De Pompeya Sila a Ashley Madison: relato de las

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Beerderberg - 48
¿Sabías que?
De Pompeya Sila a Ashley
Madison: relato de las
infidelidades políticas
Mireia Castelló
E
n el año 63 aC, Pompeya Sila, esposa de César,
estaba celebrando las fiestas de la Bona Dea,
donde solo podían participar mujeres. Un
joven disfrazado de mujer consiguió entrar en
la fiesta e intentó seducir a Pompeya. El joven
fue descubierto y llevado a juicio, pero César no
presentó ninguna prueba contra él y finalmente
fue absuelto. Sin embargo César se divorció de
Pompeya, aduciendo que su esposa estaba por
encima de toda sospecha. Este episodio llegaría
hasta nuestros días en forma del célebre aforismo
“la esposa del César no solo debe ser honesta, sino
parecerlo”.
En estos tiempos en los que el relato personal y
privado de los candidatos, su historia de vida, su
familia y sus aficiones han tomado una relevancia
extraordinaria para la construcción de su imagen
pública, la sentencia de César toma especial
Mireia Castelló es consultora de comunicación política
@mireiacastello
relevancia. Porque si un político engaña a su
cónyuge, ¿significa que también puede engañar a
los ciudadanos?
U
n repaso por las infidelidades políticas más
célebres puede contribuir a entender mejor
a las personas que escogemos para que
lleguen al poder, sus fortalezas, sus debilidades
y su humanidad, y recordarnos que tienen vidas
privadas fuera de la política.
En Estados Unidos, los padres fundadores habían
podido mantener en secreto las noticias entorno
a sus infidelidades, como el affair de Thomas
Jefferson con su esclava Sally Hemming, que
no se confirmó hasta el año 2001, situación que
cambiaría con la llegada del siglo XX.
Franklin D. Roosevelt fue un hombre capaz de
crecer ante la adversidad. Aprendió a convivir
con la polio a la edad de 39 años, se convirtió
en el presidente que estuvo a la altura de la Gran
Depresión, estuvo involucrado en dos guerras
mundiales y rescató a la economía con el “New
Deal”. Como presidente obtuvo grandes logros,
¿Sabías que?
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pero una infidelidad haría casi imposible salvar su
propio matrimonio.
M
ientras a Franklin le gustaba moverse entre
los círculos de la clase alta estadounidense,
Eleanor prefería llevar una vida más
tranquila. Sin embargo, cuando Franklin empezó
a adquirir más obligaciones públicas, Eleanor
contrató a Lucy Mercer como secretaria personal.
Mercer, más joven y vivaz, no tardó en convertirse
en la amante de su marido. Al cabo de un tiempo,
Eleanor descubrió la infidelidad mediante unas
cartas de Mercer a Franklin. Debido a la mediación
de la madre de Franklin, el matrimonio se mantuvo,
pero Eleanor se estableció por su cuenta y pasó el
resto de su vida dedicada a actividades sociales y
políticas. A pesar de que disponía de medios para
dejar a su marido infiel, nunca escapó de la presión
de ser la “esposa ideal” y mantuvo las apariencias
con Franklin hasta su muerte. La infidelidad de
Roosevelt no se hizo pública hasta la década los
sesenta, y se considera que él debe la presidencia
a su mujer y a su madre, ya que es probable que
los votantes de la época hubieran dado la espalda
a un hombre divorciado por una infidelidad.
Años después, el auge de los medios de
comunicación, la difusión de las noticias a nivel
nacional y la creación de las primeras revistas del
corazón con estrellas de cine y chismes sobre su
vida privada en portada, ponían en evidencia que
las intimidades de los personajes públicos y, en
general, el sexo, interesan y venden. Pero a pesar
de las actitudes conservadoras sobre el sexo, el
Informe Kinsey demostró que los estadounidenses
tenían una concepción más amplia de la sexualidad.
Poco a poco, la era del amor libre empezaba en
Estados Unidos.
D
urante la década de los sesenta las
infidelidades de políticos de alto nivel, como
las aventuras amorosas de John F. Kennedy
con Marilyn Monroe, llamaron la atención de la
opinión pública e inspiraron una cierta curiosidad,
pero las críticas a los romances de JFK nunca
fueron unánimes. Porque cuando se trataba de
explicar las historias amorosas del presidente, la
prensa de la época ignoró en gran medida sus
devaneos amorosos, a pesar de su preocupación
por una posible exposición de los hechos.
Quizás por este motivo cuidó de forma especial
su relación con los medios de comunicación,
convirtiéndose en primer presidente de utilizar
la televisión como herramienta de comunicación
de masas, cultivando una imagen y proyección
públicas impecables. Por su parte, Jackie Kennedy
optó por “no preguntar y no decir” y pasó gran
parte de su tiempo en Virginia con su familia. Al
cabo de un tiempo, Kennedy se alejaría de Marilyn
Monroe, después de su polémica interpretación
del “Happy Birthday”.
¿Sabías que?
Actualmente es imposible imaginar a los medios
de comunicación haciendo caso omiso de un
presidente que tenga una aventura con una estrella
de cine, como sucedió con François Hollande y
Julie Gayet, pero en la época de Kennedy todavía
estaba instalada la idea de que la vida personal
de los políticos era privada. No sería hasta el caso
Watergate, episodio que sacudió simbólicamente
la confianza de Estados Unidos en su presidente,
que se instaló un “frame” de castigo para los
políticos “infieles”. Para aquellos que siguieron,
como por ejemplo, Gary Hart, ex senador por
Colorado y candidato a las presidenciales de 1984,
o Larry Craig, ex senador por Ohio, la justicia y
la opinión pública serían rápidas y, con frecuencia,
implacables, como sucedió con Bill Clinton y su
proceso de impeachment.
S
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y construir un relato contra una infidelidad política
que cambiaría la política norteamericana para
siempre.
R
u relación con Monica Lewinsky quizás no
ecientemente, la revelación de datos de
la habríamos conocido como tal si hubiera
personas usuarias de la plataforma Ashley
sucedido unos años antes. Aunque su
Madison por parte del grupo de hackers
infidelidad pudiese haber sido descubierta, el “Impact Team” ha vuelto a poner de actualidad
caso habría terminado de manera muy diferente. el aforismo de César, esta vez con ciudadanos
No habría habido Internet para mantener el tema “infieles” anónimos - o no tanto - en el foco de
vivo, ningún equipo forense hubiese encontrado la opinión pública. En la era del Big Data y de
ADN en el vestido azul, Linda Tripp probablemente la transparencia, nos dicen los hackers, “si tienes
no habría caído en la cuenta de utilizar las algo que ocultar no deberías estar haciéndolo”,
grabaciones de voz como prueba y Saturday Night obviando, quizás, que si la fidelidad y la honradez
Live no hubiera hecho gags cómicos con el caso. son valores universales compartidos, la privacidad
Sin embargo, la infidelidad de Bill Clinton tuvo sería el último reducto de libertad, también para
lugar en el momento perfecto para la tecnología, los representantes políticos.
la ciencia, los medios de comunicación y la cultura
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