Símbolos de la Nación Cubana Oficina Nacional de Estadística e Información Símbolos de la Nación Cubana La Bandera de la Estrella Solitaria El Himno de Bayamo El Escudo de la Palma Real La Bandera de la Estrella Solitaria La primera bandera para las luchas independentistas fue la descrita en un proyecto de Constitución por el abogado bayamés Joaquín Infante a inicios del Siglo XIX, como estandarte de lucha de una conspiración separatista que se gestó en la capital de la Isla de 1809-1810. Los colores escogidos fueron el verde, el morado y el blanco, no porque representaran los ideales de los complotados, sino porque “.. no se conoce que otra nación todavía los hubiera utilizado..”, como explicaba entonces su promotor. También existieron otras banderas, como la de la Conspiración Soles y Rayos de Bolívar, con centro azul turquí y en el punto medio un sol brillante color plateado dentro de una circunferencia carmesí, y la enarbolada por Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua. el 10 de octubre de 1868. Según el escritor Cirilo Villaverde, la enseña nacional la creó el General Narciso López en 1849, y la diseñó el escritor, poeta y dibujante Miguel Teurbe Tolón, con las indicaciones de López. La primera bandera fue cosida por las manos de Emilia, la esposa de Teurbe Tolón. La bandera medía medio metro de largo por treinta y cinco centímetros de ancho. De una gran sencillez y con perfecta armonía se combinan los colores rojo, azul y blanco. Los colores escogidos, fueron inspirados en los mismos que ya habían dado a las banderas otros pueblos y que representaban las aspiraciones de libertad de todos los hombres del mundo. Son los colores de la revolución y, en la connotación latina, se asocian al tríptico revolucionario francés. El rojo en representación de la unión de los cubanos, ubicado dentro de un triángulo en clara alusión a los ideales franceses y, a su vez, a la sangre necesaria vertida en las luchas por la independencia. La Bandera de la Estrella Solitaria Las franjas blancas, por la pureza y virtud, la fuerza del ideal independentista; las tres franjas azul celeste y más tarde cambiadas por azul turquí, por los departamentos en que se dividía la Isla por entonces, revelaban las elevadas aspiraciones de los patriotas. El triángulo y la estrella blanca de cinco puntas, expresan el equilibrio entre las cualidades morales y sociales que deben tipificar al estado independiente y soberano que es Cuba. Nuestra enseña es la del triángulo equilátero rojo y la estrella solitaria, con tres listas azules y dos listas blancas. En la Ley No. 42 de los Símbolos Nacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular de 1983 (*) se expresa: “..su forma es rectangular, de doble largo que ancho, compuesta por cinco franjas horizontales del mismo ancho, tres de color azul turquí y dos blancas dispuestas de forma alternada. Un triángulo equilátero de color rojo, en uno de sus extremos, uno de cuyos lados es vertical, ocupa toda la altura de la bandera y constituye su borde fijo. Dicho triángulo, lleva en su centro una estrella blanca de cinco puntas, inscripta en una circunferencia imaginaria, cuyo diámetro es igual a un tercio de la altura de la bandera, con una de sus puntas orientada hacia el borde libre superior de la bandera”. El 19 de mayo de 1850, día en que el General Narcizo López ocupaba la ciudad de Cárdenas, Matanzas, se enarboló por primera vez, la que llegaría a ser nuestra enseña nacional. Durante 19 años simbolizó las actividades anticoloniales. Iniciada la guerra por la independencia el 10 de octubre de 1868, fue adoptada como emblema nacional por la Asamblea Constituyente de la República de Cuba, reunida en Guáimaro el 11 de abril de 1869. Desde entonces presidió todos los actos del movimiento independentista. José Martí expresó que la sangre derramada por la independencia saneó de su dudoso origen la bandera, que se cubriría de gloria en los campos de batalla. (*) Gaceta Oficial de la República de Cuba, diciembre 1983 La Bandera de la Estrella Solitaria El triángulo equilátero -que destaca en el conjunto- es la figura geométrica perfecta por tener sus tres lados y sus tres ángulos iguales, lo cual significa la igualdad entre los hombres. Los tres colores (blanco, azul y rojo) son los de la revolución y, en la connotación latina, se asocian al tríptico revolucionario francés de libertad, igualdad, fraternidad. Ellos unen, además, los ideales de justicia expresados en la pureza del color blanco, el altruismo y la altura de esos ideales en el azul, con el rojo, el reflejo de la sangre que se derramaría por la libertad. Encarnan también los nuevos ideales republicanos y democráticos que se sintetizan en el ciudadano de la república, libre e igual, con plenos deberes y derechos, en contraposición a los vasallos del rey, según la concepción de las monarquías. Por último, la estrella de cinco puntas -una de estas orientada al Norte para indicar estabilidad- expresa el equilibrio entre las cualidades morales y sociales que deben tipificar al Estado y significa el astro que brilla con luz propia, es decir, el estado independiente. De tal modo, la estrella simboliza la libertad; el triángulo, la igualdad; y las franjas, la unión, la perfección y la fraternidad. El simbolismo plasmado en ella le dió trascendencia revolucionaria y permitió se identificasen los ideales perpetuos de la nación cubana. López, que era masón, conocía el simbolismo revolucionario, republicano y humanista, por ello los incluyó en la enseña nacional. Su concepción distancia a esta enseña de la norteamericana, al plasmar no sólo las ideas de libertad sino también las de igualdad y fraternidad que inspiraron a la Revolución Francesa. Se entiende pues, que la bandera nacional, fuese el emblema de generaciones enteras de patriotas y luchadores sociales, el símbolo de todos los cubanos. Su contenido revolucionario sintetiza el ideal entero de un pueblo noble y aguerrido, el sentimiento humano, generoso y firme de una nación que se pensó y fraguó a sí misma. La Bandera de la Estrella Solitaria Desde su mismo origen, la bandera cubana ha estado estrechamente ligada a la vida y los sentimientos patrióticos de los cubanos durante más de cien años, como también lo han estado el himno de Bayamo y el escudo de la palma real. Así mismo la palma real, la mariposa y el tocororo, muy vinculados a nuestra cubanía, si bien no se incluyen entre los símbolos nacionales -según la Constitución- son representativos del árbol, la flor y el ave nacionales, y por esa razón forman parte de nuestro ser como nación. La poesía, en sus diferentes estrofas, ha sido expresión elocuente de esos sentimientos, que incluso reflejó José María Heredia en su composición titulada La estrella de Cuba (1) cuando aún no teníamos historia ni conciencia de nación y, menos, bandera. El significado de la bandera, símbolo del gran cambio gestado desde 1868, no sólo político e ideológico, sino también cultural en su acepción más amplia -como ha señalado Yoel Cordoví Núñez (2), se ubicaba en el contexto de inicios de siglo entre los puntales en el enfrentamiento de ideas. Sugerente al respecto es la misiva que Máximo Gómez dirige al patriota puertorriqueño Sotero Figueroa en 1901, en donde advierte la necesidad de “preservar” lo que aún quedaba de la etapa libertadora: “su Historia y su Bandera”. (3) En la presente recopilación de poesía inspirada en la bandera de Cuba -devenida selección por razones obvias-, se reúne más de un centenar de textos, la mayoría consagrada directamente a ella. El resto, en mayor o menor medida, contiene alusiones dignas de interés para este volumen que ya hace más de medio siglo sugirió Félix Lizaso. De ahí que de muchos autores se haya seleccionado más de una obra. La muestra -ordenada alfabéticamente por el primer apellido de los poetas, aunque podría haberse ordenado cronológicamente, ya sea por el año de nacimiento de cada uno de ellos (más de la mitad nació en el siglo XIX) o por el año en que escribió su composición-, refleja diferentes generaciones, puntos de vista y estilos, pero a todos los une un empeño común: rendir tributo a la bandera de la estrella solitaria, que a partir de la ocupación extranjera, y aún antes, “se convertiría en símbolo de reafirmación de la personalidad cubana, en tanto motivo patriótico y también de enseñanza” (4). (Fuente: Historia de Cuba, 1492-1898; formación y liberación de la nación / Eduardo Torres Cuevas y Oscar Loyola Vega. Ciudad de La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 2002. 404 p., ilust.). La Bandera de la Estrella Solitaria NOTAS (1)- De este texto escrito en octubre de 1823 -publicado íntegramente en el presente volumen y que, para decirlo con palabras de Ángel Augier, “inauguró la poesía cubana revolucionaria, el canto robusto de la patria nueva”-, resulta oportuno destacar los siguientes versos: “Al sonar nuestra voz elocuente / todo el pueblo en furor de abrasaba, / y la estrella de Cuba se alzaba / más ardiente y serena que el sol.” (2)- Cuba, 1898-1902. Entre el “pan” y los sentimientos. En Bohemia (La Habana) 94(6):64,65; marzo 22,2002. (3)- La carta privada de Máximo Gómez que menciona Cordoví Núñez fue escrita el 8 de mayo de 1901, en Calabazar, y en ella le comenta a Sotero Figueroa la evolución de los últimos acontecimientos ocurridos en Cuba y los cambios de actitudes de muchos con respecto a la coyunda de la Enmienda Platt. “En esos momentos (como señala Jorge Ibarra Cuesta en su libro Máximo Gómez frente al imperio, 1898-1905 , La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2000, p.143), la mayoría que rechazaba la imposición de la Enmienda Platt en la Asamblea Constituyente había perdido terreno y parecía inminente la imposición de ésta [...] En esas difíciles condiciones, a los cubanos les quedaba como misión principal conservar las raíces de la patria”. En tal sentido se pronuncia Gómez en su carta: “Lo que tenemos que estudiar con profundísima atención, es la manera de salvar lo mucho que aún nos queda de la Revolución redentora, su Historia y su Bandera”. (Fuente: Poemas a la Bandera Cubana. Selección, prólogo y notas de Omar Perdomo) El Himno de Bayamo El Himno de Bayamo, compuesto por Perucho Figueredo, fue cantado por vez primera, en su forma original, el 20 de octubre de 1968, hoy Día de la Cultura Cubana, cuando las fuerzas del Ejército Independentista tomaron la ciudad de Bayamo, luego quemada por sus pobladores antes de que volviera a manos españolas. Los iniciadores de las guerras independentistas, fundaron la Logia Masónica Redención el 1ro. de agosto de 1867, juramentándose para luchar hasta morir por hacer a Cuba independiente del yugo colonial español. El 13 de agosto acordaron constituir un Comité Revolucionario y al finalizar la reunión, Francisco Maceo dijo a Figueredo: “Se puede decir que ya estamos reunidos en Comité de Guerra.. ahora te toca a ti.. componer nuestra Marsellesa”. Al día siguiente Figueredo dio a conocer La Bayamesa, a los integrantes del Comité. Nuestro Himno se concibió, con más estrofas, y está indisolublemente relacionado al proceso de génesis de la primera contienda libertadora cubana. Faltaba aún orquestar la marcha, por ello el 8 de mayo de 1868, Perucho habló con el Maestro de música y director de la Banda Municipal, Manuel Muñoz Cedeño, quien dirigía una de las orquestas de la ciudad, y ocultando su verdadero propósito, le pidió que lo hiciera y guardara el secreto pues “era una sorpresa para sus amigos”. Posteriormente, logró que el presbítero Diego José Batista aceptara su estreno. El jueves 11 de junio de 1868 en la Iglesia Parroquial Mayor de Bayamo, durante un solemne Te Deum y por las festividades del Corpus Christi, ante la concurrencia de altas personalidades del gobierno y el pueblo de Bayamo, se estrena su música, que se repitió después, por las calles, en una procesión. El Himno de Bayamo Por segunda vez, fue escuchado el Himno, el Día de Santa Cristina, cuando Figueredo y los jóvenes revolucionarios bayameses, en un golpe de audacia, fueron en busca del gobernador Udaeta y lo acompañaron desde su residencia a la Sociedad Filarmónica con los acordes de la marcha. El día 18 de octubre de 1868, se inició la toma de Bayamo por parte del Ejército Libertador de la República de Cuba en Armas. A las 11 de la noche del día 20, las autoridades españolas firmaron la capitulación. Entre el júbilo por la victoria y el tarareo incesante de la música por parte de la multitud, Figueredo llevó a versos la melodía ya conocida por el pueblo y lo repartió entre los congregados, que lo cantaron jubilosos. Surgía así el Himno Nacional de Cuba, en la tercera vez en que se oyera. El Himno siguió interpretándose durante todas nuestras luchas libertadoras y al terminar la contienda 1898, ya era conocido como “el Himno de los cubanos”. Con el tiempo, y al no contar con la partitura original, la melodía sufrió alteraciones. Incluso, recibió dos versiones de armonización e introducción, una de Antonio Rodríguez Ferrer y la otra de José Marín Varona. Finalmente se obtuvo el original, de puño y letra de Figueredo, lo que provocó varios análisis y discusiones, hasta que se acordó mantener la versión de Rodríguez Ferrer, aunque la misma seguía recibiendo diversas interpretaciones. No fue hasta 1983, que el investigador y musicólogo Odilio Urfé presentó una ponencia a la Asamblea Nacional del Poder Popular con la versión definitiva de nuestro Himno Nacional, la que fue aprobada e inmediatamente se procedió a la edición en partitura y fonograma para conocimiento público. La versión actual de La Bayamesa, refrendada por la Ley de los Símbolos Nacionales de 1983, es la que José Martí publicó el 25 de junio de 1892 en su periódico Patria (*), armonizada por Emilio Agramonte, y que fue revisada en 1898 por Antonio Rodríguez Ferrer. (*) Patria, Nr. 16, 25 de junio de 1892. Puede verse además en Nr. 50, 22 de febrero1893, y 14 de octubre de 1893. El Himno de Bayamo El 13 de agosto de 1867, se reunió el Comité Revolucionario de Bayamo en la casa del abogado Pedro (Perucho) Figueredo, para elaborar los planes que debían desencadenar el movimiento independentista cubano. Allí se le sugirió al propio Figueredo que compusiese “nuestra Marsellesa”. Esa madrugada, la del 14 de agosto, plasmaba el revolucionario bayamés la melodía del que llegaría a ser nuestro Himno Nacional. Se le llamó La Bayamesa como expresión de su carácter revolucionario y del lugar en que nacía la rebeldía nacional. El 8 de mayo de 1868, Figueredo le solicita al músico Manuel Muñoz Cedeño la orquestación de aquella marcha, canto épico que se distanciaba de los himnos con perfiles sacros, himno de guerra y de victoria que debía llamar al combate y exaltar el sentimiento patrio. El 11 de junio de 1868 logró Figueredo que se tocase en la Iglesia Mayor de Bayamo. Catorce meses después de creada la melodía de nuestro himno, Figueredo le incluye la letra. El 10 de octubre de 1868 se inicia la Revolución y diez días después, el 20 de octubre, es tomada Bayamo por las fuerzas insurrectas. En medio de la alegría y el bullicio de las tropas rebeldes, mezclada con la muchedumbre jubilosa, al lado de Carlos Manuel de Céspedes y otros patriotas, y en medio de los gritos que solicitaban la letra de aquel himno, Figueredo sacó lápiz y papel de su bolsillo y cruzando una pierna sobre la montura de su caballo escribió la letra que, copiada de mano en mano, a coro con la música, se cantó por primera vez por todos los que allí participaban. A partir de entonces sus notas presidieron todos los actos del movimiento independentista y ha llegado hasta hoy, como la expresión del carácter patriótico de nuestro pueblo. (Fuente: Historia de Cuba, 1492-1898; formación y liberación de la nación / Eduardo Torres Cuevas y Oscar Loyola Vega.- C. Habana, Editorial Pueblo y Educación, 2002. 404 p. Ilus.). La Bayamesa La partitura y letra originales fueron donadas al Museo Nacional de la Música. Dicha composición poética está conformada por seis estrofas o cuartetas de veinticuatro versos, que transgreden el molde clásico de la redondilla. El autor se sirve de la polimetría, prescindiendo de estructuras métricas cerradas y de la rima tradicional. En las seis estrofas relaciona versos sueltos o libres (1’ y 4’ ) con los 2’ y 3’ de rima consonante. Coinciden fonéticamente: orgullosa/gloriosa; sumido/sonido; tirano/cubano; ido/sonido; caídos/vencidos; estampido/sonido (9). La quinta estrofa vincula la consonancia descrita con la rima interna, dada la coincidencia fonética de sonidos en el interior de la estrofa. Estos son: huestes/triunfantes/valientes. Los versos encabalgados en la segunda y tercera estrofas, comunican contención, ofreciendo intensidad de las emociones en su continuidad. Letra del Himno Nacional El Escudo de la Palma Real El Escudo Nacional está inspirado en el que diseñara el poeta Miguel Teurbe Tolón, bajo las ideas que le trasmitió Narcizo López para la Bandera Nacional. El actual difiere algo del confeccionado originalmente en 1849 y que fue hecho para servir de viñeta al periódico La Verdad, dirigido por Teurbe en New York y el cual fue empleado por López para sellar los despachos y bonos, que como jefe del gobierno provisional de Cuba emitió entre 1850 y 1851. Su forma vigente fue adoptada en la Asamblea de Guáimaro, al crearse la República de Cuba. Según la Ley 42 de la Asamblea Nacional, es Símbolo de la Nación. El Escudo representa a nuestra Isla. Está formado por dos arcos de círculos iguales, que se cortan volviendo la concavidad el uno al otro como una adarga ojival, y está dividido en tres cuerpos, espacios o cuarteles. Cuba, como llave del Golfo de México, la unión de los cubanos, el sol de la libertad, los colores de la bandera y el típico paisaje nacional, están presentes en el escudo. En el diseño aparece un gorro frigio de color rojo -emblema adoptado por la Revolución Francesa-, vuelto hacia la derecha, que sobresale por la parte superior. Este gorro se había usado en la antigüedad para ser llevado por los hombres que habían obtenido la libertad. En él aparece en su parte central, una estrella blanca de cinco puntas, con una de ellas orientada hacia la parte superior y, al igual que en la bandera, representa el estado independiente. El Escudo se sostiene por un haz de once varillas, unidas por una cinta roja cruzada en equis que significa la unión, pues esta es la que da la fuerza. El cuerpo superior horizontal representa un mar, con dos cabos, montañas o puntas terrestres a sus lados, lo cual simboliza la posición de Cuba entre las dos Américas y el surgimiento de una nueva nación. Cierra el estrecho una llave dorada de vástago macizo, colocada en un fondo azul marino, con la palanca hacia abajo. Al fondo un sol naciente esparce sus rayos por todo el cielo del paisaje, que recuerda el lugar de Cuba: la “llave del Nuevo Mundo”, el nexo entre América y Europa y entre el norte y el sur de América, así como el surgir luminoso del naciente estado. El Escudo de la Palma Real En el cuartel inferior izquierdo figura en el centro un paisaje de un verde suelo llano y montañoso, en un cielo azul y claro, que simboliza nuestro entorno en lo más natural y propio de su contenido y donde preside, en su alzamiento, una palma, la palma real, el árbol que tipifica lo cubano, con el botón de su hoja central en lo más alto, emblema del carácter indoblegable del pueblo. El cuartel inferior derecho tiene cinco bandas de igual ancho, alternadas de color azul turquí y blanco e inclinadas todas de izquierda a derecha, que se asocian a la bandera. Estas franjas blancas y azules ejemplifican la división departamental de la Isla en la época colonial. Sin exceder su altura, una rama de laurel y otra de encina orlan el escudo a su izquierda y derecha, respectivamente. La primera representa la fortaleza y la segunda la victoria. (Fuente: Historia de Cuba, 1492-1898; formación y liberación de la nación / Eduardo Torres Cuevas y Oscar Loyola Vega. Ciudad de La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 2002. 404 p., ilust.).