Matemáticas, Bonos y Sofisticación Financiera: Cuando la Cola Empezó a Mover al Perro Durante las décadas anteriores a la actual crisis, las grandes instituciones financieras internacionales desarrollaron modelos de gestión dirigidos a mitigar el riesgo y alinear los intereses de los gestores, con los de los accionistas. Dichos modelos constaban de rigurosas estimaciones del riesgo asumido, mecanismos para la transferencia del riesgo y sistemas de remuneración en función de resultados, elementos imprescindibles para una adecuada gestión del riesgo. Adicionalmente, los gobiernos fomentaron instituciones financieras de gran tamaño, para que fueran lo suficientemente solventes y estables durante las turbulencias financieras. Sin embargo, en muchas de las instituciones afectadas, dichos instrumentos no produjeron los resultados esperados, pues, debido a conflictos de intereses, se utilizaron inadecuadamente, produciendo estimaciones de riesgo erróneas que alimentaban los sistemas de compensación, los cuales generaban señales falsas y aceleraban el proceso de inversiones mal evaluadas. A su vez, los instrumentos de mitigación del riesgo sirvieron, para transmitir préstamos concedidos sin el adecuado nivel de prudencia, a la vez que se alimentaba una pirámide especulativa en el sector inmobiliario. También, la confianza de las grandes instituciones de ser demasiado grande, para que las dejaran quebrar, ha podido ser un desincentivo, de cara a maximizar la prudencia. Es decir, la cola comenzó a mover al perro: lo que debía mitigar los niveles de riesgo, se aplicó inadecuadamente y terminó potenciándolo. Los modelos matemáticos no eran la gallina de los huevos de oro Los bancos de inversión internacionales desarrollaron una confianza excesiva en sus modelos matemáticos y estadísticos utilizados en sus estimaciones de riesgo y rentabilidad elevándolos al nivel de gallina de los huevos de oro. Dichos bancos, cegados por los beneficios de los mercados de capitales, abusaron de las conclusiones obtenidas de sus modelos matemáticos y estadísticos, ignorando las limitaciones de dichos modelos. Cualquier modelo estadístico siempre es una hipersimplificación de una realidad de complejidad infinita. Aunque los modelos son necesarios, para poder entender y sintetizar dicha compleja realidad, se deben cuestionar exhaustivamente los supuestos sobre los que se basan. Por ejemplo, muchos de los modelos de riesgos ignoraban la posibilidad de bajada de precios inmobiliarios lo que provoca, a su vez, que suba la morosidad y baje la recuperación en los activos impagados. Como consecuencia, la banca asumía que las titulizaciones de activos hipotecarios calificadas como AAA no tenían ningún riesgo, además de proporcionar un margen sustancioso, es decir, los banqueros pensaron que estaban ante el proverbial “free lunch”. Posteriormente, la caída del mercado inmobiliario provocó la quiebra de los banca. Círculo vicioso con los modelos de remuneración Mucha culpa de la crisis se ha vertido sobre la remuneración excesiva de los directivos de inversión internacional, aunque se ignora que gran parte de esa remuneración era en acciones y opciones, que no podían vender en múltiples años y cuyo valor actual es prácticamente cero. La quiebra de los bancos de inversión ha supuesto, por lo tanto, la ruina y pérdida de ahorros de una parte muy importante de los investment bankers, recibiendo, en el caso de los departamentos de CDOs (Colletarized Mortgage Obligations) , un merecido castigo, por la mala gestión en los años previos a la crisis. Por lo tanto, los incentivos han cumplido parte de su función, vinculando la remuneración, a los resultados a largo plazo de las instituciones. El problema reside en que esos incentivos parten del supuesto que los humanos actuamos racionalmente y, la realidad ha demostrado que el sentido común se ciega ante la expectativa de dinero fácil. Un ejemplo es el hecho de que, la exposición a hipotecas subprime se multiplicó por 10 en algunos de estos bancos, entre Febrero del 2006 a Septiembre del 2007, a pesar de que el mercado remunerara las emisiones de hipotecas subprime AAA a precio CCC, los precios inmobiliarios hubieran empezado ya a bajar en Mayo del 2006 y que los prestamistas de hipotecas subprime hubieran empezado a quebrar, en Diciembre del 2006, incluido Dillon Read Capital Management en Mayo del 2007, hedge fund propiedad de UBS, el banco con las mayores pérdidas por la crisis subprime. En conclusión, los esquemas de remuneración, combinados con una medición del riesgo sesgada e inadecuada, crearon una situación lose-lose, donde ni han ganado los banqueros, ni se ha defendido la estabilidad del sistema o valor el accionista. Too big to fail: La seguridad de ser demasiado grande, para que me dejen caer Otro factor que influye en las remuneraciones esperadas es que los bancos de gran tamaño contaban con la red de seguridad implícita en la ayuda gubernamental: si salen mal las apuestas, llamarían al erario público, para salvarles, como ha sucedido, dado que los gobiernos sostienen a las grandes instituciones en dificultades, para evitar pánicos bancarios, como los que llevaron a la Gran Depresión de los años 30. Sin embargo, si las cosas salían bien, la compensación era enorme, lo que ha podido influir en un menor nivel de prudencia, en aquellos que tienen mayor responsabilidad, en la canalización de los ahorros de toda la economía colectiva, hacia las inversiones más productivas. Cabe la reflexión de cómo la interferencia política y ayuda pública implícita con la cuentan las cajas de ahorro españolas ha podido influir, en la crisis económica española, especialmente virulenta, en comparación a otros países de nuestro entorno. La financiación a la promoción de las cajas de ahorro ha sido mucho mayor que la proporcionada, por los bancos, generalmente gestionados de manera más independiente, inflando el stock de viviendas no vendidas que actualmente presiona los precios a la baja y deprimiendo el sector de la promoción y construcción de viviendas durante años. El resultado es que una parte sustancial de los ahorros de nuestra economía se han dirigido hacia inversiones que han perdido un porcentaje significativo de su valor, con el consiguiente impacto en la destrucción de riqueza, consumo, escasez crediticia, nivel de inversión y, en último caso, crecimiento de la economía y creación de empleo. Posibles medidas, para prevenir crisis similares Posibles medidas, para prevenir la repetición de crisis similares pasan por establecer alertas por discrepancias entre la estimación del riesgo implícita en los precios de mercado y las internas de los bancos, como sucedió con el diferencial entre las sub-prime y su calificación AAA. De hecho, podría estar gestándose ya algo similar, dado que la deuda soberana de países PIIGS, cotiza con altos diferenciales correspondientes a un riesgo de incumplimiento significativo, mientras su rating de agencia sigue siendo AAA, y muchas instituciones creen estar de nuevo disfrutando del mítico “free lunch”. También, es imprescindible un mayor control del trabajo de las agencias de rating, como la publicación de sus de errores, revisión exhaustiva de su independencia, rotaciones obligatorias, etc. Los reguladores deben supervisar y aprobar sistemas de calificación de las agencias de rating, de manera coherente con la revisión de los modelos de interna calificación de los bancos, dado que estos ratings se utilizan para el cálculo del capital regulatorio. De lo contrario, se dejará una puerta abierta para el arbitraje de capital regulatorio, como ha ocurrido en la actual crisis financiera. Finalmente, los bancos deben hacer mayor énfasis en la validación y cuestionamiento de los supuestos utilizados en los modelos de riesgo, particularmente evaluar en profundidad los escenarios de estrés financiero (estrés testing), sin olvidar escenarios que, aunque no tengan precedentes históricos, son posibles y producirían grandes pérdidas. Rafael Cavestany, director de gestión del riesgo de everis Daniel Rodríguez, leader de gestión del riesgo de everis