cubrirán todas las necesidades de vivienda de los agricultores asociados, junto con los demás espacios y servicios públicos. Habiéndose provisto a la alimentación y el alojamiento del modo como lo expusimos, nuestra preocupación siguiente atañe al vestido. Este es un tema cuya utilidad o inutilidad es poco entendida por la opinión general. En consecuencia, se originan las nociones más absurdas y las prácticas más ridículas. La mayoría da las personas cree a pies juntillas, sin pensar en ello, que para estar caliente y sano es preciso cubrir el cuerpo con gruesas telas y aislarlo tanto como sea posible del aire; las apariencias impulsan esta conclusión. Los hechos, sin embargo, prueban que, en las mismas circunstancias, aquellos 35 que desde su infancia vistieron más ligeramente y estuvieron, por ende, más expuestos a la atmósfera, son más fuertes, activos y saludables, sufren menos con el frío y les incomoda menos el calor que los que siempre vistieron de manera tal que sus ropas separaban sus cuerpos del aire ambiente. […] Este informante recomienda que los niños varones de las nuevas aldeas se vistan con algo semejante a una túnica romana o escocesa, para que los miembros no padezcan con ligaduras, el aire circule por todo el cuerpo y crezcan, así, activos, fuertes, esbeltos y saludables. Las niñas deberán vestir atuendos que les aseguren los mismos y capitales beneficios. […] Las nuevas aldeas, una vez adoptados los mejores materiales y diseños para las ropas, las producirán con poco gasto y menos complicaciones; no volverán a pensar en ello, ni a preocuparse por el tema, durante muchos años o, quizás, siglos. Los conocimientos adquiridos proporcionarán al hombre un control sobre los poderes naturales y las facultades de los niños similar al que hoy posee sobre la domesticación de los animales; y, aunque por la naturaleza del tema, se progresará con lentitud y limitada extensión, llegará la hora, quizá no demasiado lejana, en que pueda aplicarse al mejoramiento de la raza humana, importante 36 objetivo racional, más de lo que hoy se aplica al mejoramiento de las crías animales. Pero cualquiera sea el conocimiento que permita al hombre mejorar su propia raza antes del nacimiento, existe gran profusión de hechos que prueban que ya hoy el hombre posee un control extenso sobre las circunstancias que afectan al niño después de su nacimiento. Y como esas circunstancias afectan el carácter humano, ya ha sonado la hora de que la generación presente las controle, a fin de que la próxima sea, en lo que respecta a su carácter y sin excepciones, lo que hoy los hombres deseen que sea, mientras ello no se oponga a la naturaleza humana. Es precisamente por esto que el informante, al describir las disposiciones y organización de la aldea, ha tratado de excluir toda circunstancia que pueda causar una impresión maligna sobre los niños da la nueva generación. Y está en condiciones, si otros lo siguen, de combinar nuevas circunstancias de modo tal que el vicio y la conducta que genera vicios y miserias en la sociedad sean desconocidos en estas aldeas, no importa cuán numerosas sean en un futuro. Según sus principios, el Informante aconseja una organización que eduque a todos los niños juntos, casi como si pertenecieran a la misma familia. A estos efectos, serán necesarias dos escuelas, dentro del paralelogramo, con lugares amplios para el juego y el ejercicio. Las escuelas podrán situarse en la línea de edificación qua atraviesa el centro del paralelogramo, conectadas con la Iglesia y los lugares destinados al culto. La primera escuela es para los niños de dos a seis años. La segunda para los de seis a doce. Debe afirmarse, sin temor a polémica con quien maneje este tema, que todo el éxito de las presentes disposiciones dependerá del modo en que los niños sean educados y formados en estas escuelas. Los hombres son y serán lo que se les prepara para ser durante la infancia. Las aparentes excepciones a esta ley son efecto de las mismas causas, combinadas con impresiones posteriores surgidas de las nuevas circunstancias en las que los individuos objeto de excepción se vieron colocados. favorable para las huertas será junto a los edificios, fuera del paralelogramo; estarán conectados por los caminos principales; más allá, separados por una extensión cultivada, se colocarán los talleres y manufacturas. Todos trabajarán en dos o más ocupaciones de estos departamentos, auxiliados por todos los progresos de la ciencia, alternando la tarea en los huertos y la agricultura. La opinión popular ha fomentado hasta ahora una minuciosa división del trabajo y de los intereses. Surge a la vista, sin embargo, que esta división minuciosa de trabajo e intereses es sinónimo de pobreza, ignorancia, derroche de todo tipo, oposiciones universales en el seno de la sociedad, crimen, miseria y estulticia física y mental. Una de las más difundidas fuentes de error y desviación es el concepto de que los niños, y los hombros, son agentes de una voluntad gobernada por ellos mismos y modelada por su gusto y elección. Para evitar estos males que, mientras existan, mantendrán a la humanidad en un estado degradado, cada niño recibirá educación general, desde muy temprano en su existencia, educación que lo capacitará para los fines lógicos de la sociedad y lo convertirá en un ser útil y capaz de disfrutar la vida social. Por el contrario, es evidente que el hombre no posee el menor control sobre la formación de ninguna de sus facultades o poderes, ni sobre el modo en que éstos, siempre cambiantes se combinan en cada individuo. Hasta los doce años puede fácilmente adquirir nociones correctas de los principios generales del saber hasta hoy alcanzado por los hombres. Corno las viviendas y los servicios domésticos estarán ubicados tan cerca del centro de la tierra a cultivar como sea posible, la ubicación más Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Por este medio, aprenderá muy pronto su relación con las épocas pasadas, con el período en que está viviendo, con los individuos que lo rodean, con los acontecimientos futuros. Sólo entonces podrá 37 legítimamente aspirar a ser llamado ser humano. […] El próximo objeto que cae bajo nuestra atención es la formación y supervisión de estos establecimientos. Cuando ya se haya formado un establecimiento no existirá dificultad para proveer superintendentes para muchos otros. Todos los niños recibirán una educación que los capacite para hacerse cargo de cualquiera de los departamentos, especialmente porque no habrá contradicción entre los que dirigen y los que llevan a cabo las diversas operaciones y tareas. Los nuevos establecimientos agrícolas y de trabajo pueden ser creados por uno o varios terratenientes o grandes capitalistas; por compañías establecidas y dotadas de fondos para beneficencia u otros fines públicos; por parroquias o condados que deseen solucionar la cuestión de los pobres y los subsidios a la pobreza; y por asociaciones de campesinos medios y trabajadores agrícolas, mecánicos, artesanos que deseen liberarse de los males del sistema presente. […] La principal dificultad reside en la marcha de la organización. Los principios aparecen con claridad ante cualquier inteligencia. Son simples principios de naturaleza, estrictamente unidos a lo que la vista y los hechos nos señalan como verdadero. Pero la práctica de algo nuevo requiere tiempo y experiencia para su perfeccionamiento. No puede esperarse que disposiciones que comprenden a la existencia entera y llevan a la práctica todos los principios de la economía política, puedan de un golpe combinarse y ejecutarse óptimamente. Al principio se cometerán muchos errores; y, como en cualquier otro propósito humano de unir una gran variedad de partes para producir un resultado general, pueden vaticinarse muchos fracasos parciales. 38 Una vez que el asunto esté en buena marcha, los obstáculos que hoy parecen formidables desaparecerán rápidamente. Los establecimientos fundados por terratenientes, capitalistas, compañías públicas, parroquias, condados serán dirigidos por individuos asignados por estos poderes, sujetos, como corresponde, a las reglas y reglamentaciones establecidas por los fundadores. El siguiente punto que debemos abordar es sobre el destino del producto excedente y el de la relación que subsistirá entre los diferentes establecimientos. En el sistema propuesto, las facilidades de la producción, la ausencia de inconvenientes propios de la sociedad común, el ahorro de tiempo y derroche en los trabajos domésticos, harán que, a iguales circunstancias, una cantidad mucho más grande de riqueza sea producida con un gasto considerablemente menor. Cabe preguntarse entonces de qué modo será utilizado este producto. Hasta hoy la sociedad ha estado constituida de manera tal que todos los sectores temen ser superados por los otros y ser despojados de los medios de existencia, salvo que se tenga buen cuidado de asegurar el interés individual. Este sentimiento ha creado un egoísmo universal de naturaleza ignorante en grado sumo, dado que prácticamente garantiza el mal que aspira a prevenir. El producto particular que generará cada establecimiento por sobre sus propias necesidades de vida, y que será creado en abundancia, deberá adaptarse a la mayor variedad de objetos intrínsecamente valiosos para el intercambio; y los productos excedentes particulares, que proporcionan energía y placer a la industriosidad de los miembros de cada organización, se regularán por la naturaleza de la tierra, el clima y otros, factores locales correspondientes a cada establecimiento. En todos los casos, el trabajo será la medida del valor y como existirá siempre un constante progreso en la cantidad de trabajo manual, mental y científico, aunque la población crezca en las nuevas organizaciones, también crecerá en la misma proporción el mercado y la demanda de lo que la industria produzca. En tales organizaciones no existen los "malos tiempos". […] Se crearán las formas de distribución de los bienes entre los miembros de te asociación que la crearon, y de intercambio de su excedente por el excedente de otras comunidades, a través de reglamentaciones generales que simplifiquen y Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B faciliten estas transacciones no importa cuál sea la distancia que separe a las comunidades entre sí. Un billete, representativo del valor del trabajo, impreso como los nuevos billetes del Banco de Inglaterra, servirá a todos .los fines del comercio y el intercambio domésticos, y será emitido contra valor intrínseco recibido o en depósito. Ya se .ha dicho que la inclinación a la estafa y el engaño desaparecerá de las mentes de los habitantes de las nuevas aldeas, y no existirán las falsificaciones allí; por otra parte, como el signo monetario no tendrá valor en la vieja sociedad, ningún daño puede esperarse de ella. Pero estas asociaciones deben contribuir con su justo aporte a las exigencias del estado. Esta consideración nos lleva al próximo tema sobre la conexión de los nuevos establecimientos con el gobierno del país y con la vieja sociedad. El informante opina que los impuestos pagados sobre la tierra, el capital y el trabajo en la sociedad actual, también pueden ser percibidos, en la misma proporción y cantidad, pero mucho más fácilmente en Ia sociedad propuesta. El gobierno exigirá sin duda que se le pague en moneda corriente para lo cual las asociaciones deberán disponer de una parte de su producto excedente para adquirir monedas o billetes del reino, a fin de cumplir las demandas del gobierno. […] En lo que respecta a la guerra estas asociaciones 39 Fig. 13. Las escuelas en Inglaterra en una etapa de su evolución: la enseñanza con monitores. serán igualmente beneficiosas. Los ejercicios físicos encaminados a mejorar las disposiciones corporales e incrementar la salud y fortaleza del individuo serán una parte de la educación y formación de los niños. Tales ejercicios les proporcionarán destreza en la ejecución de movimientos combinados, hábito que produce orden y regularidad en tiempo de paz y es valioso en las operaciones defensivas y ofensivas de la guerra. Por tanto, los niños, desde una edad muy temprana, adquirirán, en sus diversiones y juegos los hábitos que los convertirán, en corto tiempo, en los mejores futuros defensores de su país. […] Además, el conocimiento de los principios de la ciencia de la influencia de las circunstancias sobre la humanidad rápidamente hará que todas las naciones descubran no solo los males de la guerra sino también su locura. De todos los modos de conducta adoptados por la humanidad para obtener beneficios en el estado actual de la sociedad, ésta es sin duda el que menos cumple sus fines. Es, en verdad, un sistema de desmoralización y destrucción, mientras que el interés más alto de toda nación y todo individuo reside en moralizar y conservar. Los hombres no merecerán la denominación de seres humanos hasta que no aprendan y pongan en práctica el principio que les permita conducir sus intereses sin apelar a la guerra, las organizaciones que proponemos rápidamente demostrarán con qué facilidad estos principios y prácticas pueden ser difundidos en el conjunto de la sociedad. 40 (Traducción: Washington Sardi) Fourier, Charles El Falansterio En Francia, la crítica situación urbana generada por el proceso de industrialización y de explosión demográfica destruye -como en el resto de los países europeos en expansión- sus viejas estructuras medievales; las ciudades crecen sin plan, sin leyes ni previsiones. La intervención urbanística de Napoleón I, no logra modificar las condiciones de vida de los trabajadores, más bien las empeora al beneficiar las áreas destinadas a la burguesía en ascenso. Esta situación material tiene aquí un ingrediente que distingue al movimiento de reforma social de otros países, especialmente de Inglaterra. La movilización no tiene origen solamente económico; es también político y moral. Los desastres de las guerras napoleónicas afectan a las poblaciones francesas e inglesas, pero Francia es un país en derrota y el imperio cae desatando los impulsos reprimidos de la Revolución de 1789. El socialismo precientífico francés cubre una amplia gama de alternativas, cuyos orígenes son de la más variada especie; desde el comunismo político de Augusto Blanqui, hasta la intervención culturalista y apolítica del Conde de Saint-Simon, se suceden las despiadadas críticas a la economía, a los dirigentes de empresa, a la sociedad injusta y desequilibrada que originaron en definitiva todos los males sociales. Pero a la vez que se formula la crítica, se elabora el modelo alternativo de un mundo mejor; Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B desde la igualdad entre las clases, la emancipación sexual de la mujer, la superación de la alienación, hasta la exaltación de las virtudes que son atributo divino negado por esa sociedad corrupta. Charles Fourier (1771-1837) se ubica en un segundo plano dentro del pensamiento social de esta prehistoria, pero, autor de una cosmogonía fantástica, llega a elaborar un minucioso programa social, hasta el punto de definir el lugar físico donde se habrá de desarrollar una sociedad armónica, purificada de los males presentes. Aquí es donde sus ideas ocupan un lugar privilegiado en los antecedentes de la urbanística moderna. El plan, desglosado de una frondosísima exposición literaria, cargada de esoterismo, describe un modelo de aglomeración del cual hasta muy avanzado el siglo XX el pensamiento urbanístico extraerá sus enseñanzas. Fourier parte de una clasificación universal en donde las pasiones humanas juegan un papel predominante; actuando sobre esta base se llagará a un estado denominado Armonía Universal, diferente del sistema impuesto por la sociedad actual decadente y enferma. Este estadio, llamado de la Civilización, es, según Fourier, un mal transitorio, sujeto a valores tales como la Moral, que en realidad es una normatividad represora de las pasiones humanas, en definitiva atributos divinos inalienables. Su modelo de aglomeración establece una entidad limitada de habitantes; 1.620 personas constituirán una Falange que resulta de relacionar —con la matemática de Fourier— el sistema de las doce 41 pasiones: cinco sensitivas, olfato, vista, audición, tacto, gusto; cuatro afectivas, amistad, ambición, amor y familia; tres distributivas, mariposeante (variedad), cabalística (el azar) y compuesta (motivación). El resultado de esta operación arroja 810 caracteres que, considerando los dos sexos, dan en definitiva un agrupamiento armónico de 1,620 personas. Fig. 14. El Falansterio de Fourier Fig. 15. Esquema de las galerías en el interior de los falansterios. En esta Asociación, desaparecen los males de la sociedad actual: mágicamente "las mujeres coquetas emprenderán tareas domésticas desde las cuatro de la madrugada". En este tono y con estos fundamentos, que hablan de la riqueza imaginativa ilimitada de Fourier, se describirá un organismo urbano autónomo, estrechamente ligado con la actividad agrícola (en el pensamiento francés Fourier, era el menos ligado al problema de la industria), con espacios habitables cargados de propuestas originales. Pese al inevitable fracaso de su puesta en práctica, Fourier insiste en su proyecto y considera a Norteamérica como el campo lleno de virtudes puras, sin contaminación de la Civilización, virgen y anhelante de experiencias de este tipo. La democracia y el republicanismo del país del norte fue para estos pensadores y los que le siguieron, el lugar preferido de todas las utopías. La minuciosa descripción de los diferentes edificios del Falansterio, las prescripciones de uso, las normas constructivas, etc., analizadas fuera de las filosofías esotéricas que las fundamentan, tuvo el valor de anticipar patrones proyectuales que han girado durante mas de cien años en la discusión de los proyectos urbanísticos. Funcionalización de los 42 espacios a la vez que integración edilicia del sistema urbano, el Falansterio es una ciudad, a la vez que un edificio. Una identificación en definitiva entre arquitectura y ciudad. No obstante haber partido de una denuncia de la sociedad hace uso ingenuo de sus instrumentos más concretos, cargados de significados, como ajustadamente dijera Walter Benjamín: "…los textos de Fourier parten de la inmoralidad de los negocios comerciales, axial como de la falsa moral invocada a su servicio… vio en los pasajes (comerciales) el canon arquitectónico del Falansterio..." (W. Benjamín, "París, capital del siglo XX", en Sobre el panorama de la filosofía futura, Caracas, Monte Ávila, 1970, pág. 127). La urbanística moderna actúa sobre estas bases; extrapola, desgaja parcialidades que hacen vigentes a las utopías, pero para, nuestro estudio, el valor principal de Fourier descansa en su cosmogonía, en tanto representación física de un modelo social en una Francia que ya sufría el impacto de la Revolución Industrial. De sus numerosos escritos, se extraen para el conocimiento de la Asociación el Traité de l'association domestique agricole, de 1822, y Nouveau monde industriel et sociétaire, de 1829. Charles Fourier pasamos a resumir. Teoría de la Asociación 3 Exposición y conceptos preliminares Me pareció muy exacta la denominación del Nuevo Mundo Industrial que señala un hermoso orden societario caracterizado, entre otras ventajas, por crear la atracción industrial: veremos a los ociosos, a las coquetas, levantarse al alba tanto en invierno como en verano para consagrarse empeñosamente a trabajos útiles, a cuidar huertos y corrales, a las tareas domésticas, a las operaciones fabriles y a muchas otras ocupaciones por las que el mecanismo civil inspiraba disgusto entre ricos. No existe deseo más extendido que el duplicar los ingresos particulares mediante un golpe de suerte, un matrimonio ventajoso, una herencia, un cargo bien dotado; si se descubriera el sistema para aumentar los ingresos individuales, para duplicarlos o cuadruplicarlos, el interés general se volcaría sobre un descubrimiento de esa índole. Tal será el resultado del método societario natural: en el primer año de régimen societario, en Francia, los 60 mil millones del producto anual crecerían hasta alcanzar 240 mil millones; la misma proporción es aplicable a los demás estados. La riqueza más enorme sería inútil si no existiera un orden de distribución que asegurara: - el reparto proporcional y la participación de las clases pobres en el crecimiento del producto; - el equilibrio de la población, ya que su crecimiento sin tasa neutralizaría la cuadruplicación del producto o la duplicación de la riqueza efectiva. Estas cuestiones contra las que se estrella la moderna ciencia son resueltas totalmente con el descubrimiento del mundo societario natural que 3 De: Nouveau monde Industriel et sociétaire, París, 1829. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Estos trabajos se tornarán atractivos merced a una distribución desconocida hasta hoy, que yo denomino Series pasionales o Series de grupos opuestos. A este mecanismo tienden todas las pasiones y es el único orden adaptado a los deseos de la naturaleza. Nunca adoptará el Salvaje nuestro sistema industrial si no lo presentamos actualizado en Series Pasionales. En tal régimen la práctica de la verdad y la justicia son medios para hacer fortuna; la mayoría de los vicios degradantes para nuestras costumbres, como la glotonería, se transforman en un medio de emulación industrial y así los refinamientos de la gastronomía serán estimulados como motivos de sabiduría. Tal sistema es el opuesto al mecanismo civil que convierte a la mentira en camino para la fortuna y define a la sabiduría como Ia austeridad en la vida. Conforme a esta contradicción, el Estado civil donde imperan la mentira y la industria repugnante será considerado un mundo al revés; y el Estado societario, basado en la verdad y la industria atractiva, un mundo en el justo sentido. 43 El régimen societario será un mundo nuevo y un mundo en el justo sentido, especialmente para los artistas y los sabios. Ellos se incorporarán de inmediato a lo que juzgarán una inmensa fortuna, infinitamente superior a la que podían aspirar del Estado civil que se les presenta como una senda cubierta de malezas, que recorren sometidos a toda clase de servidumbres. Respecto de las demás clases, a las que también predigo la cuadruplicación de sus ingresos, sé que éstas, al principio, piensan que exagero; pero la teoría societaria es tan fácil de comprender que todos podrán evaluar con exactitud si es verdaderamente cierto que el método natural de las Series pasionales puede suministrar un producto cuatro veces más grande que el de nuestra industria, parcelada y subdividida en tantas empresas como matrimonios existen. Hace algún tiempo que se viene hablando de asociación desconociendo el tema, sin definir objeto del vínculo societario, las formas y métodos a implantar, las condiciones que deben cumplir, los resultados que deben arrojar. Este tema ha sido tan confusamente abordado que ni siquiera se ha pensado en organizar un concurso sobre el método a utilizar en una disciplina tan nueva como la presente. Mediante este concurso se habría comprendido que no se puede triunfar con los métodos conocidos y que es necesario descubrir otros en las ciencias nuevas y vírgenes, sobre todo en la de la atracción pasional. Newton no llegó a comprenderla aunque, en su tiempo, estuvo cerca de ella. 44 Si se hubiera estudiado la atracción se hubiera descubierto la teoría de las Series pasionales, indispensable para fijar el mecanismo societario, ya que sin las series pasionales no pueden satisfacerse condiciones como: - la atracción industrial - la distribución proporcional - el equilibrio de la población Concentremos primero la atención sobre el resultado más notable del régimen societario: la cuadriplicación del producto. En vez de trescientas cocinas y de trescientas amas de casa, sólo cuatro o cinco grandes fogones bastarían para preparar alimentos diversos, de acuerdo con Ias necesidades de cuatro o cinco capas sociales de diferente condición, dado que en el Estado societario no existe la igualdad absoluta. Unas diez personas expertas sustituirían a las trescientas mujeres necesarias en el régimen civilizado, que hoy se ven privadas de los medios mecánicos que podrían utilizarse en una cocina, donde se aderecen los alimentos para 1800 personas (que es el número óptimo). En este caso, el pueblo gastaría mucho menos para vivir con esplendidez que lo que hoy gasta para vivir miserablemente. Se ahorraría mucho combustible y la recuperación de los bosques y de los ciclos climáticos de la tierra estaría asegurada con mayor eficacia que mediante cien códigos forestales. Se simplificarían las tareas domésticas hasta tal extremo que siete de cada ocho amas de casa y sirvientes pasarían a disponibilidad para ocuparse de actividades productivas. […] Los campesinos del Jura, que saben que con la leche de una sola familia no pueden fabricar el queso gruyère, se asocian y llevan cada día su leche a un obrador común, donde se anotan las entregas de cada uno. Mediante la suma de pequeñas cantidades de leche, a bajo costo, se logra un queso de horma muy grande. Nunca se pensó -y en nuestro siglo menos aún- en desarrollar estos pequeños gérmenes de asociación dentro de un sistema complejo, consagrado a un mismo tiempo a siete actividades industriales: 1. el trabajo doméstico, 2. el trabajo agrícola, 3. el trabajo fabril, 4. el trabajo comercial, 5. el trabajo de enseñanza, 6. el estudio y empleo de las ciencias, 7. el estudio y empleo de las artes. Todas estas actividades deben ejercerse de manera Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B acumulativa y dentro de la mayor asociación posible. La teoría que expondrá demostrará que tal asociación debe ser de 18OO personas. Por encima de las 2000 se degradaría en muchedumbre, y se tornarían demasiado complejas. Por debajo de las 1600, los vínculos serían demasiado débiles y quedaría presa de fallas de mecanismo y lagunas de la atracción industrial. […] Enorme magnitud del producto Una de las razones del retraso en la invención del mecanismo sociliatario reside en el hecho de que no se ha tenido el cuidado de presentar, como esperanza y estímulo a la investigación, el cuadro de las ventajas inmensas de la asociación. Grandes volúmenes podrían contener su descripción. Yo me limitaré a unas pocas páginas en las que daré por implantada la asociación en todo el mundo y sustituidos los pueblos por falanges industriales de alrededor de 1800 miembros. Dividiré sus beneficios en negativos y positivos. El beneficio negativo radicará en producir, sin hacer nada, mucho más que en el sistema de civilización donde la producción cuesta tanto esfuerzo. Por ejemplo, ya demostré que una cocina societaria economizaría nueve décimas partes de combustible y diecinueve de cada veinte obreros, si se la compara con los costos de las cocinas familiares. Y además de todos estos ahorros, se lograría un 45 trabajo mejor y la utilidad sería al mismo tiempo positiva y negativa dado que al ahorro de combustible se uniría la conservación de los bosques y la recuperación do las vertientes y los ciclos climáticos. abundará de tal modo que con ella podrán alimentarse los niños el año entero y, conservada la producción por medio de técnicas científicas adecuadas, se la convertirá en dulces y conservas que serán más baratos que el pan. También según la hipótesis de una gestión societaria consideremos su aplicación a la pesca en ríos pequeños. Mediante inactividades concertadas y acuerdos sobre los períodos de veda y apertura a la pesca, se puede llegar a duplicar la cantidad de peces extraídos y conservarlos en viveros. […] De este modo, aún en la inactividad, las comunidades societarias, sus falanges industriales, podrán disponer de una cantidad de peces diez veces mayor, en un tiempo diez veces menor y con menos brazos empleados para lograrlo. […] Los pueblos se liberarán del robo, hecho que constituyo un beneficio inmenso obtenido sin hacer nada. La recolección de las frutas es una de las más simples tareas agrícolas; sin embargo, el riesgo del robo es la razón por la que se dejan de plantar las nueve décimas partes de los frutales que podrían cultivarse, amén del gasto que los propietarios se ven constreñidos a realizar en la construcción de cercas. Al liberarse la asociación del robo, disminuirán las dificultades para aumentar en treinta veces las plantaciones de frutales, ya que no será necesaria una inversión en cercas y vigilancia. La fruta 46 Sólo podrá emitirse un juicio sobre la producción positiva cuando se conozcan las influencias del sistema de las series pasionales, las técnicas de perfeccionamiento y la economía que el sistema hace posible. […] A lo dicho debe agregarse el desgaste menor de las clases afectadas por la fatiga y los excesos, las epidemias, los contagios; la diferencia resultará más evidente por el hecho de que entre los pueblos civilizados y los societarios existirá una diferencia decuplicada respecto de las riquezas industriales o la producción que pueden obtener los habitantes de un determinado territorio. Porque si los hombres, las mujeres y los niños trabajan con alegría desde los tres años hasta muy avanzada la vejez; si la habilidad, la pasión, la mecánica, la unidad de acción, Ia circulación libre, la recuperación de la temperatura, la fuerza, la longevidad humana y animal elevan hasta niveles insospechables los medios de la industria, se producirá muy pronto también una decuplicación de la producción. Plan de una ciudad del sexto período 4 Se delimitarán tres recintos: el primero contendrá la cité o ciudad central; el segundo, los barrios y los grandes edificios fabriles; el tercero, las avenidas y los suburbios. En cada uno de los recintos las construcciones tendrán diferentes dimensiones y no podrán realizarse sin la aprobación de una comisión de ediles, que vigilará la observancia de los estatutos garantistas y sus normas. Cercos separarán a las tres zonas, delimitadas también por césped y plantaciones que no obstaculicen la visión. Cada casa de la cité deberá disponer de espacios libres, patios y jardines que equivalgan, por lo menos, a la superficie construida. Esta proporción de los espacios libres se duplicará en el segundo recinto y se triplicará en el tercero. Todas las casas deben estar separadas y presentar fachadas regulares en todos sus lados, ornamentadas según el recinto en que estén ubicadas, evitando en todos los casos las medianeras desnudas. […] Las calles se situarán frente a vistas campestres o monumentos de arquitectura pública y privada: se desterrará axial el monótono damero. Para evitar la uniformidad, algunas calles serpentearán. Las plazas cubrirán por lo menos un octavo de la superficie. La mitad de las calles deberán estar flanqueadas por arboledas variadas. 4 De: Traité de l´association domestique-agricole, Paris, 1822. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B El ancho mínimo de las calles será de nueve toesas5; las aceras, si sólo sirven al tránsito de peatones, medirán tres toesas, y las seis toesas restantes serán ocupadas con césped, plantas y cercados. No avanzaré en los detalles, ya que podrían llenarse muchas páginas con la descripción de una ciudad garantista. Pero es menester subrayar uno de sus efectos: la posibilidad, propia de una ciudad de este tipo, de provocar la asociación de todas las clases, obreros y burgueses e, incluso, ricos. Subrayemos, en primer lugar, que estará prohibido construir casitas, pues resultarían muy caras a causa de los aislamientos indispensables. Solo los ricos podrían permitirse esta satisfacción; pero el rentista urbano, que vive de los alquileres, estará obligado a construir casas muy grandes, muy cómodas y salubres, merced a la doble distancia exigida en los patios cerrados. En este tipo de edificio surgirá la obligación de adaptar toda suerte de medidas de economía colectiva, que muy pronto dará origen a la asociación parcial. Por ejemplo, si un edificio alberga cien familias, no se instalarán veinte bombas, como se haría en veinte casas que alojaran cada una a cinco familias. De esta forma se obtendría de entrada una economía de 19/20 o de 9/10, siendo los pilones y las bombas de dimensiones mayores. Del mismo modo, la limpieza que es engorrosa en casas hacinadas como las de nuestras capitales, 5 Una toesa: 1.629 metros (N. del T.) 47 Fig. 16. Corte esquemático del Falansterio: 1. Desván y cuarto de huéspedes. 2. Tanque de agua. 3. Habitaciones. 4. Galería cubierta. 5. Sala de reuniones. 6. Entrepiso, con alojamiento para los niños. 7. Planta baja de libre circulación. 8. Pasaje cubierto. resulta fácil en edificios donde los espacios vacíos mantienen las corrientes de aire. Se evitarían así muchos males causados por la insalubridad, lo que representa una ventaja importante. El Falansterio Supongamos que el experimento es realizado por un soberano o por un hombre rico, o por una compañía poderosa, que deseen evitar ensayos infructuosos y organizar, sin más trámite, la Gran Armonía, el octavo período en toda su plenitud. Expondré el procedimiento que debe seguirse en tal caso. Fig. 17. Esquema del Falansterio según el periodista norteamericano Albert Brisbane. A-O. Jardines interiores. E. Acceso principal. P. Patio central. S.X.Y.Z. Edificios auxiliares. o suburbios, habitados por familias a las que no une ninguna relación societaria y que actúen contradictoriamente entre sí; en lugar de ese caos de casitas que compiten unas con otras en suciedad y fealdad, la falange construirá un edificio regular en la medida en que lo permita el terreno. El falansterio, sede de la falange experimental, se construirá con materiales baratos, madera, ladrillos, etc., porque vuelvo a decir que seria imposible definir con exactitud, en esta primera prueba, las dimensiones apropiadas a cada seristerio o ámbito de relaciones públicas destinado a las series6, y a cada taller, cada tienda, cada establo, etc. […] Una asociación de 1500 a 1600 personas necesita de una legua cuadrada de tierra, provista de una buena corriente de agua, con elevaciones naturales del terreno que debe adaptarse además a los diversos cultivos, próximo a un bosque y a una gran ciudad, aunque lo suficientemente alejado de ésta como para desalentar a los importunos. El centro del palacio o falansterio estará destinado a las funciones públicas, los comedores, salas de consejo, bibliotecas, etc. En ese centro se ubicará el templo, la tour d'ordre, el telégrafo, las palomas mensajeras, el carrillón de ceremonias, el observatorio, el jardín de invierno con sus plantas perennes, situado detrás del patio de actos. […] Fig. 18. .Un esquema más elaborado del Falansterio. El edificio que ocupe una falange no se parece en nada a nuestras construcciones urbanas o rurales, y para fundar una Armonía de 1600 personas no debe emplearse ninguno de los edificios acostumbrados, ni siquiera un gran palacio como Versalles o un gran monasterio como El Escorial. Una de las alas deberá reunir todos los talleres donde se trabaja ruidosamente, como la carpintería, la forja, etc.; deberá albergar también todos los conjuntos industriales infantiles, ya que los niños son comúnmente muy ruidosos. Esta agrupación evitará uno de los más enojosos inconvenientes de nuestras ciudades industriales civilizadas, donde, en todas las calles, un carpintero, un herrero o un Los alojamientos, los cultivos y los establos de una sociedad que opera por series de grupos se diferenciarán prodigiosamente de nuestras aldeas 6 48 Serie es, en la concepción de Fourier, cada uno de los diferentes grupos formados en cada una de las industrias. (N. del T.) estudiante de música rompen los tímpanos de cincuenta familias de la vecindad. La otra ala dará albergue a los huéspedes; tendrá cuartos de baño y salas de reunión, de manera tal que estos lugares no obstruyan el centro del palacio ni perturben las relaciones domésticas de la falange. Es muy importante, en la falange experimental, tener la precaución de aislar a los extranjeros y de concentrarlos en una de las alas, dado que miles de curiosos afluirán a visitar el falansterio, proporcionándole un beneficio que no estimo inferior a veinte millones. El falansterio deberá dar cabida, además de los pisos individuales, a numerosas salas públicas: son los seristerios o lugares de reunión y desarrollo de las series pasionales. Estas salas no se parecen en nada a las que conocemos hoy, donde las relaciones se operan sin graduaciones. Una serie es incompatible con tal confusión. Tiene siempre tres, cuatro o cinco divisiones. […] Para no dar al palacio una fachada demasiado extensa, con desarrollos y prolongaciones que entorpecerían las relaciones, será conveniente duplicar los cuerpos de los edificios centrales y de las alas, y dejar entre los cuerpos paralelos y contiguos un espacio vacío de 15 a 20 toesas por lo menos, donde se dispondrán patios alargados, atravesados por pasillos y galerías dispuestos Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B sobre columnas, situados en el nivel del primer piso, con vidriera cerrada, ventilados y calefaccionados según se lo haga en la Armonía. A fin de ahorrar muros y terreno y dinamizar las relaciones, será conveniente que el palacio gane en altura y conste por lo menos de tres pisos y un desván, además de la planta baja, y el entresuelo, donde se ubicarán los alojamientos y salas de reunión de ancianos y niños, aislados de las calles galería y del ambiente principal del palacio. Las calles-galería constituyen un medio de comunicación interna que por si solo es suficiente para desdeñar los palacios y suntuosas ciudades de la civilización. Quien haya contemplado las callesgalería de una falange considerará el más hermoso palacio civilizado como un lugar inhóspito, como una mansión de idiotas que, después de tres mil años de arquitectura, no han aprendido aún a albergar con comodidad y sanamente. Nuestra impericia en este aspecto llega a tal punto que los propios reyes no sólo no disponen de comunicaciones por galerías cerradas sino que a menudo no tienen un soportal bajo el que guarecerse de la lluvia. La civilización desconoce las calles-galería y las calles subterráneas; también ignora la vigésima parte de los atractivos materiales de los que goza en Armonía el más humilde de sus miembros. El más humilde de los armonianos, alguien que no posea un cobre, sube a su coche desde un soportal cálido y cerrado; va del palacio a los establos a través de subterráneos ornamentados y tapizados; se encamina desde su vivienda a las salas públicas y los talleres por calles-galería calientes en invierno y ventiladas en verano. En Armonía se pueden 49 recorrer en enero los talleres, los establos, los almacenes, los salones de baile y de banquetes, los recintos para asambleas, etc. sin saber si sopla el viento o llueve, si hiela o hace calor. La calle-galería se ubica a la altura del primer piso. No puede adaptarse a la planta baja porque es preciso horadarlas en diversas arcadas para dar paso a los carruajes. La calle-galería no recibe iluminación natural por dos de de sus lados, pero está vinculada con cada cuerpo de edificios; todos los cuerpos tienen dos filas de habitaciones; una de las filas recibe luz desde el exterior, la otra de la calle-galería. […] Los alojamientos estarán distribuidos según un ordenamiento compuesto y graduado. Tendrán veinte precios diferentes, desde 50 hasta 1.000, pero deberá evitarse su progresión continua; dado que ella dispondrá en el centro a los alojamientos más caros y decrecería hacia las alas. (Traducción: Washington Sardi) 50 Howard, Ebenezer Ciudad-Jardín A fines del siglo XIX, cuando el abandono de las llamadas ―utopías urbanas‖ parecía definitivo, surge un movimiento de reforma que asume algunos de los aspectos que identificaron a los utopistas. La búsqueda de una forma de vida 'otra', parte de la idea -y la realidad- de que la ciudad industrial padece de una serie de enfermedades incurables; el sobredimensionamiento de las aglomeraciones, entre otros males, había destruido la 'sana relación del hombre con la naturaleza'. Este resurgimiento del ideal romántico aparece después de cincuenta años de experiencia urbanística íntimamente asociada con al sistema de poder. Después de las insurrecciones de 1848, la burguesía es plenamente consciente de que las formas insurreccionales adoptadas por el asalariado industrial y el desocupado son inevitablemente urbanas, por lo tanto el control del espacio será uno de los factores relevantes del control social. Esto hecho constituye una advertencia y propone a los gobiernos conservadores, que dominaban la escena política desde mediados del siglo XIX, la ejecución de un ordenamiento espacial Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B tendiente a restituir y asegurar un eficaz funcionamiento del sistema social: el Barón de Haussmann planifica la ciudad de París con el objeto de definir radicalmente las áreas de localización de los diferentes grupos sociales; un sistema arterial (los actuales boulevares parisinos) aislará los barrios a la vez que permitirá el control de los lugares públicos por parte de la policía; impondrá novedosos mecanismos financieros para el desarrollo de estas obras que beneficiarán a los propietarios de terrenos valorizados por ellas, pero que deberán pagar todos los ciudadanos en concepto de impuestos urbanos. Por otra parte, la legislación urbana avanzó contrariando las leyes fundamentales de la economía liberal, a través de la Intervención del Estado sobre la propiedad privada, en función de mantener un cierto equilibrio de supervivencia para los sectores populares, en definitiva, fuerza de trabajo de la sociedad industrial. En Inglaterra, cuna del liberalismo económico, se promulga en 1848 la primera Public Health Act, que introduce en la legislación tradicional prescripciones urbanísticas, cuya base principal eran las cuestiones sanitarias: limpieza de la ciudad, normas para el funcionamiento de Ias casas de renta, abastecimiento de agua, localización de cementerios, mataderos, ensanchamiento de las calles, adquisición de terrenos para parques en las ciudades que carezcan de ellos, etc. 51 La Ciudad-Jardín y su entorno rural Distrito y centro de la Ciudad-Jardín Este conjunto de soluciones técnicas, leyes y ordenamientos espaciales, fueron bases que, ¡unto con los modelos urbanísticos de los 'utopistas', permitieron a la urbanística avanzar sobre pasos más precisos. La propuesta de Ebenezer Howard (1850-1928), cuenta con toda esta experiencia, a la que se debe agregar el establecimiento de las nuevas ciencias creadas en el transcurso del siglo XIX: sociología, estadística y demografía, etc. "Ciencias sociales" que constituirán complemento e instrumento necesario en toda operación urbanística futura. Principio correcto de crecimiento de una ciudad La profesión de Howard distaba, como la de muchos otros reformadores sociales, de tener relación con la materia urbanística; taquígrafo de oficina, impregnado del espíritu romántico de la Inglaterra victoriana, a la vez agresiva y expansiva, fuertemente inspirado por el pensamiento de Ruskin, escribirá en 1898 Tomorrow - a Paceful Path to Real Reform, reeditado bajo el título más realista de Garden Cities of Tomorrow. Howard expone un modelo urbano, en contacto con el ambiente natural —la ciudad jardín—, autosuficiente, industrial pero higiénica, que resolverá el drama de las ciudades actuales, a la vez que "derramará un haz de luz en los problemas de miseria, excesivo trabajo, desasosiegos y angustias". Como afirma Lavedan (Histoire de L´urbanisme, Paris, Henri Laurens, 1952, pág. 145), Howard se diferencia de los socialistas utópicos por su mentalidad anglosajona, realista. Funda en 1902 la First Garden City Society Ltd. con un capital inicial 52 de 300.000 libras con el objeto de llevar a cabo la materialización de su proyecto. En 1903, se inicia la construcción de la primera ciudad-jardín, Letchworth, a 50 km. de distancia de Londres, proyectada por los arquitectos Barry Parker y Raymond Unwin. Allí se reglamenta el uso de los edificios y se prohíbe todo tipo de agente contaminante: el humo, los ruidos, etc.; las calles son arboladas, las viviendas rústicas (según el modelo romántico de Ruskin); una ciudad en definitiva que tendrá mucho que ver con las aspiraciones de la institución familiar burguesa. Sus discípulos la llamarán sencillamente ciudad-jardín. No obstante, en ese reino de paz, las previsiones no se cumplen; de los 35.000 habitantes proyectados inicialmente, en el año 1936, Letchworth no superaba los 16.000. La razón principal radica en todos los planteos de ciudad-auto-suficiente y ex novo. Su segundo intento logra en cambio un notable éxito, aunque a través de resultados que Howard nunca se había propuesto: después de la Primera Guerra integra un grupo de accionistas y funda The Welwyn Garden Ltd. Con un capital inicial de 250.000 libras adquieren un terreno de 953 Ha. a 20 millas de Londrese. Este emplazamiento sirvió, para que al no cumplirse las previsiones de autosuficiencia (la colonia agrícola y el cinturón de industrias) por la proximidad con respecto de la metrópoli, Welwyn se convirtiera en poco tiempo en una ciudad-dormitorio de la gran ciudad. Se trataba de la satisfacción de un gran deseo, el de poder alojarse lejos del ruido y demás molestias de la ciudad, pero a una distancia que permitiese trasladarse cotidianamente a realizar las tareas productivas. Ebenezer Howard El fracaso del modelo teórico de Howard fue a la vez un triunfo de Ia urbanística realista. A partir de esas experiencias, las ciudades-jardín en su nueva versión de ciudad-dormitorio o apéndice para la vida familiar de las grandes metrópolis recorren todo el continente europeo y América del Norte, ingresando en el conjunto de soluciones posibles para la desconcentración de las grandes ciudades. La ciudad-jardín7 Lejos ya de las fantásticas utopías de comienzo de siglo, la representación social de Howard expresa sentimientos de la clase media, sin posiciones radicales, cargados de sentido común pero carentes de la lógica necesaria para entender las leyes de la economía capitalista, que como vimos y veremos no puede modificar su estrategia en función de un modo de vida saludable, ni mucho menos, escapar de la metrópolis que, a cualquier costo deberá mantenerse como tal, en tanto éste es su ámbito natural y necesario. ¿Qué puede hacerse para que al trabajador le resulte más atractivo el campo que la ciudad; para que los salarios, o al menos el nivel de bienestar físico sea superior en el campo que en la ciudad; para que las posibilidades de relación social sean iguales en el campo, y las posibilidades de promoción del hombre o la mujer medios, sean iguales, por no decir superiores a las que aparecen en nuestras grandes ciudades? El tema lo encontramos expuesto continuamente de forma muy semejante a ésta. La prensa pública continuamente lo trata y lo discute en todas sus formas, como si los hombres, o al menos los trabajadores, no tuvieran ni pudieran tener ninguna opción o alternativa, sino o bien por una parte sofocar un amor a la sociedad humana —con un grado de interrelación superior al menos al habitual en un pueblecillo aislado—, o bien olvidar casi por completo todos los vívidos y puros deleites del campo. El problema es considerado universalmente como si fuera imposible, ahora y para siempre, que la gente trabajadora viviera en el campo, dedicada a actividades distintas que las agrícolas; como si las ciudades abarrotadas e insanas fueran la última palabra de la ciencia económica; y como si nuestra actual forma de producción industrial, en la que un abismo divide los objetivos agrícolas, de los industriales, fuera necesariamente un hecho inevitable. Esta falacia, no es otra que la muy 7 Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B De: Garden Cities of Tomorrow, Londres. 1902. 53 común de ignorar la posibilidad de otras alternativas, que las presentadas al intelecto. La realidad no consta sólo de dos alternativas, como es constantemente admitido —vida ciudadana y vida rural— sino de una tercera alternativa en la que pueden conjugarse en perfecta combinación todas las ventajas de una vida ciudadana decisivamente dinámica y activa con la belleza y el deleite del campo. La certidumbre de que es posible vivir una vida así, será un imán que producirá el efecto por el que luchamos todos: el movimiento espontáneo de la gente desde nuestras ciudades abarrotadas al seno de nuestra querida madre tierra, fuente de vida, felicidad, riqueza y poder a un tiempo. Por ello, podemos considerar que la ciudad y el campo son los dos imanes, empeñados ambos en atraerse a la gente, rivalidad ésta que viene a ser disipada por una nueva forma de vida, que comparte la naturaleza de las dos. […] Como se verá, el imán ciudad ofrece, .comparado con el imán campo, las ventajan de salarios altos, oportunidades de empleo, tentadoras perspectivas de progreso, pero todas ellas tienen como penosa contrapartida altos precios y alquileres. Las posibilidades sociales y los lugares de esparcimiento, son realmente incitantes, pero las excesivas horas de trabajo, las distancias al lugar de trabajo, y ―el aislamiento de las muchedumbres‖ tienden considerablemente a reducir el valor de estos atractivos. Las calles bien iluminadas poseen un gran encanto, especialmente en invierno, pero la luz del sol es relegada más y más, y la atmósfera 54 está tan viciada que los hermosos edificios públicos no tardan en cubrirse de hollín, y hasta las estatuas pierden su belleza. Los palacios y las horripilantes zonas infraurbanas constituyen aspectos extraños, complementarios de las ciudades modernas. El imán campo se proclama la fuente de toda belleza y riqueza; pero, el imán ciudad, burlonamente le recuerda lo aburrido que se encuentra, por falta de relaciones sociales y hasta qué punto desperdicia sus dones por falta de capital. En el campo hay hermosas vistas, parques señoriales, bosques perfumados por violetas, aire fresco, cantos de aves cristalinas, pero con demasiada frecuencia todo esto se nos presenta con estas amenazadoras palabras: "Prohibida la entrada bajo pena de multa". Los alquileres, me refiero al alquiler por acre, son ciertamente bajos, pero ello se debe de un modo natural a los bajos salarios, más que a razones de confort sustancial. Al contrario, las largas jornadas y la falta de diversiones, son impedimento a que la brillante luz solar y el aire puro alegren los corazones de la gente. La única actividad, la agricultura, es frecuente víctima de excesivas lluvias, mientras que la gloriosa cosecha de las nubes es rara vez almacenada adecuadamente por lo que, en tiempos de sequía, el abastecimiento resulta muchas veces insuficiente, incluso para beber. Incluso esa salud natural del campo se pierde considerablemente por falta de adecuadas condiciones sanitarias, y así encontramos en los lugares de los que ha emigrado mucha gente, que los pocos que permanecen viven con frecuencia como si quisieran rivalizar con los barrios peores de nuestras ciudades. Pero ni el imán ciudad, ni el imán campo, representan todo el plan y función de la naturaleza. La sociedad humana y la belleza de la naturaleza son compatibles y pueden ser disfrutadas juntas. De los dos imanes, debe hacerse uno, así como el hombre y la mujer se complementan el uno al otro con sus variados dones y facultades, la ciudad y el campo deberían unirse. Mi empeño será, pues, demostrar que en ―campociudad‖ puede disfrutarse de posibilidades de interrelación social iguales, por no decir mejores, que las que disfrutan las grandes ciudades, y que, al mismo tiempo, las cosas bellas de la naturaleza pueden acompañar y rodear a todos los habitantes. Demostraremos cómo es posible alcanzar abundantes oportunidades de empleo y brillantes perspectivas de progreso para todos; cómo los salarios altos son compatibles con alquileres bajos; cómo pueden conseguirse condiciones sanitarias extraordinarias; cómo, miremos por donde miremos, veremos hermosas casas y jardines; cómo es posible extender las fronteras de la libertad e incluso cómo una gente feliz puede convivir con los mejores resultados de acción conjunta y cooperación. La construcción de un imán así, si es que puede darse, iría seguida por la construcción de muchos otros, lo que ciertamente ofrecería solución al candente problema ya citado, expuesto por John Gorst: «Cómo contener el aflujo migratorio a la ciudad, y cómo devolverlos al campo». Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B El imán campo-ciudad […] La ciudad está atravesada, del centro a la circunferencia, por seis magníficos paseos, de 120 pies de ancho, cada uno de ellos la dividen en seis partes o distritos iguales. En el centro, hay un espacio circular, que cubre unos cinco acres y medio, cubierto por un hermoso y bien regado jardín; rodeando este jardín están los grandes edificios públicos —ayuntamiento, sala principal de conciertos y conferencias, teatro, biblioteca, museo, sala de arte y hospital—, ubicados todos ellos en terrenos espaciosos e independientes. 'El resto de este gran espacio encercado por El Palacio de Cristal consiste en un parque público, de 145 acres, provisto de amplias zonas de recreo de muy fácil acceso para todos. El parque central aparece encerrado (salvo en los cruces con los paseos) por una amplia arcada de cristal denominada Palacio de Cristal, que da al parque. Esta edificación es uno de los recursos favoritos de la gente los días lluviosos. La seguridad de que ofrece un refugio luminoso siempre a mano, aventura a la gente al parque central incluso con tiempo muy inseguro. En el Palacio de Cristal se exponen para la venta bienes de confección, y ahí se llevan a cabo la mayor parte de las compras que se prestan al placer de deliberar y seleccionar. El espacio cubierto por el Palacio de Cristal, es, sin 55 embargo, bastante más amplio que el necesario para estas finalidades, por lo que una considerable parle es utilizada como jardín de invierno, constituyendo en su conjunto una exposición permanente de muy atractivas características, con una forma circular que permite a todos los habitantes, distantes a un máximo de 600 yardas, un rápido acceso. Saliendo del Palacio de Cristal, en dirección al próximo anillo de la ciudad, atravesamos la Quinta Avenida, trazada, como todas las carreteras de la ciudad, con árboles. Lindante con la Avenida y de cara al Palacio de Cristal encontramos un anillo de viviendas magníficamente construida, ubicada cada una en terreno propio. Continuando nuestro camino, observarnos que las casas están en su mayor parte construidas en anillos concéntricos, de cara a las distintas avenidas (que así llamamos a las carreteras circulares), o lindando los paseos y carreteras que convergen en el centro de la ciudad. El amigo que nos acompaña en nuestra visita, respondiendo a nuestras preguntas sobre la población que esta pequeña ciudad pueda tener, afirma que en la ciudad en si habitan 30.000 habitantes, contra 2.000 en los terrenos agrícolas, y que en la ciudad hay 5.500 viviendas de una superficie media de 20x130 pies, siendo la superficie mínima permitida la de 20x100 pies. Como advirtamos la variadísima arquitectura y diseño de las casas y grupos de casas —algunas de ellas provistas de jardines comunes y cocinas cooperativas— nos informan que las disposiciones que regulan la construcción de viviendas obligan a la observancia general de la línea de trazado de la calle o bien a un alejamiento armonioso de ésta; 56 las autoridades municipales mantienen un control sobre estos puntos, promoviéndose paralelamente la expresión más completa del gusto y preferencias individuales, exigiéndose, además, un cumplimiento estricto de las adecuadas disposiciones sanitarias. Dirigiéndonos ahora hacia las afueras de la ciudad, llegamos a la Gran Avenida. Esta avenida, merecedora de su nombre por sus 420 pies de ancho, forma un cinturón verde de tres millas de longitud, que divide en dos secciones la parte de la ciudad que se extiende más allá del parque central. En realidad constituye un parque más, de 115 acres, y que dista un máximo de 240 yardas de la vivienda más alejada. En esta espléndida avenida, seis fincas, cada una de cuatro acres, están destinadas a escuela pública, con sus terrenos circundantes de recreo y jardín, existiendo otras fincas reservadas para iglesias, con los nombres que pueden determinar las creencias de la gente, y que serán levantadas y mantenidas con las aportaciones de los creyentes y amigos. Observarnos que las casas que dan a la Gran Avenida, se han apartado del plan general de anillos concéntricos y que están dispuestas en creciente, para permitir una mayor línea de fachada a la Gran Avenida, así como una visibilidad aún mayor de la de por si espléndida anchura de la Gran Avenida. En el anillo exterior de la ciudad, se encuentran las fábricas, almacenes, granjas, mercados, carbonerías, carpinterías, todas ellas de cara al círculo de línea férrea que encerca la ciudad y que tiene accesos a una línea principal de ferrocarril que atraviesa el término municipal. Esta disposición permite cargar los bienes en furgones en las mismas fábricas o almacenes, para ser enviados por ferrocarril a mercados distantes, y permite descargados en las mismas fábricas y almacenes directamente de los furgones. Ello, no sólo permite un enorme ahorro en las operaciones de carga y descarga, reduciendo el porcentaje de averías al mínimo, sino que también reduce el tráfico de las calles, disminuyendo así a un costo mínimo su mantenimiento. La amenaza del humo está mantenida a distancia en la Ciudad-Jardín, pues, toda la maquinaria es movida por energía eléctrica, con el resultado de que el costo de electricidad para alumbrado y otros propósitos, es sensiblemente reducido. Los residuos de la ciudad son aprovechados en las zonas agrícolas del término detentadas por diversos individuos en granjas grandes, pequeñas fincas, aparcerías, pastos, etcétera. La natural competencia de estos diferentes métodos agrícolas responde al deseo de los ocupantes de ofrecer a la municipalidad las mayores rentas posibles y pretende adoptar el sistema óptimo de cultivo, o, mejor todavía, los sistemas adaptados a los distintos propósitos. Es pues, fácilmente concebible que resulte ventajoso cultivar trigo en fincas muy extensas, con la consiguiente acción unificada bajo un granjero capitalista, o a través de un organismo cooperativo, en tanto que el cultivo de legumbres, frutas y flores, que requiera un cuidado más inmediato y personal, y mayores dotes artísticas e inventivas, será quizá mejor llevado por individuos, o pequeños grupos de individuos, con una fe común en la eficacia y valor de determinados preparados, métodos de cultivo, o recursos artificiales y Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B naturales. Este plan, o, si el lector lo prefiere esta ausencia de plan, evita los peligros de un estancamiento que sería decisivo, al mismo tiempo que promueve la iniciativa individual, logra una cooperación absoluta. Paralelamente, el incremento de renta dimanante de esta forma de competencia, es común, o de propiedad municipal, siendo gastada la mayor parte de este, en mejoras contínuas. La ciudad en si, con su población dedicada a actividades, vocaciones y profesiones diferentes, y provista de un depósito o almacén en cada sección, ofrece un mercado natural a la población y, en la medida en que se constituye demanda del producto, por parte de la población urbana, son eliminados gastos y sobrecargas de transporte. Pero los granjeros no quedan limitados a la ciudad como único mercado, disponiendo del derecho de distribuir su producto a quienes prefieren. Aquí, como en todos los aspectos del experimento, aparece claro que el área de los derechos no queda contraída, sino ampliada el área de elección. Este principio de libertad es extensivo también a los fabricantes y a otros que se han establecido en la ciudad. Estos dirigen sus asuntos a su manera propia, sujetos, como es lógico, a la ley general del suelo y obligados a proveer el suficiente espacio para los trabajadores, así como adecuadas condiciones sanitarias. Ni siquiera se pretende un monopolio rígido o absoluto en cuestiones como agua, alumbrado y teléfono, que corresponden, como organismo más natural y adecuado, a la 57 municipalidad. Si alguna asociación particular o cualquier conjunto de individuos demostraran ser capaz de satisfacer estos servicios en términos más ventajosos, bien en toda la ciudad, bien en alguna sección, o cualquier otro servicio de los prestados por la corporación, le sería dada la licencia. Ningún sistema de acción, realmente sólido necesita de apoyo artificial, como no lo necesita ningún sistema sólido de pensamiento. El área de acción municipal corporativa está destinada, probablemente, a extenderse considerablemente; pero, si así ocurre, será porque la gente, tiene fe en esta acción, y esa fe, puede ser evidenciada mejor que nada a través de una considerable ampliación del área de libertad. Los ingresos de Ciudad-Jardín Distribuidas en el término aparecen varias instituciones filantrópicas y de caridad. Estas no están bajo control de la municipalidad, sino que están apoyadas y dirigidas por varias personas con espíritu comunitario que han sido invitadas por la municipalidad a establecer estas instituciones en zonas saludables, y en terrenos arrendados por sumas insignificantes, conscientes las autoridades de que es preferible esta generosidad, pues el poder de compra de estas instituciones beneficia en gran manera a toda la comunidad. Además, puesto que los que emigran a la ciudad, son miembros que se cuentan entre los más enérgicos y decididos, es justicia elemental, que sus hermanos menos capaces puedan disfrutar los beneficios de un experimento destinado a la humanidad de un modo global. Por ello, convendrá ver qué carga supone por individuo el alquiler estricto, y qué obtendrá la comunidad por esta contribución. En efecto, si dividimos la suma de 1600 libras (interés anual o alquiler en sentido estricto), por la población prevista de la ciudad, es decir, por 3000, tendremos una contribución anual media inferior a un chelín y un penique. Este es todo el alquiler estricto que habrá de ser satisfecho, y toda suma adicional englobada en la ―cuota de participación‖, estará destinada a fondo de amortización o atenciones locales. 58 La extensión de la ciudad estrictamente considerada, cubre, como se recordará, 1000 acres, que suponíamos habían costado 40000 libras, que hacen un interés, al 4%, de 1600 libras anuales. Esta suma de 1600 libras es, por tanto, todo el alquiler estricto que los habitantes de la zona de ciudad, se verán obligados a pagar. Toda suma adicional que pueda aportar estará dedicada o bien al pago de la compra (es decir, pasará al fondo de amortización), o bien aplicada a impuestos destinados a construir y mantener carreteras, escuelas, trabajos de conducción de aguas, y para otras atenciones municipales. Permítasenos señalar todo lo que obtiene esta comunidad, tan afortunadamente situada, por esta suma insignificante. Con un chelín y un penique por cabeza al año, obtiene, primero, amplios espacios para viviendas, que, como hemos visto, miden 20x130 pies, con una capacidad media por vivienda de 5 ½ personas; obtiene amplios espacios para carreteras, alguna de las cuales disfrutan de proporciones realmente magníficas, tan anchas y espaciosas que permiten circular libremente la luz del sol y el aire, y en las que los árboles, los setos, y el césped, dan a la ciudad un aspecto semicircular; obtiene también amplios espacios para ayuntamiento, biblioteca pública, museo y sala de arte, teatro, sala de conciertos, hospital, escuelas, iglesias, piscinas, mercados públicos, etc. Obtiene también un parque central, de 145 acres y una magnífica avenida de 420 píes de ancho, que se extiende, en círculo a lo largo de tres millas, sólo interrumpida por espaciosos bulevares, escuelas e iglesias, que, a no dudar, por haber gastado menos dinero en la compra del terreno, no habrán de ser menos hermosas. Por esta suma, obtiene por último, todos los terrenos necesarios para un ferrocarril de 4 millas y media de longitud, que circunvalará la ciudad; 82 acres para almacenes, fábricas, y mercados, y un espléndido solar para un Palacio de Cristal, dedicado a galería comercial, y que servirá también como jardín de invierno. […] Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 59 Garnier, Tony Una ciudad industrial Disposición Los estudios de arquitectura que nosotros presentamos aquí, con una larga serie de planos, conciernen al establecimiento de una nueva ciudad, la ciudad industrial; esto se debe a que son razones de tipo industrial las que darán origen, de hoy en adelante, a la fundación de la mayor parte de nuevas ciudades; por lo tanto nosotros hemos tomado el caso más general. Además, en una ciudad de este tipo, todas las aplicaciones de la arquitectura pueden legítimamente encontrar su lugar, y hay la posibilidad de experimentarlas a todas. Al dar a nuestra ciudad una importancia media (nosotros suponemos alrededor de 35000 habitantes), siempre hemos tenido como objetivo dedicarnos a la investigación de orden general, que no hubiese podido motivar ni el estudio de una población, ni el de una gran ciudad. En fin, continuando con este espíritu, hemos supuesto que el terreno donde se extiende el conjunto de construcciones esté formado a la vez por una parte montañosa y una llanura atravesada por un río. Nuestra ciudad es una imaginación sin realidad; sin embargo, podemos decir que las ciudades de Rivede-Glar, Saint-Etienne, Saint-Chamond, Chasse, Givors, tienen necesidades análogas a las de la ciudad que hemos imaginado. Hemos situado el 60 lugar de estudio en la región sudeste de Francia, y son los materiales que se usan en esta región los que utilizaremos como medios de construcción. La razón determinante para establecer una ciudad de este tipo puede ser la proximidad de las materias primas a elaborar, o bien la existencia de una fuerza natural susceptible de ser utilizada para el trabajo, o también la comodidad de los medios de transporte. En este caso el origen es la fuerza del torrente. También existen minas en la región, pero se las puede imaginar más alejadas. El lecho del río está borrado por un dique; una planta hidroeléctrica distribuye la fuerza, la electricidad, la energía a las fábricas y a toda la ciudad. La fábrica principal está situada en la planicie, en el encuentro del torrente con el río. Una vía férrea de larga distancia atraviesa la fábrica y la ciudad, situada mucho más alto sobre una meseta. Todavía a mayor altura se ubican los establecimientos sanitarios, que, al igual que la ciudad, están abrigados de los vientos fríos, mirando hacia el sur, en terrazas a un lado del río. Cada uno de estos elementos principales (fábrica, ciudad, establecimientos para enfermos) está aislado de manera que pueda crecer según las necesidades. Esto nos ha permitido llevar el estudio hacia un punto de vista más general. Al buscar las disposiciones que satisfagan mejor las necesidades materiales y morales de los individuos, hemos visto la necesidad de crear reglamentos concernientes a las disposiciones, la vialidad, la salubridad, etcétera, y a suponer realizados ciertos progresos de orden social, lo que convertiría en un hecho normal toda esta reglamentación que las leyes actuales no autorizan. Por lo tanto, hemos supuesto que la sociedad tiene de hoy en adelante, la libre ocupación del suelo, y que es ella quien debe ocuparse de la distribución del agua, pan, carne, leche, medicamentos, en razón de los múltiples sentidos que reclaman estos productos. Vivienda Muchas ciudades tienen ya en vigor ciertos reglamentos de higiene, variables según las condiciones geográficas o climatológicas. Hemos supuesto que, en nuestra ciudad, la orientación y el régimen de vientos habrían llevado a estipular una serie de disposiciones que se pueden resumir así: 1. Para la vivienda, las habitaciones de dormir tienen que tener por lo menos una ventana hacia el sur, suficientemente grande para dar luz a toda la pieza y dejar entrar ampliamente los rayos del sol. 2. Los patios y patinejos, es decir los espacios cerrados con muros y que sirven para iluminar y ventilar, están prohibidos. Todo espacio, por más pequeño que sea, debe estar Iluminado y ventilado desde el exterior. 3. En el interior de las habitaciones, los muros, los pisos, etc., deben, construirse con material liso, con los ángulos redondeados. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Estas reglas, impuestas para la vivienda, inspiran en lo posible las disposiciones tomadas para los edificios públicos. El terreno de construcción en los barrios de viviendas está dividido en manzanas de 150 metros en el sentido este-oeste, y 30 metros en el sentido norte-sur; estas manzanas se subdividen en lotes de 15 metros por 15 metros, teniendo siempre un lado hacia la calle. Esta división permite usar mejor el terreno y satisfacer los reglamentos enunciados anteriormente. No importa que se trate de vivienda o cualquier otra construcción y que comprenda uno o varios lotes, pero la superficie construida siempre deberá ser inferior a la mitad de la superficie total, y el resto deberá ser jardín público utilizable por los peatones: con esto queremos decir que cada construcción debe dejar sobre la parte no construida de su lote un paso libre que vaya de la calle a la construcción situada atrás. Esta disposición permite atravesar la ciudad en cualquier sentido, independientemente de las calles que no se tiene necesidad de recorrer. Y el suelo de la ciudad, tomado en su conjunto, es como un gran parque sin ningún muro de cerramiento que limite los terrenos. El espacio entre dos viviendas en el sentido nortesur es, como mínimo, igual a la altura de la construcción situada al sur. De acuerdo a estas reglas que no permiten usar más de la mitad del terreno y prohíben todo cerramiento, de acuerdo también a que el suelo está nivelado solamente para que se escurran las aguas, no hay por qué temer la monotonía de nuestros alineamientos actuales. La ciudad comprende una red de calles paralelas y 61 perpendiculares. La calle más importante tiene su origen en la estación de ferrocarriles y va de este a oeste. Las calles norte-sur tienen 20 metros de ancho y tienen árboles a los dos lados; las calles oeste-este tienen 13 metros ó 19 metros de ancho, las de 19 metros solamente están plantadas al lado sur, y las de 13 metros no tienen ningún jardín. Administración, establecimientos públicos En el centro de la aglomeración hay reservado un vasto espacio para la distribución de los establecimientos públicos. Ellos forman tres grupos: altoparlantes, las sesiones de un parlamento o las representaciones musicales; y también sirve para las grandes asambleas. 2. Una segunda sala para 100 auditores, dispuesta en graderíos, y otras dos salas, igualmente en graderíos, de 500 plazas cada una; estas tres salas están destinadas a conferencias y proyecciones, etc. 3. Una gran cantidad de pequeñas salas de reunión para los sindicatos, sociedades, agrupaciones diversas, cada una con sus respectivas oficinas y vestuarios. I. Sala de asambleas y servicios administrativos. III. Establecimientos deportivos y de espectáculos. Todas estas salas tienen el acceso desde un vasto pórtico que es un paseo cubierto, situado en el centro de la ciudad, y por el cual puede circular una gran multitud al abrigo de las intemperies. Los grupos II y III están en un parque que limita al norte la calle principal y el grupo I, al sur de una terraza cultivada que permite la vista de la planicie, del río y de las montañas de la otra orilla. Al sur de este pórtico está situada la torre de relojes, visible desde todo lo largo de la calle principal, y que señala desde lejos el punto central de la ciudad. II. Colecciones. FOTO Fig. 21. Viviendas en hilera, planta. Los servicios administrativos comprenden: GRUPO I. Las salas de reunión comprenden: 1. Una sala abierta, muy abierta, totalmente accesible al público y con capacidad para 3000 personas; sirve para las reuniones en las que se escucha por medio de fonógrafos FOTO Fig. 22. Viviendas en hilera, perspectiva. 62 1. Un edificio que contiene los servicios del consejo de la ciudad, el registro civil, el tribunal de arbitraje; cada uno de estos servicios tiene salas públicas, salas de comisiones, oficinas, dependencias; 2. Otro edificio destinado a las oficinas donde todos los órganos de la ciudad tienen por lo menos un empleado en contacto con la administración; 3. Un tercer edificio para los laboratorios de análisis; 4. Un último, al fin, para los archivos administrativos, en proximidad al servicio de incendios. Hay todavía el servicio de organización del trabajo, que comprende las oficinas para la inscripción de la oferta y la demanda de empleos, como también las oficinas de Información, un conjunto de oficinas para los sindicatos y asociaciones, los albergues y restaurantes para recibir a las personas que esperan una colocación de trabajo. A continuación están los servicios de consultas, compuestos de un servicio de atención médica, otro de farmacia para la distribución de medicamentos; por último hay un servicio de hidroterapia médica. Más al sur y sobre la calle principal se encuentra el servicio de comunicaciones: correos, telégrafos, teléfonos. GRUPO II. El grupo de las colecciones está compuesto de la siguiente manera: 1. Colecciones históricas, documentos que interesan a la ciudad desde el punto de vista Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B arqueológico, artístico, industrial, comercial. En los jardines que rodean las salas respectivas están dispuestos los monumentos en material durable. 2. Colecciones botánicas en el jardín y en un gran invernadero. 3. Biblioteca, compuesta de una gran sala de lectura que tiene por un lado la consulta de libros y por el otro lado la consulta de publicaciones periódicas y de ilustraciones; existe también una vasta sala de mapas en medio de la cual hay un mapamundi con una escalera para permitir el estudio. A la entrada de este servicio estarán las dependencias indispensables para los catálogos, la relectura, la clasificación, la imprenta, las oficinas de préstamos de libros al exterior, etc., y alrededor de todo estarán los depósitos. 4. Una gran sala aislada, con cuatro entradas, destinada a las exposiciones temporales; aquí se pueden presentar a voluntad numerosas exposiciones simultáneas o una sola de mayor importancia. GRUPO III. La agrupación espectáculos está formada por: de deportes y 1. Una sala de espectáculos y de audiciones (1900 plazas), con todas las dependencias necesarias: escenario móvil que permita la reducción de los entreactos y la supresión de 63 FOTO Fig. 24. Viviendas en bloque, perspectiva. las partes superior e inferior del escenario; dependencias para los actores, la orquesta y los decorados; roperos y toilettes, foyer y bar para el público. 2. Un espacio semicircular con graderíos, análogo a los teatros antiguos, para las representaciones al aire libre, teniendo vegetación como fondo exclusivo del escenario. 3. Los gimnasios. 4. Un gran establecimiento de baños con piscinas de agua caliente y fría, con numerosas cabinas y bañeras, salas de duchas, de masajes y reposo, un restaurante, una sala de esgrima y las pistas de entrenamiento. 5. Los terrenos de juego (tenis, fútbol, etc.) y las pistas de entrenamiento para las carreras de bicicletas y pedestres, para el salto, el lanzamiento del disco, etc. Las tribunas serán cubiertas y los graderíos estarán protegidos por los árboles que rodearán la mitad de, éstos terrenos. Los grupos II y III estarán emplazados, como se ha indicado anteriormente, en los jardines cultivados y, en consecuencia, atravesados por paseos, con bancos de reposo, fuentes, etc. Para todos los establecimientos públicos la construcción es casi toda en cemento armado y vidrio armado. 64 Escuelas En ciertos puntos de la ciudad, escogidos convenientemente y repartidos por barrios, están las escuelas primarias para niños de cualquier edad menor a 14 años: escuelas mixtas, es decir que las mismas clases tengan chico y chica, separando los niños solamente de acuerdo a su edad y a su grado de instrucción. Una calle especial, tratada como jardín, separa las clases de los pequeños de las clases de los mayores, y sirve como lugar de diversión mientras esperan las horas de clase; hay también, desde luego, los cobertizos y los patios destinados a recreación. Estas escuelas poseen, además de las salas de clase, una sala de proyecciones. En las proximidades están las habitaciones de los directores e inspectores. En el extremo nordeste de la ciudad están las escuelas secundarias; la enseñanza que se imparte responde a las necesidades de una ciudad industrial: ésta comprende una enseñanza especial para una pequeña cantidad de estudiantes destinada a la administración y al comercio, luego una enseñanza profesional artística, y una enseñanza profesional industrial para la mayoría. Estas escuelas secundarias son frecuentadas por todos los jóvenes entre catorce y veinte años. Algunos de ellos que han sido reconocidos como bien dotados en vista a una educación superior están dirigidos separadamente hacia una escuela especial o una facultad. La escuela profesional artística es suficientemente desarrollada para formar los obreros de la industria artística, destacándose la arquitectura, la pintura, la escultura, y todas las aplicaciones en mobiliario, tapicería, tejidos, bordado, confección, marroquinería, orfebrería, trabajos en estaño o hierro, vidrio, cerámica, esmaltes, imprenta, litografía, fotografía, grabado, mosaico, insignias, carteles, etc. La escuela profesional industrial se ocupa, sobre todo de las dos principales industrias de la región: la industria metalúrgica y la preparación de la seda: en consecuencia, una sección especial es destinada a cada una de estas industrias y de acuerdo a todas las fases del proceso de trabajo. Establecimientos sanitarios Los establecimientos sanitarios (715 camas), situados sobre la montaña al norte del centro de la ciudad, están protegidos de los vientos fríos por la montaña; los macizos de vegetación la limitan al este y al oeste. Ellos comprenden cuatro partes principales: 1. El hospital. 2. El establecimiento de helioterapia. 3. La sección de enfermedades contagiosas. 4. El establecimiento de inválidos. El conjunto y el detalle están tratados aquí de acuerdo al grado de progreso actual de la ciencia médica. La disposición de cada uno de los elementos está enfocada de acuerda a su posible crecimiento. Estación El barrio de la estación está reservado especialmente a las viviendas colectivas públicas: hoteles, grandes almacenes, etc., de tal manera que el resto de la ciudad sea liberado de las construcciones atlas. En la plaza situada frente a la estación se ubican los mercados al aire libre. La estación, de mediana importancia, está en la confluencia de la gran arteria que viene de la Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 65 ciudad y las vías que se dirigen hacia la ciudad antigua, al borde del torrente; la fábrica principal se encuentra a continuación. La estación tiene los servicios públicos en el nivel de las calles, las vías están en el subsuelo y son servidas por los andenes y las salas de espera situados en el mismo nivel. Una gran torre de relojes es visible desde toda la ciudad. La estación de mercancías está más hacia el este; la de la fábrica más hacia el oeste. FOTO Fig. 25. Servicios: escuela primaria, perspectiva. FOTO Fig. 26. Servicios: centro helioterapéutico FOTO Fig. 26. Servicios: centro helioterapéutico. La vía férrea de grandes distancias se supone completamente recta, de manera que permita al uso de trenes de gran velocidad. Servicios públicos Algunos establecimientos están bajo la dependencia, de la administración y sometidos a disposiciones especiales. Estos son los mataderos, la administración de harinas y del pan, el servicio de aguas, la administración de productos farmacéuticos, los productos lácteos. La administración se ocupa de la evacuación de aguas y materias usadas, de la utilización de desperdicios; ella también se encarga de controlar la represa, de abastecer la fuerza motriz, la electricidad y la calefacción a las fábricas y a los particulares; por lo tanto es necesaria una instalación general para que cada local sea ventilado, iluminado y dotado de electricidad, agua caliente y fría, etc. Fábrica La fábrica principal es una fábrica metalúrgica. Las minas de las proximidades producen la materia prima, y la fuerza es suministrada por el torrente. Esta fábrica se dedica sobre todo a la producción de tubos y varillas de hierro, perfiles metálicos, láminas, ruedas, herramientas de trabajo y maquinaria agrícola; ella hace el montaje de estructuras metálicas, material de ferrocarriles y de navegación, automóviles y aviones. En consecuencia, la fábrica está formada por los altos hornos, las acerías, los talleres para las grandes prensas y martillos, los talleres de montaje y de ajuste, un puerto para la reparación y el lanzamiento de barcos, una estación especial empalmada a la gran vía, un puerto fluvial, las fábricas de carrocerías, las fábricas de productos refractarios, etc.; las pistas de prueba para diferentes vehículos, numerosos laboratorios, las viviendas para el personal técnico. Naturalmente hay servicios distribuidos por todas partes, sanitarios, vestuarios, comedores, puestos de asistencia médica, etc. Las grandes avenidas, plantadas con árboles en tres bolillos; sirven a las diferentes secciones de la fábrica. Cada sección está dispuesta de tal manera que pueda crecer independiente y sin perjudicar a las demás. Alrededor de la aglomeración principal hay otras aglomeraciones como las granjas de explotación FOTO Fig. 27. Servicios: estación central 66 agrícola, los criaderos de gusanos de seda, las hilanderías, etc. conciencia de que el trabajo es la ley humana y de que hay el ideal suficiente en el culto de la belleza y de la bondad para hacer la vida espléndida. Construcción Los materiales empleados son el cemento con ripio para los fundamentos y los muros, y el hormigón armado para las losas y las cubiertas. Todos los edificios importantes están casi exclusivamente construidos con hormigón armado. Estos dos materiales se emplean frescos en moldes especialmente preparados. Mientras más simples sean los encofrados, más fácil será la construcción, por consecuencia ella será más barata. Esta simplicidad de medios lleva lógicamente a una gran simplicidad de expresión de la estructura. Cabe anotar que si nuestra estructura permanece simple, sin ornamento, sin molduras, desnuda, nosotros podemos disponer en seguida de las artes decorativas en todas sus formas y cada objeto de arte conservará su expresión tanto más neta y pura porque será totalmente independiente de la construcción. ¿Y acaso no se ve que el empleo de tales materiales permite mejor que nunca obtener las grandes horizontales y verticales, propias para dar a las construcciones ese aire de calma y de equilibrio que las armoniza con las líneas de la naturaleza? Otros sistemas de construcción, otros materiales conducirán, sin duda, a otras formas que será también interesante investigar. FOTO Fig. 30. Instalaciones industriales, fábricas. FOTO Fig. 28. Vista aérea del centro cívico de la ciudad industrial FOTO Fig. 29. Instalaciones industriales, hornos. Este es el programa resumido del establecimiento de una ciudad, donde cada individuo toma Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 67 Le Corbusier La ciudad contemporánea Charles Edouard Jeaneret, Le Corbusier (18871965), perteneció a la generación de los 'maestros' de la arquitectura moderna; su vida, ideas y realizaciones están ligadas a las vicisitudes que significaron la puesta en marcha del nuevo lenguaje arquitectónico, y cubren casi cincuenta años en el establecimiento de un nuevo estatuto en el campo del diseño. Su preocupación sobre el problema de la ciudad moderna será constante y determinará en sus bases a sus propuestas arquitectónicas, a lo largo de su prolongada y prolífica carrera profesional. Formado en la plástica cubista, tiene además un amplio conocimiento de la tradición clásica; explora inicialmente, con una gran capacidad de asombro, los diversos productos de la sociedad tecnológica: automóviles, aviones, barcos, elevadores de granos, mingitorios, válvulas, y comprueba que la arquitectura, aferrada a los cánones del siglo pasado, está totalmente fuera de contexto. En última instancia, su sistema de valores se sitúa en la tradición clásica: la belleza es un atributo de la utilidad. En el campo urbanístico, sus primeras aproximaciones no difieren mucho de la organización espacial y el concepto impuesto por 68 los alemanes. En la socialdemocracia, la urbanística posible consistía en la realización de viviendas en cantidad suficiente hasta el punto de constituirse en problema urbano. De este tipo particular de intervención urbanística, de la cual se extrae un cuerpo sólido de teorías en materia de organización de áreas residenciales, todavía hoy sin sustitutos, Le Corbusier realiza proyectos de vivienda estudiados en un nivel de constructividad y habitabilidad (la vivienda racional) que interesan de manera especial al problema del diseño arquitectónico: Dom-ino, Monol, Troyes. Sin embargo, en 1922 trasciende totalmente el plano de estas experiencias. Marcel Temporal, director de la sección de urbanismo del Salón d'Automne, le propone en el mes de julio que realice un proyecto cualquiera para presentarlo en la exposición. En noviembre se inaugura el evento, y Le Corbusier hace un despliegue de planos, dibujos y textos que hacen referencia a un modelo urbano gigantesco: una ville contemporaine, para tres millones de habitantes, tan grande como París. Obviamente, el proyecto despierta asombro, furias y entusiasmo. Pero allí estaba cuando ya se había producido el corte definitivo entre la representación y la intervención técnica, integrándose en la llamada ciencia urbanística que la experiencia holandesa y alemana legitimaron totalmente. La urbanística ya recorría nuevos niveles. El hábitat propuesto está impregnado de esa visión totalizante de la sociedad, con la imposición de un modo de vida, que caracterizaron las representaciones del siglo XIX, hasta el estallido de la Gran Guerra. La ciudad de Le Corbusier es una ciudad moderna, ya no industrial, sino financiera y de servicios, con todos los atributos de la tecnología, centro de actividades de le sociedad capitalista, con un particular énfasis en el diseño del hábitat residencial, densificado en su corazón con rascacielos de 60 pisos, con pistas para aerotaxis y los inmuebles-villas en la periferia, con jardines suspendidos, aire, luz y elevado confort. Luego, en 1929, la Ville Radieuse: el perfeccionamiento. Armado de estas propuestas recorre el mundo y sintománticamente propone en América ordenamientos y proyectos urbanos. Buenos Aires, Montevideo, Río de Janeiro, San Pablo, la misma esperanza que impulsaba a los utopistas del siglo XIX a implantar sus modelos en Norteamérica: la esperanza proyectual en la búsqueda de nuevas estructuras sociales, nuevas mentalidades. Además la búsqueda de ámbitos vírgenes, lejos del difícil compromiso que exigía el Viejo Mundo, sea en sus deterioradas estructuras urbanas como en las mentalidades cristalizadas de gobiernos y habitantes. Sin imaginar que esta América había abrevado durante largos años de colonización, de la cultura y la ideología europea. del Movimiento Moderno y surge después del IV Congreso del CIAM, llevado a cabo durante un crucero entre Marsella y Atenas en 1933. En 1941 aparece este documento anónimo que fuera realizado por él. La villa contemporánea para tres millones de habitantes ya está en el límite, en el punto de inflexión de la urbanística. La sociedad industrial termina de definir su ideología arquitectónica y urbanística. La acción publicitaria emprendida por Le Corbusier, permite que, sin timidez el arquitecto se constituya en el profesional de esta disciplina sin especialista. Le Corbusier será uno de los principales voceros del CIAM (Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna), organismo rector de la urbanística contemporánea; su infatigable y persistente acción propagandística no repara en medios; en muchos casos Le Corbusier habla y rige por boca del IAM. La Carta de Atenas fue el documento urbanístico Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 69 Una ciudad contemporánea de tres millones de habitantes. 8 Procediendo como el técnico en su laboratorio, dejo de lado los casos específicos; aparto todos los accidentes; me preparo un terreno ideal. El objetivo no consistía en vencer situaciones preexistentes, sino llegar con la construcción de un edificio teórico riguroso, a formular principios fundamentales del urbanismo moderno. Dichos principios fundamentales, si son ciertos, pueden constituir el esqueleto de todo sistema de urbanización contemporánea; constituirán la regla según la cual puede hacerse el juego. Contemplar luego el caso específico, esto es, cualquier caso —París, Londres, Berlín, Nueva York o un villorrio, minúsculo— es ser dueño, si se parte de conocimientos cabales, de dar una dirección a la batalla que va a iniciarse. Pues es librar una batalla formidable querer urbanizar una gran ciudad contemporánea. Y ¿ha visto alguien librarse una batalla sin conocimiento exacto de los objetivos que hay que alcanzar? En eso estamos, precisamente. Autoridades acorraladas se lanzan en aventuras de policías con varitas, de policías montados, de señales sonoras y luminosas, de pasarelas sobre las calles, de veredas circulantes bajo las calles, de ciudades-jardín, de supresión de tranvías, etc. Todo esto, sucesivamente, jadeando, para hacer frente a la fiera. La FIERA, la Gran Ciudad, es mucho más poderosa que eso: sólo sirve para despertarla. ¿Qué inventarán mañana? Reproducimos el texto de Le Corbusier con autorización de ediciones infinito, de Buenos Aires, que publicó La ciudad del futuro, obra a la que pertenece el presente fragmento. 8 70 Hace falta una línea de conducta. Son necesarios principios urbanismo moderno. fundamentales del Terreno El terreno llano es el terreno ideal. En todas partes donde la circulación se intensifica, el terreno llano proporciona las soluciones normales. Donde la circulación disminuye, los accidentes del terreno estorban menos. El río pasa lejos de la ciudad. El río es un ferrocarril sobre el agua, es una estación de mercaderías, una estación de entrecasa. En una casa bien puesta, la escalera de servicio no pasa por la sala, incluso si la mucama de Bretaña es coqueta (incluso sí las barcazas emboban al ocioso inclinado sobre el puente). La población La urbana, la suburbana, la mixta. a) La urbana, los del centro, que tienen allí sus ocupaciones y que residen en la ciudad. b) La suburbana, los que trabajan en la periferia, en la zona de las fábricas y no van a la ciudad; residen en la ciudad-jardín. c) La mixta, los que llevan a cabo su labor en el centro de los negocios, pero que mantienen sus familias en las ciudades-jardín. Distribuir en a, b y c (y mediante clasificación se procura realizar prácticamente la transmutación de las especies reconocidas) equivale a afrontar abiertamente el problema del urbanismo puesto que implica determinar los cantones de estas tres unidades, fijar sus extensiones y, por tanto, plantear y resolver el problema de: 1. La ciudad, centro de negocios y residencias urbanas. 2. La ciudad industrial y las ciudades-jardín (transportes). 3. Las ciudades-jardín y los transportes diarios. Reconocer un órgano denso, rápido, ágil, concentrado: la ciudad (centro debidamente organizado). Otro órgano flexible, extenso, elástico: la ciudad-jardín (cinturón). Entre estos dos órganos, reconocer con fuerza de ley la presencia indispensable de la zona de protección y extensión, zona sometida, arboledas y prados, reserva de aire. Las densidades Tanto más grande es la densidad de población de una ciudad, tanto más pequeñas son las distancias que recorrer. Consecuencia: aumentar la densidad del centro de las ciudades, sede de los negocios. Pulmón El trabajo moderno se intensifica cada vez más, con exigencias cada vez más peligrosas para nuestro sistema nervioso. El trabajo de hoy exige la calma, el aire puro y no el aire viciado. Las ciudades actuales aumentan su densidad a expensas de las plantaciones que son el pulmón de la ciudad. La ciudad moderna debe aumentar su densidad pero aumentar al mismo tiempo, considerablemente, las superficies plantadas. Aumentar las superficies plantadas y disminuir el trayecto a recorrer. Hay que construir en altura el centro de la ciudad. Los departamentos residenciales en la ciudad no pueden estar construidos en ―calles en corredor‖, atiborradas de estrépito, invadidas en polvo y sobre patios oscuros. El departamento urbano debe ser construido sin patio y lejos de las calles, dando sus ventanas sobre Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 71 amplios parques: lotes en rediente y lotes cerrados. La calle La calle actual es la vieja ―tierra firme‖ sobre la que se ha puesto un pavimento, bajo la que se han excavado algunos subterráneos. calles. El peatón recibe un golpe mortal. Y con esto, no circula más. El sacrificio de los peatones es estéril. Clasificar la circulación: a Pesos pesados. La calle moderna es un organismo nuevo, especie de fábrica longitudinal, depósito aireado de múltiples órganos complejos y delicados (las canalizaciones). Va contra todo sentido económico, contra toda seguridad y buen sentido enterrar las canalizaciones de la ciudad. Las canalizaciones deben ser accesibles de todas partes. Las secciones de esta fábrica longitudinal tienen varios destinos. El objeto de esta fábrica tanto es la construcción de las casas con que se tiene la costumbre de flanquearla como los puentes que la prolongan a través de los cañadones o por encima de los ríos. b Vehículos que hacen pequeños recorridos en todo sentido. c Vehículos rápidos (que atraviesan gran parte de la ciudad). a) Por el subsuelo9 los pesos pesados. El piso bajo de las casas que ocupa este nivel está construido por pilotes que dejan entre ellos espacios libres muy grandes; los pesos pesados descargan o cargan sus mercancías en ese piso que constituye en verdad el muelle de la casa. La calle moderna debe constituir una obra maestra de ingeniería civil y no una obra de peones camineros. b) Al nivel de la planta baja de los inmuebles, el sistema múltiple y sensible de las calles normales que lleva la circulación hasta sus fines más menudos. La calle en corredor no debe ser tolerada más porque envenena las casas que las bordean y provoca la construcción de los patios cerrados. c) De Norte a Sur, de Este a Oeste, constituyendo los dos ejes de la ciudad, las autopistas de cruce para tráfico rápido de una sola mano, son construidas sobre vastas pasarelas de hormigón de 40 ó 60 metros de La circulación Se clasifica mejor que cualquier otra cosa. En la actualidad, no está clasificada… dinamita arrojada a la hornalla en los corredores de las 72 No digo el subsuelo, sería mas exacto decir al nivel de lo que llamamos subsuelo, ya que si ciertos barrios concretasen la ciudad sobre pilotes ese subsuelo no estaría enterrado. 9 ancho empalmadas por rampas, cada 800 ó 1200 metros, al nivel de las calles normales. Se ingresa a las autopistas en cualquier punto de su recorrido y se puede atravesar la ciudad y llegar a las afueras, a las mayores velocidades, sin tener que soportar ningún cruce. El número de las calles actuales debe disminuirse en dos tercios. El número de los cruces de calles está en función directa del número de calles; esto agrava considerablemente el número de calles. El cruce de calles es el enemigo de la circulación, del tráfico. El número de las actuales calles está determinado por la más remota historia. La protección de la propiedad ha salvaguardado, casi sin excepción, hasta el mínimo sendero del primitivo caserío y lo ha erigido en calle, incluso en avenida. Calles así ¡se cortan cada 50 metros, cada 20 metros, cada 10 metros! Así se llega al ridículo embotellamiento. La distancia, entre dos estaciones de subterráneo o de ómnibus proporciona el módulo eficaz de separación entre los cruces de calles, módulo condicionado por la velocidad de los vehículos y la resistencia admisible del peatón. Esta distancia media de 400 metros da, por tanto, la separación normal de las calles, patrón de las medidas urbanas. Mi ciudad está trazada sobre una cuadrícula regular de calles espaciadas cada 400 metros y que se cruzan a veces a 200 metros. Este triple sistema de calles superpuestas responde a la circulación automotriz (camiones, coches de alquiler o particulares, ómnibus), órganos rápidos y Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B flexibles. El vehículo sobre rieles sólo tiene motivo para subsistir si está enganchado en forma de tren, proporcionando así un gran rendimiento: se trata entonces del ramal de subterráneo o del tren suburbana. En cuanto al tranvía, no tiene ya derecho a subsistir en el corazón de la ciudad moderna. La división en lotes de 400 metros de lado determina, pues, barrios de 16 hectáreas con una población que oscila, según sea de negocios o residencial, entre 5.000 y 6.000 habitantes. Es natural continuar aplicando el tramo promedio de los subterráneos parisienses (400 menos) y establecer en el centro de cada lote una estación de subterráneo. Sobre los dos ejes de la ciudad, dos pisos por debajo de la autopista, se encuentra el subterráneo que penetra hasta los cuatro puntos extremos de los suburbios de las ciudades-jardín y constituye el colector de la red metropolitana. Las dos grandes arterias de cruce del centro contienen además, en un segundo subsuelo, los trenes suburbanos de circulación ininterrumpida en una sola dirección (en circuito cerrado) y en un tercer subsuelo, las cuatro grandes líneas termínales de los cuatro sectores cardinales de las provincias, o, mejor aún, conectadas por medio de un sistema en circuito. La estación Sólo hay una estación. La estación sólo puedo estar en el centro de la ciudad. Es su único sitio; no existe motivo alguno para asignarle otro lugar. La 73 estación es el cubo de la rueda. La estación es, ante todo, un edificio subterráneo. Su techado con dos alturas por arriba del suelo natural de la ciudad constituye el aeropuerto para aerotaxis. El aeropuerto para taxis (dependiente del aeropuerto principal ubicado en la zona sometida)10 debe ser directamente contiguo a los subterráneos, a los ferrocarriles del interior, la "gran ruta" y los servicios administrativos de transporte. En el centro, la ESTACIÓN con plataforma para aterrizaje de aviones-taxis, Norte-Sur, Este-Oeste, la GRAN ARTERIA para vehículos rápidos (pasarela sobreelevada de 40 metros de ancho). Al pie de los rascacielos y alrededor, plaza de 2400x1500 metros (3.640.000 metros cuadrados) cubierta de jardines, parques y alamedas. En los parques, al pie y en torno de los rascacielos, los restaurantes, cafés, comercios de lujo, estructuras con dos o tres terrazas escalonadas; los teatros, salas, etc.; los garajes al aire libre o cubiertos. Plano de la ciudad Los rascacielos amparan los negocios. Principios fundamentales: 1º. DESCONGESTIÓN DEL CENTRO DE LAS CIUDADES; 2º. 2º AUMENTO DE LA DENSIDAD; 3º. AUMENTO DE CIRCULACIÓN; 4º. AUMENTO PLANTADAS; DE LOS LAS MEDIOS DE SUPERFICIES A la izquierda: los grandes edificios públicos, museos, ayuntamiento, servicios públicos. Más a la izquierda, el parque inglés. (El parque inglés está destinado a la ampliación lógica del corazón de la ciudad.) A la derecha: recorridos por un ramal de la "gran arteria", los muelles y los barrios industriales con las estaciones de carga. Rodeando totalmente la ciudad, la zona sometida, arboledas y praderas. Más allá, las ciudadesjardín que forman un gran cinturón. En consecuencia, en el centro: estación central. a) Plataforma: aeropuerto de 200.000 metros cuadrados. En 1923, ocho meses después del Salón de Otoño, el Intransigeant anunciaba: Una idea inglesa: el aeropuerto en el techo de la estación. 10 74 b) Entrepiso: gran arteria (pista sobreelevada para autos rápidos, único cruce por medio de un rond-point). intensidad. Densidad c) Planta baja: vestíbulos y ventanillas de subterráneos, servicio suburbano, grandes líneas y aviación. d) 1er. subsuelo: subterráneos de penetración y de gran recorrido. e) 2º subsuelo: trenes suburbanos (en circuito cerrado, una sola dirección). f) 3er. subsuelo: grandes líneas (cuatro puntos cardinales). a) Rascacielos: 3000 habitantes por hectárea. b) Lotes en rediente: 300 habitantes por hectárea. Residencia lujosa. c) Lotes cerrados: 305 habitantes por hectárea. Esta gran densidad permite reducir distancias y asegura la rapidez de las comunicaciones. NOTA: La densidad media de París, intramuros, es de 364; Londres: 158; la de los barrios superpoblados de París, 533; la de Londres, 422. El centro Veinticuatro rascacielos con capacidad entre 10.000 y 50.000 empleados cada uno: los negocios, los hoteles, etc., 400.000 a 600.000 habitantes. Superficies plantadas Viviendas de ciudad, loteo "en rediente" o "cerrados", 600.000 habitantes. Sobre terreno con b) 85% de superficie plantada (jardines, deportes). Las ciudades-jardín, 2.000.000 de habitantes o más. Sobre terreno con c) 48% de superficie plantada (jardines, deportes). En la plaza central: los cafés, restaurantes, comercios de lujo, salones diversos, foro magnífico escalonado y bordeado de enormes parques, proporcionando un espectáculo de orden e Centro educativo y cívico, Universidades, Museos de arte e industria,-Servicios públicos, Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Sobre terreno con a) 95 % de superficie plantada (plazas, restaurantes, teatros). 75 Ayuntamiento Parque inglés. (La ampliación del centro se hará sobre los terrenos del parque inglés.) Residencia: ―lotes cerrados‖, 5 pisos dobles, con jardines colgantes, sobre grandes parques, sin patios interiores, sistema de inmueble con servicios colectivos (nueva fórmula de la casa de renta). Deportes: autódromo, hipódromo, velódromo y estadio, piscina, circo. Ciudades-jardín, Estética, Perfección, Espíritu Moderno Zona sometida (propiedad de la ciudad) con el Aeródromo Zona en la que se prohíbe toda construcción disponible para la ampliación de la ciudad, conforme plan municipal; arboledas, praderas, campos de deportes. La constitución de una '"zona sometida" mediante la adquisición progresiva de la pequeña propiedad del primer suburbio representa una de las tareas más urgentes de las municipalidades. Es asegurarse así un capital de valor duplicable. Economía, Una frase resume la exigencia de mañana: HAY QUE CONSTRUIR AL AIRE LIBRE. La geometría trascendente debe reinar, dictar todos los trazados y llegar a sus consecuencias más pequeñas e innumerables. La ciudad actual se muere por no ser geométrica. Construir al aire libre es reemplazar el terreno estrambótico, insensato, que es el único existente en la actualidad, por un terreno regular. Y fuera de ese, no hay otro de salvación. Barrios industriales, Loteos Consecuencia de los trazados regulares, la serie. Negocios: rascacielos de 60 pisos sin patio interior. Consecuencia de la serie: el Standard, la perfección (creación de los tipos) Residencia: ―lotes en rediente‖ con 6 pisos dobles, sin patios interiores; departamentos que por uno y otro lado dan sobre grandes parques. El trazado regular es la geometría que entra en la obra. No hay buena labor humana sin geometría. La geometría es la esencia misma de la Arquitectura. Para introducir la serie en la construcción de la ciudad, hay que 76 industrializar la edificación. La edificación es la única actividad económica que haya quedado exenta hasta ahora de industrialización. La edificación ha escapado, pues, al progreso. En consecuencia, ha permanecido fuera de los precios normales. Si se industrializa la construcción, pueden formarse equipos obreros tan perceptivos e inteligentes como los de mecánicos. El arquitecto está deformado profesionalmente. Se ha entregado a querer el terreno estrafalario, pretendiendo hallar en él el secreto de soluciones originales. El arquitecto está en el error. Ya sólo se puede edificar para los ricos o bien con pérdidas (presupuestos municipales) o bien construyendo lamentablemente mal, privando al morador de la comodidad indispensable. Un auto fabricado en serie es una obra maestra de confort, de exactitud, de equilibrio y gusto. Una casa construida a medida (en terreno estrambótico) es una obra maestra de incongruencias, una monstruosidad. ¡El albañil data de… siempre! Golpea a puntapiés y mazazos. Aniquila todo en torno suyo; el material que se le confía está liquidado en algunos meses. Hay que reformar el espíritu del albañil haciéndolo entrar en el mecanismo severo y exacto de la construcción industrializada. El mecánico data de veinte años y constituye la casta superior del mundo obrero. El costo de la construcción descendería de 10 a 2. La mano de obra, mediante la taylorización, se clasificará: a cada uno según sus méritos, recompensa por los servicios prestados. El terreno estrambótico absorbe todas las facultades creadoras del arquitecto y agota a su hombre. La obra que así resulta es estrambótica – por definición – aborto monstruoso, solución hermética que solo satisface a quien conoce sus entretelones. Hay que construir al aire libre: intramuros, extramuros. Como todas las jerarquías (técnica) están sometidas a la obra ejecutada con ECONOMÍA, intervendrán entonces las alegrías intensas del Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 77 arte, introducidas por la geometría. Estética de la ciudad (La ciudad aquí diseñada es un puro juego de consecuencias geométricas) Un nuevo módulo vasto (400 metros) lo anima todo. La cuadrícula regular de sus calles que se cortan cada 400 metros y 200 metros es uniforme (orientación fácil del viajero), pero ninguno de sus aspectos es semejante a otro. Aquí juegan, en fuga sinfónica, las fuerzas de la geometría. Entremos por el parque inglés. El rápido auto sigue la autopista sobreelevada: avenida majestuosa de rascacielos. Uno se aproxima: multiplicación en el espacio de los 24 rascacielos; a la izquierda, a la derecha, al fondo de sus plazas, los servicios públicos; encerrando el espacio, los museos y las universidades. Súbitamente se está al pie de los primeros rascacielos. Entre ellos no existe la magra fisura de luz de una Nueva Cork angustiosa sino el vasto espacio. Los parques se despliegan. Las terrazas se escalonan sobre el césped, en los bosquecillos. Edificios de proporciones ostentosas y bajas llevan la vista a lo lejos hacia el follaje de los árboles. ¿Dónde están las minúsculas Procurarías? Aquí 78 es donde se yergue la CIUDAD llena de gente, en la tranquilidad y el aire puro, y el ruido queda oculto por las frondas de los árboles, Nueva Cork caótico está vencido. He aquí, en medio de la luz, una ciudad moderna. El auto ha dejado la ruta sobreelevada y sus 100 por hora; se desliza suavemente por los barrios residenciales. Los redientes se extienden a lo lejos las perspectivas arquitectónicas. Jardines, juegos, campos de deporte. Por todas partes domina el cielo, que se despliega a lo lejos. La horizontal de los techos en terraza recorta planos precisos bordeados por el verdor que dan los jardines colgantes. La regularidad de los elementos de detalle puntualiza el trazado firme de los grandes macizos ofrecidos a la vista. Y suavizados por el azul a lo lejos, los rascacielos yerguen sus grandes muros geométricos totalmente de vidrio. En el vidrio que viste sus fachadas, de arriba abajo, el azul reluce y el cielo brilla. Deslumbramiento. Prismas enormes pero radiantes. En todas partes el espectáculo es diverso; el cuadriculado es de 400, pero está curiosamente modificado por artificios arquitectónicos (los redientes están en contrapunto, módulo de 600x400). Ficha bibliográfica Le Corbusier y otros La carta de Atenas SÍNTESIS DE CONTENIDOS.(Transcripción textual) 1° parte: Generalidades La ciudad y su región 1. La ciudad no es más que una parte del conjunto económico, social y político que constituye la región. La unidad administrativa raramente coincide con la unidad geográfica, la región. 2. La vida solamente se despliega en la medida que concuerdan los dos principios contradictorios que rigen la personalidad humana: el individual y el colectivo. 3. Las constantes psicológicas y biológicas experimentan la influencia del medio. En primer lugar la situación geográfica y topográfica, la índole de los elementos, agua y tierra, la naturaleza, el suelo, el clima. 4. En segundo lugar, la situación económica. Los recursos de la región, contactos con el exterior. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 5. La situación política. Sistema administrativo. 6. Los caracteres de la ciudad a lo largo de la historia. "La historia se halla inscrita en los trazados y en las arquitecturas de las ciudades" (Ibíd.: 30) 7. Las razones que presiden el desarrollo de las ciudades están sometidas a cambios continuos. 8. El advenimiento del maquinismo ha provocado inmensas perturbaciones en el comportamiento de los hombres, en su distribución sobre la tierra y en sus actividades. Movimiento irrefrenado de concentración en las ciudades al amparo de las velocidades mecánicas. Evolución brutal y universal sin precedentes. El caos ha hecho su entrada en las ciudades. 2a parte: Estado actual de las ciudades. Críticas y remedios Habitación Observaciones 9. En el interior del núcleo histórico de las ciudades, así como en determinadas zonas de expansión industrial del siglo XIX, la población es demasiado densa (1000 - 1500 hab. /h). Caracterización del tugurio: . Insuficiente superficie por persona. . Mediocridad de las aberturas al exterior. . Falla de sol (malas orientaciones). .Vetustez y presencia de gérmenes mórbidos (tuberculosis) . Ausencia o insuficiencia de instalaciones sanitarias. 79 Título: Principios de urbanismo (La carta de Atenas) Autor: Le Corbusier (como redactor de los trabajos del IV CIAM en Atenas) Fechas: Redacción del original: 1933. Primera publicación: 1942. Primera publicación de la presente versión: 1957 Foundation Le Corbusier y Editions de Minuil, París. Edición 1993. Planeta Argentina. Buenos Aires. Trad: Editorial Ariel. 1971. Contexto de producción: Los Congresos Internacionales de arquitectura Moderna (CIAM), que se realizan entre 1928 y 1956 representan el mayor órgano de difusión de los principios doctrinarios del Movimiento Moderno. Según Kennet Frampton, tres etapas son reconocibles en su desarrollo: En la primera, que incluye los primeros tres congresos, predomina la ideología radical y socialista de la Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad) y de los realistas holandeses. El tema central del segundo CIAM, la vivienda mínima, se plasmo en un documenlo clave para el desarrollo posterior de todo el movimiento moderno en Alemania: Die Wohnung for das Existenzminirnum, producido bajo el auspicio de Ernst May. En la segunda etapa, se destacan las figuras de Le Corbusier, Josep Lluis Sert y Sigfried Giedion, cronista y crítico oficial del movimiento moderno, y también uno de sus más destacados difusores. El cuarto encuentro, realizado a bordo de un crucero entre Marsella y Atenas, en 1933, tiene como título La ciudad funcional e inaugura el segundo período de los CIAM. En él se redactará en forma colectiva La curia de planificación de la ciudad, conocida posteriormente como Carta de Atenas, que se publicaría recién en 1943, sin datos sobre sus redactores. La carta de Atenas se constituye con el instrumento dogmático por excelencia de Ios urbanistas modernos. El documento llevaba implícito un modelo de ciudad funcional, basado en una zonificación rígida de funciones separadas por espacios verdes, y un modelo estético del espacio abierto, donde se implantartan "Ios bloques en altura aislados". Promiscuidad "Desde el momento de su fundación, Ios CIAM avanzaron por el camino de las realizaciones prácticas: trabajos colectivos, discusiones, resoluciones, publicaciones. Los congresos CIAM, que siempre han sido asambleas de trabajo, escogieron sucesivamente dilerentes países para reunirse. En cada ocasión, provocaron en Ios centros profesionales y en la opinión, una agitación fecunda, una animación, un despertar" (Ibíd.: 149). 10. En Ios sectores congestionados, las condiciones de habitabilidad son nefastas por: Falta de espacio suficiente para alojamiento. . Falta de superficies verdes disponibles . Falta de cuidado y mantenimiento de las edificaciones (explotación basada en la especulación). 11. El crecimiento de la ciudad devora progresivamente las superficies verdes, limítrofes de sus sucesivas periferias. Este alejamiento cada vez mayor de Ios elementos naturales aumenta en igual medida el desorden de la higiene. 12. Las construcciones destinadas a vivienda se hallan repartidas por la superficie de la ciudad, en contradicción con las necesidades de la higiene. 13. Los barrios más densos se hallan en las zonas menos favorecidas (mala orientación, contaminación con gases industriales, inundables). 14. Las viviendas acomodadas, construcciones aireadas, ocupan las zonas favorecidas: abrigo de Ios vientos, vistas seguras, gracioso desahogo sobre perspectivas paisajistas: lago, mar, montes y abundante exposición al sol, 15. Esta distribución de la vivienda está sancionada por el uso y por disposiciones municipales que se consideran justificadas: Zonificación "Zonificación es la operación que se realiza sobre un piano urbano con el fin de asignar a cada función y a cada individuo su lugar adecuado. Tiene como base la necesaria discriminación de las diversas Fuente: Principios de Urbanismo. Op. Cit. Notas Complementarias 80 Después de finalizada la segunda guerra, comienza la tercera etapa de Ios CIAM, con el séptimo encuentro, realizado en Bérgamo en 1949. En este congreso y en el siguiente, realizado en Inglaterra, bajo el título El centro urbano, ya se vislumbraba la necesidad de incorporar cambios en Ios esquemas. Estos cambios críticos van a ser realizados por el grupo encargado del X congreso, conocido como Team X. Finalidades de Ios CIAM "Las finalidades de Ios CIAM son: formular el problema arquitectónico contemporáneo; presentar la idea arquitectónica moderna, hacer penetrar esta idea en Ios círculos técnicos, económicos, velar por la realización del problema de la arquitectura" (Ibíd.: 148) Los congresos CIAM actividades humanas, que exigen cada una su espacio. Pero ningún derecho hay de reservar sólo a Ios favorecidos por la fortuna las condiciones necesarias para una vida sana y ordenada. Hay que hacer accesible a cada uno, fuera de toda cuestión de dinero, un cierto grado de bienestar mediante una legislación implacable" (Ibíd., 46). 16. Las construcciones levantadas a lo largo de las vías de comunicación y en las proximidades de los cruces, son perjudiciales para la habitabilidad: ruidos, polvo y gases nocivos. 17. El tradicional alineamiento de las viviendas a lo largo de las calles, sólo garantiza la exposición al sol a una parte mínima de los alojamientos. 18. La distribución de las construcciones de uso colectivo dependientes de la vivienda es arbitraria. 19. Las escuelas, en particular, se hallan situadas en vías de circulación y demasiado alejadas de las viviendas. 20. Los suburbios se ordenan sin plan alguno y sin vinculación normal con la ciudad. 21. Se ha tratado de incorporar los suburbios en el ámbito administrativo iDemasiado tarde! ―La administración debe apoderarse de la gestión del suelo que rodea la ciudad antes del nacimiento de los suburbios, con el objeto de garantizarle los medios necesarios para un desarrollo armonioso". 22. A menudo los suburbios no son más que una aglomeración de barracas donde la indispensable viabilidad resulta difícilmente rentable. En lo sucesivo, los barrios de vivienda deben ocupar los mejores emplazamientos en el espacio urbano, aprovechando la topografía, el clima y la insolación más favorable... 23. La determinación de las zonas de habitación debe estar dictada por razones de higiene. 24. Deben imponerse densidades razonables según las formas de habitación que ofrece la propia naturaleza del terreno. 25. Deben señalarse un número de horas mínimo de exposición al sol para toda la vivienda. 26. Debe prohibirse la alineación de las viviendas a lo largo de las vías de comunicación. 27. Deben tenerse en cuenta los recursos de las técnicas modernas para alzar construcciones elevadas. 28. Las construcciones altas, situadas a gran distancia unas de otras, deben liberar el suelo a favor de grandes superficies verdes. Esparcimiento Observaciones 30. Las superficies libres son, en general insuficientes. 31. Cuando las superficies libres tienen suficiente extensión, a menudo están mal distribuidas, y resultan poco útiles para la masa de los habitantes. 33. Precariedad de las instalaciones deportivas. 34. Los terrenos que podrían destinarse a las horas libres se hallan mal comunicados con la ciudad. Exigencias 35. En lo sucesivo, todo barrio residencial debe contar con la superficie verde necesaria para la ordenación racional de los juegos y deportes... "Contrariamente a lo que ocurre en las ciudades jardín, las superficies verdes no estarán compartimentadas en pequeños elementos de uso privado...". 36. Los islotes insalubres deben ser demolidos y sustituidos por superficies verdes: con ello los barrios limítrofes resultarán saneados. 37. Las nuevas superficies verdes deben asignarse a fines claramente definidos: parques infantiles, escuelas, centros juveniles o construcciones de uso comunitario vinculadas a la vivienda. 38. Las horas libres semanales deben pasarse en lugares favorablemente preparados: parque, bosques, terrenos deportivos, estadio, playas, etc. 39. Parques, terrenos deportivos, estadios, playas, etc... "Debe fijarse un programa de distracciones en el que quepa toda clase de distracciones, solitarias o en común" (Ibíd., 75). 40. Deben estimarse los elementos existentes: ríos, bosques, colinas, montañas, valles, lago, mar, etc... 32. La ubicación periférica de las superficies libre no se presta al mejoramiento de las condiciones de habitabilidad en zonas urbanas congestionadas. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 81 Ejemplo de tipificación del principio 21 Los tres establecimientos humanos: la ciudad radiante, la ciudad industrial lineal a lo largo de los medios de comunicación y los establecimientos agrícolas en el medio del triángulo. La planificación conjunta de la ciudad y su región de influencia. Promueve simultáneamente la separación de funciones a nivel territorial, el control del crecimiento y la reserva de vida campesina entre las ciudades lineales. Extraído de Cómo concebir el urbanismo. Le Corbusier, 1946, [1967;75;132] Trabajo Principios 39; 40 El horizonte, al mar, la vegetación... Dibujos de Le Corbusier para Argel, capital del África francesa. Extraído de: Cómo concebir el urbanismo (Op. cit, 89 y 98) Observaciones 41. Los lugares de trabajo no se hallan dispuestos racionalmente en el interior del complejo urbano: industria, artesanía, negocios, administración y comercio. 42. La vinculación entre la habitación y los lugares de trabajo ha dejado de ser normal, impone trayectos desmesurados. 43. Las horas punta de los transportes acusan un estado crítico. 44. Debido a la falta de todo programa crecimiento incontrolado, ausencia de previsiones, especulación del suelo- la industria se instala al azar, sin obedecer a regla alguna. 45. En las ciudades, las oficinas se han concentrado en los centros de negocios, lugares privilegiados que pronto son presa de la especulación. Falta una organización útil para su desarrollo natural. Trabajo Los talleres verdes de Le Corbusier, constituidos paisajísticamente como "unidad de trabajo". Exigencias 46. Los sectores industriales deben ser independientes de los sectores de habitación. Unos y otros deben estar separados por zonas verdes. 47. Las zonas industriales deben hallarse junto al ferrocarril, el canal y la carretera. 48. La artesanía, íntimamente vinculada a la vida urbana, debe ocupar lugares claramente determinados en el interior de la ciudad. 82 49. El centro de negocios, dedicado a la administración privada o pública, debe contar con buenas comunicaciones con los barrios de viviendas, al igual que las industrias y la artesanía. Circulación Observaciones 50. La actual red de vías urbanas es un conjunto de ramificaciones desarrollada en torno a las grandes vías de comunicación. 51. Las grandes vías de comunicación fueron concebidas para el tránsito de peatones o de carruajes, Hoy no responden ya a los medios mecánicos de transporte. Las dimensiones de las calles, inadecuadas para el futuro, se oponen a la utilización de las nuevas velocidades mecánicas y a la expansión regular de la ciudad. 52. Las distancias entre los cruces de las calles son demasiado pequeñas. 53. La anchura de las calles es insuficiente. El intento de ensancharlas resulta a menudo una operación costosa e ineficaz. 54. Ante las velocidades mecánicas, la red de calles muestra ser irracional, carente de exactitud, de flexibilidad, de diversidad, de adecuación. 55. Los trazados suntuarios, con finalidad representativa han podido o pueden constituir graves dificultades para la circulación. 56. En muchos casos, la red ferroviaria se ha convertido, con la extensión de la ciudad, en un obstáculo grave para la urbanización. Esta red encierra barrios de viviendas, privándolos de contactos útiles con los elementos vitales de la ciudad. Exigencias 58. A partir de estadísticas rigurosas, deben realizarse análisis útiles del conjunto de la circulación en la ciudad y en su región... 59. Las vías de circulación deben clasificarse según su naturaleza y construirse en función de los vehículos y de sus velocidades. 60. Los cruces de tráfico intenso se ordenarán en forma de circulación contínua mediante cambios de nivel. 62. 61. El peatón debe poder seguir caminos distintos a los Las calles deben diferenciarse según su destino: calles de vivienda, calles de paseo, calles de tránsito y arterias principales. 63. Las zonas verdes deben aislar, en principio, los cauces de gran circulación. Croquis de Le Corbusier de la catedral de Notre Dame (Op. Cit. 65) con medidas radicales: por ejemplo desviación de elementos de circulación... 68. La destrucción de tugurios en los alrededores de los monumentos históricos dará ocasión a la creación de espacios verdes. 69. La utilización de los estilos del pasado, con pretextos estéticos en las nuevas construcciones alzadas en /as zonas históricas tiene consecuencias nefastas. 60; 61; 62 Redes diferenciadas con cruces a nivel Principios nuevos de vialidad. Separación del peatón del automóvil (op. Cit. 101) Patrimonio histórico de las ciudades 64. Los valores arquitectónicos deben ser salvaguardados (edificios aislados o conjuntos urbanos) 65. Los testimonios del pasado serán salvaguardados si son expresión de una cultura anterior y si responden a un interés general. 66. Si su conservación no implica el sacrificio de poblaciones mantenidas en condiciones malsanas. 67. Si es posible remediar el perjuicio de su presencia Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Croquis de Le Corbusier de la catedral de Notre Dame (Op. Cit 65) 83 Tercera parte. Conclusiones Puntos doctrinales Islote insalubre de conventillos Reagrupamiento de la propiedad inmueble Le Corbusier. Op. Cit 90-91 Abolida la tiranía de la calle, todas las Esperanzas están permitidas… 70. La mayoría de las ciudades actuales estudiadas presentan hoy una imagen caótica. Estas ciudades no responden en modo alguno a su destino, que debiera consistir en satisfacer las necesidades primordiales, biológicas y psicológicas de su población. 71. Esta situación revela, desde el comienzo de la era de las máquinas, la superposición incesante de los intereses privados. 72. La violencia de los intereses privados provoca una desastrosa ruptura de equilibrio entre el empuje de las fuerzas económicas, por una parte, y la debilidad del control administrativo y la impotencia de la solidaridad por otra. 73. Aunque las ciudades se hallen en estado de permanente transformación, su desarrollo se dirige sin precisión ni control, y sin que se tengan en cuenta los principios del urbanismo contemporáneo, elaborados en los medios técnicos cualificados. 74. La ciudad debe garantizar, en los planos espiritual y material, la libertad individual y el beneficio de de la acción colectiva. 75. La operación de dar dimensiones a todas las cosas en el dispositivo urbano, únicamente puede regirse por la escala del hombre. 76. Las claves del urbanismo se contienen en las cuatro funciones siguientes: habitar, trabajar, recrearse (en las horas libres), circular. 77. Los planes determinarán la estructura de cada uno de los sectores asignados a las cuatro funciones claves 84 y señalarán su emplazamiento respectivo en el conjunto. 78. El ciclo de las funciones cotidianas, habitar, trabajar y recrearse, está regulado por el urbanismo dentro de la más estricta economía de tiempo. La vivienda será considerada como el centro mismo de las preocupaciones urbanísticas y como el punto de unión de todas las medidas. 79. Las nuevas velocidades mecánicas han transformado el medio urbano al introducir en él un peligro permanente, al provocar el embotellamiento y la parálisis de las comunicaciones... 80. Hay que revisar el principio de la circulación urbana y suburbana. Hay que efectuar una clasificación de las velocidades disponibles. La reforma de la zonificación que armonice las funciones claves de la ciudad creará entre éstas vínculos naturales para cuyo afianzamiento se preverá una red racional de grandes arterias. 81. El urbanismo es una ciencia de tres dimensiones y no solamente de dos. Con la intervención del elemento altura se dará solución a la circulación moderna y al esparcimiento mediante la explotación de los espacios libres así creados. 82. La ciudad debe ser estudiada dentro del conjunto de su región de influencia. El simple plan municipal será reemplazado por un plan regional. El límite de la aglomeración será función del radio de acción económica. 83. La ciudad, definida en lo sucesivo como una unidad funcional, deberá crecer armoniosamente en cada una de sus partes, disponiendo de los espacios y de las vinculaciones en las que podrán inscribirse, equilibradamente, las etapas de su desarrollo. 84. Es de la más imperiosa necesidad que cada ciudad establezca su programa, promulgando leyes que permitan su realización. 85. El programa debe elaborarse a partir de análisis rigurosos hechos por especialistas. Debe prever las etapas en el espacio y en el tiempo. 86. Para el arquitecto, ocupado aquí en tareas de urbanismo, el instrumento de medida será la escala humana. 87. El núcleo inicial del urbanismo es una célula de habitación (una vivienda) y su inserción en un grupo que forme una unidad de habitación de tamaño eficaz. 88. A partir de esta unidad-vivienda se establecerán en el espacio urbano las relaciones entre la habitación, los lugares de trabajo y las instalaciones consagradas a las horas libres. 89. Para resolver esta gran tarea es indispensable utilizar los recursos de la técnica moderna. 90. La marcha de los acontecimientos se verá influida fundamentalmente por los factores políticos, sociales, económicos. 91. Y no es aquí donde intervendrá en última instancia la arquitectura. 92. La escala de los trabajos a emprender urgentemente para la ordenación de las ciudades y, por otra parte, el estado infinitamente fragmentado de la propiedad del suelo, son dos realidades antagónicas. 93. La peligrosa contradicción observada aquí plantea una de las cuestiones más peligrosas de nuestra época: la urgencia de regular, a través de un medio legal, la disposición de todo suelo útil para equilibrar las necesidades vitales del individuo en plena armonía con las necesidades colectivas. 94. El interés privado se subordinará al interés colectivo. Le Corbusier La ville Radieuse. 1922-1928 Sección de los edificios residenciales De Benévolo Leonardo. El diseño de la ciudad tomo 5. El arte y la ciudad contemporánea. Barcelona. C.Gilli 1977. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 85 Galantay, Ervin Redición del capítulo 5 del libro: Nuevas ciudades De la antigüedad a nuestros días Ervin Galantay Ed. Gustavo Gili, Barcelona. 1977. Descongestión Definiciones La descongestión es el intento de contrarrestar el gigantismo de las metrópolis modernas desviando hacia comunidades nuevas parte del exceso de población.1 Esta política se basa en la convicción de que toda ciudad tiene un tamaño óptimo, un ―umbral‖ pasado el cual la creación de más puestos de trabajo y más alojamientos resulta excesivamente costoso. Como dice Raymond Unwin, realmente ―nada se gana con la superpoblación‖. Las dos fuentes del crecimiento de la población urbana son el crecimiento natural y la migración; ninguna de las dos es fácil de regular y son impracticables métodos políticos como el control forzoso de la natalidad o la exigencia de pasaportes internos.2 Y como el crecimiento incontrolado provoca deseconomías como resultado del apiñamiento y la extensión aleatoria de la ciudad, es preciso combinar medidas de descongestión con la planificación para asegurar una estructura y un uso del suelo óptimos dentro de las metrópolis. Las siguientes medidas estratégicas pueden servir para alcanzar estos objetivos: 1. El desarrollo de otras regiones de crecimiento. 2. La creación de ciudades satélites. 86 3. La fundación de nuevas ciudades independientes, 4. La creación de una ciudad gemela o paralela. Cabría también incluir aquí las ciudades coloniales e industriales que hemos estudiado en los capítulos anteriores, si bien hay que distinguir entre las ciudades que inicialmente se crearon como respuesta a un aprovechamiento de los recursos explotables, y las creadas para descongestionar, es decir, como respuesta a un exceso de población. La estrategia basada en los polos de desarrollo ha demostrado ser el procedimiento más eficaz para desviar la presión migratoria de una región ―recalentada‖ 3. Ya demostramos (capítulos 2 y 3) que el polo de atracción de una región en desarrollo puede ser una nueva capital como Brasilia o un centro industrial como Ciudad Guayana. Ahora nos ocuparemos de las nuevas ciudades independientes, de las ciudades satélites y de las ciudades paralelas. Las ciudades satélites son comunidades nuevas que se planifican totalmente dentro del área metropolitana manteniendo fuertes lazos funcionales con la urbe central. La existencia de buenas comunicaciones es fundamental: el tiempo de desplazamiento hasta el centro no debe exceder los 30-45 minutos. No es preciso una oferta equilibrada de empleo, pues la ciudad satélite se beneficia del mercado de trabajo de la metrópoli. También sigue dependiendo de la urbe central en lo relativo a los servicios de nivel superior, a las tiendas especializadas y a las instalaciones culturales y de recreo. Las nuevas ciudades independientes se localizan deliberadamente lo bastante lejos de la metrópoli para desalentar el desplazamiento hasta su centro. En consecuencia, estas nuevas ciudades tienen que ofrecer una gama completa de actividades y servicios urbanos. La provisión de puestos de trabajo ha de corresponder al número de solicitantes en potencia. El equipamiento social y cultural debe presentar una variedad suficiente para seducir a los que de otro modo emigrarían a la metrópoli. Esto implica, ante todo, un centro urbano grande y muy vivo. Las ciudades paralelas son núcleos urbanos nuevos que presentan un orden de magnitud igual al de la metrópoli ―gemela‖ preexistente. La creación de una ciudad paralela es un caso extremo de descongestión, cuya posibilidad sólo debe considerarse cuando los límites geográficos de la metrópoli llegan a provocar costes prohibitivos para el crecimiento ulterior —como en Caracas o en Río de Janeiro— o cuando al suministro de agua plantea problemas insuperables, como en la ciudad de México o en Calcuta. La creación de una ciudad gemela se consideró muy seriamente en la región de París, pero se abandonó la idea del ―segundo París‖ en favor de la construcción de varias ciudades de tamaño medio, en parte porque parecía imposible igualar los atractivos, secularmente arraigados, de París en una ciudad nueva construida en sólo unas décadas.4 En este aspecto los brasileños parecen más optimistas, pues se han embarcado en la construcción de un ―segundo Río‖ dimensionado para dos o tres millones de habitantes. El lugar, en la Bahía de Jacarepagua, está a unos 20 km del centro Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B de Río de Janeiro, pero separado de él por la formidable barrera del macizo de Tijuca. El plan de Lucio Costa (II. 80) aprovecha muy bien los 18 km de costa, y los pantanos que discurren paralelos a ella, con un nuevo centro que agruparía las oficinas gubernamentales del estado Guanabara. Una universidad, instituciones de investigación y edificios de oficina en el centro de unos terrenos triangulares tan grandes como el propio Río. Otra ciudad paralela en una fase avanzada de planeamiento está propuesta para la descongestión de la ciudad de México, que sufre dificultades en la provisión de puestos de trabajo, de suministro de agua, de alcantarillado y de contaminación atmosférica. El plan para la Ciudad Paralela, preparado por el profesor Escalante,5 tiene una capacidad de tres millones de personas, asentadas entre Cuernavaca y Yautapec, en el estado de Morelos, que está separado físicamente del valle de México por una cadena montañosa que se salvará mediante túneles por los que pasaran trenes que conducirán a la capital (II. 81). Este proyecto aprovecha ingeniosamente el alcantarillado de la ciudad de México que generará energía eléctrica cuando sus aguas negras desciendan por tubos de presión desde las alturas de la altiplanicie: luego se reutilizará para la irrigación agrícola en los alrededores de la ciudad paralela. También se han hecho estudios para la expansión de Caracas en unos terrenos situados a 30 km de la capital, en el valle de El Tuy,6 y proyectos de ciudades paralelas para Tokio, Calcuta y otras metrópolis superpobladas. La actual 87 tendencia hacia nuevas ciudades cada vez mayores resulta irónica si se recuerda que la moderna política de nuevas ciudades tiene su origen en el movimiento de ciudades jardín que abogaba por la limitación del tamaño de las nuevas comunidades entre 30000 y 60000 personas. Examinaremos a continuación la evolución de la teoría y la práctica urbanísticas desde los suburbios ajardinados hasta las ciudades satélites y las new towns. Del suburbio a la ciudad jardín En la segunda mitad del siglo XIX, la superpoblación creciente y los servicios cada vez más imperfectos hicieron menos agradable la vida en los centros de las ciudades. Este factor se combinó con el movimiento romántico para convertir la vida en el campo en un ideal altamente deseado. Muchos pudieron hacer realidad este sueño cuando los ferrocarriles garantizaron un servicio rápido y adecuado entre los centros urbanos y sus alrededores. Las compañías ferroviarias se apresuraron a promover urbanizaciones, suburbanas: Le Vesinet, el primer suburbio de París, fue provisto en I856 por una compañía ferroviaria con destino a sus empleados, pero en realidad atrajo hacia sí a individuos de la alta clase media. 7 Los suburbios prometían un entorno agradable y tranquilo y pronto mostraron un esquema característico de uso del suelo: F. L. Olmsted lo aplicó por primera vez en gran escala en Riverside, Illinois (1869). En lugar de la cuadrícula, con sus líneas rectas que estimulan un tráfico rápido. Olmsted propugnaba un tejido curvilíneo que produjese manzanas en forma de rinón o de forma libre. El éxito evidente del ferrocarril y de los tranvías 88 suburbanos inspiró las primeras propuestas de ampliaciones de nuevo tipo de la ciudad. En 1882, el español Arturo Soria y Mata lanzó la idea de su Ciudad Iineal, formada por grandes manzanas de viviendas unifamiliares situadas a lo largo de una línea de tranvía. Diez años después sus proyectos adquirieron una forma más concreta: Ia primera ciudad lineal llegaría a formar un anillo suburbano alrededor de Madrid, de 50 km de longitud y a una distancia de 7 km del centro, con el que enlazarían las vías existentes y un nuevo metro.8 Soria fue el primero en proponer comunicaciones masivas a lo largo de un espinazo estructural para toda una comunidad, y el primero en darse cuenta del potencial dinámico de su modelo, capaz de ir desde ―Cádiz a San Petersburgo‖. En otros aspectos, el modelo era muy primitivo y la banda indiferenciada no muy distinta de una tenia. Los urbanistas soviéticos desarrollarían posteriormente las ideas de Soria (véanse pp. 42-45), y lo mismo haría Le Corbusier, pero su impacto inmediato fue limitado en comparación con la influencia que ejercieron las teorías de su contemporáneo inglés Ebenezer Howard, el padre del movimiento de ciudades jardín. Howard publicó su primer folleto en 1898. Proponía en él nuevas ciudades autosuficientes de unos 30000 habitantes. La Ciudad Jardín combinaría las ―ventajas de la vida urbana intensiva con la belleza y los placeres del campo‖. Se definía oficialmente la Ciudad Jardín como una ―ciudad diseñada para una vida y una industria saludables: de un tamaño que haga posible la plenitud de la vida social, pero no más: rodeada por un cinturón rural cuyos terrenos fuesen totalmente de propiedad pública o de propiedad colectiva de la comunidad‖. (fig. 28)9 La ciudad ofrecería los suficientes puestos de trabajo para reducir los desplazamientos al lugar de trabajo y estaría confinada en sus dimensiones óptimas por un cinturón verde permanente. Howard no sólo veía la ciudad como una entidad, sino que además hizo meticulosos cálculos para demostrar su viabilidad económica.La ciudad se asentaría en terrenos baratos, y el incremento en los valores reales de las propiedades compensaría el coste de la urbanización y dejaría al final un sustancioso beneficio a los inversores. La teoría de Howard contenía en germen los elementos fundamentales del posterior programa británico de new towns. Sus contemporáneos quedaron lo bastante impresionados para permitirle comenzar su primera Garden City en Letchworth en 1903 (il. 82)10 y una segunda en Welwyn en 1919. Ambas están enlazadas con Londres por buenas comunicaciones ferroviarias pero crecieron lentamente pues eran demasiado caras para los obreros y, en consecuencia, al principio no se asentaron en ellas muchas industrias. El hecho de que las ciudades jardín no diesen iugar a centros autosuficientes tal vez influyó en Raymond Unwin —el arquitecto de Letchworth— que elaboró un modelo alternativo de ciudad dormitorio en los alrededores de un centro industrial (1922, fig. 29). En 1923, el alemán E. Gloeden dio un paso más al proponer un esquema regional descentralizado consistente en células urbanas interrelacionadas, de tamaño similar y desplegadas sobre una red triangulada de líneas de comunicación (II. 83)11. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Los discípulos de Soria criticaron en el continente la Ciudad Jardín de Howard por considerarla estática e incompatible con un crecimiento dinámico, y lo mismo hizo Ie Corbusier para quien resultaba ineficaz y aprovechaba mal el terreno. Este último afirmaba que las densidades bajas ―estimularían el individualismo y la decadencia de las fuerzas colectivas‖, por lo que prefería su propia concepción de ―ciudades jardín verticales‖ con ―superdensidades‖ de hasta 1000 habitantes por ha. Le Corbusier lanzó el grito de guerra de ―muerte a la calle‖, colocando sus bloques sobre pilotes para maximizar ―el aire, el espacio y el verdor‖ y el ―supremo placer de trabajar para la colectividad‖. Esta ―ciudad radiante‖ ejerció una tremenda influencia sobre el urbanismo posterior, especialmente en su rígida segregación de las distintas funciones: en la separación entre vehículos y peatones, y en la ordenación jerárquica del sistema de tráfico basada en la velocidad del movimiento. En Norteamérica, los partidarios de Howard, como Clarence Stein, Henry Wright y Lewis Mumford, lucharon en favor de los ideales de la ciudad jardín. El rápido incremento del automóvil de propiedad particular planteó el problema de qué hacer con tanto coche. La idea de la ―supermanzana‖ proponía en 1923 la creación de entornos residenciales libres de tráfico y con una superficie de entre 12 y 20 ha, mediante la eliminación de algunas calles en la retícula regular. Se prestaría servicio a esa zona desde la periferia 89 y se podría reducir la superficie de calle en un 25% en comparación con la retícula convencional tipo Manhattan. industrias, popularizaron aún más los elementos fundamentales del concepto de la ciudad jardín en Norteamérica. Clarence Perry, dando un paso más, propugnaba unidades de vecindad autosuficientes de 5000 habitantes, provistos de centro comunitario, escuelas y otras instituciones, situadas a cuatro minutos a pie de cualquier edificio. (fig. 30) Perry concebía esta unidad de vecindad como una unidad social a pequeña escala que estimularía la iniciativa local y restauraría la participación democrática a un nivel que tan característico había sido en los pequeños pueblos de Nueva Inglaterra .12 A una escala más importante, el plan regional de 1926 para el estado de Nueva York elaborado por Henry Wright proponía una distribución equilibrada de la población y las industrias mediante la creación de new towns. Sin embargo, tal concepción se adelantaba demasiado a la evolución política para ser aceptable, y la primera muestra de una nueva política urbana a escala regional tuvo que esperar a la década de los cuarenta. Y cuando se produjo, no fue en Estados Unidos sino en Gran Bretaña. La primera ciudad jardín norteamericana popularizó otra innovación. Nos referimos a Radburn, diseñada por Stein y Wright. Proyectada en 1928 para albergar a 25000 habitantes en tres barrios, la ciudad no pudo triunfar completamente por culpa de la depresión. Sin embargo, el único barrio que llegó a terminarse bastó para demostrar los méritos del ―esquema Radburn‖: ingenioso artificio para la separación horizontal de las áreas peatonales y vehiculares. Calles sin salida daban acceso a conjuntos de 20 casas incrustados en bandas ajardinadas, a la manera de ruedas dentadas. Las bandas verdes conectaban con grandes espacios comunes en el centro de la supermanzana. Hacia 1933 se fundaron en Estados Unidos bastantes ciudades con cinturones verdes como consecuencia de la política del New Deal que intentaba suministrar trabajos útiles que aliviasen el desempleo. Aunque estas ciudades seguían siendo pequeñas (3000-7000 habitantes) y carecían de 90 “New towns” británicas La política británica de las new towns se basa en una legislación urbanística global que evolucionó gradualmente siguiendo un proceso de discusiones públicas, en el que jugó un papel fundamental la Garden City Association. Fundada en 1899 por E. Howard y rebautizada después con el nombre de Town and Country Planning Association, se opuso sistemáticamente al nacimiento de nuevos suburbios en las grandes ciudades y luchó en favor de la descongestión mediante la creación de new towns. En 1940, la Comisión Barlow examinó la distribución de la población industria y llegó a la conclusión de que debía restringirse el ulterior crecimiento industrial de Londres. Tres años después, Patrick Abercrombie proponía por primera vez la imposición de límites a la densidad dentro del Condado de Londres y que se detuviese el crecimiento suburbano mediante el establecimiento de un cinturón verde permanente alrededor de la zona construida 13. Su Greater London Plan of 1944 establece una densidad máxima de 250 habitantes por ha. Esto implicaba el reasentamiento de una población ―sobrante‖ de más de un millón de personas procedentes del ―anillo interior‖ que circundaba Londres y, en consecuencia, exigía la creación inmediata de diez new towns fuera del cinturón verde. La disciplina propia del tiempo de guerra y la impresión producida por los bombardeos seguramente contribuyó a la aceptación pública de tan drástica propuesta. En 1945 el gobierno nombró un nuevo comité, presidido por Lord Reith, para la elaboración de proyectos de new towns. El Comité Reith sugirió que las nuevas ciudades fuesen autosuficientes en lugar de satélites; que se localizasen a una distancia de entre 40 y 5O km de Londres y con poblaciones de entre 20 y 60 000 habitantes. El comité sentó la doctrina de que las nuevas ciudades fuesen construidas por empresas urbanizadoras nombradas por el gobierno, y no por las autoridades locales, contratistas de obras o asociaciones sin afán de lucro. Una vez terminadas, las new towns adquirirían gradualmenta el autogobierno. La New Town Act of I946 daba a los secretarios de estado poderes para designar cualquier terreno —incluidos los de ciudades o aldeas existentes— como emplazamiento de una new town y para nombrar a las empresas urbanizadoras. Una New Town Corporation es un organismo público con poder de dominio eminente pero en todo lo demás actúa como una empresa privada, con capacidad para suscribir créditos a los Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B tipos de interés normales y para intentar obtener beneficios a largo plazo. Agruparemos las new towns británicas en tres ―generaciones‖ que corresponden con las tres etapas de su desarrollo teórico. La primera generación incluye las 14 new towns proyectadas antes de 1950. Ocho de ellas estaban destinadas a desviar industrias y habitantes de Londres 14. La filosofía de la ciudad jardín y la preocupación por un English way of life, en el que F. Gibberd incluía ―la segregación del hogar y el trabajo, una preferencia por los espacios abiertos y un hogar con un jardín privado‖, influyeron intensamente en la planificación de estas ciudades. Los planes resultantes se caracterizaban por bajas densidades y un cargar el acento en las vecindades introvertidas y autosuficientes. Stevenage fue la primera new town que se diseñó. Tiene una superficie de 2440 ha y está a 55 km al norte de Londres. El plan colocó el centro urbano junto a la estación de ferrocarril y preveía una sola área industrial de gran tamaño al otro lado de las vías. Los seis barrios previstos inicialmente se agrupaban en forma de abanico alrededor del centro: cada sector tenía un subcentro propio. Debido a la muy baja densidad de 85 personas por hectárea, las afueras están a más de 3 km del centro, una distancia excesiva para los peatones. El centro urbano, terminado en 1962, constituyó el primer recinto enteramente peatonal de Inglaterra y pronto adquirió importancia regional (il. 34).15 La ciudad se proyectó al principio para 60000 habitantes pero en 1966 se revisó esta cifra elevándola a I05.000, lo cual exigió importantes 91 modificaciones en el sistema viario, la ampliación del centro comercial hasta invadir zonas originalmente reservadas a almacenes, y la construcción de intersecciones de distinta importancia y de aparcamientos de varias plantas para acomodar 7000 coches (il. 35). Harlow es seguramente la ciudad de la primera generación que tuvo más éxito. Proyectada por Frederick Gibberd en unos hermosos terrenos de 2500 ha, presenta una estructura interior sistemáticamente jerarquizada. Gibberd dividió el área urbana en cuatro sectores separados por zonas verdes. Cada sector consta de tres o cuatro barrios de 5000 a 6000 habitantes (fig. 31) Además de los centros de cada barrio hay otros de tamaño intermedio que sirven a cada sector: estos subcentros contienen entre todos tantas tiendas como el centro urbano principal. Este último ofrece un equipamiento de gran calidad: un teatro, una bolera y esta embellecido por numerosas y excelentes estatuas. Como Stevenage, Harlow se proyectó al principio para 60000 habitantes, pero en 1973 se decidió ampliar su población hasta 123.000 mediante la densificación y la adición de seis nuevos barrios. El aumento de densidad se consigue haciendo que el 20 % de las viviendas estén en casas de pisos (en Stevenage esta cifra es sólo del 10 %). La variedad de viviendas es muy buena e incluso hay tipos experimentales como la ―Casbah‖ de Bishopsfield (1966, iI. 86), con un pattern tipo alfombra y aparcamientos bajo una plaza central. La fotografía aérea (iI. 87) muestra la zona industrial y el área contigua de Mark Hall, con el subcentro del barrio nordeste. El área de Great 92 Parndon, en el barrio suroeste (iI. 88), es un buen ejemplo de mezcla de configuraciones de viviendas antiguas y nuevas, incluida la ―Casbah‖.16 Ciertos defectos de los planes de la primera generación pronto fueron objeto de agudas críticas: las bajas densidades y la generosa provisión de zonas verdes daban lugar a elevados costes de infraestructura. Además se les achacó la falta de variedad visual y animación. La multiplicación de sus centros minaba la vitalidad del centro urbano. El objetivo inicial de población fijado en 60.000 habitantes, resultó demasiado pequeño para sostener una variedad suficiente de instalaciones culturales y de recreo. Al mismo tiempo, el aumento en el número de coches hizo subir la demanda de aparcamientos y garajes. Todo esto se combinaba para favorecer un incremento de la población prevista y una ampliación de los centros, pero los planes basados en diversos núcleos hacían muy costosas las modificaciones. Ensayando un nuevo camino, los planes de la segunda generación —que se elaboraron entre 1950 y I960— ensayaron intensificar la ―urbanicidad‖ con densidades más elevadas y tejidos más compactos de manera que saliera fortalecido el predominio del centro urbano en la composición global. En el estudio para la ciudad de Hook, se abandonó el énfasis en los barrios autosuficientes, propios de la ciudad jardín, y se integraron íntimamente las viviendas con el centro. Hook tiene un sólo núcleo lineal con las densidades altas en el área central (250 habitantes por hectárea) que van decreciendo al aproximarse a la periferia (175 personas por ha en la zona intermedia y 100 personas por ha en la zona exterior). De esta manera las tres quintas partes de los residentes de la ciudad viven a siete minutos a pie del centro. La ilustración 89 muestra el sistema peatonal que conecta el centro con las zonas residenciales y conduce a las zonas verdes de la periferia. La separación entre el tráfico peatonal y el vehicular es total, y el centro resulta fácilmente accesible a los coches sin quedar dominado por ellos. Para evitar un centro circunvalado por aparcamientos, como en Stevenage o Harlow, el centro de Hook está situado en la parte superior de un aparcamiento de varias plantas en el que confluyen vías de servicio. La ilustración 90 muestra este ingenioso sistema de vías primarias y secundarias. Aunque Hook no se construyó nunca, la publicación del estudio fue muy elogiada y sus principios se pusieron a prueba en la construcción de la nueva ciudad de Cumbernauld. Situada a 20 km de Glasgow, Cumbernauld estaba prevista para 70.000 personas. Como Hook es una ciudad compacta con un núcleo lineal. Un caballete de 4 km de Iongitud y 1,5 km de anchura está ocupado por un centro a varios niveles, a caballo de la autopista. La new town formará una sola entidad —sin barrios diferenciados— y sus viviendas están estrechamente vinculadas al centro por caminos pea-tonales (il. 9) Con una densidad de 205 habitantes por hectárea, Cumbernauld presenta la densidad bruta más alta de todas las new towns británicas: el 40 % de todas las viviendas son pisos. Los edificios se agrupan de manera que formen patios cerrados, protegidos del viento, y los Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B senderos peatonales pasan por debajo de las casas. En contraste con las new towns de la primera generación, que intentaban revivir la plaza abierta, la concepción del centro de Cumbernauld deriva de los soportales comerciales cubiertos, típicos del siglo XIX. Estas arcadas comerciales ocupan el segundo nivel de una estructura deliberadamente compleja que cuenta con una terminal de autobuses y un extenso aparcamiento en el nivel inferior. A fin de lograr una mezcla mayor de actividades se integran también en la ―megaestructura‖ (iI, 91 lI y fig. 32), 17 algunas viviendas dúplex muy decorativas. Pese a todo su interés, la concepción de Cumbernauld demostró ser bastante inflexible: cuando hubo que ampliar la población prevista, se añadieron dos áreas de viviendas que quedaron bastante aisladas del centro urbano y en consecuencia hubo que equiparlas con centros vecinales. Cumbernauld sigue siendo el único ejemplo, entre todas las new towns de Gran Bretaña, de ciudad compacta, aunque influyó en el diseño del Thamesmead Development del London County Council (iI. 92). Esta última es una new town-in town para 60.000 habitantes, situada dentro del área del condado de Londres. Thamesmead no es una new town en el sentido estricto que tiene este término en Gran Bretaña, pues no está destinada a descongestionar la metrópoli. Sin embargo, su estructura —consistente en tendones lineales de alta densidad— presenta un entorno novedoso que será imitado en otros lugares si encuentra una aceptación popular (ils. 93 y 94). 93 Otro estudio heurístico — relacionado con Hook y Cumbernauld— fue la primera propuesta para Milton Keynes, elaborada por F. B. Pooley en 1964. A medio camino entre Londres y Birmingham, Milton Keynes está destinado a convertirse en una de las new town mayores de Gran Bretaña, con una población futura de 250.000 habitantes. Pooley situó su centro urbano en el eje nortesur, entre las ciudades preexistentes de Wolverton y Bletchley; y propuso una forma urbana integrada por cuatro bandas en dirección este-oeste cada una de las cuales albergaría a 55.000 personas y estaría servida por dos lazos monorailes (iI. 95). Las bandas lineales se formarían con series de distritos de 5.000 personas alrededor de las estaciones del monoraiI (il. 96). Cada distrito tendría una reserva de terrenos para la industria ligera; la industria pesada ocuparía bandas al este y al oeste del emplazamiento. Este imaginativo plan chocó con la oposición del County Council y en 1966, cuando el ministerio intentó asignar las 10.000 ha propuestas, esa oposición obligó a la amputación de 1.200 ha, lo cual obligó a revisar los conceptos básicos. El plan de 1967 para Runcorn, obra del profesor Arthur Ling, está muy relacionado con el plan de Pooley para Milton Keynes, en la medida en que la estructura urbana viene determinada por el sistema de transportes públicos. (iI. 97). Runcorn está a orillas del río Mersey, a 20 km de Liverpool; y en 1964 se le asignó una superficie de 2.925 ha. Los terrenos incluían áreas urbanizadas con 30.000 residentes. La ingeniosa estructura urbana consiste en dos anillos, servidos por un lazo de autobuses en forma de ocho; una autopista rodea todo el conjunto 94 (fig.33). Los sectores residenciales se concentran alrededor de las paradas de autobuses, situadas cada 800 m. Los autobuses utilizan su propio carril reservado. La estructura urbana maximiza la atracción del transporte público al que se ha asignado el 50% de los desplazamientos en horas punta, con el resultado de una gran reducción en la demanda de aparcamientos alrededor del centro. Con un radio de cinco minutos a pie desde las paradas de autobús y una densidad bruta fijada en 175 habitantes por hectárea se llega a una unidad de urbanización de 8.000 personas divididas en cuatro conjuntos de 2.000, cada una de las cuales cuenta con una escuela elemental (il. 98). Esto indica una vuelta al concepto de barrio. El centro urbano agrupa el 60 % del comercio, con oficinas y zonas culturales y de recreo. Está situado encima de aparcamientos para 4.500 coches. Rodeado por el tráfico, es más insular que el centro de Cumbernauld (ils. 99. 100). En la new town escocesa de Irvine se propone una estructura comunitaria parecida a la de Runcorn. Esta ciudad, emplazada en un paraje único a orillas del mar, está a 40 km de Glasgow. Diseñada en 1966, se prevé una población de 140.000 habitantes para 1986. El tamaño de las unidades residenciales viene determinado por la distancia a pie desde las paradas de autobús (il. 101). La capacidad de cada unidad es de 4.000 habitantes; cada dos unidades están servidas por una escuela secundaria (iI. 102). El rasgo más interesante del plan es el centro urbano, consistente en una cubierta comercial lineal de 300 m de longitud que enlazará la estación de ferrocarril, al otro lado del río Irvine, con el centro de la antigua ciudad que puede prolongarse hacia el oeste por toda la orilla de la bahía de Irvine. Aunque el transporte público da la forma a la estructura urbana de Runcorn, en general los planes de la tercera generación reflejan el deseo de optimizar el uso pleno del automóvil privado. Se busca una estructura urbana no jerárquica, homogénea mediante la dispersión de los elementos generadores del tráfico. Con ello se pretende obtener una accesibilidad idéntica en todos los puntos y dar las mismas opciones a todos los residentes ―consiguiendo un nuevo equilibrio entre hogar, trabajo y ocio‖. El norteamericano Melvim Webber 18 fue el primero en propagar esta concepción, que rápidamente patrocinaron especialistas en tráfico como Colin Buchanan. En su estudio sobre Southampton (1965), Buchanan proponía una red viaria reticulada, consistente en un doble anillo en el que alternaban carreteras públicas y vías locales separadas por una distancia de 2 km. En su plan para la new town de Washington (1966), Llewelyn-Davies and Partners utilizaron un sistema reticulado parecido. Para evitar las altas cargas de tráfico, distribuyeron la industria por toda el área urbana. Aunque las calles en cuadrícula delimitan sectores de 4.500 habitantes, éstos no constituyen unidades socialmente coherentes como los barrios. El plano actual de Milton Keynes, obra de los mismos diseñadores (Llewelyn- Davies, et al.), Ileva estas ideas un poco más allá. Milton Keynes, la más norteamericana de las new towns británicas, presenterá un 50 % de hogares de propiedad privada y pretende ser agradablemente Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B dispersa ―pero urbana en lo relativo a oportunidades‖. Esto se conseguirá mediante una eficiente cuadrícula de vías principales, de 1 km de lado, que delimitan islas urbanizadas de 100 ha. Los puntos de acceso, a mitad de manzana, coincidirán con las paradas de autobús y los pasos subterráneos para peatones. La ilustración 102 muestra el plan estratégico con la distribución uniforme de los empleos y la cuadrícula reticulada con sus nodos de actividad a mitad de manzana. En contradicción con el objetivo de la homogeneidad, se propone un centro regional principal que serviría a 2,5 cuadrados (il. 104). El plan asigna 250.000 residentes futuros con una densidad de sólo 100 habitantes por hectárea. Pero desde luego resulta desproporcionado ya que algunas cuadrículas están a siete km del centro urbano. Para garantizar el transporte público a los jóvenes, los viejos y los inválidos se propone un sistema de autobuses a domicilio cuya viabilidad económica está todavía por demostrar. La enorme previsión presupuestaria de 175.000 millones de dólares en inversiones de capital permitirá experimentos con sistemas innovadores en la sanidad y la seguridad social a Milton Keynes. Se intentará controlar la mezcla de grupos de población e integrar un porcentaje fijo de minorías raciales y desempleados en la población de la ciudad. La literatura publicitaria de las urbanizadoras insiste mucho en las excelencias de las bajas densidades afirmando que ―el mayor éxito sería pasar por ellas en coche sin saber que se ha estado allí‖, pero esta vuelta al desparramarse de la 95 primera generación es muy criticada por el derroche de terrenos que supone y, sobre todo, porque sigue más a las necesidades del automóvil que a las del peatón.19 Hay que decir que los veinticinco años de experiencia británica en construcción de new towns arrojan un balance favorable. La construcción de new towns se ha convertido en una política nacional que trasciende a los cambios de gobierno. La población de esas nuevas ciudades alcanza ya la cifra de 1,6 millones y se preve que a final de siglo estará en los 3,5 millones de habitantes que vivirían en un entorno de gran calidad. Sin embargo, el geógrafo Peter Hall demostró que las new towns no pararán el crecimiento de la metrópoli Londinense. Aunque el crecimiento de Londres se ha detenido en el cinturón verde, la creación de las new towns contribuyó a una enorme densificación del anillo exterior. Esto ha llevado recientemente a cargar más el acento en el desarrollo de new towns en regiones atrasadas y a designar los nuevos emplazamientos a más de 100 km de Iondres. Ciudades satélites Escandinavia. Cinco años después de la publicación del Greater London Plan, los urbanistas suecos propusieron la construcción de ciudades satélites alrededor de Estocolmo, ligadas a la creación de nuevas líneas de metro. Sería una empresa de menor alcance que en Inglaterra y más adecuada a la escala de la región de Estocolmo. Nunca se concibieron estos núcleos satélites como entidades autosuficientes. Su función como elementos 96 integrantes del Gran Estocolmo era la de descongestionar el centro y suministrar un marco para el crecimiento ordenado de la región. No fue necesaria una legislación especial pues la propiedad pública del suelo ofrecía oportunidades únicas. Estocolmo cuenta desde 1637 con una comisión de urbanismo que ya desde esa temprana fecha emprendió la adquisición sistemática de terrenos. En 1964, el 70 % de la superficie de la ciudad era de propiedad pública, y en 1971 el municipio poseía también reservas de terrenos, con una superficie de 50.000 ha, más allá de sus límites.20 En 1971, se fundieron la ciudad y el condado para fundar, el Gran Estocolmo en el que vive el 20% de la población de Suecia. El plan de 1950 proponía ciudades satélites de 50.000 habitantes, integradas cada una por tres o cuatro barrios agrupados alrededor de una estación de metro. El emplazamiento de los núcleos satélites venía determinado por las líneas de metro y la condición de que el tiempo de desplazamiento hasta el centro de Estocolmo no excediese de los 30 minutos. El tamaño y la densidad de los barrios se fijaban mediante la regla de que la mayoría de las viviendas deberían estar dentro de un radio de 500 m de las paradas de metro. Con unas poblaciones entre 7.000 y 15.000 personas para estos barrios, se obtenían densidades bastante altas. Esto explica que el 75 % de las viviendas sean pisos de alquiler, frente al 10 % en Stevenage y el 40 % en Cumbernauld. Cada barrio tiene un subcentro, pero el centro urbano principal también existe. En general, la urbanización de los núcleos satélites estaba perfectamante coordinada con la terminación de las estaciones del metro, pero la inauguración de los centros urbanos se retrasó y produjo bastantes molestias a los primeros residentes. Vällingby —la primera ciudad satélite construida— tiene una estructura que recuerda a la de Harlow: cinco grandes barrios, cada uno con su propio centro, y divididos en grupos menores de 2.000-3.000 habitantes centrados en torno a una escuela y a tiendas locales (iI. 105). El centro urbano se inauguró en 1954 y tiene un paseo público peatonal generosamente dimensionado y situado encima de una estación de metro y unas áreas de servicio (iI. 106). Actualmente Vällingby cuenta con una población de 63.000 habitantes. Como el centro atrae también compradores de la región circundante, las 600 plazas de aparcamiento pronto resultaron insuficientes, pero la ampliación del centro se ve obstaculizada por el estrecho agrupamiento de las casas de pisos. El grupo Farsta se proyectó en 1953 y fue ocupado cuatro años después. Hay seis barrios, algo más pequeños que los de Vällingby con unas 7.000 personas. Como se ha establecido que los centros satélites tienen que cumplir también una función regional, el centro de Farsta está rodeado por solares para aparcamiento con capacidad para 1.500 coches, que lo aislan de sus contornos. En el caso de la tercera ciudad satélite, Skärholmen, destinada a centro de servicios para 250.000 habitantes, la provisión de aparcamientos tuvo que elevarse a 4.000 plazas. La primera generación de ciudades satélite es muy conocida por la romántica agrupación de sus edificios, que se adaptan al paisaje natural de Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B árboles, rocas y agua. Los modelos posteriores muestran un acusado alejamiento de esta configuración romántica y son más densos y de trazado más geométrico. El plan de Täby es un ejercicio formalista aunque agradable, con sectores circulares (il. 107). Tensta-Rinkeby y Norra Järvafaltet tienen plantas lineales y un esquema ortogonal más austero. Una nueva escala se introduce en Järvafaltet que ocupará el antiguo campo de maniobras de la guarnición militar de Estocolmo, unos terrenos de 5.000 ha. Aunque situada sólo a 10 ó 15 km de Estocolmo, Järva está destinada a convertirse en un verdadero centro regional con una población de 100.000 habitantes y unos 70.000 puestos de trabajo, muchos más de los necesarios para su población activa. Norra Järvafaltet —la primera fase de la urbanización— se está construyendo con capacidad para 30.000 habitantes. Su plan general, aprobado en 1970, esta relacionado con las concepciones de Hook y Cumbernauld en su rechazo del principio de las unidades vecinales y los centros focales y en su favorecer una planta lineal. Una avenida peatonal en la que se localizan los servicios enlaza tres estaciones de metro y discurre paralela a una banda de grupos de viviendas que permite la conservación de una zona de recreo de gran extensión. Una autopista urbana separa la ciudad de la extensa zona industrial: Esta reciente tendencia a trazados más geométricos refleja el compromiso sueco con los métodos industrializados de construcción; en 97 contraste con Inglaterra donde la construcción convencional todavía prevalece en las new towns. Al contrario que las nuevas ciudades de los alrededores de Londres, que ofrecen abundantes puestos de trabajo en la industria, los satélites de Estocolmo tienen una provisión insuficiente de asentamientos industriales y una carencia de atractivos para la industria. Si a esto se une que los centros urbanos sólo cuentan con un puñado de trabajos de oficina comprenderemos que en VäIIingby o Farsta todos los empleados en la industria tengan que desplazarse hasta el centro de Estocolmo y sólo uno de cada cinco trabaje dentro de su propia comunidad. Tapiola, la primera ciudad satélite de Helsinki, muestra un modelo más equilibrado: aunque los residentes pueden beneficiarse de las oportunidades de empleo que ofrece Helsinki, se pretende equilibrar la oferta y la demanda de trabajo. Tapiola está localizada en una ensenada del golfo de Finlandia, a menos de 10 km del centro de Helsinki, pero está separada geográficamente de la capital por la Bahía. Es una ciudad relativamente pequeña, proyectada para una población fija de 17.000 habitantes o 4.758 viviendas, pero es el núcleo de una ciudad mayor de 30.000 habitantes (il. 108). La ciudad presenta una densidad muy baja, 75 personas por hectárea, en un asentamiento tipo en el que, en efecto, el 54,40 % del área total de la ciudad esta reservada a parque de campos, bosques y estanques (il. 109). Hay tres barrios que se caracterizan por una s is temática mezcla de edificios de pisos y casas de baja altura. Esta disposición estimula los intercambios sociales espontáneos entre residentes, 98 de los cuales el 42 % son obreros manuales y el 58 % profesionales y empleados. El 90 % de las viviendas son de propiedad privada, lo cual implica que los obreros pertenecen a las categorías más cualificadas. Los grupos de ingresos más bajos no están representados, sin embargo últimamente 10.000 plazas de trabajo estarán concentradas en Tapiola. Este centro urbano polivalente agrupa una asombrosa variedad de servicios urbanos. El diseño es el resultado de un concurso convocado en 1953 y ganado por Aarne Ervi, quien, supo aprovechar muy bien una vieja cantera convirtiéndola en un estanque alrededor del cual proyectó un grupo de edificios incluida una iglesia, una piscina, un teatro y una biblioteca, además del centro comercial. El grupo está dominado por un edificio de oficinas que tiene un restaurants y un faro en la última planta (iI. 110). El centro se ampliará en dos etapas hasta la orilla del mar y en el futuro tendrá un aparcamiento subterráneo y una estación de metro. Curiosamente el hecho de que no exista todavía este tipo de transporte y que los enlaces con Helsinki dejen mucho que desear es probablemente la causa del completo equipamiento de este núcleo urbano pues su relativo aislamiento hizo necesario la provisión de instalaciones deportivas y locales culturales. Tapiola, al contrario que las nuevas ciudades británicas o suecas, fue construida por una organización privada y no lucrativa sin apoyo gubarnamental y teniendo que superar algunas obstrucciones oficiales. En realidad, la ciudad debe su existencia a la energía y la capacidad de un solo individuo —Helki von Hertzen— quien en 1951 convenció a varios sindicatos y organizaciones de beneficencia para que financiasen la construcción de Tapiola. Para Von Hertzen, la creación de esta ciudad es el primer paso de un ambicioso programa de desarrollo regional. Sus ―Siete Ciudades‖, propuestas en 1964, ofrecen una alternativa al plan oficial tipo ―ameba‖ para la región de Helsinki y según el cual la capital crecería hasta 1,5 millones de personas en 1990. En contraste con ello, Von Hertzen propone limitar el centro de Helsinki a 630.000 habitantes y el área metropolitana a 1.300.000 y, en contrapartida, organizar el crecimiento de la región en siete ciudades nuevas. El éxito de Tapiola estimuló a la Asuntosaatio, empresa urbanizadora, a hacer realidad el plan de las siete ciudades, adquiriendo terrenos para dos nuevas ciudades localizadas en el eje occidental de crecimiento que parte de la capital: Espoo Bay, a 18 km de Helsinki, será una ciudad gemela que se desarrollara alrededor de los lagos, con una población de 110.000 habitantes; y Porkkala, a 61 km de Helsinki, será un centro marítimo de 200.000 habitantes. No obstante, Porkkala está aún en su primera fase, pero el primero de los dos sectores de Espoo —Soukka y Kivenlahti— está cerca de completarse y construido ya en 1976 para una población de 17.000 habitantes (ils. 111 y 112). Von Hertzen, al promover sus nuevas ciudades, tuvo que vencer el prejuicio de que estas empresas constituyen un mal riesgo para el inversor. Para construir los elementos fundamentales del centro de Tapiola, Asuntosaatio tuvo que suministrar la financiación, construir y administrar una piscina, unos grandes almacenes, un hotel, para demostrar la viabilidad del proyecto; y sólo después pudo Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B arrendar o vender las instalaciones. Este procedimiento imaginativo y valeroso no tiene paralelo en el resto de Europa pero ha servido de inspiración a los promotores de nuevas comunidades en los Estados Unidos. Japón. Los experimentos europeos de descongestión han sido seguidos muy de cerca por los del Japón, donde la propuesta de un ―plan del gran Tokio‖ rodeado por un cinturón verde y un rosario de nuevas ciudades de tipo británico precedió a la construcción de varias ciudades satélites según el modelo sueco.21 Senri y Senboku, dos de estas ciudades satélites, se han terminado recientemente en la zona de Osaka. Fueron construidas entre 1963 y 1970 por el gobierno de la Prefectura y la Corporación Japonesa de Viviendas. Aunque estaban proyectadas como ciudades dormitorio donde albergar la población sobrante de Osaka, con capacidades para 150.000 personas, se han quedado cortas. Sanri, situada a 17 km al oeste de Osaka, está, enlazada con el centro de la ciudad por dos ferrocarriles rápidos y dos autopistas. Consiste fundamentalmente en edificios prefabricados de pisos que se agrupan en barrios de entre 10.000 y 12.000 habitantes. El área urbanizada de 3.000 ha es bastante pequeña para esa población, aunque la densidad bruta no excede de 125 habitantes por hectárea (ils. 113 I y 113 II). El centro urbano incluye algunas oficinas pero no hay industrias. Sin embargo, la ciudad tiene una reserva del suelo en los terrenos de la Exposición Internacional de 1970, con una superficie de 326 ha, en la que han quedado algunos monumentos permanentes (las fuentes y un 99 museo) que habrá que integrar en la urbanización futura. Se perdió una oportunidad única cuando fue demolido el sistema de movimiento a velocidades múltiples de la Expo. Este sistema, que consistía en un monorail periférico y vías arteriales elevadas, hubiera proporcionado la estructura básica de un innovador centro regional. No obstante, el lugar es lo bastante extenso para albergar una universidad de 50.000 estudiantes, y la decisión de construirla en los terrenos de la Expo proporciona a Sanri una base de empleos ―generadores de la ciudad‖ que le es muy necesaria para adquirir una identidad. Como la congestión de las mayores ciudades japonesas está llegando a límites intolerables es previsible una aproximación regional más global a la planificación de las nuevas ciudades y los satálites. Los japoneses intentan todavía encontrar un estilo propio en la construcción de nuevas ciudades lo cual puede llevarles a intentar grandes núcleos del orden de un millón de personas. Una ciudad de este tipo se propone ahora para descongestionar Tokio trasladando las funciones gubernamentales y las grandes universidades.22 El éxito de las nuevas ciudades japonesas influirá indudablemente en los urbanistas de otros países asiáticos, en los que el crecimiento extremadamente rápido de las ciudades mayores exigirá pronto medidas descongestionadoras. Unión Soviética. En Rusia el crecimiento de Moscú centró al principio todos los intereses relativos a la descentralización en la construcción de ciudades satélites o goroda sputniki.23 El Plan General de Moscú de 1935 limitaba la población futura a cinco millones de habitantes e imponía estrictos 100 controles a la inmigración. A pesar de ello, esa cifra se había superado en 1959. Un año después, la anexión de áreas suburbanas elevó la población de Moscú a los seis millones. La ciudad propiamente dicha esta limitada por una autopista: en anillo que se terminó en 1962 y tiene un radio de unos 18 km. Al otro lado de esta frontera hay un amplio cinturón verde que se conserva bastante bien a pesar de que contiene numerosas dachas, y ciudades satélites planificadas con anterioridad —como Elekrostal, Khimky y Krasnogarsk— que envían a diario cientos de miles de personas a Moscú (il. 115).24 Nuevas ciudades satélite se ubicarán al otro lado del cinturón verde: Kryukovo, a 41 km del centro y sobre la línea ferroviaria de Leningrado, está a punto de terminarse. La teoria soviética postula la unidad integral de la ciudad y su área metropolitana que además deben formar una sola entidad administrativa. El geógrafo Afitchenko25 identifica dentro de una región metropolitana tres tipos de satélites que difieren entre sí por el grado de su provisión de puestos de trabajo —y que van desde las ciudades autosuficientes a los suburbios dormitorio— y relaciona su grado de dependencia con la distancia a que se encuentran del centro de la ciudad. Se consideran óptimas distancias entre 40 y 80 km, pues desaniman los desplazamientos diarios al trabajo pero los residentes pueden beneficiarse de los servicios culturales y las instalaciones deportivas que sólo se encuentran en una ciudad importante. Respecto al empleo, los núcleos autosuficientes se prefieren a los dormitorios. Según Baranov, el tamaño óptimo de los satélites está entre los 50.000 y los 100.000 habitantes. Éstas son las dimensiones para las cuales el coste global de construcción por habitante puede mantenerse por debajo del mismo coste en la ciudad madre.26 Los rusos pretenden haber aprendido la experiencia británica donde la masa total de ciudades nuevas alrededor de Londres resultó insuficiente para equilibrar la atracción de la metrópoli: su programa regional de 1956 para Moscú propone una ―masa equilibradora‖ más adecuada de veinte ciudades nuevas con una población total de un millón de personas: es decir, un quinto de los habitantes de la ciudad central. Conviene observar que incluso en la Unión Soviética se construye un número creciente de satélites alrededor de un tipo de empleo básico ―postindustrial‖ consistente en instalaciones de enseñanza e investigaciones. Podemos mencionar Zhukovsky, Sumgait, Dubna, Akademgorodok cerca de Novosibirsk, y Sestroretsk cerca de Leningrado. Sorprendentemente en una sociedad planificada, hay considerables lagunas entre la teoría y la práctica soviéticas. Planificación y ejecución están divorciadas. En la región de Moscú, el Instituto para el Plan General es el organismo responsable de la elaboración de planes piloto pero los planes de detalle se desarrollan independientemente a cargo del Instituto Estatal de la Construcción de Moscú: MOSSTROI. La coordinación horizontal entre los diversos ministerios y organismos sufre el encontronazo de intereses contradictorios y la prioridad concedida a la producción provoca en los directores de las Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B empresas industriales una actitud altiva hacia los objetivos urbanísticos, hechos éstos que son criticados con frecuencia en la prensa soviética. “Villas nouvelles” francesas Francia despertó tarde a la necesidad de controlar el crecimiento de París y la construcción de nuevas ciudades no se propuso en serio hasta 1965. Sin embargo, París es con toda seguridad la metrópoli más superpoblada del mundo occidental: en 1962, casi tres millones de parisinos vivían en un área municipal de sólo 10.500 ha, que es la mitad del tamaño de Estocolmo. La densidad bruta media de París es más del doble de la del casco de Londres y en algunos distritos alcanza los 1.000 habitantes por hectárea. Aunque la descentralización empezó a debatirse después de la guerra, al principio todas las energías fueron absorbidas por la crisis de vivienda de la postguerra; se produjo una abrumadora escasez que las malas condiciones del stock de viviendas existentes agravó aún más pues la mitad exigían una sustitución urgente.27 Como primera respuesta al problema se lanzó un programa de construcción de grands ensembles o colonias públicas de viviendas, sin prestar mucha consideración a su calidad o la sensatez de su ubicación. La escala media de estas colonias era de unas 500 viviendas de alquiler pero en 1958 dio un salto con las ZUP (Zones à Urbaniser en Priorité), cuya legislación designaba cientos de zonas como de urbanización prioritaria. Algunos proyectos ZUP eran muy grandes —Créteuil, cerca de París, tiene 101 una población prevista de 60.000 habitantes; Toulouse Le Mirail de 100.000— pero son grupos de viviendas muy grandes más que auténticas comunidades nuevas.28 Hacia 1964, los grands ensembles albergaban en total a dos millones de personas, la mitad de ellas agolpadas en el cinturón suburbano de París. A menudo estos proyectos se ubicaban caóticamente en cualquier terreno disponible, sin buenos accesos a los puestos de trabajo y sin el adecuado equipamiento comercial y sociocultural. Tales errores resultaron difíciles de corregir pues la mayoría de los proyectos eran demasiado pequeños para justificar la adición de centros urbanos y, en cualquier caso, no se había reservado suelo para tal fin. En I960 se lanzó un primer Plan General de la Región de París o PADOG (Plan d'Aménegement et d'Organisation Générale de la Region Parisienne). Pretendía detener el crecimiento físico de París promoviendo ocho ciudades provinciales como nodos equilibradores o métropoles d'equilibre. Esta propuesta rechazaba la posibilidad de crear nuevas ciudades basándose en la hipótesis de que incrementarían el empuje de la región de París. Sin embargo, las medidas del PADOG resultaron inadecuadas y en 1965, cuando la población regional llegó a los nueve millones, se publicó un nuevo Plan General para la región, que se basaba en la premisa de que si se permitía que la región de París creciera al mismo ritmo que las restantes ciudades francesas, la pablación pasaría de nueve a dieciocho millones antes del año 2000. El plan fija normativamente que la población de la región parisina para el año 2000 se situará en catorce millones de personas, haciendo la heroica suposición 102 de que la emigración a París bajará a cero mientras se multiplica por dos o tres las tasas de crecimiento de las otras ciudades francesas durante el período de la previsión. Pero incluso en ese caso los urbanistas tendrían qua enfrentarse a la tarea de crear dos millones de nuevos puestos de trabajo y asignar espacio a cinco millones más de personas, lo cual llevó a recomendar cinco ciudades nuevas cada una con una población de aproximadamente 500.000 habitantes. Ésto constituye un alejamiento radical de las tesis del PADOG y de su rechazo de nuevas ciudades; y se acerca más al concepto soviético de ―masa adecuada de contrapeso‖: la mitad del crecimiento previsto en la población de la región se asigna a las nuevas ciudades que en conjunto tendrán que absorber 2,5 millones de personas! Estas ciudades son elementos clave de un esquema de crecimiento lineal propuesto a lo largo de un ―eje preferencial‖ en dirección este-oeste, a ambos lados del Marne y del Alto Sena (il. 116). Las cinco nuevas ciudades designadas son Evry y Melun-Senart al Sur, St. Quentin-en-Yvelines a Sudoeste, Marne-la-Vallée al Este y Cergy-Pontoise al Noroeste de París. Están situadas a sólo 20 ó 30 km del centro de París y no serán ni satélites ni totalmente independientes. Su razón de ser es romper el monocentrismo de París y sacar puestos de trabajo del centro de la ciudad para reducir los desplazamientos y aliviar la descongestión del tráfico. Para dar a cada ciudad un perfil marcadamente distinto se intenta definir una vocación diferente para cada una (en los usos del suelo y la estructura urbana que se propone). En contraste con la monotonía de los grands ensembles, se da prioridad al desarrollo de centros animados, lo cual es muy justificable pues las nuevas ciudades no están ubicadas en terrenos vírgenes sino en medio de áreas que experimentan un rápido proceso de urbanización. Los nuevos centros reorientarán y reestructurarán estas desordenadas aglomeraciones. Al mismo tiempo se carga mucho el acento en el desarrollo de áreas de recreo: Marne-la-Vallée se beneficiará de sus márgenes fluviales; Melun de las riberas del Sena: Cergy, del lazo del Olse; St. Quentin de sus marismas; y Evry tendrá un lago artificial. Se consideran vitales las buenas comunicaciones con París: Marne-la-Vallée está en una de las ampliaciones previstas de las líneas de cercanías de la comarca, y se estructurará, como las ciudades satélites de Suecia, en sectores centrados en estaciones de metro. Evry hubiera sido unido al dinámico nuevo centro de negocios de París ―La Oefense‖, por un monorail que utilizará un revolucionario vehículo sobre un cojín de aire. La teoría de que el crecimiento de la región de París sólo podía controlarse si se aceleraba la tasa de crecimiento de otras ciudades que sirviesen de contrapeso condujo en 1966 a la creación del primer OREAM (Organisation d'Etudes d'Aménagement des Aires Metropolitaines), o equipos de urbanismo metropolitano. Éstos pronto propusieron el desarrollo de ciudades satélites relacionadas con las grandes ciudades provinciales de Rouen, Lilles, Lyon y Marsella. Estos satélites se mantendrían a una escala modesta para evitar un debilitamiento del tradicional papel central de sus ciudades madre. Al mismo tiempo, las pequeñas dimensiones de estas nuevas ciudades provincianas Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B permiten utilizarlas para poner a prueba diversas propuestas innovadoras. En 1967 se designó el primero de estos satélites, Le Vaudreuil, 20 km al sudoeste de Rouen, localizado en una curva del río Sena. El lugar tenía grandes posibilidades recreativas pero estaba muy cerca de la contaminada zona de Rouen; de ahí que se decidiese utilizar la nueva ciudad como laboratorio del control de la contaminación. Se evalúan todos los elementos de diseño en función de su impacto ambiental. Otra idea novedosa es crear "desde el principio una entidad urbana completa, la ―semilla‖ de una ciudad futura de 150.000 habitantes. Esta semilla, de 15.000 habitantes, no se piensa como uno más de varios barrios futuros, sino como una ciudad en miniatura que contenga en sí todas las actividades urbanas y sea capaz de un crecimiento contiguo. U'lsle d'Abeu, satélite de Lyon, está enlazada con el nuevo aeropuerto internacional, que constituye su base de empleo. Tiene prevista una población de 150.000 habitantes pero se han preparado estrategias alternativas para reducirla a 80.000 o bien ampliarla a 250.000 según el dinamismo que manifieste su primera etapa de crecimiento. Villeneuve d'Asq se construirá a sólo ocho km del centro de Lille y estará enlazada con una nueva universidad para 20.000 habitantes. La planificación de una cuarta unidad se impuso como resultado de la creación de un gran puerto y un extenso complejo industrial en la Bahía de Fos, cerca de Marsella; 60.000 puestos de trabajo en la industria atraerían a medio millón de nuevos residentes a la zona. Para evitar una 103 urbanización caótica se propone una nueva ciudad en forma de anillo alrededor del Etang de Berre, pero la oposición de los grupos locales ha impedido hasta ahora la instrumentación de un desarrollo concertado. Señalemos aquí una curiosa paradoja: la descongestión de París depende del éxito de la política de promoción del crecimiento de las grandes ciudades provinciales; se supone que las ciudades satélites de éstas son los instrumentos que permitirán alcanzar ese objetivo, pese a lo cual se ha progresado muy poco en su construcción y, en cambio, se están convirtiendo rápidamente en una realidad las grandes nuevas ciudades de la región de París. Y el resultado de esta política es que en la actualidad ha aumentado la atracción y preponderancia de la capital. La construcción simultánea de las grandes Villes nouvelles exige enormes inversiones iniciales así como la coordinación de innumerables organismos públicos con empresas privadas. Cergy-Pontoise puede servir como ejemplo de la secuencia de actuaciones necesarias. El equipo de urbanistas se reclutó en 1966. Tres años después estaba listo el Plan General y completa la adquisición de los terrenos y Ias obras de infraestructura. Como los terrenos abarcaban zonas correspondientes a cinco municipios hubo que convencerlos de que formasen un Sindicato Intermunicipal. La empresa urbanizadora o Etablissement Public se organizó en 1970 y al año siguiente se aprobó el Plan General Intermunicipal de quince municipios (iI. 114). Cergi acogerá 380.000 recién llegados y ofrecerá 150.000 104 puestos de trabajo incluidos 60.000 en oficinas en dos centros diferentes. La ciudad tiene forma de herradura y presenta cinco sectores residenciales sobre la península que forma un meandro del río Oise. La península se ordena como parque de recreo con instalaciones náuticas accesibles a los coches pero no es atravesada por tráfico vehicular alguno. La experiencia británica demostraba que es fácil seducir a la industria para que se traslade a las nuevas ciudades pero muy difícil atraer los suficientes puestos de oficina. Conscientes de ello, los urbanistas de Cergy estaban decididos a garantizar el éxito de la ciudad dentro del crítico período inicial de cinco años e incluyeron en la primera fase un centro cívico de tamaño adecuado (il. 118). Esta estrategia demostró ser muy acertada y rápidamente surgió un distrito de negocios alrededor de la futurista ―Préfecture‖, sede del gobierno provincial (ils. 119, 120). El centro urbano principal —propuesto en un lugar situado a 4 km— puede tener menos éxito ya que se habrá de consolidar frente a la primacía del centro cívico. Las experiencias de Ciudad Guayana (ils. 71, 72 y 73. fig. 25), Beer Sheba (ils. 49, 50) y otros lugares demostraron cuán difícil es crear un centro viable en competencia con un subcentro vigoroso y ya consolidado. Para evitar este inconveniente, la nueva ciudad Evry propone la alternativa de concentrar todas las funciones que puedan buscar un centro en una sola masa. Evry está sobre el eje de crecimiento más dinámico de la región de París, a lo largo de la autopista A6 Sur. La nueva ciudad será el foco de un área de urbanización rápida que abarca numerosas colonias de viviendas. La futura ―área de captación‖ de Evry albergará a más de medio millón de personas. El centro de Evry está encerrado entre la autopista y la carretera comarcal nª 7 que discurre paralela al Sena (il.121). Se está construyendo sobre un complejo sistema de galerías de servicio que es su tipo único de infraestructura. El corazón del centro cívico es una Préfecture tipo puente (il.119). El nudo de transportes, el gigantesco comercial y la universidad técnica estarán comunicados con una ―Ágora‖, polivalente y bastante insólita que integrará bajo un solo techo muy diversas actividades sociales y culturales sin una separación espacial estricta entre ellas. Es un valeroso experimento pues se intenta aglutinar a una escala sin precedentes, una variopinta mezcla de componentes públicos y privados. Del centro irradian cuatro ramas en forma de esvástica cada una de las cuales consiste en una línea transporte público que utiliza su propio carril como en Runcorn, que va paralela a un corredor peatonal bordeado de tiendas y viviendas de alta densidad (il. 121). Evry se contruirá en tres fases comenzando con un primer sector de 7.000 viviendas al norte del centro. El proyecto de esta primera fase o ―Evry 1‖ se seleccionó mediante un concurso entre equipos de arquitectos-urbanistas al que se presentaron varios proyectos innovadores. El diseño ganador se compone de ―colinas‖ residenciales. La necesidad de aparcamientos de superficie se elimina con los garajes de los residentes, dispuestos en el interior de las pirámides. Otro proyecto propugnaba un concepto aún más atrevido y costoso consistente en una sola megaestructura continua de 17 plantas que Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B permitía destinar las tres cuartas partes del terreno disponible para espacio de recreo. Tales proyectos apuntan hacia formas urbanas que muy bien pueden caracterizar las futuras new towns en las áreas más pobladas y muestran un acusado contraste con los modelos de baja densidad, que derrochan terreno, a la manera de las new towns norteamericanas o de la ciudad inglesa de Milton Keynes. “New towns” norteamericanas Desde el punto de vista del historiador cabría aducir que la mayoría de las ciudades norteamericanas nacieron como new towns, pese a lo cual lo cierto es que las nuevas comunidades en el sentido moderno del término son un fenómeno reciente en el escenario norteamericano. Las razones de este tardío comienzo hay que buscarla en el tradicional compromiso con la libre empresa y en los prejuicios consiguientes contra toda forma de planificación, así como en la preferencia por una aproximación pragmática sobre los procedimientos teoréticos. En contraste con Europa donde la construcción de nuevas ciudades fue precedida por un debate ideológico y una legislación global, las embrionarias leyes sobre nuevas ciudades de los Estados Unidos aparecen con un enorme retraso respecto a los impulsos seminales de la urbanización privada. El camino norteamericano hacia al éxito, que pasa por el ensayo y el error, procedía mediante la amalgama gradual de elementos dispares que había demostrado ser del agrado del público: el suburbio de baja densidad: el centro comercial 105 orientado al coche; el parque industrial; el club de campo; y el campus universitario fuera de la ciudad. Curiosamente, esta aproximación disjunta nos ofrece una gran variedad de prototipos para una nueva clase de comunidad postindustrial que ya no estará basada en los puestos de trabajo de la industria o por lo menos no en la medida en que la están las nuevas ciudades europeas. El modelo norteamericano presenta una base de empleo predominantemente ―terciaria‖, es decir, de oficinas, centros de enseñanza e investigación, etc., y está pensada en función del consumo de mercancias y servicios. Podemos distinguir cuatro tipos diferentese en función de la importancia relativa que se conceden a las distintas clases de actividades: 1. La ―comunidad de tipo country-club‖ orientada al ocio. 2. ―La ciudad de consumo eficiente‖29 con un gigantesco centro comercial en su corazón mismo. 3. La new town centrada en la educación y la investigación, cuya ―industria‖ es una gran universidad. 4. Comunidades eapecializadas: villas de recreo: ―Disney-Worlds‖; asentamientos orientados a los adultos o a los ancianos, que son comunidades proyectadas con el tamaño de una ciudad pequeña y equipadas con todas las instalaciones sociales y técnicas, pero que carecen de cualquier tipo de actividad ―productiva‖ (productiva en el sentido marxista de producción de bienes agrícolas o manufacturados). Esta interpretación de las tendencias actuales reclama un breve resumen de la evolución que 106 condujo desde las subdivisiones irreflexivas y enormes a comunidades modélicas como Columbia. Md. En la posguerra norteamericana, se atacó la escasez de viviendas mediante proyectos a gran escala sin otra preocupación que ofrecer ―un buen hogar a un buen precio‖. La movilidad que permitía el hecho de que casi todo el mundo tuviese coche estimuló la extensión urbana y las clases medias dejaran las ciudades en búsqueda de un nuevo modo de vivir en los suburbios. Los pequeños negocios siguieron a sus clientes y dieron lugar al centro comercial suburbano, al que sólo podía accederse en coche particular. Como la industria también tendía a buscar un emplazamiento extraurbano, la consiguiente competencia por el suelo urbanizable llevó a ese tejido urbano hecho de retazos distintos, típico del uso del suelo predominante en los alrededoras de las ciudades. A medida que los centros comerciales crecían de tamaño atraían oficinas, espectáculos, moteles y se convertían en el centro de una ―nocomunidad‖ inestructurada.30 Los promotores de los centros comerciales se dieron cuenta de que estos hacían subir el valor del suelo a su alrededor; para evitar promociones parásitas en sus contornos —y sobre todo para aprovecharse de los sustanciosos valores del suelo— los promotores empezaron a comprar más terrenos de los que necesitaban para su centro y de esta manera se convirtieron en parte interesada en la planificación del suelo de las zonas circundantes. Al mismo tiempo, los promotores de viviendas, tras satisfacer las necesidades más urgentes, buscaban algo nuevo para el cliente exigente y lo encontraron en la packaged community, una especie de suburbio mejor equipado que ofrecía áreas de recreo, tiendas y oficinas además de viviendas. Los intereses confluyentes de unos y otros crearon el prototipo de comunidad suburbana, basada en un gigantesco centro comercial a la que erróneamente se le pone la etiqueta de new town. En ausencia de un urbanismo regional, el emplazamiento de estos núcleos venía determinado por las fuerzas de mercado o por el deseo del promotor. Sin embargo, en 1961 alboreó una nueva era con el plan regional ―Año 2000‖ para Washington D.C., que no sólo proponía un esquema de crecimiento ordenado sino que señalaba en concreto los lugares aconsejables para la creación de nuevas ciudades. (il. 122). Los promotores con imaginación aceptaron el reto: las dos primeras new towns dignas de ese nombre (Reston, Va., y Columbia, Md.) se hicieron realidad.31 Reston está a 23 km al oeste de Washington en uno de los ejes de desarrollo propuesto por el plan ―Año 2000‖. El promotor, R. E. Simon, adquirió allí 2.872 ha. de las cuales la quinta parte se reservó para uso recreativo. El resto albergará una población prevista de 75.000 personas con la muy baja densidad de 34 habitantes por hectárea. La idea de Reston se orienta claramente hacia una sociedad del ocio en la que los residentes vivan en su propio country-club. Los puestos de trabajo son todos de oficinas o instituciones de investigación. La ciudad se estructura en siete ―aldeas‖ cada una de ellas centrada sobre una instalación diferente: un lago, un campo de golf, etc. Los edificios se agrupan para dejar libres generosos espacios abiertos. La arquitectura de la primera aldea, a orillas del lago Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Anne, se aparta del esquema suburbano presentando apretados grupos de casas en hilera. Su centro, proyectado por W. Conklin, es un admirado espacio urbano en miniatura (il. 123). Reston tuvo la misma publicidad que una estrella de cine, pero a Simon Ie faltaba experiencia y suficiente capacidad financiera por lo que pronto se vio obligado a ceder el control a una compañía petrolera. Como consecuencia de ello, el principio de ―tendones‖ de alta densidad propuesto por Conklin para enlazar las aldeas se ha abandonado y la arquitectura de los grupos últimos ha bajado de calidad. Columbia está situada en el corredor urbano de crecimiento más rápido de la región, a medio camino entre Washington y Baltimore (il.124). El promotor J. Rouse reunió 5.240 ha de terrenos contiguos. La urbanización empezó en 1962 con una previsión de 110.000 habitantes en quince años. Rouse es un promotor eficaz de centros comerciales y parecía natural que esta ciudod pretendiera convertirse en un gran centro regional destinado a captar el poder adquisitivo de 250.000 clientes (il. 122). Esto dio a Columbia la imagen prototípica de ―ciudad de consumo eficiente‖, aunque esta imagen cambió después cuando la ciudad empezó a atraer importantes industrias. Rouse está decidido a sacar beneficios de su nueva ciudad y todas las propuestas de diseño han de contrastarse con un ―modelo económico‖ que garantice a sus acredores que conseguirán una buena ganancia con su dinero. Sin embargo, los objetivos declarados de Rouse son más 107 desinteresados: Columbia tiene que convertirse en una ―ciudad verdaderamente racional‖ en la que todo el que trabaja en una de sus empresas pueda encontrar una vivienda al alcance de sus posibilidades, y ello ―desde el conserje al presidente de empresa‖. Se prevé a largo plazo un equilibrio entre la oferta de puestos de trabajo y la población activa, pero sin un escalonamiento rígido como en las nuevas ciudades británicas. Evidentemente, Rouse considera que sus objetivos sociales y económicos son compatibles, aunque nunca explicó si los primeros son un simple instrumento para el logro de una buena ganancia, o si por el contrario la ganancia es necesaria para continuar promoviendo una sociedad mejor. La decisión de la General Electric de construir una gran planta de aparatos en Columbia que ofrezca empleo a muchos obreros no cualificados pronto pondrá a prueba la determinación de Rouse de suministrar vivienda a todos contra la resistencia de los actuales residentes a aceptar una intromisión a gran escala en su idílico suburbio.32 Rouse es partidario de un proceso científico de planificación y ha reunido a un equipo de primera fila de urbanistas y directores asistidos por numerosos expertos. Sin embargo, la planta de la ciudad no muestra ningún progreso respecto a las new towns británicas de la primera generación y las densidades son inferiores a las de Stevenage. La estructura urbana es jerárquica y está nucleada, es decir, se basa en barrios de entre 1.200 y 2.000 personas que forman aldeas de 6.000-10.000 residentes (il, 126). Los urbanistas propusieron suministrar transportes públicos por carril propio 108 como en Runcorn, y ciertos informes demuestran que muchas personas se trasladaron a Columbia con la esperanza de poder vivir sin tener que poseer dos coches. Pero no hay procedimiento económico para proporcionar un buen servicio de autobuses con unas densidades tan bajas por lo que, de hecho, la población depende totalmente del automóvil privado. Irvine, en California, ejemplifica el tercer prototipo de la new town norteamericana. En este caso, el catalizador de la decisión urbanística fue la necesidad de un nuevo campus para la universidad de California. El arquitecto W. Pereira eligió como lugar el rancho Irvine, una enorme extensión de terreno virgen que pertenecía a un solo individuo. El compromiso de la universidad para construir en los terrenos de Irvine obligó a la corporación a embarcarse en un plan para toda el área, en lugar de venderlo por parcelas. La urbanización de este rancho de 33.200 ha, catorce veces mayor que la superficie que cubre el plano del mayor L’Enfant para Washington D. C. implicaba una movilización de capital sin precedentes en el sector privado. El actual Plan General de Irvine establece una previsión de medio millón a 750.000 habitantes y la provisión de 134.000 puestos de trabajo en la industria y 150.000 en los servicios (iI. 127). El primer sector, entre la universidad y el océano, tiene una superficie de 14.000 ha, es decir, tres veces la de Columbia, Maryland. Se desarrolló un primer centro urbano a cinco minutos en coche desde el campus: Newport Center, que en 250 ha ofrece instalaciones comerciales, sanitarias y financieras, despachos de profesionales, un campo de golf y un hotel (il.128). Este centro presenta el mayor número de casas de corretaje fuera de los distritos bolsisticos y encarna el sueño americano de tener a Wall Street en un club de campo.33 Un centro urbano aún mayor surgirá en un solar: triangular formado por la intersección de tres autopistas. Aunque el plan se compone de ―aldeas‖, tiene rasgos innovadores porque agrupa las escuelas; tiendas, instituciones e instalaciones de recreo a lo largo de un ―corredor ambiental‖ que, como banda verde continua, constituye un elemento orientador a la escala y la velocidad del automóvil. En cuanto la nueva ciudad cobre impulsos, los terrenos para la industria pueden llegar a valer cuatro veces más que los terrenos residenciales: la Irvine Company esta creando grandes colonias industriales que ya emplean a 25.000 personas. Reston, Columbia (Ma.), e Irvine tienen características que las distinguen claramente de las nuevas ciudades europeas; bajas densidades, primacía para el automóvil, énfasis en los trabajos del sector terciario y gran importancia de las instalaciones de recreo, así como una población caracterizada de ingresos medios altos.34 Un problema común a todas estas nuevas ciudades de promoción privada es como transferir la responsabilidad de las decisiones del promotor a los residentes sin poner en peligro los objetivos y el calendario del plan general. Al parecer se ha encontrado un buen procedimiento en las Community Associations, de las que son automáticamente miembros todos los habitantes. El propósito de la asociación de Irvine es ―la preservación de Ios Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B valores de la propiedad‖. Sin embargo, el conservadurismo de los primeros residentes puede bloquear cualquier intento de incrementar la densidad construyendo bloques de pisos para los grupos de ingresos bajos: este conflicto de intereses se está poniendo ya de manifiesto en Columbia entre los residentes por un lado y la intención de los promotores de impulsar la mezcla social y crear una ciudad heterogénea, por otro. En la segunda mitad de los años sesenta, cuando las previsiones de crecimiento de la población nacional indicaban que a final de siglo podría haber 75 ó 100 millones más de norteamericanos,35 la atención del público se centró en las new towns, pues según las mismas estimaciones la mayor parte de ese incremento se produciría en las áreas metropolitanas, ya muy superpobladas. Una publicidad favorable sobre Reston e Irvine hizo que las new towns apareciesen como la panacea de los problemas del crecimiento urbano. Al mismo tiempo, las dificultades de los promotores privados para adquirir terrenos y financiar sus actividades pusieron de manifiesto la necesidad de una ayuda federal. Esto llevó al principio a una ampliación de la National Housing Act I965 que ofrecía garantías crediticias para la adquisición de terrenos en sectores suburbanos: en 1966 se autorizó que las nuevas comunidades suscribiesen estas hipotecas. Pero fue la Housing and Urban Development Act de 1966 la que marcó el punto de inflexión en el compromiso gubernamental con las new towns; en el título IV de esta ley, el Congreso daba garantías crediticias a los promotores de new towns con una cuantía máxima de hasta 50 millones de dólares para un solo proyecto y estableció las líneas 109 maestras de una política mediante la cual las nuevas ciudades tenían que ofrecer espacios abiertos, suficientes, un desarrollo equilibrado y oportunidades idénticas para las minorías y los posibles usuarios de viviendas de bajo coste. Los autores de la ley distinguen cuatro tipos de new towns: ciudades ampliadas, nuevas ciudades autosuficientes, ciudades satélites y new towns-intown. Este último término —que en realidad es un eufemismo de los proyectos de renovación urbana— se incluyó como paliativo para los alcaldes de grandes ciudades que proclamaron a los cuatro vientos su temor de que las new towns sirvieran para privar a las grandes ciudades de buena parte de la ayuda federal. También en 1968 los legisladores del estado de Nueva York dieron un paso adelante apoyando al gobernador Rockefeller cuando éste creó la Urban Development Corporation, dotada de poderes para pasar por encima de las zonificaciones locales y las ordenanzas de construcción y le autorizó a emitir 1.000 millones de dólares en bonos exentos de impuestos para financiar sus proyectos. Bajo la enérgica dirección de Edward J. Logue, la UDC anunció casi inmediatamente la intención de crear dos nuevas comunidades en la parte norte del estado: Amherst, cerca de Buffalo, y Lysander, en el área de Syracuse. En 1970, el informe de la UDC sobre ―New Communities for New York‖ proponía canalizar al menos la tercera parta del crecimiento previsto de la población del estado hacia las nuevas comunidades. Los estudios publicados entre 1968 y 1970 110 sobre las causas de los disturbios urbanos de 1967 apuntaban la necesidad de una descongestión e influyeron en la decisión del Congreso de ampliar su compromiso con las new towns aprobando la Housing and Urban Development Act de 1970. Esta ley presenta nuevos tipos de ayuda federal directa a las nuevas comunidades y estimula la experimentación social y tecnológica. El título VII de la ley elevaba el techo de las garantías crediticias hasta 500 millones de dólares y ampliaba el programa a los organismos públicos. Suponiendo que el Congreso apruebe los fondos necesarios, la HUO (Ministerio de Hábitat y Desarrollo Urbano) está hoy en condiciones de asegurar el éxito financiero de los esfuerzos urbanizadores, pues sus previsiones son tan generosas que G. Breckenfeld las describía en Fortune como ―una espléndida oportunidad para, que una nueva camada de promotores se enriquezca a costa del público‖. En realidad, las previsiones son suficientemente tranquilizadoras para atraer a este campo a grandes empresas como la General Electric, la Ford y la industria aeroespacial, mientras que la temible reputación del papeleo gubernamental impedirá una avalancha de pequeños especuladores. Con todo, cientos de solicitudes de crédito llegaban en 1971 al Ministerio de Hábitat y Desarrollo Urbano y se manifestaba la tendencia a iniciar demasiados proyectos a una escala excesivamente pequeña. En el Congreso de la AIA (Instituto de los Arquitectos Norteamericanos) de 1971, Lloyd Rodwin hizo una propuesta sensata: la selección de los proyectos de comunidades nuevas que solicitaran ayuda federal se haría desde el punto de vista de los objetivos del desarrollo nacional. Las new town no serían fenómenos aislados sino instrumentos de una estrategia más amplia.36 Rodwin propuso también que se definiesen los objetivos de la intervención federal y defendió que se aceptasen organismos públicos como promotores, así como la propiedad pública del suelo urbano para cosechar los valores económicos creados por los nuevos proyectos. Sin embargo, dado el prejuicio norteamericano contra la planificación como forma de reglamentación, sería necesario que pasase otra década de educación del público para que se llegara a una aceptación social de tal política. En 1969, el Comité Nacional de Desarrollo Urbano propuso la construcción de 100 new towns con una media de 100.000 habitantes y 10 new towns de al menos un millón. No obstante, de las 65 comunidades nuevas que actualmente están en planificación, muy pocas se aproximan al tamaño de Columbia o Reston.37 Sin embargo, cada vez es mayor el número de críticas que se dirigen contra el programa federal de new towns. Se afirma que éstas minan la vitalidad de las ciudades existentes más aún que los suburbios y que lejos de descongestionar el centro, se limitan a desperdigar las mejores instituciones, comercios y empleos, así como los grupos de ingresos mayores, dejando que la gran ciudad lidie con los parados y las familias numerosas. La respuesta a estas críticas es que las nuevas ciudades permitirán poner a prueba ideas innovadoras que posteriormente ayudarán a reestructurar las ciudades centrales. ¡Pero se ha logrado tan poco hasta ahora! Algunas new towns experimentan con medios novedosos de transporte rápido: Fairlane —proyectada por la Ford Motor Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Company— enlazará con Detroit y el aeropuerto mediante un ferrocarril; Park Forest South — planeada para 110.000 habitantes de muy diverso nivel de ingresos— estará servida por una línea rápida interior que enlazará con el Chicago Ioop; Flower Mound, localizada entre Dallas y Fort Worth, vivirá gracias a los puestos de trabajo suministrados por el gigantesco aeropuerto internacional. Audubon, en Nueva York 38 está basada en el nuevo campus de Amherst de la Universidad del Estado, con sus 26.000 estudiantes y 13.000 empleados, pero sólo albergará a 27.500 habitantes con una densidad tan baja como la de Reston. Con sus 800 ha y 9.000 viviendas, estaba pensada a una ―escala de laboratorio‖ para ensayar mayores aventuras a cargo de la UDC (Urban Development Corporation) del Estado de Nueva York (ils. 130. 131). Indudablemente se propondrán más new towns basadas en universidades y centros de investigación. Uno de los casos más interesantes es el posible nacimiento de las black new towns, o nuevas ciudades negras, comunidades promovidas por empresarios negros o asociaciones sin afán de lucro para ofrecer trabajo y vivienda a las gentes de color, aunque estando abiertas también a las demás razas. La idea de las black new towns surgió del deseo de los militantes negros de abandonar el ghetto y de su rechazo a integrarse en zonas suburbanas para jugar en ellas un papel minoritario.39 Soul City, en Carolina del Norte, está promovida por Floyd Mc Kissick, del Congreso de Igualdad Racial, una ciudad autosuficiente, situada 111 a 65 km al norte de Durham. Otras dos new towns negras esperan la aprobación de la HUD, una en Alabama y la otra en Carolina del Sur, una estructura de poder negro, estas ciudades atraerán empresas negras como alternativa a la reticente integración en los suburbios dominados por los blancos: ofrecen elementos más dinámicos de la comunidad negra la posibilidad de organizarse por sí mismos la vida. Da Vinci dirigió a Ludovico Sforza (Biblioteca del Instituto Francia Ms. B. Fol. 16). Tras la peste de 1485, que cobró 50.000 vidas en Milán, Leonardo propuso descongestionar la ciudad creando poblaciones satélites de no más de 10.000 habitantes cada una. Un rasgo original de esta propuesta era Ia recomendación de un trazado del centro urbano a varios niveles, con el nivel superior reservado a los peatones que accederían directamente a las tiendas y el nivel inferior destinado al tráfico rodado — movimiento de mercancías y eliminación de basuras—, y unas escaleras convenientemente espaciadas, que conectasen los dos niveles. Es difícil predecir el grado de éxito que tendrán todas estas new towns. Lloyd Rodwin intentó en 1972 echar un vistazo a su oculta bola de cristal y predijo que antes de que acabase el siglo estarían terminadas en Norteamérica unas cuarenta nuevas ciudades. Dado que Mr. Rodwin se opone a la proliferación de comunidades nuevas de pequeño tamaño, parece probable que la realidad doble su predicción, aunque muy pocas de esas nuevas ciudades presentarán innovaciones. Quizá se construyan algunas new tows pendientes para revitalizar regiones atrasadas pero es probable que tales núcleos sean, del tipo de comunic especiales de vacaciones, con poblaciones previstas bajo de los 100.000 habitantes. Las new towns que estén dentro de las áreas metropolitanas no aliviarán sustancialmente la situación de las ciudades centrales: sin embargo pueden conseguir reestructurar el desordenado esquema de uso del suelo propio de las grandes conurbaciones, comparable al objetivo marcado a las villas nouvelles de la región de París. Existen calles de dos niveles en algunas ciudades medievales, como Berna, Thun y Chester, con soportales peatonales elevados por encima de la calzada desde la que se entregaban las mercancias a las tiendas. Sin embargo, la idea de una separación consecuente entre el tráfico vehicular y los peatones no reaparece hasta la segunda generación de new towns británicas, con el proyecto para Hook y la estructura focal de Cumbernauld (véase pp. 59-60). Notas 1. La primera formulación moderna de una estrategia de la descongestión aparece en un memorándum que Leonardo 112 2. Para frenar el crecimiento de Moscú se impalntó en la URSS un ―sistema de pasaportes interiores‖ en 1935. Con todo, la zona de Moscú sobrepasó rápidamente las previsiones máximas de crecimiento establecidas en el plan general de 1935 (véase Hall, P., The World Cities, pp. I58-I8I). 3. Sobre la ―estrategia de polos de desarrollo‖, véase a Rodwin, LI., en Nations and Cities (Boston, Houghton Mifflin, 1970; versión castellana: P a í s e s y ciudades. Comparación de estrategias para el crecimiento urbano, Ediciones Nueva Visión, S.A.I.C., Buenos Aires, 1972), y Friedman, John, en ―The Changing Pattern of Urbanization in Venezuela‖, en Rodwin, Ll., Planning Urban Growth, cap. II, pp. 40-59. 4. Sobre el ―segundo París‖, el ―Plan bis‖, véase Merlín P., Les Villes Nouvelles, p. 311. 5. Sobre la Ciudad Paralela de México, véase La marcha a la provincia, por el Ing. Víctor Vila y el profesor F. Escalante-Escalante (Ciudad de México, Calitlán, S. A., 1967), informe preparado en 1968. 6. Sobre El Tuy, véase Llewelyn-Davies et alt, The Tuy Medio, Dirección de Planeamiento del M.O.P., República de Venezuela. 7. Sobre Ie Vésinet, véase Choay, F., fig. 43 y p. 28 (el área urbanizada tenía 436 ha). 8. La mejor autoridad sobre la Ciudad Lineal es George Collins. Véanse sus artículos en el Journal of the Society of Architectural Historians, XVIII: ―The Ciudad Lineal of Madrid‖, mayo de 1959, pp. 74-93, y ―Lineal Planning Throughout the World‖, octubre de 1959, pp. 38-53, así como todo el número de Forum (Amsterdam), XXX, Nº5, 1968 (véase también Choay, F., p. 99). 9. Definición oficial adoptada en 1919 por la Garden Cities and Town Planning Association (véase Osborn. F. J., y Whittick. A., p. 11). 10. Letchworth (véase Choay. F., p. 108 y figs. 7981). 11. Respecto a una reciente adaptación del modelo Gloeden, véase figura 23, el Plan Roberto para Brasilia. 12. Para una crítica del concepto de unidad vecinal, véase Isaacs, R. R., y Tyrwhitt, J. 13. Patrick Abercrombie propuso primero un cinturón verde en su informe de 1943 al London County Council. Pero obsérvese también la propuesta anterior de cinturón verde para Moscú (Plan General de 1935). En los primeros años del siglo XX se proyectó un cinturón verde para Viena (véase Collins. G. R. y C. C., Camillo Sitte and The birth of Modern City Planning, Nueva York, Random House, 1964, pp. 42, 96, 130, 143 y 211). 14. Telford y Redditch se crearon para aliviar Birmingham; Skelemersdale y Runcorn para extraer población de Liverpool y Merseyside; Warrington, de Manchester; y Washington, de Newcastle. Las new towns escocesas, Cumbernauld, East Kilbridge, Glenrothes, Irvine y Livingstone, están todas destinadas a descongestionar Glasgow (véase también The New Towns of Britain, Londres, British Information Services, HMSM, 1973). 15. El primer recinto peatonal de posguerra fue el ―Lijnbaan‖ de Rotterdam, diseñado en 1955. 16. La idea de ―tendones‖ de alta densidad tenía sus orígenes en la teoría de la Ciudad Iineal de los años treinta. Esta concepción se ha puesto posteriormente a prueba en Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Toulouse-le-Mirail (véase Candilis-Josic-Woods. p. 187) y se ha propuesto para Reston. Va., el primer proyecto de Milton Keynes, Evry. etc. El concepto de ―espinazo de actividad‖, es decir, la concentración de edificios públicos y servicios a lo largo de ejes viarios preferentes está relacionado con la idea de los ―tendones‖, pero no implica necesariamente grandes densidades residenciales. Ejemplos: Tuggenarong (Camberra), Irvine (California) y Evry. 17. Para una visión francesa de Cumbernauld, véase Guertin. 18. Melvin M. Webber, ―Order in Diversity: Community without Propinquity‖, en Cities and Space: The future Use of Urban- Iand, edición a cargo de Lowdon Wingo Jr., Baltimore; Johns Hopkins.1963, y “The Urban Place and the Nonplace Urban Realm‖, en Explorations into Urban Structurs, Filadelfia, University of Pasadena Press, 1971, pp. 79-153. 19. Para un ataque a las nuevas ciudades de baja densidad, véase el número de Architectural Review dedicado íntegramente al tema (octubre de 1973) según un artículo, de los 54 millones de acres de Gran Brataña, 33,5 millonas están sametidos a diversas limitaciones para su urbanización. Cuando se termine, Milton Keynes tendrá una densidad global de 11,3 personas por acre. Con esta densidad en todos los asentamientos, los 55 millones de habitantes de Gran Bretaña necesitarían 5,5 millones de acres de suelo urbanizado, es decir, uno de cada cinco acres no sometidos a otro uso (minas, paisajes pintorescos, etc). Si todos los británicos disfrutaran las bajas densidadas de Milton Keynes, las manchas urbanas ocuparían uno de cada cinco acres disponibles. 20. La ciudad de Estocolmo posee la mayor parte del suelo de su término municipal. Este término es ya bastante grande: 18.600 ha de tierra y 2.700 de agua. Además, la ciudad poseía en 1971 otras 50.000 ha fuera del término municipal. Compárense estas cifras con la extensión de la ciudad de París; 10.500 ha para sus tres millones de habitantes. 21. Se estimaba en 1975 que la población del Gran Tokio era de 28 millones, de los cuales 16 vivirán en el anillo exterior. Para atender este crecimiento se eligieron en 1963 los emplazamientos de 15 ciudades satélites, con poblaciones entre 150.000 y 670.000 habitantes. Se propuso la creación de 113 otras 30 ciudades-satélite. La Iey para el Desarrollo Urbano de la Región-Capital Nacional de 1958 constituye al mecanismo legal para Ia creación de ciudadas-satélite. Según esta Iey, el gobierno central suministrará fondos y ayuda técnica a las autoridades locales para la construcción de las nuevas ciudades. El gobierno está autorizado también a conceder créditos a promotores privados de reconocida solvencia. Una Iey de 1959 restringe el establecimiento de nuevas industries o instituciones de enseñanza dentro de la zona central de Tokio. 22. A construir a 144 km de Tokio, cerca del monte Fuji, en 40.000 ha de propiedad gubernamental. El proyecto prevé al traslado de unos 50 departamentos gubernamentales en los que trabajan 180.000 funcionarios civiles (véanse City Planning Association of Japan, Giant Tokyo, Tokio, 1963, y Tokyo Metropolitan Government, An Outline of Ten-Year Plan for Government of Tokyo, Tokio, 1963, y An Administrative Perspective of Tokyo: City Planning, Tokio, 1972). 23. Los soviéticos utilizan este término para designar las ciudades-satélite planificadas, así como núcleos del anillo exterior de las metrópolis que, tras un desarrollo independiente y gradual, acaban adquiriendo la función de satélite. 24. Véase un estudio del crecimiento de Moscú en Hall, Peter, The World Cities, pp. 158-181. 25. Afitchenko, A. A., ―About the Reaction and Development of Satellite Towns Around Large Cities‖, en ―News from Scientific Departments‖, en Stroitelstvo I Arkhitekture, nº 2, Moscú, 1962. 26. Baronov, N. V., ―Building of New Towns‖, ponencia nº 11 presentada al Simposio de la ONU sobre Planificación y Desarrollo de Nuevas Ciudades, Moscú, 24 de agosto a 7 de setiembre de 1964. Véase también la ponencia presentada por Muranova, G., al Congreso W.H.O. sobre Aspectos Sanitarios de la Urbanización, Stuttgart, diciembre de 1973. 27. En 1954 el 22 % de las viviendas de París carecían de agua corriente, y un informe de 1961 demostraba que el 31 % de las viviendas de la región de París no tenían aseo privado o lavabo. Sólo el 20 % contaba con bañera o ducha ( « Une enquete par jondage sur le logement », en Etudes statistiques. Nº 2, París, 1957, y Annuaires statistiques abreges de la Région parisienne, París, 1961). 114 28. Sobre Toulouse-le-Mirail, véase Candilis-JosicWoods. 29. Este manejable término fue acuñado por Paul y Percival Goodman en Communitas, pp. 125 y ss. 30. James Rouse, promotor de Columbia (Maryland), inventó este término para distinguir el suburbio no estructurado de la comunidad planificada. 31. Respecto a la planificación y el crecimiento de Reston y Columbia, véanse mis artículos en The Nation, diciembre de 1966, pp. 652 y 714. 32. Véase el artículo de Brooks, Richard, ―Social Planning In Columbia‖, en Journal of the American Institute of Planners, noviembre de 1971, p. 373, y el de Zehner, Robert B ―Neighborhoods and Community Satisfaction in New Towns‖, en op. cit., p. 379. 33. Para más información sobre Irvine (California), véase Mason, William R., The Irvine Company on the Road to a Model Urban Environment, Irvine, setiembre de 1973. 34. En 1968, el ingreso familiar medio de Estados Unidos era de 8.000 S. Según un informe de 1969, los ingresos medios de Reston y Columbia (Maryland), eran respectivamente de 20.000 $ y 17.000 $. 35. La cifra más baja de las propuestas es un incremento de 55 millones de norteamericanos en 30 años (véase Downs, Anthony, ―Alternative Forms of Future Urban Growth‖in the United States., en Journal of the American Institute of Planners, enero de 1970. p. 3). 36. Rodwin, Lloyd, y Susskind, Lawrence, ―New Communities and Urban Growth Strategies‖, ponencia presentada en la Conference on New Communities del American Institute of Architects, Washington, D.C. 37. Véase, sobre Columbia (Maryland), el trabajo de Hoppenfeld, Morton, y sobre Reston, Reston Quarterly Facts Sheets. 38. Véase el Contract Summary, publicado por la New York Urban Development Corporation, sobre Audubon-Amherst y las complicadas negociaciones entre el promotor público y las comunidades locales. 39. Para la primera formulación de Ia idea de las Black New Towns, véase mi artículo en Progressive Architecture, agosto de 1968, pp. 126-137, así como la nota 32. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B 115 Smithson, Alison El Team X En el año 1953, durante el IX CIAM (Congreso de Arquitectura Moderna) en Aix-en-Provence, un grupo de jóvenes arquitectos entre los que se encontraban Alison y Peter Smithson, Aldo van Eyck, Jacob Bakema, George Candilis, Shadrach Woods, entre otros, comenzaron a criticar el esquematismo de la Carta de Atenas, reclamando que se introdujera el concepto de ―identidad‖ y que también se investigara sobre algunos principios estructurales del crecimiento urbano, a instancias del tema de dicho congreso: el ―Hábitat‖. Se podría decir que ese fue el comienzo de lo que luego sería llamado el ―Team 10‖, un colectivo de arquitectos que, sin llegar a ser un movimiento o escuela en el sentido tradicional del término, ni tampoco un grupo productor de una Teoría unívoca, sentó las bases de una nueva mirada hacia la Arquitectura y el Urbanismo Moderno a través de los aportes individuales de sus integrantes. ‖ya no se trataba de mantener las viejas pretensiones de cambiar radicalmente el modo de vida de la gente, el modelo de producción o la estructura de la propiedad del suelo; se trataba de plantear, si acaso, una utopía de lo posible, aceptando los gustos y las necesidades de la gente‖. (Josep Montaner, Después del Movimiento Moderno. Pág. 30) 116 La respuesta de los líderes maduros de los CIAM a estos primeros interrogantes, fue la propuesta a estos jóvenes para que organizaran el X CIAM, marcando así, lo que luego sería el final de los Congresos y el comienzo de una nueva etapa. Este, que fue el último congreso de los CIAM, en el año 1956 en Dubrovnik, quedó signado por el slogan que plantearon los miembros del Team 10: ―encontrar una relación precisa entre forma física y necesidad socio-psicológica de la gente. Se trataba de introducir conceptos que permitieran a la arquitectura reflejar más exactamente la diversidad de los modelos sociales y culturales, plateando ideas como la ―identidad‖, modelo de asociación, vecindad, etc. Para ello era necesario poner en crisis definitiva los planteamientos simplificadores de la Carta de Atenas y poner al descubierto la complejidad de la vida urbana‖ (Josep Montaner, Después del Movimiento Moderno. Pág. 30) Entre los elementos importantes de la experiencia del Team 10, se destacan la metodología seguida en las reuniones de trabajo, basadas en lo pragmático y empírico, en oposición a lo sistémico y a la voluntad de generar objetivos globalizadores y universales de los CIAM. En las reuniones, cada invitado presenta un proyecto en el que explica y analiza diferentes temas frente a los otros invitados. La actitud experimental y empírica es la que prevalece. Otra de las características a destacar, es la aceptación de la diversidad de opiniones, basadas en proyectos concretos con una clara idea de no dogmatizar. En el año 1954, el Team 10 propone un manifiesto, (…) El movimiento del CIAM vino a ser una especie de plataforma sobre la cual los arquitectos se reunieron para discutir sus ideas sobre arquitectura y planeamiento. llamado el ―Manifiesto de Doorn‖ en las que se esbozan algunas intenciones generales de sus integrantes. No obstante, lo que se podría definir como el ―producto‖ del Team 10, son sus reuniones, en las que cada integrante expone ante los demás distintas problemáticas e interrogantes y las comparte. En 1947 hubo un nuevo intento por parte de arquitectos jóvenes del CIAM para cubrir la brecha entre pensamiento y sentimiento. Estos arquitectos establecieron lo siguiente: “… Debemos trabajar para la creación de un medio ambiente físico que satisfaga las necesidades emocionales y materiales del hombre y estimule su engrandecimiento espiritual…” Lo que a continuación presentamos, este llamado ―Manual del Team 10‖, es un resumido extracto de una recopilación de las diferentes experiencias de algunos de sus miembros y algunos comentarios sobre las mismas, realizada por una de sus integrantes más activas, la inglesa Alison Smithson. Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Bakema, 1959. 117 ALISON SMITHSON Manual del Team 10 Alison Smithson Ediciones Nueva Visión, Bs As, 1963. Publicado originalmente en Architectural Design, Londres, diciembre 1962. Manual del Team 10 J. B Bakema Aldo van Eyck G. Candilis S. Woods A. & P. Smithson John Woelcker J. Soltan Gier Grung Ralph Erskine J. Coderch Holanda Grecia EE.UU Inglaterra Polonia Noruega Suecia España Hubo una época, y de ello no hace mucho tiempo, en que los hombres se movían dentro de esquemas deterministas, llamémoslos esquemas euclidianos. Estos esquemas coloreaban su conducta y su manera de ver, tanto lo que hacían como lo que sentían. Entonces –y esto tenía que suceder tarde o temprano – algunos individuos perspicaces, con antenas sumamente delicadas –pintores, poetas, filósofos y científicos la mayoría de ellos – saltaron de estos cauces y le quitaron a la realidad esa pátina determinista que la cubría. Vieron cosas maravillosas y nos hablaron de ellas. Picasso, Klee, Mondrian y Brancusi; Joyce, Le Corbusier, Schönberg, Bergson y Einstein: todo este grupo extraordinario es acreedor a nuestra gratitud sin medida. Ellos quebraron los antiguos límites y expandieron el universo exterior e interior. 118 (…) Fue un alboroto prodigioso: La jaula estaba nuevamente abierta. Pero la sociedad se mueve todavía dentro de viejos cauces, en una atmósfera malsana, sirviéndose sólo a hurtadillas de lo que estos hombres descubrieron (…) (…) ¿Cuándo dejarán los arquitectos de regodearse con la tecnología por lo que ésta es en sí misma, cuándo dejarán de correr a tropezones tras el progreso? (…) (…) Los arquitectos han traicionado a la sociedad al traicionar la esencia del pensamiento contemporáneo. Y nadie puede vivir realmente en lo que los arquitectos proyectan, a pesar de que ellos así lo piensen. Ahora bien, lo maravilloso de esta idea no euclidiana –de esa otra visión- es que es contemporánea; contemporánea a todas nuestras dificultades sociales y políticas, económicas y espirituales. (…) Cada época requiere un lenguaje constitutivo, un instrumento que permita aferrar los problemas humanos que en ella se plantean, así como aquellos que siguen siendo los mismos en todas las épocas, es decir, los que se refieren al hombre (a todos nosotros) como ente primordial. Ha llegado el momento de fundir lo viejo y lo nuevo, de redescubrir las cualidades arcaicas, es decir intemporales, de la naturaleza humana. (…) La arquitectura implica un constante redescubrimiento de las cualidades humanas fundamentales trasladadas al espacio. El hombre es siempre y en todas partes esencialmente el mismo, tiene el mismo equipamiento mental, a pesar de que lo use diferentemente de acuerdo a su trasfondo cultural o social, de acuerdo al particular esquema de vida del que forma parte. Los arquitectos modernos han estado jugueteando continuamente con aquello que es diferente en nuestro tiempo, a tal punto que han perdido contacto con lo que no es diferente, sino siempre y esencialmente lo mismo. Este grave error no ha sido cometido en cambio por los poetas, pintores y escultores. Ellos, por el contrario, nunca han estrechado el campo de la experiencia. Lo han ampliado e intensificado. (…) El lenguaje que desarrollan los arquitectos, en cambio –y esto después de que el período de los pioneros hubo pasado-, sólo coincide consigo mismo, y es, por lo tanto, esencialmente estéril y académico: literalmente abstracto. Es obvio que debemos crear una herramienta más rica: un enfoque más efectivo para resolver los problemas ambientales que nuestro período nos propone hoy en día. Estos problemas no seguirán siendo siempre los mismos, pero conciernen al mismo hombre. (…) Van Eyck. Encuentro de Oterloo El papel del arquitecto El papel de la expresión arquitectónica y del urbanismo en la sociedad contemporánea es el mismo que desempeñó en la sociedad del pasado. La arquitectura y el urbanismo son simplemente la expresión espacial de la conducta humana. En la conducta humana hay muchos aspectos que no Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B cambian: el hombre es feliz, está triste, ama, muere. Pero un aspecto, en particular, está evolucionando rápidamente: es la relación entre el hombre y el espacio universal total. En la sociedad del pasado, la relación entre hombre y el espacio total estuvo determinada por la religión (el tener fe), en el medioevo; por la economía política (el poder), en el siglo XIX; por la administración (el conducir), en el siglo XX. La nueva sociedad dará al hombre la oportunidad de mantener una relación individual con la vida total: el individuo tendrá derecho a una opinión personal sobre la vida. De modo que deberemos crear para los hombres, por medios técnicos, condiciones físicas, psicológicas y estéticas que les permitan definir en el espacio tales opiniones personales. El volumen construido es un instrumento formidable para lograr este objetivo. Primero, el hombre crea el medio ambiente, y el medio ambiente, a su vez, influye sobre el hombre. El medio ambiente es creado por elementos simples: paredes y aberturas en las paredes. Tiene poca significación el material de que las paredes estén hechas. Pero las construcciones del hombre traerán más y más variaciones en las paredes y en sus aberturas. El vocabulario se ha ampliado y se está haciendo más y más rico. Durante 2000 años el hombre vivió bajo los árboles, a nivel del suelo. Sólo en los últimos 500 le ha sido posible vivir por encima de los árboles, en contacto con el horizonte. 119 Este es un problema directamente relacionado con el problema general de la ―estructura de la sociedad‖. Un centro cívico es parte de un establecimiento humano. La palabra ―cívico‖ nos hace pensar en el hombre como miembro de una sociedad y la palabra ―centro‖ en la parte central de algo. A veces usamos la palabra ―corazón‖ en lugar de ―centro". Es útil recordar que ―sociedad‖ significa cooperación duradera de un grupo para mantenerse a si mismo. De modo que el ―centro cívico‖ es un elemento esencial que funciona en el seno de la cooperación duradera de un grupo para mantenerse a sí mismo. (…) Canalizar las fuerzas de la sociedad por medio de las formas construidas hacia un foco llamado centro cívico es lo que hace comprensible la vida de una comunidad humana. (…) Podríamos decir que un centro cívico o corazón constituye una especie de comunicación tridimensional a través de la forma construida, donde converge lo que ocurre en el establecimiento humano total (ciudad). (…) Debemos prestar atención al hecho de que esta función de la arquitectura y de la expresión cívica es a menudo ignorada en los edificios y ciudades modernos; (…). Problema: Centro Cívico para la metrópoli de Saint Louis. Bakema. Ahora, pues, debe emplearse todo el alfabeto. Es preciso armonizar la vida a nivel del suelo con la que está en contacto con el horizonte. De este modo, nos enriqueceremos mucho, puesto que las construcciones multiplicarán nuestras posibilidades de vivir en un espacio dado y de establecer una relación personal con ese espacio total: permitirán el desarrollo de un estilo o una estética basada en el derecho de cada uno a tener una opinión personal sobre la vida. (…) Debemos movilizarnos simplemente como arquitectos, y como arquitectos planificadores ser capaces de coordinar y de integrar. Sólo el arquitecto dará al hombre la posibilidad de expresar su derecho a vivir un modo personal de vida, a través del volumen construido. (…) Cada hombre tiene derecho a estar en contacto con el fenómeno llamado vida total y sólo a través del volumen construido puede alcanzar ese contacto. Esta es la función de la arquitectura y del urbanismo en el desarrollo de la nueva sociedad. Bakema, “Carré Bleu”, 1961 Debemos hacer de nuestras enfermas ciudades lugares habitables antes de que sea demasiado tarde. Sabemos ésto y lo olvidamos, mientras que el límite de lo inhabitable ya está delante nuestro. (…) Mientras tanto, los arquitectos continúan absorbidos 120 por cosas que, aunque no ajenas a nuestro tiempo, son con frecuencia claramente ajenas a la tarea constructiva que debería ocuparnos, que es simplemente la de satisfacer las necesidades urbanas ―interiores‖ de la sociedad; (…) A los arquitectos inclinados todavía a creer que todo esto no tiene nada que ver con la ―historia de otra idea‖, sólo puedo decirles: paséense otra vez por alguna de las nuevas ciudades, como simples forasteros, culpablemente implicados. Me parece que entonces toda idea concerniente a la tarea del arquitecto que puedan albergar en sus cabezas le abrirá pronto camino a otra. (…) Para lograr la indispensable unión de la arquitectura y el urbanismo en una misma disciplina, será requisito previo una severa revaluación de lo que ambas realmente pretenden. (…) Van Eyck. (…) considero que el estudio de la historia en un sentido académico o sistemático es necesario. Probablemente esto no parecía importante hace 25 años, en cuanto el deseo polémico de los arquitectos era liberarse del pasado; la historia de la arquitectura se había transformado en un impedimento para quienes buscaban una nueva arquitectura, y en un santuario para aquellos que no la buscaban. (…) Le Corbusier es un gran visionario y esta palabra tiene para mí un sentido especial: encierra un significado más religioso que términos como ―idealista‖ y ―revolucionario‖. Un visionario puede hacer que el pensamiento de los demás se ilumine casi como un producto secundario de su esfuerzo personal. (…) Sin embargo, hoy en día, las barreras que separan nuestra experiencia directa del conocimiento del pasado y de las posibilidades futuras son confusas. Nos sentimos, por ejemplo, parte del movimiento moderno; sin embargo, podemos criticarlo y contemplarlo como una fuerza histórica definida que afecta directamente nuestra manera de construir. Un medio ambiente humano, poético y disciplinado: un medio ambiente Maquinista (…). Es necesario preguntarse qué tipo de historia debería estudiarse. No puede haber una historia objetiva, puesto que sabemos que hasta en la observación científica la conexión dinámica entre el observador y el hecho observado es más significativa que la apariencia del hecho observado. Toda interpretación del material histórico está afectada no sólo por nuestra posición actual en el tiempo, sino también por el hecho de que somos arquitectos. (…). Architect’s Journal. 23 de abril de 1959. John Voelcker Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B ¿Cuál es la visión de Le Corbusier? En el sueño de Le Corbusier de una Ville Radieuse, la máquina queda bajo un firme control, y por más que algunas de sus técnicas estéticas puedan haber sido de transición, nunca se confundió con respecto a su objetivo principal. Su ciudad habría de ser una ciudad de torres brillantes en un mar de árboles, con el automóvil usado en una escala en la cual es un objeto poético conmovedor y no una cosa pestilente: un medio ambiente esencialmente controlado, tranquilo, con las energías del tránsito y la comunicación canalizadas y no desplegadas insensatamente y al azar. Exposición de Le Corbusier, febrero de 1959. P.D.S 121 ¿Pueden los arquitectos satisfacer la demanda plural de la sociedad? ¿Pueden acaso sustituir la presente pérdida de lo vernáculo, y sin embargo construir una ciudad que sea realmente una ciudad, es decir, un lugar habitable para una multitud? Lo vernáculo pudo siempre hacer frente ala pluralidad en épocas pasadas. ¿En qué forma participará la gente en la conformación de su propio entorno inmediato dentro de un esquema general? AL decir ―la ciudad‖, uno se refiere a la ―gente‖ que vive en ella, y no simplemente a la ―población‖. Este es el primer problema que enfrenta el arquitecto urbanista actual. Si la sociedad no tiene forma, ¿cómo podrán los arquitectos construir la impronta de esta sociedad? Los arquitectos se han ocupado siempre de edificios aislados o de un complejo de edificios aislados. Creo que existe una paradoja implícita en las tareas del arquitecto de hoy en día. Van Eyck Dibujo de una calle elevada. Alison y Peter Smithson.1953. Agrupamiento de viviendas niveles de asociación (LA CASA, LA CALLE, EL BARRIO, LA CIUDAD). Durante años, ATBAT ha estudiado los problemas del hábitat para la gran mayoría en todos sus aspectos y peculiaridades. No ha llegado a una solución global, sino a soluciones particulares. Ha encontrado muchas soluciones y muchas variantes, pero el espíritu de la búsqueda, sigue siendo el mismo, el espíritu de la mayoría con sus leyes y sus disciplinas. Enunciado de principios: (…) Le corresponde al arquitecto posibilitar al hombre la construcción de su casa, de su hogar. Hasta hoy, la casa se construye previendo el mínimo detalle, y el hombre es luego comprimido en ella – que en espíritu es la misma desde Escocia hasta la Costa de Oro- y se adapta lo mejor que puede a la vida que le fija el arquitecto. Debemos preparar el hábitat sólo hasta el punto en que el hombre pueda hacerse cargo de él. Tratemos de proporcionar un marco en el que el hombre pueda ser nuevamente el amo de su hogar. (…) Architectural Design, enero de 1955. Candilis Es importante comprender que los términos usados: Calle, Barrio, etc., no deben ser tomados como realidad, sino como ideas, y que será tarea nuestra la de hallar nuevos equivalentes de estas formas de asociación para nuestra nueva y no demostrativa sociedad. El problema de re-identificar al hombre con su medio ambiente (contenu et contenant) no puede ser resuelto usando antiguas formas de agrupamientos de viviendas, calles, plazas, espacios verdes, etc., puesto que la realidad social que ellas representaban ya no existe. El proyecto de viviendas con galerías de circulación ―Golden Lane‖ se ocupa del problema de la identidad en forma similar. En el complejo de asociaciones que es una comunidad, la cohesión social solamente puede lograrse si deja lugar a la libertad de movimientos, y esto nos conduce a nuestra segunda ley: la altura (densidad) debería incrementarse en la medida en que la población total se incremente, y viceversa. En el contexto de una gran ciudad con edificios altos, para mantener la libertad de movimiento, proponemos niveles múltiples con ―calles en el espacio‖ residenciales. Éstas se entrelazarán en un complejo continuo de niveles múltiples, conectado en donde fuere necesario con los sitios de trabajo y con los elementos al nivel del suelo que sean necesarios a cada nivel de asociación. Este proyecto propone que una comunidad se estructure a partir de una jerarquía de elementos asociadores, y trata de expresar estos distintos Nuestra jerarquía de asociaciones está tejida en un continuum modulado que representa la verdadera complejidad de las asociaciones humanas. 122 Esta concepción se opone directamente al arbitrario aislamiento de las así llamadas comunidades, de la ―Unidad de habitación‖ y del ―barrio‖. La casa es el primer elemento finito de la ciudad. (…) La calle es el segundo elemento finito de la ciudad. Nuestra opinión es que una jerarquía de asociaciones humanas concebida en estos términos debería reemplazar a la jerarquía funcional de la ―Carta de Atenas‖. La calle es una extensión de la casa, en ella los chicos aprenden por vez primera algo del mundo que está más allá de la familia; la calle es un microcosmos en el cual los juegos cambian con las estaciones y las horas se reflejan en el ciclo de la actividad. CIAM 9. Aix-en-Provence, 24 de julio de 1953. Alison and Peter Smithson (…) La creación de espacios por medio de grupos no arbitrarios es la función primaria del planificador. EL grupo básico es obviamente la familia; tradicionalmente, el próximo grupo social es la calle (o plaza, o espacio verde, o cualquier elemento que por definición implique amparo o pertenencia, como cuando se dice ―en nuestra calle‖, y no ―en el camino‖), luego viene el barrio, y finalmente la ciudad. La tarea del planificador es explicitar estos agrupamientos como realidades plásticas y finitas. En los suburbios y barrios bajos, la relación vital entre la casa y la calle sobrevive: hay chicos que corren (la calle es comparativamente tranquila), la gente se para a hablar, (…) y los negocios están a la vuelta de la esquina; uno conoce al lechero, y fuera de su casa está en ―su‖ calle. La casa, esa caparazón adaptada a la espalda del hombre, mira hacia adentro a la familia, y hacia fuera a la sociedad; (…) Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B (…) en una época éstas mismas calles estaban estructuradas en tal forma (…) que formaban el tercer elemento finito de la ciudad, el barrio, la expresión plástica de la comunidad secundaria. La diferencia entre las ciudades y la gran ciudad es solamente de tamaño, puesto que ambas son ordenaciones finitas de barrios, con los elementos adicionales necesarios para sustentar la vida física y espiritual. La ciudad es la última comunidad, ―la expresión tangible de una región económica‖. Para mantener la soltura de agrupamiento y la facilidad de comunicación, la densidad deberá incrementarse a medida que la población aumente, y si hemos de mantener las alegrías esenciales del sol, del espacio y de lo verde con altas densidades, deberemos construir en altura. En el pasado, la aceptación de la última parte de esta tesis condujo a una forma de vida vertical en la cual la familia es privada de su desarrollo esencial al aire libre, y el contacto con otras familias se torna difícil, si no imposible, en los estrechos balcones y escaleras que son su único medio de comunión y 123 Primer diagrama de un cluster. Alison y Peter Smithson. 1952 comunicación. (…) las posibilidades de entablar esas amistades que constituyen la ―familia extendida‖ son muy escasas, por la completa ausencia de comunicación horizontal y por la inefectividad de la comunicación vertical. La idea de ―la calle‖ ha sido olvidada. Esta idea, no la realidad de la calle, es lo importante: la creación de efectivos espacios-grupo, que llenen la función vital de identificación y amparo, haciendo posible la socialmente vital ―vida de las calles‖. En todas las densidades, esto es posible por la creación de una retícula real de calles en el espacio, cada una de las cuales servirá a un amplio número de personas que dependerán de ella para su tránsito; además habrá de preverse calles principales de características propias. (…) Cada parte de cada calle debe servir a la suficiente cantidad de personas como para transformarse en una entidad social, y estar al alcance de un número mucho mayor en el mismo nivel. Las calles deberían ser lugares y no corredores o galerías. Calles principales en las cuales haya negocios, buzones, cabinas telefónicas. (…) El bloque de departamento desaparece y la vida vertical se transforma en una realidad. “Architects Year Book 5”. Golden Lane Project. Alison and Peter Smithson. Ya se había hecho obvio que la construcción de 124 ciudades estaba más allá del alcance del pensamiento analítico puro, y que el problema de las relaciones humanas se escapaba de la red de las ―cuatro funciones‖. En un intento de corregir esta situación, el Manifiesto de Doorn proponía: ―Para comprender el esquema de las asociaciones humanas debemos considerar cada comunidad en su medio ambiente particular‖. (…) Si la validez de la forma de una comunidad radica en su esquema de vida, de esto se desprende que el principio fundamental debería ser el análisis continuo y objetivo de la estructura humana y de su cambio. Este análisis no sólo incluiría ―lo que sucede‖ (las costumbres de ―los organismos‖, modos de vida y relaciones con sus alrededores; cosas tales como vivir en ciertos lugares, ir a la escuela, viajar para trabajar y recorrer negocios), sino también ―lo que motiva‖ esos actos (las razones para ir a escuelas especiales, elegir tal tipo de trabajo y visitar tales o cuales negocios en particular). En otras palabras, se trataría de descubrir una trama de la realidad que incluya las aspiraciones humanas. La estructura social a la cual el urbanista debe dar forma no es solamente diferente, sino también mucho más compleja de lo que lo haya sido nunca. (…) El concepto de comunidad autosuficiente es al mismo tiempo teóricamente insostenible y prácticamente dispendioso. El rechazo de esta concepción exige un cambio completo de actitud. El planificador ya no es un reformador social, sino un técnico en el campo de la forma, que no puede apoyarse en los centros comunales, lavaderos comunales, locales comunales, etc., para enmascarar el hecho de que la comunidad como un todo es incomprensible. (…) Architectural Design, julio de 1956. Alison and Peter Smithson. Cada generación siente una nueva insatisfacción y concibe una nueva idea del orden. Los arquitectos jóvenes sienten hoy en día una insatisfacción monumental con respecto a los edificios que ven a su alrededor. Para ellos, los barrios de viviendas, los centros sociales y los bloques de departamentos carecen de sentido y están fuera de lugar. Estos profesionales sienten que la mayoría de los arquitectos han perdido contacto con la realidad y están construyendo los sueños del ―ayer‖ cuando el resto de nosotros ha despertado al ―hoy‖. No les satisfacen las ideas que estos edificios representan, las ideas del movimiento de la Ciudad Jardín y de la Arquitectura Racional. Estos dos movimientos lograron su forma al descubrir los medios estéticos de cumplir un programa social. El movimiento de la Ciudad Jardín es básicamente un movimiento social. (…) En su libro nos deja la imagen de una arquitectura de ferrocarril para honestos pero azorados hombres de trabajo. (…) De las ciudades jardín provienen 40 años de legislación de planeamiento urbano. En los lugares más ―progresistas‖, la tradición de la Ciudad Jardín ha dejado paso al Movimiento de la Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B Arquitectura Racional de la década del 30. La fuerza impulsora social de este movimiento fue la supresión de los tugurios, la provisión de sol, luz, aire y espacio verde en las ciudades superpobladas. Este contenido social fue perfectamente expresado por las formas funcionalistas del período académico que siguió al gran período del cubismo, del dadaísmo y del Stijl. Este fue el período de la cocina mínima y de las 4 funciones, del concepto mecánico de la arquitectura. Aún hoy en día podemos ver en todas las ciudades de Europa la arquitectura racional en construcción. Edificios de departamentos de muchos pisos, orientados de norte a sur en bloques paralelos, separados por la distancia mínima que permita al sol de invierno penetrar en los pisos más bajos, y con la altura mínima para lograr una densidad económica de ocupación del terreno. Donde la extensión del conjunto es lo suficientemente grande, se puede ver la aplicación de esta fragmentación teórica: vivienda, trabajo, recreación (del cuerpo y del espíritu); en estos casos nos preguntamos cómo es posible que exista alguien que crea que en esto yace el secreto de la construcción de ciudades. La insatisfacción que sentimos hoy en día se debe a la inadecuación de cada uno de estos movimientos para proveer un medio ambiente que de forma a la idea de orden de nuestra generación. No se llegó a las formas históricas de construcción gracias a la suerte o al Arte; estas formas lograron el orden a través de una organización significativa, las formas tienen una validez permanente, una vida secreta, que 125 Desarrollo en racimo. Woods. 1961 sobrevive a su uso directo. Cada uno de nosotros reconoce la Calle, el Lugar, la Plaza del pueblo, (…) como invenciones urbanas, extensiones de la casa y componentes de la ciudad que satisficieron las necesidades y aspiraciones de generaciones pasadas, en otros lugares. ¿No podemos hallar en cada lugar la forma que convenga a nuestra generación? (…) Debemos desarrollar una arquitectura partiendo de la trama misma de la vida, un equivalente de la complejidad de nuestra manera de pensar, de nuestra pasión por el mundo natural y de nuestra fe en la nobleza del hombre. Comencemos planteando las cosas desde el momento en que el hombre o el niño sale de su casa; aquí comienza nuestra responsabilidad, puesto que el individuo no tiene sobre su medio ambiente extendido el control que tiene sobre su casa, la cual puede transformarse en palacio o en cuchitril independientemente de lo que haya existido en primer lugar. Deberemos tratar de encontrar en qué forma este contacto básico debería realizarse, cuántas casas deben disponerse juntas, cuáles deben ser sus servicios comunes (el equivalente a la bomba de agua del pueblo), cuestionando continuamente la arbitrariedad de las soluciones existentes. Este es el paso básico del enfoque ecológico del problema del habitar: la casa es una casa particular en un lugar particular, parte de una comunidad existente, y debería tratar de extender las leyes y las disciplinas 126 de esa comunidad. Architectural Design, junio de 1955. Alison y Peter Smithson. Consideremos por ejemplo al hombre que vive en las afueras de la gran ciudad, al hombre que viaja. Este hombre que va hacia su trabajo (o vuelve de él), debería poder encontrar reposo para la vista en el escenario de las calles a través de las cuales circula. La vivienda en masa presenta un rostro esencialmente hostil, con muy pocos descansos para la vista. El ojo desea ver lo que se puede comer, beber, tomar, llevar puesto, comprar. La mente desea recibir sugerencias para la acción –o el relajamiento- como un descanso de la tensión cuando no se tiene la necesidad de pensar en el trabajo. (…) Una condición del camino es hacer sentir que se está yendo hacia alguna parte; hacia el norte o hacia el sur; hacia o desde, es orientarnos, tanto en una noche oscura como en un día gris. El movimiento del automóvil es un movimiento de flujo, no el parar y arrancar irregulares, el cambio de dirección, el darse vuelta brusco del caminante. Fluir significa moverse uniformemente a velocidades adecuadas a la función a cumplir, velozmente por las rutas nacionales, muy lentamente en los caminos de acceso a la vivienda. Architectural Design, octubre de 1958. Alison y Peter Smithson. La palabra ―cluster‖ designa un esquema específico de asociación; esta palabra ha sido introducida para reemplazar conceptos de grupo tales como ―casa, calle, barrio, ciudad‖ (subdivisiones de la comunidad), o ―aislado, pueblo, ciudad, gran ciudad‖ (entidades de grupo), demasiado cargados de implicancias históricas. Todo lo que se da en conjunto es un ―cluster‖. Esta es una especie de palabra comodín a emplear durante el período de creación de tipos nuevos. Se han emprendido algunos estudios sobre la naturaleza del ―cluster‖. La intención de estos estudios, en los cuales las condiciones fueron en gran medida supuestas y no ―reales‖, fue mostrar, en términos de formas construidas, que es posible un nuevo enfoque del urbanismo. En otras palabras, se trataba de presentar una ―imagen‖. Se postulaba tanto una nueva estética como una nueva forma de vida. “Uppercase 3”, Alison y Peter Smithson 127- IHAUB. FAUD. UNC 2010 Barrio Tolouse-le-mirail. Candilis, Josic, Woods. 1961-66 En los días del pionerismo de la arquitectura moderna, los Hilberseimer, los Le Corbusier, los Gropius estaban produciendo Ciudades Ideales en el sentido renacentista, pues su estética era en realidad la estética clásica, una estética de organización formal fija. Ahora bien, la actitud del Team 10 es que esto constituye una actitud irreal hacia las ciudades, pensamos que el planeamiento implica un avance sin solución de continuidad, más que una decisión de ―borrón y cuenta nueva‖. Aceptamos como un hecho que una generación sólo puede realizar una cantidad determinada de trabajo, y que debemos seleccionar los puntos en los cuales nuestra acción pueda ejercer el máximo efecto significativo sobre la estructura total de la ciudad, antes que tratar de encarar su reorganización completa, cosa que es solamente una expresión de buenos deseos. (…) P.D.S