Hoy es un día de muchos símbolos… el pan, el... oración, la compañía, la amistad, la toalla, el servicio… y...

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Hoy es un día de muchos símbolos… el pan, el vino, la comida, la
oración, la compañía, la amistad, la toalla, el servicio… y a veces
podemos perdernos entre tanta simbología y olvidar que e el Jueves
Santo todo se reduce, mejor… todo se engloba en una verdad: AMOR!
Sí, hoy es el día del Amor, y a lo mejor esto es más fácil de entender que
todo lo demás, porque todos hemos experimentado el amor de mil
maneras: el amor de los padres, de la familia, de los compañeros, de los
amigos, de la pareja….
Hablar del amor es, en definitiva, hablar de nuestra propia vida.
Hoy, en este rato, queremos caer en la cuenta de que hablar de amor es
también hablar de Dios… es sobre todo hablar de Dios… es en primer
lugar hablar de Dios, porque Dios es Amor, y fuera de él no cabe el
amor… Él lo hace nacer, él lo fortalece, él lo sana, él lo recrea, él lo
sueña, él lo proyecta….
Hemos oído hablar tantas veces del amor que podemos olvidar que amar
no se hace de cualquier manera, ni todos los amores son iguales….
Si pudiéramos clasificar el amor, tendríamos que preparar tres etiquetas:
(Y es tremendo pensar que, como decía Martin Luther King, que el
sentimiento más importante del ser humano se puede dividir.)
 Amor eros: con ese término los antiguos griegos designaban el
amor carnal, el corporal, aprecio por el exterior de la persona
amada. Son miradas con las que se nos va el corazón. Basta
observar la publicidad moderna para cerciorarnos que "las cosas
entran por los ojos". Es la atracción sana y necesaria que un ser
humano siente por otro.
Está bien tener este tipo de amor… pero no quedarse en él, no
solo en él.
 Amor philos: es el Amor en forma de amistad. Es aquello que yo
siento por ti y por los demás. Cuando la llama de Eros no puede
brillar más, es Philos quien mantiene juntas a las parejas.
Es genial tener y experimentar este tipo de amor… pero estamos
llamados a más…
 Amor ágape: es el amor total, el amor que devora a quien lo
experimenta. Quien conoce y experimenta a Ágape, se da cuenta
de que, en este mundo, nada sino amar tiene importancia. Este fue
el amor que sintió Jesús por la humanidad, y fue tan grande que
sacudió las estrellas y cambió el curso de la historia del hombre.
Este es el tipo de amor al que Jesús se refería cuando dijo:
“Amaos unos a otros como yo os he amado”
Este es el amor de Dios, el que cada día nos invita a vivir.
Posiblemente podríamos preguntarnos de tantas veces que
decimos “te quiero”, qué estamos diciendo en realidad… el amor ágape
es aquel que sin temor cambia el “te quiero” por el “te amo”.
El momento de la cena que estamos llamados a celebrar hoy es la
máxima expresión de este amor ágape.
Seguramente que alguna vez hemos intentado imaginar el
momento de la cena… seguro que alguna vez hemos intentado con la
imaginación, colarnos hasta ese espacio de intimidad para tratar de
entender lo que realmente en esa noche sucedió.
Sin embargo no siempre es fácil hacerlo… pero como dicen las
personas sabias, solo somos capaces de entender aquello que hemos
experimentado alguna vez.
Por eso en este jueves, y solo por un ratito, Jesús nos va a dejar el
protagonismo para que organicemos nuestra propia cena y, de paso…
tomemos la temperatura a nuestro amor….
Vamos a situarnos… alguien ha visto la pelíclula: Mi vida sin mí?
Ann tiene veintitrés años, dos hijas, un marido que pasa más tiempo en
paro que trabajando, una madre que odia al mundo, un padre que lleva
diez años en la cárcel, un trabajo como limpiadora nocturna en una
universidad a la que nunca podrá asistir durante el día. Vive en una
caravana en el jardín de su madre, a las afueras de Vancouver. Esta
existencia gris cambia completamente tras un reconocimiento médico
en el que le dicen que apenas le quedan un par de meses de vida. Desde
ese día, paradójicamente, Ann descubre el placer de vivir. Todo su
esfuerzo lo dedica a su familia, a tratar de dejar todo preparado para que,
cuando ella falte, ellos sean enormemente felices.
No hace falta llegar a ese extremo para ponernos en contexto…
aunque tenemos que pensar que hay personas que pasan por una
situación similar a la de Ann. Vamos a imaginar que nos tenemos que ir
para siempre de un lugar… Vamos a imaginar que tenemos que
emprender un largo viaje, que ya nos queda poco tiempo entre la gente
que queremos. Nos gustaría hacer algo especial para hacerles caer en la
cuenta de todo lo que los queremos, así que organizamos una cena. El
local que nos han prestado para celebrar este evento no es muy grande
así que tenemos que hacer una lista de invitados no muy larga… 12
estaría bien.
Vamos a coger un folio y vamos a preparar nuestra lista de
invitados… pero ¡ojo! hay un sitio especial, reservado para alguien
también especial… vamos a llamarlo el puesto de “la reconciliación”, en
ese puesto vamos a sentar a alguien que nos quiere poco, alguien con
quien nos hemos ido distanciando a lo largo del tiempo… alguien que
quisimos y que quizá por alguna razón que ya hemos olvidado, no
hemos vuelto a tener cerca.
Preparados? listos? ya!
Vamos a preparar nuestra lista, y luego vamos a escribirles una
carta, no hace falta que sea demasiado larga, en la que les digamos lo
importantes que son para nosotros… y que nos quedamos cerca…
(Depende de cómo vayamos de tiempo podemos comentar como
se han sentido, si les ha resultado difícil, etc.)
Este difícil, pero sencillo gesto, es el de aquel jueves santo…
Jesús también quiso sentarse con los que más amaba (con amor de
ágape) y hacerles experimentar todo el amor que sentía por ellos… y no
solo, sino decirles que ese amor se quedaba, aunque él no estuviera… se
quedaba en el pequeño detalle del pan y del vino.
Hoy, que vuelve a preparar la cena de despedida, nosotros estamos
en su lista de invitados especiales… porque nos ama entrañablemente…
Esta tarde cuando nos sentemos a esa mesa que él nos ha
preparado, cuando él se acerque hasta nosotros hecho Palabra… cuando
se levante para ponerse a nuestros pies y servirnos… cuando coja el pan y
el vino y diga que repitamos este gesto en memoria suya… vamos a
cerrar los ojos y vamos a darnos cuenta de que es Jesús el que viene y se
acerca despacito susurrándonos:
TE AMO, TE AMO... NO TE DAS CUENTA DE QUE TE QUIERO CON
LOCURA Y MI ALEGRÍA ES VERTE FELIZ?
TE AMO, TE AMO… Y ME QUEDO CERQUITA DE TI…
PARA ABRAZARTE…
ESCUCHARTE…
DIVERTIRTE…
BESARTE…
AMANECER CADA DÍA A TU LADO…
MIRARTE…
SORPRENDERTE…
CRECER A TU LADO…
AMARTE MÁS A CADA RATO…
TE AMO…
NO TE DAS CUENTA DE QUE CADA VEZ QUE PARTIMOS EL PAN NO
PARO DE REPETIRLO?
TE AMO TANTO…
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