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REGIONAL
Y para los alpaqueros ¿No hay rescate?
El estallido de la crisis económica internacional ha puesto en jaque al pensamiento
liberal y al paradigma del mercado como el medio más eficiente para la asignación de
los recursos.
Las decisiones del gobierno norteamericano al destinar la astronómica suma de 1.2
billones de dólares para evitar la quiebra del sistema financiero, las posteriores
medidas de salvataje para evitar la quiebra del los principales consorcios automotrices
(Ford, GM y Chrysler) y las medidas similares implementadas por las principales
economías de la Unión Europea; han mostrado el rasgo esencial del sistema en
cuanto a socializar las pérdidas y privatizar las ganancias.
En nuestro país, un sector productivo articulado desde muy temprano al mercado
internacional –que inició las exportaciones a Inglaterra a mediados del siglo XIX– es el
sector alpaquero, que constituye la fuente de subsistencia directa de alrededor de
100,000 familias de criadores que pueblan el espacio altoandino, por encima de los
3800 msnm, desarrollando en las más difíciles condiciones ambientales y de carencias
de servicios, la única ganadería posible, que debiera ser la ganadería emblemática del
país.
Sin embargo, la crianza de alpacas y llamas ha estado «librada a su suerte» sin
políticas definidas o, lo que es peor, con políticas erráticas que no han permitido el
desarrollo de la cadena productiva en su componente fundamental: la crianza, que es
la que genera la materia prima para el procesamiento industrial en las empresas
textiles instaladas en Arequipa. Sin programas de mejoramiento genético y servicios a
la producción, el deterioro de la calidad de la fibra de alpaca ha sido constante
reduciendo su competitividad frente al cashmere o mohair en el exigente mercado de
los pelos finos.
El 2004, luego de más de 150 años de explotación de la fibra de alpaca, recién se
instaura la norma técnica peruana para la comercialización de la fibra categorizada,
estableciendo cuatro categorías en función de la finura, definiendo precios
diferenciados, una medida estratégica para promover y estimular la producción de fibra
fina, en contraposición del sistema tradicional que al fijar un precio único, termina
estimulando el engrosamiento.
Como consecuencia de esta norma se inició un proceso de organización de centros de
acopio, promovido por el desaparecido Consejo Nacional de Camélidos
Sudamericanos - CONACS, que avanzó principalmente en los distritos y provincias de
Puno y Arequipa donde se lograron conformar estos centros a nivel regional.
No obstante haber logrado acopiar un volumen cercano al 8% de la producción local,
estas experiencias tuvieron un resultado exitoso en los precios alcanzados: 14.80
soles por libra para la fibra extrafina, 13 soles la fina, 9 soles la semifina y 6 soles la
gruesa. Esto significó un precio promedio ponderado de 11.30 soles por libra, cifra
ligeramente superior a los 11.00 soles por libra adquirida «al barrer» en las ferias
tradicionales.
La producción anual de fibra de alpaca en el país asciende a alrededor de 4,500 TM,
lo que representó a los precios vigentes la mayor parte del 2008, un Valor Bruto de la
Producción de 107.6 millones de soles.
Una de las consecuencias de la crisis internacional es la caída de la demanda de fibra
de alpaca y sus derivados, ante lo cual el sector industrial ha respondido
suspendiendo las adquisiciones y el efecto inmediato ha sido la caída de los precios a
rangos que van de 3 a 5 soles la libra, es decir una caída del 64% en el precio y, por
lo tanto, alrededor de 70 millones de soles menos en manos de las familias
alpaqueras.
A esto se añade el problema de la fibra acopiada por los comités de acopio en la
campaña de noviembre, que a la fecha no puede ser comercializada por la suspensión
de compras de la industria y los bajísimos precios ofertados que con razón son
rechazados por los productores. De tal manera que se ha generado el riesgo de un
fracaso y descrédito del sistema de comercialización de la fibra categorizada y la
vuelta a la comercialización «al barrer».
En este panorama, se hace indispensable una intervención del gobierno para atenuar
la reducción de los ingresos de las familias alpaqueras y, al mismo tiempo, apoyar el
sistema de comercialización de la fibra categorizada estableciendo un fondo de
emergencia como parte del programa anticrisis que se está organizando a nivel
nacional, con la perspectiva de mantener la competitividad en este estratégico sector.
desco Opina - Regional / 19 de enero 2009
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