Las Leyes de Reforma. Su Actualidad

Anuncio
Las Leyes de Reforma: su actualidad
Ministro Sergi o A. Valls Hernández
30 de julio de 2009
En los días difíciles que vive México, es útil repasar las lecciones de
nuestra historia y rendir culto civil a la obra jurídico-legislativa de una de las
generaciones más preclaras de m exicanos. Obra q ue fuera anunciada por el
Presidente Juárez desde la heroica ciudad de Veracruz en el "Manifiesto del
Gobierno Constitucional a la Nación, de 7 de julio de 1859, en la parte
relativa al programa de la Reforma", por la que se refundaría la base de la
autoridad política de los mexicanos y el orden y la paz sociales basados en
el principio republicano.
En este mes de julio la Nación conmemor a con solemnidad la promulgación
de las Leyes de Reforma, porque ellas simbolizaron el restablecimiento del
Estado como organización política secular de los mexicanos, que no
reconoce igual autoridad a ninguna otra institución que no sea el pueblo de
México y su Constitución. Asimismo, a las Leyes de Reforma debemos la
reivindicación del programa liberal de la Ley Suprema como condición
indispensable para el fortalecimiento de la democraci a y del respeto a los
derechos humanos, pues no puede darse un sistema político basado en la
dignidad esencial del ser humano sino en un Estado que garantice la
libertad de conci encia.
El Presidente Benito Juárez, que fuera, también, uno de los más
distinguidos Ministros de la historia de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, consolidó con las leyes de reforma y con la templanza con la que
las hizo ejecutar, las bases del Estado mexicano sobre el arquetipo político
sentado por el Constituyente de 1857 -obra colectiva de hijos ilustres e
ilustrados de nuestra patria-. Su obra política fue invariablemente el
reconocimiento ante propios y extraños del principio de la supremacía
constitucional, o lo que es lo mismo, de la preeminencia de la voluntad del
pueblo de México.
El 12 de julio de 1859 se promulgó la "Ley de Nacionalización de los Bienes
Eclesiásticos"; el 23 del mismo julio la "Ley del Matrimonio Civil" y, el 28 la
"Ley Orgánica del Registro Civil", los tres importantes y trascendentes
ordenamientos expedidos por el Presidente Juárez. Destaca en ellos el
valor del estadista que en momentos de especial aflicción de la República
supo imprimir rumbo a la Nación con leyes sabi as y justas, y confianza entre
sus conciudadanos por el rigor de su debido cumplimiento contra sus
poderosos ri vales.
Como Juárez, cada jefe del Estado Mexicano ha enfrentado y enfrenta
circunstancias especiales en la conducción de la República. Pero al
estadista de Guelatao le debemos la estrategia del uso de la Constitución
como el más formidable instrumento político, imbatible incluso frente a
quienes pretendían una legitimidad más elevada q ue la del propio pueblo.
A él le correspondi ó el uso de poderes excepcionales para mantener la
majestad de la Ley Fundamental de los mexicanos y la integridad política de
la República, pero qué duda puede caber de que lo hizo con sobrados
motivos y con un certero diagnóstico de los hechos que habilitan las más
contundentes armas de la República democráti ca.
Las acechanzas de la Patria del día de hoy, son otras, pero no por ello
menos lesivas para la justicia en la que se funda la vida social de los
mexicanos. Hoy tenemos nuevame nte enemigos internos en nuestra casa
común. Que el espíritu de la reforma nos ilumine y nos ayude a vencer a
esos sangrientos enemigos de los ciudadanos pacíficos, con fundamento
siempre en la supremacía de l a Constitución.
Hoy se habla de una laicidad positiva, es deci r, de una laicidad que, si empre
velando por la libertad de pensar, la libertad de creer y la libertad de no
creer, no considere que las religiones son un peligro, sino que son un valor.
No se trata de modificar los grandes equilibrios de las Leyes de Reforma
que conmemoram os, ni los mexicanos lo desean, ni las religiones lo piden.
Se trata de b uscar el diálogo con las grandes corri entes religiosas y de tener
como principio el facilitar la vida cotidiana de esas grandes corrientes
espirituales, no de complicárselas.
Hoy ha llegado el tiempo de que, en un mismo espíritu, las religiones y
todas las fuerzas vivas de la nación miren juntas a los desafíos del futuro y
no a las heridas del pasado.
Las leyes de Reforma, marcan el tránsito de un antiguo régimen de
autoridad absolutista y de privilegios, a un nuevo orden de libertad y de
igualdad ante la ley. Régimen del que hoy disfrutamos y debemos ser
garantes todos l os mexicanos.
[email protected]
Descargar