Cerco y caída del Castillo Templario de Monzón

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San Lorenzo
Diario del AltoAragón - Lunes, 10 de agosto de 2009
Cerco y caída
del Castillo
Templario de
Monzón
Por Francisco CASTILLÓN
CORTADA
DEL INSTITUTO DE
ESTUDIOS SIJENENSES
L
A TOMA de Jerusalén (1099)
efectuada durante la primera
Cruzada convocada por el papa
Urbano II (1088-1099) el año 1095,
y capitaneada por Godofredo de
Bouillon, planteó una serie de problemas, principalmente la defensa
y protección de las multitudes de
peregrinos que, procedentes de toda Europa, acudían a Tierra Santa y su defensa al ser atacados por
los musulmanes. Para hacer frente
a estas dificultades fueron creadas
las Órdenes Militares de templarios
y sanjuanistas. Los templarios tomaron el nombre por su instalación
en parte del Templo de Jerusalén
(1118). Un grupo de nueve caballeros que estuvieron en la primera Cruzada dirigidos por Hugo de
Payns (1070-1136), entre los cuales
se hallaba André de Montbard, tío
de San Bernardo, llegaron a Europa
sembrando entusiasmo en muchos
caballeros que siguieron sus ideales. Estos caballeros juraron castidad, pobreza y obediencia, con la
idea de entregar su vida en defensa
de los Santos Lugares, sin dejar la
espada. Monjes-guerreros. Pronto
se dieron a conocer por Francia, Inglaterra, España como pobres hermanos de Cristo, con un escudo de
dos caballeros sentados en un caballo. Se estaba celebrando un concilio en Troyes (1129), y allí acudió
este grupo de caballeros, siendo
bien acogidos especialmente por el
secretario del mismo, Bernardo de
Claraval (1090-1153), quien se interesó por esta nueva modalidad de
vida religiosa, dándoles una Regla
inspirada en el Císter. Capa blanca,
pelo al cero, barba poblada, manteo blanco y cruz roja dados por el
Papa Eugenio III (1145-1153) el año
1147. Esta nueva milicia estaba estructurada jerárquicamente por
el Gran Maestre, comendadores,
caballeros, sargentos, escuderos,
capellanes, servidores. Pronto se
extendieron por toda Europa, siendo popular la figura del templario
y muy estimada por su austeridad.
De inmediato, esta modalidad fue
acogida el año 1130 por Ramón
Berenguer III, conde de Barcelona (1096-1131) ingresado en la Orden; en 1132 el conde de Urgel se
hacía templario donando el castillo
de Barbará. Nuestro rey Alfonso I
el Batallador (1104-1134), que sintió vocación templaria, formuló un
doble testamento dejando su reino en manos del Temple (Bayona,
1131; Sariñena, 1134), y también de
los sanjuanistas y canónigos del
Santo Sepulcro. La nobleza arago-
nesa reunida en Borja desestimó
este estrafalario Testamento, aunque los templarios y la Santa Sede
no renunciaron al mismo después
de muchos años.
LLEGADA A MONZÓN
Para dar cumplimiento al Testamento, Ramón Berenguer IV,
conde de Barcelona, princeps et dominator (1137-1162), no rey, lo era
su esposa por doña Petronila (11371162), que ambos formaron el nacimiento de la Corona de Aragón, el
año 1143 reunió en Gerona a la nobleza, obispos y templarios al mando de Pedro de Rovera, maestre de
Provenza y de Hispania, ofreciendo
al Temple los castillos de Monzón,
Mongay (Monzón), Chalamera,
Barbará y Corbins. A partir de esta fecha, los templarios se hallan
en Monzón estructurando la encomienda con su primer comendador
Ramón de Cubels con los siguientes pueblos e iglesias: San Juan de
Monzón, Crespán (Fonz), Cofita,
Ariéstolas, Castillón Cepoller (Castejón del Puente), Pomar, Estiche,
Santalecina, Larroya, Casteflorite, Alcolea, Castaillén (Alcolea),
Sena, Sijena, Ontiñena, Torre Cornelios (Alcolea), Santiago de Chalamera, Ballobar, Ficena (Belver),
Calavera (Belver), Casasnovas (Binaced), Valcarca, Ripol, Alfántega,
San Esteban de Litera, Almunia de
San Juan, Binahut (Binéfar), Morilla, Monesma, Binéfar, Binaced, Pitella (Binéfar) y Belver fundado en
1240. Los templarios fueron construyendo el castillo monzonés como fortaleza-convento, la capilla
de San Nicolás, consagrada, las
dependencias con el refectorio, la
sala capitular, las bodegas; el dormitorio, las caballerizas, la sala de
caballeros, cisternas, cárceles de la
encomienda, resultando una fortaleza de las más importantes de la
Corona de Aragón, precisamente siendo elegida por el Papa Inocencio III (1198-1216) como lugar
de acogida para la educación del
pequeño Jaime I, siguiendo el testamento de su madre, dona María
de Montpellier: quiero que mi hijo
sea educado por el Temple. Y en el
fortaleza monzonesa estuvo cuatro
años bajo la paternal solicitud del
templario Guillem de Montredón
y de otros templarios más conspicuos de la Corona. Jaime I es un rey
templario.
El siglo XIII es el más brillante de
la estancia templaria en Monzón.
Supuso el florecimiento del valle
del Cinca con la apertura de acequias, incluso, tuvieron en mente
la apertura del Canal de Aragón y
Cataluña para el riego de la Litera; construyeron puentes, molinos,
Castillo de Monzón
granjas caminos. Y como señores
feudales poseían la jurisdicción civil, criminal, religiosa, mero y mixto imperio, hueste y cabalgada,
homenaje o sacramentum. Tanta grandeza y poderío suscitaron
fuertes enfrentamientos entre los
vecinos de Monzón (villanos) y los
obispos de Lérida, ya que los templarios dependían del Papa, según
bula Militia Dei (1147). Podían poseer capillas, cementerios propios,
jurisdicciones particulares. El Temple vino a ser un obispado dentro
de otro obispado, un Estado dentro
de otro Estado. Su aparición había
sido una revolución, algo nuevo
en la sociedad, en la taxonomía
medieval, puesto que la Orden albergaba los oradores (capellanes
propios), bellatores (la nobleza)
y los laboratores (labradores, servidores). Una sociedad diferente a la de su tiempo, algo sagrado
sin dejar el mundo. Monjes soldados que acudirán a las conquistas
de Tortosa (1148), de Lérida-Fraga-Mequinenza (1149), Navas de
Tolosa (1212), Muret (1213), Mallorca (1229), Valencia (1238) y a
las ocho Cruzadas en Tierra Santa.
En Oriente eran guerreros y en Occidente eran monjes. Pero, andando el tiempo, nuestros templarios
ya no eran ni tan pobres ni tan hermanos de Cristo. Instalados en sus
castillos y encomiendas, poco a poco, la Orden fue debilitándose en
sus aspiraciones místicas. En sus
fortalezas custodiaban joyas, bienes, documentos, cobraban el 25
por ciento de interés; inventaron el
cheque bancario, de modo que un
vecino de Monzón, por ejemplo, si
se trasladaba a Huesca, depositaba su cantidad en el castillo y a su
llegada a la capital oscense se le libraba el dinero con una comisión.
Hubo también enfrentamientos
entre templarios y sanjuanistas interesándose el Papa por su unión,
cosa que fue imposible.
CAÍDA DEL TEMPLE
La caída de Acre (1291) supuso
la muerte de la Orden. El carisma
templario se iba eclipsando precipitadamente. Eran conscientes de
Castillo de Monzón. Ventanal
románico. FOTO YÁÑEZ
traidor y sinvergüenza... El Temple, que durante 168 años había
poseído el castillo de Monzón, fue
abolido por las calumnias de Felipe el Hermoso de Francia (12851314), con la anuencia de Clemente
V (1305-1314) y la colaboración de
Jaime II de Aragón (1291-1314). El
proceso seguido contra la Orden es
el asunto más desconcertante del
medievo. Un buen escándalo puede ser más rentable que una victoria... Las acusaciones giraban en
torno a la ceremonia de la admisión
en el Temple, la sodomía, la negación de Dios, el renegar de Cristo,
escupir la Cruz, besos obscenos,
confesarse mutuamente, supresión
de las palabras de la consagración,
aquelarres nocturnos con brujas y
gatos... la adoración del Bafomet.
Ciertamente la Orden necesitaba
una profunda reforma, pero no una
muerte injusta y calumniosa.
CERCO DEL CASTILLO DE
MONZÓN
Escudo templario. Dos caballeros
montados en un caballo
que la Orden estaba algo desfasada. Ya no había cruzadas. Una nueva época se iniciaba en la historia.
Todo cambiaba. Nacía la batalla
entre los Estados y la Iglesia. En la
Asamblea de Lyón (1276) se presentó un memorial sobre acusaciones y virtudes de la Orden. En
1297 el Gran Maestre, Jacques de
Molay (1294-1314), congregaba a
todos los comendadores de la Corona de Aragón en Gardeny (Lérida), instándoles a la venta de
muchas de sus posesiones... Al
parecer reconocieron que un horizonte siniestro se cernía sobre
ellos. En el último Capítulo General
(1307) se expusieron graves acusaciones, que ya no eran la banca, la
avaricia... ahora eran la herejía, la
homosexualidad, la idolatría... defectos difundidos en gran parte por
el ex templario Floirán de Esquíu,
El día 13 de octubre de 1307 los
guardias de Felipe de Francia entraban a la vez en todas las encomiendas francesas apresando a Jacques
de Molay, Gran Maestre, y a los
grandes dignatarios de la Orden,
siendo arrestados en París. En 1308
se daba inicio al proceso contra el
Temple en todos los obispados. A
finales del mismo año fueron quemados 35 templarios en Francia.
El mismo año 1307 llegaron a
Monzón alarmantes noticias del
otro lado del Pirineo. Ante este
desconcierto, los templarios monzoneses, al mando de su comendador Berenguer de Belvís, optaron
por defenderse de las calumnias y
preparar la resistencia. Conocieron
la extensa comunicación entre el
monarca francés y el aragonés sobre la obligación de llevar a nuestros templarios ante el Tribunal de
la Inquisición. Esta situación y las
declaraciones efectuadas por falsos testigos, los frailes monzoneros dieron inicio a su defensa, que
también realizaron los castillos de
Chalamera, Gardeny, Miravet... En
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