Bonnie and Clyde

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CINE
Bonnie and Clyde
Película norteamericana. 1967.
Director: Arthur Penn
Intérpretes: Warren Beatty, Faye Dunnaway
El medio histórico
Cualquier comentario que se haga sobre está película
seria gratuito si no se hiciera, aunque sea de paso, una
referencia a la época en que se ubica la acción: los
Estados Unidos en el período de la depresión financiera.
Desde luego, los personajes reales, la "banda Banow",
realizaron sus fechorías y asaltos en esa época, y el
análisis de la situación por la que pasaba el país es
imprescindible para captar en todo su significado muchos aspectos de la historia que, en nuestros días, vista
a la distancia, tiende a ser revestida con características
emotivas de leyenda.
La crisis de 1929-1930 sumió a los Estados Unidos
en un letargo económico-social con características alarmantes. Los magnates se transformaron en pordioseros
en pocas horas, quebraron las instituciones más poderosas, olas de inseguridad y desaliento y su natural secuela,
el suicidio, desprecio por el dinero como fin, proliferación de la delincuencia en todos los niveles tic la población y en los diferentes tipos de delitos, etc. Fueran
los días que originaron el gangsterismo, el crimen organizado en gran escala, llegando a su cumbre en los años
de la prohibición: Al Capone, Dillinger. Es, como contrapartida, el período de la heroica reacción iniciada por
la política del New Deal del Presidente Roosevclt (su
efigie se observa en varias escenas del film, en señal
de protección del ciudadano de Norteamérica), quien,
exigiendo un sacrificio extraordinario a todos, logró levantar definitivamente a la nación.
Bonnie
No interesa al espectador saber cómo era Bonnie
Parker en la realidad, ni tampoco esto preocupó de manera especial a los autores del film. Estos no pretendieron elaborar una descripción o una apología del
gangsterismo de aquellos años. Hicieron, más bien, abiertas concesiones a la fantasía. Basta saber que Bonnie tendría muchos puntos comunes con la heroína del film y
que si se adaptó su personalidad a los rasgos físicos de
Faye Dunaway, es en aporte al enriquecimiento de la
leyenda. De todas maneras, al arte cinematográfico le
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es licito idealizar, en el modo de comunicarse en forma
integral con el espectador. La personalidad de Bonnie en
el film es complejísima, adecuada a la aureola de romanticismo creada en torno de ella (de otro modo no se
hubiera impuesto una moda en el mundo entero: el gesto
desafiante, la maxifalda y el revólver en vez de la cartera
de cosméticos). Es una muchacha de origen humilde, con
escasa ilustración, cuyo único patrimonio se encuentra
entre las paredes de una destartalada habitación y cuyo
solo acervo sentimental- es el apego a su anciana madre,
símbolo de la nostalgia de una vida mejor. Su capital
como ser humano parece radicar sólo en el atractivo impreso en su mirada gatuna y la promesa sensual de sus
labios. Su oficio de camarera en una aldea del sur, le
da oportunidad para romances ocasionales con seres de
paso y le deja abundantes momentos de hastío (ella está
desnuda, nada tiene, cuando descubre a CEyde rondando
bajo su ventana).
Al conocer al rebelde muchacho empieza a ver en
otra forma la vida. Cree que puede llagar a ser importante, su deslino se aclara. Su situación como ser humano
mejorará al relacionarse con ese joven "refinado". Por
esu aprende a amarlo. Sabe que está bien que él la presente como "miss Bonnie Parker, asaltante de bancos".
De camarera ulvidada a personaje de crónica policial.
Es un ascenso.
Entre fugas, asaltos y tiroteos hay momentos para
reir con su Clyde. Siente todo este torbellino como la
única clase de vida plena a que puede aspirar un ser
humano. La alegría de poder arriesgarse sintiendo el
vaho del peligro junio al hombre que ama. La angustia
de la aventura es poca para ella comparada con el rechazo patológico que el muchacho le manifiesta al revelarle su impotencia ("No soy de los muy apasionados").
Balanceando la inseguridad y apreciando su amor por
Clyde, finalmente llega a comprender la necesidad de
formar un hogar, de cambiar definitivamente de vida.
EJ eco de los disparos, la fiebre de la escapatoria nocturna han quedado en el pasado. Ahora una balada compuesta por ella relata las hazañas de Clyde. El instante
de este hallazgo logia la fusión ideal en un solo ser.
.. .y Clyde
Clyde Barrow, con la fisonomía de traviesos hoyuelos
de Warren Beatty, es el muchacho iletrado que para
evitar el trabajo en prisión se corta dos dedos del píe.
Su cojera, añadida a un leve estrabismo, le da un aire
de simpática displicencia. Sufre de infantilismo que en
el campo sexual se traduce en impotencia temporal ante
Bonnie, a pesar de reconocer en ella su otra mitad para
legar a ser uno .solo. Su candidez mcnla! no lo deja
comprender en forma cabal a los que reaccionan en defensa de sus atentados. En un emporio es atacado por
un robusto dependiente y se repite sin cansancio; "Tuve
que defenderme, tuve que herirle, no comprendo cómo
me atacó cuando yo no quería ocasionarle daño alguno".
Es un amoral que considera legítima la acción de apropiarse de lo ajeno; los que no permiten que haga eslo
son seres injustos.
El peligro es un continuo acicale para sus empresas.
Cuando ultraja al sheriff llammer. parece presagiar que
este acto llegará a significar su pérdida irremisible. En
lodo caso, acepta el desafío, porque Clyde Barrow, al
igual que Laszlo Kovacs-Belmondo, de Sin Aliento (de
Gudduid) vive peligrosamente hasta el tinal. Por lo mismo, imitando a otros personajes goddai dianos, ha formado su "bande a part". Esto no es una casualidad
en Penn, pues el realizador francés se había interesado
en filmar la historia, al adivinar en ella las posibilidades
de la puesta en escena, apoyada en un cine moderno,
dinámico, espontáneo, con gran base de documento humano y social.
La fusión argumenta!
Hasta ahora, así definidos, Bonnie y Clyde, parecen
estar en mundos diferentes. Peio estaban hechos el una
para el otro. La historia debía unirlos y la fusión del
argumento trasladarlos a la pantalla. Por eso, se inicia
el film mientras ella observa cómo él trata de robar un
automóvil al pie de su ventana. Más tarde correrán por
los poblados —huyendo luego de una inocente broma que
hace Clyde a su reciente compañera— apoderándose de
autos, asaltando bancos en quiebra y comercios empobrecidos, con uno que uno golpe de suerte, Formarán
la "banda Barrow", aumentada por el hermano de Clyde,
su quejumbrosa mujer y un jocoso conductor parecido
a Mickey Rooney.
Bonnie y Clyde, los jóvenes incultos, de reducido
coeficiente mental llegan a ser una versión de los conmovedores David y Lisa, lanzados vertiginosamente por
las carreteras de los arios treinta, perseguidos por la
ley, alternando el peligro constante con tristes momentus
sentimentales en refugios precarios y hoteles baratos.
Hay mucha nostalgia en la reconstrucción de la época.
El sentido de evocación romántica se acentúa en varios
pasajes —desde luego en la construcción de los personajes y sus relaciones— acentuada especialmente en la
¡ecuencia del encuentro con la madre de Bonnie (uso
de lillros), donde la tarde tine todo de arrebol, cubriendo
a las personas, los objetos y el viento con un halo transparente y de apariencia onírica. No reconocer este efecto
eslelico sería ignorar el sentido fundamental de la obra,
el nervio motor de la puesta en imágenes.
En otra dirección, el film se compone de varias
anécdotas —o capítulos— que señalan la fiebre inclemente de la persecución, mostrando el camino irreversible hacia un destino que desde el comienzo se presen
tía. En el mundo de los asaltantes la vida se vive minuto a minuto. La inseguridad es la tónica. Si se establecen
con el proyecto de estar varios días de "vacaciones",
deben salir huyendo a las pocas horas al ser delatados.
El tiroteo más dilatado y brutal del film, en la oscuridad,
es una réplica del infierno, un cerrarse de todos los
caminos. Es la garra implacable de la ley —no de la
mera justicia, pues aquí se mezcla con no poco sadismo—
contra los que transgreden las normas sociales.
Mientras el país ensayaba su renacimiento, los seres
que no acudieron al llamado de la solidaridad eran suprimidos por el orden social que se imponía. El romanticismo mal dirigido de los protagonistas, su irresponsabilidad ante la vida y propiedad ajena, tenía lijada su
hora fatal, el momento en que todo terminaría para ellos
y volvería a reinar una apárenle normalidad.
El hermano de Clyde muere. Su esposa gimiente es
apresada. Los demás huyen. La película podría terminar
en este instante. Lo que sigue es el epílogo, una chance
de redención para los jóvenes amantes. Si no se les da
oportunidad para enmendar su rumbo vital, si se les
castiga como mensajeros del crimen, por lo menos, seamos testigos de algunos de sus rasgos como seres humanos.
Bunnie y Clyde se curan de sus heridas. Ella olvida
las armas e incita al joven a formar un hogar, a conocerse ambos integralmente. Iluminada pur el amor, compone la balada en la que canta las hazañas de su Clyde.
El le dice, orgulloso: "Seré tan famoso como Jesse
James". Sin embargo, la ley no duerme. En una celada
las ráfagas de balas ponen fin a dos vidas. Los cuerpos
destrozados parecen flamear, en una larga escena (tomada con tres cámaras) para acentuar la majestuosidad
de la muerte. Si Bonnie y Clyde, en el plano sentimental,
fueron en parte rescatados, a los ojos del espectador,
por el testimonio de afecto entre dos seres, el final viene
a ser una advertencia para los que viven al margen de
la justicia, tiñendo en una orgía de sangre sus irresponsabilidad.
Mariano Silva
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