Juan José Barreda Toscano

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ESTUDIO EXEGÉTICO-HOMILÉTICO 160 – Julio de 2014
ISEDET
Es un servicio elaborado y distribuido por el Instituto Superior Evangélico de
Estudios Teológicos (ISEDET), Buenos Aires, Argentina
Este material puede citarse mencionando su origen
Juan José Barreda Toscano
Domingo 6 de julio de 2014 (4º de Pentecostés). Verde
Éxodo 19:2-8a; Salmo 100; Romanos 5:1-8; Mateo 9:35–10:8.(9-23)
Vv. 35-38. Siguiendo la secuencia del relato de Mateo, Jesús se encuentra en
Galilea, más puntualmente, en "su ciudad" (cf. 9:1, probablemente Cafernaum).
Jesús viene ayudando a los enfermos y endemoniados sanándolos, bendiciendo a
sus familias, y compartiendo sus enseñanzas.
Es muy importante señalar la dinámica del texto en el que reflexionamos aquí. En
especial en este versículo 35 del que debemos advertir cuatro acciones
complementarias o superpuestas a manera de mutuo enriquecimiento de sentido. La
primera que hay que observar es precisamente que Jesús "recorría" las ciudades y
aldeas. Mientras que se suele enfatizar las otras tres como características del
ministerio de Jesús, no siempre se piensa en esta primera que, sin embargo, es de
vital importancia para entender la vida y labor de Jesús, y lo que más abajo veremos
como co-misión a los discípulos. La acción de recorrer las ciudades y aldeas no es
meramente circunstancial. Se trata más bien de una característica esencial del
ministerio de Jesús. En esta acción de recorrer los pueblos se expresa su iniciativa,
y la de Dios mismo, de buscar al otro, especialmente, a quienes más necesitados
están. La acción de recorrer presupone la iniciativa de Jesús de acercarse a los
demás, de compartir las buenas nuevas del reino y estar listo para todo lo que esto
implica para su vida y la de aquellos a quienes ministra.
El primer accionar nos ayuda a comprender las otras tres: enseñando, predicando y
sanando; pero no son estas últimas tres, sino las cuatro las que forman parte de una
dinámica tal que permite que cada una de ellas se desarrolle acorde a las
perspectivas del reino. Así, la acción de enseñar debe ubicarse en el plano de
allegarse a los otros ayudando a comprender la voluntad divina de bendecir a
quienes confiaran en Jesús. De esta manera, la enseñanza es vista como una labor
de aproximación de amor, una acción de acompañar a otros en el proceso de
conocer el amor divino, no como una mera transmisión de conocimientos que se
piensan que por sí mismos producirían un efecto positivo en la gente. La enseñanza
está vinculada a la vida plena, al discipulado. La identificación de esta tarea con la
sinagoga no es fortuita, aunque tampoco excluyente. La sinagoga fue un lugar
creado para varias actividades, litúrgicas, políticosociales, etc., pero especialmente
fue identificada como un lugar de estudio de la Torah.
La predicación no es asimilada a la enseñanza, y en este versículo es vinculada al
mensaje del reino. Si la vinculación entre las cuatro acciones / actividades de Jesús
que estamos haciendo aquí es acertada, hay que pensar nuevamente en la estrecha
vinculación entre "recorrer", "enseñando" y "predicando". La predicación puede ser
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vista como anuncio, como labor de persuasión a participar de la vida en el reinado
de Dios. Una vez más, en esta labor la iniciativa divina es vista a través de la labor
de Jesús, iniciativa que llega a la vocación por compartir las buenas nuevas a
quienes están excluidos de la vida plena, pero aún también, para quienes participan
explícitamente en la exclusión a la vida. Así, el llamado para ambos implicará cosas
diferentes pero relacionadas.
La cuarta acción señalada es "sanando" toda enfermedad y dolencia en el pueblo.
Estaría mal decir que esta es la parte práctica del ministerio de Jesús. Cada
actividad de la vida de Jesús tiene un sentido teológico reflexivo, y a su vez, son
prácticos en el sentido más amplio del término. Señalar la sanidad como parte del
ministerio de Jesús no debe leerse aparte del ejercicio de la enseñanza, la
predicación, y el recorrer los pueblos y ciudades. La iniciativa divina apunta a la
restauración de la vida entera, personal y social, física, mental y espiritual.
Seguramente que si pensamos en todo aquello que apunta hacia la vida plena en el
reinado de Dios podríamos sumar muchas más acciones por parte de Jesús. En
todo caso, podríamos articular la descripción de sus vida y ministerio desde otros
puntos y perspectivas. Lo que se necesita advertir aquí es, precisamente, la lectura
integral que hace el texto del ministerio de Jesús. Y es en este sentido, cuando se
aprecia la totalidad del obrar de Jesús que en este caso particular, "sanar" no incluye
meramente una acción de mejoramiento de la salud física, sino una restauración o
crítica a la condición de "dolencia" social. Ésta última, como afirman los antropólogos
culturales, no se circunscribe al problema físico, sino que incluye el significado que
tiene para la persona y la sociedad tener una enfermedad determinada. Así, ser
sanado por Jesús implicó, ya sea su restauración a la vida social y/o religiosa, como
también, una comprensión de la realidad y de sí mismo diferente que no se sirviera
de una comprensión discriminatoria hacia el enfermo, ni que figurara a un Dios
inmisericorde, marginador, o ajeno al sufrimiento humano.
No se dice en qué ocasión vienen la multitudes a oírle. Esta acción no tiene por qué
vincularse a un momento preciso. Los vv. 35-38 parecen ser una introducción
general a la misión que pronto recibirán sus discípulos. Así, más que ver un número
frío en la expresión "multitudes", debe verse la gran necesidad existente de un
ministerio como el de Jesús. Es decir, no se trata meramente de "asistentes" a su
predicación o de testigos curiosos de sus actos milagrosos, ni siquiera de gente que
le siguiera; sino de una forma de mirar a la gente, de entender sus necesidades. De
allí que el término "ovejas" (v. 36) en el texto refleje una mirada sociopolítica de la
realidad, una que reclama el uso y el abandono del pueblo por parte de los líderes
de la nación. Pero también en la imagen de "mies" y "obreros" se denota las
responsabilidades y posibilidades que Jesús mismo ve en su ministerio. Así, la
multitud señala a Jesús una gran necesidad, pero también, sus limitaciones
personales. De allí el comentario: "los obreros son pocos".
Cap. 8; Vv. 1-8. Los receptores del relato que viene es motivo de diferencias entre
los exégetas. Mientras que en 9:36-38 Jesús se dirige a sus discípulos en general,
aquí parece hacerlo fundamentalmente a sus doce discípulos. Sin embargo, como
veremos abajo, no tiene por qué interpretarse de esta manera. Es valioso advertirse
que los doce son enviados con autoridad sobre los espíritus inmundos para
expulsarlos, y para sanar toda enfermedad. ¿Qué quiere decir esto? A la mirada del
texto debe pensarse que requiere la autoridad de Dios para lograr esto, que se trata
de un ministerio que solo puede o debe realizarse bajo la tutela y el poder divino. De
esta manera, la mirada a las multitudes de Jesús debe tocar también las vidas de
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quienes los siguen. Es la misericordia y la gracia, y no la vanidad, o aún la soberbia
(v. 8), la que debe motivar a los doce discípulos a la expulsión de los demonios y el
obrar la sanidad en los enfermos.
La designación de doce discípulos es también una cuestión de disputa en cuanto a
su historicidad, es decir, si fue tal cual en tiempos del mismo Jesús o si fue una
organización posterior que se fue imponiendo. Lo cierto es que no debe de pensarse
de forma excluyente al resto de discípulos y seguidores de Jesús. En ningún
momento se presenta de forma excluyente o como prerrogativa apostólica exclusiva.
En todo caso, son los primeros "enviados" (cf. v. 5), y en vista a esto, son quienes
reciben esta autoridad. Es decir, el poder de realizar dicha sanidades y expulsiones
es conferido en base a su misión, misión a la que son llamados más tarde todos sus
discípulos. La advertencia a no ir a otros pueblos fuera de Israel puede entenderse
como un llamado inicial, una labor primera, y no excluyente según Mateo 28:19.
La misma dinámica de recorrer o ir ("yendo"), predicar, enseñar y sanar, puede
verse en los vv. 5-8, por lo que la llamada a obreros que lleven el mensaje salvífico y
vivificante del reino es vista como una extensión del ministerio del mismo Jesús.
Sugerencias para la Predicación
1. Un grupo de personas que quiere entenderse como iglesia discípula de Jesús
debe tener como práctica el ir, el salir hacia la comunidad de la que forma parte para
bendecirla con la autoridad que Dios le ha conferido.
2. La misión de los discípulos de Jesús incluye servir al prójimo en todas las áreas
de la vida humana. No debe reducirse a labores sociales que no tengan como fuente
la fe en Dios y la autoridad conferida por él a sus discípulos.
3. La mirada a la comunidad que podemos tener como iglesia es "con los ojos de
Jesús". Discernir los tiempos y la realidad humana a la luz del mensaje del reino.
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ESTUDIO EXEGÉTICO-HOMILÉTICO 160 – Julio de 2014
ISEDET
Es un servicio elaborado y distribuido por el Instituto Superior Evangélico de
Estudios Teológicos (ISEDET), Buenos Aires, Argentina
Este material puede citarse mencionando su origen
Juan José Barreda Toscano
Domingo 13 de julio de 2014 (5º de Pentecostés). Verde
Jeremías 20:7-13; Salmo 69:7-10, 16-18; Romanos 6:1b-11; Mateo 10:24-33
Vv. 24-25. Esta sentencia (cf. Lc 6:40) es el cierre de la perícopa anterior, pero también sirve
de conector a los vv. 26-39. La frase no pretende sino explicar a los lectores del Evangelio
sus padecimientos. No se trata de una profecía, ni aún una expresión de deseo por parte de
Jesús, es una sentencia sapiencial. El querer evadir los padecimientos a los seguidores de
Jesús puede que los lleve a traicionar a su "señor", o negar a su "padre". Ambas imágenes
reflejan una relación de autoridad de Jesús sobre sus seguidores que, en términos de honor,
implica también que los "siervos" e "hijos" que padezcan de la misma manera que Jesús
serán dignos de mantener una relación próxima con él. Aquel que es fiel al testimonio de
Jesús debe considerar la posibilidad que se tomen contra él acciones similares a las de su
Señor, querer evitarlos de por sí podría significar dejar a un lado el camino con Jesús.
Vv. 26-27. El temor al que se les pide superar parece ser producto de lo que se dice contra
los seguidores de Jesús. Si embargo, el mensaje de Jesús será encubierto, a través de su
muerte, a través de la expulsión de los cristianos en las sinagogas en los tiempos
posteriores, en algunas persecuciones esporádicas; pero son los discípulos los llamados a
hacerlo público, a ponerlo en la luz. La superación del temor, entonces, no es una apelación
psicologista, sino que apela a un accionar de confianza y un hecho público de valor. Los
discípulos de Jesús deben de hacer público, deben de difundir, el mensaje vivo de Jesús.
Vv. 28. Este versículo, según los mismos testimonios de Hechos de los Apóstoles, no son
alusiones magnificadas como hipérboles. La descripción dicótoma entre el cuerpo y el alma
es propia de quienes en situación de adversidad explican su libertad como una opción
interna de resistencia. No es una descripción ontológica del ser humano. Pero esta
afirmación está construida bajo la misma imagen de la relación siervo-señor, en la que hay
que temer más al amo que a los demás que no tienen real o un profundo poder sobre
nosotros. La traducción del gr. "geénna" por "infierno" puede prestarse a malas
interpretaciones. Quizá debería de usarse una expresión que explique la idea de ser
separado, hecho a un lado en su totalidad.
Vv. 29-30. Después de lo dicho arriba sobre el temor al amo, Jesús señala el gran valor que
tiene para él la vida de sus seguidores. En perspectivas sociopolítica, la imagen no apunta a
comparar la vida humana vs. la de un animal. La elección de esta ave pequeñita y simple,
tiene también un sentido social. Se trata de personas menospreciadas socialmente, quizá
por su condición económica, pero aún más, porque su fe cristiana los posterga de la vida
social plena, y en ese sentido, los pone en una posición de vulnerabilidad que los hace ser
menospreciados en la cultura del poder y la fuerza. El cuidado de Dios está aún más
presente en lo más débiles. Dios cuida de los mínimos detalles de la vida de quienes confían
en él. Pero esto no significa de ninguna manera que no se sufra o que no hayan situaciones
de adversidad. En todo caso, aquí no se está hablando del sufrimiento en general, sino de
aquel que proviene de la lealtad a Jesús y de guardar su mensaje.
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Vv. 32-33. Es en este sentido que la relación de reciprocidad de honor y lealtad del siervo a
su amo, del hijo a su padre, se ve reflejada en la confesión que estos últimos tendrán hacia
los primeros. Jesús confesará, reconocerá a quienes no le negaron, sino que le confesaron
en público a pesar de las adversidades que esto significó para sus vidas. El carácter
escatológico que parece percibirse en estos versículos no tienen por qué ser llevados a la
mirada de dos tiempo o dos mundo, el presente y el futuro. Ambos están estrechamente
vinculados y, en sentido amplio, el presente inmediato en el que se habla puede ser visto
como escatológico en el sentido que ser el cumplimiento de los tiempos mesiánicos que
comienzan con la presencia de Jesús.
Sugerencia para la predicación
1. En el mundo hedonista y exitista en el que vivimos, debemos de ayudar a comprender
que es posible que el sufrimiento sea producto, precisamente, de lealtad a Dios. Evitar el
sufrimiento como un fin puede llevar a abandonar a Dios y su mensaje de justicia y amor.
2. Dios tiene cuidado de sus hijos, especialmente de los más débiles y excluidos en la
sociedad. La iglesia que sigue a Dios debería de tener la misma vocación y práctica desde y
hacia los débiles y excluidos.
3. En aquella relación establecida con Dios como la de un Padre-Madre e hijos, como estos
últimos nos debemos a Dios respondiendo a la manera como nos ama. En una relación tan
íntima la reciprocidad, aunque fuese asimétrica, construye relaciones, afectos y
compromisos más profundos.
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ESTUDIO EXEGÉTICO-HOMILÉTICO 160 – Julio de 2014
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Es un servicio elaborado y distribuido por el Instituto Superior Evangélico de
Estudios Teológicos (ISEDET), Buenos Aires, Argentina
Este material puede citarse mencionando su origen
Juan José Barreda Toscano
Domingo 20 de julio de 2014 (6º de Pentecostés). Verde
Jeremías 28:5-9; Salmo 89:1-4, 15-18; Romanos 6:12-23; Mateo 10:34-42
Vv. 34-39. Nuevamente, a manera se toma el tema de los vv. 24-28, es decir, el de la
adversidad ante las prácticas de la fe cristiana. La expresión "no he venido a traer paz, sino
espada" es un hebraísmo. La expresión refleja esa consciencia de la soberanía absoluta de
Dios sobre la historia en la que, aún las situaciones más duras provienen de Dios. Esta
lectura de la realidad no es para presentar a Dios como un ser duro o perverso, sino que es
una mirada teológica que prefiere indagar sobre este hecho, en vez de confesar que Dios es
impotente ante el accionar de otros dioses -o aún seres espirituales malévolos- que tuvieran
un poder tal que pudieran anteponerse a la voluntad divina. Pero dentro de esta expresión
está también una expresión indirecta de parte de Jesús. No es que él genera los conflictos
como un fin, sino que su llamado a la lealtad a Dios, el seguimiento de Jesús en la vida en el
reino, muy probablemente traerá consigo conflictos. Jesús sabe bien de esto, y cuando
invita a sus discípulos a seguirle y no traicionarle, les advierte también que dicha vida les
traerá problemas, aún en la misma familia.
En la cultura mediterránea, y en particular en la sociedad judía, la familia extendida fue el
"mundo" primero y en el que muchos se movieron durante toda su vida. La aldea, la
comunidad pequeña, es el mundo en el que se desarrolla la vida. Hay poco movimiento
social y geográfico. Las normas de vida concernientes a la familia son fuertes y posibilitan la
estabilidad y la comprensión del sujeto en sociedad. En la misma vida de Jesús la lealtad al
llamado de su Padre y al evangelio llevaron a la ruptura de varios patrones familiares, y aún
los de patronazgo, que lo hicieron ver como un antisocial o un antifamilia. El mismo llamado
a verse como hermanos y hermanas en un trato fraterno de justicia e inclusión hacia
extranjeros, el cuidado a los más débiles, muchos de ellos siervos extranjeros, la vocación
de salir del lugar de origen, abandonar actividades y responsabilidades familiares
tradicionales para servir a otros, presenta al movimiento de Jesús y sus enseñanzas como
quienes rompen con la estabilidad social y familiar, y aún la religiosa. La propuesta del reino
es vista como desestabilizadora, y vivir bajo estas nuevas enseñanzas traerá grandes
conflictos aún en el seno familiar.
En perspectivas de género, es importante advertir en v. 35 que se dice: "a la hija contra su
madre, y a la nuera contra su suegra", lo cual señala una vez más que el movimiento de
Jesús y la iglesia primitiva estuvo compuesta en buena medida por mujeres. Ellas fueron
artífices de la vida de y en la comunidad naciente. Si el seguimiento de Jesús por parte de
hombres y siervos fue complejo cuando se trataba de aquellos que dejaban sus hogares o
rompían con valores y prácticas fuertemente establecidas, imagínense lo que puede ser
para una organización familiar y social patriarcal que mujeres participen pública y
activamente en el movimiento mesiánico, que ocupasen lugares de liderazgo en la
comunidad naciente. Esta organización debió de ser motivo de conflicto en los mismos
hogares, pero al mismo tiempo, un motivo de libertad y de propuesta de vida plena para toda
la sociedad en términos de justicia y amor. Sin embargo, no es un atentado contra la familia,
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sino una propuesta de una familia organizado en relaciones de justicia, libertad y vida plena
para todos, con lo que trae consigo también la propuesta del desarrollo de nuevas
masculinidades que reflejen la vida en el reino del Dios de Jesucristo. Llevar adelante esta
propuesta tiene un costo, no debe esperarse la aceptación inmediata o plena de la sociedad.
La lealtad a Jesús y a sus enseñanzas es presentada como criterio último en la vida de fe,
no bajo categorías de "éxito", ni aún de amplia aceptación social per se. La vida plena viene
de parte de Dios y nace en el seguimiento leal a Jesús con la esperanza que otros confíen
en él, pero sabiendo que otros no lo harán y estarán en conflicto con quienes sigan
lealmente a Jesús.
Vv. 40-42. Es así que plantea Jesús que en la predicación y las prácticas públicas del reino
se verá su propia vida y misión. Radicalmente Jesús plantea su identificación con sus
seguidores que desde una vida profética, y conformando comunidades de fe proféticas, no
solamente son llamado a denunciar las injusticias de la sociedad, sino también son invitado
a compartir el gozo y la vida plena del reino de Dios. Quienes reciban estas enseñanzas y
propuestas del reino expresadas fielmente por los seguidores, recibirán al Mesías. Vale
aclararse que no se trata de una mirada excluyente o elitista que posicione a la iglesia como
única o "el" lugar de acceso al Mesías y a su reino. Se está refiriendo al mensaje salvífico
abierto a todos y todas, no circunscrito a un grupo en particular, pero proclamado en vidas
por aquellos "pequeñitos" que confiando en Dios siguen a Jesús y guardan sus enseñanzas.
Es así también, que los dichos de Jesús en estos versículos llaman a sus seguidores a
tomar consciencia que su pequeñez y su sencillez es el camino de amor elegido por Dios
para anunciarle. Y al mismo tiempo, es un llamado a tener un mejor discernimiento de la
presencia de Dios en el mundo, una presencia que requiere de los valores y perspectivas de
Jesús para ser discernida y encontrada.
Sugerencias para la predicación
1. En una tendencia en la que permanecer en el status quo es visto como un fin en sí
mismo, ¿qué implicancias trae esto para la lealtad a Jesús y sus enseñanzas del reino?
2. Seguir a Jesús puede traer muchos conflictos. En cuestiones de género, el mensaje y la
vida de Jesús nos exhortan a poner en primer lugar las relaciones de justicia y amor entre
hombres y mujeres como una manera central de anunciar fielmente su reino.
3. Las estructuras eclesiales son un poderoso mensaje de la fe en Jesús. Cambiar aquellas
que segregan, aquellas que ejercen abuso de poder sobre los demás, aquellas que no son
dinámicas para la inclusión, son un contramensaje al reinado de Dios.
4. Somos llamado a ser, como dijera el apóstol Pablo, "cartas abiertas", llamado a
comunicar desde nuestras vidas las posibilidades de Dios de bendecir y acompañar a la
humanidad hacia la vida plena. Y esto desde el desarrollar una espiritualidad que nos ayude
a comprender que somos "pequeñitos" necesitados de Dios, que dependemos de él y nos
rendimos a él en el seguimiento de Jesús.
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ESTUDIO EXEGÉTICO-HOMILÉTICO – Julio de 2014
ISEDET
Es un servicio elaborado y distribuido por el Instituto Superior Evangélico de
Estudios Teológicos (ISEDET), Buenos Aires, Argentina
Este material puede citarse mencionando su origen
Juan José Barreda Toscano
Domingo 27 de julio de 2014 (7º Domingo de Pentecostés). Verde
Zacarías 9:9-12; Salmo 145:8-14; Romanos 7:15-25a; Mateo 11:16-19.25-30
Vv. 16-19, Este pasaje sigue a la visita de los seguidores de Juan el Bautista y a los
comentarios de Jesús sobre este profeta (vv. 1-15; cf. 10:16-25 y 10:34-39). La prisión de
Juan no pasa desapercibida ni carece de comentarios por parte de Jesús. Pero su atención
en el comentario aquí no está dirigida principalmente a las autoridades que lo han
encarcelado, sino a algún sector de la población. Podría pensarse, ¿cómo entendió esta la
prisión de Juan? ¿Está la idea que "algo malo habrá hecho"? ¿Se preguntaría la gente si
Juan no se excedió en sus dichos y por ello fue llevado a prisión? La descripción con la que
Jesús reconoce la imagen que la gente tenía de un profeta no refleja a este siervo de Dios,
aquel guiado por su Espíritu para hablar en su nombre. Un profeta no es un debilucho,
temeroso o "prudente", que calla ante el pecado del pueblo y, especialmente, de quienes
gobiernan al pueblo. Pero tampoco es aquel que se acomoda al poder, que se enriquece y
se somete a los lujos que los distancia del pueblo y, de esta manera también, del mensaje
recibido por Dios. La lectura de Jesús respecto a la prisión de Juan es que él está allí por la
injusticia de los gobernantes, y como consecuencia de su firme lealtad a Dios.
De allí también que ante la lectura que algunos hacen de la prisión de Juan, Jesús les
plantea de forma desafiante su identificación con este profeta y su mensaje. Lo hace
señalándoles a sus oyentes el rechazo a los enviados de Dios, cualquiera que sea las
características de su persona y de su mensaje (vv. 16-17). El dicho que Jesús cita no parece
aludir solamente a su persona y a la de Juan el Bautista, sino a todos los profetas enviados
por Dios al pueblo de Israel. Dicho de manera directa, Jesús les dijo: "Sea esta u otra
manera en la que presentemos nuestro mensaje o como seamos los profetas, ustedes no
aceptan el mensaje de Dios. Siempre encuentran una buena razón para rechazarlos y con
ellos, a Dios mismo".
En el comentario sobre Juan el Bautista "demonio tiene" están quienes han visto una alusión
a las maneras con la que posiblemente Juan el Bautista proclamaría su mensaje,
vinculándolo con un predicador carismático. No hay otras razones para pensarlo así, aunque
no puede descartarse que haya habido manifestaciones extáticas como pudo suceder con
otros profetas y en quienes los seguían. Con todo, la alusión a tener un demonio está más
vinculado al hecho que no comiera ni bebiera, posiblemente, en la casa de los demás (y no
simplemente que no se alimentara). Esta acción ermitaña y poco receptiva de la hospitalidad
pudo llevar a algunos que la razón era el estar endemoniado. Por el contrario, de Jesús se
dice que tiene una gran vida social, que participa en las casas de muchos. Así, lo vemos ser
acusado de sentarse a la mesa con pecadores y recaudadores de impuestos (Mt 9:10-11).
La frase: "Pero la sabiduría es justificada por sus obras" (v. 19) alude al testimonio de Juan y
Jesús respecto al reino de Dios. Son sus obras, como antes mencionara Jesús a los
enviados por Juan, las que testimonian quiénes son ellos. Sus obras responden al mensaje
del profeta en vinculación a la interpretación que ellos mismo hacen de las enseñanzas de la
Torá por las que disciernen el mensaje divino. Es así que aquí Jesús plantea también
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diferencias de interpretaciones entre quienes juzgan erradamente el actuar de Juan, y de
Jesús mismo, y el mensaje y obras que ellos realizan en nombre de Dios.
Vv. 25-30. Vinculado a los vv. 16-19, a nivel redaccional, puede entenderse esta
exclamación de alabanza de Jesús también en el plano interpretativo. La contraposición
niños/as - adultos/as no es meramente psicologista, sino que refiere a la condición social y a
la posición en el mundo que ambos grupos desempeñan en el mundo. Juan y Jesús se
entienden como personas de fe, que asumen su vulnerabilidad y dependencia fiel a Dios,
como la de un hijo a su padre siguiendo las relaciones culturales de su época, o la que se
atañe a la etapa en la infancia. Así, los términos "sabios" y "entendidos" son cuestionados
bajo la interpretación de la verdadera sabiduría divina (cf. v. 19) que los hace parecer en la
visión adultocentrista como ignorantes o desentendidos. Y es en esta posición de entrega y
dependencia a Dios que Jesús, quien se identifica como "Hijo" y a Dios como "Padre",
recibe la revelación de su Padre ("me fueron entregadas", "conoce") como quien guarda lo
aprendido en su estrecha vinculación con Dios. En este pasaje Jesús afirma radicalmente su
vinculación con Dios, y es en el plano del seguimiento a este Dios que atribuye su
conocimiento de él, así como también, su autoridad y veracidad para enseñar a otros lo
recibido. En el plano de la interpretación, Jesús no apela excluyentemente a la racionalidad,
sino a una vida de seguimiento que desde la vida toda lo faculta para recibir y discernir el
mensaje y el actuar de Dios mismo.
Siguiendo con esta mirada hacia la vulnerabilidad y la dependencia del Padre, Jesús llama a
seguirle, a venir a él, especialmente a aquellos que están trabajados y cargados para
descansar en él. Con todo, no pretende decirles que este camino es cómodo, sino que
también tiene su carga, pero en esta imagen afirma que esta carga es "ligera" y que es
sostenible en unión con el Padre como lo es en la vida de Jesús. Así, esta serie de
imágenes, la del niño, la del trabajado y cargado, se representa a aquel que debe de dejar el
poder que le otorgan otras sabidurías para tomar aquella asumida por Jesús y que tiene
como logro el descanso más profundo. Una vez más, no debe interpretarse esta alusión en
el plano meramente psicologista, aunque implique al "alma". Más bien, alude a una manera
de entenderse en el mundo, a una manera de servir a Dios para los demás que se
caracterice por la mansedumbre, la confianza en Dios y el seguimiento leal al testimonio de
Jesús.
Sugerencias para la predicación
1. La vida cristiana se desarrolla en el ejercicio de una mirada crítica hacia el mundo del que
se forma parte. Seguir a Jesús conlleva una labor profética que debe de estar caracterizada
por la lealtad al mensaje divino, aunque hay veces esto nos ponga en posiciones de
enfrentamiento con el consenso religioso dominante (teológico, estructural, etc.).
2. La labor profética del pueblo de Dios debe cuidarse de no caer en los mecanismos de
poder que organizan la vida fuera de la mansedumbre y la dependencia de Dios en el amor
al prójimo. Las señales, las obras que caracterizan a Jesús, son su mensaje profético. El
amor desde los débiles y excluidos es profético en tanto que evidencia la existencia de este
amor como una opción entre otras. La iglesia es cristiana porque desde sus opciones de
vida y de ser iglesia testimonia a este Jesús, lleva sus cargas, pero también pregona la
presencia vivificante de Dios desde su ser pueblo de Dios.
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