Josep Mª Folch i Torres $b : más allá de una obra

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JOSEP Ma FOLCH I TORRES:
más allá de una obra
En un boletín informativo dedicado al teatro catalán para niños es obligado dedicar
una atención especial a la figura insigne de un autor, que durante muchos años, lo fue
todo en ese campo del espectáculo: Josep M a Folch i Torres.
Vamos a ser breves, sin embargo. El estudio sereno y objetivo de la obra teatral infantil de Folch i Torres, su desapasionada valoración crítica, está por hacer y habrá que
culminarlo cuando, dentro de dos años, conmemoremos la efemérides del centenario de
su nacimiento. Ahora, vamos a apuntar únicamente un esbozo biográfico que bastará sin
duda para darse cuenta del alcance de una labor que sobrepasa los límites estrictos de
su especialidad para acercarse mucho, dadas las circunstancias, a un mito, mitad
escritor, mitad pedagogo. Vamos a tratar de hacerlo con absoluta objetividad, sin
dejarnos llevar por las connotaciones de carácter extraliterario que asoman constantemente en el quehacer del escritor provocadas por los condicionamientos de una época
asaz agitada que si por una parte la atenazan y constriñen, por otra hacen posible que
millares y millares de catalano-parlantes encuentren en las inocentes novelas juveniles
de Folch i Torres y en su celebérrimo y multitudinario teatro para niños, un vehículo
fácil y cómodo con el que adentrarse en los vericuetos de su lenguaje escrito y en una
cultura, el alcance de la cual se hacía dificultoso, cuando no prohibitivo o incluso
peligroso. Con t o d o , tal vez es oportuno apresurarnos a decir que Folch i Torres, allá
por los años veinte, tuvo ya sus acérrimos detractores, sobre todo en determinados
medios intelectuales catalanes, quienes, si algo apreciaban de su obra, eran sus primeras
novelas para adultos, distinguidas con importantes premios literarios y escritas con
nervio y empaque ("Aigua avall", " L á r i a " o "Joan Endal") y despreciaban al escritor
que hablaba "a los niños como niños y a los jóvenes como jóvenes" (1). Más tarde, el
Canónigo Cardó, ¡lustre pensador, había de reconocer el error: " E n aquellas fechas
—escribe—, pensábamos que las criaturas de ocho a diez años, en lugar de Folch i
Torres tenían que leer las tragedias de Eurípides o el " o p u s " de López Picó" (2).
En aras a la concisión que pretendemos, nada mejor que traducir las notas biográficas que publica la "Gran Enciclopedia Catalana":
"FOLCH I TORRES, Josep Marta (Barcelona 1880-1950). Novelista, narrador
y autor teatral. Su extensísima producción, dedicada sobre todo a niños y ado(1)
Miracle, Josep — " J o s e p M. Folch ¡ Torres" — Prólogo, pág. 18. Edit. F. Camps Calmet
(Tárrega), 1 9 7 1 .
(2)
Citado por Sales — Prólogo, pág. 18, a la tercera edición de "Joan E n d a l " — Edit. Selecta —
Barcelona, 1964.
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lescentes, obtuvo una extraordinaria popularidad. De formación autodidáctica,
empezó escribiendo en "La Renaixenga" (un periódico de la época) y después,
entre otros, en "ElPoblé cátala", "Joventut" y "D'aci d'allá". Dirigió la revista
"L'Atlántida" y el semanario "La Tralla", desde donde lanzó campañas nacionalistas que le forzaron a exiliarse en Francia (1905-1908). Fue Secretario de la
"Unió Catalanista" y del "Orfeó Cátala". Publicó novelas de estilo naturalista
y carácter psicológico: "Lária" (1904), primer premio del Concurso de novelas
de "L'Avenc", "Aigua Avalt" (1907), "Joan Endal" (1909), "Sobirania", "Una
vida", "Anima de camí" i "Vers la llum" (La Habana, 1916). Desde 1909 dirigió
"En Patufet" que tanta repercusión tuvo en la época y donde publicó, hasta el
1938, "Pagines viscudes". Desde "Aventuras extraordinaries d'en Massagran"
(1910) escribió dos o tres novelas anuales para la "Biblioteca Patufet", colección de aventuras con temas de época, del país, exóticos, urbanos o rurales. Las
hay humorísticas ("En Bolavá detectiu", 1911) inspiradas en Verne ("Elgegant
deis aires", 1911) en el Oeste americano ("Per les terres roges", 1912) sentimentales ("En Larió i la Carmina o el cavaller Ñas Roent", 1918); "L'infant de la
diligencia", 1923; "La vida o efe fets d'en Justí Tant-se-val", 1929; "Las memóries de María Vilamarí", 1937, etc. Creó, dedicada a los jóvenes, la "Biblioteca
Gentil" de novela rosa. El año 1901 había estrenado una obra romántica ("Trista
aubada"), pero destacó en el teatro infantil, ligado al elemento maravilloso "Els
Pastorets", 1916; "La Ventafocs", 1920, que pasó de las mil representaciones,
"La xinel.la preciosa", 1917. "Elsecret de la capsa d'or", 1926, etc. (...) (Teresa
Rovira)" (3).
Ciñéndonos ya a la labor de Folch i Torres como autor de teatro para niños, es
oportuno referirnos a unos antecedentes personales que demuestran su temprana
afición y natural predisposición para el cultivo del arte escénico. Efectivamente, la
costumbre familiar de acudir semanalmente al teatro, permitió al niño Josep María
recitar, imitando la grandilocuencia de los buenos actores de la época, largos fragmentos de las obras entonces en boga; lo hacía generalmente antes de iniciarse las
clases, aún en el guardarropa, o bien durante las accidentales ausencias de sus maestros, y obtenía unos éxitos tan notorios que ultrapasaban incluso el ámbito de su
curso (4). Por aquel entonces, se estrenó en Barcelona la tragedia "Mar i Cel", del
gran dramaturgo catalán, nacido en Santa Cruz de Tenerife, Ángel Guimerá, que
constituyó un éxito de auténtico delirio. Pues bien, Josep María Folch i Torres no
sólo se aprendió de memoria uno de los fragmentos más aplaudidos de la obra (un
parlamento del protagonista, el pirata Sai'd), sino que le añadió un final de cosecha
propia, que le permitía culminar la exhibición con una espectacular caída provocadora
del entusiasmo de sus condiscípulos. Pero esa afición llegó más lejos: en su residencia
de verano de Pedralbes, en las afuerras de la ciudad, la familia Folch, especialmente
Josep María y su hermano Manuel, con la ayuda de su padre, tuvieron la singular idea
de construir un teatro, para lo cual aprovecharon la antigua bodega de una vieja casa
(3)
"Gran Enciclopedia Catalana" — V o l . 7 — Pág. 556.
(4)
Miracle — Obra mencionada. Págs. 60 y 6 1 .
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solariega; le llamaron "Teatro Familiar" y lo inauguraron con la representación de
" E l puñal del g o d o " , de Zorrilla (Manuel hacía el " D o n Rodrigo" y Josep María el
ermitaño). A l año siguiente, con perfeccionamientos técnicos y de confort en el
improvisado teatro, aprovechando viejos bancos de una iglesia renovada y focos
procedentes de los escaparates de una antigua tienda, dedicaron la "temporada" al
teatro catalán representando, entre otras obras y comedietas " L a botifarra de la
llibertat", de Frederic Soler ("Pitarra").
Sin embargo, hasta el año 1901 no se inicia nuevamente la actividad teatral de
Folch i Torres, centrada ya en el aspecto de autor. En el Teatro Tívoli de Barcelona
se llevaban a cabo unas temporadas de teatro lírico con alguna penuria de autores y
músicos. En una semana, Folch tuvo que entregar un libro y contar con la colaboración de un músico; el día 5 de febrero de aquel año 1901 se estrenaba, con poco
éxito, "Trista aubada" de la que se dieron sólo cuatro representaciones.
Una nueva oportunidad la tiene el año 1915, en una gran fiesta organizada por la
revista semanal " E n Patufet" celebrada en el Palau de la Música Catalana el día 13 de
mayo, para la cual Josep María Folch i Torres escribió un diálogo titulado " E n Patufetil'amic" valiéndose de dos jóvenes actores de la "Companyia Infantil Rondallesca"
(Esteve Guarro y Viceng Pablo) que por aquellos tiempos actuaba en la barriada barcelonesa de Sans (antiguo pueblo situado cerca de la ciudad).
Espoleados por el éxito de convocatoria del mencionado festival, los rectores de la
revista crearon los "Espectáculos Patufet" que, iniciados el 14 de octubre de 1915 no
pudieron alcanzar siquiera los albores de 1916, debiendo suspenderse definitivamente
por problemas de local, a pesar del interés indudable de la experiencia; en esta ocasión,
Josep María Folch i Torres no tuvo oportunidad de estrenar ninguna obra, pero sí de
acumular provechosas experiencias.
La iniciativa, por otra parte, no cayó en saco roto y estimuló nuevas propuestas.
Así, un teatro de Gracia (otro antiguo pueblo cercano a Barcelona entonces, y ahora,
ya absorbido por la gran ciudad), propiedad de los frailes Capuchinos y llamado "Coliseu Pompeia" encargó a Josep María Folch unos "Pastorets" (Pastorcillos) que sustituyeran y modernizaran los que tradicionalmente se venían representando, originales de
Pitarra —"El bressol de Jesús o sigui en Garrofa i en Pallanga"— y que consideraban
anticuados y, sobre t o d o , decían irreverentes (5). Folch escribió "Els pastoret o l'adveniment de l'lnfant Jesús" en algo más de una semana y se estrenó la vigilia de Navidad
del año 1916; la obra le consagró como hábil autor, que sabía mover con eficacia unos
personajes perfectamente dibujados y dosificar con sabia maestría el interés, la sensibilidad y el humor, aspecto éste último que permanece constante en su obra para
jóvenes y niños, sobre todo en la teatral. Estos "Pastorets" se representan aún en el
ámbito geográfico de la lengua catalana y podemos contabilizar, sin temor a equivocarnos, millares de representaciones desde aquel lejano 1916 hasta nuestros días (6).
(5)
Miracle — Obra mencionada. Págs. 316 y 317.
(6)
Ver, en este mismo boletín, ei artículo dedicado a] fenómeno teatral "Els Pastorets" (Los
pastorcillos).
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Desde entonces, es ya el propio Josep María Folch ¡ Torres quien se siente llamado
por el teatro y de propia iniciativa escribe, trabaja y gestiona los estrenos de sus obras.
Anotamos, el 15 de septiembre de 1917, el estreno, en Sant Boi, de su cuento "Muset i
Bernadeta" y, posteriormente, la aparición de obritas de un acto, algunas de ellas
difícilmente clasificables como "Teatro para niños" a no ser que se entiendan como
tales niños amplias capas de un pueblo sencillo y sentimental que, en aquellos años,
aprendía a leer y escribir en su propia lengua con la obra de Folch, cuando en sus
escasos años de escuela sólo había aprendido "poco leer y mal escribir" la lengua de
Cervantes (7). Estas últimas, fueron escritas sin pretensiones de ser estrenadas oficialmente, pero muy representadas por grupos de jóvenes que tuvieron oportunidad de
montarlas en patios, jardines, habitaciones amplias, aulas de la escuela, etc., ya que el
texto y duración del mismo estaba concebido para ello.
El día 14 de abril de 1918, estrenaba en el Coliseu Pompeia "La xinel.la preciosa o
Galdric i Guiomar" y la buena acogida aconsejó al autor llevar su modalidad de teatro
para niños a escenarios de mayor enjundia, aunque también de mayor riesgo. Folch i
Torres, al fin, jugaba fuerte su baza de defensor del teatro para niños. Domenec
Juncadella, crítico de teatro, escritor y poeta, recuerda en su biografía de Folch i
Torres (8) lo que le respondió el autor al preguntarle qué le había decicido a crear un
teatro para niños: "La falta de este instrumento de cultura y diversión que es para
ellos (los niños) el espectáculo teatral y el estímulo que significaba para mi creer que
tenía la visión clara de lo que tenía que ser este teatro a pesar de haber fracasado, esta
rama del arte dramático, en otros lugares, por ejemplo en París y en Madrid". Y el 24
de octubre de aquel año 1918, la "Xinel.la preciosa" comenzaba su andadura en el
escenario del teatro Romea. La empresa no quiso jugar a equívocos y anunció ampliamente que se trataba de un espectáculo para niños", las familias lo consideraron idóneo
para sus hijos y llenaron el teatro. La crítica fue unánime en elogios: el acierto de la
empresa al programar los espectáculos y del autor al realizarlos. Folch, particularmente.
"... salió cargado de elogios como pedagogo y como comediógrafo, ya que había
sorteado todos los obstáculos y había llegado a interesar a mayores y pequeños" (9).
Dentro de la misma temporada, el día 14 de noviembre, daba un nuevo estreno: "El
mes petit de tots"; en esta obra, crítica y público hicieron ver al autor que había
recargado las tintas de lo dramático y en lo sucesivo Folch se guardó muy mucho de
incurrir en escenas de este talante o, por lo menos, se esforzó en "atenuar el efecto
de cualquier dramatismo con el seguimiento de una escena de comicidad que convirtiera en risas cualquier probabilidad de lloros" (10).
(7)
Cuenta mi madre que en la escuela de Sants donde asistió unos pocos años (a muy temprana
edad había que empezar a trabajar), las monjas que la regentaban, solían repetir que "a las
niñas de los pobres, con mal leer y poco escribir les basta".
(8)
Domenec Juncadella — "Josep M. Folch i Torres". Col. "Catalans d'ara", 6 - Barcelona
(1929).
(9)
Miracle — Obra mencionada. Pág. 326.
(10)
Miracle — Obra mencionada. Pág. 328.
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El 13 de febrero de 1919, estrenó "Blaiet vailet" y sólo un mes después, un espectáculo concebido de cara a la cuaresma: " L a llum de Jesús". No fué ésta una obra
afortunada y la crítica sacó a colación las dificultades de un teatro para niños, las mismas que surgieron en Madrid, casi en la misma época"... cuando Benavente quiso crear
el "Teatro para niños" (11). Un buen crítico de la época escribió acerca de la obra:
"... híbrida, que peca por exceso si se la dedica al teatro para niños y resulta bastante
pueril para el teatro de personas mayores" (12).
El día 23 de octubre de 1919, con el estreno de " L a Rosabel de les trenes d ' o r " ,
se iniciaba una nueva temporada de teatro para niños en el Romea de Barcelona. Y ,
con este estreno, Josep María Folch ¡ Torres se afianzaba más y más en su camino: iba
conociendo mejor los gustos del público y éste comprendía también mejor el tipo de
teatro que cultivaba Folch. El día 12 de febrero de 1920, un nuevo estreno: "Les
aventures d'en Massagran", con la subida a las tablas de un antiguo héroe de sus
novelas.
Llegamos a una nueva temporada y el día 7 de octubre de 1920, en el propio teatro
Romea, Folch i Torres estrena " L a Ventafocs" (La Cenicienta), versión libre del cuento de Perrault. No hizo falta pensar en nuevos estrenos, porque la obra caló hondo en
el público y la crítica se volcó en elogios. Folch se había consagrado definitivamente y
sus "Pastorets", j u n t o con sus "Ventafocs" aún van sumando, año tras año, representaciones y más representaciones. " L a Ventafocs", en el teatro para niños catalán, es
como una piedra de toque, como un mítico talismán. Así, cuando hace unos años, en
el teatro CAPSA de Barcelona, se intentó llevar a cabo una temporada de teatro profesional para niños organizada por un grupo de jóvenes y entusiastas empresarios, se
aprovechó la circunstancia del centenario de su estreno para reponer " L a Ventafocs";
y cuando " L a Joventut de La Farándula", de Sabadell, celebró sus bodas de plata con
el teatro para niños (año 1972) montó una "Ventafocs" variopinta y progresista,
confiando a diferentes directores los distintos cuadros de la obra. Seguramente que no
existe ningún director, actriz o actor de teatro catalán, ni profesional ni aficionado,
mayor de cuarenta años, que no haya trabajado alguna vez en los millares de representaciones de esta obra; quien escribe estas líneas, tan mal actor como articulista—aunque
en ambos casos tomándose muy en serio la responsabilidad de su cometido—, también
anduvo en más de una ocasión, como paje del Príncipe, de rodillas ante los lindos
pies de las actrices forcejeando para demostrar que la chinela no era de su medida.
Cabe relacionar aún nuevos estrenos:
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"La filia del moliner" (1921).
"El Príncep blanc "(1922).
"L 'infant que no sap son nom " (1923).
"Una vegada era un pastor" (1924).
(11)
" L a finida temporada de teatre cataiá i els espectacles per a infants". " L a veu de Catalunya",
14 juny 1919.
(12)
Silvio Monsalvat — " L a Publicidad" — 14 marzo 1919.
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"Camina que caminarás " (1924).
"L'anell maravellós" (1925).
"El secret de la capsa d'or" (1926).
"La rondalla del miracle " (1927).
"El viatge prodigios d'en Pere sense por"
"L'auca d'En Patufet" (1929).
"El rei que no reía" (1930).
"Les arracades de la reina " (1931).
(1928).
Posteriormente, estrenó con éxito algunas comedias para mayores.
Como hemos dicho al iniciar este trabajo, una valoración crítica del teatro para niños de Josep María Folch i Torres está aún por hacer. No hay que perder de vista,
sobre todo que en plena madurez creadora las circunstancias truncaron una obra que
sin duda habría crecido y evolucionado. Sin embargo, y aún cuando no hemos querido
ocultar que algunas obras de Folch ¡ Torres — ¡entre tantas!— no alcanzaron el unánime
aplauso del público y crítica, hay que rendirse a la evidencia de que nuestro autor llena
casi totalmente la historia del teatro catalán para niños y lo hace a unos niveles, tanto
en cantidad como en calidad, francamente sobresaliente, incluso valorando con criterios actuales y utilizando parámetros comparativos con teatro allende de nuestras fronteras. Folch fue, sin duda, maestro en el ritmo y la dosificación de las escenas y consiguió, después de algún tropiezo, que la sonrisa sólo desapareciera del rostro de los niños en escenas de emocionante ternura, escenas que enlazaba siempre con oportunas
situaciones humorísticas que hacían renacer la sonrisa cuando no la franca carcajada.
Cuando, hace un par de años, publicábamos en este mismo boletín nuestros comentarios al contenido de las obras que vimos en el Congreso Internacional de Berlín, nos
referíamos (13) como rasgo precisamente de poca originalidad, a unos argumentos y
situaciones, incluso el estilo, de un teatro escrito medio siglo antes por un autor catalán algunas cuyas obras son milenarias: Josep María Folch i Torres.
Martí OLAYA
(13)
Boletín A E T I J , núm. 13 de jul./sepbre. 1975. Págs. 25 y siguientes.
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