Adviento - B - 2014 Despierta Ponte en camino Busca Acoge y serás luz Acción Católica General ● ● Alfonso XI, 4 5º 28014 Madrid www.accioncatolicageneral.es [email protected] PREGÓN DE ADVIENTO ¡Vamos, levantaos, se acerca vuestra liberación! Hay signos a vuestro alrededor. ¿No los veis en el barrio, en la fábrica, en quienes acampan indignados, en la comunidad, en vuestra propia casa y en vosotros mismos, sin ir más lejos? Restregaos los ojos, mirad con esperanza el horizonte, escuchad las buenas nuevas, dejaos despertar por la brisa. ¡Dios está muy cerca! ¡Venga, levantaos, alzad la cabeza y el corazón! La gente se angustia por todo y anda sin aliento, dando tumbos de acá para allá, viviendo sin vivir, cargada de miedos y responsabilidades, echando a perder su vida, corriendo tras fuegos fatuos, espejismos del desierto y vagas añoranzas. Recobrad el aliento. ¡Dios está muy cerca! ¡Ánimo, levantaos y permaneced vigilantes! No se os embote la mente ni el corazón con tanta preocupación sobreañadida: qué os pasará mañana, cuánto ganaréis y podréis gastar, cuándo sucederá eso y por qué, cómo escaparéis de la red de la moda, de la fiebre de las rebajas... Os toca nadar contra corriente. ¡Dios está muy cerca! ¡Hala, levantaos y caminad con ilusión renovada! Otead el horizonte con serenidad y agudeza. Prestad atención a los susurros, lloros, gritos y risas de la humanidad entera. Dejad lo vano y lo estéril. Preparad vuestras entrañas para la acogida y llegad al “Cuerno de África”. Brotad a la vida. ¡Dios está muy cerca! Florentino Ulibarri ●2● ¿Cómo no quedar impresionados por esta descripción? Parece reflejar ciertos panoramas del mundo postmoderno: las ciudades donde la vida se hace anónima y horizontal, donde Dios parece ausente y el hombre el único amo, como si fuera él el artífice y el director de todo: construcciones, trabajo, economía, transportes, ciencias, técnica, todo parece depender sólo del hombre. Y a veces, en este mundo que parece casi perfecto, suceden cosas chocantes, o en la naturaleza, o en la sociedad, por las que pensamos que Dios pareciera haberse retirado, que nos hubiera, por así decir, abandonado a nosotros mismos. Mensaje del Papa Benedicto XVI al iniciar el Adviento 2011 ¡Queridos hermanos y hermanas! Hoy iniciamos en toda la Iglesia el nuevo Año litúrgico: un nuevo camino de fe, a vivir juntos en las comunidades cristianas, pero también, como siempre, a recorrer dentro de la historia del mundo, para abrirla al misterio de Dios, a la salvación que viene de su amor. El Año litúrgico empieza con el Tiempo de Adviento: tiempo estupendo en el que se despierta en los corazones la espera de la vuelta de Cristo y la memoria de su primera venida, cuando se despojó de su gloria divina para asumir nuestra carne mortal. En realidad, el verdadero “dueño” del mundo no es el hombre, sino Dios. El Evangelio dice: “Así que velad, porque no sabéis cuándo llegará el dueño de la casa, si al atardecer o a media noche, al canto del gallo o al amanecer. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos” (Mc 13,35-36). El Tiempo de Adviento viene cada año a recordarnos esto para que nuestra vida reencuentre su justa orientación hacia el rostro de Dios. El rostro no de un “amo”, sino de un Padre y de un Amigo. Con la Virgen María, que nos guía en el camino del Adviento, hagamos nuestras las palabras del profeta. "Señor, tu eres nuestro padre; nosotros somos de arcilla y tú el que nos plasma, todos nosotros somos obra de tus manos” (Is 64,7). “¡Velad!”. Este es el llamamiento de Jesús en el Evangelio de hoy. Lo dirige no sólo a sus discípulos, sino a todos: “¡Velad!” (Mt 13,37). Es una llamada saludable a recordar que la vida no tiene sólo la dimensión terrena, sino que es proyectada hacia un “más allá”, como una plantita que germina de la tierra y se abre hacia el cielo. Una plantita pensante, el hombre, dotada de libertad y responsabilidad, por lo que cada uno de nosotros será llamado a rendir cuentas de cómo ha vivido, de cómo ha usado las propias capacidades: si las ha conservado para sí o las ha hecho fructificar también para el bien de los hermanos. CIUDAD DEL VATICANO, domingo 27 de noviembre de 2011 También Isaías, el profeta del Adviento, nos hace reflexionar hoy con una sentida oración, dirigida a Dios en nombre del pueblo. Reconoce las faltas de su gente, y en un cierto momento dice: “Nadie invocaba tu nombre, nadie salía del letargo para adherirse a tí; porque tú nos escondías tu rostro y nos entregabas a nuestras maldades” (Is 64, 6). © Copyright 2010 - Libreria Editrice Vaticana ●3● I Domingo de Adviento - B ● ● Isaías 63, 16b-17;64, 1.2b-7 ● “¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!” ● Salmo 79 ● ”Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve ” 1 Corintios 1, 3-9 ● “Aguardamos la manifestación de Jesucristo nuestro Señor” ● Marcos 13, 33-37 ● “Estad en vela para estar preparados” Mc 13, 33-37 33 Estad alerta; velad, porque ignoráis el momento. 34 Es como un hombre que marchó de viaje y, al dejar su casa, puso todo en manos de sus siervos, señalando a cada cual su tarea, y encargó al portero que vigilase. 35 Estad en vela, porque no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si por la tarde, si a medianoche, al canto del gallo o de madrugada; 36 no sea que llegue de repente y os encuentre dormidos. 37 Lo que os digo a vosotros, se lo digo a todos: ¡Estad en vela!». Para situar el texto de Marcos (Cambiamos de ciclo del A al B, de Evangelio Mateo a Marcos) ● Marcos crea el género literario “Evangelio”, con todo lo que representa de decisivo para la fe y la espiritualidad. Con él el evangelista tiene la intención de presentarnos a un Jesús vivo, que desde tradiciones del pasado nos habla al presente (algo que después han hecho los predicadores de todos los tiempos con su homilía). No importa únicamente lo que Jesús dijo e hizo al pasar por este mundo, sino lo que está diciendo y haciendo aquí y ahora para nosotros. Por eso, como discípulos suyos, nos dejamos interpelar y transformar por Él, el Resucitado que obra en nombre de Dios y nos llama al seguimiento. Lo realizado entonces es constitutivo para lo proyectado en el quehacer permanente de las comunidades en cualquier tiempo de la historia. ● En la confección de su escrito Marcos ha usado fuentes, es decir, documentos tomados de las tradiciones vivas apostólicas. A su esfuerzo pastoral integrador le debemos muchas noticias referentes a la historia de Jesús, por lo que podemos considerar su Evangelio como un precioso compendio sobre la identidad cristiana. Bajo la guía del Maestro nuestra vocación consiste en responder a su llamada, adoptar su estilo de vida al servicio de la humanidad y estar dispuestos a colaborar con fidelidad en su obra, como en su día lo hicieron Pedro y Andrés, Santiago y Juan, los doce y el resto de sus seguidores, con las luces y las sombras propias de la condición humana. ●4● talentos (Mt 25,14-30), la de las vírgenes (Mt 25,1-13) y la de los sirvientes (Mt 24,45-51). Jesús se refiere al futuro. Pero sobre todo a la actitud de los discípulos mientras no llega el fin. Habla, por lo tanto, del presente. De nuestro presente. El Adviento: tiempos de espera activa en la venida del Cristo ● Cristo ya ha venido. Y lo creemos presente – ¡resucitado!– en medio de la vida, en el mundo. Tan presente que se identifica con los más pobres: todo aquello que hacéis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hacéis (Mt 25,40). La indicación de las cuatro partes de la noche (35), de tres horas cada una, en qué los romanos dividían la noche (el día era dividido de manera parecida), nos hace pensar en la importancia del tiempo, de cada momento de la vida. Por esto hace falta velar, estar atentos a la vida. Pero sobre el momento no cabe hacer cálculos. La consecuencia es una vigilancia responsable. Ni miedo, pero tampoco holgazanería; ni huida utópica de la realidad, pero tampoco inmovilismo cómodo. Más bien esfuerzo, trabajo, compromiso por hacer presente o apresurar el Reino de Dios. ● Y, creer esto, es vivir esperando. Porque el Reino de Dios se va haciendo. Y Aquel quien lo hace, no lo hace sin nosotros, que vivimos en la limitación y en medio de contradicciones... La cuestión –básicamente- es que lo hace desde el pobres, desde los “impotentes”... es su opción. Por lo tanto, toca esperar. ● Pero esperar activamente. El apóstol Santiago nos ofrece una imagen bien expresiva del tiempo que vivimos: Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Ved cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias tempranas y las tardías. Aguardad también vosotros pacientemente; fortaleced vuestros ánimos, porque la venida del Señor está próxima (Santiago 5,7-8). Quiere decir que la espera es vigilante y activa. Vigilante, por descubrir en las personas, en el mundo, en la vida, la presencia del Resucitado, quien ya ha venido. Activa, porque, el Reino, que se empezó a hacerse presente con la primera Navidad, continúa creciente en las “navidades” de cada acción, de cada acto de amor, de solidaridad, de ternura, de vida nueva... que se dan en cada uno de los hijos y hijas de Dios. ● En la espera activa tiene un papel importante la plegaria. Es la expresión del deseo del Amor pleno para todo el mundo. Con la plegaria expresamos, también, que en la acción contamos con Dios. Sin Él no podemos nada. Por esto la invocación «¡Ven, Señor Jesús!» es característica de este tiempo de espera (1Co 16,22; Ap 22,20). Es la oración propia del adviento. La interpretación de la alegoría de este texto nos dice que “el amo” que tiene que volver (35) es Cristo y que “el portero” que tiene que velar mientras espera (34), somos cada uno de sus seguidores. Y la “casa” (34) es la Iglesia. Por otra parte la noche (35) en la cual hace falta velar -no fuera que “nos encontrara durmiendo” (36)- es, en la simbología bíblica, el dominio de las tinieblas, el ámbito del mal y la mentira. La interpretación de la alegoría nos dice que el Señor, cuando venga, quiere encontrar su casa llena de luz – vida, justicia, paz, acción...–, aunque sea en medio de la noche. La vigilancia facilita la captación de la presen- cia del Señor en nuestra vida: estar atentos a la presencia del Señor en los acontecimientos diarios, en las personas... Vigilancia en el Nuevo Testamento es plegaria (Lc 21,36; Ef 6,18; Col 4, 2), sobriedad, fe y caridad constante (1Tes 5,8; 2Tes 3,13) y resistencia al mal (Ef 6, 10-20; 1Pe 5, 8; Rm 13, 11-14). Quienes seguimos a Jesús, estamos llamados a hacer de este mundo un lugar dónde se pueda vivir a plena luz del día. Somos invitados a no adormecernos (36) en las noches del mundo, en las oscuridades que muchos sufren. Tenemos que velar –actuar y rogar– en la esperanza que el Señor vendrá. Rogar con el “Padre Nuestro”: “venga a nosotros vuestro Reino”. Y actuar con los que creen que otro mundo es posible. Para situar este texto: El fragmento con que empezamos este nuevo año litúrgico -y todo el c. 13- corresponde a una de esas fuentes de gran antigüedad, que en este caso contiene un marcado carácter apocalíptico. Como los textos de Mateo de los últimos domingos, el evangelista Marcos sitúa estas palabras de hoy justo antes de narrar la pasión-muerteresurrección de Jesús. En ella se nos informa de la venida de Jesús en majestad al final de los tiempos y se nos impone confesar: el Señor, que ha venido, viene y vendrá. Con su presencia bienhechora en este mundo han irrumpido los últimos tiempos de la historia, que tendrán su complementación definitiva en su Parusía gloriosa. Y precisamente esa venida en el presente, que se plenificará en el futuro, necesita consciencia y lucidez, arrojo y preparación. Nos invita de manera apremiante a tomar con- Notas para fijarnos en el Evangelio de Marcos 13, 33-37 En la parábola de Marcos del “hombre que se va a tierras lejanas” (34-36) se concentran los mensajes que Mateo aporta en la parábola de los ●5● ciencia del kairós que estamos viviendo y a obrar en consecuencia. Ser creyente en el siglo XXI consiste en trabajar con fe, esperanza y amor por el logro de la propia vida, pero también conlleva, guiados por el Espíritu, responsabilidad ante los demás. Todo un acontecimiento de vigilancia, que no puede llevarse a efecto sin oración, como el mismo Marcos recalca en la escena de Getsemaní (14,38). La oración se convierte así en la lámpara que ilumina nuestra acción. “El Evangelio en medio de la vida” (Domingos y fiestas del ciclo-B) Josep Maria Romaguera Colección Emaús Centro de Pastoral Litúrgica Ruego para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado Alégrate, porque llega tu Luz “Salid al encuentro del Señor que viene” El Adviento es un tiempo de despertar si nos habíamos dormido, de avivar la fe. Es muy importante sin embargo recordar que éste no es un tiempo de amenazas. Decimos: “¡Viene el Señor!” Leo el texto. Después contemplo y subrayo. Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...veo. ¿Qué haré/haremos este Adviento por desarrollar la capacidad de atención, de acción, de plegaria, de esperanza? Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo? ¿Qué testimonios he recibido de esperanza, de trabajo transformador en la dirección del Reino de Dios..., de atención a los otros (a la venida de Cristo en los otros)? Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso. Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo... Y algunos parece que lo dicen con espanto, como si viniera el desastre, como si hubiera que esconderse. Es al revés. ¡Viene el Señor, qué alegría! Dios está con nosotros, Dios es el Libertador. ¿Has tenido alguna vez la experiencia de ver amanecer? Es de noche y está oscuro, pero se adivina ya cierto resplandor más claro... Viene la luz, viene el sol, y nos sentimos bien, nos sentimos llenos de esperanza. Éste es el mensaje de Adviento: “Alégrate, porque llega tu Luz”. José Enrique Galarreta Creemos Creemos en Jesús de Nazaret, que no predicó leyes ni sistemas, sino el Reino de Dios. Creemos en Jesús. A su luz y con su fuerza, podemos vivir, obrar, sufrir y morir en este mundo, de forma verdaderamente humana, sostenidos por Dios, empeñados hasta el fin en la lucha por el ser humano. creemos en Jesús, esperamos el Reino que anunció y nos comprometemos a trabajar sin descanso para llevar a todos los seres humanos a este Reino. Hans Küng ●6● VER - JUZGAR – ACTUAR ?” o s e á r e s “¿Cómo VER: U JUZGAR: n año más, iniciamos el tiempo de Adviento, las cuatro semanas previas a la fiesta de Navidad, en la que nos preparamos para celebrar y actualizar el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, porque eso y no otra cosa es la Navidad. Y cuando dices esto, es bastante habitual que mucha gente que no comparte nuestra fe piense o diga: “¿Cómo es posible que aún se crean lo de que Jesús nace de nuevo entre nosotros? ¿Cómo es posible que sigan hablando en serio de eso?” Pero también quienes somos y formamos la Iglesia, si nos paramos a pensar, podemos preguntarnos: “En nuestro mundo dominado por la crisis, el consumismo, el laicismo… ¿Podemos afirmar que Dios nace? ¿Cómo será eso posible?” P ara encontrar pistas que respondan a esta pregunta tenemos y necesitamos el tiempo de Adviento. A lo largo de estas semanas iremos redescubriendo los medios, que ya tenemos, y que debemos aprovechar de modo que el fruto final sea la celebración del nacimiento del Hijo de Dios. Porque es real y posible. El tiempo de Adviento nos recuerda lo que hemos escuchado en la 2ª lectura: Dios os llamó a participar de la vida de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. Y de nuevo nos preguntamos: ¿Cómo será eso, cómo podremos participar de la vida de Cristo? En este primer domingo de Adviento no debemos olvidar que el Padre envió a su Hijo hecho hombre, como nosotros, y esto es lo que vamos a celebrar. Y si ante cualquier celebración nuestra que creemos importante hacemos preparativos, para celebrar la Navidad debemos prepararnos bien, y con mayor motivo. Y para esta preparación no partimos de cero, como también ha dicho san Pablo: De hecho, no carecéis de ningún don. Pero a pesar de eso, o precisamente por eso, porque “tenemos todo lo necesario”, Jesús nos ha repetido en el Evangelio: ¡Velad!... no sea que… os encuentre dormidos, no sea que creyendo que “ya estamos preparados”, descuidemos este tiempo de Adviento y no lo aprovechemos. Ante el Misterio del nacimiento del Dios hecho hombre, aunque lo hayamos celebrado muchas veces, debemos preguntarnos de nuevo: ¿Cómo será eso…? Porque la Navidad siempre debe ser novedad. A lo largo del Adviento iremos encontrando pistas para responder a esa pregunta. Y en este primer domingo, la oración colecta nos ha dado la primera pista, porque hemos pedido: aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene. Debemos avivar nuestro deseo de que Dios nazca haciendo nuestra la súplica de la 1ª lectura: ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases! Una súplica que brota de ser conscientes de nuestra condición de hijos suyos: Señor, tú eres nuestro padre… somos todos obra de tu mano. Sabernos y sentirnos hijos de Dios es el primer paso para avivar el deseo de que venga el Hijo. ACTUAR: el sentido del Adviento? ¿Me creo que ya lo tengo todo sabido y no necesito prepararme? ¿E ntiendo ¿Quiero aprovechar este Adviento para poder celebrar y actualizar cristianamente la Navidad como lo que es, el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre? ¿Cómo voy a “estar en vela” durante el Adviento, qué compromisos concretos voy a proponerme? En el Prefacio diremos: El mismo Señor nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración… Éste es el sentido del Adviento. Recordemos lo que hemos escuchado en la 2ª lectura: Dios nos llama a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro: ¿Cómo será eso? Empecemos por avivar en nosotros el deseo de que Dios en Jesús venga a nosotros, el deseo de celebrar y actualizar lo que su Nacimiento significó y significa. Aprovechemos los medios que tenemos y se nos ofrecen durante este tiempo para que la Navidad no nos encuentre adormecidos, despistados con otros temas, y podamos salir al encuentro de Cristo, nuestro Hermano y Señor, para empezar a participar de su misma vida como hijos de Dios. ●7● II Domingo de Adviento - B ● ● Isaías 40, 1-5.9-11 ● “Preparadle un camino al Señor” Salmo 84 ● ”Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación ” ● 2 Pedro 3, 8-14 ● “Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva” ● Marcos 1, 1-8 ● “Allanad los senderos del Señor” Mc 1, 1-8 1 Principio del evangelio de Jesucristo, hijo de Dios. 2 Como está escrito en el profeta Isaías: Yo envío delante de ti a mi mensajero, para que te prepare el camino. 3 Voz que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor. Allanad sus sendas. 4 Juan Bautista se presentó en el desierto bautizando y predicando un bautismo para la conversión y el perdón de los pecados. 5 Y acudían a él de la región de Judea y todos los de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el río Jordán. 6 Juan tenía un vestido de pelo de camello con un cinturón de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. 7 Y decía: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo, y yo no soy digno de agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. 8 Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará en el Espíritu Santo». Para situar este texto en el contexto de Marcos y las profecías del Antiguo Testamento: ● El Evangelio de Marcos, al igual que una sinfonía, comienza con una “obertura”. Es el prólogo. En él anuncia el evangelista la perspectiva que regirá toda su obra, los temas esenciales y sus tensiones dramáticas. Se trata —nos advierte— de presentar al creyente el origen y fundamento de la predicación eclesial, una “alegre noticia” cuyo contenido central lo constituye la persona de Jesús, Mesías e Hijo de Dios (v.1). Son los dos títulos recogidos en la primera frase, de carácter netamente programático. En ellos queda indicada la misión específica y la verdadera identidad de Jesús. El contenido de los mismos, que se irá desvelando y precisando a lo largo de toda la obra, es el insinuado también en la predicación de Juan (Mc 1,2-8) y en los dos acontecimientos que preceden y preparan la actividad pública del mismo Jesús: bautismo (Mc 1,9-11) y tentación (Mc 1,12-13). ● Recuerdo que la palabra “Evangelio” (1) significa ‘buena nueva’, ‘anuncio dichoso’. Al principio designaba el anuncio de Jesús sobre la proximidad del Reino de Dios (Mc 1,14). En realidad, toda la enseñanza de Jesús, y -todavía más- los hechos de su vida, muerte y resurrección, son el Evangelio, la buena nueva que hace falta anunciar a todo el mundo (1Co 15,1-5). ● La liturgia de Adviento pone de manifiesto, de una manera muy evidente y amable, la manera que los cristianos tenemos de tratar las antiguas profecías. Las leemos con ojos nuevos, poniéndolas en relación con Jesucristo. Pero es todo el año lo que la liturgia nos enseña a valorar el Antiguo Testamento como Palabra viva de Dios. ● El profeta Isaías es el más destacado. Y la figura de Juan Bautista aparece como quien recoge todo aquello que ya se ha dado y, explícitamente, abrió la puerta a la novedad definitiva: el Mesías, Hijo de Dios. ●8● PISTAS PARA CONTEMPLAR A JESÚS Y EL EVANGELIO Tras referir muy sumariamente la misión de Juan (Mc 1,2-3), su predicación (Mc 1,4), su éxito (Mc 1,5) y su género de vida (Mc 1,6), el relato culmina en el anuncio del Bautista sobre Jesús (Mc 1,7-8). zar “el evangelio” (1), a empezar o recomenzar el camino de seguimiento de Jesús. Sobre los títulos de Jesús: La misión de Juan es la del profeta o mensa- jero divino que, llevando a cumplimiento toda una serie de promesas antiguas, señala y prepara el inicio de una nueva era, la era mesiánica. La cita bíblica atribuida a Isaías, pero que en realidad es un conjunto de textos extraídos del Éxodo (Ex 23,20), de Isaías (Is 40,3) y de Malaquías (Mal 3,1), proclama con claridad este papel de Juan que, como precursor del Mesías, aparece para desaparecer de inmediato. Actúa en referencia a otro y en función de otro. Desatar las sandalias (7) era una de las tareas que debían hacer los esclavos cuando su amo volvía a casa. Juan expresa con esta imagen su situación en relación al Mesías que esta a punto de llegar. Su predicación se lleva a cabo en el desierto, es decir, allí donde el pueblo de Israel había sido puesto a prueba y purificado. Allí hace una nueva llamada a la purificación y a la conversión, dirigiéndose a un auditorio que representa la totalidad de los pueblos. La acogida masiva de su llamada habla de carácter decisivo y determinante de la misma. No es una simple réplica de otras llamadas precedentes. Es la última y definitiva. Lo corrobora su estilo de vida y su modo de vestir (Za 13,4). Además de reflejar la austeridad y renuncia exigidas, ese modo de presentarse hace recordar al profeta Elías (2 Re 1,8), el mayor profeta de Israel, aquel que debía volver en los albores de la era mesiánica (Mal 3,22-24; Mc 9,11-13). Juan es pues, el Elías de los últimos tiempos, el heraldo y precursor del Mesías Efectivamente, al Mesías anuncia de manera inequívoca cuando, refiriéndose a Jesús, subraya su “fuerza” y su bautismo con “Espíritu Santo” (8). Tanto la fortaleza como el don del Espíritu son prerrogativas que caracterizan al Mesías esperado. Así lo habían descrito desde antaño los profetas (Is 9,6; 11,2). * El bautismo de Juan (4.5) era un signo externo que había de ir unido a la conversión y al reconocimiento -ante Dios- de los propios pecados (Lv 5,5-6; Dn 9,4-19; Ne 9,6-37; Ba 1,152,10). Jesús dará un sentido nuevo al bautismo, que será la inmersión en la vida que Dios nos da (Hch 1,5;11,16;19,2-4). El anuncio de Juan recibe su confirmación y su complemento necesario en el episodio del bautismo de Jesús, cuya narración evoca importantes pasajes del Antiguo Testamento (Gn 22,2; Ex 2,11; Is 11,2; 42,1; 63,11.19; Ez 1,1; Sal 2,7). El futuro que esperan y preparan los profetas, y Juan como un de ellos –con el simbolismo que lo describe–, nos invitan a cambiar –conversión –, a preparar “el camino del Señor” (3), a empe- ●9● * Sobre Jesús como “Mesías” (1), es significativa la confesión de Pedro (Mc 8,29). Nos puede ayudar a deshacer el concepto erróneo que solemos tener de esta palabra. El reconocimiento de Jesús como Mesías por parte de Pedro marca un punto central de el evangelio según Marcos: tras bastante tiempo de ver su actividad y de sentir su enseñanza, los discípulos son capaces de reconocer quién es Jesús; a partir de este momento, él mismo los irá mostrando como es debido entender su mesianismo: quedará claro que el Mesías de Dios no es un guerrero triunfante, sino alguien que acepta el sufrimiento y la muerte para salvar a todos y cada uno de los hombres y mujeres. En el contexto de la pasión y muerte también encontramos este título (Mc 14,61; 15,32). * Sobre el título “Hijo de Dios” (1), lo encontramos a menudo en Mc: Dios mismo revela que Jesús es su Hijo (Mc 1,11; 9,7); es un título que se encuentra en boca de los demonios (Mc 1,24;3,11;5,7) y de un pagano (Mc 15,39); Jesús mismo se proclama Hijo de Dios en el proceso al cual es sometido (Mc 14,61-62). El que Mc (2.3) atribuye al profeta Isaías es una combinación de Ex 23,20 y Mal 3,1 (es el que recoge el versículo 2) y de Is 40,3 (lo que recoge el versículo 3). “El Evangelio en medio de la vida” (Domingos y fiestas del ciclo-B) Josep Maria Romaguera Colección Emaús Centro de Pastoral Litúrgica Ruego para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado Leo el texto. Después contemplo y subrayo. Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...veo. ¿Qué profetas tenemos alrededor que nos “abren” nuevas perspectivas, que nos invitan a renovarnos, que nos llenan de la esperanza -Dios viene a renovarlo todo- ? Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo? ¿En quienes he visto “comenzar” de nuevo, renovar la vida, convertirse? ¿En qué me han cuestionado y dado esperanza ? Grita, Profeta Has recibido un destino de otra palabra más fuerte: es tu misión ser profeta, Palabra de Dios viviente. Tú irás llevando la luz en una entrega perenne, que tu voz es voz de Dios y la voz de Dios no duerme. VE POR EL MUNDO, GRITA A LA GENTE QUE EL AMOR DE DIOS NO ACABA, NI LA VOZ DE DIOS SE PIERDE. Sigue tu rumbo, profeta, sobre la arena caliente, sigue sembrando en el mundo que el fruto se hará presente. No temas si nuestra fe ante tu voz se detiene porque huimos del dolor y la voz de Dios nos duele. VE POR EL MUNDO, GRITA A LA GENTE QUE EL AMOR DE DIOS NO ACABA, NI LA VOZ DE DIOS SE PIERDE. Sigue cantando, profeta, cantos de vida o de muerte, sigue anunciando a los hombres que el Reino de Dios ya viene. No callarán esa voz y a nadie puedes temerle, que tu voz viene de Dios y la voz de Dios no muere. Emilio Vicente Matéu Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso. Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo... Caminar hacia una mayor igualdad entre los pueblos y las personas es el mensaje de la conversión. ¡Es la utopía cristiana de la fraternidad universal! ¿Somos utópicos? ¡Sí, lo somos! Son las utopías las que nos permiten vivir y pueden transformar el desierto en tierra fértil. Leonardo Boff ● 10 ● VER - JUZGAR – ACTUAR camino l e o d n a “Prepar pistarnos” sin des VER: semana pasada comenzábamos el tiempo de Adviento, las cuatro seL amanas previas a la fiesta de Navidad, en la que nos preparamos para ce- lebrar y actualizar el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, porque eso y no otra cosa es la Navidad. Y nos hacíamos el propósito de aprovechar los medios que tenemos y se nos ofrecen durante este tiempo para que la Navidad no nos encuentre adormecidos, despistados con otros temas, y podamos salir al encuentro de Cristo. Pero ya hoy nos estamos encontrando con un fin de semana atípico, al ser festivos el sábado y el lunes. Esto ha provocado numerosas ofertas de viajes, de compras prenavideñas… que, si nos dejamos absorber por ellas, pueden despistarnos del Adviento y enfriar nuestro deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene. JUZGAR: or eso en la oración colecta hemos pedido: cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no P permitas que lo impidan los afanes de este mundo. Porque “los afanes de este mundo” y el consumismo desaforado no sólo nos despistan, sino que además, como son espejismos, nos dejan insatisfechos, no llenan nuestra vida de verdadera felicidad y desde luego no nos ayudan a afrontar con realismo la crudeza de la realidad, no nos ofrecen verdadero consuelo y esperanza. Como escuchábamos en la 2ª lectura, nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia, porque sólo ese cielo y tierra nuevos podrán saciar de verdad nuestra sed de felicidad. Y en este Adviento nos estamos preguntando: ¿Cómo será eso? ¿Cómo hacer que ese cielo y tierra nuevos sean una realidad? Tanto la 1ª lectura como el Evangelio nos ofrecen la pista de esta semana: en el desierto, preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos. En el desierto de nuestro mundo, podemos y debemos preparar el camino al Señor, para que Él pueda “consolar a su pueblo y hablarle al corazón”. Y como modelo, hoy tenemos a Juan el Bautista. ¿Cómo será posible preparar el camino al Señor? Predicaba que se convirtieran y se bautizaran. La mayoría de nosotros recibimos el Bautismo de niños, pero, ¿cómo llevamos la conversión? ¿Sabemos qué implica convertirse? ¿Vemos la necesidad? En el Itinerario de Formación Cristiana de Adultos “Ser cristianos en el corazón del mundo” (Tema 6), se nos indica al respecto: La conversión inicial determina un proceso dinámico y permanente que dura toda la vida (…) Esto implica ir muriendo al hombre viejo, a los criterios de este mundo, e ir pasando al hombre nuevo, a los criterios evangélicos (…) lleva consigo un cambio progresivo de nuestros pensamientos y criterios, de nuestros sentimientos y vivencias, de nuestros comportamientos y costumbres. En suma, de nuestro modo de pensar, de sentir, de actuar y de vivir. Y esto no sólo en las repercusiones personales e interiores, sino en las consecuencias sociales de nuestro modo de estar en el mundo: en la familia, en el trabajo, en la convivencia social y política. Y la conversión tiene una motivación, que Juan el Bautista tiene muy clara, como veremos la próxima semana: el encuentro con el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Él es la Buena Noticia que esperamos; como Hijo de Dios, ha venido para “consolar a su pueblo y hablarle al corazón”, y nos bautizará con Espíritu Santo. Por Él, para encontrarnos con Él, queremos y debemos convertirnos. ACTUAR: A punto de comenzar la 2ª Semana de Adviento, ¿me he despistado algo respecto al propósito de la semana pasada? ¿Me dejo llevar por “los afanes de este mundo”? ¿Soy consciente de lo que significa e implica el Bautismo y mi conversión? ¿Cómo voy a preparar el camino al Señor? En la oración final pediremos al Señor que nos dé sabiduría para sopesar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo. Sopesar es examinar con atención el pro y el contra de un asunto. Examinemos con atención los pros y los contra de los “afanes de este mundo” y veamos si merecen la importancia que les damos en nuestra vida. Optemos por aprovechar la oportunidad que el Señor nos concede en el Adviento. Preparemos el camino al Señor aun en medio de los desiertos de nuestro mundo y quizá también de nuestro desierto interior, para que Él pueda hablarnos al corazón y el día de Navidad podamos celebrar y experimentar con toda su fuerza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, la verdadera Buena Noticia que esperamos y necesitamos. ● 11 ● Inmaculada Concepción - B ● ● Génesis 3, 9-15.20 ● “Establezco hostilidades entre tu estirpe y la mujer” ● Salmo 97 ● ”Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas ” Efesios 1, 3-6.11-12 ● “Nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo” ● Lucas 1, 26-38 ● “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” Lc 1, 26-38 26 A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María. 28 Entró donde ella estaba, y le dijo: «Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo». 29 Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. 30 El ángel le dijo: «No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31 Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». 34 María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?». 35 El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. 36 Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, 37 porque no hay nada imposible para Dios». 38 María dijo: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel la dejó. La fiesta de la Concepción Inmaculada de María ● La fiesta de la Inmaculada debe enmarcarse en el conjunto del tiempo del Adviento. María es el modelo, la discípula que nos enseña cómo esperar al Señor. De ahí la importancia que tiene el texto, pero también el contexto eclesial-comunitario en el que se lee-acoge. Ahí está la pedagogía. ● Esta fiesta “mariana” quizá no es tan “mariana” como una tradición estrecha ha transmitido: es una fiesta dedicada a la gracia de Dios (28), a la iniciativa de Dios que quiere salvar a toda la humanidad, atrapada en el pecado y la muerte (primera lectura de hoy: Gn 3,9-15.20). No es tampoco -¡ni mucho menos!- una exaltación de la virginidad de María: cuando el Evangelio pone en boca de María que “no conozco a varón” (34), está diciendo que “el Santo que va a nacer se llamará “Hijo de Dios” (35), será obra de Dios, no de iniciativa humana. Por tanto, no le podemos hacer decir otras cosas. ● Esta fiesta, eso si, incide en el hecho de que Dios ha escogido a María (26-27) —ahora sí que la ponemos en su lugar— desde antes de que ella misma naciese —tal como nos ha escogido a todos, como expresa bellamente el salmo 139. ● Sin duda, Lucas se muestra como el mayor narrador del Nuevo Testamento, y donde mejor lo acredita es en el llamado relato de la infancia (Lc 1-2). El evangelista recrea un género literario existente en el Antiguo Testamento, el anuncio, para darnos la más decisiva noticia de la historia de la humanidad: en su amor condescendiente, complaciente y benevolente para con los hombres, en su misericordia entrañable, el Padre ha entregado, por obra del Espíritu Santo, lo mejor que tiene a la humanidad caída, a su propio Hijo, que se ha hecho hombre con todas las consecuencias entre y por nosotros. ● 12 ● PISTAS PARA CONTEMPLAR A JESÚS Y EL EVANGELIO Según la costumbre judía, había un espacio de tiempo aproximado de un año entre el momento en que una mujer era “desposada” (27) con un hombre y el día en que se celebraba el matrimonio y los esposos empezaban a vivir juntos. José era de la casa de “David” (27). Mateo lo llama “hijo de David” (Mt 1,20). HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA, HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU SUEÑO, HÁGASE EN MÍ SEGÚN TÚ QUIERAS, HÁGASE EN MÍ TU AMOR. En la luz o en la tiniebla, en el gozo o el dolor, en certezas o entre dudas, ¡HÁGASE!, SEÑOR. El saludo del ángel era el habitual de la época: “Alégrate” (28). En el contexto, este saludo presenta a María como la que ha sido escogida por Dios. El nombre de “Jesús” (31) que significa “el Señor salva”. En Mt 1,21 se explica: “Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”. El mismo nombre de Jesús indica su misión: “él viene a traer a los hombres la salvación de Dios”. Por eso se puede decir que es el Salvador (Lc 2,11). “No conozco a varón” (34): es una expresión típicamente bíblica. Aquí significa que María no ha tenido relaciones sexuales con hombre alguno. Y la finalidad del texto es indicar, desde el primer momento del Evangelio de Lucas, el origen divino de Jesús (32.35). Sobre “el Espíritu Santo” (35), tengamos en cuenta que ya participa al principio en la acción creadora de Dios (Gn 1,2). En Jesucristo, Dios hace nueva la Creación. También la expresión “te cubrirá con su sombra” (35) nos conecta con las Escrituras: recuerda la nube que cubría el tabernáculo mientras el pueblo de Israel caminaba por el desierto (Ex 40,34-35; Nm 9,15) y que era un signo de la presencia de Dios. La expresión “Hijo de Dios” (35) en Lucas aparece en una voz del cielo, en el bautismo (3,22) y la transfiguración (9,35); también en boca del diablo y de los demonios, que reconocen a Jesús como Hijo de Dios (4,3.9.41; 8,28); y el mismo Jesús lo dice a petición de los dirigentes judíos (22,70). La expresión “para Dios nada hay imposible” (37) nos hace releer el texto de Gn 18,14, donde encontramos la concepción extraordinaria de Isaac. “El Evangelio en medio de la vida” (Domingos y fiestas del ciclo-B) Colección Emaús Hágase Josep Maria Romaguera Centro de Pastoral Litúrgica ● 13 ● En la riqueza o la nada, en la guerra o en la paz, en la fiesta o en el duelo, ¡HÁGASE!, SEÑOR. Envuelta en miedo o sosiego, en silencio o con tu Voz, en risas o entre sollozos, ¡HÁGASE!, SEÑOR. En la muerte o en la vida, en salud o enfermedad, frágil o fortalecida. ¡HÁGASE!, SEÑOR. Air Karen Ruego para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado Leo el texto. Después contemplo y subrayo. Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...veo. En lo que he vivido en estos días y, sobre todo, en las personas que he tenido a mi lado, ¿dónde he descubierto que Dios derrama sobre el mundo, sobre las personas, su “gracia” para salvar a todos? Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo? ¿Qué respuestas positivas he descubierto a esa “gracia de Dios” que siempre va acompañada de UNA misión? Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso. Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo... ● 14 ● Yo te saludo, María, Yo te saludo, María, porque el Señor está contigo: en tu casa, en tu calle, en tu pueblo, en tu abrazo, en tu seno. Yo te saludo, María, porque te turbaste –¿quién no lo haría ante tal noticia?– mas enseguida recobraste paz y ánimo y creíste a un enviado cualquiera. Yo te saludo, María, porque preguntaste lo que no entendías –aunque fuera mensaje divino– y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego, sino que tuviste diálogo y palabra propia. Yo te saludo, María, porque concebiste y diste a luz un hijo, Jesús, la vida; y nos enseñaste cuánta vida hay que gestar y cuidar si queremos hacer a Dios presente en esta tierra. Yo te saludo, María, porque te dejaste guiar por el Espíritu y permaneciste a su sombra, tanto en tormenta como en bonanza, dejando a Dios ser Dios y no renunciando a ser tú misma. Yo te saludo, María. ¡Hermana peregrina de los pobres de Yahvé, camina con nosotros, llévanos junto a los otros y mantén viva nuestra fe! Ulibarri Fl. Gracias, María Gracias, María, por tu libertad interior. Gracias por anticipar nuestro destino. Gracias por enseñarnos el rostro de una mujer creyente que, aunque necesite preguntar y encontrar respuestas, siempre está abierta a la Palabra. Gracias por tu total disponibilidad que permitió nacer a Dios. Actitud que propone el Nuevo Testamento como la más adecuada para recibir y vivir el Reino. Gracias por enseñarnos el valor de la libertad en nuestros actos. Por ser ejemplo de diálogo. Por aceptar el proyecto de Dios, en el que desde el principio ha habido una MUJER. GRACIAS. VER - JUZGAR – ACTUAR ada” t n e i r o n bie “Libe rtad VER: A yer domingo veíamos que es fácil que “los afanes del mundo” nos despisten de nuestro objetivo de aprovechar el Adviento para preparar la Navidad, la celebración y actualización del nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre. Si nos detenemos a pensar, descubrimos en nosotros, y a nuestro alrededor, que es muy fácil y nos resulta fácil apartarnos de Dios y sus caminos, que incluso brota de nosotros un fuerte impulso de dejarle de lado para hacer lo que queramos, cuando queramos y como queramos, sin pararnos a pensar en si está bien o mal, ni en las consecuencias. Si somos sinceros, a veces queremos decir “no” a Dios, es decir, experimentamos la fuerza del pecado. JUZGAR: Y cuando nos paramos a pensar, nos preguntamos: ¿Cómo es eso? ¿Cómo somos capaces de decir “no” a Dios, cómo somos capaces de pecar? La fiesta que hoy celebramos, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, nos ofrece algunas pistas frente a la realidad del pecado. La 1ª lectura nos ofrece un relato para explicarlo. Podemos descubrir que Dios, al crear al hombre a su imagen y semejanza, quiso establecer con él una relación de amor. Pero para que pueda haber verdadero amor, hace falta que el ser humano sea libre, y la libertad conlleva un riesgo: el ser humano puede orientar su vida hacia Dios y el bien, o puede decir “no” a Dios. El relato del Génesis nos muestra que el mal tiene su origen en que el ser humano, haciendo un mal uso de su libertad, pretende ser como Dios; a partir de ahí se tergiversa la relación con Dios, al que se ve como un rival, y se rebela contra Él y sus mandamientos. Así comenzaría lo que llamamos “pecado original”, la raíz de todos los otros pecados: la ruptura con Dios, la desobediencia a sus mandamientos. Y este pecado original se convierte en una constante en todos los seres humanos, que repiten una y otra vez los esquemas de una libertad mal enfocada porque unos para otros somos como mediadores que permiten que ese pecado original continúe activo. Pero esta cadena se romperá definitivamente en Cristo. Él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciendo entre nosotros nos mostrará cómo reorientar de nuevo nuestra libertad hacia Dios, nos mostrará que Dios es Amor, que no debemos temerle ni verlo como un rival, que podemos amarle y, por amor, guardar sus mandamientos. Y para que Cristo pueda nacer entre nosotros y lleve adelante la obra de la redención, necesita una digna morada, como hemos dicho en la oración colecta: por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada y… la preservaste de todo pecado. Como diremos en el Prefacio, María fue preservada de toda mancha de pecado original, para que… fuese digna madre de tu Hijo. Pero no sólo eso: María, por su Inmaculada Concepción, también es comienzo e imagen de la Iglesia, colaboradora en la obra de la redención, y su respuesta al anuncio del ángel: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra, nos señala a todos la actitud para luchar contra el pecado. La fiesta de hoy nos recuerda a todos que estamos invitados a usar correctamente nuestra libertad para seguir los caminos de Dios. ¿Cómo será eso posible? Como los siguió María: aceptando la voluntad de Dios, acogiendo a Cristo en nuestra vida abriéndonos a la acción del Espíritu Santo, y dejándonos guiar por su Palabra. ACTUAR: la 2ª lectura san Pablo nos ha recordado que Dios Padre nos ha destinado en la persona de Cristo… E na ser sus hijos. Si Cristo, el Hijo de Dios, rompe definitivamente esa cadena del pecado original, nosotros, unidos a Él por el Bautismo y por tanto como hijos de Dios, también romperemos en nosotros la fuerza y continuidad del pecado. Y para unirnos a Cristo, contamos con el ejemplo y la intercesión de la Virgen María: puesto que el pecado es decir “no” a Dios, María Inmaculada nos enseña a luchar contra ese pecado diciendo “sí” a Dios. Y ese “sí” repetido con total libertad será el que nos vaya haciendo fuertes frente al pecado, para que también Cristo pueda morar en nosotros y así, con libertad y por amor, podamos cumplir la voluntad de Dios como Él y la Virgen María la cumplieron. ● 15 ● III Domingo de Adviento - B ● ● Isaías 61, 1-2a.10-11 ● “Desbordo de gozo con el Señor” ● Salmo: Lc 1, 46-50.53-54 ● ”Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador ” 1 Tesalonicenses 5, 16-24 ● “Que vuestro espíritu, alma y cuerpo sea custodiado hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo” ● Juan 1, 6-8.19-28 ● “En medio de vosotros hay uno que no conocéis” Jn 1,6-8.19-28 6 Hubo un hombre enviado por Dios, de nombre Juan. 7 Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por él. 8 No era él la luz, sino testigo de la luz. / 19 Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntar a Juan: 20 «Tú, ¿quién eres?». Su testimonio fue claro y rotundo: «Yo no soy el mesías». Y le preguntaron: 21 «Entonces, ¿qué?; ¿eres Elías?». Y dijo: «No lo soy». «¿Eres el profeta?». Respondió: «No». 22 Ellos insistieron: «Pues, ¿quién eres, para llevar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». 23 Dijo: «Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor» (como dijo el profeta Isaías). 24 Entre los enviados había fariseos. 25 Éstos le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el mesías, ni Elías, ni el profeta?». 26 Juan respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno que no conocéis; 27 viene después de mí, pero yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias». 28 Estas cosas pasaron en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba. El Adviento y la alegría ● Como ya encontrábamos el pasado domingo, Juan Bautista adquiere protagonismo en la espera del Señor por parte del pueblo de Dios. Esta vez es el evangelista Juan quien nos habla, y nos lo presenta como “testigo de la luz” (7). ● Una característica propia del Adviento, y que se expresa especialmente en las otras lecturas de hoy (la primera, de Isaías 61,1-2a.10-11; en el Salmo, de Lc 1,46-55 –el Cántico de Maria–; y la segunda, de San Pablo, 1Té 5,16-24), es la alegría por la venida del Señor. ● Un buen ejercicio para estos días, que nos ayudará a preparar la Navidad, puede ser hacer una lectura seguida de San Lucas, buscando todas las manifestaciones de alegría que aparecen, de principio a final. Y hacer plegaria contemplativa, dejarse llevar por este sentimiento que provoca el Espíritu Santo en aquellos que acogen a Jesucristo en su vida. También nosotros le hemos acogido y le estamos acogiendo cada día, ¿no? Pues, ¡ALEGRÉMONOS! ● 16 ● Notas sobre Juan Bautista ● La figura de Juan el Bautista tuvo gran predica- mento en el cristianismo primitivo, de modo especial en la comunidad del “discípulo amado”, donde se formó y redactó el cuarto Evangelio; tanto que su persona y misión aparecen nada menos que en el himno cristológico, con que, de modo festivo lleno de solemnidad, se abre el escrito. Está claro que la doble alusión que en él se hace del Bautista (Jn 1,6-8.15s), constituye una añadidura del evangelista con la intención de resaltar la trascendental importancia de Jesús de Nazaret desde la instancia de una reconocida figura carismática de primer orden en aquella época. Además, hay que resaltar que algunos de los primeros miembros cristianos de esa comunidad procedían del movimiento del Bautista y su memoria era especialmente venerada por ellos. ● El texto que comentamos este domingo tiene dos partes, perfectamente definidas. La primera entra de lleno en el prólogo cristológico, al que hemos aludido ya. La segunda está fuera de él, inmediatamente después, al inicio de la introducción del Evangelio (Jn 1,19-51). * La primera parte se centra en la función del Bautista como testigo privilegiado de la luz. Esa luz que es el Verbo, porque está íntimamente unido al Dios de la vida y revela en el mundo la verdad de su amor a los hombres (Jn 3,16). * La segunda parte muestra quién es el Bautista y lo hace mediante un doble recurso: negativo primero, positivo después. En la constatación positiva se descubre lo esencial de su misión. Juan no es el Mesías, tampoco se entiende como Elías o como el ta´eb, el profeta definitivo que había de venir después de Moisés (cf. Dt 18,15.18). Citando al Deuteroisaías, se confiesa como “la voz que grita en el desierto, el que allana el camino del Señor” (Is 40,3). Se pone en la cadena de los profetas que han sido enviados por Dios a su pueblo como precursores del Mesías. PISTAS PARA CONTEMPLAR A JESÚS Y EL EVANGELIO Se nos presenta a Juan (6), el Bautista, como quien “no era la luz” (8). El v.9, que hoy no leemos, nos dice que quien es la luz verdadera... la que ilumina a todos los hombres. El Evangelio es la presentación de Jesucristo, “luz del mundo” (Jn 8,12; 9,1-41; 1Jn 2,8) que viene al mundo e ilumina a cuantos se le acercan. testigo de Jesús es la revelación de su identidad más profunda, puesto que hace referencia al Padre que lo ha enviado (Jn 3,31-36). La expresión “los judíos” (19), que sale 67 veces en el Evangelio según Juan, no tiene un sentido étnico (no se refiere al pueblo judío como tal). En este Evangelio “los judíos” son los representantes del pueblo de Israel que se oponen a la comunidad del evangelista y a la fe que esta comunidad tiene en Jesús. Al mismo tiempo, la expresión hace referencia a la oposición que Jesús mismo encontró en los dirigentes judíos. Leyendo el Evangelio se ve que el marco de la confrontación es a menudo el templo (Jn 2,13-22; 5,10-18; 8,13-20; 10,22-39). El bautismo de Juan “sólo con agua” (26) es, co- mo su misión, preparatorio del bautismo de Jesús, con Espíritu Santo (Jn 1,33). Se trata del Espíritu Santo que el Padre envía (Jn 14,26) y que Jesús da en su Pascua (Jn 20,22). Como el pasado domingo (Mc 1,7), aquí el Bautista habla de su indignidad respecto de Jesús con el signo de desatar “las sandalias” (27), que era una de las tareas que debían hacer los esclavos cuando su amo volvía a casa. El acento de este domingo es en la expresión de Juan “en medio vuestro hay alguien que vosotros no conocéis” (27). Juan Bautista nos provoca a poner atención, a reconocer Aquel quien, entonces y ahora, es “en medio nuestro”, en la vida de los hombres y mujeres que Dios estima (Lc 2,14), como se nos recordará por Navidad. En el doble testimonio de Juan importan sobre todo dos realidades, que conservan permanente actualidad. - La primera se manifiesta en la referencia a Cristo, el Mesías bendito de Dios. La vida cristiana consiste precisamente en eso: en dar a conocer a Jesús, como el que nos trae la salvación de lo alto. El creyente se convierte en otro Cristo en la medida que lo transparenta ante los demás, posibilitando contemplar la luz de su verdad y amor, que es la propia de la Trinidad resplandeciente en este mundo. - La segunda se manifiesta en el bautismo y en el Espíritu, dos realidades de fe que se complementan mutuamente. Juan “no es la luz” (8) sino el “testigo de la luz” (7). Cada vez que aparece, insiste en el mismo: “yo no soy el Mesías” (20); y, más adelante: Vosotros mismos sois testigos del que declaré: «Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado ante de él.» (Jn 3,28). El “testimonio” del Bautista se inscribe, según nos refleja el evangelista Jn, en el juicio que los judíos inician desde el comienzo contra Jesús. Jesús declarará en este juicio y aducirá testimonio en favor de sí mismo (Jn 3,11; 5,31-40; 8,13-20). El ● 17 ● “El Evangelio en medio de la vida” (Domingos y fiestas del ciclo-B) Josep Maria Romaguera Colección Emaús Centro de Pastoral Litúrgica Ruego para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado Leo el texto. Después contemplo y sub- rayo. Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...veo. Que se hable de Jesucristo como “quien es la luz”, ¿me suena a palabras guapas o lo he ido experimentando en mi vida? ¿En qué? Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo? En estas personas, ¿he estado atento por descubrir Aquel que ya es “en medio de nosotros”? Y yo, ¿soy testigo de Aquel que “es la luz”? Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso. Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo... Un día apareció un hombre Un día apareció un hombre en el horizonte y reavivó las ascuas de nuestra esperanza dormida. Un día llegó un hombre que tenía magia en la voz, calor en sus palabras y embrujo en su mensaje. Un día vino un hombre con la esperanza en sus gestos, con la fuerza de su ser y con un corazón grandísimo. Yo sólo soy la voz del que clama en el desierto. Un día vino un hombre que gritaba cual ninguno invitándonos a convertirnos y dar un giro a nuestro destino. Un día vino un hombre que rompió nuestros esquemas para hacernos soñadores, tiernos y libres. Un día vino un hombre tan recto y austero que ningún señor, jefe y maestro lo quiso por mensajero. Un día vino un hombre tan sencillo y humilde que nunca se consideró el centro de sus actuaciones. Un día vino un hombre que entabló un diálogo sincero porque no buscaba ni engañarnos ni aprovecharse. Un día vino un hombre que era todo voz de otro clamando: Preparad el camino del Señor. Un día vino un hombre que tomó la iniciativa y abrió una brecha y una calzada recta al Mesías. Un día vino un hombre, enviado por Dios, para dar testimonio de la luz. Y al ser preguntado por sus credenciales e identidad habló humildemente, no se puso títulos ni mintió. Ulibarri Fl. No temas Y Tú, Señor, vienes Y nos dices... No temas. Yo soy tu redentor. Yo vengo en tu ayuda. Yo tengo fuerza para tus rodillas vacilantes. Yo estoy dispuesto a escucharte. Yo no te abandonaré jamás. Yo quiero cambiar tu desierto y aridez. Yo quiero plantar lo nuevo en ti. Yo tengo la alegría que buscas. No temas. Yo soy tu Dios. Yo te enseño mis caminos. Yo te guío por el camino del bien y la verdad. ● 18 ● VER - JUZGAR – ACTUAR res” g e l a e r p em “Estad si VER: C JUZGAR: uando redactaba esta homilía, los informativos en radio y televisión y la prensa se centraban en varios temas de actualidad: a pesar de que según dicen lo peor de la crisis económica ya ha pasado, el informe FOESSA de 2013 nos dice que hay en España más de 7 millones de parados; que 11,7 millones de personas (3,8 millones de hogares) vive en exclusión social y pobreza; y 5 millones en exclusión y pobreza severa (1,5 millones de hogares). También el virus del ébola y sus consecuencias seguían ocupando titulares; se destaparon varios casos de corrupción que aún empeoraron más la opinión que la gente tiene de la clase política… En estas circunstancias, y si además añadimos los problemas personales de cada uno, las navidades, tal como las hemos ido dejando desde hace años, resultan una incongruencia: ¿cómo celebrar fiestas, con esa “alegría de pandereta”, si la situación está tan mal? S in embargo, hemos escuchado en la 2ª lectura: Estad siempre alegres. Y vuelve a surgir la pregunta que nos estamos planteando todo este Adviento: ¿Cómo será eso posible? ¿Cómo estar alegres, cuando hay tantos motivos para estar tristes y preocupados? Pero recordemos también lo que estamos reflexionando durante este tiempo de Adviento: nos preparamos para celebrar y actualizar el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, porque eso y no otra cosa es la Navidad. Y como decíamos la semana pasada, preparamos el camino al Señor aun en medio de los desiertos de nuestro mundo y quizá también de nuestro desierto interior, para que Él pueda hablarnos al corazón y el día de Navidad podamos celebrar y experimentar con toda su fuerza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, la verdadera Buena Noticia que esperamos y necesitamos. Por eso hemos pedido en la oración colecta: concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante. Precisamente porque la situación está tan mal, porque las personas están tan mal, el hecho de que Dios nazca entre nosotros es motivo de alegría, porque sólo de Él podemos esperar la salvación. ¿Cómo será eso posible? Porque en Jesús, el Hijo de Dios cuyo nacimiento vamos a celebrar, se cumple lo hemos escuchado en la 1ª lectura: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido, me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren… Por ese motivo quienes celebramos y actualizamos la Navidad debemos decir: desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios. Y no sólo nos alegramos nosotros; debemos también actuar como Juan el Bautista, estamos también llamados a dar testimonio de la luz. ¿Cómo será eso? El testimonio lo realizaremos con nuestro estilo de vida siguiendo las indicaciones que san Pablo daba a los Tesalonicenses: Sed constantes en orar... tened la Acción de gracias… No apaguéis el espíritu… Guardaos de toda forma de maldad… Así daremos testimonio de que en medio de vosotros hay uno que no conocéis… Mostraremos Quién es el fundamento de nuestra alegría: Jesús, el Hijo de Dios, y no un simple sentimentalismo navideño. Y daremos testimonio a otros de que, si lo acogen, también Él será el fundamento de una verdadera alegría, por encima de los problemas personales, sociales y económicos. ACTUAR: mí la Navidad una fiesta de gozo? ¿Espero celebrarla con alegría? ¿Me creo que Dios me lla¿Esmapara a ser testigo de su luz? ¿Tengo presente que, por mi Bautismo y Confirmación, también he sido ungido para dar la buena noticia a los que sufren? ¿Cómo se concreta en mí el estilo de vida que san Pablo propone? Ese estilo de vida, ¿me hace feliz, estoy alegre aunque también sufra la crisis? En el Prefacio diremos: El mismo Señor… viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino. En este Adviento, si nos preparamos y cuidamos nuestro estilo de vida, seguro que serán muchas las ocasiones que se nos presentarán para ser testigos de la luz; seguro que serán bastantes las personas que sufren a las que podremos dar la buena noticia. Sigamos preparando el camino al Señor, porque seguro que tendremos ocasión de mostrar que es posible celebrar la Navidad, la verdadera Navidad, con alegría. Mantengamos la esperanza aun en medio de los problemas personales y de la crisis generalizada, porque como nos ha dicho san Pablo: el que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas. ● 19 ● IV Domingo de Adviento - B ● 2 Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16 ● “El reino de David durará por siempre en la presencia del Señor” ● Salmo 88 ● ”Cantaré eternamente las misericordias del Señor” ● Romanos 16, 25-27 ● “El misterio mantenido en secreto durante siglos, ahora se ha manifestado” ● Lucas 1, 26-38 ● “Jesús nacerá de María, desposada con José, de la estirpe de David” Lc 1, 26-38 26 A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María. 28 Entró donde ella estaba, y le dijo: «Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo». 29 Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. 30 El ángel le dijo: «No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31 Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». 34 María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?». 35 El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. 36 Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, 37 porque no hay nada imposible para Dios». 38 María dijo: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel la dejó. Notas sobre el don de Dios a la humanidad ● Adviento es ocasión porque para cada uno de nosotros es volver a creer que “Dios te ha concedido su gracia” dad. (30). Esta afirmación del Ángel en María es la que se acentúa hoy, justo antes de la Navi- ● Este texto nos ofrece un retrato del diálogo entre Dios y la humanidad. La iniciativa y el protagonismo es de Dios. En María, la mujer del “sí” total al Señor, nos vemos nosotros acogiendo “la gracia”. ● Recordemos que este mismo texto es el que hemos leído el mismo día 8, fiesta de la Inmaculada. Y de ahí surge la mariología: María, figura central del Adviento. María es la discípula que nos enseña cómo esperar al Señor, modelo de oración y espera, de vigilancia y entrega. ● La clave de hoy, que la distingue del día 8, es la espera-preparación inmediata de la fiesta de Navidad, en la espera-preparación de la venida del Señor. ● Pero, hay otros autores que centran la narración en la iniciativa y protagonismo de Dios, la centralidad de la persona de Jesús, el Cristo, el Mesías, el Señor ● 20 ● (Lc 2,11) y en la fuerza creadora del Espíritu. Adviento, ocasión de volver a creer que “has encontrado gracias ante Dios” Esta afirmación de Ángel a María (30) es la que se acentúa hoy, justo antes de Navidad. También nosotros como María, nos experimentamos acogiendo “la gracia” (¡ojalá!). NOTA: quizá valdría la pena leer las notas sobre este mismo texto de la fiesta de la inmaculada Concepción, del 8 de diciembre, que completa lo que decimos aquí. PISTAS PARA CONTEMPLAR A JESÚS Y EL EVANGELIO Para leer los denominados “Evangelios de la infancia”, capítulos 1 y 2 de Lucas y capítulos 1 y 2 de Mateo, hace falta saber que son unos capítulos añadidos como prólogo a los respectivos evangelios. Es decir, su contenido es el mismo que después encontramos cuando seguimos los hechos y palabras de Jesús y el posicionamiento de los diversos personajes ante Él. No nos explican, pues, hechos de la infancia de Jesús sino que pretenden decirnos, como todo el Evangelio, quien es aquel Jesús de Nazaret: el “Hijo de Dios” (35). Así, pues, en esta escenificación los amos del escenario son el Ángel y María, pero el texto nos habla de Jesús, el Cristo. El protagonista es “el hijo” (31) que María tendrá. El evangelista pretende mostrar desde el comienzo de su obra quien es verdaderamente Jesús de Nazaret: quien como hombre es, a la vez, el Mesías e Hijo de Dios. El texto nos habla de este hijo que tiene que nacer. Por ejemplo, diciéndonos su nombre, “Jesús” (31). O diciendo que “se llamará – por quienes crean en Él– Hijo del Altísimo” (32) e Hijo “de Dios” (35), títulos que muestran su relación única y directa con Dios. También se habla de Él presentándolo como rey (33) en “el trono de David” (32), expresiones que conectan con la esperanza de Israel en un Mesías, un Salvador (Lc 1,69; 2,11; 2,30) enviado por Dios a liberar su pueblo. Con este anuncio del Ángel del Señor a María se cumple así la profecía mesiánica de Isaías (Is 7,10-14). Es la “señal del Emmanuel” que Dios da al renuente rey Acaz (s.VIII a. C.), tentado de buscar la alianza asiria para librarse de sus amenazantes vecinos, los reyes de Damasco en Aram y de Efraín en Samaría. Todo porque no se fiaba de Dios. La señal que él le da por boca del profeta es el nacimiento de un niño de una mujer doncella. Este niño, que aseguraría la pervivencia del reino davídico, según la promesa divina hecha a ● 21 ● David por boca del profeta Natán, pudo ser el hijo de la propia esposa del rey Acaz, joven todavía y esperando su primer hijo. Este fragmento que contemplamos hoy destaca especialmente la iniciativa de Dios en la encarnación de su Hijo: es Dios quien envía el mensaje a María (26-27); es Dios quien da su “gracia” (30); es Dios quien constituirá Jesús como Mesías (32); la concepción humana es obra del Espíritu Santo (35). Pero la sorpresa es que toda la acción de Dios se realiza, precisamente, en “la carne” (Jn 1,14) humana. Es decir, la iniciativa de Dios pide respuesta –y, por lo tanto, iniciativa– nuestra. El “sí” de Maria (38), el “sí” de cada discípulo, permiten a Dios el echar adelante su plan. La entrega generosa del Padre a los hombres representa el centro mismo del relato y tiene incalculables consecuencias para el destino humano. Al llegar la plenitud de los tiempos (Gal 4,4) el Padre en su incondicional amor a la humanidad nos entrega a su hijo por la fuerza creadora del Espíritu. Ésta es la gran noticia que interesa a todos los hombres y mujeres y en la que la raza humana se juega su presente y futuro (aunque se desconozca). Las palabras del ángel: “para Dios nada hay imposible” (37) vienen a dar respuesta a la tozudez o incredulidad humana ante la propuesta de Dios. Es decir, en María y para nosotros “no hay nada imposible” cuando nos ponemos a disposición de la iniciativa de Dios. Por esto no debemos tener “miedo” (30). Abraham, a quien recuerdan estas palabras del Ángel (Gen 18,14), lo experimentó: mientras quiso ser él el creador de un gran pueblo, la promesa de Dios no se podía cumplir. La concepción de Jesús está en paralelo con la creación de Adán. Nace Dios mismo, principio de una nueva humanidad. Nazaret es una aldea insignificante de una región alejada y cosmopolita, Galilea. Empieza algo nuevo, y hay, por tanto, una cierta ruptura con el pasado. “El Evangelio en medio de la vida” (Domingos y fiestas del ciclo-B) Josep Maria Romaguera Colección Emaús Centro de Pastoral Litúrgica Ruego para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado Hágase en mí Hágase en mí hágase en mí según lo que quieras de mí hágase en mí según Tú quieras hágase en mí a tu manera hágase en mi como Tú quieras hágase en mi según lo que Tú mas quieras cueste lo que cueste hágase en mí... AYUDAME MADRE A ENCONTRAR LA VOLUNTAD DE DIOS Y A DECIRLE: ¿Qué ha provocado en mí, a lo largo de la vida, la iniciativa de Dios, el regalo de su “gracia”? hágase en mí según tu Palabra según tu voluntad hágase en mi, hágase en mi según Tú quieras hágase en mí a tu manera hágase en mí como Tú quieras hágase en mí lo que Tú quieras hágase en mí según lo que Tú mas quieras cueste lo que cueste hágase en mí... hágase en mí según lo que Tú mas quieras cueste lo que cueste hágase en mí... hágase en mí según lo que Tú mas quieras cueste lo que cueste hágase en mí.. Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo? Este año pondré un nacimiento diferente, sin ángeles, sin pastores, sin reyes, porque en mi pueblo ya casi no existen, y niños y adultos no entienden que estén contigo sólo los que no se ven en la calle. En su lugar pondré figuras del presente. Leo el texto. Después contemplo y subrayo. Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...veo. Hermana Glenda Un Belén diferente ¿Qué anuncios recibo, a través de estas personas y hechos, de que Dios cuenta conmigo por algo? ¿Cómo esto me ayuda a preparar la Navidad? Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso. Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo... Un parado, víctima de todas las multinacionales, con las manos callosas y arrugas en la frente. Tiene vergüenza y duele verle. Un emigrante, sin patria, sin hogar ni papeles, de color, con olor y hambre. Quizá esta noche lo acoja alguien. Una prostituta, con mirada triste y mirada palpitante, usada y juzgada por casi toda la gente. Quizá esta noche reencuentre su dignidad. Un drogadicto, aferrado a sus viajes y estrellas artificiales porque en la tierra no tiene presente. Quizá esta noche vea la estrella de su vida. Un preso, de los de siempre, sin causa ni gloria, al margen de la sociedad y con barrotes. Quizá esta noche le llegue una ráfaga de aire libre. Un enfermo de sida, separado, aislado, como una peste, tumbado en el lecho sin futuro y casi sin presente. Quizá esta noche alguien se acerque a él y le bese. Ya sé que no están todos; pero si me atrevo a ponerme yo, y no me olvido a colocarte a Ti, este Belén no será de Herodes. F. Ulibarri: Al viento del Espíritu, ● 22 ● VER - JUZGAR – ACTUAR elén” B l e a t n “Dios mo VER: A fecha de hoy, quien más quien menos ya estamos pensando en montar el Belén, incluso hay quien ya lo tiene montado: pensamos dónde lo vamos a poner, qué vamos a poner, si lo de siempre o añadiremos algo nuevo… Aunque en el fondo en la mayoría hay un sentimiento religioso que nos mueve a montar el Belén, a veces ese sentimiento queda oculto por el deseo de que “nos quede bonito”… También hay un punto de vanidad, porque nos gusta que cuando lo ven otras personas nos digan halagos, lo bien que lo hemos puesto… Si nos paramos a pensar, al montar el Belén, el protagonismo se centra en “nosotros”, en lo que “nosotros hemos hecho”, y no en lo que montar el Belén significa: una expresión de lo que estamos celebrando: el nacimiento del Hijo de Dios. JUZGAR: ero precisamente porque ya tenemos a las puertas la Navidad, la celebración y actualización del naciP miento del Hijo de Dios hecho hombre, la Palabra de Dios nos hace una llamada de atención y nos hace ver que, en realidad, es Dios quien quiere “montar el Belén” en nosotros, para que Jesús, el Dios que nace entre nosotros, sea el verdadero centro de la Navidad. En la 1ª lectura hemos escuchado que, ante el deseo del rey David de construir un templo para Dios, el Señor rechaza su ofrecimiento y le responde por medio del profeta Natán: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Indudablemente la intención de David es buena, quiere hacer algo bueno por y para Dios… Pero el profeta le hace saber que, una vez más, debe dejar la iniciativa y el “protagonismo” a Dios, como ha hecho anteriormente: Yo te saqué… Yo estaré contigo… te pondré en paz… David tiene que seguir dejando el protagonismo a Dios, ya que es Dios quien quiere habitar en él para que pueda continuar cumpliéndose su plan de salvación: estableceré después de ti un descendiente tuyo, un hijo de tus entrañas, y consolidaré mi reino. Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo… Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia. A punto de celebrar la Navidad, hoy Dios también nos cuestiona: “¿Eres tú quien quiere montar el Belén?” Porque en realidad lo que quiere de nosotros es que le dejemos que “monte el Belén” en nosotros, para que también hoy continúe cumpliéndose su plan de salvación. Y nos preguntamos, como hemos hecho durante este Adviento: “¿Cómo será eso, cómo podrá Dios montar el Belén en nosotros?” Como a María, nos dice anuncio sorprendente: concebirás y darás a luz… y le pondrás por nombre Jesús. Si buscamos en el diccionario “concebir”, significa en primer lugar comprender, encontrar justificación a los actos o sentimientos de alguien. Lo que hemos estado orando, reflexionando y celebrando este Adviento nos tiene que llevar a comprender por qué Dios quiso nacer entre nosotros de este modo, y la comprensión nos llevará a la aceptación. Y después daremos a luz eso que hemos concebido, eso que hemos comprendido y aceptado. Mostraremos que Dios ha montado el Belén en nosotros, que Jesús ha nacido en nosotros. Pero la pregunta continúa, igual que se la hizo María: ¿Cómo será eso? Pero también la respuesta es la misma: El Espíritu Santo vendrá sobre ti… Es una nueva llamada para que recordemos que la iniciativa es de Dios y, como María, debemos abrirnos a la acción del Espíritu Santo y decir hágase en mí según tu palabra, fiarnos de Él y dejarle la iniciativa para que Dios pueda montar el Belén en nosotros. ACTUAR: A punto de celebrar la Navidad, ¿he montado o estoy pensando en montar el Belén? ¿Qué me motiva a ello? ¿Tengo suficientemente presente que lo más importante no es que quede bonito sino que sea expresión de la celebración y actualización del nacimiento del Hijo de Dios? ¿Qué voy a hacer para que estos días el protagonismo lo tenga Dios? ¿Me abro al Espíritu Santo en la oración, para que me haga “concebir y dar a luz”, es decir, me haga comprender y mostrar a Jesús que nace? A lo largo de este Adviento, cada vez que nos hemos preguntado “¿Cómo será eso…?”, Dios nos ha ido dando su respuesta: tenemos lo necesario para preparar su camino sin dejarnos despistar, para reorientar nuestra libertad hacia Él evitando el pecado y así ser testigos creíbles de esperanza. Hemos tenido el ejemplo de Juan el Bautista y sobre todo el de la Virgen María. Nos hemos preparado, pero ahora debemos dejar el protagonismo a Dios. Que, ya a las puertas de la Navidad, digamos como María: hágase en mí según tu palabra, para que Dios monte el Belén en nosotros y por Él seamos expresión viviente de lo que es y significa la verdadera Navidad: Dios-con-nosotros. ● 23 ● ● 24 ●