Faldellín y zapatos de charol: imagen y palabras

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Faldellín y zapatos de charol...
Ana Pelegrín
Actas del Curso “Folklore, literatura e indumentaria”
Faldellín y zapatos de charol: imagen
y palabras para vestir en el repertorio
infantil
Ana Pelegrín
Universidad Politécnica de Madrid
Introducción
Este texto pensado para una
comunicación oral de las Jornadas
de Folklore, Literatura e Indumentaria, con la audición de villancicos
y canciones tradicionales cantados,
combinadas con las palabras a
modo de guión y una presentación
visual de imágenes1, dejaba abiertos los cauces de participación y la
memoria de los asistentes.
Fig. 1 Dibujo de Gustavo Cotera
(Niño con gorro, jubón, mantillas).
Sugiero al lector seguir el entramado e hilado de esta pequeña antología oral de la indumentaria de los
niños ilustrada con documentos
fotográficos, dibujos de autor, y
reproducciones de imágenes de las
revistas infantiles del s.XIX.
Inserto temas, como se insertan
pequeñas cuentas, confiando que
lo fragmentario de las imágenes y
palabras, logren un pequeño mural
armado de mosaicos textuales del
repertorio infantil.
Vestir al niño pequeño
1 Conchita Pérez Martínez realizó la
presentación visual.
2 Protocolo notarial (1897-1890),
Alba de Tormes. Salamanca.
3 R. Lorenzo, "El niño en la sociedad tradicional", en V V.AA. El niño,
Salamanca, Dip. Pcial. 1999.
4 Las imágenes del vestido tradicional del niño pequeño, pertenecen a
la zona de Castilla y León.
En los archivos de Alba de Tormes,
Salamanca, en los Protocolos notariales (de los siglos XVIII-XX), y en
las cédulas de los niños abandonados, se registran datos de la indumentaria de los pequeños2.
"Fue hallada, en el torno de expósi-
tos, bestida con camisa y pañal de
algodón, jubón de indiana azul con
líneas de barios colores, fagero azul
de seda, pañuelo de fondo blanco
con puntilla y un abrigo de lana
negro."
"Lleva el niño puesto una camisa
llana y un jubón blanco con redondeles encarnados, un gorro blanco
con una tira bordada, un pañal de
[h]ilo, una mantilla pajiza con ribete
negro y un mandil encarnado."3
Anoto los elementos del vestuario4
que en los documentos se citan:
-
camisa y pañal
mantilla pajiza
gorro
jubón de indiana
fajero
pañuelo
Camisita: realizada en algodón, hilo
o lino fino, abierta en el cuello.
Prenda interior directamente sobre
el torso del niño.
Esta camisita
que Dios me ha dado,
sin merecerla.
Dios me de salud y gracia
para romperla.
Mi papá para ganarla
mi mamá para coserla.
(Versión de Ávila, hacia los años 50.
Inf. Mª Ángeles Fernández, Madrid 2006).
Fajero: cinta de telar, o de tela de
lino que sujeta a los pañales y mantilla.
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Ya le llevan al recién nacido
mantillas de lana, faja y fajín
porque vienen los fríos de enero
y el rey de los cielos está por vestir.
un delantal que se monta sobre si
misma, es una "falda de paño con
orla, abierta por detrás"6.
El faldellín de vuelta suele estar realizado en paño pajizo, o en colores
verdes, azules con orilla de cinta, se
sujeta con faja o fajero7.
Mantillas: trozo de tela, de tejido
artesanal sobrepuesto al pañal que
guarda del frío, con ribetes y orilla
de colores. Mantilla pajiza, de lana,
de color amarillo ocre.
Indumentaria en Villancicos navideños
Fig. 2 Foto de Ortiz Echague, en
Cotera, Indumentaria tradicional de
Aliste. Zamora (Madre y niños con
indumentaria tradicional; niña con
gorro, jubón, pañuelo-corbata, faldellín
de vuelta).
Gorro: de algodón, a manera de
capucha sobre la cabeza atado en
la barbilla con algún añadido de
adorno. Sobre el gorro blanco usan
otros de tela y lana de colores con
adornos en las paredes laterales,
realizados artesanalmente. Llevan
cosidos algunos amuletos, conchas de caracol.
Jubón: de mangas anchas, confeccionado con mangas abombadas
sobre la camisa. Jubón de indiana,
con tela estampada de varios colores.
5 R. Lorenzo. Ob.cit.
6 Concha Espina. La esfinge maragata. Madrid. 1914.
7 G. Cotera. Indumentaria tradicional en Aliste. Diputación de Zamora.
1999.
8 Trapero; L., Siemens. La pastorada
leonesa, una pervivencia del teatro
medieval. Musicología. Madrid.
1982.
Alonso Ponga. Teatro popular.
Valladolid. Centro Etnográfico de
Documentación.1986.
Anónimo. La Pastorada de la Granja
de Moreruela. Casa de Zamora.
1986.
"Los envolvían apretadamente en
los pañales y demás ropas y encima una amplia bayeta que los
cubría. Sobre esta bayeta fajaban al
niño en toda su longitud."5
Al cumplir tres años, niñas y niños
vestían con ropón o sayo, un vestido largo, y con el rodao, de bayeta
pajiza, falda cortada en círculo,
antiguamente llamada redondela,
que envolvía desde la cintura.
El manteo rodao, o faldellín, falda
abierta y envolvente a manera de
En la literatura oral, no es fácil
encontrar los elementos del vestuario del pequeño, salvo en contados
Villancicos navideños, y en las
ofrendas de pastores en el teatro
popular de las Pastoradas, representados en Nochebuena8.
Aluden a los regalos de las prendas
(pañales, mantillas, gorros) para
vestir al Niño Dios en su desnudez.
En el Villancico del Hatico recogido
en Andalucía, por Virtudes Atero;
recientemente en Castilla-La Mancha por Fraile Gil, se enumera el
ajuar del recién nacido; es una
canastilla navideña cantada.
Este es el texto de Ciudad Real
recogido por Fraile Gil a quien agradezco su generosa colaboración al
facilitarme la grabación, con la voz
de Manuela González de 75 años
en la población de Miguelturra9, del
Villancico de hatico.
El hatico, hatillo, es un pequeño
hato o atado con las prendas de
vestir; también hardillo, jardillo en
Andalucía; jatío de los judíos españoles en Marruecos10.
En el Villancico se enumeran las
prendas de vestir del niño: camisi124
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lla, chambra, pañal, metodorcillo (o
empapador), jubón, matilla, faja,
gorrito calado.
9 Fraile Gil. Rev. de Folklore nº 279.
Valladolid, 2004. Describe minuciosamente las prendas del hatillo.
10 Información recogida por Susana
Weich-Shahak..
11 El baile de: "A la mousulé", "a la
musalpé", corruptela de la canción
burlesca del personaje duque "monsieur D'Anguleme": a musiur del
Angulem,/un pé, otro pé", posiblemente cantada desde 1823; [El baile
del musulpé], en Fitzgibbon. Cancionero infantil español. Madrid.1955.
Villancico del hatico
El veinticuatro del mes
va a nacer el Dios Divino
y como su Madre es pobre
no tiene para vestirlo.
Yo le haré el hatico
lo mejor que pueda,
que no esté desnudo
mi querida prenda.
La camisilla y la chambra
se la haré de holanda fina,
con puntillas y entredoses
y bordados de la China,
también el pañal
y el metedorcillo
se lo voy a hacel
de hilo finito.
El jugón y la mantilla
se lo haré de lana buena,
bordado en hilillo de oro
y estrellas de lentejuelas.
La faja la haré
de raso finito
para le fajen
ese cuerpecito.
El gorrito, niño mío,
verás cómo te lo formo,
me da pena de taparte
ese pelito de oro;
te lo haré de tul,
todo muy calado,
para estarte viendo
el pelo rizado.
Ya tiene el hatico hecho,
muy limpio y muy aseado,
no como tú te mereces
hermoso cielo estrellado,
que tu te mereces
vestirte de oro
porque en ti se encierran
todos mis tesoros.
Te suplico, Madre mía,
cuando nazca tu hijo,
que te ocupes de pedirle
por este pequeño hatico,
que nos dé salud
y para comer,
y luego nos lleve
(y) al cielo con él.
(Versión de Miguelturra, Ciudad Real,
recogido por J.M. Fraile Gil. 2003.)
Doncellitas y caballeritos
La moda francesa en el vestir, se
impuso en los modelos urbanos de
la burguesía a finales del s.XVIII y en
el transcurso del XIX. A las cancioncillas y retahílas infantiles llega su
influencia, en versiones del romance de Mambrú; Estaba una pastora; en juegos de corro: Ambó ató
matarile (Un beau château); La
Torre en guardia; Gran zapatero.
A la mousulé, versos de los lechuguinos, geringonza de vocablos
trastocados11, burlas de "la moda
de París".
Los jóvenes adoptaron las chaquetas/levitón con hombros ajustados,
abiertos por delante dejando ver la
camisa con encajes y el pañuelo al
cuello. Los pantalones muy ceñidos
y calzado de botas, o zapatos con
grandes hebillas.
"Mucha hebilla, poquísimo zapato:
media blanca bruñida y sin calceta
calzón que con rigor el muslo aprieta."12
Goya retrata al joven Javier Goya,
vestido a la moda, destaca el levitón abierto y la camisa. De fines del
XVIII y comienzos del XIX es la
estampa del dibujante español
Manuel Altarriba:
Dos niños camino a la escuela se
visten a la moda francesa, con los
ceñidos pantalones a modo de calzas; llevan diferentes modelos de
chaquetas: una corta y la segunda
con faldón siguiendo una curva,
dejando a la vista la camisa y el
pañuelo al cuello.
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Es la moda de petimetres, (petit
maître) lechuguinos y currutacos,
en el apelativo burlesco que reflejan
las canciones:
Para ser lechuguino
se necesita
un pantalón de paño
y una levita.
Un bastón de Triana
y un buen sombrero,
un chaleco escotado
¡Y ande el salero!13
Fig. 3. Goya, Don Javier Goya (Joven con
chaqueta-levitón, vamisa de chorreras)
moda de finales del s. XVIII-principios del
XIX.
Anota Rodríguez Marín14, esta
burla canción semejante al baile del
musulpé
Bin, bon, bon
de la vere vere vancia.
Segundón
de la Peña de Francia.
A lo mosulé, a la garrafé.
Si vas a Madrid
a la Plaza Mayor
verás los lechuguinos
bailando el rigodón,
con zapatito blanco
y medias de algodón.
Turutú ,que te salgas tú
por la puerta de Mambrú.
(Versión de Asturias, s.XIX)
Fig. 4. Dibujo de Altarriba - BNM, en A.
Pelegrín, Libro de Estampas (Dos niños
camino de la escuela, pantalones ceñidos, chaqueta corta y chaqueta levita
escotada).
12 Diario de Madrid, año 1777.
13 En A. Santiago y Gadea. Lolita
Cantares y juegos de niñas. Madrid.
1910.
14 Rodríguez Marín (1882). Cantos
populares españoles. 2ª edición
Buenos Aires. Bajel. p. 522.
En el siglo XIX irrumpió la moda inspirada en la indumentaria de marineros, cadetes y almirantes, que
recuerda de su infancia Rafael
Alberti:
Fig. 5. Anónimo, Estampa, en J. Amades,
Apunts d’imatgeria (Jóvenes con levita, y
levita escotada, pantalones blancos ceñidos).
El atuendo del marinero y cadetes
sigue entre los usos actuales del
niño vestido de fiesta, en acontecimientos señalados como su primera comunión.
Zapatitos color de miel
Las niñas de la burguesía de las
villas y ciudades, usaron zapatitos y
zapatillas de seda, se entusiasmaron con zapatos de lazo, y botitas
de charol, de aquel brillante barniz
aplicado al cuero del calzado.
Madre vísteme a la usanza
de la tierra marinera,
el pantalón de campana
y la cita milagrera.
y la canción infantil
Un marinerito
me tiró un papel
a ver si quería
casarme con él.
Fig. 6. Anónimo. Baile de disfraces (niños a la
moda del s. XVIII), en A. Pelegrín, Libro de
Estampas.
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La pedigüeña
Zapato de raso blanco
también me van a ofrecer
pues tengo el pie chiquitito
y me lo estropearé.
Las niñas en sus canciones piden ir
a la zapatería, a comprar relucientes botines.
La zapatería del señor Manuel
Una linda mañana /
en el mes de abril
encontré una morena /
regando el jardín.
Fig. 7. Anónimo, Príncipe Albeto
Eduardo, BN de París (Niño con indumentaria de marinero).
Yo le dije a la niña /
- ¿Quiere usted venir?
-A la zapatería /
del señor Manuel
a comprarme unas botas /
que me queden bien.
Yo no soy buen moza /
ni lo quiero ser
porque las buenas mozas /
se echan a perder.
(Versión de Córdoba, Argentina)
El oficio del artesano zapatero
surge en la canción (de procedencia francesa) en un dialogo para
Fig. 8. Dibujo de Luis Cuevas (detalle) en la revista
Mundo de los niños (Niño vestido de marinero,
jugando).
tener seguro que arreglará los calzados de la señoritas que van de
paseo:
Gran zapatero
- Niñas hermosas ¿para donde van?
- Gran zapatero, vamos a pasear.
- Niñas hermosas, zapatos gastarán.
- Gran zapatero, usted los compondrá.
- Niñas hermosas ¿cuánto pagarán?
- Gran zapatero, un besito y nada
más.
(Versión de Córdoba, Argentina, 1950)15
Fig. 9. Anónimo, en Rev. Los Niños, t. XI, p. 16, s. XIX
(Niña con vestido con polisón y botitas).
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y medias caladas
al estilo andaluz.
(Frag. José Grimaud) 16
Vestido de volantes
Fig. 10. Anónimo, en A. Pelegrín, Libro de estampas
(Niña con zapatitos de lazo).
Canesú, calado guipur
Esperados y deseados como las
botitas de charol y los vestidos del
catálogo de modas que figuraban
en las revistas infantiles para las
niñas de villas y ciudades españolas, eran las muñecas de la juguetería francesa y alemana. La canción
de la muñeca que nombra al "canesú" (pieza superior unida al vestido,
o blusa), es un reflejo de ese deseo:
Tengo una muñeca
vestida de azul
con su camisita
y su canesú.
La popular canción tiene su glosa
en los cuadernos de escenas infantiles:
15 Canciones de corro; corresponden
a la memoria de recreo escolar de
Colección A. Pelegrin (1970-1996).
Otras versiones en Llorca (1914) Lo
que cantan los niños. Madrid;
Santiago y Gadea (1910). Lolita.
Cantares de niñas.
16 José Grimaud. El cancionero
infantil. Tercer cuaderno. Madrid.
Imp. El Cascabel. 1865.
La muñeca
Tengo una muñeca
vestida de azul
con cuerpo escotado
y su canesú,
adornan la falda
calado guipur
y a su gargantita
una hermosa cruz.
Tiene zapatitos
y velo de tul
A mitad del novecientos irrumpió la
moda del vestido y falda de volantes, que aparecen en canciones de
corro:
Vestido de volantes
Si quieres casarte
y tienes con quién
cómprate un vestido
de color café,
cortito por delante
cortito por detrás
con cuatro volantes
y adiós mi capitán.
(Serranía de Ronda. Málaga)
La niña que está en el medio /
se le ha caído un volante
y no lo quiere coger /
porque está el novio delante.
en una de las coplas de la canción
de la Tarara
Lleva la Tarara /
un vestido verde
con falda de volantes /
que el aire lo mueve.
El polisón
El polisón proporciona una figura
recta en la delantera y abultada por
detrás, es un armado ahuecador,
una almohadilla ceñida a la cintura,
usado (hacia fines del novecientos)
para dar un volumen redondeado a
la vestimenta en la parte posterior,
como lo recuerda una imagen de G.
Lorca:
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
Lírica imagen que contrasta con la
burla popular en Fortunata y
Jacinta (1886), de Pérez Galdós:
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"- Señá Mariana ¿ha visto que nos
hemos traído el sofá en la rabadilla?"
tengo yo mis manos blancas
para atarme el miriñaque
y también las enaguas blancas.
(Granada)18
La canción de corro de los niños
recuerda:
Retahílas
Las señoritas del polisón
¡Ay chungala cata chunga
Ay chungala, cata cachón
las señoritas del polisón!
Las señoritas de ahora
dicen que no beben vino
Las retahílas son textos orales que
acompañan a los juegos, frecuentemente de versificación irregular.
Estas letrillas nombran una serie de
elementos, personajes en diálogos,
Fig. 11. Dibujo de ASA (detalle), en Ilustración de
la infancia, 1877, p. 13 (Niña con pañuelo, vestido de volantes y botitas).
Fig. 12. Detalle, dibujo anónimo, BN de París, s. XIX (Miriñaques o crenolinas).
y debajo del polisón
llevan el jarro escondido.
¡Ay chungala cata chunga
Ay chungala, cata cachón
las señoritas del polisón!
(Versión de Madrid)17
Miriñaques
El artilugio para aumentar el volumen de las faldas (así como en el
s.XVII se llevaba guardainfantes), es
el miriñaque con aros de metal, la
crinolina, en el argot de la moda
parisina.
Fig. 13. Detalle, Rev. Los Niños, p. 183 (Niñas a
la moda del s. XIX, con polisón y zapatos abotinados).
17 José Manuel Fraile Gil me transmite la versión madrileña. También la
recoge a mediados del s. XX,
Fitzgibbon. Cancionero infantil. Madrid. 1955.
18 Escribano Pueo, Mª L.; et al.
Cancionero granadino de tradición
oral. Universidad de Granada. 1994:
34.
El artilugio presentaba sus inconvenientes en el movimiento como se
observa en los dibujos aparecidos
en revistas, y en el divertido diálogo
con un solícito caballero ante el
percance de la damisela
Una dama en un balcón
se le soltó el miriñaque
y le dijo un caballero
- ¿Quiere Ud. que se lo ate?
- Muchas gracias caballero
o en series enumerativas, encadenados y adicionales. Presentan una
variedad temática en las que destacan sorteos, conjuros, disparates,
burlas, trabalenguas, y son un
juguete verbal porque las palabras
trastocan el sentido para jugar con
los sonidos, las onomatopeyas y
las jitanjáforas.
Textos sin aparente sujeción lógica,
deparan sorpresas múltiples, porque a veces se corresponden con
vocablos de siglos anteriores, con
usos perdidos, creencias ocultas,
su brevedad a veces enigmática
frena su posible interpretación
como el ejemplo de Don Juan de
las Calzas blancas/¿Cuántos panes
hay en el horno?
Don Juan de las Calzas Blancas
En diferentes versiones orales varía
el nombre del personaje, a quien se
dirige un interlocutor para formular
la pregunta, a Don Juan de las
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Cadenetas, a Fray Juan de las
Cadenetas, o Juan de la Caleta; su
larga permanencia es posible rastrearla en textos del Siglo de Oro, y
en la tradición moderna19. La retahíla acompaña a un juego: formada
una hilera, desde el uno al otro
extremo los jugadores dialogan con
preguntas y respuestas, pasando
uno a uno por debajo del "puente",
brazos en alto, hasta quedar
engastados; al final tiran de los
extremos para comprobar por
donde se rompe la cadena.
Esta es la versión del norte argentino:
- Don Juan de las Calzas Blancas,
¿cuántos panes hay en el horno?
- Veinticinco y un quemado.
- ¿Quién lo quemó?
- El perro traidor.
(Jujuy. Argentina)
y otra recogida por Carrizo20:
- Don Juan de las Casas Blancas.
- Mande su señoría.
- ¿Cuántos panes hay en el horno?
- ¡Veinticinco y un quemado!
- ¿Quién lo ha quemado?
- La perrita Judas.
- ¡Hórquenla por pícara!
19 A. Pelegrin, "Don Juan de las
Cadenetas", en Repertorio de juegos
infantiles. Madrid. CSIC. 1998: 142144.
20 Carrizo, A. "Rimas infantiles", en
Rev. Mundo Hispánico nº 23,
Febrero, año III.
21 Gonzalo Correas. Vocabulario de
refranes y frases proverbiales.
Edición L. Combet. Bourdeaux.
Université de Bourdeaux. 1967, p.
674b.
22 Rodríguez Marín: Varios juegos
infantiles del s. XVI. Madrid. Archivos
y Bibliotecas. 1932.
En la denominación del personaje
cobra una especial importancia, la
prenda de vestir que lo caracteriza.
Las calzas de uso común en la
Edad Media y, en el Siglo de Oro,
por los distintos estamentos masculinos desde la nobleza a los rústicos, se confeccionan con distintos
tipos de telas: en paño fino; o en
estameña grana de lana, similar a la
de sayos y hábitos; en cordollate,
tela de trama forrada con cordoncillos.
Si Fray de las Cadenetas o Juan de
las Cadenetas se corresponde con
la acción corporal de engastar y
encadenar en la acción casi danzada del juego, en el apelativo de Don
Juan de las Calzas Blancas, es de
especial caracterización la prenda
del vestir. Las variaciones orales
han sustituido por "Casas Blancas",
a las "Calzas Blancas", evidentemente más comprensible en la versión y actualización moderna.
Llamo la atención sobre esta retahíla para resaltar la importancia de las
calzas que adquieren oscuras resonancias según el Vocabulario
(1626) de Gonzalo Correas21:
"Xuan de las kalzas blankas.
Dízenlo por: difunto ke sale de la
sepultura".
El color asociado con los paños de
mortaja, y la imagen fantasmal del
personaje de Don Juan de las
Calzas Blancas, añade otra débil
huella textual. Pero la retahíla permanece enigmática y no logro conjeturar su complejo significado.
Solo indicios y preguntas ¿quién es
este perro traidor?; ¿un señalado
de la discriminación religiosa?, ¿un
judas?, ¿un converso?22 El acusado de quemar los panes, es en
otros textos perro traidor, judas,
ladrón, bellaco, sarnoso23: piden
para él apresamiento y ejecución en
la horca y hoguera. Un difunto personaje aparece al final de una versión de retahíla:
-
Un perro muerto.
¿Con qué está tapado?
Con un paño deshilado.
¿Quién lo deshiló?
La vieja hiladora.
¡Quémela, quémela por traidora!
(Versión de Jujuy. Argentina)
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La visión del figurado "perro muerto" tapado con el paño deshecho, a
modo de mortaja, y la invocación
de la muerte / la parca, en la figura
de la vieja deshiladora, tienen una
aproximación con la fantasmal aparición de Don Juan de las Calzas
Blancas, saliendo de la sepultura.
Aunque solo son huellas, indicios
textuales, enigmas, conjeturas de
su significado total, con una de sus
claves centrada en la indumentaria.
Capas
En algunas retahílas y adivinanzas
rastreamos otras prendas del vestir
de épocas pasadas, o de la vestimenta tradicional, por ejemplo la
capa, un manto sobre los hombros
usadas por hombres de toda condición. Las telas principales de
paño grana, negro, o paño pardillo
usadas comúnmente.
La adivinanza popular de bailar con
o sin capa, se construye sobre la
reiteración de vocablos, que otorga
una dinámica veloz, un giro constante, un ritmo breve y ágil como
corresponde a la imagen de la
peonza.
Por bailar me pongo la capa.
Para bailar me pongo la capa
para bailar me la vuelvo a quitar.
Yo no puedo bailar con capa
y sin capa no puedo bailar.
(La peonza)
Conjeturo la antigüedad de la retahíla Primo ¿cuándo has venido? por
su composición reiterativa, por su
semejanza con el diálogo en otras
retahílas.
23 Los apelativos discriminatorios de
los s. XVI-XVII son aplicados a la
población morisca y judía (perro moro,
perro judío).
-
Primo,
Primo,
Primo,
Primo,
Primo,
¿cuándo has venido?
ayer mañana.
¿qué me has traído?
un real de plata.
¿en qué lo has echado?
- Primo, en una muchacha.
- Primo, vamos a verla.
- Primo, no tengo capa.
- Primo, parte la mía.
- Primo, me viene larga.
- Primo, la cortaremos de las espaldas.
(Versión de Cuenca)
Comadrita la rana
En la antigua retahíla juego de
Comadrita la rana en distintas versiones recogidas en el s. XIX y s.
XX, en España e Hispanoamérica
se enumeran las prendas que de
regalo traerá el marido a la protagonista:
Abanico: un objeto de adorno, con
varillas y telas pintadas.
Camisa: prenda interior, de hilo, o
de hilo de holanda.
Cordón: ajusta el jubón, una prenda
sin mangas que se lleva sobre la
camisa. En la canción popular:
(Arroyo claro / fuente serena / tu
eres la rosa / yo soy el lirio / ¡Quién
fuera cordón / para tu justillo!).
Jubón: con mangas abultadas, o
sin mangas, ceñido el talle, como el
justillo.
Mandil: prenda sobrepuesta, delantera que desde el talle cubre el vestido.
Mantón: pañuelo, que se populariza
con bordados (el mantón de la
China).
Peineta: o peinecillo de adorno y
sujeción de los cabellos.
Ropón: vestido largo, amplio, realizado con telas de terciopelo, seda,
raso, o de paño pajizo.
Saya: falda de uso rural, "saya
sobre saya", prenda interior, enagua.
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1
Comadrita la rana.
Comadrita la rana
- ¿Ha venido su marido?
- Si, señora.
- ¿Y qué le trajo?
- Un vestido.
- ¿De qué color?
- De verde limón.
- ¿Vamos a misa?
- No tengo camisa.
- ¿Vamos al sermón?
- No tengo ropón.
- Pues sopita y pon
quiquiricón.
(Versión de Catamarca, Argentina;
recogida en Villafuertes, 1955)
-
2
Comadrita la rana
Voy a comprarte una saya
¡Vaya!
¿De qué color?
De verde limón.
Siiii.
¡Nooo!
(Versión de Madrid,
en Santiago y Gadea, 1910)
3
Comadrita la rana
- Comadrita la rana
- ¿Quién ha venido?
- Mi marido.
- ¿Qué te ha traído?
- Un jubón.
- ¿De qué color?
- De cosquillón de cosquillón
de quiquiricón quiquiricón.
4
Comadrita la rana
- Comadrita la rana.
- Señor, señor.
- ¿Ya vino su maridito del campo?
- Si, señor.
- ¿Y qué le trajo?
- Un mantón.
- ¿De qué color?
- De verde limón.
- Pues sopita y sopita
que no tiene tapita.
Sopita y pon,
que no tiene tapón.
(Versión de Madrid, en
Juegos de todas las edades. 1852)
5
Comadrita la rana
Buenas tardes compañera.
¿Y su marido?
- A Granada ha ido.
- ¿Qué te ha traído?
- Una peineta.
- ¿De qué color?
- Verde limón.
- Pues vaya usted con Dios.
(Versión de Puerto Lope, Granada;
en Pueo, 1995:195)
6
Comadrita la rana
- ¿Qué llevas ahí?
- Un ramito de flores, y otro de
agua.
- ¿Me das uno?
- No quiero.
- Pues no te digo quién ha venido.
- ¿Quién ha venido?
- Tu marido.
- ¿Qué me ha traído?
- Un abanico.
- ¿De qué color?
- De agua limón.
- Tómalos, to (todos).
(Argamasilla de Alba, Ciudad Real.
Recogido por A. Pelegrin en 1982)
El vocabulario de esta retahíla guarda los términos usados en los
siglos XVI-XVII (es citada en un pergamino del s. XVI24) y en la indumentaria tradicional: jubón, camisa,
ropón, cordón.
El jubón es nombrado en varios
romances que cantaron los niños
(La doncella guerrera):
"- Tienes los pechos muy altos
para ser hombre y varón.
- Yo los esconderé padre
debajo de mi jubón."
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Faldellín y zapatos de charol...
Ana Pelegrín
Actas del Curso “Folklore, literatura e indumentaria”
En la retahíla de Comadrita la rana
la insistente pregunta, que si el
marido ha cumplido trayéndole el
vestido de color verde limón, de
color agua limón, "el verde limón"
cumple la función de una fórmula
del lenguaje tradicional, presente en
casi todas las versiones recogidas,
que enumeran casi todas las prendas del atuendo femenil.
Las vecinas de la casa de arriba, o
la casa de abajo, mantienen un vivo
interrogatorio: que si el marido está
de viaje, que si ya ha regresado,
que si le ha regalado su camisa, su
ropón, su vestido y saya, su mantón, jubón, cordón, mandil, abanico. En algunas versiones termina
en un alborozado y rítmico saltarello en cuclillas, en el juego del quiquiricón (s. XVII), un pasatiempo
bailado de las niñas y mujeres hasta
el s. XX, por ej. en Asturias.
A la formulaica pregunta :"¿de qué
color?", es la prenda de regalo, se
contesta con la fórmula "de verde
limón". Esta fórmula (como otras,
por ej. "los cabellos son de oro") se
inserta en una red simbólica y
adquiere su función de motivo tradicional.
El vestido verde se inscribe en un
canon de gala de la indumentaria
femenina:
"La que se viste de verde, con su
hermosura se atreve." (s.XVII)
"La que se viste de verde, por
guapa se tiene." (s.XXI)
Vestíme de verde
por hermosura
como hace la pera
cuando madura.
(Correas, Vocabulario, p.519ª.)
24 "Memorial de un pleito", en
Rodríguez Marín, Varios juegos
infantiles del s. XVI. Madrid. 1932.
Ella si viste de verdi
i de amariyu,
ke ansi dice la pera
kon el bimbriyu.
(Sefardí)
Vístete de verde
qu[e] es linda color,
como el papagayito
del rey mi señor.
(Frenk, 2003, t.II)25
El verde limón, el verde naranjal, el
verde laurel son fórmulas que enlazan con el motivo del lugar deleitoso, el locus amoenus, el vergel propicio al encuentro de la doncella
con su enamorado26.
Debajo del limón la niña,
sus pies en el agua fría,
su amor por ahí vendrá.
(Tetuán, en
Manuel Alvar, Cantos de boda)
Las niñas de España e Hispanoamérica siguen cantando una viejísima canción:
Estaba la pájara pinta /
sentada en un verde limón.
Con el pico cortaba la rama /
con la rama cortaba la flor.
¡Ay, Ay, Ay! Cuándo veré mi amor!
Verde limón, lugar deleitoso del
encuentro, indumentaria verde, de
perla flor, de amor, en el final de la
retahíla:
- Un mandil
- ¿De qué color?
- De verde amor.
Misa del amor; Monjita a la fuerza
En las canciones y romances de la
tradición oral moderna, y especialmente en los romances de la Misa
del Amor, y Monjita a la fuerza, se
nombra las galas y vestimentas de
las doncellitas, entremezclando tér133
Faldellín y zapatos de charol...
Ana Pelegrín
Actas del Curso “Folklore, literatura e indumentaria”
minos antiguos, con otros de la
moda del siglo XIX.
En el romance de La bella en misa,
entra en la iglesia la dama "relumbrante como el sol":
"Lleva medias de seda
zapatitos de charó[l]
el vestido que llevaba
una falda y un jubón,
el jubón era de seda
la falda de perla flor."
(Versión de Tetuán)
"Una camisita blanca
de aquella fina de holanda
un jubón de perla flor
rodeado de esmeralda
una saya en tela de oro
toda della engalanada."
(Versión de Tetuán)
La camisa blanca de hilo de holanda, de Cambray, tenía sobrada
fama por la levedad de su textura.
La camisica fina de holanda,
encuentra en una breve retahíla, en
nuevo entramado y color:
Mi hermanita la chiquitica
se encontró una camisica.
- ¿De qué color?
- De pita flor.
(Versión de Zaragoza, en Brewster, 1965)
La camisica de pita flor, la falda, el
jubón de perla flor del romance,
aluden a perla fiori, tela de excelencia y calidad. El color de la tela en la
percepción que queda en nuestra
audición, es de brillo tornasolado,
por la significación que se despliega en el reflejo dorado, quizás por
la imagen de luz primaveral y de
gozo, de la canción infantil:
25 M. Frenk. Nuevo Corpus de la
antigua lírica popular Hispánica.
(Siglo XV a XVII). I-II. México. El
Colegio de México. FCE. 2003.
26 Daniel Devoto, "Naranjas y limones", en Textos y contextos. Madrid.
Gredos. 1974.
"A la flor, a la piti flor
a los rayos del sol
se peina la niña."
Monjita a la fuerza
El romance del repertorio infantil
Monjita a la fuerza, canta la tristeza
de la niña al ser despojada de sus
prendas, encerrada en un convento, la alegría de los padres y las
recomendaciones de la abadesa.
Esta es una versión de Camagüey
(Cuba); en contraste con el lamento
del despojo de las galas del vestir,
finaliza con un marcado contoneo
de caderas, remarcando en aire
caribeño el invisible polisón de la
cintura.
Una tarde de verano /
me sacaron a paseo
al doblar por una esquina/
me encontré con un convento.
Desde allí salía una monja /
toda vestida de negro
con una vela en la mano /
que parecía un entierro.
Me sentaron en la sillita /
me cortaron la melena
anillito de mi dedo /
pulsera de mi muñeca.
Gargantilla de mi cuello, /
pendientes de mis orejas,
polisón de mi cadera /
polisón de mi cadera.
(versión de Camaguey, Cuba, cantada por
las niñas en los años 40. Inf. Alma Flor Ada,
recogida por A. Pelegrin,
en Madrid, julio de 1999).
Monjita a la fuerza (Versión en
Fernando Llorca)
Yo me quisiera casar /
con un mocito barbero,
y mis padres me querían /
monjita del monasterio.
Una tarde de verano /
me sacaron a paseo,
y al volver una esquina /
estaba el convento abierto.
Salieron todas las monjas /
todas vestidas de negro,
me agarraron de la mano /
y me metieron adentro.
134
Faldellín y zapatos de charol...
Ana Pelegrín
Actas del Curso “Folklore, literatura e indumentaria”
Me empezaron a quitar /
los adornos de mi cuerpo:
pulserita de mis manos /
anillitos de mis dedos,
pendientes de mis orejas /
gargantilla de mi cuello,
mantilla de tafetán /
y jubón de terciopelo.
Lo que más sentía yo /
era mi mata de pelo.
Fig. 18. Detalle, dibujo E. Zarza; Otero, en Rev.
La Aurora de la vida (1860) (Niñas con vestidos
y miriñaques, y falda de volantes).
Y vinieron mis padres /
con mucha alegría
me echaron el manto /
de Santa María.
Si pongo zapatos /
de color lila /
dice la abadesa /
que allí no se estila.
Si gasto zapato /
de verde limón,
dice la abadesa /
que eso es de amor.
La abadesa que despoja a la niña
de su jubón y faldellín, de sus anillos, del polisón y corta su mata de
pelo, en Monjita a la fuerza ,sabe
que el verde limón debe ser suprimido en el claustro del convento:
"Si gasto zapato
de verde limón,
dice la abadesa
que eso es de amor."
(Fitzgibbon, 1955:p.30)
Verde y verde limón
En la retahíla de Comadrita la rana
,atuendos y adornos se convierten
en claves del texto; en la Bella en
Misa resplandecen las galas de la
doncella, en el romance de Monjita
a la fuerza la niña llora el despojamiento de sus prendas, en otras
citas la camisica de perlaflor/pita
flor y el verde limón concentra la
esperanza del amor. Una presencia
femenina con sus vestidos y su
figura surge en la canción de la
Tarara que adquiere valor simbólico
en la generación del 27, rememorada por el escritor e investigador
Juan Marichal a bordo de la nave
Ipiranga, en la larga ruta del exilio.
Tiene la Tarara
un vestido blanco
con lunares rojos
para el Jueves Santo.
La versión lírica de la canción de La
Tarara (porque hay versiones burlescas) recogida por Lorca es una
eclosión de engalanamiento femenino:
Lleva la Tarara / un vestido verde
lleno de volantes / y de cascabeles.
[que el aire lo mueve]
La Tarara si, la Tarara no
La Tarara niña / que la bailo yo.
Luce la Tarara / su cola de seda
sobre la retama / y la yerbabuena.
Entre el amarillo de la retama, la
olorosa y verde yerbabuena, veo
deslizarse la seductora figura femenina con su traje de seda, con su
vestido verde de volantes y una tintineante vibración en el aire, que
despierta nuestra sensorialidad, la
emoción del sentido, sonido y color,
tres elementos esenciales en la
poesía infantil como lo quería Juan
Ramón Jiménez.
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