Semblanza del doctor Mártir Florentino Santos Peña

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DISCURSO DE ORDEN POR EL DIA DEL JUEZ EN HOMENAJE
A LA DRA. ANA MARÍA BROMLEY
Dr. Enrique Ramal Barrenechea
Juez Superior Titular
Presidente de la Segunda Sala Civil del Callao
Todos sabemos que hoy, más que nunca, resulta un imperativo ser
actores directos y decididos en la defensa del Estado de Derecho y en la
misión de fortalecer la confianza del pueblo en sus autoridades, viviendo en
democracia y con todas las libertades vigentes, de acuerdo a ley.
El día del Juez, institucionalizado el día 4 de Agosto de 1821, en que se
crea la Alta Cámara de Justicia de la República, es una excelente fecha para
reafirmar, justamente, estos valores y metas, así como el amor por nuestra
familia y, sobre todo, la solidaridad para con nuestros conciudadanos,
ávidos de justicia y paz social.
De acuerdo al protocolo instaurado desde su origen, en esta fecha debemos
evocar el aporte de los grandes magistrados peruanos en favor de la recta
administración de justicia. Qué mejor ejemplo, a la hora de honrar insignes
figuras de nuestra judicatura, que recordar la trayectoria y logros de quien
fue nuestra gran amiga y jueza Dra. Ana María Bromley Guerra, ex
presidenta de nuestra Institución.
El señor Presidente de esta honorable Corte Superior de Justicia, en
apreciado gesto que me enaltece y agradezco, me ha designado para
pronunciar este discurso, destinado a rendir un merecido homenaje a la
doctora ANA MARÍA BROMLEY GUERRA, ex Presidenta de esta
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prestigiosa Corte Superior, a quien todos los presentes recordamos con
mucho respeto y aprecio.
Por sus grandes cualidades humanas, sus valores y su prolífica carrera
como abogada, catedrática y magistrada, no resulta fácil ni suficiente un
discurso, para lograr un merecido homenaje a su persona.
La Dra. Bromley fue elegida Presidenta de la Corte Superior del
Callao para los períodos 1993-1995 y el bienio 1999-2000, y durante su
ejercicio profesional demostró no solo eficiencia, sino sobre todo amor por
su trabajo y vocación de servicio, el cual se dejaba traslucir cotidianamente
por la forma abnegada con la cual atendía a los justiciables y usuarios en
general.
La doctora Bromley nació en Lima, y realizó sus estudios primarios y
secundarios en el colegio Franklin Roosevelt.
Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica
del Perú en 1970 y realizó una maestría en ciencias penales en la unidad de
post grado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Estudios que
fueron concluidos en 1999.
Ingresó a la Corte Superior de Justicia del Callao como Amanuense en el
año 1974. Cuatro años después, fue nombrada Secretaria del Primer
Tribunal Correccional y en 1981 como Juez provisional del Cuarto Juzgado
de Instrucción del Callao.
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En 1983, fue designada Juez Instructor Provisional del Segundo Juzgado de
Instrucción del Callao y en 1984 es nombrada Juez Titular del Segundo
Juzgado de Instrucción del Callao.
De 1983 a 1989 fue catedrática de Derecho Penal, a tiempo parcial, en la
Pontificia Universidad Católica del Perú
Ya en 1987, se le nombró Vocal Superior Titular de la Corte Superior de
Justicia del Callao, donde ha dejado una huella imperecedera en todos
quienes admiramos su siempre disponibilidad a escuchar, porque siempre
abría las puertas para conocer los problemas de magistrados y trabajadores.
Su calidad humana llegó a tal nivel, que promovía e inspiraba una
confianza especial que hacía, a su vez, que los que trabajaban en esta Corte
no solo contaran sus dificultades y problemas, sino que también sean
partícipes creativos en las soluciones, lo cual comprometía a todos a dar
siempre lo mejor de si para brindar un buen servicio de justicia.
Ella generaba un real trabajo en equipo, porque sus propias obras eran
ejemplo de cómo se debían compartir responsabilidades, metas y también
éxitos profesionales. Su tiempo dedicado no solo implicaba labores
jurisdiccionales sino sobre todo respeto por las personas, tolerancia,
consideración, lealtad y consecuencia. Una conjugación de esfuerzos,
actitudes y valores que siempre la identificaron y por lo cual hoy le
rendimos un justo homenaje en el Día del Juez.
Esa fraterna labor jurisdiccional con magistrados y trabajadores, esa
lealtad, nos recuerda, en los momentos que hoy vive el país, lo importante
que es ser fiel a los principios que se pregonan, lo importante que es ser
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transparente en todo momento. Francos a la hora de discrepar y seguros al
momento de plantear soluciones, respetando los derechos fundamentales y
el Estado de Derecho, que es, ante todo, el ámbito, el ágora y la fuente
donde respira y se nutre la democracia, entendida como la consolidación de
la convivencia pacífica, la preeminencia de la independencia de poderes y
la honestidad a toda prueba para inspirar y garantizar la confianza
ciudadana. ¿Cómo podríamos pedir a los peruanos compromiso, entrega y
lucha por su país, si socialmente no damos el ejemplo, si no exaltamos y
promovemos con nuestras acciones la importancia de la honestidad, los
valores morales, la solidaridad y el trabajo efectivo por los indefensos, por
los más débiles, por los excluidos?
Por ello es importante rescatar la imagen y la trayectoria de quienes, como
la Dra. Ana María Bromley, han sido ejemplo de dignidad, de labor
continua para servir a la sociedad y fomentar la participación, confiando en
sus compañeros magistrados y trabajadores en general.
No cabe duda de que estamos en época de cambios, en lo social y en lo
económico, con el riesgo de que el desarrollo se vea truncado por grandes
olas de violencia, el crimen organizado y por grupos de poder tratando de
dominar diversas esferas de la economía y la política, lo que sería nefasto
para la estabilidad democrática y la institucionalidad que hoy debe ser
fortalecida por todas las organizaciones, públicas y privadas del país.
Precisamente, las instituciones serán sólidas y apuntalarán las bases de una
sociedad más justa, siempre y cuando existan líderes que sepan asumir un
rol social con humildad y perseverancia, para lograr la estabilidad y el
desarrollo sostenido, y así poder ir de la mano con el pueblo al cual se
debe. Esa fue, exactamente, la actitud que siempre distinguió a la Dra. Ana
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María Bromley: honesta y sencilla, a quien el poder jamás le obnubiló la
conciencia ni la apartó de sus metas, de sus compañeros de trabajo y su
deber.
La humildad, sumada a su inteligencia, hicieron de Ana María Bromley la
persona que siempre se recuerda cuando hay grandes retos y problemas que
tienden a acrecentarse y que se deben resolver en poco tiempo. Porque su
cuota de decisión, humanismo y flexibilidad siempre le abrieron las puertas
a mecanismos que jamás encontrarán los que siempre improvisan y huyen
de las realidades que deben enfrentar con entereza.
Ana María Bromley nos demostró, a los que la conocimos, que ante todo
hay que saber acercarse al ser humano, sea magistrado, trabajador o
justiciable; que siempre hay que ser sincero y tener un norte claro, para
evitar las desconfianzas, los rumores y la inestabilidad. Si eres fuerte en tus
convicciones y en tus decisiones, fuertes serán también tus pasos y tus
logros. Ese es el pensamiento que nos inspira cuando deseamos, de
corazón, tributarle un homenaje a nuestra gran amiga y ex presidenta de la
Corte del Callao, Ana María Bromley. Esta Corte Superior, siempre estará
orgulloso de ti.
Muchas gracias.
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