Vida Teologal - Carmelitas Misioneras

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La fe, la esperanza y la caridad son en el
jardín de la iglesia, plantas las más nobles,
las más excelentes y sublimes.
Todas nuestras relaciones con Dios se
fundan sobre ellas (MM día 7,2 ) .
La vida teologal exige unos principios de acción que son
las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Mediante
ellas Dios nos capacita para la unión del alma con Él, se
realiza nuestra entrega a quien creemos, en quien
esperamos y a quien amamos.
Por la FE conocemos a Dios y nos unimos con Él como
Primera verdad.
La ESPERANZA nos hace desear a Dios como Bien
sumo.
La CARIDAD nos une con Dios con amor de amistad,
en cuanto bueno en Si mismo.
Sobre ellas, nos dice San Juan de la Cruz:
“La fe oscurece y vacía al entendimiento de toda su
inteligencia natural, y en esto le dispone para unirle con la
Sabiduría divina.
La esperanza vacía y aparta la memoria de toda posesión de
criatura… dispone la memoria para unirla con Dios.
La caridad vacía y aniquila las afecciones y apetitos de la
voluntad de cualquier cosa que no es Dios, y sólo se los pone
en Él.
“Sin caminar a las veras con el traje de estas tres virtudes, es
imposible llegar a la perfección de unión con Dios por amor”
(II N .21, 11-12).
La fe es medio, guía y luz para encaminarte a la unión, “en
los deleites de mi pura contemplación y unión con Dios, la
noche de la fe será mi guía”. (II S. 3, 6).
En Cántico, tras la insatisfacción que provoca la pregunta
a las criaturas, el alma “vuélvese a hablar con la fe - como lo
que más al vivo le ha de dar de su Amado luz - tomándola por
medio, porque, a la verdad, no hay otro por donde se venga a
la verdadera unión” (C. 12,2).
Caminar en la fe es caminar confiando en un Dios que
siempre te guía, “tomando Dios la mano tuya, te guía a
oscuras como a ciego, a donde y por donde tú no sabes… ni
atinaras a caminar”. ( II N. 16,7).
La vida humana es caminar hacia Dios
protegida por una fuerza secreta: la
esperanza. El hombre vive apoyado en
Alguien, que él necesita y que es quien le
mete en el corazón la esperanza que le
acompaña. El alma espera en Dios, en sus
promesas, en sus misericordias y en sus
gracias en la realización del destino
señalado por el mismo Dios.
La esperanza es don de Dios. Por nuestra parte, actuarla
es hacer entrega libre de toda la persona. Es apoyarnos no
en nuestras pobres y débiles fuerzas, sino en El, en su
amor y su poder. Es fiarnos de Dios, nuestra “roca “.
“Lo que pretendemos es que el alma se una con Dios
según la memoria en esperanza y que lo que se espera
es de lo que no se posee, y que cuanto menos se posee
de otras cosas, más capacidad hay y más habilidad
para esperar lo que se espera y consiguientemente más
esperanza” (III S. 15,1 ).
La caridad es evidentemente, el elemento unitivo
principal entre Dios y el alma. “El amor es la inclinación del
alma y la fuerza y virtud que tiene para ir a Dios” (LL 1,13).
Es fuerza porque “El amor nunca está ocioso sino en continuo
movimiento.” ( LL. 1,8).
El amor a Dios unifica y armoniza toda tu vida. Tu
verdadera fuerza no está en que ames a los demás sino en
estar convencido de que eres amado gratuitamente por
Dios, y, por eso, gratuitamente puedes amar a los demás.
San Juan de la Cruz nos presenta en las Noches del alma,
el camino a la perfección del amor. Los dones del Espíritu
Santo, el de la sabiduría en especial, están allí atizando y
afinando la caridad. “Esta llama de amor es … Espíritu
Santo, al cual siente ya el alma en sí, no sólo como fuego
que la tiene consumida y transformada en suave amor,
sino como fuego que además de eso, arde en ella y echa
llama” (LL. 1,3).
Reflexión personal
Nuestro Padre Fundador quiso que la vida teologal fuera
origen y desarrollo de la comunión en nuestro carisma.
Profundiza y ora estos textos palautianos
- MR. 18,4 (E. p. 931 ).
P.P. II, Sec I, 22 .8. 52,1 (E .p. 1451)
Cartas. 38, 2-3 ; 67,6 .
- Pre-proyecto de Constituciones Nºs 22-23.
Para compartir en Comunidad
-
La vida teologal como signo, testimonio y
experiencia comunitaria
-
La vida teologal como anuncio, testimonio y
experiencia en nuestra evangelización.
Carmelitas Misioneras
Retiro Septiembre 2010
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