Llegando al techo Por el Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. ¡Planee para tener Éxito y Trabaje para Obtenerlo! No hace mucho tiempo un contratista comenzó la construcción de una casa en los suburbios de esta ciudad y a mí me llamó la atención el cuidado con el que construyó los cimientos. Me pareció que se iba a construir una fuerte y hermosa casa sobre los muros de concreto que él planeó y construyó tan cuidadosamente. Poco tiempo después me encontré con él en un almuerzo, le pregunté como iba avanzando su nueva casa y quedé sorprendido al escuchar que estaba a punto de llegar al techo. "¡Vaya!", exclamé, «ha llegado al techo muy rápido». «Sí», respondió el contratista, «usted sabe, cuando algunas personas construyen, planean un techo que está demasiado al ras del suelo y no requiere mucho tiempo o mucho esfuerzo hacer la construcción desde los cimientos hasta el techo». No pude evitar reflexionar sobre su premisa tan filosófica porque encerraba un gran concepto. Sin duda, una de las razones por la que muchas personas en el mundo actual no han alcanzado un lugar superior o mejor en la vida es porque han llegado al techo con demasiada facilidad. En todos sus planes, en todas sus reflexiones, deseos y ambiciones han visualizado un techo que está demasiado cerca del suelo y una vez que su estructura está lista y el techo está en su sitio, su edificación resulta ser ordinaria, inferior, insignificante e insuficiente para representar sus verdaderas posibilidades en la vida. En verdad, uno puede soñar de manera imprecisa, demasiado ambiciosa o con demasiado esplendor, y el techo puede estar demasiado lejos de las alturas factibles, pero rara vez aquellos que hacen esto fracasan en alcanzar una altura impresionante en sus deseos por llegar al techo. Pueden fracasar en llevar a cabo sus planes, pero en sus intentos por realizarlos con frecuencia se elevan mucho más allá de aquellos que son ultra conservadores y demasiado cautelosos. De las dos clases de individuos, aquél que es extremadamente conservador y pesimista, indeciso, escéptico, reservado y titubeante es el perdedor en el gran juego de la vida. Comienza con limitaciones auto impuestas y rara vez llega más allá de esos límites. Aquél que es muy ambicioso y parece lanzar su anzuelo hasta las estrellas y piensa que el cielo es el límite y que nada está más allá de su capacidad, es más apto para alcanzar el éxito y por lo menos consigue algo mayor que aquellos que se restringen a sí mismos. Cumpliendo obligaciones He escuchado a economistas y a algunos de los financieros más eminentes en Norteamérica decir que la única forma para que las parejas de recién casados o las personas jóvenes lleguen a acumular muchas propiedades o lleguen a poseer verdaderas riquezas es contrayendo deudas y consumando amplios contratos y obligaciones y después viéndose forzados a cumplirlas. Dicen que se han adquirido más casas por parejas de jóvenes que se han sumido en la obligación de pagar una hermosa casa, que por aquellos que pretenden ahorrar y comprar dicha casa cuando han logrado ahorrar lo suficiente. Sin importar que tan cierto es esto, sé que el hombre o la mujer que concibe y planea mentalmente una gran estructura o carrera en la vida y se propone con determinación lograr estos planes, es aquél que por lo general lo consigue. Mientras mayor es la ambición, mayor es el entusiasmo y más elevada es la meta, se emplea mayor determinación para alcanzarla. Los obstáculos comunes que desaniman y menoscaban al individuo que intenta lograr tan sólo un plan mediocre, no significan nada para aquél que tiene un gran plan o una idea enorme que lograr. ¡Empéñese en eso! persevere Volviendo al ejemplo de la construcción de una casa, podemos ver que la persona que planea construir un casa campestre de tan sólo cuatro habitaciones, con una altura de tres o cuatro metros, y la construye rápidamente con una cantidad de dinero y tiempo limitado, se verá muy desalentado en sus esfuerzos para terminar tal construcción si el día que la persona comienza a asentar los cimientos cae un aguacero y continúa lloviendo durante días hasta que el suelo está húmedo y lodoso. Y si, una vez que deja de llover, sobrevienen nevadas y heladas temperaturas durante algunos días dando por resultado un periodo de clima frío y nublado, con seguridad este individuo abandonará sus planes de ir a trabajar y terminar la nueva casa. Si entonces, esta misma persona tiene algunos contratiempos para obtener el material o el capital adecuados, probablemente se desanimará por completo y abandonará permanentemente toda la empresa. Tal persona, al planear una estructura pequeña y limitada, espera terminarla en un plazo de tiempo muy corto y dar la obra por terminada. Cualesquiera que sean los obstáculos que retrasen el asunto por algunas semanas o meses equivalen a obstáculos que evitarán que la persona llegue a su objetivo. Cuando el individuo que planea una estructura que llevará años terminar y sabe que se realizará sorteando todo tipo de condiciones climáticas y diversas circunstancias, los obstáculos que retrasen la construcción unas pocas semanas o meses parecerán intranscendentes comparados con el tiempo que la persona sabe que invertirá para realizar eventualmente sus deseos y, por lo tanto, esa persona no se verá afectada en gran medida por ellos. Construyendo AMORC para el futuro Recuerdo muy bien los planes para nuestra organización cuando se hizo evidente que tendría que elaborar todos los detalles para el desarrollo de las actividades Rosacruces en América para el nuevo ciclo bajo mi dirección. Pude haber pensado mucho en los posibles retrasos, los inevitables contratiempos y los problemas personales que tendría que afrontar. Considerando esto, pude fácilmente haber dispuesto construir una organización que había tenido buenos cimientos, pero un techo no demasiado alto sobre los mismos. Pero en lugar de hacer esto, permití que mi estructura creada mentalmente se elevara hacia los cielos a enormes alturas y elevé el techo de la estructura tan alto que desde donde yo estuviera en el cuadro no podía ver en donde estaba ni cómo se veía. De hecho, nunca estuve seguro de que hubiese un techo sobre esta estructura mental o que incluso fuese necesario un techo, pues me parecía que lo único que había que considerar era la realización de unos cimientos tan fuertes y unos muros tan bien apoyados que pudiera añadirse al edificio un piso tras otro a sus elevadas alturas sin límites y sin el temor de que se derrumbara o debilitara. Los planes parecían estar más lejos de lo razonable y mucho se me dijo acerca de que estaba emprendiendo una labor demasiado grande, sobre una inmensa estructura que se realizaría durante toda mi vida o por un grupo de un número moderado de individuos. Se me señaló cuidadosamente cada obstáculo posible o potencial. Conforme transcurrieron los años, la mayoría de estos obstáculos se presentaron a su debido tiempo y forma. Se presentó cada interferencia predicha, así mismo aparecieron cientos de obstáculos, los más insospechados incluso por los constructores más avezados. Sin embargo, dado que la obra era enorme, la tarea inmensa y la estructura tan asombrosa en todas sus dimensiones, los obstáculos, las dificultades, los problemas y los retrasos simplemente fueron considerados como algo común y verdaderamente no minaron nuestros esfuerzos. Lo que hoy es la estructura es el resultado de los grandes planes. Que estos planes se realicen durante toda mi vida o no es intranscendente. La verdadera grandeza de la obra nos ha llevado a seguir adelante en su laboriosa y abrumadora inmensidad. Así mismo estamos desesperadamente comprometidos en el esquema de las cosas y ya no tememos que nuestras bases tan cuidadosamente levantadas se desmoronen. Es verdad, no hemos alcanzado el techo y no es nuestra intención alcanzarlo rápidamente. Todavía está tan lejos por arriba de nosotros que tan sólo podemos pensar en el trabajo que tenemos que realizar en cada nivel que se eleva de cada nueva sección de altura lograda en nuestra obra. ¡Cuán diferente es todo esto al plan conservador y limitado de aquellos que dudan y temen construir un plan de manera magnífica! Sólo a través de una visión amplia, a través de las alturas ilimitadas de nuestras ambiciones y la verdadera grandeza de nuestros ideales nos elevamos realmente más allá de lo común. La organización Rosacruz en América está planeada para ser, en su ciclo actual, exactamente lo que ha sido en cada uno de sus ciclos anteriores en esta y en otras tierras; es decir, una estructura poco común, distinguida y magnífica, de altura de realización ilimitada no restringida. No sólo debe librar una batalla en su camino para intentar elevarse por arriba de la influencia y los tirones de los asuntos terrenales a medida que alcanza las alturas de su gloria, sino que debe abrirse camino a través de las nubes que se arremolinan por encima de la tierra y obscurecen con frecuencia los cielos que están más arriba. Eso significa trabajo y sacrificio y una fe férrea, así como determinación para soportar la carga de la cruz hasta alcanzar las alturas y después elevar esa cruz sobre el pináculo. A los miles de miembros y lectores que han expresado su alegría y orgullo de asociarse al trabajo de este tipo, permítaseme destacar que en su propia vida ellos planean con la mayor visión en mente y con las ilimitadas alturas como el verdadero dominio de su creación y de esta forma encuentran la alegría de alcanzar y llegar más allá de lo que es el promedio y lo común hacia lo único y excepcional. No tenga tanta prisa por alcanzar el techo de la estructura, pues lo planearía muy cerca del suelo.