INC-PN-09-11-VIG mara de la Segunda Sección de Occidente: Sonsonate, a las ocho horas del día diez de marzo de dos mil once. Por recibido el oficio N° 549 de fecha siete de marzo del presente año, por medio del cual la Jueza de Paz suplente de Izalco remite a esta Cámara escrito de apelación y fotocopia de los pasajes pertinentes del proceso penal contra MARIA DEL PILAR MEJIA DE VELASQUEZ, de veintiocho años de edad, ama de casa, casada, salvadoreña, originaria de Puerto El Triunfo, departamento de Usulután, residente en Colonia San Martín Privado, calle principal, block número cuatro, casa número setenta y tres de la ciudad de Soyapango, departamento de San Salvador, hija de José Roberto Mejía y Blanca Alicia Morales; procesada por el delito de POSESION Y TENENCIA, previsto y sancionado en el art. 34 inciso 2° de la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas, en perjuicio de LA SALUD PÚBLICA; documentos que se reciben a efecto de resolver el recurso de apelación interpuesto por el agente fiscal Licenciado JORGE ALBERTO FIGUEROA MENENDEZ, de la resolución proveída por la Jueza de Paz suplente de Izalco mediante la cual le impuso medidas cautelares distintas de la detención provisional a la referida imputada. Que en la audiencia inicial celebrada a las nueve horas y treinta minutos del veinticuatro de febrero del presente año, la Jueza de Paz suplente de Izalco MARIA ISABEL MORALES ALFARO resolvió imponerle a la imputada MARIA DEL PILAR MEJIA DE VELASQUEZ las medidas cautelares siguientes: a) La obligación de presentarse al Juzgado de Primera Instancia de ese distrito judicial cada quince días; b) La obligación de residir en la dirección proporcionada en su declaración indagatoria; y c) La prohibición de acercarse al Centro Penal de Izalco y a cualquier Centro Penal de la República. Su decisión la basó en que el peligro de fuga no se ha establecido plenamente, ya que si bien es cierto el delito es castigado con pena de prisión alta, dicha circunstancia no debe de entenderse como un peligro de fuga inminente, puesto que no es solamente ese presupuesto que se debe de tomar en cuenta; como tampoco se puede justificar con circunstancias a futuro, tales como que puede influir en el testigo, siendo que en el presente caso los testigos son agentes captores y personal del Centro Penitenciario, o que la encausada no puede prestar su colaboración para el esclarecimiento del hecho, lo cual no se ha establecido evidentemente con ningún documento idóneo (antecedentes penales de la referida imputada, en los cuales se establezca que la misma ya fue juzgada en otro proceso penal diferente y que no prestó la colaboración requerida) o que puede contaminar alguna evidencia o influir de alguna otra forma en el proceso, pues todo ya fue incorporado en el mismo y se encuentra debidamente asegurado; que al optar por dicha decisión, tomando como base esos argumentos, se estaría violentando el principio de RAZÓN SUFICIENTE que debe de predominar en la imposición o adopción de una medida cautelar como la detención provisional. Que aunado a lo anterior, es la parte fiscal la que debe de acreditar que la imputada no tiene un arraigo familiar o laboral y que no tiene su domicilio en donde pueda ser citada la misma. Que inconforme con tal resolución, el agente fiscal Licenciado JORGE ALBERTO FIGUEROA MENENDEZ interpuso recurso de apelación; que su inconformidad la fundamentó en que dentro del presente expediente no existen arraigos familiar, domiciliar ni laboral; que, además, la incoada no presenta ninguna clase de discapacidad mental, con lo que se denota que CONOCE DEL HECHO que se le atribuye, sabe lo que realizaba el día que se le detuvo en flagrante delito. Que se tiene la manifestación expresa del art. 331 inciso 2° Pr. Pn., el cual dice claramente que no puede haber otra clase de resolución en los casos relativos a las drogas, y en el presente caso se tienen los parámetros mínimos requeridos para determinar los indicios suficientes de su autoría en grado directo, como lo es lo presentado en la audiencia inicial por parte del suscrito; que no se valoró jurídicamente en su totalidad todos los elementos de convicción que sustentan en el presente caso la probabilidad positiva de la participación delincuencial y existencia del delito. Que estudiada la documentación recibida, puede apreciarse que el recurrente le ha dado cumplimiento a los requisitos genéricos que la ley establece como condiciones de admisibilidad del recurso de apelación, así como a los requisitos establecidos en nuestra ley procesal con relación a su calidad de sujeto procesal; es decir, que se ha observado en el acto de interposición del recurso los presupuestos legales de carácter objetivo y subjetivo que habilitan su admisibilidad como tal; por lo que, de conformidad a los arts. 341, 452, 453 Inc. 1°, 464 Inc. 1° y 465 Inc. 1° Pr. Pn., ADMÍTESE EL RECURSO DE APELACION INTERPUESTO. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 467 Inc. 1° del Código Procesal Penal sobre la decisión del mismo y la cuestión planteada, esta Cámara hace las siguientes consideraciones: Que, en términos generales, para la imposición de medidas cautelares es necesaria la concreción de ciertos presupuestos materiales que justifiquen la adopción de las mismas; que tales presupuestos son el fumus boni iuris o apariencia de buen derecho (juicio de probabilidad sobre la responsabilidad penal del sujeto) y el periculum in mora o peligro de fuga; que el primero de los enunciados presupuestos se refiere a la existencia de un hecho tipificado como delito y a la probable participación en él de una persona determinada, basada dicha hipótesis en indicios, objetiva y racionalmente fundados (extremos procesales de la imputación delictiva atribuidos al procesado); y, el segundo, al peligro de fuga, ocultación de pruebas u obstaculización de la investigación. Que, en el caso analizado, el primero de dichos presupuestos, es decir, el fumus boni iuris o apariencia de buen derecho se encuentra establecido con la entrevista de la señora MARITZA ANGÉLICA FLORES HERNÁNDEZ, quien narra en esencia “…que se encontraba en el control tres del área de registro del Centro Penal de Izalco, que al momento de requisar a la señora MARIA DEL PILAR MEJIA DE VELASQUEZ le notó una actitud nerviosa, por lo que le preguntó si llevaba algo ilícito adherido al cuerpo para que se lo entregara voluntariamente; que la señora MEJIA DE VELASQUEZ se llevó la mano derecha a la altura de los genitales, extrayéndose una porción pequeña de material vegetal envuelta en recortes de plástico transparente; que de ello le informó a la oficial del ejército DIANA CAROLINA ESTRADA DIAZ para que tomara custodia de dicha porción y de la señora MARIA DEL PILAR MEJIA DE VELASQUEZ…que el agente PONCE RIVAS le realizó prueba de campo a la porción pequeña de material vegetal en presencia de la señora MEJIA DE VELASQUEZ y los demás intervinientes en el procedimiento, dándole un resultado positivo a droga con orientación a marihuana…”; también con la entrevista de la señora DIANA CAROLINA ESTRADA DIAZ quien coincide con lo manifestado por la señora MARITZA ANGÉLICA FLORES HERNÁNDEZ y relata los pormenores del procedimiento que realizó luego de que le fue entregada la porción de material vegetal y se hizo cargo de la custodia de la imputada; asimismo, se cuenta con el análisis físico químico efectuado a la droga por la analista de sustancias controladas Br. Nuvia Idalia Rugamas Sandoval, que dio resultado positivo a marihuana con un peso neto de 2.5 gramos. Que esta Cámara considera que los elementos de convicción anteriores, recabados en la fase inicial del proceso, son suficientes para sostener razonablemente la existencia del delito y, además, la probabilidad de participación de la imputada en el delito de POSESION Y TENENCIA que se le atribuye. Que en cuanto al segundo presupuesto procesal, es decir, el periculum in mora o peligro de fuga o entorpecimiento del proceso, debe señalarse que éste se constituye con base en criterios objetivos y subjetivos; los primeros se refieren al hecho punible atribuido al encausado, su gravedad, las circunstancias en que se dio el cometimiento, formas perfectas e imperfectas en la comisión del delito etc.; y los segundos, están relacionados con la persona del imputado, tales como: antecedentes penales, policiales, reincidencia, habitualidad, su arraigo, carácter y moralidad, etc; que, si bien es cierto, en el caso considerado nos encontramos ante un delito grave por tener señalada una pena máxima de prisión superior a tres años (criterio objetivo de gravedad), lo cual incrementaría el peligro de fuga en proporción a la pena que recibiría la procesada en caso de una eventual condena, deben también valorarse otros aspectos; que al respecto se tiene que la incoada hasta este momento no ha exteriorizado una conducta negativa que genere la sospecha de que estando en libertad podría obstaculizar el proceso o sustraerse de la acción de la justicia. Finalmente, no consta en la presente investigación que la imputada tenga algún tipo de antecedentes de los que pueda presumirse alguna conducta antisocial y que esté sometida a otras medidas cautelares; que, por todo lo relacionado, esta Cámara considera que a pesar de la gravedad del delito, el peligro de fuga se ve disminuido por las razones que se han expuesto y es por ello que este Tribunal considera procedente confirmar las medidas cautelares distintas de la detención provisional, las cuales se consideran suficientes para sujetar a la encausada al proceso, debido a que su libertad estará sujeta al cumplimiento de esas condiciones. Que en cuanto a lo prescrito en el art. 331 Inc. 2° Pr. Pn., esta Cámara estima que su aplicación no debe operar en forma mecánica o automática, pues lo preceptuado en dicha disposición legal es un punto en el cual la legislación procesal penal entra en conflicto con la normativa internacional; ello porque el art. 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos no hace una clasificación de los casos en los cuales se va a considerar la libertad del imputado como una regla general; que, en ese sentido, serán las circunstancias concretas que rodean al hecho y la personalidad del procesado las que determinaran la procedencia o no de la aplicación excepcional de la detención provisional; por lo que, en caso de proceder la libertad del imputado en un delito excluido de la sustitución de medidas cautelares por la legislación procesal penal y plantearse un conflicto entre ambas normativas, según lo previsto en el art. 144 Inc. 2° de la Constitución de la República, tal conflicto debe ser resuelto dándole aplicación preferente a la normativa internacional. Que siendo este Tribunal del criterio que la detención provisional deber ser la excepción y no la regla, deben mantenerse las medidas cautelares distintas a la detención provisional impuestas a la procesada por ser menos gravosas, siempre que con ello se asegure su comparecencia al juicio, todo lo cual se encuentra en armonía con los arts. 7.5 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos y 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y con el mandato constitucional relacionado. Sobre la base de lo expuesto, disposiciones legales citadas y de conformidad a lo dispuesto en los arts. 144 y 459 Pr. Pn., esta Cámara RESUELVE: CONFIRMANSE LAS MEDIDAS CAUTELARES DISTINTAS A LA DETENCIÓN PROVISIONAL impuestas por la Jueza de Paz suplente de Izalco a la imputada MARIA DEL PILAR MEJIA DE VELASQUEZ, procesada por el delito de POSESION Y TENENCIA, previsto y sancionado en el art. 34 inciso 2° de la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas, en perjuicio de LA SALUD PÚBLICA; y, en consecuencia, continúe dicha imputada en la libertad en que se encuentra. Certifíquese la presente resolución y remítase al Juzgado de Paz y de Primera Instancia de Izalco. HÁGASE SABER. PRONUNCIADO POR LOS MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN: FRANCISCO ELISEO ORTIZ RUIZ Y JOSE LUIS REYES HERRERA.