Apuntes históricos de la profesión Veterinaria en Extremadura Extracto del libro "La veterinaria y su proyección en Quintana de la Serena (Badajoz): 1902-2004" de D. José-Marín Sánchez Murillo, publicado en el año 2006. Como antecedentes históricos en Extremadura surgen dos figuras de la Albeyteria con repercusión a nivel nacional: Fernando Calvo y Martín Arredondo. El primero de ellos, nacido en Plasencia, publica en 1582 "Libro de Albeytería", que marca una corriente profesional en la época. La Academia Española le incluyó en el "Catálogo de Autoridades de la Lengua". Martín Arredondo, natural de Almaraz, es considerado en el siglo XVII, el albéitar más culto de ese período dada su amplia obra publicada y en la que cabe destacar "Flores de Albeytería" que, además de científica, lleva buenas dosis de corporativismo ya que cita personalidades importantes que la ejercen, narra el abolengo de la misma y aconseja la autoestima como una buena base para llevar adelante un adecuado ejercicio profesional y el reconocimiento de la sociedad. Destaca también a nivel nacional la figura de otro extremeño veterinario ilustre, D. Juan Téllez Vicens, nacido en 1830 en Cabeza del Buey que, utilizando como herramienta un periódico, "El Eco de la Veterinaria", y formando equipo con D. Leoncio Gallego Pérez y D. Miguel Viñas Martí, intenta la dignificación profesional mediante la separación de los aspectos científicos del veterinario de los puramente rutinarios (herrado). Posteriormente, la cabecera de la publicación cambia a "Veterinaria Española" (Revista profesional y científica) y, como consecuencia, se crea una Liga Nacional para llevar adelante las reformas. Es famoso el discurso de D. Juan Téllez Vicens el 20 de octubre de 1878, en el que manifiesta la influencia de las matemáticas en el progreso de las ciencias físicas y zoológicas, la labor del veterinario en la protección de los consumidores y considera a la clase veterinaria como un poderoso elemento civilizador del país. Cuando Extremadura entra en la historia del siglo XX, el censo general de ganado se encontraba en franca disminución. En el ganado ovino la pérdida estaba cifrada en un 36%; el vacuno había perdido un 12%; el porcino llegó a quedarse en el último tercio del siglo en la tercera parte de su población anterior. Sin embargo, en el conjunto equino, el ganado caballar no sufrió merma censal, aunque sí perdió calidad zootécnica. La ganadería mular y asnal mostró evidente crecimiento. Por otra parte, la falta de redes de conducción y suministro de agua, así como de alcantarillado en la mayoría de los núcleos de población e igualmente las graves carencias de agua corriente y de servicios higiénicos en los domicilios, junto con el incipiente establecimiento de la inspección de carnes y de alimentos, además de las deficientes condiciones de las carnicerías y tiendas para la venta de productos de consumo humano, afectaban negativamente a la Salud Pública, como refleja la información sanitaria de la época, según la cual, la cuarta parte de las causas de muerte correspondía a enfermedades epidémicas y alrededor del 15% a procesos del aparato digestivo. En tan conflictivo y deteriorado estado de situación se inició el despliegue de funciones de la profesión veterinaria, que al comenzar el siglo XX disponía apenas de doscientos titulados en ejercicio en el ámbito de la región; y aunque su número era escaso, hay que reconocer su gran afán de servicio con el que encararon la ardua tarea que habrían de desarrollar en el transcurso de la centuria. En octubre de 1891, D. Fermín Hidalgo Hidalgo, veterinario de Zalamea de la Serena, envía una comunicación a D. Victoriano López Guerrero, que ejerce en Badajoz y a la sazón es director del periódico profesional "El Veterinario Extremeño", mediante la que le propone que no se demore más de 2-3 meses en presentar al colectivo profesional extremeño, por el citado órgano de difusión, los medios para crear una Asociación. Por lo tanto D. Victoriano López en Extremadura realiza la misma labor que D. Juan Téllez a nivel nacional. Quizás ambos colegas se conocieron y acordaron la estrategia; de todos modos, la profesión en Cáceres y Badajoz demuestra un alto grado de sensibilidad y una inquietud y rebeldía ante los hechos D. Victoriano López Guerrero consumados y la monotonía. El ilustre veterinario Don Victoriano López Guerrero, hijo de Albéitar, nacido en La Zarza de Alange, con excelente expediente académico y brillante ejecutoria profesional, aportó la creación de un laboratorio de análisis, hecho insólito en aquel periodo, al propio tiempo que implantó la distribución de vacunas y otros productos originarios de afamados Institutos extranjeros. También está acreditada su destacada labor zootécnica impartida desde su propia explotación ganadera. Ambas vertientes de actuación en el ejercicio libre fueron completadas con su destacada función oficial como Inspector Provincial de Higiene y Sanidad Pecuaria de Badajoz. Pero con ser muy importante toda la tarea reseñada, todavía merece más mérito la labor de López Guerrero como promotor y dirigente del asociacionismo de los veterinarios de Extremadura induciéndoles el entusiasmo por la renovación de las tradiciones profesionales y la inquietud por las modernas ideas de la ciencia veterinaria. La fundación del periódico científico "EL VETERINARIO EXTREMEÑO" que se comenzó a publicar con el primer número el 15 de septiembre de 1891 y finalizó con el número 38, en febrero de 1920, fue sin duda el gran acierto de su creador y propietario, el Sr. López Guerrero, quien lo concibió como órgano "defensor de la veterinaria, higiene pública y riqueza pecuaria extremeña", según consta en el prefacio del mismo. En el número 23, de 15 de marzo de 1910, se despide dejando la dirección del mismo a D. Antonio González Lafont, Veterinario de Zafra (Badajoz) que había sido íntimo colaborador en sus avatares político-profesionales. Lo hace por razones de incompatibilidad al obtener la plaza de Inspector Provincial de Higiene y Sanidad Pecuarias de Badajoz. El 22 de noviembre de 1891 se reúne un grupo integrado por los más sensibilizados en la lucha por la mejora de la profesión en los aspectos de la enseñanza, formación, ejercicio, funciones y competencias, en total sintonía con los movimientos surgidos en torno a las Escuelas de Veterinaria. Con tal motivo, se crea una comisión permanente que se podría definir como PROTOJUNTA-DIRECTIVA de la Agrupación Profesional Veterinaria Extremeña, que la integran D. Bartolomé Caballer Sancho, D. Víctor Caba Tapia, D. Cándido Crespo, D. José García y D. Victoriano López Guerrero. El 13 de Agosto de 1892 se hace público en Madrid el "Manifiesto por la Veterinaria Científica y Reformadora", que es firmado por una Junta Central y, a nivel de Extremadura, por una de Coria y otra de Badajoz (otra vez los Profesionales pacenses a la cabeza), compuesta esta última por los veterinarios D. Bartolomé Caballer Sancho, D. Víctor Caba Tapia, D. Cándido Crespo, D. José García, D. Victoriano López Guerrero, D. Pedro Sanz Caballero, D. Manuel Coello, D. Manuel Ruiz, D. Antonio Ruiz y D. José Macías, que ostentan la representación de 93 compañeros adheridos a la causa. Sin duda alguna la labor fructifica, pues el caos reinante llegaba a niveles insoportables ya que, en septiembre de 1892, en España se tenían censados 14.000 profesionales, y todo ese fruto se debe al germen que constituyen los veterinarios formados en las aulas de las Escuelas Especiales, posteriormente catalogados como Escuelas Profesionales (Ley de 9 de septiembre de 1857) y más adelante Escuelas Superiores por Real Orden de 18 de febrero de 1927. De este modo, el 8 de marzo de 1893 se comprueba que están asociados al "Movimiento Progresista" un total de 139 veterinarios, y a los que se consideran integrantes o constituyentes del PROTO-ASOCIACIÓNCOLEGIO DE VETERINARIOS DE LA PROVINCIA DE BADAJOZ. Por lo que se refiere al Cuerpo Nacional Veterinario, ya desde sus inicios como Cuerpo de Inspectores de Higiene y Sanidad Pecuarias, se resalta por la veterinaria extremeña la trascendencia que habrá de tener para el desarrollo de la ganadería española pero también para la Salud Pública y para la propia profesión. En 1910 se celebran las primeras Oposiciones para cubrir 50 plazas, y son varios los aspirantes de origen pacense, que las superan, obteniendo plaza nada menos que cinco de ellos: D. Victoriano López Guerrero, los hermanos D. Guillermo, D. Teodoro y D. Manuel Moreno Amador (que logra en ese mismo año superar las pruebas de acceso al Cuerpo de Veterinaria Militar), hijos del también veterinario y subdelegado de Fregenal de la Sierra D. Guillermo Moreno, y D. Luis Naranjo, de Azuaga. La Organización Colegial Veterinaria en Badajoz. Poco a poco, se sientan las bases para que el Asociacionismo Veterinario Extremeño pueda desarrollarse e incrementar el número de socios, ideal a conseguir por el "alma mater" de esta iniciativa. Don Victoriano López Guerrero, quien así lo expresa a través del "Veterinario Extremeño" en un artículo titulado "La unión constituye la fuerza" (número 24 de 28 de abril de 1892), en el que deja traslucir unas ideas muy claras acerca de la necesidad de asociarse por parte de los veterinarios y aconseja actuar como lo habían hecho los médicos y farmacéuticos, al constituirse el día 22 de abril de 1892 en una Junta Provincial de la Asociación Médico-Farmacéutica Española de Badajoz. En este sentido se va trabajando y llega a instituirse la Asociación Extremeña de Veterinarios, registrada el 26 de diciembre de 1905 en el Gobierno Civil de Badajoz. Poco tiempo después, por la Real Orden de 23 de mayo de 1908, se declara, de acuerdo con la Instrucción General de Sanidad (Real Orden de 12 de enero de 1904), a la Agrupación Pacense como Corporación Oficial. En consonancia con los Colegios de Médicos y Farmacéuticos, al frente de la Corporación se establece una Junta de Gobierno (que de acuerdo con la norma legal había de quedar compuesta por un Presidente, siete Vocales, un Secretario, un Contador y un Tesorero en el caso de corresponder a capitales de provincias de primera clase, y de un Presidente, cinco Vocales, un Secretario, un Contador y un Tesorero para las de 2ª y 3ª clase, aunque en definitiva, dependería de los Estatutos Internos aprobados por cada Colegio) en la sesión del 8 de febrero de 1923. Vista de la fachada del actual Colegio de Veterinarios de Badajoz en fase de construcción. 7-12-1954 Ese día se reúne la Junta Directiva bajo la presidencia del citado Sr. López Guerrero, acordando abrir la colegiación en el mes de mayo. A partir de ésta fecha, se puede comprobar una cadencia continua de colegiaciones anuales, según las inscripciones aprobadas en las sesiones de las sucesivas Juntas de Gobierno. Aunque éstas no se ven completadas con la totalidad de sus miembros hasta la constituida el 25 de julio de 1925, no hubo impedimento alguno para que los primeros pasos de la Entidad fueran dados con normalidad, hasta el punto de considerarse con posibilidades de ejercer la defensa profesional, puesto que el 30 de mayo y el 12 de noviembre de 1923 reclama se haga cumplir la Colegiación Obligatoria de todos lo profesionales en ejercicio, ofrece sus servicios al Gobernador Civil de la provincia y establece los sellos oficiales destinados a todo Informe Técnico Veterinario. Por lo que respecta al establecimiento de los Estatutos Colegiales, el 24 de agosto de 1930 se solicita la aprobación de unas Normas Estatutarias similares a las vigentes para los Colegios Oficiales de Médicos y de Farmacéuticos, (ya aprobados el 20 de diciembre de 1920 y el 19 de noviembre de 1918 respectivamente). Desde 1905 en que se inicia la posibilidad de asociarse en organizaciones profesionales, se comprueba un continuo incremento de afiliaciones, lo que demuestra la sensibilidad del Colectivo Veterinario que, como ya se ha indicado, a partir de 1922 origina una cascada de colegiaciones que se estabiliza en 1925. La edad media para la obtención del título era de 28,4 años, con mínimo de 20 y máximo de 36. Hoy en día, con los actuales planes de estudios vigentes, parece imposible esa menor edad. No obstante, es un indicador del cambio de mentalidad que se introduce en el conjunto veterinario y de la apuesta por el avance científico y el olvido de las ancestrales rutinas que lacraban intelectualmente a los profesionales que, además, permite la obtención de mayores beneficios económicos. El 62,6 % obtienen el Título en la entonces denominada Escuela de Madrid, el 36 % en la de Córdoba y el 1,3 % en la de Zaragoza. De acuerdo con lo dispuesto en el Decreto de 7 de diciembre de 1931 que crea la Dirección General de Ganadería, el Colegio pasa a denominarse Asociación Provincial de Veterinarios, quedando aprobados unos nuevos Estatutos por Orden de 7 de abril de 1933, siendo elaborado un Reglamento de la Asociación que se acepta provisionalmente el 20 de junio de 1936, pendiente de la ratificación por la Nacional, obtenida el día 28 del mismo mes y año. Finalmente, tras el inicio de la Guerra Civil y la conquista de Badajoz por las tropas del bando nacional, se remite el Reglamento de la Asociación al nuevo Gobernador Civil el 1 de febrero de 1937, el cual lo rechaza, siendo enviado nuevamente el 24 de diciembre. Posteriormente, el 19 de febrero de 1937 se aprueba el cambio de nombre de la Asociación por Colegio en el mencionado Reglamento, aún pendiente de calificación por el Gobierno Civil y se solicita (15 de agosto de 1940) a la Dirección General de Ganadería, en sintonía con otras Asociaciones Provinciales, la denominación de Colegios Oficiales, alcanzándose el normal funcionamiento de la Entidad en diciembre de 1940, con la publicación de la Orden de 19 de octubre. Vista actual de la fachada del Colegio de Veterinarios de Badajoz