La evoluci n de la geograf a de Venezuela

Anuncio
LA EVOLUCION DE LA GEOGRAFIA DE VENEZUELA
1. - DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA.
La costa oriental de Venezuela, frente al Golfo de Paria, fué la primera porción de Tierra
Firme avistada por Colón el 1° de agosto de 1498, en ocasión de su tercer viaje y fué el
sitio de Macuro, de aquel litoral, donde por vez primera pisó el Nuevo Continente,
abandonándolo enseguida para ir a descubrir la Isla de Margarita y dirigirse a la naciente
colonia de Santo Domingo. Aunque la configuración de la costa en su continuación al
Oeste y al Sureste y el gran volumen de aguas dulces que el Orinoco y el Guarapiche
vierten en el Golfo, hicieron nacer en el ánimo del Almirante la sospecha de hallarse en
presencia de un continente, que él creyó ser el de Asia, no fué sino un año más tarde que su
teniente Alonso de Ojeda, acompañado del piloto cosmógrafo Juan de la Cosa y el
mercader florentino Américo Vespucio, prosiguieron el descubrimiento de la costa
septentrional de Venezuela hasta el Cabo de la Vela, en el extremo de la Península
Guajira1.
Las primeras incursiones al interior del país datan de 1528 a 1546 y fueron llevadas a cabo
por Ambrosio Ehinger o Dalfinger, Nicolás Federmann, Georg Hohermuth y Felipe von
Hutten, capitanes enviados por la casa bancaria de los Welser de Augsburgo, a quienes
Carlos V había cedido la Gobernación de la Provincia de Venezuela. Las expediciones del
primero hacia el Occidente, a través de las grandes selvas que bordean el Lago de
Maracaibo y seguidamente tramontando las montañas de Perijá, hasta alcanzar la Sierra
Nevada de Santa Marta en Colombia2, como las que condujeron al segundo por los Llanos
de Venezuela hasta el Río Meta y a los últimos por las tierras que demoran al pie de los
Andes hasta penetrar en la hoya del Amazonas, son empresas que representan un esfuerzo
de valor y constancia poco comunes y algunas de ellas, como las de Federmann, tienen el
carácter de las modernas exploraciones científicas, tal es la minuciosidad con que su
conductor anotó los accidentes topográficos y la ubicación y hábitos de los aborígenes
hallados a su paso3.
Por los mismos años en que los conquistadores alemanes, enviados por los Welser,
recorrían el país, desde su asiento oficial de Coro, en busca del fabuloso “Dorado”,
penetraba en 1532 Diego de Ordaz por el Orinoco y remontaba su curso hasta la
desembocadura del Acta, ruta que hubo de seguir Alonso de Herrera tres años más tarde4.
En 1560 Pedro de Ursúa había bajado por vía del Huallaga desde el Perú hasta el
Amazonas, con el propósito de proseguir hasta las costas del Atlántico, pero asesinado a
orillas del gran río, tocó a su victimario Lope de Aguirre, llamado El Tirano, conducir los
restos de aquella expedición a las costas de Venezuela, siguiendo, según toda probalidad,
las aguas del Río Negro, y entrando a las del Orinoco por el canal de Casiquiare que pone
1. Baralt, Rafael María: Resúmen de la Historia de Venezuela. París 1841.
2. Schumacher, Herman A.: Die Unternehmungen der Augsburger Welser in Venezuela. Hamburg 1892.
3. Arcaya, Pedro M. Primer Viaje de Federmann a Venezuela. Traducción del francés de Henry Ternaux. Caracas 1916.
4. Fernández de Oviedo y Valdéz: Historia General y Natural de Indias. Edición de José Amador de los Ríos. Madrid,
1851.
en comunicación ambos ríos. No existen documentos que permitan afirmar de un modo
absoluto que fuese este el derrotero seguido por El Tirano, pero es esta una presunción que
permite explicar su presencia en la Isla de Margarita, tan corto tiempo después del
desgraciado suceso que cortó la vida a Ursúa5. La primera noticia de una comunicación
fluvial entre las hoyas del Orinoco y del Amazonas y la única de que esta fué
probablemente aprovechada por El Tirano Aguirre en su retirada a Margarita se debe al
Jesuita Christoval de Acuña, uno de los misioneros que acompañaron al capitán Pedro
Texeira en su expedición de Quito a Pará en 1639. Según los informes que estos obtuvieron
en la desembocadura del Río Negro, donde hoy se alza la floreciente ciudad de Manaos,
este río enviaba un brazo al “Río Grande”, que desagua en el Mar del Norte y en cuya
desembocadura estaban establecidos los holandeses6. Como se vé este “Río Grande” no
puede ser otro que el Orinoco. Asimismo lo juzgaron los geógrafos de la época, pues el
Mapa del Orinoco y Amazonas, dibujado en 1680 por Sansón de Fer y otro de Suramérica
del mismo autor, publicado en 1713, sin duda basados ambos en las noticias de Acuña,
contienen el referido brazo. No fué sino en 1744 que quedó definitivamente comprobada la
existencia del Casiquiare como brazo que corre del Orinoco al Río Negro y mantiene en
comunicación ambas hoyas hidrográficas. Débese su descubrimiento al Padre Manuel
Román, Superior de las Misiones Jesuitas del Orinoco, quien aquel año, alentado por los
contrabandistas que desde el Brasil penetraban al Orinoco en busca de esclavos, se hizo
conducir desde la boca del Meta hasta los establecimientos portugueses del Río Negro,
pasando por el famoso canal. En 1745 quedó consagrado este descubrimiento por la
comunicación que del viaje de Román hizo a la Academia de Ciencias de París el célebre
académico-geodeta La Condamine7.
Los Conquistadores castellanos, en su afanosa solicitud de oro y pedrerías, tenían por
realidad una leyenda indígena, según la cual existía una región en que estos tesoros
abundaban y donde un cacique se hacía cubrir de polvo de oro fino, del que luego se
despojaba con un baño en las aguas del hermoso lago, en cuyas márgenes residía. Este
arbitrio, ideado por los aborígenes para desviar las expediciones de los españoles y librarse
de ellos, encendió los cerebros y aguijoneó el espíritu de los conquistadores del siglo XVI,
a tal punto que se emprendieron numerosas y costosas expediciones en busca de ese
fabuloso “Dorado”, que después de vanas solicitudes en tierras del Perú y en
Cundinamarca, creían firmemente hallarlo a orillas del supuesto Lago Parime, en el corazón
de la Guayana venezolana. Parecía comprobada su existencia en ella parte de Tierra firme,
por la abundancia de objetos y adornos de oro que los conquistadores hallaron en poder de
las tribus del Orinoco y del Oriente, las que, sin duda, obteníanlos por intercambio de las
que vivían en la región guayanesa al Este del Caroní. donde tres siglos más tarde los
yacimientos de oro del Yuruari hubieron de sorprender al mundo con una riqueza nunca
vista. Las noticias del “Dorado” indujeron al famoso corsario inglés Walther Raleigh a
emprender, a su vez, su conquista y lo vemos penetrar con sus bajeles en el Bajo-Orinoco
cuando corría el año de 1595. De todos los de esa época fué este el único viaje que aportó
algún beneficio a la geografía de Tierra Firme. A él debemos un famoso mapa que reposa
original en la Mapoteca del British Museum de Londres, y en el cual está representada la
5. Humboldt, Alex. con: Voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent. París 1825.
6. Acuña, Christoval de: Nuevo descubrimiento del Gran Río de las Amazonas. Madrid 1641. Reimpresión hecha en
Madrid 1891.
7. La Condamine, Ch. Marie de: Journal d'un Voyage fait a 1'Equateur. Paris 1751-54.
costa desde la desembocadura del Amazonas hasta el Golfo de Darién y los ríos
Magdalena, Orinoco y Amazonas8. Entre estos dos últimos aparece por primera vez aquel
fabuloso Lago Parime con Manoa, la ciudad del dorado cacique, sobre la ribera oriental.
Este mapa que algunos juzgan ser obra personal de Raleigh, fué por lo menos, ejecutado
bajo su dirección y según sus indicaciones en 1597 y aunque estaba destinado a acompañar
su libro “The discovery of Guiana”, dedicado a Lord Charles Howard e impreso aquel año,
no llegó a publicarse. Las expediciones españolas y portuguesas del siglo XVIII,
desvanecieron poco a poco la leyenda del “Dorado”, con el mejor conocimiento que fueron
adquiriendo de los grandes ríos y sus afluentes, pero la existencia del Lago Parime, origen
del Orinoco, parecía incuestionable y por ello le vemos aparecer en todos los mapas
posteriores al de Raleigh, hasta las postrimerías de aquel siglo, en que quedó
definitivamente relegado a la categoría de mito. Otro Jesuita a quien la Geografía del
Orinoco debe importantes observaciones y su divulgación es el Padre José Gumilla,
contemporáneo del Padre Román y autor de una obra publicada en Madrid en 1741 y que
lleva por título el “Orinoco Ilustrado”9. Según leernos en Gilii, el Padre Gumilla tuvo
conocimiento del descubrimiento del canal de Casiquiare, hecho por Román, cuando ya
había publicado sus propias observaciones, y es por esta razón que aparece en su obra
combatiendo la idea de una posible comunicación del Orinoco con el Río Negro, oponiendo
que existía una elevada Serranía que servía de divorcio a ambas hoyas. El abate Salvador
Gilii, de la misma orden, vivió durante los años de 1749 a 1767 en las misiones que los
Jesuitas habían fundado y servían en las riberas del curso medio del Orinoco, entre Cabruta
y la boca del Meta. El mérito principal de su obra lo constituyen los concienzudos estudios
de los indígenas de aquella región, cuyos varios dialectos y sus afinidades analizó con gran
sagacidad y acierto10. Fray Antonio de Caulín11 y el Padre Rivero12 son los nombres de
otros misioneros Jesuítas que esclarecieron con sus observaciones las regiones del Oriente
de Venezuela y la de los Llanos de Casanare y el Río Meta hasta el Orinoco,
respectivamente, en la segunda mitad del siglo XVIII. Juan de Carvajal nos dió a conocer el
curso del río Apure y de algunos de sus tributarios, como resultado de un viaje que hizo en
1647 desde los Llanos de Barinas hasta Caicara en el Orinoco. El relato de este viaje, quizá
el primero que los europeos hicieron, siguiendo las aguas, lo titula Carvajal.
“Descubrimiento del Río Apure” y aunque contiene pocas anotaciones de interés
Geográfico, en cambio es muy explícito en cuanto a los nombres de las numerosas tribus
que habitaban las márgenes fluviales13.
En la parte septentrional del territorio que constituye hoy la República de Venezuela
continuaban su obra de conquista los valerosos españoles, una vez extinguido en 1546 de
hecho y diez años más tarde de derecho el dominio que ejercían los alemanes. El último
esfuerzo de estos por descubrir el “Dorado” lo intentaron en 1541 Hutten y Bartolomé
Welser, acompañados de Pedro de Limpias, Sebastián de Amescua, Martín de Arteaga, el
Padre Fructos y unos 150 soldados. Al cabo de cuatro años y medio de luchas heóicas con
8. Villiers, J. A. de: Famous maps in the British Museum. The Geographical Journal, Vol. XLIV. N° 2. 1914.
9. Gumilla, José: El Orinoco Ilustrado. Historia Natural, Civil y Geográfica de este Gran Río. Madrid. 1741.
10. Gilii, Salvatore: Saggio de Storia americana. Roma 1782.
11. Caulín, Antonio: Historia de la Nueva Andalucía. Con un mapa corográfico de la Nueva Andalucía, provincias de
Cumaná y Guayana, vertientes del Orinoco etc. por L. Surville. Madrid. 1779.
12. Rivero, J. P. Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los Ríos Orinoco y Meta. (1786). Bogotá. 1883.
13. Carvajal, Juan de: Relación del Descubrimiento del Río Apure hasta su ingreso en el Orinoco. M. S. 1647. León 1892.
una naturaleza bravía y con. tribus enemigas, azotados por enfermedades y privaciones,
regresa la diezmada expedición a Barquisimeto el diez de marzo de 1546, después de haber
penetrado al Sur hasta las cabeceras del Caquetá. Mientras duraba la ausencia de los
Welser, habíase apoderado del mando Juan de Carvajal y al caer en sus manos en la ciudad
del Tocuyo, el remanente de la última fracasada cruzada de los alemanes, no vaciló en
asesinar junto con otros notables españoles a Felipe Hutten y Bartolomé Welser. En el
mismo teatro de sus crímenes hubo de expiar Carvajal sus negras culpas. El Gobernador
interino Don Juan Pérez de Tolosa le somete a juicio y es Carvajal arrastrado a la cola de un
caballo; termina su vida colgado de la rama de un corpulento árbol que por mucho tiempo
se conoció con el nombre de la “Ceiba de Carvajal”.
El Tocuyo habíase convertido en centro de nuevas expediciones; su importancia rivalizaba,
a mediados del sido XVI, con la de Santa Ana de Coro. Según Fray Pedro Simón, contaba
215 hombres, 300 cabezas de ganado vacuno y otros tantos de ganado caballar. Existían
telares y el arroz y el trigo se cultivaban en tales proporciones que permitían abastecer,
además de su propio mercado, los de Maracaibo, Coro, la Isla Española y Cartagena de
Indias. De allí partió en 1547 la expedición de Juan Villegas. la que después de atravesar
las montañas de Nirgua, llegó en diciembre de aquel mismo año a las orillas del Lago
Tacarigua, hoy llamado de Valencia y para proseguir sus exploraciones de aquella hermosa
hoya, fijó su cuartel general en Burburata, a orillas del Mar Caribe, fundando allí en febrero
de 1518 una población que llamó Nuestra Señora de la Concepción. El mismo Villegas, a
su regreso de la Laguna y Valles de Tacarigua, funda en 1551 la ciudad de Nueva Segovia
de Barquisimeto y cuatro años más tarde se da comienzo, a inmediaciones de la famosa
Laguna, a la construcción de la ciudad de Valencia del Rey por Alonso Díaz Moreno, uno
de los capitanes del entonces Gobernador Alonso Arias de Villacinda.
Por los mismos años comenzaron las primeras expediciones, al mando del mestizo
Francisco Fajardo, con la conquista de los Valles de Aragua y de Caracas, o sea del
territorio al Este del Lago de Tacarigua. Corría el año de 1560, cuando Fajardo, saliendo de
Valencia, con el título de Teniente General, que le confirió el Gobernador Collado, penetra
en el valle del Guaire, que él llamó de San Francisco, y establece un hato en el sitio de
Catia. unos tres kilómetros al Oeste de donde más tarde se fundó Caracas. Tramonta
enseguida la cordillera que demora al Norte y baja al puerto de Caraballeda, donde funda
una villa con el nombre de El Collado y a su regreso descubre en Los Teques las minas de
oro que tenían en explotación los indígenas y de las cuales se apoderaron los españoles.
Era numerosa y valiente la población indígena hallada en el valle del Guaire y sus
inmediaciones y como ella oponía una resistencia formidable a los conquistadores,
hubieron de ser poco estables las primeras fundaciones hechas por éstos. Las tribus Teques,
Caracas, Mariches y Tarmas, comandadas por Guaicaipuro, cacique de los Teques, que por
sus excepcionales dotes de inteligencia y valor se hizo el caudillo de la causa de los Indios,
sacrificaron toda la población europea dejada en las minas por Juan Rodríguez Suárez y
destruyeron las casas y ganado vacuno que dejara Fajardo en su hato de Catia. Conservaron
así los indios de esta comarca libre de europeos su territorio durante seis años, al cabo de
los cuales preséntase en 1567 el Capitán Don Diego de Lozada, enviado desde el Tocuyo
por el Gobernador Ponce de León, con un séquito de 150 soldados, 800 personas de
servicio, 200 caballos y mulas, y 400 carneros. Sufrió Guaicaipuro su primera derrota en la
cuesta de Las Cocuizas y replegándose a sus guaridas de los Teques, deja libre el paso al
vencedor Lozada, permitiéndole seguir a Macarao, cuyos indios atemorizados lo reciben de
paz y lo guían por el vallecito de Caricuao al valle de Cortés o de la Pascua (El Valle) y de
allí al de San Francisco, donde establece la expedición su cuartel general y funda Lozada el
3 de abril de 1567 la ciudad de Santiago de León de Caracas, hoy capital de la República.
Apercibido Guaicaipuro del peligro que corrían la libertad y las tierras de los indios con la
invasión europea, reúne sus aliados,. los caciques Chicaramay. Aramaipuro, Guicamacuto,
Naiguatá y otros y declara guerra a muerte a los españoles. Juzgando Lozada acertadamente
que el alma de aquel movimiento nacional era el heroico Guaicaipuro, cacique de los
Teques, envalentonado por sus triunfos sobre Fajardo, Miranda, Narváez y Rodríguez
Suárez, decide eliminarlo y ordenando atacarlo por sorpresa con 80 hombres al mando del
alcalde Francisco Infante, le hace morir gloriosamente, luchando en medio del incendio de
su cabaña, contra el avasallador número de sus enemigos. Con los últimos combates que
librara en 1569 García González de Silva contra los indios Tarmas, al mando del famoso
Paramaconi y contra los caciques Conocoima, Sorocaima, sucesores de Guaicaipuro en la
Jefatura de los Teques, y con el sometimiento de los Mariches y la condena a muerte de
veintitrés caciques. quedó pacificado el valle de Caracas y asegurada su conquista. El
mismo Francisco infante. cuyas tropas dieron muerte a Guaicaipuro, recorre luego los
valles del Tuy hasta Barlovento y logra pacificar en 1574 a los indios Quiriquires, que los
habitaban. García González de Silva diríjese a los llanos del Guárico y rechaza
definitivamente en 1583 las invasiones de los Caribes del Orinoco, que venían
sucediéndose con frecuencia y ponían en peligro los recientes establecimientos de
Valencia14.
Desde comienzos del siglo dieciséis inicióse igualmente la conquista de las provincias
orientales. En 1513 arriban a Píritu tres frailes dominicos y fundan un convento que a poco
fué destruido por los indios, sacrificando a los religiosos, a quienes creían en connivencia
con los que comerciaban con esclavos. En 1520 obtuvo Fray Bartolomé de las Casas una
concesión de Carlos V para colonizar con gente blanca todo el territorio “entre la Provincia
de Paria y la de Santa Marta” y enseñar las labores agrícolas a los indios. Pero los excesos y
abusos de Alonso Ojeda (que no debe ser confundido con el descubridor Ojeda. muerto en
1515) provocaron la ira de los indios que levantados al mando de sus caciques Maragüai y
Gil González, cayeron, en octubre de 1521, sobre la naciente Colonia y acabaron con los
frailes y los colonos europeos. El Gobierno de la Isla Española creyó deber castigar a los
indios y al efecto mandó, con las debidas instrucciones, una expedición militar al mando de
González de Ocampo, quien después de aprehender y sacrificar al cacique Gil González.
hizo entrega del mando a Jácome Castellón a fines de 1522. Este último fundó el año
siguiente la villa de Nueva Córdoba, que más tarde se llamó Santa Inés de Cumaná.
El 13 de octubre de 1569 desembarca en la costa cumanesa D. Diego Fernández de Serpa,
nombrado Capitán Poblador y Gobernador de las tierras de Cumaná, Guayana y Caura, que
en adelante debían formar la Gobernación de la Nueva Andalucía. Buena parte de los “280
hombres de guerra y pobladores, casados todos, con sus armas” y hasta 800 cabezas de
ganado que embarcaron en la Margarita, se establecieron en la propia villa de Nueva
14. Gil Fortoul, José: Historia Constitucional de Venezuela. Berlín 1907.
Córdoba (Cumaná), en tanto que el resto marchó con los tenientes Pedro de Ayala y
Francisco de Alava a explorar las tierras del Golfo de Cariaco y las montañas de
Cumanacoa y Turumiquire, respectivamente, volviendo estos con la noticia de estar bien
pobladas las vastas extensiones que recorrieron, con campos de maíz, yuca y batatas bien
cultivados y haber visto abundantes adornos de oro y muchos collares de perlas finas en
poder de los indios. Serpa se dirigió al río Neverí y sobre su ribera fundó la ciudad de
Santiago de los Caballeros, con el propósito de que sirviese de asiento a la Administración
y Gobierno de las Provincias Cumanagota, Píritu y Chacopata. No hubo de durar mucho la
nueva capital, pues los indios caribes, viéndose engañados y temiendo ser deportados como
esclavos, dirigidos por un tránsfuga español, prepararon una emboscada en que quedaron
sin vida Serpa y dos de sus capitanes y sesenta y cuatro soldados. Los vecinos de Santiago
que lograron escapar de esta celada, fueron a establecerse en Nueva Córdoba y Margarita.
En 1585 quedó Nueva Córdoba definitivamente como capital política de Nueva Andalucía,
Nueva Barcelona y Guayana, tomando el nombre de Santa Inés de Cumaná. Más de un
siglo de lucha fué necesario para la cabal conquista de los indios Cumanagotos, pues corría
el año de 1634 cuando esta se dió por concluída por Juan Urpín, fundador, en 1637, de
Nueva Barcelona.
Veamos ahora como se desarrollaba la Conquista en el Occidente de Venezuela. Una vez
asegurados y empezados a fundar los valles del Tocuyo y Barquisimeto, prosiguieron las
conquistas hacia el Occidente. En 1549 penetra Diego Ruiz Vallejo en la provincia de los
indios Cuicas en busca de unas minas de oro, que según informes de los indígenas, existían
en el distrito de Boconó. Las noticias traídas por Ruiz de Vallejo, pintaban aquella sección
montañosa como de las más fértiles y muy abundante en algodón, el cual era muy solicitado
por los vecinos del Tocuyo, donde a la sazón funcionaban los primeros telares. Animados
por estos informes, resolvióse su conquista y encargóse de ella Diego García de Paredes,
quien con considerable número de indios Yanaconas salió del Tocuyo en 1556 y atravesó la
provincia de Cuicas en busca de un sitio aparente para la fundación de una villa. Sobre una
eminencia de poco declive, no lejos del caudaloso río Motatán, descubrió Paredes una
populosa población indígena llamada Escuque, y como le parecía conveniente el sitio,
fundó allí mismo la ciudad de Trujillo. Apenas iniciados los trabajos de este nuevo
establecimiento, hubieron de abandonarlo los españoles, obligados por un alzamiento de los
indios Escuques contra los torpes abusos de sus opresores. No fué sino en 1570 que pudo
fundarse definitivamente la actual capital de Trujillo sobre una mesa inclinada que cae
sobre el río Castán, mucho más al Sur del primitivo sitio. En 1558, casi simultáneamente
con la llegada de Diego García de Paredes al territorio de los Cuicas, penetró en la
cordillera venezolana, por su extremo occidental, Juan Rodríguez, enviado por el Gobierno
de Pamplona a la cabeza de sesenta infantes y catorce de caballería. Proponíase explorar la
región montañosa coronada por la Sierra nevada, que en ocasiones habían contemplado los
españoles desde los Llanos de Barinas y en la cual esperaba Rodríguez encontrar ricos
veneros de oro. Dirigióse esta expedición a los valles de Cúcuta y de allí pasó al de
Santiago, como se llamó el valle del Torbes, a cuyas márgenes fundó Juan Maldonado,
émulo de Rodríguez, a fines del mismo año de 1558, la ciudad de San Cristóbal, hoy capital
del floreciente Estado Táchira. Continuó Juan Rodríguez a marchas forzadas por los valles
de La Grita y Bailadores hasta llegar al valle del Chama, siguiendo la misma vía por la cual
se mantienen hoy en comunicación las poblaciones de los Estados Mérida y Táchira.
Después de reconocer el territorio que se extiende al pie de la Sierra Nevada, en busca del
sitio apropiado a la fundación de un pueblo, eligió a fines de 1558, a nueve leguas de la
Sierra, un valle fértil, poblado por numerosos indios y donde se hallaron vestigios de oro en
las arenas del río. Allí estableció una villa, que, en recuerdo de su ciudad natal, denominó
Santiago de los Caballeros de Mérida. Mucho se ha discutido sobre el sitio de ésta primera
fundación, que en nuestro concepto no es otra que el de la mesa de San Juan, al Este de
Lagunillas. Apenas comenzada por Juan Rodríguez la conquista de la Cordillera, su rival
Juan Maldonado, logró que el Gobierno de Santa Fé le nombrase para sustituir a aquél.
Llegado que hubo a la primitiva Mérida, recibió el Gobierno de la Provincia y las tropas
que la guarnecían, arrestó a Rodríguez y remitiólo preso a Santa Fé. En seguida trasladó la
villa de Mérida a un lugar situado al naciente, que es el que hoy ocupa al pie de la hermosa
Sierra Nevada y, marchando sin demora al valle de Santiago, fundó la villa de San
Cristóbal, como hemos dicho arriba.
En 1550 dirigió Maldonado sus esfuerzos a la conquista de los Cuicas, a tiempo que el
Capitán Francisco Ruiz había penetrado desde el Tocuyo hasta Boconó y Niquitao y
efectuaba la misma conquista. Esta colisión dió lugar a un convenio que se celebró en
Timotes y por el cual ambos capitanes fijaron los linderos de sus respectivas jurisdicciones,
que son, con poca diferencia, los mismos que hoy sirven de límites entre los Estados
Mérida y Trujillo.
Como se vé de la suscinta relación histórica que antecede, los Conquistadores españoles
tuvieron que sostener sangrientas y a reces largas luchas contra los aborígenes, antes de
entrar en posesión del país. Fueron ellos zapadores en un país nuevo, en parte bien poblado
de indígenas, primitivos en su mayor parte pero no del todo desprovistos de cierta cultura,
especialmente los que vivían en la parte setentrional y montañosa del país. (Caquetíos y
Tinrotes)15. Eran los Conquistadores hombres rudos, de escasa instrucción que andaban a la
caza de oro y pedrerías, sin preocuparse mucho de dejar noticias que pudiesen servir al
esclarecimiento de las condiciones topográficas del país recorrido y menos aún al de los
hábitos i lenguas de las tribus indígenas. Desgraciadamente ninguno de ellos parecía dotado
del espíritu de observación de un F'edermann y hubo de transcurrir un siglo antes de que
vinieran a llenar este vacío los misioneros que iniciaron la conquista espiritual de los indios
que vivían a orillas de los grandes ríos y en el Oriente de Venezuela.
No obstante la escasez de aporte geográfico de las incursiones armadas de los
Conquistadores, hemos crecido oportuno hacer la ligera referencia que antecede, porque
constituyen ellas efectivamente las primeras exploraciones en el territorio patrio.
2. - LAS EXPLORACIONES CIENTÍFICAS.
En 1756 penetró por el Orinoco la primera expedición de carácter científico: la Comisión
encargada de demarcar los límites de las posesiones españolas y las de la Corona de
Portugal, bajo el mando de Don José Iturriaga y Don José Solano16. En 1800, cuando
Humboldt en su memorable viaje visitó la Misión de Esmeralda, le refirieron que el Alférez
Bobadilla, miembro de aquella Comisión, había navegado por el Orinoco arriba hasta el
15. A. Jahn: Los aborígenes del Occidente de Venezuela. Su historia. etnografía y afinidades lingüísticas. Caracas 1927.
16. Tavera Acosta, 13.: Anales de Guayana. Ciudad Bolívar 1905.
Raudal de los Guaharibos y que en aquel punto extremo de su viaje habíalo obligado a
retroceder la resistencia armada que le hicieron los feroces Guaharibos. Esta versión es, sin
embargo, inexacta, según se evidencia de los diarios de la Comisión española, que se
conservan en Madrid y cuya publicación se debe al venezolano Francisco Michelena y
Rojas17. Según relatan estos documentos, fué Díaz de la Fuente quien en 11 de abril de
1760 alcanzó el Raudal de los Guaharibos sin ser molestado por los indígenas. Las
condiciones desfavorables del río y sus riberas impidieron la continuación del viaje de
Díaz. En cuanto a Bobadilla, consta por los mismos diarios que realizó su viaje en 1774 y
sólo hasta la desembocadura del Mavaca, la cual se halla a media distancia entre Esmeralda
y el Raudal de los Guaharibos y que la secasez de provisiones, y no otra causa, determinó
su contramarcha. Ambas expediciones llevaban además del encargo de informarse sobre la
existencia de cacahuales silvestres, el del esclarecimiento geográfico del Alto Orinoco, a
cuyo fin, en verdad, poco correspondieron. Se echan de menos en los diarios de estas dos
incursiones, las observaciones astronómicas y topográficas las dos cartas, una firmada por
Díaz de la Fuente y la otra por el jefe de la Comisión, José Solano, dejan mucho que desear
en cuanto a rumbos y distancias del río, al compararlas con los trabajos posteriores de
Humboldt, Schomburgk, Chaffanjon y Rice.
Los primeros albores del siglo XIX vienen a dilatar el horizonte de nuestros conocimientos
geográficos de Venezuela, iluminándolos con la luz resplandeciente de la investigación
científica. Inicia la nueva era Alejandro de Humboldt, el incansable y sagaz observador de
la naturaleza, acompañado del botánico francés Bonpland, tan sabio como modesto18.
Desembarcan ambos el 15 de julio de 1799 en las playas de Cumaná, recorren el Oriente de
Venezuela, llegan a la capital el 21 de noviembre, siguen a los Valles de Aragua, bajan por
los Llanos del Guárico y San Fernando de Apure y embarcándose allí en bongos indígenas,
recorren el Alto Orinoco, el Atabapo, el Guainía, y el Río Negro, hasta San Carlos, y
regresan por el Casiquiare al Orinoco y por este a Angostura (hoy Ciudad Bolívar). Tras
corta estadía en esta última, marchan a barcelona, Cumaná y Cariaco y abandonan
definitivamente el hospitalario suelo de Venezuela el 24 de noviembre de 1800 con rumbo
a la Isla de Cuba. Un considerable número de observaciones astronómicas, magnéticas,
barométricas y termométricas sirvieron de base a sus cartas y cuadros de la región
recorrida, la que además fué objeto de estudio desde el punto de vista botánico, zoológico,
geológico y etnológico.
El Almirantazgo español dedicó especial atención al levantamiento y estudio de las costas
de sus colonias y de las corrientes marinas. Todas estas observaciones fueron recopiladas
por la Oficina de la Hidrografía española y lo que concierne a Venezuela se halla en el
volumen titulado “Derrotero de las Antillas”19. impreso en 1810 y reimpreso con
enmiendas y ampliaciones en 1867.
J. B. Boussingault fué el inmediato sucesor de Humboldt en Venezuela. Llegó a La Guaira
en noviembre de 1822 y permaneció en Caracas y los Valles de Aragua hasta 1823, en cuyo
año trasladóse a Bogotá, lugar de su ulterior residencia. En este viaje recorrió en compañía
17. Michelena y Rojas, Francisco: Exploración Oficial, con un Mapa. Bruselas 1867.
18. Humboldt, Alex von : Voyage aux régions equinoxiales du Nouveau Continent. París 1825.
19. Derrotero de las Antillas. Madrid 1810.
de Rivero todo el Occidente de Venezuela y aunque sus observaciones astronómicas son
muy deficientes, sus escasas alturas barométricas de algunas poblaciones son, en cambio,
bastante buenas20.
En 1838-39, realizó el geógrafo alemán Roberto Schomburgk, por encargo de la Sociedad
Geográfica londinense, un viaje de exploración calurosamente recomendado por Humboldt,
con el objeto de verificar las posiciones determinadas por este en el Alto Orinoco,
uniéndolas con puntos de la costa atlántica. Al efecto penetró Schomburgk desde la Colonia
británica de Demerara a lo largo del río Uraricuera del Brasil y tramontando el divorcio de
las aguas entre el Orinoco y el Amazonas, visitó el curso superior del Caura, allí llamado
Merevarv, descendió por el Padamo al Orinoco y de este por el Casiquiare al Río Negro. La
ruta seguida por Schomburgk es lo que podemos llamar el camino de los Caribes, por ser
desde tiempo remoto la que usan los indios Maquiritares y otros de la familia caribe para
comunicarse con sus parientes de la Guayana Inglesa. Las fuentes del Orinoco, del Ventuari
y del Parime quedaron fuera del radio de las observaciones de Schomburgk y permanecen
aún terra incógnita, en cuanto a las primeras, ya que las exploraciones de Koch-Grünberg
en 1912 y las de Hamilton-Rice en 1924-25 dieron a conocer las de los otros ríos que son
afluentes del Orinoco o del Uraricuera respectivamente. Para el dibujo de su mapa hubo de
recurrir Schomburgk, al igual de Humboldt y otros, a las informaciones de los indígenas,
con cuya ayuda trazó los cursos de los afluentes y arroyos que dan origen a los
mencionados ríos. Desgraciadamente al comienzo del viaje sufrió un serio desperfecto el
único cronómetro de que disponía Schomburgk, de suerte que en toda su interesante
recorrida apenas hubo de asegurar para la Geografía la latitud astronómica de algunos
puntos, pero no su longitud21. Los años siguientes hasta 1845 los dedicó Schomburgk a
completar la exploración geográfica de la Guayana Británica y en algunas ocasiones sus
viajes hubieron de llevarlo hasta territorio venezolano. A esta circunstancia se deben sus
exploraciones del Cuyuní y Venamo en 1842 y 1843 y las del Barama en 1841, cuyas
márgenes eran tenidas por territorio venezolano y que el fallo arbitral de París adjudicó en
parte, en 1899, a Inglaterra. Los trabajos de Humboldt, Boussingault y Schomburgk y las
cartas marinas de la Hidrografía española sirvieron de base a nuestro geógrafo Agustín
Codazzi para confeccionar junto con sus propios itinerarios militares, la primera carta de la
República y escribir su Resúmen de la Geografía de Venezuela publicados ambos en 1841.
Esta obra de indiscutible mérito, si se atiende a la época y a los medios con que pudo
realizarse, adolece, sin embargo, de groseros errores geográficos, en cuanto a las
coordenadas de las poblaciones y las alturas de las montañas que en algunos casos están tan
distantes de la verdad, que no parecen sus valores el resultado de medidas directas. El
mismo Codazzi, nunca practicó observaciones astronómicas y adoptó las que para su época
se conocían de los viajeros arriba mencionados, modificándolas en ciertos casos de acuerdo
con sus itinerarios, los que intercalaba entre las posiciones extremas22. De ello hubo de
resultar, en el Occidente, una monstruosa deformación que contaminó los trabajos
posteriores de Sievers y otros, hasta que las operaciones de la Comisión astronómica del
Plano Militar en 1905 y 1906 y las observaciones astronómicas que Jahn practicara en,
20. Boussingault, J. B.: Viajes Científicos a los Andes Ecuatoriales. Colección de Memorias traducidas por J. Acosta.
París 1849.
21. Schomburgk, Robert Hermann: Reisen in Guiana und am Orinoko. Herausgegeben von O. A. Schomburgk. Leipzig.
1845.
22. Codazzi, Agustín: Resúmen de la Geografía de Venezuela. París 1841.
setenta y tres pueblos del Occidente, entre Valencia y San Antonio del Táchira, y la fijación
de otros muchos puntos que el mismo geógrafo ligara trigonómetricamente con sus vértices
astronómicos, vinieron a corregir los mapas antiguos y a situar en su verdadera posición,
ciudades, pueblos, caseríos, ríos y cumbres de las montañas de nuestro Occidente y de los
puntos principales del Alto Apure y de los Llanos de Zamora, Portuguesa, Cojedes y
Guárico. La desviación que se observa en los mapas de Codazzi con respecto a las
coordenadas modernas, comienza en Valencia con un error de unos 8 kilómetros, alcanza
su máximum de 79,5 kilómetros en la línea de Trujillo-Nutrias y vuelve luego a reducirse a
25 kilómetros en San Cristóbal cerca de la frontera Colombiana. Los itinerarios y
observaciones del Dr. Sievers en su primer viaje de exploración geológica, verificado en
1885 por el Occidente de Venezuela, corrigieron en parte los errores de Codazzi, por lo
menos en cuanto a las elevaciones de las poblaciones de la Cordillera, pero no en cuanto a
sus coordenadas, va que aquel viajero tampoco puso por base a su carta-itinerario
observaciones astronómicas que le hubieran permitido fijar con precisión puntos de apoyo
para intercalar debidamente sus itinerarios. En su segundo viaje, con el fin principal de
ampliar sus observaciones geológicas, visitó Sievers en 1892, la región de Coro y todo el
Oriente hasta Maturín, continuando de allí al Sur hasta Ciudad Bolívar. Como resultado de
su primera exploración publicó Sievers un mapa de la Cordillera de Mérida y otro
geológico23. Como fruto del segundo viaje dibujó y publicó otro que comprende la región
septentrional de Venezuela entre Coro y la Isla de Trinidad, el cual aprovechando los
levantamientos de Jahn en el Centro, ofrece una mejora notable con respecto a los antiguos
mapas de Codazzi24. No obstante, es todavía algo confuso el conocimiento de la orografía y
muy deficiente el de la hipsometría de la sección oriental de la República y se hace sentir la
necesidad de someterla a una exploración físico-geográfica, como la que Jahn ha efectuado
en el Occidente. Los viajes de Codazzi por el Sur del país, de 1837 a 1838, a lo largo del
Orinoco, hasta la bifurcación del Casiquiare, poco agregaron a la cartografía de aquella
región, pues como hemos dicho antes, nuestro geógrafo se atuvo también en aquella parte a
los trabajos de sus antecesores. Lo mismo podemos decir de Francisco Michelena y Rojas,
quien a mediados del siglo pasado ejerció la Gobernación del Territorio Amazonas y
publicó en 1857 un voluminoso libro que lleva por título “Exploración Oficial”, en el cual
describe sus viajes por el Alto Orinoco hasta la boca del Mavaca, por el Casiquiare y el
Guainía y otros afluentes y refiere con bastante minuciosidad el estado en que para
entonces se hallaban las pequeñas poblaciones del territorio y las tribus indígenas. Desde el
punto de vista geográfico no tiene otra importancia el libro de Michelena que la
reproducción de los Diarios de Bobadilla y Díaz de la Fuente y sus mapas. Aunque
desprovisto de carácter científico, pretende su autor ejercer una crítica tan injusta como
absurda de indiscutibles méritos que distinguen los trabajos de Humboldt.
A la Comisión mixta, encargada en 1879-1880 de la demarcación de la frontera
venezolana-brasilera, debe la geografía el levantamiento minucioso de una parte del Río
Negro y el Guainía y el de sus afluentes Aquio y Tomo, asimismo como del curso inferior
del Casiquiare y Pasimoni y del Baria hasta su origen. La Comisión brasilera, sola, sin la
asistencia de la venezolana, procedió en 1882 a la exploración del río Parime-Uraricuera
23. Sievers, Wilhelm: Venezuela. Acompañado con un mapa: Original Routenkarte der venezolanischen Kordillere,
Hamburg 1888.
24. Sievers, Wilhelm: Zweite Reise in Venezuela, con mapa: Karte des Gebirgslandes zwischen Coro und Trinidad.
Hamburg 1896.
hasta la desembocadura del Uraricapará y aguas arriba de este afluente hasta la Sierra
Marutani que divide las aguas de aquel de las que corren por el Paraná (Paragua), al Caroní
y al Orinoco25. El trayecto montañoso que media entre la Sierra Marutani y el Cerro
Mashiadi, donde nacen los ríos Merevari y Ventuari había sido reconocido por Schomburgk
en 1839 y lo fué en 1913 por el eminente etnólogo alemán Th. Koch-Grünberg, pero queda
aún inexplorado todo el tramo de la Sierra Parima, comprendido entre el Cerro Mashiadi y
el Cerro Cupí, en cuyos montes tienen sus guaridas los temidos Schirianá o Guaharibos.
También algunos viajeros botánicos, que han visitado el país, han contribuido al
esclarecimiento de su geografía. Así el botánico escocés Richard Spruce, quien recorrió el
Alto Orinoco y el Casiquiare en 1854, nos dió a conocer el curso del Pasimoni y el de su
afluente Yatúa hasta cerca de sus fuentes en la Sierra de Imery, en que se alza el Cerro
Cupí, fijado por la Comisión de límites de 188026. Menos importante desde el punto de
vista geográfico, fué el viaje de otro eminente naturalista inglés Alfredo Russell Wallace,
quien exploró durante algunos años el Amazonas y remontó el Río Negro en 1851 hasta
Pimichin, de donde pasó a Yavita27.
En 1886 y 1887 realizó dos viajes de carácter geográfico el explorador francés J.
Chaffanjon, por encargo del Ministerio de Instrucción Pública de Francia. El primero de
estos viajes tuvo por objeto la exploración del río Caura hasta su origen, pero sólo se
efectuó hasta poco más arriba de la desembocadura del Erevato, o sea en un trayecto de 200
kilómetros. En el segundo viaje, el más importante, se proponía Chaffanjon descubrir las
fuentes del Orinoco y en su libro publicado en 1889, pretende haber logrado este objeto,
pero Jahn y Rice han demostrado posteriormente que la exploración francesa terminó poco
más arriba del Raudal de los Guaharibos o sea a unos 90 kilómetros de donde podemos
suponer el origen del Orinoco28. A pesar de no haberse logrado en toda su amplitud el fin
propuesto, estas expediciones rectificaron algunos errores de los antiguos mapas, sin que se
hubiesen conseguido los resultados científicos que la Geografía debía esperar de una
empresa de esta naturaleza. Igual mérito para la Geografía de Venezuela tienen las
exploraciones del famoso viajero francés Jules Crevaux, uno de los exploradores más
audaces que han recorrido el Continente suramericano. La Geografía patria le debe la
primera exploración del río Guaviare, efectuada en 1880-1881, desde el pie de los Andes
colombianos hasta su ingreso en el Orinoco, aunque se echan de menos observaciones
astronómicas y altimétricas como fundamento de sus cartas29. En el mismo año en que
Chaffanjon regresaba del Alto Orinoco, remontábalo Alfredo Jahn con el principal objeto
de determinar las coordenadas geográficas y las altitudes sobre el nivel del mar a lo largo
del Orinoco hasta el Casiquiare y Río Negro, pero hubo de regresar de Maroa por causa de
enfermedad, no sin antes haber fijado el curso del Orinoco desde la boca del Meta hasta la
del Guaviare y el curso del Atabapo, del Temi y del Pimichín hasta el Guainía y haber
rectificado no sólo las coordenadas de Humboldt, sino también sus alturas de manera
25. López de Araujo, Fco. Javier: Relatorio apresentado a Assamblea Geral Legislativa pelo Ministro de Negocios
extrangeiros. Río Janeiro 1884.
26. Spruce, Richard: Notes of a botanist on the Amazonas and Andes. Edited & condensed by Alf. R. Wallace. London
1908.
27. Wallace, Alfred Russell: A. Narrative of travels on the Amazonas and Rio Negro. London 1853.
28. Chaffanjon, Jean: L'Orénoque et le Caura. Paris 1889.
29. Crevaux, Jules: Voyages dans la Amérique du Sud. Paris 1883.
rigurosamente científica. La exploración geográfica de Jahn suministró los primeros datos
precisos sobre la configuración y relieve en la región entre el Atabapo y el Guainía30.
La Sierra Imataca y algunos de sus ríos fueron parcialmente explorados en 1894 por George
G. Dixon. El río Barima fué levantado por él, a rumbo y distancia, desde el Salto del
Eclipse hasta las propias fuentes y otras recorridas le llevaron por el Barama a las cumbres
del Imataca y aguas abajo del Acarabisi hasta el Cuyuní, cuyo curso remontó hasta la
desembocadura del Venamo31.
En 1897 el Mayor inglés Stanley Paterson hizo una exploración del río Cuchivero, que
desemboca en el Orinoco abajo de Caicara. El trayecto recorrido por Paterson a lo largo de
este río es de unos 150 kilómetros y se extiende unos 15 kilómetros arriba del Raudal Alto,
al pie de la Montaña del Negro. Los resultados de esta expedición sólo han enriquecido la
geografía con el curso aproximado del Cuchivero, pues las coordenadas, cuyos valores
exhibe Paterson como resultantes de sus propias observaciones, no son, a nuestro juicio,
sino obtenidas gráficamente de sus itinerarios y al comparar las que él dá para Caicara con
las modernas determinaciones, se advierte desde luego su poco valor. Asimismo sus alturas,
como la de 800 pies (244 metros) que el Mayor le asigna a Caicara, resultan fantásticas y
desprovistas de valor científico32.
Con el fin de demarcar la frontera de Venezuela con Colombia, de acuerdo con el laudo de
la Corona de España, recorrió en 1901-1902 una Comisión Mixta de Ingenieros de ambos
países interesados, el Orinoco hasta San Fernando de Atabapo, remontó luego el río de este
nombre y pasó al Guainía y Río Negro, regresando por la misma vía para visitar el curso
inferior de los ríos Meta y Arauca. Las observaciones de esta Comisión han aportado un
valioso acervo de coordenadas y detalles de ríos a la Geografía de Venezuela y han
comprobado las que anteriormente había determinado Jahn.
Continuando en orden cronológico la historia del desarrollo de la Geografía de la Guayana
venezolana, tócanos hacer mención del viaje del Dr. S. Passarge en los cursos inferiores de
los ríos Orinoco. Caura y Cuchivero. Vino Passarge a Venezuela comisionado por un
Sindicato alemán con el fin de practicar una experticia en las tierras que la sucesión del
general Joaquín Crespo poseía y ofrecía en venta sobre el Bajo-Caura y el Cuchivero. En
compañía del Ingeniero Selwyn desembarcó en Las Bonitas, sobre la orilla derecha del
Orinoco, el 22 de noviembre de 1901 y hasta el 7 de mayo de 1902, recorrieron ambos todo
el terreno, haciendo una exploración que, por su extensión y los métodos de levantamiento
empleados, contrastan notablemente con los trabajos de Paterson, Chaffanjon y otros y
tiene todo el carácter de un trabajo geográfico. Triangulaciones parciales intercaladas entre
puntos determinados astronómicamente permitieron a Passarge y Selwyn cubrir un área de
6.500 kilómetros cuadrados, comprendidos entre las desembocaduras del Caura y del
Cuchivero por el Norte y del Raudal Alto por el Sur33.
30. Jahn, Alfredo: Contribuciones a la Hidrografía del Orinoco y Río Negro. Caracas 1909.
31. Dixon, George G. Compass-Survey of the river Barima from the Eclipse-Fall to the Source. The Geographical Journal
1895. Vol V. N- 4.
32. Paterson, Stanley: In the Valley of the Orinoco. The Geographical Journal Vol. XIII. N° 1. 1899.
33. Passarge, Siegfried: Bericht über eine Reise im Venezolanischen Guayana. Zeitschrift Gesellsch f. Erdkunde. Berlin
1903.
Como resultado de un corto viaje, realizado en 1908 a Caicara y Cabruta, nos presenta F. A.
Bendrat en 1910 un mapa de la región al Oeste del Cuchivero, el cual, a pesar de sus
pretensiones geográficas, poco nuevo ha aportado al conocimiento del país34.
Muy fructuosas han sido, en cambio, las exploraciones efectuadas en los últimos 20 años en
la región Suroeste de nuestro Territorio Amazonas, como parte del área comprendida entre
el ecuador y el tercer paralelo Norte y los meridianos 67° y 72° al Oeste de Greenwich.
Débese esta importante labor al Dr. Hamilton Rice, experto geógrafo americano, bien
familiarizado con los métodos e instrumentos modernos, los cuales empleó ventajosamente
en tres viajes de exploración. que realizó en aquella región. En 1907-1908, recorrió el río
Uaupés en toda su longitud, desde sus fuentes hasta su desembocadura en el Río Negro. En
1912-1913 descendió de Bogotá, acompañado del geólogo alemán P. P. von Bauer, a los
Llanos de Villavicencio y por el río Ariari al Guaviare, de donde prosiguió por tierra a las
fuentes del Apaporis y del Uaupés y más tarde a las del Inirida, cuyo curso exploró hasta el
Salto del Mariapirí, que había sido alcanzado en 1872 en dirección contraria por F.
Montolieu, a la sazón Gobernador del Territorio Alto Orinoco y Amazonas35.
Retrocediendo por el mismo Inirida y entrando por el afluente Papunaua alcanzaron Rice y
Baucr, tras corta travesía terrestre (trocha), las fuentes del Isana, cuyo tortuoso curso los
condujo al Río Negro36. El tercer viaje del Dr. Rice, verificado de 1919 a 1920 es el que
más interesa a nuestro objeto, porque fué dedicado al minucioso levantamiento del Río
Negro y Alto Orinoco y del Caño Casiquiare, mediante sendas determinaciones
astronómicas, en las cuales las longitudes fueron obtenidas por recepciones
radiotelegráficas de señales emitidas en Darién y Annapolis. En sus recorridas del Alto
Orinoco llegó Rice hasta el renombrado Raudal de los Guaharibos, donde un encuentro
sangriento con los indígenas de este nombre obligólo al regreso. Con este trabajo ha
quedado concluído el levantamiento del Orinoco en su casi total desarrollo, pues sólo falta
por explanar y levantar el trayecto de las fuentes, que abarca unos cien kilómetros y el trozo
del río comprendido entre la boca del Guaviare y la bifurcación del Casiquiare37.
No menos provechosa ha sido a la Geografía de Venezuela la importante exploración del
conocido etnólogo alemán Dr. Th. Koch-Grünberg, en los años de 1911 a 1913, a lo largo
de muestra frontera del Sur, desde la Guayana británica hasta San Fernando de Atabapo.
Desde el punto de vista científico, ha sido este el viaje más fecundo de los que se han
realizado en la última centuria, pues a más del enriquecimiento de nuestra geografía física
con el levantamiento de los ríos y la determinación de sus coordenadas astronómicas,
debemos a Koch Grünberg el conocimiento de muchas tribus indígenas y sus lenguas hasta
entonces desconocidas. Comenzó su viaje en el Brasil, saliendo de Manaos en junio de
1911, remontando el Río Negro y luego el Río Branco hasta donde este se forma, en San
Marcos, por la confluencia del Uraricuera con el Tacutú. Desde San Marcos emprendió la
exploración del país de sabanas que demora al Norte y las montañas que marcan el límite
de Venezuela con el Brasil, coronadas por el soberbio Roroima, aquella meseta de arenisca
34. Bendrat, T. H.: Karte der Umgebung van Caicara in Venezuela. Petermanns Mitteillugen 1910.
35. Montolieu, Federico: L’Inirida Bulletin de la Société de Géographie. Paris Avril 1880.
36. Rice, Hamilton: Further Exploration in the North-West Amazon Bassin. The Geographical Journal XLIV. N° 2. 1914.
Bauer, P. P. von: N. W. Amazonien. Ein Beitrag zur Geographie Aequatorial Amerikas. Brünn 1919.
37. Rice, Hamilton: The Río Negro, The Casiquiare Canal and the Upper Orinoco. Geographical Journal Nov. 1921
que mide 2.640 metros de altura sobre el mar y sirve de punto de enlace de las fronteras de
Venezuela, el Brasil y la Guayana británica. De regreso de su ascensión al Roroima, salió
nuevamente de San Marcos, en noviembre de 1911, para remontar el curso del Uraricuera,
lleno de saltos y raudales, que hacen en extremo difícil su navegación. Del Alto-Uraricuera
tramontó el divorcio de las aguas y descendió a la cuenca superior del Caura, conocido allí
con el nombre indígena de Merevari. De allí pasó Koch, en mayo de 1912, a las fuentes del
Ventuari, el más poderoso afluente del Alto Orinoco por la banda derecha. Dirigiéndose de
aquel punto al Sur, por el dorso de la Sierra Parima, trató el viajero de ganar las fuentes del
Orinoco para seguir sus aguas abajo al Casiquiare y Río Negro, pero su intento quedó a
poco frustrado, porque el incendio, un año antes provocado por indios que bajaban del
Caroní, había destruído la vida animal que constituye la única fuente de alimentación en
aquellos remotos parajes. En noviembre de 1912 logró continuar su penoso viaje aguas
abajo del Ventuari, con lo cual nos dió a conocer el curso de este hasta entonces
inexplorado río; el día de año nuevo de 1913 entró en aguas del Orinoco y al día siguiente
en e pueblo de San Fernando de Atabapo, de donde regresó al Río Negro por vía del Caño
de Casiquiare38.
Como puede observarse, el itinerario seguido por este eminente explorador desde Manaos
hasta el Merevari coincide con el recorrido por Roberto H. Schomburgk en 1839. Del
Merevari en adelante este último descendió al Orinoco por el río Padamo, que es otro de
sus grandes tributarios, aunque de menor importancia que el Ventuari.
En 1912 los Gobiernos de Venezuela y Brasil enviaron una Comisión al Río Negro y
Casiquiare, con el fin de restablecer el poste que la Comisión Mixta de 1879 había fijado en
el Salto de Maturacá del río Baria como punto de la frontera de ambos países. En esta
ocasión la Comisión controló las posiciones de sus colegas antecesores y las de Jahn y
comprobó las alturas barométricas que este último dedujo para la desembocadura del
Casiquiare39.
En la región oriental de la Guayana venezolana marcan un paso notable en la historia de la
Geografía de Venezuela, los trabajos de delimitación con la vecina colonia británica,
llevados a cabo por una Comisión mixta en los años de 1900 a 1901.
El levantamiento de los ríos Barima, Amacuro, Acarabisí v Venamo y parte del Cuyuní, la
fijación astronómica de sus principales confluencias y las del monte Roroima, fueron los
resultados que aquellas Comisiones brindaron a la Geografía a más de las observaciones
geológicas que por su parte recogió la Comisión inglesa en todo el trayecto recorrido40.
No debemos cerrar la historia de las exploraciones de Guayana sin recordar aquellos
viajeros que, con otros fines que los de esclarecer su Geografía, han hecho incursiones
largas y penosas que nos han dado a conocer regiones poco o nunca visitadas antes. Me
refiero, entre otros, al botánico Carl Ferdinand Appun, quien en 1859 viajó, recolectando
especímenes de la flora del Bajo Orinoco y Caroní y en los años de 1864 a 1868, viniendo
38. Koch-Grünberg Th: Vom Roroima zum Orinoko. Berlin 1917.
39. Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores 1913.
40. El Libro Amarillo de Venezuela, 1903.
de la Colonia británica de Demerara, exploró los bosques que cubren las fuentes del Caroni
y las vertientes del Roroinia41.
De índole menos científica fueron los viajes de White al Roroima en 1883, y su tentativa de
escalar la cumbre de la montaña y los que realizara Eugenio André de 1897 a 1898 y de
1900 a 1901, siguiendo aguas arriba el curso del Caura, para entrar en diciembre de 1900
por su afluente Nichare y continuar en los meses de febrero a mayo de 1901 por el propio
Caura hasta el pie del Cerro Ameha, arriba de los Saltos de Arichí. El objetivo de André era
recolectar orquídeas y aves para fines comerciales y a ello se debe la pobreza de
anotaciones geográficas que se observa en su libro. Su mapa y las alturas en él inscritas no
pueden considerarse sino como valores aproximados, ya que no tienen por base
observaciones ni medidas directas42.
Además de los ya citados, exploró en 1875 la región fronteriza de la Guayana británica,
especialmente en la vecindad del Roroima, C. Barrington Brown, dando a conocer las
peculiaridades de la famosa montaña por las amenas descripciones de sus viajes y sus
importantes observaciones geológicas, aunque en lo geográfico, como lo dice el mapa que
acompaña su libro, se atuvo a los trabajos ya conocidos de Schomburgk43. La misma
pobreza se observa en los relatos de Boddam Whetham, quien remontó desde la vecina
Colonia el río Mazaruni hasta el pie del Roroima en 1877, y hace una descripción de la
montaña que parece calcada sobre la del famoso geógrafo Roberto Schomburgk44 La
primera ascensión completa a la meseta que constituye la cima del Roroima, estaba
reservada al explorador Im Thurn, en 1884, y al mismo debemos la primera medición de su
altura por medio del hipsómetro y el conocimiento de la peculiar flora de aquel pequeño
páramo45.
En la parte septentrional de Venezuela han sido menos numerosas las exploraciones de
carácter geográfico, después de los trabajos corográficos de Codazzi, concluídos en 1840.
Los viajes efectuados en esta parte del país durante la segunda mitad del siglo pasado, salvo
los de Sievers en 1885 y 1892 y los de Jahn a partir de 1887, han tenido por objetivo el
estudio de algunas ramas de las ciencias naturales y han tratado las informaciones
geográficas como parte secundaria de su programa. A estas pertenecen las exploraciones
geológicas y botánicas de Karsten (1844-1856); las botánicas de Appun en la región
costanera (1849-1859); las investigaciones zoológicas de Sachs en nuestros Llanos y su
estudio fisiológico del Gimnoto (1877)46; los estudios geológicos de Wall en la costa
septentrional de Venezuela, especialmente en su sección oriental (1860) y otros de menor
importancia47. Podríamos aún mencionar los viajes de carácter puramente deportivo de
Gaspar Whitney a lo largo del Río Negro, Casiquiare, Atabapo, Orinoco, Apure y
Portuguesa, descritos en un libro que lleva por título “The flowing roads,” pero el cual
carece en absoluto de valor científico48.
41. Appun, Carl Ferdinand: Unter den Tropen, Jena 1871
42. André, Eugéne: A Naturalist in the Guianas, London 1904.
43. Brown, Charles Barrington: Canoe and Camp life in British Guiana, con un mapa. London 1877.
44. Boddam Whetham; Roraina and British Guiana. London 1897.
45. Im Thurn, Among the Indians of Guiana. London 1883.
46. Sachs, Carl: Aus den Llanos, Schilderungen einer naturwissenschaftlichen Reise nach Venezuela. Leipzig 1879.
47. Wall. G. P. On the Geology of a part of Venezuela and Trinidad 1860.
48. Whitney Gaspar: The Flowing Roads. Philadelphia London 1913.
Entre los botánicos que han dedicado últimamente sus esfuerzos a la exploración de
Venezuela, merece muy especial mención el Profesor H. Pittier, actual director del Museo
Comercial de Caracas. Sus exploraciones en el centro y en la cuenca del Lago de
Maracaibo contienen muchas observaciones de alto interés para la geografía física, cómo
que nos dan a conocer el carácter general de las formaciones vegetales y como estas son el
resultado de ciertas condiciones climatéricas y topográficas. La intensa labor que desde
1913 viene ejecutando Pittier en este sentido, ha ensanchado grandemente, los cimientos
echados por el Dr. A. Ernst de 1867 a 1897 para la flora venezolana y permite ya trazar a
grandes rasgos la geografía botánica del país49.
Réstanos exponer los trabajos geográficos realizados por Jahn en la región del Norte y
Occidente de Venezuela. los cuales junto con los que los Ingenieros del Plano Militar y, del
Mapa Físico Político han ejecutado de 1905 a 1914 en varias secciones de la República.
representan el primer fundamento sólido para la construcción de una carta de la región
septentrional de Venezuela. De modo muy apreciable contribuirán también al conocimiento
geográfico del país, los trabajos topográficos que desde 1914 vienen ejecutando las
compañías petroleras establecidas en la cuenca del Lago de Maracaibo y los más recientes
que han comenzado sus exploraciones en los Estados Falcón, Lara, Yaracuy, Zamora,
Portuguesa, Cojedes, Guarico, Miranda, Anzoátegui y Monagas, cuyos primeros planos
apenas son conocidos.
Alfredo Jahn inició sus trabajos geográficos en 1885, midiendo las alturas barométricas de
las montañas del litoral y de una pequeña parte del ramal del interior y sus poblaciones. En
1887, antes de su viaje al Orinoco, extendió sus levantamientos y medidas altimétricas a los
Estados Carabobo y Cojedes y los años subsiguientes, hasta 1902, se dedicó a hacer una
triangulación entre Caracas y Valencia y un estudio detallado de las Serranías y del Lago de
Valencia con sendos sondajes de este. De 1903 a 1909 viajó por los Valles del Tuy, las
montañas al Este de Caracas, la Cordillera del litoral hasta el Cabo Codera y la Sierra del
Interior entre los meridianos de Caracas y Panaquire, abarcando parte del Estado Guárico.
En los meses de febrero a abril de 1910 hizo una rápida exploración de la Cordillera andina
entre San Cristóbal y Valera, a lo largo de la principal vía de comunicación, midiendo sus
alturas; de paso por Mérida subió al pico del Toro de la Sierra Nevada y determinó su altura
barométricamente. Comisionado por el Ministerio de Obras Públicas, en julio de 1910, hizo
hasta abril de 1912 una minuciosa exploración geográfica, geológica, botánica y
etnográfica de todo el Occidente entre Valencia y Cúcuta, regresando de la frontera
colombiana por la Selva de San Camilo, Guasdualito y los Llanos de Zamora, Portuguesa,
Cojedes y Guárico. Sintiendo la necesidad de ampliar sus operaciones astronómicas y
geodésicas, a fin de completar el material para una carta del Occidente de Venezuela,
resolvió Jahn continuar sus exploraciones sin el auxilio oficial. Al efecto salió a mediados
de 1914 para la región del Zulia, situando su cuartel general en El Banco, a inmediaciones
de Bobures, sobre la costa meridional del Lago de Maracaibo. La segunda mitad del año
1914 y la primera de 1915 se destinaron al levantamiento de las costas del Lago entre San
Lorenzo y Santa María, v a la exploración de las vertientes septentrionales de la Cordillera.
En agosto y septiembre de 1917 concluyó Jahn su estudio anterior hasta el río Chimomó,
49. Pittier, Henry: Exploraciones botánicas y otras en la Cuenca del Lago de Maracaibo. Caracas 1923.-Esbozo de las
formaciones vegetales de Venezuela. Caracas 1920.
pero quedaban aún algunas lagunas en la sección Norte de Trujillo y en la meridional de
Mérida. Con el fin de llenar estos vacíos emprendió un nuevo viaje en 1921, el cual,
después de una rápida visita a la parte meridional de la Guajira, condujo a Jahn por Valera a
Mérida, Lagunillas, Tovar y la Cordillera que demora al Sur. En noviembre de aquel año se
exploró el Páramo del Tambor y se hizo el levantamiento del río Escalante entre Santa
Bárbara y su desembocadura. En los primeros días del año 1922 se dió comienzo al estudio
de la sección Norte de Trujillo por Pampán, Chejendé y Cuicas y seguidamente se pasó a
Mérida y se levantó la región del Sur por Mucuchachi y Aricagua hasta los Llanos de
Zamora. Como fruto de estas largas exploraciones ha obtenido Jahn las coordenadas
astronómicas de 137 poblaciones y puntos del Occidente y gran cantidad de intersecciones
y alturas trigonométricas y barométricas, todo lo cual ha servido para la confección de su
Mapa de la Cordillera venezolana de los andes. En junio de 1923 realiza Jahn una
exploración de las montañas del Batatal que demoran entre el Guapo y Sabana Grande del
Guárico y deja así concluido el estudio de la Serranía del Interior50.
En 1905 inició el Gobierno de la República el levantamiento de la Carta del País, bajo el
nombre de Plano Militar, confiando su dirección al Dr. Jesús Muñoz Tébar y más tarde al
Dr. Felipe Aguerrevere, ambas personalidades conspicuas del Cuerpo de Ingenieros de
Venezuela. Se organizó una Comisión astronómica bajo la experta dirección de Santiago
Aguerrevere y dos Comisiones topográficas. A la primera correspondía la determinación de
las coordenadas astronómicas de las principales poblaciones del país y a las otras el
levantamiento taquimétrico de los caminos del Centro. a partir de Caracas51. Después del
cambio de Gobierno sobrevenido en 1908, continuaron los trabajos bajo la nueva
denominación de “Mapa Físico y Político de Venezuela” y en lugar de las Comisiones
topográficas se crearon dos grupos que debían ejecutar la triangulación primordial al Este y
Oeste de la capital. El grupo Occidental había avanzado ya hasta las cercanías de Trujillo,
cuando por razón de la crisis provocada por la guerra mundial, hubieron de quedar en
suspenso los trabajos del mapa52.
Venezuela y Colombia habían convenido en someter a un nuevo árbitro su cuestión de
límites y fué elegido como tal el Gobierno federal de Suiza. Ampliamente estudiados los
alegatos de ambos países, se ha procedido a estudiar y fijar en el terreno aquellos puntos
que aparecían dudosos y controvertidos. Al efecto, el Gobierno Federal de Suiza nombró
una Comisión de expertos que acompañados de Ingenieros de ambos litigantes. , se han
dirigido al terreno. Estas operaciones comenzadas en septiembre de 1922, ya concluidas
prácticamente, servirán de control a los trabajos anteriormente ejecutados. El moderno
método de recepción de señales radiotelegráficas empleado por esta Comisión, han
permitido obtener longitudes muy precisas en todos los puntos visitados, las que resultan
especialmente interesantes en la región del Orinoco, Atabapo, Guainía, Meta y Arauca,
porque servirán de puntos líalos de referencia a los futuros exploradores.
50. Jahn, Alfredo: La Cordillera Venezolana de los Andes, Orografia . Revista técnica del Ministerio de Obras Públicas.
Caracas 1911. Observaciones al Plano Militar de la República 1907. La altitud de Caracas. Caracas 1919. Informes de la
Comisión Científica exploradora del Occidente de Venezuela. 1910-1912..
51. Trabajos del Cuerpo de Ingenieros encargados de levantar el Plano Militar de Venezuela. Memoria del Ministerio de
Guerra y Harina en 1909.
52. Trabajos del Mapa Físico y Político de Venezuela 1911.
En la sección Norte de la frontera. hicieron los hidroaviones de la Suciedad ColomboAlemana, por encargo de la Comisión de límites, el levantamiento estereofotográfico del
Río Catatumbo en casi toda su longitud y es de sentirse que igual trabajo no hubiese sido
ejecutado en Río de Oro y los otros valles que descienden de la Sierra de Perijá al Lago
maracaibero.
En 1924 organizó el conocido geógrafo Dr. Hamilton Rice, a sus expensas, una cuarta
expedición, con el fin de hacer el levantamiento de todo el curso del Río Branco Uraricuera
hasta su origen, en la misma forma en que años antes había ejecutado el del Río Negro,
pero empleando métodos e instrumentos más perfectos. En esta ocasión se proponía salvar
con hidroavión las cumbres selváticas de la Sierra Parima, a fin de figar geográficamente su
mapa del Alto Orinoco, arriba del Raudal de Guaharibos, con las fuentes del Río Parima,
que puede considerarse como origen de Uraricuera-Río Branco. Así habrían quedado
perfectamente localizadas las fuentes del Orinoco. Este propósito no se logró sino en parte:
el Río Parima fué estudiado hasta muy cerca de su origen y el trayecto que aún permanece
desconocido, entre este punto extremo de la última expedición de Rice y el de su anterior
expedición, ha quedado reducido a unos 140 kilómetros. Esta expedición fué
admirablemente constituída con topógrafos, médicos y naturalistas americanos y contaba
además con radiotelegrafistas expertos, y con el concurso del piloto americano Walter
Hinton. uno de los más afamados aviadores americanos y del célebre etnólogo alemán
Koch-Grünberg, explorador del Branco-Uraricuera en 1912, quien gozaba de las simpatías
de los indios de aquella región. La expedición tuvo la desgracia de perder este valiosísimo
elemento, en octubre de 1924, víctima de un ataque palúdico, antes de haber entrado en
agitas del Uraricuera. Los trabajos de esta costosa expedición, que contaba en su equipo
con estaciones de transmisión y recepción radiotelegráfica, un hidroavión Curtis, lanchas
motores, laboratorios bacteriológicos y una instrumentación moderna como no la ha tenido
ninguna expedición anterior, se refieren exclusivamente a territorios del Brasil, pero como
sus magníficos mapas, basados en operaciones astronómicas y estereofotográficas, abarcan,
en parte, la frontera Sur de Venezuela, hemos creído no deber omitir su mención entre las
que han contribuido al desarrollo de nuestra Geografía53.
En sentido inverso al itinerario seguido por Koch-Grünberg, subió por el Río Ventuari,
después de ascender el Orinoco, en 1923. el escritor americano Arthur O. Friel en busca de
aventuras y so pretexto de descubrir los “indios blancos”, de que algunos viajeros habían
informado, como existentes en el Alto Orinoco. Para las personas bien informarlas, estas
noticias habían pasado desde mucho tiempo atrás a la categoría de leyendas o mitos pero el
señor Friel necesitaba justificar de algún modo su viaje ya que no lo movían otro,
propósitos científicos. Su libro titulado El Río de las estrellas, no carece de interés porque
describe muy bien las peripecias de estos viajes y el estado en que se hallaba aquella lejana
región de Venezuela en la época de su visita. Refiere también con mucho, pormenores las
macabras hazañas de Tomás Fúnes, al apoderarse del Territorio Alto Orinoco y Amazonas
y la azarosa vida de sus habitantes hasta la muerte impuesta a aquel tristemente célebre
bandido. Contiene el libro muy buenas fotografías y un mapa-croquis del curso del
Ventuari, que es copia del publicado por Koch, aunque así no se hace constar. Desde el
53. Alex. Hamilton Rice. The Rio Branco, Uraricuera and Parima. The Geographical Journal Vol. LXXI Nos. 2, 3 y 4 con
dos mapas. London 1928.
punto de vista geográfico, ninguna innovación ha aportado este viaje, a no ser las
fotografías que nos dan a conocer el aspecto ecológico-topográfico de algunos puntos del
Orinoco y Ventunri y el somático de sus moradores aborígenes54.
En 1925 comisionó el Gobierno de la vecina República de Colombia al geólogo alemán Dr.
Otto Stutzer para que practicara una ligera exploración de la Península guajira, con el
objetivo principal de estudiar las posibilidades de una explotación petrolera y el modo de
proveer de agua aquella región y hacerla susceptible de fomentar el desarrollo de sus
industrias agrícola y pecuaria. El Dr. Stutzer no se limitó a recorrer todo el territorio
colombiano de la Península, sino extendió su viaje de exploración a la Guajira venezolana y
hasta la misma ciudad de Maracaibo. Aunque la índole de la Comisión fué de carácter
esencialmente geológico y económico, su libro, recientemente publicado, contiene algunas
importantes anotaciones geográficas y muchas sobre la vida y costumbres de los
indígenas55.
De carácter deportivo fué también el viaje del geólogo suizo Dr. M Blumenthal a lo largo
de la Cordillera venezolana de los Andes, entre Valera y La Grita, realizado en febrero de
1922. La relación de este viaje, publicada en los Anales del Club alpino Suizo56. no
contiene aportes geográficos. Las ascensiones de Blumenthal al Pico del Turmero, al Norte
de Timotes al Pico de Mucuñuque, máximo de la Sierra Nevada de Santo Domingo y a las
cumbres de El Toro. El Espejo y la más oriental de las agujas de Las Hermanas, a
inmediaciones del Pico La Columna, máxima cuna de Venezuela, son, a excepción de la
última y de la de Mucuñuque, repeticiones de las ya efectuadas por el autor de estas líneas,
pero sirvieron para comprobar las observaciones glaciológicas de éste57.
Otro geólogo suizo, el Dr. Peter Christ, recorrió en 1926 todos los llanos de Venezuela y las
vertientes meridionales de los Andes y de la Sierra del Litoral, acompañado del hábil
topógrafo Choffat. Hizo Christ un detenido estudio geológico del suelo de nuestras
Llanuras interiores, de las mesas de las mismas, características de la región oriental y de las
“galeras” que se levantan en el borde setentrional de la sección central. Choffat construyó
un buen mapa-itinerario de los trayectos recorridos, el que, sin tener por base observaciones
astronómicas propias, se ajusta perfectamente dentro de los puntos fijados por la Comisión
Astronómica del Plano Militar y del Mapa Físico y de los ya mencionados de Alfredo Jahn.
De todos estos importantes trabajos, no se han publicado hasta el presente sino fragmentos
geológicos58, pero hemos tenido ocasión de ver, además de la carta-itinerario, un mapa de
las vías de comunicación y otro en que Christ ha delineado la distribución de las
formaciones vegetales de los Planos. Los mismos exploradores, Christ y Choffat,
regresaron a Venezuela en 1927, en unión de un importante grupo de ingenieros y geólogos
enviados por una Compañía belga, con el encargo de estudiar parte de los Estados Falcón,
Lara y Trujillo, donde se proponía la Compañía negociar concesiones petroleras, lo que no
54. Friet. Arthur O., The river of seven stars- New York and London 1924
55. Stutzer, Dr. Otto. Streifzüge eines Geologen im Gebiet der Goajira-Iudianer-Kolumbien-Berlin 1927.
56. Blumenthat, Dr. M. In der Leangsrichtun; durch die Venezolanischen Anden-Separat-Abdruk aus den Jahrbuch des
Schweizer Alpencluh 57. Jahrgang. Bern 1923.
57. A. Jahn. Observaciones glaciológicas en los Andes venezolanos. Caracas 1925.
58. Christ, Dr. Peter. La coupe géologique le long du chemin de Mucuehachí a Santa Bárbara, dans tes Andes
vénézuéliens. Eclogae geologicae Helvetiae. Vol. XX. N°. 3 1927.
se efectuó. Tampoco han visto la luz hasta hoy los trabajos topográficos realizados en esta
última ocasión.
Muchos trabajos topográficos, de carácter geográfico, han ejecutado en los últimos cinco
años las varias Compañías que han obtenido concesiones para la explotación de los
hidrocarburos nacionales, en la sección septentrional del país. Algunos de sus mapas han
sido impresos o reproducidos, pero la mayor parte se conservan en los archivos de las
respectivas Empresas59. El señor Ingeniero T. Jensen ha logrado, sin embargo, acceso a
estos materiales, los cuales, junto con los planos y mapas oficiales y los trabajos inéditos
del autor de estas líneas, le han servido para confeccionar un magnífico mapa de toda la
región septentrional de Venezuela, al Norte del Orinoco, y es este, el trabajo más completo
que actualmente existe de esa porción de nuestro país. El mapa de Jensen está dibujado en
la escala de 1 :500.000, contiene la actual división política de los Estados sus distritos,
todas las concesiones de hidrocarburos que el Gobierno Nacional ha otorgado hasta marzo
del presente año y ha sido nítidamente editado en los Estados Unidos de Norte América con
el título de: Topographic and Oil Concession Maps of Northe in Venezuela. Conapiled
from Venezuelan Government Mapa Maps filed by the various concessionaires and Oil
Companies and from the heretofore un published Survey Data of Dr, Alfredo Jhan. Revised
to Apri1 1. 1928.
Los trabajos y exploraciones que se han mencionado arriba representan el fundamento de
nuestros conocimientos Geográficos de Venezuela hasta la fecha. Como puede observarse,
quedan todavía muchos trozos de territorio inexplorados en el Oriente y Sur de la
República, por lo que no es posible aún dar una idea completa del aspecto físico que ofrece
e1 país en toda su extensión.
Caracas: mayo de 1928.
A. JAHN.
Miembro de las Sociedades Geográficas de Berlín,
Hamburg, Nürnberg y Nueva York.
.
59. La importante Compañía Cartográfica Venezolana, establecida en esta capital, ha dibujado y reproducido algunos de
los planos de las Compañías petroleras y viene preparando mapas de los Estados con las correcciones que resultan de
aquellos.
Descargar