Guardaos de la levadura de los fariseos

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«Guardaos de
la levadura
de los fariseos»
David Roper
ierto día, Jesús dijo a Sus apóstoles: «Mirad,
guardaos de la levadura de los fariseos»
(Mateo 16.6).1 Al comienzo, a los discípulos les
desconcertó Su advertencia, pero al final «entendieron que no les había dicho que se guardasen
de la levadura del pan, sino de la doctrina de los
fariseos» (Mateo 16.12; énfasis nuestro).2 En otra
ocasión, dijo: «Guardaos de la levadura de los fariseos,
que es la hipocresía» (Lucas 12.1; énfasis nuestro).3
No había enemigos de Cristo más insistentes
que los fariseos. Rara vez hemos tenido una lección
en que los fariseos no tuvieran que ver nada. De
vez en cuando se nos han dado explicaciones acerca
de quiénes eran,4 lo que creían y las razones por las
que aborrecían al Señor. No obstante, no hay pasaje
que los ponga al descubierto tanto como Mateo 23,
junto con los pasajes relacionados de Marcos y de
Lucas. ¿Por qué advirtió Jesús a Sus discípulos de
la levadura (la influencia) de los fariseos? ¿Por qué
dijo Jesús que la levadura de los fariseos era la
hipocresía? Para dar una respuesta completa a
estas preguntas, necesitamos estudiar Mateo 23.
El Señor jamás habló palabras de censura más
ásperas que las que se recogen en este capítulo. En
la lección que acabamos de estudiar,5 consideramos
varias razones posibles por las que Él habló tan
duramente, incluyendo la posibilidad de que
esperaba que la sacudida haría que algunos de los
C
1
Jesús también se refirió a los saduceos y a los
herodianos en Su advertencia (Mateo 16.6; Marcos 8.15),
pero el énfasis de esta presentación es en los fariseos.
2
Es aconsejable que relate usted con mayor detalle la
historia.
3
Vea información adicional sobre esta ocasión en la
lección «La preocupación de un Pastor» de «La vida de
Cristo, núm. 8».
4
Es aconsejable que haga usted un breve repaso
relacionado con los fariseos en general.
5
Al decir esto se da por sentado que la lección «¡El
ganador… y todavía campeón!» se presentó durante la
clase bíblica y que este sermón se está predicando durante
el culto de la mañana.
Un examen
más detenido
de Mateo 23.1 –39;
Marcos 12.38–40;
Lucas 20.45–47
fariseos dejaran la satisfacción consigo mismos.
Permítame añadir otra razón para el discurso:
Se ha conservado porque usted y yo lo necesitamos.
Las palabras de Jesús tienen aplicación universal;
toda la humanidad está contagiada, en mayor o
menor grado, con los pecados de los fariseos.
Además, al igual que los fariseos, muchos de
nosotros no nos percatamos de nuestras deficiencias. El «tratamiento de sacudida» puede
beneficiarnos a nosotros también.
Parece que nos resulta fácil detectar la hipocresía
en otros,6 pero es difícil verla dentro de nosotros. Al
estudiar Mateo 23, hagamos aplicación personal.7
EXPLICACIÓN8 (MT. 23.1–12;
MR. 12.38–39; LC. 20.45–46)
Cristo se dirigió primero a la muchedumbre,
explicando los antecedentes para los «ayes» que
seguirían: «En la cátedra de Moisés se sientan los
escribas y los fariseos» (Mateo 23.2). Los escribas y
los fariseos eran las autoridades en la ley de Moisés,
autoridades que se habían nombrado a sí mismas,
pero que por lo general eran reconocidas. Los escribas
se mencionaban junto con los fariseos porque la
mayoría de ellos eran miembros de esa secta.9 «Así
que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo
y hacedlo» (Mateo 23.3a). Esto es: «Todo lo que les
digan que es conforme a las enseñanzas de Moisés,
guárdenlo y háganlo». «… mas no hagáis conforme
6
Al menos, es fácil ver lo que nos parece que es
hipocresía en otros.
7
He reducido a un mínimo la aplicación del texto en
las notas que siguen. Haga usted la aplicación que
corresponda a la situación social, moral y religiosa del
lugar donde vive.
8
Los tres subpuntos de esta sección se han adaptado
de Warren Wiersbe, The Bible Exposition Commentary
(Comentario expositivo de la Biblia), vol. 1 (Wheaton, Ill.:
Victor Books, 1989), 83–86.
9
Vea información adicional sobre los escribas, en el
artículo «El mundo al cual vino Cristo» de «La vida de
Cristo, núm. 1».
1
a sus obras, porque dicen, y no hacen» (Mateo
23.3b). La esencia de la censura que hace Jesús de
los fariseos se encuentra en las palabras «dicen, y
no hacen». En la NIV se lee: «no practican lo que
predican». Como se recalcó anteriormente, los
fariseos eran culpables de hipocresía (Mateo 23.13,
14, 15, 23, 25, 27, 29; vea Lucas 12.1).10
Cristo mencionó un ejemplo del estilo de vida
«decir y no hacer» de los fariseos, cuando dijo:
«… atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y
las ponen sobre los hombros de los hombres;
pero ellos ni con un dedo quieren moverlas»
(Mateo 23.4). A pesar de que ya la ley era por sí sola
una carga difícil de llevar (Hechos 15.10), ellos le
habían añadido el enorme peso de sus tradiciones
(Marcos 7.3). Insistían en que los demás cargaran
tanto con la ley como con las tradiciones, pero
habían inventado maneras como ellos mismos en
lo personal podían librarse de guardar la ley.11 Ya
vimos un ejemplo anterior de esto en el truco del
«Corbán» para eludir el mandamiento de cuidar
de padres ancianos (Marcos 7.11–13).12 Veremos
otro ejemplo en los textos de la lección que se
relacionan con la forma de expresar un juramento
de modo que no implicara obligación (Mateo
23.16–22).
A pesar de lo anterior, los fariseos deseaban
que todo el mundo creyera que ellos eran varones
piadosos de una calidad superior: «Antes, hacen
todas sus obras para ser vistos por los hombres.
Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los
flecos de sus mantos» (Mateo 23.5a). La palabra
«filacteria» significa «protección, resguardo».13 Los
judíos usaban el término para referirse a pequeños
estuches de cuero en los cuales ponían ciertos
pasajes de la Escritura. Ellos se ataban con correas
en sus manos y en sus frentes estos pequeños
estuches y también los clavaban a la entrada de sus
casas. Esta tradición de hombres se originó a raíz
de interpretar Deuteronomio 6.8–914 al pie de la
letra (vea también Deuteronomio 11.18–20). Los
fariseos «[ensanchaban] sus filacterias» por medio
de aumentar el tamaño de sus estuches de modo
10
Es aconsejable que repase usted el significado de la
palabra «hipócrita» en la lección «[Y] se fue (primera
parte)».
11
En mi país, diríamos que «habían inventado
resquicios legales».
12
Vea el sermón «Una buena idea que dejó de serlo» de
«La vida de Cristo, núm. 6».
13
The Analytical Greek Lexicon (El léxico griego analítico)
(London: Samuel Bagster & Sons Ltd., 1971), 431.
14
Deuteronomio 6.8, 9 se refiere a escribir la ley de
Dios en el corazón y en la mente y en hacer de ella la norma
para la casa (vea Éxodo 13.9; Deuteronomio 11.18a). No
2
que fueran más grandes que los de las demás
personas.15
Hablando de lo mismo, Jesús dijo: «…
extienden los flecos de sus mantos» (Mateo
23.5b). Moisés había mandado a los israelitas
hacerse flecos «en las cuatro puntas de sus
mantos», flecos que les recordaran de la ley
(Números 15.38–39; Deuteronomio 22.12). 16 El
problema era que los fariseos extendían sus flecos
memoriales haciéndolos más largos que los de
todos los demás.
Según los evangelios de Marcos y de Lucas,
Jesús añadió otro ejemplo de las demostraciones
ostentosas de los escribas y fariseos, cuando dijo:17
«… gustan de andar con largas ropas» (Marcos
12.38; vea Lucas 20.46). Las ropas largas que
rozaban el suelo eran «las ropas de los ricos y los
eruditos» (Marcos 12.38; LB).18
¿Por qué estos dirigentes religiosos hacían tales
demostraciones? Las hacían con el fin de recibir la
alabanza de los hombres: «… aman los primeros
asientos en las cenas» (Mateo 23.6a). Este era el
lugar de la mesa que estaba más cerca del anfitrión
(vea Lucas 14.7–11). «… aman […] las primeras
sillas en las sinagogas» (Mateo 23.6b). La expresión
«las primeras sillas» se refiere a una «fila semicircular de sillas que se ubicaban detrás de la […]
mesa del lector, y que se orientaban de cara a la
congregación».19 «… aman […] las salutaciones en
las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí,
Rabí» (Mateo 23.6–7). Les encantaba que los
hombres hicieran reverencia delante de ellos y les
saludaran con títulos tales como «¡Gran Rabí!».
obstante, es más fácil llevar un estuche que hacer lo que la
ley manda. Hay más comentario sobre las filacterias en mi
tratado “Teaching Our Children to Love God” («Cómo
enseñar a nuestros hijos a amar a Dios») (Fort Worth, Tex.:
Star Publishing Co., s. f.).
15
Esto me parece cómico: «¡Soy más espiritual que tú
porque mi estuche es más grande que el tuyo!».
16
En estudios anteriores, hicimos notar que cuando
algunos tocaron el «borde» del manto de Jesús, ellos
pudieron haber tocado esos flecos (Mateo 9.20; 14.36).
17
Mientras hable usted de las «demostraciones ostentosas» de los fariseos, es buena idea que se refiera a
otros ejemplos que se encuentran en el texto, tales como
hacer largas oraciones (Mateo 23.14; Marcos 12.40).
18
En los Estados Unidos, a veces oímos hablar de
«moda de ejecutivo», un concepto que se refiere a las
prendas que supuestamente distinguen al que las usa
como una persona importante. Los fariseos y los escribas
usaban «moda de ejecutivo». N. del T.: Debo aclarar que he
usado el significado que da el diccionario bilingüe. El
concepto original en inglés es «power dressing», que se
refiere a algo así como «vestir de modo imponente».
19
J. W. McGarvey y Philip Y. Pendleton, The Fourfold
Gospel or a Harmony of the Four Gospels (Cincinnati: Standard Publishing Co., 1914), 313.
La mención del término «Rabí» hizo que el
Señor diera un breve discurso sobre los títulos
religiosos:
Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí;
porque uno es vuestro Maestro, el Cristo,20 y
todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis
padre vuestro a nadie en la tierra; porque
uno es vuestro Padre, el que está en los
cielos. Ni seáis llamados líderes; porque uno
es vuestro Líder, el Cristo (Mateo 23.8–10;
NASB).21
Cuando Jesús dijo que no llamáramos a
alguien «maestro», «padre» o «líder», Él no estaba
censurando tales términos en todos los casos. El
Nuevo Testamento se refiere a los que hacen el
trabajo de «maestro» (Efesios 4.11) o de «líder»
(Hebreos 13.17, 24; NASB), y no hay nada malo con
llamar «padre» al progenitor masculino de uno
(Efesios 6.2).22 Antes, lo que Cristo censuraba era el
uso de títulos religiosos: el uso de designaciones
especiales para elevar a una «minoría privilegiada»
por encima de los demás. Jesús recalcó, diciendo:
«… todos vosotros sois hermanos». Al gran apóstol
se le llamó simplemente «hermano Pablo» (2a Pedro
3.15), y a una colaboradora femenina se le llamó
«hermana Febe» (Romanos 16.1). Esta clase de
terminología familiar debería ser suficiente para
cualquier cristiano.
DENUNCIA
(MT. 23.13–36; MR. 12.40; LC. 20.47)
Había llegado el momento de que Jesús se
dirigiera a los fariseos. Se volvió a ellos y
pronunció ocho «ayes». Siete de estos se encuentran
en Mateo, mientras que las palabras del Señor que
recogieron Marcos y Lucas sugieren que hay un
octavo «ay».23 ¡Las palabras de censura que Cristo
dijo se encuentran entre «las más terribles que
jamás se expresaron»!24 Jesús hizo un resumen de
20
Los discípulos de Jesús se referían a Este como
«Rabí» (Mateo 26.25; Marcos 9.5; Juan 3.2).
21
Después del versículo 10, Jesús repitió palabras
dichas anteriormente relacionadas con la necesidad de ser
humildes (vers.os 11–12; vea Mateo 20.26–27; Marcos 10.43–
44).
22
Pablo se refirió a sí mismo como el «padre» espiritual
de aquellos a quienes había enseñado (1era Corintios 4.15),
pero a pesar de esto, ellos no le confirieron el título de
«Padre Pablo».
23
N. del T.: El autor hace una aclaración acerca de la
KJV que es válida para la Reina-Valera, así que la adaptaré
a esta: En la Reina-Valera, el octavo «ay» se encuentra en
Mateo 23.14, y también se menciona entre corchetes en la
NASB. Aunque no se encuentra en Mateo en los manuscritos
más antiguos, Marcos y Lucas dejan claro que formó parte
de las palabras de censura que Jesús dijo en esa ocasión. En
los pecados de los fariseos en esta ocasión.25
Las tradiciones frente a la verdad (Mt. 23.13)
Las ideas preconcebidas que tenían ellos en
relación con el Mesías les impedían reconocer a
Jesús como Rey. Esas ideas también impedían que
lo recibiera la gente a la cual ellos enseñaban.26
El dinero frente a la misericordia
(Mt. 23.14; Mr. 12.40; Lc. 20.47)
Cuando las viudas confiaban en que los fariseos
cuidaban de los intereses de ellas, los dirigentes se
aprovechaban de ellas, inventando maneras de
estafarles sus propiedades.27 Robar a las viudas
siempre ha sido un pecado atroz a los ojos de Dios
(Éxodo 22.22–24; Deuteronomio 27.19).
Las conquistas frente al evangelismo
(Mt. 23.15)
Los judíos evangelizaban de forma combativa
al tratar de convertir a los gentiles al judaísmo
(vers.o 15).28 Lamentablemente, los fariseos estaban
interesados en hacer más fariseos antes que en
hacer convertidos al Dios verdadero. Una vez que
adoctrinaban a una «conquista» con sus erradas
creencias, ese discípulo a menudo resultaba dos
veces más celoso de «la tradición de los ancianos»
(Marcos 7.3) que ellos; y por lo tanto, «dos veces
más hijo del infierno»29 que ellos.
La comodidad frente al compromiso
(Mt. 23.16–22)
El Antiguo Testamento enseñaba que los juramentos no debían hacerse a la ligera; habían de
esta presentación, incluiré el octavo «ay» en el lugar en que
se encuentra en Mateo en la Reina-Valera y en la NASB.
24
David Smith, Our Lord’s Earthly Life (La vida terrenal
de nuestro Señor) (New York: G. H. Doran, 1926), 353; citado
en H. I. Hester, The Heart of the New Testament (La esencia del
Nuevo Testamento) (Liberty, Mo.: Quality Press, 1963), 194.
25
Warren Wiersbe usó un enfoque diferente de los
«ayes», al contrastarlos con las bienaventuranzas (Wiersbe,
84–86).
26
Vea los comentarios sobre Lucas 11.52 en la lección
«La preocupación de un Pastor» de «La vida de Cristo,
núm. 8».
27
No sabemos exactamente cómo era que los fariseos
«[devoraban] las casas de las viudas», pero todavía vemos
esta clase de conducta poco ética de parte de algunos
abogados inescrupulosos.
28
Coy Roper, “Factors Contributing to the Origin and
Success of the Pre-Christian Jewish Missionary Movement”
(«Factores que contribuyeron al origen y al éxito del
movimiento misionero judío precristiano») (Tesis de
doctorado, University of Michigan, 1988), 20–49.
29
Los hebreos usan la preposición «de» en frases
para dar a entender «que participa de la naturaleza de».
Santiago usa una idea parecida en relación con la lengua
en Santiago 3.6.
3
cumplirse (Números 30.2). No obstante, los fariseos
enseñaban que era posible expresar un juramento
de un modo tal que no era vinculante para quien lo
hacía (Mateo 23.16, 18). Jesús expuso la falacia de
este argumento (vers.os 17, 19–22). Tenga presente
que Él había dado anteriormente estas instrucciones a Sus seguidores: «Pero yo os digo: No juréis
en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el
trono de Dios; ni por la tierra; porque es el estrado
de sus pies» (Mateo 5.34–35a).
Lo secundario frente a lo primario
(Mt. 23.23–24)
Los fariseos eran sumamente cuidadosos en
la observancia de rituales religiosos tales como
el diezmo, hasta el punto de dar la décima parte
de las diminutas hierbas que arrancaban de
sus jardines.30 Al mismo tiempo, descuidaban la
condición de su corazón: «[dejaban] la justicia, la
misericordia y la fe» (vers.os 23a31; vea Miqueas 6.8).
Esto fue lo que el Señor les dijo: «¡Guías
ciegos, 32 que coláis el mosquito, y tragáis el
camello!» (Mateo 23.24). Esta analogía que raya en
la comicidad presentaba a los fariseos usando un
colador para sacar el inmundo mosquito (Levítico
11.20, 23) del agua para beber, sin reparar en el
camello igualmente inmundo que se tragaban
(Levítico 11.4).33
En los versículos 23 y 24, ¿estaba Jesús diciendo
que es un error preocuparse por obedecer todos los
mandamientos de Dios, aun los que algunos
consideran «pequeños»? En absoluto. Él dijo: «Esto
[lo “liviano”] era necesario hacer, sin dejar de hacer
aquello [lo “pesado”]» (Mateo 23.23b; énfasis nuestro).
Lo superficial frente a lo espiritual
(Mt. 23.25–26)
Cristo usó una ilustración de platos que estaban
limpios por fuera, pero sucios por dentro (vers.o
25; vea Lucas 11.39). Les dijo a los fariseos que si
limpiaban lo de dentro del vaso, lo de fuera estaría
30
Vea la página 12 de «La vida de Cristo, núm. 9».
La menta se usaba para dar sabor. El eneldo y el comino
se usaban en la cocina y también para preparaciones
medicinales.
31
En relación con la expresión «lo más importante»,
vea los comentarios sobre los mandamientos «livianos» y
«pesados», que se presentan en la página 24 de esta edición.
32
Son dos veces en este discurso que Jesús se refirió a
ellos como «guías ciegos» (vers.os 16, 24). En cuanto al
significado de este término, vea Mateo 15.14.
33
Un comentario de Mateo 23.24 aparece en David
Roper, “Watch Out for the Camels!” («¡Cuidado con los
camellos!») The Day Christ Came (Again) and Other Sermons
(El día que Cristo vino [otra vez] y otros sermones) (Dallas:
Christian Publishing Co., s. f.), 161–74.
4
automáticamente limpio (vers.o 26). No pruebe
esto la próxima vez que lave usted platos. ¡No
funciona en vasos de verdad, pero sí funciona en el
corazón y la vida de las personas!
La apariencia frente a la realidad (Mt. 23.27–28)
Jesús usó otro contraste entre lo de fuera y lo
de dentro:34 Los fariseos eran semejantes a «sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se
[mostraban] hermosos, mas por dentro [estaban]
llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia»
(vers.o 27). Los fariseos eran religiosos por fuera,
pero por dentro estaban «llenos de hipocresía e
iniquidad» (vers.o 28).
Las palabras frente a la acción (Mt. 23.29–36)
Los fariseos hacían demostraciones de honor
a los profetas del pasado (vers.o 29) y hacían
hincapié en que ellos no eran como sus padres,
que habían matado a esos profetas (vers.o 30; vea
vers.o 37). Jesús dijo que ellos eran exactamente
como sus padres (vers.os 31–32).35 De hecho, no
pasaría mucho tiempo (vers.o 36) para que ellos
mismos persiguieran y mataran a los representantes
de Dios (vers.o 3436). Si necesitaban prueba de lo
que Cristo estaba diciendo, podían considerar el hecho
de que ellos, en ese mismo momento, estaban conspirando para matarlo a Él, el propio Hijo de Dios.
Jesús les dijo que, debido al trato que habían dado
a los mensajeros de Dios, «todo el juicio acumulado
de los siglos [se descargaría] sobre las cabezas de
esta misma generación» (vers.os 35–36; LB).
LAMENTACIÓN (MT. 23.37–39)
Aunque fueron dichas dos mil años atrás, las
palabras de Jesús todavía queman nuestros oídos.
No obstante, una vez más diré que la severidad de
esas palabras no debería ser motivo para que
creamos que Cristo no tuvo otro propósito más
elevado que el de censurar a Sus enemigos. Él
siempre se preocupó por Sus oyentes, fueran amigos
34
Los «ayes» coinciden considerablemente, pero el
Señor pensó que cada uno de ellos era lo suficientemente
importante para mencionarlo individualmente.
35
Jesús, por lo tanto, los consideraba responsables de
«toda sangre justa que se [había] derramado sobre la tierra,
desde la sangre de Abel […] hasta la sangre de Zacarías»
(Mateo 23.35). La muerte de Abel se recoge en Génesis 4.8;
la muerte de Zacarías (no el profeta menor) se recoge en
2o Crónicas 24.20–22. En vista de que la Biblia Hebrea
comenzaba con Génesis y terminaba con 2o Crónicas, esto
equivale a decir: «desde el primero hasta el último».
36
El libro de Hechos es un buen comentario del
versículo 34. Note la frase «azotaréis en vuestras sinagogas». Es probable que algunos de los azotes que recibió
Pablo (2a Corintios 11.23) se produjeran en sinagogas.
o enemigos. La Biblia dice que «Jehová al que ama
castiga» (Proverbios 3.12a; vea Hebreos 12.6). Es
amor que castiga lo que impregna las palabras con
que termina el capítulo.
Jesús había llorado anteriormente sobre Jerusalén (Lucas 19.41–44). Ahora, esto es lo que Él
decía: «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los
profetas, y apedreas a los que te son enviados!»
(Mateo 23.37a).37 En el pasado, Jerusalén había
rechazado a los profetas de Dios. Ahora rechazaba
al mismo Mesías. «¡Cuántas veces quise juntar a
tus hijos [incluyendo a los fariseos y a otros
dirigentes religiosos], como la gallina junta sus
polluelos debajo de las alas,38 y no quisiste!» (vers.o
37b). «La ciudad de Dios»39 había rechazado al Hijo
de Dios, y destrozó el corazón de Este.
Debido a la dureza de corazón de la ciudad, eran
tiempos terribles los que les esperaban: «He aquí
vuestra casa os es dejada desierta» (vers.o 38). El
término «casa» se usó en referencia al templo.40 En
menos de cuarenta años, el templo sería destruido,
junto con la misma ciudad, por los romanos.41 Ese
espantoso evento era tan seguro que Cristo podía
hablar de él como si ya estuviera sucediendo.
No obstante, Jesús todavía amaba la ciudad y
al pueblo de esta y anhelaba que pudiera recibirlo
y de esta manera salvarse del castigo.42 Ese anhelo
se manifiesta en las palabras que dijo al final:
«Porque os digo que desde ahora no me veréis,
hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre
del Señor» (vers.o 39). La última parte del versículo
39 es una cita del versículo 26 de un salmo mesiánico
[Salmo 118]43 y se refiere a regocijarse por la venida
del Mesías. Unos días atrás, habían resonado esas
37
Las palabras de Mateo 23.37–39 son una repetición
de palabras dichas anteriormente, cuando Jesús estaba en
Perea (Lucas 13.34–35).
38
He visto gallinas que juntan sus polluelos debajo de
sus alas, pero muchas personas jóvenes de los Estados
Unidos no las han visto. Si lo mismo sucede con sus
oyentes, es aconsejable que se tome un momento para
describir esta conmovedora escena.
39
Vea Salmos 48.1, 8.
40
Compare el versículo 38 con Jeremías 12.7.
41
Vea los comentarios sobre Lucas 19.41–44, en la
lección «Oportunidades desaprovechadas» de «La vida de
Cristo, núm. 9». La destrucción venidera de Jerusalén
(incluido el templo) se comentará más detalladamente en
algunas de las lecciones que siguen de esta serie.
42
Jonás había anunciado la destrucción de Nínive
(Jonás 3.4); sin embargo, cuando el pueblo se arrepintió,
Dios no destruyó la ciudad (Jonás 3.10). Dios es un Dios de
gracia.
43
Al Salmo 118 se le consideraba un salmo mesiánico
(vea Hechos 4.11). Más temprano, ese día, Cristo había
citado el versículo 22 de Salmo 118 (Mateo 21.42), el cual
anunciaba que los dirigentes lo desecharían.
palabras por la ciudad, cuando Cristo hizo Su
entrada a Jerusalén (Mateo 21.9; Marcos 11.9; Lucas
19.38; Juan 12.13). Lamentablemente, los habitantes
de la ciudad no entendieron la implicación de sus
palabras. Si alguna vez llegaban a tener el deseo de
volver a «ver» a Jesús (como Salvador y Señor de
ellos), iban a tener que decir las palabras de corazón.
Esa era la única esperanza que le quedaba a
Jerusalén.44
CONCLUSIÓN
Al llegar al final de este estudio, recordemos
tres verdades clave del texto:45
1) Dios aborrece la hipocresía. Que cada uno
de nosotros examine su propio corazón.
2) Dios requiere fe. Que cada uno de nosotros
diga: «Bendito el que viene en el nombre del Señor»,
y que lo diga de corazón.
3) Dios apremia a la obediencia. Que cada uno
de nosotros responda de inmediato,46 para que el
Señor jamás diga de nosotros: «¡Cuántas veces
quise juntar [a ustedes] como la gallina junta sus
polluelos debajo de las alas; y [no quisieron]!».
44
Mateo 23.39 es ambiguo. Podría significar: «Después
que me vaya, no me volveréis a ver hasta que venga en
juicio (refiriéndose a la destrucción de Jerusalén)». No
obstante, el Salmo 118.26 es positivo, no negativo. Por esta
razón, hice una interpretación positiva del versículo. Al
mismo tiempo, debe tenerse presente la condición de dureza
de la ciudad. Había poca esperanza de que ella cumpliera
la condición propuesta por Jesús. Una última nota sobre
este versículo: En él no se enseña que Jesús volverá a esta
tierra algún día a reinar por mil años, momento en el cual,
según algunos, Él será recibido por Jerusalén. R. T. France
escribió que «las palabras hasta que digáis están expresadas
en griego como una posibilidad indefinida antes que como
un firme anuncio […] no hay promesa de que la condición
se cumplirá». Además, este autor hizo notar que «un
anuncio de futuro arrepentimiento se aparta bastante, no
solo de la línea de pensamiento que corre por todo el
capítulo 23 (del cual esto es la culminación) y del capítulo
24, que trata de juicio venidero, sino que también se aparta
de la perspectiva del evangelio [de Mateo] como un todo,
que ha hablado repetidamente de la última oportunidad
de Israel, y de un nuevo pueblo de Dios de carácter
internacional (8.11–12; 12.38–45; 21.40–43; 22.7; 23.32–36;
etc.) [El] Porque con que comienza el versículo lo relaciona
ambiguamente con el anuncio de que Dios dejaría desierta
su casa, en el versículo 38» (R. T. France, The Gospel According to Matthew (El evangelio según Mateo) [Grand Rapids,
Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1985], 332–33).
45
He enumerado algunas posibles aplicaciones al
terminar. Usted puede ampliar las que he enumerado, o
también puede enumerar otras más acordes con las
necesidades de sus oyentes.
46
Es buena idea que les diga a sus oyentes no cristianos
cómo deben responder (Marcos 16.15–16; Hechos 2.38), y a
los cristianos que no han sido fieles, cómo pueden volver
a Dios (Hechos 8.22; 1era Juan 1.9; Santiago 5.16).
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