NAVIDAD 2015 He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo

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NAVIDAD 2015
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre
de Emmanuel, que quiere decir “Dios-con-nosotros”.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Este tiempo del año es realmente gozoso y estoy encantado de celebrar otra temporada de
Adviento y de Navidad con ustedes como su arzobispo. Dios nos sigue brindando regalos: el don de la
vida diaria; la llegada de nuevos miembros a nuestras familias a través del milagro de un nacimiento o
una adopción, o a través del sacramento del matrimonio; y las celebraciones de primeras comuniones,
confirmaciones y graduaciones... estamos verdaderamente bendecidos.
En esta temporada, adoptamos un espíritu de dar y compartir con nuestros seres queridos. Ya sea
que nuestras familias sean grandes o pequeñas, es bueno estar unidos. Como dijo el Papa Francisco en el
Encuentro Mundial de las Familias de este año, “En la familia hay dificultades, en las familias discutimos,
en la familia a veces vuelan los platos. En las familias los hijos traen dolores de cabeza. En la familia hay
dificultades, pero esas dificultades se superan con amor. Porque la familia, es una fábrica de esperanza,
una fábrica de resurrección, pues Dios fue quien abrió ese camino”. Dios, en efecto, abrió esta posibilidad
a través del don de su Hijo, Jesús.
Ahora mismo muchos estamos apresurados haciendo arreglos de viajes y recogidas en el
aeropuerto, planeando menús con recetas secretas de la familia, y finalizando los arreglos donde van a
dormir los invitados haciendo espacio para un invitado más. Un invitado más... en Navidad, parece que
siempre se necesita hacer espacio para una persona extra en el carro, en la cena, o incluso en el hogar.
Entonces, ¿qué hacemos? Como cristianos, hacemos espacio. Nos apretujamos hacia la derecha,
añadimos otro plato a la mesa y buscamos más ropa de cama. Reflexionando sobre la historia de la
Natividad, hacemos todo lo posible para ser buenos huéspedes y no rechazar a nadie. Tratemos de
recordar en nuestros corazones, en nuestras oraciones y en nuestras acciones, aquellos que son menos
afortunados. Hagamos estas cosas con el espíritu de esta temporada muy preciada invitando al niño Jesús
a nuestro corazón y nuestro hogar como ese “invitado más”.
Demostremos ese espíritu acogedor al celebrar este Año de Jubileo de la Misericordia – abriendo
nuestros corazones a los demás, en el nombre de Cristo. A través de Cristo, somos una sola familia.
¡Que la paz y la alegría estén con ustedes esta Navidad, y durante el Año Nuevo!
Sinceramente en Cristo,
Reverendísimo Jerome E. Listecki
Arzobispo de Milwaukee
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