Los sindicatos ACTRAV/OIT y el sector informal: en pos de una estrategia global Establecimiento de alianzas y sindicalismo comunitario La naturaleza de la fuerza de trabajo del sector informal hace difícil la labor de los sindicatos. Aunque desde afuera el sector informal se considera «no organizado», tiene sus propias reglas, en las que los vínculos étnicos, familiares y de parentesco son más importantes que la solidaridad de la clase trabajadora. Los trabajadores del sector informal muy a menudo están preocupados por los problemas cotidianos y no están necesariamente interesados en unirse a protestas colectivas o participar en acciones sindicales porque no ven cómo dichas acciones o su afiliación a un sindicato pueden ayudarles a resolver los problemas prácticos y muy básicos a que se enfrentan. No obstante, estas barreras a veces pueden ser exageradas. Por ejemplo, en el pasado, los sindicatos a menudo daban por sentado que la incompatibilidad de las responsabilidades familiares y las barreras culturales o religiosas impedirían a las mujeres participar plenamente en actividades sindicales. Sin embargo, puestas a prueba estas ideas preconcebidas no siempre han resultado ser válidas. Otras barreras posibles han demostrado ser más rígidas. Por ejemplo, las asociaciones de trabajadores del sector informal, cuando existen, no desean necesariamente colaborar con los sindicatos tradicionales. Los esfuerzos por establecer una colaboración y participación más estrecha con los sindicatos resultan más difíciles por el hecho de que los métodos de organización tradicionales a nivel de taller son generalmente inapropiados para el sector informal, donde los trabajadores están dispersos y es difícil identificar a los empleadores. En consecuencia, la primera medida y quizás la más difícil para los sindicatos es establecer contacto con los trabajadores del sector informal. En la práctica, ello significa ir a su encuentro, lo que no siempre es fácil. Una estrategia cada vez más importante que debería fomentarse es seguir el rastro de los afiliados, ya que es muy probable que en los mercados de trabajo de hoy en día cambien de tarea, empleo, situación o lugar de trabajo o estén desempleados varias veces durante su vida laboral. En muchos casos, los miembros de sindicatos que están empleados en el sector formal, pero tienen parientes en el sector informal, pueden servir de «puente» entre los sindicatos y los trabajadores de que se trate. A veces, los afiliados que se han visto obligados a dejar el sector formal para ocupar un empleo en el sector informal también pueden servir de enlace posible con los trabajadores de este último sector. Una estrategia que ha demostrado tener éxito a la hora de entrar en contacto con los trabajadores del sector informal consiste en establecer vínculos con asociaciones artesanales de este sector ya establecidas. Cuando se impide el acceso al lugar de trabajo o éste no se conoce, como en el caso de los trabajadores a domicilio o los trabajadores domésticos, un enfoque «comunitario» puede ser la solución. Para ello, hay que trabajar intensamente en ciertas comunidades y, en particular, establecer vínculos con las organizaciones comunitarias y recurrir a trabajadores del sindicato que ya mantienen contactos estrechos con la comunidad (véase el recuadro 10 para más información sobre cómo se ha utilizado este enfoque en las zonas francas industriales). Históricamente, el movimiento sindical siempre ha tratado de establecer alianzas para defender sus causas. El establecimiento de coaliciones con organizaciones y movimientos de ideas afines ha sido uno de los ejes centrales de la estrategia socioeconómica del movimiento sindical. A medida que los sindicatos se ocupan cada vez más de cuestiones sociales tales como la protección del medio ambiente, el racismo, la discriminación, el trabajo infantil, la esclavitud o la situación de los trabajadores migrantes, y a medida que aparecen más ONG, el establecimiento de alianzas adquiere una importancia incluso mayor. Los criterios para establecer alianzas varían considerablemente de un lugar a otro. No obstante, cada vez resulta más obvio para muchos sindicatos que hay que estrechar los lazos entre el movimiento laboral y la comunidad en torno a campañas «para sindicar a quienes no están sindicados» por medio de movilizaciones sobre cuestiones sociales. Como cualquier otra actividad sindical, las alianzas deben basarse en objetivos claros y en una estrategia bien planificada. Todas las partes involucradas deben sentir que saldrán beneficiadas si participan y que sus intereses se tienen plenamente en cuenta. Las alianzas más comunes son aquellas basadas en cuestiones específicas. Los grupos de mujeres son a menudo muy activos en la lucha por los derechos humanos y no temen participar en manifestaciones u organizar huelgas, y, por lo tanto, son un aliado potencial importante para los sindicatos. Por ejemplo, el Sindicato de Trabajadores del Instituto Nacional de Electricidad (STINDE) de Guatemala trabajó con éxito con grupos de mujeres para presentar al Parlamento un proyecto de ley sobre acoso sexual. En Ghana, se ha llevado a cabo una iniciativa conjunta entre sindicatos y ONG sobre la ley de sucesión intestada, destinada a proteger los derechos de las mujeres y garantizarles una parte de la herencia de sus maridos. En Benin, los sindicatos presentaron sus apreciaciones sobre el proyecto de ley de la familia y el código de las personas, y organizaron un seminario y sesiones informativas para hacer ver al público la importancia de la cuestión. En la Argentina, la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) ha estado colaborando con universidades, otros sindicatos, partidos políticos, ONG y el poder legislativo para formar a mujeres en la carrera política. En Burkina Faso, los sindicatos se han unido con ONG y grupos comunitarios locales para luchar contra los delitos impunes, tras los asesinatos de un periodista y un empleado próximos al Gobierno. Las alianzas basadas en acontecimientos también son comunes, por ejemplo las del 1.º de mayo.