La cultura empieza a circular

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“La cultura empieza a circular”
La aparición de nuevas tecnologías, sobre todo de Internet, han supuesto un gran avance en la difusión global de la cultura. Difusión cultural que erróneamente se asocia a gratuidad y a algo tan complejo como la libertad de
expresión o de creación. Desde el momento en que Internet se presenta como un mundo libre, donde no hay límites, se presentan para la ley problemas de actuación. Y problemas de educación, de concienciar a los usuarios de que
algo es ilegal cuando con un simple click, lo tienes en tu mano. Cuando es el propio sistema quien te lo ofrece. Y cuando, en el caso por ejemplo de la música, son descargas que moralmente no te acomplejan. Quizá lo que algunos
internautas no sepan, es que las páginas web que la llamada “Ley Sinde” pretende cerrar- dejando aparte aspectos procedimentales que muchos desconocen o no les importa- además de ofrecerte contenidos, te pueden robar tu
privacidad, y quizás seamos más respetuosos con esto. Sistemas de adware, malware..se cuelan en tu ordenador al intercambiar archivos o descargarte cds. A partir de ahora controlan tus movimientos online, saben lo que te
gusta...se meten en tu ordenador y pueden llegar a bloquearlo. Cuando notes que tu ordenador hace cosas raras, miles de ventanas de publicidad te acechan...sospecha! Te están espiando. Y esperemos que no te roben tus fotos,
toda esa música que te has descargado...y no lo puedas recuperar. Y más aún, que no tengas que comprarte un ordenador nuevo. Todo al final tiene un coste.
La Propiedad Intelectual cobra cada vez más peso en la economía, y esto hace que sectores como la música, los libros, el cine, deban evolucionar o mutar, no desaparecer. La cultura es imposible que desaparezca. Quizá una
discográfica sí, pero porque ha dejado de ser eficaz. Y ha mutado hacia el concepto de Netlabel, que difunde igualmente contenidos, pero de una forma más global, más rápida y más barata. A los autores se les presentan diversas
formas de proteger sus obras, y será el autor quién decida la licencia adecuada. Copyright, copyleft, Creative Commons. Como usuario puedes escuchar música sin vulnerar derechos de autor. Puedes comprar canciones a precios
asequibles, y no se necesita ser mayor de edad para comprar en internet. Hay vías fáciles para ello como las tarjetas prepago de iTunes.
Cambios en la industria del cine, y nuevos modelos de negocio con Filmotec o Netflix, responden a nuevas necesidades, tanto de la industria, como de los creativos y también para consumidores. Pueden también ser exportados
a la música. Por una cuota mensual, puedes descargarte muchos contenidos o verlos online. Si estas páginas se convirtieran en gestoras de derechos de autor, el reparto económico y proporcional de los mismos es mucho más
fácil. Se sabe que canciones/discos son descargados y cuantas veces, y se sabe quien es su autor, con lo que verazmente se identifica a un autor con el número de descargas de su obra, traducido a números, cuánto dinero ha
generado.
La ley no puede más que adaptarse a los continuos desarrollos tecnológicos. Y mientras este sea el sentido de la marcha, el tema es complicado. La tecnología seguirá marcando las pautas de la ley. Internet se le presenta como un
mundo infranqueable. Medidas como el canon no son más que meras pruebas para intentar que la ley se coloque delante de la tecnología en esta carrera. Si no son eficaces, se propondrán nuevas medidas hasta encontrar la
definitiva, de la misma manera que lo hace la industria.
Sara Moya Nogués
La cultura empieza a circular by Sara Moya Nogues is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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