¿PARA SER ALABADOS? ¿Para ser alabados? “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos” (Mat. 6:1). Luego de estas palabras, en su sermón del monte, el Señor presentó tres ilustraciones de lo que los ciudadanos de su reino no deben hacer, para ello mencionó el comportamiento hipócrita con la limosna, la oración y el ayuno (Mat. 6:2-4; 6:5-6; 6:1618). Cristo dijo: “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa” (Mat. 6:2). “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa” (Mat. 6:5). “Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa” (Mat. 6:16). En aquel tiempo, varios profesaban un servicio legítimo a Dios, cuando en realidad querían obtener gloria para sí mismos. La meta era que todos supieran de su generosidad al dar a los pobres, de su piedad al orar e incluso al ayunar. Sin duda, la recompensa que buscaban era la admiración y popularidad del pueblo, sin tomar en cuenta la aprobación de Dios. Sin embargo, Cristo mencionó la más valiosa recompensa para los obedientes, y tres veces repitió: “y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mat. 6:4.6,16). A pesar de lo anterior, las redes sociales, por ejemplo Facebook, nos presentan la oportunidad de desobedecer a Cristo. Y podríamos cometer el mismo pecado que denunció el Señor sin darnos cuenta de ello por no estar debidamente guardándonos y procurando crecer en su gracia y conocimiento (2 Ped. 3:17,18). Y es más, incluso los predicadores del evangelio podrían pecar con esto, esto es muy obvio ¿no hay una línea fina de división entre reportar el trabajo para animar la fidelidad y el publicarlo para que otros simplemente lo sepan? Ciertamente podemos animar a otros a ser mejores en la evangelización, a orar más, a contender por la fe y dar su vida por Cristo. Pero, cuando la meta es la simple publicación en los medios, la motivación tras ese acto será pecaminosa. Es decir, a pesar de que se ha hecho lo bueno, es malo publicarlo por el simple hecho de ganar honor, gloria, aceptación o popularidad. Como dijo el inspirado apóstol Pablo: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (1 Cor. 13:1-3). Recordemos “el amor no es jactancioso, no se envanece… no busca lo suyo” (1 Cor. 13:4,5). Obviamente, somos cartas públicas y abiertas “conocidas y leídas por todos los hombres” (2 Cor. 3:2), por lo tanto, debemos cuidar lo que se lee en nuestra vida. Lamentamos cuando jóvenes lucen sus cuerpos en las redes sociales, y condenamos el uso pecaminoso de éstas cuando vemos como los mundanos las han usado para exponer de la manera más grotesca su vida. Sin embargo, usemos de prudencia aplicando la misma regla a nosotros mismos primero. “…saca primero la viga de tu propio ojo…” (Mat. 7:5). “Por tanto, mirad por vosotros…” (Hech. 20:28). “Ten cuidado de ti mismo…” (1 Tim. 4:16). *** Por Josué I. Hernández www.JosueEvangelista.com 1 ¿PARA SER ALABADOS? Hermano, antes de publicar tu buena obra en la viña del Señor, pregúntate primero la razón por la cual lo estás haciendo. ¿Por qué querrías que todos en este vasto mundo sepan lo bueno que tú haces? ¿Es necesario que siempre se sepa de tu generosidad y piedad en el reino? ¿Qué buscas con ello? ¿No crees que debiéramos tener cuidado? No, mi hermano, no estamos juzgando tus motivaciones, pero creemos que es posible pecar en esto y debemos cuidarnos. Recordemos “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10:12). Las redes sociales pueden quitarte de tu sobriedad, y esto es peligroso, ¿por qué? “porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Ped. 5:8). Obviamente, debemos aprovechar todos los medios posibles para el progreso del evangelio (Fil. 1:12; 2 Cor. 10:5) y la gloria de Cristo (Fil. 1:18,20,27; 3:7). Pero, cuidemos que nuestro objetivo sea ese, la gloria de Cristo y el progreso del evangelio. Así como “Los cielos cuentan la gloria de Dios” (Sal. 19:1), procuremos que también nuestra vida lo haga. Digamos con el salmista “Sea la gloria de Jehová para siempre” (Sal. 104:31), “para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor” (1 Cor. 1:31). Como dijo W. Partain: “Alumbramos nuestra luz cuando hacemos buenas obras. La gente se da cuenta de lo que hacemos, pero el propósito nuestro es para que Dios sea glorificado” (Wayne Partain, Notas sobre Mateo). *** Por Josué I. Hernández www.JosueEvangelista.com 2