Conferencia de Su Eminencia el Cardenal Gerald Cyprien Lacroix Arzobispo de Quebec Primado del Canadá CELEBRACIÓN DEL AÑO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA EN EL CONTINENTE AMERICANO Santafé de Bogotá, Colombia, 27 al 30 de agosto de 2016 “Que un viento impetuoso de santidad recorra el Jubileo extraordinario de la misericordia en todas las Américas” (Papa Francisco) Nuestro continente americano ha sido bendecido desde las primeras horas de la evangelización con un fuerte viento de santidad. Me han pedido compartir con ustedes acerca de tres santos de nuestro continente americano; tres santos que vivieron la misericordia. Quiero aprovechar de los siguientes minutos para decir algunas palabras sobre la vida de un santo de Estados Unidos. Brasil, uno de Canadá y otro de 2 San José de Anchieta, san François de Laval y san Junípero Serra. Además de ser santos reconocidos por el Pueblo de Dios y la Iglesia, fueron grandes testigos de la misericordia en la primera evangelización de nuestro continente. Buscando conocer más de sus vidas, de comprender lo que les animó a ser misioneros tan audaces en este continente nuevo, uno se da cuenta que los tres eran enamorados de Dios, enraizados en la fe, discípulos de Cristo. Habían abierto su corazón a la Alianza con Dios. Una religiosa joven de Quebec y ahora bienaventurada Dina Bélanger dijo un día: “Abrir la puerta de su corazón a Dios es abrir la puerta santa!” Es precisamente lo que hicieron estos hombres. Al abrir sin reserva su corazón a Dios, a beber a la fuente de aguas vivas, a nutrirse de la Palabra de Dios y de la Eucaristía, el Señor les dio un corazón grande y ardiente por la misión, un coraje sin límites para afrontar los retos del Nuevo Mundo y un amor de caridad para caminar con los hombres y mujeres que encontraron en estas tierras desconocidas hasta esa fecha por los Europeos. Los tres tienen en común que fueron canonizados por el papa Francisco en los últimos años. San José de Anchieta nació en las Islas Canarias. Era Jesuita y lo enviaron al Brasil cuando tenía 19 años porque pensaban que el clima sería mejor para su salud frágil. Vivió toda su vida con achanques de salud, sin embargo obró incansablemente en la evangelización del Brasil. 3 San François de Laval nació en Francia y estudio diez años con los jesuitas. Era de familia noble. No aceptó la gerencia del patrimonio de su familia y se fue a estudiar con los Jesuitas. Fue ordenado en el clero diocesano. El papa lo escogió para ser el primer obispo de Canadá. Tenía a penas 35 años. San Junípero Serra era de la gran familia franciscana. Nació en la Isla española de Mallorca. Es enviado como misionero a Méjico y a la costa occidental de Estados Unidos. Tenía 36 años. ¿Cómo vivieron la misericordia sobre nuestro continente? Lo que me llamó la atención en primer lugar et que los tres tuvieron una atención especial con los pueblos indígenas. Ejercieron la misericordia en defender a los indígenas de los colonizadores que con frecuencia no los respetaban. Algunos ejemplos: San José de Anchieta, una vez que llegó a Bahía, Brasil, se dedicó con empeño a estudiar el tupí-guaraní. También conoció el drama de la esclavitud que los gobernadores ejercían como señores feudales. Se hizo el defensor de los indígenas brasileños. San François de Laval también tuvo que intervenir con coraje y fuerza para defender los indígenas de Canadá. Los negociantes europeos ofrecían alcohol a los indígenas en cambio por mercancías; pieles de animales, madera u otros bienes que podían ser exportados a Europa. Era muy abusivo porque los indígenas no manejaban bien el alcohol y les 4 causaba mucho daño. Monseñor François de Laval tuvo que luchar durante 20 años para lograr que se respetaran a los indígenas. San Junípero Serra viajó primero a Méjico y caminó hacia el norte para obrar en California. Predicaba a los indígenas y buscaba maneras de mejorar la economía local para ellos. Tuvo conflictos importantes con su gobierno español en cuanto al trato de los indígenas. Igualmente tuvo luchas semejantes en las misiones que fundó en California. Defender a los más débiles, a los que no tienen protección no es nada fácil. Resulta un compromiso que suele no ser muy popular con la población en general. Esa obra de misericordia no es la más cómoda ni la más fácil de vivir, sin embargo los tres santos americanos la vivieron con coraje y perseverancia. Sufrieron con paciencia para defender a los más pobres. Creían en la dignidad de toda persona, creada a imagen y semejanza de Dios. Otro capítulo en la vida de nuestros tres santos evangelizadores y misioneros que ilustra la misericordia es su pasión por el Evangelio, que les lleva a arriesgar para que la Buena Nueva de Cristo llegue a los confines de la tierra. Una de la obras de misericordia espiritual es enseñar al que no sabe. Evangelizar es la obra de misericordia más grande porque proclama, lleva, comparte lo máximo que se puede compartir con otra persona; la vida nueva en Jesucristo. Evangelizar permite presentar Aquel que es el “Camino, la Verdad y la Vida”, abre a la vida eterna Nuestros tres santos americanos son ejemplos elocuentes de lo que es evangelizar con gran poder, con el Espíritu Santo. Los tres emprenden su vida misionera con una visión amplia y con una audacia. Miremos más de cerca. 5 El jesuita san José de Anchieta fundó las ciudad de Sao Paulo y uno de los fundadores de la ciudad de Río de Janeiro. Además de ser un misionero ferviente, preocupado por el anuncio del Evangelio, fue un destacado lingüista, literato, médico, arquitecto, ingeniero, humanista y poeta. Los indígenas quedaban admirados de ver como el padre Anchieta leía los textos bíblicos en su lengua y lo mismo por la homilía. San José de Anchieta, un hombre con una visión amplia, dotado de un celo apostólico muy grande. San Francois de Laval fue nombrado primer obispo de Canadá. Su diócesis era el más grande del mundo y cubría la mayor parte de Canadá y Estados Unidos, a excepción de las colonias españoles. Su nuevo diócesis se extendía del Polo Norte hasta la Luisiana. Evidentemente, no logró durante sus 50 años de vida episcopal visitar todo ese territorio. Sin embargo, se desplazó frecuentemente en canoa, a pie, en raquetas sobre la nieve durante invierno para evangelizar. Trabajó con determinación en la fundación de un Seminario que en sus 353 años de fundación ha formado miles de presbíteros que han ido a evangelizar y fundar comunidades cristianas. San Francois de Laval, un hombre con una visión amplia, un pastor paciente, humilde y perseverante. San Junípero Serra también se destacó por su celo apostólico y por este sentido de urgencia en llevar el Evangelio a los lugares más alejados, fundando comunidades cristianas, misiones. Cuando llegó a la ciudad de Méjico, enseño la filosofía en un colegio franciscano. Pero el padre Junípero Serra es un pionero y un misionero. Herido a una pierna, 6 caminando con un bastón, es a la edad de 55 años que emprende la tarea de coordinar la actividad misionera. Empieza en Baja California y otros lugares en el norte de Méjico y pasa con unos 15 frailes franciscanos a lo que es conocido hoy como el estado de California. En pocos años, los franciscanos fundan 21 misiones. 10 de esas misiones fueron fundadas por San Junípero Serra, viajando más de 1200 kilómetros para llegar a su primera misión, San Diego. San Junípero Serra, un misionero evangelizador con una visión amplia. Nuestro continente americano ha sido bendecido por grandes santos, evangelizadores, discípulos-misioneros que abrieron caminos y nos dejaron un testimonio muy fuerte. Démosle gracias a Dios por estos tres y los muchos otros hombres y mujeres; laícos, religiosos, presbíteros y obispos que han dado la vida para que el Evangelio de Cristo sea proclamado en nuestro continente. Estoy convencido que son santos de ese calibre que se necesitan hoy para la nueva evangelización de nuestros pueblos, para la transmisión de la fe cristiana. Les invito a rezar conmigo con las palabras del papa Francisco que nos han iluminado en esta celebración del Jubileo extraordinario de la misericordia en el continente americano: “Que un viento impetuoso de santidad recorra el Jubileo extraordinario de la misericordia en todas las Américas” 7