Octubre 2005 En lucha 8 Venezuela Un pueblo en alerta por Mike González* “El epicentro [de la lucha] está en América del Sur. A este rebrote popular y democrático hay que darle sustancia ideológica. ¿Y cuál es? Yo respondo, desde mi conciencia política, que es la vía socialista. En Venezuela lo he puesto de la siguiente manera: estamos en una transición y como decía Gramsci, que muera lo que tiene que morir y que nazca lo que tiene que nacer” (Hugo Chávez) E n Washington, odian a Hugo Chávez. Hace unas semanas, Pat Robertson, evangelista ultra e íntimo amigo de Bush, sugirió que era hora de asesinar al presidente venezolano; luego moderó su planteamiento, limitándose a recomendar el secuestro. ¿De dónde tanta sarna? Hugo Chávez está por entrar en el sexto año de su actual presidencia; en los comicios de 2006, será difícil que no salga reelegido. Y esto después de tres serios intentos de derrocarlo, cada uno patrocinado por el gobierno estadounidense. Pero lo más significativo no es el simple hecho de la supervivencia del bolivarismo – sino la manera en que ha sobrevivido. En abril de 2002, hubo un intento de golpe que empezó con la detención y encarcelamiento de Chávez. Los nuevos gobernadores llegaron alegremente al palacio presidencial de Miraflores con botellas de champán – seguros de su victoria. Duró poco la fiesta. Llegaron al centro de la ciudad de Caracas cientos de miles de trabajadores desde las villas miseria de la capital; lo mismo pasó en las ciudades y pueblos Lo más significativo no es el simple hecho de la supervivencia del bolivarismo — sino la manera en que ha sobrevivido del resto de país. Gritaron consignas insistiendo en que volviera Chávez; regresó triunfante a las 48 horas. El movimiento popular había vencido a los golpistas. En diciembre del mismo año, los empresarios y sus aliados en los antiguos sindicatos pactistas lanzaron una huelga general. Tardó un mes en fracasar; se movilizó el pueblo en defensa de la revolución bolivariana. En los centros de producción del petróleo montaron campamentos de defensa; las industrias se mantuvieron en marcha. Fue otra vez una victoria del movimiento popular. En 2004, la derecha intentó aprovechar la nueva constitución promulgada en 1999 para sacar al presidente mediante un referéndum. Salió Chávez confirmado con casi el 60% de los votos. Pero este nivel de apoyo fue fruto de una intensísima actividad en los barrios pobres por parte de grupos locales. Fueron tres experiencias de la intervención masiva de un pueblo movilizado. Aunque la revolución bolivariana se declarara desde la presidencia, y las medidas y estrategias fueran acuñadas en las instancias del estado, su implementación y su defensa correspondía al pueblo trabajador de Venezuela. Y esto tenía y tiene profundas consecuencias para el proceso revolucionario, tanto en Venezuela como en el resto de América Latina. La lógica de la revolución En el Foro Social Mundial de Porto Alegre, en enero de 2005, el estadio Gigantinho presenció dos grandes actos. En el de apertura, habló Lula, el presidente brasileño. A finales de 2002, Lula – candidato del Partido de los Trabajadores y símbolo nacional del movimiento popular –ganó la presidencia del país. Hubo un júbilo general. Dos años más tarde, la decepción era palpable; Lula se negó a reconocer la justicia de las reivindicaciones sindicales, retiró su apoyo al Movimiento de los Sin Tierra, y firmó acuerdos con terratenientes y financieros. A las pocas semanas de llegar al poder se había comprometido con el Banco Mundial y el Fondo Monetario. La vía de la negociación con los grandes poderes, por la que abogaba Lula, era claramente incompatible con el programa de gobierno popular que había prometido. En Porto Alegre lo abucheaban en el estadio, a pesar del intento de llenarlo de gente leal al PT. El acto de clausura del Foro cedió el escenario a Hugo Chávez. Era obvio que para todos Chávez representaba una dirección más radical, que simbolizaba una lógica de resistencia popular. Y su discurso parecía confirmarlo – pues en Porto Alegre Chávez habló por primera vez del socialismo. Y el público recibió la consigna con inmenso entusiasmo. En cierto sentido, los dos discursos representaban las distintas lógicas que enfrenta hoy en día el movimiento popular en América Latina. En Brasil con Lula, en Argentina con Kirchner, en Uruguay con el Frente Amplio, se está planteando la posibilidad de un nuevo reformismo, donde el movimiento popular funciona como grupo de presión sobre el gobierno a la hora de las renegociaciones con los instrumentos financieros del sistema capitalista mundial. Se propone, aunque sin declararlo, un nueva relación con el imperialismo. La alternativa está encarnada en la lucha del pueblo boliviano y, en menor medida, del pueblo de Ecuador. La organización de la base, una nueva democracia basada en las asambleas populares y un poder ejercido directamente por ese pueblo luchador – y la creación de una sociedad donde imperan sus prioridades y necesidades. De allí el carácter clave de la lucha por el control del gas natural y el petróleo contra los intentos de privatización patrocinados por todos los gobiernos anteriores. Pero aquí hay una cosa curiosa. El dirigente de la coalición contra la privatización del agua, formada hace seis años en Cochabamba, Evo Morales, hoy representa la salida reformista de la crisis boliviana mediante acuerdos con sectores de la burguesía nacional y las multinacionales. La parte curiosa es que Hugo Chávez le ha apoyado, aprovechando su inmensa autoridad política para respaldar y legitimar a Morales contra las direcciones de la resistencia popular. Esto demuestra que a pesar de su extraordinario discurso de Porto Alegre, el camino que está señalando el dirigente venezolano es aún un tanto confuso. Y esto se refleja también en la situación interna de Venezuela. Gracias al altísimo precio actual del petróleo, Venezuela está viviendo un pequeño boom económico. El petróleo ha proporcionado financiamiento para los excelentes programas sociales promovidos por Chávez – las llamadas ‘misiones’. La misión “Robinson” promueve un ambicioso programa de educación para adultos en un país donde el analfabetismo llegaba a altas cifras, sobre todo en el campo. La “Vuelvan Caras” redistribuye tierras no productivas y provee programas de ayuda técnica y profesional a una series de cooperativas nuevas en el campo. Y la “Barrio Adentro” canjea el petróleo por medicinas y personal médico de Cuba. Por otro lado, importantes sectores de la economía venezolana – los bancos, los medios masivos, por ejemplo – siguen en manos privadas. Las iniciativas continentales que promueve Chávez, como la Alternativa Bolivariana para la América (ALBA) por ejemplo, ofrecen alternativas a la Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el proyecto de ‘libre comercio’ directamente atado al mercado global. Pero son alternativas fundadas sobre una base de colaboración entre estado y capi-