Notas sobre el Arquite cto Guillermo sagrera

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Notas sobre el Arquitecto Guillermo sagrera
del m m s W de Mallwea y r la que kC s s mantMi6 ru-WW&
M*
Con bastante m k ciorctHidad de La $u& pwek @nm@tesm
*$quemas d I wisjo Enla& Lavedan, al frsidw & h
Por ef Prof. Arqts. Raberto Bane. De ~WapoliWobilis*
sima Rjvista di Arü Figuraave, Awheolwgiá e Urbanlstic-. Mev. Dic. 1416l.
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actividad napolitana de GuiRerino Sagrara y da Los otros aífls*
tas mtalrnes que trabajaron en la corte araigonera ha sido gra ampliamente estudiada y comentada por Ricardo Filangieri, tanto en su libm
s o b e el Castel Muovo, de 1934, como en segunda parte de la aRasoegna critica ddle fonti me., Rwatdamor ahora aqul un raro folleto
s u y q public~doen Espafia, en tc)%pI en eil que, después de una primera
y somera información, trata de la dffusibn de la arquitectura catalana
en los cent~rosmenores de la Campania; y es precisamente sobre
esta parte menos conocida y estudiada que Ia investigación habría
d* prdundizar recogiendo suficientes copias de IevanSamientoe de
p k n ~ se ilustraciones. Esto haría posible el necesario confrontamiento ertilístico, no s61o entre las obrar mismas de la regibn, sino
tambibn con las sicilianal y sardas ((stas tamblbn escasamente levn~2adsisJ,y finalmente con Ea producción original catalana; coafrontamirnto, este 61ttmo, que el propio Filangieri esperaba que fuera corripletado can otros, ademb de las referencias relativas a la gran obra
de Castecrl Wuovo.
Desde el principio de la presente contribucidn conviene recordar
que a esta arquitectura le corresponde la calificación de acatalana?en
d mas amplio sentido del tgrmino, y no de craragonesm, como fue IIarnaida por Viollet-le-Duc y Enlart, de acuerdo con su presuposición de
~onsEderarfamlits como una derivación del gbtico francbs que como
expresibn original de la cultura de un pueblo. A propósito de la inffuensia que los activas intercambios, promovidos por Cataluna, ejercieron en eE país ya muy antes de la conquista de' Ndpoles, me viene a la
memoria un gran mapa del Medjterr&neo, expuesto en Barcelona en
el Museo Hirt6ri.e~de fa Ciudad, en d que están indicadas las IocaSidades costeras en las que, en el siglo XS11, residí@un csnsul cataldn,
con la funcign de favorecer los intercambios comerciales entre el propio pJs y las custas orientales. Ya entonces, la costa de Sicilia estaba salpicada de consulados, mientras que no había ninguno en Córcega, entonces posesión de la República de Gbnova. Incluso habian
tarnbidn consulados, en aquella ápoca, en Ascea y Tropea, hoy dos
paises casi olvidados, en la costa del Silento y de la Calabria.
En cuanto a lo que atahe a las creaciones de la Campania se ha
de hacer notar que si bien son sobradamente conocidos los precioBoa detalles de una ventana o de una puerta de Capua, Fondi o Carinola, tsdavía se ignoran las estructuras de estos edificios en su conjunto, y las de influencia catalana, correspondientes a la parte cuatrocentistr de S. Sebastiano de Wdgoles, de S. Angelo en Nilo, del crucero de la iglesia de Cta. Catetina en Capua, del claustro de S. Antonio
en Teano, para citar s610 algunos ejemplos. A la superficialidad de ta1- informaciones se ha de atdbuir el frecuente error de valorar la aportecián de los maestros de Barcelona y de Mallorca, más como la de unos
virtuosos talladores de piedra que como la de arquitectos capaces de
realizar complicadas obras de mampostería; como si Guillermo Sagrem se hubiese de considerar corno una excepción única, por haber
realizado en NIpoles una de las construcciones más audaces de su
tiempo, y no fuese al contrario el representante mas dotado de una
iÉaQición que había sactido su fundamento cultural del gótico del Sur
de Francia, y que de éste se alejaba, precisamente, en las primeras
dbcadas del cuatrocientos, para volver a encontrar un sentimiento espacial propio y diferente. Sobra la herencia dejada por el mismo Segrera,
me es grato intercalar aquí una noticia muy curiosa que Filangieri citaba
sólo en una nota porqu6 quizhs le escapó la importante analoglsi que podlía legitimamente sacarse de ella. Juan, hijo de Guillermo, y uno de sus
sucesores en la construcción de la gran Sala, estaba aún en Ndpoles
en 1465, aho en el que, con otros dos catalanes y un maestro de Cava
del Tirreni, lleva a cabo ltdos grandes naves con arcos sobre doce
pilastras, con cubiertas de madera, para la guarda de galeras~.Pero
tal estructura; claramente descrita, repite en menores proporciones ni
más ni menos que la de la ~ D r e s s a n ade
~ Barcelona; quizds la mayoP
obra de su clase que se haya asomado al Mediterráneo y que afortunadamente aBn subsiste hoy en dia, convertida en Museo.
Pero poniendo coto a las divagaciones que la lectura de los documentos y la analogía entre las obras hacen surgir a cada paso, conviene llamar de nuevo la atención sobre la significativa peculiaridad
de un sentimiento espacial que se afirma, en la tierra catalana, ya antes de Sagrera y que, como se verá más adelante, llega a negar el espíritu mismo de la tradición gótica, En otras palabras, conviene intentar hacer de nuevo presente, al menos a través de sus máximas experioncias, aquella cúltura de la que degciende directamente la obra
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aiEaLuRa, V d m c i a y B&eaws, .ea$bi.EQio:&
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ux JI testen%atlsdment dtae.g6n&ks; ~kwwrea ~ M ~ @
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l o m m e n f , e m m M a m ~ B a m rde Piwk R1em &e pm@M
I q n e ; lar rarer grandr sy~te?mesQ3amSPWnh bien W . E ~ ~ Uart
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ascutbs, qu'oo y mcdntrsrl sont g d n b i k m a n t I"muvm tS'Mmn@eb&*n.,
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En Catalogne ~ ' e dune sorte d%vidlkb spa%aEe, le dM$.t que? s*.lrñcg%e
rw XW si&cle, lors de I%chwwan4 ds Ea GatPoWnh G h 4 wt
ttats sign%catif & c d 6garL. La w t e l c b a wpwsi&&: Ekrnr rwb &'avidltá spatidw, ha tenido rnuche b i a ewtw l@@inw@geda, $d
arte cataHn; y merecJdamen4 y@que irnp4EcHo'eini alta cF r g s ~ n a ~ t m b n t o de valores y tendencías que eran d-ono.cll$ar
pw la wkja hists.
fiagrerfía, e1 sentido de &que{ wlfmst pankwlir que comdlciQn~a dl e&*
aportacibn extraha de cultura, waglandsia yr rnWolllaJt al mismct tkmpa. Por lo dem&s, esta a ~ i d e zespaciaI O, J D ~ beciflo
F
COR m&@ preclslbn, renunciando al atente p - d t i c ~ , esfa ím%den~iaB S
a d/mwsk%m
d i m a en amplHud, ea mcsnsscibk en 1%SradirSa~&& todos las pafaes meridionales; por lo tanto, i ~ c f u s oen ebl nwsfre.
Pero e! caso de la C&dral de &mira citad@
~ v ~es $m&i d ~ ~
dado sugestivo para poder mnwndar $ aludid@,
w&s ~ ~ i ~ l b q w e
ofrece un opsrtuno pretmt@ pata elfo el IiPcrche ds qeir i%qefiahm8u
~apmestrrntda Ir misma catedral ipn 14M; d @&eT&%, a;Ro m que U Remaba tambiba el contrato p a n Ea u L l W de MamSEai hamgsb~aLa@@
de los Mercaderes en Palma dr Mdkrea.
EIRGergnia, una vez terminado de c@ndnafrd d w m b ~ u E ~~r W
i~ CB,
se p m s la~ rJttraoNinaria propuesto de auprSnir ir @ c a c t u m b r e
grrttíciéin Mpk de la nave, en corrtinuidad coa 13s phlast~iesb ' ~ i ~ & a , b
del deambulatorio mismo. Se proponfa, p u b , cubrir con una Safca
bbveda todo el espacio, (o sea una extenolbn de welSltld6~m&@@y
winticineo centlmetros; esto e9 (y es justo que IQse$EJIem
ds apenas t ~ e smetros setenta y cinco cm.% mailae que e4 b l i ~ ~ &dd
~o
cuadrado sobre el que se eleva la %la de les Barsnei en CasW Wu~0rr.á.
Es evidente ahora, que d audaz piopásito d @ op r e ~ m W o@mRUW
tros meridionales, precisamente k l d o s de espaeiq y que bt~emfaiu
wntantes de la autorizada escuela nódica, las hsmdetw
CL-g
y de Bourges, opusieron, a esta peiQrori nored&, puiranm &e
dencia, además de las que se rgferian* r g t h eBm, a & UFIPW
~w&ua.rk$~-$~;4f-:?
tural y estbtica. Finalmente, cesi un siglo d e s p u b & hhrsbrrw ilaild+ad~.%?;-la discusibn, el partido de la navedad vencigr aebtw el &B k & ~ & f & n , " ~ ~ ~ ~
y la inmensa nave se cubrib, clara y m d i d a en el gqwi3ibtIa $e I m
sívos cruceros y de los contr&u&es
res. 2% mldlré. una m.
bierta m i s aitrevida a i n y cuya dMsuMeirf r f a mwho naiyor glta )iE. q~
mcierta cubrir un cuadrado de ~ ~ i n t i s #mWa@
s
da hd,~
Gama fa S&
del Ca&d MUWO; ya que, en r d l d a d , m u l t a mas &il mtazar h
e
c
r
estructuras resistentes alrededor de un cuadrada que r Ia t q a &e
las lados de un largo ract6ngialo.
Peru Sagrera estaba ~ ~ m s e n en
t e Ciemna, en IrEfb, enbe las daee '
maestro9 de la segunda y definitiva eonsulta que H e ~ da ta adepci4n
dd,espaclp Único; par eoneiguiente, si bPea la realizadQn de t i abra
lleva los nombres de Pem ss Coma y Guillermo Bo;flll, es legítimo
considerar que 61, en aquel tiempo maestro de la obra $e San Juan'
de Perpignan, había ejercido no poca inflliehia en ba resoluciQn d&=+j$k+~,r
-9~:
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programa ejscutlvo. Así notamos tambibn que, en 1.09 muros de. E na~e&,;,-.,~;~~<qj~
h i y una gailwfa de pequeilos arcos que pasa detds de los bdes
1.0s cruceros: del mismo modo en que una @alen@
de p@queRasptlw-'
tras y arquitrabss se abiZrs4 en el intedor de la S i l a de Igis B w n e s ,
en cada lads del octógono.
Desgraciadamente, aquel gran espacio logrado por los arquitactcls
en berana, a pesar de las m i s tenaces y autorizadas aposkiones,
d-ebla ser anutado (como, por otra parte, en todas las antiguas Eglssias de Espaila) par el acostumbrado coro de madera9 colo~adocerrando la zona central de la nave, precisamente allí donde ng se habría
de poner ningún obstdculo a la visibilidad de Sbs tres arcor dd dmmbulatoria, tomado como ti5rmino -de Ia amplta perspectiva.
En este punto, la solucién interior de la catedral de Gerona me sugiere una breve refetencia a la iglesia de 8. Losanro Meggiore en Nbpoles, En un estudio sobre dicha iglesia, publicado en esta rwtsta,
se avanzaba la legítima hipptesis de que, construido el hermoso deamlaulatorio, gótico se intentaba, al principio, cubrir la nave segilin el
mismo concepto de continuidad rQuS apuntads. La analogía es digna
m
ppmcr-~3;g~=2~~
~w&'-:23:!
M~tbarrat o Lonja de ks Nlwmdwgb,
Dr&a& &el giPsa;nrento ~xWi81:
de hacerse natar tambC4n. porque la solucien de un espacio Único,
adoptada iuego para d interior napolitana, es muy anterior q la cTe Cemna; mn Ia d f f m c l a sin embarga, de que, mlentms que en la lglesía
a h t a n a 1a duda se resuelve de manem genial, en ia napolitana se I s
da ia modesta soiucibn de unia cubierta de armadura [carchas); so-kcifh,que, ciertamente, AQ se pedtls juxgar de por s1 como determlnrllte de unia mengua de valor formal, si no contribuyese a hacer!a tal
las @vlclantesfncertidumbrer de ritmo 'en los arces ,de las caplllas,
ad some e! m p l e o demasiado accidental de tos elementos dexespolio;
y tambibn, me parece, La Iarga reetauracibn, en gran parte desgraciada,
de la que ha side objeto la iglesia.
Pero una referencia mar directa a la Sala de 10s Barones puade
versa m &ras dos fglesias catahnas: la Catedral de Mallorc&¡ y la ca@lladel Santfeimo de la Catedral de Barcelona. En la primera, de hecho,
-
.
Sa capilla r r r l muestra la mismr soluei6n que Ir S@kIkEaPp@tIm@.
apresa en el paso dei cuadrads al ocUgomfl, menbsa un arc@ au@,
junta cowlos dos mures de 6ngol0, cantime un@ h & M @s aluli~de
con tres gajos; pero i m b i 8 n erta disposkldn e$ %Mw5@f tW@@
desarrollado por Sagrera en la mioma ígleslar; Cabrj@qub L@ ~ m 0 1 m
espebialmente en la cubierta de la vieja
iglesia y cuyos cruceros, a dlfereneia dd
son cilbiertos aCln en forma trsdleioa
ver de nrtcer directomente del muro.
Una verdadera y real meislpacib
verse en la gran capilla de la e a W r r l de Ba~dctna.Eti &sta, mu~ch@&
de 10s- elementos de ba estrrr~tumnapaHtana a ~ t h nqra! pmsmtm,
bien en una mas modeata rdact6n, y sobre ulna pHa&%aque pueee
dracia mie-ntras que es rwtangu!ar. TarnbiOn este aw&s& dtilD11y-e
a Sagrer& oegln la opini&n m&s iautoiira$a de ters in
cales, a pesar de la falta de d@curnelltao; es realm
netar en elia que las pequehas Mr@&o t~zmpwlarr~,
en les &n~luloadel rectángul~en canespmden.nsC c ~ l h
r trn3~stataBEtogonal, son un precedonte. m i s bSen a m i c o (awnqwr ncj fefano m d
tiempol de la solueEdn analoga de Gade1 hluwo; 4stas en de&@
esma
,
en la Catedral de Wich rnuestran aSn un w ~ agbval
o
bwtarrte r;gtsaj&sz
y una retacidn un pwa r6stjcr y pesada entre arlstaa,
Ras y cclpitdes colgantes.
Como se ve pues,! S Sda de Oer Barones tiene &EU
. tes en Catalufia y tamlJl&n algo csm& un prototipo en Barcelona; got
atra parts, la búsquedil de 10s caracteres mar individuales, en ta obfa
de un arqui te et^ de a
Ic Edad Wedb, implica siempre el cierga de un
juícid forzado, por peco que se olvlde como la arpanizacidn mioma
de4 trabajo kndta entonces a volver a m d u c i s 14s dlversios prog8ritos dentra de 10s Ifmítes establesidar de la ilutpridd de la tradlcidn
cultural.
Pero una bbra maestra que pupde atrlbuirse pienamente a! nombre
d l Sagrera, y que cofistituye el m q o r teotlmenib del gusto fermal
d d artista, antes de que L s b fuera llamads a enfrentarse con s1 programa de las grandes obras napolitanas, es k Lonja de Pdma. VlsiMa
desde-lejos, entre las palmeras, en la luminasa pare4 de pledrzu g w
flanquea el pasro del puerto, 6sta aparese, aún hay, blbm por tadoa
la&os, tal como fue conceblda, A Is licrgo de las p f e $ a eztedsme h
preiencia de 10s cruceros se hace evidents! can al resalte de una pila*
tra por cada imposta perimetral de tos nervios; por lo cual ya desd,e
afuera se manifiesta a la primera mirada la s e ~ c i l l adlstrlbucibn de br
estructurar internas: tres naves de una amplitud casi igual (la centra1
es e610 d i unos 2 m m l s ancha), reis cotumnas, trar y tres, estriadas
en espiral, con direceiones 0pueSfas respecto al eje longitudinal, y
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en k sala be Gastal #U-.
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a dmi que fimt#mti Ea caafsai
b 8 4 d Muarwirr.
%m &m wI~mda81 i n b d w da LP
m& & d w aqdlt3
que pednía definirse como Pa dial$ctica
bn del espíritu gQticb
en la rupmsi8n de toda compiejldad estplscturd, deriw&das del trdb
cional jwrsas de Ias car@asy las empujes, m rellal6n con las diwrses
alturas &e les espacios internos. En ven &e d l o las doce erwerlas que
cubren 3a naw, eada una csn rana Ilwe re&m&&, t4snrn la misma aHutiio,
j la imposh, a la largo &e b s muras psdam&rates, se dlesenvudwe
I.corni~@eha indfcado) del miama med@que en C a s t ~Wwovo;
l
esta es
nmmtat, dlstfntiw dr pmyaia c@bi@rha.
buundii419dase m e1 mum, de mmera que las nervaduras nwcan de @1
~@nalpsyre&slfi,
me m m e qbllei pB$j. ea$iái e@@@&e a k & f 9. CaO*
Gamo ka amas de un trmco, sln ?in@únwianqw ni capitel colgante;
con Sarga y amemra s p l i M & , ~m1MbRWjteH a*w b g m cala
y are, ri se piensa, es perfmctamsiit, eaherrsnte con d nacimiento d d
N a p a l h a ; &m&%
w&Ias fmivschWonsg, d@k
tw o U u W de. la
haz da nervadura def fuste de cada ~a~tumna.
AquE Sagrera se pasa si'
ssimrfa taragsnwa, que k
11~BifwsfI&WP b$ri e M n ~ 1
1%cdmoda pausa, n.omalrnente &&da pos ei capitel, y afronta el di%
, C La gmn obra catalana,
dmtprs,
n66WiBs d £61*
cil enlace gwmitríco, mtre d inicio de la nervadura y las espirales que
damento pem cuaSquJe~I
89 anulan pro@-sívamamte: ha naturalista referencia a las palmeras apaultedoe. En eum* s k mpoc
pi%rtdculwidadde I i obm aa se 1e hei poea.do pw alto 6 nlanpled, m&rece a r l transfigumda en una pura y rigurosa ecuación geom4tricr.
que sólo la cita de pasada:'se traita de L analsg~ta
k Si&$. A r e
Ahera Wm, este mlaee o compenetraci6n, no8 sugiairs e4 recuerdo @e
ganrrra y las Mondas temds wmanaa, a l u d ~ d m
o1 @a da luz cen&n$logos e f ~ t a s , men nidos cwn &¡@ves en !as nervaduras d e portat a l que haea de celava d s
Bas o wenknas ca.taBan&svan Sicilia, Campania y CerdeRa; pero, q u f
c m s m d Fwaem IF en ks ~ r i @ BB tas antipuás tmagl), XQQE~
dn embama k abwturar de un alde
ea k Lonja, et motivo I o m d se desarrolla de 3anCra bastante &b
ficio cimular en lugar &e Ia dwc mliyot de W W Queh w W W d r
m&@&#D e@some enkre da&%sticoen una estructum de¡ tado redond.
cdocarse en d centra de la ~beifo,IMme una ilnpottancie; mucho
lamw aya que e ~ d a~ofumna4ene dígcis&s cilindros, compreilmqor. que la de una eencltta sfinMad construct!~e;. Ea m i s biea una
cd m&s dtr~en el que se inician las nervaduras; adenils, en lugar
expmriQn genial, ea cuanta m&rB:ca Da ~pt-etum $6tfca neoa~doa
de ur*o btme que s w u n c n W Luhie~ecorrido el rPesgo de interrumpir
irtai, BEPC ~IgSwicioe,al deme~mt~
$u@ kaM$ &$a mnsiderardo sdoJnpm
h m e eontinuldad dCuJ @e deftxk~,dispuso solo un engr~samienta
como su newsarh y &,@ca earnctu~dbn.Ws es siar duda mr h @ W E
idib P 8 ~ tdes pFEmeros ~itindms,odafonl$o sblo.cen un ms&e de la espiodesgada la de ~onsiderarque Sak)rera h&fa daWÉf'0 k P n & DBF%
fal. Ti1 tSspositlLln Mene kvna felin mspues4a a lo Iarao de todo d e*
m&r de una semejante norre$gCI dmpv& de
dar, iilll don& penetran Ies nervaduras w ~ a l e de
s las pilastras, del
da@ k
Twrndw cen edputa, en d WMoria da Pei.xxudt y &de
&&m@ modo qkkq~habh1606vish a 10 1w~
de las pardes interiores;
El ssuministm da Las p46dta@i#pitpt~~kan6g.
pwa tdia artdtm de M gewá
.sir, ebsriwa tamblbn qaca esta coherente nwacibn del g6aco encuenSala Es indujs s@@uflmente
muchas reces r s s t a d a n e r
itsia m&v
iss
is~fiis~
ens las furrtes acentuaciones harizantales de las
r e de ta costa B e ~ cerca
m
da l a mal deMm Qspeaerre I
84as me enrima de las wntanas y las que, a semdanra de la vecino
GaWmi, suWvidm en zonas ~ ~ u c e e i1as
r ~ ~tormieitlas
s
angulares; aOn
dlazgo
ras m d e ~ s .
m & w de ).&mim~ibnto pr@PIw+$1151 dispasicibn estructural y at@&B. de !&S r&mdm FamBCilf?4;
mdnim a4 mismo tlemp~,cid patmenio de p i d f a en reladón c m
cunrtsincias que definen RI~t-óiS~arnente
nw&rtD +a@,
Liu pi*s escrnlpldas. Y4ase par emglo, sobre una de !as dos v a asume un wator garticulait-por~uesignMca gB C
u
3
%
m
ty
hmm que f l a ~ q ~ e&npWaIvia gran piedra clara. Esta aricoptada e n h
cate de la tradición d d gótico-brdfo; caisl: la meta de aqardb RBe*d
bevefas de m a n m a contener 10s dos floranes extremos y fa baw
expresiva que hablamos viste c o n s o t i ~ een llu Catedra# de igrma&
diea pinkulo tefminal; &te b m b l i n obtenido m alto relieve so@ una
y en la Lonja de MJlorea.
Onka piedra vert"~adencajada, con sucesivos saledi~ss,en e4 pctramknt<t.
Todada un detenido examm de Ea sala consiente Jgvnwaa
En general oe pueda decir que la iscuituta ornamental catalana
servaciones no carentes de inter4s. A prep&sjt@de ta b a a s k @ ~M
d d ceilat.mieiarntos esa toda ella remrrida por este movimiento enrícuadrado al ocfdgono, Pilangieiri escrik: aG~6Ltrnenormes t t o ~ s
&o y ondulante que encmtranms tan freeuentementki gn los capicon amos redondos cuyas bovedillas de planta tfianguks e*%a+%&*
h
tebs de las ptlatatras, entre los wstíbuloi y Cos paíios de 18s palacios
nidas poftriples aristas, juntadas en la clave par una ibicapLem d a d a
napolihnos, Aísn mas, de esta especie de corrjente que atraviesa k
costaá los cuatro dngulos (de la sala...* En wlidm!, estas m w que
toma en la búsqueda del sutil claro-obsc~rode drfebre, reconoce-regen#ricám~ntepueden llamarse redondas, dssaurdhm un pm memernlkt
mas un precisso ejbmplar i n d i t a en un capitd del museo de'Capua,
de un serpicfrculo, por lo que, en c o ~ e r p m d m c i ~cam -da hlm*
obra quids de Pere Johan.
el a n o mismo penetra en el macizo del num; tal- p e n & & m
atiw
Es evid=nte, sin embargo, que si Ea intención de esta n i t a no fuíso
ban tambibn las tres aristas, de Iris cuales, Eis des lataralee
eeencialrnente Glirigida a la obra -quitsctbniaq, sería neqespa'una
Pos lunetos, mientras que Sa central m4.s gruesa r w a m tsldr b M v d a
ielistlnci6n crítica para deflnic cumplidameizte, a trav$s de l i s pQdo nupara alcanzar el anillo que hace de C Q M ~ Ral~<trZfidaciseulag, La sCinp&
m m m s &culturas que kan Ilqado hasta naaotros, la prod~cclóngar
ficacibn que resulta de haber suprimido aqul tcosno d e k w m Ea b
dos grandes artistas eatalanei pr$senbs a Nbipoles, y que fueron ,en
Lonja de Mdlorca) el uso de los .citp%e!cas calgsultee, destinadas if wmwlldad no sólo arquitectos sino tamblih escultores: Pere' Johan y
pltr la función de las m$nsular en las lmpci&as da las nanadlirag, &w
Guillermo Sagreri. Ya, en-su estudio d b r e el arco de Casbl Pluovo,
ce la ventaja de transferir al macizo de la par& d e q ~ i f b r i ade XOs pmRaFF'adlo Causa ha observado en gu6 sentido el gusto forma3 del prisiones y de los empujes y es c i e r t ~que d descubtiimos, BPctirp$ndats
m e r~e mantiene, a diferencia del segundo, fiel a los virtúosismos
del gafamento mural superpuesto, los encuentras de los i l w s y de les
4 4 gótico%ardb; y tal distincibn permanece.'jueta aun cuando a Bsta
nervios, encdntrarlamos grandes bloques de piedra eomelocrd#entas
na !e hace s4qutt0, por ladifer6nti Intenddn de la Snves@acibn, aqud
precisaqsente-a estas zonas de mayor,wrga En &r%s palabras, se
examen detallado de las escuíturas cgtalanas y malloquina&-quey,pepodría decir que s.i las~newaduraso aristas que compmim h b&m&
drla confirmaslo en el particular. sea' como fuefe, a dfferen'cla del:,r&parecen nacer esponthneamante del muro, en malMkd se dirigen a
nado y celebrado alto rdieve de San Jorge, obra de Pere Johan en el
aqvel Plano de situación que, en obms p r e ~ d e n t a sQFI~ anund&da d
k d a s i ~de la Generalidad de Barcelona, e4 San Miguel, esculpidf. por
exterior del capitel colaante, mientras que en Bata wiene dirbrnufada ~ r i 8
Sagrwa en la portada de la Lonja de Palma, es mue'stra de u,n.!s?ntido
el paramento del mura.
de lo monumental, d i una capacidad de ver gn grande qye.@.@iitoNótese ademls que, según una absoluta cohwncEa: t@rmd,taniUh
- mfis digna de citarse porque es perfectame@e 'coherkinte con*iiquelos dos pequeños travesalíos sucesl~os, que cubren ek warirca de las
Ifa tendencia a fa Unidad espacigl, aquella audaz slm~lificaci6ti?tatb
ventanas, hunden las aristas en ias dos pamdes b&rales, almtrca
gbtlca que $kagrera manifiesta como ,arquitecto..
que los falsos capiteles reaparecen en la imposh del are@hacia: la sda;
En el inteíior de la Lonja, las esculturas, de las paqik'fias puertas.
y, p o r l o tanto, sQlo donde se requería un adorne prtHlcular a c@kioe
ds las escaleras de caracd y de algunas claves de bbvedab.bompode lafuncldn representativa ds loa dos awi.tado~y s u n t u ~ s drliacd@ms
s
nen las mesurados y precisos~acentosfigurativ9.s qw?-Sag'mra-desreales que Sagrera había exeavado en d espeso6 de 1@ mureEb. Desgre
ttnó para animar la solemne desnudez. del espacio;-asl, el ángel:,sondente qwe se separa, volando, de una Clave4 Y, aquel,. m ~ v i 4 n d 6 s ~ t a n ciadamsnte, para acentuar h l y su aflnidsd e@nI e s salm EsFonro3ias,
el hecho de que la %la Aragonesa as casi una putna, J6a bmal4~
idgurosamsnb en el espacio, dentro del cuadradp-qq? GQ?~¡$~!:Q!.Q~con lo que aún era rntas dd Sncendle de 1Bk
cuda d i Iss mercaderes; bingel que-encontramos d ~ ' ~ u e v o , ~ _ ~ o ~ ! comparada
~ig~
'La Piraida de las ocho claves escuI~Wasqw sdI&m e
é
O wwu~mtm
nfficatlva variación -de ritmo, dentro del circulo de otra clave .dTbó.vi@a:
entre el,v6rtice de Ior Iunebas y los rayes nt0;s costos rbo ta estivolla,
Obras teclas cuya uniddd plastica es el resultado"dwünrtrcón~tante
y aeclproca .subordinacitjn entre el $rquitecto y e l - - e s c u l ~ o ~ - á ~ e ~ & no
s es una pBsdida menor que la de k a k s e vueite
ibibk la wwC
tum de la puerta real: la imagen qw celebraba n l s eolemnernianb qwe
. un efecto recurrenté de claro-obscuro.asticia estas figurqb ,en et:conotra alguna, d encuentro wtre las doa dwiL11ac3wcr mpmse~t6i.t1w~s,
traste entre ia sevgra ondulacidn de los pesados pliegoq:~la-@ti1
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