Los Santos de los Últimos Días

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Los Santos de los Últimos Días
(Los Mormones)
Introducción. Nos ha tocado vivir en medio de una época donde las
personas tienen libertad para seguir las creencias religiosas que prefieran.
Sin embargo, cuando surgen diversos grupos religiosos que se proclaman
como la única y verdadera Iglesia de Dios, aseverando al mismo tiempo que
el cristianismo ortodoxo que ha existido a través de los siglos está
equivocado, pensamos que no debemos quedarnos callados ante tales
aseveraciones. La Biblia nos exhorta: "a estar siempre preparados para
presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os
demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1 Pedro 3:15).
Este pequeño libro tiene como objetivo: Examinar y exponer a la luz de la
Biblia las doctrinas de la secta de Los Santos de los Últimos Días, mejor
conocida como los mormones. Al mismo tiempo es mi deseo que el lector,
después de leerlo y estudiarlo, haga por sí mismo su propio análisis y pueda
llegar a sus propias conclusiones.
Esta secta ha criticado a la Iglesia verdadera, al mismo tiempo ha colocado
sus creencias por encima de ella. Un claro ejemplo son las siguientes
palabras de José Smith: "Toda persona inteligente debajo de los cielos que,
una vez informada, no reconozca que José Smith, hijo, es un profeta de Dios,
está en las tinieblas y se opone tanto a nosotros, como a Jesús y a su reino
sobre la tierra... ¿Qué sabe el mundo cristiano acerca de Dios? Nada...
porque, en lo que respecta a las cosas de Dios, son los necios más necios de
todos; no conocen a Dios ni las cosas de Dios" (JD, 8:223; 13:225).
En consecuencia, he sentido el celo ardiente de investigar, de informar, de
aclarar y de ayudar. Aun así, estoy seguro que no todos los lectores estarán
totalmente de acuerdo con lo que en este libro se presenta; pero si la lectura
del mismo provoca en el lector un deseo sincero de analizar sus propias
creencias dentro del estudio de la Biblia, y si despierta en él, la necesidad de
tener a Jesucristo como el Salvador de su alma y el Señor de su vida,
entonces, podré decir con satisfacción que la labor ha sido cumplida, y que
no fue en vano todo el esfuerzo invertido en la realización de esta
investigación. El ideal máximo que como cristianos deseamos alcanzar es el
que el apóstol Pablo nos presenta en las siguientes palabras: "Hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que
ya no seamos niños fluctuantes llevados por doquiera de todo viento de
doctrina..., sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en
aquel que es la cabeza, esto es, Cristo" (Efesios 4:13-15).
Te exhorto, pues, amable lector, a que inicies la lectura de este librito, con
ánimo de aprender, de analizar, y para contender ardientemente por la fe
que ha sido una vez dada a los santos.
Pastor, Luis A. Benítez, Palmdale, California USA 11 de marzo de 1997.
Los Santos de los Últimos Días
Su Organización.
Iglesia: ha sido dividida en tres organizaciones principales:
1. Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, sede en Salt Lake
City, Utah.
2. Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, sede
en Independence, Missouri.
3. Iglesia de Cristo, Lote del Templo, sede , Illinois.
Fundación: 1830.
Fundador: José Smith.
Autoridad: El Libro de Mormón, Doctrinas y Convenios, y la Perla de Gran
Precio (todos de José Smith) La Biblia, y también las revelaciones dadas a los
"oráculos vivos".
Teología: Politeísta. Los humanos son hijos de dioses y los fieles llegarán a
ser dioses.
Atracción Especial: Demostración práctica de amor en la organiza-ción
social, la cooperación y la ayuda mutua.
Origen e Historia del Mormonismo
José Smith, el fundador del mormonismo, registró su propia historia de esta
manera: "Nací en el año de Nuestro Señor, mil ochocientos cinco, el día
veintitrés de diciembre, en el pueblo de Sharon, Condado de Windsor, Estado
de Vermont. Tendría yo unos diez años de edad cuando mi padre, que
también se llamaba José Smith, salió del Estado de Vermont y se trasladó a
Palmyra, Condado de Ontario (hoy Wayne), Estado de Nueva York. Como a
los cuatro años de la llegada de mi padre a Palmyra, se mudó con su familia
a Manchester, en el mismo condado de Ontario. Durante el segundo año de
nuestra residencia en Manchester, surgió en la región donde vivíamos una
agitación extraordinaria sobre el tema de la religión. Empezó entre los
metodistas, pero pronto se generalizó entre todas las sectas de la comarca.
En verdad, parecía repercutir en toda la región, y grandes multitudes se
unían a los diferentes grupos religiosos, ocasionando no poca agitación y
división entre la gente; pues unos gritaban: ¡He aquí!; y otros: ¡He allí! Unos
contendían a favor de la fe metodista, otros a favor de la presbiteriana y
otros a favor de la bautista. En medio de esta guerra de palabras y tumulto
de opiniones, a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál
de todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de ellos es
verdadero, ¿Cuál es, y cómo podré saberlo?" (Perla de Gran Precio, J.S.
Historia 1:3,5,10).
José dijo que esto ocurrió en 1820, cuando él tenía 14 años. Después de leer
Santiago 1:5 "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios,
el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada", Salió solo
al bosque cerca de su hogar para orar. Mientras oraba, dijo Smith que
primero se apoderó de él algún poder de la oscuridad, entonces apareció
arriba de su cabeza una columna de luz. Smith escribió: "Al reposar sobre mí
la luz, ví en el aire arriba de mí a dos personajes, cuyo fulgor y gloria no
admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y
dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo amado: ¡Escúchalo!" Había sido mi
objeto recurrir al Señor para saber cuál de todas las sectas era la verdadera,
a fin de saber a cuál unirme. Por tanto, luego que me hube recobrado lo
suficiente para poder hablar, pregunté a los personajes que estaban en la luz
arriba de mí, cuál de todas las sectas era la verdadera, y a cuál debía
unirme. Se me contestó que no debía unirme a ninguna, porque todas
estaban en error; y el personaje que me habló dijo que todos sus credos
eran una abominación a su vista; que todos aquellos maestros se habían
pervertido.
Unos tres años y medio después, el 21 de septiembre de 1823, José dijo que
estaba en su cuarto, orando y pidiéndole a Dios perdón por todos sus
pecados e imprudencias, cuando apareció de nuevo una luz brillante. Era el
ángel Moroni, quien le dijo que Dios tenía una obra que él había de hacer. El
ángel le contó a José sobre un libro escrito sobre planchas de oro por los
antiguos habitantes de este continente, que contenía "la plenitud del
evangelio eterno". Con las planchas había "dos piedras, en aros de plata, las
cuales, aseguradas a un pectoral, formaban lo que se llamaba el Urim y
Tumin". El ángel dijo que Dios las había preparado con el propósito de
traducir el libro. Moroni citó varios versículos bíblicos y desapareció, pero
volvió a aparecerse otras dos veces en la misma noche, dando cada vez el
mismo mensaje.
Durante cuatro años consecutivos, en el aniversario de su primera visita,
Moroni se encontró con José en la colina Cumorah donde estaban enterradas
las planchas de oro. Entonces, el veintidós de septiembre de 1827, José
consiguió las planchas y empezó a traducir por el don y poder de Dios el
Libro de Mormón, usando el "Urim y Tumin". Martín Harris, un testigo que
supuestamente vio las planchas, dijo que llevó copias de los caracteres en las
planchas al profesor Anthon de la Universidad de Columbia y al profesor
Mitchell, y que ambos manifestaron que la traducción era correcta.
Más tarde, en mayo de 1829, mientras que Oliverio Cowdery escribía la
traducción en inglés tal como José se la dictaba, se retiraron al bosque para
orar acerca del bautismo para la remisión de los pecados. Apareció entonces
Juan el Bautista en una nube de luz, puso las manos sobre ellos, y los ordenó
al sacerdocio de Aarón. Después de eso, José y Oliverio se bautizaron el uno
al otro, y se ordenaron el uno al otro al sacerdocio de Aarón" (PGP, J.S.
Historia 1:3-75).
La historia de José Smith termina aquí en el libro La Perla de Gran Precio,
pero continúa en el Documentario de Historia de la Iglesia: "José dijo que
aparecieron también Pedro, Jacobo y Juan. Y les confirieron a él y a Oliverio
el sacerdocio de Melquisedec, que les dio el poder de la imposición de las
manos para el don del Espíritu Santo. Luego el 6 de abril de 1830, José
Smith y otros cinco hombres organizaron la Iglesia de los Santos de los
Últimos Días. Bajo el liderato de Smith la Iglesia comenzó en Nueva York, se
trasladó a Kirtland, Ohio, después a Independence, Missouri, y por fin a
Nauvoo, que era para 1844 la ciudad más grande de Illinois.
José era alcalde de Nauvoo y candidato a la presidencia de los Estados
Unidos cuando algunos mormones apóstatas fomentaron el sentimiento
público contra él por la publicación del periódico "Nauvoo Expositor". Las
autoridades de Nauvoo declararon la prensa una molestia pública y la
hicieron destruir. Por eso, el estado hizo arrestar a José, pero fue puesto en
libertad por el tribunal municipal de Nauvoo. Más tarde, fue arrestado de
nuevo y acusado de alta traición. Fue encarcelado en Carthage, Illinois,
donde el 27 de junio de 1844 una multitud enfurecida tomó por asalto la
cárcel y mató a tiros a José y a su hermano Hyrum" (D. H. I. Tomo I, págs.
40, 41, 75-80; Tomo VI, págs. 268-270. 432-434, 453-574, 612-622).
Después de la muerte de José Smith, Brigham Young, que era presidente de
los Doce Apóstoles, fue escogido como sucesor de José y llevó a los
mormones al oeste, hasta Salt Lake City, en el estado de Utah. La dirección
general de la Iglesia ha permanecido allí desde 1847.
José Smith leyendo las piedras de oro en aros de plata
El Libro de Mormón
En la introducción de un ejemplar del Libro de Mormón que tengo en mi
poder, dice de la siguiente manera: "El Libro de Mormón es un volumen de
escritura sagrada semejante a la Biblia. Es una historia de la comunicación
de Dios con los antiguos habitantes de las Américas y contiene la plenitud del
evangelio eterno.
Escribieron el libro muchos antiguos profetas por el espíritu de profecía y
revelación. Sus palabras, escritas sobre planchas de oro, fueron citadas y
compendiadas por un profeta e historiador llamado Mormón. El registro
contiene un relato de dos grandes civilizaciones. Una llegó procedente de
Jerusalén en el año 600 a. de J. C., y tiempo después se dividió en dos
naciones conocidas como los nefitas y los lamanitas. La otra había llegado
mucho antes, cuando el Señor confundió las lenguas en la Torre de Babel.
Este grupo se conoce con el nombre de jareditas. Después de miles de años,
todos fueron destruidos con excepción de los lamanitas, los cuales son los
principales antecesores de los indios de las Américas.
El acontecimiento de mayor trascendencia que se encuentra registrado en El
Libro de Mormón es el ministerio personal del Señor Jesucristo entre los
nefitas poco después de su resurrección. En él se expone la doctrina del
evangelio, se describe el plan de salvación , y se dice a los hombres lo que
deben hacer para lograr la paz en esta vida y la salvación eterna en la vida
venidera.
Después de terminar sus escritos, Mormón entregó la historia a su hijo
Moroni, el cual le agregó unas palabras y escondió las planchas en el cerro
Cumorah. El 21 de septiembre de 1823, el mismo Moroni, para entonces un
ser glorificado y resucitado, se le apareció al profeta José Smith y le instruyó
concerniente al antiguo registro y a la destinada traducción de éste al idioma
inglés.
En la ocasión oportuna, se entregaron las planchas a José Smith, quien las
tradujo por el don y el poder de Dios. El libro se publica hoy en muchos
idiomas como testimonio nuevo y adicional de que Jesucristo es el Hijo del
Dios viviente, y de que todos aquellos que quieran venir a El y obedecer las
leyes y las ordenanzas de su evangelio podrán salvarse. Concerniente a esta
historia, el profeta José Smith dijo: "Declaré a los hermanos que el Libro de
Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de
nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios al seguir sus
preceptos que los de cualquier otro libro". Hasta aquí, la cita de la
introducción del Libro de Mormón, (Libro de Mormón, publicación de 1992).
Cuando uno se adentra en la lectura de este libro, lo primero que uno
experimenta es la sensación de estar leyendo una novela fantástica. Por
ejemplo: Se nos dice que Jesucristo, después de su resurrección, visitó el
continente americano, y que les enseñó el Evangelio a sus habitantes y fundó
una iglesia. Se describe las luchas entre los hombres piadosos de esta iglesia
y sus perseguidores. Antes de ser exterminados estos fieles, un personaje de
nombre Mormón, esculpió la historia en planchas de oro y su hijo Moroni, las
enterró para beneficio de otras generaciones. Esto sucedió alrededor del año
420 D.C.
El apóstol mormón Orson Pratt escribió una serie de preguntas y respuestas
tocante al Libro de Mormón, cito una de ellas: Pregunta: ¿Cuál será la
consecuencia si los Estados Unidos no abrazan el Libro de Mormón como una
revelación divina? Respuesta: Serán destruidos de la tierra y mandados al
infierno, como todas las otras generaciones que han rechazado un mensaje
divino (The seer, pág. 215) En otro libro dice: "si comparamos las partes
proféticas y doctrinales del Libro de Mormón con las grandes verdades de la
ciencia y la naturaleza, no encontramos contradicciones; ninguna cosa
absurda; ninguna cosa irrazonable" (AF, pág. 556).
Contradicciones del Libro de Mormón
El escritor Marvin W. Cowan quien fuera otrora sacerdote del mormonismo, y
ahora siervo de Jesucristo, señala errores y contradicciones dentro del Libro
de Mormón.
1. I Nefi 2:5-8 dice que el río Lamán desembocaba en el mar Rojo. Pero en
toda Arabia no ha habido ríos ni ahora ni en la historia escrita, ¡Y ningún río
desemboca en el mar Rojo!. Además ningún hebreo le pondría el nombre
"Sam" (v.5) a su hijo. "Sam" no es un nombre hebreo, sino Anglosajón.
2. I Nefi 10:3-11 pone en boca de Lehi "profecías" específicas de la venida de
Cristo. Vivió supuestamente este profeta en Jerusalén antes de algunos
escritores del Antiguo Testamento, pero no hay evidencia bíblica o histórica
de su existencia, ni en el viejo mundo ni en el nuevo.
3. El presidente José Fielding Smith dijo que II Nefi 3:5-15 es una profecía
tocante a que José Smith es un descendiente de José, hijo de Jacob. Y que
sería profeta y vidente para los últimos tiempos (Respuestas a preguntas del
evangelio, Tomo V, págs. 182-184) Esto sugiere claramente que José Smith
fue descendiente de Lehi en América, por consiguiente un Nefita. Pero
Mormón 6:11-15 y 8:2-3 registra una batalla que aniquiló a todos los
Nefitas. Por otra parte la genealogía de José Smith muestra que sus
antepasados vinieron de Inglaterra. Por tanto, José Smith no pudo ser
descendiente de los nefitas, y por consiguiente no pudo cumplir la profecía
de II Nefi 3: 5-15.
4. II Nefi 3:14-16 dice además que los enemigos de José habían de ser
confundidos cuando procurasen eliminarlo. Pero José fue muerto a tiros en
Carthage, Illinois, mientras que estaba en la cárcel el 27 de junio de 1844.
5. En II Nefi 3:3 y 23, se le promete a José, hijo de Lehi, que "tu posteridad
no será enteramente destruida", pero Mormón 8:2-5 informa que los nefitas
fueron "todos detruidos". Eso incluyó a los descendientes de José. Un "dios"
que hiciera promesas para quebrantarlas después no es ciertamente
inmutable. ¿Y qué clase de omnisciencia poseía él al confiar la "plenitud del
evangelio" a un pueblo que fue aniquilado? Algunos escritores mormones han
tratado de explicar esta contradicción pretendiendo que "destruido" no quiere
decir "aniquilado". Pero Moroni dijo que de todos los nefitas sólo él quedó, y
que no quedó nadie sino los lamanitas; y mencionó otra vez la destrucción
del pueblo de Nefi (Mormón 8:2, 3; Eter 4:3; 8:21) Si estas afirmaciones no
quieren decir que los nefitas fueron aniquilados, el Libro del Mormón no
demuestra entonces la "claridad superior" de que se jactan a menudo los
mormones. Además, si sobrevivieron algunos nefitas, ¿dónde están?.
6. El Libro de Mormón suena bíblico porque muchos de sus versículos son
copiados de la Biblia de la versión del rey Jaime. Hay por lo menos unas
27.000 palabras de la Biblia de la versión del rey Jaime. II Nefi del capítulo
12 al 24 fue copiado textualmente de Isaías capítulos del 2 al 14; I Nefi
capítulos 20 y 21 fue copiado de Isaías capítulos 48 y 49, con algunas
añadiduras en el Libro de Mormón. ¡Hasta las palabras en bastardilla se
copiaron de la versión del rey Jaime! Las palabras en bastardilla en la versión
del rey Jaime no estaban en el texto original, sino que fueron añadidas por
los traductores para proporcionar una lectura más suave en el inglés. Puesto
que la Biblia en la versión del rey Jaime se completó en el 1611 d. de J.C. y
el Libro de Mormón se publicó en 1830, ¡es obvio cuál es copia del otro!
7. Jacob 4:1 dice: "No puedo escribir sino muy pocas de mis palabras por lo
difícil que es grabar nuestras palabras sobre las planchas" (las planchas de
oro traducidas por José Smith) Pero si era tan difícil grabar sobre las
planchas, ¿por qué "inspiró" Dios a los escritores del Libro de Mormón a ser
tan verbosos? Por ejemplo, IV Nefi 1:6, dice: "Y así pasó el año treinta y
ocho, y también los años treinta y nueve, cuarenta, cuarenta y uno y
cuarenta y dos, sí, hasta el año cuarenta y nueve, y también el cincuenta y
uno, y el cincuenta y dos; sí, hasta que hubieron pasado cincuenta y nueve
años" Todo esto se hubiera podido explicar con sólo decir: "Habían pasado 59
años" Lo que se aprecia aquí es más la mente del hombre, que el
pensamiento del Dios Omnisciente.
8. En Jacob 7:27, la palabra francesa "Adieu" (adiós) concluye el libro de
Jacob. ¿Cómo llegó el francés a la traducción inglesa del idioma "egipcio
reformado"? El Libro de Mormón fecha Jacob entre 544 y 421 a. de J.C. El
idioma francés ni siquiera existía hasta alrededor del 700 d. de J.C.
9. En Omni 21 se cuenta el tiempo en "lunas". Los israelitas no contaron
nunca el tiempo por lunas.
10. En Alma 7:9-10, dice que Jesucristo había de nacer en Jerusalén. No
obstante Miqueas 5:2 y Lucas 2:4 declaran que fue en Belén. Alma 7:10 dice
también que a María se le hará sombra y concebirá por el poder del Espíritu
Santo. Pero el mormonismo enseña que María concibió a Jesús por medio de
relaciones con Dios el Padre que es un hombre resucitado y glorificado (esto
se enseña en Artículos de Fe, por James Talmage, págs. 86, 519) En el libro
de sermones, Tomo 1, págs. 50-51, Brigham Young declara enfáticamente
que "Jesucristo no fue engendrado por el espíritu Santo".
11. Alma 18:26-29 enseña que Dios es un Gran Espíritu. Pero el
mormonismo enseña hoy en día que Dios el Padre tiene cuerpo de carne y
huesos (Doctrinas y Convenios 130:22).
12. En Alma 46:15 a los creyentes se les llama cristianos en 73 a. de J.C.
Sim embargo, Hechos 11:26 declara que se les llamó cristianos por primera
vez en Antioquía (alrededor del 42 d. de J.C.).
13. Helamán 12:25-26 dice: "leemos..." y cita entonces Juan 5:29, pero
Helamán fue supuestamente escrito en el año 6 a. de J.C., según la fecha en
el Libro de Mormón. Puesto que el libro de Juan fue escrito casi 100 años
después ¿Cómo pudo Helamán citar a Juan en las palabras bíblicas de la
versión del rey Jaime de 1611?.
14. Eter 7:9 menciona acero que fue fundido de una colina. Pero los
arqueólogos afirman que no existía en aquel entonces acero fundido.
Cambios en el Libro de Mormón
El mismo investigador nos sigue diciendo que: Mormones devotos han
desafiado a que alguien trate de escribir otro libro semejante al Libro de
Mormón. Ellos se sienten orgullosos de este libro y llegan a considerarlo
perfecto. Pero la realidad es otra, ya que se han hecho como unos 4,000
cambios en el Libro de Mormón desde que salió la primera edición. Por
ejemplo, en la edición del Libro de Mormón de 1830 notamos que:
1. 1 Nefi 11:18 decía: "he aquí, la virgen que tú ves es ... la madre de Dios"
Actualmente dice: "... madre del Hijo de Dios".
2. 1 Nefi 11:21 decía: "¡He aquí, el Cordero de Dios, sí, el Padre Eterno"
Actualmente dice: "...el Hijo del Padre Eterno".
3. 1 Nefi 11:32 decía: "Y miré,y vi al Cordero de Dios, y que el pueblo lo
apresó; sí, vi que el eterno Dios fue juzgado por el mundo" Actualmente
dice: " ...sí, vi que el Hijo del eterno Dios fue juzgado por el mundo".
4. Mosíah 21:28 decía: "El rey Benjamín tenía un don de Dios..."
Actualmente se lee: "El rey Mosíah tenía un don de Dios..." Dice el doctor
Sidney B. Sperry de la Universidad Brigham Young que: "la palabra Benjamín
es un error absoluto, porque el rey Benjamín había estado muerto hacía
mucho tiempo" (Problemas del Libro de Mormón, Pág. 203).
5. Alma 37:21 y 24 mencionaba el uso de "directores" Actualmente dice
"intérpretes".
Estos son solo algunos ejemplos de cambios efectuados en el Libro de
Mormón. A pesar de que en la revelación de las planchas, se le dijo a José
Smith que la traducción era correcta. Así, leemos: "estas planchas han sido
reveladas por el poder de Dios, y han sido traducidas por el poder de Dios.
La traducción de ellas que habéis visto es correcta, y os mando a que
testifiquéis de lo que ahora véis y oís" (DHC, Tomo I, págs. 54-55).
David Whitmer, uno de los tres testigos del Libro de Mormón, escribió: "Les
daré ahora una descripción de la manera en que se tradujo el Libro de
Mormón... José Smith ponía en un sombrero la piedra adivinadora,
acercándoselo a la cara para excluir la luz; y en la oscuridad brillaba la luz
espiritual. Aparecía un fragmento de algo semejante a un pergamino, y en él
aparecía la escritura, aparecía un carácter a la vez, y debajo de él estaba la
interpretación en inglés. El hermano José leía el inglés a Oliverio Cowdery,
quien era su escriba principal, y después de escribirlo y repetírselo al
hermano José para ver si era correcto, desaparecía el carácter, y aparecía
otro con su interpretación. Así que el Libro de Mormón fue traducido por el
don y poder de Dios, y no por ningún hombre" (Discurso a todos los
creyentes en Cristo, Pág. 21).
Martin Harris, otro de los tres testigos, declaró también que el Libro de
Mormón fue traducido de esa manera (El mito del manuscrito encontrado,
edición 1883, Pág. 91).
Debido a tantas críticas que ha recibido el Libro de Mormón. Los mormones
han tenido que reconocer los muchos errores contenidos en el libro. El
apóstol B. H. Roberts escribió: "¿son imputables al Señor estos errores
flagrantes de gramática? afirmarlo sería ponerse en ridículo. Los
pensamientos, las doctrinas están bien; pero la expresión sin gracia ni
corrección de los pensamientos es sin duda el resultado del conocimiento
imperfecto del idioma inglés del traductor, aquella teoría antigua no se puede
mantener exitosamente; es decir, que el Urim y Tumim hicieran la traducción
y que el profeta nada más repetía lo que veía reflejado en aquel instrumento
a su escriba" (Defensa de la fe, págs. 278, 279, 295, 306-308).
Muy pocos mormones saben que el Libro de Mormón ha sido cambiado, y los
que lo saben pretenden generalmente que los únicos cambios fueron
añadiduras de capítulos, versículos y puntuación. Pero se hicieron cambios en
doctrina, historia y gramática. (Los Mormones: sus doctrinas refutadas a la
luz de la Biblia, págs. 55, 56, 61, 62, 63).
Las Doctrinas del Mormonismo
El escritor mormón William A. Morton escribió: "¿Queremos conocimiento en
cuanto a Dios, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo? podemos conseguirlo en
el Libro de Mormón. ¿Quisiéramos saber en cuanto a la preexistencia de los
espíritus, la caída del hombre y la expiación, los principios y ordenanzas del
evangelio de Cristo, el estado en que viven los espíritus de los hombres entre
la hora de la muerte y la resurrección, podemos encontrarlo en el Libro de
Mormón (Por qué creo que el Libro de Mormón es la Palabra de Dios, págs. 45).
La Biblia.
El mormonismo dice que la Biblia es insuficiente. No contiene toda la verdad
que Dios desea darle a su pueblo. Por tanto, le dio otras revelaciones a José
Smith, y éstas se hallan al mismo nivel de la Biblia. Están contenidas en sus
libros: El Libro de Mormón, La Perla de Gran Precio, y Doctrinas y Convenios.
Son la guía suprema para la Iglesia. Además dicen, que Dios habla por medio
de los sacerdotes, (los Oráculos Vivos) lo que hablan ellos vale más para
ellos que todas las versiones de la Biblia juntas.
Bruce McConkie dijo: "Los miembros de la Iglesia de los Santos de los
Últimos Días creen en la Biblia. La doctrina bíblica es doctrina mormona, y la
doctrina mormona es doctrina bíblica. Son una misma cosa. (¿Qué piensan
los mormones acerca de Jesucristo?, pág. 2).
Tales afirmaciones han hecho que muchos asuman que los mormones ven la
Biblia como la ven los cristianos evangélicos, pero ese no es el caso. En
realidad el mormonismo ataca la Biblia con dos cargos: (1) está mal
traducida, y (2) es incompleta.
La mala traducción de la Biblia se sugiere en el octavo Artículo de Fe. El
escritor mormón Talmage explica: "No habrá, no puede haber, una
traducción absolutamente fidedigna de éstas u otras Escrituras, a menos que
se haga por medio del don de traducción... Léase pues la Biblia
reverentemente y con cuidado y oración, buscando el lector la luz del Espíritu
siempre para poder distinguir entre la verdad y los errores de los hombres"
(Artículos de Fe, pág. 263).
El apóstol mormón Orson Pratt también escribió: "Si se admitiera que los
apóstoles y evangelistas sí escribieron los libros del Nuevo Testamento, eso
en sí no probaría que fueran divinamente inspirados en el momento en que
escribieron... ¿Y quién, estando en su juicio, podría por un momento suponer
que la Biblia en su forma actual es una guía perfecta? ¿Quién sabe si siquiera
un versículo de la Biblia ha escapado a la contaminación, para transmitir
ahora el mismo sentido que transmitió en lo original? (Autenticidad divina del
Libro de Mormón, págs. 45,47).
Además de la acusación de que la traducción de la Biblia no es fidedigna, los
mormones dicen que tanto doctrina importante como libros enteros han sido
borrados o añadidos por hombres corruptos. El apóstol Orson Pratt declaró:
"se le ha robado a la Biblia su claridad, habiéndose perdido muchos libros
sagrados, rechazados otros por la Iglesia Romana; y los pocos que nos
quedan fueron tantas veces copiados y recopiados, que se admite que casi
cada versículo ha sido corrompido y mutilado a tal grado que apenas se leen
iguales dos versiones cualquiera (The Seer, pág. 213).
Por lo antes expuesto, los mormones tratan de hacernos creer: Que Dios les
dio a ellos otras "revelaciones" y que éstas están al mismo nivel, o en un
nivel más alto que la misma Biblia. Ante semejantes afirmaciones, solo
puedo decir: Que al comparar nuestras versiones más modernas de la Biblia
con los escritos originales, éstas siguen reflejando los principios espirituales
que nuestro Dios deseó transmitirnos en la Sagradas Escrituras. Por el
contrario, como hemos visto previamente en esta investigación, es el Libro
de Mormón y toda la literatura mormona, la que adolece de veracidad y
perfección.
La Biblia es enfática tocante a toda "revelación" que no se ajuste a lo que
Dios nos ha declarado en ella. El proverbista escribió: "Probada es toda
palabra de Dios; El es escudo para los que en El se refugian. No añadas a sus
palabras, no sea que El te reprenda y seas hallado mentiroso" (Proverbios
30:5-6). Y el apóstol Juan agrega: "Yo testifico a todos los que oyen las
palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá
sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quita de las
palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y
de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro"
(Apocalipsis 22:18-19).
Dios
La escritura mormona declara: "El Padre tiene un cuerpo de carne y huesos,
tangible como el del hombre; así también el Hijo; pero el Espíritu Santo no
tiene un cuerpo de carne y huesos, sino es un personaje de Espíritu. De no
ser así el Espíritu Santo no podría morar en nosotros" (Doctrinas y Convenios
130:22).
Creen también que Dios llegó a ser Dios mediante el proceso de "progresión
eterna", y que los hombres de hoy pueden llegar a ser dioses mediante el
mismo proceso que es explicado de la siguiente manera por el mormón,
Milton Hunter: "En la primera etapa, el hombre era un ser eternamente
existente llamado inteligencia... el siguiente ámbito donde moró el hombre
fue el mundo espiritual. Las inteligencias eternamente existentes fueron
vestidas con cuerpos espirituales en la mansión de su Padre eterno... En
aquella familia eterna en el mundo espiritual, de padres celestiales fueron
engendrados y nacieron numerosos hijos e hijas... Allá en el mundo espiritual
fueron criados hasta la madurez, llegando a ser hombres y mujeres adultos
espirituales antes de venir a la tierra... Aquí reciben un cuerpo físico y se
someten a la experiencia de la mortalidad. El espíritu eterno va al mundo
espiritual para esperar la resurrección y el juicio... allá serán asignados a la
gloria que han merecido... algunos recibirán gloria telestial; otros terrenal,
mientras que los que están apuntados en "el libro de la vida del Cordero"
entrarán a la gloria celestial. Allá algunos llegarán a ser ángeles, y otros
sacerdotes y reyes, o en otras palabras, dioses" (Evangelio a través de las
edades, págs. 127-129).
W. Cleon Skousen, ex profesor en la Universidad Brigham Young, escribió:
"Que el universo esta poblado por muchas inteligencias. Y que Dios es Dios
porque todas estas inteligencias le honran y le sostienen como tal. Sí estas
inteligencias le quitan su apoyo, El dejaría de ser Dios. Nuestro Padre
celestial puede hacer solamente aquellas cosas que son respaldadas por
estas inteligencias, de no ser así, El no podría hacer nada" (Los primeros
2000 años, págs. 355-356).
José Smith declaró también: "Dios una vez fue como nosotros ahora; es un
hombre glorificado, y está sentado sobre su trono allá en los cielos
(Enseñanzas de José Smith, pág. 427).
Brigham young dijo: "Cuando nuestro padre Adán vino al jardín del Edén,
llegó con un cuerpo celestial, y trajo con él a Eva, una de sus esposas. El
ayudó a hacer y a organizar este mundo. ¡El es Miguel, el Arcángel, el
Anciano de Días!, acerca del cual los hombres santos han escrito y hablado.
El es nuestro Padre y nuestro Dios, y el único Dios con el cual tenemos que
ver (J.D. Mensajes de Autoridades Superiores, Tomo I, pág. 50).
Y dijo Orson Pratt: "Fuimos engendrados por nuestro Padre en los cielos; la
persona de nuestro Padre en los cielos fue engendrada en un mundo celestial
anterior por su Padre; y éste a su vez fue engendrado por un Padre aún más
antiguo, y así por el estilo, de generación en generación, de un mundo
celestial a otro aún más antiguo, hasta que se nos canse la mente y se
pierda en la multiplicidad de generaciones y mundos sucesivos (El vidente,
pág. 132).
Ante tales aseveraciones, la Biblia, la Palabra de Dios nos dice en el libro de
Génesis capítulos 1 y 2 que, Jehová Dios creó a Adán y a Eva. Más adelante
se nos dice que, Adán y Eva tuvieron que rendirle cuentas a Jehová. Caín y
Abel ofrendaron sacrificios a Jehová mientras Adán estaba vivo todavía, lo
que prueba que Adán y Dios no son la misma persona. Por otra parte, toda
referencia a Adán en el Nuevo Testamento no lo presentan como Dios, sino
como Padre de nuestra naturaleza carnal (1 Corintios 15:21-22, 45, 49;
Romanos 5:12-19).
Los mormones usan la Biblia para que esta enseñanza parezca cristiana. Se
usa Juan 14:9 para mostrar que puesto que Jesús tuvo un cuerpo de carne y
huesos, Dios el Padre también lo tuvo. Pero Juan 14:10-11 dice que Cristo
está en el Padre, y el Padre está en Cristo. Si el versículo 9 quiere decir que
el Padre tiene un cuerpo de carne y huesos porque el Hijo lo tiene, ¿Cómo es
posible meter estos dos cuerpos uno dentro del otro?.
La Biblia declara que Dios es un Espíritu invisible y que ningún hombre lo ha
visto jamás (ver Éxodo 33:20; Juan 1:18; 4:24; 5:37; Col. 1:15; 1 Tim.
1:17; 6:16; 1 Jn. 4:12). La Biblia en el Antiguo Testamento nos dice que
Dios se revelaba en manifestaciones antropomórficas (describir a Dios en
forma humana) También vemos teofanías (apariciones o manifestaciones de
Dios) vea, Éxodo 33:9, 11, 23; 24:9-11; Gén. 5;24; y 6:5-9). Los mormones
explican estos encuentros de Dios con el hombre, diciendo que El tiene un
cuerpo físico porque la Biblia habla del "brazo del Señor", del "ojo del Señor",
de la "mano del Señor", y asi por el estilo.
Podríamos concluir, usando esa misma lógica, que Dios es una ave según los
Salmos 57:1 y 91:4. Las referencias a su brazo, ojo, mano y demás, son
ejemplos de cómo Dios acomoda su revelación a la mente humana, hablando
de las facultades y atributos del Ser Supremo como si fueran los de un
hombre. En el Salmo 94:9, se lee: "El que hizo el oído, ¿no oirá? El que
formó el ojo, ¿no verá?" No dice que El tenga oídos ni ojos, sino que tiene las
facultades de oír y de ver.
Vale la pena resaltar que, el mormonismo no siempre enseñaba de un Dios
"de carne y huesos", José Smith definió anteriormente a Dios de la manera
siguiente: "Hay dos personajes que constituyen el poder gobernante, grande,
sin par y supremo sobre todas las cosas, por quien todas las cosas fueron
creadas y hechas... son el Padre y el Hijo, siendo el Padre un personaje de
espíritu, gloria y poder; poseyendo toda perfección y plenitud. El Hijo, que
estuvo en el seno del Padre, tomó forma y semejanza de hombre..."
(Conferencias sobre fe, V Discurso, pág. 53).
José Smith hizo publicar estas conferencias sobre la fe, en su libro Doctrinas
y Convenios. Pero fueron suprimidas en 1921, porque los mormones se
dieron cuenta de que confundía enseñar de un dios de carne y huesos,
cuando su mismo profeta había escrito que era un espíritu.
En Romanos 1:22-23, Pablo advierte acerca de los que tratarán de hacer a
Dios a la imagen del hombre corruptible, lo que lleva a la inmoralidad y trae
sobre ellos el juicio de Dios. La Biblia presenta a Dios como un ser infinito
que no es hombre. Es imposible que los mormones puedan sostener su
enseñanza de que Dios es un hombre, cambiando y progresando, cuando
leemos los siguientes versículos: "Dios no es hombre para que mienta, ni hijo
de hombre para que se arrepienta..." (Números 23:19); "Porque soy Dios, y
no hombre..." (Oseas 11:9); "Yo hice la tierra y creé al hombre sobre ella..."
(Isaías 45:12). Los siguientes versículos enseñan que Dios es omnipotente,
omnipresente y omnisciente; ningún hombre o dios con cuerpo tangible de
carne y huesos podría ser omnipresente: Apocalipsis 19:6; Deuteronomio
4:39; Salmo 139; Proverbios 15:3; Jeremías 23:24; Hechos 17:27; Salmo
33:6; Hebreos 11:3. La Biblia enseña también que Dios es inmutable y
eterno: Deuteronomio 33:27; Salmo 90:2; Isaías 40:28; Jeremías 10:10;
Malaquías 3:6.
El mismo Libro de Mormón niega que Dios sea un hombre glorificado, en
estos versículos: II Nefi 2:14; 9:20; 11:7, Jacob 2:21, Mosiah 2:23; 4:21,
Alma 18:28; 22:10, Mormón 9:9-11, Eter 3:15.
Con todo esto, puedo categóricamente afirmar: Que la misma escritura del
Libro de Mormón contradice las susodichas enseñanzas mormónicas a este
respecto.
Jesucristo
El líder mormón Brigham Young, ha enseñado acerca de Jesucristo, lo
siguiente: "cuando la virgen María concibió al niño Jesús, el Padre lo había
engendrado a su propia semejanza. No fue engendrado por el Espíritu Santo.
Y ¿Quién es el Padre? Es el primero de la familia humana. Jesús, nuestro
hermano mayor, fue engendrado en la carne por el mismo personaje que
estuvo en el huerto de Edén, y quien es nuestro padre en el cielo. Ahora,
acuérdense desde este momento en adelante y para siempre, que Jesucristo
no fue engendrado por el Espíritu Santo" (JD, Tomo I, págs. 50-51).
Pero tanto Mateo 1:18-23 Y Lucas 1:26-35 enseñan que Jesús es el Hijo del
Dios Altísimo, engendrado de una manera sobrenatural por el Espíritu Santo,
y nacido de la virgen María. ¡Así que alguien se equivoca! Y tenga por seguro
amable lector, que no es ni Mateo ni Lucas, sino el señor Young.
El escirtor mormón Milton R. Hunter escribió: "El nombramiento de Jesús
para ser el Salvador del mundo fue disputado por otro de los hijos de Dios.
Se llamaba Lucifer, hijo del alba. Altanero, ambicioso y codicioso de poder y
gloria, este hermano espíritu de Jesús trató desesperadamente de llegar a
ser el salvador de la humanidad (Evangelio a través de las edades, pág. 15).
Enseñan también que Jesús tuvo varias esposas, entre ellas Martha y María,
las hermanas de Lázaro, y María Magdalena. De esta manera es como pudo
"ver linaje" antes de su crucifixión. Dicen que en las bodas de Caná de
Galilea, el novio era él. Al décimo profeta del mormonismo, José Fielding
Smith, se le preguntó si Jesús fue casado. Respondió: ¡Sí!. No solo han
enseñado que fue casado, sino que fue también polígamo. Algunos hasta han
enseñado que Jesús tuvo hijos de esas esposas. Por ejemplo, Orson Hyde
dijo: "Antes de morir el Salvador, vio a sus hijos naturales tal como nosotros
vemos los nuestros" (JD, Tomo II, pág. 82).
Obviamente este "salvador" mormón no es el mismo Salvador que nos
presenta la Biblia. La doctrina de la poligamia de Jesús y su casamiento con
Martha y María la basan en Juan 11:5: "Y amaba Jesús a Martha, a su
hermana y a Lázaro". Pero este amor era un amor fraternal, de hermano, no
ese amor erótico que han tratado de ver los mormones. En cuanto a las
bodas de Caná, Juan 2:2 dice que Jesús era un invitado de esas bodas. ¡Qué
raro que tuvieran que convidar al novio a presenciar sus propias bodas!.
El Politeísmo
La doctrina de que existen muchos dioses se llama politeísmo. Esta
enseñanza esta opuesta a la doctrina monoteísta o creencia en un solo Dios
que presenta la Biblia.
Bruce McConkie declaró: "Tres personajes separados, Padre, Hijo y Espíritu
Santo integran la Deidad. Puesto que cada una de estas personas es un dios,
es evidente desde este punto de vista que existe una pluralidad de dioses.
Para nosotros, hablando en el sentido propio finito, estos tres son los únicos
dioses a quienes adoramos. Pero en adición hay un número infinito de
personajes santos, escogidos de mundos sin número, que han pasado a la
exaltación y son por eso dioses (Doctrina Mormona, págs. 576-577).
José Smith enseñó que la Biblia enseña el politeísmo: "El apóstol Pablo dice
que hay muchos dioses y muchos señores; y esto significa una pluralidad de
dioses... Pablo no se estaba refiriendo a los dioses paganos en ese pasaje
(Enseñanzas de J.S., pág. 461).
Pero al leer 1 Corintios 8:4-6 en su propio contexto dice que hay muchos
ídolos o dioses paganos; "sin embargo, para nosotros hay un solo Dios".
Parece ser que Smith no leyó cuidadosamente el texto.
La Biblia niega la existencia de más de un Dios verdadero en los siguientes
versículos: "Escucha, Israel : Jehová nuestro Dios, Jehová uno es" (Deut.
6:4); "Antes de mí no fue formado ningún dios, ni lo será después de mí"
(Isa. 43:10); "yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay
Dios" (Isa. 44:6).
El Espíritu Santo
Talmage dijo que el Espíritu Santo "es un personaje de espíritu" (Artículos de
Fe, pág. 46). Pero declaró luego que un ser o cuerpo inmaterial no puede
existir (Ibíd., págs. 47,53) Por eso el Espíritu Santo debe tener un "cuerpo
tangible o material", ¡o no existe!.
José Smith dijo: "El Espíritu Santo es aún un cuerpo espiritual y está
esperando tomar para sí un cuerpo como lo hizo el Salvador o como tomaron
cuerpos los dioses antes de ellos" (Discursos sobre el Espíritu Santo,
compilados por N. B. L. pág. 73).
El apóstol John A. Widtsoe dijo: "Como personaje el Espíritu Santo, no
puede, como tampoco pueden el Padre y el Hijo, estar presente en persona
en todas partes" (Evidencias y Reconciliaciones, pág. 76).
Pero si el Espíritu Santo no es omnipresente (que está en todo lugar) ¿Cómo
puede morar en nosotros? Pues la Biblia dice que los creyentes son el templo
y morada del Espíritu Santo (1 Corintios 3:16; 6:19).
Enseñan también que el sacerdocio mormón reparte los dones del Espíritu
Santo a su voluntad.
Pero en 1 Corintios 12:4-11 se enseña que es el Espíritu Santo mismo quien
reparte los dones según su voluntad y no el "sacerdocio mormón".
El Sacerdocio
El mormón Milton R. Hunter dijo: "El sacerdocio es probablemente el
elemento más importante mencionado en el evangelio... El sacerdocio fue
dado primero a Adán; él tuvo la primera presidencia, y tuvo las llaves de ella
de generación en generación. Esta presidencia la obtuvo en la creación, antes
que el mundo fuera formado... El es Miguel, el arcángel, mencionado en la
Escritura. Enseguida se le dio a Noé, quien es Gabriel. El es próximo en
autoridad en el sacerdocio después de Adán (Evangelio a través de las
edades, pág. 61).
Para apoyar esta doctrina, los mormones citan a menudo una parte de Juan
15:16, donde Jesús dijo: "Vosotros no me elegisteis a mí; más bien, yo os
elegí a vosotros, y os he ordenado". Los mormones afirman que la palabra
"ordenado" infiere que Jesús les impuso las manos a los discípulos y les dio el
sacerdocio. La palabra "ordenar" puede incluir la imposición de manos pero
también significa: "designar algo o alguien".
Los mormones enseñan que José Smith tenía que tener el sacerdocio antes
de poder establecer la iglesia. Pero la Biblia no dice nada en cuanto a que
tuvieran el sacerdocio aarónico o de Melquisedec los apóstoles, obispos,
diáconos o ningún otro oficial en el Nuevo Testamento. ¿Por qué tuvo que
tenerlo José Smith ?. La escritura mormona dice que Juan el Bautista
apareció a José Smith y a Oliverio Cowdery, y les confirió el sacerdocio
aarónico antes de ser bautizados. Enseñan además, que los apóstoles Pedro,
Juan y Jacobo ayudaron a José Smith para restaurar en él el sacerdocio de
Melquisedec. (PGS J.S. Historia 1:68-73).
El Sacerdocio Bíblico
En el Antiguo Testamento, el sacerdocio aarónico o levítico se heredaba. Para
tenerlo, uno tenía que ser de la tribu de Leví y de los hijos de Aarón
(Números 3:6-12). Todo sacerdocio del Antiguo Testamento fue reemplazado
o suplantado por Jesucristo, el Gran Sumo Sacerdote Eterno (Hebreos 7:1117; 10:8-21). El es ahora el único mediador (sacerdote) entre los hombres y
Dios (1 Tim. 2:5; Heb. 7:24-25; Juan 14:6).
En los días del Antiguo Testamento, el sumo sacerdote entraba una vez al
año en el lugar santísimo para ofrecer el sacrificio de sangre por sí mismo y
por el pueblo (Éxo. 30:10; Heb. 9:7). Pero en la Iglesia del Nuevo
Testamento, Jesucristo es tanto Sumo Sacerdote como sacrificio (Heb. 3:1;
9:11-12; 10:10-14). Puesto que se ha terminado ese trabajo, no hay
necesidad de un sumo sacerdote en la tierra. Dice Hebreos 8:1-6 que Cristo,
el único sumo sacerdote, está en el cielo. La carta a los Hebreos declara
repetidamente que Jesucristo es el único sumo sacerdote según el orden de
Melquisedec (Hebreos 7) Su Sacerdocio de Melquisedec es "intransferible" o
sea que no pasa de uno a otro. Puesto que vive para siempre (Heb. 7:24-25)
es consagrado para siempre (Heb. 7:28) como sacerdote según el orden de
Melquisedec.
Lo cierto es que si Jesucristo vive para siempre y es nuestro Sumo
Sacerdote. Claramente se infiere, que cualquiera que pretenda tener el
sacerdocio de Cristo, ha sido engañado.
La Salvación
El apóstol mormón Bruce McConkie declaró: "La plena salvación se logra en
virtud de conocimiento, verdad, justicia y todos los principios verdaderos. Sin
la expiación, el evangelio, el sacerdocio y el poder de sellar, no habría
salvación... No hay salvación fuera de la Iglesia de los Santos de los Últimos
Días". Además los mormones enseñan que la fe no justifica a nadie. El
mormón Talmage dijo: "El dogma sectario de justificación únicamente por la
fe ha ejercido una influencia perniciosa" (A. F., pág. 527).
Pero Pablo dijo: "Consideramos que el hombre es justificado por la fe, sin las
obras de la ley" (Rom. 3:28). Declaró también: "Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Rom.
5:1).
McConkie dijo: El bautismo sirve para la remisión de pecados. Dijo además,
el segundo nacimiento comienza al ser bautizados los hombres en agua por
un administrador legal. A los que reciben el evangelio y se unen a la Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se les da poder para llegar a
ser hijos de Dios" (MD, págs. 70, 745).
La Biblia no enseña que el bautismo imparta salvación. Pablo dijo: "que
somos salvos o nacidos de arriba por medio de la fe en Cristo Jesús" (Gál.
3:26). El bautismo del creyente sigue a la salvación, vea Hechos 8:32-39;
10:44-48 y 16:25-34. El bautismo es importante, porque todo lo que Cristo
mandó es importante, pero no todo lo que él nos mandó hacer "nos salva".
Jesús mismo es el Salvador que puede también salvar completamente a los
que por medio de él se acercan a Dios (Heb. 7:25).
Milton R. Hunter declaró también que para entrar al cielo, el hombre debe
hacerse miembro y vivir los principios y ordenanzas del evangelio de la
verdadera iglesia del Maestro, que es la mormona, restaurada por medio de
revelaciones divinas al Profeta José Smith (GTA, pág. 166).
Ante esto, solo puedo decir que, si uno no puede entrar a la presencia de
Dios en el cielo, sin unirse a la Iglesia mormona, entonces la Biblia debería
de decirlo. Pero no es así, porque Pablo escribió: "Hay un solo Dios y un solo
mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Tim 2:5). Si
debemos tener la Iglesia mormona además de Cristo, no hay entonces un
mediador, sino dos. Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie
viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6). No dijo: "Nadie viene al Padre, sino
por medio de tal o cual iglesia". Por consiguiente, la enseñanza mormona a
este respecto es insostenible ante la revelación bíblica.
Los mormones creen también que el hacer buenas obras da la salvación. El
Libro de Mormón dice: "Sabemos que es por la gracia que nos salvamos,
después de hacer cuanto podamos" (II Nefi 25:23). El apóstol mormón
LeGrand Richards dijo: "Un concepto erróneo común es que la creencia en el
Señor Jesucristo por sí sola es el único requisito para la salvación... La
salvación viene por medio de vivir los mandamientos del Señor y hacer
buenas obras" (D.N., 14 de Nov. 1973, pág. 11).
Pero la Biblia nos dice: "El nos salvó, no por las obras de justicia que
nosotros hubiésemos hecho, sino según su misericordia; por medio del
lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo, que él
derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro
Salvador" (Tito 3:5-6). Otros pasajes bíblicos que niegan que las obras
tengan algo que ver con la salvación son: Rom. 11:5-6; Gál. 2:16; Efe. 2:89.
También es enseñanza mormona, que para obtener la salvación se debe
aceptar y hacer todo lo que Jose Smith ha dicho. José Fielding Smith dijo:
"Sin aceptar a José Smith, no hay salvación... Ningún hombre puede
rechazar ese testimonio sin acarrear sobre sí las más terribles consecuencias,
puesto que no podrá entrar en el reino de Dios" (DS, Tomo I, pág. 182).
Y Brigham Young dijo: "Ningún hombre o mujer en esta dispensación entrará
jamás en el reino celestial de Dios sin el consentimiento de José Smith....
Todo hombre y mujer debe tener el certificado de José Smith, como
pasaporte para su entrada en la mansión donde están Dios y Cristo... El tiene
las llaves de aquel reino para la última dispensación" (JD, Tomo VII, pág.
289).
Pero la Biblia advierte: "Así ha dicho Jehová: Maldito el hombre que confía en
el hombre, que se apoya en lo humano, y su corazón se aparta de Jehová"
(Jer. 17:5). Y Pablo declaró: "Porque hay un solo Dios y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre: (1 Tim. 2:5). Amable lector,
déjeme hacerle una pregunta: ¿fue hombre José Smith?... Si José Smith fue
hombre, ¡Confiar en él es ser maldito! Si Jesucristo como dice la Biblia es el
UNICO mediador, entonces José Smith no puede ser también un mediador
que otorgue consentimiento para ir al cielo.
También enseñan que es necesario casarse en el templo mormón para
alcanzar la "progresión eterna". El no casarse en un templo mormón condena
a la persona para que ésta no llegue a ser un dios. Para casarse en un
templo mormón, al solicitante se le examina sobre los siguientes asuntos: 1.
limpieza moral; 2. sostenimiento de las autoridades generales; 3. pago del
diezmo completo; 4. guardar la palabra de sabiduría; 5. llevar puestos los
vestidos interiores de reglamento (estas prendas íntimas deben usarse toda
la vida, son "santificadas por los sacerdotes" y vendidas a los fieles, se usan
como amuletos que ahuyentan el mal); 6. asistencia regular al templo. Las
ceremonias y ritos efectuadas en el templo son secretos. Aún a los padres
inconversos de los contrayentes se les niega el acceso a dichas ceremonias.
Los mormones no pueden probar que tales ceremonias fueran parte del
evangelio de Cristo, así que caen bajo la condenación de Gálatas 1:8-9.
Además, puesto que el Libro de Mormón es la "plenitud del evangelio" y no
dice nada de tales ceremonias, por consiguiente deberían ser rechazadas.
En cuanto al matrimonio celestial en el templo, el apóstol mormón Juan
Widtsoe escribió: "Dos personas vivientes pueden ser selladas una a otra
para la vida y la eternidad. Un hombre viviente puede ser sellado para
siempre a una mujer muerta; o una mujer viviente a un hombre muerto. Dos
personas muertas pueden ser selladas una a otra. Además por mandamiento
de José Smith, es posible que un hombre sea sellado a más de una mujer
para la vida y para la eternidad. De esta manera comenzó el matrimonio
plural entre los Santos de los Ultimos Días" (ER, pág. 340).
Sin embargo Jesús declaró: "Porque en la resurrección no se casan ni se dan
en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en el cielo" (Mat.
22:30). Por tanto, si los hombres no son casados, y no pueden casarse en el
cielo, sino que serán como los ángeles, ¿cómo puede haber matrimonio en la
vida resucitada? Según Romanos 7:4 y Apocalipsis 19:7-8, los cristianos
serán entonces "casados" con Cristo. Pero José Smith declaró: "A menos que
un hombre y su esposa entren en un convenio sempiterno y se casen para la
eternidad, mientras que están en esta probación, por el poder y autoridad del
Santo Sacerdocio, cesarán de propagarse cuando se mueran; es decir, no
tendrán más hijos después de la resurrección (DHC, Tomo V, pág. 391).
La Biblia registra la práctica de la poligamia, pero no la recomienda. Muchos
hombres del Antiguo Testamento tuvieron más de una mujer, pero Dios
nunca mandó el matrimonio plural. Dios habla siempre de la esposa del
hombre, y no de las esposas (Gén. 2:18, 22, 23; Mat. 19:5, Efe. 5:31; 1 Cor.
7:2; 1 Tim. 3:2, 12; Deut. 17:17). Los funcionarios de la Iglesia debían
servir de ejemplo para todos los cristianos. Sobre ellos se enseña claramente
que no debían tener más de una esposa, vea (1 Tim. 3:2, 12; Tito 1:6).
Otro aspecto que tiene que ver con la salvación dentro de la doctrina
mormónica, es el bautismo por los muertos. Esta enseñanza la expone José
Fielding Smith, de la siguiente manera: "Si un hombre no puede entrar sin
bautismo en el reino de Dios, entonces tienen que ser bautizados los
muertos. Pero ¿cómo pueden ser bautizados en agua para la remisión de sus
pecados?... La única manera en que se puede hacer esto es en forma vicaria,
actuando una persona viviente como substituto por los muertos" (DS, Tomo
II, pág. 141).
Los mormones usan 1 corintios 15:29 para tratar de probar que es bíblico su
concepto de bautismo por poder. El pasaje dice así: "De otro modo, ¿Qué
harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos
resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?".
El tema principal de Pablo en 1 Corintios 15 no era el bautismo por los
muertos, sino la resurrección del cuerpo. No estaba dando en el versículo 29
un mandamiento de bautizar por poder, sino que estaba argumentando en
favor de una creencia en la resurrección del cuerpo. La historia señala que
existían sectas que practicaban un bautismo por los muertos. Es casi seguro
que Pablo se refería a ellas al decir: "... ¿qué harán los que se bautizan por
los muertos?. Algunas personas creen que los corintios tenían esta
costumbre en su iglesia. Pero el hecho de que tal costumbre sea desconocida
en la historia de la iglesia primitiva indica que no era parte de la doctrina ni
de la práctica que ésta había recibido de los apóstoles.
José Fielding Smith dijo: "La doctrina de la fe sola niega la justicia de Dios"
(DS, Tomo II, pág. 140). Y otro escritor mormón llama a la justificación por
fe una "doctrina perniciosa" y un "dogma sectario" (AF, pág. 118). Sin
embargo, los mormones creen que pueden hacer obra vicaria a favor de los
muertos, y que los muertos la pueden aceptar por fe, en el mundo espiritual
después de la muerte. Pero cuando Cristo ofrece gratuitamente la vida eterna
por pura gracia mediante la fe a todos los que creen ahora, los mormones la
rechazan, diciendo que deben trabajar para obtener su propia salvación. San
Pablo inspirado por el Espíritu advierte: "El dios de este siglo ha cegado el
entendimiento de los incrédulos, para que no les ilumine el resplandor del
evangelio de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios" (2 Cor. 4:4). Y
el escritor a los hebreos nos dice: "Está establecido que los hombres mueran
una sola vez, y después el juicio" (Heb. 9:27).
La Progresión Eterna
Esta es quizás la más fantástica de las enseñanzas mormonas, la misma
parece haber surgido de una mente calenturienta. En el video documental
"Hacedores de dioses" se dice: "Que trillones de planetas por todo el
universo son gobernados por dioses que un día fueron humanos como
nosotros. Según los mormones en uno de esos planetas un dios no
identificado y su esposa dieron a luz un hijo espiritual llamado elohim. Esta
criatura espiritual después nació de padres humanos quienes le dieron
cuerpo, por ser obediente a las enseñanzas mormonas se hizo merecedor de
ser elevado a la divinidad igual que su propio padre. Los mormones creen
que elohim es el padre celestial de ellos y que vive con todas sus esposas en
un planeta lejano. Este dios y sus esposas mediante relaciones sexuales
producen millones de hijos espirituales. Para decidir los destinos de estos
hijos, elohim convocó una asamblea celestial. Los dos hijos mayores de
elohim estuvieron allí, Jesús y Lucifer. Un plan fue presentado para construir
el planeta tierra, donde serían enviados los hijos espirituales para que
adquiriesen forma mortal y conocieran el bien y el mal. Lucifer se puso de pie
y dijo: Que el sería el salvador de este nuevo mundo, él obligaría a todos a
convertirse en dioses. Oponiéndose a la idea el Jesús mormón dijo: Que a los
hombres se les diera la libertad de escoger, así como se les había dado
oportunidad de escoger a los seres de otros planetas. Por mayoría de votos
la propuesta del Jesús mormón fue aprobada. Este Jesús sería enviado como
salvador del planeta tierra. Enfurecido Lucifer convenció con astucia a una
tercera parte de los espíritus destinados a la tierra a que se revelarán y
lucharán a su lado. Este Lucifer se convirtió en el diablo y sus seguidores en
los demonios. Lucifer y sus aliados fueron vencidos y enviados a este mundo.
A ellos se les negó para siempre el tener cuerpos de carne y huesos. Los
espíritus que permanecieron neutrales en la batalla fueron maldecidos con
nacer de piel negra, así explican los mormones el origen de la raza negra en
este mundo. Los espíritus que lucharon contra Lucifer, debían nacer con piel
blanca en este mundo".
Enseñan que somos tan eternos como Dios mismo, pero para lograr la
perfección y la deidad, debemos pasar por lo menos tres etapas de vida:
1. En la primera etapa fuimos "inteligencias" que existían eternamente.
2. De ahí progresamos al mundo espiritual premortal, donde nacimos
mediante procreación por Dios y una de sus "tantas esposas". Los mormones
no pueden explicar cómo Dios, siendo según ellos un hombre glorificado con
un cuerpo de carne y huesos tangible como los del hombre, engendra
espíritus en vez de cuerpos de carne y huesos.
3. La tercera etapa de progresión eterna es nuestra prueba mortal actual.
Según los mormones como previamente señalamos hubo una revuelta en el
cielo entre los hijos del dios Elohim. Enseñan que los hijos de Caín y Cam
debían venir a este mundo como negros. Puesto que no fueron valientes en
la preexistencia, fueron maldecidos, y por ello no pudieron tener el
sacerdocio mormón, sino hasta el 9 de junio de 1978. En esa fecha el
presidente Spencer W. Kimball anunció que Dios le había revelado que todos
los miembros masculinos dignos de todas las razas podían entonces ocupar
el sacerdocio. La "revelación" del presidente Kimball, puso fin a la maldición
que impedía a los negros ejercer el sacerdocio, pero no cambió la doctrina
mormona de la preexistencia, ni quitó tampoco la marca de la maldición.
Maldición, que Brigham Young dijo ser "la nariz chata y la piel negra" con la
cual nacen los de raza negra.
Tres Grados de Gloria
Según los mormones existen tres cielos. El primer cielo es la "gloria
telestial", donde van los no creyentes y la peor clase de personas. El segundo
cielo es la "gloria terrestre", y es para los buenos y religiosos que no sean
mormones. Pero el tercer cielo es la "gloria celestial", y es reservado para
mormones solamente. Los mormones afirman que 1 Corintios 15:40- 41
enseña su concepto de tres cielos.
Sin embargo, el contexto en 1 corintios 15:35-54 no trata de tres cielos, sino
de la diferencia de nuestro cuerpo mortal terrenal y el nuevo cuerpo inmortal
que se nos dará en la resurrección. Se mencionan en el versículo 40 cuerpos
celestiales y terrenales, pero cualquier estudioso serio destacará que celestial
quiere decir "del cielo" y que terrenal quiere decir "de la tierra". La llamada
"gloria telestial" no se encuentra en ninguna parte de la Biblia, porque fue un
concepto inventado por José Smith. Los mormones usan la gloria del sol, de
la luna, y de las estrellas del versículo 41 para apoyar su concepto de tres
cielos, pero el contexto trata todavía de cuerpos y no de cielos. Si este
versículo se refiere a diferentes cielos, debe haber entonces "glorias" o cielos
innumerables, pues sigue diciendo el versículo que "una estrella se diferencia
de otra en el resplandor" siendo que son miles de estrellas, miles deberían
ser también "los cielos".
El Infierno
El apóstol John Widtsoe declaró: "En la Iglesia de Jusucristo de los Santos de
los Últimos Días no hay infierno. Todos encontrarán una medida de
salvación" (ER, pág. 216).
Talmage dijo: "Los castigos estipulados caerán sobre todos los que
rechazaren la palabra de Dios en esta vida, pero después de quedar pagada
la deuda se abrirán las puertas de la prisión, y los espíritus que en un tiempo
estuvieron encerrados en sufrimiento, para entonces castigados y limpios,
saldrán a participar de la gloria provista para los de su clase (AF, pág. 164).
Según estas enseñanzas el estado final del malvado es aparentemente una
prisión temporal. No obstante, el Libro de Mormón se refiere a "un castigo,
igualmente tan eterno como la vida del alma" y del "plan de la felicidad o la
salvación, tan eterno también como la vida del alma" (Alma 42:16; Mosíah
2:38-41) Esto está de acuerdo con la Biblia, ¡pero no está de acuerdo con el
mormonismo! Por ejemplo, Talmage manifestó: "es cierto que se ha
decretado el castigo eterno como el destino de los impíos; pero el Señor
mismo ha interpretado esta expresión: Castigo eterno es castigo de Dios;
castigo sin fin es castigo de Dios, porque "sin fin y eterno" son dos de sus
nombres, y son expresiones típicas de sus atributos. No habrá alma que
permanecerá en la prisión o seguirá en tormento más del tiempo requerido
para efectuar la reforma necesaria y vindicar la justicia, que son los únicos
fines por los que se impone el castigo (AF, págs. 162-163).
Dijo también el anciano Juan Morgan: "Castigo eterno es castigo de Dios, o
en otras palabras es el nombre del castigo que inflige Dios. Por tanto,
quienquiera que reciba el castigo de Dios recibe castigo eterno, sea que se
soporte por una hora, un día, una semana, un año, o una edad (El Plan de
Salvación, pág. 30).
Los mormones hablan a veces del infierno o del castigo eterno, pero están
hablando de una prisión temporal. En el mormonismo, ¡el castigo eterno se
acaba eventualmente, pero la vida eterna es sin fin! Por lo tanto, los
mormones no temen al infierno. Las mujeres tienen aún menos razón de
temer el infierno porque Brigham Young dijo: "Dudo que se pueda encontrar
en las revelaciones dadas y los hechos como existen, que haya una hembra
en todas las regiones del infierno" (JD, Tomo VIII, pág. 222).
El apóstol Juan nos dice en el Apocalipsis que los confinados al infierno
"serán atormentados día y noche para siempre jamás" (Apoc. 20:10). La
expresión "para siempre jamás", según los más grandes eruditos bíblicos
indica: Eternidad sin fin del tormento. No existe entonces, tal enseñanza de
una "condenación eterna temporal". Más bien, nos hallamos enfrente de otra
enseñanza mormona, carente de toda verdad espiritual. Y por consiguiente,
¡Debe ser rechazada en su totalidad!.
Conclusión
Estas son a groso modo "las visiones y revelaciones" de los profetas del
mormonismo. No cabe duda que cuando el hombre presta atención a los
engaños satánicos quedará a expensas de éste. El hombre todavía es
seducido como lo fueron nuestros primeros padres. Estas son las palabras
que Satanás dijo en aquella ocasión: "serán abiertos vuestros ojos, y seréis
como Dios..." Y la comunión que tenían con Dios quedó cortada. Y el hombre,
en su desobediencia y caída, fue condenado a muerte. Dios les había dicho :
"...no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás" (Gén.
2:17b) Por lo tanto, como el hombre pecó, el hombre está muerto en sus
delitos y pecados. Pero luego, ese mismo Dios tuvo misericordia del hombre
caído; y por medio de su Hijo Jesucristo propició la redención del hombre
caído: "Por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la
resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren,
también en Cristo todos serán vivificados" (1 Cor. 15:21-22). Así de fácil es
la salvación del hombre: ACEPTAR A JESUCRISTO COMO SU SALVADOR
PERSONAL. Sin embargo, hay miles de mormones cegados "por el dios de
este siglo... para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de
Cristo, el cual es la imagen de Dios" (2 Cor. 4:4), los cuales no se conforman
con la vida eterna ganada por Cristo para ellos en la Cruz del Calvario, sino
que quieren ser como dioses. Es decir, hay muchos hombres y mujeres que
de nuevo han caído en la vieja mentira del maligno, ¡seréis dioses!.
La Biblia sigue advirtiendo: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad
los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el
mundo" (1 Juan 4:1), ¡Y otra vez! "Pero aun si nosotros mismos o un ángel
del cielo os anunciara otro evangelio diferente del que os hemos anunciado,
sea anatema. Como ya lo hemos dicho, ahora mismo vuelvo a decir: Si
alguien os está anunciando un evangelio contrario al que recibisteis, sea
anatema" (Gál. 1:8-9).
En la historia del mormonismo se ve el peligro de seguir a personalidades en
vez de adherirse a la doctrina sana de la Biblia. Hay un enorme peligro
cuando se quiere poner a los "oráculos vivos" al mismo nivel de la Biblia. Las
mismas Sagradas Escrituras nos advierten respecto a discernir los mensajes
proféticos y las revelaciones. Ya que pueden proceder de Dios, de los
demonios o de los hombres mismos.
Al acercarme al fin de la presente investigación, quiero citar los sabios
consejos que la escritora Luisa J. de Walker da en relación al trato que
debemos tener con los mormones:
"Hay muchas personas sedientas de Dios entre los misioneros del
mormonismo. Los jóvenes van de dos en dos, vendiendo la literatura de su
iglesia, y cumpliendo con su misión obligatoria. Ore por ellos, para que Dios
les abra los ojos a la verdad. Tómese el tiempo que sea necesario para hacer
con ellos un trabajo de evangelismo. No discuta sus doctrinas, pero tampoco
permita que ellos dominen completamente la conversación. Tendrán sus
sermoncitos, pero fuera de los argumentos particulares que se les han
enseñado, generalmente saben muy poco sobre la Biblia. El cristiano puede
darle gracias a Dios por haberlos traído a su puerta y compartir con ellos los
grandes textos bíblicos sobre la salvación, procurando que ellos mismos los
lean. Ellos creen en la oración. Indiscutiblemente hay muchos que aman
sinceramente al Señor. Aproveche la oportunidad para invitarlos a que oren
con usted para que el Señor los ayude y los ilumine a todos en la
comprensión de las Sagradas Escrituras. Puesto que la Biblia es uno de los
cuatro libros que su iglesia considera sagrados, recomiéndeles el estudio del
Nuevo Testamento en particular. No discuta sobre la fuente de José Smith.
Más bien testifique de Cristo, de cómo El se revela actualmente al corazón de
los que le buscan y de la salvación que usted ha experimentado al aceptarlo.
Trate de guiarlos a aceptar a Cristo como su Salvador, haciéndoles ver que
no somos salvos por las buenas obras, sino por la gracia de Dios y la fe en El
(Efesios 2:8-9; Romanos 4:5). Es muy posible que algún mormón le cite
Ezequiel 37:15-20 para hacerle ver que la Biblia y el Libro de Mormón son los
dos palos que se unirían. Ellos toman esto como una profecía de que se
habría de escribir el Libro de Mormón. Haga que siga leyendo en la Biblia los
versículos siguientes. Al llegar al versículo 22 verá claramente que los dos
palos no se refieren a los dos libros, sino a Judá e Israel, que llegarían a ser
una sola nación". (C.C., págs. 121-122). Hasta aquí, la cita de la señora
Walker.
Amable lector, quizás usted se preguntará: ¿Es posible dejar una secta como
la de los mormones? Gracias a Dios, la respuesta es ¡Sí!... Muchos jóvenes
que estaban desesperados porque no veían salida a su estado degradado, se
aferraron a la tabla salvadora que es Jesús. Creyeron en El. Y Jesús se
apiadó de ellos. Y tuvo misericordia de ellos. Porque Jesús ha venido a buscar
y salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). Y todos nosotros nos
habíamos descarriado, cada uno por nuestro camino. Unos por caminos
aparentemente seguros; otros, por escarpados y afilados riscos, pero todos
nos habíamos descarriado y perdido. Dice el profeta Isaías: "todos nosotros
nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas el
Señor cargó en El el pecado de todos nosotros" (Isa. 53:6). Así, el Señor
vuelve a los caminos rectos y seguros a quienes confían en El, a quienes
depositan su fe en El, y van a El en demanda de perdón. ¡Querer hacerlo ya
es otra cosa!.
Amada Iglesia, ante nosotros tenemos este desafío, ¡Combatir ardientemente
por la fe que una vez fue dada a los santos!... ¡No podemos mantenernos en
silencio!... ¡No debemos!... Ni nos dejaremos llevar del miedo a hablar por
temor a ofender o a causar divisiones, mientras se falsea la fe una vez dada
a los santos. Dejar de contender ardientemente por la fe deshonra a Dios, y,
aunque puede evitar que surjan sentimientos heridos y egos dañados,
destruye almas por las que Cristo murió.
Si el amor de Cristo gobierna nuestros corazones, entonces contenderemos
ardientemente por la fe que Él nos ha dado... ¡Ojalá!, que así como las
sectas se esfuerzan por esparcir el error, nosotros lo hagamos por dar a
conocer la verdad de nuestro Dios.
Así pues, como dice el Señor... ¡¡EL QUE TENGA OÍDOS PARA OÍR OIGA!!.
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