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Textos de trabajo
TP Nº1
Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Cátedra B
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO
IHAUB. FAUD. UNC 2011
1
UD
1
Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Guía
Cátedra B
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO
Personal docente 2011:
Joaquín Emiliano Peralta:
Diana Cohen:
Patricia Buguñá:
Catalina Cometta
Silvia Costanzo
Guillermo Ferrando
Josefa Martínez
Alejandro Romanutti
Cristian Terreno
Paula Ilvento
María Lorena Fernández
Gisele Daga
Carmen María Yoma:
Patricia Carballo
Coronado Valeria
Gabriela Ayelén Pawluchuzk
Profesor titular
Profesora adjunta
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Adscripta egresada
Adscripta egresada
Adscripta alumna
Adscripta alumna
Adscripta alumna
Ayudante alumna rentada
Alumna invitada
La presente selección de textos ha sido elaborada por la cátedra, para uso exclusivo de los alumnos de la carrera de arquitectura de la
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba.
Córdoba, Marzo de 2011
Compilación y diagramación: Arq. Joaquín Peralta
[email protected]
Colaboran en esta versión:
Selección y procesamiento de textos: Patricia Buguñá
Procesamiento gráfico: Gisele Daga
Guía de lectura y procesamiento didáctico de textos: Cristian Terreno y Patricia Buguñá
Corrección de originales: Alejandro Romanutti y Joaquín Peralta
Procesamiento de originales e impresión: Color Magenta. Av Vélez Sársfield 254. Córdoba
2
IHAUB. FAUD. UNC 2011
UD 1
Presentación
Esta selección de textos para la Unidad Didáctica 1,
fue elaborada como material complementario para
la realización del trabajo práctico Número 1,
correspondiente a la Primera Larga Duración, según
el criterio de periodización que plantea la cátedra.
Abarca, por lo tanto, contenidos históricos referidos al
origen y formación de las primeras ciudades, en la
mesopotamia asiática, a la creación y desarrollo de
ciudades en las culturas clásicas europeas y a las
características del ambiente temprano y alto
medieval, en Europa occidental.
El material consiste en compilaciones de textos
seleccionados por su claridad y posibilidad de
procesamiento por parte de alumnos que se
encuentran en etapas iniciales de la carrera,
considerando además, su pertinencia en relación a los
contenidos de la Unidad didáctica.
En algunos casos se seleccionaron textos
contemporáneos actuales y en otros se optó por
referentes clave históricos, a partir de los textos
originales cuyos desarrollos han sido relevantes para
la elaboración de conceptos instrumentales históricos.
Tal el caso de Gordon Childe, cuyo concepto de
revolución urbana ha sido y es utilizado por
numerosos autores posteriores. Se trata, en este caso,
de uno de los textos citados con mayor frecuencia por
los ensayistas, historiadores o docentes de la
disciplina.
El texto de Morris, es relevante, no sólo por la
repercusión alcanzada por el autor y su obra, sino
por su valor descriptivo. Los textos de Iglesia y
Sabugo, fueron seleccionados por su claridad y
IHAUB. FAUD. UNC 2011
porque representan aportes locales a la
interpretación de la historia universal de la ciudad.
El texto de Fumagalli es interesante por su valor
interpretativo y la capacidad evocativa de su prosa.
Los textos son presentados en el formato de ficha
bibliográfica, reprocesados digitalmente a partir de
ediciones en castellano. Se procuró respetar en lo
posible el criterio de presentación de los originales,
con los gráficos y notas que acompañan las versiones
utilizadas. Se acompañan de una breve
caracterización del contexto de producción del texto,
y algunos datos del autor, considerando las
condiciones particulares en que fue elaborado.
En algunos casos, se complementan con ilustraciones o
notas ampliatorias que pueden enriquecer o hacer
más amena su lectura.
No es intención de esta compilación sustituir las
fuentes originales, sino complementar la información
disponible, y contribuir a su acceso inmediato por
parte de los estudiantes, como material de apoyo al
trabajo práctico.
La selección forma parte del material puesto a
disposición de los alumnos, junto con el programa de
trabajo, la guía de estudio y las consignas para su
procesamiento.
Joaquín Peralta
Prof. Titular IHAUB
3
Índice
Morris, A.E.J.
Sjoberg, Gideon
Gordon Childe
Iglesia, Rafael E. J.
Sabugo, Mario
Fumagalli, Vito
4
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Las primeras ciudades
Origen y evolución de las ciudades
La revolución urbana
El legado Griego
Roma. Territorio, ciudad y arquitectura
Las piedras vivas
Página 05
Página 21
Página 33
Página 41
Página 51
Página 64
Morris, A.E.J.
Las primeras ciudades
En la evolución histórica de las primeras civilizaciones
urbanas y de sus ciudades es posible distinguir tres fases
principales. Cada una de éstas comportó "...en el ámbito
económico, innovaciones radicales y realmente
revolucionarias en los métodos por los cuales las
sociedades más progresistas aseguran su subsistencia, y
cada una de dichas fases dio lugar a tales aumentos de
población que, de disponer de estadísticas fiables, a
cada una le correspondería un notable salto en la curva
demográfica".1
La primera de estas fases cubre todo el Paleolítico,
desde sus orígenes, hace medio millón de años, hasta
10.000 a.C., seguido por el Mesolítico y el Neolítico.
Estos, a su vez, conducen a la cuarta fase, la Edad de
Bronce, que se inicia entre 3500 y 3000 a.C. y dura unos
2.000 años. Durante este último periodo se establecieron
firmemente las primeras civilizaciones urbanas.
En su excelente libro The First Civilizations: The
Archaeology of their Origin’s, Glyn Daniel afirma que
"ahora creemos que por la arqueología conocemos el
lugar y el momento en que surgieron las primeras
civilizaciones: en el sur de Mesopotamia, en Egipto, en el
Valle del Indo, en el Río Amarillo en China, en el Valle
de Méjico, en las junglas de Guatemala y Honduras y en
las costas y altiplanos del Perú.
No las denominaremos civilizaciones primarias pues esto
nos obligaría a referirnos a Creta, Micenas, los hititas y
Grecia y Roma como civilizaciones secundarias, y el
término secundario parece tener una connotación
peyorativa. Preferimos hablar de las primeras
civilizaciones, las más tempranas, y de civilizaciones
posteriores". La figura 1.3 muestra la ubicación
geográfica de estas siete civilizaciones urbanas
primigenias y las relaciona con las regiones agrícolas
más tempranas, conocidas o supuestas.2
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Como muestra el cuadro cronológico adjunto, las siete
civilizaciones surgieron en momentos marcadamente
distintos. Las tres primeras, en el supuesto orden de
aparición -Mesopotamia, Egipto e India- son las
denominadas culturas "muertas", a partir de las cuales se
desarrolló la civilización occidental. Aunque sus orígenes
son mucho más recientes que el de la civilización china,
que sigue a las anteriores en antigüedad, las tres culturas
americanas -mejicana, centroamericana y peruana- son
asimismo civilizaciones muertas: brutalmente destruidas, en
sus respectivos estadios de desarrollo o declive, por los
conquistadores españoles en los quince años que van de
1519 a 1533. Ahí, en pleno siglo XVI, "Europa encontró, si
no su propio pasado, al menos una forma de su propio
pasado",3 donde, por ejemplo, la tecnología del metal se
encontraba o bien estrictamente limitada, o bien aún por
descubrir.
China constituye una fascinante excepción. Desde sus
orígenes, en la cuenca del Río Amarillo a finales del tercer
milenio a.C., su cultura ha perdurado hasta el siglo XX sin
interrupción duradera. Más aún, durante el siglo VIII d.C.
-uno de los momentos culminantes de su poder e
influencia- la civilización urbana china fue introducida en
Japón, donde hasta entonces sólo habían existido
asentamientos agrícolas.
El presente capítulo tratará de los orígenes de los
asentamientos urbanos en Mesopotamia, Egipto e India. En
el Apéndice A y en el Capítulo 9, se dan unas
descripciones más breves de los orígenes urbanos en
China, Méjico, América Central y Perú. El Apéndice B
resume la historia del Japón urbano, desde los orígenes
de las primeras ciudades hasta su propia revolución
industrial, que se inició en la segunda mitad del siglo XIX
(los orígenes urbanos en Europa en general y de las Islas
5
Morris A.E.J.
Historia de la forma urbana.
Capítulo 1. Las primeras ciudades
Título original
History of urban Form. Before the
industrial revolution. Londres: George
Goldwin Limited. 1974
Versión castellana Reinald Bernet
© AEJ. Morris 1979
Edición castellana
Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 1984
Figura 1.1. Cuadro que muestra los periodos
cronológicos comparados de las siete primeras
civilizaciones.
Es imposible llegar a establecer la cifra exacta de la
población mundial en épocas remotas, pues no se dispone de datos fehacientes. No obstante, los científicos
han intentado determinarla con la máxima precisión
posible. Esta es una estimación reciente, forzosamente
aproximada (E.S. Deevey, "Human Population",
Scientific American, septiembre 1960, pp. 195-196):
Población mundial en la Prehistoria Paleolítico Inferior
(hace 1.000.000 de años)
125.000 habitantes Paleolítico Medio (hace 300.000
años) 1.000.000 habitantes Paleolítico Superior (hace
25.000 años)
3.340.000 habitantes Mesolítico (hasta hace 10.000
años) 5.320.000 habitantes Aun cuando estas cifras
fueran correctas tan sólo en parte, resultaría que
existían poco más de cinco millones de seres humanos
cuando la etapa de caza y recolección de alimentos de
la existencia humana alcanzó su pleno desarrollo. El
prolongado y lento aumento de población fue debido a
las mejoras introducidas en las armas, en las técnicas de
caza y a la mayor eficacia de los métodos para hacer
frente a las inclemencias del clima, a los animales
predadores y a otras amenazas naturales que pesaban
sobre la existencia. La obtención alimentos en
cantidades mayores Permitió la supervivencia de más
seres humanos y mejores condiciones para la
procreación.
Phillips van Doren Stern, Prehistoric Europe
Británicas en particular se tratarán en el capítulo 4 como
parte de los antecedentes de la época medieval).
En algunas partes del mundo, sobre todo en
Norteamérica y Australasia, la cultura urbana fue
introducida en territorios deshabitados o impuesta a
pueblos esencialmente primitivos. Existen todavía sociedades aisladas que no han avanzado más allá de la fase
paleolítica.
Este capítulo parte de la base de que el desarrollo de la
agricultura fue un requisito previo esencial para el
nacimiento de los asentamientos urbanos. Hasta hace poco
este punto de vista no había sido seriamente cuestionado.
Sin embargo, la obra de Jane Jacobs Economy of Cities,
publicada en 1969, sostiene la tesis contraria, a saber,
que "el dogma de la primacía agrícola es tan peregrino
como la teoría de la generación espontánea" y que en
realidad "la agricultura y la ganadería surgieron en las
ciudades".
Se deduce, por tanto, que "las ciudades debieron preceder a la agricultura".
Es probable que Jane Jacobs concibiera su teoría para
responder a ciertos descubrimientos arqueológicos
recientes en Anatolia que muestran que, en varios
aspectos, Çatal Hüyük poseía al parecer un estatus de
"ciudad" hacia el séptimo milenio a.C. o incluso antes;
Figura 1.2. Cuadro
que muestra los
períodos cronológicos
comparados del
Neolítico y de otras
culturas contemporáneas en
Oriente Medio y
Europa.
6
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Tres mil años antes de los comienzos de la civilización
urbana sumeria. (Jericó también ha suscitado controversias
en cuanto a su temprano estatus urbano y se describe,
junto Çatal Hüyük, en otra parte de este mismo capítulo).
Una crítica detallada de esta tesis, presentada con
convicción pero decididamente sospechosa, no reviste
importancia inmediata para las conclusiones de este
capitulo; nuestro interés principal se centra en mostrar la
forma de las primeras "ciudades" o "pueblos". En tanto
que hecho arqueológico, la forma urbana en sí misma no
se ve afectada por esta polémica. Sin embargo, la
revolución neolítica y la revolución urbana revisten ambas
tal importancia que no podemos desechar sin más la
argumentación de Jane Jacobs, por lo que en el Apéndice
D, se recoge una réplica a la misma.
Los primeros asentamientos
Figura 1.3. Situación geográfica de las primeras
civilizaciones (delimitadas por una línea de trazo
grueso) en relación a la situación de las más
tempranas comunidades agrícolas conocidas
(áreas rayadas) y otros hipotéticos centros
agrícolas tempranos. 1, Mesopotamia meridional
(civilización sumeria); 2, Valle del Nilo (egipcia);
3, Valle del Indo (cultura de Harappa); 4, Río
Amarillo (Shang); 5, Mesoamérica (azteca y
maya); 6, Perú (incaica).
Las primeras criaturas de forma humana aparecen por
primera vez sobre la tierra hace quizás un millón de años,
y "...se dispersan desde Inglaterra hasta China, y desde
Alemania hasta el Transvaal".4
Se considera que alrededor de 25.000 años a.C. la
evolución física y orgánica del Homo sapiens llegó a su fin
y empezó el proceso moderno de evolución cultural.
Desde su primera aparición hasta el inicio del Neolítico el
hombre subsistió partiendo de bases muy similares a la de
los otros animales, recolectando los alimentos que
encontraban en la naturaleza en forma de bayas, frutos,
IHAUB. FAUD. UNC 2011
raíces y nueces, y algo más tarde, alimentándose de otros
animales y de la pesca. La unidad social era la familia,
pero la sociedad era nómada por necesidad; tenía que
desplazarse constantemente en busca de nuevas fuentes
de alimento y llevar consigo sus escasos enseres de un
primitivo refugio temporal a otro. No hubo unidad física
permanente hasta aproximadamente 140.000 años a.C.
cuando "...al aproximarse la última gran glaciación los
hombres se encontraban lo suficientemente pertrechados
para desalojar a otros habitantes de sus cuevas y encontrar
en éstas cobijo para si mismos. Por primera vez nos
encontramos con verdaderas viviendas".5 Sin embargo, el
tiempo de permanencia en tales refugios estaba
7
Aunque por conveniencia a menudo se hace referencia
al Neolítico como época, éste no se limita a ningún
período de tiempo en particular, sino que su duración
varía en las diferentes zonas. En algunos casos, los
hombres seguían dependiendo de la caza, la pesca y la
recolección mientras sus vecinos más avanzados
practicaban una economía neolítica. De modo similar,
los pueblos neolíticos de determinadas zonas seguían
empleando utensilios de piedra mucho después de
que otros utilizaran herramientas y armas de bronce
o de hierro. De hecho, el término Neolítico implica
simplemente que la producción de alimentos se
basaba en la agricultura y la ganadería, sin que se
conociera la tecnología de los metales. Aunque no
cabe duda que el Neolítico supuso una "revolución"
en el modo de vida del hombre, se ha sugerido que
el término "evolución" sería más apropiado puesto
que la transformación tuvo lugar de manera gradual.
Las investigaciones recientes han demostrado que
existían comunidades parcialmente sedentarias, desde
8900 a.C., entre pueblos antes calificados de
mesolíticos, y a los que hoy se suele hacer referencia
como proto-neolítícos. El desarrollo de la plena
producción alimenticia fue más una evolución que una
revolución repentina: sin embargo, es indudable que
las consecuencias de este cambio fueron
revolucionarias en el más amplio sentido de la
palabra. Son/a Colé, The Neolithic Revolution
determinado por la continuidad en la disponibilidad de
alimentos en los alrededores de la "vivienda".
El profesor Childe observa que esta economía de
recolección corresponde a lo que Morgan6 llama Período
Salvaje y que "... proporcionó la única fuente de
subsistencia abierta a la sociedad humana durante casi el
98 por ciento de la permanencia del hombre en este
planeta".7 Tal economía imponía un limite al índice de
población que estaba en relación directa con las
condiciones climáticas y geológicas reinantes. Toda la
población de las Islas Británicas alrededor del año 2000
a.C. ha sido cifrada por Childe en no más de 20.000
individuos, con un incremento de hasta un máximo de
40.000 durante la Edad de Bronce. En Francia la cultura
magdaleniense, entre los años 15.000 y 8.000 a.C., con
unas fuentes de alimentación iniciales excepcionalmente
favorables, tuvo una densidad de población máxima de
0,4 habitantes por kilómetro cuadrado, con un promedio
general que oscilaba aproximadamente entre 0,04 y
0,08.8 Otros ejemplos citados por Childe indican que
"...se cree que en todo el continente australiano la
población aborigen nunca ha sobrepasado los 200.000
habitantes, con una densidad de sólo 0,01 habitantes por
kilómetro cuadrado",3 mientras que para las praderas de
Norteamérica cita la estimación de Kroeber de que "...la
población cazadora no debió sobrepasar los 0,04
habitantes por kilómetro cuadrado".10
En algún momento, entre 8.000 y 10.000 años atrás, la
humanidad empezó a ejercer un cierto tipo de control
sobre la producción de alimentos mediante el cultivo
sistemático de ciertas especies de plantas, sobre todo las
semillas comestibles de gramíneas silvestres, antecesoras
de la cebada y del trigo, y la domesticación de animales.
"La salida de la situación sin solución a que estaba
abocado el Período Salvaje constituyó una revolución
económica y científica que convirtió a los partícipes de
ésta en socios activos de la naturaleza, dejando de ser
parásitos de ésta."11 La revolución agrícola neolítica
transformó la economía confiriéndole una base creciente en
la producción de alimentos, permitiendo que la unidad
8
IHAUB. FAUD. UNC 2011
social se ampliara, aunque sólo fuera de modo marginal,
hasta alcanzar la del clan.
La permanencia en un lugar de residencia estable tuvo a
partir de este momento muchas más posibilidades, al
tiempo que la unidad física pasaba a ser la de la aldea,
aunque los primeros asentamientos no fueran más que un
grupo de chozas rudimentarias. Morgan denomina
Período Bárbaro a este estadio del desarrollo de la
civilización.
El hombre neolítico no logró la producción controlada de
alimentos únicamente con su esfuerzo. Por el contrario,
hay evidencias que apuntan hacia el hecho de que, tal vez
abandonado a su propia suerte, "el Homo sapiens hubiera
continuado siendo un animal raro, como de hecho lo es el
salvaje".12 El paso decisivo que finalmente condujo a la
civilización urbana tuvo que esperar el estímulo externo
de los cambios climáticos que tuvieron lugar al final del
último periodo glacial, hacia el 7.000 a.C. La fusión de las
vastas masas de hielo del norte "no sólo convirtió las estepas y tundras de Europa en bosques templados, sino que
inició también la transformación de las praderas al sur
del Mediterráneo y Cercano Oriente en desiertos
jalonados por oasis".13
En estas praderas "...cuando el norte de Europa era
todavía una tundra o incluso una superficie
permanentemente helada... crecían gramíneas silvestres
que se convirtieron mediante el cultivo en nuestros trigos y
cebadas; las ovejas y ganado apto para la
domesticación vagaban libremente. En tal entorno las
sociedades humanas podían adoptar con éxito una
actitud agresiva hacia la naturaleza que les rodeaba y
proceder a la explotación activa del mundo orgánico. La
cría de ganado y el cultivo de plantas constituyeron el
primer paso revolucionario en la emancipación del
hombre de su dependencia del medio ambiente".14
Figura 1.4 . Mapa del Cercano Oriente que
muestra el "Creciente Fértil", en sombreado claro,
y los antiguos yacimientos de cobre, en
sombreado oscuro. A, Mesopotamia meridional,
valles del Tigris y del Eufrates; B, Palestina; C,
Egipto, valle y delta del Nilo.
Se acepta generalmente que las condiciones favorables
para la revolución agrícola se dieron inicialmente al sur y
al este del Mediterráneo, en el área que se conoce como
el "Creciente Fértil", término introducido por el Profesor
Breasted15 y sinónimo de la expresión "Cuna de la
Civilización".
Esta zona fértil, con la cual están relacionadas todas las
civilizaciones primero rurales y posteriormente urbanas ó
el Cercano y Medio Oriente, se muestra en sombreado
claro en la figura 1.4. La zona tiene la apropiada forma
de una hoz y parte del extremo septentrional del Golfo
Pérsico, extendiéndose en dirección norte hacia las fuentes
montañosas del Tigris, antes de torcer hacia el oeste
atravesando el río Eufrates. Desde allí describe un arco a
través de Siria y los valles y llanuras de Palestina,
quedando interrumpida por el desierto del Sinaí, pero el
amplio delta y el estrecho valle del Nilo forman una
IHAUB. FAUD. UNC 2011
substancial prolongación hacia el interior de Egipto, en
dirección sur.
En Mesopotamia la relación de los asentamientos neolíticos
"...se inicia en los pequeños oasis de estepas y mesetas. A
pesar de la amenaza de sequía, las dificultades de
dominar la tierra fueron menos arduas en estos lugares
que en las llanuras aluviales de los ríos principales".16
Hacia 5500 a.C., después de al menos tres mil años de
lento desarrollo, existían comunidades agrícolas
firmemente establecidas en las tierras más elevadas,
comunidades que fueron descendiendo gradualmente hacia los valles del Tigris y del Éufrates a medida que se
secaban los depósitos aluviales y mejoraban las técnicas,
especialmente las de regadío.
El profesor Fairman menciona que en Merimde, Egipto, al
noroeste del delta, "tal vez en época tan lejana como es
el año 4000 a.C., el asentamiento primitivo ocupaba una
9
superficie de 550 por 365 metros como mínimo, y en una
parte algunas de las chozas se encuentran dispuestas en
dos hileras claramente definidas con un camino en
medio".17 Se han descubierto otros lugares identificados
como poblados neolíticos egipcios en Fayum, a orillas de
un lago al oeste del Valle del Nilo, y que estuvieron ya
firmemente consolidados durante la primera mitad del
quinto milenio.
La mayor parte de las principales innovaciones
tecnológicas de la Antigüedad se produjeron
dentro del área limitada del Oriente Próximo y el
extremo oriental del Mediterráneo, y nada más
erróneo que imaginar que estas regiones eran en
la Antigüedad como las conocemos hoy. Incluso en
los últimos diez mil años tuvieron lugar enormes
transformaciones que nada tienen que ver con los
cambios de población (migraciones o explosiones
demográficas), ni con el reciente desarrollo de las
ciudades, las carreteras y los ferrocarriles. Es mucho más esencial el hecho de que toda la ecología
de la región ha experimentado cambios drásticos.
Lo que hoy conocemos como llanuras abiertas y
polvorientas o fértiles tierras de cultivo, estuvieron
hace más o menos diez mil años densamente
cubiertos de bosques, en los cuales vivía una
amplia variedad de ánima/es salvajes. Esto no
quiere decir que no existieran desiertos, sino más
bien que muchas colinas que en la actualidad son
estériles cordilleras rocosas estuvieron, al menos en
parte, cubiertas de árboles, mientras que sobre los
valles ribereños probablemente se extendían
densos bosques.
Henry Hodges, Technology in the Ancient World
La Edad de Bronce
Antes de pasar a describir el proceso de transformación
que entre los años 3500 y 3000 a.C. experimentaron los
asentamientos de la sociedad neolítica hasta convertirse
en las primeras ciudades -la "revolución urbana" del
profesor Childe- es necesario dar una definición del
concepto de ciudad. Gideon Sjoberg lo ha definido
concisamente como "una comunidad de considerable
magnitud y elevada densidad de población que alberga
en su seno a una gran variedad de individuos especializados en tareas no agrícolas, incluyendo entre éstos a una
élite culta".18
En esta definición se encuentran implícitos dos requisitos
para la revolución urbana: primero, la producción de un
excedente almacenable de alimentos y otras materias
primas por parte de un sector de la sociedad a fin de
mantener las actividades de los individuos especializados;
segundo, la existencia de alguna forma de escritura, sin lo
cual no se puede establecer un registro permanente de los
acontecimientos y no es posible el desarrollo de las
matemáticas, la astronomía y otras ciencias.
Hay otros requisitos a considerar, entre los cuales los
principales son: tercero, una organización social que
garantice la continuidad de los aprovisionamientos a los
individuos especializados urbanos y que controle las
fuerzas de trabajo para obras de envergadura de
carácter comunitario; cuarto, una capacidad tecnológica
que proporcione los medios para el transporte de los
materiales en bruto, y aporte unas mejoras significativas
a la naturaleza y a la calidad de los utensilios.
Como ha dicho Childe, "la posibilidad de producir el
excedente necesario era inherente a la naturaleza misma
10
IHAUB. FAUD. UNC 2011
de la economía neolítica; su materialización, sin embargo,
precisó de aportaciones al caudal de ciencia aplicada
que poseían los bárbaros, así como de una modificación
en las relaciones sociales y económicas".19
En el transcurso del cuarto milenio a.C. se reunieron los
requisitos suficientes para llevar a cabo la revolución
urbana, ya fuera por invención o descubrimiento. Para
citar de nuevo a Mumford, "hasta donde alcanzan los
conocimientos actuales, el cultivo de cereales, el arado, el
torno de alfarería, la embarcación a vela, el telar, la
metalurgia, las matemáticas abstractas, las observaciones
astronómicas exactas, el calendario, la escritura y otros
modos de discurso inteligible en forma permanente,
surgieron todos ellos casi al mismo tiempo hacia el año
3000 a.C., siglo más o siglo menos".20
El requisito indispensable para la revolución urbana es la
producción de un excedente de alimentos. Por lo que se
sabe esto fue posible por primera vez en las llanuras
aluviales del Tigris y el Éufrates.21 Entre 4000 y 3000
a.C. -o tal vez antes- algunas comunidades rurales de la
baja Mesopotamia no sólo aumentaron en tamaño sino
que sufrieron cambios en su estructura. Estos procesos
culminaron en las ciudades-estado sumerias a partir del
año 3000 a.C., con sus decenas de miles de habitantes,
sus complejas religiones, su estructura de clases política y
militar, su tecnología avanzada y sus amplios contactos
comerciales.
Los procesos agrícolas sobre los suelos aluviales dependían
del regadío; éste se realizaba inicialmente en forma
rudimentaria y en áreas muy localizadas, pero más tarde
se recurrió a las obras de canalización y contención a
gran escala, hecho éste vinculado al advenimiento de las
ciudades plenamente establecidas. "El territorio que más
tarde habría de convertirse en Sumer carecía de piedra
para la construcción e incluso de madera (exceptuando
los troncos de palmeras), y la escasez de minerales era
absoluta; su clima era seco y el régimen de sus ríos no
daba lugar a crecidas anuales como las del Nilo. Y a
pesar de todo, era una tierra de oportunidades."22
No se sabe con certeza cuándo se fundaron los primeros
asentamientos en las tierras aluviales. Grahame Clark
indica que "los primeros habitantes que nos son conocidos
con cierto detalle son los pobladores de al'Ubaid, una
humilde aldea situada en un exiguo montículo o islote
que se erigía sobre el aluvión del río en el valle del
Éufrates. Estos pueblos aparecen por primera vez en los
anales arqueológicos hacia finales del quinto milenio...".23
Hasta aproximadamente el año 2750 a.C., cuando
Sargón fundó la ciudad de Agade cerca de Babilonia
como capital de un estado sumerio unido, los principales
asentamientos urbanos fueron ciudades-estado
efectivamente autónomas de las que "al menos once de
ellas, incluyendo Ur, Erech, Larsa, Kish y Nippur,
mantenían simultáneamente dinastías independientes y a
veces en lucha abierta entre sí".24
A su vez la dinastía de Akkad fue derrocada y la ciudad
de Ur asumió el control del imperio sumerio durante la
Tercera Dinastía, entre 2110 y 2015 a.C. aproximadamente.
Ur constituye el ejemplo más significativo de ciudad
sumeria tanto por su importancia como capital de una de
las dinastías como por la gran magnitud de las
excavaciones llevadas a cabo en ese lugar.
Ur está situada aproximadamente a medio camino entre el
actual extremo septentrional del Golfo Pérsico y Bagdad.
Durante la Tercera Dinastía se encontraba a orillas del
Éufrates (que ahora discurre unos 15 kilómetros al oeste)
a pocos kilómetros del mar.
Figura 1.6. Megiddo, en Palestina; sección
transversal del tell, mirando en dirección norte.
Antes de describir la ciudad de Ur, es preciso dar una
breve explicación de la formación de los tells tanto en la
Mesopotamia arcaica como en la historia urbana posterior.
El término tell es de origen pre-islámico y se refiere a
aquellos montículos claramente formados por la mano del
hombre que como tales constituyen un elemento
arqueológico característico de Irán, Irak, Palestina, Turquía,
Rusia meridional y algunos lugares europeos muy
determinados. Generalmente estos montículos han estado
habitados hasta tiempos recientes; no obstante, son el
resultado de la ocupación del lugar a lo largo de varios
milenios.
IHAUB. FAUD. UNC 2011
En efecto, se sigue viviendo en Erbil (la antigua Arbela,
figura 1.11) y en Kirkuk, o, en palabras de Glyn Daniel,
"tal vez debería decirse que se vive sobre tales lugares;
han estado habitados de forma más o menos continua
desde tiempos muy lejanos hasta la actualidad, desde hace
quizá seis u ocho mil años".25
Un tell se formaba por las sucesivas reconstrucciones de
una ciudad sobre las ruinas de las anteriores. En
Mesopotamia y en otros valles fluviales la mayoría de
los edificios se construían con ladrillos de arcilla secados
al sol; los ladrillos cocidos en hornos sólo eran utilizados
para el revestimiento de las murallas de las ciudades o
en palacios y templos.
11
Figura 1.5. Centros urbanos en Mesopotamia,
las estribaciones montañosas aparecen
sombreados
1, Eridu; 2, Ur; 3, Erech (todas ellas ciudades
sumerias); 4, Babilonia; Assur; 6, Arbela (Erbil); 7,
Nínive;
E, Río Éufrates; T, Río Tigris.
La línea punteada representa el perfil de costa
hacia el año 2000 a.C.
vez por semana, al final de cada año se encontraría
cubierto por más de dos centímetros de polvo, o lo que es
lo mismo, por más de dos metros al cabo de un siglo".28
La civilización sumeria
Figura 1.7
La vida de una casa construida con ladrillos de adobe se
reducía probablemente a un período de 75 años, al cabo
del cual se desmoronaba por la acción de los agentes
atmosféricos. Los cascotes se nivelaban y servían de
cimientos a la nueva casa, con lo que se elevaba el nivel
efectivo del suelo. Este proceso solía ser continuo; la ciudad
se regeneraba célula a célula. En ocasiones también tenía
lugar una reconstrucción total, probablemente después
de una completa destrucción de la ciudad o de un
período de desocupación.
Figura 1.8. Ur; plano del trazado general del
periodo 2100-1900 a.C. (tal como fue excavada por
Sir Leonard Woolley). La superficie urbana intramuros
era de 89 hectáreas y su población máxima pudo
alcanzar los 35.000 habitantes. Se ha estimado una
cifra de 250.000 habitantes para la totalidad de la
población de la ciudad-estado. A, puerto del norte;
B, puerto del este; C, el témenos (véase figura 1.9); D,
barrio de viviendas de alrededor de 1900 a.C. (véase
figura 1.10). El cauce principal del Eufrates discurría
a lo largo del lado occidental de la ciudad.
Podemos señalar al respecto que en otras ciudades el
nivel actual del suelo está situado a una altura
considerable, muy por encima del nivel original, como
consecuencia de procesos análogos; en Londres o en
Roma, entre otras muchas ciudades fundadas en la
Antigüedad, son característicos los edificios históricos cuyas
plantas bajas están por debajo de los niveles de las
calles circundantes. Sir Leonard Woolley indica que "los
pavimentos de mosaico de la Londinium romana se
encuentran entre 7 y 9 metros por debajo de las calles
de la City moderna".26 La misma topografía de las colinas
de Roma, tal como la describe el Profesor Lanciani, sufrió
cambios radicales incluso antes de finalizar la Edad Antigua; la colina del Palatino, por ejemplo, fue cubriéndose
de una "capa de escombros que oscila entre 2 y 20 metros
de espesor".27 En las ciudades abandonadas durante
periodos prolongados el polvo se acumula de forma
natural. Lanciani observa que "si el Foro de Trajano,
excavado por Pío VIl (1800-1823), no fuera barrido una
12
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Ur de los Caldeos
El nivel mejor conservado de las ruinas de la ciudad
corresponde al período de Ibin-Larsa, hacia el 1700 a.C.,
cuya excavación describe Sir Leonard Woolley en su
fascinante obra Ur of the Chaldees. En este período tardío
el trazado conservaba la forma básica de la ciudad de
la Tercera Dinastía y "las excavaciones efectuadas en
otros lugares evidencian que Ur fue, en todos sus puntos
esenciales, perfectamente representativa de las capitales
del estado sumerio desde el Golfo Pérsico hasta Mari, en
el curso medio del Éufrates".29
En la ciudad de Ur correspondiente a la Tercera Dinastía
se distinguen tres partes fundamentales: la antigua
ciudad amurallada, el temenos o recinto sagrado y la
ciudad exterior. La ciudad amurallada tenía forma
ovalada irregular, de unos 1.200 metros de longitud por
800 metros de anchura. Se erguía sobre el montículo
formado por las ruinas de las edificaciones precedentes;
el Éufrates discurría por el lado oeste y un amplio canal
navegable la rodeaba por el norte y el este. Dos puertos
situados al norte y al este proporcionaban fondeaderos
protegidos, y es posible que un canal menor atravesara
el área urbana.
La muralla de fortificación era básicamente la construida
durante los 18 años que duró el reinado de Ur-Nammu, el
fundador de la Tercera Dinastía. Sir Leonard Woolley la
describe "de una altura de 8 metros o más por encima de
la llanura; servía de muro de contención a la plataforma
sobre la que se levantaban los edificios de la ciudad. La
subestructura de la muralla estaba enteramente construida
en adobe, y en su base tenía un espesor de no menos de
23 metros. El muro propiamente dicho, construido de
ladrillo cocido, que coronaba toda la subestructura, ha
desaparecido, al menos en los puntos en que se han
efectuado las excavaciones, pero a juzgar por el tamaño
extraordinariamente grande de los ladrillos empleados,
debió constituir una estructura de gran solidez".30
El témenos ocupaba la mayor parte del sector noroeste
de la ciudad. Con excepción de los puertos, contenía los
únicos espacios abiertos significativos de la ciudad, aunque
su uso estaba esencialmente reservado a los sacerdotes y
miembros de la corte. El trazado del témenos (véase la
figura 1.9 y el plano general de la ciudad) data del
reinado de Nabucodonosor (hacia 600 a.C.) cuando la
ordenación irregular de la zona fue reorganizada
siguiendo alineaciones rectilíneas. El resto de la ciudad
intramuros estaba densamente edificado con barrios de
viviendas. Se ha excavado una parte considerable de
unos de estos barrios, al sureste del témenos. Esta zona de
viviendas parece constituir una de las partes mas
antiguas de la ciudad, "donde durante muchos siglos se
habían ido edificando casas que posteriormente se habían
desmoronado, pasando a formar parte de una
plataforma donde construir nuevos edificios, de tal modo
que hacia 1900 a.C. era una colina que se destacaba
sobre la llanura".3'
Al parecer las casas estaban habitadas por individuos
pertenecientes a la clase media. Su tamaño era variable,
al igual que su planta, en función de la disponibilidad de
espacio y de los medios del propietario. Pero en líneas
generales las casas se construían de acuerdo con un plan
general.
La construcción de estas casas resultó ser mucho más
sofisticada y sus proporciones mucho más ambiciosas de
lo que Woolley había imaginado. Esperaba encontrar
edificios de una sola planta, construidos en ladrillos de
adobe y con sólo tres o cuatro habitaciones, y en su lugar
descubrió casas de dos plantas, construidas con ladrillos
cocidos en la planta baja y adobes en la planta
superior; el yeso y la cal ocultaban el cambio de
material. Había hasta 13 y 14 habitaciones alrededor
de un patio central pavimentado que permitía la
iluminación y la aireación de las estancias de la casa. En
palabras de Woolley, Ur fue sin lugar a dudas una gran
ciudad cuyas sofisticadas condiciones de vida
IHAUB. FAUD. UNC 2011
demostraban que había heredado las tradiciones de una
civilización antigua y altamente organizada.
El desarrollo de la edificación en torno a un patio como
respuesta a una supuesta necesidad de intimidad
doméstica en condiciones urbanas de gran densidad de
edificación, donde las estrechas calles debieron ser
ruidosas, sucias y potencialmente peligrosas, tiene un
paralelo en nuestros días en la adopción del tipo de la
casa "patio". Este tipo de vivienda hace compatible la
intimidad en condiciones de elevada densidad hasta un
punto imposible de lograr con tipos edificatorios
convencionales abocados al exterior. Además de la razón
expuesta, las casas con patio tanto en Mesopotamia
como en Egipto y en el valle del Indo, y posteriormente
en Grecia y en las regiones cálidas del Imperio Romano,
habrían favorecido la convección natural del aire,
permitiendo alcanzar unas condiciones ambientales más
frescas. Estas casas, con su distribución de estancias
altamente civilizada y dotadas de los servicios adecuados,
representan el resultado evidente de un largo proceso
evolutivo, si bien aparecen agrupadas en trazados que
"han rebasado las condiciones de la aldea primitiva y no
se ajustan a ningún sistema de planeamiento urbano".32
Esta evolución natural no planificada de una ciudad,
originada generalmente a partir de una aldea, se
denomina "crecimiento orgánico" y representa, con
mucho, la más extendida de las dos tendencias de
actividad radicalmente opuestas con arreglo a las cuales
la humanidad ha fundado y ensanchado sus asentamientos urbanos a lo largo de la historia.
La segunda tendencia, que, en comparación con la
anterior, no ha producido más que un número muy
reducido de ciudades y que es de origen relativamente
más reciente, es aquella basada en un método
planificado, predeterminado.
13
Figura 1.9. Ur; plano del témenos, la ciudadela
religiosa de la ciudad, rodeada de sólidas murallas
y dominada por un ziggurat de varias plantas
situado en la esquina occidental. La disposición del
ziggurat, de los templo- palacios y edificios gubernamentales anexos se organizó con arreglo a
alineaciones planeadas bajo Nabucodonosor.
Woolley opina que la forma del témenos al
comienzo del segundo milenio a.C. es decir,
contemporánea del barrio de viviendas que muestra
la figura siguiente) había sido asimismo el resultado
de procesos de crecimiento orgánico, aunque los
edificios concretos del témenos de aquella época
tuvieran plantas rectilíneas.
El crecimiento orgánico, al menos hasta tiempos recientes,
denota una expansión incontrolada. Es posible llegar a un
crecimiento orgánico de estas características partiendo de
un origen planificado con el estatus urbano resultante
de, por ejemplo, la decisión de edificar en un lugar
elegido. Muchas ciudades a lo largo de la historia se han
originado de este modo.
Figura 1.10. Ur, plano de detalle del barrio de
viviendas del período 1900-1674 a.C., excavado
por Sir Leonard Woolley al sureste del témenos (véase
figura 1.8, D). A, Plaza de la Panadería, un pequeño
espacio destinado a mercado; B, Callejón del Bazar
que conduce a éste desde la calle principal; C,
pequeños altares locales. Las calles se muestran en
sombreado; los patios de viviendas se representan
con una trama de puntos.
Figura 1.11. Erbil (la antigua Arbela) en el
noroeste de Irak, a unos 300 kilómetros al norte de
Bagdad y al pie de las montañas del Kurdistán. El
tell, en el centro de la fotografía, ha sido ocupado de
modo más o menos continuo desde hace 6.000 u
8.000 años. La densa trama celular compendia la
forma urbana debida a un crecimiento orgánico desarrollado a lo largo de toda la historia de la
civilización humana. Las estrechas calles, los patios
particulares de las casas y probablemente la plaza
del mercado constituyen los únicos espacios abiertos
interiores al núcleo urbano. Erbil no debe haber
sufrido cambios físicos significativos desde el cuarto
o el quinto milenio a.C.; el barrio de viviendas de
Ur (figura 1.10) hubiera tenido prácticamente el
mismo aspecto visto desde el aire. Las recientes viviendas "suburbanas" en la parte superior izquierda,
también compuestas por casas con patio pero
estructuradas con arreglo a un trazado en retícula,
pueden considerarse como la vista aérea
equivalente de los "poblados" egipcios planeados de
Tel-el-Amarna (figura 1.18) y Kahun (figura 1.19), así
como de los barrios de viviendas de las ciudades
pertenecientes a la cultura de Harappa, en el valle
del Indo (páginas 28 a 34).
14
IHAUB. FAUD. UNC 2011
El crecimiento orgánico produjo paisajes urbanos de
pintoresca variedad, cuyo mejor exponente tal vez sea la
forma urbana medieval. A pesar de sus serpenteos y su
estructura viaria aparentemente ilógica, esos trazados
urbanos no obstante se ajustan claramente a un patrón
natural indefinible. El plano de detalle de la agregación
típica de viviendas de Ur demuestra explícitamente el
resultado de este crecimiento orgánico (figura 1.10). En el
capitulo 4 se exponen ulteriores consideraciones acerca de
la evolución de los asentamientos urbanos originados a
partir de una aldea primigenia. La forma urbana
planificada con trazados viarios predeterminados
basados generalmente en una simple retícula rectilínea,
debe hacer aparecido, por razones que se expondrán
más adelante en este mismo capitulo (en relación con los
ejemplos más tempranos de los que se tiene noticia), con
posterioridad a que los primeros asentamientos hubieran
adquirido el estatus de urbe a través de procesos de
crecimiento orgánico.
Jericó y Çata! Hüyük
La antigua Jericó, de cuyos restos arqueológicos se tiene
conocimiento desde hace varias décadas, y Çatal Hüyük,
excavada hace relativamente poco tiempo, son dos de
los desafíos más poderosos a la tesis que defiende que
la civilización surgió inicialmente en Mesopotamia. Se
sabe que Jericó fue un asentamiento densamente
urbanizado dotado de poderosas murallas y que
contaba con una administración evolucionada ya en el
año 8000 a.C. Kathleen Kenyon, responsable de la
dirección de las excavaciones de Jericó, señala en la
tercera edición de su Archaeology in Ihe Holy Land que
"después de que el asentamiento alcanzó su tamaño
máximo, fue rodeado de sólidas murallas y asumió
pleno carácter urbano". Çatal Hüyük (que se ilustra con
mayor detalle en el Apéndice G de la presente obra)
poseía asimismo ciertas características urbanas hacia el
7000 a.C. Sin embargo, ni Sir Mortimer Wheeler en
Civilizations of the Indus Valley, ni Glyn Daniel en The
First Civilizations se muestran convencidos por tales
aseveraciones, Wheeler escribe que "según la
aceptación usual de la palabra, la idea de civilización
parece implicar ciertas cualidades que van mas allá de
los logros que pueden atribuirse a Jericó", y "el
importante asentamiento de Çatal Hüyük representa
una aproximación a esta condición". Daniel es aún más
IHAUB. FAUD. UNC 2011
rotundo: "ni Jericó ni Catal Hüyük podrían denominarse
proto-ciudades. No cumplían los otros requisitos de la
definición de Kluckhohn. Pueden haber sido intentos
fallidos hacia la civilización, una sinoecia que no
fructificó- o tal vez podríamos etiquetarlas simplemente
como aldeas rurales afectadas por un crecimiento desproporcionado" (véase nota 18).
Jerusalén
La larga historia urbana de Jerusalén se remonta a
casi 4000 años atrás, pero por fortuna para los
arqueólogos, el área de la ciudad moderna no ocupa
el lugar de los asentamientos más tempranos,
emplazados al sureste. Kathleen Kenyon en Jerusalem:
Excavating 3000 Years of History describe cómo la
importancia de la ciudad a partir del tercer milenio
reside en el hecho de que su ubicación hacía posible el
control de la importante ruta que atravesaba el
altiplano central de Palestina de norte
El primer asentamiento ocupaba el extremo meridional
de un cerro limitado, al oeste, por el valle llamado
Siloam (antiguo Cedrón) y, al este, por el valle llamado
Tyropoeon. La historia escrita de la ciudad se anticipa
en varios siglos a los extensos testimonios bíblicos por
cuanto es mencionada ya en cartas enviadas por los
gobernadores locales a tos funcionarios de Akhenaten
en Egipto entre los años 1390 y 1360 a.C. El estado
de los conocimientos actuales demuestra que el primer
asentamiento ocupaba una superficie de poco más de
4 hectáreas y que la primera muralla data de
alrededor de 1800 a.C. La alineación de esta
fortificación es la misma que seguiría la de la Jerusalén
yebusita, tomada por David hacia 996 a.C. David y su
hijo y sucesor, Salomón, fundaron Jerusalén corno el
centro religioso destinado a unificar las tribus de Judá
e Israel.
Salomón construyó el primer templo sobre una amplia
terraza artificial situada al norte del antiguo núcleo
urbano, templo que probable-mente estaría unido con su
complejo palaciego. Sin embargo, nada se sabe acerca
15
Figura 1.12. Jericó, perfil de las murallas y de las
zonas excavadas (según Kathleen Kenyon). La fecha
más temprana que se ha podido obtener hasta ahora
por el carbono-14 se remonta aproximadamente al
ano 9000 a.C. para lo que se supone fue una especie
de santuario fundado por cazadores mesolíticos
junto a una fuente, que más tarde iba a hacer posible
el cultivo de regadío en el valle del Jordán, que en
Jericó está situado a unos 275 metros por encima del
nivel del mar. Los descendientes de estos cazadores
debieron hacer progresos notables para lograr la
"plena transición desde una existencia nómada hasta
una existencia sedentaria, en lo que debió ser una
comunidad de considerable complejidad" durante un
periodo de tiempo de unos mil años.
de estos edificios: lo que quedaba de ellos en tiempos
de Herodes el Grande (37 - 4 a.C.) quedó sepultado en el
interior de la vasta plataforma construida para levantar
un nuevo templo.
El templo de Herodes también ha desaparecido por
completo, pero la gran plataforma, limitada por
imponentes muros de contención, ha sobrevivido como uno
de los rasgos más característicos de la ciudad moderna.
Babilonia
Figura 1.13. Jerusalén, plano general que sitúa el lugar del
primer asentamiento con respecto a la Jerusalén medieval
encerrada por las murallas de Solimán el Magnífico, de
1538-41 d.C.
Originariamente Babilonia estaba situada en la orilla
izquierda del brazo central del antiguo curso del
Éufrates, en la confluencia de las rutas comerciales entre
el Golfo Pérsico y el Mediterráneo. La historia de la
ciudad se remonta a fechas muy lejanas y en el transcurso
de aquella sufrió los efectos de numerosas batallas hasta
que fue reconstruida por última vez bajo Asarhadon a
partir de 680 a.C.
El plano de la ciudad, descubierto por las excavaciones
arqueológicas corresponde esencialmente al de la ciudad
de Nabucodonosor, que reinó de 605 a 561 a.C., poco
después de la caída del Imperio Asirio a manos de los
babilonios. Tras la toma de Jerusalén por Nabucodonosor
en 587 a.C., Johoakim, rey de Judá, y miles de los suyos
fueron desterrados y conducidos a Babilonia. A partir de
680 a.C. Babilonia se convirtió en una ciudad estructurada
con arreglo a una retícula y quedó dividida en dos partes
por el encauzamiento del Éufrates mediante terraplenes
pétreos cuyo curso salvaba un puente permanente.
16
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Figura 1.14. Babilonia, plano general de la ciudad de Nabucodonosor. La
ciudad estaba rodeada en toda su extensión, de unas 36 hectáreas, por una
doble muralla. La Gran Babilonia estaba rodeada por una muralla exterior de
unos 17 kilómetros de longitud; las estimaciones sobre la población total
alcanzan la cifra de casi 500.000 habitantes.
Uruk
Uruk, conocida también como Warka, la Erech del Antiguo
Testamento, estaba situada cerca del Éufrates a unos 100
kilómetros río arriba de Ur. Fue la mayor de las ciudades
sumerias conocidas, con una extensión de 500 hectáreas
dentro de las murallas del tercer milenio a.C. Este
perímetro fortificado ha sido localizado en su totalidad y
consistía en un doble muro de unos 10 kilómetros de
longitud reforzado por casi un millar de baluartes
semicirculares. Uruk floreció entre 3500 y 2300 a.C.,
aproximadamente.
Egipto
Aunque a primera vista pueda parecer perfectamente
comparable con Mesopotamia por el hecho de que
ambos países estaban atravesados por grandes ríos que
discurrían por valles y llanuras inmensamente fértiles y
que ofrecían análogas oportunidades al hombre
primitivo, la evolución de los asentamientos urbanos en
Egipto se desarrolló según líneas totalmente opuestas.
Jacquetta Hawkes y Sir Leonard Woolley afirman que
"nada más diferente del mosaico de ciudades-estado
que se repartían el valle del Tigris y del Éufrates, que el
reino unificado de Egipto, donde la ciudad realmente no
existía".33 La ausencia de restos urbanos de alguna
significación anteriores al 2600 a.C., aproximadamente, ha
favorecido la opinión errónea de que la civilización de
Egipto tiene un origen mucho más reciente que la de
Mesopotamia. Nada más lejos de la verdad, como
evidencia el avance tecnológico necesario para llevar a
cabo la construcción de la Gran Pirámide de Keops
(c. 2600 a.C.).
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Figura 1.15. Uruk, plano general de la ciudad que muestra la línea de
la muralla del tercer milenio a.C. y la ubicación del núcleo ocupado
por el complejo del templo de Eanna. Durante el periodo de Uruk
(aproximadamente de 3500 a 3000 a.C.) este conjunto consistía en el
habitual grupo de templos, palacios y edificios administrativos y de
almacenamiento. El impresionante ziggurat de Ur Nammu data de 2100
a.C. aproximadamente.
17
Figura 1.16. Centros urbanos de Egipto. 1, Akhetaten
(Tel-el-Amarna); 2, Tebas; 3, Menfis (A, poblados
neolíticos en Merimde; B, en Fayum)
Figura 1.17. Trazado de Akhetaten (Tel-el-Amarna).
1, núcleo urbano; 2, suburbio norte; 3, ciudad
meridional; 4, edificio de tributos; 5, poblado
obrero (figura 1.18).
Existe hoy un consenso general sobre la existencia de
"ciudades" en Egipto, al menos tan antiguas como las
sumerias, pero por una serie de razones tomaron una
forma completamente diferente, lo que daría como
resultado la ausencia de restos tempranos identificables.
La razón principal, tal vez determinante, de este hecho es
la paz interna que reinó en Egipto desde los primeros
tiempos; no había la necesidad económica, como ocurrió
en Mesopotamia, de ocupar continuamente el mismo
lugar a fin de aprovechar la enorme inversión de capital
que representaba la muralla defensiva. Una segunda
razón que tiene relación directa con la primera, es que
dada la movilidad urbana, los sucesivos faraones tenían
libertad para pasar el tiempo de su reino en este mundo,
preparando su tumba para la otra vida que seguiría
después de la muerte (la base de la religión egipcia), en
un lugar diferente al de su predecesor.
Otra razón ulterior sobre la escasez de restos urbanos en
comparación con el gran número de edificios religiosos
que han perdurado, está basada en que casi todos los
recursos de la industria de la construcción, junto con la
totalidad de los materiales duraderos, eran puestos a
disposición del proceso edificatorio de tumbas y
templos. Las áreas urbanas egipcias fueron construidas
en adobe al igual que en Mesopotamia, pero al no
producirse un tell claramente reconocible como resultado
de la ocupación de un lugar por un largo período de
tiempo, no existe ninguna posibilidad de localizar las
antiguas ciudades, incluso en el caso en que hubieran
podido sobrevivir ciertos restos de interés, sin la
protección de posteriores estratos de edificios. Como
explica acertadamente Henri Frankfort, "cada faraón fijó
su residencia cerca del lugar elegido para su tumba, en
aquél donde se llevarían a cabo las obras de la pirámide
y del templo durante la mejor parte de su vida, mientras
que el gobierno se establecía en la ciudad más próxima.
Tras la muerte del faraón el lugar se abandonaba a los
sacerdotes, quienes se encargaban de mantener su culto
y administraban su complejo funerario, a no ser que el
sucesor también decidiera construir su tumba en esa
área".34
18
IHAUB. FAUD. UNC 2011
La construcción de ciudades bajo los faraones solía ser un
proceso rápido realizado en una sola fase, a fin de no
retrasar las obras funerarias. Esto queda ilustrado en la
antigua ciudad egipcia de Tel-el-Amarna, sólo
parcialmente excavada todavía. Este asentamiento,
situado a medio camino entre El Cairo y Luxor, estuvo
ocupado durante un período de sólo 40 años. La ciudad
fue construida en la orilla oriental del Nilo "en un lugar
donde los acantilados retroceden para formar un gran
semicírculo de unos 11 kilómetros de longitud por 4
kilómetros de fondo".35 El motivo que estuvo en la base de
la fundación de la nueva ciudad hay que buscarlo en las
dificultades que se le plantearon al faraón Akhenaten
para instituir reformas religiosas en la entonces capital,
Tebas, trasladándose río abajo hasta el nuevo
emplazamiento. Dos años después de su muerte, acaecida
en 1356 a.C., su sucesor regresó a Tebas y a la antigua
fe. Amarna fue abandonada y nunca volvió a ser
ocupada.
El plano de la ciudad muestra un desarrollo urbanístico
lineal a lo largo del Nilo, con tres arterias principales
paralelas al río, que enlazaban las diversas zonas entre sí.
Su longitud máxima es de unos 8 kilómetros, con una
extensión hacia el interior, medida desde la orilla, que
oscila entre los 800 y los 1.600 metros. Existen escasas
evidencias de que su trazado haya estado sometido a un
planeamiento urbano deliberado y controlado. Los
templos y demás edificios no están agrupados en una
única zona, de modo que, como constata Henri Frankfort,
"mientras existe un grupo central que incluye el vasto
Templo del Disco Solar, el palacio oficial, la Sala de
Tributos Extranjeros y la Secretaría, el Palacio del Norte se
encuentra a más de dos kilómetros en esa dirección y el
principal parque recreativo a unos cinco kilómetros hacia
el sur".36
Respecto a los barrios y viviendas, el profesor Fairman
señala: "no había manzanas definidas en insulae, ni
tamaños normalizados de las propiedades. Lo que parece
haber ocurrido es que las gentes más adineradas elegían
los emplazamientos de sus propias viviendas y construían a
lo largo de las principales calles, ateniéndose en general
a las alineaciones de las mismas. Los menos pudientes
edificaban a continuación en los espacios vacantes
situados detrás de las viviendas de los ricos, y finalmente
las casas de los pobres se apretujaban, apenas sin
pretender un orden, en aquellos lugares en donde
quedaba algún hueco. Se han descubierto casas de todo
tipo en un mismo barrio, y aunque había áreas
específicas ocupadas por barrios pobres, es evidente que
no existía el zoning".37 Al este de la ciudad se encuentra
el poblado de los obreros, que, en contraste, fue trazado
con arreglo a un plan preconcebido (figura 1.18).
La significación del planeamiento en retícula en el caso de
Tel-el-Amarna y su aplicación similar, incluso más
temprana, en Kahun (figura 1.19) en 2670 a.C., ha sido
generalmente mal interpretada. Los restos arqueológicos
descubiertos tanto en Tel-el-Amarna como en Kahun no
son más que los barracones dispuestos por los contratistas
destinados a alojar a los obreros cualificados, ocupados
respectivamente en la construcción de la nueva ciudad y
de la pirámide de Illahun para el Faraón Usertesen II. No
hay indicios de que la utilización de la retícula tanto en
Tel-el-Amarna como en Kahun sea más que un medio
para lograr un fin: proporcionar alojamiento a los obreros
cualificados del modo más rápido posible; por su parte,
el vasto ejército de obreros ordinarios tenía que
conformarse con cobertizos rudimentarios.
La utilización de la retícula limitada a una parte
relativamente insignificante de Tel-el-Amarna pudiera
parecer un claro ejemplo del sentido práctico de los
políticos del siglo XIV a.C.; en otras palabras: el
planeamiento urbano como arte de lo práctico. De esta
manera es posible resolver la aparente anomalía por la
cual se consintió que la principal
área urbana se desarrollara según las directrices que
marcaba el crecimiento orgánico laissez-faire, a pesar de
comprender el valor de la retícula en el trazado de una
ciudad de nueva planta. La ejecución de cualquier plan
ciudadano implica un control político, autocrático o
democrático, para asegurar que los habitantes se
adapten a las especificaciones de aquél. Era
perfectamente posible imponer un plan a los obreros;
IHAUB. FAUD. UNC 2011
por desgracia, nunca sabremos si Akhenaten hubiera
preferido o no imponer un control del planeamiento
similar a sus ricos y poderosos parientes y a sus
funcionarios políticos o religiosos.
Figura 1.19. Kahun. Detalle de ordenación del
campamento obrero de 2670 a.C.
El más temprano poblado obrero de Kahun ocupaba
menos de 8 hectáreas. Estaba rodeado por un muro,
destinado, entre otras cosas, a evitar que sus moradores
se escapasen del recinto, y parece haber sido ocupado
durante tan sólo 21 años. Sir Flinders Petrie observó que
"cada calle estaba compuesta de un tipo uniforme de
casas; no tenían jardines, pero cada casa, por pequeña
que fuera, poseía su propio patio al aire libre igual al
que tienen las casas egipcias en la actualidad. La vivienda
de un obrero común contaba con tres estancias como
mínimo, además del patio, y las otras casas -en función
del rango de los ocupantes- poseían cuatro, cinco o seis
estancias, mientras que algunas de las casas más grandes
eran de dos plantas".38
19
Figura 1.18. Trazado detallado del poblado obrero
de Tel-el-Amarna. Sir Leonard Woolley, director de
las excavaciones en esta ciudad, escribió:
"desenterramos un poblado modelo destinado a
alojar los trabajadores que excavaban las tumbas en
la roca viva de las colinas del desierto. Un recinto
cercado, de planta cuadrada, aparecía
completamente ocupado por pequeñas casas dispuestas en varias hileras, separadas por estrechas
calles; a excepción de la vivienda del capataz situada cerca de la puerta, todas las demás eran
monótonamente iguales, cada una tenia su cocina recibo al frente, sus dormitorios y su alacena en la
parte trasera, el verdadero precedente de las
viviendas industrializadas concebidas maquinalmente" (Digging up the Past
Notas
Las primeras ciudades
1. Gordon Childe, What Happened in History
(versión castellana: Qué sucedió en la Historia).
2. Es fundamental tener en cuenta que los
arqueólogos continúan recomponiendo las
páginas de la historia arcaica de la
humanidad. Constantemente se producen nuevas
interpretaciones de segundo orden; sin
embargo, no pueden ignorarse las más
importantes que hacen referencia a las
"primeras" civilizaciones (por ejemplo la Teoría
de Nueva Obsidiana de Jane Jacobs, citada
en la página 14 y que se tratará con mayor
detalle en el Apéndice D).
3. Glyn Daniel, The First Civilizations.
4. Lewis Mumford, The City in History (versión
castellana: La ciudad en la Historia, Ediciones
Infinito, Buenos Aires, 1966).
5. Gordon Childe, op. cit. en n. 1.
6. Lewis H. Morgan, Ancient Society; or
Researches in the Lines of Human Progress from
Savagery through Barbarism to Civilization, 1877
(reeditado bajo el título Ancient Societies,
Harvard University Press, 1964). Morgan definió
estos términos de modo más preciso con arreglo
a la ampliación de las fuentes de subsistencia
del hombre.
Distinguía siete periodos, que llamó periodos
étnicos. Los primeros seis eran: Período Salvaje
Inferior, desde la aparición del hombre hasta
el descubrimiento del fuego; Periodo Salvaje
Medio, desde el descubrimiento del fuego hasta
la invención del arco y la flecha; Período
Salvaje Superior, desde la invención del arco y
la flecha hasta el advenimiento de la alfarería;
Período Bárbaro Inferior, que empezó con el
advenimiento de la alfarería (que para Morgan
suponía la línea divisoria entre el Período
Salvaje y el Período Bárbaro) y terminó con la
20
IHAUB. FAUD. UNC 2011
domesticación de animales; Período Bárbaro
Medio, desde la domesticación de animales
hasta la fundición del mineral de hierro, y el
Periodo Bárbaro Superior, desde el
descubrimiento del hierro hasta la invención del
alfabeto fonético. Finalmente, el séptimo
periodo fue la civilización con la escritura y el
alfabeto (citado por Daniel, en The First
Civilisations).
7. Gordon Childe, op. cit. en n. 1.
8. Gordon Childe, The Dawn of European
Civilization.
9. Gordon Childe, op. cit. en n. 1
10 A.L. Kroeber, a Roster of Civilizations and
Cultures.
11. Gordon Childe, op. cit en n. 1.
12. Gordon Childe, op. cit. en n. 1.
13. Ibídem.
14. Lewis Mumford, op. cit. en n. 4.
15. James Breasted, Ancient Times.
16. Ibídem.
17. H.W. Fairman "Town Planning in Pharaonic
Egypt", en Town Planning Review, abril, 1949.
18. Gideon Sjoberg, "The Origin and Evolution
of Cities", en Scientific American, septiembre,
1965 (también en Cities, un libro de Scientific
American, 1967; versión castellana: "Origen y
evolución de las ciudades" en La Ciudad,
Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1967). Algunas
otras definiciones de civilización: "Para que una
sociedad pueda llamarse civilizada debe
cumplir, al menos, dos de las siguientes condiciones: tener poblaciones de más de 5.000
habitantes; poseer un lenguaje escrito; y
albergar centros monumentales de ceremonias"
(profesor Clyde Kluckhohn).
"La escritura es de tal importancia que la
civilización no puede existir sin ella, y
recíprocamente, la escritura tan sólo puede
existir al amparo de una civilización" (U. Gelb,
A Study of Writing: the Foundations of
Grammatology; versión castellana: Historia de la
escritura, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1976).
"Una civilización era una sociedad con un
conjunto de instituciones sociales funcionalmente
interrelacionadas tales como: a) estratificación
en clases determinadas por los diferentes
grados de control sobre los principales recursos
productivos; b) jerarquías políticas y religiosas
que se complementaban mutuamente en la
administración de estados territorialmente
organizados; y c) compleja división laboral con
artesanos, sirvientes, soldados y funcionarios de
plena dedicación a los que hay que agregar
la gran masa de productores primarios del
campesinado" (profesor Robert Adam). Pasaje
citado por Daniel y extraído de Cari H. Kraeling
y Robert C. Adams (eds.), City Invincible: a
Symposium on Urbanization and Cultural
Development in the Ancient Near East
19. Gordon Childe, op. cit. en n. 1.
20. Lewis Mumford, op. cit. en n. 4.
21. Para la proposición contraria, que afirma
que las ciudades precedieron a la agricultura, y
que este hecho aconteció primero en lugares
alejados de los valles fluviales, proposición que
será objeto de comentario en el Apéndice A de
la presente obra, remitimos al lector a Jane
Jacobs, The Economy of Cities (versión castellana:
La Economía de las Ciudades, Ediciones Península,
Madrid, 1972).
22. Grahame Clark, World Prehistory-an Outline
(versión castellana: La Prehistoria, Alianza
Editorial, SA Madrid, 1981).
23. Ibídem.
24. Leonard Woolley, Ur of the Chaldees (versión
castellana: Ur, la ciudad de los caldeos, Fondo
de Cultura Económica, Méjico).
25. Glyn Daniel, op. cit. en n 3
26. Leonard Woolley, Digging up the Past.
27. Rodolfo Lanciani, The Ruins and Excavations
of Ancient Rome
28. Ibídem.
29. Leonard Woolley, op. cit. en n. 22.
30. Ibídem.
31. Leonard Woolley, op. cit. en n. 22.
32. Ibidem.
33. Jacquetta Hawkes y Leonard Woolley,
Preshistory and the Beginnings oí Civilization.
34. Henri Frankfort, The Birth of Civilization in
the Near East.
35 H.W. Fairman, op. cit. En n. 17.
36. Henri Frankfort, op. cit. en n. 34.
37. H.W. Fairman, op. cit en n. 17.
38. W.M. Flinders Petrie, Some Sources of Human
History.
39. Bridget y Raymond Allchin, Birth of Indian
Civilization.
40. Ibídem.
41. Véase también el tema de los orígenes
urbanos en la Europa medieval, capitulo 4.
42. Véase también la descripción sobre la
aplicación de la retícula en los EE.UU., capítulo
10.
43. Véase la ulterior discusión sobre la posición
de Hipodamo de Mileto en la historia del
urbanismo, en el capítulo 2, página 44.
44. Bridget y Raymond Allchin, op. cit. en n. 39
y 40.
45. Ibidem.
46. Ibidem.
Gideon Sjobert
Origen y evolución de las ciudades
Las primeras ciudades surgieron hace unos 5.500 años; la urbanización en gran escala se inició hace sólo 100.
Los pasos intermedios de la evolución de las ciudades fueron, sin embargo, requisito previo para llegar a las sociedades
urbanas modernas
El hombre comenzó a vivir en ciudades hace unos 5.500
años. Sin embargo, como vimos en el articulo anterior,
la proporción de la población humana concentrada
en ciudades no empezó a aumentar de forma significativa hasta hace unos 100 años. De aquí se
desprenden las dos interrogantes que este artículo
intenta contestar. En primer lugar, ¿qué factores
causaron la aparición de las ciudades? Y en segundo,
¿cuáles fueron las fases evolutivas experimentadas por
las ciudades con anterioridad al ciclo de urbanización
contemporáneo? Las respuestas a estos interrogantes
están íntimamente relacionadas con la existencia de
tres grandes niveles de organización humana, cada uno
de los cuales posee sus propias estructuras políticas,
sociales, económicas y técnicas características. El menos
complejo de los tres —la sociedad que llamaremos
«primitiva»— es preurbano e incluso preliterario;
está típicamente formado por un número pequeño de
personas, reunidas en grupos homogéneos y
autosuficientes, cuyas energías están total o casi
totalmente absorbidas por la búsqueda de alimento.
Bajo unas condiciones tales el excedente alimenticio es
pequeño o inexistente, y, en consecuencia, en la
sociedad primitiva no tiene cabida apenas la división
del trabajo o la aparición de clases sociales.
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Aunque hoy en día existen aún algunas sociedades
primitivas, hace ya miles de años que grupos humanos
semejantes iniciaron el lento proceso de evolución que
iba a llevarles a convertirse en sociedades más
complejas, a través de la formación de aldeas y de los
progresos alcanzados en la estructura organizativa y
técnica. Con esto se llegó al segundo nivel de
organización: el de la sociedad civilizada preindustrial,
o sociedad «feudal». En ésta existen ya los excedentes
alimenticios como consecuencia del cultivo selectivo de
cereales – de rendimientos altos; ricos en energía
biológica y apropiada para el almacenamiento
prolongado – y a menudo también como resultado de
la cría de animales. El excedente de alimentos permite
tanto la especialización del trabajo como la existencia
de una estructura de clases que haga posible la
aparición de una élite dirigente que encauce la fuerza
de trabajo hacia el desarrollo y conservación de
sistemas de irrigación extensiva (los cuales a su vez
posibilitan incrementos adicionales en el suministro de
alimentos).
La mayor parte de las sociedades pre-industriales
conocen la metalurgia, la rueda y el arado, inventos
todos ellos que multiplican tanto la producción como la
distribución de excedentes agrícolas.
21
Gideon Sjobert
El origen y evolución de las ciudades
Capítulo 2 del libro:
La ciudad. Su origen, crecimiento e
impacto en el hombre
Selecciones Scientific American.
Ediciones Herman Blume.
Madrid 1976
También disponible en:
La ciudad. Scientific American
© Scientific American Inc. 1965
Título original:
Cities. EE.UU. Alfred A. Knoft. Inc.
Traducción Castellana: Guillermo Gayá
Nicolau
Primera edición en castellano:
El libro de bolsillo 1967.
© Alianza Editorial. Barcelona 1982.
Otros dos elementos de primera importancia
caracterizan al nivel de organización civilizado
preindustrial. Uno de ellos es la escritura no ya sólo de
simples operaciones de contabilidad, sino también
anotaciones referentes a acontecimientos históricos,
leyes, literatura y creencias religiosas. La instrucción, sin
embargo, suele ser patrimonio exclusivo de una ociosa
élite. El otro elemento es que esta etapa de
organización no conoce apenas otra fuente de energía
que no sean los músculos del hombre o los del ganado
de labor; las sociedades preindustriales tardías
supieron aprovechar la fuerza del viento para navegar
y para moler el grano, y aprendieron a utilizar la
energía hidráulica.
Las primeras ciudades del planeta se desarrollaron
precisamente en el contexto de este segundo tipo de
sociedad. Aun cuando las ciudades preindustriales
sobreviven aún en nuestros días, la ciudad industrial
moderna se asocia a un tercer nivel de complejidad en
la organización humana, nivel que se caracteriza por la
instrucción masiva, por un sistema de clases fluido y, lo
que es más importante, por un tremendo progreso
tecnológico que ha permitido utilizar nuevas fuentes de
energía inanimada, fuentes que produjeron la
revolución industrial y que todavía hoy constituyen su
motor. Vista en el contexto de esta estructura de tres
niveles, la aparición de ciudades en el plano de la
sociedad civilizada preindustrial puede entenderse con
mayor facilidad.
Para que surgieran las ciudades hacían falta dos
factores, además del progreso tecnológico que
permitiera superar el nivel de la sociedad primitiva.
Uno de ellos era la existencia de un tipo de
organización social particular por medio de la cual
pudiese recogerse, almacenarse y distribuirse el
excedente agrícola producido por el avance técnico.
El mismo aparato podía también organizar la fuerza
de trabajo necesaria para la construcción en gran
escala, fuese ésta de, edificios públicos, murallas y
fortificaciones o sistemas de regadío. Una organización
22
IHAUB. FAUD. UNC 2011
social así requiere la existencia de un estamento de
especialistas profesionales dirigidos por una élite
gobernante. Esta ultima, aunque numéricamente
pequeña, debe poseer el suficiente poder político –
reforzado por una ideología, generalmente de
carácter religioso – para asegurar la entrega
periódica, por parte del campesinado, de una parte
importante de la producción agrícola con destino a la
manutención de los habitantes de la ciudad. El segundo
factor requerido era un medio ambiente geográfico
favorable, en el que hubiese no sólo suelo fértil para
los campesinos, sino también un suministro de agua
adecuado tanto para las necesidades de la agricultura
como para las del consumo urbano. Estas condiciones se
dan en los valles geológicamente «maduros» de la
zona templada, y fue precisamente en esas amplias
regiones aluviales donde aparecieron las primeras
ciudades del mundo.
¿Qué es una ciudad?
Una ciudad es una comunidad de considerable magnitud y elevada densidad de población que alberga a
una gran variedad de trabajadores especializados no
agrícolas, así como a una élite cultural. Pongo tanto
énfasis en el papel de la instrucción y el uso de la
La escritura es imprescindible también para el
desarrollo de las matemáticas, de la astronomía y del
resto de las ciencias; su existencia implica, por tanto, la
aparición de un determinado número de
especializaciones de gran importancia dentro del
orden social.
Parece ser que las primeras ciudades surgieron
El proceso de la evolución humana comienza con
las primeras ciudades de la mesopotamia; a estas
siguen las del valle del Nilo; más tarde surgen las
del Indo y las de la región oriental del
mediterráneo; y, al final, aparecen las de China.
En cada una de estas regiones – Incluido el nuevo
mundo, urbanizado en forma independiente,
nacieron y desaparecieron ciudades, pero la vida
urbana, una vez establecida, no se extinguió nunca
por completo
escritura como un ingrediente de la vida urbana por
poderosas razones.
Aunque los sistemas de escritura tardaron siglos en
desarrollarse, su presencia o la falta de ella sirven
como un útil criterio para distinguir entre las
comunidades genuinamente urbanas y aquellas otras
que pese a su gran dimensión o elevada densidad de
población deben considerarse como semiurbanas o no
urbanas en absoluto. Esto se explica por el hecho de
que cuando una comunidad logra ese adelanto técnico
que llamamos escritura (bien alcanzándolo por sí
misma, bien recibiéndolo de otra comunidad) tiene
lugar una transformación básica del orden social;
cuando la tradición escrita sustituye a la oral, hace
posible la creación de sistemas administrativos y
legales más complejos, y permite el desarrollo de
sistemas de pensamiento más rigurosos.
IHAUB. FAUD. UNC 2011
alrededor del año 3500 antes de Jesucristo en el
Creciente Fértil, en cuyo segmento oriental se encuentra
Mesopotamia: en los valles del Tigris y del Éufrates,
precisamente. En esta zona no eran solamente
apropiados el suelo y el suministro de agua; la región
constituía una encrucijada que había facilitado el
repetido contacto entre gentes de culturas muy distintas
a lo largo de milenios. Se produjo allí entonces una
mezcla de oficios y técnicas, tanto extrañas como
indígenas, que debe sin duda haber contribuido a que
los asentamientos rurales de la baja Mesopotamia se
convirtieran con el tiempo en las primeras ciudades
propiamente dichas. La mayor parte de ellas se
localizaron en Sumeria y, hasta cierto puntó, también
en Akkad, algo más al norte. Algunas de estas
ciudades, como Eridu, Erech, Lagash y Kish, son más
23
familiares a los arqueólogos que otras. Ur, de creación
más tardía, es la de mayor fama de todas.
Estas primeras ciudades eran todas muy semejantes
entre sí; para empezar tenían ya una base técnica muy
semejante: trigo y cebada, bronce, arado tirado por
bueyes, vehículos con ruedas. Por otra parte, sus jefes
eran al mismo tiempo reyes y sumos sacerdotes; el
tributo de los campesinos al dios de la ciudad se
almacenaba en los graneros del templo. Los lujosos
objetos encontrados en tumbas reales y en templos
atestiguan la existencia de expertos artesanos, y la
importación de metales y piedras preciosas desde más
allá de los confines de Mesopotamia habla de la
existencia de una capa social de mercaderes y
traficantes. La población de estas ciudades sólo puede
calcularse de forma muy aproximada, al carecer de
información precisa sobre datos tales como el promedio
de moradores por vivienda o la zona de influencia de
cada ciudad.
El arqueólogo Sir Leonard Woolley, que excavó la
ciudad de Ur, estima que en ella vivían 34.000 personas algo después del año 2000 antes de nuestra Era;
en mi opinión, sin embargo, parece improbable que
—por lo menos en los primeros periodos— ni aun la
mayor de estas ciudades llegase a tener más de 5 a
10.000 habitantes, incluyendo en esta cifra los
agricultores temporales que vivían en las afueras de la
ciudad.
El valle del Nilo, no muy lejos de Mesopotamia, fue
también una región de urbanización temprana. A
juzgar por escritos egipcios posteriores, alrededor del
año 3100 antes de nuestra Era pudo haber ya
comunidades urbanas en el delta del Nilo. El que la
idea egipcia de la vida urbana procediera de
Mesopotamia o que, por el contrario, hubiera sido
desarrollada de forma independiente (quizá incluso
antes que en Mesopotamia) es tema a debatir por los
eruditos; de todos modos, las etapas iniciales de la
vida urbana egipcia puede que sean algún día
24
IHAUB. FAUD. UNC 2011
descubiertas en las profundidades de los terrenos de
aluvión del delta, en donde han comenzado a
realizarse excavaciones científicas recientemente.
Las comunidades urbanas, bien fuera por difusión, bien
por generación espontánea, se propagaron
ampliamente durante el tercer y segundo milenios antes
de nuestra Era. Alrededor del año 2500 antes de
Jesucristo las ciudades de Mohenjo-Daro y Harappa se
hallaban en pleno florecimiento en el valle del Indo, en
lo que ahora es el Pakistán. Antes de que hubiera
ocurrido a lo sumo otro milenio existían ya
asentamientos urbanos en China, localizados en el curso
medio del río Amarillo. Cerca de Anyang se descubrió,
antes de la Segunda Guerra Mundial, una capital de la
dinastía Shang, que existió alrededor del año 1500
antes de Jesucristo, y de las investigaciones
arqueológicas actualmente en curso en China se espera
la confirmación de que la vida urbana se inició de
hecho allí varios siglos antes.
La probabilidad de que las primeras ciudades egipcias
fuesen posteriores a las de Sumeria, unida a la certeza
de que las aparecidas en los valles del Indo y del río
Amarillo lo hicieron aún más tardíamente, da mayor
peso a la hipótesis de que la noción de vida urbana se
propagó a estas zonas desde Mesopotamia. Sea como
fuere, nadie puede negar que en cada uno de los
casos la población indígena contribuyó exclusivamente
al desarrollo de las ciudades de su propio territorio.
En contraste con lo acaecido en el Viejo Mundo, existe
la certeza de que la difusión juró un papel
insignificante, por no decir nulo, en la creación de las
ciudades precolombinas del Nuevo Mundo. Los pueblos
de Centroamérica —principalmente los mayas,
zapotecas, mixtecas y aztecas— desarrollaron sin
lugar a dudas comunidades urbanas en gran escala,
cuya exacta dimensión estamos sólo ahora empezando
a conocer gracias a las investigaciones que actualmente
se realizan en aquellos lugares. Hasta fecha muy
reciente, por ejemplo, muchos arqueólogos del Nuevo
Mundo ponían en duda que los mayas hubieran jamás
construido ciudad alguna, y era habitual el considerar
sus impresionantes ruinas como centros ceremoniales
que una población rural dispersa visitaba
periódicamente. En la actualidad, sin embargo, caben
pocas dudas sobre el hecho probado de que muchos
de aquellos centros eran auténticas ciudades. En el
yacimiento arqueológico maya de Tikal, en Guatemala,
se han localizado unos 3.000 edificios en un área de
16 kilómetros cuadrados: sólo el 10 por 100 de estas
edificaciones han resultado ser grandes estructuras
ceremoniales, Extrapolando sobre la base de
excavaciones de tanteo de más de 100 de estas
construcciones menores, se deduce que alrededor de los
dos tercios de ellas fueron en su día viviendas. Si
aplicamos a Tikal solamente la mitad del promedio del
número de personas que componen una familia de las
que actualmente viven en la región, que es de 5.6
miembros por hogar, resulta que la población de
aquella ciudad habría sido superior a los 5.000
habitantes. En otro gran yacimiento arqueológico
maya, Dzibil-chaltun, en Yucatán, la inspección de
menos de la mitad de la superficie total ha revelado la
existencia de más de 8.500 construcciones. Teotihuacán,
el mayor emplazamiento urbano en la región de la
actual ciudad de México, puede haber alcanzado una
población de 100.000 habitantes durante el primer
milenio de nuestra era (ver la ilustración)
Aunque sólo se han identificado unos cuantos ejemplos
de escritura en Teotihuacan es razonable suponer que
ésta era conocida, ya que por entonces existían
pueblos instruidos por doquier en Centroamérica.
Además, los logros de los mayas en campos tales como
las matemáticas o la astronomía nos hubieran llevado
forzosamente a la conclusión de que se trataba de una
cultura urbana, incluso en ausencia de pruebas
arqueológicas. Su introducción de la noción del cero
(descubrimiento que evidentemente realizaron con
anterioridad a los hindúes) y su cálculo, admirablemente preciso, de la duración del año solar,
IHAUB. FAUD. UNC 2011
hubieran sin duda sido imposibles de encontrarse su
élite instruida desperdigada en aldeas por el campo,
en lugar de estar en núcleos urbanos en los que
pudiera darse un intercambio de ideas fecundo.
Centroamérica no fue la única región del Nuevo Mundo
en la que existieron comunidades de gran tamaño y
densidad, ya que éstas se dieron también, en la zona
de los Andes. Una cultura como la de los incas, sin
embargo, no puede calificarse de verdaderamente
urbana. A pesar de estar en posesión de métodos
mnemotécnicos que facilitaban la contabilidad
(basados en un sistema de cuerdas con nudos llamado
quipu), o quizá precisamente por eso, los incas no
disponían de ningún conjunto de símbolos gráficos que
les permitiesen representar las palabras y otros
conceptos o nociones que no fuesen los números y
ciertas categorías de objetos concretos. A consecuencia
de ello no pudieron disponer de unos elementos
estructurales de tanta importancia para una comunidad
urbana como son una élite instruida y un legado escrito
de leyes, religión e historia. Aunque los incas tenían en
su haber grandes proezas de ingeniería, arquitectónicas y militares, y pese a que al parecer se
encontraban ya en el umbral de la civilización, lo cierto
es que los conquistadores europeos los encontraron en
un estadio preurbano muy similar al de los pueblos
africanos de Dahomey, Ashanti y Yoruba.
Dos cosas podemos aprender del Nuevo Mundo. En
Centroamérica las ciudades se crearon en ausencia de
rasgos tan característicos como la cría de animales, la
rueda o un extenso emplazamiento aluvial. El cultivo
del maíz, un cereal excelente que producía importantes
excedentes alimenticios a costa de un esfuerzo
relativamente pequeño, pudo haber contribuido a compensar lo limitado de sus útiles y la inexistencia de un
medio ambiente fluvial. En la región andina, ni las
impresionantes realizaciones de ingeniería ni la
existencia de una amplia división del trabajo pudieron
hacer surgir una sociedad auténticamente urbana a
falta de un sistema de escritura.
25
Pese a la considerable diversidad cultural de los
pueblos del Cercano Oriente, del Oriente y del Nuevo
Mundo, las ciudades primitivas de todas estas regiones
compartían un determinado número de rasgos organizativos. El principal de ellos era la existencia de una
teocracia: el rey y el sumo sacerdote eran una misma
persona. La clase dominante tenía su residencia
principal en la ciudad, en cuyo centro vivía junto con su
séquito y sirvientes. Este centro era precisamente la
zona de mayor prestigio, y en él se hallaban
enclavados los más importantes edificios cívicos y
religiosos. La céntrica localización de la élite tenía un
propósito doble: en una época de comunicaciones y
transportes rudimentarios, la proximidad física de sus
miembros favorecía el contacto entre ellos; al mismo
tiempo, esta situación deparaba a la clase gobernante
el máximo de protección frente a los ataques
procedentes del exterior.
Más alejadas del centro se encontraban las casas y
talleres de los artesanos —albañiles, carpinteros,
herreros, joyeros, alfareros—–, muchos de los cuales
trabajaban para la élite. La división del trabajo en
oficios, que aparecía ya en las primeras ciudades, se
hizo más compleja con el paso del tiempo. Los diversos
grupos artesanos, algunos de los cuales pudieron haber
pertenecido en un principio a minorías étnicas
específicas, tendían a establecerse en barrios o calles
especiales. Esta conducta se ha dado de forma
característica en las ciudades preindustriales de todas
las culturas desde los tiempos más primitivos hasta
nuestros días. Los ciudadanos más pobres vivían en las
afueras de la ciudad, junto a los labradores
propiamente dichos y los que dedicaban a la
agricultura al menos parte de su tiempo; las viviendas
dispersas de unos y otros se hacían más escasas a
medida que se alejaban de la ciudad, confundiéndose,
por último, con el campo abierto.
Desde sus comienzos la ciudad ha sido una continua
fuente de innovaciones técnicas, como consecuencia de
26
IHAUB. FAUD. UNC 2011
su papel de residencia permanente de los trabajadores
especializados. En efecto, la aparición misma de las
ciudades aceleró considerablemente los cambios
culturales y sociales; empleando un término del
desaparecido arqueólgo inglés V. Gordon Childe,
podemos afirmar que la “revolución urbana” tuvo una
importancia equivalente a la de la revolución agrícola
que la precedió y a la de la revolución industrial que la
seguiría. La ciudad actuó como motor del cambio de
distintas formas. Muchas de las ciudades primitivas surgieron sobre grandes rutas de tráfico; inventos e ideas
nuevas llegaban a ellas de forma espontánea. El mero
hecho de concentrar en una zona limitada a un gran
número de trabajadores especializados alentaba y
promovía todo tipo de innovaciones, tanto en el campo
de la técnica como en el del pensamiento religioso,
filosófico y científico. Al mismo tiempo, las ciudades
pudieron servir de baluartes de tradición.
Algunas, como Jerusalén o Benarés, llegaron a ser, a
los ojos del pueblo, ciudades sagradas; pese a haber
sido victima de reiteradas destrucciones, Jerusalén ha
mantenido su carácter sagrado durante más de dos
milenios (ver «La antigua Jerusalén», por Kathleen M.
Kenyon; Scientific American; Julio, 1965)
El curso de la evolución urbana sólo puede ser
correctamente interpretado si se estudia en relación con
el desarrollo que paralelamente experimentan la
tecnología y la organización social, así, como, y de
forma muy especial, la organización política; estos
factores no son sólo requisitos previos para la vida
urbana, sino la base misma de su desarrollo. Como
centros de innovación, las ciudades proporcionaron un
fértil caldo de cultivo para los continuos progresos
técnicos, los cuales a su vez posibilitaron la ulterior
expansión de las ciudades. El perfeccionamiento de la
tecnología dependía por su parte de una división del
trabajo cada vez más compleja, sobre todo en lo que
respecta a la esfera política. Un ejemplo de ello lo
constituyen las primeras comunidades urbanas de
Sumeria, meras ciudades-estado de reducidos
hinterlands, pero que llegaron a extender sus redes
comerciales sobre zonas mucho mayores, permitiendo a
estas ciudades beneficiarse de los recursos humanos y
materiales de una región mucho más diversa y extensa,
y provocar, incluso, el nacimiento de otras ciudades, Los
primigenios imperios de la Edad del Hierro —como,
por ejemplo, el imperio Aqueménida de Persia,
establecido a principios del siglo VI antes de Jesucristo,
o el imperio Han de China, establecido en el siglo III
antes de Jesucristo— tenían una esfera de acción
mucho mayor que la de cualquiera de los que
existieron en la Edad del Bronce. Y a medida que los
imperios se fueron haciendo mayores, crecieron sus
ciudades en tamaño y esplendor. De hecho, como
Childe hacía notar, el proceso de urbanización se
desarrolló más rápidamente en los cinco primeros siglos
de la Edad del Hierro que en los quince que duró la
Edad del Bronce.
Durante los siglos VI y V antes de Jesucristo los persas
extendieron su imperio hasta el Turkestán occidental,
fundando por doquier numerosas ciudades, edificadas
a menudo sobre aldeas previamente existentes. AI
socaire de esta expansión, Toprakkala, Merv y
Murakanda (sobre parte de la cual se edificaría
posteriormente Samarkanda) llegaron a adquirir rango
urbano. De la misma forma en la India, a finales del
siglo IV antes de Jesucristo, los Mauryas del norte
llevaron los limites de su imperio hasta Ceilán,
incluyendo en él todo el sur hasta entonces rural e
impulsando la creación de ciudades como Ajanta y
Kanchi. Bajo las dinastías Ch'in y Han, entre el siglo III
antes de Jesucristo, y el tercero de nuestra era, la vida
urbana se asentó firmemente en la mayor parte de lo
que entonces era China y aún más allá, particularmente
hacia el sur y el oeste. La «Gran Ruta de la Seda», que
se extendía desde la China hasta el Turkistán, llegó a
estar jalonada de ciudades, situadas por lo general en
oasis, como Suchow, Khotán y Kashgar; Nankíng y
Cantón parecen haber alcanzado la categoría de
centros urbanos por aquella época, y lo mismo
IHAUB. FAUD. UNC 2011
aconteció con el asentamiento que más tarde llegaría a
convertirse en Pekín.
En el otro extremo del continente euroasiático, a finales
del segundo milenio antes de Jesucristo, los fenicios
comenzaron a extenderse hacia occidente, reavivando
o estableciendo la vida urbana a lo largo de las costas
septentrionales de África y las españolas. Estos
traficantes costeros poseían por entonces considerables
conocimientos sobre la construcción de embarcaciones;
y estos conocimientos, combinados con sus extensas
redes comerciales y el poderío de sus armas, hicieron a
los fenicios por un tiempo dueños del Mediterráneo.
Algunos siglos mas tarde, los griegos siguieron un
rumbo muy semejante. Sus ciudades-estado, en cieno
modo equivalentes a pequeños imperios, crearon o
reconstruyeron numerosas avanzadas urbanas a lo
largo del litoral mediterráneo, desde el Asia Menor
hasta España y Francia, y, por el este, hasta las costas
más remotas del mar Negro. El imperio que más
contribuyó a la difusión de la vida urbana en las
regiones todavía rurales de Occidente —Francia, Gran
Bretaña, los Países Bajos, la Alemania al oeste del Rhin,
la Europa central e incluso la oriental – fue,
naturalmente, Roma.
Los imperios son unos eficaces propagadores de las
formas de vida urbana porque tienen que construir
ciudades que les permitan conservar la supremacía
militar, en los territorios conquistados. Las plazas
fuertes, a su vez, requieren un aparato administrativo
para extraer los recursos de la región conquistada y
para promover un comercio necesario tanto para el
mantenimiento de la guarnición militar como para el
aumento de la riqueza de la metrópoli. Aun cuando la
nueva ciudad empezara siendo una mera avanzada
comercial, como ocurría en el caso de los fenicios, era
necesario proporcionarle algún apoyo militar y
administrativo a fin de garantizar su supervivencia y su
funcionamiento en territorio extraño.
27
Existe una significativa relación entre el ascenso y
caída de los imperios y el ascenso y decadencia de las
ciudades; no en vano puede decirse que la historia es
el estudio de los cementerios urbanos. Las capitales de
muchos imperios pretéritos apenas son hoy algo más
que siluetas que evocan la existencia de un pasado
glorioso. Tal fue el destino de Babilonia y Nínive; de
Susa, en Persia; de Seleucia, en Mesopotamia, y de
Vijayanagar, en la India. Sin embargo, existen
excepciones. Algunas ciudades han logrado sobrevivir
a lo largo de dilatados periodos de tiempo
adscribiéndose primero a un imperio y después a otro.
Atenas, por ejemplo, no entró en decadencia al
derrumbarse el poderío griego, ya que fue capaz de
seguir jugando un papel en el Imperio Romano, dentro
del cual continuó siendo un importantísimo centro
cultural. Con la caída de Roma, sin embargo, Atenas
comenzó a perder gradualmente tanto su población
como su prestigio, quedando reducida al estado de
una pequeña población; de este estado ya no saldría
hasta el resurgimiento de la Grecia moderna en el siglo
XIX. Por otra parte, Bizancio, una ciudad-estado de
escasa importancia durante la dominación romana, no
sólo llegó a convertirse en la capital del imperio
romano de Oriente y en la de su sucesor, el imperio
otomano, sino que con el nombre de Estambul ha
continuado siendo hasta nuestros días una ciudad de
primer orden.
A la vista del repetido ascenso y decadencia de las
ciudades en tantas zonas del planeta, cabe
preguntarse cómo es posible que la vida urbana haya
sobrevivido a tantas vicisitudes y por qué no se
perdieron los conocimientos de carácter técnico y los
relativos a la organización social que se requerían
para la erección de ciudades. La respuesta es que esos
conocimientos se conservaban dentro de la estructura
de los imperios a través de los testimonios escritos y de
la transmisión oral que ejecutaban especialistas de las
más diversas disciplinas. Además, todos los imperios
han incrementado su acervo de conocimientos sobre el
28
IHAUB. FAUD. UNC 2011
desarrollo urbano con los métodos y técnicas de otras
áreas civilizadas, métodos y técnicas que
frecuentemente se adquirían mediante la inmigración
de trabajadores especializados. Al mismo tiempo,
diversos súbditos de los imperios, civilizados o sin
civilizar, llegaban a dominar los saberes urbanísticos,
bien instruidos por sus conquistadores, bien por sus
propios esfuerzos. Resultado de ello era que los
pueblos colonizados comenzaban a desafiar el poder
del grupo dominante.
El ascenso y caída del imperio romano constituye un
ejemplo muy revelador que arroja luz sobre varias de
las relaciones existentes entre el ciclo vital de las
ciudades y el proceso de formación y decadencia de
los imperios. Los romanos mismos adoptaron muchos
elementos que incorporaron a su civilización procedente
de los griegos, de los etruscos y de otros pueblos
civilizados sometidos a su imperio. Tras la expansión
septentrional de Roma sobre Europa occidental y la
consiguiente proliferación de ciudades romanas en las
regiones habitadas por los llamados «bárbaros» (en
este caso, pueblos preliterarios o «no civilizados»), los
dirigentes romanos fueron materialmente incapaces de
cubrir todos los puestos burocráticos con sus propios
conciudadanos, y hubo en consecuencia que educar a
algunos de los preliterarios para que estuvieran
capacitados para ocupar los puestos vacantes en sus
propios países o en las ciudades situadas a lo largo de
las fronteras del imperio. Este proceso posibilitó la
explotación por los romanos, de las riquezas de las
regiones conquistadas, y aún puede que contribuyera a
la pacificación temporal de los grupos subyugados,
pero no cabe duda que a la larga engendró graves
conflictos. En último término, los Ostrogodos, Vándalos,
Burgundos y demás pueblos sometidos al poder de
Roma (que habían sido parcialmente urbanizados,
habían formado una élite instruida propia y habían
adquirido de los romanos un gran número de
conocimientos tecnológicos y administrativos) se
volvieron contra la estructura del poder imperial y
determinaron el derrumbamiento de Roma y de su
imperio. No debe pensarse que se trata de un caso
único en la historia; casos semejantes pueden hallarse
en ejemplos tan recientes como los movimientos de
liberación de los pueblos de las colonias europeas en
África.
Con el desmembramiento del imperio romano no sólo
inició su decadencia la ciudad de Roma (que en su
momento de mayor esplendor probablemente superó
los 300.000 habitantes), sino que también
desaparecieron o quedaron reducidas al tamaño de
aldeas numerosas ciudades situadas en los confines del
imperio. Aunque la decadencia fue efectivamente
dramática se supone con demasiada frecuencia
erróneamente que, tras la caída de Roma, las ciudades
desaparecieron por completo de Europa occidental.
Como ha mostrado recientemente el historiador E. Ewig,
muchas ciudades continuaron existiendo, sobre todo en
Italia y el sur de Francia. En estos lugares, como en
cualquier sociedad civilizada, las ciudades supervivientes constituyeron la principal residencia y ámbito
de actividad de la élite política y religiosa que detentó
las posiciones de poder y privilegio que se mantuvieron
a lo largo del llamado “oscuro medioevo”.
A pesar de la decadencia de Roma, muchas de las
técnicas y de los conceptos inherentes a su tradición
cultural se mantuvieron vivos, sobre todo aquellos
referentes al campo de la medicina y al de la
astronomía; esto se produjo tanto en las pequeñas
comunidades urbanas europeas supervivientes como en
las regiones orientales que hablan sido dominadas por
los romanos, particularmente en las ciudades del
imperio romano de Oriente, sucesor del de Occidente.
Buena parte de la tecnología y del saber romano sirvió
de base para la vida urbana de los imperios árabes
que surgieron más tarde en el Cercano Oriente, en el
norte de África, en España e incluso en Asia central. De
hecho, los imperios bizantino y árabe, que tenían unos
centros culturales de la categoría de Constantinopla,
Antioquía, Damasco, El Cairo y Bagdad, llegaron a
IHAUB. FAUD. UNC 2011
superar la ciencia heredada de la antigüedad. Los
árabes, por ejemplo, tomaron de los hindúes el
concepto del cero y el sistema de numeración decimal,
y utilizando estos conceptos tanto en la teoría como en
la práctica lograron importantes progresos que les
permitieron llevar las fronteras del conocimiento más
allá del lugar alcanzado en Occidente. A la larga,
buena parte de esta ciencia nueva llegó a Europa, y en
ella contribuyó a sentar las bases de la revolución
industrial.
Con el tiempo, Europa volvió a establecer estrechos
lazos comerciales con los imperios bizantino y árabe; la
intensificación de dichos contactos desempeñó un
importante papel en el resurgimiento de la vida
urbana en el medioevo europeo. La revitalización del
tráfico comercial estuvo estrechamente ligada a la
formación de varias prósperas ciudades-estado en
Italia durante los siglos' X y XI de nuestra Era. Venecia
y otras ciudades se transformaron, finalmente, en
imperios a escala reducida cuyas colonias esmaltaban
toda la región mediterránea.
Estas colonias hacían las veces de hinterland de las
metrópolis y suministraban a éstas tanto bienes de
primera necesidad como objetos de lujo. Allá por el
año 1000, Venecia, debido en parte a las actividades
de la colonia griega que albergaba, había establecido
lazos comerciales con Constantinopla y otras ciudades
del imperio romano de Oriente. Los venecianos
pudieron de esta forma beneficiarse tanto de los
conocimientos de los griegos residentes en ella como de
la experiencia práctica de los pilotos náuticos y otros
especialistas de la misma nacionalidad. Tales ejemplos
evidencian que las ciudades-estado italianas no fueron
meramente creaciones locales, sino más bien producto
de un gran número fuerzas culturales diversas.
Cerca ya de finales del siglo XI, muchas ciudades
europeas lograron alcanzar un cierto grado de
independencia con respecto a los soberanos de los
29
principados y pequeños reinos que las rodeaban.
Especialmente en el norte de Italia las comunidades
urbanas llegaron a disfrutar de una autonomía política
considerable. Este nuevo régimen suscitó un ambiente
más favorable si cabe al comercio, alentando también
el desarrollo de instituciones urbanas tales como los
gremios de artesanos. El modelo europeo es muy
diferente del que se dio en la mayor parte de Asia (en
India y China, por ejemplo), en donde la ciudad nunca
fue capaz de alcanzar un cierto nivel de autonomía
dentro de la más amplia estructura política en la que se
hallaba integrada. Al mismo tiempo, el grado de
autogobierno de que disfrutaban las ciudades
europeas medievales ha sido recurrentemente
sobrestimado; hacia el final de la Edad Media la
autonomía ciudadana había entrado ya en su fase de
extinción. Es, por tanto, evidente que la autonomía
política de las ciudades medievales sólo tuvo una
relación indirecta con la evolución posterior de la
ciudad industrial.
Fue precisamente la revolución industrial la que
realmente suscitó cambios profundos en la vida urbana.
En algunas naciones actuales, como observa Kingsley
Davis en la primera de sus introducciones, la inmensa
mayoría de la población vive en ciudades. En el Reino
Unido, casi el 80 por 100 de la población es urbana, y
esta proporción se acerca al 70 por 100 en los Estados
Unidos. Compárese esta situación con la existente en el
mundo civilizado preindustrial, en el cual sólo habitaba
en las ciudades una reducida minoría socialmente
dominante. La revolución industrial ha producido
también cambios fundamentales en la geografía y
organización social de la ciudad; la ciudad industrial se
caracteriza por una mayor fluidez en el sistema de
clases, la aparición de la educación popular y de los
medios de comunicación de masas, así como por el
desplazamiento de parte de la élite desde el centro a
la periferia urbana.
30
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Pese a que no existen aún datos suficientes sobre la
aparición de la ciudad industrial –acontecimiento que
puede fecharse entre 1750 y 1850–; y aunque los
especialistas no están todavía de acuerdo sobre
determinadas etapas del proceso, las principales fuerzas que actuaron en los dos o tres siglos anteriores a la
ciudad industrial pueden percibirse con claridad.
Contemplados a la luz de la era urbana preindustrial
en Europa, dos factores se destacan nítidamente: la
expansión del poderío europeo sobre otros continentes
y el desarrollo de una tecnología basada en fuentes de
energía inanimadas. La extensión del comercio y de las
exploraciones de los europeos (que culminaría más
tarde en el colonialismo) no sólo potenciaron el
crecimiento de ciudades en Asia, en América, e incluso
en partes del África no urbana, sino que contribuyeron
a elevar el nivel de vida de los europeos e hicieron
posible el mantenimiento de un creciente contingente de
especialistas.
Entre ellos destacan los miembros de una nueva
profesión: los científicos.
La apertura y expansión hacia el exterior ayudó a
hacer tambalearse la visión global del mundo que
sustentaban los eruditos europeos, que ahora se veían
obligados a enfrentarse con ideas y costumbres muy
distintas. Los descubrimientos relatados por los
exploradores europeos de lejanos países añadieron así
un ímpetu renovado al progreso de las ciencias.
Los conocimientos alcanzados mediante la aplicación
del método científico fueron el principal factor en la
génesis de la ciudad moderna. Este enfoque
experimental ha permitido al hombre un grado de
control sobre las fuerzas de la naturaleza que no
podía soñarse en la era preindustrial. Si bien es cierto
que durante el transcurso de varios milenios la élite
culta de las ciudades preindustriales realizó aportes
sustanciales al acervo del saber humano en el campo
de la medicina, de la astronomía y de las matemáticas,
tales eruditos solían menospreciar las actividades
mundanas y evitaban el contacto con quienes se
dedicaban a actividades de índole práctica. La
consecuencia de esta actitud es que las teorías de los
estudiosos rara vez se ensayaban y aplicaban en la
vida cotidiana. Además, conforme al pensamiento
religioso predominante, el hombre no debía inmiscuirse
en el orden natural ni intentar controlarlo, tanto en lo
que se refiere a su aspecto físico como en lo que toca a
su estructura social. Por ejemplo, los médicos de las
ciudades griegas y romanas no llegaron nunca a
realizar la disección de cadáveres; en Europa hay que
esperar al siglo XVI para que Andreas Vesalius utilice
en Bruselas los descubrimientos anatómicos realizados
por medio de la disección para revisar las doctrinas
médicas tradicionales.
En el campo de la ingeniería, la mayor parte de los
progresos realizados con anterioridad al siglo XVII
fueron obra de artesanos que procedían generalmente
por tanteos. Con el desarrollo del método
experimental, sin embargo, los conocimientos teóricos
de la élite se conjugaron con los conocimientos prácticos
de artesanos, cirujanos, barberos y otros especialistas;
el resultado de ello fue una tremenda explosión de la
ciencia, acompañada de una revisión radical del
método científico que ha recibido el nombre de
revolución científica y que constituyó la base de la
revolución industrial y la de la ciudad industrial que
surgió con ella.
No es en modo alguno fortuito que fuese en Inglaterra
donde apareciesen las primeras ciudades industriales:
la estructura social inglesa estaba exenta de la rigidez
que caracterizaba a la mayor parte de Europa y al
resto del mundo civilizado. La tradición puritana inglesa
—un sistema ético que favorece el utilitarismo y el
empirismo— jugó un papel importante en la
modificación de los conceptos tradicionales relativos al
lugar que el hombre ocupa en la naturaleza. En
Inglaterra los eruditos y estudiosos podían entrar en
contacto con los artesanos con mucha mayor facilidad
que en ninguna otra parte de Europa.
La llegada del industrialismo trajo consigo grandes
progresos en el campo de la fabricación de los aperos
IHAUB. FAUD. UNC 2011
agrícolas, en las técnicas de cultivo y conservación de
alimentos, y en la esfera de las comunicaciones y el
transporte. La mejora de los abastecimientos de agua y
el empleo de métodos de alcantarillado más eficaces
permitieron una mayor concentración demográfica en
las ciudades. Quizá el invento clave fue la máquina de
vapor, que constituyó una fuente de energía mucho más
generosa que las anteriores. Si exceptuamos la fuerza
del agua y la del viento, el hombre no disponía antes
de más recursos energéticos que sus propias fuerzas y
las de las bestias de labor. En el tiempo que nos ocupa
comenzó a tomar cuerpo el sistema de fábricas, que
suponía la producción masiva de bienes y la
mecanización de actividades. Con él surgió un nuevo
tipo de estructura profesional, dependiente de conocimientos muy especializados y que sólo funciona
eficazmente cuando las actividades de las profesiones
que la integran están debidamente sincronizadas. Este
proceso de industrialización no sólo ha continuado sin
desmayo hasta la fecha, sino que de hecho se ha acelerado con la introducción de la automatización.
La evolución de la ciudad industrial no ha reportado
sólo consecuencias positivas. Los historiadores han
llenado miles de páginas con la polémica en torno a si
la nueva clase obrera (incluyendo en ella a muchos
inmigrantes procedentes del campo) ha resultado o no
beneficiada, tanto en el aspecto económico como en el
social, por la destrucción de los antiguos sistemas
sociales que han sido completamente barridos por la
industrialización. Actualmente, a medida que ésta
continúa extendiéndose inexorablemente sobre todo el
planeta, su existencia sigue creando problemas
sociales. Muchas ciudades tradicionales supervivientes
ponen de manifiesto de múltiples maneras el conflicto
entre su pasado preindustrial y su futuro industrial. Sin
embargo, la tendencia es meridiana: de no producirse
una guerra nuclear, la ciudad industrial se convertirá en
la forma urbana dominante en todo el mundo,
sustituyendo definitivamente a la ciudad preindustrial
que constituyó la primera creación urbana del hombre.
31
32
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Gordon Childe
La revolución urbana
El concepto de “ciudad" es especialmente difícil de
definir. El objetivo del actual ensayo es presentar la
ciudad históricamente –o mejor dicho prehistóricamente
como el resultado y el símbolo de una " revolución "
que inició una nueva etapa económica en la evolución
de la sociedad. La palabra revolución no se debe por
supuesto tomar como denotar una catástrofe violenta
repentina; aquí se utiliza para denotar la culminación
de un cambio progresivo en la estructura económica y
la organización social de las comunidades que
causaron, o fue acompañada por, un aumento
dramático en la población afectada, un aumento que
aparecería como una fuerte curva en un gráfico de la
población para algún caso en que hubieran datos
disponibles. Una curva tal es observable a la hora de
la revolución industrial en Inglaterra. Aunque son no
demostrables estadísticamente, cambios comparables
en la tendencia de la curva deben haber ocurrido en
dos puntos anteriores en la historia demográfica de
Gran Bretaña y de otras regiones. Aunque quizás
menos agudos y menos durables, éstos deben indicar
también cambios igualmente revolucionarios en
economía. Pueden entonces ser observados además
como transiciones entre etapas en el desarrollo
económico y social.
Los sociólogos y etnógrafos del siglo pasado
clasificaron a las sociedades pre-industriales existentes
en una jerarquía de tres etapas evolutivas,
respectivamente "Salvajismo", "Barbarie " y
"Civilización." Definidos por criterios convenientemente
seleccionados, la jerarquía lógica de etapas se puede
transformar en una secuencia temporal de edades,
demostrada arqueológicamente en la misma secuencia
donde quiera que ocurran. Salvajismo y Barbarie son
IHAUB. FAUD. UNC 2011
reconocidos convenientemente y definidos
apropiadamente por los métodos adoptados para
procurarse alimentos. Los salvajes viven exclusivamente
de alimento silvestre obtenido por recolección, caza o
pesca. Los bárbaros, por el contrario, complementan estos
recursos silvestres cultivando las plantas comestibles y –en
el Viejo Mundo al norte del trópico– también criando los
animales para alimentarse.
A través del período Pleistoceno –la edad paleolítica de
los arqueólogos– todas las sociedades humanas
conocidas eran salvajes en el sentido precedente, y
algunas tribus salvajes han sobrevivido en regiones
apartadas hasta hoy. La barbarie en el registro
arqueológico comenzó hace menos de diez mil años con
la edad neolítica de arqueólogos. Representa así una
etapa más tardía, así como más compleja, que el
salvajismo. La etapa de civilización no se puede definir
en términos tan simples. Etimológicamente la palabra está
conectada con la "ciudad", y de hecho la vida en
ciudades comienza en esta etapa. Pero la "ciudad " es en
sí mismo ambiguo y los arqueólogos prefieren utilizar la
"escritura " como criterio de la civilización; debe ser
fácilmente reconocible y demuestra ser un índice
confiable a características más profundas. Notan, sin
embargo, que decir una población pasa a ser civilizada o
que sabe leer y escribir, no implica que todos sus
miembros puedan leer y escribir, ni que vivieron todos en
ciudades. No hay caso registrado de una comunidad de
salvajes que se civilizan, adoptando vida urbana o
inventando una escritura. Donde quiera que se hayan
construido ciudades, las aldeas de los agricultores
analfabetos existieron previamente (excepto quizás
donde una gente ya civilizada ha colonizado zonas
deshabitadas). Así, la civilización, donde quiera y siempre
que se presentara, sucedió a la barbarie.
33
Gordon Childe.. V. 1950.
The Urban Revolution
Town Planning Review, vol. 21, 1950, pp.
3-17.
© Town Planning Review.
El texto del presente ensayo se origina en el
Capítulo VII del libro Los orígenes de la
civilización
Título original Man Makes Himself. 1936.
Londres. Pitman Publishing.
Traducción castellana en Fondo de Cultura
económica de Argentina. 1990. Pág. 173218.
Es importante para el lector, considerar que
esta versión del texto es de 1950. Por lo
tanto encontrará aseveraciones que hoy
carecen de validez, como el hecho que para
entonces no se hubiera excavado ningún
centro urbano Maya. En efecto, los grandes
estudios de Baton Ramie, Tikal y Chichen Itzá
y Copán se harían a partir de los años 60.
La importancia del texto radica en la
introducción del concepto de Revolución,
aplicado al conjunto de cambios
interrelacionados que modifican radicalmente
las condiciones de vida en algunos períodos
históricos y prehistóricos.
Este concepto es luego utilizado y reafirmado
por muchos autores de reconocido prestigio
internacional.
Hemos visto que una revolución como la definimos aquí
se debe reflejar en la estadística de la población. En
el caso de la Revolución Urbana el aumento fue
considerado principalmente por la multiplicación de los
números de las personas que vivían juntos, es decir, en
una sola área urbanizada. Las primeras ciudades
representaron asentamientos de tamaños sin
precedentes hasta ese momento. Por supuesto no sólo el
tamaño constituyó su carácter distintivo. Encontraremos
que en relación a estándares modernos aparecían
ridículamente pequeñas y puede ser que
encontráramos aglomeraciones de población hoy, a las
cuáles no podría aplicarse la definición de ciudad.
Con todo, cierto tamaño del asentamiento y la
densidad de la población es una característica esencial
de la civilización.
Ahora la densidad de la población es determinada por
el suministro de alimentos que a su vez es limitado por
los recursos naturales, las técnicas para su explotación
y el medio de transporte y de preservación de
alimentos disponible. Estos factores han demostrado ser
variables en el curso de la historia humana, y la técnica
de obtener el alimento se ha utilizado ya para
distinguir las etapas consecutivas llamadas salvajismo y
barbarie. Bajo la economía de recolección del
salvajismo la población era siempre demasiado escasa.
En América aborigen la capacidad de carga [carrying
capacity] de la tierra normal no mejorada parece
haber sido entre .05 al .10 por milla cuadrada.
Solamente bajo condiciones excepcionalmente
favorables, las tribus pesqueras de la costa Noroeste
sobre el Pacífico logran densidades de más de un ser
humano por milla cuadrada. Por lo que podemos
conjeturar de los restos desaparecidos, las densidades
demográficas en Europa paleolítica y preneolítica eran
menos que el americano normal. Por otra parte tales
cazadores y colectores viven generalmente en
pequeñas bandas trashumantes. En el mejor de los
casos varias bandas pueden venir juntas por períodos
sumamente breves en ocasiones ceremoniales tales
34
IHAUB. FAUD. UNC 2011
como los "corroborrees" australianos. Solamente en
regiones excepcionalmente favorecidas pueden las tribus
pescadoras establecer asentamientos como aldeas.
Algunos asentamientos en las costas del Pacífico
abarcaron más o menos treinta casas substanciales y
durables, albergando a grupos de varios cientos de
personas. Pero incluso estas aldeas fueron ocupadas
solamente durante el invierno; para el resto del año sus
habitantes se dispersaron en grupos más pequeños. No se
ha encontrado nada comparable en épocas pre-neolíticas
en el Viejo Mundo.
La Revolución Neolítica permitió ciertamente el
crecimiento de la población y aumentó enormemente la
capacidad de carga de la tierra adecuada al cultivo. En
las islas del Pacífico las sociedades neolíticas tienen hoy
una densidad de 30 o más personas por milla cuadrada.
En Norteamérica precolombina, sin embargo, donde la
tierra no es restringida obviamente por mares
circundantes, la densidad máxima registrada es poco
menos que de 2 por milla cuadrada. Los agricultores del
Neolítico podrían vivir por supuesto, y ciertamente lo
hicieron, juntos en aldeas permanentes, aunque, debido a
la economía rural extravagante practicada las aldeas
tuvieron que ser cambiadas de lugar por lo menos cada
veinte años, a menos que los campos fueran irrigados.
Pero en conjunto el crecimiento de la población no fue
reflejado tanto en la ampliación de cada asentamiento
como en una multiplicación de asentamientos. En
etnografía las aldeas neolíticas pueden jactarse
solamente a algunos cientos habitantes (un par de
"pueblos" en Nuevo México albergan a unos mil
habitantes, pero quizás no pueden ser considerados como
del neolítico). En Europa prehistórica la aldea neolítica
más grande, hasta ahora, es Barkaer en Jutlandia,
abarcaba 52 viviendas pequeñas de un ambiente, pero
de 16 a 30 casas eran una figura más normal; el grupo
habitacional promedio en época neolítica será de 200 a
400 miembros.
Estas figuras bajas son por supuesto el resultado de
limitaciones técnicas. En ausencia de vehículos y de
caminos para el transporte de la abultada cosecha, las
poblaciones tuvieron que vivir a corta y fácil distancia
de los cultivos. Al mismo tiempo la economía rural
normal de la edad neolítica, que ahora se llama roza y
quema, condena a mucho más de mitad de la tierra de
cultivo a quedar en barbecho de modo que se requirió
áreas muy extensas. Tan pronto como la población de
un asentamiento superara el número que se podrían
sustentar de la tierra disponible, la población en
excedente tuvo que moverse y encontrar un nuevo
asentamiento.
La Revolución Neolítica tuvo otras consecuencias junto al
aumento de la población, y su explotación [de la
población] pudo al final ayudar al aumento del
excedente. La nueva economía permitía, y de hecho
requería, al agricultor producir cada año más alimento
que el necesario y guardarlo para mantenerse a él y
su familia viva. En otras palabras hizo posible la
producción regular de un excedente social. Debido al
bajo rendimiento de la técnica neolítica, el excedente
producido era insignificante al principio, pero podría
ser aumentado hasta que exigió una reorganización de
la sociedad.
Ahora en cualquier sociedad de la Edad de Piedra,
Paleolítico o Neolítico, salvaje o bárbaro, todos pueden
por lo menos en teoría fabricar las pocas herramientas
imprescindibles, los paños modestos y los ornamentos
simples que cada uno requiere. Pero cada miembro de
la comunidad local, no descalificado por edad, debe
contribuir activamente y personalmente al suministro de
alimentos comunal cazando, pescando, cultivando un
huerto o pastoreando. Mientras éste sistema perdura,
no puede haber especialistas a tiempo completo,
ninguna persona ni clase de personas que dependan
para su sustento del alimento producido por otros y
obtenido en el intercambio de mercancías materiales o
inmateriales o servicios.
Encontramos de hecho hoy en día entre los bárbaros de
la Edad de Piedra e incluso salvajes artesanos expertos
IHAUB. FAUD. UNC 2011
(por ejemplo picadores de pedernal entre los Ona de
Tierra del Fuego), hombres que claman ser expertos en
magia, e incluso jefes. En Europa Paleolítica también hay
cierta evidencia de magos e indicaciones de jefaturas en
épocas pre-neolíticas. Pero observando con cuidado
descubrimos que estos expertos no son hoy especialistas a
tiempo completo. El pica piedra del Ona debe pasar la
mayoría de tiempo cazando; él sólo agrega a su dieta y
a su prestigio haciendo puntas de flecha para clientes
que lo recompensan con dádivas. Igualmente, un jefe del
precolombino, aunque con derecho a los regalos
acostumbrados y a los servicios de sus seguidores, debe
sin embargo conducir personalmente expediciones de
caza y de pesca y podía mantener su autoridad
solamente por su industria y valor en estos eventos.
Ocurre lo mismo en sociedades bárbaras que todavía
están en la etapa neolítica, como la Polinesia donde la
industria en cultivar un huerto toma el lugar del valor en
la caza. La razón es que no habrá simplemente suficiente
alimento para subsistir a menos que cada miembro del
grupo contribuya a la producción. El excedente social no
es bastante grande para alimentar bocas ociosas.
La división social del trabajo, excepto esos rudimentos
impuestos por edad y el sexo, es así imposible. Por el
contrario, en la comunidad de empleo, la absorción común
en la obtención del alimento por los dispositivos similares
garantiza cierta solidaridad al grupo. Pues la
cooperación es esencial para asegurar el alimento y
abrigo y para la defensa contra enemigos, humanos y no
humanos. Esta identidad de intereses y de necesidades
económicas es repetida y magnificada por la identidad
de la lengua, de costumbres y de creencias; una rígida
conformidad se hace cumplir con tanta eficacia como el
empeño en la búsqueda común de alimento. Pero
conformidad y cooperación industriosa no necesitan de la
organización del estado para mantenerlos. El grupo local
consiste generalmente en un solo clan (las personas que
creen descender de un antepasado común y que han
obtenido un reclamo místico a tal descendencia por
adopción ceremonial) o un grupo de clanes relacionados
35
Excedente social
por matrimonio común entre ellos. Y el sentimiento del
parentesco es reforzado o suplido por ritos comunes
concentrados en cierto altar ancestral o lugar sagrado.
La arqueología no puede proporcionar ninguna
evidencia para la organización del parentesco, pero
los altares ocuparon el lugar central en aldeas de
Mesopotamia antes de la escritura, y el túmulo
alargado, una tumba colectiva que domina el sitio
presumido de la mayoría de las aldeas neolíticas en
Gran Bretaña, puede haber sido también el altar
ancestral en el cual convergieron las emociones y las
actividades ceremoniales de los aldeanos del pueblo.
Sin embargo, la solidaridad así idealizada y
simbolizada concretamente, realmente se basa en los
mismos principios que el de una jauría de lobos o de
una manada de ovejas; Durkheim la ha llamó
"mecánica."
Ahora entre algunos bárbaros avanzados (por ejemplo
los tatuadores o talladores de madera entre los maorí)
todavía con tecnología neolítica encontramos artesanos
expertos con tendencia hacia el estatus de
profesionales a tiempo completo, pero solamente al
costo de apartarse de la comunidad local. Si ninguna
aldea puede producir excedente bastante grande
para alimentar a un especialista a tiempo completo
todo el año, cada uno debe producir suficiente para
mantenerlo una semana o más. Viajando de aldea a
aldea un experto pudo haber vivido enteramente de
sus trabajos. Tales artesanos itinerantes perderían su
calidad de miembros del grupo de parentesco
sedentario. Podrían acabar formando una organización
análoga propia – un clan de artesanos, que, si se
mantiene hereditario, puede convertirse en una casta,
o, si recluta sus miembros principalmente por adopción
(el aprendizaje en la antigüedad y de la Edad Media
era apenas adopción temporal), puede convertirse en
un gremio. Pero tales especialistas, por la emancipación
de los lazos de parentesco, también han perdido la
protección de la organización del parentesco que
solamente durante la Barbarie, garantizaba a sus
36
IHAUB. FAUD. UNC 2011
miembros seguridad de persona y de propiedad. La
sociedad debe reorganizarse para acomodarles y para
protegerles.
En prehistoria la especialización del trabajo comenzó
probablemente con los expertos ambulantes similares. La
prueba arqueológica es difícil de esperar, pero en
etnografía los metalurgos son especialistas casi siempre a
tiempo completo. Y en Europa al principio de la Edad de
Bronce el metal parece haber sido trabajado y
abastecido por herreros ambulantes que parecen haber
funcionado como latoneros chapuceros y otros ambulantes
de épocas mucho más recientes. Aunque no hay tal
evidencia positiva, igual sucedió probablemente en Asia
al principio de la metalurgia. Debe por supuesto haber
habido además otros artesanos especialistas que, como el
ejemplo de Polinesia advierte, los arqueólogos no
podrían reconocer porque trabajaron en materiales
perecederos. Un resultado de la Revolución Urbana será
rescatar a tales especialistas del nomadismo y
garantizarles seguridad en una nueva organización
social.
Hace aproximadamente 5.000 años el cultivo por
irrigación (combinada con ganadería y pesca) en los
valles del Nilo, del Tigris Euphrates y el Indus había
comenzado a rendir un excedente social, bastante
grande para apoyar a un número de especialistas
residentes que fueron exentos de la producción de
alimentos. Transporte por ríos, suplido en Mesopotamia y
el valle del Indus por los vehículos con ruedas y aún en
Egipto por los animales de carga, hizo fácil de recolectar
alimentos en algunos centros. Al mismo tiempo la
dependencia del agua de río para la irrigación de los
cultivos restringió las áreas cultivables mientras que la
necesidad de canalizar las aguas y de proteger
viviendas contra las inundaciones anuales impulsó la
agregación de la población. Así surgieron las primeras
ciudades – unidades del asentamiento diez veces más
grandes que cualquier aldea neolítica conocida. Puede
ser propuesto que todas las ciudades en el Viejo Mundo
son vástagos de las de Egipto, de Mesopotamia y de la
cuenca del Indus. Este último no necesita ser considerado
si se usa una definición mínima de civilización. Debe ser
deducida de una comparación de sus manifestaciones
independientes.
Pero unos tres milenios más tarde surgieron las
ciudades en América Central, y es imposible probar
que los Maya debieron cualquiera de sus avances
directamente a las civilizaciones urbanas del Viejo
Mundo. Sus logros deben por lo tanto ser considerados
en nuestra comparación, y su inclusión complica
seriamente la tarea de definir las condiciones previas
esenciales para la Revolución Urbana. En el Viejo
Mundo la economía rural que rindió el excedente se
basó en el cultivo de cereales combinados con
ganadería. Pero esta economía había sido hecha más
eficiente como resultado de la adopción de la
irrigación (que permite el cultivo sin períodos
prolongados del barbecho) y de importantes
invenciones y descubrimientos – metalurgia, el arado, el
barco a vela y la rueda. Los Maya no conocían ninguno
de estos dispositivos; no criaron ningún animal para
leche o carne; aunque cultivaron el maíz, utilizaron la
misma técnica de roza y quema que los agricultores
Neolíticos en Europa prehistórica o en las islas del
Pacífico de hoy. Por lo tanto la definición mínima de
una ciudad, el factor común más grande al Viejo y
Nuevo Mundo, será reducida substancialmente y
empobrecida por la inclusión de los Maya. Sin
embargo, diez criterios algo abstractos, todos
deducibles de los datos arqueológicos, sirven para
distinguir incluso las ciudades más tempranas de
cualquier aldea más antigua o contemporánea.
Respecto al tamaño las primeras ciudades deben haber
sido más extensas y pobladas más densamente que
cualquier asentamiento anterior, aunque
considerablemente más pequeñas que muchas aldeas
de hoy. Es de hecho solamente en Mesopotamia y la
India que las primeras poblaciones urbanas pueden ser
estimadas con alguna confianza o precisión. Allí las
excavaciones han sido suficientemente extensas e
intensivas para revelar el área total y la densidad de
la construcción en barrios muestreados y en ambos
IHAUB. FAUD. UNC 2011
respectos han revelado correlación con ciudades
orientales menos industrializadas de hoy. La población de
las ciudades sumerias, así calculada, era entre 7.000 y
20.000; Harappa y Mohenjo–Daro en el valle del Indus
deben haberse aproximado a la cifra más elevada.
Podemos solamente deducir que las ciudades egipcias y
maya eran de magnitud comparable por la escala de
trabajos públicos, ejecutada probablemente por las
poblaciones urbanas.
En la composición y función la población urbana se
diferenció pronto de la de cualquier aldea. La mayoría
de los ciudadanos seguían siendo campesinos, cosechando
las tierras y las aguas adyacentes a la ciudad. Pero
todas las ciudades deben haber albergado además las
clases que no se procuraban su propio alimento por la
agricultura, ganadería, pesca o recolección: los
especialistas artesanos, los trabajadores del transporte,
los comerciantes, los funcionarios y los sacerdotes, todos a
tiempo completo. Todo ellos eran por supuesto
mantenidos por el excedente producido por los
campesinos que vivían en la ciudad y en aldeas
dependientes, pero no se aseguraban su parte
intercambiando directamente sus productos o servicios por
granos o pescado con campesinos individuales. Cada
productor primario pagó sobre el minúsculo excedente
que podía producir del suelo con sus herramientas muy
limitadas un diezmo o impuesto a una deidad imaginaria
o a un rey divino que acumulaba así el excedente.
Sin esta acumulación, debido a la baja productividad de
la economía rural, no habría capital eficaz disponible.
Edificios públicos verdaderamente monumentales no sólo
distinguían cada ciudad de cualquier aldea sino que
también simbolizaban la concentración del excedente
social. Cada ciudad sumeria era desde el principio,
dominada por uno o más templos majestuosos. Situada en
un lugar central se ubicó una plataforma del ladrillo
levantada más alta que las viviendas circundantes, y
conectada generalmente con una montaña artificial, la
torre o el ziggurat. Pero unidos a los templos, estaban los
talleres y los almacenes, y una dependencia importante
37
de cada templo principal era un gran granero.
Harappa, en la cuenca del Indus, fue dominado por
una ciudadela artificial, ceñido con un terraplén masivo
de ladrillos cocidos en horno, conteniendo
probablemente un palacio y dominando un enorme
granero y los cuarteles de artesanos. No se ha
excavado ningún templo ni palacio temprano en Egipto,
pero el valle del Nilo estuvo dominado por las tumbas
gigantescas de los faraones divinos mientras que los
registros administrativos mencionan la existencia de
graneros reales. Finalmente las ciudades Maya se
conocen casi exclusivamente a partir de los templos y
por las pirámides de piedra esculpida que las
dominaron.
Por lo tanto en Sumer el excedente social era de hecho
concentrado primero en manos de un dios y
almacenado en su granero. Esto era probablemente
igual en América Central mientras que en Egipto el
faraón (rey) era sí mismo un dios. Pero por supuesto las
deidades imaginarias fueron servidas por los
sacerdotes quienes, además de ritos elaborados y a
menudo sanguinarios de la celebración en su honor,
administraron las propiedades terrenales de sus amos
divinos. En Sumer de hecho el dios muy pronto, si no
incluso antes de la revolución, compartió su abundancia
y energía con un virrey mortal, el "Rey de la Ciudad"
quién actuaba como gobernante civil y líder en la
guerra. El faraón divino fue asistido naturalmente por
una amplia jerarquía de funcionarios.
Todos aquellos no implicados en la producción de
alimentos fueron por supuesto mantenidos en primera
instancia por el excedente acumulado en el templo o
graneros reales y eran así dependientes del templo o
corte. Pero naturalmente los sacerdotes, los líderes
civiles y militares y los funcionarios absorbieron una
parte importante del excedente acumulado y formaron
así una " clase gobernante". Al contrario de un mago
del Paleolítico o de un jefe del Neolítico, estaban, tal
como lo dijo un escriba egipcio, "exento de toda tarea
manual." Por otra parte, las clases más bajas tenían
garantizadas solamente paz y seguridad, pero fueron
38
IHAUB. FAUD. UNC 2011
relevadas de tareas intelectuales que muchos hallaban
más molestas que cualquier trabajo físico. Además de
tranquilizar las masas asegurando que el sol iba a
amanecer el día siguiente y el río inundaría otra vez el
año próximo (la gente que no tiene cinco mil años de
experiencia de observar fenómenos naturales realmente
se preocupa de tales asuntos), las clases gobernantes
confirieron beneficios substanciales a sus sujetos en temas
de planeamiento y de organización.
Estas sociedades estaban forzadas a inventar sistemas de
registro y ciencias exactas, pero eminentemente prácticas.
La mera administración de los extensos tributos de un
templo sumerio o de un faraón egipcio por una vitalicia
corporación de sacerdotes o de funcionarios obligó a sus
miembros a idear los métodos convencionales de registro
que debían ser inteligibles a todos sus colegas y
sucesores, es decir, inventar sistemas de la escritura y de
numeración. La escritura es así una significativa, así como
un conveniente, marca de la civilización.
Pero mientras que la escritura es un rasgo común a
Egipto, a Mesopotamia, al valle del Indus y a América
Central, los caracteres mismos eran diferentes en cada
región así como lo eran los materiales normales de la
escritura – papiro en Egipto, arcilla en Mesopotamia.
Los sellos o estelas grabados que proporcionan la única
amplia evidencia para la escritura temprana del Indus y
Maya, representan más que los vehículos normales para
la escritura que los documentos comparables Egipto y de
Sumer.
La invención de la escritura – o más bien las invenciones
de escrituras – proveyó el tiempo libre a funcionarios
para proceder a la elaboración de las ciencias exactas y
proféticas – aritmética, geometría y astronomía.
Obviamente beneficioso y atestiguado explícitamente por
los documentos egipcios y Maya era la determinación
correcta del año tropical y de la creación de un
calendario. Estos permitieron a los gobernantes regular
con éxito el ciclo de operaciones agrícolas. Pero una vez
más los calendarios egipcio, Maya y babilónicos eran tan
diferentes como algunos sistemas basados en una sola
unidad natural podrían ser. Las ciencias del calendario
y matemáticas son características comunes de las
civilizaciones más tempranas y son también el corolario
del criterio de los arqueólogos, la escritura.
Otros especialistas, apoyados por el excedente social
acumulado, dieron una nueva dirección a la expresión
artística. Los salvajes incluso en época Paleolítica
habían intentado, a veces con éxito asombroso,
representar animales e incluso a hombres como los
vieron –concreta y naturalmente–. Los agricultores
neolíticos nunca hicieron eso; intentaron apenas siempre
representar objetos naturales, pero prefirieron
simbolizarlos por los patrones geométricos abstractos
que en la mayoría pueden sugerir por algunos rasgos
un hombre o una bestia o una planta fantástica. Pero
los artistas-artesanos egipcios, sumerios, del Indus y
Maya –los escultores, los pintores, o grabadores de
sellos a tiempo completo– comenzaron una vez más a
tallar, a modelar o a dibujar semejanzas de personas o
de cosas, pero no más con el naturalismo primitivo del
cazador, pero con estilos conceptuados y sofisticados
diferentes en cada uno de los cuatro centros urbanos.
Otra parte del excedente social concentrado fue
utilizada para pagar la importación de materias
primas, necesitadas por la industria o el culto y no
disponible localmente. Rutas de intercambio "foráneo"
regulares sobre distancias muy largas eran una
característica de todas las civilizaciones tempranas y,
aunque común entre bárbaros más tarde, no se
atestiguan ciertamente en el Viejo Mundo antes de
3.000 a.C. ni en el Nuevo Mundo antes del "imperio"
Maya. Las rutas de comercio regulares se extendieron
desde Egipto por lo menos hasta Biblos en la costa
Siria mientras que Mesopotamia fue conectada por
comercio con el valle del Indus. Mientras que los objetos
del comercio internacional eran al principio objetos de
"lujo", incluyeron ya materias primas industriales, en el
Viejo Mundo metal mientras que el Nuevo Mundo era
obsidiana. A este grado las primeras ciudades eran
dependientes para sus materias primas en el comercio
IHAUB. FAUD. UNC 2011
a larga distancia, como la aldea neolítica nuca lo fue.
Así en la ciudad, los artesanos especialistas eran provistos
de las materias primas necesarias para el empleo de sus
habilidades y también garantizaron seguridad en una
organización del estado basada ahora en residencia más
que en parentesco. Ser itinerante no era más obligatorio.
La ciudad era una comunidad a la cual un artesano
podría pertenecer política así como económicamente.
Sin embargo, para reciprocar la seguridad llegaron a ser
dependientes en el templo o la corte y fueron relegados
a las clases más bajas. Las masas campesinas ganaron
incluso menos ventajas materiales; en Egipto, por ejemplo,
el metal no substituyó la vieja piedra y las herramientas
de madera para el trabajo agrícola. Pero, quizás
imperfectamente, incluso las comunidades urbanas más
tempranas deben haberse ligadas por una clase de
solidaridad que no existía en cualquier aldea neolítica.
Los campesinos, los artesanos, los sacerdotes y los
gobernantes forman a una comunidad, no solamente por
causa de la identidad de la lengua y de la creencia,
pero también porque cada uno realiza funciones
mutuamente complementaria, necesaria para el bienestar
(según lo redefinido bajo civilización) del conjunto.
De hecho las ciudades más tempranas ilustran una
primera aproximación a una solidaridad orgánica
basada sobre una complementariedad funcional y la
interdependencia entre todos sus miembros como ocurre
entre las células constitutivas de un organismo. Por
supuesto esto es solamente una aproximación muy
distante. No obstante la necesaria acumulación del
excedente dependía realmente de las fuerzas de la
producción existentes, aparecía un conflicto incipiente de
los intereses económicos entre la pequeña clase
gobernante, que anexó la mayoría del excedente social,
y la mayoría extensa que fue dejada con lo mínimo
necesario para subsistir y fue excluida de las ventajas
espirituales de la civilización. Así la solidaridad tenía
todavía que ser mantenida por los dispositivos
ideológicos apropiados a la solidaridad mecánica de la
Barbarie según lo expresado en la preeminencia del
39
templo o del altar sepulcral, y ahora suplida por la
fuerza de la nueva organización del estado. No había
lugar para escépticos o sectarios en las ciudades
tempranas.
Estos diez rasgos agotan los factores comunes a las
ciudades tempranas que la arqueología puede
detectar, ayudada en el mejor de los casos por fuentes
escritas fragmentarias y a menudo ambiguas. Ningún
elemento específico de planeamiento urbano, por
ejemplo, puede ser probado como característica de
estas ciudades; porque por un lado las ciudades
egipcias y Maya todavía no se han excavado; por otro
lado, las otras aldeas neolíticas fueron a menudo
amuralladas; un sistema elaborado de alcantarillas
drenó la aldea de Orcadian de Skara Brae; casas de
dos pisos fueron construidos en pueblos de
precolombinos, etc.
Los factores comunes son bastante abstractos.
Concretamente, las civilizaciones egipcia, sumeria, del
Indus y Maya eran tan diferentes como los planes de
sus templos, los caracteres de sus escrituras y de sus
convenciones artísticas. En vista de esta divergencia y
porque no hay hasta ahora evidencia para una
prioridad temporal de un centro del Viejo Mundo (por
ejemplo, Egipto) sobre el resto ni para contactos entre
América Central y ningún otro centro urbano, las cuatro
revoluciones apenas consideradas pueden considerarse
como mutuamente independientes. Por el contrario,
todas las civilizaciones más tardías en el Viejo Mundo
se pueden ver como descendientes lineales de las de
40
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Egipto, de Mesopotamia o del Indus.
Pero éste no era un caso reproducir organizaciones
similares. Las civilizaciones marítimas de la Edad de
Bronce de Creta o Grecia clásica por ejemplo, por no
decir nada de la nuestra, se diferencian más de sus
supuestos antepasados que entre ellas mismas. Pero las
revoluciones urbanas que les dieron nacimiento no
empezaron de la nada. Podrían haber tomado y
seguramente lo hicieron de los avances y progresos
acumulados en los tres centros primarios.
Eso es lo más obvio del caso del bagaje cultural. Hoy
seguimos usando el calendario de los egipcios y las
divisiones del día y la hora sumerias. Nuestros
antepasados europeos no tuvieron que inventar ellos
mismos estas divisiones del tiempo ni repetir las
observaciones en las cuales se basan; simplemente los
tomaron y mejoraron sólo un poco los sistemas
elaborados hace 5.000 años Pero lo mismo puede ser
cierto también del bagaje material. Los egipcios, los
sumerios y la gente de Indus habían acumulado reservas
extensas de excedentes de alimento. Al mismo tiempo
tuvieron que importar las materias primas necesarias del
extranjero, como metales y madera de construcción así
como objetos suntuarios o de "lujo". Las comunidades que
controlaban estos recursos naturales podían reclamar una
tajada del excedente urbano. Podían utilizarlo como el
capital para apoyar a especialistas a tiempo completo,
artesanos o gobernantes, hasta que los logros de estos
últimos en tecnología y organización hubieran enriquecido
tanto las economías bárbaras que les permitiría a su vez
producir también un excedente substancial.
Arq. Rafael E. J. Iglesia
El legado griego
1. CULTURA GRIEGA Y ADAPTACIÓN DEL ESPACIO
El contenido de este estudio se desarrolla alrededor de
los siglos "clásicos" de la Grecia antigua, los siglos V y
IV a.C.: y esta preferencia se debe a que en ellos se
define, aunque no culmina, un proyecto cultural que los
helenos elaboraron y probaron desde los tiempos
heroicos que Homero cantara. Es en los tiempos de
Pericles luego de la derrota persa y con la instauración
de un gobierno democrático, cuando la estructurada
cultura griega aparece definida claramente. Sus
elementos se destacan lo suficiente como para
identificarlos con precisión y sus relaciones recíprocas
aparecen claras y definidas. La organización social y
económica, el sistema de gobierno y una axiología
integrada por principios religiosos, filosóficos y
precientíficos configuran un todo cultural tan
deslumbrante que muchos de sus rasgos y pautas no
sólo influyeron decisivamente en el desarrollo histórico
de nuestra sociedad sino que continúan vigentes aún en
nuestros días. Esta ''unidad histórica" mantiene por lo
menos durante tres siglos (V, IV y III a.C.), antes, todo
aparece como preparación agitada y llena de
expectativas, después, bajo el impulso imperial
macedónico y romano, todo es consumación, en algunos
casos, como el de la democracia, colapsó; pero en lo
fundamental es desarrollo, desenvolvimiento y cambio
de lo que maduró previamente.
Este fenómeno fue reconocido por sus propios protagonistas y más precisamente por los atenienses. Péneles
pudo decir que Atenas era la Hélade de la Hélade y
este juicio fue compartido aún por los enemigos de la
entonces orgullosa ciudad madre de los jonios.
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Las necesidades espaciales de esta cultura se definen
también con precisión, Pericles utiliza, contra la opinión
de muchos de sus conciudadanos y sin el consentimiento
de sus aliados, el tesoro de la Liga marítima délicoática para construir los templos del Acrópolis ateniense,
justificando su actitud en la preeminencia ejemplar de
Atenas y en la necesidad de un signo espacial que
exponga a todos la excelencia del patrimonio cultural
griego. Este gesto define con claridad la actitud griega
frente al hábitat artificial: todo esfuerzo de adaptación
del espacio natural a las actividades humanas está
dirigido a mantener y engrandecer la polis. La
administración del espacio habitable es
primordialmente, una cuestión política en el sentido más
original de la palabra. No encontraremos entonces
sofisticadas adaptaciones del espacio habitable. Desde
el pasado tribal, la austeridad fue la característica más
sobresaliente de la griega sobre su hábitat, ejemplo
exaltado lo da Esparta; y esta actitud se mantiene
hasta la dominación macedónica.
2. LA POLIS
"La civilización de los fenicios no fue más allá de los
comienzos de la ciudad-estado. La perfección de la
ciudad-estado sagrada, la polis, la lograron dos grandes pueblos del mundo clásico, los griegos y los romanos. Y esta perfección de la polis significa mucho
más; antes que nada significa el establecimiento de una
ciudad auténtica, y después el de un verdadero estado.
Significa el principio de la democracia, la primera
forma de autonomía de un pueblo libre consciente de
sí. Conduce al conocimiento de sí mismo de parte del
41
Iglesia, Rafael E. J.
Coordinador
El Legado Griego
Espacios. Colección historia
Espacio Editora. Bs. As.1979
Esquema de la ciudad de Atenas: 1. Vía
panatenaica. 2. Ágora. 3. Acrópolis. 4. Areópago.
5. Pnix. 6. Teatro de Dionisio
ser humano; esto supone el concepto del individuo, y
junto con él, el concepto de la humanidad unificada".
(KAHLER, 77).
Esta ferviente adhesión a la ciudad-estado que los
griegos llamaron "polis" es compartida por la mayoría
de los estudiosos. Sin embargo, las evidencias
aconsejan algunas limitaciones en los desbordes de
admiración. Primero, la polis permitió el desarrollo de
la democracia, pero con características diferentes a las
que el mundo moderno busca en la democracia actual;
segundo,
"La Atenas del siglo V nos provee el primer ejemplo
adecuadamente documentado de un gobierno popular,
(pero) su carácter popular no debe ser exagerado. En
primer lugar, las mujeres no tuvieron lugar en la vida
pública. Las viudas de los ciudadanos estaban casi tan
completamente recluidas como las mujeres lo están en
los países islámicos; y frente a la ley estaban en una
posición peor que la de sus hermanas de Asiria y de
Babilonia. Segundo, la ciudadanía era un privilegio
hereditario del cual estaban rigurosamente excluidos
los residentes extranjeros. Aunque en la estimación de
Comme estos totalizaban un décimo de la población y
constituían la mayoría de los artesanos y
manufactureros. Finalmente, la industria estaba basada
en la esclavitud; aun el pequeño granjero tenía
generalmente un esclavo o dos, y la mayoría de los
obreros de las minas y de las fábricas y hasta los
policías eran esclavos. Aunque los ciudadanos trabajaban en las granjas, desempeñaban oficios, tomaban
pequeños contratos de obras públicas o trabajaban
como asalariados de otros ciudadanos, y aún lo hacían
en las minas, su ocio para la política y la cultura estaba
asegurado principalmente a costa de sus mujeres, los
extranjeros sin participación en el gobierno y los
esclavos que no tenían ningún tipo de derecho".
(CHILDE, 207).
No podemos olvidar pues, aún dentro de la admiración
que la cultura griega se merece, que parte de la
admiración por la polis está basada en una fantasía
42
IHAUB. FAUD. UNC 2011
nacida de las expectativas puestas en la democracia
moderna.
". . .el pueblo ateniense fue en un sentido solamente
una clase dirigente excepcionalmente extensa y
diversificada. La apariencia de democracia económica
se logró no tanto por una distribución equitativa de la
riqueza que produjo, sino utilizando procedimientos de
explotación para mitigar la pobreza de sus secciones
pobres. Cuando el abastecimiento exterior se terminó
por la pérdida del imperio, el conflicto entre pobres y
ricos se expresó nuevamente en violencia. En lo que
siguió Atenas perdió su completa autonomía y retornó
a una oligarquía moderada con apoyo extranjero. . ."
(CHILDE, 207).
La polis fue una organización distinta a la de las
sociedades urbanas orientales, cuya función principal
era la administración religiosa y monárquica de un
territorio extendido, sometido al poder de los
habitantes de la ciudad. Luego de la ruptura de los
vínculos paternalistas familiares y monárquicos, la
organización de la polis tendía a asegurar a cada uno
de sus integrantes un alto grado de participación social
y a partir de este objetivo se estructuraron los grupos y
se fijaron los roles de cada uno de los elementos
actuantes, siendo la célula social el ciudadano, un
individuo nacido en el territorio común y ligado a los
otros por la cohabitación (sinoicismo); las normas que
regulaban la conducta del ciudadano y los valores que
las justificaban apuntaban todos al mismo propósito.
La sociedad de la polis fue una sociedad "cara a cara"
donde las relaciones entre los individuos eran
inmediatas y no requerían instituciones mediadoras, esa
fue, creo, la característica más admirable de la
democracia ateniense. Para llegar a esta situación
hubo de superarse la etapa de la ciudad "oligárquica"
de los tiempos homéricos, cuya característica más
notable fue la vigencia de dos principios de unión:
"La unidad territorial y la autoridad de un príncipe o
de un senado. En una confederación de familias, los
agentes colectivos que ejercen el control social son los
jefes de familia o de clan. El consejo es la institución
que los une, sean cuales sean los poderes que en su
seno ejercen los jefes. En la ciudad cambia la estructura
de la acción colectiva y la del poder, al mismo tiempo
que la organización social y la del espacio. Se
construye la ciudadela, se establece un gobierno sólido,
que dispone de una fuerza propia. Al mismo tiempo,
las familias y clanes deben dejar de desempeñar su
antiguo papel, con lo que la vieja preponderancia
patriarcal se debilita con el plano social y espacial. En
las primeras ciudades griegas, los esclavos, libertos,
extranjeros e incluso los hombres libres del pueblo se
encuentran en una situación muy diferente a la de los
nobles —la aristocracia—, poseedores de ese bien por
antonomasia que es la tierra. La ciudadela y el
príncipe garantizan la protección del país y también el
dominio de los grandes propietarios sobre las tierras
que rodean a la ciudad; garantizan la propiedad y la
dominación de la aristocracia con respecto al demos.
"(LEDRUT, 31).
Es la clase dominante, la propietaria de la tierra, la
que establece las condiciones de subordinación del
pueblo "masa de los que no tienen ninguna parte en el
consejo" como decía Homero, el que agregaba:
"cuando se es pueblo no se cuenta".
"Hay que hacer notar que la organización social del
espacio urbano corresponde a esa división de patricios
y plebeyos. En todas las ciudades de este tipo hay un
barrio aristocrático, inmediato al lugar de reunión de
los consejos y próximo a los acantonamientos de las
fuerzas militares y policíacas". (LEDRUT, 34)
La ciudad, aristocrática o "patricia", como la llamó
WEBER, fue sustituida por la polis democrática, cuyas
bases institucionales fueron dadas en Atenas por
Clístenes (520 a.C.) y que en tiempos de Pericles llegó
a concretarse en el modelo más desarrollado de la
democracia griega.
"La polis es primero, una ciudad enteramente
desarrollada, una comunidad de gente, un lugar
sólidamente establecido en la tierra, donde la gente
vive junta y los hombres tratan entre sí a un pie de
igualdad, donde se consultan unos a otros sobre asuntos
IHAUB. FAUD. UNC 2011
de interés común, y donde compiten y comercian
libremente por el poder y la riqueza. Pero una polis no
es sólo una ciudad, no es lo que llamamos ahora así,
una parte incorporada a una unidad más grande y
superior, una parte subordinada a un estado o nación.
Una polis no es sólo una ciudad, sino al mismo tiempo
una unidad política y religiosa completa; supone
soberanía religiosa y política". (KAHLER, 77)
En resumen, la polis era jurídicamente un estado,
emocionalmente un pueblo, un país y su gente constituía
una nación.
Este conjunto social requería espacios adaptados para
sus actividades. Los griegos, para quienes el concepto
de vacío era análogo al de "caos", es decir, lo opuesto
al "orden", no concebían el vacío, no tenían por
ejemplo, una palabra para designar al espacio como
algo no corpóreo; en su sistema numérico no conocían el
cero. Su concepción del espacio preferenciaba a lo
lleno sobre lo vacío, el volumen sobre el fondo, en
resumidas cuentas, lo corpóreo. Por eso el espacio
debía tener límites. La polis debía estar limitada y su
extensión era aquella dentro de la cual todos podían
establecer una relación inmediata y personal. Una
medida propuesta fue el número de ciudadanos que
podían reunirse en un teatro y a quienes podía llegar
naturalmente la voz de un orador. Así determinó Platón
el tamaño de su ciudad ideal. La reunión y el encuentro
determinaban la calidad y la extensión del espacio
necesario para la polis.
Desde un principio la ciudad fue para los griegos, la
residencia de los hombres, no la de los dioses o la de
los reyes sagrados, su función no fue ni el culto ni los
servicios de la corte, como lo fue en las ciudades
orientales; su función fue la de posibilitar y estimular la
comunicación entre los ciudadanos.
En la Grecia antigua tenemos una ciudad dondequiera
que nos encontremos en presencia de una comunidad
organizada, que posea instituciones políticas
autónomas, bien definidas, con una asamblea, un
consejo, magistrados, un estatuto político del
43
ciudadano, un conjunto de creencias religiosas comunes
y, en la aglomeración principal, los edificios que
permitan la realización de esas funciones. El
agrupamiento autónomo de los ciudadanos y el
ejercicio de las funciones político-religiosas deben
constituir el elemento esencial de toda definición de la
ciudad griega, sea cual fuera la importancia numérica
de ese agrupamiento, la extensión territorial de la
ciudad y el carácter monumental de los edificios".
(MARTIN, 1956,31)
La polis, el elemento más importante de la cultura
griega, es en un aspecto espacial, el lugar de
encuentro y residencia. Desde un principio, la
asociación familiar y tribal se basó en el reparto de las
tierras productivas mientras la residencia se fijaba en
un lugar menos extenso y común: la villa, que permitía,
no solo la defensa contra los ataques enemigos, sino el
encuentro y la relación personal inmediata. El territorio
ocupado por la villa se dividía en solares, cada uno de
los cuales pertenecía a una familia. Esta residía allí y el
solar era su territorio privado, dominio que el fuego
sagrado simbolizaba. El solar más la parcela de tierra
cultivable era la posesión privada básica. Los solares
se agrupaban en forma compacta y ocupaban la
mayor parte de la superficie de la ciudad. La ciudad
era lugar de residencia de los habitantes rurales, no a
la inversa como sucedió en la Edad Media. En la ciudad
griega nunca llegaron a distinguirse los habitantes
rurales de los residentes urbanos: el hábitat rural y el
hábitat urbano tenían los mismos usuarios. Ciudad y
campo eran elementos interactuantes y constituyentes
por igual del estado. Todo ciudadano era un
campesino, o por lo menos un propietario agrícola y
aún en el período de mayor desarrollo económico de
Atenas, el comercio y la industria, actividades
características de las ciudades medievales y modernas,
eran ejercidas principalmente por los "metecos", los
extranjeros y no por los ciudadanos. Esta inexistencia
de oposición entre campesinos y ciudadanos es quizá,
la causa de la ausencia de murallas en las ciudades
44
IHAUB. FAUD. UNC 2011
griegas. La ciudad griega no fue nunca asediada por
campesinos, cuando se amuralló en el período heroico,
fue para proporcionar un refugio a todos (campesinos
o no) frente a la invasión extranjera. En general, como
los dueños de la ciudad fueron siempre los campesinos,
las murallas no fueron necesarias y Esparta es un
ejemplo claro de ello.
En la génesis de las agrupaciones humanas griegas
está el sinoicismo (sin: con; oikos: habitar), término con
el que se designó el agrupamiento de varios clanes
familiares, de allí que las primeras necesidades
espaciales fueran las de explotación y residencia;
reparto de tierras cultivables y asignación de solares
en la villa.
La unión o la cohabitación se realizaba bajo la
advocación de un dios, el que tenía su residencia en un
accidente natural; árbol, fuente, río, promontorio. Sin
embargo el carácter sagrado que estos lugares
pudieron tener no impidió que con el tiempo, se
designaran con ese carácter otros espacios, como el del
Acrópolis, destinados a las actividades del culto. Allí se
levantarán los templos, pero no con el carácter de
residencia o casa de los dioses, sino como símbolo de su
existencia. Ni Atenas, ni Apolo, ni Zeus residían en los
templos a ellos dedicados. Eran espacios instrumentales
necesarios para la liturgia pero. No espacios cuyo
señor efectivo fuera el dios. En el proceso del sinoicismo
la divinidad actúa como un factor de unión y el espacio
que se le asigna en la ciudad será el determinado por
las necesidades humanas del culto y por las necesidades divinas del dios.
La primera necesidad espacial es la distribución de los
terrenos cultivables cuya propiedad está en el origen
del fuerte rasgo aristocrático que, aún en tiempos de la
democracia, ha de tener la cultura griega. Los solares
ciudadanos se asignan sin un orden previo, la mayoría
de las primitivas ciudades griegas son una acumulación
de viviendas pegadas unas a otras, agrupadas en
islotes (ínsula) enhebrados por callejuelas espontáneas
y tortuosas. Los solares urbanos tienen el tamaño
estrictamente necesario para las viviendas y con
excepción del patio central, todos los espacios no
cubiertos son los espacios públicos.
Durante todo el desarrollo de la ciudad griega, hasta
su apogeo en el periodo helenístico, la vivienda es
considerada un bien de uso, lo que no significa que no
hubiera acto de compra y venta de bienes
inmobiliarios. En general la vivienda no fue
preponderantemente una mercancía, un bien de cambio
con el cual se podía lucrar. Ni la venta ni el alquiler
eran motivos de la construcción de viviendas y éstas se
construyeron para satisfacer estrictamente las
necesidades habitacionales de sus dueños, las que,
como veremos más adelante, fueron de una austeridad
rayana en la pobreza.
3. LOS ELEMENTOS MORFOLÓGICOS DE LA POLIS
Del carácter mismo de la organización social de la
polis se deducen sus necesidades espaciales: estas
fueron primordialmente las destinadas a los actos o
actividades públicas. De allá que los elementos
constituyentes de la morfología urbana fueran
principalmente los espacios públicos o dicho con más
precisión, los espacios sociales. La agrupación de
hogares en los barrios no fue un factor determinante en
la configuración, las ciudades, la vivienda era
necesaria, pero no era una necesidad espacial
privilegiada por la polis. Por otra parte, el ágora, los
edificios públicos, el teatro y los territorios sagrados de
los santuarios (el Acrópolis, por ejemplo) sí fueron las
respuestas espaciales a las necesidades cívicas
(políticas) y por lo tanto constituyen los principales
elementos morfológicos de la ciudad griega. Las calles
y los barrios no tenían la función de condensadores
sociales que más tarde haría de ellos los principales
elementos de las ciudades europeas. Los espacios y los
edificios públicos cumplían con esa función, lo que se
hace más entendible si consideramos que Atenas, aún
en el momento de mayor expansión no cubría más de
cuatro kilómetros cuadrados y en este inmediatez
espacial; la distancia que separa a un barrio de otro,
que los hace lejanos y que por lo tanto alienta el
IHAUB. FAUD. UNC 2011
desarrollo de características particulares a cada
barriada con respecto a las otras, no existía en las
ciudades griegas, por lo tanto los barrios se
diferenciaban muy entre sí y la población entera se
reunía con facilidad en los espacios sociales que
estaban todos al alcance de una corta y cómoda
caminata.
3.1. El ágora
La reunión, el encuentro y la comunicación resultantes
fueron el motor social de la polis;
"Así, desde el comienzo, no el templo y el palacio, sino
el ágora, fue el centro de la comunidad donde la
gente se reunía y platicaba todo el día"
(KAHLER, 86).
El ágora es el lugar cívico por excelencia, junto a ella
se encontrarán los organismos de gobierno y así como
el Acrópolis es el territorio sagrado de los dioses
ciudadanos y simboliza físicamente la reunión
concretada en la ciudad, el ágora es el territorio del
encuentro, de las charlas, del intercambio de opiniones
y del comercio. El ágora no tiene funciones simbólicas
de la unidad ciudadana, pero en ella se practica esta
unidad, se transforma en una realidad social.
Esta función de condensador social, hace que en el
ágora encontremos todos los tipos de actividades:
políticas, religiosas y económicas. En el ágora del
barrio de la Cerámica, en Atenas, se celebraron
durante mucho tiempo las reuniones de la Asamblea,
hasta que éstas se trasladaron al Pnix.
En esta misma ágora se representaron los primeros
dramas religiosos en honor de Dionisos, pero al fin la
muchedumbre de paseantes y comerciantes obligó a
que estas representaciones se llevaran a cabo en la
ladera sur del Acrópolis, en el santuario de Dionisos
Eleuterio.
"Únicamente el mercado permaneció en el ágora. No
obstante, los miembros del Consejo (Bulé) y los pritanos
tenían allí su lugar de reunión, y la asamblea de
45
Esquema del Ágora de Assos
1. Entrada Oeste
2. Entrada este
3. Cisterna
4. Baños
5. Stoa
6. Templo
Ágora de Atenas en el 300 a.C.: 1. Strategion;
2. Tholos; 3. Héroes Eponimos; 4. Metron; 5.
Buleterlo; 6, Hefesteion; 7. Templo de Apolo;
11. Stoa de Zeus; 19, Fuente de Stoa Sud; 24.
Fuente
ciudadanos podía celebrarse a veces en ese sitio".
(FLACELIERE, 12).
En suma, el espacio del ágora acogía a un sinnúmero
de actividades, era, en ese sentido, plurifuncional; pero
en todas ellas puede reconocerse un rasgo común, el
encuentro entre los ciudadanos.
"En una comunidad de unos cientos de ciudadanos,
agrupados en familias y en clanes, con el sentido de
pertenencia al grupo aún vivo entre ellos, prevalecía
una igualdad basada en el compañerismo. Cada cual
conocía a cada cual de vista, ricos o pobres, dirigentes
y dirigidos, se mantenían en una relación personal
directa de unos a otros". (DE BURGH, 192).
Planta del Acrópolis en la época de Augusto, según Stevens—: 1. Templo de A tenea Nike; 2.
Monumento de Agripa; 3. Propileos; 4.
Pinacoteca; 5. Brauro-nlon; 6. Propileo del
Partenón; 7. Calcoteca; 8. Santuario de Zeus; 9,
Partenón; 70. Templo de Roma y de Augusto;
11/12. Pandionlon; 13. Altar de Atenea Pollas;
14. Templo viejo de Atenea Polios; 75. Entrada al
Santuario de Atenea Pollas; 16. Erectelon; 17.
Pandroselón; 18. Casa de los Arreforos; J9.
Atenea Promacos; 20. Tiendas.
Esta es la relación para la cual existía el ágora y de la
cual era el instrumento espacial. Más tarde, en la
historia europea, las calles y las plazas-mercados
tendrán esta función, como la tenían en las ciudades
orientales contemporáneas de la antigua Grecia.
En Grecia el ágora es el único centro cívico y cuando
aparecen las funciones comerciales son siempre
accesorias. (GUTKIND 507) resume así la función del
ágora:
46
IHAUB. FAUD. UNC 2011
"El sinoicismo es independiente de la fundación de una
nueva ciudad o de la existencia de fortificaciones: es
una unificación social y política que requiere como
instrumento funcional un lugar donde esta unificación
pueda ser realidad. El ágora es así idéntica con la
polis. Ninguna puede existir sin la otra".
Esta función política explica porqué la mayoría de los
actos religiosos, íntimamente ligados a las actividades
cívicas, se desarrollaron en el ágora. Allí se llevan a
cabo los juegos relacionados con los ritos funerarios y
el culto a los dioses.
Durante el siglo de Pericles, en Atenas, el ágora perdió
parte de sus funciones cívicas al adquirir predominancia
las funciones comerciales, pero Atenas es ya casi una
metrópolis, ya no es más la polis tal como la idealizara
Platón; ha crecido más allá del límite óptimo para
asegurar las relaciones "cara a cara" y las actividades
comerciales tienen escala internacional. Entonces el
ágora se transformó parcialmente en plaza de
mercado y asume las funciones del emporio.
"En general, la introducción de funciones económicas en
el ágora, fue tenida como una degradación de la idea
pura y original de ese espacio, aún donde las
actividades políticas y comerciales existieron codo a
codo en el mismo lugar, se construyeron grupos
especiales de edificios para los tenderos, mercaderes y
cambistas. De todos modos, la especialización del
ágora fue mantenida estrictamente en los proyectos
teóricos de las ciudades ideales y sostenida por los
filósofos". (GUTKIND, 511).
Tanto Platón en su República como Aristóteles en su
Política, enfatizan el carácter religioso (político) del
ágora y lo separan del mercado, a los que sitúan,
como a los antiguos emporios, en un sitio periférico de
la ciudad.
Muchas veces esta distinción se concretó en la existencia
de dos ágoras: (tal como la aconsejara Aristóteles) una
comercial y otra cívico-religiosa; durante el helenismo
esta característica se hizo general. Mientras existió
polis, existió ágora. MARTIN (1956, 32) considera que:
"bordeado en uno o en varios lados de edificios
administrativos: sala de consejo, archivos, pórticos
donde se sentaban los tribunales y los magistrados, (el
ágora) es un elemento esencial de la estructura urbana;
es tan indispensable como el acrópolis: materializa, en
el cuadro urbano, las funciones y la conciencia política
de la comunidad".
En suma, el ágora está tan ligada a la existencia de la
polis que Pausanias, no reconoce rango de ciudad a
aquella que no posea un ágora y de hecho, mientras
muchas ciudades griegas carecieron de acrópolis,
ninguna careció de ágora.
Con la anexión de las ciudades griegas al imperio macedónico, la polis fue integrada en un sistema político
más extenso y perdió su razón de ser, su muerte fue
también la muerte del ágora.
Sin embargo, y a pesar de su importancia, el ágora no
subordinó morfológicamente a los otros espacios
urbanos. En la mayoría de las ciudades griegas
aparece ubicado dentro del tejido urbano como un
hecho aislado, no puede reconocérsele un lugar
asignado en relación al todo; no es central, no es
periférico, aparece espontáneamente en cualquier
parte. No se integra en un orden espacial urbano ni
como subordinante ni como subordinado. Al contrario
del acrópolis, que tiene una ubicación preeminente
física y visualmente preeminente; el ágora tiene una
ubicación imprecisa y factorizada.
3.2. Los territorios sagrados y los espacios religiosos
La ciudad griega nació de la asociación de varios
grupos tribales y se conformó como un conjunto de
hombres libremente asociados. La ciudad griega no
estaba al servicio de una divinidad, no era una "cosa
sagrada" en cuanto a pertenencia de los dioses, tal
como ocurría en las ciudades orientales donde la
ciudad existía en función del dios y del rey-sacerdote
imbuido de calidad divina. La ciudad griega era una
factura esencialmente humana que implicaba la
presencia de los dioses pero no se subordinaba a ella.
En el origen de las ciudades helénicas la vinculación
IHAUB. FAUD. UNC 2011
política y los lazos religiosos se hacían presentes
equilibradamente. Los dioses no eran los dueños de la
ciudad sino sus patrones y como a tales se les
adjudicaba un lote en el tejido urbano.
Los centros religiosos aparecen así dispersos dentro del
territorio de la ciudad, a lo sumo se los encuentra
agrupados en un santuario. No son elementos directores
del orden urbano, como la catedral gótica lo fue de la
ciudad medieval. El santuario griego no determina ni
está determinado por ningún trazado urbano.
"Lo más frecuente es que no tenga relación con él (con
ningún plan, director), dado que su emplazamiento se ha decidido por razones que no son las
arquitectónico-urbanísticas. La naturaleza de las
divinidades, tradiciones lejanas, los remanentes
culturales más primitivos explican generalmente la
elección del sitio religioso y dan cuenta de la estructura
arquitectónica del santuario". (MARTIN, 1956, 253).
La Localización de los sitios sagrados: templos y
lugares de culto, responde a fenómenos espontáneos,
antiguos, previos al desarrollo morfológico de las
ciudades y por lo tanto resultaron elementos
extremadamente factorizados del sistema espacial
urbano. Aún en los casos en que existió un "trazado
regulador" se mantuvo este espontaneísmo.
"En las villas de inspiración milesiana, donde la red de
calles corta al lugar en lotes regulares, los santuarios se
encuadran en las mallas del tejido sin desempeñar un
papel privilegiado. Los dioses reciben, al igual que los
humanos, su lote, donde serán levantadas sus
residencias. En Priene, no es por su acción sobre el
trazado del plan, que el templo de Atenas tiene un
papel preponderante; el témenos ha recibido apenas
dos insulae y una sola ha sido consagrada a Zeus.
En Mileto, el Delphineón ocupa dos manzanas al igual
que el templo de Atenas; los dioses reciben menos
espacio que los centros administrativos o políticos. No
más en las ciudades nuevas que en aquellas de
evolución lenta, los edificios religiosos no influyen sobre
los ejes principales, ni determinan largas avenidas que
los reunirán o que establecerían entre los santuarios y
47
Reconstrucción de Acrópolis de Atenas- la ciudad
alta de Atenas alberga el mayor esfuerzo
constructivo de la Grecia clásica. Feríeles animó
sus obras y Fidias, Ictinos, Calícrates y Mnesicles
fueron sus realizadores.
los lugares públicos una relación arquitectónica de gran
efecto. . ."
". . .un rápido vistazo sobre el conjunto de planes
reguladores helenísticos, confirma esa independencia
de los santuarios en el interior del trazado; son
tratados por sí mismos, en virtud de su función
específica, pero no intervienen como centros de
atracción, ni como elementos directores del plan".
(MARTIN, 1956,255-6).
En muchos casos, y entre ellos se cuenta el de Atenas
con su famosísima Acrópolis, las funciones religiosas se
concentraron, con el correr del tiempo, en sitios
elevados, donde en los orígenes de las ciudades, en los
tiempos micénicos, se encontraba la ciudadela. No
todas las ciudades griegas contaron con esta "ciudad
alta" y por ello no puede afirmarse que su presencia
sea un rasgo típico del urbanismo griego clásico.
Estos lugares tuvieron en un principio, funciones
defensivas. Con el tiempo se transformaron en un
territorio sagrado exclusivamente dedicado a los
dioses y así el acrópolis se transformó en un símbolo de
la ciudad, símbolo histórico de la reunión original,
cuando cada familia reunida en clanes y tribus, sin
dejar de lado la adoración de sus dioses domésticos, se
unió a- otras bajo la advocación común de una misma
divinidad, tal como ocurrió cuando Teseo unió a las
tribus del Ática en una nueva comunidad política con
una divinidad común: Atenas Folias.
"Cualquiera sean los orígenes de las funciones
religiosas anexas a la Acrópolis, supervivencia de
cultos micénicos, tradiciones políticas, culto a los lugares
altos, etc. se fijan en el siglo VI a.C. Thasos, Mitilno,
Assos, Samos, etc., son ejemplos entre muchos otros;
funciones defensivas y religiosas se yuxtaponen".
(MARTIN, 1956,80).
Los templos griegos no fueron la residencia de los
dioses, nunca se concibió que los templos fueran la
morada de los dioses del modo que Jehová utiliza
como morada el templo construido por Salomón:
"Habitaré en medio de los hijos de Israel, en esa casa
48
IHAUB. FAUD. UNC 2011
que estás construyendo, y no abandonaré a mi pueblo".
(1 REYES, 6).
El templo era un símbolo necesario para la invocación y
para el culto, y cumplía funciones tan pragmáticas
como la de ser el depósito del tesoro del dios. Los
territorios sagrados, sin embargo, eran accesibles a
cualquier ciudadano y no eran necesariamente los
únicos espacios dedicados a las actividades litúrgicas.
Dentro de ellos lo que se excluía era la residencia pero
no la presencia humana. Pero no debemos olvidar que
a pesar de la existencia de territorios sagrados, de
santuarios y de templos aislados, las actividades
religiosas se realizaban de hecho en cualquier espacio
público de la polis.
3.3. Los edificios de gobierno
El sistema democrático griego, que tiene su mejor
modelo en la Atenas de Pericles (495-424), operaba
en forma directa en la asamblea popular (ecclesia, del
verbo ek-kalein: convocar, llamar a reunión) integrada
por todos los ciudadanos. Durante Pericles se contaban
en Atenas 250.000 hombres libres, de los cuales
50.000 eran ciudadanos activos. No todos concurrían a
las reuniones de la Asamblea, para las cuales sólo se
precisaba la presencia de 6.000 ciudadanos y que se
efectuaban con frecuencia semanal. Desde las reformas
sucesivas de Clístenes, Efiltes y finalmente Pericles toda
la soberanía de la ciudad-estado residía en la
Asamblea. Ningún cargo individual estaba por encima
de ella y Pericles, cuyo único cargo público era el de
estratega, sólo necesitó triunfar constantemente en la
asamblea para dirigir la política ateniense durante casi
treinta años.
Tucídides registra las palabras de Pericles que retratan
muy bien a esta democracia "cara a cara":
"Nuestra forma de gobierno no rivaliza con las instituciones de otros. No copiamos a nuestros vecinos, sino
que somos ejemplos para ellos. Es verdad que somos
llamados una democracia, por que la administración
está en las manos de los más y no en la de los menos.
Pero mientras la ley asegura una justicia igual para
todos en sus disputas privadas; el reclamo de la
excelencia es reconocida, y cuando un ciudadano se
distingue en algo, se lo prefiere para el servicio
público, no como una cuestión de privilegio, sino como
una recompensa al mérito. . . Solamente nosotros
consideramos al hombre que no tiene interés en los
asuntos públicos, no como un inocente inocuo, sino como
un inútil".
La vocación de servicio público no se discutía, gran
parte de la virtud (arete) de un ciudadano dependía
de su accionar político, de su devoción por las cosas de
la polis. La libertad individual era considerada
anárquica, y si por libertad individual entendemos la
primacía de los intereses individuales sobre los
colectivos, esta no existió en la democracia griega,
cuyo objetivo era, sin embargo, alcanzar a través del
esfuerzo común el bienestar y la formación del
ciudadano.
Para el ejercicio de las actividades cívicas se
destinaron muchos espacios, pero, curiosamente,
ninguno fue adaptado especialmente para las
reuniones del órgano máximo de gobierno: la
asamblea. En Atenas, las reuniones de este organismo
tuvieron lugar, en un principio en el ágora, más tarde
en la colina del Pnix ("donde la gente se hacina") y por
último en el teatro de Dionisos.
La asamblea era la depositaría de la soberanía del
estado ateniense, el organismo máximo de gobierno,
de ella se desprendía, por sorteo, el Consejo o Bulé,
integrado por 500 ciudadanos y encargado de los
negocios del estado y de la preparación de las leyes
que la asamblea había de discutir. El Bulé sí contaba
con un edificio donde efectuar sus reuniones: el
buleterio. Las reuniones del consejo eran diarias y a
pesar de ello se hizo necesaria la presencia de un
cuerpo de mayor ejecutividad, el pritaneo, integrado
por 50 miembros del Bulé pertenecientes de una misma
tribu. Cada pritaneo actuaba durante una décima
parte del año (el consejo estaba integrado por 10
tribus) y se ocupaba de los asuntos administrativos
IHAUB. FAUD. UNC 2011
corrientes de la polis. El pritaneo también, tenía, en
ocasiones un lugar propio de reunión. Sin embargo, los
tribunales de jurados (heliea) no contaban con espacios
adaptados especialmente para sus reuniones y éstas
debían efectuarse en la stoas o columnatas que
bordeaban el ágora.
3.4. El Gimnasio
En el proceso educativo griego la educación física tenía
una consideración preponderante, su importancia por lo
menos igualaba a la educación literaria.
"El trivium de la educación griega se componía de:
gimnasia, letras y música; la enseñanza de las letras y
de la música se realizaba en la propia casa del
gramatista y del citarista, es decir, no existían espacios
especialmente adaptados para estas actividades. La
gimnasia, impartida por el pedotriba, requería
espacios especialmente adaptados a su ejercicio; estos
fueron las palestras, que eran:
"En lo esencial un terreno de deporte a cielo abierto,
de forma cuadrada y rodeado por muros; en uno o en
dos de sus costados se hallaban cuartos cubiertos que
hacían de vestuarios, de salas de reposo munidas de
bancos, de baños, de depósitos de aceite y arena, por
cuanto veremos que el aceite y la arena eran
necesarios para los ejercicios físicos de los griegos. La
palestra estaba adornada con bustos del dios Kermes,
patrono de los gimnasios. Podía servir de marco a
todos los deportes, salvo las carreras pedestres, que
debían practicarse en un terreno más extenso (el
estadio)". (FLACELIERE, 117).
Eran muchos los deportes que se practicaban: la
gimnasia propiamente dicha, los movimientos rítmicos,
la lucha", la carrera, el salto, el lanzamiento-del disco y
el de jabalina. Pero el principal deporte era la lucha
(palé) de quien tomó su nombre el recinto.
Los gimnasios fueron, como lugar donde se reunía la
juventud, los centros educativos por excelencia.
"Las ciudades no poseían escuelas, ni universidades; son
los gimnasios los que se transforman en centros de
educación, en los que, en épocas pretéritas, se daba
49
Esquema del teatro de Epidauro
principalmente una educación puramente deportiva y
militar. Los maestros de la juventud griega, sofistas y
filósofos, dispensaban sus enseñanzas a la clientela de
los gimnasios. Las universidades de la Grecia antigua
se desarrollaron alrededor de las pistas y las
palestras. ¿No es significativo que los nombres de los
tres principales gimnasios de Atenas estén asociados
con las más célebres escuelas filosóficas del siglo IV
a.c.: Platón y la Academia al gimnasio de Academos;
Antítenes y los cínicos al Gimnasio de Cynosargues;
Aristóteles y los peripatéticos al gimnasio de Liceo?".
(MARTIN, 1956,276)
Los gimnasios cumplen así, como la mayoría de los
espacios arquitectónicos griegos, funciones más
extensas que las originales. En la stoa del ágora las
cuestiones culturales se debatían libremente entre
adultos, en los gimnasios este debate tenía intenciones
pedagógicas; la juventud recibía allí una enseñanza
más sistemática, aunque no sometida a cánones
formales.
Esquema del Teatro de Dionisio Eleuterlo 1. Escena.
2. Proscenio. 3. Orquesto. 4. Gradas. 5. Templo
viejo. 6. Templo nuevo. 7. Altar.
3.5. El teatro
En el teatro nos encontramos una vez más con un
espacio destinado a actividades cuya naturaleza es
variada: el teatro no sólo sirve para satisfacer las
necesidades de la puesta en escena de los dramas, sino
que allí se realizan actos religiosos y políticos. Es una
evidencia más de que en la ciudad griega, todo
espacio adaptado para reunirse, sirve para cualquier
actividad de encuentro, a pesar de su especialización.
Las actividades teatrales están indisolublemente ligadas a las religiosas, toda representación dramática
tenía lugar en un santuario dedicado a Dionisos, pero,
a pesar de este origen religioso el teatro griego fue,
poco a poco, ajustándose a propósitos cívicos y
políticos.
El mecanismo por el cual se producían las obras:
elección de un corega (encargado de financiar las
representaciones); un poeta (autor y director) y los
actores (protagonistas); estaba en manos de los
arcontes. Esto condicionó fuertemente el contenido de
50
IHAUB. FAUD. UNC 2011
las representaciones. Los espectáculos tenían una
importancia sobresaliente.
"Los atenienses que seguían de cabo a rabo las Grandes Dionisíacas asistían a quince y aún a diecisiete
piezas en cuatro días, o sea a la audición de unos
veintisiete mil versos, recitados o cantados". (FLACELIERE, 234)
Esta inmensa concentración de la atención popular
hizo del teatro un instrumento de comunicación colectiva
de primera importancia. Junto con los discursos en la
Asamblea, fue el medio más persuasivo de que
dispusieron los dirigentes griegos para adoctrinar a sus
conciudadanos. El corega era generalmente un
ciudadano rico que ya que sufragaba los gastos de la
producción de la obra no desperdiciaba la
oportunidad de presentar su mensaje (o el de su
partido); aunque su acción, dado que las
representaciones tenían carácter competitivo, estaba
sometida a juicio, del que resultaba la censura o el
elogio.
"En el teatro de las fiestas solemnes posee la polis su
más valioso instrumento de propaganda; y, desde luego, no lo entrega sin más al capricho de los poetas. Los
poetas trágicos están pagados por el estado y son
proveedores de éste. . . La tragedia griega era, en el
más estricto sentido de la palabra, teatro político"; el
final de las Euménidas, con su ferviente oración por la
prosperidad del estado ático, prueba cual era su
principal finalidad". (HAUSER, 112).
Clístenes, al instaurar el culto de Dionisos para suplantar los cultos aristocráticos y Pisístrato creando las
dionisíacas en Atenas, persiguieron, más que objetivos
religiosos, fines políticos. El teatro fue entonces una
necesidad política y un poderoso instrumento de
endoculturación, el que no podía dejar de tener un
espacio apropiado dentro de la ciudad.
Sabugo, Mario S.
Roma: Territorio, ciudad y arquitectura en la antigüedad
Territorio
Definición y zonas
Si es cierto que las intenciones helénico-romanas
requerían un control determinado de la "oikoumene",
basado en una eficiencia militar, ello lleva a una
deducción inmediata de cómo estos caracteres
operan en su definición territorial
El control de recursos (alimentos y materias primas)
obliga a la incorporación de las regiones
correspondientes. Se necesita a España por su
producción agrícola, pesquera y riquezas mineras.
África, el Ponto, Sicilia, Egipto, por la producción de
alimentos (especialmente cereales). Estos son algunos
ejemplos. A la vez, otras regiones son relevantes porque
por ellas llegan a la cuenca mediterránea, las rutas comerciales desde Oriente: es el caso de Siria,
Mesopotamia y el Mar Rojo.
Otras regiones son incorporadas por necesidades
predominantemente estratégicas. Se conquista un
territorio, pero en seguida se ve que, salvo
excepciones, la mejor manera de asegurarlo es
conquistar el vecino. Las excepciones son los territorios
que cuentan con fronteras naturales, las que, en
principio, aseguran de por sí a tales territorios. Como
se ve, la estrategia de conquistas sucesivas se alimenta
a sí misma, y puede detenerse sólo ante opositores
muy serios o agotamiento de recursos. Por otra parte,
además de las riquezas explotables, la conquista
suponía tributos a los sometidos, y, solo por ello, ya
tenía un interés.
IHAUB. FAUD. UNC 2011
La civilización helénica, los romanos, no contaban con
una disciplina geográfica de precisión equivalente a la
nuestra. Aún el marco limitado de su "oikoumene" era
conocido con poca exactitud científica. En la época de
Estrabón, geógrafo griego del siglo I DC, se suponía, por
ejemplo, que los Pirineos se orientaban según la dirección
norte-sur (Fig. 1). Es riesgoso, por tanto, asumir que los
romanos contaran con un "plan" imperial-territorial
perfectamente consciente.
Julio César cruza a Bretaña, luego de conquistar la Galia,
para enterarse de que peligros podían partir de aquella
hacia el ámbito imperial. La propia conquista, la
estrategia de incorporaciones sucesivas, producía conocimiento geográfico (físico y humano), a medida que se
desarrollaba y nunca "a priori" de la misma. Esta
imprecisión, por otro lado, coincide con la imprecisión de
las orientaciones urbanas que veremos en la parte
respectiva de este trabajo.
El control de la circulación (de ejércitos, transportes,
comunicaciones terrestres y marítimas), provoca la
necesidad de una infraestructura correspondiente. La
infraestructura romana, como veremos, se aplica
principalmente a este objetivo.
Las vías terrestres y navales son el trazado circulatorio
del Imperio, a nivel territorial. Con una "oikoumene"
que encuentra su centro en el mar Mediterráneo (el
"Mar Nuestro", según el concepto helénico de
Estrabón), la circulación será principalmente por vía
acuática, y por sus relativamente delgados bordes
terrestres. Refiriéndonos al "limes", veremos luego como el
mismo se asienta sobre la parte exterior (al
Mediterráneo) de tales bordes continentales.
51
Sabugo, Mario S.
Roma: territorio, ciudad y arquitectura en
la antigüedad.
Cap. III .Territorios
Cap. IV .Las Ciudades
Espacios .Colección historia. Coordinador
Arq Rafael E.J.Iglesia
Espacio Editora. Bs. As
1983
Fig. 1. Hispania, Galia y Bretaña según se
desprende de la geografía de Estrabón.
Oriente y Occidente
Fig. 2. Subdivisión del Imperio con la tetrarquía y
sus cuatro capitales.
Las definiciones de tipo general sobre control de
reglones y circulación, y sobre la característica
"marítima" de la "oikoumene" se superponen, además,
sobre otra realidad que es relativamente preexistente
al dominio romano.
El Mediterráneo, y sus territorios adyacentes tenían,
en la época antigua, dos zonas de desarrollo muy
distinto. El Mar Egeo, por ejemplo, contenía toda la
densidad de ciudades, circulación, cultura correspondiente a su esencia de región natal del helenismo.
Junto con Egipto, la Mesopotamia, Siria, etc., se
puede definir una zona oriental en la que, además,
ya se había producido la expansión helénica sobre las
culturas vecinas con las campañas de Alejandro
Magno y sus sucesores. En la zona occidental se
puede contar con un desarrollo relativo equivalente.
Es esta parte la que Roma incorpora plenamente a la
"oikoumene" y al dominio helénico, la que es
verdaderamente "romanizada". "Romanización"
significa que recibe los aportes helénicos en su versión
latina. Es el latín, justamente, el que subsistirá como
base idiomática común de estas regiones, al fin del
Imperio Romano, mientras que en Oriente, subsistirá
el predominio del idioma griego.
La polaridad Oriente—Occidente se manifiesta, y no
sólo territorialmente, en toda la evolución de Roma.
Geográficamente, podríamos definirla del siguiente
modo: al oeste y al este de Sicilia y el Mar Adriático.
Al oeste, Italia, Galia (hasta el borde del Rhin y el
Danubio), Bretaña, Hispania, y las costas africanas
del Mediterráneo. Al este, Grecia y Macedonia, las
regiones costeras del Mar Negro y el Egeo, Asia
Menor, Siria, Armenia, Mesopotamia, Palestina y
Arabia, Egipto.
En Roma se tenía conciencia de la preeminencia de las
regiones orientales. Cuando Julio César, durante
alrededor de un año, y luego Marco Antonio, residen
en Alejandría, al calor de la hospitalidad de
Cleopatra, en la Urbe se sospecha de que tales
52
IHAUB. FAUD. UNC 2011
residencias terminen con el traslado de la capital a la
ciudad egipcia. El poeta Horacio lo insinúa en sus "Odas",
con referencia a Augusto, del que se temía algo parecido.
A fines del siglo ,111 DC, la tetrarquía impuesta por
Diocleciano (Fig. 2) consagra la polaridad Oriente—
Occidente, y de sus cuatro capitales ninguna es Roma. Es,
desde luego, un prolegómeno del traslado de la capital
a Constantinopla y la división definitiva del Imperio. La
capital de Diocleciano en Nicomedia, la misma
Constantinopla, probaba que la zona oriental era la más
importante.
Es en Oriente, precisamente, en dónde se genera la idea
del culto al emperador. Esta idea, plenamente
desarrollada por los romanos, no era, sin embargo, más
que la continuidad del fenómeno helenístico de
divinización de los monarcas sucesores de Alejandro. Es
desde Pérgamo que se hace el primer pedido de
autorización para erigir un templo a Augusto, en vida del
emperador. Sugestivamente, su sucesor Tiberio acepta
otro tanto, a pedido de Esmirna y se lo niega a Tarraco
(Tarragona) ciudad de la zona occidental. Este hecho,
como, para agregar otro, la cuidadosa diplomacia de
Flaminio al encarar la conquista de la Hélade (siglo II
AC), demuestran una política consciente de las diferencias entre ambas regiones: en el Oriente, se debía ir
con más cuidado. La misma marcha del régimen imperial
hacia el "absolutismo", su progresiva separación del
sistema republicano, son reflejos institucionales de la
preeminencia oriental.
Lo dice incluso Civil, jefe de una de las tantas rebeliones
galas) cuya opinión nos hace conocer Tácito: "que
sirviesen (a Roma) en buena hora Siria y las demás
provincias de Oriente, acostumbradas al dominio de
reyes..." La rebelión de los galos es, entonces, no sólo
contra roma, sino contra el sentido monárquico oriental
que iba predominando en el seno del imperio.
Las Ciudades
Para hacer la exposición del nivel urbano,
utilizaremos varias maneras de caracterizar los
ejemplos que presentaremos. Veremos, primero, las
circunstancias históricas generales que motivan el
origen y desarrollo posterior de las ciudades;
segundo, la situación jurídica de la ciudad dentro del
Imperio; tercero, el modelo formal teórico que sirve
de base al diseño de las ciudades y las deformaciones
que sufre de acuerdo a diversas circunstancias. En cada
uno de los ejemplos que se presentan, tratamos de
agregar los datos de la historia particular de cada
ciudad, a fin de acercarnos a una visión lo más
completa posible de su realidad: son, precisamente, las
excepciones a las reglas generales las que producen
una reflexión sobre el tema y ponen en crisis las
hipótesis.
Dejaremos aparte, provisoriamente, a la ciudad de
Roma propiamente dicha, considerándola un hecho
tan particular que merece un análisis bien
diferenciado del resto de las ciudades del Imperio. La
forma, el tamaño, la vida de la Urbe son muy distintas
a las que se dan en las ciudades provinciales, aunque
no dejan, por ello, de ser muy significativas para la
comprensión histórica del Imperio.
En esta parte, como en la anterior de los Territorios,
hacemos una descripción, ya bastante organizada,
del fenómeno urbano, e incluso algunas conclusiones
parciales.
Orígenes y desarrollo
Las circunstancias históricas que presiden la aparición
de una ciudad del Imperio Romano pueden ser tanto
"funcionales" (es decir, el destino con que es
construida una ciudad), como hechos de otro género, o
bien circunstancias que se agregan en cierto momento,
transformando las características de una ciudad
fundada anteriormente.
IHAUB. FAUD. UNC 2011
En la siguiente clasificación, ilustrada con algunos ejemplos,
hemos englobado todos los elementos encontrados que
permiten definir esas características.
1. Ciudades espontáneas: serían aquellas que se fundan
de acuerdo a las circunstancias definidas por Fustel de
Coulanges: un centro ritual fundado por asociación de
varias familias de una región rural.
Ahora bien, dentro del Campo que hemos definido, el
fenómeno más parecido a ése es, precisamente, la
propia Roma, al que tampoco podemos considerar una
fundación ritual "pura", ya que existen interpretaciones
históricas que la consideran un puesto de control sobre el
Tíber que los pueblos del Lacio fundan para controlar
la expansión
etrusca, lo que descarta una simple asociación espontánea
de familias.
Por otra parte, es posible que el proceso que define
Fustel haya continuado dentro de la "oikoumene" en el
período que estudiamos, pero no tenemos referencias
históricas precisas del mismo. Esta claro que las colonias
griegas o fenicias prerromanas no son espontáneas, si no
derivados históricos de las ciudades madres, y que las
ciudades romanas no tienen, en ningún caso, características
espontáneas
2. Colonias: en cuanto constituyen una manera de alivio
o descongestión de la ciudad madre (en este caso, Roma),
las colonias romanas se asemejan a las colonias helénicas
anteriores. Se constituyen con todas las estructuras propias
de una ciudad (formales y rituales).Pero, mientras que las
colonias helénicas o fenicias eran enclaves comerciales en
un territorio extranjero, en el Imperio Romano, las
colonias cumplen, además, funciones de control: ya sea
sobre los pueblos dominados, los que, a veces, son
trasladados a estas colonias, ya sea sobre vías
comunicación, fronteras, etc.
Frecuentemente, los habitantes de la colonia fundada son
veteranos militares que, cumplido su período de servicio,
reciben tierras en propiedad y residen en la ciudad
correspondiente al territorio respectivo. Augusto asienta
53
a sus veteranos, cumplida la conquista de Hispania, en
Emérita, Caesaraugusta y otras. Sila, luego de las
guerras civiles, a los suyos en Pompeya. La colonia es,
en síntesis, una ciudad de romanos fundada con
diferentes fines, pero que se caracteriza, ante todo,
por su estado jurídico: su ciudadanía romana.
3. Campamentos militares: son los asentamientos, que
con distinto grado de permanencia, apoyan al os
"limes", a las vías y a los puertos. Cómo veremos
luego, su carácter militar corre a la par de un modelo
formal específico. Su origen está en los asentamientos
de campaña que se erigen para el ejército en
movimiento. Es decir, que el campamento romano más
fugaz es aquel hecho para una noche. De estas obras
sumamente provisorias se derivan los asentamientos
permanentes, en aquellos lugares convenientes para
establecer definitivamente fuerzas militares.
4."Cannabae": son los crecimientos urbanos
espontáneos que van apareciendo en el exterior de
los campamentos militares, ya que los mismos
requieren servicios, comercio y, por tanto, una
población que es atraída a establecerse junto a sus
puertas. En algunos casos, las "cannabae" alcanzarán
un gran desarrollo, que, como es lógico, se produce al
ser permanente el campamento. Las "cannabae" no
tienen, naturalmente, una condición jurídica inicial, no
son consideradas una ciudad. Tal condición jurídica se
les conferirá a algunas más adelante, Adriano hace
municipio de derecho romano a las "cannabae" de
Viminacio, Legio (León), Lambaesis; Septimio Severo
otorga a la de Carnuntum el carácter de colonia.
5. Centros rituales: Son aquellas ciudades que,
principalmente, albergan actividades rituales
religiosas. En Oriente, es el caso de Baalbek (la
colonia romana de Heliópolis), la que, por otra parte,
ya era un centro ritual fenicio, con anterioridad al
dominio romano. En Occidente, tenemos el caso de
Lugdunum (Lyon), fundada anteriormente para
control del nudo de vías romanas en Galia, pero que
a partir del12 AC, es convertida en centro del culto
al emperador.
54
IHAUB. FAUD. UNC 2011
6. Centros político-administrativos: son las capitales
provinciales y cabeceras de conventos jurídicos (vistas en
la parte anterior). Podemos, además, clasificar aquí a las
sucesivas capitales del Imperio: Roma, Constantinopla, y
las capitales del sistema de la Tetrarquía: Milán,
Treveris, Sirmio, Nicomedia. Como es lógico, la
residencia del
emperador es un hecho de gran importancia en el
desarrollo urbano de estos casos, que, por ejemplo,
implica una gran actividad de equipamiento urbano,
crecimiento poblacional, etc.
7. Ciudades "natales": es un caso similar al anterior:
aquellas ciudades provinciales que, por ser lugar de
nacimiento del Emperador, reciben un trato especial.
Sucede con Leptis Magna, patria de Septimio Severo o
con Nemausus (Mimes) de Antonino Pío. Desde luego,
todo esto corresponde a la fase más avanzada del
Imperio, en la que sus jefes ya no eran de la propia
ciudad de Roma
8. Ciudades reconstruidas: son las que se rehacen luego
de su
destrucción. Esta destrucción puede provenir de
siniestros naturales(terremotos) o incendios, pero
también por castigo de su infidelidad (Capua) o su
oposición a Roma (Carthago, Jerusalén, Numancia)
cómo culminación de su conquista. Existe también el caso de
ciudades destruidas en guerras civiles internas (Cremona).
En algunos casos como el de Carthago y Jerusalén,
disponemos de sus planos anteriores y posteriores a tales
hechos, los que permitirá, más abajo, análisis de interés
para la comprensión del urbanismo romano.
9. Ciudades utópicas: sobre éstas contamos con pocos
datos. Pero, así como Platón fue llamado a Siracusa en el
siglo III AC, para poner en práctica sus esquemas urbanos
de la "República", también, al parecer, hubo, en la época
posterior, intentos de fundación de ciudades sobre
modelos teórico-filosóficos determinados. El filósofo neoplatónico Plotino, que enseñaba en Roma, interesó en el
proyecto de una ciudad neoplatónica, en la región de
Campania, al emperador Gallieno. Existen también
indicios de que Espartaco, el líder de la rebelión de
esclavos del siglo I AC, intentó fundar una colonia
utópica, basada en la propiedad comunitaria, en la
región de Lucania.
Condición jurídica
Como vimos al considerar el tema territorial de las
provincias, el desarrollo del Imperio se basa,
jurídicamente, en las instituciones de la ciudad romana,
dejando en una cierta imprecisión las reglas
aplicables a los pueblos sometidos. Algo similar
sucede en el plano de las ciudades: las colonias y
ciudades con derecho romano o latino se encuadran
perfectamente en un marco jurídico, pero no sucede
lo mismo con las demás.
En la condición jurídica de las ciudades del Imperio
encontramos, además, una manifestación de su
historia, ya que tal condición nos indica su origen y,
en la medida que esa condición cambia, también
indica su desarrollo. Por otra parte, la condición
jurídica, implícitamente, nos dice bastante sobre la
cultura de la ciudad: la posibilidad jurídica de acuñar
moneda, de mantener instituciones propias, etc., hace
referencia al nivel cultural alcanzado en determinado
momento.
A. Colonias: son las que se componen de ciudadanos
romanos, en asentamientos nuevos, o sobre
asentamientos nativos existentes.
Tienen, plenamente, el derecho romano, con sus
derechos y obligaciones propias. El concepto jurídico
de colonia es relativamente independiente del hecho
fundacional, ya que algunas ciudades (o incluso,
"cannabae") reciben tal condición, como un honor
que se les confiere, sin haber sido creadas como tales.
B. Ciudades con Derecho Romano: son aquellas, no
romanas, que pueden mantener sus leyes y
magistrados propios, pero que, además, tienen las
obligaciones de pagar impuestos y aportar fuerzas a
las legiones (servicio militar).
IHAUB. FAUD. UNC 2011
C. Ciudades con Derecho Latino Antiguo: este régimen
jurídico ("ius latii") es el que habían tenido las ciudades
italianas latinas hasta el 90 AC, en que se les otorgó el
romano. Desde esa fecha, tal régimen quedó vigente sólo
en algunas ciudades provinciales. En España, es extendido
a todas las ciudades con Vespasiano, lo que permitía a
los ciudadanos servir en las legiones, aspirando a todos
los grados militares.
D. Ciudades libres: no tienen derecho romano ni latino.
Mantienen sus propias leyes, administración autónoma,
percepción, de impuestos, acuñación de moneda e
incluso, la opción de recibir a desterrados romanos y
hacerlos ciudadanos propios. Pero esta condición
jurídica puede ser revocada unilateralmente por Roma,
por ley o senado consulto.
E. Ciudades federadas: Tienen una condición similar a la
anterior, pero originada en un tratado. Están exentas de
tributos territoriales.
F. Ciudades estipendiarías: Al igual que las libres,
pueden mantener leyes, moneda e instituciones propias,
por decisión unilateral de Roma. Pero, principalmente,
deben rendir tributos a Roma, ya sea de manera
personal o colectiva, en efectivo o especies. Su suelo no le
pertenece, sino que es parte de la propiedad romana
del "ager provinciais", y sólo se les asigna,
provisoriamente para su trabajo, a título de "possesio".
Modelo formal
En la cultura romana, tuvo existencia concreta un
modelo formal, con arreglo al cual se constituían las
nuevas ciudades. Este modelo formal debe haber sido,
por lógica, una necesidad inevitable, dada la gran
actividad de fundaciones urbanas, que exigía una
codificación, una "standarización" de los elementos en
juego. Los textos de los "Gromatici", así llamados por
referencia a los técnicos especial izados que realizaban
los trazados y orientaciones de los asentamientos, revelan
el esfuerzo realizado con tales fines de ordenamiento.
Por otra parte, lo que aquí llamamos "modelo formal"
no es sólo un procedimiento técnico, sino también una
55
DECUMANO
CARDO
práctica ritual, que está íntimamente ligada al
concepto religioso de la ciudad y de sus instituciones.
Definiremos sintéticamente ese modelo utilizando
cuatro categorías:
a) Ejes y trazado;
b) Recinto y borde;
c) Zonas;
d) Posición y orientación.
(Fig. 3).
Fig. 3. El modelo urbano
Fig. 4.
a) Ejes y trazado: desde el centro de la ciudad,
parten dos ejes perpendiculares, respecto de los
cuales se ordenan el resto de los elementos. Las cal
les secundarias, por ejemplo, son dos series paralelas
a estos ejes, y, a su vez, dividen el espacio de la
ciudad en partes residenciales privadas (las "insulae")
o públicas. El conjunto de ejes, que son también calles
principales, y calles secundarias, se constituye en red
circulatoria de la ciudad, conectado al sistema
circulatorio territorial por las puertas. El trazado total
puede o no coincidir con el trazado territorial de la
"centuriatio", aunque lo primero se considera la mejor
situación. En Carthago vemos un caso de divergencia
de ambos trazados.
b) Recinto y borde: el recinto de la ciudad es el
espacio interior propio de la misma, diferenciado del
exterior por su borde. El recinto debe adoptar una
forma rectangular correspondiente al trazado, borde,
por su parte, puede concretarse como muralla o como
empalizada. En la intersección del borde con los ejes,
aquel se interrumpen para dar lugar a las puertas, ti
borde, desde luego, cumple no sólo función
demarcatoria, sino también defensiva.
c) Zonas: la diferenciación interna del recinto se
manifiesta
una diversidad de zonas. En principio
d) Hay zonas privadas (residenciales) y zonas
públicas, de las cuales se destaca el Foro que debe
es generalmente en el centro del trazado, o sea en la
56
IHAUB. FAUD. UNC 2011
intersección de ejes y que debe incluir los principales
edificios, monumentos, y actividades públicas.
e) Posición y orientación: Ubicada en diferentes
contextos gráficos, de acuerdo a necesidades y
posibilidades, el conjunto ciudad debe orientarse según
los puntos cardinales. Su eje "cardo” debe ir de norte a
sur, y su eje "decumano" de este a oeste.
Examen Formal
El examen de los planos de las ciudades romanas
presenta, ante todo, una relación evidente con el
modelo formal anterior: siempre es visible que la
planificación de la ciudad responde en alguna medida al
mismo. Pero, simultáneamente, la manera en que esto se
realiza es de una gran variabilidad.
Cada asentamiento exhibe una variación particular y
también una referencia al modelo. En lo que sigue, hemos
tipificado algunas maneras de variación, con los ejemplos
respectivos.
Variante a): Imprecisión cosmográfica (influencia en la
orientación).
La aplicación del principio de la orientación, conocido
teóricamente, dependía de la disponibilidad de
instrumentos y técnicos especializados. Las legiones y
grupos que, en territorios lejanos, debían orientar un
asentamiento, no siempre disponían de los mismos. La
forma más simple de determinar los puntos cardinales se
iniciaba fijando el Este, por observación directa de la
salida del sol. Y cómo este punto del horizonte varía a
través de las estaciones anuales, se producía un error
apreciable en la orientación, que es visible en los planos
de muchos asentamientos (Fig. 4).
Variante b): Adaptación a la geografía (influencia en
orientaron y trazado).
La presencia de un río, una costa marítima o una
elevación cuya dirección fuera divergente de los puntos
cardinales, frecuentemente conduce a seguir a la primera
como eje de la orientación. Con ello, se acomoda mejor
el trazado a la pendiente del terreno, consiguiendo una
serie de calles en la dirección de la misma, que se
resuelven a veces con escaleras y otra serie sin
pendiente. La variante permite también acomodar
más prolijamente el trazado a un puente o a un
camino costero. Ejemplos: Ticinum (Pavía, Fig. 5) o
Placentia (Piacenza, Fig. 6).
La variante no es absoluta: se encuentran orientaciones
estrictas, con prescindencia de un río.
Variante c): Asimetría (influencia en trazado).
Ejemplo: Philippópolis (por el emperador Filipo el
Árabe, en 244-249 DC), presenta un cardo adicional
que, además, se desvía para rodear una elevación
comprendida en el recinto (Fig. 7).
Oea (Trípoli; ciudad de origen fenicio, con condición
de libre en época de Augusto, municipio romano con
Septimio Severo), presenta un cardo paralelo al
puerto, tres decumanos principales, con sus puertas
respectivas, y un borde limitado a la parte terrestre,
cumpliendo la ribera el resto de la función defensiva.
(Fig. 8).
Variante e): Linealidad (influencia en orientación,
trazado y recinto).
Consiste en el predominio de uno de ambos ejes, de
modo que la ciudad se desarrolla principalmente en
esa dirección, de modo lineal. Se origina en una
característica topográfica o bien en la influencia de
una vía. Cuicul (ciudad berebere que recibe una
colonia de veteranos en el siglo I DC) se desarrolla
sobre una colina en dirección NO-SE, sobre la que
corre un cardo parcialmente porticado y el propio
foro. Como se ve, no sólo hay aquí una adaptación al
terreno, sino también a una resolución urbana
prerromana. Ostia, el puerto de Roma (colonia en el
338 AC, ampliada en el 87 AC), crece
paralelamente al Tíber, a lo largo de un decumano
aproximadamente paralelo al mismo, que, además, se
prolonga en la vía que conduce a Roma (Fig. 9).
Variante f): los campamentos militares (influencia
múltiple) (Fig. 10).
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Desde el punto de vista conceptual, el asentamiento
militar se distingue por su transitoriedad. Puede ser
establecido para una noche, en campaña, pero también
puede transformarse en asentamiento permanente de una
legión, convirtiéndose en una formación estable. En este
caso, se da la atracción de población que origina las
"cannabae". Muchas de las colonias, desde que son
fundadas con veteranos del ejército y con funciones de
vigilancia, pueden, en este sentido, asemejarse a los
campamentos.
El esquema formal del campamento se aparta del
modelo básico urbano de manera precisa: en los ejes, se
enfatiza el norte-sur, que toma el nombre de “vía
principalis". Por su parte, el eje decumano" se corta, en
el centro, al llegar al Pretorio, que es dónde reside el
comandante, y que, por su situación corresponde a la
posición del Foro en las ciudades.
La puerta oeste (decumana) en muchos casos no aparece,
lo que se atribuye a que se consideraba al Occidente
como lado "desfavorable" ya que representaba la
muerte del sol. Por lo mismo, el Oriente era el lado
"bueno": representaba a la salida del sol, los dioses
benefactores, etc.
Por el corte del "decumano", los campamentos presentan
un trazado en forma de "T". Las ciudades crecidas a partir
de campamentos denuncian su origen en esta
característica.
En época imperial, el modelo del campamento se
enriquece con otros ejes norte-sur (vía quintana, vía
sagularis). Los bloques correspondientes a las "insulae" del
modelo general, son en este caso, los ocupados por los
diversos cuerpos del ejército (cohortes, auxiliares,
caballería), y las diversas combinaciones de los mismos en
cada campamento, causan trazados secundarios diversos.
En cuanto a posición y orientación, los campamentos
comparten las variantes urbanas generales: se adaptan a
las situaciones geográficas; son imprecisos en su
orientación (Fig. 4).
Variante g): Adaptación a hechos urbanos o
territoriales preexistentes (influencia múltiple).
57
Fig.5. Ticinium (Pavia)
Fig. 6. Placentia (Piacenza)
Fig.
7.
Philippópo/is
(Shehba),
esquema. 1: foro; 6: teatro; 7: arco
cuadrifronte; 15: acueducto
Fig. 8. Oea (Trípoli), esquema. 7: arco
cuadrifronte.
Asentamientos, vías, monumentos anteriores, son en
algunos casos conservados por los nuevos
asentamientos romanos, que deben, por ello, adaptar
su esquema a tales condicionantes.
Londinium (Londres) era un centro comercial situado
sobre el Támesis, sobre el cual los romanos, tras la
victoria de Claudio (43 DC) establecen una ciudad y
un puerto, algo después. Mantienen la calle principal
paralela al río y definen un trazado regular. Del
puerto comercial, partían vías hacia otras colonias (al
N., a Eburacum; al O., a Calleva Atrebatum, etc.), por
lo que se puede considerarla un verdadero nudo
caminero-portuario.
En Lutetia Parisiorum (París), el asentamiento gálico
preexistente se disponía sobre la isla del Sena, más
una red viaria hacia el sur. Aquí, los romanos
asimilan su cardo a la calle principal anterior y, la
superposición de trazados gálicos y romanos produce
la formación de "insulae" irregulares.
Otro caso de superposición es el de Pompeya,
ciudad osea y luego samnita, que recibe una colonia
por parte de Sila en el 80 AC. Pompeya había sido
ampliada y regularizada en parte, a la manera
hippodámica, en el siglo V AC. En la zona más
antigua, sin embargo, no había un paralelismo de las
calles, lo que origina "insulae" trapezoidales. La
historia urbana de Pompeya, desde luego, acaba con
la erupción del Vesubio en el 79 DC.
Numancia, la ciudad celtibérica que costó tanto a los
romanos rendir, tenía, previamente, un trazado
regular de "insulae" rectangulares. Luego de su toma
y destrucción, en el siglo I AC, es reconstruida
siguiendo el esquema anterior, mejorando el ancho
de las calles y corrigiendo algunas irregularidades.
En África, tenemos los ejemplos de Gightis y Dougga,
ciudades de origen fenicio y trazado irregular, que los
romanos continúan. Además, respetan los santuarios de
Baal (Dougga) y del rey númida Massinissa. Los foros,
58
IHAUB. FAUD. UNC 2011
que se ven interrumpidos por estos monumentos, se
desarrollan de una manera fragmentada.
Un ejemplo notable de esta variante es Nova Athenae,
que es algo así como una ciudad-satélite de Atenas, que
Adriano funda en su periferia, caso de respeto a lo
existente al que es difícil encontrar ejemplos análogos.
En Oriente, Roma en general continúa la urbanística de
los reyes posalejandrinos, y esta variante de adaptación
a preexistencias será, si se quiere, aún más frecuente que
en Occidente. Gerasa (Djerach), una de las tantas
Antioquias fundadas por Seleuco I, es reconstruida en el
siglo II DC, siguiendo el trazado original: avenidas
columnadas, arcos "tetrapilonos" en el cruce de ejes y
adaptación al terreno y el curso de agua que la
atraviesa, que es salvado con puentes (Fig. 11). Los
decumanos principales son tres, y el cardo, al sur,
culmina en una plaza de forma semicircular. De la
misma manera, la Antioquía del río Orontes, se ve
modificada, en la fase romana, sólo por la introducción
de elementos arquitectónicos (como el arco cuadrifronte de Tiberio) o el crecimiento periférico (edificaciones
palaciales sobre la isla, en el siglo III DC), (Fig. 12).
En Baalbek (colonia romana de Heliópolis), se
continuará incluso la función ritual del asentamiento de
origen fenicio. La plataforma artificial de piedra sobre
la que se construye el santuario romano es la misma que
habían elevado los fundadores. Como se ve, en el tema
de la plataforma, nos hallamos frente a un hecho típico
de la cultura mesopotámica, que los romanos adoptan
(Aún más, sobre la misma plataforma, y con los
materiales de los templos existentes, se hará, más
adelante, la basílica cristiana del lugar). Los gigantescos templos de Baalbek se edifican a partir del siglo III
DC, con Antonino Pío. Con Caracalla, más tarde, se hace
a Baalbek sede de juegos periódicos, relacionados con su
función ritual.
Todas estas ciudades (Gerasa, Antioquía, Baalbek), como
también Damasco, Bosra, los puertos fenicios de Tiro,
Sidón; Jerusalén y Palmira (que trataremos por
separado) están íntimamente ligadas con la
comunicación comercial con el Oriente más lejano y el
"limes" especial que Roma constituye en la zona
correspondiente.
En Egipto, encontramos, a nivel urbano, solamente la
fundación de Antinópólis, que el emperador
Adriano dedica a la memoria de un amigo suyo
fallecido en un viaje con él por el Nilo, y que se
limita en principio, a un conjunto de funciones
religiosas. Como se ve, no hay, como no la hubo con
la dinastía de los Ptolomeos macedónicos, una
urbanística helénica propiamente dicha en Egipto,
que se limitó a la fundación de Alejandría y
Ptolemaide, las que, situadas en el delta del Nilo, de
cara al mar, continuaron la temática de Naucratis: es
decir, una urbanística helénica propiamente dicha en
Egipto, que se limitó a la fundación de Alejandría y
Ptolemaide, las que, situadas en el delta del Nilo, de
cara al mar, continuaron la temática de Naucratis: es
decir, una colonia comercial exportadora que envía a
la "oikoumene" los productos egipcios. Desde la
fundación de tales ciudades, luego todo se reduce a
aportes de orden arquitectónico, como los monumentos
que se van agregando en Alejandría, o en algún otro
lugar muy delimitado, como la isla sagrada de Philae,
que recibe, en época trajanea, un templo.
Oriente, en síntesis, es el ámbito de las intervenciones
más restringidas o más "cautelosas" del urbanismo
romano. A esto contribuyen tanto una política de
mayor tacto (piénsese que Augusto nunca quiso
declarar a Egipto como provincia, para no herir el
honor del país), como así también el hecho de la gran
elaboración que el urbanismo helenístico había
alcanzado allí. Los romanos, con sus esquemas, más
simples bien factibles en la Europa occidental,
debieron, en oriente, reconocer y "aprender" de un
saber mucho más desarrollado.
Variante h): Disposición de espacios públicos
Tomando solamente el tema de los foros, nos
encontramos ante una buena cantidad de casos en los
que estos espacios varían su disposición con respecto al
modelo básico, que los asignaba al centro de la
IHAUB. FAUD. UNC 2011
ciudad en coincidencia con el cruce de los ejes
principales. Hay foros excéntricos, foros lineales, foros
múltiples y de función específica.
Hay Foro excéntrico en Lucca (Fig. 13) y en Leptis
Magna, en la costa africana (Fig. 14). En Leptis, el foro
situado al final del cardo, coincide con el área abierta
de la ciudad fenicia preexistente. Con la subida al
Imperio de Septimio Severo, Leptis recibe un impulso extraordinario (es el caso de las ciudades "natales" ya
mencionado). Se construye un Foro nuevo, paralelo al
cardo, cercano a la orilla del Lebda y una gran avenida
porticada anexa.
En Antioquía (Fig. 12), hay dos foros simétricos al cardo
y que se abren a un decumano también porticado. Estos
casos, como el de Pompeya, son ejemplos de foros
múltiples y su forma más notable es, por supuesto, la
proliferación de foros en Roma (Fig. 15), los que incluso
cobran funciones diferenciadas (comercial, política, etc.).
Foros lineales los encontramos en ciudades del mismo tipo,
como Cuicul, pero no siempre: Ostia, siendo también
lineal, no presenta esta característica (Fig. 9). En las
ciudades caravaneras, como Palmira, podemos decir que
la gran avenida porticada cumple las funciones de un
gran foro que se extiende linealmente por la misma, ya
que la función fundamental de mercado (esto es,
comercial) se desarrolla en toda la longitud.
Con el análisis más específico de las zonas urbanas,
entramos ya al análisis de la parte arquitectónica (Desde
luego, no hemos agotado las posibilidades de estudio de
las ciudades, sino solamente apuntamos las variantes más
notables. Se podría seguir, por ejemplo, con el análisis de
las diversidades de las "insulae", de las vías secundarías, de
las formas de crecimiento).
Cuando se hace con mayor detalle el análisis de los
espacios públicos, aparecen las diversas expresiones
arquitectónicas: los templos, los edificios de gobierno y
administrativos, las termas, etc. A manera de ejemplo, y
entrando en algo que usaremos en su momento, señalemos
solamente dentro de las zonas recreativas, la posición
urbana de los anfiteatros.
59
Fig. 9. Ostia, esquema. 1a: foro; 1b:
plaza; 2: templos; 3: termas; 6: teatro.
Fig. 10. Esquema de Campamento
militar en época del Imperio.
Aquí tenemos, en general, tres variantes; dentro del
recinto (Timgad, Roma); fuera del recinto (Silchester,
Arlés, Lúea, Verona); y la variante más curiosa: a
caballo del borde del recinto: Treveris, Roma
(anfiteatro castrense). (Fig. 15).
Fig. 11. Gerasa (Djerach), esquema,
1: plaza y columna; 2: área
templaría; 7: arco cuadrifronte.
Fig. 12. Antioquía. 1: Foro, 7: Arco, 9:
Palacio, 10: Circo, 15: Acueducto.
Conclusiones
El examen formal de las ciudades romanas se ha
fundado, ante todo, en la observación de su realidad
construida, con referencia al modelo básico definido,
y con incorporación según los casos, de aspectos
funcionales, histórica y jurídica.
Existe una continuidad evidente entre lo territorial y
lo urbano, que se expresa en la polaridad OrienteOccidente. La urbanística romana en Europa
(Hispania, Galia, Britania, Italia) puede seguir con
mayor libertad con los términos del modelo básico. En
Oriente, por el contrario, el dominio helénico, ya
iniciado por Alejandro y sus sucesores (muy
especialmente los seléucidas), ya había cumplido su
programa de urbanización. Por así decirlo, Roma se
encuentra aquí con la mayor parte del trabajo ya
terminado, y su papel se reduce al de algunas
fundaciones complementarias o anecdóticas
(Antinópolis), o bien a transformaciones y
edificaciones que no trastornan demasiado los
esquemas existentes. Por otra parte, y a grandes
rasgos, está claro que el modelo romano no difería
del modelo helenístico, por lo cual esas actividades
complementarias o aditivas no encontraban
contradicción con el urbanismo helénico previo. Se
puede decir que ambos urbanismos son tan análogos
como lo son las intenciones de Alejandro Magno y las,
plenamente realizadas, del Imperio Romano.
Es en Occidente, entonces, en dónde se encuentran los
asentamientos romanos "ex-novo", realización más
"pura" del urbanismo romano. África, teniendo en
cuenta los ejemplos mencionados, presenta una
situación intermedia, ya que encontramos numerosas
60
IHAUB. FAUD. UNC 2011
ciudades de origen fenicio que persisten, en términos
generales, bajo el dominio romano.
Ahora bien, el concepto mismo de "ciudad ex-novo" debe
ser manejado con gran cuidado. Ya se vio, en el análisis
jurídico de las ciudades hispanas, que pequeña
proporción de las mismas eran las colonias. En el examen
formal, nos encontramos una y otra vez con la referencia
a asentamientos o vías preexistentes. El concepto de ciudad "ex-novo" por todo esto, queda entonces limitado a
la novedad romana en cuanto a trazado, orientación, o
bien zonificación, mientras que es visible, por debajo de
estos elementos, la permanencia de asentamientos no
romanos (ibéricos, galos, ligures, etc.), en cuanto a
posición, relación con vías y territorio, etc. El concepto
general más acertado para caracterizar el urbanismo
romano en Europa, entonces, parece ser el de la
"transformación y regularización" de las pautas urbanísticas existentes. Debe suponerse, que dada la
misma superposición o destrucción, los hechos anteriores
son menos visibles y de más difícil acceso.
Lo más cercano a una creación estrictamente "ex-novo"
puede ser encontrado en los campamentos. Situados,
frecuentemente, en situación de apoyo al "limes" o a vías,
estimulan, en la medida de su permanencia, la tracción
de población y actividades urbanas (las "cannabae"). Las
legiones de tales campamentos, debían además trabajar
la tierra y, consecuentemente con su establecimiento a
largo plazo, debían entrar en contacto e intercambio con
los nativos, resultando finalmente-en fusiones, familias de
origen romano-nativo, etc. Esto puede dar explicación,
por un proceso de relajamiento, a la progresiva
decadencia militar de los "limes" pero también indica la
sempiterna función de intercambio que cumple la ciudad
como hecho social. En estos casos, el urbanismo romano,
de manera similar a lo que sucede en Oriente, vuelve a
perder "pureza", ya que desencadena efectos de
crecimiento y fusión no previstos, los que darán su fruto,
de manera plena, con la Edad Media europea.
Decadencia y murallas
A fines del siglo III e inicios del siglo IV DC, las
ciudades del Imperio comienzan a realizar obras de
fortificación. La propia Roma, con Aureliano,
construye murallas a partir del 271.
Las murallas urbanas son una consecuencia de la
situación militar, que empeoraba a cada momento.
Los "limes" y asentamientos fronterizos pierden
eficacia, aún cuando ya habían iniciado un proceso
análogo de solidificación de sus bordes; ejemplo por
excelencia de este fortalecimiento es el muro de
piedra que, en época de Adriano, se hace en la isla
británica. En realidad el proceso corresponde a la
fase defensiva del imperio, que comienza con
Augusto.
La ineficiencia del "limes", aún fortificado al máximo,
provoca la decisión de Diocleciano de pasar a un
sistema defensivo en profundidad. Se crea un ejército
móvil que atacaría a los invasores, cuando éstos ya
estuvieran en territorio imperial, habiendo traspasado
el "limes". Esto presupone que, hasta la llegada de
tal auxilio, las ciudades podían ver a los invasores
presentarse ante sus puertas y que debían
defenderse por su cuenta. A este fin, corresponde el
amurallamiento general del momento.
En efecto, las murallas fueron eficientes como recurso
defensivo. Los invasores "bárbaros" no consiguieron,
en general, traspasarlas y debieron, casi siempre
limitarse al asedio. Tenían a su disposición otro
recurso que era cortar la provisión de agua
interrumpiendo los acueductos y otros abastecimientos
por cierre de las vías. Así fue rendida Roma por
Alarico.
El corte de acueductos y vías revela el carácter
dependiente de la ciudad con respecto a hechos
territoriales de comunicación y abastecimiento.
De cualquier modo, ante el hecho concreto de las
murallas, los invasores debían detenerse. La ineficacia
de francos, godos y demás contra las mismas, está
probada por el hecho de que, luego de conquistadas,
IHAUB. FAUD. UNC 2011
por otras formas, se dedican sistemáticamente a
destruirlas. Los vándalos derriban todas las de las
ciudades africanas (a excepción de Carthago, en la que
asientan su capital), el ostrogodo Witiges reduce todas
las murallas italianas a la mitad de su altura; Totila, otro
rey ostrogodo, deshace los muros de Berevento, Nápoles,
Spoleto y Tívoli, y aún así es criticado por sus
compañeros por no acabar con las de Roma.
Evidentemente los conquistadores no deseaban pasar por
las mismas dificultades si las plazas eran retomadas y
debían ser atacadas una vez más.
Si, haciendo uso de una imagen de Mumford, sostenemos
que las ciudades romanas funcionaron, en su fase inicial,
como "imanes" que atraían población, intercambios y
fusiones sociales, por el contrario el proceso de
amurallamiento puede ser interpretado como una
rigidización. Es decir, que la ciudad pasa de "imán" a
"recipiente". En su decadencia, el organismo urbano
tiende en cambio a perder los aportes que antes eran
atraídos, y su rigidización es una forma de conservarlos,
de retenerlos.
Todo esto coincide perfectamente con las características
del Imperio tardío: inseguridad general, centralización
de la autoridad y pérdida de autonomía municipal;
obligatoriedad de mantener los oficios o magistraturas
que ya no eran buscados voluntariamente, y, en síntesis,
una tendencia al éxodo urbano. No es accidental la
aparición de los anacoretas, místicos cristianos que,
fundándose en todo este proceso y, desde luego, en la
propia fe religiosa, promueven el abandono de las
ciudades, individualmente o en grupos que, más
adelante, se desarrollan plenamente con el fenómeno de
los monasterios.
Físicamente, el proceso de decadencia implica, entonces,
una rigidización general y especialmente del borde
urbano (la muralla) y la detención del proceso de
crecimiento urbano, tendiente a invertirse de sentido,
hacia la despoblación.
La decadencia de las ciudades como organismos de
plena vitalidad está estrechamente ligada con todo el
fenómeno imperial romano y se puede comprender
61
Fig. 13. Lucca. 1: Foro, 4: Anfiteatro
Fig. 14. Leptis Magna, esquema, la: Foro
antiguo; 1b: Foro nuevo; 3: termas; 6: teatro;
7: arco cuadrífronte; 10: estadio.
partiendo del aspecto institucional. Si bien esas
formas institucionales surgían del núcleo religioso
original de la "polis" y este núcleo había ya entrado
en crisis en la época alejandrina, sin embargo el
mismo hecho del imperio acelera pronunciadamente
ese proceso.
El concepto clásico de ciudad helénica es el de una
asociación de familias para diversos fines, pero que
siempre se sintetiza en la aparición de un sistema de
cultos religiosos e instituciones comunes absolutamente
locales e intransferibles. El fuego sagrado del culto
propio de cada ciudad, guardado en el "pritaneo"
helénico, y que en la ciudad de Roma era alojado en
el templo de Vesta, es el símbolo más indicado de la
asociación urbana (la "civitas").
Ahora bien, las ciudades de la "oikoumene" que,
sucesivamente cayeron bajo la autoridad romana lo
hacían de dos maneras: eran sometidas o aliadas. Las
sometidas perdían completamente sus instituciones. Y
no sólo eso. La fórmula del sometimiento (la
"deditio"), establecía que la ciudad rendida
entregaba a Roma sus personas, murallas, tierras,
aguas, casas, templos y dioses. De este modo, la
ciudad sometida (de un modo similar a las
"provincias"), quedaba, sin régimen jurídico explícito
y propio, al arbitrio de Roma. Las instituciones, en
este caso, quedan destruidas lisa y llanamente al ser
retiradas sus bases personales, rituales, etc. Aunque
la ciudad material (la "urbs") subsista, la ciudad como
hecho humano (la "civitas") desaparece
completamente.
Las ciudades aliadas (es decir, las "federadas" o
"socias") entrarán en un proceso que conduce a los
mismos resultados, pero de otra forma. Estas ciudades
mantenían sus instituciones, debiendo, por su parte,
respetar la autoridad superior de los magistrados
romanos y pagar los tributos establecidos, si los
hubiere. Pero, como hemos visto, las instituciones
tradicionales de la ciudad eran absolutas: debían,
por esencia, ser autónomas, completas y de
62
IHAUB. FAUD. UNC 2011
autoridad total sobre su jurisdicción. El predominio de la
dominación romana hacia que estas instituciones
evolucionaran hacia una existencia meramente formal, ya
que, como en realidad el poder estaba en Roma, las
cuestiones se dirimían ante el Senado de la Urbe,
adonde iban las diversas ciudades y personas a arreglar
sus asuntos. Las instituciones urbanas se vacían de
contenido. Vemos así a los "estrategas", en época
romana, pasar de su función tradicional de jefes
militares, a encargados del cuidado de las calles y los
mercados.
Por otra parte, como hemos visto en el análisis jurídico
del caso hispánico, las ciudades presionaban para
encuadrarse en la situación más favorable, que era, a
través del pasaje por las diversas formas de
encuadramiento jurídico, llegar a la ciudadanía romana.
Con esto, al mismo tiempo, abandonaban definitivamente
(como le pasaba, por fuerza, a las sometidas) sus
propias instituciones.
Con el fin del Imperio de Occidente, las ciudades,
decaídas y rigidizadas, subsisten. En alguna medida, hay
una reaparición de las autonomías, bajo la autoridad
local de los obispos cristianos, que vienen a llenar el
hueco producido por la caída del poder central. Las
formas urbanas persisten a su modo luego del imperio: se
trastornarán funciones, pero algunas edificaciones toman
un valor inesperado en la evolución subsiguiente. En
Nimes, el anfiteatro funciona como ciudadela durante los
choques entre facciones visigodas. En Arlés (Arélate) el
núcleo medieval se dispone en el interior del anfiteatro,
de modo similar a lo que sucede en Spalato con el palacio de Diocleciano.
Por lo demás la actividad urbanística estricta de los
reyes germanos sucesores del Imperio es muy reducida.
La primera ciudad que fundan en Europa es Recópolis, en
España (en 678 DC, por el rey visigodo Leovigildo),
seguida en ese país, por sólo dos ciudades más, hasta la
aparición musulmana: Victoriacum y Ologicus, las que,
por otra parte, no son más que pequeñas fortalezas.
En el caso de la propia Roma, afectada por el
traslado de la capital imperial a Constantinopla,
primero, y la caída del Imperio occidental, después,
el proceso de decadencia es mucho más violento.
Muchos edificios son despojados de adornos, para
construcciones en la nueva capital y otros destruidos
para aprovechar sus mármoles.
de "Nueva Roma", y en Constantinopla se siguió
pensando, siempre, que los romanos verdaderos eran los
que estaban en la nueva capital imperial.
El Foro en el Medioevo, acaba como campo de pastoreo.
Fig. 15. Roma en época imperial, esquema. 1 a.
Foros imperiales. 1 b. Foro romano. 1 e. Foro
Boario. 2 a. Templo de Divo Adriano. 2 b.
Panteón. 2 c. Área templaria del Capitolio. 2 d.
Templo de Roma y Venus. 2 e. Templo del Divo
Claudio. 3 a. Termas de Diocleciano. 3 b. Termas
de Nerón. 3 c. Termas de Agripa. 3 d. Termas de
Constantino. 3 e. Termas de Trajano. 3 f. Termas
de Caracalla. 4 a. Anfiteatro Flavio (Coliseo). 4 b.
Anfiteatro Castrense. 5. Cuartel (Castra Praetoria).
6 a. Teatro de Pompeyo. 6 b. Teatro de Marcelo.
8 a. Harrea Galbana. 9. Palacios imperiales del
Palatino. 10 a. Circo de Gayo y Nerón. 10 b.
Estadio de Domiciano. 10 c. Circo Máximo. 14 a.
Mausoleo de Augusto. 14 b. Mausoleo de Adriano.
16 a. Pórtico Pompeyano. 16 b. Pórtico Aemiliano.
Casi su propio espíritu le es retirado, ya que
Constantino había fundado su capital con el nombre
IHAUB. FAUD. UNC 2011
63
Fumagalli, Vito.
Vito Fumagalli
Reedición de los capítulos 1 y 10 del libro:
Las Piedras Vivas
Ciudad y naturaleza en la Edad Media.
Las Piedras Vivas
Ciudad y naturaleza en la Edad Media.
(1988).
Editorial Nerea. Madrid 1989.
Traducción Carlos Alonso
Capítulo 1. Páginas 13 a 21
Capítulo 10. Páginas 105 a 120
Las ciudades muertas
La ciudad y los muertos
Capítulo 1
64
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Las ciudades muertas
A finales del siglo VI, San Colombano se encontró,
según su biógrafo, con doce lobos mientras
atravesaba un bosque francés. El Santo permaneció
inmóvil y los animales se le acercaron hasta llegar a
tocar sus vestiduras. San Colombano no sintió miedo
pues confiaba en la ayuda de Dios, y las fieras se
alejaron sin hacerle daño alguno.
Este episodio es indicativo de unos hechos que solían
ser muy frecuentes: el encuentro de hombres y
animales salvajes que a principios de la Edad Media,
abundaban en un paisaje asilvestrado desde hacía
siglos, en el que crecían espesos bosques y
blanqueaban las ruinas de las poblaciones destruidas
durante las invasiones o abandonadas tras una larga
decadencia. El abandono, la despoblación y la
mezcla de ruinas y vegetación asilvestrada, que iba
extendiéndose por vastísimas regiones, se dieron por
todas partes, incluso en las áreas de lomas habitadas
anteriormente y en las llanuras que, en otro tiempo,
estuvieron cultivadas en su mayor parte.
Cuando San Colombano fundó, hacia el año 612, un
monasterio en Bobbio que tomó su nombre, las colinas
de Piacenza (Italia), a tan sólo 270 metros de altitud,
estaban abandonadas, cubiertas de bosques e
inmersas en la soledad. El Santo fundó también otro
monasterio en Luxeuil (Francia), donde aún seguían en
pie los templos paganos con sus estatuas inmóviles en
el silencio de la espesura, rodeados de árboles que
habían ido creciendo, numerosos, sobre las ruinas de
la antigua población romana por las que
merodeaban tan sólo los animales salvajes.
En esas mismas terribles condiciones se encontraba el
territorio en el que San Vandregiliso fundó la abadía
de Fontenelle, en Normandía, hacia el año 649. El
lugar estaba lleno de zarzas y matorrales e inundado
de aguas pantanosas, tal y como dice el texto del
siglo IX que describe la fundación del monasterio. En
Fontenelle, Bobbio y otros lugares, los monasterios
IHAUB. FAUD. UNC 2011
volvieron a llevar hombres y cultivos a zonas de las que
habían desaparecido hacía mucho tiempo.
Bobbio y Fontenelle se convirtieron en célebres centros
de cultura durante toda la Alta Edad Media y asumieron
una función que fue anteriormente prerrogativa de la
ciudad. Ella había sido el eje principal del territorio,
incentivando su roturación y concentrando en sí misma el
comercio, el artesonado y las estructuras organizativas
principales: las eclesiásticas, las políticas y las culturales.
Los monasterios ejercieron en la Alta Edad Media tales
funciones con mayor energía que muchas de las ciudades
supervivientes, puesto que el monasterio, que surgía casi
siempre en el campo, constituía en cierto modo un fruto
espontáneo profundamente radicado en el mismo.
La sustitución de la ciudad en decadencia por el
monasterio fue mucho más frecuente fuera que dentro de
Italia, país en el que muchas de sus ciudades
conservaron, a pesar de dicha decadencia, su función de
centro organizativo del territorio circundante. En efecto,
en Italia surgieron numerosos monasterios en las ciudades
o se alinearon con las mismas al construirse junto a sus
murallas, mientras que en Francia o Alemania los
monasterios fueron el origen de muchas ciudades.
Con todo, la ciudad había ido declinando, convirtiéndose
en algo muy distinto a lo que había representado en un
tiempo ya lejano. El mundo antiguo había logrado en
Occidente una organización compleja basada en las
ciudades: los romanos, herederos de los etruscos, fueron
constructores de ciudades, urbanizaron el territorio,
transformándolo mediante una vasta y densa urdimbre
cuyos nudos eran los núcleos urbanos. Estos fueron a un
tiempo centros administrativos, religiosos o culturales y
sede de mercados, actividades financieras y artesanales,
además de convertirse a menudo en núcleos de
población de notable importancia. Centro de encuentros
e intercambios, las ciudades animaban, como células
activas, el territorio, dotándole de homogeneidad y
unificando sus distintas zonas.
Aunque la economía -y la civilización- era
fundamentalmente agrícola, la producción de artículos de
65
consumo y de lujo y el comercio de los mismos era un
fenómeno relevante.
Al correr el tiempo decayeron, se apagaron
lentamente muchas ciudades. El vasto territorio del
Imperio se vio afectado en su totalidad por un
proceso de atonía, de mortificación económica y
social. En campos y ciudades los hombres se aislaron
de los hombres, se debilitó el Estado, decayó la
cultura y las invasiones bárbaras aceleraron y
acentuaron esta situación. La misma agricultura entró
en decadencia y las tierras volvieron a cubrirse, como
no se veía desde hacía muchos siglos, de bosques,
matorrales y pantanos. En los propios espacios
urbanos empezaron a crecer matorrales, árboles y
arbustos espontáneos. Las casas y murallas fueron
desmoronándose y la población disminuyó muchísimo.
Muchas ciudades desaparecieron y sus ruinas,
diseminadas a lo largo y ancho de un paisaje que fue
asumiendo, hacia el siglo VI, el aspecto de un terreno
desolado, adquirieron a los ojos de quienes las
contemplaban un aspecto terrorífico: profanadas por
el tiempo y por los hombres, enemigos, invasores,
depredadores, las ruinas de las ciudades, iglesias y
aldeas esperaban una nueva consagración y
reutilización (lo que hicieron los monjes en numerosas
ocasiones, como veremos). Destacando entre los
matorrales o apareciendo de repente al paso de
quien atravesaba el bosque, las ruinas mantenían su
carácter de lugar sagrado negativo, tétrico y hostil.
Eran las ciudades muertas, los restos profanados de
la civilización antigua rescatada por el Cristianismo,
cementerio de cristianos asesinados por los bárbaros,
de mártires que esperaban ser encontrados y
venerados. Sonidos, ruidos o aterradores silencios y
luces en la noche señalaban su presencia, unas veces
evidente, otra oculta por la tierra, las hierbas altas y
las plantas.
De este modo, en el paisaje rural de la Alta Edad
Media, poblado de ruinas de ciudades romanas,
aldeas e iglesias abandonadas, la presencia de los
mártires cristianos aleteaba de forma ostensible,
66
IHAUB. FAUD. UNC 2011
provocando apariciones y sucesos portentosos,
caracterizando desde un punto de vista material y
transformando los elementos naturales, mediante una
asombrosa mezcla de lo natural y lo sobrenatural. El
mundo parecía así diferente del que era en realidad,
teñido de extrañas tonalidades: la intervención del más
allá lo volvía semejante al más allá mismo, ya que este
mundo se proyectaba en el otro, contemplado como un
jardín delicioso si se trataba del mundo de los justos. En
el siglo IX, el cronista de la abadía de la Novalesa,
hablando de una donación de tierras al monasterio, nos
cuenta que en ellas existió anteriormente una ciudad
romana donde sufrieron el martirio numerosas personas.
Se decía que fueron tantos los hombres y la sangre
derramada que las piedras de un río que pasaba por
allí rezumaban sangre cuando el monasterio recibió en
donación aquel «sagrado» lugar. La sangre de los
mártires había empapado materialmente la tierra,
dando un tinte fuertemente sagrado al lugar y
predestinándolo así a convertirse en posesión monástica.
Casi cuatro siglos antes, hacia el año 610, San
Colombano, que ya había fundado algunos monasterios
en Francia, llegó a Italia, a la corte del rey longobardo
Agilulfo. Alguien le dijo que «en la soledad de los
Apeninos», no lejos de Piacenza, había una iglesia
derruida dedicada al apóstol Pedro en la que se
producían hechos milagrosos. San Colombano se propuso
entonces ir con sus compañeros a restaurarla y fundó en
el lugar, como hemos visto, el monasterio de Bobbio,
destinado a hacerse famoso. Las ruinas ya habían
detenido a San Colombano en su largo camino desde
Irlanda hacia el Sur, cuando decidió fundar en Francia,
como decíamos más arriba, un monasterio sobre las
ruinas de una antigua población deshabitado e invadida
de maleza.
En la atracción de los monjes por las ciudades y pueblos
abandonados jugaban varios factores: la disponibilidad
del material de construcción necesario para sus nuevos
edificios y la certidumbre de poder vivir en un territorio
que había asegurado el alimento en épocas pasadas, y
todo ello envuelto en las características de belleza
paisajística, de ascendencia bíblica, que
caracterizaban los lugares predestinados a la vida
espiritual. Con todo, la presencia de lo sobrenatural
debía contar no poco en el esfuerzo de las
agotadoras marchas de los hermanos, en busca de un
lugar predestinado, hacia iglesias o núcleos urbanos
abandonados desde hacía tiempo por los hombres,
lugares en los que era fácil imaginarse que una
incursión de bárbaros paganos había martirizado a
los seguidores de la auténtica fe, convirtiéndoles así
en santos. Por ello, y al igual que San Colombano,
los monjes se informaban de dónde había ruinas de
iglesias y ciudades, o bien se encontraban con ellas al
recorrer un paisaje que hasta el siglo IX no fue otra
cosa que una alternancia de bosques y campos
repletos de ruinas en los que los restos aparecían
entre los matorrales frecuentados por los pastores. El
paisaje «de ruinas» caracterizaba grandes zonas de
la Europa centro-meridional y era familiar a los
hombres de la época, si bien la presencia
atemorizadora de muertos en los restos de iglesias y
poblados destruidos era un aspecto muy destacado.
Cuando el fundador de la estirpe de los Canosa
decidió fortificar a finales del siglo X una nueva
aldea, Brescello, situada junto al Po en la región de
Reggio Emilia, ordenó recoger las piedras de la
ciudad romana, poco distante de la nueva población,
saqueada y destruida por los bizantinos en el año
603 para no dejar en manos longobardas una de las
mejores fortalezas del valle del Po. En las ruinas de
la ciudad, sede episcopal en otro tiempo, había
crecido la vegetación, que no las ocultaba por
completo, eliminando así, con la vista de dichas
ruinas, el temor que éstas inspiraban. Un día -nos
cuenta la Cronica Sancti Genesii- un joven pastor
metió un brazo en un profundo agujero de la zona y,
al no poder sacarlo, comenzó a gritar como un
poseso. Acudió gente, invocaron al que se creía
primer obispo de la ciudad, Genesio, y, cuando el
santo fue suficientemente implorado, pudo el
muchacho sacar el brazo de entre las ruinas. El relato
IHAUB. FAUD. UNC 2011
parece una advertencia a aquellos que no sienten
respeto por las ruinas que conservan el sepulcro de un
santo.
Toda una serie de acontecimientos nos confirman la
«vitalidad» de las piedras desmoronadas en la
despoblada zona de Brescello, recorrida de día por los
vivos y de noche -se decía- por los muertos. De hecho
una noche los padres del incauto muchacho se
despertaron al oír una maravillosa música, por lo que
salieron a mirar fuera de casa: una procesión de clérigos
vestidos de blanco, con cirios encendidos, desfilaba por
la landa, y a su cabeza iba un sacerdote de gran
estatura, San Genesio. Estos recorrieron un breve trecho
de terreno y luego se desvanecieron absorbidos por la
bóveda celeste, haciéndose cada vez más pequeños
hasta convertirse tan sólo en puntos luminosos entre las
estrellas. Poco tiempo después, en Milán, a un leproso se
le apareció en sueños San Genesio, que le prometió la
curación si acudía a visitar su tumba. A pesar del largo
viaje, aquel hombre llegó hasta Brescello donde, tras una
serie de milagros, fue localizado el sepulcro. Genesio no
permitió que su tumba, empotrada en un resistente muro,
fuese abierta con facilidad, a pesar de que muchas
personas intentaron hacerlo con herramientas de hierro.
Uno de los trabajadores, cansado del inútil esfuerzo,
lanzó su herramienta contra la tumba y cayó muerto,
castigado por su irreverencia. Sólo la oración humilde y
sumisa pudo resolver el problema.
Todos estos hechos fueron narrados por un monje del
monasterio que más tarde se pondría bajo la advocación
de San Genesio. Es evidente su interés en ilustrar con
riqueza de detalles la autorizada presencia en Brescello
del poderoso muerto, hasta el punto de hacer que en su
Crónica acuda ante el sepulcro del santo el primero de
los Canosa, humillado en hábito de penitente, con su
esposa: aquel Atón cuyo poder, dice el cronista, iba
consolidándose por aquel entonces. No obstante, y sin
querer entrar en consideraciones acerca de la voluntad
de persuasión del terrible poder de los santos que
observamos en las biografías de los mismos, así como en
los relatos del hallazgo de sus reliquias y sepulcros, el
67
miedo a tales difuntos era real en, por lo menos, un
amplio círculo de personas. Las donaciones y
testamentos a favor de centros religiosos y las
fundaciones de iglesias y monasterios abundan en la
documentación de la Alta Edad Media.
A partir del siglo VII las ruinas fueron recuperadas y
utilizadas poco a poco en la construcción de
monasterios e iglesias, así como en la revitalización
parcial de las ciudades y aldeas supervivientes. A
partir del siglo X, como veremos, la necesidad de
defenderse de las numerosas invasiones obligó a
utilizar dichas ruinas en la construcción de
fortificaciones y murallas para los centros urbanos,
que eran relativamente más numerosos en Italia que
en otras zonas de Europa.
68
IHAUB. FAUD. UNC 2011
De este modo, las ruinas se vieron nuevamente
consagradas y revitalizadas, y su destino fueron las
construcciones militares y, desde luego, los edificios
religiosos.
No obstante, los campos siguieron caracterizándose por
la abundancia de ruinas: sólo a partir del siglo XI
comenzó el hombre a llenar los campos con una trama
más densa de casas, caminos, canales y tierras
cultivadas, a transformar y ampliar las ciudades y a
construir otras nuevas, grandes y pequeñas. Las
ciudades muertas resurgirán y nutrirán con sus ruinas a
otros centros urbanos, muriendo así definitivamente: su
carácter sacro, que infundía respeto y temor al viajero,
dejará de caracterizar los amplios espacios del paisaje
de Occidente en la Alta Edad Media.
Capítulo 10
La ciudad y los muertos
Transcurridos los primeros siglos de la Edad Media,
de las ruinas, en otra época omnipresentes,
empezaron a surgir por todas partes iglesias y
monasterios, que las utilizaron para la construcción, en
ciudades y campos, de sus edificios. Las ruinas
desaparecieron rápidamente a partir del siglo XI,
privando al paisaje urbano y rural de una
característica antes dominante. La presunta presencia
de los muertos se traslada entonces de los bosques y
malezas, donde estuvieron en otro tiempo las ruinas
de iglesias y las antiguas ciudades vinculadas al
recuerdo de masacres y martirios, hasta los lugares
habitados, surgidos y crecidos junto a iglesias y
monasterios, donde convivirán los vivos y los difuntos.
Los lugares boscosos o no cultivados eran
considerados en épocas pasadas sede de los muertos,
que estaban dispuestos a aparecerse a los vivos no
por su propia iniciativa, sino porque tales lugares
custodiaban las ruinas donde estaban sus sepulcros o
conservaban el recuerdo de matanzas realizadas por
los bárbaros paganos. El bosque, eje de la economía
de la época en numerosas zonas hasta el siglo XI por
lo menos, no estaba despoblado en absoluto. No era
el lugar desierto y «diferente», lo opuesto a los
centros habitados, sobre todo a las ciudades, ni
tampoco el medio donde seres «diferentes» como los
muertos podían moverse y aparecerse a los vivos.
Por otra parte, más o menos hasta el siglo XI, la
realidad terrena y la ultraterrena no eran ajenas
entre sí, como lo serían -si bien sólo hasta cierto punto
y en formas distintas según las zonas- posteriormente.
En las iglesias, donde rezaban los vivos, estaban
enterrados los difuntos. Además, se creía que el
alma del difunto estaba en cierto modo ligada a su
cuerpo, que reposaba en la tumba junto al santo
IHAUB. FAUD. UNC 2011
protector, a cuyo lado esperaba el día del Juicio Final,
día en que su cuerpo renacería a una nueva vida.
A lo largo de toda la Alta Edad Media, los bosques y
selvas fueron, hasta el siglo XI, un medio familiar para el
hombre, que llevaba a cabo en estos lugares una serie
de cavidades como la pesca, la caza y la cría de
ganado al aire libre. Toda una población de pastores y
leñadores pululaba por ellos, e incluso los bosques menos
frecuentados por el hombre lo estaban en cierto modo,
ya que en ellos se establecían grupos de ladrones,
ermitaños, bandas de salteadores, invasores, como los
magiares, u otros pueblos que acudían del norte, del este
o del sur hacia la vieja Europa. A partir del siglo XII, la
reducción cada vez mayor de las zonas forestales, más
drástica en el centro y norte de Italia por obra de los
centros urbanos dotados de gran poder de intervención
sobre el territorio, la ampliación de los espacios
cultivados y predominio de las tierras de labor, prados,
granjas, aldeas y ciudades sobre las tierras incultas
hicieron que dichas zonas forestales pasasen
automáticamente a la esfera de lo ‘diferente’, de lo
extraño, de lo temible. No nos encontramos ante un
proceso lineal, general y homogéneo, pero sí ante una
evolución permanente y continua en tal sentido, aunque
con diferencias de una zona a otra y con incrementos en
el tiempo. Las realidades más directamente vinculadas al
bosque y a las zonas no cultivadas en general empiezan
a asumir una fisonomía generalmente monstruosa. Tal es
el caso del lobo, presente antes por todas partes y que
más tarde empezaría a desaparecer, y sería cazado y
temido por el hombre, hasta el punto de dar vida a
imágenes extremas e irreales del animal. El lobo feroz
que aterrorizaba en tiempos de San Francisco de Asís a
los habitantes de Gubbio, lobos físicamente deformados
por la fantasía del hombre, con la cola cortada, o bien
blancos, o de dimensiones enormes, son las nuevas
imágenes del animal que obsesionan a 'la fantasía de las
personas. El bosque se convierte así en un lugar por el
que nadie quiere pasar, por lo que el peregrino que
emprende un largo viaje o el pastor lo bordean
temerosos. Esta imagen del bosque va ampliándose
69
poco a poco hasta llegar a representar en cierto
modo a todos los bosques, incluidos aquellos que el
hombre sigue frecuentando aunque en menor medida
que en el pasado. Se llega a pensar que los muertos
han encontrado finalmente en el bosque el lugar más
apropiado para vagar y aparecerse a los vivos,
aunque no dejarán nunca de poblar otros lugares,
que mucho más tarde serán fundamentalmente los
cementerios, convertidos en residencia y sede de los
muertos desde que Napoleón decretó su ubicación
lejos de las poblaciones. Pero incluso en este caso se
trató de una ley que no se aplicó en todos los lugares
ni al mismo tiempo, si bien significó el comienzo de
una época caracterizada por otro ámbito preferente
de los muertos, diferente del bosque de la Baja Edad
Media y de la Edad Moderna.
Uno de los primeros casos de apariciones de muertos
en lugares desiertos recordado por sus
contemporáneos es el que nos narra la Storia
Ecclesiastica de Orderico Vitale. En Saint-Aubin de
Bonneval (Francia), en el año 1091 se le apareció a
un sacerdote que caminaba de noche por un sendero
solitario un cortejo que avanzaba haciendo mucho
ruido, como si fuese un ejército: hombres y mujeres, a
pie y a caballo, torturados por demonios y guiados
por un ser enorme que llevaba una clava en la mano,
desfilaban en la noche. Todos ellos eran personas
muertas, conocidos del sacerdote en la mayoría de
los casos: mujeres deshonestas, asesinos, clérigos y
monjes a los que hasta aquel momento se
consideraba felices en el cielo. Se trata, en el caso
de esta aparición, de la antiquísima creencia en el
«ejército furioso», descrito en Alemania a finales del
siglo x por el monje Reginon de Prüm en una de sus
obras edificantes, condenándolo. Para Reginon eran
personas muertas de forma prematura o violenta,
angustiadas por su fin, atormentadas por el recuerdo
de una vida antinaturalmente truncada, furiosas con
los vivos, peligrosas. En el relato posterior de
Orderico Vitale los muertos se aparecen a los vivos
para revelarles las penas sufridas en el más allá y
70
IHAUB. FAUD. UNC 2011
disuadirles de llevar una vida que les conducirá sin duda
a esas mismas terribles condiciones. En este relato, al
igual que en otros parecidos, se manifiesta, además de
la cristianización de una creencia pagana, el hecho de
que ahora los muertos no se aparecen -como sucedía
antes según la obra de Reginon- en los lugares habitados
para atemorizar a los vivos, sino que vagan por sitios
desiertos donde su realidad, tan espantosamente
imaginada por la fe cristiana como la de seres
terriblemente infelices, sin esperanza y atormentados por
horribles penas, encuentra un ambiente perfecto.
En el Infierno de Dante un oscuro bosque acoge a los
suicidas. Una jauría de perras negras furiosas persigue y
despedaza en el mismo bosque a los disipadores de sus
propias sustancias, ritual que se repite constantemente y
de claro sabor «forestal». El bosque aparece en varias
ocasiones en la Divina Comedia como la materialización
de condiciones negativas, atormentadas, terroríficas,
como lugar donde se aparecen los muertos al poeta. Es
la «selva salvaje», cuya imagen utiliza Dante al comienzo
de la obra para representar su estado de ánimo de
angustioso extravío e incertidumbre: en los límites del
espeso bosque se le aparece Virgilio, que lo conduce
lejos de aquel lugar. Sólo el bosque del Paraíso Terrenal
será imaginado y descrito como una sugestiva realidad,
una entidad emanada directamente de Dios, con árboles
y prados agradables a la vista, espaciosa y abarcable
en todos los sentidos (en ella se repite -aunque con
variaciones no sustanciales- la tradicional y antiquísima
imagen del Paraíso, que encontramos ya en los Diálogos
de San Gregorio Magno).
Con el paso de los años, el aspecto cruel y
desagradable de las tierras incultas (aspecto que muchas
veces era real, pues el hombre las frecuentaba menos
que en el pasado), imaginadas de este modo por el
hombre para traducir materialmente estados de ánimo y
condiciones de vida, se vuelve cada vez más evidente y
da lugar a representaciones tenebrosas. En la Jerusalén
libertada, la noche y las siniestras espesuras preludian el
tristísimo fin de Clorinda y, tras su muerte, el triunfo de
las fuerzas del mal se materializa en el terrible bosque
del canto XIII, sede del infernal aquelarre, lugar de
reunión de brujas y demonios, tenebroso incluso de
día. Los más valerosos guerreros cristianos no se
atreven a penetrar y permanecer en esta selva, ni
siquiera Tancredi que, una vez llegado a un amplio
calvero dominado por un altísimo ciprés, oye salir del
árbol unas amenazadoras palabras que le dicen que
aquel no es lugar de vivos sino de muertos, del que
los primeros deben mantenerse alejados:
0 tu che dentro ai chiostri de la morte
osasti por, guerrierio audace, il piede,
deh!... non turbar questa secreta sede.
Aunque en ese momento no hay muertos, sino
demonios, en el bosque, y el demonio habla con
falsedad a Tancredi fingiendo ser el espíritu de un
difunto, se hace evidente la convicción del poeta,
reflejo de la convicción general, de que en tales
espesuras se encontraban las almas de los muertos de
forma no natural (desde el ciprés el espíritu infernal
dice ser Clorinda, muerta por Tancredi).
En la obra de Tasso el bosque alcanza unos tintes
extremos y se convierte en lugar de brujas, demonios
y muertos, acogiendo así a unas terribles realidades
que una cierta cultura había ido creando con el
tiempo hasta llegar a la monstruosa lobreguez con
que la Contrarreforma definió y configuró las fuerzas
y productos del mal.
Más sobria, aunque violenta, será la escena a la que
asiste Nastagio degli Onesti en el bosque de Rávena,
tal y como se describe en el relato de Boccaccio
(aunque aún faltan dos siglos para llegar a la época
de Tasso). Nastagio, enamorado sin que la mujer que
deseaba le correspondiese, pudo llegar a tener una
gran satisfacción, aparte del inconveniente del
comprensible susto, al asistir a una macabra escena
de caza en el pinar de Rávena. Nastagio llegó hasta
ese lugar casualmente, a plena luz del día, y de
pronto escuchó un estruendo que rompió el silencio del
bosque: un joven caballero iba a caballo precedido
IHAUB. FAUD. UNC 2011
por dos feroces mastines que perseguían a una mujer.
Cuando la hubo alcanzado, el hombre bajó del caballo y
con un puñal le rajó la espalda arrancándole el corazón.
Este era el castigo para ella, que en vida no había
correspondido a su amor, por lo que el caballero se
había quitado la vida, condenándose así a las penas
infernales. Ambos pagaban de este modo su
condenación repitiendo, sin pausa, día y noche, tan
terrible escena. Nastagio hizo que la mujer que amaba
contemplase lo que había visto y finalmente fue
correspondido.
El parecido de este episodio con el tema de la «caza
salvaje» o del «ejército furioso» está fuera de duda, si
bien en este caso el suicida se venga de otra persona
que también está muerta. A este antiquísimo tema,
pagano primero y reinterpretado más tarde, se añadirá
un elemento tan fundamental del Dolce Stil Nuovo como
la obligatoriedad de corresponder al amor. En este
trance del cuento de Boccaccio, el marco de la aparición
de los muertos será también un bosque, escenario cada
vez más usual. En las Florecillas de San Francisco los
bosques, las añosas espesuras, son elegidos
continuamente como lugares ideales para la
contemplación tanto por la soledad que aseguran -junto
con la quietud y, por tanto, el tranquilo diálogo con Dios, como por ser «diferentes» a los lugares habitados por
el hombre, urbanos sobre todo y también rurales, mucho
más de lo que lo fueron durante la Alta Edad Media,
cuando la vegetación natural en Italia (y sobre todo en
otros países) llegaba en diferente medida hasta el
propio interior de las ciudades, derruidas, retraídas, a
menudo asediadas y generalmente ahogadas por las
áreas incultas. Por esa razón, estas últimas eran
buscadas por los religiosos deseosos de soledad y de un
lugar en el que fundar sus monasterios, generalmente por
este segundo motivo y no tanto por encontrar en ellas la
paz necesaria para el diálogo interior con Dios. Por otra
parte, los bosques medievales estaban muy poblados
por pastores, cazadores, leñadores y tantas otras
personas que explotaban sus recursos. Avanzada la
Edad Media esta multitud había disminuido notablemente
71
(Oh tú que dentro de los parajes de la muerte
osaste poner, guerrero audaz, el pie,
Cuidado, no alteres este secreto lugar!)
y los hombres se dedicaban sobre todo a cultivar los
campos o a la artesanía en las ciudades en
expansión, alejándose en gran número -aunque no en
la misma medida en todas partes (mucho menos, por
ejemplo, en Francia y Alemania)- del bosque y la
landa.
Los Frailes Menores vivieron en los bosques sus
experiencias místicas más profundas y asistieron a las
apariciones de los difuntos, aunque eran muertos
benéficos que les enseñaban en el marco de la visión
serena y pacificadora que San Francisco de Asís
quiso crear entre el hombre y la naturaleza (y sus
componentes -tierras no cultivadas, animales salvajesy la muerte, que es un fenómeno natural) en contra de
la mentalidad vigente.
Los difuntos también tuvieron modo de aparecerse a
los vivos en otras zonas, en lugares más numerosos y
variados que en la Alta Edad Media, cuando estaban
más «unidos» al sepulcro y no se alejaban mucho de
él para hacer milagros o aparecerse a los vivos. En la
Baja Edad Media, debido a la idea cada vez más
difundida de que el alma y el cuerpo se separaban
drásticamente en el momento de morir, se creía que
los espíritus de¡ difunto revoloteaban por todas
partes. Así comenzó realmente el fenómeno de las
«casas infestadas» de espíritus, creencia que se
extendió tanto que llegó a contemplarse desde el
punto de vista del derecho. En la primera mitad del
siglo XV, el jurista Giovanni Cristoforo Porzio escribió
en sus Comentari alle istituzioni giustinianee que el
inquilino no tenía que pagar el alquiler si la casa
estaba llena de fantasmas. El camino del estudio de
la licitud o ilicitud de la insolvencia del arrendatario
quedaba abierto; con oscilaciones, parones y dudas,
este derecho del inquilino fue defendido casi hasta
nuestros días. En 1959, Visco, en su Trattato delle
case in locazione, ofrece al problema el espacio de
dos densas páginas y hace referencia a juicios
celebrados el 12 de octubre de 1915 y el 14 de
enero de 1928 en Nápoles, y el 13 de marzo de
1927 en Pomigliano d'Arco (Nápoles). El jurista
72
IHAUB. FAUD. UNC 2011
sostiene que sólo los «hechos concretos» y no la «fama»
pueden invalidar el contrato de arrendamiento. Si tales
hechos son «espiritistas» y existían antes de que el
inquilino hubiese tomado posesión de la vivienda, éste
tendrá derecho a la rescisión del contrato y a la
indemnización de los daños si el propietario conocía ya
los hechos, pero si se trataba de efectos «mediúmnicos» y
provocados por terceros, el inquilino no tendrá nada que
reclamar.
En Italia todavía se emitieron veredictos de juzgados y
tribunales favorables a los inquilinos en 1868 y 1927. La
«cuestión», documentada ya a principios del siglo XV, se
tratará frecuentemente en los siglos XVII y XVII, y los
dictámenes favorables a los inquilinos parecen
prevalecer desde un punto de vista teórico y, con
mayores resistencias, en la práctica jurídica: la
discrepancia entre teoría y práctica se debe sobre todo
a la exigencia de la última a disponer de las pruebas.
Después de los siglos XVI y XVII se produce
probablemente una gradual falta de interés por el
problema excepto, según parece, en Italia, donde
todavía en el siglo XIX, y fuertemente modificado en los
tribunales, el mismo sigue siendo tratado a nivel teórico.
El proceso que desembocó en la «demonización», si se
nos permite el neologismo, de los muertos, sobre todo de
personas fallecidas prematura o violentamente, paralelo
a la creencia en su poder de aparecerse en lugares muy
diferentes, aunque preferentemente en zonas desiertas,
hunde sus raíces en la Edad Media (siglos XII-Xlll). Este
proceso se debe sobre todo a la voluntad de aislarles
del resto de la raza humana, en el marco de una
transformación «racional» de la sociedad, y en un
momento en que se aceleraba el progresivo alejamiento
de las fuerzas naturales -propias de un clima
altomedieval, sobre todo de las áreas incultas-, que poco
a poco iban siendo habitadas y cultivadas. Fue un
proceso de «separación» de los vivos de la realidad
natural de los muertos, proceso querido también por una
«política», por decirlo así, de separación de las personas
útiles (por ser activas y productivas) a la sociedad de
todos los que nunca lo fueron o habían dejado de serio.
Es el momento en que en la Italia centro-septentrional
las leyes marginan decididamente, relegándolos a
zonas determinadas de la ciudad, a los mendigos, a
los malabaristas y prestidigitadores y a las personas
mutiladas, mientras que las horcas destinadas a los
asesinos y otros reos deben ser alejadas de los
lugares más concurridos de la ciudad. A partir de
entonces se regulan los funerales, y las ordenanzas
de las ciudades tratan de ensombrecer legalmente la
vistosidad, incidencia e importancia que éstos habían
llegado a alcanzar en la vida cotidiana,
esforzándose por contener la participación en dichos
funerales de las mujeres, que lloraban y gemían en
voz excesivamente alta, se daban golpes con las
manos, se desmayaban y tenían que ser sostenidas
por otras personas, lo cual era «cosa deshonesta de
verse».
Fuera y dentro de Italia, el trauma provocado por la
nueva concepción de la muerte hace que cuando la
ciudad no interviene con sus leyes en la regularización
de los funerales, éstos se vuelvan mucho más lujosos
que en el pasado y se caractericen sobre todo por la
manifestación tristísima y desesperada del luto: la
muerte produce un mudo e impotente terror contra el
que se reacciona acentuando el llanto y la tristeza.
Las ordenanzas de Bolonia de la segunda mitad del
siglo XIII revelan ampliamente el comienzo del fin de
una época de «cohabitación» de vivos y muertos,
aunque éstos seguirán siendo enterrados dentro (o
junto) a las iglesias aún por mucho tiempo. No
obstante se pretendió que el trayecto hasta las
mismas fuese menos espectacular, que estuviese
menos «presente» en la vida de la ciudad. Todavía
se estaba al principio de un largo camino que
culminaría en la rápida ocultación de los muertos, tal
y como se produce en nuestros días: un vehículo con el
cadáver, otros cuantos detrás, un rápido funeral que
incluso tiene lugar a veces en la capilla del hospital,
una inhumación veloz.
Las normas restrictivas (dictadas también para
disminuir los gastos «superfluos») que regulan en las
IHAUB. FAUD. UNC 2011
ordenanzas municipales italianas los funerales nos
proporcionan «en negativo», prohibiéndola, la dimensión
de la espectacularidad de los mismos, la amplísima
participación de familiares, amigos y deudos. El lugar de
los muertos era entonces el corazón mismo de la vida en
sociedad, en la que la casa del difunto, el trayecto hasta
la sepultura y la sepultura misma determinaban los
lugares más frecuentados por los vivos. Las ruinas de la
Alta Edad Media dispersas por bosques y yermos y las
tumbas en las iglesias, antiguas residencias de los
muertos, cedieron su puesto a la ciudad entera, por lo
que los muertos pasaron a estar «presentes», además de
en las zonas desiertas y salvajes por las que vagaban
sobre todo las almas en pena, en los centros urbanos,
núcleo principal de la nueva sociedad.
«Ningún habitante de la ciudad -dice un apartado de las
ordenanzas de Bolonia de 1288- puede hacer venir a
personas del campo... a sepultar (a un muerto), a llorar,
pararse en su casa, bajo pena de cien libras de dinero...
Exceptuados los parientes hasta el quinto grado, siempre
que observen lo que antes se ordena sobre no llorar y no
darse golpes con las manos. Igualmente se prohíbe a
todo el mundo que en las exequias fúnebres se llame a
más de ocho sacerdotes si el entierro tiene lugar en una
iglesia de propiedad de la familia. Si el difunto es
enterrado en otra iglesia, se prohíbe disponer de otros
religiosos aparte de los sacerdotes y monaguillos de la
iglesia misma». La norma ordena que no se lleven al
funeral más de dos cruces y cuatro cirios de un peso de
una libra cada uno. Terminados los funerales, queda
prohibido detenerse en casa del muerto, a excepción de
los parientes hasta el cuarto grado. Se precisa
severamente que las mujeres tienen que marcharse, a
excepción de la madre, mujer, hermanas, nietas, nueras y
suegra. Esto se debía -como ya hemos explicado- a que
las mujeres se abandonaban a ciertas escenas, llegando
a desmayarse y tener que ser sostenidas en público por
los hombres, cosa «deshonesta». Así pues, las leyes
pretenden evitar la participación multitudinaria en los
funerales y la profunda dependencia psicológica de los
mismos, abriendo de este modo el camino -incluso desde
73
el punto de vista institucional- a la separación de
muertos y vivos, a la segregación entre la vida
ciudadana y la dolorosa participación de parientes y
amigos en el duelo. Aunque se trataba de los inicios
de un proceso de ese tipo, la participación de
amplias capas sociales en el fallecimiento de un
pariente, amigo o conciudadano se resentía de su
gradual disminución y se ha consumado sólo en
nuestros días. Esta participación fue volviéndose poco
a poco personal, el dolor de unas pocas personas
vinculadas por estrechos lazos de familia, amor o
amistad. La participación individual estaba
destinada a prevalecer sobre la colectiva, sin que la
segunda desapareciese del todo, como en nuestros
días.
El incipiente alejamiento de comunidad y muerto en
las ciudades italianas de la Edad Media acentúa las
características de diversidad del último, que poco a
poco van adoptando un carácter de monstruosidad.
Las «danzas macabras», grupos de esqueletos que
desfilan con las órbitas abiertas en sus rostros
descarnados, las manos alargándose en los huesos de
los dedos, el aire que respira putrefacción, son sobre
todo un producto alucinado -aunque probablemente
no muy difundido- de dicha marginación del difunto.
La nueva y monstruosa faz de la muerte asusta a la
joven Pampinea del Decamerón cuando invita a sus
amigas a huir de la Florencia atacada por la peste
negra: «Y si volvemos a nuestras casas, me imagino
que a vosotras os sucede lo que a mí: de mi numerosa
familia no encuentro a nadie más que a mi criada, y
me atemorizo y siento que se me eriza el pelo, pues
paréceme que en cualquier lugar de ella que me
encuentre se me han de aparecer las sombras de los
que murieron, y no con los rostros que tenían, sino con
un horrible aspecto que no sé dónde nuevamente
adquirieron, que me espanta».
Expulsado intencionadamente de la ciudad, al muerto
no le quedaba más que el campo, sobre todo esas
zonas del campo que se consideraban más ajenas a
los asentamientos urbanos: los bosques y eriales.
74
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Comenzaron así los aquelarres en los calveros de
bosques despoblados, a los que acudían las brujas para
hablar con los muertos, que sólo en circunstancias y a
través de personas muy especiales entran en contacto
con los parientes, amigos y conocidos, es decir, con los
vivos, que cada vez sienten más miedo de los fallecidos.
Dentro del todavía vasto número de zonas incultas y
desiertas alejadas de los centros urbanos, algunas de
ellas poseían unas características especialmente notables
de soledad y alejamiento de los hombres, por lo que se
las prefería. Un ejemplo de ello era el monte del Tonale,
famoso durante siglos por ser lugar de encuentro de
brujas, brujos, muertos y demonios. Arrancadas del
sepulcro «interior» de la sociedad de los vivos, aunque
sus cuerpos continuaron estando dentro de ellos, las
almas vagaban libres de aparecerse donde querían,
aunque su ambiente ideal eran aquellos lugares donde el
hombre no ponía el pie o donde no solía ir regularmente,
como bosques, eriales y landas, y posteriormente donde
se libraba muy mucho de entrar por la noche, como los
cementerios.
Siguiendo este proceso de evolución, llegamos al terrible
bosque del mago Ismeno, en el canto XIII de la Jerusalén
libertada, alucinante ampliación del tenebroso paisaje
del canto XIII del Infierno, el bosque de los suicidas en la
Comedia. La vida se encaminaba hacia una
«racionalización» organizadora, si se nos permite utilizar
este término, en un momento en el que la productividad
económica exigía un compromiso regularizador total, al
menos tendencialmente. Las ciudades italianas crecen,
ven aumentar su población y sus actividades
«precapitalistas», se distancian cada vez más del campo,
rechazando de paso y de forma gradual las áreas
incultas y árboles silvestres de su interior. Es el mismo
periodo en el que la mujer comienza realmente a verse
alejada de la gestión de los negocios, de la
participación en la vida política, de la herencia de los
bienes, de las jurisdicciones feudales, mientras crece
intensamente la consideración negativa de lo femenino,
la desconfianza hacia los que, como la mujer, tienen una
mayor relación con la naturaleza. Por otra parte, los
embarazos, su menor fuerza física y la necesidad de
criar a los hijos no le concedían el mismo tiempo que
al hombre para ir a su paso con un ritmo de trabajo
creciente, sobre todo en el campo del artesonado
ciudadano, aunque en el fondo era en el campo
donde más se dejaba notar el estímulo a una mayor
producción y, por tanto, a un mayor trabajo.
La modificación del paisaje reflejaba en formas
materiales un nuevo tipo de economía: los campos
cultivados aumentaban progresivamente en perjuicio
de las tierras no cultivadas, relegándolas a un papel
secundario y, por tanto, destinándolas a ser cada vez
menos transitadas por los hombres. Estas eran
consideradas como algo muy diferente a las tierras
cultivadas y a los asentamientos surgidos tras la
colonización intensiva de espacios muy amplios. No
obstante, los bosques y zonas pantanosas no se
habían reducido en todos sitios, pues aún quedaban
amplias áreas intactas en los montes y cursos bajos
de los ríos, es decir, en zonas alejadas de las
ciudades y pueblos que eran de difícil acceso. Estas
zonas eran muy conservadoras desde el punto de
vista económico, y tradicionales desde el cultural. En
ellas el bosque no podía ser diferente a un paisaje
en continua evolución, a una agricultura intensiva y
generalizada. Y desde un plano cultural, la influencia
de la doctrina de los clérigos tampoco pudo llevar a
cabo el proceso de progresiva «demonización» de
los muertos o del más allá.
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Pero incluso allí donde la tradición caracterizaba en
mayor medida a la economía, el paisaje y la cultura la
lucha contra las prácticas mágico-agrarias, llevada a
cabo gracias a su reducción a ritos demoníacos, tuvo que
entrar con fuerza en la mentalidad popular, coloreando
con tintes macabros y terribles el mundo de los difuntos,
como sucedió en la región de Friuli y otros lugares entre
los siglos XVI y XVII. Por su parte, en las zonas de mayor
influencia urbana la existencia de una cultura popular
vinculada a antiguas creencias paganas y la misma
presencia de muertos dentro o junto a las iglesias son
prueba de la permanencia entre los siglos XVI y XVII de
viejas ideas referentes al mundo de ultratumba, si bien
predominaban por supuesto los factores de diverso
género de los que hemos hablado antes, al tiempo que
se iba afirmando enormemente la transposición de los
muertos y áreas incultas a un plano de monstruosidad
progresiva.
Esta sería la línea evolutiva, con diferencias territoriales
y cronológicas de diversa intensidad según los grupos y,
evidentemente, las funciones, y con intentos -y resultadosde humanización de los difuntos y zonas intermedias del
más allá. La actitud de un religioso era muy distinta a la
de un laico por regla general, y la de un burgués era
diferente a la de un campesino o, sobre todo, un pastor,
vinculado a una economía, un paisaje y una cultura
antiguos y difíciles de eliminar.
75
76
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Textos de trabajo
TP Nº2
Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Cátedra B
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO
IHAUB. FAUD. UNC 2011
1
UD
2
Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Guía
Cátedra B
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO
Personal docente 2011:
Joaquín Emiliano Peralta:
Diana Cohen:
Patricia Buguñá:
Catalina Cometta
Silvia Costanzo
Guillermo Ferrando
Josefa Martínez
Alejandro Romanutti
Cristian Terreno
Paula Ilvento
María Lorena Fernández
Gisele Daga
Carmen María Yoma:
Patricia Carballo
Coronado Valeria
Gabriela Ayelén Pawluchuzk
Profesor titular
Profesora adjunta
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Adscripta egresada
Adscripta egresada
Adscripta alumna
Adscripta alumna
Adscripta alumna
Ayudante alumna rentada
Alumna invitada
La presente selección de textos ha sido elaborada por la cátedra, para uso exclusivo de los alumnos de la carrera de arquitectura de la
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba.
Córdoba, Mayo de 2011
Compilación y diagramación: Arq. Joaquín Peralta
[email protected]
Colaboran en esta versión:
Selección y procesamiento de textos: Patricia Buguñá; Catalina Cometta
Procesamiento gráfico: Gisele Daga
Corrección de originales: Diana Cohen y Joaquín Peralta
Guía de lectura: Diana Cohen
Procesamiento de originales e impresión: Color Magenta. Av Vélez Sársfield 254. Córdoba
2
IHAUB. FAUD. UNC 2011
UD 1
Presentación
Esta selección de textos para la Unidad Didáctica 2,
fue elaborada como material complementario para
la realización del trabajo práctico Número 2,
correspondiente a la Segunda Larga Duración, según
el criterio de periodización que plantea la cátedra. El
material consiste en compilaciones de textos
seleccionados por su claridad y posibilidad de
procesamiento por parte de alumnos que se
encuentran en etapas iniciales de la carrera,
considerando además, su pertinencia en relación a los
contenidos de la Unidad didáctica. La lectura de
estos textos te permitirá en una primera instancia
comprender procesos generales y particulares
vinculados a la 2ª Larga Duración, los cuales te
servirán de marco al posterior desarrollo de los
trabajos prácticos. En una segunda instancia te
permitirán detectar conceptos claves y responder a
IHAUB. FAUD. UNC 2011
preguntas planteadas que tienen una implicancia
directa con los trabajos a desarrollar. En las viñetas
laterales encontrarás interrogantes y referencias
orientadoras de las lecturas elaboradas por la
cátedra. No es intención de esta compilación sustituir
las fuentes originales, sino complementar la
información disponible, y contribuir a su acceso
inmediato por parte de los estudiantes, como material
de apoyo al trabajo práctico. La selección forma
parte del material puesto a disposición de los
alumnos, junto con el programa de trabajo, la guía
de estudio y las consignas para su procesamiento.
Joaquín Peralta
Prof. Titular IHAUB
3
Índice
Mumford, Lewis
Claustro y Comunidad. La ciudad del cielo.
Pág. 01
Rojas-Mix, Miguel
La Plaza Mayor, módulo de estructura urbana en las ciudades de América Española
Pág. 14
Giedion, Sigfried
Sixto V (1585-1590) y el plano regulador de la Roma Barroca
4
IHAUB. FAUD. UNC 2011
Pág. 22
Mumford, Lewis
Claustro y Comunidad
1. La ciudad del cielo
En el siglo V la sangre manaba de las venas
abiertas de Roma y las manos que en otro tiempo
habían gobernado un Imperio ya no podían
mantener un control seguro sobre parte alguna
de él. Al aflojarse la presión de los dedos en que
habían estado retenidas rodaron las partes.
Pero la agonía fue un proceso lento; y en medio
de la decadencia urbana brotaba vida nueva,
como las semillas de la basura acumulada en un
montículo de abono. La nueva visión religiosa
que hizo posible esta vida confirió un valor
positivo a todas las negaciones y derrotas que
habían experimentado los pueblos romanizados:
convirtió la enfermedad física en salud espiritual,
la presión del hambre en el acto voluntario del
ayuno, la pérdida de bienes terrenales en
mayores perspectivas de salvación celestial.
Hasta el pecado ofrecía un camino hacia la
salvación.
Al renunciar a todo aquello que el mundo
pagano deseara y buscara, el cristiano dio los
primeros pasos hacia la construcción de una nueva
e s t r u c t u r a a p a r t i r d e l o s escombros. La
Roma cristiana fundó una nueva capital, la
Ciudad Celestial; y un nuevo vínculo cívico, la
comunión de los santos. He ahí el prototipo
invisible de la nueva ciudad.
Muchos motivos se han atribuido al triunfo del
cristianismo; pero el más evidente de ellos es
que la previsión cristiana de un mal radical —
pecado, dolor, enfermedad, debilidad y muerte—
estaba más cerca de la realidad de esta
IHAUB. FAUD. UNC 2009
civilización que se desintegraba que todo
credo basado en la s a n tig ua s imá g en es de
"v i da, prosperidad y salud". El drama entero de
la vida derivaba, para el cristianismo, de su
método para ir al encuentro de las
negaciones. En tanto que en todas las
civilizaciones más antiguas los hombres habían
sido sacrificados allí reservas a sus dioses, en el
caso del cristianismo, su dios había asumido la
forma humana y había aceptado el sacrificio, a
fin de redimir al hombre pecador y liberarlo de
la angustia y la culpabilidad que resultaban de
su condición.
En vez de eludir las feas realidades de su tiempo, el
cristiano las abrazaba. Al hacer voluntariamente lo
que los paganos se empeñaban en evitar,
neutralizaba y en cierta medida superaba las
fuerzas que lo amenazaban. Visitaba al enfermo,
consolaba a la viuda y al huérfano, redimía las
ignominias del hambre, de la enfermedad y la escualidez al convertirlas en ocasión de compañerismo
y amor. En vez de adherirse en pos de seguridad y
confortación a la presencia de grandes
muchedumbres, aceptaba su dispersión y buscaba el
solaz en una unión más íntima en que sólo dos o
tres personas se reunían, en nombre de Cristo; a
decir verdad, los más santos se retiraban juntos, en
busca de silencio y soledad.
Todas estas trasformaciones internas dejaron su
impronta, durante los mil años siguientes, sobre las
ciudades de Europa occidental. Pero antes de que
Roma cayera, a decir verdad ya en el siglo ni, la
secta cristiana había comenzado a anticipar lo peor;
y sus miembros, amenazados, con persecuciones y
matanzas, habían empezado a establecer para sí un
nuevo orden de vida en las cuevas que perforan las
colinas de Roma, donde daban cristiana sepultura
a sus hermanos de fe, tallando capillas y altares
subterráneos, así como tumbas. El nuevo sentido de
compañerismo que se expresara primeramente en las
5
Reedición a partir del libro
La ciudad en la historia.
Sus orígenes, transformaciones y perspectivas
Mumford, Lewis
Capítulo IX
Claustro y Comunidad
Versión castellana E. L. Revol.
Buenos Aires, Argentina: Ed. Infinito 1979
Páginas 298 y ss.
En esta parte del texto verás las
transformaciones que se darán en la
situación urbana y como la ideología
del momento, es decir, religiosa
cristiana, se convertirá en el centro
de la vida de la época.
El cristianismo como modo de vida.
Permanencias en el tiempo
Nuevas sedes institucionales en
relación a los cambios socioculturales.
¿Cómo se manifiesta la ideología
dominante en el Campo FísicoEspacial?
Transformaciones urbanas
Procesos de cambio
1
¿Cuáles son los cambios que se
producirán en este momento histórico
en relación a las ciudades romanas
en ruinas?
religiones griegas de misterios, encontró ahora una
expresión más cabal.
En el curso del Imperio, el cristianismo fue, durante
largo tiempo, un movimiento clandestino, considerado
oficialmente, hasta el año 313 de nuestra era, como
una actividad subversiva. Así, no fue por accidente
que, en Tréveris y Metz, los cristianos establecieran
inicialmente sus capillas en las viejas murallas
romanas y en cámaras subterráneas de los circos. En
Metz, la primera iglesia cristiana estaba en el interior
del antiguo anfiteatro. He aquí una nueva clase de
ecclesia o asamblea, para la que ni el templo clásico
ni el propio foro proporcionaban una forma urbana
adecuada.
No sólo se trataba de que los viejos edificios
romanos fueran espiritualmente detestables, con sus
imágenes y sus símbolos paganos, sino que muchos de
ellos se volvían funcionalmente ineficaces, como el
teatro, el circo y el baño, ya que contradecían todo
el modo de vida cristiano. Sólo los viejos templos y
basílicas, construidos para que dieran cabida a
muchas personas, fueron convertidos fácilmente en
refugios para las congregaciones cristianas; y así, el
templo de Antonio y Faustina. en Roma, se convirtió
en la iglesia de San Lorenzo, y el edificio del
Senado, en la iglesia de San Adrián; y hacia el
siglo XIV de nuestra era, casi la mitad de las mil o más
iglesias existentes en Roma indicaban todavía, por
sus nombres o su estructura visible, su origen
pagano. Pero los baños ya no eran usados como
baños, ni los circos como circos. Su inutilidad permitía
prever su ruina ulterior.
cual habían llegado los godos y los hunos, mucho
tiempo atrás. En realidad, las ciudades son como los
árboles1: una vez establecidas, se hace necesario
destruirlas hasta las raíces para que dejen de vivir;
de otro modo, incluso cuando se voltea el tronco,
nuevas ramas se formarán alrededor de la base,
como ocurrió en Jerusalén, después de su destrucción
en el año 70 de nuestra era. Lo que Lavedan llama
"ley de persistencia del plan" podría incluso
extenderse con la designación de "persistencia del
arquetipo urbano individual".
Así ocurrió en el caso de Roma y de las ciudades
que ella había colonizado o gobernado: mermó la
población que albergaban, sus actividades se
redujeron, sus vidas estuvieron, cada vez más,
supeditadas a invasiones contra las que ya no podían
protegerse; las mismas carreteras, que en otros
tiempos les llevaban seguridad y riqueza, ahora sólo
servían para facilitar el paso de los conquistadores
bárbaros. Con un ejército invasor, un viaducto roto
y una serie de malas cosechas locales, la población
restante optaría por marcharse a las montañas.
Todo esto anunciaba el fin del urbanismo romano,
repitiendo la triste historia que Pausanias contara
cuando visitó las regiones devastadas y desiertas de
Grecia, cuyas ciudades se habían convertido en
caparazones rotos. A medida que la vida urbana
empeoraba por falta de mano de obra que se
hiciera cargo de las rutinas habituales, los viejos
edificios serían saqueados en busca de piezas sueltas
de mobiliario y vajilla, al modo de las familias
necesitadas, que fueron ricas en otros tiempos y que
van vendiendo, una a una, sus viejas posesiones.
Por cierto, Roma no murió de muerte repentina ni las
ciudades del Imperio se derrumbaron rápidamente y se
hicieron inhabitables. Las invasiones de los bárbaros
habían comenzado, en realidad, en el siglo III, y en un
Pero un escondrijo en el campo bien valía un
sentido continuaron, esporádicamente, durante más de
palacio en la ciudad. En el interior de la propia
mil años. Incluso en el siglo xx un arqueólogo italiano
ciudad de Roma se hubiera podido seguir una
explicaría las dificultades del ejército italiano para
trasformación que se estaba produciendo en todas
parar a los austríacos y a los alemanes en el Piave partes. Entre los siglos VIII y XII, uno de los primeros
recordando que esa fue la abertura a través de la
indicios de la nueva ciudad medieval fue el traslado
6 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
del mercado del Foro a la colina del Capitolio, de
más fácil defensa. Con el mercado se trasladó el
gobierno municipal mismo, de modo que ya mucho
antes del año 1145, cuando fue reconstruida casi por
completo, este último quedó establecido en esa
empinada colina. Pero los viejos hábitos también se
adhieren firmemente. A medida que la vida se
tornaba más insegura 2 , los frentes de las tiendas
también serian recubiertos de ladrillos para
protegerlos; pero el tipo más antiguo, por completo
abierto a la calle, y el nuevo tipo amurallado
pasaron a la Edad Media en Italia, del mismo modo
que las casas de inquilinato del siglo XIV conservaron
en Florencia la forma de las insulae romanas. Ni el
modo de vida romano ni las formas romanas
desaparecieron del todo, como ha demostrado Axel
Boethius. Todavía en el siglo XV, los carniceros
estaban instalados en el Foro de Nerva y bajo las
arcadas inferiores del teatro de Marcelo.
Durante los primeros quinientos años, los cambios de
hábitos 3, costumbres y leyes fueron más notables que
los cambios en las estructuras circundantes: estos
últimos estuvieron señalados por la invasión de
hierbas y matorrales, la caída de piedras, la
acumulación de escombros y la destrucción del
pavimento, más que por la construcción de nuevos
edificios. Sin lugar a dudas en el campo se hubieran
podido apreciar los mismos efectos aún con más
rapidez que en las ciudades. Pues si una parcela
desmontada de tierra, en la estación agrícola
experimental inglesa de Rothamsted, pudo
convertirse en un monte salvaje en el lapso de un
siglo, el mismo retorno de la hierba y los árboles
silvestres debió producirse a través de Europa
occidental, en particular después del siglo VII. Hacia
el siglo XI se planteó un grave problema de desmonte de tierras: la desecación de pantanos, el
talado de los bosques y la construcción de
puentes 4 reclamó una nueva carnada de pioneros.
En esto, como en otros dominios, las disciplinadas
órdenes monásticas5 tomaron la iniciativa.
Se carecerá de una clave para la comprensión de
la nueva forma urbana si se hace caso omiso del
papel desempeñado por la vida monástica: fue una
influencia formadora. Pues la retirada más cabal de
Roma no fue la de los refugiados que trataban de
poner a salvo sus cuerpos, sino, sobre todo, la
retirada del devoto que deseaba salvar su alma. Los
grandes espíritus que encabezaron esta retirada no
desconocían todas las alegrías y virtudes que
dejaban tras sí: tanto Agustín como Jerónimo
tendrían la sinceridad suficiente para confesar que,
por lo menos en sueños, eran tentados y atormentados
por las imágenes sensuales de Roma. Pero, en el
siglo III, el retiro había entrado en una fase
colectiva: grupos de ermitaños, que compartían la
soledad y desarrollaban una nueva rutina de vida 6 ,
se reunían, al principio al borde de una gran ciudad
como Alejandría, de cara al desierto, después a lo
lejos, en cumbres rocosas, como el Monte Casino o el
Monte Athos, o, posteriormente, en el elevado Monte
Senario, próximo a Florencia (1233 de nuestra
era), donde el aire fragante de los pinos es aún
hoy más dulce que cualquier incienso.
El monasterio 7 constituía, en realidad, una nueva
especie de polis; era una asociación o, mejor aún,
una compacta fraternidad de personas que
pensaban del mismo modo, que no sólo se reunían en
ceremonias ocasionales sino para cohabitar
permanentemente, en un esfuerzo por lograr sobre la
tierra una vida cristiana, puesta únicamente al
servicio de Dios. Agustín, obispo de Hipona, fundó
una orden de esta naturaleza en el siglo IV, y en el
siglo VI Benedicto de Nursia le dio la forma que
influiría, por impacto directo o por estímulo y desafío
indirectos, sobre todas las ulteriores órdenes
monásticas.
He aquí el punto nodal de una nueva clase de
cultura religiosa 8 . Esta cultura procuraba trascender
las limitaciones de las civilizaciones anteriores,
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
7
Inicio de los elementos de defensa.
Incipientes “murallas”
2
Procesos de cambios y
permanencias en el CSC Y CFE
3
Uso de los recursos naturales
Relación Sociedad- Naturaleza
4
¿Qué rol cumplieron los monasterios
en cuanto a las nuevas formas
urbanas?
5
Cambios en la forma de
apropiación del territorio
6
Nueva sede institucional
Base: religiosa
Ideología dominante: cristianismo
7
8
Cultura
Manifestación de la ideología
dominante en el CFE
Relación ciudad clásica- ciudad
medieval
9
10
Permanencia en el tiempo
11
Institución dominante
¿Cuál fue la influencia de los
monasterios en las ciudades?
12
alejándose para ello de sus instituciones típicas; en
De modo que el vínculo más estrecho entre la
principio, negaba la propiedad, el prestigio y el
ciudad clásica y la ciudad medieval9 no fue formado
poder. Quienes aceptaban la pobreza como forma
por los edificios y costumbres subsistentes sino por el
de vida redujeron todo el aparato físico para el
monasterio. Fue en el monasterio donde los libros
sostén del cuerpo y ennoblecieron el trabajo,
de la literatura clásica, contenidos en papiros que se
convirtiéndolo en una obligación moral.
disgregaban, fueron trasladados al resistente
La colonia monástica pasó a ser, en realidad, la
pergamino; fue allí donde el latín se hablaba en la
nueva ciudadela: un baluarte religioso que impedía
conversación diaria, eludiendo en parte la
que la retirada general se convirtiera en una derrota.
diversificación y la incomprensión mutua del italiano, el
Pero se trataba de una ciudadela del alma y su
español, el francés, el rumano y sus incontables
palacio era la iglesia abacial. Este paralelo no es
dialectos regionales y variantes aldeanas; fue allí,
inexacto. Si fue en el palacio real donde los
por lo menos en las abadías benedictinas, donde se
instrumentos seculares de la civilización urbana se
mantuvieron 10 las prácticas adelantadas de la
modelaron inicialmente, fue en el monasterio donde los
agricultura romana y de la medicina griega, con un
objetivos ideales de la ciudad quedaron clasificados correlativo aumento de la productividad y de la
y donde se los mantuvo vivos y, con el correr del
salud.
tiempo, se los renovó. Fue allí, también, donde se
La Iglesia secular 11 estaba enredada en
estableció el valor práctico de la moderación, el
responsabilidades terrenales, a merced de
orden, la regularidad, la honradez y la disciplina
gobernantes mundanos, sometida a la tentación de
interior, antes de que estas cualidades fueran
pactar con creencias e instituciones paganas, como en el
trasmitidas a la ciudad medieval y al capitalismo
caso del culto de los santos. Bajo la amenaza de la
postmedieval, en forma de invenciones y prácticas
anarquía, los obispos se vieron impulsados a ejercer
comerciales: el reloj, el libro de contabilidad, el día
una autoridad política e incluso a asumir la jefatura
ordenado.
militar, cuando los otros poderes fallaban. Como
Con prescindencia de las confusiones del mundo
gobernadores municipales, los obispos unieron los
exterior, el monasterio estableció, dentro de sus muros,
oficios de sacerdote y gobernante, a la antigua
una fuente de orden y serenidad. Nadie dudaba de
usanza romana.
que los valores esenciales de una vida cristiana
Pero los monasterios mantuvieron viva la imagen de la
estaban concretados allí, por más que no todos los
Ciudad Celestial.
hombres tuvieran las condiciones necesarias para vivir Cuando las nuevas comunidades urbanas empezaron a
con un grado tal de concentración y devoción; ni
adquirir forma, después del siglo X, el monasterio
siquiera, según podría verse, los monjes más
dejó una impronta más profunda en su vida12, en un
afortunados.
comienzo, que el mercado. Allí estaban la paz y el
Tan atrayentes eran estas manifestaciones de la
orden, la quietud y la vida contemplativa, amadas por
vida cristiana que Joaquín de Flora, en el siglo XII,
los cristianos. Las abadías de Westminster, de
preveía un período final de desarrollo humano, el
Clairvaux y St. Denis, Monte Casino y Fulda ejercieron
período del Espíritu Santo, en el que toda la
un dominio sobre la vida urbana, incluso sobre sus
humanidad estaría unida en el Monasterio Universal,
formas arquitectónicas, totalmente sin proporción con
como hermanas y hermanos monásticos. En el mismo
su número. Cuando Hrabanus, el célebre abad de
siglo, para Bernardo de Clairvaux el claustro constituía
Fulda, se refería a "la vida común" como una caracel baluarte del paraíso, y llegó a acuñar la expresión
terística de las ciudades, trasladaba a la ciudad la
paradisus claustralis.
función específica del monasterio. En realidad, el
8 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
monasterio, en su forma ideal, era la sociedad de
iguales, concebida por Aristóteles, de iguales que
aspiraban a la mejor vida posible. Esa vida común
era factible en la pobreza y hasta atrayente. ¿Sería
igualmente viable en la prosperidad?
Poseemos una imagen más clara aún de lo que
sucedió en Nimes y Arles, en Provenza. En Nimes, el
antiguo anfiteatro fue trasformado por los visigodos
en una pequeña población, con dos mil habitantes y dos
iglesias; después de cerrar las entradas del teatro,
los pesados muros de mampostería sirvieron como
fortaleza. Y aunque las murallas15 de Arles habían
2. Necesidad de protección
sido reconstruidas por Teodorico, quedaron nuevamente en ruinas en el curso de la lucha entre Carlos
Era necesario que la antigua vida se desintegrara
Martel y los árabes; tras lo cual, también el anfiteatro
más todavía para que una vida nueva pudiera
de Arles sirvió de fortaleza, desarrollándose en su
modelarse 13 en la Edad Media. Pero este cambio no interior una pequeña población medieval, más
fue repentino o uniforme.
populosa que la mayoría, como todavía nos lo
Pocas dudas caben de que en general la vida, a través
muestra un grabado del siglo XVII; pues los edificios
de toda Europa, se tornó más tosca y caótica; y ya
de este pequeño centro sólo fueron destruidos a
antes de que el Imperio se desintegrara, las fuerzas
comienzos del siglo XIX.
formadoras no eran "romanas". En un caso, las
La nueva cultura cristiana que surgió en estas
naves que trasportaban papiro desde Egipto serían
circunstancias no adquirió forma urbana hasta el
interceptadas por los piratas; en otro, se extinguiría
siglo XI. Pero sus semillas ya estaban plantadas en
el servicio postal; o, si no, un viejo patricio romano
la iglesia y el monasterio; ya que la arquitectura
que iba en camino de convertirse en el funcionario
subsistente expresa las necesidades de esta época
civil más importante en Roma, desaparecería de la
de confusión, con su insistencia en el cercado, la
escena, para reaparecer, después de cuatro años de protección, la seguridad, la durabilidad y la
silencio, en un monasterio español.
continuidad. Así lo atestiguan San Stefano Rotundo,
El hambre y las enfermedades redujeron la población, Albi o Durham.
en conjunto; disminuyó la natalidad, aunque resulta
Pero, entre los siglos VI y XI, cuando por fin las ciudades
difícil decir hasta qué punto.
de Occidente surgieron a la vida y comenzaron a crecer
Sin lugar a dudas, quedaba menos gente en las
y multiplicarse, se extiende un período "románico" cuyos
ciudades; y las antiguas poblaciones dejaron de
aspectos contradictorios se hace necesario comprender.
funcionar como centros de producción y comercio.
Las nubes que surcaban el horizonte eran oscuras y
Debido a la abundancia de fuentes bibliográficas,
turbulentas; pero entre ellas, de tiempo en tiempo, se
tenemos una imagen más clara de lo que ocurrió en
abrían claros y pasaba la luz, como en el caso de la
la Galia que en otras partes.
gran creatividad monástica de Irlanda, en particular
Y no hay duda de que las ciudades que consiguieron
en Iona. Pero entre los siglos VIII y XI, las sombras se
fortificarse contra los bárbaros ocupaban una
hicieron más tupidas; y el período inicial de
superficie mucho más pequeña 14 que la que
violencia, parálisis y terror empeoró con las invasiones
abarcaban anteriormente. Burdeos quedó reducida, de los sarracenos y los vikingos.
por sus murallas, a una tercera parte de su tamaño Todo el mundo buscaba seguridad. Cuando cada
anterior; y Autun, fundada por Augusto, se encogió posibilidad podía ser un infortunio, cuando cada
en forma tal que de una ciudad de doscientas
momento podía ser el último, la necesidad de
hectáreas pasó a ser una aldea de diez.
protección se antepuso a cualquier otra consideración.
El aislamiento ya no garantizaba la seguridad. Si el
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
9
13
Procesos de cambio
Paso de ambientes urbanos a
ambientes rurales
14
¿Cómo se refleja la necesidad de
protección en el espacio físico?
15
¿Cómo se produce el resurgimiento
urbano-medieval?
monasterio había dirigido la retirada, la ciudad
encabezaba el contraataque.
Permanencia
Antecedentes de la ciudad
renacentista
¿Por qué surge la necesidad de
murallas?
16
Procesos de cambio de vida urbana
a vida rural (feudos)
Ahora bien, en Italia y Francia las viejas costumbres no
desaparecieron nunca del todo, por más que
decayeran. A esto se deben las subrepticias tendencias
paganas existentes en esa vida, tendencias
subrepticias pero tan profundas que las Venus negras
y blancas conocidas en el mundo romano
reaparecerían más adelante en las imágenes negras y
blancas de la Virgen María. El fenómeno que ha sido
llamado Renacimiento, del siglo XII, fue, más bien, el
retorno a la plena conciencia de algo que no había
sido nunca desalojado, u olvidado por entero.
¿Acaso John de Salisbury no citaba a Platón siglos
antes de que los filósofos platónicos volvieran a Italia?
¿Y qué es el Campo Santo de Pisa, el cual data del
siglo XII, sino un grupo de edificios públicos
separados, que se levanta dentro de su espacioso
recinto, más acrópolis o foro que mercado
medieval? Verdad es que los arquitectos, según
Varesi, se inspiraban en parte en las antigüedades y
sarcófagos que las naves de Pisa traían de Oriente.
Pero esta admiración por la antigua labor romana no
era el producto de un humanismo ulterior; era, más
bien, la reconstrucción de un legado viviente que,
debido a desgraciados accidentes, se había visto
privado de sus mejores ejemplos locales. ¿Acaso el
baptisterio mismo no procede, en parte, del baño
romano, siendo una suerte de baño purificado y espiritualizado para una ablución ceremonial, pero de
escala igualmente noble? Quizá no sea por accidente
que el baptisterio alcanza singular magnitud como
edificio separado, sobre todo en la tierra que
originalmente produjo el prototipo romano secular.
seguridad personal, alegremente se sometían a la
protección de algún jefe bárbaro; a decir verdad, en
tanto que la ciudad se desintegraba, sus diversas
partes originales reaparecían por separado. Y así
reaparece el antiguo jefe, con su banda de
guerreros, en su baluarte fortificado, gobernando un
nido de aldeas. Ahora podemos documentar sobre el
terreno, en cualquier parte de Europa,
trasformaciones urbanas sobre las que sólo es
posible especular con cautela cuando se trata de
Palestina y la Mesopotamia.
Si bien el cerco sarraceno al Mediterráneo
apresuró el tránsito de la organización imperial
uniforme a una economía de producción local y de
trueque, con una mezcla de costumbres locales, leyes
locales y jurisdicciones rivales, el golpe final llegó
del otro extremo de Europa, con las invasiones
nórdicas del siglo IX. El golpe final y el primer paso
hacia el restablecimiento. Estas incursiones frenéticas
se efectuaban en pequeñas embarcaciones que
traspasaban hasta el corazón de los campos, entre
Bretaña y el Elba; ningún distrito era inmune a sus
saqueos, incendios y matanzas. El temor a estas
correrías creó, tal vez, un nuevo vínculo de interés
entre el jefe feudal y sus tributarios campesinos.
Pero también demostró la inferioridad técnica de las
dispersas bandas guerreras locales que acudían a
pie para hacer frente a los ataques lanzados por
aquellos señores del mar, de movimientos veloces,
que estaban especializados en la guerra.
La pura necesidad llevó al redescubrimiento de
esa antigua protección urbana que es la muralla 16 .
Contra las súbitas incursiones resultaba más útil una
muralla, guardada a toda hora, que la mayor
dosis posible de coraje militar. La firmeza y la
seguridad de un baluarte instalado en una roca
empinada podía reproducirse incluso en las tierras
bajas, siempre que los habitantes de una aldea
construyeran un muro de mampostería o, por lo
menos, una empalizada. Poseemos pruebas de la
existencia de estas empalizadas en Polonia, ya
Pero, incluso allí donde la antigua vida subsistió, como
planta perenne aparentemente muerta, ennegrecida por
la escarcha invernal, no se puede negar la disminución
general de energía y creatividad. La vida fue cayendo
hacia un nivel de subsistencia; nada más que por la
10 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
posiblemente en el siglo v antes de Jesucristo,
aunque no se sabe a ciencia cierta si se las
levantaba para guardar el ganado y los niños o
bien para protegerse do los merodeadores. Pero
un pesado muro de piedra, en especial si estaba
rodeado por un foso 17 , mantenía a raya al
atacante.
Por terror a los invasores, los habitantes de
Maguncia, por ejemplo, restauraron finalmente sus
destruidas murallas romanas. Y, por encargo del
emperador alemán Enrique I, se levantaron
murallas incluso alrededor de los monasterios y
conventos de monjas para defenderlos de los
ataques paganos. Dos veces en el curso del siglo IX,
en los años de 860 y 878, el monasterio, de St.
Omer fue arrasado por los nórdicos. Pero cuando
estos vikingos volvieron, en el año 891, se
encontraron con que, por fin, la abadía había
levantado murallas y podía hacerles frente.
Tanto éxito tenía, en realidad, este modo renovado
de lograr seguridad que ya en el siglo X el
monasterio de St. Omer se había convertido en una
población.
En el año 913, la Crónica anglosajona consigna, por su
parte, que la edificación de fortalezas y murallas en
torno de las poblaciones era una de las actividades
principales del ejército del rey. Con esto se tienen
nuevas pruebas, en caso de hacer falta, del papel
desempeñado por los reyes como constructores de
ciudades en razón de su capacidad para movilizar
mano de obra suplementaria. Pero la misma Crónica
muestra que, ya en el año 855, Rochester estaba
amurallada y era defendida con éxito por sus vecinos,
en tanto que al año siguiente el mismo rey Alfredo
fortificó la ciudad de Londres. El servicio militar se
convirtió en una exigencia de la ciudadanía e incluso
es posible que la capacidad para proveer un
ejército permanente y reparar las murallas de la
ciudad fuera, según sugiere Frederick William
Maitland, uno de los requisitos necesarios para el
privilegio urbano en corporación.
El recinto amurallado no sólo dio protección contra la
invasión exterior. Desempeñó una nueva función
política, pues resultó un arma de doble filo.
Invirtiendo el precedente de la ciudad antigua, podía
utilizarse la muralla para mantener la libertad en el
interior. Por medio de la muralla, una pequeña
población, que antes se hallaba desvalida incluso
ante el ataque de una mínima fuerza armada, se
convertiría en un baluarte. Las gentes acudirían en
tropel a estas santas islas de paz, del mismo modo
que en un comienzo se habían sometido,
desesperadas, a los caudillos feudales,
convirtiéndose en vasallas y siervas a cambio de un
mendrugo de tierra y seguridad; o bien, como
habían abandonado todas las esperanzas de
felicidad doméstica, para encontrar un refugio estéril
en el monasterio o el convento.
Una vez levantada la muralla, el número significaba
seguridad. La vida aislada en el campo, incluso bajo
la sombra de un castillo próximo, dejó de ser tan
atractiva como la vida en la ciudad populosa. La
misma participación en la labor de construcción de
la muralla resultaba un precio bajo como pago por
la seguridad y la regularidad en el comercio y el
trabajo. Si bien el derecho de edificar murallas siguió
siendo, sintomáticamente, una prerrogativa regia, la
Paz de Constanza, en el año 1184, cedió este
derecho a las ciudades libres de Italia.
Obsérvese la secuencia. Primeramente, el campo a la
defensiva, con su producción local y su comercio de
trueque, casi exclusivamente local.
Sólo las abadías y los dominios reales traficarían
con su vino, su grano y su aceite a grandes
distancias. Todo tráfico que llegaba a una
población desde la distancia era caprichoso e
inseguro. Pero, cuando una población quedaba
circundada por su muralla, aparecerían otros atributos normales de la vida urbana: el receptáculo,
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
11
17CFE.
Factores de materialización.
Tecnología (ver documentos en
conceptos instrumentales)
¿Qué variables del método de
estudio propuesto por la Cátedra se
analizan en esta parte del texto?
Reflexione acerca del proceso de
cambio hacia ambientes urbanos.
Vea que variables del método de
estudio se están analizando en esta
página.
18¿Cómo
es la organización social en
la ciudad bajo-medieval?
Nuevas clases sociales
Actividades sociales y su ubicación
en el espacio físico
19Proceso
de cambio de sistema
feudal a sistema urbano
reconstruido, se convertía asimismo en imán. La
prolongación de la muralla desde el castillo o la
abadía hasta la aldea vecina marcó, a menudo, el
comienzo físico de la ciudad, aunque los plenos
privilegios jurídicos de una corporación municipal
activa sólo podrían conseguirse mediante arduas
negociaciones con el obispo o el propietario feudal
que poseía la tierra.
El mayor privilegio económico, el de celebrar un
mercado regular una vez por semana, reuniendo para
el intercambio de sus productos a los labriegos,
pescadores y artesanos de las proximidades,
dependía, por una parte, de la seguridad física, y,
por la otra, del refugio legal. Así, al igual que en la
antigua Grecia, quienes acudían al mercado quedaban
protegidos, durante las horas de funcionamiento del
mismo, por la Paz del Mercado, simbolizada por la
cruz de la plaza del mercado. Allí, una nueva clase
gozaba de protección contra los robos y los tributos
arbitrarios, una nueva clase que empezó a
establecerse con carácter permanente, en un comienzo
apenas al otro lado de las murallas: los mercaderes.
Cuando éstos se volvieron miembros permanentes de
la corporación municipal, se inició una nueva era,
que contribuyó a la reapertura de las antiguas
vías de comunicación terrestre y acuática.
Que los mercaderes representaban una nueva clase
puede deducirse de su situación topográfica en el
"suburbio" recién trazado, el cual estaba ubicado
justamente al otro lado de las murallas. Si en un comienzo el castillo o el monasterio fueron el centro
urbano, después del siglo XI las nuevas actividades
de la comunidad empezaron a trasladarse hacia la
plaza del mercado; y la incorporación de
mercaderes y artesanos, en calidad de
ciudadanos libres, quedaría marcada, en más de
un sitio, por la prolongación de la muralla alrededor
de su suburbio. Resulta interesante señalar que, como
observa Hegel, el barrio nuevo de Regensburg, en el
siglo XI —para distinguirlo de los barrios real y
religioso—, era el de los mercaderes.
En la ciudad medieval, estos poderes, los espirituales
y los temporales, con sus órdenes profesionales, el
guerrero, el mercader, el sacerdote, el monje, el
bardo, el erudito, el artesano y el tendero, llegaron
a una especie de equilibrio 18. Ese equilibrio siguió
siendo delicado e inestable; pero el esfuerzo por
mantenerlo era constante y el efecto concreto, ya
que cada uno de los componentes sociales era
sopesado y cada uno de ellos estaba debidamente
representado. Hasta fines de la Edad Media —y,
en realidad, este es uno de los síntomas de su
fin—, ningún elemento tenía fuerza suficiente como
para establecer permanentemente su propio dominio
sobre todos Los demás. Como consecuencia, tanto en
el plano físico como en el político, la ciudad medieval,
aunque recapitulaba muchos de los rasgos del anterior
orden urbano, era, en algunos aspectos, una creación
original. En ninguna ciudad medieval se alcanzaron
plenamente la libertad, la igualdad corporativa, la
participación democrática y la autonomía; pero en
todas ellas hubo, acaso, una medida mayor de estas
cualidades que la que se hubiera exhibido antes en
cualquier parte, incluso en Grecia. Por un momento, la
communitas se impuso al dominium.
Entre los siglos XI y XIV19, la práctica de conceder
libertad a las ciudades constituía, en realidad, una
renuncia por parte de los señores de la ciudadela, a
los mismos tributos y exacciones que, originalmente,
dieron nacimiento a la ciudad. Aunque el castillo a
menudo se erguía sombríamente sobre la ciudad,
amenazando siempre retomar sus prerrogativas
iniciales, en las ciudades libres el señorío feudal ocupó
un lugar semejante al de cualquier otra entidad
semicorporativa: el primero entre iguales; si bien
unos pocos siglos después, debido al desarrollo de
los absolutismos centralizados, los príncipes
recuperaron el terreno que habían perdido e incluso
lo extendieron considerablemente. Sin embargo, se
12 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
comprueba hasta qué punto debía ser completa la
renuncia original cuando se considera el caso del
otorgamiento de la libertad a Barcelona, acto en
virtud del cual el rey decretaba que ni los portazgueros ni los recolectores de impuestos ni ningún otro
funcionario podían impedir o detener el movimiento de
sus ciudadanos o de sus funcionarios, de sus
mensajeros, sus productos o sus mercancías.
Este movimiento urbano, que salió de la inseguridad
y el desorden de la Europa románica, tuvo una
existencia multicolor: marchó bajo diversas
banderas, levantadas en diferentes circunstancias, y
produjo diversos resultados.
A veces, la urbanización era fomentada
deliberadamente por los señores feudales, quienes
procuraban aumentar sus rentas mediante el aprovechamiento de los alquileres de terrenos urbanos,
tomando una parte de los peajes en el mercado
local y haciendo uso de un vasto conjunto de
consumidores para aumentar el valor de los productos
de sus tierras que no se consumían en ellas. A
menudo también, los propietarios feudales se
opondrían al reclamo de independencia por parte
de las ciudades. Esto se vio, sobre todo, en el caso
de los obispos, más temibles que los señores de la
guerra porque eran los agentes de una institución de
vasto alcance y tenían bajo su control inusitados
recursos, tanto materiales como espirituales. En ciertos
países, como en Inglaterra y Francia, la libertad
municipal fue promovida por una coalición momentánea con el poder central, como medio para
debilitar a los nobles feudales que desafiaban el
dominio del rey. Pero, resistida o alentada, la
población afluyó a estos centros protegidos, los
construyó y reconstruyó, y elevó partes descuidadas
de su vida a un nuevo grado de actividad y
productividad. En unos pocos siglos, las ciudades de
Europa recuperaron, en gran parte, el terreno perdido
con la desintegración del Imperio Romano.
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
¿Qué variables del CSC se están
analizando en esta parte del texto?
13
Reedición del capítulo 6 del libro:
La Plaza Mayor
El urbanismo, instrumento de dominio
colonial
Miguel Rojas-Mix
Muchnik Editores
Barcelona 1978
Miguel Rojas Mix nació en Chile en 1934.
Cursó estudios de abogacía e Historia y
Geografía en Chile. Es Doctor en Filosofía por
la universidad de Colonia, Alemania. Se
desempeña como profesor de economía
política, Historia antigua y de Historia del
arte, en las facultades de Santiago,
Concepción y Valparaíso. Funda y dirige el
Instituto de Arte Latinoamericano. Desde
10973, reside en Francia, y çse desempeña
como docente de la Universidad de Vincennes
y en la Sorbona.
Recientemente ha sido distinguido Doctor
Honoris causa por la Universidad Nacional de
Córdoba, Argentina.
Rojas-Mix produce una interpretación de la
ciudad americana a partir de la descripción
de uno de sus espacios significativos, la plaza
mayor.
“La plaza aparece como un signo de valor con
relación a su entorno y toda la ciudad se
refleja en ella”. (Rojas-Mix, 1978, 187).
El autor se propone reconstruir el
funcionamiento de la plaza como sistema de
significación considerando el espacio urbano
como significante.
Según sus propias palabras, el corpus sobre el
que recae la investigación es el conjunto de
fenómenos que constituye “la plaza”.
Con relación a la temporalidad, utiliza
simultáneamente métodos diacrónicos y
sincrónicos, es decir, toma la historia como
sucesión de acontecimientos (diacrónica) pero
que puede detenerse en determinados
cuadros, que representan los cortes sincrónicos
sobre los que se centrará el análisis.
Aclara el autor que los cortes sincrónicos no
representan en este caso cortas duraciones.
Con relación al método, plantea como
principio que “no se puede entender la ciudad
si no se ve la vida circulando por ella. El
fenómeno urbano es la villa y sus habitantes.”
(ibid, 188).
Rojas-Mix, Miguel
La Plaza Mayor, módulo de estructura
urbana en las ciudades de América
Española
Vista de la Plaza Mayor y de la Catedral de Guatemala (detalle).
14 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
La plaza es un módulo que se repite en todas las
ciudades, pueblos o villorrios que se fundan en América
española. Es un módulo estructural. Al enfocar la vida
de la ciudad dentro de los límites de la plaza,
observamos una historia que transcurre semejante en el
«cada día» de todas las villas hispánicas en el Nuevo
Continente. En efecto, en todas aquellas ciudades que
nacieron bajo el dominio español el pulso de lo
cotidiano parece latir, durante siglos, a igual ritmo. Si
se comparan los grabados —documentos gráficos— y
las descripciones literarias —documentos escritos— de las
diferentes villas de la época, se advierte que los edificios
pueden ser más o menos monumentales y suntuosos, el
poblado más o menos extendido; pero la «plaza», como
punto central, como remate de la armazón de la planta,
se encuentra en todas partes. En todas partes
resuena también el mismo tono de la vida: en los
personajes cotidianos que describen viajeros y literatos y
que aparecen como pequeñas figuritas circulando por
los grabados, animando las imágenes de las diversas
plazas americanas con la cadencia del diario vivir. No
importa que en el siglo pasado el santiaguino o el
porteño bonaerense —y con excepción de algunos
intelectuales esta afirmación vale sin reservas para las
clases dominantes— haya querido identificar su modo
de vida con el de algún país europeo, buscando en
dicha analogía un signo de prestigio que lo pusiera
por encima de los demás pueblos de América. Este afán
forma también parte del modelo, una de cuyas
funciones más características es desarrollar la
mentalidad de colonizado.
Si parece probable que la plaza, como dominante de la
armazón urbana, surge como hecho singular en el Nuevo
Mundo; como concepción teórica nace, o más bien renace,
con los preceptistas italianos del Renacimiento. Desde los
comienzos de la Edad Moderna las plazas adquieren un
sentido representativo y monumental, ya sea porque en
torno a ella se reúnen los principales edificios del Estado
o de la administración municipal (plaza mayor), o porque
en su centro se levanta el monumento a un príncipe.
Plaza Mayor y Plaza Real
Hay que evitar confundir la plaza mayor con la plaza real a
la francesa. Lavedan, en su fundamental historia del
urbanismo, define ésta como la que se construye para servir
de marco a la estatua de un príncipe o un soberano. Como
forma es muy posterior a las explanadas centrales
americanas —la primera es la plaza Dauphin, inaugurada
en París en 1614 para servir de pedestal a la estatua de
Enrique IV— y se diferencia de ésta en que es un espacio
cerrado al margen de la circulación.1
Fueron los arquitectos italianos los que valorizaron la
función de la piazza como llave del esqueleto
urbano; empero, rara vez encontraron sus ideas
posibilidades de realización en Europa. (España, donde
la plaza mayor deviene una forma urbana propia,
constituye la excepción). En el Viejo Continente resultaba difícil quebrar la desorganizada urdimbre de los
antiguos burgos para abrir una plaza. En el Nuevo, en
cambio, el terreno esperaba núbil. Allí la plaza se
transforma en algo propio del mundo americano.
Aludiendo a este carácter singular comenta Fernand
Braudel: «Todavía ayer sostenía Ortega y Gasset, que
el español, cosa que es tal vez cierta, no es el tipo del
Mediterráneo, sino un hombre de la Plaza Mayor, de
esa plaza que a menudo se alza, ritualmente, con su
vasto rectángulo, en el corazón mismo de las ciudades
de la Península o de ultramar. Es decir, un hombre del
corazón de la ciudad. O, lo que es lo mismo, un
hombre que vive para los demás y a quién los
demás rodean y vigilan, para quién vivir es
aparentar, representar la comedia humana ante
los demás. Un ser social, esto ante todo. Los demás
lo acosan, lo vigilan desde que nace hasta que
muere”.
En mayor medida que en España, la plaza
marcaba en América el tono de la vida. En mayor
medida, porque en ella se concentraban las
características esenciales de la ciudad occidental.
1 Lavedan, 1941, p. 277
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
15
Guaman Poma de Ayala, «La ciudad de los reís de
Lima… », dibujo.
En efecto, si tan sólo recurrimos al esquema
clásico, según el cual Max Weber define la ciudad
occidental: 1) fortaleza; 2) mercado; 3) tribunal;
4) asociación; 5) autonomía administrativa; y,
finalmente, como secuelas, poder militar y poder
impositivo, vemos que todas las funciones que incluye el
modelo —y más aún, la religiosa, que él no considera—
se encuentran radicadas en la plaza. Es por ello que
esta estructura no sólo absorbe y centraliza la vida
urbana, sino que se convierte también en el símbolo,
en la fachada, en el rostro de la ciudad. Cuando en
el siglo XVII, un extraordinario cronista gráfico como es
Guaman Poma de Ayala, quiere representar una
ciudad, nada le parece más natural que dibujar la
plaza mayor. Incluso la imagen de la ciudad de Dios la
transforma en una plaza. «Podría decirse sin gran
exageración, que una ciudad hispanoamericana es
una Plaza Mayor rodeada por calles y casas, más que
un conjunto de calles y casas en torno a una plaza
mayor».2
Guaman Poma de Ayala, «Conzederación ciudad del
cielo para los buenos pobres personas», dibujo.
A grandes trazos, se puede describir así la plaza
colonial, que en el hecho dura hasta mediados del siglo
XIX: superficie rectangular no edificada, enteramente
rodeada por las construcciones más importantes y
monumentales de la ciudad. A uno de sus frentes
daban las fachadas de los edificios en que tenía su
asiento el poder público: la Casa de Gobierno, el Cabildo
o la Municipalidad y la cárcel. A otro, los centros de la
vida religiosa: la Catedral y el arzobispado. Por los
flancos corrían amplias galerías con arcadas, los portales
o soportales, y se levantaban algunas casas. En el
centro de la explanada se encontraba la fuente de
agua de que se abastecía la población. Más allá el rollo
o la picota, que podía ser desde un modesto tronco
hasta una elegante torre de estilo morisco como la que
todavía se ve en Tepeaca, México,3 símbolo de la
jurisdicción y desde el cual se administraba justicia. La
plaza mayor era también un mercado. Heredera del
forum romano, desempeñaba las mismas funciones en el
interior de la urbe. Esta destinación es especialmente importante en la historia de la ciudad occidental, la que
incluso ha sido caracterizada como una «localidad de
mercado».4 De hecho, sólo desde que se funda el
triánguez podemos hablar de ciudad; antes se trataba
únicamente de un campamento fortificado. Ese era el
escenario.
¿La escena? La misma todos los días con ciertos «pasos»
extraordinarios en ocasiones de alguna festividad. El
cotidiano circular de los «elegantes» a la hora del
«paseo» —que avanzaban haciéndole el quite a los
vendedores que los acosaban—, la charla en los cafés
instalados sobre los portales —donde se discutía de
política, se conspiraba, se hablaba de mujeres, de riñas
de gallos y se jugaba al billar—, se veía en ocasiones
trastornados cuando la plaza se animaba con el colorido
de las procesiones o de las paradas militares.5 En la lista
de los espectáculos figuraban también los
ajusticiamientos y, de cuando en cuando, alguna corrida
de toros (origen de la expresión plaza de toros), razón
por la cual se mantenía el terreno sin empedrar durante
la época colonial. La plaza, era, realmente, el patio de
una gran casa: la ciudad. «La Plaza Mayor puede así ser
comparada con el patio de la casa andaluza: es el
punto en que todo el mundo se encuentra».6
3 Mc Andrew, 1965 p. 99
4 Weber, II, 1964, p. 939
Ricard. 1950, p. 325: por cierto que este carácter emblemático de
5 La plaza enteramente despejada al intento, forma un campo de
la plaza no es exclusivo de Hispanoamérica. Los viejos Atlas con
vedutas de ciudades europeas enseñan, como su corazón, la plaza
maniobras elegante, en el cual pudieron ser revisados diezmil
del mercado. Y todavía hoy, en muchas ciudades del viejo continente, hombres (Johnston, Cartas escritas durante una residencia de tres
el turista sólo tiene la sensación de haber llegado realmente a la
años en Chile, en Latcham, 1941, p. 85)
6 Ricard, 1950, p. 322.
ciudad, cuando alanza la plaza (Ver Norberg Schulz, 1971, p. 84)
16 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
2
La figura enseña el módulo central de la ciudad
hispanoamericana: la plaza. En el característico damero
que se utiliza en forma general como planta, se deja en
el centro, libre de construcciones, una «manzana» o
cuadra, como una especie de llave de la estructura. La
cara de todas las «manzanas» con frente a la plaza
está ocupada por los edificios asientos del poder urbano, por los «portales» que cobijan el comercio y
algunas casas de los «principales».7 El cuadro central se
deja despejado como un centro de cruce y confluencia
en el que desembocan los diversos sectores de la villa
y que permite y facilita el tráfico, tanto de personas
como de animales y vehículos. Este es un rasgo
propio que deriva fundamentalmente de su carácter
de fundación nueva. Las plazas de la Antigüedad y la
Edad Media eran cerradas; nunca fueron, en el sentido
de las americanas, superficies de tránsito. Las plazas
modernas, que se abren posteriormente en estas
ciudades como consecuencia de una concepción más
suelta de la construcción, nacen con la ruptura de los
muros de la ciudad y por la incorporación de amplios
espacios nuevos a ella. En todos los grabados, en
cambio, que muestran la plaza colonial, obsérvanse
circulando jinetes y carretas. Esto cambia radicalmente
cuando la plaza pierde su carácter colonial y es
remodelada de acuerdo al gusto neoclásico o
romántico. Con la transformación económica y social
que experimentan las nuevas Repúblicas a mediados
del siglo XIX la plaza pierde la fuerza centrípeta que
poseía debido a su condición de principio organizador
del espacio.8 La ciudad se descentraliza. La nueva plaza,
que podríamos denominar de la «independencia»
como opuesta a colonial, pierde la mayoría de sus
antiguas funciones y se transforma en una especie de
gran podium que impide el tráfico de vehículos y que
está concebida principalmente como horuelo, como
paseo, con sofás de madera y jardines. Los vehículos
sólo pueden circular por las calles que la circundan. La
«plaza-paseo» corresponde a una estructura económica
y a una ideología completamente diferente de la del
terreno colonial.
El modelo desarrollado en la figura corresponde a la
estructura colonial. Este modelo, aun cuando en
general se impone con bastante rigor, sufre a menudo
modificaciones como consecuencia de las circunstancias
estratégicas o topográficas a que debe adaptarse.
En la ciudad las clases sociales se dividían, centrífugamente, desee
el centro habitado por la oligarquía, hacia afuera. Kubler, 1966, p.
884
8 Gil Munilla, 1955, p. 296. Alude a esto refiriéndose a la ciudad;
pero se aplica, incluso con mayor rigor, a la plaza.
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
7
17
ídem. «Perfil». Anotación: «De esta manera y
con esta fachada quedará la población que se
manifiesta en el plano que esta escripto
abajo, cuyas letras y números corresponden
según el lugar donde están, colocados.
Respondiendo el uno, al otro. Fabricado».
San Fernando de Bejar (San Antonio), Texas, «Plano de la población», 1730.
Anotación: «Mapa de plano y perfil de la población que se ha de hacer la qual
esta rreglada a las leyes Reales de Indias en la qual consta la plaza de
Seiscientas baras de largo y quatro cientas de ancho y las calles tienen
quatrocientas baras declaro con todo lo demás que expresa: Siendo la
letra A, el Templo con su sitio, la B la plaza de la población, la C las Casas
Reales, la D la Duana ó alhendiga, la E los Portales, y los números del
contorno las bocas de las calles. Componese este plano, y .su sitio de diez y
seis quadras de vecindario las menores sinquenta y siete mili y seiscientos pies
Geométricos de Área, y las mayores de ciento dos mili quatrocientos; cuyas
cuadras se reputan por familias fundadoras para que las lebanten en
quadro y gozen su recinto los decendientes. D. Joseph de Villaseñor fecit».
Reproducido en Reps., J. W., 1965, fig. 17.
18 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
Otras veces, resulta modificado por el
devenir histórico; así por ejemplo,
en el siglo XIX la Casa de
Gobierno de Santiago de Chile se
traslada a otro emplazamiento en los
alrededores. Y, luego de la
remodelación, la fuente central, aun
cuando se conserva, deja de ser
funcional, de servir vitalmente a las
necesidades urbanas y se transforma
en un mero monumento decorativo. En
realidad, donde el modelo se aplica
con mayor rigor es en las ciudades
del interior. En aquéllas que tienen
flanco al mar o a un río, el esquema
se modifica. Dado que el primer
problema que tienen que resolver es
el de la defensa de este flanco, la
piedra angular de la estructura
urbana va a ser el fuerte que la
protege, que reemplaza la Casa de
Gobierno y a partir del cual,
abriéndose la plaza hacia su cara
interior, se aplica el resto del
esquema.
La plaza mayor en los puertos de mar [Provisión de 1573,
en que se declara el orden que se ha de tener en Indias,
en nuevos descubrimientos y poblaciones que en ella se
hicieren]:9
Numerosos ejemplos se pueden citar para poner de
manifiesto cuan generalizado estaba este esquema. En
una reseña de 1610 de algunos lugares de las Indias se
describe la plaza mayor de Panamá: «La plaza mayor
es de noventa y quatro pasos de largo de Levante á
Poniente, y de ochenta y ocho de ancho. Al Levante las
casas del cabildo de cal y canto, con portales, la
iglesia mayor al Poniente tiene seis casas, las cinco con
portales. Al Sur, nueve casas con portales; en una está
la cárcel de la ciudad en lo alto, y en lo bajo están
los tribunales de provincia.»10
Una magnífica imagen de la plaza mayor de Lima
aparece en el relato del viaje de Jorge Juan y
Antonio de Ulloa y en el manuscrito de Diosdado
Caballero; quien, pintando la villa de Puebla de los
Ángeles, destaca su plaza mayor «grande y cuadrada,
con los tres lados de pórticos vistosos y el cuarto
ocupado de la gran catedral...» 11
La plaza y la individualidad histórica de América
española
La estructura urbana con calles tiradas a cordel y
con una gran plaza central dominante, que organiza el
espacio y la vida del pueblo, es uno de los rasgos más
característicos de la América española y uno de los
elementos más importantes para definir su
individualidad histórica.
En efecto, la ciudad colonial americana difiere de casi
todas las villas europeas de trazado regular,
especialmente por la incorporación de una explanada
central de dimensiones y estructura incomparables.
Un tal diseño revela un claro afán racionalista. De
hecho, en él parece aplicarse la concepción
renacentista de la ciudad ideal. Una concepción que
no podía injertarse en localidades viejas, como eran las
europeas, pues requería un espacio virgen donde se
pudiera empezar desde cero y que sólo en América
encontró las condiciones necesarias para cristalizar. A
diferencia de lo que ocurre en la América anglosajona e
incluso portuguesa, el desarrollo urbano o, mejor aún, la
grandiosidad urbana, es característica de América
española. Y hablar de grandiosidad urbana no implica
únicamente referirse al número de habitantes; apunta
además al símbolo e imagen de esa grandiosidad: a
la plaza. Ella es la fachada de la ciudad, la expresión
más patente del espíritu urbano que dominaba a los
colonizadores españoles, que prefirieron siempre
asentarse en grandes grupos poblacionales a
establecerse dispersos a lo largo o en el radio de los
territorios conquistados. Este espíritu —como ya se ha
visto— es expresión de una visión del mundo,
radicalmente distinta de la de los colonizadores
puritanos, que prefirieron la diáspora como forma de
asentamiento a la concentración. Es por ello que no hay
grandes ciudades anglosajonas en los primeros siglos
de la colonización; ni siquiera Filadelfia, que es la gran
ciudad del norte, se puede comparar con las capitales
hispanas. Mientras que el principio urbanístico que
caracteriza a la América española es la planificación,
en la colonización inglesa, holandesa, francesa e incluso
en la portuguesa es el empirismo lo que prima. Boston,
la primera ciudad importante fundada por los ingleses,
era en el siglo XVII, en lo que hoy es el North End, un
reflejo de la ciudad gótica: una malla de calles
estrechas y tortuosas.12
Las ciudades holandesas: Fort Orange (1624), Albany y
Fort Amsterdam (1626) son verdaderas factorías de la
Compañía de Indias Occidentales. En los orígenes de la
colonización francesa (Port-Royale 1606) «no se ve en
ninguna parte que haya habido una aglomeración de
Encinas, IV, p. 242 y ss.
Col. Doc. Ind. Arch. Ind. Serie 1, T9, pp. 83 y ss.
11 Muñoz Pérez, 1954, p. 103
12 Tunnard and Reed, 1956, p.33
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
9
10
19
Rugendas, J. M., «La plaza frente a la
catedral en Lima» (Perú), dibujo a lápiz,
Muenchen, Staatl. Graph. Samml.
Reproducido en Richter, G., 1959, p. 121
Hildebrandt, «Fuente en Rio de Janeiro con
figuras». Anotación: «A. Cario... Rio de
Janeiro April 1844», 257 X 363 mm., Berlín,
National Gal. Inv. 30.
carácter urbano». 13 Quebec, fundada en 1608 por
Champlain no se puede considerar una ciudad hasta
fines del siglo. El título de ville se le da únicamente en
1663. Incluso a fines del siglo XVII los viajeros se
lamentaban que la ciudad conservase un aire tan
miserable. Montreal se funda sin ningún proyecto
previo. Tan sólo con Nueva Orleáns se puede hablar
de urbanismo. Esta ciudad se traza en un damero muy
regular; pero ella data del siglo XVII, cerca de ciento
cincuenta años después de que se han fundado las
más importantes ciudades españolas.14
Lo mismo ocurre con las colonias lusitanas. Los
portugueses venían al Brasil como comerciantes y
agricultores; por ello sus ciudades debían servir, en
primer lugar, a un fin comercial, para lo cual se
constituían como puertos o factorías. 15
Sus ciudades —dice un texto— «no tienen planificación
y fueron establecidas a lo largo de la costa» sobre la
base de «simples consideraciones de hecho».16
A semejanza de los puritanos de Virginia y en un claro
contraste con los colonizadores españoles que
escogieron las ciudades como domicilio, los portugueses
prefirieron asentarse en el Brasil como terratenientes.
Construyeron así, una oligarquía rural de los «señores
de ingenio» que vivían en sus «casas grandes». El
desarrollo en el Brasil de una economía básicamente
agraria, originó una estructura semi-feudal, que fue
primero característica del norte, pero que luego se
extendió a todo el país. El núcleo social estaba
formado por la familia blanca y los esclavos
negros o mulatos que eran su mano de obra. Este
sistema patriarcal da lugar a dos formas arquitectónicas
características: la casa grande y la senzala. Clara
expresión de una división social marcada en forma
tajante por el color. Sólo a fines del siglo XVII,
cambia la situación, Al surgir una clase de
comerciantes en oro y diamantes, comienza a
formarse una burguesía, que se .robustece, en la
segunda mitad del siglo XIX, con la llegada de los
«barones del café» que van a ejercer actividades
urbanas. Aparece entonces una forma arquitectónica
de la oligarquía ciudadana: el sobrado, palacio de
varios pisos, que se transforma en el rival de la casa
grande. 17
En Portugal y Brasil se desconoce la Plaza Mayor. En Lisboa la Praça do Commercio, aun cuando juega un
papel vital en la vida comercial de la ciudad, no es
una plaza mayor, sino una plaza real, con la
estatua del soberano José I. 18 Pese a ello y como
expresión, al igual que entre los españoles, de una concepción abierta de la ciudad, genérase en las villas
coloniales del Brasil un centro de convergencia en que se
asienta el poder público y se realiza la función social y
comercial. El Patio do Colegio, en Sao Paulo, es un
claro ejemplo. El es el centro de la ciudad en los
siglos XVI, XVII y XVIII, desde donde irradiaban las
principales vías públicas. En el siglo XVIII se transforma,
además, en un centro administrativo. En 1766 el antiguo
colegio jesuita pasa a servir de residencia a los
capitães-generais. Y luego, en la primera mitad del
diecinueve se instalan allí la Asamblea Provincial y las
oficinas públicas. En esa misma época conviértese en el
corazón de la actividad comercial, concentrándose en
las arterias que lo rodeaban los vendedores ambulantes,
sobre todo en el Largo de Misericordia, donde las
quitandeiras llenaban de colorido los escalones de piedra
de los grandes edificios.19
En Río de Janeiro la misma función la cumple el
Largo do Rossio. En Portugal, lo que de hecho
Lavedan, 1941, p.475
Lavedan, 1941, pp.475 y ss. Curioso es el caso de La Martinica.
Se sabe que Colbert hizo elaborar en 1668 un plan de la ciudad
futura, Fort-de-France probablemente, a François Blondel, el
arquitecto de Rochefort. El primer plano ha desaparecido, pero se
conoce otro de 1680, que puede ser una copia del primero, el cuál
17 Angulo, II, 1945, pp. 251 y ss; Dorselaer, II, 1962, p.24. ver:
muestra una planta tablero regular.
15 Dorselaer, II, 1962, p. 22.
Larse, Erik Frans Post, Interprète du Bresil, Ámsterdam-Río de Janeiro
16 Nestor dos Santos Lima. “Brasilia, la nueva capital de Brasil”.
1962.
18 Lavedan, 1941, pp. 330-331.
Estudios Americanos, 86-87, Sevilla, 1958 p.283, cit. por Guarda,
19 Acevedo, Aroldo et al, II, 1958, pp. 128 y ss.
1965, p. 12, nota 9.
20 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
13
14
equivale a la plaza mayor es el Rocío o Rossio, nombre
con el que se designa una extensión de terreno baldío,
sin fisonomía arquitectónica, que ubicado originalmente
en los límites de la ciudad, termina por encontrarse en
el centro debido al crecimiento de ella. Sus funciones
son análogas a las de la plaza mayor: allí se instala
el mercado, tienen lugar los autos de fe, las fiestas, las
ejecuciones y las corridas de toros.20
En Europa no se encuentra nada semejante a lo que son
las ciudades de ultramar. Las que se fundan a partir del
siglo XVI (Mannheim, Karlsruhe, Postdam, etc.) son
Residenzstädte, destinadas a ser el lugar de descanso
de un príncipe o de un señor.21 De los seis países que
fundaron ciudades en el Nuevo Mundo, sólo España lo
hizo de acuerdo a una regla fija, de acuerdo a un
esquema racional, pues la aplicación de un patrón
uniforme, la imposición de una planificación rígida que
fijaba un módulo para todos los nuevos asentamientos
sólo era posible en las ciudades construidas bajo una
autoridad fuertemente centralizada.22 Un valioso
manuscrito de 1789 del abate Ramón Diosdado
Caballero que, con el título de Consideraciones
Americanas, se conserva en la Biblioteca del Palacio de
Madrid, hace importantes consideraciones sobre la
significación histórica de las ciudades en América
española. El abate, como tantos otros escritores de
fines del siglo XVIII, desarrolla su argumentación como
defensa de la labor española frente a las
numerosas diatribas que se escribían sobre América
y la Metrópolis. Para Diosdado uno de los rasgos más
singulares y que con mayor propiedad demuestra la
importancia de la labor hispánica en el Nuevo
Mundo, es el carácter de las ciudades: «A los
españoles, no se les puede disputar la gloria de
que sobre franceses e ingleses han sido más celosos
en este punto, y que ellos solos cuentan con más
floridas capitales que las dos naciones juntas».23
Comparando las ciudades españolas con las francesas
e inglesas, demuestra que sólo México basta para
superar las seis mayores ciudades extranjeras juntas:
Kingston (Jamaica), Filadelfia, Charlestown y Boston,
entre las colonias inglesas del norte y Quebec y
Guarico en la Isla Española, entre las francesas.
Ricard, 1950, p. 327.
Mumford, 1945, p. 160
22 Mc. Andrew, 1965, p. 93.
23 Fol. 109, cit. por Muñoz y Pérez, 1954, p. 95.
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
Nebel, C., «Plaza mayor de México», lito/color, 1836, en
Voyage pittoresque et archéologique..., París, 1836.
Hildebrandt, «Iglesia en Panamá» (plaza mayor de
Panamá), acuarela, Berlín, Nat. Gal. Inv. 505.
20
21
21
Espacio, tiempo y arquitectura. Parte II. Nuestra
herencia arquitectónica. (pag. 76 a 104)
Título original. Space, time and architecture.
Harvard University Press Cambridge, Mass.
USA
Versión española a cargo de Isidro Puig
Boada.
Quinta Edición. Madrid: Editorial Dossat S.A.
1978.
En este texto podrás ver cómo un poder en
este caso religioso, se materializa en el
espacio.
Giedion, Sigfried
Sixto V (1585 - 1590) y el
plano regulador de la
Roma Barroca
Roma, París y Londres —los más importantes hogares de
la civilización occidental— crearon el prototipo de las
grandes ciudades modernas. Pero Roma es única.
Habían existido, en períodos precedentes, ciudades con
un millón y aún más de habitantes, puntos focales de
vastos imperios y < grandes culturas. Pero cuando
imperios y culturas decayeron, también sus nudos
nerviosos, las capitales, se desintegraron completamente
y no tuvieron jamás ocasión de resurgir. También Roma,
que había dado su nombre a un imperio universal, se
arrastró, después del fin del Imperio, durante casi diez
siglos, en un estado de decadencia y miseria. Pero en
torno al 1500 había resurgido y vuelto a ser, por otro
siglo y medio, el centro principal de la creación artística
y, después, de la urbanística. Sobre el suelo de Roma
alcanza el Renacimiento su apogeo, y fue aquí donde
halló su fórmula el lenguaje expresivo del barroco, que
se difundió entre toda la cultura occidental, sin que
fronteras territoriales o religiosas bastaran para
contenerlo24.
Anticipemos el concepto: en Roma, la unidad de medida
de la ciudad renacentista fue destruida de una vez para
siempre. En lugar de la ciudad estelar circunscrita,
encerrada entre murallas, se perfiló, durante los cinco
años del pontificado de Sixto V, una evolución de gran
Ha sido demostrado, por recientes investigaciones llevadas a
cabo en Inglaterra la Catedral de San Pablo, de Cristóbal Wren,
construida entre 1675 y 1710, se halla inspirada en un excelente
conocimiento de la arquitectura barroca. La "Frauenkirche'" de
Dresde, templo protestante debido a Jorge Báhr, y
desdichadamente destruido por las bombas en el transcurso de la
Segunda Guerra mundial, era una de las más bellas iglesias
barrocas.
24
importancia. En Roma fueron trazadas por primera vez,
y realizadas con seguridad absoluta, las líneas de la
red fundamental del tráfico de una ciudad moderna.
El desarrollo de Roma por obra de artistas no
romanos
También por otras razones Roma es única entre todas
las ciudades: razones que quizá sea más difícil
demostrar. La Santa Sede no se apoya en ningún
imperio temporal, y el Papado es un poder religioso
universal. Los ciudadanos de Roma, súbditos de la
dictadura papal, tuvieron poco quehacer con el
desarrollo de su ciudad. Sin embargo, precisamente
entonces fue alcanzado uno de los más espléndidos
resultados de la arquitectura urbana; la Roma barroca,
que aún hoy domina la entera fisonomía de la Urbe25.
Del Renacimiento en adelante, el desarrollo de Roma
fue casi enteramente la obra de hombres procedentes
del exterior, artistas, banqueros, comerciantes e
industriales. Cuando los Papas se trasladaron del
Laterano al Vaticano, se hallaba en construcción, en
torno a la Basílica de San Pedro, el barrio llamado
Borgo Nuovo; y en la mitad del Cuatrocientos, el Papa
Nicolás V (1447-55) tuvo la idea de crear aquí una
magnífica residencia eclesiástica, aislada y grandiosa.
Este proyecto, que no fue nunca llevado a cabo, fue
estudiado por el florentino León Battista Alberti.
Hacia el 1500, cuando verdaderamente se comenzó a
reconstruir Roma y los Papas se convirtieron en los
máximos constructores de Europa, Julio II, de la rama de
los Urbino, y León X, un Mediéis de Florencia, llamaron
cerca de sí a sus conciudadanos —Bramante y Rafael
de Urbino, Miguel Ángel de Florencia— para realizar
sus grandiosos proyectos, y de este modo se continuó
también en la época de la Roma barroca.
Ello es también debido a la dilatada presencia de la antigüedad.
Frente a la "vacuidad pomposa" de los edificios del último
Ochocientos, lo mejor que puede hacerse es, sencillamente, apartar
la vista de ellos.
25
22 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
No hay una razón clara que pueda explicar esta
extraña situación. Podemos decir solamente que Roma
no produjo muchos artistas eminentes, ni en el período
renacentista ni en el barroco.
Pero no hay duda de que la atmósfera de la Ciudad
Eterna, y la magnitud de la empresa papal, acuciaban
la fantasía de los artistas que allí se reunían, les
inspiraban a crear obras maestras de que no puede
envanecerse ninguna otra ciudad de aquel tiempo.
Roma, como París en los tiempos modernos, llegó a ser
el centro en que se reunieron todos los ingenios.
Produjese luego un proceso de cambios recíprocos: el
talento de los extranjeros se exaltó en la atmósfera de
la Urbe y, por otra parte, sus creaciones dieron a la
capital romana una nueva expresión polifónica.
Dentro del fenómeno romano hay también una
esperanza para un futuro aún imprevisible: el
momento en que podrá resultar indispensable, para la
existencia del mundo occidental, la creación de una
nueva forma de administración central inspirada en
principios espirituales. La Roma barroca nos muestra
que esta situación no lleva necesariamente a prescindir
de toda producción artística en una monotonía sin color,
en un apagado gris internacional, antes al contrario, nos
demuestra que la acción combinada de fuerzas diversas
puede dar origen a una nueva vitalidad.
La ciudad medieval y la del Renacimiento
La obra de los Papas del Renacimiento
No es posible darse cuenta del verdadero significado
del gran proyecto de Sixto V1, sin dar al menos una
ojeada a la herencia dejada por el medievo y el
Renacimiento. Sixto no se entretuvo en buscar remedios
fragmentarios. Dejó la Roma medieval intacta y
concentró sus energías, desde el primer momento, hacia
nuevos derroteros.
El despertar de Roma de su letargo medieval es un
prodigio histórico, como la continuidad de su destino. En
las otras partes de Europa (y en la Italia septentrional
hasta el año 1000) se había producido un intenso
resurgir de la vida ciudadana. Pero Roma permanecía
aletargada. Aun cuando el poder espiritual del Papa no
había sido nunca tan fuerte como durante el medievo, la
ciudad de Roma no era sino una sombra de su antiguo
esplendor. En la Roma barroca las iglesias surgieron
abundantemente, mientras que en la Roma medieval no
se erige ninguna catedral nueva que ni remotamente
pueda parangonarse tan siquiera con las levantadas en
las ciudades libres del Norte. La misma afirmación
puede aplicarse con respecto a la población. El cotejo
que se hace a menudo entre la población romana del
Doscientos —estimada en aproximadamente 17.000
almas— y la de Venecia, Londres o París, muestra cuán
reducida fue aquélla.
La situación cambió lentamente con la vuelta del Papa
del exilio aviñonense, con la nueva ordenación en el
Vaticano y con el acceso al solio pontificio de hombres
mundanamente prudentes, como los Mediéis, o de otros,
miembros de familias de origen mercantil o
descendientes de condottieri, como Julio II.
El que primero transformó enérgicamente el incómodo
centro medieval de Roma fue Sixto IV (1471-84). La
zona habitada se introducía en un meandro del Tíber,
frente al Castel S. Angelo, y era notoria por su clima
insalubre: por tal razón fue repetidamente evacuada su
población durante el antiguo Imperio romano. La Roma
medieval iba, a medida de su desarrollo, apartándose
lentamente de este centro, y de una manera caótica, en
dirección al Capitolio y al Teatro de Marcelo, vecino al
Tíber26
La transformación de la ciudad comenzó hacia el
exterior del núcleo medieval, en el Borgo Nuovo, la
zona que unía el Vaticano con el Castel S. Angelo. Este
castillo lo utilizaban los Papas para cámara del tesoro,
prisión, y luego sirvió de refugio en tiempos de invasión
o revueltas. Su posición dominante aparece clara en la
planta de Juan Bautista Falda (fig. 26), que muestra
también las calles paralelas construidas, durante el
Renacimiento, en el Borgo Nuavo.
26
Pedro Tomei, L'architettura a Roma nel Quattrocento, Roma 1942.
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
23
1¿Quién
fue Sixto V?
¿Qué sedes institucionales van a
surgir “abundantemente” en este
período?
posterior planta de Falda
(1676) (fig. 26)27 —. Durante el
Renacimiento, esta plaza se
convierte en un punto focal del
cual directa, o indirectamente,
irradian las arterias principales
a través de la ciudad medieval.
Estas vías llevan nombres
ambiciosos. Hallamos una Vía
Peregrinorum28 que, uniendo
entre sí muchas callejuelas
medievales cortas e irregulares,
conducía finalmente al Teatro
de Marcelo. La Via Papalis, de
nombre aún más resonante,
constituye una unión igualmente
tortuosa con el Capitolio y
después, más allá, con el
Laterato. Una tercera arteria
transversal importante es la Via
Recta, en parte de origen
antiguo29 que, no sin dificultad,
Figura 26. La Roma medieval; desde el
Castillo de S. Angelo al Puente de Sixto IV.
Detalle del plano de Roma de J. B. Falda,
1676. El plano de Falda muestra muy
claramente, cómo la mayor parte de la Roma
medieval se adentraba en un meandro del
Tíber, dominado por el Castillo de S. Angelo,
con sus nuevos bastiones cuneiformes. Falda
delinea también el corredor subterráneo que
ponía en comunicación esta tesorería cárcelrefugio con el Vaticano.
El Puente de S. Angelo, que desde los tiempos
de Adriano atravesaba el río según el eje de
la fortaleza, j la Plaza del Puente en. la
desembocadura del mismo, constituye aquí la
articulación de las principales arterias de la
ciudad medieval. El trazado radial de calles
que parten de esta plaza, realizado bajo el
pontificado de
Paulo III (1534-49), es el primero en este
género.
¿A qué variable del CSC se refiere
el autor en este párrafo?
El Ponte S. Angelo —sobre el eje del castillo—
constituye el acceso más importante a la zona del
centro, y da su nombre al barrio renacentista de los
locales de negocios. Aquí estaba la Casa de la Moneda
papal, y aquí se concentraban las Casas bancarias
extranjeras y las grandes organizaciones mercantiles
como las de los Chigi, los Médicis y los Fugger de
Augusta. Aquí estaba, de hecho, la Walt Street de la
Roma del Renacimiento; y en este reducido barrio
tuvieron efecto deliberaciones y determinaciones que, en
ciertos casos, decidieron el destino financiero,
diplomático y eclesiástico de toda Europa.
Comenzando por el tiempo de Nicolás V, los Papas
estuvieron ocupados en edificar la plaza del extremo
del puente —llamadaForum Pontis en la planta de
Roma de Bufalini (1551) y Piazza de Ponte en la
24
La mejor introducción para el estudio del desarrollo de Roma nos
la ofrecen las excelentes reproducciones, realizadas por el P. jesuíta
Francisco Ehrle, de los principales planos de las ciudades existentes
en los siglos XVI, XVII y XVIII, en su tamaño original. Han sido todos
ellos publicados por la Biblioteca Vaticana, y ostentan los siguientes
títulos: Época de Julio III, Leonardo Buftflini, 1551; Roma antes de
Sixto V, Du Pérac-Lafréry, 1577; Roma después de Sixto V, Antonio
Tempesta, 1593; Roma durante el período barroco, Maggi, 1625, y
Juan Bautista Falda, 1676; la Roma papal antes de su decadencia,
Juan Bautista Nolli, 1748; el plano de Bufali, una xilografía, es el
primero que se dibujó sobre un preciso trazado de calles; los de
Tempesta y Falda son notables por su claridad de representación;
Nolli, como Bufalini, emplea el método moderno de colorear las
calles, y la magnífica ejecución de este grabado lo asimila a una
verdadera obra de arte. Para obtener más extensa información,
véase C. Scaccia Scarafoni, Le piante di Roma, Romal 1939
28Pedro Tomei, Le strade a Roma e l'opera di Sixto IV, en "Urbe",
julio 1937.
27
Su parte más famosa, la Via dei Coronari, que debe su nombre a
los vendedores de coronas del rosario, se halla actualmente en gran
decadencia. Cualquiera que desee darse un paseo para
contemplar la obra de Ludovico von Pastor, después de poco
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
29
establece una unión con la Piazza Colonna (de más
reciente apertura) y el Vorco (Via Lata) (figura 27).
Las vías Peregrinorum, Papalis y dei Coronari eran, todas
ellas, en parte de origen medieval y en parte resultante
de las mejoras realizadas en el Cuatrocientos. En el
Edicto Papal de 1480, Sixto IV, el Restaurador Urbis,
ordenaba que cualquier saliente de los edificios o
construcciones a la calle fuese eliminada. Ésta resultó la
más eficaz disposición particular con vistas al
mejoramiento de las condiciones urbanísticas de la
ciudad.
Las calles en la ciudad del Renacimiento
Fue durante el último período del Renacimiento que los
Papas, especialmente Paulo III (1534-49), completaron
con buen éxito sus obras alrededor de la Piazza di
Ponte, uniendo con calles breves y directas la plaza con
las vías de traza medieval y renacentista que
atravesaban la ciudad. Esta red de breves vías radiales
es la primera en su género. Comprende la Vía Paola,
que conduce a la bramantesca Vía Julia y la Vía Pánico
que, en un determinado punto de su recorrido, penetra
en la Vía dei Coronari.
Finalmente una de las calles transversales más
importantes de la Roma del Renacimiento, la Vía
Trinitatis, nacía en la Piazza di Ponte, atravesando la
Strada di Tor di Nona, que limitaba al Norte la ciudad.
También la Vía Trinitatis había sido iniciada por Paulo III
y continuada por Julio III (1550-55). Está indicada en la
planta de Leonardo Bufalini de 1551 como una larga
línea recta que atraviesa muchas zonas aún no
edificadas de la Roma del Renacimiento y termina cerca
de la iglesia renacentista de la Trinitá dei Monti, al pie
más de treinta años, no puede menos que quedar dolorosamente
sorprendido ante la rapidez con que ha sobrevenido tal decadencia,
a causa del abandono y de la transformación en sus edificios. Ver L.
von Pastor, Die Stadt Rom zu Ende der Renaisan-ce, III ed., Friburgo,
1916.
de la colina del Pincio; y aquí es donde entra en la
esfera de la actividad de Sixto V.
Sixto V y su Pontificado.
Solamente miembros de la nobleza y de familias
principescas italianas eran generalmente elegidos para
el solo pontificio. Hubo, no obstante, excepciones, aun en
épocas como a fines del Quinientos, en que los siempre
creciente privilegios de la nobleza habían usurpado los
derechos medievales del pueblo. Así fue posible que
Sixto V, hombre perteneciente a la más humilde clase
social, fuese investido de la más alta dignidad del
poder espiritual y temporal a que un hombre pudiera
aspirar. Es un título en gran manera elogioso para la
fuerza interior, para la vitalidad y para .la intuición de
las instituciones católicas, haber tenido el valor, en un
momento de gran peligro, de elevar a tan suprema
jerarquía a un hombre como Sixto V, a una persona, en
fin, que prescindiendo de sus antepasados, había
evidentemente nacido para la acción.
Vida de Sixto V
Sixto V fue el hombre papal elegido por el hermano
franciscano mendicante Félix Peretti, que había
ingresado en la Orden a la edad de doce años. Había
entrado al servicio de la Iglesia apenas con la edad del
uso de razón, del mismo modo que un artista o un
hombre de ciencia, que no sienta para ello vocación
interior, se dedica a ambas ramas del saber mucho
antes de que su cerebro se halle enteramente
desarrollado.
Su padre, pequeño granjero y jardinero de origen
dálmata, tal vez por un presentimiento del glorioso
destino del hijo, le había dado el nombre de Félix. Y
Sixto V —contrariamente a la costumbre de los demás
Papas— no dejó nunca al margen este su nombre, y lo
aplicó a dos de los proyectos de su particular
predilección: la Strada Felice —la grandiosa arteria que
atraviesa Roma de Noroeste a Sudeste— y el Agua
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
25
Figura 27. El plano regulador de la Roma barroca,
de Sixto V. En esta planimetría esquemática hemos
probado de poner en evidencia los programas de
Sixto V en relación con cuanto existía anteriormente.
Las calles de Sixto V están señaladas con trazos más
visibles; el confín de la Roma medieval lo está por
medio de un rayado más denso: y el contorno de la
Roma bajo Marco Aurelio está indicado por la línea
de la Muralla Aureliana. Resulta evidente que Sixto y
proyectó sus calles orgánicamente, como una espina
dorsal reforzada con nexos estructurales en todos
aquellos lugares en que así lo requiera la topografía
romana.
Felice, el acueducto que dio su vitalidad a las colinas del
Sudeste.
El Papa debe ser prudente, y entrado en años, porque
es conveniente que su pontificado no sea demasiado
prolongado. Este principio creó un trágico conflicto en
cada uno de los grandes Papas, entre el deseo de
llevar a término sus proyectos y el límite impuesto por la
muerte. La vida de Sixto V es un ejemplo de esta
trágica situación.
Tuvo una carrera rápida y espléndida hasta el
cardenalato; su erudición teológica era profunda, su
celo religioso sin límites, y como predicador cuaresmal
era uno de los más inspirados. Como fraile, Félix había
sido, a la edad de 35 años, el implacable inquisidor de
la República de Venecia.
Cuando a los 48 años obtuvo la púrpura, tomó el título
de Cardenal Montalto, del nombre del pueblo en donde
había ingresado en la Orden Franciscana, y que se
halla junto a Grottammare, su país natal. Después de la
muerte de su protector, Pío V, el cardenal quedó al
margen de toda actividad durante el pontificado de
Gregorio XIII, quien le era poco afecto. Sixto V contaba
64 años cuando fue elevado al solio pontificio, y 69
cuando, debilitado por las largas luchas internas
originadas por su enemistad con España, sucumbía,
víctima de la malaria, entre los muros, no terminados
todavía, de su Palacio sobre el Quirinal.
Sólo cinco años y cuatro meses fueron concedidos a este
gran organizador para poder realizar los inmensos
cometidos que
deseaba llevar a término, en política, en administración,
en urbanística. En ningún otro campo su porfía con la
muerte fue más evidente que en la rapidez increíble con
que ponía en ejecución su programa de construcciones.
Repetidamente su arquitecto, Domingo Fontana, observa
que nada quedaba realizado con la suficiente celeridad
para poder satisfacer las ansias de su amado señor.
Al principio de su pontificado, Sixto V completó la
Strada Felice en menos de un año (1585-1586); y hacia
el fin de su gran voluntad hizo que la cúpula de San
Pedro (cuya terminación estuvo paralizada cerca de un
cuarto de siglo) surgiese en un período de veintidós
Figura 28. G.F. BORDINO, Esquema de
las calles de Sixto V, 1588.
Este contemporáneo bosquejo de la obra
de Sixto y reduce su trazado vial a un
sencillo sistema de enlace entre los
lugares sagrados.
Figura 29. El plano regulador de la Roma de
Sixto V. 1589, Fresco en la Biblioteca
Vaticana. Este fresco está orientado de
Noroeste a Sudeste.
La Roma medieval y el Vaticano están ambos
cortados fuera del arco de la puerta de la
Biblioteca, así es que la vista está circunscrita
a la obra de Sixto V'. La pintura está
dominada por la línea recta de la calle Felice,
que va desde la Plaza del Pueblo a la
izquierda, pasada la "Trinita dei Monti", hasta
Santa María la Mayor y. todavía más allá,
hasta San Juan de Letrán. Obeliscos y
columnas se alzan sobre sus plazas; y las
fuentes del "Agua Felice" se perciben a media
distancia, a la izquierda, sobre la calle Pía.
26 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
meses (1588-1590). Jaime de la Porta y Domingo
Fontana, que eran los encargados de continuar el
proyecto de Miguel Ángel, tenían ochocientos operarios
en la cantera día y noche, durante toda la semana,
incluso en los días festivos.
El Cardenal Montalto había tenido que esperar mucho
antes de poder actuar: trece años, y los mejores de su
vida. Durante todo este tiempo había permanecido
apartado, ignorado por
Gregorio XIII, y al margen de la vida activa. En este
período descubrió un lugar de retiro, un ambiente en el
que le placía vivir y en el cual deseaba reposar para
siempre. Era un lugar privado de agua y solitario, sobre
el monte Esquilino, lejos de todo lugar habitado30, pero
vecino a la iglesia de Santa María la Mayor, tan
amada por él.
El cardenal lo adquirió en 1581, y allí creó, juntamente
con Domingo Fontana, la Villa Montalto, una propiedad
con amplísimo jardín y una pequeña casa de campo,
coronada por una torre, que llamó el Palazzotto Felice
(fig. 35).
La organización de esta propiedad representa uno de
los más felices ejemplos de colaboración entre
arquitecto y propietario que se haya jamás producido.
Esta unión excepcionalmente feliz estaba basada en una
profunda afinidad interior. Domingo Fontana31, como su
comitente, poseía el talento de la organización precisa y
eficiente.
Ello está suficientemente probado en sus descripciones
de las medidas estudiadas por él para la difícil erección
del obelisco vaticano. Menos espectacular, si bien más
delicada, fue la remoción de la antigua capilla del
"Presepio" en Santa María la Mayor, para trasladarle a
la nueva construida ex profeso (figura 36). Fontana
pertenecía a la generación artísticamente mediocre de
los arquitectos entre Miguel Ángel y el afianzamiento
del barroco romano. Su gusto carecía de sabor, como el
de su cliente. El Laterano, el Quirinal 'y el ala que los
une al Vaticano se hallan entre los más grises palacios
de Roma; pero el conjunto de la influencia de su obra
condujo a resultados urbanísticos sin comparación
posible en aquella época.
El Palazzotto de Pontana, en la propiedad de Montalto,
era asimismo insignificante, pero el trazado del jardín
(fig. 35), con su perspectiva lejana, representaba la
anticipación de un siglo sobre los jardines en forma de
tablero de ajedrez del Renacimiento.
En Montalto, el hijo de un granjero había hallado una
porción de terreno enteramente suya, y aquí su antiguo
deseo de contacto con la tierra, por largo tiempo
comprimido, podía satisfacerse. Como cardenal, y como
Papa, dedicó el máximo cuidado al cultivo de su
propiedad, y plantó cipreses y olivos con sus propias
manos.
En uno de los frescos existentes en un ala nueva añadida
posteriormente — actualmente conservado en el Colegio
Máximo — estos nuevos y pequeños árboles aparecen
detrás de un muro con toda su sutilidad (fig. 33).
Según su biógrafo, el barón. Hübner, el cardenal tenía necesidad
de una escolta de cincuenta soldados cuando se retiraba a sus
posesiones. Véase Hüber, obra cit., vol. I, pág. 234.
30
Domingo Fontana fue uno de los primeros arquitectos que se
instalaron en Roma procedentes del Norte, de Melida, situada en la
orilla suiza del lago de Lugano. Es interesante hacer observar que
también Carlos Maderno (arquitecto de las naves de la iglesia de
San Pedro, y sobrino de Fontana, del cual fue en un principio
ayudante), y Francisco Borromini, sobrino de Maderno, provenían
ambos de poblaciones vecinas y pertenecían a la misma rama
familiar. Ver Hugo Donati, Artisti ticinesi, Roma 1942.
31
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
27
30. Roma. La zona entre el Coliseo y San Juan de
Letrán, del plano de Antonio Tempesta, 1593. Este
plano, realizado poco después de la época de Sixto
V, no puede ser fácilmente confrontado con el otro,
por su diferente orientación. Pero también así uno se
da cuenta del inmenso cambio que se había
operado durante tan pocos años. Una calle directa
conduce ahora del Coliseo al obelisco situado ante
el Palacio Lateranense, y de aquí una línea recta (la
rectificada Vía Gregoriana) lleva directamente, a
través del plano, a Santa María la Mayor (fuera
del límite del plano, a la izquierda). Ésta, el templo
predilecto de Sixto V, fue unida por una calle,
directa (parte de la calle Felice) también con Santa
Cruz (al fondo, en el planoi). Cercana al Coliseo
puede observarse una gran actividad en la
construcción, y la campiña se va poblando de
edificios.
Planificación simultánea
32. Roma. Santa María la Mayor y la Villa Montalto,
1593. Del plano de Antonio Tempesta. Santa María la
Mayor, con sus edificios conventuales, se alzaba sola
en un lugar desierto y carente de agua, sobre el
Esquilmo, cuando el cardenal Montalto (más tarde
Sixto V) adquirió el terreno para su. Villa Montalto.
Sobre el plano de Tempesta la propiedad circundada
de muros, con su palacete, la torre y dos sendas de
apreses, se distingue claramente, como también la
plaza nuevamente creada y el obelisco ante Santa
María la Mayor, en tanto que detrás del templo la
nueva calle de Sixto V, hasta San Lorenzo, pasa a
través de la Muralla Aureliana. La calle Felice no es
fácil de distinguir, porque Tempesta se vio obligado a
curvarla, para adaptarla a la abrupta naturaleza del
país.
33. Roma. Santa María la Mayor y su obelisco, 1587,
del fresco actualmente en el Colegio Máximo. Este
fresco adornaba antes el edificio que Sixto V erigió
para su, personal de servicio a la larga del confín de
sus propiedades. En primer término se ve una antigua
carroza de altas ruedas, y a la izquierda, en toda su
natural fragilidad, los jóvenes árboles que delimitan el
terreno y que fueron plantados por sus propias manos.
34. Vista actual del obelisco, desde el lado opuesto.
Esta fotografía está tomada desde Santa María la
Mayor, en dirección hacia el Pindó, a lo largo de la
calle Felice.
En este lugar, en plena soledad, el Cardenal Montalto
transcurrió la mayor parte de los últimos cuatro años
anteriores a su acceso al solio pontificio. El aspecto
quizá más apreciable de su actividad como Papa es el
detalle de la simultaneidad con que fue capaz de
ejecutar sus grandes obras, en las que puso mano desde
el primer día de su pontificado. Su capacidad para
llevar a cabo sus grandes proyectos en un tiempo tan
breve había sido madurada durante los años de vida
contemplativa transcurridos precisamente en aquel
lugar, al que a menudo visita. La sincronización del
trabajo fue llevada adelante con la infalible seguridad
de un plano estratégico general. Eugenio Haussmann
efectuó la transformación de París paso a paso —
réseau por réseau—. Sixto V obró desde un principio de
una vez, con simultaneidad asombrosa.
Existe aún un librito de memorias, llevado
escrupulosamente, en el cual se hallan anotadas todas
las pequeñas transacciones financieras del fraile
mendicante Félix Peretti. Ya Papa, Sixto V ordenó
introducir el mismo orden en los asuntos sociales y
financieros del Estado Pontificio. Triunfó en ambos a la
vez. En breve tiempo fueron completamente
desorganizados los grupos de bandidos y de
aristócratas que se habían unido para aterrorizar al
pueblo en el interior y en el exterior de la ciudad32, y el
tesoro papal del Castillo "Sant Angelo" se vio
aumentado veinte veces más durante su breve
pontificado. Las medidas tomadas por él en todos los
campos lindaban con la crueldad. Unía la rígida
moralidad de los puritanos contemporáneos suyos a la
actitud despiadada de los inquisidores católicos.
Citamos una frase del "Granduca" de Toscana: "Él trata
con igual indiferencia a las construcciones que a los
hombres."
Al mismo tiempo que ponía orden en el territorio, Sixto
V llevaba adelante su "magnánima empresa", como la
llamaba Domingo Fontana. En el primer año de su
pontificado dio principio y fin a la Strada Felice; inició el
transporte del obelisco situado ante San Pedro, los
viaductos y los canales para el Agua Felice, el Palacio y
la Basílica del Laterano, el aislamiento de la Columna
Traja-na y la desecación de las lagunas Pontinas
(empleando dos mil obreros). Además de todo ello se
aceleraban también con intensidad frenética los
trabajos para la terminación de su antigua propiedad y
de la suntuosa capilla de Santa María la Mayor. Estos
ejemplos ofrecen una clara demostración de la
simultaneidad de sus planes urbanísticos.
El gran plano de Roma
En el campo de la urbanística, Sixto V fue uno de
aquellos excepcionales hombres que son capaces de
organizar, de recoger los datos existentes, y de ejecutar
el proyecto. Él partió de la obra de sus predecesores, la
integró en su programa de planificación, y señaló el
camino para su futuro ¡desarrollo. No toleró ningún
obstáculo a la realización futura. Sólo la muerte pudo
detener — y demasiado pronto — sus energías sin
límites.
Sübner. ob. cit., vol. I, expresa ampliamente su opinión con
respecto a esta cruenta lucha.
32
28 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
Roma se desarrolla del oeste al este
Ya antes de los tiempos de Sixto se había producido en
Roma un extraño fenómeno. En lugar de desarrollarse
como la mayor parte de las ciudades, de Este a Oeste,
la Roma moderna había crecido de .Oeste a Este, o,
más exactamente, de Noroeste (el Vaticano) hacia la
más saluble zona montañosa del Sudeste.
Las subdivisiones de Roma a últimos del
Renacimiento, antes de Sixto V
35. Roma. La Villa Montalto, de finales del
Seiscientos, de J. B. Falda. "Los jardines de
Roma', Nuremberg, 1695, Los jardines, con sus
vistas axiales, tal como fueron trazados por
Sixto V, un siglo después de los arriates
rectangulares del Renacimiento. Las sendas de
apreses permanecieron hasta que fueron
devoradas, en la época del ferrocarril, por el
desarrollo de las ciudades.
Entre el 1503 y el 1513 Julio II había trazado dos vías
rectas sobre las riberas del Tíber: la Lungara, sobre la
ribera derecha, y la Via Giulia, sobre la izquierda. Su
sucesor León X (1513-1521) proyectó la Strada Leonina
("Vía Ripetta"), que es la situada más al Este de las tres
que irradian de la Plaza del "Popólo", Paulo III (15341549) es el autor de la vía simétrica, la Via del
Babuino, mientras que la central, sobre el eje, la Via
Lata (hoy el Corso) era en la antigüedad la vía de
acceso a Roma desde el Norte. Es característico que dos
de las pocas iglesias renacentistas de Roma que se
hallan en esta zona, "Santa María del Popólo", y sobre
la cumbre del Pincio, "Trinitá dei Monti", fueran
terminadas solamente bajo Sixto V. En este punto, el
crecimiento de la ciudad se dirige resueltamente hacia
el Sudeste. Desde la colina abandonada del Quirinal,
Pío V (1559-1565) trazó en 1561 una línea recta de
dos kilómetros hasta la inigualable "Porta Pia", puerta
de Miguel Ángel. Esta calle, que en un principio se llamó,
del nombre del Papa, Strada Pia, es ahora calle del
Quirinal y calle XX de Septiembre. Aquí nos hallamos ya
en el centro de la zona comprendida en el programa de
Sixto V. Finalmente el inmediato predecesor y
antagonista de Sixto V, Gregorio XIII (1572-1585),
mejoró en parte la antigua calle que unía Santa María
la Mayor con la Basílica de San Juan de Letrán (figs. 30
y 31).
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
¿Por qué es tan grandiosa la obra
de Sixto V?
36. DOMINGO FONTANA, El transporte de la
capilla del Santo Pesebre (de Domingo Fontana,
ob. cit.). El transporte de la capilla entera,
conteniendo las reliquias del Santo Pesebre, de su
lugar precedente, en el interior de Santa María la
Mayor, hasta la nueva Capilla que Sixto V
construyó para que les sirviese de tumba a él y a
su bienhechor Pío V, fue empresa muy arriesgada,
y puso de manifiesto ¡a gran capacidad de
Fontana para las obras de ingeniería.
29
¿Por qué señala el autor que
“Detrás de esta empresa podríamos
vislumbrar signos de la
contrarreforma…”?
2
37. Roma. La Columna Antoniana y la apertura de la
Plaza Colonna, 1588 (de Bordino). Sixto V colocó sus
obeliscos, como si se hallara guiado por una varilla
de zahori, en puntos donde en el futuro surgirían
.espléndidas plazas. Aquí liberó la Columna
Antoniana y el espacio situado a su alrededor, de las
ruinas de siglos, fijando los límites que tendrán, su
determinación arquitectónica sólo a últimos del
Seiscientos. En los grabados de los Bordino los
caracteres primitivos de las construcciones de entonces
resultan más evidentes que en el fresco del Vaticano.
Aún hoy la Plaza Colorína mantiene su antigua
posición de centro de Roma.
Las determinantes eclesiásticas para el plano de
Sixto V
A su acceso al pontificado, en 1585, Sixto V había
hallado ya una serie de desarrollos fragmentarios con
respecto a su extensión, en orden cronológico, de Oeste
a Este. Él supo reunirlos conjuntamente en un programa
unificado, que fue su gran plano regulador.
El primer impulso que determinó esta nueva
transformación fue principalmente de carácter
eclesiástico. Comunicaciones viales tenían que unir las
siete basílicas principales y los sagrados templos que los
fieles debían visitar en una única jornada de
peregrinaje. Detrás de esta empresa podríamos
vislumbrar signos de la Contrarreforma2 y la vitalidad
nuevamente despierta de la Iglesia. El deseo de Sixto,
según la expresión del Pastor, era hacer de toda la
ciudad de Roma "un único sagrado templo".
Al clero y a los peregrinos el plano regulador de Sixto
se les aparecía como una simple red de calles que
uniese los lugares santos3. Existe un poema en
exámetros latinos en loor de la obra de Sixto V, escrito
por el padre Oratoriano Bordini (588)33, cuando aún los
trabajos estaban en curso de ejecución. El punto de vista
eclesiástico viene ilustrado por una rudimentaria
planimetría (fig. 28) en la cual se distinguen solamente
las iglesias principales y las calles que las unen. Estas
vías forman una estrella que irradia de la Basílica de
Santa María la Mayor hacia las distintas iglesias, "in
syderis forman". La planta en forma de estrella ha dado
origen a un juicio erróneo por cuanto se refiere al
verdadero objeto del proyecto, que era en realidad de
naturaleza muy distinta. Por desgracia no poseemos
ningún plano original del arquitecto: nuestras
averiguaciones en tal sentido no han tenido éxito. Acaso
tales planos no hayan existido nunca. Domingo Fontana
hace pocas y breves observaciones sobre el proyecto
Francisco Bordinus, De rebus praeclare gestis a Sixto V, Roma
1588. Ejemplar muy raro; existe una copia en la Biblioteca del
Palacio Venecia, en Roma.
33
3
Aspectos de CFE
4
Objetivo de la apertura de calles
realizado por él bajo el pontificado de Sixto V, por
cuanto considera las calles, al referirse a éstas, como a
las "vías abiertas por Nuestro Señor". Sin embargo, aquí
está por primera vez expresado el punto de vista que
ha determinado la ordenación de las calles de la ciudad
moderna, y ésta es una razón suficiente para citar
algunas de las observaciones de Fontana; comienza
presentando así el problema en general: "deseando aún
Nuestro Señor facilitar el camino a aquellos que,
movidos por la devoción o por votos, suelen visitar
frecuentemente los más santos lugares de la ciudad
de Roma, y en particular las siete iglesias tan
celebradas por las máximas indulgencias, y reliquias4
que allí existen, ha abierto en muchos lugares multitud
de vías amplísimas, y muy rectas, de modo que pueda
cada uno, sea a pie, a caballo o en coche, salir del
lugar que desee de Roma y trasladarse, casi
directamente, al templo que sea de su predilección
para practicar sus devociones."
La red de calles fue llevada a cabo sin preocupaciones
y a pesar de las muchas dificultades que se oponían,
venciendo sin contemplaciones todos los obstáculos
naturales y derribando cualquier estorbo. Al propio
tiempo, empero, Sixto era buen conocedor de la
maravillosa variedad de la topografía de Roma, y se
sirvió de sus "varias y diversas perspectivas... para
satisfacer los sentidos del cuerpo".
"Con dispendios verdaderamente increíbles, y de
conformidad con el ánimo de tal Príncipe [Papa Sixto]
ha trazado las citadas calles de un punto a otro de la
ciudad, sin tener en cuenta los montes o valles que allí se
atravesaban, pero haciendo explanar aquéllos y
rellenar éstos, la ha transformado en dulcísima llanura y
bellísimos sitios, descubriéndose, en la mayor parte de
los lugares por donde ellas pasan, las más bajas partes
de la ciudad con variadas y diversas perspectivas, así
que, además de facilitar la práctica de la devoción,
cautivan también con su belleza los sentidos del cuerpo."
En pocas palabras, Fontana expresa la intención
fundamental de Sixto. Dos tercios de la ciudad de Roma
están comprendidos, como es sabido, entre la Muralla
Aureliana. La zona de las colinas, que disfrutaba del
30 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
mejor clima, estaba prácticamente deshabitada, y en
realidad apenas era habitable. En efecto, allí no se
encontraban más que "unos pocos campanarios de la
época medieval que se alzaban entre basílicas
veneradas desde tiempos antiguos. Toda la región, tan
solitaria, parecía destinada a ser para siempre un lugar
de plegaria y de silencio.
Sixto estimuló la actividad constructora ofreciendo varios
privilegios. Uno de sus biógrafos34 recuerda cómo la
hermana de Sixto, doña Camila, que era muy hábil en
los negocios, construyó algunas tiendas en la parte del
Esquilino vecina a Santa María la Mayor, para
alquilarlas muy ventajosamente.
La transformación de la ciudad fue tan grande y
rápida, que un sacerdote, de regreso en Roma después
de la muerte de Sixto V, observó que podía a duras
penas orientarse, ya que "cada cosa se me presenta
nueva, edificios, calles, plazas, fuentes, acueductos,
obeliscos"35.
La “Strada Felice”
Gran honor para Fontana fue sin embargo, la Strada
Felice, que llevaba el nombre del Papa y que fue
iniciada y terminada en un año (1585-86). Esta gran
avenida desciende desde la colina del obelisco delante
de Santa María la Mayor (fig. 34) (ahora se llama: "Via
Depretis" y "Via Quattro Fontane"); después trepa hasta
la cima del Pincio y la "Trinitá dei Monti" (consagrada
por Sixto en 1585)36; de este modo, esta iglesia sobre
el Pincio se halla unida directamente a Santa María la
Mayor sobre el cerro Esquilino. El tramo final, que no fue
nunca completado, estaba destinado a conducir
nuevamente hacia abajo, hasta el Obelisco de la Plaza
34
A. von Hübner, Sixtus der Funfte. Leipzig 1871, vol. II, pág. 173.
Lettere di Angelo Grillo: Venecia 1612, citadas en:
Antonio Muñoz, Domenica. Fontana, Roma 1944, pág. 39
36 El obelisco situado frente a esta iglesia fue erigido en 1789,
con arreglo al gusto clasicista del Papa Pío VII.
35
del "Popólo", como se ve claramente en el fresco
existente en el Vaticano (fig. 29). La escalinata de la
Plaza de España, proyectada por Sixto como un puente
que uniese la alta y soberbia "Trinitá dei Monti" con el
centro de la ciudad, a través de la Via Trinitatis (hoy
"Via Condotti"), debía esperar hasta el Setecientos
antes de ser construida.
Desde el lejano emplazamiento de Santa María la
Mayor la Stra-da Felice continúa en línea recta, sin
desviaciones, hasta la iglesia de Santa Cruz de
Jerusalén: en la segunda mitad del Ochocientos este
tramo de calle servirá luego como arteria central de uno
de los barrios más fastidiosos y deprimentes de Roma, y
diversos nombres les serán dados a varios tramos de la
calle.
Fontana habla de la Strada Felice del modo siguiente:
"la más célebre es la calle denominada "Felice", que
parte de la iglesia de Santa Cruz de Jerusalén, y llega
a la iglesia de Santa María la Mayor, y de allí sigue
hasta la "Porta del Popólo", que en total recorre dos
millas y media de espacio y es siempre recta, tirada a
cordel, y ancha hasta permitir la circulación de cinco
coches a un mismo tiempo”37
Una calle que permitiera el paso de cinco carrozas a la
vez, en otras palabras, una avenida para la anchura de
diez ruedas, debió parecerles a los romanos algo
excesivo, porque esto sucedía casi a principios de la
transición, que se estaba operando, del caballo
montado y de la silla de manos al coche y a la
carroza38. Sixto no se olvida casi nunca de hacer
representar, en sus frescos, una de las primitivas
carrozas del tiempo, abiertas delante y detrás, con
relativos caballos, como un signo de las mejoras que
había introducido en tan breve período de tiempo.
Véase: Della transportatione dell Obelisco Vaticano et delle
fabriche di Nostro Signare Papa Sisto V fatte dal Cavaliere
Domenico Fontana architetto di Sua Santita, Libro I, Roma 1590.
37
Ludovico von Pastor, Sixto V, el creatore della nuova Roma, Roma
1922, pág. 15.
38
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
31
¿El plan contempla adaptación al
territorio o transformación del
mismo?
38. Roma. El obelisco ante San Pedro,
inmediatamente después de su colocación, 1588 (de
Bordino). El transporte de este obelisco como también
el traslado de la Capilla del Santo Pesebre, de Santa
María la Mayor, son características de la virtuosidad
y del gran interés demostrados a fines del Quinientos
ante difíciles empresas mecánicas, y son anuncio
precursor de la sucesiva obra de Galileo.
El plano regulador de Sixto V no tiene forma
estelar
39. Roma. La Fuente de Moisés, 1587, fresco en la
Biblioteca Vaticana. Esta fuente de tres arcos, con
Moisés, al centro, simboliza la entrada triunfal del
"Agua Feliz" en la zona de las colinas de Roma, que
habían permanecido privadas de agua durante más
de mil años. Las anchas tazas de las fuentes
constituían un aljibe para usos prácticos de sus
habitantes, mientras que otro recipiente especial,
situado a la derecha, estaba destinado a servir de
abrevadero para los animales.
¿De qué elementos se valió Sixto V
para añadir interés a la propuesta?
Por muy aficionado que fuese Sixto V a la zona en torno
a Santa María la Mayor, no pensó nunca en hacer de
esta basílica el centro de una red de calles en forma de
estrella, como en la "ciudad ideal" del Renacimiento. El
suyo no era un plano concebido sobre el papel; Sixto V
tenía a Roma, tal como era, en la sangre; él mismo
había seguido fatigosamente, a pie, las calles que los
peregrinos debían recorrer, y había tenido noción de la
distancia entre los diversos puntos y, en marzo de 1588,
cuando abrió la nueva calle que unía el Coliseo al
Laterano, la recorrió toda a pie, con sus cardenales,
hasta el Palacio del Laterano, entonces en construcción.
Integración de lo nuevo con lo antiguo
Sixto V extendió sus calles orgánicamente, como una
espina dorsal, allí donde la estructura topográfica de
Roma lo requería, pero fue sin embargo, lo
suficientemente prudente para incorporar, con gran
cuidado, todo aquello que le fue posible de la obra de
sus predecesores. Algunas veces llegó-incluso a
perfeccionarlas, como en la rectificación de la Via
Gregoriana (fig. 30), abierta por Gregorio XIII, y al
construir y nivelar la Strada Pía. Trazó su "Stra-da
Felice" para formar un óptimo enlace con la "Strada
Pía"39: su encrucijada no forma un ángulo perfectamente
recto, pero Domingo Fontana situó allí cuatro fuentes,
alimentadas con el Agua Felice, de manera que
disimulan la desviación y subrayan así más la
importancia de la encrucijada. Añaden interés al lugar
las vistas que se ofrecen en todas direcciones: la "Porta
Pia" de Miguel Ángel, el Obelisco de Santa María la
Mayor, la gigantesca estatua del último período romano
de los Dioscuri ante el Quirinal y, en la lejana
perspectiva de la "Strada Felice", arriba y abajo en las
colinas, la "Trinitá dei Monti" y el Pincio40.
El fresco del gran plano regulador, en la
Biblioteca Vaticana
Sixto V integró su nuevo centro vial no sólo con tramos
de calles existentes, sino también siguiendo las
exigencias de la ciudad. El fresco que había hecho
pintar en el cielo raso de la Biblioteca Vaticana, en
1589, está bien lejos de ser exacto, lo mismo por cuanto
se refiere a la escala, como por sus detalles; pero
indicando lo que Sixto V hubiera querido hacer si el
tiempo se lo hubiese permitido, da, de su plano
regulador, una idea mejor que la que extraemos de la
planta de aquello que fue realmente llevado a cabo
(figura 29).
En el fresco, a la izquierda, está el obelisco de la
Piazza del Popólo. La línea recta de la "Strada Felice"
conduce al obelisco de Santa María la Mayor y continúa
a San Juan de Letrán. Desde aquí hay trazado un
enlace en dirección a la lejana iglesia de" S. Paolo fuori
le Mura, y, en dirección opuesta, hacia la vecina S.
Croce in Gerusalemme. Habíamos hablado ya del tramo
que une el Laterano al Coliseo.
Volviendo a Santa María la Mayor, hallamos otra calle
que conduce directamente a Santa Cruz de Jerusalén y,
cosa particularmente interesante para esta época, una
vía de comunicación con S. Lorenzo fuori le Mura, que no
hubiera debido detenerse en las antiguas murallas
romanas. Finalmente el contacto con la ciudad antigua
está asegurado por una calle (Via Panisperna) que
conduce directamente a la Columna Trajana y a la
Plaza de San Marcos (ahora de Venezia). Una red de
calles transversales confluye en esta arteria principal,
pero no es éste el momento para entrar en mayores
Este enlace se demostró de gran utilidad después de 1870,
cuando la construcción del barrio fue muy incrementada como
40 El obelisco situado frente a la "Trinitá dei Monti" fue erigido en
consecuencia de la limitación dada a la autoridad papal del
Vaticano, y a la confiscación de las propiedades inmobiliarias 1787.
pontificias.
32 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
39
particularidades41. Si el tiempo se lo hubiese permitido,
Sixto V hubiera reconstruido la totalidad de Roma con
calles, plazas, acueductos y edificios.
Las plazas y los obeliscos
Roma no había sido capaz de crearse soberbios centros
ciudadanos que expresaran el espíritu cívico en forma
monumental, como fueron construidos a su vez en
Florencia, en Siena o en Venecia. Las plazas de Roma
eran calles ensanchadas; por ejemplo la Piazza Navona,
que sigue el perímetro del Estadio de Domiciano. Estas
plazas eran empleadas para marcados o celebrar en
ellas fiestas populares, pero no poseían edificios de
importancia social. Así el Capitolio, con toda su
grandeza arquitectónica, ocupaba una posición más
bien aislada. Sixto V dio un impulso mucho más enérgico
que cualquier otro Papa anterior o posterior a él, a la
creación de plazas en toda la ciudad. Muchas de ellas
lo fueron en relación con alguna iglesia, pero no todas.
Delante de los edificios construidos por él, el Laterano y
el Quirinal, y en todos los puntos en que las calles se
cruzaban, Sixto V procedió a establecer amplios
espacios libres suficientes para desenvolvimientos
futuros. Tenemos de ello un ejemplo en la ancha zona
que reservó delante de las Termas de Diocleciano, sobre
el límite con su propiedad de Montalto, que después se
transformó en la Piazza delle Terme, que vino a ser la
"Piazza della Stazione" en el Ochocientos. Aislando la
Columna Antonina, y trazando el perímetro de la
"Piazza Colonna" (fig. 37), en 1588 creó el actual
centro de la ciudad. La Columna Trajana, vecina al
Coliseo, con la vasta plaza que la circunda, fue
concebida como un enlace" entre la antigua ciudad y la
nueva. Como guiado por una vara magnética, Sixto V
colocó su obelisco en el punto en que los siglos sucesivos
Mucha información sobre la ejecución de algunas de las obras de
Sixto V se puede hallar en los Avisi di Roma, algunos de los cuales
fueron publicados por L. von Pastor, Geschichte der Pápste, vol. X,
Friburgo 1926, págs. 591-609, y en: F. Orbaan. The Sixtine Rome,
Roma, 1911.
41
habrían de desarrollar la más maravillosa plaza. De
todas sus empresas, aquella que vino a ser la más
sensacional y espectacular por más de un siglo fue el
derribo, el transporte y la nueva erección del obelisco
ante San Pedro (1585-86) (fig. 38). Era éste el único
obelisco aún en pie, allí donde el emperador Calígula lo
había colocado, en la spina del Circo de Nerón. Hasta
Nicolás V, los Papas habían efectuado transportes y
nuevas creaciones de obeliscos, sobre todo Gregorio
XIII; pero ninguno había osado afrontar el problema de
derribar y transportar un obelisco ya en pie.
Arquitectos cultos como Baltasar Peruzzi habían
estudiado en sus dibujos también los obeliscos mutilados
que yacían cerca del mausoleo de Augusto. Esto que
Sixto V tenía en la mente realizar no era una invención,
pero él tuvo el valor para afrontarlo. Italia poseía a
fines del Quinientos la técnica más desarrollada, y
sentía gran interés por las máquinas y por la mecánica.
No obstante, más importante que la sensacional erección
del obelisco es el nuevo significado artístico que Sixto V
halló en el símbolo egipcio de los rayos solares, como
eje de una nueva composición del espacio.
El instinto urbanístico de Sixto V y de su arquitecto
queda otra vez demostrado en la elección del punto
donde erigir el obelisco a la distancia exacta de la
catedral no terminada: como si Bernini mismo lo hubiese
escogido como mágico centro para sus columnatas. El
último de los cuatro obeliscos que Sixto V acertó a
levantar es aquel que tiene quizá la posición más
significativa. Situado en la entrada septentrional de la
ciudad, señala la confluencia de tres calles principales
(como así mismo la prolongación de la Strada Felice,
repetidamente proyectada y nunca llevada a cabo).
Dos siglos más tarde la Piazza del Popolo” quedaría
cristalizada en torno a ese punto. Solamente otro
obelisco ocupa una posición tan dominante: el de la
Place de la Concorde levantado en el año 1836.
Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
33
40. Tazas de la Fuente de Moisés. Aún hoy
estas tazas son siempre usadas por los
habitantes del barrio.
41. Fuente de agua potable. Los leones
egipcios continúan lanzando agua para los
transeúntes sedientos.
Figura 42. La Fuente de Moisés, en la
actualidad. Esta plaza, creada casi
enteramente por Sixto V, conserva todavía hoy
un carácter primitivo.
43. Roma. El lavadero de la Plaza de las Termas,
fresco en el Colegio Máximo. Dos largos recipientes
fueron instalados para el caso que alguien quisiera
lavar su propia ropa. Existían también lavaderos
cubiertos para preservarse de la lluvia.
34 Cátedra Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B. FAUD. UNC. 2008
Textos de trabajo
TP Nº3
Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Cátedra B
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO
UD 3
UD 1
Cátedra B
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
UD
DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO
Personal docente 2011:
Joaquín Emiliano Peralta
Diana Cohen
Patricia Buguñá
Catalina Cometta
Guillermo Ferrando
María Lorena Fernández
Alejandro Romanutti
Cristian Terreno
Silvia Costanzo
Paula Ilvento
Gisele Daga
Valeria Coronado
Patricia Carballo
María Yoma
Gabriela Ayelen Pawluchuzk
Profesor titular
Profesora adjunta
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Profesor asistente
Adscripta egresada
Adscripta egresada
Adscripta egresada
Adscripta egresada
Adscripta alumna
Alumna Invitada
La presente selección de textos ha sido elaborada por la cátedra, para uso exclusivo de los alumnos de la carrera de arquitectura de
la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba.
Córdoba, Junio de 2011
Compilación y diagramación: Arq. Joaquín Peralta
[email protected]
Colaboran en esta versión:
Selección y procesamiento de textos: Patricia Buguñá, Cristian Terreno/Alejandro Romanutti
Procesamiento gráfico: Gisele Daga / Paula Ilvento
Corrección de originales: Joaquín Peralta / Diana Cohen
Procesamiento de originales e impresión: Color magenta. Vélez Sársfield 262. Córdoba
2
Presentación
Esta selección de textos, fue elaborada como material de
estudio para el desarrollo de la Unidad Didáctica 3. Su
lectura es necesaria para la realización del trabajo
práctico, correspondiente a la Tercera Larga Duración,
según el criterio de periodización que plantea la cátedra.
Los contenidos históricos abarcan las transformaciones de
los ambiente humanos urbanos, predominantemente
europeos, en los siglos XIX y XX.
Se seleccionaron textos originales de algunos de los
referentes de la historia del urbanismo contemporáneo,
considerando la lectura de los textos originales como un
valor agregado a la formación disciplinar. Se han
seleccionado autores cuya complejidad sea accesible a un
alumno de nivel inicial, complementándolos con
comentarios sobre los contextos de producción de las
obras, algunas referencias críticas y pautas de lectura.
Los originales fueron reprocesados digitalmente a partir
de ediciones en castellano, con la intención de hacer
accesibles, en forma económica y práctica, un conjunto de
textos cuya lectura por separado implicaría un volumen
considerable de lectura y cierta dificultad de acceso por
parte del estudiante de primer año de la carrera.
Para la descripción del ambiente de la ciudad industrial
inglesa, se seleccionó un capítulo del libro de Peter Hall,
―Ciudades del mañana, Historia del urbanismo del siglo XX”,
por su capacidad evocativa, y por la pertinencia de las
hipótesis generales del autor en relación con el desarrollo
de la unidad didáctica desde el enfoque que propone la
cátedra.
La Carta de Atenas, es considerada como un texto
fundamental de la historia del Urbanismo contemporáneo,
tanto por la descripción de la situación de la ciudad
heredada del siglo XIX, como por su carácter propositivo
para la ciudad moderna. En este caso, el texto es
presentado en el formato de ficha bibliográfica,
procesada por el titular de la cátedra, con comentarios e
3
ilustraciones de otras producciones contemporáneas. Su
reproducción está orientada a la utilización de este
material en otras instancias de la carrera. El texto es
trascripto en forma rigurosa, respetando el formato del
original.
El Manual del Team X, otro texto fundamental para la
comprensión de los procesos intelectuales en la
transformación del pensamiento urbanístico del siglo XX,
fue procesado al formato ficha bibliográfica, por
Alejandro Romanutti, para hacer más accesible su lectura
y aplicación a la actividad prevista en el trabajo Práctico.
Los textos de Owen, Howard, Garnier y Le Corbusier,
fueron transcriptos de la antología Ciudad y Utopía,
publicada por el centro Editor de América Latina, en
formato de bolsillo, en 1977 y reeditado en 1991. Se
agregaron y reprocesaron imágenes de los proyectos,
para mejorar su legibilidad gráfica.
Se agregaron además, referencias a las nuevas ciudades
británicas, francesas y norteamericanas, según la
interpretación de Ervin Galantay, publicadas en el libro
Nuevas ciudades, de la antigüedad a nuestros días,
publicado en castellano por la editorial Gustavo Gili, en
1977.
No es intención de esta compilación sustituir las fuentes
originales, sino complementar la información disponible, y
contribuir a su acceso inmediato por parte de los
estudiantes, como material de apoyo al trabajo práctico.
La selección forma parte del material puesto a disposición
de los alumnos, junto con el programa de trabajo, la guía
de estudio y las consignas para su procesamiento.
Joaquín Peralta
Prof. Titular IHAUB
Índice
Hall, Peter
―Ciudades del mañana. Historia del urbanismo del siglo XX‖
Ed. del Serbal, Barcelona, 1996. Capítulo 2. La ciudad de la noche espantosa.
Pág. 05
Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1991.
1. Owen, Richard: Teoría del Paralelogramo y de la Armonía. Detalles del plan.
2. Fourier, Richard: Antología.
3. Howard, Ebenezer: La ciudad jardín.
4. Garnier, Tony: Una ciudad industrial.
5. Le Corbusier: La ciudad contemporánea.
Pág. 28
Pág. 41
Pág. 51
Pág. 60
Pág. 68
Le Corbusier y otros:
"Principios de urbanismo (La carta de Atenas)".
Planeta Argentina, Bs. As., 1993. La carta de Atenas. Síntesis de contenidos. -AA. VV.: "Ciudad y Utopía".
Pág. 79
Galantay, Ervin: "Nuevas ciudades. De la antigüedad a nuestros días‖.
Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1977. Capítulo 5. Descongestión. Definiciones
Del suburbio a la Ciudad Jardín. ―New Towns‖ británicas. Ciudades Satélites.
‖ Villes Nouvelles‖ francesas. ―News Towns‖ Norteamericanas.
Pág. 86
Smithson, Alison: “Manual del Team X‖
Pág.116
4
Hall, Peter
La ciudad de la noche espantosa
las grandes ciudades de la tierra (...) se han
convertido (...) en repugnantes lugares de fornicación
y codicia -el humo de sus pecados sube hacia el cielo
como el humo de Sodoma; y su contaminación está
pudriendo y atacando los huesos y las almas de los
aldeanos que las rodean, como si cada una fuera un
volcán cuyas cenizas causaran llagas sobre el
hombre y la bestia.
John Ruskin
letters to the Clergy on tifie Lord's Prayer and the Church
(1880)
"¿A qué tipo de gente te refieres?" se permitió
preguntar Hyacinth. "Oh, gente rica, los que lo tienen
todo".
5
"No se les llama gente" observó Hyacinth, dándose
cuenta al momento de que su comentario era un
tanto primitivo.
"Supongo que tú los llamarás miserables,
sinvergüenzas" sugirió Rose Muniment, riendo
alegremente.
"Todo lo que tú quieras, pero no tienen cerebro",
replicó su hermano. "No, claro. Qué estúpidos son,
¿verdad? dijo su señoría. "De todas maneras no creo
que se vayan al extranjero. "¿AI extranjero?"
"Quiero decir como los nobles franceses que
huyeron. Se quedarán en casa y lucharán; será
mucho más que una pelea. Creo que lucharán muy
duro".
Henry James
The Princess Casamassina (1886)
Hall, Peter
La ciudad de La noche espantosa.
Título original
History of urban Form. Before the industrial
revolution. Londres: George Goldwin Limited.
1974
Versión castellana Reinald Bernet
© AEJ. Morris 1979
Edición castellana
Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 1984
Capítulo 2
La ciudad de la noche espantosa
La reacción ante los barrios pobres de la ciudad del
siglo XIX:
Londres, París, Berlín, Nueva York,
1880-1900
En 1880 James Thomson, poeta Victoriano cuya
laboriosidad nunca llegó a compensar su
monumental falta de talento, publicó una colección
de versos que tituló con las primeras palabras de
uno de ellos: se trataba de un largo y "subdantesco" viaje por los bajos fondos. Los versos
pronto se olvidaron pero el título, The City of
Dreadful Night (La ciudad de la noche espantosa),
fue recordado. Quizás fue debido a que la terrible
ciudad victoriana, tanto de día como de noche,
pronto se convertiría en uno de los principales temas
de discusión de la época. Los primeros versos de
Thomson:
La ciudad es de la Noche, o quizás de la Muerte, es
de la Noche, porque nunca le llegará el aire
fragante de la luminosa mañana después del frío
aire gris del húmedo amanecer.
Podrían muy bien haber descrito el Londres, el
Liverpool o el Manchester de la época. Quizás W. T.
Stead, el sensacionalista editor del diario londinense
Poll Mall Gazette, se acordó, conscientemente o
6
inconscientemente, de estos versos cuando, en una
editorial de octubre de 1883, escribió que el
"Formidable escritor florentino podría haber
añadido a los horrores de su visión del infierno un
paseo por un barrio pobre de Londres".
Stead encabezaba su editorial con estas palabras:
¿NO HA LLEGADO YA LA HORA? En el conocido
estilo que lo había hecho famoso, arengaba a un
público radical de clase media: "Los horrores de los
barrios pobres", escribió, "son el gran problema
nacional que la religión, el país en general y los
políticos de Inglaterra deben solucionar". Con un
agudo olfato periodístico para encontrar el momento
justo, y un talento especial para captar el tema del
día, utilizó un libelo que acababa de publicar
Andrew Mearns, sacerdote congregacionalista.
Promocionado astutamente por Stead, The Bitter Cry
of Outcast London (El amargo grito de los
desheredados de Londres), resultó impresionante. Su
"efecto fue instantáneo y cataclismático": provocó
inmediatas demandas para que se abriera una
investigación oficial no sólo por parte del Pall Mall
Gazette sino también de periódicos más
conservadores como The Times y Punch, e incluso de
la propia reina Victoria, contribuyendo directamente
a que en 1884 se organizara la Comisión Real para
la Vivienda de las Clases Trabajadoras.
Fue uno de los textos más influyentes de toda la
historia de las reformas sociales británicas;
Stead escribiría más tarde que al haber
provocado la creación de la Comisión Real,
había sido uno de los artífices de la legislación
social moderna.
El amargo grito
No había sido el primer intento de despertar a la
sociedad victoriana de su confortable confianza;
pero fue la gota que colmó el vaso. Y ello fue
debido a la gran habilidad que mostró Mearns al
pasear a sus lectores por los barrios pobres. Incluso
ahora, cien años más tarde, sus descripciones nos
ponen la piel de gallina y nos revuelven el
estómago; tienen una cualidad casi televisiva. Sólo
una cita nos permitirá comprender el impacto
causado:
Pocos de los que leen estas páginas tienen idea de lo
que son estas pestilentes guaridas, donde miles de
personas viven hacinadas en medio de horrores que
nos recuerdan lo que hemos oído sobre los barcos de
esclavos. Para entrar en ellas hay que adentrarse
por patios nauseabundos a causa de los gases
venenosos y mal olientes que resultan de la
acumulación de aguas residuales y de todo tipo de
basura que yace esparcida y que a menudo flota
bajo nuestros pies; patios en los que casi nunca entra
el sol, ni el aire fresco, y que muy pocas veces han
recibido el efecto beneficioso del agua. Hay que
subir por carcomidas escaleras que, parece, van a
romperse a cada paso, y que muchas de las veces
ya se han roto, dejando agujeros que ponen en
peligro la vida y los huesos de los incautos. Hay que
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
hacerse paso por largos, oscuros y sucios pasillos
llenos de parásitos. Finalmente, si el hedor
nauseabundo no le ha hecho retroceder, entrará en
esas madrigueras donde se amontonan esos miles de
personas que, como usted, son de la misma raza por
la que Cristo murió.
Ahora, Mearns hace que su visitante burgués entre
en una de las viviendas: Las paredes y el techo están
negras por la suciedad que se ha ido acumulando a
lo largo de años de dejadez. Rezuma a través de
las grietas de las placas del techo; baja por las
paredes; está en todos sitios. Lo que recibe el
nombre de ventanas está embutido de trapos o
cubierto de maderas para evitar que entren el agua
y el viento; el resto está tan negro y oscuro que
prácticamente no permite que entre la luz o que
nada del exterior pueda verse.
Los muebles pueden ser "una silla rota, restos de una
cama, o simples trozos de una mesa; pero lo que se
encontrará más a menudo son toscos substitutos como
por ejemplo tablas sobre ladrillos, viejos capazos,
una caja, o con mayor frecuencia nada excepto
trapos y basura. Con esta descripción preparaba la
escena para los horrores humanos que encontrarían
dentro.
Cada habitación de estas putrefactas y pestilentes
viviendas alberga una familia, a veces dos. Un
inspector de sanidad anotó que en una de ellas
encontró al padre, la madre, tres niños, ¡y cuatro
cerdos! En otra un misionero había visto un hombre
7
enfermo de viruela, su esposa que se estaba
recuperando del octavo parto, y los niños corriendo
por allí medio desnudos y llenos de porquería. Aquí
hay siete personas viviendo en una cocina
subterránea, con un niño pequeño muerto en la
misma habitación. Más allá una viuda pobre, sus
tres hijos, y un niño que había muerto hacía trece
días. Su marido que era conductor de coches, se
había suicidado hacía poco.
En otra habitación vivía una viuda con seis hijos,
entre los que había una hija de veintinueve años,
otra de veintiuno y un hijo de veintisiete. Otra
estaba ocupada por padre, madre y seis hijos, dos
de ellos enfermos de escarlatina. En otra había
nueve hermanos, el mayor de los cuales tenía
veintinueve años, que comían y dormían juntos.
Todavía en otra "había una mujer que mandaba a
los chiquillos a la calle para alquilar la habitación
para fines inmorales hasta bien pasada la media
noche, que era cuando los pequeños podían volver si
es que no habían encontrado cobijo en otro sitio".
Los lectores de Mearns se escandalizaron tanto por
el horror físico como por las consecuencias
inevitables que todo ello traía consigo:
Pregunte a los hombres y mujeres que viven en estas
pocilgas si están casados y lo único que obtendrá es
una sonrisa. Nadie lo sabe. A nadie le importa.
Nadie espera que deban estarlo. Sólo, en muy pocos
casos, su pregunta recibirá una respuesta afirmativa.
El incesto es común: no hay vicio ni sensualidad que
8
despierte sorpresa ni llame la atención... Lo único
que no les hace caer en el comunismo es la
desconfianza, no la virtud. Las prácticas más viles son
vistas con la mayor indiferencia (...) En una de las
calles hay 35 casas, de ellas 32 son burdeles. En
otro distrito hay 43 casas con 428 prostitutas entre
mujeres y niñas, muchas de las cuales no tienen más
de doce años.
Para la clase media victoriana, este era quizás uno
de los aspectos más impresionantes. Lo que sí era
cierto, Mearns seguía explicando, es que a esta
gente tan pobre, robar les salía a cuenta. En
Leicester Square había "siete miembros de una
conocida banda de 'cuarenta ladrones' que, al
oscurecer y con la ayuda de una serie de mujeres de
mala vida, iban a Oxford Street, Regent Street y
otras calles a robar". La aritmética del crimen era
inexorable: "Es un hecho conocido que un niño de
siete años puede conseguir 10 chelines y 6 peniques
a la semana robando, pero, ¿Cuánto puede ganar
en un trabajo como el de hacer cerillas, si le pagan
2 1/4 peniques la gruesa? Para obtener lo que
gana el ladrón deberá hacer 56 gruesas de cerillas
a la semana, es decir 1.296 al día. No hace faltar
insistir en que esto es imposible".
La raíz del problema estaba en que la gente de
estos barrios era terriblemente, opresivamente
pobre. Las mujeres que hacían pantalones
trabajaban diecisiete horas, desde las cinco de la
mañana a las diez de la noche, por un chelín;
mientras que por hacer camisas se pagaba la mitad.
La enfermedad y la bebida empeoraban la
situación:
¿Quién puede imaginar el sufrimiento que se esconde
detrás de este caso? Una pobre mujer en avanzado
estado de agotamiento, reducida casi a los huesos,
vive en una habitación con un marido borracho y
cinco hijos. Cuando se le visitó estaba comiendo unos
pocos guisantes. Los niños habían ido a buscar unos
cuantos palos para hervir cuatro patatas que había
sobre la mesa, y que iba a ser todo lo que aquella
familia comería aquel día (...) En una habitación de
la calle Wych, en el tercer piso, sobre una tienda de
productos para la marina, se hizo hace poco una
inspección en relación a la muerte de un niño. Un
hombre, su esposa y cinco niños vivían en ella. El niño
era el segundo que había muerto, envenenado por
la pestilente atmósfera; se hizo la autopsia en la
misma habitación donde sus padres y hermanos
vivían, comían y dormían, iporque la parroquia no
tenía depósito de cadáveres ni ninguna otra sala
donde se pudieran realizar los servicios post mortem!
No hay que extrañarse de que los funcionarios que
realizaron las diligencias enfermaran ante las
nauseabundas exhalaciones".
Según Meams:
La contemplación de la miseria de estos niños es una
de las cosas más desgarradoras y terribles de estos
descubrimientos; y lo peor de todo es que la miseria
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
heredada de estos padres disolutos y borrachos se
manifiesta en las malformaciones, problemas de
crecimiento y demás rasgos repugnantes que
constantemente se observa en estos lugares (...)
Aquí encontramos a un niño de tres años recogiendo
mendrugos sucios de pan que va comiendo.
Entramos por una de las puertas encontramos una
niña de doce años. "¿Dónde está tu madre? En el
manicomio. ¿Cuánto hace que está allí? Quince
meses. ¿Quién te cuida? "La pequeña que está
sentada en una vieja mesa haciendo cerillas,
responde: "Cuido a mis hermanos tan bien como
puedo".
Cuando Mearns llegó al "que hay que hacer", no
tenía la menor duda de que: "Debemos reconocer
que sin la intervención del Estado no se podrá hacer
nada a gran escala. Y esto es un hecho". La raíz del
problema era simple y llanamente económica. La
gente vivía hacinada porque era pobre, y puesto
que era pobre no podía permitirse la solución obvia:
marcharse a otro sitio donde las casas fueran más
baratas:
Estos miserables deben vivir en algún sitio. No tienen
dinero para ir en tren o tranvía a los arrabales
periféricos; y, por otra parte, ¿cómo podrían andar
tres o cuatro millas de ida y otros tantas de vuelta,
con sus cuerpos hambrientos y demacrados después
de haber trabajado doce horas o más por un chelín,
o por menos?
9
La Comisión Real Británica de 1885
Este texto consiguió tocar la fibra- sensible. Y
aunque algunos comentaristas, como el marqués de
Salisbury, querían organizar asociaciones de
caridad y otros como Joseph Chamberlain,
pretendían que fueran las autoridades locales las
que se hicieran cargo del problema, hubo una
voluntad general en favor de una intervención
concertada. Incluso The Times observó, con evidente
disgusto, que "al observador de las tendencias de
nuestro tiempo, no le queda duda de que se ha
abandonado prácticamente el laissez-faire y que
cada vez que el Estado interviene da pie a la
siguiente interferencia". El mismo Salisbury, en un
discurso de crucial importancia que hizo en
noviembre de 1884, se refirió al tema de la
intervención del Estado. Como consecuencia se creó
una prestigiosa Comisión Real presidida por Sir
Charles Wentworth Dilke que incluía entre sus
miembros al Príncipe de Gales, Lord Salisbury y al
cardenal Manning. Pero, a pesar de que el informe
que la Comisión presentó en 1885 confirmaba
claramente la naturaleza del problema, no
consiguieron unanimidad en el remedio. La conclusión
definitiva era:
Primero, aunque ha habido una gran mejora (...) en
las condiciones de las casas de los pobres en
relación a hace treinta años, sin embargo los males
del hacinamiento, especialmente en Londres, son
todavía un escándalo público, y en muchas
10
localidades han empeorado; segundo, hay muchas
leyes previstas para evitar estos males, pero no se
aplican, muchas de ellas han sido letra muerta desde
el mismo momento en que se incluyeron en la
legislación.
Eran muchos los testimonios que confirmaban que en
Londres lo normal era que hubiera una familia por
habitación, y que cada familia podía llegar a estar
compuesta por ocho miembros. El problema se había
agravado por la costumbre que había en la capital
de dividir las casas en viviendas de una sola
habitación, de modo que los inquilinos debían
compartir el agua y el retrete. Y, como la puerta
principal se cerraba muy pocas veces, tanto las
escaleras como los pasillos se llenaban por la noche
de lo que irónicamente se había dado en llamar "los
gandules felices": es decir los que estaban
completamente desprovistos de cobijo. La costumbre
de hacer trabajos en casa -que, a veces, eran
nocivos, como por ejemplo seleccionar trapos, hacer
sacos, cerillas, sacar pieles de conejos- hacía que las
condiciones de estas viviendas fueran todavía
peores. En las ciudades de provincia, aunque había
gran variación entre ellas, el problema del
hacinamiento no llegaba a ser tan grave como en
Londres.
Para algunos como Lord Shaftesbury, veterano
reformador social, el sistema de la vivienda de una
sola habitación "estaba física y moralmente más
allá de cualquier descripción":
Afirmo que no nos atrevemos a contar todo lo que
sabemos, y me sabría muy mal entrar en detalles de
cosas que no conozco; pero daré un ejemplo sobre
las malas consecuencias del sistema de una sola
habitación, y no es una muestra de lo peor. Esto
sucedió el año pasado, pero suele ocurrir con
frecuencia. Un amigo mío, director de una gran
escuela, iba caminando por uno de esos patios
interiores cuando vio dos niños de tierna edad, diez
u once años, tratando de mantener relaciones
sexuales en medio del pasillo. Corrió, agarró al
chiquillo y lo levantó; el comentario del muchacho
fue: "¿Por qué me coge? Por aquí hay docenas que
hacen lo mismo". Como comprenderán su
comportamiento no era debido a sus tendencias
sexuales, sino que simplemente imitaban lo que
habían visto.
Pero otros no estaban de acuerdo; la Comisión Real
concluía que "el nivel de moralidad (...) es más alto
de lo que podría esperarse".
Esto quizás era un tanto reconfortante. Pero lo más
notable era que el habitante de estas viviendas
tenía mucho menos espacio del que el gobierno
Victoriano exigía para las personas encarceladas y
las que estaban confinadas en hospicios.
Lógicamente los niveles de mortalidad especialmente en relación a los niños- seguían siendo
alarmantemente altos. Los que sobrevivían, según
calculaba la Comisión, perdían un promedio de
veinte días de trabajo al año porque "se deprimían
y se cansaban". Y a todo ello se añadía un hecho
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
que ni el "mayor defensor de los pobres podría
negar: la falta de hábitos de limpieza".
La raíz de todos los problemas, como Meams había
señalado, estaba en su pobreza y en la consiguiente
imposibilidad de cambiar de vivienda. Los
trabajadores londinenses sin ningún tipo de
preparación, como los vendedores de frutas y
verduras y los buhoneros, ganaban solo de 10 a 12
chelines a la semana; los estibadores un promedio
de 8 a 9 chelines; el trabajador medio de
Clerkenwell podía llegar a llevar a casa 16 chelines.
Casi la mitad de las familias londinenses, un 46 por
ciento, necesitaban una cuarta parte de estos míseros
sueldos para el alquiler; y mientras los alquileres
subían, no sucedía lo mismo con los salarios. Esta
pobreza también dependía de un tipo de trabajo
muy aleatorio y mal pagado, que incluía el que
hacían en casa las esposas; "de manera que" un
gran número de los habitantes de estos barrios
superpoblados se veían obligados a vivir cerca de
sus trabajos, fueran cuales fueran los precios o las
condiciones de los lugares donde habitaban". Los
caseros, que alquilaban casas en contratos de
arriendo a corto plazo, explotaban de una manera
descarada la falta de viviendas. Problema que se
había agravado con los derribos -se estaban
abriendo nuevas calles como Charing Cross o la
avenida Shaftesbury, puesto que desde los años
1880, Londres había iniciado una miniHaussmannización, y además se estaban
construyendo nuevas escuelas de acuerdo con la ley
de Educación de 1870. Agravando más esta
11
situación estaban las administraciones locales
incompetentes y a veces corruptas que eran
incapaces o no querían utilizar el poder que tenían.
Fuera de Londres la Ley de salud pública de 1875
había puesto las bases para que las
administraciones locales de gobierno fueran más
efectivas; pero en la capital todavía existía un
sistema arcaico y caótico. En todo Londres sólo 2
juntas de distrito sobre 38, habían tornado severos
medidas al respecto. Prácticamente no había
inspectores: Mile End, una zona pobre, tenía sólo uno
para 105.000 personas. Y los que había eran poco
competentes: en una parroquia de Londres, el
ayudante del inspector era alguien "que
anteriormente había estado relacionado con la
joyería", según contó un funcionario, que añadió: "No
pienso que sea necesario tener ningún tipo de
preparación. Si alguien tiene sentido común ya es
preparación suficiente".
En consecuencia las principales recomendaciones de
la Comisión Real se centraron, más que en crear
nuevas leyes, en que las autoridades locales
aplicaran las que ya existían. Muchas habían sido
hasta entonces letra muerta como la Ley Torrens (Ley
de 1868 sobre viviendas de artesanos y
trabajadores), que permitía a las autoridades
locales construir casas para los trabajadores, y la
Ley Cross (Ley de 1875 para la mejora de las
viviendas de artesanos y trabajadores), que les
autorizaba a demoler extensas zonas de viviendas
en mal estado y buscar una nueva zona para alojar
a estos habitantes. Señalaron, sin embargo, que las
12
autoridades deberían tener la posibilidad de
obtener dinero del Tesoro al interés más bajo
posible para que ésto no significara pérdidas para
la Hacienda Nacional, y propusieron que, en el caso
de Londres, todas las autoridades implicadas
cedieran sus poderes a la Junta Metropolitana. La
Ley de 1885 sobre vivienda de las clases
trabajadoras que le siguió inmediatamente, trató de
que todas estas recomendaciones se pusieran en
práctica. Se amplió la antigua Ley de Lord
Shaftesbury de 1851 sobre viviendas de inquilinos,
al incluir dentro de este concepto las casas y los
"cottages" para las clases trabajadoras; clara
indicación de que el parlamento Victoriano, al menos
en relación a la vivienda, aprobaba el socialismo
municipal. El problema era que todo seguiría igual si
las autoridades locales no se ponían en movimiento;
en relación a esto, lo único que la Comisión Real
sugirió fue que ya iba siendo hora de que las clases
deprimidas de las ciudades empezaran a mostrar
interés por sus propios asuntos.
Depresión, violencia y temor a una insurrección
Y quizás iban a hacerlo. Puesto que la Ley de
reforma de 1884 había extendido el derecho a voto
a gran parte de la clase trabajadora masculina
urbana. Este grupo estaba sufriendo los efectos de
una de las mayores depresiones en el comercio y en
la industria, comparables en su impacto con las que
le siguieron en los años 1930 y en 1980.
Efectivamente, se estaban empezando a notar los
amenazadores síntomas de lo que se avecinaba: el
problema, según conclusión de una Comisión Real de
1886, no estaba causado por las fluctuaciones del
ciclo comercial, sino por una debilidad estructural de
la industria británica en relación con sus principales
competidores internacionales, sobre todo Alemania.
Los alemanes eran casi tan buenos en la producción
como los británicos; y en las artes de ampliar y
conservar mercados estaban ganando terreno". Los
miembros de la Comisión advirtieron que Gran
Bretaña se estaba tomando menos interés en
"descubrir nuevos mercados para nuestros productos,
y en mantener los que ya poseemos (...) También es
evidente que, en relación a ciertos productos, nuestra
reputación como buenos artesanos no es tan elevada
como la que teníamos anteriormente". Rechazaron
las sugerencias que aseguraban que el problema
derivaba de "las restricciones legislativas en relación
al empleo y a la acción de las propias clases
trabajadoras con sus huelgas y acciones similares" o
"a la acción de los sindicatos y otras agrupaciones
parecidas".
Fueran cuales fueran las causas, no había ninguna
duda sobre los efectos. Durante la segunda mitad de
los años 1880, se notaba en todas las ciudades,
pero sobre todo en Londres, una sensación de
cambio cataclismático, incluso violento. Los temas del
momento, como Beatrice Webb escribió más tarde,
eran "por una parte, el por que de la pobreza de
gran número de personas; y, por otra, si la
democracia industrial y político era practicable y
deseable como punto de partida para compensar
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
los agravios de la mayoría". Sin embargo estas
discusiones quedaban reducidas a la "intelligentsia":
"en realidad, entre los trabajadores manuales no
había ningún sector que conspirara (...) con "el
veneno del socialismo". Nacidos y criados en medio
de una pobreza crónica y de las enfermedades
debilitadoras, los habitantes de los barrios pobres se
habían hundido en una apatía embrutecedora (...)" El
fermento surgió, según las memorias que Betrice
Webb escribiría cuarenta años más tarde, dentro de
una parte de la clase gobernante victoriana; se
trataba de "una nueva conciencia de pecado", "una
conciencia colectiva o de clase; una creciente
inquietud, que se convertía en convicción, de que el
organismo industrial, que había proporcionado
rentas, intereses y beneficios a magnífica escala,
había fracasado en dar un medio de vida decente y
unas condiciones tolerables a la mayoría de
habitantes de Gran Bretaña". Más tarde los
historiadores no tendrían ninguna duda en afirmar
que la emoción predominante no fue la culpa, sino el
temor. Se "solía describir a los pobres como
groseros, embrutecidos, borrachos, e inmorales;
después de años de negligencia y satisfacción se
habían convertido en una siniestra amenaza para la
civilización". Las reacciones fueron muchas veces
apasionadas. Los Fabianos, apóstoles del
gradualismo, a quienes Beatrice Webb muy pronto
se uniría, enseguida redactaron un documento que
llevaba el sello de George Bernard Shaw, y que
concluía con estas Iacónicas frases:
13
El gobierno establecido no tiene derecho a llamarse
Estado de la misma manera que no puede
considerarse que el humo de Londres forme parte de
su clima.
Es mejor hacer frente a una Guerra Civil que tener que
vivir otro siglo de sufrimiento como el que hemos
pasado.
H.M. Hyndman, Iíder de la Fundación Democrática
Social, escribió aquel mismo año que "Incluso entre
los hombres y mujeres inútiles que se llaman a sí
mismos sociedad", se puede detectar una corriente
de inquietud. La terrible palabra "Revolución" a
veces se comenta en broma, pero la mayoría de
ellas se susurra en serio". Hyndman dudaba de que
el fermento se restringiera a las clases medias;
puesto que
(...) en los talleres y en las casas se pueden encontrar
libros, libelos y octavillas que tratan este problema de
manera exhaustiva. Estas teorías que se han inspirado
en los importantes estudios del Dr. Karl Marx sobre el
capital o en los programas de los socialdemócratas
alemanes y en los colectivistas franceses, circulan en
textos baratos y de fácil lectura.
Pero Hyndman también llamaba la atención sobre
otro fenómeno que no podía dejar de ser
observado: "Entre, los peores males de la sociedad
moderna están las numerosas bandas organizadas
de malhechores (...) que se pasean por nuestras
ciudades, y que no sólo se pelean entre ellas, sino
14
que atacan al pacífico viandante". Aseguraba que
sólo en Londres y según fuentes policiales, había más
de 300.000 individuos que podían ser considerados
miembros de las "clases peligrosas". Nadie,
continuaba Hyndman "se había preocupado en
analizar de que manera esta gente había llegado a
unos extremos de tal brutalidad".
Algunos ni tan sólo pensaban que valiera la pena
perder tiempo en ello. Sin embargo, durante 1886 y
1887, los ciudadanos respetables de Liverpool se
quejaban de que una serie de grupos los tenían
aterrorizados; "la zona comprendida entre la calle
Athol y la de Luton" estaba "infestada por esos
bribones", escribía con indignación un lector al diario
local en el año 1887. El mismo mes una de las más
peligrosas, "la banda de los destripadores", había
iniciado una serie de salvajes alborotos por las calles
de Liverpool, atacando indiscriminadamente a
hombres, mujeres y niños con cuchillos y hondas, y
robando las casas de empeño. El 20 de mayo, otra
banda, formada, según rezaba la descripción "por
cuatro jornaleros, insolentes y sin educación" fue
juzgada en Liverpool por ocho acusaciones de
ataque a mano armada y robo con violencia. El juez,
Mister Justicia John Charles Frederick Siegismund
Day, un sexagenario barbudo y con patillas, sentía
una profunda desconfianza por las modernas teorías
penales y estaba convencido de que los
transgresores violentos necesitaban un tratamiento
fuerte; o como de una manera muy singular dijo su
hijo "la única manera de apelar a su razón era a
través de su epidermis". Después de haber
manifestado que "con toda su experiencia nunca
había oído hablar de una conducta más ultrajante",
ordenó una de las sentencias más draconianas que se
hayan dictado en los juzgados de la Inglaterra
victoriana; además de trabajos forzados, cada uno
de ellos debía recibir tres sesiones de castigo de
veinte latigazos. Satisfecho con su manera de resolver
el problema de la criminalidad, el señor Day volvió a
la carga en los siguientes juicios del mes de
noviembre, donde -además de ordenar siete sesiones
de latigazos en el mismo día- castigó a dos hombres
con veinte latigazos a cada uno por haber robado
medio penique y un rollo de tabaco. Los ciudadanos
respetables, dijo su hijo más tarde, estarían
eternamente agradecidos al señor Day, aunque
"miembros de sociedades filantrópicas, y algunas
otras personas, denunciaron al 'juez de los latigazos',
calificándolo de salvaje bien intencionado y
considerando que sus métodos eran anticuados e
inadecuados". En todo caso, no hay ninguna prueba
de que durante el reinado del terror establecido por
Day se solucionaran los problemas de delincuencia
violenta en Liverpool. Lo extraño es que, en la
Inglaterra victoriana y, a pesar de los temores de los
ciudadanos, los delitos habían ido decreciendo a lo
largo del siglo, aunque, ocasionalmente, hubiera
explosiones periódicas de violencia como sucedió a
mediados de los años 1880.
Lo que en realidad temían las clases medias, a pesar
del escepticismo de Beatrice Webb, era que la clase
trabajadora se levantara en una insurrección. Y este
miedo no era en ningún lugar más patente que en el
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
propio gobierno. En febrero de 1886, sus temores se
convirtieron en realidad. Durante semanas los
trabajadores sin empleo y los intelectuales socialistas
habían estado reuniéndose en Trafalgar Square. Un
lunes, el 8 de febrero, una gran concentración que,
incluía "un número considerable, mayor de lo normal,
de elementos violentos" chocó con una fuerza de
600 policías. Estos, temiendo que atacaran el
palacio de Buckingham, se situaron en el Mall; pero,
la multitud, que oscilaba entre las tres mil y las cinco
mil personas, se enfureció y, después de pasar por
los clubs de Pall Mall, se dirigió hacia St James y
Mayfair, rompiendo cristales y saqueando tiendas.
Una investigación oficial condenó a la policía
metropolitana por control inadecuado de la multitud,
y el oficial responsable fue obligado a dimitir.
El nuevo comisionado, Sir Charles Warren, era más
severo. Durante el otoño de 1887 la tensión se
agudizó de nuevo: grandes multitudes se reunieron
en Hyde Park y en Trafalgar Square para oír
discursos. Hubo diversos choques con la policía. The
Times que normalmente se refería a esa gente como
"los llamados desempleados", exigió acción
inmediata:
Confiamos en que si estos hombres, u otros cualquiera
de su misma clase, intentan llevar a cabo sus amenazas
como hicieron el año pasado, encontraran su castigo, no
unos cuantos meses de cárcel, sino una severa pena de
prisión (...) El único problema es saber cuál de los dos
grupos es el más fuerte -los rompedores de ventanas y
saqueadores de tiendas o los guardianes de la paz
15
pública.
Así pues todo parecía estar a punto para el
desastre. Un domingo, el 23 de octubre, se reunió
una gran multitud en la plaza; se blandió una
bandera roja, mientras se escuchaban discursos en
los que se pedía la dimisión de Sir Charles. Poco
antes de las tres, la multitud, precedida por la
bandera, marchó por Whitehall e invadió la Abadía
de Westminster durante el servicio religioso. Las
escenas que siguieron se parecen al último acto de
Dreigroschenoper de Brech, que, quizás, inspiró. Según
The Times, "un gran número de chicos, jóvenes y
hombres muchos de ellos muy sucios" entraron en la
iglesia mientras el órgano estaba tocando. Se
mezclaron con los fieles, los más valientes trataban
quedamente de controlar a los más desvergonzados
(...) Los manifestantes más atrevidos lanzaron
recriminatorios gritos contra los "capitalistas", como si
pensaran que todos los que estaban en la abadía
rezando lo fueran. El canónigo Rowsell trató de
argumentar con ellos. "Los alborotadores le
escucharon en silencio". Mientras, en el exterior,
Hyndman continuaba con su arenga y decía que
"esperaba que llegaría el momento en que la
bandera socialista y el lema Todos para uno y uno
para todos' ondearía sobre la abadía, al tiempo
que, dentro, se predicaría la revolución".
Los manifestantes volvieron a la plaza, "en todos los
rincones alrededor de la columna de Nelson había
alguien arengando a la masa", la multitud era
16
enorme puesto que se extendía por toda la plaza y
las calles adyacentes. La policía se asustó y Ilamó al
ejército para controlar a situación: en la "melée"
100 personas fueron heridas y dos muertas. Este
suceso fue seguido por grandes y mutuas
recriminaciones. Un indignado lector escribió a The
Times que este tipo de reuniones eran "una
propaganda para que todos los anarquistas, de
aquí o de cualquier otro sitio, vinieran a la única
gran capital del mundo donde eran tolerados".
Hyndman tenía otra opinión: "Los hombres y mujeres
ya no pasarán más hambre. De ello, por una vez,
estoy seguro. La agitación actual es prácticamente
espontánea y no ha sido organizada". El punto de
vista de la editorial del periódico era bastante
predecible: "Esta capital está amenazada por
multitudes descontroladas, decididas a sacar
provecho del ejemplo del partido del desorden en
Irlanda y quiere obtener concesiones por medio del
terrorismo". En cambio Stead, en la Pall Mall
Gazette, acusaba a Warren de tratar de implantar
un "régimen policíaco"; por su parte la abadía dijo
que las interrupciones de los servicios religiosos
habían sido debidas a una concentración excesiva y
que los desempleados habían salido en perfecto
orden. En la calle Bow, diversas personas fueron
golpeadas, algunas fueron encarceladas y otras se
vieron obligadas a pagar multas o a comparecer
ante los jueces. Más tarde, el parlamentario R.
Cunninghame Graeme y el líder socialista John Bums
fueron juzgados, declarados culpables y
encarcelados durante seis meses: se convirtieron en
héroes populares.
La ciudad pobre en Europa
Fue en Londres, y no en el resto de ciudades de la
Gran Bretaña, donde se vivió gran parte de este
drama. Ello fue debido -como la Real Comisión
reconoció en 1885- a que el problema de la
vivienda era allí más grave; por la sencilla razón de
que Londres era más grande. Con sus 5.6 millones de
personas al principio de los años 1890, ninguna otra
zona urbana británica podía comparársele; todos los
problemas desde la densidad de la población, al
coste del suelo, el transporte, competencia por el
espacio, se presentaban allí con gran agudeza.
Incluso a escala internacional, comparándose con los
4.1 millones de la región de París y los 1.6 millones
del gran Berlín, Londres seguía siendo de manera
indiscutible la mayor ciudad de Europa e incluso del
mundo". Pero estas otras ciudades al ser más
pequeñas y tener mayor densidad de población,
tenían sus propias tragedias. "En la ciudad vieja de
París vivían, en 1891, 2.45 millones de personas, el
doble que en la zona londinense. Bertillon
consideraba que, en esto fecha, el 14 por ciento de
los pobres de París, unas 330.000 personas, se
hacinaban en casas superpobladas; el problema de
la vivienda era peor que en Londres. Sellier
calculaba que en 1911 había unas 216.000
personas, a las que se añadían otras 85.000 de los
barrios periféricos, viviendo a un promedio de dos o
más por habitación. Allí, la Iegislación -leyes de
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
1894, 1906 y 1912- también permitía la
construcción de viviendas de bajo coste para las
clases trabajadoras, y la última de ellas facultaba a
las autoridades locales a nombrar funcionarios
encargados de la construcción y gestión de
viviendas, todo ello subvencionado con dinero
público. Sin embargo en 1914, sólo se habían
construido 10.000 viviendas de este tipo en la zona
de París, un resultado poco brillante si se compara
con lo que consiguió el Consejo de Londres. Lo que
pasaba era que ni la ciudad ni el estado tenían el
dinero suficiente para eliminar los barrios bajos: las
grandes obras públicas -la construcción de escuelas y
de la Sorbona entre 1880 y 1890, y del metro en
la década comprendida entre 1900 y 1910tuvieron prioridad.
Berlín, cuya población crecía casi a velocidad
norteamericana -prácticamente se dobló en veinte
años, de 1.9 millones en 1890 a 3.7 en 1910- era
como París, una zona extraordinariamente compacta
y, en consecuencia, una ciudad muy densa; los nuevos
habitantes se fueron acomodando en viviendas de
alquiler situadas en austeros edificios de cinco pisos
construidos alrededor de estrechos patios que
podían llegar a tener tan sólo 15 pies de ancho, lo
suficiente para que pudiera instalarse el material
contra incendios. Este tipo de edificio, que había sido
ideado por Federico el Grande para acoger a las
familias de los soldados, se generalizó a partir de
1858 como resultado del plan para la ciudad
dirigido por James Hobrecht, responsable de la
policía; diseñado aparentemente para que hubiera
17
una integración social entre ricos y pobres en el
mismo edificio, lo único que consiguió fue crear
miserables situaciones de congestión.
Desafortunadamente, este modelo se extendió
incluso a los nuevos barrios suburbanos después del
cambio de Iegislación de los años 1890; la
especulación, dirigida por este plan y fomentada
por un sistema de hipotecas excepcionalmente
favorable, hicieron el resto.
Según los cálculos de 1903 de F. C. Horsfall, pionero
del urbanismo británico, los resultados fueron los
siguientes: mientras que en el año 1891 en Londres
el promedio de habitantes por edificio era de 7.6,
en Berlín fue de 52.6; en 1916, sólo un 79 por ciento
de todas las viviendas tenían una o dos habitaciones
con calefacción. Además los berlineses pagaban
mucho más de alquiler que sus conciudadanos de
Hamburgo o Munich -irónicamente, eran los pobres
los que, en proporción, pagaban una cantidad más
alta de su salario en concepto de vivienda. Por otra
parte, a pesar de que Alemania electrificó su sistema
de tranvías antes que Gran Bretaña, las compañías
privadas berlinesas no contemplaban el servicio de
conexión con el exterior cosa que sí hacían las del
Consejo de Londres, además la construcción del
metro se demoró a causa de discusiones legales.
Patrick Abercrombie, urbanista británico que visitó
Berlín poco antes de la Primera Guerra Mundial, se
sorprendió por su contraste con Londres: "Berlín es la
ciudad más compacta de Europa; al crecer no se
extiende edificando sencillas casas suburbanas a lo
largo de los caminos, sino que va prolongando
18
lentamente sus anchas calles y sus colosales edificios
de viviendas por el campo abierto, convirtiéndolo de
golpe en una ciudad completamente desarrollada".
En las capitales europeas, hubo una interesante
reacción en contra del crecimiento y la densificación:
tanto Londres como Berlín, empezaron a temer que
la población de sus ciudades no fuera
biológicamente sana. Alrededor de 1900, los
reclutamientos forzosos para la Guerra de
Sudáfrica, pusieron al descubierto que, en
Manchester, habían sido rechazados 8.000 de
11.000 muchachos y sólo 1.000 habían sido
declarados hábiles para el servicio activo. Más
tarde, durante la Primera Guerra Mundial, la
Comisión Verney volvió a confirmar que, físicamente,
los habitantes de las ciudades británicas habían ido
empeorando, y los reclutamientos pudieron llevarse
a cabo sólo en el campo. De la misma manera, en
1913, sólo el 42 por ciento de los jóvenes berlineses
fueron considerados aptos para el servicio, en
comparación al 66 por ciento de sus compatriotas de
las zonas rurales.
A partir de ahí se empezó a pensar que la gente de
la ciudad -y a la larga toda la población- sería
incapaz de reproducirse, esta opinión fue expuesta
por primera vez en los años 1890 por Georg
Hansen en su libro Die drei Bevolkerungsstufen, y
desarrollada en 1918 por Oswald Spengler en su
clásico The Decline of West; "Ahora la ciudad
gigante absorbe el campo, de manera insaciable y
sin parar pide y engulle frescas reservas de
hombres, hasta que se agota y muere en medio de
un país destruido y casi deshabitado". Pero en
ambos países, había otros temores. Charles
Masterman, un parlamentario liberal, sugirió en su
libro The Heart of the Empire (El corazón del Imperio)
(1901) que los londinenses eran inestables:
La Inglaterra del pasado era un país reservado, de
hombres silenciosos, dispersos en pequeños pueblos,
villas y casas de campo (...) el problema de los
próximos años es precisamente el problema de (...) las
características físicas del habitante de la ciudad:
enclenques, estrechos de pecho, que se cansan con
facilidad; pero que sin embargo son volubles,
excitables, con poca capacidad de resistencia buscan estímulo en la bebida, en las apuestas, en
cualquier conflicto que se salga de lo corriente que
pueda ocurrir en casa o fuera de ella.
De la misma manera, en Alemania, en un texto de
1920 titulado die Angst vor der Stadf, se reflejaba
el miedo a la descomposición social, basándose en el
número de suicidios, alcoholismo y enfermedades
venéreas, en "la excesiva racionalidad" y en la falta
de estabilidad política.
Nueva York: el tumor en las viviendas
Andrew Lees concluye su monumental estudio sobre
las actitudes urbanas del siglo XIX considerando que,
el miedo y el disgusto por la ciudad eran,
principalmente, un fenómeno anglo-germánico:
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
"Pocos norteamericanos comparten este visceral
rechazo por la vida en la ciudad que aparece en la
literatura germánica"; sin embargo "muchos hombres
y mujeres se han dado cuenta de Ios defectos que
estropean las ciudades, tanto las estadounidenses
como las europeas". Este miedo se percibía
claramente, casi obsesivamente, en el Nueva York de
Ios años 1890. Allí la preocupación típicamente
jeffersoniana, que consideraba que la ciudad era
"pestilente para la moral, la salud y las libertades
de Ios ciudadanos" y un cáncer o tumor en el cuerpo
social y político, creció con la industrialización y la
inmigración: Nueva York se convirtió en la ciudad con
mayor número de inmigrantes del mundo, "con casi
tantos italianos como en Nápoles, tantos alemanes
como en Hamburgo, el doble de irlandeses que en
Dublín y dos veces y media más judíos que en
Varsovia". La opinión que Ios intelectuales tenían
sobre las consecuencias era unánime. Henry James
escribió que "Nueva York era a la vez, mísera y
dorada, con más motivos para huir de ella que para
disfrutarla". En 1885, muchos aceptaron Ios
razonamientos de Josiah Strong que pensaba que en
esta ciudad podían encontrarse todos Ios males que
amenazaban a la democracia norteamericana:
pobreza y crimen, socialismo y corrupción,
inmigración y catolicismo. Alan Forman, en la
American Magazine de 1885, escribió que Nueva
York era "un hervidero de gente, tan ignorante, tan
viciosa y depravada que no parece que
pertenezcan a nuestra especie", por la cual era casi
de agradecer que la tasa de mortalidad de Ios
19
habitantes de esas viviendas estuviera por encima
del 57 por ciento". En 1892, un periódico tan
prestigioso como el New York Times, se lamentaba
de la invasión "de Ios despojos físicos, morales y
mentales" de Europa, "un tipo de gente del que muy
bien podríamos prescindir". Incluso el American
Journal of Sociology, se veía forzado a admitir en
1897 la validez de "la creencia popular" que
afirmaba que "las grandes ciudades eran grandes
núcleos de corrupción social y (...) degeneración". F.
J. Kingsbury Ilegó a comentar en 1895 que,
"después de leer todo lo que se ha escrito sobre Ios
males de la ciudad desde Caín a las últimas
elecciones de Nueva York, sólo lo que se hizo con
Sodoma y Gomorra me parece un buen remedio
para la presente situación".
El hombre que expresó estos sentimientos con mayor
fuerza fue Jacob Rus. Rus que era danés y había
nacido en el campo, emigró a Nueva York a Ios 21
años y se convirtió en periodista siete años más
tarde. Su libro How the Other Half Lives (Cómo vive
la otra mitad), publicado en 1890, causó la misma
sensación de angustia que, siete años antes, había
producido en Londres The Bitter Cry. Era una pieza
de periodismo brillante. En las descripciones de las
viviendas de los barrios bajos, combinaba con
habilidad dos de los temores de sus
contemporáneos: la ciudad como parásito en el
cuerpo de la nación, y la inmigración como
corruptora de la pureza racial norteamericana y de
la armonía social. Estos nuevos inmigrantes, "hombres
vencidos de razas vencidas; que han fracasado en
20
la lucha por la existencia" se han convertido en una
amenaza para el orden e incluso para el futuro de
la República. Recordando los alborotos de 1863 en
Nueva York, decía:
Una gran cantidad de población, como si fuera una
marea aprisionada, respira con dificultad en sus
viviendas. La que una vez fuera nuestra ciudad, a
quien le han llegado las obligaciones y
responsabilidades de la grandeza metropolitana
antes de que pudiera medir la capacidad de sus
posibilidades, ha notado el crecimiento de esta
turbulenta marejada. Si aumenta más, ningún poder
humano podrá controlarla".
Las viviendas se extendían:
Ocupando las plantas bajas que los negocios no
utilizan; prologándose a lo largo de ambos ríos,
como un grillete que encadena las calles, llenando
Harlem de inquietas y descontentas multitudes; la
riqueza y la prosperidad de Nueva York está en sus
manos, la controlan por medio del populacho y la
cólera. Los refugios a prueba de balas, los montones
de granadas de mano y las ametralladoras que hay
en la delegación de Hacienda son tácitas admisiones
del hecho y del tipo de gracia que se espera. Los
bloques de viviendas de alquiler son ahora Nueva
York y recogen las tres quintas partes de su población.
Una Comisión de 1894 creada para estudiar las
viviendas de alquiler estimaba que casi tres de cada
cinco habitantes de la ciudad vivían en ese tipo de
viviendas, y añadía que estaban construidas de tal
manera que prácticamente las cuatro quintas partes
del suelo estaba ocupado. En estas zonas se
combinaban dos factores que hacían que el
problema humano fuera todavía más agudo.
Primero, los recién llegados eran desesperadamente
pobres y a causa de las barreras linguísticas y
culturales se hallaban en una situación de
inmovilidad sin esperanza. El estadounidense Charles
Abrams, urbanista y experto en viviendas, que
poseía la autoridad que le daba haberse criado en
este tipo de casas, decía: "el dueño no puede ser
censurado; el constructor tampoco. Construyen según
las exigencias del mercado. Este viene señalado por
lo que el inquilino puede pagar. Y lo que este puede
pagar viene determinado por el sueldo que cobra".
Si el pobre inmigrante no hubiera tenido ese tipo de
vivienda, no hubiera tenido nada. Y las familias
pobres se hacinaban en ellas porque estaban a
poca distancia de sus trabajos. Casi un 75 por ciento
de rusos y judíos vivían amontonados en tres distritos
pero especialmente en el décimo que recogía una
mayoría de emigrados de (o con padres
procedentes de) Rusia y de la Polonia rusa. En 1893,
con una población de más de 700 habitantes por
acre, este distrito era un 30 por ciento más denso
que cualquiera de las zonas más pobladas de
cualquier ciudad europea; la parte adyacente al
distrito undécimo, con casi 1.000 habitantes por
acre, estaba más poblado que el peor distrito de
Bombay, y era, probablemente, la zona urbana más
poblada del mundo aunque, irónicamente, en los
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
años 1980 algunas panes de Hong Kong exceden en
mucho este número. Segundo, se apretujaban en
viviendas que, como en Berlín, eran paradójicamente
el desafortunado resultado de un llamado plan para
la mejora de la vivienda: estos pisos que habían
ganado un concurso en 1879, albergaban 24
familias que se amontonaban en un solar de 25 pies
de ancho por 100 de largo, de modo que, en cada
piso, diez de cada catorce habitaciones sólo estaban
ventiladas por un patio interior tan pequeño que no
permitía la entrada de luz ni de aire. Muchas veces,
dos familias compartían una de estas miserables
viviendas; en 1908, un censo hecho sobre las familias
del East Side mostraba que en la mitad de los casos,
un promedio de tres a cuatro personas dormía en
una sola habitación, y en una cuarta parte de ellos
eran cinco o más; debían compartir unos pocos grifos
comunes y los baños eran inexistentes. Así pues, un
bloque normal podía contener 4.000 personas, y en
1900 unas 42.700 casas de alquiler de Manhattan
acogían más de un millón y medio de personas, a un
promedio de casi 35 por cada edificio.
La reacción de la sociedad respetable -es decir la
sociedad blanca y angloprotestante que hacía
tiempo que se había establecido en América- fue
prácticamente la misma que la de la londinense. Dos
sucesivas Comisiones para las viviendas de alquiler,
la de 1894 y la de 1900, confirmaron los males de
este tipo de viviendas; la primera de ellas fue poco
efectiva, pero la segunda consiguió, después de una
larga batalla, que en 1901 se dictaran una serie de
leyes, "la Iegislación más significativa de la historia
21
de la vivienda en Estados Unidos", que prohibió la
construcción de este tipo de casas y obligó a la
modificación de las que ya existían. Lawrence
Veiller, secretario de la segunda Comisión, era un
joven de unos veinte años que se enfrentó a muchos
intereses creados para llevar adelante estas leyes.
En su opinión la mayoría de los problemas de la
ciudad provenían de la súbita transformación del
campesino europeo en un ciudadano urbano
norteamericano, tema que proponía solucionar por
medio de una vuelta masiva al campo. Pero los que
habían quedado atrapados en la ciudad
necesitaban medidas urgentes y drásticas para
solucionar lo peor de ese tipo de viviendas: más luz,
más aire, nuevas zonas de aseo, mejor protección
contra el fuego. Como Veiller decía la situación de
estas viviendas era "increíble": en un bloque que
medía apenas 200 por 400 pies se amontonaban
39 casas con 605 viviendas que acogían a 2.781
personas, sólo había 264 retretes y ningún baño;
441 habitaciones no tenían ventilación, y otras 635
obtenían algo de aire por medio de unos estrechos
patios interiores. Se había hecho caso omiso de las
recomendaciones de la Comisión de 1894 que
trataban de evitar la sobredensificación, Veiller
escribió:
Una ambición sin límites ha ido reduciendo las
medidas de estas viviendas, hasta que han llegado a
ser tan pequeñas que la vida familiar ha
desaparecido, y sus miembros han sido expulsados y
se hallan esparcidos. El padre en la taberna; los más
22
jóvenes están en la calle en medio de los lugares de
diversión y de los locales de bebida; los chicos
vagabundean en pandillas, las chicas en la calle... La
redención de la gente que vive en estas viviendas
depende de la posibilidad de que la familia, la
unidad más conservadora de la civilización, pueda
volver a compartir un espacio, con luz y aire natural,
donde pueda cultivar las artes domésticas, entre las
que se encuentra la limpieza personal. Los
comisionados concluían:
Los distritos de pisos de alquiler de Nueva York son
lugares en los que miles de personas viven en el
espacio mínimo en el que es capaz de vivir un ser
humano hacinados en habitaciones oscuras y mal
ventiladas, en muchas de las cuales el sol nunca ha
entrado y el aire fresco es desconocido. Son centros
(sic) de enfermedad, vicio y crimen, donde lo
extraordinario no es que los chicos crezcan y se
conviertan en ladrones, borrachos y prostitutas, sino
que muchos de ellos lleguen a convertirse en
personas decentes y respetables.
El problema era muy grave; la Comisión
norteamericana coincidía con la Comisión real
británica de 1885. Sin embargo, cuando llegó el
momento de proponer soluciones, Vellier y el resto
de comisionados tomaron un camino distinto del de
los británicos -y también del resto de Europa.
Estudiaron el modelo británico de vivienda pública
pero lo rechazaron con decisión. "No tiene sentido",
concluyeron: como mucho las viviendas municipales
"mejorarían las condiciones de vida de unos pocos
favorecidos" pero no harían nada más de lo que la
benevolencia privada ya ha ofrecido en el pasado y
puede seguir ofreciendo en el futuro"; sería muy
difícil decidir "dónde trazar la línea entre los que se
debería ayudar y los que no". Además, pensaban
que favorecer el sistema de vivienda pública
significaba fomentar la burocracia y el patronazgo
político y disuadir al capital privado. Por lo tanto se
resistieron: la normativa física impuesta al
empresario privado sería la respuesta. La Ley de
1901, dividida meticulosamente en más de 100
detalladas secciones, codificaba los espacios, las
normas contra incendios, el servicio de aguas. Si
tenemos en cuenta la época y el lugar, es posible
que fuera una decisión realista; aunque pronto,
reformistas como Edith Elmer Wood, Frederick
Ackerman empezaron a criticarla. Fuera como fuera
y en comparación con Europa, retrasó el tema de la
vivienda pública en Estados Unidos durante varias
décadas, como en los años treinta se lamentaría
Catherine Bauer. Las razones han intrigado a los
historiadores. Porque en Estados Unidos ello trajo
consigo la separación entre las nacientes artes de la
planificación de casas y de ciudades. El primer
urbanismo norteamericano, como se mostrara en el
capítulo sexto, estuvo dominado por el movimiento
de la Ciudad Bella, que pretendía planificar
prescindiendo de toda finalidad social -o quizás
incluso siendo regresivo en este aspecto; mientras
que la zonificación, movimiento que influyó
profundamente el curso del desarrollo suburbano
norteamericano, excluyó el factor social y olvidó su
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
impacto en la sociedad. Los planes regionales, como
el celebrado Plan regional de Nueva York de 1931,
sólo proporcionaron mejores casas a aquellos que
las podían pagar. De manera que la vivienda,
considerada como el problema central en tres de los
momentos más importantes dentro de la evolución
del urbanismo de los Estados Unidos, se presentó
siempre unido a otros aspectos y, en cada una de
estas ocasiones, las soluciones que se dieron o no
tenían nada que ver con el problema de la vivienda
o de hecho, lo agravaron", Peter Marcuse considera
que esto sucedió porque las tres razones por las que
la vivienda aparecía como problema -el fuego y el
peligro de enfermedades, la preocupación por el
orden social, y la protección del valor del suelofueron desapareciendo. La primera de las dos
desapareció después de 1910, puesto que tanto la
salud pública como la previsión contra incendios
mejoraron a medida que los inmigrantes se fueron
integrando; en consecuencia, la planificación
dependió sólo "de la alianza de los propietarios del
suelo con el votante de clase media dueño de una
casa", que no tenía ningún tipo de interés en los
programas de viviendas para pobres. Y ello fue lo
que produjo el gran contraste con Europa, donde la
fuerte conciencia de la clase trabajadora se unió a
una burocracia intervencionista.
En su lugar apareció algo extraño y
característicamente norteamericano: un movimiento
de voluntarios dedicado a salvar a los inmigrantes
de sus propios errores y excesos (de los de ellos
pero principalmente de los de ellas), tratando de
23
asimilarlos a la forma de vida norteamericano, y de
adaptarlos a la vida de la ciudad. Lo extraño es
que, en parte, esta idea se había copiado de
Europa, pero especialmente del East End londinense.
Allí, durante los años 1870 y 1880, se habían
dedicado una serie de esfuerzos para intentar que
la gente de los barrios pobres adoptara la
moralidad cristiana y los hábitos de limpieza. Jane
Addams que visitó Inglaterra por primera vez
cuando tenía veintidós años, quedó profundamente
impresionada por The Bitter Cry of Outcast London.
Durante su segundo viaje, en junio del 1888, y de
una manera providencial se enteró de la existencia
de Toynbee Hall, la asociación cristiana del canónigo
Samuel Barnett en St. Jude en el este de la ciudad,
"la peor parroquia de Londres". Al año siguiente
inició una asociación similar en Chicago. Situada en
medio de las cuatro comunidades de emigrantes
pobres -italianos, alemanes, judíos, bohemios- la Hull
House estaba organizada por gente joven idealista
y educada, en su mayor parte por mujeres de gran
religiosidad. Según la opinión de un periodista, el
tipo de mujeres que en otro tiempo se hubieran
hecho misioneras o hubieran intentado salvar a un
marido borracho, ahora colaboraban con esta
asociación. En opinión de otros observadores el
ambiente era insoportable: Thorstein Veblen escribió
que estaba lleno "de puntillosa gente de las clases
altas", Sinclair Lewis habló "de la confortable
situación cultural... de afectadas y frías sonrisas". Su
clientela solía ser también esencialmente femenina: un
emigrante del sexo masculino recordaba más tarde
24
"íbamos de vez en cuando para damos una ducha,
eso era todo". Daban clases a los que habían tenido
que abandonar la escuela, organizaban
campamentos de verano para que los niños pudieran
disfrutar de la naturaleza o lugares de juego para
los que no habían podido ir, había un club para
gente mayor (pensado para hacer desaparecer el
prejuicio en contra de los inmigrantes), una pensión
para chicas jóvenes, una asociación para salvar a
"las mujeres caídas", y una guardería. Iniciaron
también una serie de estudios inspirándose en la
encuesta de Booth, y trabajaron en favor de la
reforma de las leyes laborales". También
organizaron campanas en contra de los lugares
donde se vendía ginebra:
Estos vulgares e ilícitos jolgorios nos recuerdan las
juergas incontroladas del Londres de la restauración, y
son, de hecho, sus herederas directas, están
adecuadamente comercializadas, siguen confundiendo
alegría con lujuria, y la diversión con el libertinaje.
Unos años más tarde, después de que una década
de ley seca hubiese llevado la violencia a las calles
de Chicago, Jane Addams todavía la defendía,
sugiriendo que la respuesta estaba en desarmar a
los gánsteres.
Era conmovedor. Los visitantes procedentes de la
Gran Bretaña, como John Burns, director de Toynbee
Hall, estaban sorprendidos ante la evidente ausencia
de toda intervención municipal: la situación en la que
se hallaban las viviendas, donde los inmigrantes
seguían sus costumbres rurales en medio de la
ciudad -matando ovejas y cociendo pan en las
plantas bajas- era algo que, en su opinión, se
hubiera considerado legal en Londres. Sin embargo
el programa de la Hull House era tan sólo una
variante especialmente idealista y excepcionalmente
bien promocionada de lo que ocurrió en todas las
ciudades norteamericanas antes de la Primera
Guerra Mundial: había seis centros como este en
1891, más de 100 en 1900 y más de 400 en 1910.
El objetivo era integrar al inmigrante en la ciudad,
primero por medio del ejemplo moral individual,
segundo -si esto fallaba-de la imposición e incluso,
por lo menos eso era lo que algunos de ellos
opinaban, por medio de la segregación o la
repatriación "del vagabundo, del borracho, del
indigente, del imbécil". Pero, y éste era el tercer
paso, todo ello debía ir acompañado de una mejora
sistemática del entorno urbano, parques y lugares
de juegos y, a la larga, de la construcción de un
amplio sistema de ciudades jardín que, como decía
Frederick Law Olmsted, el padre de la arquitectura
norteamericana del paisaje, ejercerían "una
influencia armonizadora y de refinamiento que
favorecerían la cortesía, el autocontrol y la
templanza". Algunos de sus defensores iban todavía
más lejos, pensaban que un renacimiento de la vida
vecinal sería una manera de mejorar la calidad de
la vida urbana, aunque Jane Addams no creía en
ese tipo de "salvación geográfica". Fue a partir de
ahí que surgió la idea de que la propia ciudad
podía engendrar lealtad cívica, y, en consecuencia,
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
garantizar un orden armonioso y moral; la
apariencia física de la ciudad simbolizaría su pureza
moral. Este fue el dogma principal del movimiento
de la Ciudad Bella. Parece que a nadie se le
ocurrió preguntar a los más directamente afectados
si esto podía ser el substituto adecuado de la
planificación estatal de viviendas. A nivel práctico,
Jane Addams siguió los principios de Lawrence
Veiller: consiguió que Robert Hunter iniciara una
investigación sobre las viviendas de alquiler de
Chicago, que fue el equivalente exacto del estudio
que se había llevado a cabo en Nueva York; de este
modo se puso en evidencia la horrible situación en la
que se hallaban, cosa que, a su vez, provocó la
promulgación de la Ley de 1902 sobre viviendas.
Un problema internacional
Las soluciones fueron diferentes. Pero el problema y
la percepción que de el se tuvo, fueron similares en
ambos lados del Atlántico. El problema era la
ciudad gigante en sí misma. Se percibía como fuente
de múltiples males sociales, posibles decadencias
biológicas y potenciales insurrecciones políticas.
Desde 1880 a 1900, quizás hasta 1914, las clases
medias -los que tomaban decisiones, los principales
escritores, los que redactaban libelos, los activistas estuvieron asustados. Mucho de ese miedo se
exageró de una manera que llego a ser grotesca, y
en muchos casos de se hizo deliberadamente. Pero
la realidad era ya de por sí suficientemente horrible
y estaba causada por la pobreza. Si hubiera
25
habido una revolución, los ricos habrían repartido su
riqueza con los pobres pero no hubiera sido una
buena solución, puesto que era demasiado poco
para tanta gente. La pobreza había sido un mal
endémico desde los comienzos de la sociedad, pero
en el campo quedaba más o menos escondida; al
concentrarse en la ciudad era cuando quedaba al
descubierto. Los pobres que desde Wessex o East
Anglia se dirigían a Londres o que desde Italia y
Polonia iban a Nueva York, estaban, en realidad,
mejor de lo que habían estado en sus tierras de
origen; o, al menos, eso era lo que ellos creían, y
ellos eran los que podían saberlo mejor.
La diferencia vino con la concentración: cuando unos
miles de ricos y algunos millones de gente de las
clases medias estuvieron en contacto con millones de
personas pobres o muy pobres. En este sentido, la
industrialización y la urbanización, como los
marxistas siempre han dicho, habían creado un
nuevo tipo de relaciones sociales y de percepción
social. Pero, como ya he dicho en el primer capítulo
esto no deja de ser una manera de afirmar lo que
ya es obvio. Hasta 1883-5 en Londres y Liverpool,
hasta 1900-1 en Nueva York y Chicago, la
burguesía urbana había permanecido felizmente
ignorante del terrible destino de sus vecinos
proletarios. Después ya no pudo haber ninguna
duda. Tanto Veiller como Hunter describieron su
situación de una manera muy gráfica. Veiller
preguntaba a una mujer que vivía en una de esas
viviendas:
Secretario
En su opinión, ¿Cuál es el mayor
problema de las viviendas de alquiler?
Mrs. Miller
Bien, parece que no hay ningún
"encargado". Parece que hay todo tipo de
problemas. En primer lugar, la manera como están
organizadas estas viviendas. Además el patio
interior es la principal y la peor de las molestias.
Secretario
¿Qué le pasa?
Mrs. Miller
Es un lugar de malos olores más que
de aire. En cuanto a la luz, sólo hay luz en el piso de
arriba, pero en ningún otro sitio, y los ruidos -no
creo que esto sea bueno para nadie.
Secretario
¿En qué sentido?
Mrs. Miller
Bien, no es muy agradable que te
despierten a media noche y oigas gritar a alguien:
"Oh, otra vez en el primero. Otra vez ha tenido un
ataque de delirium tremens". Dos viviendas
despiertas a causa de los gritos de ese hombre. Los
chicos lo oyen y, al día siguiente, aprovechan para
tomar el pelo a los más pequeños.
Y este es el testimonio de Hunter describiendo el
modo de vida en las casas de madera de Chicago:
Cocinar y lavar para siete, cuidar a un niño que llora
porque no puede resistir el calor, asistir a un marido
que delira, preparar camastros para siete, hacer
todo esto en dos habitaciones que dan a un callejón
maloliente, lleno de moscas a causa de las basuras y
de las bolsas de porquería, es algo que acabaría
con la paciencia y la fuerza de un Titán.
El problema era, pues, casi universal. Lo que el
26
historiador debe dilucidar es porque los
planteamientos fueron tan diferentes si en los
principales países industriales las estructuras
económicas y las relaciones sociales eran, en 1900,
tan similares. Esta pregunta se repetirá una y otra
vez en los próximos capítulos.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
27
Owen, Richard
Antología
El paralelogramo de la Armonía y la
Cooperación de Owen
La historia del pensamiento de reforma social que
precede al socialismo científico surge de Ia doble
realidad impuesta por la revolución económica,
británica y el proceso político y cultural señalado
por su acontecimiento mus espectacular, la toma de
la Bastilla en 1789.
El pensamiento y Ia acción de Robert Owen (17711858) está indisolublemente ligado a ese
movimiento de reforma y aunque su figura
trasciende el plano de las representaciones
urbanas, quizá sea ésta la manifestación más
concreta o integral de su proyecto social.
Su formación es empírica; desde los diez años
trabaja en la industria textil. Allí adquiere
conocimientos de las técnicas productivas y de las
vicisitudes de la clase trabajadora, de las
necesidades del asalariado, cuyas condiciones de
vida urbana eran realmente deplorables. Su
actividad como industrial y empresario interesa de
manera especial, ya que su doctrina está
fuertemente determinada por la experiencia, y en
este sentido se aleja de de su orientador intelectual,
Jeremías Bentham, ya que el utilitarismo de Owen
supone la asociación democrática y de autogestión,
28
producto de su contacto directo con la clase
trabajadora.
Con una mentalidad típicamente anglosajona, ya a
los dieciocho años es un pequeño empresario, pero
recién en 1799, alcanza una posición económica
que le permite llevar a cabo sus ideas de reforma
en el terreno de las técnicas productivas y sobre las
condiciones de vida y trabajo del asalariado; se
casa con la hija de David Dale, poderoso industrial
de Escocia asociado con Richard Arkwright, quien
fuera uno de los pioneros en el desarrollo de la
técnica de los hilados mecánicos.
Arkwright había observado que el pueblo de
Lanark podría ser dentro de pocos años la
Manchester de Escocia y construye, junto con su
socio Dale, la hilandería de New Lanark, sobra la
ribera del río Clyde.
De este modo Owen se convierte en socio de una
de las hilanderías más poderosas de Gran Bretaña
y por ello en protagonista de la economía británica
en el período de mayor efervescencia de la
Revolución Industrial.
Con las ventajas que esa situación le brindara,
comienza con la experimentación en gran escala de
sus ideas: introduce las más avanzadas técnicas
productivas, siguiendo el impulso que imprimiera
Arkwright, a la vez que organiza la disciplina
laboral con beneficiosos horarios (impone la
jornada de diez horas), subsidia a los menores de
cinco años brindando a los padres alimentos y
ropas a bajo costo, elimina el comercio minorista,
promueve la construcción de viviendas higiénicas,
organiza centros educativos, etc. En síntesis, un vasto
programa de inversiones que redundaría en
beneficio de la productividad de la hilandería,
convirtiéndose New Lanark en peregrinaje obligado
de los reformadores sociales de toda Europa, pero
también de grandes empresarios, economistas y
políticos.
En 1899, Owen proyecta en New Lanark un edificio
que será sede de un instituto educativo y que
constituye el aspecto central de su programa de
reforma: la educación de los infantes, la formación
del carácter, a través de la que se evitarán los
malos hábitos de esta sociedad y que fundará las
bases para una nueva moral. En el discurso
inaugural, en 1816, Owen informa: "Este instituto
está destinado sobre todo a recibir a los niños
desde los primeros años… para beneficio de la
salud y el espíritu, niños y niñas recibirán lecciones
de danza y los varones harán ejercicios militares…
En rigor se ha pensado posibilitar tantos tipos de
distracciones
inocentes
que permitan las
circunstancias locales de las instalaciones…" La
importancia que Owen atribuye a la educación
trasciende sus experiencias locales: es el fundador
de las escuelas maternales en Inglaterra.
El completo textil de New Lanark seguirá
funcionando hasta 1968, habiendo sufrido durante
su
larga
y
eficiente
vida,
incendios,
transformaciones y crecimientos. Su importancia,
además de haber sido un testimonio físico de la
historia económica de Inglaterra, radica
especialmente en haberse constituido en el campo
de experimentación del pensamiento reformador
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
de Owen.
El modelo teórico, es decir, el lugar de la Armonía
Universal no arroja grandes precisiones; se trata de
un paralelogramo integrado en sus lados por
edificios destinados a vivienda, con una gran plaza
de ejercicios en el centro y cortado por su eje más
extenso por un grupo de edificios administrativos y
educacionales; establece una superficie de cultivo y
una población limitada. No obstante, la extensa
explicación respecto del modo de vida impuesto en
el paralelogramo de la Armonía, tiende, según él
mismo lo expresara a ser "…una máquina para
multiplicar la eficiencia física y el bienestar mental
de toda la sociedad…" e implica, por lo tanto,
además de la industria como base económica para
el sustento de la sociedad, en concepto y los valores
de la era mecánica como base para su modelo, que
estará en los presupuestos teóricos de la
proyectación urbanística del siglo XX.
Después del lanzamiento del programa, Owen se
instala en Norteamérica; adquiere, en 1825,
30.000 acres de tierra en Indiana e intenta, junto
con 800 de sus seguidores, concretar sus ideas con
la fundación de New Harmony. El plan fracasa,
pero inmediatamente se llevan a cabo otras
experiencias similares por parte de alguno de los
miembros de la secta owenita, sumándose a la
numerosa fundación de pueblos en el territorio
norteamericano cuyos orígenes se encuentran en los
movimientos migratorios de innumerables sectas
religiosas y profanas que escapaban de los centros
industriales europeos o de la ruina campesina. De
regreso a Europa, Owen prosigue tenazmente con
la divulgación de sus principios, alternando
29
Fig. 8. El paralelogramo de Owen, esquema que
acompañaba al documento de 1816.
Fig. 9. Una visión pictórica
emplazamiento del Paralelogramo.
de
un
encuentros con príncipes, reyes, empresarios y
economistas por una parte y con los movimientos
cooperativos y sindicales por la otra.
Teoría del Paralelogramo de la Armonía 1
Fue el inspirador de la poderosa Grand National
Consolidated Trades Union, fundada en 1833, con
más de medio millón de afiliados. Por su propuesta
dirigida a eliminar el desempleo logró una
entusiasta adhesión de David Ricardo, paladín de
la economía liberal. El proyecto del Paralelogramo
y el modelo para una forma de vida se extrae de
extensos y pormenorizados informes, de los cuales
citamos: A New View of Society, or Essays on the
Principle of the formation of Human Carácter, de
1813, y el Report to the Country of Lanark, de
1816.
Esta parte del Informe se divide naturalmente en los
siguientes ítems, que se considerarán por separado
y, luego, en conjunto como sistema práctico para las
clases trabajadoras, y muy beneficioso desde
cualquier punto de vista para toda la sociedad.
Detalles del Plan
Primero. Número de personas que deben asociarse
a fin de proveer al mayor beneficio para si mismas
y para la colectividad.
Segundo. Extensión de la tierra que tal asociación
debe cultivar.
Tercero. Disposiciones para su alimentación,
alojamiento y vestido, educación y enseñanza de
los niños.
Cuarto. Disposiciones de formación y supervisión de
los establecimientos.
Fig. 10. Hilandería de New Lanark, campo de
experimentación.
Quinto. Destino del producto excedente y relación
que se establecerá entre los diferentes
establecimientos.
Sexto. Relación con el gobierno de la nación y, con
la sociedad en general.
1
30
De: Report of the County of Lanark, Glasgow, 1816.
El primer objetivo del economista, al disponer tales
medidas, debe ser la consideración cuidadosa del
número de individuos que deberán asociarse para
formar el primer núcleo o división de la sociedad.
Todos los pasos subsiguientes estarán materialmente
influidos por su decisión respecto de este punto que
constituye uno de los problemas más difíciles de la
economía política. Afectará esencialmente el
carácter futuro de los individuos e influirá sobre los
progresos generales de la humanidad.
recomendar la formación de unidades de alrededor
de 300 hombres, mujeres y niños, según sus
proporciones naturales, como mínimo, y alrededor
de 2000 como máximo, para las futuras
asociaciones de cultivadores, que por otra parte
podrán emplearse en tantas ocupaciones
adicionales
cerno
puedan
agregarse
ventajosamente.
Es, en realidad, la piedra basal de toda la
estructura social humana.
Las consecuencias
inmediatas o mediatas que dependen de ella son
tan numerosas e importantes que para abordar
plenamente esta parte de las disposiciones se
necesitarían muchos volúmenes.
Para arribar a esta conclusión el informante no
perdió de vista en ningún momento la economía
política y su principio de que hace al interés de
todos los hombres, cualquiera sea su actual y
artificioso lugar en la sociedad, que exista la
mayor cantidad de productos intrínsecamente
valiosos creados con el menor gasto de trabajo y
de la manera más ventajosa para los productores y
la sociedad.
A fin da formarse una opinión racional sobre el
tema, el intelecto debe estudiar seriamente los
diversos efectos que han producido las asolaciones
que, hasta hoy por accidente, se han producido en
la historia de le humanidad; y deberá tener una
clara noción de los resultados que pueden producir
asociaciones de otro tipo.
Cualesquiera sean las bizarras teorías que
gobiernan al investigador de gabinete que con
tanta frecuencia contunde y desvía la conciencia
colectiva, el economista práctico no deberá nunca
extraer conclusiones que sean incoherentes respecto
de los basales principios de su ciencia, ya que
donde existe la incoherencia existe el error.
Agobiado por la magnitud e importancia del tema,
después de muchos años de grave y acuciante
reflexión, considerando el problema en relación con
el cultivo con pala2, y vinculándolo con todos los
fines sociales, el presente informante se arriesga a
Los mínimo y máximo arriba establecidos (300 y
2000 almas) fueron fijados y serán desarrollados
en detalle teniendo siempre en mente ese principio.
Owen en la primera parte de su Report establece la necesidad
de abandonar el arado y volver al uso de la pala en la
producción agrícola. (N. del E.)
2
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Dentro de esa escala, tanto los individuos como la
sociedad reciben la mayor cantidad de ventajas.
Empero, entre 800 y 1200 almas constituyen 1a
cifra óptima para las aldeas agrícolas y excepto
31
Fig.
11.
Proyecto
imaginativo
del
Paralelogramo que habría de fundarse en
Indiana: la New Harmony de 1825.
que deban respetarse muy fuertes razones locales,
el establecimiento permanente deberá adaptarse
para alojar a ese número ideal.
Aldeas de tal magnitud, vecinas a otras similares,
separadas por las distancias debidas, podrán
combinar entre si todas las ventajas que hoy
ofrecen tanto el campo como la ciudad, sin ninguno
de los inconvenientes que afectan a ambos tipos de
sociedad.
Por lo demás, quien piense que las unidades
propuestas, se parecen a las aldeas agrícolas de
Europa, o a las asociaciones comunitarias de los
Estados Unidos excepto en que éstas últimas están
fundadas en el principio de igualdad en el trabajo,
el consumo, la propiedad y los privilegios, se
formará una opinión equivocada de los
establecimientos propuestos y de sus ventajas
sociales.
En segundo lugar, es preciso considerar la extensión
de la tierra que será cultivada por una asociación
de teste tipo. Dependerá de su calidad y otras
consideraciones locales. […]
Las mejoras propuestas para las clases
trabajadoras ubicarán, en la mayoría de los casos,
al obrero en medio de su alimento, hecho que
facilitará tanto su creación como su consumo.
La tierra asignada deberá por ende ser suficiente
como para que estos granjeros obtengan alimentos
en abundancia para sí mismos y además, tanto
producto agrícola adicional como se requiera de tal
32
porción de la población.
El producto excedente de la agricultura será
necesario para cubrir las necesidades de las clases
superiores, que viven sin realizar trabajo manual
alguno, y de aquellos que, ocupados en
operaciones manuales más refinadas, no podrán
emplearse en la granja y la jardinería.
En cuanto a estos últimos, muy pocos seguirán
practicando tales oficios, ya que se implementarán
los mecanismos que los suplanten con ventaja para
la salud general.
Desde este punto de vista, la extensión de tierra
más apropiada y beneficiosa para las asociaciones,
de acuerdo con sus propios intereses y el de la
sociedad, oscilará entre medio acre y un acre y
medio por persona.
Así, una asociación de 1.200 personas ocupará
entre 600 y 1800 acres, según que la asociación
esté más o menos dedicada a la agricultura.
De esta manera, cuando se considere oportuno que
el mayor excedente sea de productos
manufacturados, será suficiente una cantidad de
tierra menor. Si, por el contrario, se deseara un
mayor excedente de productos del suelo, se
asignará a este objetivo una mayor extensión de
tierra. Y cuando los rasgos de la situación parezcan
propicios para generar un excedente equivalente
entre otros productos de la tierra y manufacturas, la
extensión de 1200 acres parece la más razonable.
De ello se infiere que, bajo el sistema propuesto la
tierra se dividirá en granjas de 150 a 3000 acres,
pero por lo general de 800 a 1500 acres. Tal
división de la tierra demostrará que es capaz de
producir incalculables beneficios en la práctica.
Tendrá todas las ventajas sin ninguna de las
desventajas de las granjas grandes o pequeñas.
Nuestra próxima consideración versará sobre las
disposiciones en cuanto a alimentación, alojamiento
y vestido de la población, y la educación de los
niños.
Dado que siempre conviene más al trabajador vivir
cerca de su empleo, el emplazamiento de las
viviendas de los campesinos se ubicará tan próximo
al centro de la tierra adjudicada como lo permitan
las elevaciones del terreno, el agua, las extensiones
secas o pantanosas, etc. Por otra parte, como los
caminos, avenidas y senderos crean inconvenientes
poco necesarios, son perjudiciales para la salud y
destruyen casi todas las naturales comodidades de
la vida humana, serán excluidos; deberá adoptarse
una disposición de los edificios libre de tales
obstáculos y por tanto mucho más económica.
Un gran cuadrado, o más bien un paralelogramo,
es la forma que ofrece más ventajas para la
disposición de las necesidades domésticas de la
asociación. Esto se demostrará después en toda su
evidencia, ya que los alimentos pueden ser mejor
distribuidos y con menos gasto si se arbitra el medio
de cocinarlos en conjunto, y ya que los niños pueden
allí ser educados y vigilados por sus padres mejor
que en cualquier otra disposición.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Los cuatro lados de esta figura se usarán para
ubicar todos los apartamentos privados, salas de
estar y dormitorios destinados a la parte adulta de
la población; los apartamentos y dormitorios
infantiles y lugares destinados a impartir
enseñanza, bodegas para depósito de mercancías
varias; una posada o casa de huéspedes; la
enfermaría, etc. etc.
Sobre una línea que atraviesa el centro del
paralelogramo, dejando suficiente especio para la
aireación y comunicación directa, podrá erigirse la
iglesia, u otros lugares para el culto; las escuelas,
cocinas y comedores. Todos estos edificios se
elevarán según la disposición más conveniente para
el conjunto de la población, para el más perfecto
control público, y cuidando que no causen molestias,
gastos o inconvenientes a nadie.
Los beneficios que proporciona esta disposición sólo
pueden ser debidamente apreciados por quienes
posean cierta experiencia respecto de los
resultados positivos obtenidos en amplias
combinaciones para mejorar las condiciones de las
clases trabajadoras, cuyas mentes superando los
mezquinos intereses particulares, sean claramente
dirigidas a considerar lo que puede lograrse
mediante una bien pensada asociación de las
potencialidades humanas y en provecho de todos
los sectores.
[…]
Se ha descubierto que el paralelogramo es la
forma óptima para disponer los edificios y
33
Fig. 12. La Institución del Carácter en New Lanark.
principales comodidades domésticas para la
asociación de agricultores que proponemos. Nos
parece útil exponer los principios según los que se
han tornado tales disposiciones y medidas.
La parte de la humanidad que se dedica a la
reflexión ha admitido, en teoría, que el carácter de
los hombres está fundamentalmente conformado
por las circunstancias en que éstos viven; sin
embargo la ciencia de la influencia de las
circunstancias, la más importante de todas las
ciencias, sigue siendo una desconocida en el área
de los negocios prácticos de la vida. Cuando esta
ciencia se desarrolle plenamente se descubrirá que
la tarea de unir las facultades mentales de los
hombres para el logro de metas civilizadas y
pacíficas es mucho más sencilla que la de combinar
su potencia física o llevar a cabo vastos
preparativos bélicos.
Esta ciencia, con seguridad, prevendrá la
ignorancia, la pobreza, el crimen y la miseria y
abrirá una nueva etapa de la humanidad; una
etapa de felicidad creciente por generaciones y
generaciones.
Y aunque el carácter de los hombres actuales se
conformó bajo las circunstancias presentes,
circunstancias desfavorables para sus costumbres,
disposiciones, cualidades intelectuales y felicidad,
sin embargo, mediando los logros de esta nueva
ciencia, los hombres de hoy, y especialmente la
nueva
generación,
podrán
colocarse
en
circunstancias tan agradables a la naturaleza
humana y tan adaptadas a los fines reconocidos de
la vida humana, que todos los objetos que con
deseo tan ardiente buscaron las pasadas
generaciones estarán asegurados para todos los
hombres con la certeza de un procedimiento
matemático.
[…]
Los primeros rayos de este conocimiento mostrarán,
incluso al intelecto más estrecho, que todas las
tendencias del presente sistema operan para
degradar al hombre al rústico estado de animal,
hacerlo más miserable e irracional.
La ciencia de la influencia de las circunstancias
sobre la naturaleza humana derrotará la
ignorancia y demostrará con qué facilidad el
hombre puede aprender por otros medios a ser
activo, gentil, inteligente y despojarse de los
desagradables sentimientos irracionales que
durante siglos atormentaron a la humana espacie.
34
Por las disposiciones y medidas que transcribimos,
los miembros de las nuevas asociaciones obtendrán
alimento con mucho menos gasto y mucha mayor
comodidad que si se aplicaran disposiciones
individuales o familiares; y cuando los grupos se
acostumbren a la nueva organización, cosa que
lograrán fácilmente, no sentirán después inclinación
por retomar las viejas formas.
Se ahorrará una buena cantidad de alimentos, se
obtendrá una calidad superior a partir de
elementos similares, su preparación demandará
mucho menos tiempo, menos combustible, lo que
entrañará mayor comodidad y salubridad para
aquellos que trabajen en la cocina. Y todo ello
resultará dejas
proponemos.
nuevas
disposiciones
que
Además, los pobladores de estas aldeas disfrutarán
en un grado eminente de lo que significa compartir
comidas así preparadas, servidas con todo confort
en salas limpias, espaciosas, bien iluminadas y
ventiladas, en compañía de hombres bien vestidos,
bien educados y bien informados, que posean las
mejores costumbres y las más benevolentes
disposiciones hacia sus asociados de la aldea.
Pasaremos ahora a describir las comodidades
interiores de los alojamientos privados, que
ocuparán tres de los lados del paralelogramo.
Es de importancia esencial que haya grandes
extensiones espaciales en las líneas de los
alojamientos privados; por ello, el paralelogramo,
ya sea para una asociación máxima o mínima,
deberá tener grandes dimensiones. Para dar
alojamiento a mayor o menor número de habitantes
los edificios podrán tener uno, dos, tres o cuatro
pisos y según ello variar su disposición interior.
El interior de los alojamientos será muy simple.
No se necesitará cocina, ya que las disposiciones
públicas encargadas de la alimentación la tornan
innecesaria.
Los apartamentos tendrán una buena ventilación y,
cuando sea preciso, calefacción o refrigeración,
según los principios aplicados por primera vez en la
enfermería de Derby.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
[…]
Una estufa de tamaño apropiado, colocada
inteligentemente, proveerá calefacción a los
apartamentos de varios edificios de manera poco
complicada y muy barata, si se dota a los edificios
desde su construcción con ese servicio.
Así todos los inconvenientes y gastos que acarrean
las estufas y hogares individuales, axial como sus
cañerías e implementos, pueden ser evitados, al
mismo tiempo que se evitará la desagradable
tarea de reavivar el fuego y barrer las cenizas.
Buenos dormitorios que den sobre los jardines, y
salas de dimensiones apropiadas que abran hacia
la plaza cubrirán todas las necesidades de vivienda
de los agricultores asociados, junto con los demás
espacios y servicios públicos.
Habiéndose provisto a la alimentación y el
alojamiento del modo como lo expusimos, nuestra
preocupación siguiente atañe al vestido.
Este es un tema cuya utilidad o inutilidad es poco
entendida por la opinión general. En consecuencia,
se originan las nociones más absurdas y las
prácticas más ridículas.
La mayoría da las personas cree a pies juntillas, sin
pensar en ello, que para estar caliente y sano es
preciso cubrir el cuerpo con gruesas telas y aislarlo
tanto como sea posible del aire; las apariencias
impulsan esta conclusión. Los hechos, sin embargo,
prueban que, en las mismas circunstancias, aquellos
35
que desde su infancia vistieron más ligeramente y
estuvieron, por ende, más expuestos a la atmósfera,
son más fuertes, activos y saludables, sufren menos
con el frío y les incomoda menos el calor que los
que siempre vistieron de manera tal que sus ropas
separaban sus cuerpos del aire ambiente.
[…]
Este informante recomienda que los niños varones
de las nuevas aldeas se vistan con algo semejante a
una túnica romana o escocesa, para que los
miembros no padezcan con ligaduras, el aire circule
por todo el cuerpo y crezcan, así, activos, fuertes,
esbeltos y saludables.
Las niñas deberán vestir atuendos que les aseguren
los mismos y capitales beneficios.
[…]
Las nuevas aldeas, una vez adoptados los mejores
materiales y diseños para las ropas, las producirán
con poco gasto y menos complicaciones; no volverán
a pensar en ello, ni a preocuparse por el tema,
durante muchos años o, quizás, siglos.
Los conocimientos adquiridos proporcionarán al
hombre un control sobre los poderes naturales y las
facultades de los niños similar al que hoy posee
sobre la domesticación de los animales; y, aunque
por la naturaleza del tema, se progresará con
lentitud y limitada extensión, llegará la hora, quizá
no demasiado lejana, en que pueda aplicarse al
mejoramiento de la raza humana, importante
36
objetivo racional, más de lo que hoy se aplica al
mejoramiento de las crías animales.
Pero cualquiera sea el conocimiento que permita al
hombre mejorar su propia raza antes del
nacimiento, existe gran profusión de hechos que
prueban que ya hoy el hombre posee un control
extenso sobre las circunstancias que afectan al niño
después de su nacimiento. Y como esas
circunstancias afectan el carácter humano, ya ha
sonado la hora de que la generación presente las
controle, a fin de que la próxima sea, en lo que
respecta a su carácter y sin excepciones, lo que hoy
los hombres deseen que sea, mientras ello no se
oponga a la naturaleza humana.
Es precisamente por esto que el informante, al
describir las disposiciones y organización de la
aldea, ha tratado de excluir toda circunstancia que
pueda causar una impresión maligna sobre los niños
da la nueva generación.
Y está en condiciones, si otros lo siguen, de
combinar nuevas circunstancias de modo tal que el
vicio y la conducta que genera vicios y miserias en
la sociedad sean desconocidos en estas aldeas, no
importa cuán numerosas sean en un futuro.
Según sus principios, el Informante aconseja una
organización que eduque a todos los niños juntos,
casi como si pertenecieran a la misma familia.
A estos efectos, serán necesarias dos escuelas,
dentro del paralelogramo, con lugares amplios
para el juego y el ejercicio.
Las escuelas podrán situarse en la línea de
edificación qua atraviesa el centro del
paralelogramo, conectadas con la Iglesia y los
lugares destinados al culto.
La primera escuela es para los niños de dos a seis
años. La segunda para los de seis a doce.
Debe afirmarse, sin temor a polémica con quien
maneje este tema, que todo el éxito de las
presentes disposiciones dependerá del modo en
que los niños sean educados y formados en estas
escuelas. Los hombres son y serán lo que se les
prepara para ser durante la infancia. Las
aparentes excepciones a esta ley son efecto de las
mismas causas, combinadas con impresiones
posteriores surgidas de las nuevas circunstancias en
las que los individuos objeto de excepción se vieron
colocados.
favorable para las huertas será junto a los edificios,
fuera del paralelogramo; estarán conectados por
los caminos principales; más allá, separados por
una extensión cultivada, se colocarán los talleres y
manufacturas.
Todos trabajarán en dos o más ocupaciones de
estos departamentos, auxiliados por todos los
progresos de la ciencia, alternando la tarea en los
huertos y la agricultura.
La opinión popular ha fomentado hasta ahora una
minuciosa división del trabajo y de los intereses.
Surge a la vista, sin embargo, que esta división
minuciosa de trabajo e intereses es sinónimo de
pobreza, ignorancia, derroche de todo tipo,
oposiciones universales en el seno de la sociedad,
crimen, miseria y estulticia física y mental.
Una de las más difundidas fuentes de error y
desviación es el concepto de que los niños, y los
hombros, son agentes de una voluntad gobernada
por ellos mismos y modelada por su gusto y
elección.
Para evitar estos males que, mientras existan,
mantendrán a la humanidad en un estado
degradado, cada niño recibirá educación general,
desde muy temprano en su existencia, educación
que lo capacitará para los fines lógicos de la
sociedad y lo convertirá en un ser útil y capaz de
disfrutar la vida social.
Por el contrario, es evidente que el hombre no
posee el menor control sobre la formación de
ninguna de sus facultades o poderes, ni sobre el
modo en que éstos, siempre cambiantes se
combinan en cada individuo.
Hasta los doce años puede fácilmente adquirir
nociones correctas de los principios generales del
saber hasta hoy alcanzado por los hombres.
Corno las viviendas y los servicios domésticos
estarán ubicados tan cerca del centro de la tierra a
cultivar como sea posible, la ubicación más
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Por este medio, aprenderá muy pronto su relación
con las épocas pasadas, con el período en que está
viviendo, con los individuos que lo rodean, con los
acontecimientos futuros. Sólo entonces podrá
37
legítimamente aspirar a ser llamado ser humano.
[…]
El próximo objeto que cae bajo nuestra atención es
la formación y supervisión de estos establecimientos.
Cuando ya se haya formado un establecimiento no
existirá dificultad para proveer superintendentes
para muchos otros. Todos los niños recibirán una
educación que los capacite para hacerse cargo de
cualquiera de los departamentos, especialmente
porque no habrá contradicción entre los que dirigen
y los que llevan a cabo las diversas operaciones y
tareas.
Los nuevos establecimientos agrícolas y de trabajo
pueden ser creados por uno o varios terratenientes
o grandes capitalistas; por compañías establecidas
y dotadas de fondos para beneficencia u otros
fines públicos; por parroquias o condados que
deseen solucionar la cuestión de los pobres y los
subsidios a la pobreza; y por asociaciones de
campesinos medios y trabajadores agrícolas,
mecánicos, artesanos que deseen liberarse de los
males del sistema presente.
[…]
La principal dificultad reside en la marcha de la
organización. Los principios aparecen con claridad
ante cualquier inteligencia. Son simples principios de
naturaleza, estrictamente unidos a lo que la vista y
los hechos nos señalan como verdadero. Pero la
práctica de algo nuevo requiere tiempo y
experiencia para su perfeccionamiento. No puede
esperarse que disposiciones que comprenden a la
existencia entera y llevan a la práctica todos los
principios de la economía política, puedan de un
golpe combinarse y ejecutarse óptimamente. Al
principio se cometerán muchos errores; y, como en
cualquier otro propósito humano de unir una gran
variedad de partes para producir un resultado
general, pueden vaticinarse muchos fracasos
parciales.
38
Una vez que el asunto esté en buena marcha, los
obstáculos que hoy parecen formidables
desaparecerán rápidamente.
Los establecimientos fundados por terratenientes,
capitalistas, compañías públicas, parroquias,
condados serán dirigidos por individuos asignados
por estos poderes, sujetos, como corresponde, a las
reglas y reglamentaciones establecidas por los
fundadores.
El siguiente punto que debemos abordar es sobre el
destino del producto excedente y el de la relación
que subsistirá entre los diferentes establecimientos.
En el sistema propuesto, las facilidades de la
producción, la ausencia de inconvenientes propios
de la sociedad común, el ahorro de tiempo y
derroche en los trabajos domésticos, harán que, a
iguales circunstancias, una cantidad mucho más
grande de riqueza sea producida con un gasto
considerablemente menor. Cabe preguntarse
entonces de qué modo será utilizado este producto.
Hasta hoy la sociedad ha estado constituida de
manera tal que todos los sectores temen ser
superados por los otros y ser despojados de los
medios de existencia, salvo que se tenga buen
cuidado de asegurar el interés individual. Este
sentimiento ha creado un egoísmo universal de
naturaleza ignorante en grado sumo, dado que
prácticamente garantiza el mal que aspira a
prevenir.
El producto particular que generará cada
establecimiento por sobre sus propias necesidades
de vida, y que será creado en abundancia, deberá
adaptarse a la mayor variedad de objetos
intrínsecamente valiosos para el intercambio; y los
productos
excedentes
particulares,
que
proporcionan energía y placer a la industriosidad
de los miembros de cada organización, se
regularán por la naturaleza de la tierra, el clima y
otros, factores locales correspondientes a cada
establecimiento. En todos los casos, el trabajo será
la medida del valor y como existirá siempre un
constante progreso en la cantidad de trabajo
manual, mental y científico, aunque la población
crezca en las nuevas organizaciones, también
crecerá en la misma proporción el mercado y la
demanda de lo que la industria produzca. En tales
organizaciones no existen los "malos tiempos".
[…]
Se crearán las formas de distribución de los bienes
entre los miembros de te asociación que la crearon,
y de intercambio de su excedente por el excedente
de
otras
comunidades,
a
través
de
reglamentaciones generales que simplifiquen y
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
faciliten estas transacciones no importa cuál sea la
distancia que separe a las comunidades entre sí.
Un billete, representativo del valor del trabajo,
impreso como los nuevos billetes del Banco de
Inglaterra, servirá a todos .los fines del comercio y
el intercambio domésticos, y será emitido contra
valor intrínseco recibido o en depósito. Ya se .ha
dicho que la inclinación a la estafa y el engaño
desaparecerá de las mentes de los habitantes de
las nuevas aldeas, y no existirán las falsificaciones
allí; por otra parte, como el signo monetario no
tendrá valor en la vieja sociedad, ningún daño
puede esperarse de ella.
Pero estas asociaciones deben contribuir con su justo
aporte a las exigencias del estado. Esta
consideración nos lleva al próximo tema sobre la
conexión de los nuevos establecimientos con el
gobierno del país y con la vieja sociedad.
El informante opina que los impuestos pagados
sobre la tierra, el capital y el trabajo en la
sociedad actual, también pueden ser percibidos, en
la misma proporción y cantidad, pero mucho más
fácilmente en Ia sociedad propuesta. El gobierno
exigirá sin duda que se le pague en moneda
corriente para lo cual las asociaciones deberán
disponer de una parte de su producto excedente
para adquirir monedas o billetes del reino, a fin de
cumplir las demandas del gobierno.
[…]
En lo que respecta a la guerra estas asociaciones
39
Fig. 13. Las escuelas en Inglaterra en una etapa de su
evolución: la enseñanza con monitores.
serán igualmente beneficiosas. Los ejercicios físicos
encaminados a mejorar las disposiciones corporales
e incrementar la salud y fortaleza del individuo
serán una parte de la educación y formación de los
niños. Tales ejercicios les proporcionarán destreza
en la ejecución de movimientos combinados, hábito
que produce orden y regularidad en tiempo de paz
y es valioso en las operaciones defensivas y
ofensivas de la guerra. Por tanto, los niños, desde
una edad muy temprana, adquirirán, en sus
diversiones y juegos los hábitos que los convertirán,
en corto tiempo, en los mejores futuros defensores
de su país.
[…]
Además, el conocimiento de los principios de la
ciencia de la influencia de las circunstancias sobre
la humanidad rápidamente hará que todas las
naciones descubran no solo los males de la guerra
sino también su locura. De todos los modos de
conducta adoptados por la humanidad para
obtener beneficios en el estado actual de la
sociedad, ésta es sin duda el que menos cumple sus
fines. Es, en verdad, un sistema de desmoralización
y destrucción, mientras que el interés más alto de
toda nación y todo individuo reside en moralizar y
conservar. Los hombres no merecerán la
denominación de seres humanos hasta que no
aprendan y pongan en práctica el principio que les
permita conducir sus intereses sin apelar a la
guerra, las organizaciones que proponemos
rápidamente demostrarán con qué facilidad estos
principios y prácticas pueden ser difundidos en el
conjunto de la sociedad.
40
(Traducción: Washington Sardi)
Fourier, Charles
El Falansterio
En Francia, la crítica situación urbana generada por
el proceso de industrialización y de explosión
demográfica destruye -como en el resto de los
países europeos en expansión- sus viejas estructuras
medievales; las ciudades crecen sin plan, sin leyes ni
previsiones. La intervención urbanística de Napoleón
I, no logra modificar las condiciones de vida de los
trabajadores, más bien las empeora al beneficiar
las áreas destinadas a la burguesía en ascenso.
Esta situación material tiene aquí un ingrediente que
distingue al movimiento de reforma social de otros
países, especialmente de Inglaterra. La movilización
no tiene origen solamente económico; es también
político y moral. Los desastres de las guerras
napoleónicas afectan a las poblaciones francesas e
inglesas, pero Francia es un país en derrota y el
imperio cae desatando los impulsos reprimidos de
la Revolución de 1789.
El socialismo precientífico francés cubre una amplia
gama de alternativas, cuyos orígenes son de la más
variada especie; desde el comunismo político de
Augusto Blanqui, hasta la intervención culturalista y
apolítica del Conde de Saint-Simon, se suceden las
despiadadas críticas a la economía, a los dirigentes
de empresa, a la sociedad injusta y desequilibrada
que originaron en definitiva todos los males
sociales. Pero a la vez que se formula la crítica, se
elabora el modelo alternativo de un mundo mejor;
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
desde la igualdad entre las clases, la emancipación
sexual de la mujer, la superación de la alienación,
hasta la exaltación de las virtudes que son atributo
divino negado por esa sociedad corrupta.
Charles Fourier (1771-1837) se ubica en un
segundo plano dentro del pensamiento social de
esta prehistoria, pero, autor de una cosmogonía
fantástica, llega a elaborar un minucioso programa
social, hasta el punto de definir el lugar físico
donde se habrá de desarrollar una sociedad
armónica, purificada de los males presentes. Aquí
es donde sus ideas ocupan un lugar privilegiado en
los antecedentes de la urbanística moderna. El plan,
desglosado de una frondosísima exposición
literaria, cargada de esoterismo, describe un
modelo de aglomeración del cual hasta muy
avanzado el siglo XX el pensamiento urbanístico
extraerá sus enseñanzas.
Fourier parte de una clasificación universal en
donde las pasiones humanas juegan un papel
predominante; actuando sobre esta base se llagará
a un estado denominado Armonía Universal,
diferente del sistema impuesto por la sociedad
actual decadente y enferma. Este estadio, llamado
de la Civilización, es, según Fourier, un mal
transitorio, sujeto a valores tales como la Moral, que
en realidad es una normatividad represora de las
pasiones humanas, en definitiva atributos divinos
inalienables.
Su modelo de aglomeración establece una entidad
limitada de habitantes; 1.620 personas constituirán
una Falange que resulta de relacionar —con la
matemática de Fourier— el sistema de las doce
41
pasiones: cinco sensitivas, olfato, vista, audición,
tacto, gusto; cuatro afectivas, amistad, ambición,
amor y familia; tres distributivas, mariposeante
(variedad), cabalística (el azar) y compuesta
(motivación). El resultado de esta operación arroja
810 caracteres que, considerando los dos sexos,
dan en definitiva un agrupamiento armónico de
1,620 personas.
Fig. 14. El Falansterio de Fourier
Fig. 15. Esquema de las galerías en el interior de
los falansterios.
En esta Asociación, desaparecen los males de la
sociedad actual: mágicamente "las mujeres
coquetas emprenderán tareas domésticas desde las
cuatro de la madrugada". En este tono y con estos
fundamentos, que hablan de la riqueza imaginativa
ilimitada de Fourier, se describirá un organismo
urbano autónomo, estrechamente ligado con la
actividad agrícola (en el pensamiento francés
Fourier, era el menos ligado al problema de la
industria), con espacios habitables cargados de
propuestas originales.
Pese al inevitable fracaso de su puesta en práctica,
Fourier insiste en su proyecto y considera a
Norteamérica como el campo lleno de virtudes
puras, sin contaminación de la Civilización, virgen y
anhelante de experiencias de este tipo. La
democracia y el republicanismo del país del norte
fue para estos pensadores y los que le siguieron, el
lugar preferido de todas las utopías. La minuciosa
descripción de los diferentes edificios del
Falansterio, las prescripciones de uso, las normas
constructivas, etc., analizadas fuera de las filosofías
esotéricas que las fundamentan, tuvo el valor de
anticipar patrones proyectuales que han girado
durante mas de cien años en la discusión de los
proyectos urbanísticos. Funcionalización de los
42
espacios a la vez que integración edilicia del
sistema urbano, el Falansterio es una ciudad, a la
vez que un edificio. Una identificación en definitiva
entre arquitectura y ciudad. No obstante haber
partido de una denuncia de la sociedad hace uso
ingenuo de sus instrumentos más concretos, cargados
de significados, como ajustadamente dijera Walter
Benjamín: "…los textos de Fourier parten de la
inmoralidad de los negocios comerciales, axial
como de la falsa moral invocada a su servicio… vio
en los pasajes (comerciales) el canon arquitectónico
del Falansterio..." (W. Benjamín, "París, capital del
siglo XX", en Sobre el panorama de la filosofía
futura, Caracas, Monte Ávila, 1970, pág. 127).
La urbanística moderna actúa sobre estas bases;
extrapola, desgaja parcialidades que hacen
vigentes a las utopías, pero para, nuestro estudio, el
valor principal de Fourier descansa en su
cosmogonía, en tanto representación física de un
modelo social en una Francia que ya sufría el
impacto de la Revolución Industrial.
De sus numerosos escritos, se extraen para el
conocimiento de la Asociación el Traité de
l'association domestique agricole, de 1822, y
Nouveau monde industriel et sociétaire, de 1829.
Charles Fourier
pasamos a resumir.
Teoría de la Asociación 3
Exposición y conceptos preliminares
Me pareció muy exacta la denominación del Nuevo
Mundo Industrial que señala un hermoso orden
societario caracterizado, entre otras ventajas, por
crear la atracción industrial: veremos a los ociosos,
a las coquetas, levantarse al alba tanto en invierno
como en verano para consagrarse empeñosamente
a trabajos útiles, a cuidar huertos y corrales, a las
tareas domésticas, a las operaciones fabriles y a
muchas otras ocupaciones por las que el mecanismo
civil inspiraba disgusto entre ricos.
No existe deseo más extendido que el duplicar los
ingresos particulares mediante un golpe de suerte,
un matrimonio ventajoso, una herencia, un cargo
bien dotado; si se descubriera el sistema para
aumentar los ingresos individuales, para duplicarlos
o cuadruplicarlos, el interés general se volcaría
sobre un descubrimiento de esa índole.
Tal será el resultado del método societario natural:
en el primer año de régimen societario, en Francia,
los 60 mil millones del producto anual crecerían
hasta alcanzar 240 mil millones; la misma
proporción es aplicable a los demás estados.
La riqueza más enorme sería inútil si no existiera un
orden de distribución que asegurara:
- el reparto proporcional y la participación de las
clases pobres en el crecimiento del producto;
- el equilibrio de la población, ya que su
crecimiento sin tasa neutralizaría la cuadruplicación
del producto o la duplicación de la riqueza
efectiva.
Estas cuestiones contra las que se estrella la
moderna ciencia son resueltas totalmente con el
descubrimiento del mundo societario natural que
3
De: Nouveau monde Industriel et sociétaire, París, 1829.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Estos trabajos se tornarán atractivos merced a una
distribución desconocida hasta hoy, que yo
denomino Series pasionales o Series de grupos
opuestos. A este mecanismo tienden todas las
pasiones y es el único orden adaptado a los deseos
de la naturaleza. Nunca adoptará el Salvaje
nuestro sistema industrial si no lo presentamos
actualizado en Series Pasionales.
En tal régimen la práctica de la verdad y la justicia
son medios para hacer fortuna; la mayoría de los
vicios degradantes para nuestras costumbres, como
la glotonería, se transforman en un medio de
emulación industrial y así los refinamientos de la
gastronomía serán estimulados como motivos de
sabiduría. Tal sistema es el opuesto al mecanismo
civil que convierte a la mentira en camino para la
fortuna y define a la sabiduría como Ia austeridad
en la vida. Conforme a esta contradicción, el Estado
civil donde imperan la mentira y la industria
repugnante será considerado un mundo al revés; y
el Estado societario, basado en la verdad y la
industria atractiva, un mundo en el justo sentido.
43
El régimen societario será un mundo nuevo y un
mundo en el justo sentido, especialmente para los
artistas y los sabios. Ellos se incorporarán de
inmediato a lo que juzgarán una inmensa fortuna,
infinitamente superior a la que podían aspirar del
Estado civil que se les presenta como una senda
cubierta de malezas, que recorren sometidos a toda
clase de servidumbres.
Respecto de las demás clases, a las que también
predigo la cuadruplicación de sus ingresos, sé que
éstas, al principio, piensan que exagero; pero la
teoría societaria es tan fácil de comprender que
todos podrán evaluar con exactitud si es
verdaderamente cierto que el método natural de
las Series pasionales puede suministrar un producto
cuatro veces más grande que el de nuestra
industria, parcelada y subdividida en tantas
empresas como matrimonios existen.
Hace algún tiempo que se viene hablando de
asociación desconociendo el tema, sin definir objeto
del vínculo societario, las formas y métodos a
implantar, las condiciones que deben cumplir, los
resultados que deben arrojar. Este tema ha sido tan
confusamente abordado que ni siquiera se ha
pensado en organizar un concurso sobre el método
a utilizar en una disciplina tan nueva como la
presente. Mediante este concurso se habría
comprendido que no se puede triunfar con los
métodos conocidos y que es necesario descubrir
otros en las ciencias nuevas y vírgenes, sobre todo
en la de la atracción pasional. Newton no llegó a
comprenderla aunque, en su tiempo, estuvo cerca
de ella.
44
Si se hubiera estudiado la atracción se hubiera
descubierto la teoría de las Series pasionales,
indispensable para fijar el mecanismo societario, ya
que sin las series pasionales no pueden satisfacerse
condiciones como:
-
la atracción industrial
-
la distribución proporcional
-
el equilibrio de la población
Concentremos primero la atención sobre el
resultado más notable del régimen societario: la
cuadriplicación del producto. En vez de trescientas
cocinas y de trescientas amas de casa, sólo cuatro o
cinco grandes fogones bastarían para preparar
alimentos diversos, de acuerdo con Ias necesidades
de cuatro o cinco capas sociales de diferente
condición, dado que en el Estado societario no
existe la igualdad absoluta. Unas diez personas
expertas sustituirían a las trescientas mujeres
necesarias en el régimen civilizado, que hoy se ven
privadas de los medios mecánicos que podrían
utilizarse en una cocina, donde se aderecen los
alimentos para 1800 personas (que es el número
óptimo).
En este caso, el pueblo gastaría mucho menos para
vivir con esplendidez que lo que hoy gasta para
vivir miserablemente. Se ahorraría mucho
combustible y la recuperación de los bosques y de
los ciclos climáticos de la tierra estaría asegurada
con mayor eficacia que mediante cien códigos
forestales.
Se simplificarían las tareas domésticas hasta tal
extremo que siete de cada ocho amas de casa y
sirvientes pasarían a disponibilidad para ocuparse
de actividades productivas.
[…]
Los campesinos del Jura, que saben que con la
leche de una sola familia no pueden fabricar el
queso gruyère, se asocian y llevan cada día su
leche a un obrador común, donde se anotan las
entregas de cada uno. Mediante la suma de
pequeñas cantidades de leche, a bajo costo, se
logra un queso de horma muy grande.
Nunca se pensó -y en nuestro siglo menos aún- en
desarrollar estos pequeños gérmenes de asociación
dentro de un sistema complejo, consagrado a un
mismo tiempo a siete actividades industriales:
1.
el trabajo doméstico,
2.
el trabajo agrícola,
3.
el trabajo fabril,
4.
el trabajo comercial,
5.
el trabajo de enseñanza,
6.
el estudio y empleo de las ciencias,
7.
el estudio y empleo de las artes.
Todas estas actividades deben ejercerse de manera
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
acumulativa y dentro de la mayor asociación
posible. La teoría que expondrá demostrará que
tal asociación debe ser de 18OO personas. Por
encima de las 2000 se degradaría en
muchedumbre, y se tornarían demasiado complejas.
Por debajo de las 1600, los vínculos serían
demasiado débiles y quedaría presa de fallas de
mecanismo y lagunas de la atracción industrial.
[…]
Enorme magnitud del producto
Una de las razones del retraso en la invención del
mecanismo sociliatario reside en el hecho de que no
se ha tenido el cuidado de presentar, como
esperanza y estímulo a la investigación, el cuadro
de las ventajas inmensas de la asociación. Grandes
volúmenes podrían contener su descripción. Yo me
limitaré a unas pocas páginas en las que daré por
implantada la asociación en todo el mundo y
sustituidos los pueblos por falanges industriales de
alrededor de 1800 miembros.
Dividiré sus beneficios en negativos y positivos.
El beneficio negativo radicará en producir, sin hacer
nada, mucho más que en el sistema de civilización
donde la producción cuesta tanto esfuerzo. Por
ejemplo, ya demostré que una cocina societaria
economizaría nueve décimas partes de combustible
y diecinueve de cada veinte obreros, si se la
compara con los costos de las cocinas familiares. Y
además de todos estos ahorros, se lograría un
45
trabajo mejor y la utilidad sería al mismo tiempo
positiva y negativa dado que al ahorro de
combustible se uniría la conservación de los bosques
y la recuperación do las vertientes y los ciclos
climáticos.
abundará de tal modo que con ella podrán
alimentarse los niños el año entero y, conservada la
producción por medio de técnicas científicas
adecuadas, se la convertirá en dulces y conservas
que serán más baratos que el pan.
También según la hipótesis de una gestión societaria
consideremos su aplicación a la pesca en ríos
pequeños. Mediante inactividades concertadas y
acuerdos sobre los períodos de veda y apertura a
la pesca, se puede llegar a duplicar la cantidad de
peces extraídos y conservarlos en viveros.
[…]
De este modo, aún en la inactividad, las
comunidades societarias, sus falanges industriales,
podrán disponer de una cantidad de peces diez
veces mayor, en un tiempo diez veces menor y con
menos brazos empleados para lograrlo.
[…]
Los pueblos se liberarán del robo, hecho que
constituyo un beneficio inmenso obtenido sin hacer
nada. La recolección de las frutas es una de las más
simples tareas agrícolas; sin embargo, el riesgo del
robo es la razón por la que se dejan de plantar las
nueve décimas partes de los frutales que podrían
cultivarse, amén del gasto que los propietarios se
ven constreñidos a realizar en la construcción de
cercas.
Al liberarse la asociación del robo, disminuirán las
dificultades para aumentar en treinta veces las
plantaciones de frutales, ya que no será necesaria
una inversión en cercas y vigilancia. La fruta
46
Sólo podrá emitirse un juicio sobre la producción
positiva cuando se conozcan las influencias del
sistema de las series pasionales, las técnicas de
perfeccionamiento y la economía que el sistema
hace posible.
[…]
A lo dicho debe agregarse el desgaste menor de
las clases afectadas por la fatiga y los excesos, las
epidemias, los contagios; la diferencia resultará
más evidente por el hecho de que entre los pueblos
civilizados y los societarios existirá una diferencia
decuplicada respecto de las riquezas industriales o
la producción que pueden obtener los habitantes de
un determinado territorio.
Porque si los hombres, las mujeres y los niños
trabajan con alegría desde los tres años hasta muy
avanzada la vejez; si la habilidad, la pasión, la
mecánica, la unidad de acción, Ia circulación libre,
la recuperación de la temperatura, la fuerza, la
longevidad humana y animal elevan hasta niveles
insospechables los medios de la industria, se
producirá muy pronto también una decuplicación de
la producción.
Plan de una ciudad del sexto período 4
Se delimitarán tres recintos: el primero contendrá la
cité o ciudad central; el segundo, los barrios y los
grandes edificios fabriles; el tercero, las avenidas y
los suburbios. En cada uno de los recintos las
construcciones tendrán diferentes dimensiones y no
podrán realizarse sin la aprobación de una
comisión de ediles, que vigilará la observancia de
los estatutos garantistas y sus normas.
Cercos separarán a las tres zonas, delimitadas
también por césped y plantaciones que no
obstaculicen la visión.
Cada casa de la cité deberá disponer de espacios
libres, patios y jardines que equivalgan, por lo
menos, a la superficie construida. Esta proporción
de los espacios libres se duplicará en el segundo
recinto y se triplicará en el tercero. Todas las casas
deben estar separadas y presentar fachadas
regulares en todos sus lados, ornamentadas según
el recinto en que estén ubicadas, evitando en todos
los casos las medianeras desnudas.
[…]
Las calles se situarán frente a vistas campestres o
monumentos de arquitectura pública y privada: se
desterrará axial el monótono damero. Para evitar
la uniformidad, algunas calles serpentearán. Las
plazas cubrirán por lo menos un octavo de la
superficie. La mitad de las calles deberán estar
flanqueadas por arboledas variadas.
4
De: Traité de l´association domestique-agricole, Paris, 1822.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
El ancho mínimo de las calles será de nueve toesas5;
las aceras, si sólo sirven al tránsito de peatones,
medirán tres toesas, y las seis toesas restantes serán
ocupadas con césped, plantas y cercados.
No avanzaré en los detalles, ya que podrían
llenarse muchas páginas con la descripción de una
ciudad garantista. Pero es menester subrayar uno
de sus efectos: la posibilidad, propia de una ciudad
de este tipo, de provocar la asociación de todas las
clases, obreros y burgueses e, incluso, ricos.
Subrayemos, en primer lugar, que estará prohibido
construir casitas, pues resultarían muy caras a causa
de los aislamientos indispensables. Solo los ricos
podrían permitirse esta satisfacción; pero el rentista
urbano, que vive de los alquileres, estará obligado
a construir casas muy grandes, muy cómodas y
salubres, merced a la doble distancia exigida en
los patios cerrados.
En este tipo de edificio surgirá la obligación de
adaptar toda suerte de medidas de economía
colectiva, que muy pronto dará origen a la
asociación parcial. Por ejemplo, si un edificio
alberga cien familias, no se instalarán veinte
bombas, como se haría en veinte casas que
alojaran cada una a cinco familias. De esta forma
se obtendría de entrada una economía de 19/20 o
de 9/10, siendo los pilones y las bombas de
dimensiones mayores.
Del mismo modo, la limpieza que es engorrosa en
casas hacinadas como las de nuestras capitales,
5
Una toesa: 1.629 metros (N. del T.)
47
Fig. 16. Corte esquemático del Falansterio: 1. Desván
y cuarto de huéspedes. 2. Tanque de agua. 3.
Habitaciones. 4. Galería cubierta. 5.
Sala de
reuniones. 6. Entrepiso, con alojamiento para los niños.
7. Planta baja de libre circulación. 8. Pasaje cubierto.
resulta fácil en edificios donde los espacios vacíos
mantienen las corrientes de aire. Se evitarían así
muchos males causados por la insalubridad, lo que
representa una ventaja importante.
El Falansterio
Supongamos que el experimento es realizado por
un soberano o por un hombre rico, o por una
compañía poderosa, que deseen evitar ensayos
infructuosos y organizar, sin más trámite, la Gran
Armonía, el octavo período en toda su plenitud.
Expondré el procedimiento que debe seguirse en
tal caso.
Fig. 17. Esquema del Falansterio según el periodista
norteamericano Albert Brisbane. A-O. Jardines
interiores. E. Acceso principal. P. Patio central.
S.X.Y.Z. Edificios auxiliares.
o suburbios, habitados por familias a las que no une
ninguna relación societaria y que actúen
contradictoriamente entre sí; en lugar de ese caos
de casitas que compiten unas con otras en suciedad
y fealdad, la falange construirá un edificio regular
en la medida en que lo permita el terreno. El
falansterio, sede de la falange experimental, se
construirá con materiales baratos, madera, ladrillos,
etc., porque vuelvo a decir que seria imposible
definir con exactitud, en esta primera prueba, las
dimensiones apropiadas a cada seristerio o ámbito
de relaciones públicas destinado a las series6, y a
cada taller, cada tienda, cada establo, etc.
[…]
Una asociación de 1500 a 1600 personas necesita
de una legua cuadrada de tierra, provista de una
buena corriente de agua, con elevaciones naturales
del terreno que debe adaptarse además a los
diversos cultivos, próximo a un bosque y a una gran
ciudad, aunque lo suficientemente alejado de ésta
como para desalentar a los importunos.
El centro del palacio o falansterio estará destinado
a las funciones públicas, los comedores, salas de
consejo, bibliotecas, etc. En ese centro se ubicará el
templo, la tour d'ordre, el telégrafo, las palomas
mensajeras, el carrillón de ceremonias, el
observatorio, el jardín de invierno con sus plantas
perennes, situado detrás del patio de actos.
[…]
Fig. 18. .Un esquema más elaborado del
Falansterio.
El edificio que ocupe una falange no se parece en
nada a nuestras construcciones urbanas o rurales, y
para fundar una Armonía de 1600 personas no
debe emplearse ninguno de los edificios
acostumbrados, ni siquiera un gran palacio como
Versalles o un gran monasterio como El Escorial.
Una de las alas deberá reunir todos los talleres
donde se trabaja ruidosamente, como la
carpintería, la forja, etc.; deberá albergar también
todos los conjuntos industriales infantiles, ya que los
niños son comúnmente muy ruidosos. Esta agrupación
evitará uno de los más enojosos inconvenientes de
nuestras ciudades industriales civilizadas, donde, en
todas las calles, un carpintero, un herrero o un
Los alojamientos, los cultivos y los establos de una
sociedad que opera por series de grupos se
diferenciarán prodigiosamente de nuestras aldeas
6
48
Serie es, en la concepción de Fourier, cada uno de los
diferentes grupos formados en cada una de las industrias. (N.
del T.)
estudiante de música rompen los tímpanos de
cincuenta familias de la vecindad.
La otra ala dará albergue a los huéspedes; tendrá
cuartos de baño y salas de reunión, de manera tal
que estos lugares no obstruyan el centro del palacio
ni perturben las relaciones domésticas de la
falange. Es muy importante, en la falange
experimental, tener la precaución de aislar a los
extranjeros y de concentrarlos en una de las alas,
dado que miles de curiosos afluirán a visitar el
falansterio, proporcionándole un beneficio que no
estimo inferior a veinte millones.
El falansterio deberá dar cabida, además de los
pisos individuales, a numerosas salas públicas: son
los seristerios o lugares de reunión y desarrollo de
las series pasionales.
Estas salas no se parecen en nada a las que
conocemos hoy, donde las relaciones se operan sin
graduaciones. Una serie es incompatible con tal
confusión. Tiene siempre tres, cuatro o cinco
divisiones.
[…]
Para no dar al palacio una fachada demasiado
extensa, con desarrollos y prolongaciones que
entorpecerían las relaciones, será conveniente
duplicar los cuerpos de los edificios centrales y de
las alas, y dejar entre los cuerpos paralelos y
contiguos un espacio vacío de 15 a 20 toesas por lo
menos, donde se dispondrán patios alargados,
atravesados por pasillos y galerías dispuestos
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
sobre columnas, situados en el nivel del primer piso,
con vidriera cerrada, ventilados y calefaccionados
según se lo haga en la Armonía.
A fin de ahorrar muros y terreno y dinamizar las
relaciones, será conveniente que el palacio gane en
altura y conste por lo menos de tres pisos y un
desván, además de la planta baja, y el entresuelo,
donde se ubicarán los alojamientos y salas de
reunión de ancianos y niños, aislados de las calles galería y del ambiente principal del palacio.
Las calles-galería constituyen un medio de
comunicación interna que por si solo es suficiente
para desdeñar los palacios y suntuosas ciudades de
la civilización. Quien haya contemplado las callesgalería de una falange considerará el más hermoso
palacio civilizado como un lugar inhóspito, como una
mansión de idiotas que, después de tres mil años de
arquitectura, no han aprendido aún a albergar con
comodidad y sanamente. Nuestra impericia en este
aspecto llega a tal punto que los propios reyes no
sólo no disponen de comunicaciones por galerías
cerradas sino que a menudo no tienen un soportal
bajo el que guarecerse de la lluvia. La civilización
desconoce las calles-galería y las calles
subterráneas; también ignora la vigésima parte de
los atractivos materiales de los que goza en
Armonía el más humilde de sus miembros. El más
humilde de los armonianos, alguien que no posea un
cobre, sube a su coche desde un soportal cálido y
cerrado; va del palacio a los establos a través de
subterráneos ornamentados y tapizados; se
encamina desde su vivienda a las salas públicas y
los talleres por calles-galería calientes en invierno y
ventiladas en verano. En Armonía se pueden
49
recorrer en enero los talleres, los establos, los
almacenes, los salones de baile y de banquetes, los
recintos para asambleas, etc. sin saber si sopla el
viento o llueve, si hiela o hace calor.
La calle-galería se ubica a la altura del primer
piso. No puede adaptarse a la planta baja porque
es preciso horadarlas en diversas arcadas para dar
paso a los carruajes. La calle-galería no recibe
iluminación natural por dos de de sus lados, pero
está vinculada con cada cuerpo de edificios; todos
los cuerpos tienen dos filas de habitaciones; una de
las filas recibe luz desde el exterior, la otra de la
calle-galería.
[…]
Los alojamientos estarán distribuidos según un
ordenamiento compuesto y graduado. Tendrán
veinte precios diferentes, desde 50 hasta 1.000,
pero deberá evitarse su progresión continua; dado
que ella dispondrá en el centro a los alojamientos
más caros y decrecería hacia las alas.
(Traducción: Washington Sardi)
50
Howard, Ebenezer
Ciudad-Jardín
A fines del siglo XIX, cuando el abandono de las
llamadas ―utopías urbanas‖ parecía definitivo,
surge un movimiento de reforma que asume algunos
de los aspectos que identificaron a los utopistas.
La búsqueda de una forma de vida 'otra', parte de
la idea -y la realidad- de que la ciudad industrial
padece de una serie de enfermedades incurables;
el sobredimensionamiento de las aglomeraciones,
entre otros males, había destruido la 'sana relación
del hombre con la naturaleza'.
Este resurgimiento del ideal romántico aparece
después de cincuenta años de experiencia
urbanística íntimamente asociada con al sistema de
poder. Después de las insurrecciones de 1848, la
burguesía es plenamente consciente de que las
formas insurreccionales adoptadas por el
asalariado industrial y el desocupado son
inevitablemente urbanas, por lo tanto el control del
espacio será uno de los factores relevantes del
control social. Esto hecho constituye una advertencia
y propone a los gobiernos conservadores, que
dominaban la escena política desde mediados del
siglo XIX, la ejecución de un ordenamiento espacial
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
tendiente a restituir y asegurar un eficaz
funcionamiento del sistema social: el Barón de
Haussmann planifica la ciudad de París con el
objeto de definir radicalmente las áreas de
localización de los diferentes grupos sociales; un
sistema arterial (los actuales boulevares parisinos)
aislará los barrios a la vez que permitirá el control
de los lugares públicos por parte de la policía;
impondrá novedosos mecanismos financieros para el
desarrollo de estas obras que beneficiarán a los
propietarios de terrenos valorizados por ellas, pero
que deberán pagar todos los ciudadanos en
concepto de impuestos urbanos.
Por otra parte, la legislación urbana avanzó
contrariando las leyes fundamentales de la
economía liberal, a través de la Intervención del
Estado sobre la propiedad privada, en función de
mantener un cierto equilibrio de supervivencia para
los sectores populares, en definitiva, fuerza de
trabajo de la sociedad industrial. En Inglaterra,
cuna del liberalismo económico, se promulga en
1848 la primera Public Health Act, que introduce en
la legislación tradicional prescripciones urbanísticas,
cuya base principal eran las cuestiones sanitarias:
limpieza de la ciudad, normas para el
funcionamiento de Ias casas de renta,
abastecimiento de agua, localización de
cementerios, mataderos, ensanchamiento de las
calles, adquisición de terrenos para parques en las
ciudades que carezcan de ellos, etc.
51
La Ciudad-Jardín y su entorno rural
Distrito y centro de la Ciudad-Jardín
Este conjunto de soluciones técnicas, leyes y
ordenamientos espaciales, fueron bases que, ¡unto
con los modelos urbanísticos de los 'utopistas',
permitieron a la urbanística avanzar sobre pasos
más precisos.
La propuesta de Ebenezer Howard (1850-1928),
cuenta con toda esta experiencia, a la que se debe
agregar el establecimiento de las nuevas ciencias
creadas en el transcurso del siglo XIX: sociología,
estadística y demografía, etc. "Ciencias sociales"
que constituirán complemento e instrumento
necesario en toda operación urbanística futura.
Principio correcto de crecimiento de una ciudad
La profesión de Howard distaba, como la de
muchos otros reformadores sociales, de tener
relación con la materia urbanística; taquígrafo de
oficina, impregnado del espíritu romántico de la
Inglaterra victoriana, a la vez agresiva y
expansiva, fuertemente inspirado por el
pensamiento de Ruskin, escribirá en 1898 Tomorrow
- a Paceful Path to Real Reform, reeditado bajo el
título más realista de Garden Cities of Tomorrow.
Howard expone un modelo urbano, en contacto con
el ambiente natural —la ciudad jardín—,
autosuficiente, industrial pero higiénica, que
resolverá el drama de las ciudades actuales, a la
vez que "derramará un haz de luz en los problemas
de miseria, excesivo trabajo, desasosiegos y
angustias".
Como afirma Lavedan (Histoire de L´urbanisme,
Paris, Henri Laurens, 1952, pág. 145), Howard se
diferencia de los socialistas utópicos por su
mentalidad anglosajona, realista. Funda en 1902 la
First Garden City Society Ltd. con un capital inicial
52
de 300.000 libras con el objeto de llevar a cabo la
materialización de su proyecto.
En 1903, se inicia la construcción de la primera
ciudad-jardín, Letchworth, a 50 km. de distancia de
Londres, proyectada por los arquitectos Barry
Parker y Raymond Unwin. Allí se reglamenta el uso
de los edificios y se prohíbe todo tipo de agente
contaminante: el humo, los ruidos, etc.; las calles son
arboladas, las viviendas rústicas (según el modelo
romántico de Ruskin); una ciudad en definitiva que
tendrá mucho que ver con las aspiraciones de la
institución familiar burguesa. Sus discípulos la
llamarán sencillamente ciudad-jardín. No obstante,
en ese reino de paz, las previsiones no se cumplen;
de los 35.000 habitantes proyectados inicialmente,
en el año 1936, Letchworth no superaba los
16.000. La razón principal radica en todos los
planteos de ciudad-auto-suficiente y ex novo.
Su segundo intento logra en cambio un notable
éxito, aunque a través de resultados que Howard
nunca se había propuesto: después de la Primera
Guerra integra un grupo de accionistas y funda The
Welwyn Garden Ltd. Con un capital inicial de
250.000 libras adquieren un terreno de 953 Ha. a
20 millas de Londrese. Este emplazamiento sirvió,
para que al no cumplirse las previsiones de
autosuficiencia (la colonia agrícola y el cinturón de
industrias) por la proximidad con respecto de la
metrópoli, Welwyn se convirtiera en poco tiempo en
una ciudad-dormitorio de la gran ciudad. Se
trataba de la satisfacción de un gran deseo, el de
poder alojarse lejos del ruido y demás molestias de
la ciudad, pero a una distancia que permitiese
trasladarse cotidianamente a realizar las tareas
productivas.
Ebenezer Howard
El fracaso del modelo teórico de Howard fue a la
vez un triunfo de Ia urbanística realista. A partir de
esas experiencias, las ciudades-jardín en su nueva
versión de ciudad-dormitorio o apéndice para la
vida familiar de las grandes metrópolis recorren
todo el continente europeo y América del Norte,
ingresando en el conjunto de soluciones posibles
para la desconcentración de las grandes ciudades.
La ciudad-jardín7
Lejos ya de las fantásticas utopías de comienzo de
siglo, la representación social de Howard expresa
sentimientos de la clase media, sin posiciones
radicales, cargados de sentido común pero carentes
de la lógica necesaria para entender las leyes de
la economía capitalista, que como vimos y veremos
no puede modificar su estrategia en función de un
modo de vida saludable, ni mucho menos, escapar
de la metrópolis que, a cualquier costo deberá
mantenerse como tal, en tanto éste es su ámbito
natural y necesario.
¿Qué puede hacerse para que al trabajador le
resulte más atractivo el campo que la ciudad; para
que los salarios, o al menos el nivel de bienestar
físico sea superior en el campo que en la ciudad;
para que las posibilidades de relación social sean
iguales en el campo, y las posibilidades de
promoción del hombre o la mujer medios, sean
iguales, por no decir superiores a las que aparecen
en nuestras grandes ciudades?
El tema lo encontramos expuesto continuamente de
forma muy semejante a ésta. La prensa pública
continuamente lo trata y lo discute en todas sus
formas, como si los hombres, o al menos los
trabajadores, no tuvieran ni pudieran tener ninguna
opción o alternativa, sino o bien por una parte
sofocar un amor a la sociedad humana —con un
grado de interrelación superior al menos al habitual
en un pueblecillo aislado—, o bien olvidar casi por
completo todos los vívidos y puros deleites del
campo. El problema es considerado universalmente
como si fuera imposible, ahora y para siempre, que
la gente trabajadora viviera en el campo,
dedicada a actividades distintas que las agrícolas;
como si las ciudades abarrotadas e insanas fueran
la última palabra de la ciencia económica; y como
si nuestra actual forma de producción industrial, en
la que un abismo divide los objetivos agrícolas, de
los industriales, fuera necesariamente un hecho
inevitable. Esta falacia, no es otra que la muy
7
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
De: Garden Cities of Tomorrow, Londres. 1902.
53
común de ignorar la posibilidad de otras
alternativas, que las presentadas al intelecto. La
realidad no consta sólo de dos alternativas, como
es constantemente admitido —vida ciudadana y
vida rural— sino de una tercera alternativa en la
que pueden conjugarse en perfecta combinación
todas las ventajas de una vida ciudadana
decisivamente dinámica y activa con la belleza y el
deleite del campo. La certidumbre de que es
posible vivir una vida así, será un imán que
producirá el efecto por el que luchamos todos: el
movimiento espontáneo de la gente desde nuestras
ciudades abarrotadas al seno de nuestra querida
madre tierra, fuente de vida, felicidad, riqueza y
poder a un tiempo. Por ello, podemos considerar
que la ciudad y el campo son los dos imanes,
empeñados ambos en atraerse a la gente,
rivalidad ésta que viene a ser disipada por una
nueva forma de vida, que comparte la naturaleza
de las dos.
[…]
Como se verá, el imán ciudad ofrece, .comparado
con el imán campo, las ventajan de salarios altos,
oportunidades de empleo, tentadoras perspectivas
de progreso, pero todas ellas tienen como penosa
contrapartida altos precios y alquileres. Las
posibilidades sociales y los lugares de
esparcimiento, son realmente incitantes, pero las
excesivas horas de trabajo, las distancias al lugar
de trabajo, y ―el aislamiento de las muchedumbres‖
tienden considerablemente a reducir el valor de
estos atractivos. Las calles bien iluminadas poseen
un gran encanto, especialmente en invierno, pero la
luz del sol es relegada más y más, y la atmósfera
54
está tan viciada que los hermosos edificios públicos
no tardan en cubrirse de hollín, y hasta las estatuas
pierden su belleza. Los palacios y las horripilantes
zonas infraurbanas constituyen aspectos extraños,
complementarios de las ciudades modernas.
El imán campo se proclama la fuente de toda
belleza y riqueza; pero, el imán ciudad,
burlonamente le recuerda lo aburrido que se
encuentra, por falta de relaciones sociales y hasta
qué punto desperdicia sus dones por falta de
capital. En el campo hay hermosas vistas, parques
señoriales, bosques perfumados por violetas, aire
fresco, cantos de aves cristalinas, pero con
demasiada frecuencia todo esto se nos presenta con
estas amenazadoras palabras: "Prohibida la
entrada bajo pena de multa". Los alquileres, me
refiero al alquiler por acre, son ciertamente bajos,
pero ello se debe de un modo natural a los bajos
salarios, más que a razones de confort sustancial. Al
contrario, las largas jornadas y la falta de
diversiones, son impedimento a que la brillante luz
solar y el aire puro alegren los corazones de la
gente. La única actividad, la agricultura, es
frecuente víctima de excesivas lluvias, mientras que
la gloriosa cosecha de las nubes es rara vez
almacenada adecuadamente por lo que, en
tiempos de sequía, el abastecimiento resulta muchas
veces insuficiente, incluso para beber.
Incluso esa salud natural del campo se pierde
considerablemente por falta de adecuadas
condiciones sanitarias, y así encontramos en los
lugares de los que ha emigrado mucha gente, que
los pocos que permanecen viven con frecuencia
como si quisieran rivalizar con los barrios peores de
nuestras ciudades.
Pero ni el imán ciudad, ni el imán campo,
representan todo el plan y función de la naturaleza.
La sociedad humana y la belleza de la naturaleza
son compatibles y pueden ser disfrutadas juntas. De
los dos imanes, debe hacerse uno, así como el
hombre y la mujer se complementan el uno al otro
con sus variados dones y facultades, la ciudad y el
campo deberían unirse.
Mi empeño será, pues, demostrar que en ―campociudad‖ puede disfrutarse de posibilidades de
interrelación social iguales, por no decir mejores,
que las que disfrutan las grandes ciudades, y que,
al mismo tiempo, las cosas bellas de la naturaleza
pueden acompañar y rodear a todos los habitantes.
Demostraremos cómo es posible alcanzar
abundantes oportunidades de empleo y brillantes
perspectivas de progreso para todos; cómo los
salarios altos son compatibles con alquileres bajos;
cómo pueden conseguirse condiciones sanitarias
extraordinarias; cómo, miremos por donde miremos,
veremos hermosas casas y jardines; cómo es posible
extender las fronteras de la libertad e incluso cómo
una gente feliz puede convivir con los mejores
resultados de acción conjunta y cooperación.
La construcción de un imán así, si es que puede
darse, iría seguida por la construcción de muchos
otros, lo que ciertamente ofrecería solución al
candente problema ya citado, expuesto por John
Gorst: «Cómo contener el aflujo migratorio a la
ciudad, y cómo devolverlos al campo».
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
El imán campo-ciudad
[…]
La ciudad está atravesada, del centro a la
circunferencia, por seis magníficos paseos, de 120
pies de ancho, cada uno de ellos la dividen en seis
partes o distritos iguales. En el centro, hay un
espacio circular, que cubre unos cinco acres y
medio, cubierto por un hermoso y bien regado
jardín; rodeando este jardín están los grandes
edificios públicos —ayuntamiento, sala principal de
conciertos y conferencias, teatro, biblioteca, museo,
sala de arte y hospital—, ubicados todos ellos en
terrenos espaciosos e independientes.
'El resto de este gran espacio encercado por El
Palacio de Cristal consiste en un parque público, de
145 acres, provisto de amplias zonas de recreo de
muy fácil acceso para todos.
El parque central aparece encerrado (salvo en los
cruces con los paseos) por una amplia arcada de
cristal denominada Palacio de Cristal, que da al
parque. Esta edificación es uno de los recursos
favoritos de la gente los días lluviosos. La seguridad
de que ofrece un refugio luminoso siempre a mano,
aventura a la gente al parque central incluso con
tiempo muy inseguro. En el Palacio de Cristal se
exponen para la venta bienes de confección, y ahí
se llevan a cabo la mayor parte de las compras
que se prestan al placer de deliberar y seleccionar.
El espacio cubierto por el Palacio de Cristal, es, sin
55
embargo, bastante más amplio que el necesario
para estas finalidades, por lo que una considerable
parle es utilizada como jardín de invierno,
constituyendo en su conjunto una exposición
permanente de muy atractivas características, con
una forma circular que permite a todos los
habitantes, distantes a un máximo de 600 yardas,
un rápido acceso.
Saliendo del Palacio de Cristal, en dirección al
próximo anillo de la ciudad, atravesamos la Quinta
Avenida, trazada, como todas las carreteras de la
ciudad, con árboles. Lindante con la Avenida y de
cara al Palacio de Cristal encontramos un anillo de
viviendas magníficamente construida, ubicada cada
una en terreno propio. Continuando nuestro camino,
observarnos que las casas están en su mayor parte
construidas en anillos concéntricos, de cara a las
distintas avenidas (que así llamamos a las
carreteras circulares), o lindando los paseos y
carreteras que convergen en el centro de la ciudad.
El amigo que nos acompaña en nuestra visita,
respondiendo a nuestras preguntas sobre la
población que esta pequeña ciudad pueda tener,
afirma que en la ciudad en si habitan 30.000
habitantes, contra 2.000 en los terrenos agrícolas, y
que en la ciudad hay 5.500 viviendas de una
superficie media de 20x130 pies, siendo la
superficie mínima permitida la de 20x100 pies.
Como advirtamos la variadísima arquitectura y
diseño de las casas y grupos de casas —algunas
de ellas provistas de jardines comunes y cocinas
cooperativas— nos informan que las disposiciones
que regulan la construcción de viviendas obligan a
la observancia general de la línea de trazado de
la calle o bien a un alejamiento armonioso de ésta;
56
las autoridades municipales mantienen un control
sobre estos puntos, promoviéndose paralelamente
la expresión más completa del gusto y preferencias
individuales, exigiéndose, además, un cumplimiento
estricto de las adecuadas disposiciones sanitarias.
Dirigiéndonos ahora hacia las afueras de la ciudad,
llegamos a la Gran Avenida. Esta avenida,
merecedora de su nombre por sus 420 pies de
ancho, forma un cinturón verde de tres millas de
longitud, que divide en dos secciones la parte de la
ciudad que se extiende más allá del parque
central. En realidad constituye un parque más, de
115 acres, y que dista un máximo de 240 yardas
de la vivienda más alejada. En esta espléndida
avenida, seis fincas, cada una de cuatro acres,
están destinadas a escuela pública, con sus terrenos
circundantes de recreo y jardín, existiendo otras
fincas reservadas para iglesias, con los nombres
que pueden determinar las creencias de la gente, y
que serán levantadas y mantenidas con las
aportaciones de los creyentes y amigos.
Observarnos que las casas que dan a la Gran
Avenida, se han apartado del plan general de
anillos concéntricos y que están dispuestas en
creciente, para permitir una mayor línea de
fachada a la Gran Avenida, así como una
visibilidad aún mayor de la de por si espléndida
anchura de la Gran Avenida.
En el anillo exterior de la ciudad, se encuentran las
fábricas,
almacenes,
granjas,
mercados,
carbonerías, carpinterías, todas ellas de cara al
círculo de línea férrea que encerca la ciudad y que
tiene accesos a una línea principal de ferrocarril
que atraviesa el término municipal. Esta disposición
permite cargar los bienes en furgones en las
mismas fábricas o almacenes, para ser enviados
por ferrocarril a mercados distantes, y permite
descargados en las mismas fábricas y almacenes
directamente de los furgones. Ello, no sólo permite
un enorme ahorro en las operaciones de carga y
descarga, reduciendo el porcentaje de averías al
mínimo, sino que también reduce el tráfico de las
calles, disminuyendo así a un costo mínimo su
mantenimiento. La amenaza del humo está
mantenida a distancia en la Ciudad-Jardín, pues,
toda la maquinaria es movida por energía
eléctrica, con el resultado de que el costo de
electricidad para alumbrado y otros propósitos, es
sensiblemente reducido.
Los residuos de la ciudad son aprovechados en las
zonas agrícolas del término detentadas por
diversos individuos en granjas grandes, pequeñas
fincas, aparcerías, pastos, etcétera. La natural
competencia de estos diferentes métodos agrícolas
responde al deseo de los ocupantes de ofrecer a la
municipalidad las mayores rentas posibles y
pretende adoptar el sistema óptimo de cultivo, o,
mejor todavía, los sistemas adaptados a los distintos
propósitos. Es pues, fácilmente concebible que
resulte ventajoso cultivar trigo en fincas muy
extensas, con la consiguiente acción unificada bajo
un granjero capitalista, o a través de un organismo
cooperativo, en tanto que el cultivo de legumbres,
frutas y flores, que requiera un cuidado más
inmediato y personal, y mayores dotes artísticas e
inventivas, será quizá mejor llevado por individuos,
o pequeños grupos de individuos, con una fe común
en la eficacia y valor de determinados preparados,
métodos de cultivo, o recursos artificiales y
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
naturales.
Este plan, o, si el lector lo prefiere esta ausencia de
plan, evita los peligros de un estancamiento que
sería decisivo, al mismo tiempo que promueve la
iniciativa individual, logra una cooperación
absoluta. Paralelamente, el incremento de renta
dimanante de esta forma de competencia, es
común, o de propiedad municipal, siendo gastada
la mayor parte de este, en mejoras contínuas.
La ciudad en si, con su población dedicada a
actividades, vocaciones y profesiones diferentes, y
provista de un depósito o almacén en cada sección,
ofrece un mercado natural a la población y, en la
medida en que se constituye demanda del
producto, por parte de la población urbana, son
eliminados gastos y sobrecargas de transporte.
Pero los granjeros no quedan limitados a la ciudad
como único mercado, disponiendo del derecho de
distribuir su producto a quienes prefieren. Aquí,
como en todos los aspectos del experimento,
aparece claro que el área de los derechos no
queda contraída, sino ampliada el área de
elección.
Este principio de libertad es extensivo también a los
fabricantes y a otros que se han establecido en la
ciudad. Estos dirigen sus asuntos a su manera
propia, sujetos, como es lógico, a la ley general del
suelo y obligados a proveer el suficiente espacio
para los trabajadores, así como adecuadas
condiciones sanitarias. Ni siquiera se pretende un
monopolio rígido o absoluto en cuestiones como
agua, alumbrado y teléfono, que corresponden,
como organismo más natural y adecuado, a la
57
municipalidad. Si alguna asociación particular o
cualquier conjunto de individuos demostraran ser
capaz de satisfacer estos servicios en términos más
ventajosos, bien en toda la ciudad, bien en alguna
sección, o cualquier otro servicio de los prestados
por la corporación, le sería dada la licencia. Ningún
sistema de acción, realmente sólido necesita de
apoyo artificial, como no lo necesita ningún sistema
sólido de pensamiento. El área de acción municipal
corporativa está destinada, probablemente, a
extenderse considerablemente; pero, si así ocurre,
será porque la gente, tiene fe en esta acción, y esa
fe, puede ser evidenciada mejor que nada a través
de una considerable ampliación del área de
libertad.
Los ingresos de Ciudad-Jardín
Distribuidas en el término aparecen varias
instituciones filantrópicas y de caridad. Estas no
están bajo control de la municipalidad, sino que
están apoyadas y dirigidas por varias personas con
espíritu comunitario que han sido invitadas por la
municipalidad a establecer estas instituciones en
zonas saludables, y en terrenos arrendados por
sumas insignificantes, conscientes las autoridades de
que es preferible esta generosidad, pues el poder
de compra de estas instituciones beneficia en gran
manera a toda la comunidad. Además, puesto que
los que emigran a la ciudad, son miembros que se
cuentan entre los más enérgicos y decididos, es
justicia elemental, que sus hermanos menos capaces
puedan disfrutar los beneficios de un experimento
destinado a la humanidad de un modo global.
Por ello, convendrá ver qué carga supone por
individuo el alquiler estricto, y qué obtendrá la
comunidad por esta contribución. En efecto, si
dividimos la suma de 1600 libras (interés anual o
alquiler en sentido estricto), por la población
prevista de la ciudad, es decir, por 3000,
tendremos una contribución anual media inferior a
un chelín y un penique. Este es todo el alquiler
estricto que habrá de ser satisfecho, y toda suma
adicional englobada en la ―cuota de participación‖,
estará destinada a fondo de amortización o
atenciones locales.
58
La extensión de la ciudad estrictamente
considerada, cubre, como se recordará, 1000
acres, que suponíamos habían costado 40000
libras, que hacen un interés, al 4%, de 1600 libras
anuales. Esta suma de 1600 libras es, por tanto,
todo el alquiler estricto que los habitantes de la
zona de ciudad, se verán obligados a pagar. Toda
suma adicional que pueda aportar estará
dedicada o bien al pago de la compra (es decir,
pasará al fondo de amortización), o bien aplicada
a impuestos destinados a construir y mantener
carreteras, escuelas, trabajos de conducción de
aguas, y para otras atenciones municipales.
Permítasenos señalar todo lo que obtiene esta
comunidad, tan afortunadamente situada, por esta
suma insignificante. Con un chelín y un penique por
cabeza al año, obtiene, primero, amplios espacios
para viviendas, que, como hemos visto, miden
20x130 pies, con una capacidad media por
vivienda de 5 ½ personas; obtiene amplios
espacios para carreteras, alguna de las cuales
disfrutan de proporciones realmente magníficas, tan
anchas y espaciosas que permiten circular
libremente la luz del sol y el aire, y en las que los
árboles, los setos, y el césped, dan a la ciudad un
aspecto semicircular; obtiene también amplios
espacios para ayuntamiento, biblioteca pública,
museo y sala de arte, teatro, sala de conciertos,
hospital, escuelas, iglesias, piscinas, mercados
públicos, etc. Obtiene también un parque central,
de 145 acres y una magnífica avenida de 420 píes
de ancho, que se extiende, en círculo a lo largo de
tres millas, sólo interrumpida por espaciosos
bulevares, escuelas e iglesias, que, a no dudar, por
haber gastado menos dinero en la compra del
terreno, no habrán de ser menos hermosas. Por esta
suma, obtiene por último, todos los terrenos
necesarios para un ferrocarril de 4 millas y media
de longitud, que circunvalará la ciudad; 82 acres
para almacenes, fábricas, y mercados, y un
espléndido solar para un Palacio de Cristal,
dedicado a galería comercial, y que servirá
también como jardín de invierno.
[…]
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
59
Garnier, Tony
Una ciudad industrial
Disposición
Los estudios de arquitectura que nosotros
presentamos aquí, con una larga serie de planos,
conciernen al establecimiento de una nueva ciudad,
la ciudad industrial; esto se debe a que son razones
de tipo industrial las que darán origen, de hoy en
adelante, a la fundación de la mayor parte de
nuevas ciudades; por lo tanto nosotros hemos
tomado el caso más general. Además, en una
ciudad de este tipo, todas las aplicaciones de la
arquitectura pueden legítimamente encontrar su
lugar, y hay la posibilidad de experimentarlas a
todas. Al dar a nuestra ciudad una importancia
media (nosotros suponemos alrededor de 35000
habitantes), siempre hemos tenido como objetivo
dedicarnos a la investigación de orden general, que
no hubiese podido motivar ni el estudio de una
población, ni el de una gran ciudad. En fin,
continuando con este espíritu, hemos supuesto que el
terreno donde se extiende el conjunto de
construcciones esté formado a la vez por una parte
montañosa y una llanura atravesada por un río.
Nuestra ciudad es una imaginación sin realidad; sin
embargo, podemos decir que las ciudades de Rivede-Glar, Saint-Etienne, Saint-Chamond, Chasse,
Givors, tienen necesidades análogas a las de la
ciudad que hemos imaginado. Hemos situado el
60
lugar de estudio en la región sudeste de Francia, y
son los materiales que se usan en esta región los
que utilizaremos como medios de construcción.
La razón determinante para establecer una ciudad
de este tipo puede ser la proximidad de las
materias primas a elaborar, o bien la existencia de
una fuerza natural susceptible de ser utilizada para
el trabajo, o también la comodidad de los medios
de transporte. En este caso el origen es la fuerza
del torrente. También existen minas en la región,
pero se las puede imaginar más alejadas.
El lecho del río está borrado por un dique; una
planta hidroeléctrica distribuye la fuerza, la
electricidad, la energía a las fábricas y a toda la
ciudad.
La fábrica principal está situada en la planicie, en
el encuentro del torrente con el río. Una vía férrea
de larga distancia atraviesa la fábrica y la ciudad,
situada mucho más alto sobre una meseta. Todavía
a mayor altura se ubican los establecimientos
sanitarios, que, al igual que la ciudad, están
abrigados de los vientos fríos, mirando hacia el sur,
en terrazas a un lado del río. Cada uno de estos
elementos
principales
(fábrica,
ciudad,
establecimientos para enfermos) está aislado de
manera que pueda crecer según las necesidades.
Esto nos ha permitido llevar el estudio hacia un
punto de vista más general.
Al buscar las disposiciones que satisfagan mejor las
necesidades materiales y morales de los individuos,
hemos visto la necesidad de crear reglamentos
concernientes a las disposiciones, la vialidad, la
salubridad, etcétera, y a suponer realizados ciertos
progresos de orden social, lo que convertiría en un
hecho normal toda esta reglamentación que las
leyes actuales no autorizan. Por lo tanto, hemos
supuesto que la sociedad tiene de hoy en adelante,
la libre ocupación del suelo, y que es ella quien
debe ocuparse de la distribución del agua, pan,
carne, leche, medicamentos, en razón de los
múltiples sentidos que reclaman estos productos.
Vivienda
Muchas ciudades tienen ya en vigor ciertos
reglamentos de higiene, variables según las
condiciones geográficas o climatológicas. Hemos
supuesto que, en nuestra ciudad, la orientación y el
régimen de vientos habrían llevado a estipular una
serie de disposiciones que se pueden resumir así:
1. Para la vivienda, las habitaciones de dormir
tienen que tener por lo menos una ventana
hacia el sur, suficientemente grande para dar
luz a toda la pieza y dejar entrar
ampliamente los rayos del sol.
2. Los patios y patinejos, es decir los espacios
cerrados con muros y que sirven para iluminar
y ventilar, están prohibidos. Todo espacio, por
más pequeño que sea, debe estar Iluminado
y ventilado desde el exterior.
3. En el interior de las habitaciones, los muros, los
pisos, etc., deben, construirse con material liso,
con los ángulos redondeados.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Estas reglas, impuestas para la vivienda, inspiran en
lo posible las disposiciones tomadas para los
edificios públicos.
El terreno de construcción en los barrios de
viviendas está dividido en manzanas de 150 metros
en el sentido este-oeste, y 30 metros en el sentido
norte-sur; estas manzanas se subdividen en lotes de
15 metros por 15 metros, teniendo siempre un lado
hacia la calle. Esta división permite usar mejor el
terreno y satisfacer los reglamentos enunciados
anteriormente. No importa que se trate de vivienda
o cualquier otra construcción y que comprenda uno
o varios lotes, pero la superficie construida siempre
deberá ser inferior a la mitad de la superficie total,
y el resto deberá ser jardín público utilizable por
los peatones: con esto queremos decir que cada
construcción debe dejar sobre la parte no
construida de su lote un paso libre que vaya de la
calle a la construcción situada atrás. Esta disposición
permite atravesar la ciudad en cualquier sentido,
independientemente de las calles que no se tiene
necesidad de recorrer. Y el suelo de la ciudad,
tomado en su conjunto, es como un gran parque sin
ningún muro de cerramiento que limite los terrenos.
El espacio entre dos viviendas en el sentido nortesur es, como mínimo, igual a la altura de la
construcción situada al sur. De acuerdo a estas
reglas que no permiten usar más de la mitad del
terreno y prohíben todo cerramiento, de acuerdo
también a que el suelo está nivelado solamente
para que se escurran las aguas, no hay por qué
temer la monotonía de nuestros alineamientos
actuales.
La ciudad comprende una red de calles paralelas y
61
perpendiculares. La calle más importante tiene su
origen en la estación de ferrocarriles y va de este a
oeste. Las calles norte-sur tienen 20 metros de
ancho y tienen árboles a los dos lados; las calles
oeste-este tienen 13 metros ó 19 metros de ancho,
las de 19 metros solamente están plantadas al lado
sur, y las de 13 metros no tienen ningún jardín.
Administración, establecimientos públicos
En el centro de la aglomeración hay reservado un
vasto espacio para la distribución de los
establecimientos públicos. Ellos forman tres grupos:
altoparlantes, las sesiones de un parlamento o
las representaciones musicales; y también sirve
para las grandes asambleas.
2. Una segunda sala para 100 auditores,
dispuesta en graderíos, y otras dos salas,
igualmente en graderíos, de 500 plazas cada
una; estas tres salas están destinadas a
conferencias y proyecciones, etc.
3. Una gran cantidad de pequeñas salas de
reunión para los sindicatos, sociedades,
agrupaciones diversas, cada una con sus
respectivas oficinas y vestuarios.
I. Sala de asambleas y servicios administrativos.
III. Establecimientos deportivos y de espectáculos.
Todas estas salas tienen el acceso desde un vasto
pórtico que es un paseo cubierto, situado en el
centro de la ciudad, y por el cual puede circular
una gran multitud al abrigo de las intemperies.
Los grupos II y III están en un parque que limita al
norte la calle principal y el grupo I, al sur de una
terraza cultivada que permite la vista de la
planicie, del río y de las montañas de la otra orilla.
Al sur de este pórtico está situada la torre de
relojes, visible desde todo lo largo de la calle
principal, y que señala desde lejos el punto central
de la ciudad.
II. Colecciones.
FOTO
Fig. 21. Viviendas en hilera, planta.
Los servicios administrativos comprenden:
GRUPO I. Las salas de reunión comprenden:
1. Una sala abierta, muy abierta, totalmente
accesible al público y con capacidad para
3000 personas; sirve para las reuniones en las
que se escucha por medio de fonógrafos
FOTO
Fig. 22. Viviendas en hilera, perspectiva.
62
1. Un edificio que contiene los servicios del
consejo de la ciudad, el registro civil, el
tribunal de arbitraje; cada uno de estos
servicios tiene salas públicas, salas de
comisiones, oficinas, dependencias;
2. Otro edificio destinado a las oficinas donde
todos los órganos de la ciudad tienen por lo
menos un empleado en contacto con la
administración;
3. Un tercer edificio para los laboratorios de
análisis;
4. Un último, al fin, para los archivos
administrativos, en proximidad al servicio de
incendios.
Hay todavía el servicio de organización del
trabajo, que comprende las oficinas para la
inscripción de la oferta y la demanda de empleos,
como también las oficinas de Información, un
conjunto de oficinas para los sindicatos y
asociaciones, los albergues y restaurantes para
recibir a las personas que esperan una colocación
de trabajo.
A continuación están los servicios de consultas,
compuestos de un servicio de atención médica, otro
de farmacia para la distribución de medicamentos;
por último hay un servicio de hidroterapia médica.
Más al sur y sobre la calle principal se encuentra el
servicio de comunicaciones: correos, telégrafos,
teléfonos.
GRUPO II. El grupo de las colecciones está
compuesto de la siguiente manera:
1. Colecciones históricas, documentos que
interesan a la ciudad desde el punto de vista
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
arqueológico, artístico, industrial, comercial. En
los jardines que rodean las salas respectivas
están dispuestos los monumentos en material
durable.
2. Colecciones botánicas en el jardín y en un
gran invernadero.
3. Biblioteca, compuesta de una gran sala de
lectura que tiene por un lado la consulta de
libros y por el otro lado la consulta de
publicaciones periódicas y de ilustraciones;
existe también una vasta sala de mapas en
medio de la cual hay un mapamundi con una
escalera para permitir el estudio. A la
entrada de este servicio estarán las
dependencias indispensables para los
catálogos, la relectura, la clasificación, la
imprenta, las oficinas de préstamos de libros
al exterior, etc., y alrededor de todo estarán
los depósitos.
4. Una gran sala aislada, con cuatro entradas,
destinada a las exposiciones temporales; aquí
se pueden presentar a voluntad numerosas
exposiciones simultáneas o una sola de mayor
importancia.
GRUPO III. La agrupación
espectáculos está formada por:
de
deportes
y
1. Una sala de espectáculos y de audiciones
(1900 plazas), con todas las dependencias
necesarias: escenario móvil que permita la
reducción de los entreactos y la supresión de
63
FOTO
Fig. 24. Viviendas en bloque, perspectiva.
las partes superior e inferior del escenario;
dependencias para los actores, la orquesta y
los decorados; roperos y toilettes, foyer y bar
para el público.
2. Un espacio semicircular con graderíos,
análogo a los teatros antiguos, para las
representaciones al aire libre, teniendo
vegetación como fondo exclusivo del
escenario.
3. Los gimnasios.
4. Un gran establecimiento de baños con piscinas
de agua caliente y fría, con numerosas
cabinas y bañeras, salas de duchas, de
masajes y reposo, un restaurante, una sala de
esgrima y las pistas de entrenamiento.
5. Los terrenos de juego (tenis, fútbol, etc.) y las
pistas de entrenamiento para las carreras de
bicicletas y pedestres, para el salto, el
lanzamiento del disco, etc. Las tribunas serán
cubiertas y los graderíos estarán protegidos
por los árboles que rodearán la mitad de,
éstos terrenos.
Los grupos II y III estarán emplazados, como se ha
indicado anteriormente, en los jardines cultivados y,
en consecuencia, atravesados por paseos, con
bancos de reposo, fuentes, etc.
Para todos los establecimientos públicos la
construcción es casi toda en cemento armado y
vidrio armado.
64
Escuelas
En ciertos puntos de la ciudad, escogidos
convenientemente y repartidos por barrios, están
las escuelas primarias para niños de cualquier edad
menor a 14 años: escuelas mixtas, es decir que las
mismas clases tengan chico y chica, separando los
niños solamente de acuerdo a su edad y a su grado
de instrucción.
Una calle especial, tratada como jardín, separa las
clases de los pequeños de las clases de los
mayores, y sirve como lugar de diversión mientras
esperan las horas de clase; hay también, desde
luego, los cobertizos y los patios destinados a
recreación. Estas escuelas poseen, además de las
salas de clase, una sala de proyecciones. En las
proximidades están las habitaciones de los
directores e inspectores.
En el extremo nordeste de la ciudad están las
escuelas secundarias; la enseñanza que se imparte
responde a las necesidades de una ciudad
industrial: ésta comprende una enseñanza especial
para una pequeña cantidad de estudiantes
destinada a la administración y al comercio, luego
una enseñanza profesional artística, y una
enseñanza profesional industrial para la mayoría.
Estas escuelas secundarias son frecuentadas por
todos los jóvenes entre catorce y veinte años.
Algunos de ellos que han sido reconocidos como
bien dotados en vista a una educación superior
están dirigidos separadamente hacia una escuela
especial o una facultad.
La escuela profesional artística es suficientemente
desarrollada para formar los obreros de la
industria artística, destacándose la arquitectura, la
pintura, la escultura, y todas las aplicaciones en
mobiliario, tapicería, tejidos, bordado, confección,
marroquinería, orfebrería, trabajos en estaño o
hierro, vidrio, cerámica, esmaltes, imprenta,
litografía, fotografía, grabado, mosaico, insignias,
carteles, etc.
La escuela profesional industrial se ocupa, sobre
todo de las dos principales industrias de la región:
la industria metalúrgica y la preparación de la
seda: en consecuencia, una sección especial es
destinada a cada una de estas industrias y de
acuerdo a todas las fases del proceso de trabajo.
Establecimientos sanitarios
Los establecimientos sanitarios (715 camas),
situados sobre la montaña al norte del centro de la
ciudad, están protegidos de los vientos fríos por la
montaña; los macizos de vegetación la limitan al
este y al oeste. Ellos comprenden cuatro partes
principales:
1. El hospital.
2. El establecimiento de helioterapia.
3. La sección de enfermedades contagiosas.
4. El establecimiento de inválidos.
El conjunto y el detalle están tratados aquí de
acuerdo al grado de progreso actual de la ciencia
médica. La disposición de cada uno de los
elementos está enfocada de acuerda a su posible
crecimiento.
Estación
El barrio de la estación está reservado
especialmente a las viviendas colectivas públicas:
hoteles, grandes almacenes, etc., de tal manera que
el resto de la ciudad sea liberado de las
construcciones atlas. En la plaza situada frente a la
estación se ubican los mercados al aire libre.
La estación, de mediana importancia, está en la
confluencia de la gran arteria que viene de la
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
65
ciudad y las vías que se dirigen hacia la ciudad
antigua, al borde del torrente; la fábrica principal
se encuentra a continuación. La estación tiene los
servicios públicos en el nivel de las calles, las vías
están en el subsuelo y son servidas por los andenes
y las salas de espera situados en el mismo nivel.
Una gran torre de relojes es visible desde toda la
ciudad. La estación de mercancías está más hacia el
este; la de la fábrica más hacia el oeste.
FOTO
Fig. 25. Servicios: escuela primaria, perspectiva.
FOTO
Fig. 26. Servicios: centro helioterapéutico
FOTO
Fig. 26. Servicios: centro helioterapéutico.
La vía férrea de grandes distancias se supone
completamente recta, de manera que permita al
uso de trenes de gran velocidad.
Servicios públicos
Algunos
establecimientos
están
bajo
la
dependencia, de la administración y sometidos a
disposiciones especiales. Estos son los mataderos, la
administración de harinas y del pan, el servicio de
aguas,
la
administración
de
productos
farmacéuticos, los productos lácteos.
La administración se ocupa de la evacuación de
aguas y materias usadas, de la utilización de
desperdicios; ella también se encarga de controlar
la represa, de abastecer la fuerza motriz, la
electricidad y la calefacción a las fábricas y a los
particulares; por lo tanto es necesaria una
instalación general para que cada local sea
ventilado, iluminado y dotado de electricidad, agua
caliente y fría, etc.
Fábrica
La fábrica principal es una fábrica metalúrgica. Las
minas de las proximidades producen la materia
prima, y la fuerza es suministrada por el torrente.
Esta fábrica se dedica sobre todo a la producción
de tubos y varillas de hierro, perfiles metálicos,
láminas, ruedas, herramientas de trabajo y
maquinaria agrícola; ella hace el montaje de
estructuras metálicas, material de ferrocarriles y de
navegación, automóviles y aviones.
En consecuencia, la fábrica está formada por los
altos hornos, las acerías, los talleres para las
grandes prensas y martillos, los talleres de montaje
y de ajuste, un puerto para la reparación y el
lanzamiento de barcos, una estación especial
empalmada a la gran vía, un puerto fluvial, las
fábricas de carrocerías, las fábricas de productos
refractarios, etc.; las pistas de prueba para
diferentes vehículos, numerosos laboratorios, las
viviendas para el personal técnico. Naturalmente
hay servicios distribuidos por todas partes,
sanitarios, vestuarios, comedores, puestos de
asistencia médica, etc.
Las grandes avenidas, plantadas con árboles en
tres bolillos; sirven a las diferentes secciones de la
fábrica. Cada sección está dispuesta de tal manera
que pueda crecer independiente y sin perjudicar a
las demás.
Alrededor de la aglomeración principal hay otras
aglomeraciones como las granjas de explotación
FOTO
Fig. 27. Servicios: estación central
66
agrícola, los criaderos de gusanos de seda, las
hilanderías, etc.
conciencia de que el trabajo es la ley humana y de
que hay el ideal suficiente en el culto de la belleza
y de la bondad para hacer la vida espléndida.
Construcción
Los materiales empleados son el cemento con ripio
para los fundamentos y los muros, y el hormigón
armado para las losas y las cubiertas. Todos los
edificios importantes están casi exclusivamente
construidos con hormigón armado.
Estos dos materiales se emplean frescos en moldes
especialmente preparados. Mientras más simples
sean los encofrados, más fácil será la construcción,
por consecuencia ella será más barata. Esta
simplicidad de medios lleva lógicamente a una gran
simplicidad de expresión de la estructura. Cabe
anotar que si nuestra estructura permanece simple,
sin ornamento, sin molduras, desnuda, nosotros
podemos disponer en seguida de las artes
decorativas en todas sus formas y cada objeto de
arte conservará su expresión tanto más neta y pura
porque será totalmente independiente de la
construcción. ¿Y acaso no se ve que el empleo de
tales materiales permite mejor que nunca obtener
las grandes horizontales y verticales, propias para
dar a las construcciones ese aire de calma y de
equilibrio que las armoniza con las líneas de la
naturaleza? Otros sistemas de construcción, otros
materiales conducirán, sin duda, a otras formas que
será también interesante investigar.
FOTO
Fig. 30. Instalaciones industriales, fábricas.
FOTO
Fig. 28. Vista aérea del centro cívico de la
ciudad industrial
FOTO
Fig. 29. Instalaciones industriales, hornos.
Este es el programa resumido del establecimiento
de una ciudad, donde cada individuo toma
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
67
Le Corbusier
La ciudad
contemporánea
Charles Edouard Jeaneret, Le Corbusier (18871965), perteneció a la generación de los 'maestros'
de la arquitectura moderna; su vida, ideas y
realizaciones están ligadas a las vicisitudes que
significaron la puesta en marcha del nuevo lenguaje
arquitectónico, y cubren casi cincuenta años en el
establecimiento de un nuevo estatuto en el campo
del diseño. Su preocupación sobre el problema de
la ciudad moderna será constante y determinará en
sus bases a sus propuestas arquitectónicas, a lo
largo de su prolongada y prolífica carrera
profesional. Formado en la plástica cubista, tiene
además un amplio conocimiento de la tradición
clásica; explora inicialmente, con una gran
capacidad de asombro, los diversos productos de
la sociedad tecnológica: automóviles, aviones,
barcos, elevadores de granos, mingitorios, válvulas,
y comprueba que la arquitectura, aferrada a los
cánones del siglo pasado, está totalmente fuera de
contexto. En última instancia, su sistema de valores
se sitúa en la tradición clásica: la belleza es un
atributo de la utilidad.
En el campo urbanístico, sus primeras
aproximaciones no difieren mucho de la
organización espacial y el concepto impuesto por
68
los alemanes. En la socialdemocracia, la urbanística
posible consistía en la realización de viviendas en
cantidad suficiente hasta el punto de constituirse en
problema urbano.
De este tipo particular de intervención urbanística,
de la cual se extrae un cuerpo sólido de teorías en
materia de organización de áreas residenciales,
todavía hoy sin sustitutos, Le Corbusier realiza
proyectos de vivienda estudiados en un nivel de
constructividad y habitabilidad (la vivienda
racional) que interesan de manera especial al
problema del diseño arquitectónico: Dom-ino,
Monol, Troyes.
Sin embargo, en 1922 trasciende totalmente el
plano de estas experiencias. Marcel Temporal,
director de la sección de urbanismo del Salón
d'Automne, le propone en el mes de julio que
realice un proyecto cualquiera para presentarlo en
la exposición. En noviembre se inaugura el evento, y
Le Corbusier hace un despliegue de planos, dibujos
y textos que hacen referencia a un modelo urbano
gigantesco: una ville contemporaine, para tres
millones de habitantes, tan grande como París.
Obviamente, el proyecto despierta asombro, furias
y entusiasmo. Pero allí estaba cuando ya se había
producido el corte definitivo entre la representación
y la intervención técnica, integrándose en la
llamada ciencia urbanística que la experiencia
holandesa y alemana legitimaron totalmente. La
urbanística ya recorría nuevos niveles.
El hábitat propuesto está impregnado de esa visión
totalizante de la sociedad, con la imposición de un
modo de vida, que caracterizaron las
representaciones del siglo XIX, hasta el estallido de
la Gran Guerra. La ciudad de Le Corbusier es una
ciudad moderna, ya no industrial, sino financiera y
de servicios, con todos los atributos de la
tecnología, centro de actividades de le sociedad
capitalista, con un particular énfasis en el diseño del
hábitat residencial, densificado en su corazón con
rascacielos de 60 pisos, con pistas para aerotaxis y
los inmuebles-villas en la periferia, con jardines
suspendidos, aire, luz y elevado confort.
Luego, en 1929, la Ville Radieuse: el
perfeccionamiento. Armado de estas propuestas
recorre el mundo y sintománticamente propone en
América ordenamientos y proyectos urbanos.
Buenos Aires, Montevideo, Río de Janeiro, San
Pablo, la misma esperanza que impulsaba a los
utopistas del siglo XIX a implantar sus modelos en
Norteamérica: la esperanza proyectual en la
búsqueda de nuevas estructuras sociales, nuevas
mentalidades. Además la búsqueda de ámbitos
vírgenes, lejos del difícil compromiso que exigía el
Viejo Mundo, sea en sus deterioradas estructuras
urbanas como en las mentalidades cristalizadas de
gobiernos y habitantes. Sin imaginar que esta
América había abrevado durante largos años de
colonización, de la cultura y la ideología europea.
del Movimiento Moderno y surge después del IV
Congreso del CIAM, llevado a cabo durante un
crucero entre Marsella y Atenas en 1933. En 1941
aparece este documento anónimo que fuera
realizado por él.
La villa contemporánea para tres millones de
habitantes ya está en el límite, en el punto de
inflexión de la urbanística. La sociedad industrial
termina de definir su ideología arquitectónica y
urbanística. La acción publicitaria emprendida por
Le Corbusier, permite que, sin timidez el arquitecto
se constituya en el profesional de esta disciplina sin
especialista.
Le Corbusier será uno de los principales voceros del
CIAM (Congresos Internacionales de Arquitectura
Moderna), organismo rector de la urbanística
contemporánea; su infatigable y persistente acción
propagandística no repara en medios; en muchos
casos Le Corbusier habla y rige por boca del IAM.
La Carta de Atenas fue el documento urbanístico
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
69
Una ciudad contemporánea de tres
millones de habitantes. 8
Procediendo como el técnico en su laboratorio, dejo
de lado los casos específicos; aparto todos los
accidentes; me preparo un terreno ideal. El objetivo
no consistía en vencer situaciones preexistentes, sino
llegar con la construcción de un edificio teórico
riguroso, a formular principios fundamentales del
urbanismo
moderno.
Dichos
principios
fundamentales, si son ciertos, pueden constituir el
esqueleto de todo sistema de urbanización
contemporánea; constituirán la regla según la cual
puede hacerse el juego. Contemplar luego el caso
específico, esto es, cualquier caso —París, Londres,
Berlín, Nueva York o un villorrio, minúsculo— es ser
dueño, si se parte de conocimientos cabales, de dar
una dirección a la batalla que va a iniciarse. Pues
es librar una batalla formidable querer urbanizar
una gran ciudad contemporánea. Y ¿ha visto
alguien librarse una batalla sin conocimiento exacto
de los objetivos que hay que alcanzar? En eso
estamos, precisamente. Autoridades acorraladas se
lanzan en aventuras de policías con varitas, de
policías montados, de señales sonoras y luminosas,
de pasarelas sobre las calles, de veredas
circulantes bajo las calles, de ciudades-jardín, de
supresión de tranvías, etc. Todo esto, sucesivamente,
jadeando, para hacer frente a la fiera. La FIERA, la
Gran Ciudad, es mucho más poderosa que eso: sólo
sirve para despertarla. ¿Qué inventarán mañana?
Reproducimos el texto de Le Corbusier con autorización de
ediciones infinito, de Buenos Aires, que publicó La ciudad del
futuro, obra a la que pertenece el presente fragmento.
8
70
Hace falta una línea de conducta.
Son necesarios principios
urbanismo moderno.
fundamentales
del
Terreno
El terreno llano es el terreno ideal. En todas partes
donde la circulación se intensifica, el terreno llano
proporciona las soluciones normales. Donde la
circulación disminuye, los accidentes del terreno
estorban menos.
El río pasa lejos de la ciudad. El río es un ferrocarril
sobre el agua, es una estación de mercaderías, una
estación de entrecasa. En una casa bien puesta, la
escalera de servicio no pasa por la sala, incluso si
la mucama de Bretaña es coqueta (incluso sí las
barcazas emboban al ocioso inclinado sobre el
puente).
La población
La urbana, la suburbana, la mixta.
a) La urbana, los del centro, que tienen allí sus
ocupaciones y que residen en la ciudad.
b) La suburbana, los que trabajan en la
periferia, en la zona de las fábricas y no van
a la ciudad; residen en la ciudad-jardín.
c) La mixta, los que llevan a cabo su labor en el
centro de los negocios, pero que mantienen sus
familias en las ciudades-jardín.
Distribuir en a, b y c (y mediante clasificación se
procura realizar prácticamente la transmutación de
las especies reconocidas) equivale a afrontar
abiertamente el problema del urbanismo puesto
que implica determinar los cantones de estas tres
unidades, fijar sus extensiones y, por tanto, plantear
y resolver el problema de:
1. La ciudad, centro de negocios y residencias
urbanas.
2. La ciudad industrial y las ciudades-jardín
(transportes).
3. Las ciudades-jardín y los transportes diarios.
Reconocer un órgano denso, rápido, ágil,
concentrado: la ciudad (centro debidamente
organizado). Otro órgano flexible, extenso,
elástico: la ciudad-jardín (cinturón). Entre estos dos
órganos, reconocer con fuerza de ley la presencia
indispensable de la zona de protección y extensión,
zona sometida, arboledas y prados, reserva de
aire.
Las densidades
Tanto más grande es la densidad de población de
una ciudad, tanto más pequeñas son las distancias
que recorrer. Consecuencia: aumentar la densidad
del centro de las ciudades, sede de los negocios.
Pulmón
El trabajo moderno se intensifica cada vez más, con
exigencias cada vez más peligrosas para nuestro
sistema nervioso. El trabajo de hoy exige la calma,
el aire puro y no el aire viciado.
Las ciudades actuales aumentan su densidad a
expensas de las plantaciones que son el pulmón de
la ciudad.
La ciudad moderna debe aumentar su densidad
pero aumentar al mismo tiempo, considerablemente,
las superficies plantadas.
Aumentar las superficies plantadas y disminuir el
trayecto a recorrer. Hay que construir en altura el
centro de la ciudad.
Los departamentos residenciales en la ciudad no
pueden estar construidos en ―calles en corredor‖,
atiborradas de estrépito, invadidas en polvo y
sobre patios oscuros.
El departamento urbano debe ser construido sin
patio y lejos de las calles, dando sus ventanas sobre
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
71
amplios parques: lotes en rediente y lotes cerrados.
La calle
La calle actual es la vieja ―tierra firme‖ sobre la
que se ha puesto un pavimento, bajo la que se han
excavado algunos subterráneos.
calles. El peatón recibe un golpe mortal. Y con esto,
no circula más. El sacrificio de los peatones es
estéril.
Clasificar la circulación:
a Pesos pesados.
La calle moderna es un organismo nuevo, especie
de fábrica longitudinal, depósito aireado de
múltiples órganos complejos y delicados (las
canalizaciones). Va contra todo sentido económico,
contra toda seguridad y buen sentido enterrar las
canalizaciones de la ciudad. Las canalizaciones
deben ser accesibles de todas partes. Las secciones
de esta fábrica longitudinal tienen varios destinos.
El objeto de esta fábrica tanto es la construcción de
las casas con que se tiene la costumbre de
flanquearla como los puentes que la prolongan a
través de los cañadones o por encima de los ríos.
b Vehículos que hacen pequeños recorridos en
todo sentido.
c Vehículos rápidos (que atraviesan gran parte
de la ciudad).
a) Por el subsuelo9 los pesos pesados. El piso
bajo de las casas que ocupa este nivel está
construido por pilotes que dejan entre ellos
espacios libres muy grandes; los pesos
pesados descargan o cargan sus mercancías
en ese piso que constituye en verdad el muelle
de la casa.
La calle moderna debe constituir una obra maestra
de ingeniería civil y no una obra de peones
camineros.
b) Al nivel de la planta baja de los inmuebles, el
sistema múltiple y sensible de las calles
normales que lleva la circulación hasta sus
fines más menudos.
La calle en corredor no debe ser tolerada más
porque envenena las casas que las bordean y
provoca la construcción de los patios cerrados.
c) De Norte a Sur, de Este a Oeste,
constituyendo los dos ejes de la ciudad, las
autopistas de cruce para tráfico rápido de
una sola mano, son construidas sobre vastas
pasarelas de hormigón de 40 ó 60 metros de
La circulación
Se clasifica mejor que cualquier otra cosa.
En la actualidad, no está clasificada… dinamita
arrojada a la hornalla en los corredores de las
72
No digo el subsuelo, sería mas exacto decir al nivel de lo que
llamamos subsuelo, ya que si ciertos barrios concretasen la
ciudad sobre pilotes ese subsuelo no estaría enterrado.
9
ancho empalmadas por rampas, cada 800 ó
1200 metros, al nivel de las calles normales.
Se ingresa a las autopistas en cualquier punto
de su recorrido y se puede atravesar la
ciudad y llegar a las afueras, a las mayores
velocidades, sin tener que soportar ningún
cruce. El número de las calles actuales debe
disminuirse en dos tercios. El número de los
cruces de calles está en función directa del
número
de
calles;
esto
agrava
considerablemente el número de calles. El
cruce de calles es el enemigo de la circulación,
del tráfico. El número de las actuales calles
está determinado por la más remota historia.
La protección de la propiedad ha
salvaguardado, casi sin excepción, hasta el
mínimo sendero del primitivo caserío y lo ha
erigido en calle, incluso en avenida. Calles así
¡se cortan cada 50 metros, cada 20 metros,
cada 10 metros! Así se llega al ridículo
embotellamiento.
La distancia, entre dos estaciones de subterráneo o
de ómnibus proporciona el módulo eficaz de
separación entre los cruces de calles, módulo
condicionado por la velocidad de los vehículos y la
resistencia admisible del peatón. Esta distancia
media de 400 metros da, por tanto, la separación
normal de las calles, patrón de las medidas
urbanas. Mi ciudad está trazada sobre una
cuadrícula regular de calles espaciadas cada 400
metros y que se cruzan a veces a 200 metros.
Este triple sistema de calles superpuestas responde
a la circulación automotriz (camiones, coches de
alquiler o particulares, ómnibus), órganos rápidos y
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
flexibles.
El vehículo sobre rieles sólo tiene motivo para
subsistir si está enganchado en forma de tren,
proporcionando así un gran rendimiento: se trata
entonces del ramal de subterráneo o del tren
suburbana. En cuanto al tranvía, no tiene ya
derecho a subsistir en el corazón de la ciudad
moderna. La división en lotes de 400 metros de
lado determina, pues, barrios de 16 hectáreas con
una población que oscila, según sea de negocios o
residencial, entre 5.000 y 6.000 habitantes. Es
natural continuar aplicando el tramo promedio de
los subterráneos parisienses (400 menos) y
establecer en el centro de cada lote una estación
de subterráneo.
Sobre los dos ejes de la ciudad, dos pisos por
debajo de la autopista, se encuentra el subterráneo
que penetra hasta los cuatro puntos extremos de los
suburbios de las ciudades-jardín y constituye el
colector de la red metropolitana. Las dos grandes
arterias de cruce del centro contienen además, en
un segundo subsuelo, los trenes suburbanos de
circulación ininterrumpida en una sola dirección (en
circuito cerrado) y en un tercer subsuelo, las cuatro
grandes líneas termínales de los cuatro sectores
cardinales de las provincias, o, mejor aún,
conectadas por medio de un sistema en circuito.
La estación
Sólo hay una estación. La estación sólo puedo estar
en el centro de la ciudad. Es su único sitio; no existe
motivo alguno para asignarle otro lugar. La
73
estación es el cubo de la rueda.
La estación es, ante todo, un edificio subterráneo.
Su techado con dos alturas por arriba del suelo
natural de la ciudad constituye el aeropuerto para
aerotaxis. El aeropuerto para taxis (dependiente
del aeropuerto principal ubicado en la zona
sometida)10 debe ser directamente contiguo a los
subterráneos, a los ferrocarriles del interior, la
"gran ruta" y los servicios administrativos de
transporte.
En el centro, la ESTACIÓN con plataforma para
aterrizaje de aviones-taxis, Norte-Sur, Este-Oeste,
la GRAN ARTERIA para vehículos rápidos (pasarela
sobreelevada de 40 metros de ancho).
Al pie de los rascacielos y alrededor, plaza de
2400x1500 metros (3.640.000 metros cuadrados)
cubierta de jardines, parques y alamedas. En los
parques, al pie y en torno de los rascacielos, los
restaurantes, cafés, comercios de lujo, estructuras
con dos o tres terrazas escalonadas; los teatros,
salas, etc.; los garajes al aire libre o cubiertos.
Plano de la ciudad
Los rascacielos amparan los negocios.
Principios fundamentales:
1º. DESCONGESTIÓN DEL CENTRO DE LAS
CIUDADES;
2º. 2º AUMENTO DE LA DENSIDAD;
3º. AUMENTO
DE
CIRCULACIÓN;
4º. AUMENTO
PLANTADAS;
DE
LOS
LAS
MEDIOS
DE
SUPERFICIES
A la izquierda: los grandes edificios públicos,
museos, ayuntamiento, servicios públicos. Más a la
izquierda, el parque inglés. (El parque inglés está
destinado a la ampliación lógica del corazón de la
ciudad.)
A la derecha: recorridos por un ramal de la "gran
arteria", los muelles y los barrios industriales con las
estaciones de carga.
Rodeando totalmente la ciudad, la zona sometida,
arboledas y praderas. Más allá, las ciudadesjardín que forman un gran cinturón.
En consecuencia, en el centro: estación central.
a) Plataforma: aeropuerto de 200.000 metros
cuadrados.
En 1923, ocho meses después del Salón de Otoño, el
Intransigeant anunciaba: Una idea inglesa: el aeropuerto en el
techo de la estación.
10
74
b) Entrepiso: gran arteria (pista sobreelevada
para autos rápidos, único cruce por medio de
un rond-point).
intensidad.
Densidad
c) Planta baja: vestíbulos y ventanillas de
subterráneos, servicio suburbano, grandes
líneas y aviación.
d) 1er. subsuelo: subterráneos de penetración y
de gran recorrido.
e) 2º subsuelo: trenes suburbanos (en circuito
cerrado, una sola dirección).
f) 3er. subsuelo: grandes líneas (cuatro puntos
cardinales).
a) Rascacielos: 3000 habitantes por hectárea.
b) Lotes en rediente: 300 habitantes por
hectárea. Residencia lujosa.
c) Lotes cerrados: 305 habitantes por hectárea.
Esta gran densidad permite reducir distancias y
asegura la rapidez de las comunicaciones.
NOTA: La densidad media de París, intramuros, es
de 364; Londres: 158; la de los barrios
superpoblados de París, 533; la de Londres, 422.
El centro
Veinticuatro rascacielos con capacidad entre
10.000 y 50.000 empleados cada uno: los
negocios, los hoteles, etc., 400.000 a 600.000
habitantes.
Superficies plantadas
Viviendas de ciudad, loteo "en rediente" o
"cerrados", 600.000 habitantes.
Sobre terreno con b) 85% de superficie plantada
(jardines, deportes).
Las ciudades-jardín, 2.000.000 de habitantes o
más.
Sobre terreno con c) 48% de superficie plantada
(jardines, deportes).
En la plaza central: los cafés, restaurantes,
comercios de lujo, salones diversos, foro magnífico
escalonado y bordeado de enormes parques,
proporcionando un espectáculo de orden e
Centro educativo y cívico, Universidades,
Museos de arte e industria,-Servicios públicos,
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Sobre terreno con a) 95 % de superficie plantada
(plazas, restaurantes, teatros).
75
Ayuntamiento
Parque inglés. (La ampliación del centro se hará
sobre los terrenos del parque inglés.)
Residencia: ―lotes cerrados‖, 5 pisos dobles, con
jardines colgantes, sobre grandes parques, sin
patios interiores, sistema de inmueble con
servicios colectivos (nueva fórmula de la casa
de renta).
Deportes: autódromo, hipódromo, velódromo y
estadio, piscina, circo.
Ciudades-jardín,
Estética,
Perfección, Espíritu Moderno
Zona sometida (propiedad de la ciudad) con
el Aeródromo
Zona en la que se prohíbe toda construcción
disponible para la ampliación de la ciudad,
conforme plan municipal; arboledas, praderas,
campos de deportes. La constitución de una '"zona
sometida" mediante la adquisición progresiva de la
pequeña propiedad del primer suburbio representa
una de las tareas más urgentes de las
municipalidades. Es asegurarse así un capital de
valor duplicable.
Economía,
Una frase resume la exigencia de mañana: HAY
QUE CONSTRUIR AL AIRE LIBRE. La geometría
trascendente debe reinar, dictar todos los
trazados y llegar a sus consecuencias más
pequeñas e innumerables.
La ciudad actual se muere por no ser
geométrica. Construir al aire libre es
reemplazar el terreno estrambótico, insensato,
que es el único existente en la actualidad, por
un terreno regular. Y fuera de ese, no hay otro
de salvación.
Barrios industriales, Loteos
Consecuencia de los trazados regulares, la
serie.
Negocios: rascacielos de 60 pisos sin patio
interior.
Consecuencia de la serie: el Standard, la
perfección (creación de los tipos)
Residencia: ―lotes en rediente‖ con 6 pisos
dobles, sin patios interiores; departamentos que
por uno y otro lado dan sobre grandes
parques.
El trazado regular es la geometría que entra
en la obra. No hay buena labor humana sin
geometría. La geometría es la esencia misma
de la Arquitectura. Para introducir la serie en
la construcción de la ciudad, hay que
76
industrializar la edificación. La edificación es la
única actividad económica que haya quedado
exenta hasta ahora de industrialización. La
edificación ha escapado, pues, al progreso. En
consecuencia, ha permanecido fuera de los
precios normales.
Si se industrializa la construcción, pueden
formarse equipos obreros tan perceptivos e
inteligentes como los de mecánicos.
El arquitecto está deformado profesionalmente.
Se ha entregado a querer el terreno
estrafalario, pretendiendo hallar en él el
secreto de soluciones originales. El arquitecto
está en el error. Ya sólo se puede edificar
para los ricos o bien con pérdidas
(presupuestos municipales) o bien construyendo
lamentablemente mal, privando al morador de
la comodidad indispensable. Un auto fabricado
en serie es una obra maestra de confort, de
exactitud, de equilibrio y gusto. Una casa
construida a medida (en terreno estrambótico)
es una obra maestra de incongruencias, una
monstruosidad.
¡El albañil data de… siempre! Golpea a
puntapiés y mazazos. Aniquila todo en torno
suyo; el material que se le confía está
liquidado en algunos meses. Hay que reformar
el espíritu del albañil haciéndolo entrar en el
mecanismo severo y exacto de la construcción
industrializada.
El mecánico data de veinte años y constituye la
casta superior del mundo obrero.
El costo de la construcción descendería de 10 a
2.
La mano de obra, mediante la taylorización, se
clasificará: a cada uno según sus méritos,
recompensa por los servicios prestados.
El terreno estrambótico absorbe todas las
facultades creadoras del arquitecto y agota a
su hombre. La obra que así resulta es
estrambótica – por definición – aborto
monstruoso, solución hermética que solo
satisface a quien conoce sus entretelones.
Hay que construir al aire libre: intramuros,
extramuros.
Como todas las jerarquías (técnica) están
sometidas a la obra ejecutada con ECONOMÍA,
intervendrán entonces las alegrías intensas del
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
77
arte, introducidas por la geometría.
Estética de la ciudad
(La ciudad aquí diseñada es un puro juego de
consecuencias geométricas)
Un nuevo módulo vasto (400 metros) lo anima
todo. La cuadrícula regular de sus calles que se
cortan cada 400 metros y 200 metros es
uniforme (orientación fácil del viajero), pero
ninguno de sus aspectos es semejante a otro.
Aquí juegan, en fuga sinfónica, las fuerzas de
la geometría.
Entremos por el parque inglés. El rápido auto
sigue la autopista sobreelevada: avenida
majestuosa de rascacielos. Uno se aproxima:
multiplicación en el espacio de los 24
rascacielos; a la izquierda, a la derecha, al
fondo de sus plazas, los servicios públicos;
encerrando el espacio, los museos y las
universidades.
Súbitamente se está al pie de los primeros
rascacielos. Entre ellos no existe la magra
fisura de luz de una Nueva Cork angustiosa
sino el vasto espacio. Los parques se
despliegan. Las terrazas se escalonan sobre el
césped, en los bosquecillos. Edificios de
proporciones ostentosas y bajas llevan la vista
a lo lejos hacia el follaje de los árboles.
¿Dónde están las minúsculas Procurarías? Aquí
78
es donde se yergue la CIUDAD llena de gente,
en la tranquilidad y el aire puro, y el ruido
queda oculto por las frondas de los árboles,
Nueva Cork caótico está vencido. He aquí, en
medio de la luz, una ciudad moderna.
El auto ha dejado la ruta sobreelevada y sus
100 por hora; se desliza suavemente por los
barrios residenciales. Los redientes se
extienden a lo lejos las perspectivas
arquitectónicas. Jardines, juegos, campos de
deporte. Por todas partes domina el cielo, que
se despliega a lo lejos. La horizontal de los
techos en terraza recorta planos precisos
bordeados por el verdor que dan los jardines
colgantes. La regularidad de los elementos de
detalle puntualiza el trazado firme de los
grandes macizos ofrecidos a la vista. Y
suavizados por el azul a lo lejos, los rascacielos
yerguen sus grandes muros geométricos
totalmente de vidrio. En el vidrio que viste sus
fachadas, de arriba abajo, el azul reluce y el
cielo brilla. Deslumbramiento. Prismas enormes
pero radiantes.
En todas partes el espectáculo es diverso; el
cuadriculado es de 400, pero está
curiosamente
modificado
por
artificios
arquitectónicos (los redientes están en
contrapunto, módulo de 600x400).
Ficha bibliográfica
Le Corbusier y otros
La carta de Atenas
SÍNTESIS DE CONTENIDOS.(Transcripción textual)
1° parte: Generalidades
La ciudad y su región
1. La ciudad no es más que una parte del conjunto
económico, social y político que constituye la región.
La unidad administrativa raramente coincide con la
unidad geográfica, la región.
2. La vida solamente se despliega en la medida que
concuerdan los dos principios contradictorios que
rigen la personalidad humana: el individual y el
colectivo.
3. Las constantes psicológicas y biológicas
experimentan la influencia del medio.
En primer lugar la situación geográfica y
topográfica, la índole de los elementos, agua y
tierra, la naturaleza, el suelo, el clima.
4. En segundo lugar, la situación económica. Los
recursos de la región, contactos con el exterior.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
5. La situación política. Sistema administrativo.
6. Los caracteres de la ciudad a lo largo de la
historia. "La historia se halla inscrita en los trazados
y en las arquitecturas de las ciudades" (Ibíd.: 30)
7. Las razones que presiden el desarrollo de las
ciudades están sometidas a cambios continuos.
8. El advenimiento del maquinismo ha provocado
inmensas perturbaciones en el comportamiento de los
hombres, en su distribución sobre la tierra y en sus
actividades. Movimiento irrefrenado de
concentración en las ciudades al amparo de las
velocidades mecánicas. Evolución brutal y universal
sin precedentes. El caos ha hecho su entrada en las
ciudades.
2a parte: Estado actual de las ciudades. Críticas y
remedios
Habitación
Observaciones
9. En el interior del núcleo histórico de las ciudades,
así como en determinadas zonas de expansión
industrial del siglo XIX, la población es demasiado
densa (1000 - 1500 hab. /h).
Caracterización del tugurio:
. Insuficiente superficie por persona.
. Mediocridad de las aberturas al exterior.
. Falla de sol (malas orientaciones).
.Vetustez y presencia de gérmenes mórbidos
(tuberculosis)
. Ausencia o insuficiencia de instalaciones sanitarias.
79
Título: Principios de urbanismo (La carta de
Atenas) Autor: Le Corbusier (como redactor de los
trabajos del IV CIAM en Atenas)
Fechas: Redacción del original: 1933. Primera
publicación: 1942. Primera publicación de la
presente versión: 1957 Foundation Le Corbusier y
Editions de Minuil, París. Edición 1993. Planeta
Argentina. Buenos Aires. Trad: Editorial Ariel.
1971.
Contexto de producción:
Los Congresos Internacionales de arquitectura
Moderna (CIAM), que se realizan entre 1928 y
1956 representan el mayor órgano de difusión
de los principios doctrinarios del Movimiento
Moderno.
Según Kennet Frampton, tres etapas son
reconocibles en su desarrollo:
En la primera, que incluye los primeros tres
congresos, predomina la ideología radical y
socialista de la Neue Sachlichkeit (Nueva
Objetividad) y de los realistas holandeses. El tema
central del segundo CIAM, la vivienda mínima, se
plasmo en un documenlo clave para el desarrollo
posterior de todo el movimiento moderno en
Alemania: Die Wohnung for das Existenzminirnum,
producido bajo el auspicio de Ernst May.
En la segunda etapa, se destacan las figuras de
Le Corbusier, Josep Lluis Sert y Sigfried Giedion,
cronista y crítico oficial del movimiento moderno, y
también uno de sus más destacados difusores.
El cuarto encuentro, realizado a bordo de un
crucero entre Marsella y Atenas, en 1933, tiene
como título La ciudad funcional e inaugura el
segundo período de los CIAM. En él se redactará
en forma colectiva La curia de planificación de la
ciudad, conocida posteriormente como Carta de
Atenas, que se publicaría recién en 1943, sin
datos sobre sus redactores.
La carta de Atenas se constituye con el
instrumento dogmático por excelencia de Ios
urbanistas modernos. El documento llevaba
implícito un modelo de ciudad funcional, basado
en una zonificación rígida de funciones separadas
por espacios verdes, y un modelo estético del
espacio abierto, donde se implantartan "Ios
bloques en altura aislados".
Promiscuidad
"Desde el momento de su fundación, Ios CIAM
avanzaron por el camino de las realizaciones
prácticas:
trabajos
colectivos,
discusiones,
resoluciones, publicaciones. Los congresos CIAM,
que siempre han sido asambleas de trabajo,
escogieron sucesivamente dilerentes países para
reunirse. En cada ocasión, provocaron en Ios
centros profesionales y en la opinión, una
agitación fecunda, una animación, un despertar"
(Ibíd.: 149).
10. En Ios sectores congestionados, las condiciones de
habitabilidad son nefastas por:
Falta de espacio suficiente para alojamiento.
. Falta de superficies verdes disponibles
. Falta de cuidado y mantenimiento de las
edificaciones (explotación basada en la
especulación).
11. El crecimiento de la ciudad devora
progresivamente las superficies verdes, limítrofes de
sus sucesivas periferias. Este alejamiento cada vez
mayor de Ios elementos naturales aumenta en igual
medida el desorden de la higiene.
12. Las construcciones destinadas a vivienda se
hallan repartidas por la superficie de la ciudad, en
contradicción con las necesidades de la higiene.
13. Los barrios más densos se hallan en las zonas
menos favorecidas (mala orientación, contaminación
con gases industriales, inundables).
14. Las viviendas acomodadas, construcciones
aireadas, ocupan las zonas favorecidas: abrigo de
Ios vientos, vistas seguras, gracioso desahogo sobre
perspectivas paisajistas: lago, mar, montes y
abundante exposición al sol,
15. Esta distribución de la vivienda está sancionada
por el uso y por disposiciones municipales que se
consideran justificadas: Zonificación
"Zonificación es la operación que se realiza sobre un
piano urbano con el fin de asignar a cada función y
a cada individuo su lugar adecuado. Tiene como
base la necesaria discriminación de las diversas
Fuente: Principios de Urbanismo. Op. Cit.
Notas Complementarias
80
Después de finalizada la segunda guerra,
comienza la tercera etapa de Ios CIAM, con el
séptimo encuentro, realizado en Bérgamo en
1949.
En este congreso y en el siguiente, realizado en
Inglaterra, bajo el título El centro urbano, ya se
vislumbraba la necesidad de incorporar cambios
en Ios esquemas. Estos cambios críticos van a ser
realizados por el grupo encargado del X
congreso, conocido como Team X.
Finalidades de Ios CIAM
"Las finalidades de Ios CIAM son: formular el
problema
arquitectónico
contemporáneo;
presentar la idea arquitectónica moderna, hacer
penetrar esta idea en Ios círculos técnicos,
económicos, velar por la realización del problema
de la arquitectura" (Ibíd.: 148)
Los congresos CIAM
actividades humanas, que exigen cada una su
espacio.
Pero ningún derecho hay de reservar sólo a Ios
favorecidos por la fortuna las condiciones necesarias
para una vida sana y ordenada.
Hay que hacer accesible a cada uno, fuera de toda
cuestión de dinero, un cierto grado de bienestar
mediante una legislación implacable" (Ibíd., 46).
16. Las construcciones levantadas a lo largo de las
vías de comunicación y en las proximidades de los
cruces, son perjudiciales para la habitabilidad:
ruidos, polvo y gases nocivos.
17. El tradicional alineamiento de las viviendas a lo
largo de las calles, sólo garantiza la exposición al
sol a una parte mínima de los alojamientos.
18. La distribución de las construcciones de uso
colectivo dependientes de la vivienda es arbitraria.
19. Las escuelas, en particular, se hallan situadas en
vías de circulación y demasiado alejadas de las
viviendas.
20. Los suburbios se ordenan sin plan alguno y sin
vinculación normal con la ciudad.
21. Se ha tratado de incorporar los suburbios en el
ámbito administrativo iDemasiado tarde! ―La
administración debe apoderarse de la gestión del
suelo que rodea la ciudad antes del nacimiento de
los suburbios, con el objeto de garantizarle los
medios necesarios para un desarrollo armonioso".
22. A menudo los suburbios no son más que una
aglomeración de barracas donde la indispensable
viabilidad resulta difícilmente rentable.
En lo sucesivo, los barrios de vivienda deben ocupar
los mejores emplazamientos en el espacio urbano,
aprovechando la topografía, el clima y la insolación
más favorable...
23. La determinación de las zonas de habitación
debe estar dictada por razones de higiene.
24. Deben imponerse densidades razonables según
las formas de habitación que ofrece la propia
naturaleza del terreno.
25. Deben señalarse un número de horas mínimo de
exposición al sol para toda la vivienda.
26. Debe prohibirse la alineación de las viviendas a
lo largo de las vías de comunicación.
27. Deben tenerse en cuenta los recursos de las
técnicas modernas para alzar construcciones
elevadas.
28. Las construcciones altas, situadas a gran
distancia unas de otras, deben liberar el suelo a
favor de grandes superficies verdes.
Esparcimiento
Observaciones
30. Las superficies libres son, en general
insuficientes.
31. Cuando las superficies libres tienen suficiente
extensión, a menudo están mal distribuidas, y
resultan poco útiles para la masa de los habitantes.
33. Precariedad de las instalaciones deportivas.
34. Los terrenos que podrían destinarse a las horas
libres se hallan mal comunicados con la ciudad.
Exigencias
35. En lo sucesivo, todo barrio residencial debe
contar con la superficie verde necesaria para la
ordenación racional de los juegos y deportes...
"Contrariamente a lo que ocurre en las ciudades
jardín, las superficies verdes no estarán
compartimentadas en pequeños elementos de uso
privado...".
36. Los islotes insalubres deben ser demolidos y
sustituidos por superficies verdes: con ello los barrios
limítrofes resultarán saneados.
37. Las nuevas superficies verdes deben asignarse a
fines claramente definidos: parques infantiles,
escuelas, centros juveniles o construcciones de uso
comunitario vinculadas a la vivienda.
38. Las horas libres semanales deben pasarse en
lugares favorablemente preparados: parque,
bosques, terrenos deportivos, estadio, playas, etc.
39. Parques, terrenos deportivos, estadios, playas,
etc...
"Debe fijarse un programa de distracciones en el
que quepa toda clase de distracciones, solitarias o
en común" (Ibíd., 75).
40. Deben estimarse los elementos existentes: ríos,
bosques, colinas, montañas, valles, lago, mar, etc...
32. La ubicación periférica de las superficies libre no
se presta al mejoramiento de las condiciones de
habitabilidad en zonas urbanas congestionadas.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
81
Ejemplo de tipificación del principio 21
Los tres establecimientos humanos: la ciudad
radiante, la ciudad industrial lineal a lo largo
de los medios de comunicación y los
establecimientos agrícolas en el medio del
triángulo.
La planificación conjunta de la ciudad y su
región de influencia.
Promueve simultáneamente la separación de
funciones a nivel territorial, el control del
crecimiento y la reserva de vida campesina
entre las ciudades lineales.
Extraído de Cómo concebir el urbanismo.
Le Corbusier, 1946, [1967;75;132]
Trabajo
Principios 39; 40
El horizonte, al mar, la vegetación...
Dibujos de Le Corbusier para Argel, capital
del África francesa.
Extraído de: Cómo concebir el urbanismo (Op.
cit, 89 y 98)
Observaciones
41. Los lugares de trabajo no se hallan dispuestos
racionalmente en el interior del complejo urbano:
industria, artesanía, negocios, administración y
comercio.
42. La vinculación entre la habitación y los lugares
de trabajo ha dejado de ser normal, impone
trayectos desmesurados.
43. Las horas punta de los transportes acusan un
estado crítico.
44. Debido a la falta de todo programa crecimiento incontrolado, ausencia de previsiones,
especulación del suelo- la industria se instala al azar,
sin obedecer a regla alguna.
45. En las ciudades, las oficinas se han concentrado
en los centros de negocios, lugares privilegiados que
pronto son presa de la especulación. Falta una
organización útil para su desarrollo natural.
Trabajo
Los talleres verdes de Le Corbusier, constituidos
paisajísticamente como "unidad de trabajo".
Exigencias
46. Los sectores industriales deben ser
independientes de los sectores de habitación. Unos y
otros deben estar separados por zonas verdes.
47. Las zonas industriales deben hallarse junto al
ferrocarril, el canal y la carretera.
48. La artesanía, íntimamente vinculada a la vida
urbana, debe ocupar lugares claramente
determinados en el interior de la ciudad.
82
49. El centro de negocios, dedicado a la
administración privada o pública, debe contar con
buenas comunicaciones con los barrios de viviendas,
al igual que las industrias y la artesanía.
Circulación
Observaciones
50. La actual red de vías urbanas es un conjunto de
ramificaciones desarrollada en torno a las grandes
vías de comunicación.
51. Las grandes vías de comunicación fueron
concebidas para el tránsito de peatones o de
carruajes, Hoy no responden ya a los medios
mecánicos de transporte.
Las dimensiones de las calles, inadecuadas para el
futuro, se oponen a la utilización de las nuevas
velocidades mecánicas y a la expansión regular de la
ciudad.
52. Las distancias entre los cruces de las calles son
demasiado pequeñas.
53. La anchura de las calles es insuficiente. El intento
de ensancharlas resulta a menudo una operación
costosa e ineficaz.
54. Ante las velocidades mecánicas, la red de calles
muestra ser irracional, carente de exactitud, de
flexibilidad, de diversidad, de adecuación.
55. Los trazados suntuarios, con finalidad
representativa han podido o pueden constituir graves
dificultades para la circulación.
56. En muchos casos, la red ferroviaria se ha
convertido, con la extensión de la ciudad, en un
obstáculo grave para la urbanización. Esta red
encierra barrios de viviendas, privándolos de contactos
útiles con los elementos vitales de la ciudad.
Exigencias
58. A partir de estadísticas rigurosas, deben realizarse
análisis útiles del conjunto de la circulación en la
ciudad y en su región...
59. Las vías de circulación deben clasificarse según su
naturaleza y construirse en función de los vehículos y
de sus velocidades.
60. Los cruces de tráfico intenso se ordenarán en
forma de circulación contínua mediante cambios de
nivel.
62. 61. El peatón debe poder seguir caminos distintos
a los Las calles deben diferenciarse según su destino:
calles de vivienda, calles de paseo, calles de tránsito y
arterias principales.
63. Las zonas verdes deben aislar, en principio, los
cauces de gran circulación. Croquis de Le Corbusier de
la catedral de Notre Dame (Op. Cit. 65)
con medidas radicales: por ejemplo desviación de
elementos de circulación...
68. La destrucción de tugurios en los alrededores de
los monumentos históricos dará ocasión a la creación
de espacios verdes.
69. La utilización de los estilos del pasado, con
pretextos estéticos en las nuevas construcciones
alzadas en /as zonas históricas tiene consecuencias
nefastas.
60; 61; 62 Redes diferenciadas con cruces a nivel
Principios nuevos de vialidad. Separación del
peatón del automóvil (op. Cit. 101)
Patrimonio histórico de las ciudades
64. Los valores arquitectónicos deben ser
salvaguardados (edificios aislados o conjuntos
urbanos)
65. Los testimonios del pasado serán salvaguardados
si son expresión de una cultura anterior y si responden
a un interés general.
66. Si su conservación no implica el sacrificio de
poblaciones mantenidas en condiciones malsanas.
67. Si es posible remediar el perjuicio de su presencia
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Croquis de Le Corbusier de la catedral de Notre
Dame (Op. Cit 65)
83
Tercera parte. Conclusiones
Puntos doctrinales
Islote insalubre de conventillos
Reagrupamiento de la propiedad inmueble
Le Corbusier. Op. Cit 90-91
Abolida la tiranía de la calle, todas las
Esperanzas están permitidas…
70. La mayoría de las ciudades actuales estudiadas
presentan hoy una imagen caótica. Estas ciudades no
responden en modo alguno a su destino, que debiera
consistir en satisfacer las necesidades primordiales,
biológicas y psicológicas de su población.
71. Esta situación revela, desde el comienzo de la era
de las máquinas, la superposición incesante de los
intereses privados.
72. La violencia de los intereses privados provoca una
desastrosa ruptura de equilibrio entre el empuje de las
fuerzas económicas, por una parte, y la debilidad del
control administrativo y la impotencia de la solidaridad
por otra.
73. Aunque las ciudades se hallen en estado de
permanente transformación, su desarrollo se dirige sin
precisión ni control, y sin que se tengan en cuenta los
principios del urbanismo contemporáneo, elaborados
en los medios técnicos cualificados.
74. La ciudad debe garantizar, en los planos espiritual
y material, la libertad individual y el beneficio de de la
acción colectiva.
75. La operación de dar dimensiones a todas las cosas
en el dispositivo urbano, únicamente puede regirse por
la escala del hombre.
76. Las claves del urbanismo se contienen en las cuatro
funciones siguientes: habitar, trabajar, recrearse (en
las horas libres), circular.
77. Los planes determinarán la estructura de cada uno
de los sectores asignados a las cuatro funciones claves
84
y señalarán su emplazamiento respectivo en el
conjunto.
78. El ciclo de las funciones cotidianas, habitar,
trabajar y recrearse, está regulado por el urbanismo
dentro de la más estricta economía de tiempo. La
vivienda será considerada como el centro mismo de las
preocupaciones urbanísticas y como el punto de unión
de todas las medidas.
79. Las nuevas velocidades mecánicas han
transformado el medio urbano al introducir en él un
peligro permanente, al provocar el embotellamiento y
la parálisis de las comunicaciones...
80. Hay que revisar el principio de la circulación
urbana y suburbana. Hay que efectuar una
clasificación de las velocidades disponibles. La
reforma de la zonificación que armonice las funciones
claves de la ciudad creará entre éstas vínculos
naturales para cuyo afianzamiento se preverá una red
racional de grandes arterias.
81. El urbanismo es una ciencia de tres dimensiones y
no solamente de dos. Con la intervención del elemento
altura se dará solución a la circulación moderna y al
esparcimiento mediante la explotación de los espacios
libres así creados.
82. La ciudad debe ser estudiada dentro del conjunto
de su región de influencia. El simple plan municipal
será reemplazado por un plan regional. El límite de la
aglomeración será función del radio de acción
económica.
83. La ciudad, definida en lo sucesivo como una
unidad funcional, deberá crecer armoniosamente en
cada una de sus partes, disponiendo de los espacios y
de las vinculaciones en las que podrán inscribirse,
equilibradamente, las etapas de su desarrollo.
84. Es de la más imperiosa necesidad que cada ciudad
establezca su programa, promulgando leyes que
permitan su realización.
85. El programa debe elaborarse a partir de análisis
rigurosos hechos por especialistas. Debe prever las
etapas en el espacio y en el tiempo.
86. Para el arquitecto, ocupado aquí en tareas de
urbanismo, el instrumento de medida será la escala
humana.
87. El núcleo inicial del urbanismo es una célula de
habitación (una vivienda) y su inserción en un grupo
que forme una unidad de habitación de tamaño eficaz.
88. A partir de esta unidad-vivienda se establecerán
en el espacio urbano las relaciones entre la habitación,
los lugares de trabajo y las instalaciones consagradas
a las horas libres.
89. Para resolver esta gran tarea es indispensable
utilizar los recursos de la técnica moderna.
90. La marcha de los acontecimientos se verá influida
fundamentalmente por los factores políticos, sociales,
económicos.
91. Y no es aquí donde intervendrá en última instancia
la arquitectura.
92. La escala de los trabajos a emprender
urgentemente para la ordenación de las ciudades y,
por otra parte, el estado infinitamente fragmentado
de la propiedad del suelo, son dos realidades
antagónicas.
93. La peligrosa contradicción observada aquí
plantea una de las cuestiones más peligrosas de
nuestra época: la urgencia de regular, a través de un
medio legal, la disposición de todo suelo útil para
equilibrar las necesidades vitales del individuo en plena
armonía con las necesidades colectivas.
94. El interés privado se subordinará al interés
colectivo.
Le Corbusier
La ville Radieuse. 1922-1928
Sección de los edificios residenciales
De Benévolo Leonardo. El diseño de la ciudad
tomo 5.
El arte y la ciudad contemporánea.
Barcelona. C.Gilli 1977.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
85
Galantay, Ervin
Redición del capítulo 5 del libro:
Nuevas ciudades
De la antigüedad a nuestros días
Ervin Galantay
Ed. Gustavo Gili, Barcelona.
1977.
Descongestión
Definiciones
La descongestión es el intento de
contrarrestar el gigantismo de las metrópolis
modernas desviando hacia comunidades nuevas
parte del exceso de población.1 Esta política se
basa en la convicción de que toda ciudad tiene un
tamaño óptimo, un ―umbral‖ pasado el cual la
creación de más puestos de trabajo y más
alojamientos resulta excesivamente costoso. Como
dice Raymond Unwin, realmente ―nada se gana con
la superpoblación‖.
Las dos fuentes del crecimiento de la
población urbana son el crecimiento natural y la
migración; ninguna de las dos es fácil de regular y
son impracticables métodos políticos como el control
forzoso de la natalidad o la exigencia de
pasaportes internos.2 Y como el crecimiento
incontrolado provoca deseconomías como resultado
del apiñamiento y la extensión aleatoria de la
ciudad, es preciso combinar medidas de
descongestión con la planificación para asegurar
una estructura y un uso del suelo óptimos dentro de
las metrópolis.
Las siguientes medidas estratégicas pueden
servir para alcanzar estos objetivos:
1. El desarrollo de otras regiones de crecimiento.
2. La creación de ciudades satélites.
86
3. La fundación de nuevas ciudades independientes,
4. La creación de una ciudad gemela o paralela.
Cabría también incluir aquí las ciudades
coloniales e industriales que hemos estudiado en los
capítulos anteriores, si bien hay que distinguir entre
las ciudades que inicialmente se crearon como
respuesta a un aprovechamiento de los recursos
explotables, y las creadas para descongestionar, es
decir, como respuesta a un exceso de población.
La estrategia basada en los polos de
desarrollo ha demostrado ser el procedimiento más
eficaz para desviar la presión migratoria de una
región ―recalentada‖ 3. Ya demostramos (capítulos 2
y 3) que el polo de atracción de una región en
desarrollo puede ser una nueva capital como
Brasilia o un centro industrial como Ciudad
Guayana. Ahora nos ocuparemos de las nuevas
ciudades independientes, de las ciudades satélites
y de las ciudades paralelas.
Las ciudades satélites son comunidades
nuevas que se planifican totalmente dentro del área
metropolitana manteniendo fuertes lazos
funcionales con la urbe central. La existencia de
buenas comunicaciones es fundamental: el tiempo de
desplazamiento hasta el centro no debe exceder los
30-45 minutos. No es preciso una oferta equilibrada
de empleo, pues la ciudad satélite se beneficia del
mercado de trabajo de la metrópoli. También sigue
dependiendo de la urbe central en lo relativo a los
servicios de nivel superior, a las tiendas
especializadas y a las instalaciones culturales y de
recreo.
Las nuevas ciudades independientes se
localizan deliberadamente lo bastante lejos de la
metrópoli para desalentar el desplazamiento hasta
su centro. En consecuencia, estas nuevas ciudades
tienen que ofrecer una gama completa de
actividades y servicios urbanos. La provisión de
puestos de trabajo ha de corresponder al número de
solicitantes en potencia. El equipamiento social y
cultural debe presentar una variedad suficiente para
seducir a los que de otro modo emigrarían a la
metrópoli. Esto implica, ante todo, un centro urbano
grande y muy vivo.
Las ciudades paralelas son núcleos urbanos
nuevos que presentan un orden de magnitud igual al
de la metrópoli ―gemela‖ preexistente. La creación
de una ciudad paralela es un caso extremo de
descongestión, cuya posibilidad sólo debe
considerarse cuando los límites geográficos de la
metrópoli llegan a provocar costes prohibitivos para
el crecimiento ulterior —como en Caracas o en Río
de Janeiro— o cuando al suministro de agua
plantea problemas insuperables, como en la ciudad
de México o en Calcuta.
La creación de una ciudad gemela se
consideró muy seriamente en la región de París,
pero se abandonó la idea del ―segundo París‖ en
favor de la construcción de varias ciudades de
tamaño medio, en parte porque parecía imposible
igualar los atractivos, secularmente arraigados, de
París en una ciudad nueva construida en sólo unas
décadas.4 En este aspecto los brasileños parecen
más optimistas, pues se han embarcado en la
construcción de un ―segundo Río‖ dimensionado para
dos o tres millones de habitantes. El lugar, en la
Bahía de Jacarepagua, está a unos 20 km del centro
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
de Río de Janeiro, pero separado de él por la
formidable barrera del macizo de Tijuca. El plan de
Lucio Costa (II. 80) aprovecha muy bien los 18 km de
costa, y los pantanos que discurren paralelos a ella,
con un nuevo centro que agruparía las oficinas
gubernamentales del estado Guanabara. Una
universidad, instituciones de investigación y edificios
de oficina en el centro de unos terrenos triangulares
tan grandes como el propio Río.
Otra ciudad paralela en una fase avanzada
de planeamiento está propuesta para la
descongestión de la ciudad de México, que sufre
dificultades en la provisión de puestos de trabajo,
de suministro de agua, de alcantarillado y de
contaminación atmosférica. El plan para la Ciudad
Paralela, preparado por el profesor Escalante,5
tiene una capacidad de tres millones de personas,
asentadas entre Cuernavaca y Yautapec, en el
estado de Morelos, que está separado físicamente
del valle de México por una cadena montañosa que
se salvará mediante túneles por los que pasaran
trenes que conducirán a la capital (II. 81). Este
proyecto aprovecha ingeniosamente el
alcantarillado de la ciudad de México que
generará energía eléctrica cuando sus aguas negras
desciendan por tubos de presión desde las alturas
de la altiplanicie: luego se reutilizará para la
irrigación agrícola en los alrededores de la ciudad
paralela.
También se han hecho estudios para la
expansión de Caracas en unos terrenos situados a
30 km de la capital, en el valle de El Tuy,6 y
proyectos de ciudades paralelas para Tokio,
Calcuta y otras metrópolis superpobladas. La actual
87
tendencia hacia nuevas ciudades cada vez mayores
resulta irónica si se recuerda que la moderna
política de nuevas ciudades tiene su origen en el
movimiento de ciudades jardín que abogaba por la
limitación del tamaño de las nuevas comunidades
entre 30000 y 60000 personas. Examinaremos a
continuación la evolución de la teoría y la práctica
urbanísticas desde los suburbios ajardinados hasta
las ciudades satélites y las new towns.
Del suburbio a la ciudad jardín
En la segunda mitad del siglo XIX, la
superpoblación creciente y los servicios cada vez
más imperfectos hicieron menos agradable la vida
en los centros de las ciudades. Este factor se combinó
con el movimiento romántico para convertir la vida
en el campo en un ideal altamente deseado. Muchos
pudieron hacer realidad este sueño cuando los
ferrocarriles garantizaron un servicio rápido y
adecuado entre los centros urbanos y sus
alrededores. Las compañías ferroviarias se
apresuraron a promover urbanizaciones, suburbanas:
Le Vesinet, el primer suburbio de París, fue provisto
en I856 por una compañía ferroviaria con destino a
sus empleados, pero en realidad atrajo hacia sí a
individuos de la alta clase media. 7 Los suburbios
prometían un entorno agradable y tranquilo y
pronto mostraron un esquema característico de uso
del suelo: F. L. Olmsted lo aplicó por primera vez en
gran escala en Riverside, Illinois (1869). En lugar de
la cuadrícula, con sus líneas rectas que estimulan un
tráfico rápido. Olmsted propugnaba un tejido
curvilíneo que produjese manzanas en forma de
rinón o de forma libre.
El éxito evidente del ferrocarril y de los tranvías
88
suburbanos inspiró las primeras propuestas de
ampliaciones de nuevo tipo de la ciudad. En 1882,
el español Arturo Soria y Mata lanzó la idea de su
Ciudad Iineal, formada por grandes manzanas de
viviendas unifamiliares situadas a lo largo de una
línea de tranvía. Diez años después sus proyectos
adquirieron una forma más concreta: Ia primera
ciudad lineal llegaría a formar un anillo suburbano
alrededor de Madrid, de 50 km de longitud y a
una distancia de 7 km del centro, con el que
enlazarían las vías existentes y un nuevo metro.8
Soria fue el primero en proponer comunicaciones
masivas a lo largo de un espinazo estructural para
toda una comunidad, y el primero en darse cuenta
del potencial dinámico de su modelo, capaz de ir
desde ―Cádiz a San Petersburgo‖. En otros
aspectos, el modelo era muy primitivo y la banda
indiferenciada no muy distinta de una tenia. Los
urbanistas soviéticos desarrollarían posteriormente
las ideas de Soria (véanse pp. 42-45), y lo mismo
haría Le Corbusier, pero su impacto inmediato fue
limitado en comparación con la influencia que
ejercieron las teorías de su contemporáneo inglés
Ebenezer Howard, el padre del movimiento de
ciudades jardín.
Howard publicó su primer folleto en 1898.
Proponía en él nuevas ciudades autosuficientes de
unos 30000 habitantes. La Ciudad Jardín
combinaría las ―ventajas de la vida urbana intensiva
con la belleza y los placeres del campo‖. Se definía
oficialmente la Ciudad Jardín como una ―ciudad
diseñada para una vida y una industria saludables:
de un tamaño que haga posible la plenitud de la
vida social, pero no más: rodeada por un cinturón
rural cuyos terrenos fuesen totalmente de propiedad
pública o de propiedad colectiva de la comunidad‖.
(fig. 28)9 La ciudad ofrecería los suficientes puestos
de trabajo para reducir los desplazamientos al
lugar de trabajo y estaría confinada en sus
dimensiones óptimas por un cinturón verde
permanente. Howard no sólo veía la ciudad como
una entidad, sino que además hizo meticulosos
cálculos para demostrar su viabilidad
económica.La ciudad se asentaría en terrenos
baratos, y el incremento en los valores reales de las
propiedades compensaría el coste de la
urbanización y dejaría al final un sustancioso
beneficio a los inversores.
La teoría de Howard contenía en germen los
elementos fundamentales del posterior programa
británico de new towns. Sus contemporáneos
quedaron lo bastante impresionados para permitirle
comenzar su primera Garden City en Letchworth en
1903 (il. 82)10 y una segunda en Welwyn en 1919.
Ambas están enlazadas con Londres por buenas
comunicaciones ferroviarias pero crecieron
lentamente pues eran demasiado caras para los
obreros y, en consecuencia, al principio no se
asentaron en ellas muchas industrias.
El hecho de que las ciudades jardín no diesen
iugar a centros autosuficientes tal vez influyó en
Raymond Unwin —el arquitecto de Letchworth— que
elaboró un modelo alternativo de ciudad dormitorio
en los alrededores de un centro industrial (1922, fig.
29). En 1923, el alemán E. Gloeden dio un paso más
al proponer un esquema regional descentralizado
consistente en células urbanas interrelacionadas, de
tamaño similar y desplegadas sobre una red
triangulada de líneas de comunicación (II. 83)11.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Los discípulos de Soria criticaron en el
continente la Ciudad Jardín de Howard por
considerarla estática e incompatible con un
crecimiento dinámico, y lo mismo hizo
Ie Corbusier para quien resultaba ineficaz y
aprovechaba mal el terreno. Este último afirmaba
que las densidades bajas ―estimularían el
individualismo y la decadencia de las fuerzas
colectivas‖, por lo que prefería su propia
concepción de ―ciudades jardín verticales‖ con
―superdensidades‖ de hasta 1000 habitantes por
ha.
Le Corbusier lanzó el grito de guerra de
―muerte a la calle‖, colocando sus bloques sobre
pilotes para maximizar ―el aire, el espacio y el
verdor‖ y el ―supremo placer de trabajar para la
colectividad‖. Esta ―ciudad radiante‖ ejerció una
tremenda influencia sobre el urbanismo posterior,
especialmente en su rígida segregación de las
distintas funciones: en la separación entre vehículos
y peatones, y en la ordenación jerárquica del
sistema de tráfico basada en la velocidad del
movimiento.
En Norteamérica, los partidarios de Howard,
como Clarence Stein, Henry Wright y Lewis
Mumford, lucharon en favor de los ideales de la
ciudad jardín. El rápido incremento del automóvil de
propiedad particular planteó el problema de qué
hacer con tanto coche. La idea de la ―supermanzana‖ proponía en 1923 la creación de
entornos residenciales libres de tráfico y con una
superficie de entre 12 y 20 ha, mediante la
eliminación de algunas calles en la retícula regular.
Se prestaría servicio a esa zona desde la periferia
89
y se podría reducir la superficie de calle en un 25%
en comparación con la retícula convencional tipo
Manhattan.
industrias, popularizaron aún más los elementos
fundamentales del concepto de la ciudad jardín en
Norteamérica.
Clarence Perry, dando un paso más,
propugnaba unidades de vecindad autosuficientes
de 5000 habitantes, provistos de centro comunitario,
escuelas y otras instituciones, situadas a cuatro
minutos a pie de cualquier edificio. (fig. 30) Perry
concebía esta unidad de vecindad como una unidad
social a pequeña escala que estimularía la iniciativa
local y restauraría la participación democrática a un
nivel que tan característico había sido en los
pequeños pueblos de Nueva Inglaterra .12
A una escala más importante, el plan regional
de 1926 para el estado de Nueva York elaborado
por Henry Wright proponía una distribución
equilibrada de la población y las industrias
mediante la creación de new towns. Sin embargo, tal
concepción se adelantaba demasiado a la evolución
política para ser aceptable, y la primera muestra
de una nueva política urbana a escala regional tuvo
que esperar a la década de los cuarenta. Y cuando
se produjo, no fue en Estados Unidos sino en Gran
Bretaña.
La primera ciudad jardín norteamericana
popularizó otra innovación. Nos referimos a
Radburn, diseñada por Stein y Wright. Proyectada
en 1928 para albergar a 25000 habitantes en tres
barrios, la ciudad no pudo triunfar completamente
por culpa de la depresión. Sin embargo, el único
barrio que llegó a terminarse bastó para demostrar
los méritos del ―esquema Radburn‖: ingenioso
artificio para la separación horizontal de las áreas
peatonales y vehiculares. Calles sin salida daban
acceso a conjuntos de 20 casas incrustados en
bandas ajardinadas, a la manera de ruedas
dentadas. Las bandas verdes conectaban con
grandes espacios comunes en el centro de la
supermanzana.
Hacia 1933 se fundaron en Estados Unidos
bastantes ciudades con cinturones verdes como
consecuencia de la política del New Deal que
intentaba suministrar trabajos útiles que aliviasen el
desempleo. Aunque estas ciudades seguían siendo
pequeñas (3000-7000 habitantes) y carecían de
90
“New towns” británicas
La política británica de las new towns se
basa en una legislación urbanística global que
evolucionó gradualmente siguiendo un proceso de
discusiones públicas, en el que jugó un papel
fundamental la Garden City Association. Fundada en
1899 por E. Howard y rebautizada después con el
nombre de Town and Country Planning Association,
se opuso sistemáticamente al nacimiento de nuevos
suburbios en las grandes ciudades y luchó en favor
de la descongestión mediante la creación de new
towns.
En 1940, la Comisión Barlow examinó la
distribución de la población industria y llegó a la
conclusión de que debía restringirse el ulterior
crecimiento industrial de Londres. Tres años después,
Patrick Abercrombie proponía por primera vez la
imposición de límites a la densidad dentro del
Condado de Londres y que se detuviese el
crecimiento suburbano mediante el establecimiento
de un cinturón verde permanente alrededor de la
zona construida 13. Su Greater London Plan of 1944
establece una densidad máxima de 250 habitantes
por ha. Esto implicaba el reasentamiento de una
población ―sobrante‖ de más de un millón de
personas procedentes del ―anillo interior‖ que
circundaba Londres y, en consecuencia, exigía la
creación inmediata de diez new towns fuera del
cinturón verde. La disciplina propia del tiempo de
guerra y la impresión producida por los bombardeos
seguramente contribuyó a la aceptación pública de
tan drástica propuesta.
En 1945 el gobierno nombró un nuevo comité,
presidido por Lord Reith, para la elaboración de
proyectos de new towns. El Comité Reith sugirió que
las nuevas ciudades fuesen autosuficientes en lugar
de satélites; que se localizasen a una distancia de
entre 40 y 5O km de Londres y con poblaciones de
entre 20 y 60 000 habitantes. El comité sentó la
doctrina de que las nuevas ciudades fuesen
construidas por empresas urbanizadoras nombradas
por el gobierno, y no por las autoridades locales,
contratistas de obras o asociaciones sin afán de
lucro. Una vez terminadas, las new towns adquirirían
gradualmenta el autogobierno. La New Town Act of
I946 daba a los secretarios de estado poderes
para designar cualquier terreno —incluidos los de
ciudades o aldeas existentes— como emplazamiento
de una new town y para nombrar a las empresas
urbanizadoras. Una New Town Corporation es un
organismo público con poder de dominio eminente
pero en todo lo demás actúa como una empresa
privada, con capacidad para suscribir créditos a los
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
tipos de interés normales y para intentar obtener
beneficios a largo plazo.
Agruparemos las new towns británicas en tres
―generaciones‖ que corresponden con las tres
etapas de su desarrollo teórico.
La primera generación incluye las 14 new
towns proyectadas antes de 1950. Ocho de ellas
estaban destinadas a desviar industrias y habitantes
de Londres 14. La filosofía de la ciudad jardín y la
preocupación por un English way of life, en el que F.
Gibberd incluía ―la segregación del hogar y el
trabajo, una preferencia por los espacios abiertos y
un hogar con un jardín privado‖, influyeron
intensamente en la planificación de estas ciudades.
Los planes resultantes se caracterizaban por bajas
densidades y un cargar el acento en las vecindades
introvertidas y autosuficientes.
Stevenage fue la primera new town que se
diseñó. Tiene una superficie de 2440 ha y está a
55 km al norte de Londres. El plan colocó el centro
urbano junto a la estación de ferrocarril y preveía
una sola área industrial de gran tamaño al otro lado
de las vías. Los seis barrios previstos inicialmente se
agrupaban en forma de abanico alrededor del
centro: cada sector tenía un subcentro propio.
Debido a la muy baja densidad de 85 personas por
hectárea, las afueras están a más de 3 km del
centro, una distancia excesiva para los peatones. El
centro urbano, terminado en 1962, constituyó el
primer recinto enteramente peatonal de Inglaterra y
pronto adquirió importancia regional (il. 34).15 La
ciudad se proyectó al principio para 60000
habitantes pero en 1966 se revisó esta cifra
elevándola a I05.000, lo cual exigió importantes
91
modificaciones en el sistema viario, la ampliación del
centro comercial hasta invadir zonas originalmente
reservadas a almacenes, y la construcción de
intersecciones de distinta importancia y de
aparcamientos de varias plantas para acomodar
7000 coches (il. 35).
Harlow es seguramente la ciudad de la
primera generación que tuvo más éxito. Proyectada
por Frederick Gibberd en unos hermosos terrenos de
2500 ha, presenta una estructura interior
sistemáticamente jerarquizada. Gibberd dividió el
área urbana en cuatro sectores separados por zonas
verdes. Cada sector consta de tres o cuatro barrios
de 5000 a 6000 habitantes (fig. 31) Además de los
centros de cada barrio hay otros de tamaño
intermedio que sirven a cada sector: estos subcentros
contienen entre todos tantas tiendas como el centro
urbano principal. Este último ofrece un equipamiento
de gran calidad: un teatro, una bolera y esta
embellecido por numerosas y excelentes estatuas.
Como Stevenage, Harlow se proyectó al principio
para 60000 habitantes, pero en 1973 se decidió
ampliar su población hasta 123.000 mediante la
densificación y la adición de seis nuevos barrios. El
aumento de densidad se consigue haciendo que el
20 % de las viviendas estén en casas de pisos (en
Stevenage esta cifra es sólo del 10 %). La variedad
de viviendas es muy buena e incluso hay tipos
experimentales como la ―Casbah‖ de Bishopsfield
(1966, iI. 86), con un pattern tipo alfombra y
aparcamientos bajo una plaza central.
La fotografía aérea (iI. 87) muestra la zona
industrial y el área contigua de Mark Hall, con el
subcentro del barrio nordeste. El área de Great
92
Parndon, en el barrio suroeste (iI. 88), es un buen
ejemplo de mezcla de configuraciones de viviendas
antiguas y nuevas, incluida la ―Casbah‖.16
Ciertos defectos de los planes de la primera
generación pronto fueron objeto de agudas
críticas: las bajas densidades y la generosa
provisión de zonas verdes daban lugar a elevados
costes de infraestructura. Además se les achacó la
falta de variedad visual y animación. La
multiplicación de sus centros minaba la vitalidad del
centro urbano. El objetivo inicial de población fijado
en 60.000 habitantes, resultó demasiado pequeño
para sostener una variedad suficiente de
instalaciones culturales y de recreo. Al mismo
tiempo, el aumento en el número de coches hizo
subir la demanda de aparcamientos y garajes.
Todo esto se combinaba para favorecer un
incremento de la población prevista y una
ampliación de los centros, pero los planes basados
en diversos núcleos hacían muy costosas las
modificaciones.
Ensayando un nuevo camino, los planes de la
segunda generación —que se elaboraron entre
1950 y I960— ensayaron intensificar la
―urbanicidad‖ con densidades más elevadas y
tejidos más compactos de manera que saliera
fortalecido el predominio del centro urbano en la
composición global.
En el estudio para la ciudad de Hook, se
abandonó el énfasis en los barrios autosuficientes,
propios de la ciudad jardín, y se integraron
íntimamente las viviendas con el centro. Hook tiene
un sólo núcleo lineal con las densidades altas en el
área central (250 habitantes por hectárea) que van
decreciendo al aproximarse a la periferia (175
personas por ha en la zona intermedia y 100
personas por ha en la zona exterior). De esta
manera las tres quintas partes de los residentes de
la ciudad viven a siete minutos a pie del centro. La
ilustración 89 muestra el sistema peatonal que
conecta el centro con las zonas residenciales y
conduce a las zonas verdes de la periferia. La
separación entre el tráfico peatonal y el vehicular
es total, y el centro resulta fácilmente accesible a
los coches sin quedar dominado por ellos. Para
evitar un centro circunvalado por aparcamientos,
como en Stevenage o Harlow, el centro de Hook
está situado en la parte superior de un
aparcamiento de varias plantas en el que confluyen
vías de servicio. La ilustración 90 muestra este
ingenioso sistema de vías primarias y secundarias.
Aunque Hook no se construyó nunca, la publicación
del estudio fue muy elogiada y sus principios se
pusieron a prueba en la construcción de la nueva
ciudad de Cumbernauld.
Situada a 20 km de Glasgow, Cumbernauld
estaba prevista para 70.000 personas. Como Hook
es una ciudad compacta con un núcleo lineal. Un
caballete de 4 km de Iongitud y 1,5 km de anchura
está ocupado por un centro a varios niveles, a
caballo de la autopista. La new town formará una
sola entidad —sin barrios diferenciados— y sus
viviendas están estrechamente vinculadas al centro
por caminos pea-tonales (il. 9) Con una densidad de
205 habitantes por hectárea, Cumbernauld presenta
la densidad bruta más alta de todas las new towns
británicas: el 40 % de todas las viviendas son pisos.
Los edificios se agrupan de manera que formen
patios cerrados, protegidos del viento, y los
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
senderos peatonales pasan por debajo de las casas.
En contraste con las new towns de la primera
generación, que intentaban revivir la plaza abierta,
la concepción del centro de Cumbernauld deriva de
los soportales comerciales cubiertos, típicos del siglo
XIX. Estas arcadas comerciales ocupan el segundo
nivel de una estructura deliberadamente compleja
que cuenta con una terminal de autobuses y un
extenso aparcamiento en el nivel inferior. A fin de
lograr una mezcla mayor de actividades se integran
también en la ―megaestructura‖ (iI, 91 lI y fig. 32), 17
algunas viviendas dúplex muy decorativas.
Pese a todo su interés, la concepción de
Cumbernauld demostró ser bastante inflexible:
cuando hubo que ampliar la población prevista, se
añadieron dos áreas de viviendas que quedaron
bastante aisladas del centro urbano y en
consecuencia hubo que equiparlas con centros
vecinales. Cumbernauld sigue siendo el único
ejemplo, entre todas las new towns de Gran
Bretaña, de ciudad compacta, aunque influyó en el
diseño del Thamesmead Development del London
County Council (iI. 92).
Esta última es una new town-in town para
60.000 habitantes, situada dentro del área del
condado de Londres.
Thamesmead no es una new town en el sentido
estricto que tiene este término en Gran Bretaña,
pues no está destinada a descongestionar la
metrópoli. Sin embargo, su estructura —consistente
en tendones lineales de alta densidad— presenta un
entorno novedoso que será imitado en otros lugares
si encuentra una aceptación popular (ils. 93 y 94).
93
Otro estudio heurístico — relacionado con
Hook y Cumbernauld— fue la primera propuesta
para Milton Keynes, elaborada por F. B. Pooley en
1964. A medio camino entre Londres y Birmingham,
Milton Keynes está destinado a convertirse en una
de las new town mayores de Gran Bretaña, con una
población futura de 250.000 habitantes.
Pooley situó su centro urbano en el eje nortesur, entre las ciudades preexistentes de Wolverton
y Bletchley; y propuso una forma urbana integrada
por cuatro bandas en dirección este-oeste cada una
de las cuales albergaría a 55.000 personas y
estaría servida por dos lazos monorailes (iI. 95). Las
bandas lineales se formarían con series de distritos
de 5.000 personas alrededor de las estaciones del
monoraiI (il. 96). Cada distrito tendría una reserva
de terrenos para la industria ligera; la industria
pesada ocuparía bandas al este y al oeste del
emplazamiento. Este imaginativo plan chocó con la
oposición del County Council y en 1966, cuando el
ministerio intentó asignar las 10.000 ha propuestas,
esa oposición obligó a la amputación de 1.200 ha,
lo cual obligó a revisar los conceptos básicos.
El plan de 1967 para Runcorn, obra del
profesor Arthur Ling, está muy relacionado con el
plan de Pooley para Milton Keynes, en la medida
en que la estructura urbana viene determinada por
el sistema de transportes públicos. (iI. 97). Runcorn
está a orillas del río Mersey, a 20 km de Liverpool;
y en 1964 se le asignó una superficie de 2.925 ha.
Los terrenos incluían áreas urbanizadas con 30.000
residentes. La ingeniosa estructura urbana consiste
en dos anillos, servidos por un lazo de autobuses en
forma de ocho; una autopista rodea todo el conjunto
94
(fig.33). Los sectores residenciales se concentran
alrededor de las paradas de autobuses, situadas
cada 800 m. Los autobuses utilizan su propio carril
reservado. La estructura urbana maximiza la
atracción del transporte público al que se ha
asignado el 50% de los desplazamientos en horas
punta, con el resultado de una gran reducción en la
demanda de aparcamientos alrededor del centro.
Con un radio de cinco minutos a pie desde las
paradas de autobús y una densidad bruta fijada en
175 habitantes por hectárea se llega a una unidad
de urbanización de 8.000 personas divididas en
cuatro conjuntos de 2.000, cada una de las cuales
cuenta con una escuela elemental (il. 98). Esto indica
una vuelta al concepto de barrio. El centro urbano
agrupa el 60 % del comercio, con oficinas y zonas
culturales y de recreo. Está situado encima de
aparcamientos para 4.500 coches. Rodeado por el
tráfico, es más insular que el centro de Cumbernauld
(ils. 99. 100).
En la new town escocesa de Irvine se
propone una estructura comunitaria parecida a la
de Runcorn. Esta ciudad, emplazada en un paraje
único a orillas del mar, está a 40 km de Glasgow.
Diseñada en 1966, se prevé una población de
140.000 habitantes para 1986. El tamaño de las
unidades residenciales viene determinado por la
distancia a pie desde las paradas de autobús (il.
101). La capacidad de cada unidad es de 4.000
habitantes; cada dos unidades están servidas por
una escuela secundaria (iI. 102). El rasgo más
interesante del plan es el centro urbano, consistente
en una cubierta comercial lineal de 300 m de
longitud que enlazará la estación de ferrocarril, al
otro lado del río Irvine, con el centro de la antigua
ciudad que puede prolongarse hacia el oeste por
toda la orilla de la bahía de Irvine.
Aunque el transporte público da la forma a
la estructura urbana de Runcorn, en general los
planes de la tercera generación reflejan el deseo
de optimizar el uso pleno del automóvil privado. Se
busca una estructura urbana no jerárquica,
homogénea mediante la dispersión de los
elementos generadores del tráfico. Con ello se
pretende obtener una accesibilidad idéntica en
todos los puntos y dar las mismas opciones a todos
los residentes ―consiguiendo un nuevo equilibrio
entre hogar, trabajo y ocio‖. El norteamericano
Melvim Webber 18 fue el primero en propagar
esta concepción, que rápidamente patrocinaron
especialistas en tráfico como Colin Buchanan. En su
estudio sobre Southampton (1965), Buchanan
proponía una red viaria reticulada, consistente en
un doble anillo en el que alternaban carreteras
públicas y vías locales separadas por una distancia
de 2 km.
En su plan para la new town de Washington
(1966), Llewelyn-Davies and Partners utilizaron un
sistema reticulado parecido. Para evitar las altas
cargas de tráfico, distribuyeron la industria por
toda el área urbana. Aunque las calles en
cuadrícula delimitan sectores de 4.500 habitantes,
éstos no constituyen unidades socialmente coherentes
como los barrios. El plano actual de Milton Keynes,
obra de los mismos diseñadores (Llewelyn- Davies,
et al.), Ileva estas ideas un poco más allá. Milton
Keynes, la más norteamericana de las new towns
británicas, presenterá un 50 % de hogares de
propiedad privada y pretende ser agradablemente
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
dispersa ―pero urbana en lo relativo a
oportunidades‖. Esto se conseguirá mediante una
eficiente cuadrícula de vías principales, de 1 km de
lado, que delimitan islas urbanizadas de 100 ha.
Los puntos de acceso, a mitad de manzana,
coincidirán con las paradas de autobús y los pasos
subterráneos para peatones. La ilustración 102
muestra el plan estratégico con la distribución
uniforme de los empleos y la cuadrícula reticulada
con sus nodos de actividad a mitad de manzana. En
contradicción con el objetivo de la homogeneidad,
se propone un centro regional principal que serviría
a 2,5 cuadrados (il. 104). El plan asigna 250.000
residentes futuros con una densidad de sólo 100
habitantes por hectárea. Pero desde luego resulta
desproporcionado ya que algunas cuadrículas están
a siete km del centro urbano. Para garantizar el
transporte público a los jóvenes, los viejos y los
inválidos se propone un sistema de autobuses a
domicilio cuya viabilidad económica está todavía
por demostrar.
La enorme previsión presupuestaria de
175.000 millones de dólares en inversiones de
capital permitirá experimentos con sistemas
innovadores en la sanidad y la seguridad social a
Milton Keynes. Se intentará controlar la mezcla de
grupos de población e integrar un porcentaje fijo de
minorías raciales y desempleados en la población
de la ciudad.
La literatura publicitaria de las urbanizadoras
insiste mucho en las excelencias de las bajas
densidades afirmando que ―el mayor éxito sería
pasar por ellas en coche sin saber que se ha estado
allí‖, pero esta vuelta al desparramarse de la
95
primera generación es muy criticada por el derroche
de terrenos que supone y, sobre todo, porque sigue
más a las necesidades del automóvil que a las del
peatón.19
Hay que decir que los veinticinco años de
experiencia británica en construcción de new towns
arrojan un balance favorable. La construcción de
new towns se ha convertido en una política nacional
que trasciende a los cambios de gobierno. La
población de esas nuevas ciudades alcanza ya la
cifra de 1,6 millones y se preve que a final de siglo
estará en los 3,5 millones de habitantes que vivirían
en un entorno de gran calidad. Sin embargo, el
geógrafo Peter Hall demostró que las new towns no
pararán el crecimiento de la metrópoli Londinense.
Aunque el crecimiento de Londres se ha
detenido en el cinturón verde, la creación de las new
towns contribuyó a una enorme densificación del
anillo exterior. Esto ha llevado recientemente a
cargar más el acento en el desarrollo de new towns
en regiones atrasadas y a designar los nuevos
emplazamientos a más de 100 km de Iondres.
Ciudades satélites
Escandinavia. Cinco años después de la
publicación del Greater London Plan, los urbanistas
suecos propusieron la construcción de ciudades
satélites alrededor de Estocolmo, ligadas a la
creación de nuevas líneas de metro. Sería una
empresa de menor alcance que en Inglaterra y más
adecuada a la escala de la región de Estocolmo.
Nunca se concibieron estos núcleos satélites como
entidades autosuficientes. Su función como elementos
96
integrantes del Gran Estocolmo era la de
descongestionar el centro y suministrar un marco
para el crecimiento ordenado de la región. No fue
necesaria una legislación especial pues la
propiedad pública del suelo ofrecía oportunidades
únicas. Estocolmo cuenta desde 1637 con una
comisión de urbanismo que ya desde esa temprana
fecha emprendió la adquisición sistemática de
terrenos. En 1964, el 70 % de la superficie de la
ciudad era de propiedad pública, y en 1971 el
municipio poseía también reservas de terrenos, con
una superficie de 50.000 ha, más allá de sus
límites.20 En 1971, se fundieron la ciudad y el
condado para fundar, el Gran Estocolmo en el que
vive el 20% de la población de Suecia.
El plan de 1950 proponía ciudades satélites
de 50.000 habitantes, integradas cada una por tres
o cuatro barrios agrupados alrededor de una
estación de metro. El emplazamiento de los núcleos
satélites venía determinado por las líneas de metro
y la condición de que el tiempo de desplazamiento
hasta el centro de Estocolmo no excediese de los 30
minutos. El tamaño y la densidad de los barrios se
fijaban mediante la regla de que la mayoría de las
viviendas deberían estar dentro de un radio de
500 m de las paradas de metro. Con unas
poblaciones entre 7.000 y 15.000 personas para
estos barrios, se obtenían densidades bastante
altas. Esto explica que el 75 % de las viviendas
sean pisos de alquiler, frente al 10 % en Stevenage
y el 40 % en Cumbernauld. Cada barrio tiene un
subcentro, pero el centro urbano principal también
existe. En general, la urbanización de los núcleos
satélites estaba perfectamante coordinada con la
terminación de las estaciones del metro, pero la
inauguración de los centros urbanos se retrasó y
produjo bastantes molestias a los primeros
residentes.
Vällingby —la primera ciudad satélite
construida— tiene una estructura que recuerda a la
de Harlow: cinco grandes barrios, cada uno con su
propio centro, y divididos en grupos menores de
2.000-3.000 habitantes centrados en torno a una
escuela y a tiendas locales (iI. 105). El centro urbano
se inauguró en 1954 y tiene un paseo público
peatonal generosamente dimensionado y situado
encima de una estación de metro y unas áreas de
servicio (iI. 106). Actualmente Vällingby cuenta con
una población de 63.000 habitantes. Como el centro
atrae también compradores de la región
circundante, las 600 plazas de aparcamiento pronto
resultaron insuficientes, pero la ampliación del centro
se ve obstaculizada por el estrecho agrupamiento de
las casas de pisos.
El grupo Farsta se proyectó en 1953 y fue
ocupado cuatro años después. Hay seis barrios, algo
más pequeños que los de Vällingby con unas 7.000
personas. Como se ha establecido que los centros
satélites tienen que cumplir también una función
regional, el centro de Farsta está rodeado por
solares para aparcamiento con capacidad para
1.500 coches, que lo aislan de sus contornos. En el
caso de la tercera ciudad satélite, Skärholmen,
destinada a centro de servicios para 250.000
habitantes, la provisión de aparcamientos tuvo que
elevarse a 4.000 plazas.
La primera generación de ciudades satélite
es muy conocida por la romántica agrupación de sus
edificios, que se adaptan al paisaje natural de
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
árboles, rocas y agua. Los modelos posteriores
muestran un acusado alejamiento de esta
configuración romántica y son más densos y de
trazado más geométrico.
El plan de Täby es un ejercicio formalista
aunque agradable, con sectores circulares (il. 107).
Tensta-Rinkeby y Norra Järvafaltet tienen plantas
lineales y un esquema ortogonal más austero.
Una nueva escala se introduce en Järvafaltet
que ocupará el antiguo campo de maniobras de la
guarnición militar de Estocolmo, unos terrenos de
5.000 ha. Aunque situada sólo a 10 ó 15 km de
Estocolmo, Järva está destinada a convertirse en un
verdadero centro regional con una población de
100.000 habitantes y unos 70.000 puestos de
trabajo, muchos más de los necesarios para su
población activa.
Norra Järvafaltet —la primera fase de la
urbanización— se está construyendo con capacidad
para 30.000 habitantes. Su plan general, aprobado
en 1970, esta relacionado con las concepciones de
Hook y Cumbernauld en su rechazo del principio de
las unidades vecinales y los centros focales y en su
favorecer una planta lineal. Una avenida peatonal
en la que se localizan los servicios enlaza tres
estaciones de metro y discurre paralela a una
banda de grupos de viviendas que permite la
conservación de una zona de recreo de gran
extensión. Una autopista urbana separa la ciudad
de la extensa zona industrial:
Esta reciente tendencia a trazados más
geométricos refleja el compromiso sueco con los
métodos industrializados de construcción; en
97
contraste con Inglaterra donde la construcción
convencional todavía prevalece en las new towns. Al
contrario que las nuevas ciudades de los
alrededores de Londres, que ofrecen abundantes
puestos de trabajo en la industria, los satélites de
Estocolmo tienen una provisión insuficiente de
asentamientos industriales y una carencia de
atractivos para la industria. Si a esto se une que los
centros urbanos sólo cuentan con un puñado de
trabajos de oficina comprenderemos que en
VäIIingby o Farsta todos los empleados en la
industria tengan que desplazarse hasta el centro de
Estocolmo y sólo uno de cada cinco trabaje dentro
de su propia comunidad.
Tapiola, la primera ciudad satélite de
Helsinki, muestra un modelo más equilibrado: aunque
los residentes pueden beneficiarse de las
oportunidades de empleo que ofrece Helsinki, se
pretende equilibrar la oferta y la demanda de
trabajo. Tapiola está localizada en una ensenada
del golfo de Finlandia, a menos de 10 km del centro
de Helsinki, pero está separada geográficamente
de la capital por la Bahía. Es una ciudad
relativamente pequeña, proyectada para una
población fija de 17.000 habitantes o 4.758
viviendas, pero es el núcleo de una ciudad mayor de
30.000 habitantes (il. 108). La ciudad presenta una
densidad muy baja, 75 personas por hectárea, en un
asentamiento tipo en el que, en efecto, el 54,40 %
del área total de la ciudad esta reservada a
parque de campos, bosques y estanques (il. 109).
Hay tres barrios que se caracterizan por una
s is temática mezcla de edificios de pisos y casas
de baja altura. Esta disposición estimula los
intercambios sociales espontáneos entre residentes,
98
de los cuales el 42 % son obreros manuales y el 58
% profesionales y empleados. El 90 % de las
viviendas son de propiedad privada, lo cual implica
que los obreros pertenecen a las categorías más
cualificadas. Los grupos de ingresos más bajos no
están representados, sin embargo últimamente
10.000 plazas de trabajo estarán concentradas en
Tapiola. Este centro urbano polivalente agrupa una
asombrosa variedad de servicios urbanos. El diseño
es el resultado de un concurso convocado en 1953 y
ganado por Aarne Ervi, quien, supo aprovechar muy
bien una vieja cantera convirtiéndola en un
estanque alrededor del cual proyectó un grupo de
edificios incluida una iglesia, una piscina, un teatro y
una biblioteca, además del centro comercial. El
grupo está dominado por un edificio de oficinas que
tiene un restaurants y un faro en la última planta (iI.
110). El centro se ampliará en dos etapas hasta la
orilla del mar y en el futuro tendrá un aparcamiento
subterráneo y una estación de metro. Curiosamente
el hecho de que no exista todavía este tipo de
transporte y que los enlaces con Helsinki dejen mucho
que desear es probablemente la causa del completo
equipamiento de este núcleo urbano pues su relativo
aislamiento hizo necesario la provisión de
instalaciones deportivas y locales culturales.
Tapiola, al contrario que las nuevas ciudades
británicas o suecas, fue construida por una
organización privada y no lucrativa sin apoyo
gubarnamental y teniendo que superar algunas
obstrucciones oficiales. En realidad, la ciudad debe
su existencia a la energía y la capacidad de un solo
individuo —Helki von Hertzen— quien en 1951
convenció a varios sindicatos y organizaciones de
beneficencia para que financiasen la construcción de
Tapiola. Para Von Hertzen, la creación de esta
ciudad es el primer paso de un ambicioso programa
de desarrollo regional. Sus ―Siete Ciudades‖,
propuestas en 1964, ofrecen una alternativa al plan
oficial tipo ―ameba‖ para la región de Helsinki y
según el cual la capital crecería hasta 1,5 millones
de personas en 1990. En contraste con ello, Von
Hertzen propone limitar el centro de Helsinki a
630.000 habitantes y el área metropolitana a
1.300.000 y, en contrapartida, organizar el
crecimiento de la región en siete ciudades nuevas.
El éxito de Tapiola estimuló a la
Asuntosaatio, empresa urbanizadora, a hacer
realidad el plan de las siete ciudades, adquiriendo
terrenos para dos nuevas ciudades localizadas en el
eje occidental de crecimiento que parte de la
capital: Espoo Bay, a 18 km de Helsinki, será una
ciudad gemela que se desarrollara alrededor de los
lagos, con una población de 110.000 habitantes; y
Porkkala, a 61 km de Helsinki, será un centro
marítimo de 200.000 habitantes. No obstante,
Porkkala está aún en su primera fase, pero el
primero de los dos sectores de Espoo —Soukka y
Kivenlahti— está cerca de completarse y construido
ya en 1976 para una población de 17.000
habitantes (ils. 111 y 112).
Von Hertzen, al promover sus nuevas
ciudades, tuvo que vencer el prejuicio de que estas
empresas constituyen un mal riesgo para el inversor.
Para construir los elementos fundamentales del
centro de Tapiola, Asuntosaatio tuvo que suministrar
la financiación, construir y administrar una piscina,
unos grandes almacenes, un hotel, para demostrar la
viabilidad del proyecto; y sólo después pudo
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
arrendar o vender las instalaciones. Este
procedimiento imaginativo y valeroso no tiene
paralelo en el resto de Europa pero ha servido de
inspiración a los promotores de nuevas comunidades
en los Estados Unidos.
Japón. Los experimentos europeos de
descongestión han sido seguidos muy de cerca por
los del Japón, donde la propuesta de un ―plan del
gran Tokio‖ rodeado por un cinturón verde y un
rosario de nuevas ciudades de tipo británico
precedió a la construcción de varias ciudades
satélites según el modelo sueco.21 Senri y Senboku,
dos de estas ciudades satélites, se han terminado
recientemente en la zona de Osaka. Fueron
construidas entre 1963 y 1970 por el gobierno de
la Prefectura y la Corporación Japonesa de
Viviendas. Aunque estaban proyectadas como
ciudades dormitorio donde albergar la población
sobrante de Osaka, con capacidades para 150.000
personas, se han quedado cortas.
Sanri, situada a 17 km al oeste de Osaka, está,
enlazada con el centro de la ciudad por dos
ferrocarriles rápidos y dos autopistas. Consiste
fundamentalmente en edificios prefabricados de
pisos que se agrupan en barrios de entre 10.000 y
12.000 habitantes. El área urbanizada de 3.000 ha
es bastante pequeña para esa población, aunque la
densidad bruta no excede de 125 habitantes por
hectárea (ils. 113 I y 113 II). El centro urbano incluye
algunas oficinas pero no hay industrias. Sin embargo,
la ciudad tiene una reserva del suelo en los terrenos
de la Exposición Internacional de 1970, con una
superficie de 326 ha, en la que han quedado
algunos monumentos permanentes (las fuentes y un
99
museo) que habrá que integrar en la urbanización
futura. Se perdió una oportunidad única cuando fue
demolido el sistema de movimiento a velocidades
múltiples de la Expo. Este sistema, que consistía en un
monorail periférico y vías arteriales elevadas,
hubiera proporcionado la estructura básica de un
innovador centro regional. No obstante, el lugar es
lo bastante extenso para albergar una universidad
de 50.000 estudiantes, y la decisión de construirla
en los terrenos de la Expo proporciona a Sanri una
base de empleos ―generadores de la ciudad‖ que le
es muy necesaria para adquirir una identidad.
Como la congestión de las mayores ciudades
japonesas está llegando a límites intolerables es
previsible una aproximación regional más global a
la planificación de las nuevas ciudades y los
satálites. Los japoneses intentan todavía encontrar
un estilo propio en la construcción de nuevas
ciudades lo cual puede llevarles a intentar grandes
núcleos del orden de un millón de personas. Una
ciudad de este tipo se propone ahora para
descongestionar Tokio trasladando las funciones
gubernamentales y las grandes universidades.22 El
éxito de las nuevas ciudades japonesas influirá
indudablemente en los urbanistas de otros países
asiáticos, en los que el crecimiento extremadamente
rápido de las ciudades mayores exigirá pronto
medidas descongestionadoras.
Unión Soviética. En Rusia el crecimiento de Moscú
centró al principio todos los intereses relativos a la
descentralización en la construcción de ciudades
satélites o goroda sputniki.23 El Plan General de
Moscú de 1935 limitaba la población futura a
cinco millones de habitantes e imponía estrictos
100
controles a la inmigración. A pesar de ello, esa
cifra se había superado en 1959. Un año después,
la anexión de áreas suburbanas elevó la
población de Moscú a los seis millones.
La ciudad propiamente dicha esta limitada
por una autopista: en anillo que se terminó en
1962 y tiene un radio de unos 18 km. Al otro lado
de esta frontera hay un amplio cinturón verde que
se conserva bastante bien a pesar de que contiene
numerosas dachas, y ciudades satélites
planificadas con anterioridad —como Elekrostal,
Khimky y Krasnogarsk— que envían a diario
cientos de miles de personas a Moscú (il. 115).24
Nuevas ciudades satélite se ubicarán al otro lado
del cinturón verde: Kryukovo, a 41 km del centro y
sobre la línea ferroviaria de Leningrado, está a
punto de terminarse.
La teoria soviética postula la unidad integral
de la ciudad y su área metropolitana que además
deben formar una sola entidad administrativa.
El geógrafo Afitchenko25 identifica dentro de
una región metropolitana tres tipos de satélites que
difieren entre sí por el grado de su provisión de
puestos de trabajo —y que van desde las ciudades
autosuficientes a los suburbios dormitorio— y
relaciona su grado de dependencia con la distancia
a que se encuentran del centro de la ciudad. Se
consideran óptimas distancias entre 40 y 80 km,
pues desaniman los desplazamientos diarios al
trabajo pero los residentes pueden beneficiarse de
los servicios culturales y las instalaciones deportivas
que sólo se encuentran en una ciudad importante.
Respecto al empleo, los núcleos autosuficientes se
prefieren a los dormitorios. Según Baranov, el
tamaño óptimo de los satélites está entre los 50.000
y los 100.000 habitantes. Éstas son las dimensiones
para las cuales el coste global de construcción por
habitante puede mantenerse por debajo del mismo
coste en la ciudad madre.26
Los rusos pretenden haber aprendido la
experiencia británica donde la masa total de
ciudades nuevas alrededor de Londres resultó
insuficiente para equilibrar la atracción de la
metrópoli: su programa regional de 1956 para
Moscú propone una ―masa equilibradora‖ más
adecuada de veinte ciudades nuevas con una
población total de un millón de personas: es decir,
un quinto de los habitantes de la ciudad central.
Conviene observar que incluso en la Unión
Soviética se construye un número creciente de
satélites alrededor de un tipo de empleo básico
―postindustrial‖ consistente en instalaciones de
enseñanza e investigaciones. Podemos mencionar
Zhukovsky, Sumgait, Dubna, Akademgorodok cerca
de Novosibirsk, y Sestroretsk cerca de Leningrado.
Sorprendentemente en una sociedad
planificada, hay considerables lagunas entre la
teoría y la práctica soviéticas. Planificación y
ejecución están divorciadas. En la región de Moscú,
el Instituto para el Plan General es el organismo
responsable de la elaboración de planes piloto pero
los planes de detalle se desarrollan
independientemente a cargo del Instituto Estatal de
la Construcción de Moscú: MOSSTROI. La
coordinación horizontal entre los diversos ministerios
y organismos sufre el encontronazo de intereses
contradictorios y la prioridad concedida a la
producción provoca en los directores de las
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
empresas industriales una actitud altiva hacia los
objetivos urbanísticos, hechos éstos que son criticados
con frecuencia en la prensa soviética.
“Villas nouvelles” francesas
Francia despertó tarde a la necesidad de
controlar el crecimiento de París y la construcción de
nuevas ciudades no se propuso en serio hasta 1965.
Sin embargo, París es con toda seguridad la
metrópoli más superpoblada del mundo occidental:
en 1962, casi tres millones de parisinos vivían en un
área municipal de sólo 10.500 ha, que es la mitad
del tamaño de Estocolmo. La densidad bruta media
de París es más del doble de la del casco de
Londres y en algunos distritos alcanza los 1.000
habitantes por hectárea.
Aunque la descentralización empezó a debatirse
después de la guerra, al principio todas las energías
fueron absorbidas por la crisis de vivienda de la
postguerra; se produjo una abrumadora escasez
que las malas condiciones del stock de viviendas
existentes agravó aún más pues la mitad exigían
una sustitución urgente.27 Como primera respuesta al
problema se lanzó un programa de construcción de
grands ensembles o colonias públicas de viviendas,
sin prestar mucha consideración a su calidad o la
sensatez de su ubicación.
La escala media de estas colonias era de
unas 500 viviendas de alquiler pero en 1958 dio un
salto con las ZUP (Zones à Urbaniser en Priorité),
cuya legislación designaba cientos de zonas como
de urbanización prioritaria. Algunos proyectos ZUP
eran muy grandes —Créteuil, cerca de París, tiene
101
una población prevista de 60.000 habitantes;
Toulouse Le Mirail de 100.000— pero son grupos
de viviendas muy grandes más que auténticas
comunidades nuevas.28 Hacia 1964, los grands
ensembles albergaban en total a dos millones de
personas, la mitad de ellas agolpadas en el cinturón
suburbano de París. A menudo estos proyectos se
ubicaban caóticamente en cualquier terreno
disponible, sin buenos accesos a los puestos de
trabajo y sin el adecuado equipamiento comercial y
sociocultural. Tales errores resultaron difíciles de
corregir pues la mayoría de los proyectos eran
demasiado pequeños para justificar la adición de
centros urbanos y, en cualquier caso, no se había
reservado suelo para tal fin.
En I960 se lanzó un primer Plan General de
la Región de París o PADOG (Plan d'Aménegement
et d'Organisation Générale de la Region Parisienne).
Pretendía detener el crecimiento físico de París
promoviendo ocho ciudades provinciales como nodos
equilibradores o métropoles d'equilibre. Esta
propuesta rechazaba la posibilidad de crear nuevas
ciudades basándose en la hipótesis de que
incrementarían el empuje de la región de París. Sin
embargo, las medidas del PADOG resultaron
inadecuadas y en 1965, cuando la población
regional llegó a los nueve millones, se publicó un
nuevo Plan General para la región, que se basaba
en la premisa de que si se permitía que la región de
París creciera al mismo ritmo que las restantes
ciudades francesas, la pablación pasaría de nueve a
dieciocho millones antes del año 2000. El plan fija
normativamente que la población de la región
parisina para el año 2000 se situará en catorce
millones de personas, haciendo la heroica suposición
102
de que la emigración a París bajará a cero
mientras se multiplica por dos o tres las tasas de
crecimiento de las otras ciudades francesas durante
el período de la previsión.
Pero incluso en ese caso los urbanistas
tendrían qua enfrentarse a la tarea de crear dos
millones de nuevos puestos de trabajo y asignar
espacio a cinco millones más de personas, lo cual
llevó a recomendar cinco ciudades nuevas cada una
con una población de aproximadamente 500.000
habitantes. Ésto constituye un alejamiento radical de
las tesis del PADOG y de su rechazo de nuevas
ciudades; y se acerca más al concepto soviético de
―masa adecuada de contrapeso‖: la mitad del
crecimiento previsto en la población de la región se
asigna a las nuevas ciudades que en conjunto
tendrán que absorber 2,5 millones de personas!
Estas ciudades son elementos clave de un esquema
de crecimiento lineal propuesto a lo largo de un ―eje
preferencial‖ en dirección este-oeste, a ambos lados
del Marne y del Alto Sena (il. 116). Las cinco nuevas
ciudades designadas son Evry y Melun-Senart al Sur,
St. Quentin-en-Yvelines a Sudoeste, Marne-la-Vallée
al Este y Cergy-Pontoise al Noroeste de París. Están
situadas a sólo 20 ó 30 km del centro de París y no
serán ni satélites ni totalmente independientes. Su
razón de ser es romper el monocentrismo de París y
sacar puestos de trabajo del centro de la ciudad
para reducir los desplazamientos y aliviar la
descongestión del tráfico.
Para dar a cada ciudad un perfil
marcadamente distinto se intenta definir una
vocación diferente para cada una (en los usos del
suelo y la estructura urbana que se propone). En
contraste con la monotonía de los grands ensembles,
se da prioridad al desarrollo de centros animados,
lo cual es muy justificable pues las nuevas ciudades
no están ubicadas en terrenos vírgenes sino en medio
de áreas que experimentan un rápido proceso de
urbanización. Los nuevos centros reorientarán y
reestructurarán estas desordenadas aglomeraciones.
Al mismo tiempo se carga mucho el acento en el
desarrollo de áreas de recreo: Marne-la-Vallée se
beneficiará de sus márgenes fluviales; Melun de las
riberas del Sena: Cergy, del lazo del Olse; St.
Quentin de sus marismas; y Evry tendrá un lago
artificial. Se consideran vitales las buenas
comunicaciones con París: Marne-la-Vallée está en
una de las ampliaciones previstas de las líneas de
cercanías de la comarca, y se estructurará, como las
ciudades satélites de Suecia, en sectores centrados
en estaciones de metro. Evry hubiera sido unido al
dinámico nuevo centro de negocios de París ―La
Oefense‖, por un monorail que utilizará un
revolucionario vehículo sobre un cojín de aire.
La teoría de que el crecimiento de la región
de París sólo podía controlarse si se aceleraba la
tasa de crecimiento de otras ciudades que sirviesen
de contrapeso condujo en 1966 a la creación del
primer OREAM (Organisation d'Etudes
d'Aménagement des Aires Metropolitaines), o
equipos de urbanismo metropolitano. Éstos pronto
propusieron el desarrollo de ciudades satélites
relacionadas con las grandes ciudades provinciales
de Rouen, Lilles, Lyon y Marsella. Estos satélites se
mantendrían a una escala modesta para evitar un
debilitamiento del tradicional papel central de sus
ciudades madre. Al mismo tiempo, las pequeñas
dimensiones de estas nuevas ciudades provincianas
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
permiten utilizarlas para poner a prueba diversas
propuestas innovadoras.
En 1967 se designó el primero de estos
satélites, Le Vaudreuil, 20 km al sudoeste de Rouen,
localizado en una curva del río Sena. El lugar tenía
grandes posibilidades recreativas pero estaba muy
cerca de la contaminada zona de Rouen; de ahí que
se decidiese utilizar la nueva ciudad como
laboratorio del control de la contaminación. Se
evalúan todos los elementos de diseño en función de
su impacto ambiental. Otra idea novedosa es crear
"desde el principio una entidad urbana completa, la
―semilla‖ de una ciudad futura de 150.000
habitantes. Esta semilla, de 15.000 habitantes, no se
piensa como uno más de varios barrios futuros, sino
como una ciudad en miniatura que contenga en sí
todas las actividades urbanas y sea capaz de un
crecimiento contiguo. U'lsle d'Abeu, satélite de Lyon,
está enlazada con el nuevo aeropuerto
internacional, que constituye su base de empleo.
Tiene prevista una población de 150.000
habitantes pero se han preparado estrategias
alternativas para reducirla a 80.000 o bien
ampliarla a 250.000 según el dinamismo que
manifieste su primera etapa de crecimiento.
Villeneuve d'Asq se construirá a sólo ocho km
del centro de Lille y estará enlazada con una nueva
universidad para 20.000 habitantes.
La planificación de una cuarta unidad se
impuso como resultado de la creación de un gran
puerto y un extenso complejo industrial en la Bahía
de Fos, cerca de Marsella; 60.000 puestos de
trabajo en la industria atraerían a medio millón de
nuevos residentes a la zona. Para evitar una
103
urbanización caótica se propone una nueva ciudad
en forma de anillo alrededor del Etang de Berre,
pero la oposición de los grupos locales ha impedido
hasta ahora la instrumentación de un desarrollo
concertado.
Señalemos aquí una curiosa paradoja: la
descongestión de París depende del éxito de la
política de promoción del crecimiento de las grandes
ciudades provinciales; se supone que las ciudades
satélites de éstas son los instrumentos que permitirán
alcanzar ese objetivo, pese a lo cual se ha
progresado muy poco en su construcción y, en
cambio, se están convirtiendo rápidamente en una
realidad las grandes nuevas ciudades de la región
de París. Y el resultado de esta política es que en la
actualidad ha aumentado la atracción y
preponderancia de la capital. La construcción
simultánea de las grandes Villes nouvelles exige
enormes inversiones iniciales así como la coordinación
de innumerables organismos públicos con empresas
privadas.
Cergy-Pontoise puede servir como ejemplo
de la secuencia de actuaciones necesarias. El equipo
de urbanistas se reclutó en 1966. Tres años después
estaba listo el Plan General y completa la
adquisición de los terrenos y Ias obras de
infraestructura. Como los terrenos abarcaban zonas
correspondientes a cinco municipios hubo que
convencerlos de que formasen un Sindicato
Intermunicipal. La empresa urbanizadora o
Etablissement Public se organizó en 1970 y al año
siguiente se aprobó el Plan General Intermunicipal
de quince municipios (iI. 114). Cergi acogerá
380.000 recién llegados y ofrecerá 150.000
104
puestos de trabajo incluidos 60.000 en oficinas en
dos centros diferentes. La ciudad tiene forma de
herradura y presenta cinco sectores residenciales
sobre la península que forma un meandro del río
Oise. La península se ordena como parque de recreo
con instalaciones náuticas accesibles a los coches
pero no es atravesada por tráfico vehicular alguno.
La experiencia británica demostraba que es
fácil seducir a la industria para que se traslade a
las nuevas ciudades pero muy difícil atraer los
suficientes puestos de oficina. Conscientes de ello,
los urbanistas de Cergy estaban decididos a
garantizar el éxito de la ciudad dentro del crítico
período inicial de cinco años e incluyeron en la
primera fase un centro cívico de tamaño adecuado
(il. 118). Esta estrategia demostró ser muy
acertada y rápidamente surgió un distrito de
negocios alrededor de la futurista ―Préfecture‖,
sede del gobierno provincial (ils. 119, 120).
El centro urbano principal —propuesto en
un lugar situado a 4 km— puede tener menos éxito
ya que se habrá de consolidar frente a la primacía
del centro cívico. Las experiencias de Ciudad
Guayana (ils. 71, 72 y 73. fig. 25), Beer Sheba (ils.
49, 50) y otros lugares demostraron cuán difícil es
crear un centro viable en competencia con un
subcentro vigoroso y ya consolidado.
Para evitar este inconveniente, la nueva
ciudad Evry propone la alternativa de concentrar
todas las funciones que puedan buscar un centro en
una sola masa. Evry está sobre el eje de
crecimiento más dinámico de la región de París, a
lo largo de la autopista A6 Sur. La nueva ciudad
será el foco de un área de urbanización rápida
que abarca numerosas colonias de viviendas. La
futura ―área de captación‖ de Evry albergará a
más de medio millón de personas.
El centro de Evry está encerrado entre la
autopista y la carretera comarcal nª 7 que discurre
paralela al Sena (il.121). Se está construyendo
sobre un complejo sistema de galerías de servicio
que es su tipo único de infraestructura. El corazón del
centro cívico es una Préfecture tipo puente (il.119). El
nudo de transportes, el gigantesco comercial y la
universidad técnica estarán comunicados con una
―Ágora‖, polivalente y bastante insólita que
integrará bajo un solo techo muy diversas
actividades sociales y culturales sin una separación
espacial estricta entre ellas. Es un valeroso
experimento pues se intenta aglutinar a una escala
sin precedentes, una variopinta mezcla de
componentes públicos y privados. Del centro irradian
cuatro ramas en forma de esvástica cada una de las
cuales consiste en una línea transporte público que
utiliza su propio carril como en Runcorn, que va
paralela a un corredor peatonal bordeado de
tiendas y viviendas de alta densidad (il. 121). Evry
se contruirá en tres fases comenzando con un primer
sector de 7.000 viviendas al norte del centro. El
proyecto de esta primera fase o ―Evry 1‖ se
seleccionó mediante un concurso entre equipos de
arquitectos-urbanistas al que se presentaron varios
proyectos innovadores. El diseño ganador se
compone de ―colinas‖ residenciales. La necesidad de
aparcamientos de superficie se elimina con los
garajes de los residentes, dispuestos en el interior de
las pirámides. Otro proyecto propugnaba un
concepto aún más atrevido y costoso consistente en
una sola megaestructura continua de 17 plantas que
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
permitía destinar las tres cuartas partes del terreno
disponible para espacio de recreo. Tales proyectos
apuntan hacia formas urbanas que muy bien pueden
caracterizar las futuras new towns en las áreas más
pobladas y muestran un acusado contraste con los
modelos de baja densidad, que derrochan terreno, a
la manera de las new towns norteamericanas o de la
ciudad inglesa de Milton Keynes.
“New towns” norteamericanas
Desde el punto de vista del historiador
cabría aducir que la mayoría de las ciudades
norteamericanas nacieron como new towns, pese a lo
cual lo cierto es que las nuevas comunidades en el
sentido moderno del término son un fenómeno
reciente en el escenario norteamericano. Las razones
de este tardío comienzo hay que buscarla en el
tradicional compromiso con la libre empresa y en los
prejuicios consiguientes contra toda forma de
planificación, así como en la preferencia por una
aproximación pragmática sobre los procedimientos
teoréticos.
En contraste con Europa donde la construcción
de nuevas ciudades fue precedida por un debate
ideológico y una legislación global, las embrionarias
leyes sobre nuevas ciudades de los Estados Unidos
aparecen con un enorme retraso respecto a los
impulsos seminales de la urbanización privada. El
camino norteamericano hacia al éxito, que pasa por
el ensayo y el error, procedía mediante la
amalgama gradual de elementos dispares que
había demostrado ser del agrado del público: el
suburbio de baja densidad: el centro comercial
105
orientado al coche; el parque industrial; el club de
campo; y el campus universitario fuera de la ciudad.
Curiosamente, esta aproximación disjunta nos ofrece
una gran variedad de prototipos para una nueva
clase de comunidad postindustrial que ya no estará
basada en los puestos de trabajo de la industria o
por lo menos no en la medida en que la están las
nuevas ciudades europeas. El modelo
norteamericano presenta una base de empleo
predominantemente ―terciaria‖, es decir, de oficinas,
centros de enseñanza e investigación, etc., y está
pensada en función del consumo de mercancias y
servicios. Podemos distinguir cuatro tipos diferentese
en función de la importancia relativa que se
conceden a las distintas clases de actividades:
1. La ―comunidad de tipo country-club‖ orientada al
ocio.
2. ―La ciudad de consumo eficiente‖29 con un
gigantesco centro comercial en su corazón mismo.
3. La new town centrada en la educación y la
investigación, cuya ―industria‖ es una gran
universidad.
4. Comunidades eapecializadas: villas de recreo:
―Disney-Worlds‖; asentamientos orientados a los
adultos o a los ancianos, que son comunidades
proyectadas con el tamaño de una ciudad pequeña
y equipadas con todas las instalaciones sociales y
técnicas, pero que carecen de cualquier tipo de
actividad ―productiva‖ (productiva en el sentido
marxista de producción de bienes agrícolas o
manufacturados).
Esta interpretación de las tendencias actuales
reclama un breve resumen de la evolución que
106
condujo desde las subdivisiones irreflexivas y
enormes a comunidades modélicas como Columbia.
Md.
En la posguerra norteamericana, se atacó la
escasez de viviendas mediante proyectos a gran
escala sin otra preocupación que ofrecer ―un buen
hogar a un buen precio‖. La movilidad que permitía
el hecho de que casi todo el mundo tuviese coche
estimuló la extensión urbana y las clases medias
dejaran las ciudades en búsqueda de un nuevo
modo de vivir en los suburbios. Los pequeños
negocios siguieron a sus clientes y dieron lugar al
centro comercial suburbano, al que sólo podía
accederse en coche particular.
Como la industria también tendía a buscar un
emplazamiento extraurbano, la consiguiente
competencia por el suelo urbanizable llevó a ese
tejido urbano hecho de retazos distintos, típico del
uso del suelo predominante en los alrededoras de
las ciudades. A medida que los centros comerciales
crecían de tamaño atraían oficinas, espectáculos,
moteles y se convertían en el centro de una ―nocomunidad‖ inestructurada.30 Los promotores de los
centros comerciales se dieron cuenta de que estos
hacían subir el valor del suelo a su alrededor; para
evitar promociones parásitas en sus contornos —y
sobre todo para aprovecharse de los sustanciosos
valores del suelo— los promotores empezaron a
comprar más terrenos de los que necesitaban para
su centro y de esta manera se convirtieron en parte
interesada en la planificación del suelo de las zonas
circundantes. Al mismo tiempo, los promotores de
viviendas, tras satisfacer las necesidades más
urgentes, buscaban algo nuevo para el cliente
exigente y lo encontraron en la packaged community,
una especie de suburbio mejor equipado que ofrecía
áreas de recreo, tiendas y oficinas además de
viviendas. Los intereses confluyentes de unos y otros
crearon el prototipo de comunidad suburbana,
basada en un gigantesco centro comercial a la que
erróneamente se le pone la etiqueta de new town. En
ausencia de un urbanismo regional, el
emplazamiento de estos núcleos venía determinado
por las fuerzas de mercado o por el deseo del
promotor. Sin embargo, en 1961 alboreó una nueva
era con el plan regional ―Año 2000‖ para
Washington D.C., que no sólo proponía un esquema
de crecimiento ordenado sino que señalaba en
concreto los lugares aconsejables para la creación
de nuevas ciudades. (il. 122). Los promotores con
imaginación aceptaron el reto: las dos primeras new
towns dignas de ese nombre (Reston, Va., y
Columbia, Md.) se hicieron realidad.31
Reston está a 23 km al oeste de Washington
en uno de los ejes de desarrollo propuesto por el
plan ―Año 2000‖. El promotor, R. E. Simon, adquirió
allí 2.872 ha. de las cuales la quinta parte se
reservó para uso recreativo. El resto albergará una
población prevista de 75.000 personas con la muy
baja densidad de 34 habitantes por hectárea. La
idea de Reston se orienta claramente hacia una
sociedad del ocio en la que los residentes vivan en
su propio country-club. Los puestos de trabajo son
todos de oficinas o instituciones de investigación. La
ciudad se estructura en siete ―aldeas‖ cada una de
ellas centrada sobre una instalación diferente: un
lago, un campo de golf, etc. Los edificios se agrupan
para dejar libres generosos espacios abiertos. La
arquitectura de la primera aldea, a orillas del lago
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Anne, se aparta del esquema suburbano
presentando apretados grupos de casas en hilera.
Su centro, proyectado por W. Conklin, es un
admirado espacio urbano en miniatura (il. 123).
Reston tuvo la misma publicidad que una
estrella de cine, pero a Simon Ie faltaba
experiencia y suficiente capacidad financiera por lo
que pronto se vio obligado a ceder el control a una
compañía petrolera. Como consecuencia de ello, el
principio de ―tendones‖ de alta densidad propuesto
por Conklin para enlazar las aldeas se ha
abandonado y la arquitectura de los grupos últimos
ha bajado de calidad.
Columbia está situada en el corredor urbano
de crecimiento más rápido de la región, a medio
camino entre Washington y Baltimore (il.124). El
promotor J. Rouse reunió 5.240 ha de terrenos
contiguos. La urbanización empezó en 1962 con
una previsión de 110.000 habitantes en quince
años. Rouse es un promotor eficaz de centros
comerciales y parecía natural que esta ciudod
pretendiera convertirse en un gran centro regional
destinado a captar el poder adquisitivo de
250.000 clientes (il. 122). Esto dio a Columbia la
imagen prototípica de ―ciudad de consumo
eficiente‖, aunque esta imagen cambió después
cuando la ciudad empezó a atraer importantes
industrias.
Rouse está decidido a sacar beneficios de
su nueva ciudad y todas las propuestas de diseño
han de contrastarse con un ―modelo económico‖
que garantice a sus acredores que conseguirán una
buena ganancia con su dinero. Sin embargo, los
objetivos declarados de Rouse son más
107
desinteresados: Columbia tiene que convertirse en
una ―ciudad verdaderamente racional‖ en la que
todo el que trabaja en una de sus empresas pueda
encontrar una vivienda al alcance de sus
posibilidades, y ello ―desde el conserje al
presidente de empresa‖. Se prevé a largo plazo
un equilibrio entre la oferta de puestos de trabajo
y la población activa, pero sin un escalonamiento
rígido como en las nuevas ciudades británicas.
Evidentemente, Rouse considera que sus objetivos
sociales y económicos son compatibles, aunque
nunca explicó si los primeros son un simple
instrumento para el logro de una buena ganancia,
o si por el contrario la ganancia es necesaria para
continuar promoviendo una sociedad mejor.
La decisión de la General Electric de construir
una gran planta de aparatos en Columbia que
ofrezca empleo a muchos obreros no cualificados
pronto pondrá a prueba la determinación de Rouse
de suministrar vivienda a todos contra la resistencia
de los actuales residentes a aceptar una intromisión
a gran escala en su idílico suburbio.32
Rouse es partidario de un proceso científico
de planificación y ha reunido a un equipo de
primera fila de urbanistas y directores asistidos por
numerosos expertos. Sin embargo, la planta de la
ciudad no muestra ningún progreso respecto a las
new towns británicas de la primera generación y las
densidades son inferiores a las de Stevenage. La
estructura urbana es jerárquica y está nucleada, es
decir, se basa en barrios de entre 1.200 y 2.000
personas que forman aldeas de 6.000-10.000
residentes (il, 126). Los urbanistas propusieron
suministrar transportes públicos por carril propio
108
como en Runcorn, y ciertos informes demuestran que
muchas personas se trasladaron a Columbia con la
esperanza de poder vivir sin tener que poseer dos
coches. Pero no hay procedimiento económico para
proporcionar un buen servicio de autobuses con unas
densidades tan bajas por lo que, de hecho, la
población depende totalmente del automóvil
privado.
Irvine, en California, ejemplifica el tercer
prototipo de la new town norteamericana. En este
caso, el catalizador de la decisión urbanística fue
la necesidad de un nuevo campus para la
universidad de California. El arquitecto W. Pereira
eligió como lugar el rancho Irvine, una enorme
extensión de terreno virgen que pertenecía a un
solo individuo. El compromiso de la universidad para
construir en los terrenos de Irvine obligó a la
corporación a embarcarse en un plan para toda el
área, en lugar de venderlo por parcelas.
La urbanización de este rancho de 33.200
ha, catorce veces mayor que la superficie que cubre
el plano del mayor L’Enfant para Washington D. C.
implicaba una movilización de capital sin
precedentes en el sector privado. El actual Plan
General de Irvine establece una previsión de medio
millón a 750.000 habitantes y la provisión de
134.000 puestos de trabajo en la industria y
150.000 en los servicios (iI. 127). El primer sector,
entre la universidad y el océano, tiene una superficie
de 14.000 ha, es decir, tres veces la de Columbia,
Maryland. Se desarrolló un primer centro urbano a
cinco minutos en coche desde el campus: Newport
Center, que en 250 ha ofrece instalaciones
comerciales, sanitarias y financieras, despachos de
profesionales, un campo de golf y un hotel (il.128).
Este centro presenta el mayor número de casas de
corretaje fuera de los distritos bolsisticos y encarna
el sueño americano de tener a Wall Street en un club
de campo.33 Un centro urbano aún mayor surgirá en
un solar: triangular formado por la intersección de
tres autopistas.
Aunque el plan se compone de ―aldeas‖,
tiene rasgos innovadores porque agrupa las
escuelas; tiendas, instituciones e instalaciones de
recreo a lo largo de un ―corredor ambiental‖ que,
como banda verde continua, constituye un elemento
orientador a la escala y la velocidad del automóvil.
En cuanto la nueva ciudad cobre impulsos, los
terrenos para la industria pueden llegar a valer
cuatro veces más que los terrenos residenciales: la
Irvine Company esta creando grandes colonias
industriales que ya emplean a 25.000 personas.
Reston, Columbia (Ma.), e Irvine tienen
características que las distinguen claramente de las
nuevas ciudades europeas; bajas densidades,
primacía para el automóvil, énfasis en los trabajos
del sector terciario y gran importancia de las
instalaciones de recreo, así como una población
caracterizada de ingresos medios altos.34 Un
problema común a todas estas nuevas ciudades de
promoción privada es como transferir la
responsabilidad de las decisiones del promotor a
los residentes sin poner en peligro los objetivos y el
calendario del plan general. Al parecer se ha
encontrado un buen procedimiento en las Community
Associations, de las que son automáticamente
miembros todos los habitantes. El propósito de la
asociación de Irvine es ―la preservación de Ios
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
valores de la propiedad‖. Sin embargo, el
conservadurismo de los primeros residentes puede
bloquear cualquier intento de incrementar la
densidad construyendo bloques de pisos para los
grupos de ingresos bajos: este conflicto de intereses
se está poniendo ya de manifiesto en Columbia
entre los residentes por un lado y la intención de los
promotores de impulsar la mezcla social y crear una
ciudad heterogénea, por otro.
En la segunda mitad de los años sesenta, cuando las
previsiones de crecimiento de la población nacional
indicaban que a final de siglo podría haber 75 ó
100 millones más de norteamericanos,35 la atención
del público se centró en las new towns, pues según
las mismas estimaciones la mayor parte de ese
incremento se produciría en las áreas
metropolitanas, ya muy superpobladas. Una
publicidad favorable sobre Reston e Irvine hizo que
las new towns apareciesen como la panacea de los
problemas del crecimiento urbano. Al mismo tiempo,
las dificultades de los promotores privados para
adquirir terrenos y financiar sus actividades
pusieron de manifiesto la necesidad de una ayuda
federal. Esto llevó al principio a una ampliación de
la National Housing Act I965 que ofrecía garantías
crediticias para la adquisición de terrenos en
sectores suburbanos: en 1966 se autorizó que las
nuevas comunidades suscribiesen estas hipotecas.
Pero fue la Housing and Urban Development Act de
1966 la que marcó el punto de inflexión en el
compromiso gubernamental con las new towns; en el
título IV de esta ley, el Congreso daba garantías
crediticias a los promotores de new towns con una
cuantía máxima de hasta 50 millones de dólares
para un solo proyecto y estableció las líneas
109
maestras de una política mediante la cual las nuevas
ciudades tenían que ofrecer espacios abiertos,
suficientes, un desarrollo equilibrado y
oportunidades idénticas para las minorías y los
posibles usuarios de viviendas de bajo coste. Los
autores de la ley distinguen cuatro tipos de new
towns: ciudades ampliadas, nuevas ciudades
autosuficientes, ciudades satélites y new towns-intown. Este último término —que en realidad es un
eufemismo de los proyectos de renovación urbana—
se incluyó como paliativo para los alcaldes de
grandes ciudades que proclamaron a los cuatro
vientos su temor de que las new towns sirvieran para
privar a las grandes ciudades de buena parte de la
ayuda federal.
También en 1968 los legisladores del estado
de Nueva York dieron un paso adelante apoyando
al gobernador Rockefeller cuando éste creó la
Urban Development Corporation, dotada de
poderes para pasar por encima de las
zonificaciones locales y las ordenanzas de
construcción y le autorizó a emitir 1.000 millones de
dólares en bonos exentos de impuestos para
financiar sus proyectos. Bajo la enérgica dirección
de Edward J. Logue, la UDC anunció casi
inmediatamente la intención de crear dos nuevas
comunidades en la parte norte del estado: Amherst,
cerca de Buffalo, y Lysander, en el área de
Syracuse. En 1970, el informe de la UDC sobre
―New Communities for New York‖ proponía
canalizar al menos la tercera parta del crecimiento
previsto de la población del estado hacia las nuevas
comunidades.
Los estudios publicados entre 1968 y 1970
110
sobre las causas de los disturbios urbanos de 1967
apuntaban la necesidad de una descongestión e
influyeron en la decisión del Congreso de ampliar su
compromiso con las new towns aprobando la Housing
and Urban Development Act de 1970. Esta ley
presenta nuevos tipos de ayuda federal directa a
las nuevas comunidades y estimula la
experimentación social y tecnológica. El título VII de
la ley elevaba el techo de las garantías crediticias
hasta 500 millones de dólares y ampliaba el
programa a los organismos públicos. Suponiendo
que el Congreso apruebe los fondos necesarios, la
HUO (Ministerio de Hábitat y Desarrollo Urbano)
está hoy en condiciones de asegurar el éxito
financiero de los esfuerzos urbanizadores, pues sus
previsiones son tan generosas que G. Breckenfeld las
describía en Fortune como ―una espléndida
oportunidad para, que una nueva camada de
promotores se enriquezca a costa del público‖. En
realidad, las previsiones son suficientemente
tranquilizadoras para atraer a este campo a
grandes empresas como la General Electric, la Ford
y la industria aeroespacial, mientras que la temible
reputación del papeleo gubernamental impedirá
una avalancha de pequeños especuladores. Con
todo, cientos de solicitudes de crédito llegaban en
1971 al Ministerio de Hábitat y Desarrollo Urbano y
se manifestaba la tendencia a iniciar demasiados
proyectos a una escala excesivamente pequeña.
En el Congreso de la AIA (Instituto de los
Arquitectos Norteamericanos) de 1971, Lloyd
Rodwin hizo una propuesta sensata: la selección de
los proyectos de comunidades nuevas que solicitaran
ayuda federal se haría desde el punto de vista de
los objetivos del desarrollo nacional.
Las new town no serían fenómenos aislados
sino instrumentos de una estrategia más amplia.36
Rodwin propuso también que se definiesen los
objetivos de la intervención federal y defendió que
se aceptasen organismos públicos como promotores,
así como la propiedad pública del suelo urbano
para cosechar los valores económicos creados por
los nuevos proyectos. Sin embargo, dado el prejuicio
norteamericano contra la planificación como forma
de reglamentación, sería necesario que pasase otra
década de educación del público para que se
llegara a una aceptación social de tal política. En
1969, el Comité Nacional de Desarrollo Urbano
propuso la construcción de 100 new towns con una
media de 100.000 habitantes y 10 new towns de
al menos un millón. No obstante, de las 65
comunidades nuevas que actualmente están en
planificación, muy pocas se aproximan al tamaño
de Columbia o Reston.37 Sin embargo, cada vez es
mayor el número de críticas que se dirigen contra el
programa federal de new towns. Se afirma que
éstas minan la vitalidad de las ciudades existentes
más aún que los suburbios y que lejos de
descongestionar el centro, se limitan a desperdigar
las mejores instituciones, comercios y empleos, así
como los grupos de ingresos mayores, dejando que
la gran ciudad lidie con los parados y las familias
numerosas.
La respuesta a estas críticas es que las
nuevas ciudades permitirán poner a prueba ideas
innovadoras que posteriormente ayudarán a
reestructurar las ciudades centrales. ¡Pero se ha
logrado tan poco hasta ahora! Algunas new towns
experimentan con medios novedosos de transporte
rápido: Fairlane —proyectada por la Ford Motor
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Company— enlazará con Detroit y el aeropuerto
mediante un ferrocarril; Park Forest South —
planeada para 110.000 habitantes de muy diverso
nivel de ingresos— estará servida por una línea
rápida interior que enlazará con el Chicago Ioop;
Flower Mound, localizada entre Dallas y Fort Worth,
vivirá gracias a los puestos de trabajo suministrados
por el gigantesco aeropuerto internacional.
Audubon, en Nueva York 38 está basada en el nuevo
campus de Amherst de la Universidad del Estado,
con sus 26.000 estudiantes y 13.000 empleados,
pero sólo albergará a 27.500 habitantes con una
densidad tan baja como la de Reston. Con sus 800
ha y 9.000 viviendas, estaba pensada a una
―escala de laboratorio‖ para ensayar mayores
aventuras a cargo de la UDC (Urban Development
Corporation) del Estado de Nueva York (ils. 130.
131).
Indudablemente se propondrán más new
towns basadas en universidades y centros de
investigación. Uno de los casos más interesantes es
el posible nacimiento de las black new towns, o
nuevas ciudades negras, comunidades promovidas
por empresarios negros o asociaciones sin afán de
lucro para ofrecer trabajo y vivienda a las gentes
de color, aunque estando abiertas también a las
demás razas. La idea de las black new towns surgió
del deseo de los militantes negros de abandonar el
ghetto y de su rechazo a integrarse en zonas
suburbanas para jugar en ellas un papel
minoritario.39
Soul City, en Carolina del Norte, está
promovida por Floyd Mc Kissick, del Congreso de
Igualdad Racial, una ciudad autosuficiente, situada
111
a 65 km al norte de Durham. Otras dos new towns
negras esperan la aprobación de la HUD, una en
Alabama y la otra en Carolina del Sur, una
estructura de poder negro, estas ciudades atraerán
empresas negras como alternativa a la reticente
integración en los suburbios dominados por los
blancos: ofrecen elementos más dinámicos de la
comunidad negra la posibilidad de organizarse por
sí mismos la vida.
Da Vinci dirigió a Ludovico Sforza (Biblioteca del Instituto
Francia Ms. B. Fol. 16). Tras la peste de 1485, que cobró
50.000 vidas en Milán, Leonardo propuso descongestionar la
ciudad creando poblaciones satélites de no más de 10.000
habitantes cada una. Un rasgo original de esta propuesta era Ia
recomendación de un trazado del centro urbano a varios
niveles, con el nivel superior reservado a los peatones que
accederían directamente a las tiendas y el nivel inferior
destinado al tráfico rodado — movimiento de mercancías y
eliminación de basuras—, y unas escaleras convenientemente
espaciadas, que conectasen los dos niveles.
Es difícil predecir el grado de éxito que
tendrán todas estas new towns. Lloyd Rodwin intentó
en 1972 echar un vistazo a su oculta bola de cristal
y predijo que antes de que acabase el siglo
estarían terminadas en Norteamérica unas cuarenta
nuevas ciudades. Dado que Mr. Rodwin se opone a
la proliferación de comunidades nuevas de pequeño
tamaño, parece probable que la realidad doble su
predicción, aunque muy pocas de esas nuevas
ciudades presentarán innovaciones. Quizá se
construyan algunas new tows pendientes para
revitalizar regiones atrasadas pero es probable
que tales núcleos sean, del tipo de comunic
especiales de vacaciones, con poblaciones previstas
bajo de los 100.000 habitantes. Las new towns que
estén dentro de las áreas metropolitanas no
aliviarán sustancialmente la situación de las
ciudades centrales: sin embargo pueden conseguir
reestructurar el desordenado esquema de uso del
suelo propio de las grandes conurbaciones,
comparable al objetivo marcado a las villas
nouvelles de la región de París.
Existen calles de dos niveles en algunas ciudades
medievales, como Berna, Thun y Chester, con soportales
peatonales elevados por encima de la calzada desde la que se
entregaban las mercancias a las tiendas. Sin embargo, la idea
de una separación consecuente entre el tráfico vehicular y los
peatones no reaparece hasta la segunda generación de new
towns británicas, con el proyecto para Hook y la estructura focal
de Cumbernauld (véase pp. 59-60).
Notas
1. La primera formulación moderna de una estrategia
de la descongestión aparece en un memorándum que Leonardo
112
2. Para frenar el crecimiento de Moscú se impalntó en
la URSS un ―sistema de pasaportes interiores‖ en 1935. Con
todo, la zona de Moscú sobrepasó rápidamente las previsiones
máximas de crecimiento establecidas en el plan general de
1935 (véase Hall, P., The World Cities, pp. I58-I8I).
3. Sobre la ―estrategia de polos de desarrollo‖, véase
a Rodwin, LI., en Nations and Cities (Boston, Houghton Mifflin,
1970; versión castellana: P a í s e s y ciudades. Comparación de
estrategias para el crecimiento urbano, Ediciones Nueva Visión,
S.A.I.C., Buenos Aires, 1972), y Friedman, John, en ―The
Changing Pattern of Urbanization in Venezuela‖, en Rodwin, Ll.,
Planning Urban Growth, cap. II, pp. 40-59.
4. Sobre el ―segundo París‖, el ―Plan bis‖, véase Merlín
P., Les Villes Nouvelles, p. 311.
5. Sobre la Ciudad Paralela de México, véase La
marcha a la provincia, por el Ing. Víctor Vila y el profesor F.
Escalante-Escalante (Ciudad de México, Calitlán, S. A., 1967),
informe preparado en 1968.
6. Sobre El Tuy, véase Llewelyn-Davies et alt, The Tuy
Medio, Dirección de Planeamiento del M.O.P., República de Venezuela.
7. Sobre Ie Vésinet, véase Choay, F., fig. 43 y p. 28 (el
área urbanizada tenía 436 ha).
8. La mejor autoridad sobre la Ciudad Lineal es George
Collins. Véanse sus artículos en el Journal of the Society of Architectural Historians, XVIII: ―The Ciudad Lineal of Madrid‖, mayo
de 1959, pp. 74-93, y ―Lineal Planning Throughout the World‖,
octubre de 1959, pp. 38-53, así como todo el número de Forum
(Amsterdam), XXX, Nº5, 1968 (véase también Choay, F., p. 99).
9. Definición oficial adoptada en 1919 por la Garden
Cities and Town Planning Association (véase Osborn. F. J., y
Whittick. A., p. 11).
10. Letchworth (véase Choay. F., p. 108 y figs. 7981).
11. Respecto a una reciente adaptación del modelo
Gloeden, véase figura 23, el Plan Roberto para Brasilia.
12. Para una crítica del concepto de unidad vecinal,
véase Isaacs, R. R., y Tyrwhitt, J.
13. Patrick Abercrombie propuso primero un cinturón
verde en su informe de 1943 al London County Council. Pero
obsérvese también la propuesta anterior de cinturón verde
para Moscú (Plan General de 1935). En los primeros años del
siglo XX se proyectó un cinturón verde para Viena (véase Collins.
G. R. y C. C., Camillo Sitte and The birth of Modern City Planning,
Nueva York, Random House, 1964, pp. 42, 96, 130, 143 y
211).
14. Telford y Redditch se crearon para aliviar Birmingham; Skelemersdale y Runcorn para extraer población de
Liverpool y Merseyside; Warrington, de Manchester; y
Washington, de Newcastle. Las new towns escocesas,
Cumbernauld, East Kilbridge, Glenrothes, Irvine y Livingstone,
están todas destinadas a descongestionar Glasgow (véase
también The New Towns of Britain, Londres, British Information
Services, HMSM, 1973).
15. El primer recinto peatonal de posguerra
fue el ―Lijnbaan‖ de Rotterdam, diseñado en 1955.
16. La idea de ―tendones‖ de alta densidad tenía sus
orígenes en la teoría de la Ciudad Iineal de los años treinta.
Esta concepción se ha puesto posteriormente a prueba en
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Toulouse-le-Mirail (véase Candilis-Josic-Woods. p. 187) y se ha
propuesto para Reston. Va., el primer proyecto de Milton
Keynes, Evry. etc. El concepto de ―espinazo de actividad‖, es
decir, la concentración de edificios públicos y servicios a lo
largo de ejes viarios preferentes está relacionado con la idea
de los ―tendones‖, pero no implica necesariamente grandes
densidades residenciales. Ejemplos: Tuggenarong (Camberra),
Irvine (California) y Evry.
17. Para una visión francesa de Cumbernauld,
véase Guertin.
18. Melvin M. Webber, ―Order in Diversity: Community
without Propinquity‖, en Cities and Space: The future Use of
Urban- Iand, edición a cargo de Lowdon Wingo Jr., Baltimore;
Johns Hopkins.1963, y “The Urban Place and the Nonplace Urban
Realm‖, en Explorations into Urban Structurs, Filadelfia,
University of Pasadena Press, 1971, pp. 79-153.
19. Para un ataque a las nuevas ciudades de baja
densidad, véase el número de Architectural Review dedicado
íntegramente al tema (octubre de 1973) según un artículo, de los
54 millones de acres de Gran Brataña, 33,5 millonas están
sametidos a diversas limitaciones para su urbanización. Cuando
se termine, Milton Keynes tendrá una densidad global de 11,3
personas por acre. Con esta densidad en todos los
asentamientos, los 55 millones de habitantes de Gran Bretaña
necesitarían 5,5 millones de acres de suelo urbanizado, es decir,
uno de cada cinco acres no sometidos a otro uso (minas, paisajes
pintorescos, etc). Si todos los británicos disfrutaran las bajas
densidadas de Milton Keynes, las manchas urbanas ocuparían
uno de cada cinco acres disponibles.
20. La ciudad de Estocolmo posee la mayor parte del
suelo de su término municipal. Este término es ya bastante
grande: 18.600 ha de tierra y 2.700 de agua. Además, la
ciudad poseía en 1971 otras 50.000 ha fuera del término
municipal. Compárense estas cifras con la extensión de la
ciudad de París; 10.500 ha para sus tres millones de habitantes.
21. Se estimaba en 1975 que la población del Gran
Tokio era de 28 millones, de los cuales 16 vivirán en el anillo
exterior. Para atender este crecimiento se eligieron en 1963 los
emplazamientos de 15 ciudades satélites, con poblaciones entre
150.000 y 670.000 habitantes. Se propuso la creación de
113
otras 30 ciudades-satélite. La Iey para el Desarrollo Urbano de
la Región-Capital Nacional de 1958 constituye al mecanismo
legal para Ia creación de ciudadas-satélite. Según esta Iey, el
gobierno central suministrará fondos y ayuda técnica a las
autoridades locales para la construcción de las nuevas ciudades.
El gobierno está autorizado también a conceder créditos a
promotores privados de reconocida solvencia. Una Iey de 1959
restringe el establecimiento de nuevas industries o instituciones
de enseñanza dentro de la zona central de Tokio.
22. A construir a 144 km de Tokio, cerca del monte Fuji,
en 40.000 ha de propiedad gubernamental. El proyecto prevé
al traslado de unos 50 departamentos gubernamentales en los
que trabajan 180.000 funcionarios civiles (véanse City Planning
Association of Japan, Giant Tokyo, Tokio, 1963, y Tokyo
Metropolitan Government, An Outline of Ten-Year Plan for
Government of Tokyo, Tokio, 1963, y An Administrative
Perspective of Tokyo: City Planning, Tokio, 1972).
23. Los soviéticos utilizan este término para designar
las ciudades-satélite planificadas, así como núcleos del anillo
exterior de las metrópolis que, tras un desarrollo independiente
y gradual, acaban adquiriendo la función de satélite.
24. Véase un estudio del crecimiento de Moscú en Hall,
Peter, The World Cities, pp. 158-181.
25. Afitchenko, A. A., ―About the Reaction and Development of Satellite Towns Around Large Cities‖, en ―News from
Scientific Departments‖, en Stroitelstvo I Arkhitekture, nº 2, Moscú,
1962.
26. Baronov, N. V., ―Building of New Towns‖, ponencia
nº 11 presentada al Simposio de la ONU sobre Planificación y
Desarrollo de Nuevas Ciudades, Moscú, 24 de agosto a 7 de
setiembre de 1964. Véase también la ponencia presentada por
Muranova, G., al Congreso W.H.O. sobre Aspectos Sanitarios de
la Urbanización, Stuttgart, diciembre de 1973.
27. En 1954 el 22 % de las viviendas de París carecían
de agua corriente, y un informe de 1961 demostraba que el 31
% de las viviendas de la región de París no tenían aseo privado
o lavabo. Sólo el 20 % contaba con bañera o ducha ( « Une
enquete par jondage sur le logement », en Etudes statistiques. Nº
2, París, 1957, y Annuaires statistiques abreges de la Région
parisienne, París, 1961).
114
28. Sobre Toulouse-le-Mirail, véase Candilis-JosicWoods.
29. Este manejable término fue acuñado por Paul y
Percival Goodman en Communitas, pp. 125 y ss.
30. James Rouse, promotor de Columbia (Maryland),
inventó este término para distinguir el suburbio no estructurado
de la comunidad planificada.
31. Respecto a la planificación y el crecimiento de
Reston y Columbia, véanse mis artículos en The Nation, diciembre
de 1966, pp. 652 y 714.
32. Véase el artículo de Brooks, Richard, ―Social Planning In Columbia‖, en Journal of the American Institute of Planners,
noviembre de 1971, p. 373, y el de Zehner, Robert B ―Neighborhoods and Community Satisfaction in New Towns‖, en op. cit.,
p. 379.
33. Para más información sobre Irvine (California),
véase Mason, William R., The Irvine Company on the Road to a
Model Urban Environment, Irvine, setiembre de 1973.
34. En 1968, el ingreso familiar medio de Estados
Unidos era de 8.000 S. Según un informe de 1969, los ingresos
medios de Reston y Columbia (Maryland), eran respectivamente
de 20.000 $ y 17.000 $.
35. La cifra más baja de las propuestas es un
incremento de 55 millones de norteamericanos en 30 años
(véase Downs, Anthony, ―Alternative Forms of Future Urban
Growth‖in the United States., en Journal of the American Institute
of Planners, enero de 1970. p. 3).
36. Rodwin, Lloyd, y Susskind, Lawrence, ―New Communities and Urban Growth Strategies‖, ponencia presentada en la
Conference on New Communities del American Institute of Architects, Washington, D.C.
37. Véase, sobre Columbia (Maryland), el trabajo de
Hoppenfeld, Morton, y sobre Reston, Reston Quarterly Facts
Sheets.
38. Véase el Contract Summary, publicado por la New
York Urban Development Corporation, sobre Audubon-Amherst y
las complicadas negociaciones entre el promotor público y las
comunidades locales.
39. Para la primera formulación de Ia idea de las Black
New Towns, véase mi artículo en Progressive Architecture, agosto
de 1968, pp. 126-137, así como la nota 32.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
115
Smithson, Alison
El Team X
En el año 1953, durante el IX CIAM (Congreso de
Arquitectura Moderna) en Aix-en-Provence, un grupo
de jóvenes arquitectos entre los que se encontraban
Alison y Peter Smithson, Aldo van Eyck, Jacob
Bakema, George Candilis, Shadrach Woods, entre
otros, comenzaron a criticar el esquematismo de la
Carta de Atenas, reclamando que se introdujera el
concepto de ―identidad‖ y que también se
investigara sobre algunos principios estructurales del
crecimiento urbano, a instancias del tema de dicho
congreso: el ―Hábitat‖.
Se podría decir que ese fue el comienzo de lo que
luego sería llamado el ―Team 10‖, un colectivo de
arquitectos que, sin llegar a ser un movimiento o
escuela en el sentido tradicional del término, ni
tampoco un grupo productor de una Teoría unívoca,
sentó las bases de una nueva mirada hacia la
Arquitectura y el Urbanismo Moderno a través de los
aportes individuales de sus integrantes. ‖ya no se
trataba de mantener las viejas pretensiones de
cambiar radicalmente el modo de vida de la gente,
el modelo de producción o la estructura de la
propiedad del suelo; se trataba de plantear, si
acaso, una utopía de lo posible, aceptando los
gustos y las necesidades de la gente‖. (Josep
Montaner, Después del Movimiento Moderno. Pág. 30)
116
La respuesta de los líderes maduros de los CIAM a
estos primeros interrogantes, fue la propuesta a
estos jóvenes para que organizaran el X CIAM,
marcando así, lo que luego sería el final de los
Congresos y el comienzo de una nueva etapa.
Este, que fue el último congreso de los CIAM, en el
año 1956 en Dubrovnik, quedó signado por el
slogan que plantearon los miembros del Team 10:
―encontrar una relación precisa entre forma física y
necesidad socio-psicológica de la gente. Se trataba
de introducir conceptos que permitieran a la
arquitectura reflejar más exactamente la diversidad
de los modelos sociales y culturales, plateando ideas
como la ―identidad‖, modelo de asociación,
vecindad, etc. Para ello era necesario poner en
crisis definitiva los planteamientos simplificadores de
la Carta de Atenas y poner al descubierto la
complejidad de la vida urbana‖ (Josep Montaner,
Después del Movimiento Moderno. Pág. 30)
Entre los elementos importantes de la experiencia
del Team 10, se destacan la metodología seguida
en las reuniones de trabajo, basadas en lo
pragmático y empírico, en oposición a lo sistémico y
a la voluntad de generar objetivos globalizadores y
universales de los CIAM. En las reuniones, cada
invitado presenta un proyecto en el que explica y
analiza diferentes temas frente a los otros invitados.
La actitud experimental y empírica es la que
prevalece. Otra de las características a destacar, es
la aceptación de la diversidad de opiniones,
basadas en proyectos concretos con una clara idea
de no dogmatizar.
En el año 1954, el Team 10 propone un manifiesto,
(…) El movimiento del CIAM vino a ser una especie
de plataforma sobre la cual los arquitectos se
reunieron para discutir sus ideas sobre arquitectura y
planeamiento.
llamado el ―Manifiesto de Doorn‖ en las que se
esbozan algunas intenciones generales de sus
integrantes.
No obstante, lo que se podría definir como el
―producto‖ del Team 10, son sus reuniones, en las
que cada integrante expone ante los demás distintas
problemáticas e interrogantes y las comparte.
En 1947 hubo un nuevo intento por parte de
arquitectos jóvenes del CIAM para cubrir la brecha
entre pensamiento y sentimiento.
Estos arquitectos establecieron lo siguiente: “…
Debemos trabajar para la creación de un medio
ambiente físico que satisfaga las necesidades
emocionales y materiales del hombre y estimule su
engrandecimiento espiritual…”
Lo que a continuación presentamos, este llamado
―Manual del Team 10‖, es un resumido extracto de
una recopilación de las diferentes experiencias de
algunos de sus miembros y algunos comentarios
sobre las mismas, realizada por una de sus
integrantes más activas, la inglesa Alison Smithson.
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Bakema, 1959.
117
ALISON SMITHSON
Manual del Team 10
Alison Smithson
Ediciones Nueva Visión, Bs As,
1963.
Publicado
originalmente
en
Architectural
Design,
Londres,
diciembre 1962.
Manual del Team 10
J. B Bakema
Aldo van Eyck
G. Candilis
S. Woods
A. & P. Smithson
John Woelcker
J. Soltan
Gier Grung
Ralph Erskine
J. Coderch
Holanda
Grecia
EE.UU
Inglaterra
Polonia
Noruega
Suecia
España
Hubo una época, y de ello no hace mucho tiempo, en
que los hombres se movían dentro de esquemas
deterministas, llamémoslos esquemas euclidianos.
Estos esquemas coloreaban su conducta y su manera
de ver, tanto lo que hacían como lo que sentían.
Entonces –y esto tenía que suceder tarde o temprano
– algunos individuos perspicaces, con antenas
sumamente delicadas –pintores, poetas, filósofos y
científicos la mayoría de ellos – saltaron de estos
cauces y le quitaron a la realidad esa pátina
determinista que la cubría.
Vieron cosas maravillosas y nos hablaron de ellas.
Picasso, Klee, Mondrian y Brancusi; Joyce, Le
Corbusier, Schönberg, Bergson y Einstein: todo este
grupo extraordinario es acreedor a nuestra gratitud
sin medida. Ellos quebraron los antiguos límites y
expandieron el universo exterior e interior.
118
(…) Fue un alboroto prodigioso: La jaula estaba
nuevamente abierta. Pero la sociedad se mueve
todavía dentro de viejos cauces, en una atmósfera
malsana, sirviéndose sólo a hurtadillas de lo que
estos hombres descubrieron (…)
(…) ¿Cuándo dejarán los arquitectos de regodearse
con la tecnología por lo que ésta es en sí misma,
cuándo dejarán de correr a tropezones tras el
progreso? (…)
(…) Los arquitectos han traicionado a la sociedad al
traicionar
la
esencia
del
pensamiento
contemporáneo. Y nadie puede vivir realmente en
lo que los arquitectos proyectan, a pesar de que
ellos así lo piensen.
Ahora bien, lo maravilloso de esta idea no
euclidiana –de esa otra visión- es que es
contemporánea; contemporánea a todas nuestras
dificultades sociales y políticas, económicas y
espirituales. (…) Cada época requiere un lenguaje
constitutivo, un instrumento que permita aferrar los
problemas humanos que en ella se plantean, así
como aquellos que siguen siendo los mismos en todas
las épocas, es decir, los que se refieren al hombre (a
todos nosotros) como ente primordial. Ha llegado el
momento de fundir lo viejo y lo nuevo, de
redescubrir las cualidades arcaicas, es decir
intemporales, de la naturaleza humana.
(…) La arquitectura implica un constante
redescubrimiento de las cualidades humanas
fundamentales trasladadas al espacio. El hombre es
siempre y en todas partes esencialmente el mismo,
tiene el mismo equipamiento mental, a pesar de que
lo use diferentemente de acuerdo a su trasfondo
cultural o social, de acuerdo al particular esquema
de vida del que forma parte. Los arquitectos
modernos han estado jugueteando continuamente con
aquello que es diferente en nuestro tiempo, a tal
punto que han perdido contacto con lo que no es
diferente, sino siempre y esencialmente lo mismo.
Este grave error no ha sido cometido en cambio por
los poetas, pintores y escultores. Ellos, por el
contrario, nunca han estrechado el campo de la
experiencia. Lo han ampliado e intensificado. (…)
El lenguaje que desarrollan los arquitectos, en
cambio –y esto después de que el período de los
pioneros hubo pasado-, sólo coincide consigo mismo,
y es, por lo tanto, esencialmente estéril y académico:
literalmente abstracto. Es obvio que debemos crear
una herramienta más rica: un enfoque más efectivo
para resolver los problemas ambientales que nuestro
período nos propone hoy en día. Estos problemas no
seguirán siendo siempre los mismos, pero conciernen
al mismo hombre. (…)
Van Eyck. Encuentro de Oterloo
El papel del arquitecto
El papel de la expresión arquitectónica y del
urbanismo en la sociedad contemporánea es el
mismo que desempeñó en la sociedad del pasado.
La arquitectura y el urbanismo son simplemente la
expresión espacial de la conducta humana.
En la conducta humana hay muchos aspectos que no
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
cambian: el hombre es feliz, está triste, ama, muere.
Pero un aspecto, en particular, está evolucionando
rápidamente: es la relación entre el hombre y el
espacio universal total.
En la sociedad del pasado, la relación entre hombre
y el espacio total estuvo determinada por la religión
(el tener fe), en el medioevo; por la economía
política (el poder), en el siglo XIX; por la
administración (el conducir), en el siglo XX.
La nueva sociedad dará al hombre la oportunidad
de mantener una relación individual con la vida
total: el individuo tendrá derecho a una opinión
personal sobre la vida. De modo que deberemos
crear para los hombres, por medios técnicos,
condiciones físicas, psicológicas y estéticas que les
permitan definir en el espacio tales opiniones
personales.
El volumen construido es un instrumento formidable
para lograr este objetivo.
Primero, el hombre crea el medio ambiente, y el
medio ambiente, a su vez, influye sobre el hombre.
El medio ambiente es creado por elementos simples:
paredes y aberturas en las paredes. Tiene poca
significación el material de que las paredes estén
hechas. Pero las construcciones del hombre traerán
más y más variaciones en las paredes y en sus
aberturas. El vocabulario se ha ampliado y se está
haciendo más y más rico. Durante 2000 años el
hombre vivió bajo los árboles, a nivel del suelo. Sólo
en los últimos 500 le ha sido posible vivir por encima
de los árboles, en contacto con el horizonte.
119
Este es un problema directamente relacionado con
el problema general de la ―estructura de la
sociedad‖. Un centro cívico es parte de un
establecimiento humano.
La palabra ―cívico‖ nos hace pensar en el hombre
como miembro de una sociedad y la palabra
―centro‖ en la parte central de algo. A veces
usamos la palabra ―corazón‖ en lugar de ―centro".
Es útil recordar que ―sociedad‖ significa
cooperación duradera de un grupo para
mantenerse a si mismo. De modo que el ―centro
cívico‖ es un elemento esencial que funciona en el
seno de la cooperación duradera de un grupo
para mantenerse a sí mismo. (…)
Canalizar las fuerzas de la sociedad por medio de
las formas construidas hacia un foco llamado
centro cívico es lo que hace comprensible la vida
de una comunidad humana. (…)
Podríamos decir que un centro cívico o corazón
constituye
una
especie
de
comunicación
tridimensional a través de la forma construida,
donde converge lo que ocurre en el
establecimiento humano total (ciudad). (…)
Debemos prestar atención al hecho de que esta
función de la arquitectura y de la expresión cívica
es a menudo ignorada en los edificios y ciudades
modernos; (…).
Problema: Centro Cívico para la metrópoli de
Saint Louis. Bakema.
Ahora, pues, debe emplearse todo el alfabeto. Es
preciso armonizar la vida a nivel del suelo con la
que está en contacto con el horizonte.
De este modo, nos enriqueceremos mucho, puesto
que las construcciones multiplicarán nuestras
posibilidades de vivir en un espacio dado y de
establecer una relación personal con ese espacio
total: permitirán el desarrollo de un estilo o una
estética basada en el derecho de cada uno a tener
una opinión personal sobre la vida.
(…)
Debemos movilizarnos simplemente como
arquitectos, y como arquitectos planificadores ser
capaces de coordinar y de integrar. Sólo el
arquitecto dará al hombre la posibilidad de
expresar su derecho a vivir un modo personal de
vida, a través del volumen construido.
(…) Cada hombre tiene derecho a estar en contacto
con el fenómeno llamado vida total y sólo a través
del volumen construido puede alcanzar ese contacto.
Esta es la función de la arquitectura y del urbanismo
en el desarrollo de la nueva sociedad.
Bakema, “Carré Bleu”, 1961
Debemos hacer de nuestras enfermas ciudades
lugares habitables antes de que sea demasiado
tarde. Sabemos ésto y lo olvidamos, mientras que el
límite de lo inhabitable ya está delante nuestro. (…)
Mientras tanto, los arquitectos continúan absorbidos
120
por cosas que, aunque no ajenas a nuestro tiempo,
son con frecuencia claramente ajenas a la tarea
constructiva que debería ocuparnos, que es
simplemente la de satisfacer las necesidades
urbanas ―interiores‖ de la sociedad; (…)
A los arquitectos inclinados todavía a creer que todo
esto no tiene nada que ver con la ―historia de otra
idea‖, sólo puedo decirles: paséense otra vez por
alguna de las nuevas ciudades, como simples
forasteros, culpablemente implicados. Me parece
que entonces toda idea concerniente a la tarea del
arquitecto que puedan albergar en sus cabezas le
abrirá pronto camino a otra. (…)
Para lograr la indispensable unión de la arquitectura
y el urbanismo en una misma disciplina, será requisito
previo una severa revaluación de lo que ambas
realmente pretenden. (…)
Van Eyck.
(…) considero que el estudio de la historia en un
sentido académico o sistemático es necesario.
Probablemente esto no parecía importante hace 25
años, en cuanto el deseo polémico de los arquitectos
era liberarse del pasado; la historia de la
arquitectura se había transformado en un
impedimento para quienes buscaban una nueva
arquitectura, y en un santuario para aquellos que no
la buscaban.
(…) Le Corbusier es un gran visionario y esta
palabra tiene para mí un sentido especial: encierra
un significado más religioso que términos como
―idealista‖ y ―revolucionario‖. Un visionario puede
hacer que el pensamiento de los demás se ilumine
casi como un producto secundario de su esfuerzo
personal. (…)
Sin embargo, hoy en día, las barreras que separan
nuestra experiencia directa del conocimiento del
pasado y de las posibilidades futuras son confusas.
Nos sentimos, por ejemplo, parte del movimiento
moderno; sin embargo, podemos criticarlo y
contemplarlo como una fuerza histórica definida que
afecta directamente nuestra manera de construir.
Un medio ambiente humano, poético y disciplinado:
un medio ambiente
Maquinista (…).
Es necesario preguntarse qué tipo de historia
debería estudiarse.
No puede haber una historia objetiva, puesto que
sabemos que hasta en la observación científica la
conexión dinámica entre el observador y el hecho
observado es más significativa que la apariencia del
hecho observado. Toda interpretación del material
histórico está afectada no sólo por nuestra posición
actual en el tiempo, sino también por el hecho de
que somos arquitectos. (…).
Architect’s Journal. 23 de abril de 1959. John
Voelcker
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
¿Cuál es la visión de Le Corbusier?
En el sueño de Le Corbusier de una Ville Radieuse,
la máquina queda bajo un firme control, y por más
que algunas de sus técnicas estéticas puedan haber
sido de transición, nunca se confundió con respecto a
su objetivo principal. Su ciudad habría de ser una
ciudad de torres brillantes en un mar de árboles, con
el automóvil usado en una escala en la cual es un
objeto poético conmovedor y no una cosa pestilente:
un medio ambiente esencialmente controlado,
tranquilo, con las energías del tránsito y la
comunicación canalizadas y no desplegadas
insensatamente y al azar.
Exposición de Le Corbusier, febrero de 1959. P.D.S
121
¿Pueden los arquitectos satisfacer la demanda
plural de la sociedad? ¿Pueden acaso sustituir la
presente pérdida de lo vernáculo, y sin embargo
construir una ciudad que sea realmente una
ciudad, es decir, un lugar habitable para una
multitud? Lo vernáculo pudo siempre hacer frente
ala pluralidad en épocas pasadas. ¿En qué forma
participará la gente en la conformación de su
propio entorno inmediato dentro de un esquema
general? AL decir ―la ciudad‖, uno se refiere a la
―gente‖ que vive en ella, y no simplemente a la
―población‖. Este es el primer problema que
enfrenta el arquitecto urbanista actual.
Si la sociedad no tiene forma, ¿cómo podrán los
arquitectos construir la impronta de esta sociedad?
Los arquitectos se han ocupado siempre de
edificios aislados o de un complejo de edificios
aislados.
Creo que existe una paradoja implícita en las
tareas del arquitecto de hoy en día.
Van Eyck
Dibujo de una calle elevada.
Alison y Peter Smithson.1953.
Agrupamiento de viviendas
niveles de asociación (LA CASA, LA CALLE, EL
BARRIO, LA CIUDAD).
Durante años, ATBAT ha estudiado los problemas del
hábitat para la gran mayoría en todos sus aspectos
y peculiaridades. No ha llegado a una solución
global, sino a soluciones particulares. Ha encontrado
muchas soluciones y muchas variantes, pero el espíritu
de la búsqueda, sigue siendo el mismo, el espíritu de
la mayoría con sus leyes y sus disciplinas.
Enunciado de principios:
(…)
Le corresponde al arquitecto posibilitar al hombre la
construcción de su casa, de su hogar.
Hasta hoy, la casa se construye previendo el mínimo
detalle, y el hombre es luego comprimido en ella –
que en espíritu es la misma desde Escocia hasta la
Costa de Oro- y se adapta lo mejor que puede a la
vida que le fija el arquitecto.
Debemos preparar el hábitat sólo hasta el punto en
que el hombre pueda hacerse cargo de él.
Tratemos de proporcionar un marco en el que el
hombre pueda ser nuevamente el amo de su hogar.
(…)
Architectural Design, enero de 1955. Candilis
Es importante comprender que los términos usados:
Calle, Barrio, etc., no deben ser tomados como
realidad, sino como ideas, y que será tarea nuestra
la de hallar nuevos equivalentes de estas formas de
asociación para nuestra nueva y no demostrativa
sociedad.
El problema de re-identificar al hombre con su
medio ambiente (contenu et contenant) no puede ser
resuelto usando antiguas formas de agrupamientos
de viviendas, calles, plazas, espacios verdes, etc.,
puesto que la realidad social que ellas
representaban ya no existe.
El proyecto de viviendas con galerías de circulación
―Golden Lane‖ se ocupa del problema de la
identidad en forma similar.
En el complejo de asociaciones que es una
comunidad, la cohesión social solamente puede
lograrse si deja lugar a la libertad de movimientos,
y esto nos conduce a nuestra segunda ley: la altura
(densidad) debería incrementarse en la medida en
que la población total se incremente, y viceversa. En
el contexto de una gran ciudad con edificios altos,
para mantener la libertad de movimiento,
proponemos niveles múltiples con ―calles en el
espacio‖ residenciales. Éstas se entrelazarán en un
complejo continuo de niveles múltiples, conectado en
donde fuere necesario con los sitios de trabajo y con
los elementos al nivel del suelo que sean necesarios
a cada nivel de asociación.
Este proyecto propone que una comunidad se
estructure a partir de una jerarquía de elementos
asociadores, y trata de expresar estos distintos
Nuestra jerarquía de asociaciones está tejida en un
continuum modulado que representa la verdadera
complejidad de las asociaciones humanas.
122
Esta concepción se opone directamente al arbitrario
aislamiento de las así llamadas comunidades, de la
―Unidad de habitación‖ y del ―barrio‖.
La casa es el primer elemento finito de la ciudad.
(…)
La calle es el segundo elemento finito de la ciudad.
Nuestra opinión es que una jerarquía de
asociaciones humanas concebida en estos términos
debería reemplazar a la jerarquía funcional de la
―Carta de Atenas‖.
La calle es una extensión de la casa, en ella los
chicos aprenden por vez primera algo del mundo
que está más allá de la familia; la calle es un
microcosmos en el cual los juegos cambian con las
estaciones y las horas se reflejan en el ciclo de la
actividad.
CIAM 9. Aix-en-Provence, 24 de julio de 1953.
Alison and Peter Smithson
(…) La creación de espacios por medio de grupos no
arbitrarios es la función primaria del planificador.
EL grupo básico es obviamente la familia;
tradicionalmente, el próximo grupo social es la calle
(o plaza, o espacio verde, o cualquier elemento que
por definición implique amparo o pertenencia, como
cuando se dice ―en nuestra calle‖, y no ―en el
camino‖), luego viene el barrio, y finalmente la
ciudad. La tarea del planificador es explicitar estos
agrupamientos como realidades plásticas y finitas.
En los suburbios y barrios bajos, la relación vital
entre la casa y la calle sobrevive: hay chicos que
corren (la calle es comparativamente tranquila), la
gente se para a hablar, (…) y los negocios están a
la vuelta de la esquina; uno conoce al lechero, y
fuera de su casa está en ―su‖ calle.
La casa, esa caparazón adaptada a la espalda del
hombre, mira hacia adentro a la familia, y hacia
fuera a la sociedad; (…)
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
(…) en una época éstas mismas calles estaban
estructuradas en tal forma (…) que formaban el
tercer elemento finito de la ciudad, el barrio, la
expresión plástica de la comunidad secundaria.
La diferencia entre las ciudades y la gran ciudad es
solamente de tamaño, puesto que ambas son
ordenaciones finitas de barrios, con los elementos
adicionales necesarios para sustentar la vida física y
espiritual.
La ciudad es la última comunidad, ―la expresión
tangible de una región económica‖.
Para mantener la soltura de agrupamiento y la
facilidad de comunicación, la densidad deberá
incrementarse a medida que la población aumente, y
si hemos de mantener las alegrías esenciales del sol,
del espacio y de lo verde con altas densidades,
deberemos construir en altura.
En el pasado, la aceptación de la última parte de
esta tesis condujo a una forma de vida vertical en la
cual la familia es privada de su desarrollo esencial
al aire libre, y el contacto con otras familias se torna
difícil, si no imposible, en los estrechos balcones y
escaleras que son su único medio de comunión y
123
Primer diagrama de un cluster.
Alison y Peter Smithson. 1952
comunicación. (…) las posibilidades de entablar esas
amistades que constituyen la ―familia extendida‖ son
muy escasas, por la completa ausencia de
comunicación horizontal y por la inefectividad de la
comunicación vertical. La idea de ―la calle‖ ha sido
olvidada.
Esta idea, no la realidad de la calle, es lo
importante: la creación de efectivos espacios-grupo,
que llenen la función vital de identificación y
amparo, haciendo posible la socialmente vital ―vida
de las calles‖.
En todas las densidades, esto es posible por la
creación de una retícula real de calles en el espacio,
cada una de las cuales servirá a un amplio número
de personas que dependerán de ella para su
tránsito; además habrá de preverse calles
principales de características propias. (…)
Cada
parte de cada calle debe servir a la suficiente
cantidad de personas como para transformarse en
una entidad social, y estar al alcance de un número
mucho mayor en el mismo nivel. Las calles deberían
ser lugares y no corredores o galerías.
Calles principales en las cuales haya negocios,
buzones, cabinas telefónicas. (…)
El bloque de departamento desaparece y la vida
vertical se transforma en una realidad.
“Architects Year Book 5”. Golden Lane Project. Alison
and Peter Smithson.
Ya se había hecho obvio que la construcción de
124
ciudades estaba más allá del alcance del
pensamiento analítico puro, y que el problema de
las relaciones humanas se escapaba de la red de las
―cuatro funciones‖. En un intento de corregir esta
situación, el Manifiesto de Doorn proponía: ―Para
comprender el esquema de las asociaciones humanas
debemos considerar cada comunidad en su medio
ambiente particular‖. (…)
Si la validez de la forma de una comunidad radica
en su esquema de vida, de esto se desprende que el
principio fundamental debería ser el análisis continuo
y objetivo de la estructura humana y de su cambio.
Este análisis no sólo incluiría ―lo que sucede‖ (las
costumbres de ―los organismos‖, modos de vida y
relaciones con sus alrededores; cosas tales como vivir
en ciertos lugares, ir a la escuela, viajar para
trabajar y recorrer negocios), sino también ―lo que
motiva‖ esos actos (las razones para ir a escuelas
especiales, elegir tal tipo de trabajo y visitar tales o
cuales negocios en particular). En otras palabras, se
trataría de descubrir una trama de la realidad que
incluya las aspiraciones humanas.
La estructura social a la cual el urbanista debe dar
forma no es solamente diferente, sino también mucho
más compleja de lo que lo haya sido nunca. (…)
El concepto de comunidad autosuficiente es al mismo
tiempo teóricamente insostenible y prácticamente
dispendioso. El rechazo de esta concepción exige
un cambio completo de actitud. El planificador ya no
es un reformador social, sino un técnico en el campo
de la forma, que no puede apoyarse en los centros
comunales, lavaderos comunales, locales comunales,
etc., para enmascarar el hecho de que la comunidad
como un todo es incomprensible. (…)
Architectural Design, julio de 1956. Alison
and Peter Smithson.
Cada generación siente una nueva insatisfacción y
concibe una nueva idea del orden.
Los arquitectos jóvenes sienten hoy en día una
insatisfacción monumental con respecto a los edificios
que ven a su alrededor. Para ellos, los barrios de
viviendas, los centros sociales y los bloques de
departamentos carecen de sentido y están fuera de
lugar. Estos profesionales sienten que la mayoría de
los arquitectos han perdido contacto con la realidad
y están construyendo los sueños del ―ayer‖ cuando el
resto de nosotros ha despertado al ―hoy‖. No les
satisfacen las ideas que estos edificios representan,
las ideas del movimiento de la Ciudad Jardín y de la
Arquitectura Racional.
Estos dos movimientos lograron su forma al descubrir
los medios estéticos de cumplir un programa social. El
movimiento de la Ciudad Jardín es básicamente un
movimiento social. (…)
En su libro nos deja la imagen de una arquitectura
de ferrocarril para honestos pero azorados hombres
de trabajo. (…)
De las ciudades jardín provienen 40 años de
legislación de planeamiento urbano.
En los lugares más ―progresistas‖, la tradición de la
Ciudad Jardín ha dejado paso al Movimiento de la
Introducción a la Historia de la Arquitectura y el Urbanismo B
Arquitectura Racional de la década del 30. La
fuerza impulsora social de este movimiento fue la
supresión de los tugurios, la provisión de sol, luz, aire
y espacio verde en las ciudades superpobladas.
Este contenido social fue perfectamente expresado
por las formas funcionalistas del período académico
que siguió al gran período del cubismo, del
dadaísmo y del Stijl.
Este fue el período de la cocina mínima y de las 4
funciones, del concepto mecánico de la arquitectura.
Aún hoy en día podemos ver en todas las ciudades
de Europa la arquitectura racional en construcción.
Edificios de departamentos de muchos pisos,
orientados de norte a sur en bloques paralelos,
separados por la distancia mínima que permita al sol
de invierno penetrar en los pisos más bajos, y con la
altura mínima para lograr una densidad económica
de ocupación del terreno. Donde la extensión del
conjunto es lo suficientemente grande, se puede ver
la aplicación de esta fragmentación teórica:
vivienda, trabajo, recreación (del cuerpo y del
espíritu); en estos casos nos preguntamos cómo es
posible que exista alguien que crea que en esto yace
el secreto de la construcción de ciudades.
La insatisfacción que sentimos hoy en día se debe a
la inadecuación de cada uno de estos movimientos
para proveer un medio ambiente que de forma a la
idea de orden de nuestra generación. No se llegó a
las formas históricas de construcción gracias a la
suerte o al Arte; estas formas lograron el orden a
través de una organización significativa, las formas
tienen una validez permanente, una vida secreta, que
125
Desarrollo en racimo. Woods. 1961
sobrevive a su uso directo. Cada uno de nosotros
reconoce la Calle, el Lugar, la Plaza del pueblo, (…)
como invenciones urbanas, extensiones de la casa y
componentes de la ciudad que satisficieron las
necesidades y aspiraciones de generaciones
pasadas, en otros lugares.
¿No podemos hallar en cada lugar la forma que
convenga a nuestra generación? (…)
Debemos desarrollar una arquitectura partiendo de
la trama misma de la vida, un equivalente de la
complejidad de nuestra manera de pensar, de
nuestra pasión por el mundo natural y de nuestra fe
en la nobleza del hombre.
Comencemos planteando las cosas desde el momento
en que el hombre o el niño sale de su casa; aquí
comienza nuestra responsabilidad, puesto que el
individuo no tiene sobre su medio ambiente
extendido el control que tiene sobre su casa, la cual
puede transformarse en palacio o en cuchitril
independientemente de lo que haya existido en
primer lugar.
Deberemos tratar de encontrar en qué forma este
contacto básico debería realizarse, cuántas casas
deben disponerse juntas, cuáles deben ser sus
servicios comunes (el equivalente a la bomba de
agua del pueblo), cuestionando continuamente la
arbitrariedad de las soluciones existentes. Este es el
paso básico del enfoque ecológico del problema del
habitar: la casa es una casa particular en un lugar
particular, parte de una comunidad existente, y
debería tratar de extender las leyes y las disciplinas
126
de esa comunidad.
Architectural Design, junio de 1955. Alison y Peter
Smithson.
Consideremos por ejemplo al hombre que vive en las
afueras de la gran ciudad, al hombre que viaja.
Este hombre que va hacia su trabajo (o vuelve de él),
debería poder encontrar reposo para la vista en el
escenario de las calles a través de las cuales circula.
La vivienda en masa presenta un rostro
esencialmente hostil, con muy pocos descansos para
la vista. El ojo desea ver lo que se puede comer,
beber, tomar, llevar puesto, comprar. La mente
desea recibir sugerencias para la acción –o el
relajamiento- como un descanso de la tensión cuando
no se tiene la necesidad de pensar en el trabajo.
(…)
Una condición del camino es hacer sentir que se está
yendo hacia alguna parte; hacia el norte o hacia el
sur; hacia o desde, es orientarnos, tanto en una
noche oscura como en un día gris.
El movimiento del automóvil es un movimiento de
flujo, no el parar y arrancar irregulares, el cambio
de dirección, el darse vuelta brusco del caminante.
Fluir significa moverse uniformemente a velocidades
adecuadas a la función a cumplir, velozmente por las
rutas nacionales, muy lentamente en los caminos de
acceso a la vivienda.
Architectural Design, octubre de 1958. Alison y Peter
Smithson.
La palabra ―cluster‖ designa un esquema específico
de asociación; esta palabra ha sido introducida
para reemplazar conceptos de grupo tales como
―casa, calle, barrio, ciudad‖ (subdivisiones de la
comunidad), o ―aislado, pueblo, ciudad, gran
ciudad‖ (entidades de grupo), demasiado cargados
de implicancias históricas. Todo lo que se da en
conjunto es un ―cluster‖. Esta es una especie de
palabra comodín a emplear durante el período de
creación de tipos nuevos.
Se han emprendido algunos estudios sobre la
naturaleza del ―cluster‖. La intención de estos
estudios, en los cuales las condiciones fueron en gran
medida supuestas y no ―reales‖, fue mostrar, en
términos de formas construidas, que es posible un
nuevo enfoque del urbanismo. En otras palabras, se
trataba de presentar una ―imagen‖. Se postulaba
tanto una nueva estética como una nueva forma de
vida.
“Uppercase 3”, Alison y Peter Smithson
127- IHAUB. FAUD. UNC 2010
Barrio Tolouse-le-mirail.
Candilis, Josic, Woods. 1961-66
En los días del pionerismo de la arquitectura
moderna, los Hilberseimer, los Le Corbusier, los
Gropius estaban produciendo Ciudades Ideales
en el sentido renacentista, pues su estética era en
realidad la estética clásica, una estética de
organización formal fija. Ahora bien, la actitud
del Team 10 es que esto constituye una actitud
irreal hacia las ciudades, pensamos que el
planeamiento implica un avance sin solución de
continuidad, más que una decisión de ―borrón y
cuenta nueva‖. Aceptamos como un hecho que
una generación sólo puede realizar una
cantidad determinada de trabajo, y que
debemos seleccionar los puntos en los cuales
nuestra acción pueda ejercer el máximo efecto
significativo sobre la estructura total de la
ciudad, antes que tratar de encarar su
reorganización completa, cosa que es solamente
una expresión de buenos deseos. (…)
P.D.S
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