Parte 2

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La infancia
Martín Adán, cuyo nombre civil fue Ramón Rafael de la Fuente
Benavides, nació el 27 de octubre de 1908 en el centro de Lima. Los
nombres Ramón y Rafael correspondían a sus abuelos paterno y materno.
Con el tiempo el nombre exclusivo del joven De la Fuente fue Rafael; en
parte, seguramente, por la proximidad con la familia materna, encabezada
por el abuelo, el doctor Rafael Benavides; y, en parte, probablemente, por
razones de índole eufónica al criterio de la madre y la tía. Finalmente el
dato quedó confinado a la partida de nacimiento y ni sus amigos más
próximos y antiguos lo conocieron. Lo supo Mejía Baca que guardó la
partida desde 1960 aproximadamente y lo calló siempre; tal vez se lo contó
a Mirko Lauer que parece revelar en su libro el nombre de Ramón Rafael
de un modo velado. Al parecer el propio escritor no quiso que se supiera,
quizá por las implicaciones que de ello podían sacarse en La casa de cartón,
donde habla de un tal Ramón tomando distancia e ironizando.
La partida de nacimiento, en su parte central, indica: "Partida número
ciento setenta y tres. Hoy a las cuatro y cuarto de la tarde del día 27 de
noviembre de 1908, se presentó ante esta sección de Registro del Estado
Civil del Honorable Concejo Provincial de Lima, Perú. Don Santiago M. de
la Fuente Santolalla de 38 años, casado, comerciante, natural de Pacasmayo,
La Libertad, domiciliado en la calle de Apurímac 28 y manifestó un varón
nacido el día 27 de octubre de este año a la una de la tarde en el distrito
octavo, cuadra tercera de Apurímac, número 28; llamado Ramón Rafael de la
Fuente hijo legítimo del declarante y de Doña Rosa Mercedes Benavides de
de la Fuente de 32 años, natural de Lima". El domicilio señalado es el de la
casa de la familia materna. La cuadra tercera del jirón Apurímac se llamaba
por entonces calle del Corazón de Jesús. En la partida también se anota que
el matrimonio lleva un año de efectuado.
Los De la Fuente Benavides tuvieron un segundo hijo, César Augusto,
un poco menor que Rafael (que es el nombre habitual del poeta y con el
que también nosotros lo llamaremos).
Se dice que el padre era de índole bohemia, que no era bien visto por la
familia materna y que probablemente bordeó la dipsomanía. El trato con la
tía, beata enérgica y solterona, debió de haber sido cargante para este
patricio provinciano de la "tribu de los pacasmayos". No sabemos nada de
su vida en su hogar ni por qué murió en Pacasmayo, en la casa de sus
padres, ciudad donde está enterrado. Antes de casarse se dedicó a la
agricultura y los negocios; tal vez se hallaba en esos menesteres cuando
falleció. Su muerte ocurrió temprano, su lápida registra la fecha 26 de
octubre de 1914, es decir, un día antes de que Rafael cumpliera seis años.
Ricardo Arbulú recuerda haber oído de Rafael palabras de alto aprecio y
profundo cariño hacia su padre. En una nota de pésame, el poeta ya de
edad adulta expresa a un amigo: "nada puedo decirle a Usted ahora en el
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dolor porque lo siento muy en mí mismo: mi padre también murió. Créame
usted amigo sincero y afligido".
Lo que se sabe del hermano menor es difuso; una historia legendaria lo
presenta con un ingenio precoz del que hacía gala, luego de la misa,
imitando bufamente el sermón del cura en el malecón de Barranco. Un
apunte biográfico escrito por Mejía Baca y atesorado con los documentos
de Adán nos lo presenta nacido en 1910 y muerto en 1919, pero tal vez
murió antes. Estuardo Núñez que ingresó al Colegio Alemán con Rafael en
1916 no alcanzó a conocerlo.
En una entrevista de Delia Sánchez, en 1985, a la pregunta: "¿Cuál es el
episodio más triste de su vida?", Adán responde: "La muerte de mi único
hermano. Era menor que yo, y tenía una inteligencia prodigiosa. Sólo me
acompañó nueve años y lo necesité toda mi vida". Ambos enfermaron de
escarlatina; Rafael se salvó; el hermano, no. Rafael conservaba detrás de
una de las orejas la cicatriz de una operación quirúrgica realizada entonces.
Poco más es lo que sabemos de los años de la infancia. Muerto el padre
en 1914 y el abuelo al año siguiente, la familia quedó conformada en esos
años, además, por dos hermanos de la madre: una hermana -la tía Tarcila- y
un tío que sufría de retardo mental. Lo que sabemos de la familia proviene
de décadas posteriores -esencialmente del artículo de Estuardo Núñez de
1951-; según ello ésta fue la conformación.
Los testimonios de personas que frecuentaron a Adán en su juventud
coinciden en presentar a la madre como mujer de carácter apacible,
contrastada con la tía Tarcila, enérgica y dominante. Arbulú recuerda haber
oído decir a Martín Adán: "La casa de cartón es una filípica contra la tía
Tarcila". Otras observaciones que circulan al respecto son: el seudónimo
procura evitar represalias en el hogar, el carácter enérgico de la tía se revela
de algún modo en mansedumbre del sobrino, el deseo de licor se explica
ante el autoritarismo del hogar. Interpretaciones más o menos conjeturales.
Aunque hay que anotar que algunas de estas afirmaciones fueron hechas
por el propio Rafael; aunque quizá no seriamente -Adán solía bromear con
el interlocutor sin que éste lo advirtiera-.
Además de ambas hermanas piadosas, no sabemos exactamente qué
otras personas vivieron o frecuentaron el hogar en esos años; se suele
hablar de tías en plural -Luis Alberto Sánchez suele hacerlo-, pero no
podemos comprobar esto fehacientemente. Es posible que hubiera otras
tías. En una carta de principios de 1945 -carta que atesora Arbulú- se
menciona una tía Mercedes Benavides y una tía Fortunata con las que
Rafael tiene mucha familiaridad.
La familia era reservada y poco dada a la publicidad, eso se comprueba
cuando revisamos las revistas sociales de la época o los directorios de
cumpleaños (que los hubo) y no hallamos a los Benavides. Tal vez esta
reserva explica, en parte al menos, la elección del seudónimo; lo que
discutiremos más adelante.
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Sánchez, en 1972, describe a Rafael en la infancia: "Dentro de ese
ambiente retenido y católico, creció un niño de cuerpo endeble, modales un
tanto titubeantes, mirada sonámbula en los grandes ojos oscuros, una gran
frente, una sonrisa tímida y un hablar incisivo, de impresentidos rumbos.
Rafael de la Fuente fue un niño normal, estudioso, recogido y débil, con
todos los atributos del muchacho mimado, unigénito y sobrino de tías
solteronas".
Los Benavides, limeños antiguos en aquella Lima de relativamente
pocos habitantes, no eran aristocráticos ni oligárquicos, ciertamente; pero
debieron de ser una "familia conocida", de recursos burgueses y mediano
pasar, que formó una corta fortuna con los honorarios de la brillante
carrera profesional del abuelo ginecólogo. No está de más acotar que esa
especialidad suele ser la que más ingresos proporciona a un médico y que el
abuelo fue un obstetra de éxito, como se suele recordar.
El abogado de la familia, el doctor Alfredo Solf y Muro, se encargó, a la
muerte del abuelo, de la administración de los bienes familiares. Los
ingresos económicos de los De la Fuente Benavides provinieron por esos
años de los bienes inmuebles dejados por el abuelo. Se hicieron y alquilaron
tiendas a principios de la década de 1920 hacia la espalda de la casa que
daba a una nueva avenida: la Colmena izquierda. Hacia 1927 la casa de
Barranco se vendió. Otro ingreso de la familia era el de la tía Tarcila que
como hija soltera cobraba el montepío del doctor Benavides, aunque debió
de ser una pensión modesta.
Es fama que las señoras Benavides no fueron especialmente cuidadosas
con su dinero. Núñez cuenta que la familia adquirió un auto hacia 1927
-son los años del oncenio en que se introdujeron muchos automóviles al
Perú-; ni la madre ni la tía manejaban, por lo que debieron tomar un
chofer, el señor Muchotrigo, como recuerda Núñez. Se suelen mencionar
hipotecas de las propiedades por estos años; pero hacia principios del
decenio de 1950, cuando Rafael vende la propiedad y coloca el dinero en
bonos que le rinden un ingreso permanente, ésta está libre de esas cargas.
El tema de los ingresos de la familia es interesante porque es verosímil
que, como afirma Arbulú, una de las razones por las que Adán continuó
sus estudios de derecho fue por apremio del doctor Solf y Muro que le
encaraba su papel de sostén de su madre y su tía. De otro lado el tema de la
economía de la familia ha sido a veces presentado para servir de apoyo a lo
que se interpreta es un camino de desclasamiento (junto al que se sugiere
un proceso paralelo de la poesía de Adán hacia un ensimismamiento). El
camino a la precariedad ha de verse con cuidado y a la luz de más
evidencias. Varios indicios manifiestan una posición acomodada: Rafael
estudia en un colegio que debió de ser caro, la familia adquiere un auto,
emplea un chofer y paga la edición del primer libro de Adán.
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La Casa de Adán
Generalmente se dice que Rafael de la Fuente vivió un tiempo en el
centro de Lima y luego en Barranco, para finalmente volver a la casa del
centro en 1927. Pero al parecer hubo también otro domicilio en los
primeros años; ello aparece revelado, manuscrito por Adán, en el borrador
de una carta dirigida a José Dammert Bellido. Esta carta está fechada el 7
de febrero de 1975, son condolencias por la muerte de Enrique Dammert.
Transcribo un segmento en el que también se atisba algo de la infancia de
Adán: "[Enrique Dammert] fue mi primer amigo: lo fue en el tiempo que
yo no podía saberlo tal. Mi familia y yo, recién nacido, vivíamos en
Chorrillos, en la calle de Lima, en una casa que el terremoto de 1940 hizo
desaparecer. Enfrente vivían los Dibós, y tía [no se lee claramente, podría
decir 'Mina'] solía llevar consigo y a estar conmigo a Enrique, que entonces
andaba apenas. Nuestra amistad en el Colegio Alemán y en la Universidad
de San Marcos no hizo sino mantener y desarrollar esa relación, como
fraternal, de la primerísima infancia". Nada más se sabe sobre esa casa de
Chorrillos. Tal vez vivió ahí el matrimonio De la Fuente Benavides en sus
primeros años. Poco después encontraremos a Rafael en el centro de Lima.
De aquellos primeros años en Lima hay un interesante testimonio, se
trata de una carta familiar manuscrita, de una tía de Rafael, Mavila Morales
Santolalla. Transcribo un párrafo de la carta en que la señorita Morales
rememora la vieja casa familiar de los Benavides: "Añoro tu casona
solariega del Corazón de Jesús en la que, en mi juventud, pasé tan gratas
horas de charla familiar con los tuyos: tu abuelo prototipo del limeño
caballeresco todo delicadeza y finura, ya hoy tan en desuso; tu madre y tía,
cristianas a machacamartillo y tan buenas como afectuosas que vivían
ufanas de ti, recreándose con tus precocidades de niño prodigio y que se
destacaba en el Colegio Alemán ganando todos los galardones a sus
condiscípulos. Me acuerdo hasta de Don Andrés, artífice de la cocina que
con sus sabrosas viandas criollas hacía las delicias de sus comensales. Y
como dejar de lado al gatito regalón de tu abuelo que lo seguía doquier que
fuese! [...]". Esta epístola, del 1º de abril de 1962, agradecía el envío de un
ejemplar de Escrito a Ciegas recién editado.
La familia -no sabemos si con el padre- pasa a residir a la casa de
Barranco probablemente hacia 1915, pues por entonces Rafael hace
estudios preescolares en el Colegio San José de Cluny de Barranco. Por
Núñez sabemos que regresaron al centro de Lima en 1927, año en que
Martín Adán comenzó sus estudios en la Universidad de San Marcos.
Tenemos el testimonio de César Rodríguez Saavedra escrito a la muerte
de Martín Adán en 1985, testimonio en que se describe la casa de los
Benavides en el centro de Lima: "1939. Calle del Corazón de Jesús, todavía
empedrada, a un paso del Parque Universitario. La casa de una planta, el
zaguán con sendero de losetas y el piso de cantos rodados, reja intermedia
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y, en el principal, la mampara frágil coronada de vidrios de colores. Al
fondo del zaguán, a la derecha, el cuarto de paredes empapeladas, techo
altísimo y ventana teatina, el sofá, la mesa desnuda y los 'sillones de notaría'
-como él decía-, forrados en cuero, vencidos. Durante el día la claridad gris
se entibiaba a veces con un rayo de sol que venía de la teatina. En las
noches un foco desnudo, brillando en lo alto, proyectaba una luz directa en
la que se mezclaban el olor húmedo del adobe, que exhalaban las grietas del
papel floreado, y el aroma seco, casi amargo, de los cigarrillos 'Inca'. Allí
recibía Martín Adán. Ambiente ascético, limeño e intelectual, en el que cada
frase de la conversación, además de su sentido dentro del diálogo, poseía
con frecuencia una significación autónoma, válida por ella misma, a veces
universal.
"(En el salón de la casa -que se abría rara vez- lucían los muebles de
palisandro su seda deslustrada, amarilla, sobre la fina alfombra raída. En la
pared, a la derecha, colgado de una alcayata, el retrato del abuelo médico,
don Rafael Benavides, en marco de pan de oro. Y en el interior, invisibles,
humanísimas, la madre y la tía Tarcila, encarnaciones míticas del
conservadurismo decimonónico limeño)".
La propiedad del Corazón de Jesús era extensa: llegaba a la calle
posterior, la avenida Colmena izquierda, cuando ésta se trazó y abrió. La
casa en que nació el poeta aún existe; su signatura actual es Apurímac 344.
La casa de Barranco está hoy en Sánchez Carrión 131.
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Los De la Fuente
Los De la Fuente ya eran en el siglo pasado una extensa familia del
Norte del Perú. El padre de Martín Adán provenía de Pacasmayo, en el
departamento de La Libertad.
El bisabuelo de Martín Adán fue don Santiago Joaquín de la Fuente
Moreyra, debió de nacer a principios del siglo pasado y estaba afincado en
el Norte del Perú. Tal vez aún se apellidaba Fuentes; sabemos de cierto que
fue él o su descendencia la que cambió el apellido por "De la Fuente": sus
siete hijos ya llevaban el apellido de la forma en que la familia lo ha
conservado hasta la actualidad.
Santiago casó con Carmen Goyburu Esteves de procedencia vasca.
Fueron los siete De la Fuente Goyburu: Alejandro, Cayetano, Nicanor,
Ramón, Adela, Benjamín e Isabel. Ramón fue el abuelo de Martín Adán.
Tenemos noticia de que escribía. Las letras junto con la vida bohemia son
recurrentes en esta familia: nietos de un hermano de Ramón (de Nicanor)
son Nicanor de la Fuente Sifuentes (Nixa), notable escritor trujillano que
participó en Amauta y su movimiento, y Nicanor de la Fuente Salcedo,
hombre de letras también. Este último, nuestro informante.
Cuando en enero de 1954 Martín Adán escribe en el diario La Unión de
Pacasmayo un homenaje a Pedro Vértiz dice de éste: "Relacionado
conmigo por una línea de Esteves del siglo XVIII". La línea de Esteves a la
que alude es, pues, la de su bisabuela doña Carmen. La continuación de la
cita sirve para considerar su relación con el Norte: "y habiéndole conocido
ya en la madurez, me sentí de inmediato unido a él como por afecto de
siempre y lazo de consanguinidad, y me sentí vinculado a él con toda la
Historia del Norte del Perú, la cual, en su vivacísima, cordialísima charla,
venía a ser como la familiar de entrambos".
Ramón de la Fuente Goyburu, el abuelo, se educó en Francia con
importantes preceptores de la época. La familia cuenta que cuando Castilla
pasó por el Norte en una maniobra militar conoció al joven Ramón y que,
admirado de su talento, recomendó fuera enviado a Europa para que se
educara. Sabemos también que Ramón murió intoxicado luego de comer
con unos ingleses que construían el muelle de Pacasmayo, lo que debe de
haber ocurrido durante la década de 1870. Del resto de los siete hermanos
del abuelo de Adán, tenemos algunas noticias: Alejandro fue fundador de la
provincia y Cayetano era subprefecto de la misma cuando Ricardo Palma
estuvo en Pacasmayo. Fue pues natural que cuando Adán visitó la tierra de
su padre, en 1947, un cronista del diario La Unión de Pacasmayo le
calificara "vinculado a distinguidas familias de esta provincia".
Mejía Baca gustaba dar el cuadro siguiente: "A mediados del siglo
pasado hubo amistad entre mi familia por la rama de los Baca y la familia
de Martín por la rama de los De la Fuente. Tres de los abuelos y tíos
abuelos de Martín Adán fueron despachados de Pacasmayo hacia Chile
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porque eran muchachos ¡de una travesura! Esa era la forma de castigar a los
muchachos, mandarlos a una escuela militar o mandarlos a un colegio de
Chile donde la disciplina era muy severa. Estos muchachos fueron llevados
a un barco de vela por un tío; cuando el barco se hizo a la vela, abrieron el
camarote, abrieron el arcón y sacaron al tío que lo tenían amarrado y
amordazado; se lo llevaron, el tío no pudo regresar. Este simple hecho da
una idea de cómo eran estos pie de Judas, y a esto agréguese que cuando el
barco se hizo a la vela, el pueblo repicaba las campanas de alegría. Más
tarde estos señores vuelven y pasada la guerra con Chile cuentan sus
mataperradas; mi madre escuchaba de labios de estos antepasados de
Martín Adán todas estas correrías. Así era la estirpe de Martín Adán".
Ramón de la Fuente Goyburu casó con Zoila Santolalla Iglesias, con
quien tuvo dos hijos: Santiago y Rosa. Santiago, que como se ve lleva el
nombre de su abuelo, es el padre de Martín Adán. Posteriormente, al
enviudar Zoila Santolalla, casó con Max Bamberger con quien tuvo otros
dos hijos: Max y Luis.
El padre de Martín Adán, Santiago de la Fuente Santolalla, nació en
1870. Hizo la mayor parte de su educación escolar en Lima, donde estudió
en el mismo colegio con Fermín Málaga Santolalla (ministro de Leguía) que
probablemente era su pariente. Nuestro informante nos cuenta que
Santiago estuvo en el Brasil muy joven, había llegado ahí por Iquitos. Un
dato curioso es que en Manaos conoció a su futuro cuñado Rafael
Benavides que era un joven con ínfulas y que aludía a importantes
relaciones en Lima. A su vuelta al Perú se dedicó a la agricultura. Tenía un
fundo por Cavour al lado de una laguna en San Pedro de Lloc.
Adán visitó Pacasmayo en 1947 y trató a su familia, al parecer desde
entonces visitó varias veces Pacasmayo. Eso se ilustra en varias notas
periodísticas que lo asedian en la década de 1950. Una noticia del 2 de
noviembre de 1951 en la primera plana de La Crónica se alarma, haciéndose
eco de sus amigos, de su desaparición de Lima, aunque supone su estancia
en alguna propiedad rural.
Hoy sabemos por notas que testimonian su trato con su familia, envíos
de ediciones dedicadas y algunas fotos en que se les ve juntos, que Rafael
de la Fuente Benavides llevó con su familia paterna una relación cordial y
esmerada. Recordemos también la carta de la señorita Mavila Morales
Santolalla (vista bajo el título de "La casa de Adán") que revela buenas
relaciones con la familia del padre.
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Los Benavides
Tenemos noticias del bisabuelo Benavides de Martín Adán: don Miguel
Benavides. Sabemos que fue oficial de San Martín, que peleó en Junín y en
Ayacucho y que estuvo casado con María Roa. Ambos fueron padres del
abuelo de Martín Adán, el médico Rafael Benavides Roa. No sabemos si
hubo otros hermanos.
El abuelo don Rafael Benavides nos interesa especialmente: Martín
Adán vivió con él sus primeros siete años, salvo el tiempo de la casa de
Chorrillos al que ya aludimos. El abuelo debió reemplazar al padre ausente
ante sus dos únicos nietos. Si bien muere temprano, a fines de 1915, su
figura patriarcal preside el hogar materno en el que transcurrirá la infancia y
parte de la juventud de Adán. De otra parte, el poeta se benefició hasta
muy tarde (el decenio de 1970 probablemente) de la herencia del abuelo.
Hermilio Valdizán ha dedicado con afecto de discípulo varias páginas de
su Diccionario de la Medicina peruana al doctor Rafael Benavides Roa. Por él
sabemos que nació en Lima en 1832, y que fue alumno del Colegio de
Medicina de la Independencia (ex-Real Colegio de San Fernando) donde
hizo notables estudios desde 1845. Dice Valdizán: "Orientado el doctor
Benavides en el sentido de una devota dedicación a la carrera médica, fue
un distinguido alumno, objeto de estimación muy grande de sus maestros
que, en no pocas oportunidades, le confirieron aquellas mercedes que ellos
conservaban para premiar el aprovechamiento y la asiduidad de sus
educandos".
El doctor Benavides Roa se graduó hacia abril de 1853. Formado en el
Colegio de la Independencia, hizo su especialización en París, donde había
sido enviado patrocinado por Cayetano Heredia, junto con otros
destacados discípulos de éste. Cuando en 1856 Cayetano Heredia funda la
Facultad de Medicina de Lima, Rafael Benavides fue uno de los
catedráticos fundadores; y fue profesor en ella hasta su jubilación. Valdizán
refiere que "El primer acto del nuevo maestro fue el de renunciar a sus
haberes de Catedrático en favor del incremento de los Gabinetes y
Laboratorios de la naciente institución".
Dice Valdizán del doctor Benavides en la época de su vuelta al Perú
"Modesto, a pesar del marco amable de su marcial aspecto y de sus
apariencias de arrogancia, el doctor Benavides había aceptado, el año de
1856, la designación que de su persona hiciera el gobierno para combatir
una epidemia en la provincia de Lucanas. Y aceptaba esta comisión a raíz
de su regreso de Europa, cuando sus estudios en el Viejo Mundo y su
preparación profesional le permitían excusarse del desempeño de tan
modesto cargo".
El doctor Benavides era catedrático de Física Médica e Higiene al
tiempo de su ingreso a la enseñanza y en 1864 está a cargo de la Cátedra de
Partos, Enfermedades puerperales y de Niños. En 1866 fue catedrático
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fundador del curso de Clínica Obstétrica. Al tiempo de la guerra con Chile
Benavides dictaba su curso a los reducidos grupos de alumnos en su propio
casa. No estoy seguro de hasta cuándo se mantuvo activo. Según Valdizán
continuó con su curso clínico hasta su fallecimiento en 1915; pero en la
memoria del rector de la Universidad de fines de ese año se lamenta su
deceso y se le nombra como catedrático jubilado y alejado de las aulas. Con
todo, en 1907, cuando publica su "Lección de Clínica Obstétrica", estaba
en plena actividad.
Poco es lo que sabemos de él y, sin embargo, mucho lo que nos
impresiona la figura de este gentil señor del siglo pasado -recuérdese la
carta en que se le alude en la sección "La casa de Adán"-, con "sus méritos
de maestro, su tolerancia, su caballerosidad"; que fue, a decir de los
médicos que lo conocieron, el mayor en su especialidad y uno de los más
exitosos.
Como hemos dicho, el padre de Adán muere en Pacasmayo, poco antes
de que el niño cumpla seis años, un año antes que el abuelo materno. Uno
se ve llevado a valorar la importancia del magisterio del abuelo para con el
distinguido nieto: "El doctor Benavides realizó, como maestro, una obra
que debe ser vivamente elogiada y muy en justicia: era claro y elegante a
despecho de su claridad; su perfecto conocimiento de la especialidad que
cultivaba daba a sus lecciones un interés muy grande y le permitía una
objetivación que era obra enormemente provechosa", como dice de él
Valdizán.
Es curioso notar que por el lado de la familia paterna encontramos
herencia de las letras y la bohemia; y que en el abuelo materno están
presentes la gracia en el decir y el sentido de la caballerosidad que
caracterizaron a Martín Adán. Continúo la cita anterior: "Fuera de lección o
en el curso de ella, dotado como estaba de una gran agilidad mental, el
doctor Benavides era un conversador delicioso y lo era siempre con
provecho para sus alumnos: cada una de las anécdotas por él referidas, que
suscitaban el más vivo interés entre sus alumnos, algo de provecho ofrecía
desde el punto de vista tocológico".
Algo nos ha llegado de su prosa y de esas anécdotas a las que se refiere
Valdizán. Recuerda, por ejemplo, una contada por el propio médico en que
éste es casi secuestrado y llevado vendado a atender un parto que resulta
exitoso y del que sale igualmente sin conocer ni el lugar ni a su paciente y
por el que es espléndidamente pagado. En sus propias palabras tenemos
una anécdota, parte de su "Lección de Clínica Obstétrica" de 1907: "Con
sólo la cabeza, adentro de la cavidad uterina, hay que recurrir a la maniobra
de Mouriceau para extraerla y ya ustedes saben en qué consiste. Les haré
sólo la salvedad de como es preciso que la tracción que se haga del cuello
de la criatura no sea tan violenta. Tengo un caso de experiencia personal
sobre su peligro. Fui llamado hace algunos años por el Dr. Tasset para una
operación. Cuando entré al cuarto de la operada me encontré con un
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cuerpo de criatura sin cabeza. Se había quedado dentro del vientre de la
madre. A consecuencia de las tracciones se le había roto el pescuezo.
Felizmente con el fórceps salió aquella. Ojalá señores, que no tengan nunca
en su práctica hechos semejantes. En la próxima lección me ocuparé de las
dificultades de la versión".
Sólo he tomado la anécdota, se trata de una publicación científica; el
resto del artículo está estrictamente dedicado a técnicas obstétricas. En otra
lección hace siempre gala de una prosa pausada, armónica y mesurada,
esencialmente clara y expositiva; y concluye: "Con esto he terminado,
señores, el capítulo de la versión. Les he expuesto en él mi experiencia
personal y los conocimientos adquiridos en los libros: que unas y otras les
sirvan de provecho".
El doctor Rafael Benavides Roa murió el 18 de diciembre de 1915 ocho
días antes de cumplir 83 años. Valdizán dice: "El doctor Benavides no
escribió y, por ello, su bibliografía es pobre; pero pudo decir, como lo
dijera Platón, que si 'no pudo parir, pudo hacer de partero': dejó discípulos
que le honraron y le honran y cuya obra ha contribuido eficazmente a
ennoblecer el ejercicio de la Tocología".
Por otras fuentes, esencialmente Estuardo Núñez, sabemos que el
doctor Benavides tuvo cuatro hijos: la madre de Martín Adán, Rosa
Mercedes; la tía Tarcila, soltera y beata que vivió con su hermana y su
sobrino Rafael; el tío retrasado mental, alojado en una habitación de la casa;
y Rafael, llamado como su padre, de quien, al parecer, no hay noticia escrita
alguna. Estuardo Núñez me ha dado verbalmente la información siguiente
sobre Rafael Benavides: "de muchacho fue enviado a estudiar a Inglaterra
pero al parecer se dedicó a otros quehaceres, sostenido por el padre desde
Lima. A su regreso fue uno de los introductores del fútbol en el Perú en el
Lima Cricket and Football Club (en los últimos años del siglo XIX).
Estuvo unos años y después dijo que se iba a la montaña. Contaba la
leyenda que se había convertido en una especie de cacique de tribu en la
selva. No volvió más al Perú. Lo probable es que enfermara y muriera".
La madre muere en 1947. De la tía Tarcila y el tío enfermo no sabemos
mucho. De la primera algo tratamos al hablar de la infancia; adelantemos
que muere en 1944. Respecto al tío, muere -según Núñez- hacia 1927.
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