GARCIA RAMOS MARICRUZ AURA

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GARCIA RAMOS MARICRUZ
AURA
En una casa oscura y vieja vivÃ-a una viejita, que buscaba quien terminara unos escritos que su esposo
habÃ-a empezado pero que no pudo terminar.
Una mañana llegó un señor que llevaba por nombre Felipe Montero, era un historiador que sabia Frances
y que habÃ-a vivido un tiempo en Francia. La señora Consuelo al verlo le dijo que el sueldo era de cuatro
mil pesos y que se quedarÃ-a en la casa a trabajar con los escritos. Al escuchar esto le dijo que no era
necesario quedarse, en ese momento vio llegar a una joven muy guapa llamada Aura y decidió aceptar la
recamara que la anciana le ofrecÃ-a.
Horas después Aura subió con una campana que utilizaba para anunciar que los alimentos estaban
servidos. El joven bajo y la muchacha le dijo que la señora lo esperaba en su habitación para darle una
parte de los escritos. Cada dos o tres noches lo citaba en su habitación para darle una parte de los escritos, la
primera parte de los escritos, la primera parte estaba atada con un cordón amarillo, y la segunda con un
listón azul.
Felipe pensaba que era raro que Aura estuviera todo el dÃ-a con la anciana actuando exactamente igual, esa
situación lo llenaba de curiosidad, pues parecÃ-a como si fueran una misma.
HabÃ-a noches en las que la anciana cenaba con ellos y otras en las que se la pasaba todo el dÃ-a encerrada
en su cuarto hincada frente a un altar.
Una noche Aura sito a Montero en su cuarto, este al llegar a la habitación de Aura, la empezó a besar y
terminaron teniendo relaciones. Al despertar la anciana estaba sentada en una silla y Aura a su lado sentada en
el piso, al levantarse la anciana se levanta Aura y las dos le agradecen lo sucedido la noche anterior.
Al bajar Felipe al comedor y ver a Aura le pregunta si esta prisionera y la convence de escaparse juntos solo
ella y el, para poder hacer una vida juntos ellos dos. Aura acepto irse pero al dÃ-a siguiente ya que la anciana
no estarÃ-a. A la mañana siguiente Felipe saco el tercer escrito del lugar donde estaba y encontró unas
fotos de Aura y de el, solo que con los nombres de Consuelo y de su esposo. Al voltear encuentra a la
muchacha recostada en la cama y decide ir con ella, en ese momento entra un rayo de luz y se da cuenta que
no es Aura si no Consuelo, quien le dice que juntos aran que regrese, pues solo necesita recuperar energÃ-a.
Aura y la anciana son la misma persona y aunque durante toda la historia te lo va diciendo poco a poco no es
hasta el final cuando te lo confirma, esta novela es un tanto fantasiosa e inconclusa. El final no es muy
entendible pero si pones atención es más fácil comprenderlo. En lo personal es un libro fantasioso,
aunque la historia es un tanto romántica.
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