“CATEQUISTA, CAMINA EN ESPERANZA Y ACOMPAÑA A OTROS EN LA FE” XXX ENCUENTRO DIOCESANO DE CATEQUISTAS 5 – MAYO – 2013 + Ángel Garachana Pérez, CMF Obispo de San Pedro Sula 1 “CATEQUISTA, CAMINA EN ESPERANZA Y ACOMPAÑA A OTROS EN LA FE” 1. CATEQUISTA Saludo Buenos días, catequistas Un año más responden al llamado ¡Y van 30 años! Felicidades y enhorabuena ¡Catequista! Y como es costumbre el lema empieza con este vocativo: “Catequista”. El lema no es un “enunciado”, una información general sino un imperativo, un llamado. ¿Dirigido a quién? A ti, catequista; por tanto, escucha, presta atención a su palabra, a su mensaje. Préstame atención durante este tiempo de la charla…, porque yo me hago portavoz de la comisión diocesana de catequesis y te digo: “Catequista, camina en esperanza y acompaña a otros en la fe”. 2. CAMINA Movimiento físico ¡Camina!, ¡camina! ¿qué pasa que se me quedan sentados? No, no se me muevan de los asientos. Si les digo “camina” y no se mueven físicamente, indica que el verbo “caminar” lo están entendiendo no en un sentido físico sino espiritual. Hay un caminar físico. Ustedes se han desplazado para venir al encuentro. Han dejado el lugar en el que viven. Han recorrido un espacio geográfico Y están ahora en este lugar. 2 Espacio recorrido Lugar del que vienen Lugar al que han llegado Movimiento espiritual Caminar es también una actitud psico-espiritual, un movimiento de la voluntad y de las facultades psíquicas y espirituales. Caminar, en este sentido, es semejante a: proceso, progreso, crecimiento, evolución. ¿Qué implica este “caminar” espiritual? o No instalarse en lo ya logrado y adquirido y de ahí nadie nos mueve: Quedarnos en lo ya conocido, lo de siempre… Ser dominados por la comodidad, por la rutina. o Mirar hacia delante, hacia unas metas mejores, tener unos ideales como persona, cristiano, catequista: Metas, ideales en el área de mi formación y conocimiento para la catequesis. En el área de mi crecimiento espiritual, de mi santidad cristiana. o No basta tener por delante ese horizonte, es preciso quererlo, desearlo apasionadamente: Sino quiere algo de corazón no me muevo, no hago nada por conseguirlo. Sean catequistas de bellos y buenos deseos para caminar, crecer en la fe y en su servicio a la fe. o Y finalmente, dar los pasos en ese camino, moverse con agilidad, es decir: Poner los medios, ejercitar las acciones que me ayudan a crecer, progresar, avanzar en mi caminar cristiano y en mi servicio catequético. Este caminar, avanzar, progresar es tarea diaria y permanente, es cuestión de perseverancia: 3 o Algunos caminan, corren un tiempito. Ponen toda su energía… pero pronto se cansan. Quisieran alcanzar los objetivos rápidamente, en poco tiempo y para siempre. Si no lo consiguen, se desaniman. o Cada día tiene su propia tarea. Es preciso alcanzar la sabiduría de la paciencia y de la perseverancia. 3. En la esperanza Quien camina y persevera es porque tienen una esperanza bien clara y fundada, porque sabe en quien confiar con garantía. o Lo propio del caminante es tener un destino y la esperanza de llegar a él. o Quien camino sin destino es que está perdido, o que anda sin rumbo fijo. Nosotros, catequistas en camino, estamos animados por una viva esperanza que nos orienta y fortalece. o No faltan las dificultades y pruebas, las tentaciones y cansancios… o Pero la esperanza es mayor y termina reanimando nuestras energías cansadas o nuestro espíritu abatido. Si la desgana, la desilusión, la desesperanza se adueñan de nosotros estamos perdidos, nos paralizan, nos dejan votados al borde del camino. 4. Catequista “en Sínodo” En nuestro caminar como catequistas sabemos que no estamos solos. Somos parte del Pueblo de Dios que camina en el departamento de Cortes, la diócesis de San Pedro Sula. Estamos en camino todos; obispos, sacerdotes, religiosas y laicos. En camino las catequistas, delegados, pastoral juvenil, miembros de comunidades, etc. Estamos “en Sínodo”, “caminamos juntos” en la oración y en el trabajo, en las pruebas y alegrías, en el discernimiento y en la respuesta a la voluntad de Dios. Sí, yo se que el Sino ha encontrado eco y acogida en ustedes, que los niños han tenido sus catequesis sobre el Sínodo, su marcha sinodal por zonas y hasta sus propuestas. Gracias por su acogida y participación. Quiero decirles que hay un conjunto de propuestas muy importantes para la catequesis: para los procesos de iniciación cristiana de niños, adolescentes y jóvenes, para las catequistas como acompañantes de estos procesos, etc. Este trigésimo encuentro coincide con la etapa de las asambleas sinodales lo que viene a reforzar la vivencia del Sínodo. 4 “Catequista, camina en esperanza”. “Catequista caminas con otros muchos”, “Catequista, estás en Sínodo”. 5. Acompaña a otros El lema tienen una segunda parte que dice así: “acompaña a otros en la fe”. Lo propio y especifico del catequista en la Iglesia es “acompañar a niños, adolescentes y jóvenes en el camino de la fe, en el proceso de su maduración en la fe”. Acompañar no significa sustituir o suplicar: o El catequista no sustituye al catequizando en su personal camino de fe. o Este, el catequizando, debe vivir su proceso de fe, su crecimiento en la fe. Nadie puede creer por él, orar por él, seguir a Jesús por él. o Pero no lo vive solo, el catequista “acompaña”. Acompañar no significa enseñar una lección religiosa, un tema, un libro y ya está. Yo expliqué el tema y no tengo más responsabilidad: o La catequesis comporta unas enseñanzas, unas verdades de nuestra fe cristiana, si ¡pero es más que mera enseñanza! o En la catequesis cuenta la persona del catequizando, toda la persona. o Y a la persona se la “acompaña” en su camino de fe. Acompañar significa estar al lado de otro como una presencia personal de apoyo, ayuda, orientación. El catequista acompaña al catequizando en su proceso de fe de manera que este sabe que no está solo. Hay alguien que le orienta y motiva. Hablamos de “acompañamiento” porque el camino de la fe, el proceso de la fe implica, compromete a toda la persona: sus conocimientos, su voluntad, sus comportamientos; su relación consigo mismo, con los demás y con Dios. El catequista orienta, explica, motiva, enseña, aprueba… “acompaña”, de persona a persona. Catequistas tienen una hermosa tarea en la Iglesia: acompañar integralmente los procesos de fe de los niños, adolescentes y jóvenes. Por tanto: o Aprecien y amen su servicio en la Iglesia. o Cúmplanlo responsablemente. o Sean felices ayudando a otros a vivir la fe. Y no sólo catequista “en la Iglesia” sino también en “nombre de la Iglesia”: o Acompañan enviados por la Iglesia. o Acompañan la fe de la Iglesia, no su fe particular o privada. 5 o Acompañan en comunión amorosa con la Iglesia, con personas concretas que forman la Iglesia. o Vivan gozosamente este sentido eclesial de su acompañamiento a otros en la fe. Necesitamos más catequistas. Son muchos, muchísimos los niños y adolescentes que se quedan sin catequesis. Piensen en sus aldeas, barrios, colonias. ¿Cuántos niños van a la catequesis? ¿Cuántos niños y adolecentes hay en edad de catequesis? ¿Qué pasa con los que no van? o Sean catequistas suscitando y preparando nuevas catequistas. Catequistas, gracias por su servicio, sigan caminando en esperanza con toda la Iglesia diocesana, “en Sínodo”, y acompañando a otros en su proceso de fe. + Ángel Garachana Pérez, CMF Obispo de San Pedro Sula