terrazas: una ordenanza abusiva con el espacio público peatonal

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TERRAZAS: UNA ORDENANZA ABUSIVA CON EL
ESPACIO PÚBLICO PEATONAL
Ilustración: Mateus Porto
Posicionamiento de la ASOCIACIÓN DE VIANDANTES A PIE respecto a la ‘Ordenanza de
terrazas y quioscos de hostelería y restauración’ del Ayuntamiento de Madrid
(Enero 2015)
1. Un nuevo obstáculo en el camino
Se podría pensar que a medida que crece el convencimiento, tanto en el ámbito institucional como
entre la población, de la necesidad de impulsar una movilidad más sostenible en nuestras
ciudades, el camino de los viandantes se iría progresivamente allanando. No en vano, el papel del
peatón es destacado como fundamental en el marco de esta nueva cultura de la movilidad que, en
Madrid como en otras tantas ciudades españolas, comienza a propugnarse. Sobre el papel, la
facilitación de los desplazamientos a pie y la recuperación del espacio público para la estancia,
juego y socialización se erigen como líneas de actuación prioritarias.
En este sentido, desde la asociación de viandantes “A Pie” se han ido acogiendo con satisfacción y
optimismo los progresivos avances del Ayuntamiento de Madrid en favor del uso y disfrute
peatonal de la ciudad. Sin embargo, estos son aún tímidos. Y no exentos de contradicciones y
amenazas. Madrid cuenta ahora con más espacios peatonales, pero en los que muchas veces
resulta imposible encontrar agua, sombra o incluso lugar para sentarse (especialmente si se quiere
hacerlo gratis); se fomenta el uso de la bicicleta en el municipio, pero en muchos casos a costa del
peatón, quién se ve ahora obligado a compartir su limitado espacio, cuando no a perderlo en favor
de aquella. La proliferación de terrazas de hostelería y restauración en las calles madrileñas viene
a sumarse a esas amenazas.
Además de causantes de otro tipo de trastornos1, desde que en enero de 2011 la entrada en vigor
de la denominada Ley Anti-Tabaco iniciara su florecimiento, las terrazas de hostelería y
restauración lideran la invasión de aceras y zonas peatonales que viene sufriendo la ciudad,
convirtiéndose en uno de los grandes obstáculos a salvar en materia de facilitación de los
desplazamientos peatonales y recuperación de un espacio público de calidad en Madrid.
Difícilmente se podrá conjugar la voluntad de promoción de una movilidad más sostenible,
particularmente la movilidad a pie, con una norma rácana con el viandante, que regula desde una
perspectiva que ignora todo espacio público que no sea peatonal (no se contempla en ningún caso
la posibilidad de recuperar espacio ahora destinado, por ejemplo, al aparcamiento para ubicar
terrazas) y limita a una mera cuestión geométrica su consideración, obviando cuestiones clave
para el uso peatonal como son la comodidad del desplazamiento, la necesaria continuidad de los
itinerarios o la permeabilidad para el cruce de la vía.
La revisión de la “Ordenanza reguladora de las terrazas de veladores y quioscos de hostelería”,
realizada en 2013, ofrecía una inmejorable oportunidad para enmendar el error. Pero el Consistorio
optó por ignorar sus propias recomendaciones -la Mesa de la Movilidad apuntó a la necesidad de
‘establecer criterios limitantes’ para la ‘ocupación del espacio público con terrazas y usos
privativos’-, aprobando una nueva normativa aún más lesiva para el viandante, que amplía la
amenaza sobre el menguante área de confort peatonal.
Con la nueva regulación -que nació con la voluntad declarada de dinamizar la actividad de las
terrazas, simplificando y facilitando aún más su instalación- son más los establecimientos que
pueden ocupar la vía pública, sus terrazas pueden ser mayores y no se ven limitadas sus
posibilidades de instalación de mobiliario, pudiendo incluso anclar elementos delimitadores y
acondicionadores del espacio ocupado -pervirtiendo con ello su naturaleza de uso temporal,
asociado a un horario.
1
Desde 2011 se han disparado las denuncias por ruido en la capital.
1
Ello ha resultado en una mayor presencia de obstáculos en las calles, especialmente penosos para
aquellos con algún tipo de discapacidad, particularmente invidentes. Mientras que se reducen las
opciones de quién desee disfrutar de un espacio público de calidad sin que medie transacción
económica para ello. Con lo que no se favorece una ciudad más justa y equitativa, cuyo uso y
disfrute sea igual para todos.
Y es que la ordenanza de terrazas tiene por objetivo ‘recoger las peticiones de los empresarios de
la hostelería y restauración’, cuyos intereses particulares se ven beneficiados en detrimento de los
de todos, dando un uso privado al espacio público de la ciudad.
2. La consideración del peatón en la nueva ordenanza
En su texto introductorio de motivación, la Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y
Restauración expresa la voluntad de la norma de respetar los derechos de, entre otros, los
viandantes. En línea con esta afirmación, su articulado apunta a la garantía de la movilidad de la
zona en la que se ubique la terraza como condición para el otorgamiento de la correspondiente
autorización. Sin embargo, la norma no aclara cuáles son esos derechos del peatón a los que hace
referencia, ni el alcance de los procedimientos para asegurar que la movilidad peatonal en la zona
está garantizada.
Al no desarrollarse la cuestión de las necesidades del peatón, se deduce que esta consideración
se desprende del marco normativo de los ámbitos sectoriales con los que la propia ordenanza
reconoce su interrelación (medioambiente, accesibilidad, movilidad, etc.). Lo que para el caso del
peatón madrileño se limita a la observancia de lo estipulado por la legislación de accesibilidad
(Orden Ministerial 561/2010) en relación a los itinerarios peatonales accesibles. Esto es, la
obligación de asegurar ‘una anchura libre de paso no inferior a 1,80 m, que garantice el giro, cruce
y cambio de dirección de las personas independientemente de sus características o modo de
desplazamiento’.
Así pues, como ya ocurría con la ordenanza a la que sustituye2, la nueva normativa de terrazas
presenta una clara indefinición en relación con los requerimientos de movilidad peatonal, fiando
toda su consideración a una serie de criterios geométricos que difícilmente podrán atender a las
necesidades de la multiplicidad de viandantes en la compleja realidad del espacio urbano de
Madrid, ya que obvia cuestiones clave para el uso peatonal como son la comodidad del
desplazamiento, la importancia del recorrido en la red de itinerarios peatonales, la necesaria
continuidad de los mismos o la permeabilidad para el cruce de la vía.
Tampoco tiene en consideración la nueva ordenanza (como tampoco lo hacía la anterior) que el
actual marco normativo municipal permite diferentes formas de ocupación del cada vez más
limitado espacio peatonal (circulación de bicis y motos para su aparcamiento, obras, contenedores
de basura, etc.), todas ellas compitiendo por el mismo espacio, limitando al máximo las
posibilidades de otro uso fundamental de la vía pública, el de la estancia y la socialización
(gratuita), cuyos practicantes verán ahora aumentadas las probabilidades de ser considerados
obstáculos en virtud de la ordenanza de movilidad madrileña3.
2
Ordenanza Reguladora de las Terrazas de Veladores y Quioscos de Hostelería (BO.
Ayuntamiento de Madrid 01/02/2007 núm. 5741 pág. 484-503, BO. Comunidad de Madrid
26/01/2007 núm. 22 pág. 77-92)
3
La Ordenanza de Movilidad de Madrid prohíbe a los peatones “Detenerse en las aceras
formando grupos que impidan la circulación del resto de peatones.” (art. 50 Ordenanza
2
Por otro lado, y pese a su incidencia sobre la misma, tampoco se vincula el desarrollo de la norma
a los objetivos de movilidad de la ciudad, que pasan en buena medida por el fomento de la
movilidad no motorizada, particularmente la peatonal. Así, como ya se ha señalado, la ordenanza
de terrazas ignora todo espacio público que no sea peatonal y no contempla en ningún caso la
posibilidad de recuperar espacio ahora destinado, por ejemplo, al aparcamiento para ubicar
terrazas. De tal forma que impone en todos los casos la ocupación del espacio del peatón,
restringiendo su utilización por parte de éstos, con independencia de que los objetivos de movilidad
pudieran aconsejar una mejora de las condiciones para el caminar en dicho tramo del viario, o la
conveniencia de imponer restricciones a la movilidad motorizada.
Esta relegación de la movilidad peatonal a un papel secundario (en favor del fomento de la
actividad económica asociada a las terrazas) la evidencia el hecho de que la ordenanza prevea la
creación de una Comisión Especial de Terrazas y Hostelería, entre cuyas competencias
fundamentales se encuentra la de atender y decidir sobre aquellas solicitudes en las que, no
cumpliéndose los requisitos exigidos por la ordenanza (es decir, aquellas en las que no se
garantiza la movilidad de la zona), ‘concurran especiales circunstancias de carácter turístico,
comercial, de seguridad, paisajístico, cultural o social que aconseje su concesión’.
3. Las disposiciones de la ordenanza que afectan a la movilidad peatonal
Ancho máximo y paso libre mínimo
El ancho mínimo de paso libre constituye un aspecto clave en relación con la funcionalidad de los
itinerarios peatonales. Esta variable es utilizada, por ejemplo, por la legislación de accesibilidad en
su definición de los itinerarios peatonales accesibles. Además, condiciona notablemente la
comodidad de dichos itinerarios. En relación con esta última cuestión, los criterios geométricos
para su definición deberán relacionarse con la intensidad de uso peatonal (circulatorio y estancial)
del correspondiente tramo (anchos libres de paso de idénticas dimensiones proporcionarán
condiciones de comodidad diferentes dependiendo del número de peatones que se crucen en
dicha sección).
A la hora de establecer sus requerimientos de anchura libre de paso, la anterior ordenanza de
terrazas establecía un mínimo de 3 metros con carácter general, salvo para aceras de menos de 6
metros, en las que este ancho puede reducirse a 2,5 metros. Estos valores, ya de por si muy
limitantes en aceras de uso peatonal medio o alto, se reducen en la nueva ordenanza,
estableciéndose con carácter general un mínimo de 2,5 metros.
ANCHURA LIBRE DE PASO
Ordenanza antigua
Nueva ordenanza
≥ 2,50 metros
Acera o calle peatonal < 6,00 metros
Acera o calle peatonal 6,00 – 8,00 metros
Acera o calle peatonal > 8,00 metros
Bulevar
(*)
Plaza peatonal
≥ 3,00 metros
≥ 2,50 metros
(*) En el caso de terrazas dispuestas en paralelo a la fachada, pero no adosadas a la misma, el pasillo de separación
no inferior a 3 metros ni superior a 4
de Movilidad para la ciudad de Madrid, BOCM núm. 247 de 17/10/2005, BO Ayuntamiento de
Madrid núm. 5680 de 01/12/2005)
3
Junto con el ancho libre de paso, el otro criterio utilizado por la ordenanza de terrazas para limitar
la ocupación del ancho de calzada es la ocupación máxima permitida. Como en el caso del ancho
libre de paso, hasta ahora la ordenanza establecía criterios diferenciados según las características
de la vía. Criterio que la nueva ordenanza unifica en detrimento de la calidad peatonal.
OCUPACIÓN MÁXIMA PERMITIDA
Ordenanza vigente
Acera o calle peatonal < 6,00 metros
Acera o calle peatonal 6,00 – 8,00 metros
Acera o calle peatonal > 8,00 metros
Bulevar
Plaza peatonal
≤ 30% ancho disponible
≤ 40% ancho disponible
≤ 50% ancho disponible
≤ 40% ancho disponible
≤ 50% ancho disponible
Nueva ordenanza
≤ 50% ancho disponible
En relación con el ancho libre de paso, las terrazas con construcciones ligeras (las anteriormente
conocidas como terrazas con cerramientos estables) reciben un tratamiento especial, cuyas
condiciones también se ven modificadas en perjuicio de la calidad peatonal en la nueva norma. Si
antes la ordenanza estipulaba para este tipo de terrazas que en ‘aceras y bulevares, la anchura
mínima del espacio de tránsito peatonal será igual o superior a 7 metros’, limitando su ocupación
máxima a 3,5 metros ‘cuando el ancho de tránsito peatonal sea superior a 7 metros e inferior a 9
metros’ y a un 50% del ancho disponible cuando sea mayor de 9 metros. La nueva ordenanza se
limita a establecer que ‘las construcciones ligeras sólo pueden instalarse en aceras o calles
peatonales con más de 5 metros de ancho’. Siendo las disposiciones técnicas para su instalación
las mismas que para el resto de terrazas. Y es que, como se verá más adelante, la nueva
ordenanza abre la puerta a la utilización sin apenas restricciones de anclajes y sujeciones para
elementos delimitadores y acondicionadores, otorgando a las terrazas un carácter permanente que
no hace sino ahondar en el perjuicio peatonal y en el uso privativo del espacio público.
Figura 1: Ejemplos de la modificación impuesta por la nueva ordenanza en el ancho de ocupación
4
Ocupación longitudinal
La ocupación longitudinal del espacio disponible afecta al uso peatonal del espacio público de dos
formas. Por un lado, su mayor o menor longitud determina el grado de usurpación del espacio
peatonal en aceras, bulevares, etc. Dicho de otro modo, la cantidad de viario en la que el viandante
deberá sufrir los rigores de la instalación de las terrazas.
En este sentido, la ordenanza establece que las terrazas se podrán disponer frente a la fachada
del establecimiento y en su caso, de los colindantes. En el caso de solicitarlo más de un
establecimiento de un mismo edificio, cada uno podrá ocupar la longitud de lancho de fachada de
su establecimiento, debiendo repartirse equitativamente el espacio restante del edificio común.
Más allá de la utilización de la poco usual y notablemente variable unidad de medida “edificio”,
cabe destacar que en ningún caso se determina una longitud o porcentaje máximo de ocupación
longitudinal, lo que unido a la eliminación de los límites a la dimensión total de las terrazas, supone
un grave perjuicio de la calidad peatonal.
Por otro lado, en los casos en los que las terrazas se disponen en la línea de bordillo (la mayoría),
su longitud condiciona la permeabilidad del viario público. A este respecto se podría argumentar
que la norma ya establece la obligación de respetar los pasos peatonales existentes. Pero eso
sería tanto como asegurar que las posibilidades de cruce peatonal en el viario madrileño son
óptimas, algo que dista bastante de la realidad. Sumándose ahora a esta situación el perjuicio
añadido de las terrazas como barrera para el cruce peatonal.
Es de esperar, además, que en el futuro se agrave aún más la situación debido a la proliferación
de calles de uso residencial y zonas 30, donde rige la prioridad peatonal y se permite el cruce en
cualquier punto de la vía. Sin embargo, no existe mención alguna a esta cuestión en la ordenanza
que regula la disposición de terrazas en Madrid, que no establece ningún criterio para garantizar la
permeabilidad transversal del viario.
Ubicación en la acera
La disposición de una terraza en el viario público constituye, en cualquier caso, un obstáculo al
tránsito peatonal, cuya ubicación puede acentuar o atenuar la incidencia de dicho obstáculo sobre
la marcha de los peatones.
Con buen criterio, la ordenanza de terrazas obliga a la disposición de las sucesivas terrazas a lo
largo de una misma línea de manzana evitando quiebros, de forma que se respete la continuidad
de los itinerarios.
En cuanto a su ubicación, mientras que la anterior ordenanza era más flexible al respecto, la nueva
norma dispone que, con carácter general, se ubiquen las terrazas en la línea de bordillo.
Limitándose su ubicación adosada a la fachada a casos excepcionales en los que lo contrario
perjudicase el tránsito peatonal.
No se trata de una cuestión menor, ya que la fachada es usada por determinados colectivos –
fundamentalmente invidentes y personas con discapacidad visual- como referencia para guiar sus
desplazamientos. Y la proliferación de obstáculos en las mismas no haría sino penalizar su
capacidad de desplazamiento autónomo por la ciudad.
5
Aunque la anterior ordenanza era más explícita al respecto, se deduce de este criterio la
imposibilidad de disponer terrazas que combinen la disposición de mobiliario en línea de bordillo y
de forma adosada a la fachada.
Resguardos
Con objeto de garantizar el acceso y posibilidad de uso de los diferentes servicios públicos,
equipamientos municipales, establecimientos y otros elementos del viario, la ordenanza de
terrazas establece unas distancias mínimas de resguardo respecto a los mismos. Son los
siguientes:
DISTANCIAS DE RESGUARDO
Bocas de metro
Paradas de transporte público
Pasos de peatones
Salidas de emergencia
Puntos fijos de venta y otros servicios
Cabinas de teléfono
Vados para el paso de vehículos
Entradas peatonales a edificios
Rebajes para personas con movilidad reducida
Bordillos
Acera bici
Ordenanza vigente
Nueva ordenanza
3,00 m
3,00 m
3,00 m
2,00 m
1,00 m
0,50 m (sin valla de
protección)
0,30 m (con valla de
protección)
-
2,00 m
2,00 m
2,00 m
1,50 m
1,50 m
1,50 m
1,00 m
1,00 m
1,00 m
0,50 m, salvo si existe
valla de protección
Pavimento de tacto-visual
-
Reserva de aparcamiento para discapacitados
-
0,50 m
1,20 m a cada lado del
eje
1,20 m desde línea de
bordillo
Se observa cómo, en este caso también, los criterios adoptados por la nueva normativa reducen
los ya de por si estrictos requerimientos de la ordenanza anterior, favoreciendo una mayor
ocupación del espacio público por parte de las terrazas.
Al margen de posibles contradicciones que puedan denotar estos criterios4, y como ya ocurría con
otros criterios de la norma, llama la atención que aspectos tales como las distancias a bocas de
metro, paradas de transporte público o pasos peatonales, se regulan de forma general, sin tener
en cuenta la intensidad de uso de los mismo o las características del viario en el que se sitúan, lo
que puede condicionar los requerimientos a imponer.
4
Se establece, por ejemplo, un resguardo respecto a los pasos de peatones.
Algo que no sucede a la hora de considerar la disposición del aparcamiento,
cuando los motivos que lo justifican son los mismos: en esencia, garantizar la
posibilidad de ver y ser visto de los peatones.
6
Figura 2: Ejemplo de la modificación impuesta por la nueva ordenanza en relación a los resguardos
Elementos permitidos y mobiliario de terrazas
La generalización en el uso de elementos delimitadores y acondicionadores de las terrazas ha
constituido una de las principales novedades de la nueva ordenanza de terrazas de Madrid. Así, en
su Anexo I, la nueva ordenanza incluye un listado -no exhaustivo- de elementos autorizados, que
incluye construcciones ligeras, tarimas o cubrimientos del pavimento, toldos y sombrillas con
sujeción al pavimento, elementos separadores, etc.
El principal perjuicio a la movilidad peatonal se deriva del hecho de que la ordenanza abre la
puerta al anclaje y sujeción de dichos elementos, lo que otorga un carácter permanente a las
barreras que dichos elemento imponen sobre el espacio público, que se mantendrían incluso
durante los periodos de inactividad del uso accesorio para el que se han autorizado.
Esto, además, pervierte el carácter no permanente que la propia ordenanza atribuye a las terrazas,
imposibilitando el uso y disfrute de dicha porción de suelo a cualquier otra actividad propia del
espacio público, fuera del horario autorizado para el uso de terraza.
Por su parte, en lo relativo al mobiliario de las terrazas, la nueva normativa abre la puerta a la
utilización de cualquier tipo de mobiliario, al incorporar un extenso listado de mobiliario autorizado,
del que se destaca su carácter no exhaustivo y la vocación de adaptarse a una realidad cambiante
y plural. Tampoco se imponen restricciones a su número, siempre que se circunscriba al espacio
7
de ocupación autorizado.
Se elimina de esta forma lo que la anterior normativa denominaba “módulos de velador” que tenían
la virtud de establecer unos criterios mínimos de ocupación de espacio por parte del mobiliario
fundamental de las terrazas (sillas y mesas), lo que hacía más fácil valorar la conveniencia de dar
cabida a una determinada disposición de terraza en una acera concreta. Y también facilitaba el
control del efecto expansivo de muchas terrazas, que tienden a ocupar un espacio muy superior al
concedido cuando crece su número de usuarios.
En este sentido, cobra especial importancia la obligatoriedad por parte del establecimiento
autorizado de hacer visible, no solo el plano de ordenación de los elementos y mobiliario de la
terraza (como exige la ordenanza), sino también el plano de situación, superficie autorizada de
ocupación, ancho de acera y distancias, preceptivo para la tramitación de la autorización.
4. La vigilancia en su cumplimiento
Con ser importante, la preocupación en relación a la ordenanza de terrazas no se limita a su
articulado, sino que se ve agudizada por el historial de incumplimiento que atesora la anterior
normativa. Hecho al que ha contribuido la, cuando menos, ineficiente labor de vigilancia del
Ayuntamiento en cuanto al cumplimiento de la misma.
Y si esto ha sido así desde el comienzo de su proliferación, el panorama que se pinta con una
nueva normativa aún más permisiva no es nada halagüeño, al institucionalizar un discurso que,
lejos de animar a hosteleros y restauradores a incrementar su compromiso con el resto de usuarios
de la vía, refuerza la idea de prevalencia del “derecho” a la actividad económica de sus negocios
frente a otro tipo de intereses, abonando el terreno para continuar por la, ahora ya más estrecha,
senda del incumplimiento.
Como anexo a este informe, se presenta un catálogo de excesos e incumplimientos en la
aplicación de la normativa de terrazas con los que fácilmente se encontrará cualquier paseante de
cualquier barrio de Madrid.
5. Conclusión
En conclusión, la Asociación de Viandantes A PIE denuncia que:
a) El fomento de la actividad económica de los establecimientos de hostelería y restauración
no debe hacerse a costa de los intereses generales del conjunto de los usuarios de la vía
pública, favoreciendo el uso privativo del espacio público.
b) La ordenanza de terrazas no aclara cuáles son los derechos del peatón que ha de
salvaguardar, ni el alcance de los procedimientos para asegurar que la movilidad peatonal
en la zona está garantizada.
c) El desarrollo de la ordenanza de terrazas es ajeno a los objetivos de movilidad del
Ayuntamiento, estableciendo como única opción para dicha actividad la ocupación del
espacio peatonal y restringiendo su utilización por parte de éstos, con independencia de
que los objetivos de movilidad pudieran aconsejar una mejora de las condiciones para el
caminar o la conveniencia de imponer restricciones a la movilidad motorizada.
8
d) La nueva ordenanza de terrazas dificulta aún más el uso peatonal de la ciudad, bien sea
para desplazarse o para la estancia, al incrementar las posibilidades de ocupación del
espacio público por parte de las terrazas y obviar cuestiones clave como son la comodidad
del desplazamiento, la importancia del recorrido en la red de itinerarios peatonales, la
necesaria continuidad de los mismos o la permeabilidad para el cruce de la vía.
e) La posibilidad de emplear elementos acondicionadores y delimitadores de terraza anclados
a la vía confiere un carácter permanente a estos establecimientos que pervierte su
naturaleza y ahonda en el perjuicio peatonal, al prevalecer estos elementos cómo
obstáculos aún fuera de los horarios autorizados para la actividad.
f)
La relajación en los límites a las tipologías y disposición del mobiliario usado en las terrazas
que conlleva la nueva ordenanza de terrazas, favorece el incumplimiento de lo dispuesto en
la normativa, por la tendencia de éstas a ocupar un espacio muy superior al concedido
cuando crece su número de usuarios.
Y propone lo siguiente, de cara a la mejora de la consideración del peatón en la regulación relativa
a las terrazas de hostelería:
1. Que se definan con claridad, y se hagan públicos, los criterios relativos a la movilidad y uso
peatonal del espacio público a considerar en la tramitación de las autorizaciones para la
disposición de una terraza en la vía pública, que en todo caso deberán incluir aspectos
relativos a la diversidad de usos del espacio en cuestión, la intensidad peatonal de la zona,
el diseño de la vía, las necesidades de permeabilidad, etc.
2. Que se convoque a los diversos colectivos afectados, entre ellos los viandantes, a
participar en la definición de los criterios de movilidad arriba referidos (por ejemplo, a través
de la Mesa de la Movilidad).
3. Que se haga preceptivo el informe favorable por parte del área de Movilidad del
Ayuntamiento como requisito para la concesión de las autorizaciones de terrazas.
4. Que se abra la posibilidad a la concesión de autorizaciones de terrazas que conlleven la
ocupación del espacio dedicado al estacionamiento e incluso la circulación de vehículos,
alineándose así con los objetivos de movilidad y calmado de tráfico de la ciudad.
5. Que se elimine la posibilidad de uso de elementos acondicionadores y delimitadores de
terraza anclados de forma permanente al espacio peatonal, obligando a la eliminación de
todo posible obstáculo fuera de los horarios de autorización de actividad.
6. Que se restituya la utilización de los denominados “módulos de velador” o figura
equivalente que permita establecer unos criterios mínimos de ocupación por parte del
mobiliario de terraza autorizado, de forma que se facilite la valoración y control de la
ocupación de las mismas.
7. Que se refuercen los mecanismos de control y sanción frente a los incumplimientos de la
ordenanza, articulando un procedimiento sencillo que permita a cualquier ciudadano la
denuncia de posibles irregularidades y excesos respecto a la normativa.
En ese sentido, se propone que, además del plano de ordenación de los elementos y
mobiliario de la terraza, sea también obligatorio para el titular de la autorización hacer
visible al público y la inspección municipal el plano de situación, superficie autorizada de
ocupación, ancho de acera y distancias, preceptivo para la tramitación de la autorización.
9
ANEXO: Catálogo de excesos e incumplimientos
Falta de continuidad de los itinerarios peatonales
Ancho libre de paso por debajo de la norma
Ancho libre de paso insuficiente
10
Ocupación del ancho disponible por encima de lo permitido
Panel informativo obstaculizando el itinerario peatonal
Ubicación inadecuada de terraza adyacente a fachada
11
Combinación de ubicación en bordillo y adyacente a la fachada
Terraza con cerramiento estable con mesas fuera del espacio delimitado
Bloqueo de itinerario a boca de metro y paradas de transporte público
12
Bloqueo del itinerario de cruce peatonal
Falta de resguardo respecto al paso peatonal
Falta de resguardo respecto a las paradas de transporte público
13
Apropiamiento de mobiliario urbano
Almacenamiento de mobiliario en el viario
Disposición inadecuada bloqueando esquina
14
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