www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia Anansi La araña de San Andrés JAIME GÓMEZ Estas percepciones aparecieron con nitidez en noviembre de 1992, cuando terminaba la segunda expedición etnográfica que la Universidad Nacional de Colombia auspició en el alto Baudó. […] Uno de los estudiantes del laboratorio de investigación social vio una enorme telaraña y, asustado, tomó su sombrero para golpear a su dueña. Nuestro anfitrión lo reprendió diciendo que si mataba a Ananse, a él y a los de su familia les sobrevendrían muchos años de desgracias… Sorprendida, la historiadora africanista Adriana Maya me dijo: “¿Has oído? Ananse, Miss Nancy, la araña de San Andrés, la araña de los fanti también está aquí. ¿Te das cuenta de las implicaciones de este hallazgo?” Jaime Arocha, Ombligados de Ananse* *Ombligados de Ananse. Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional. Colección CES (Centro de Estudios Sociales), Bogotá, enero de 1999, pág.18. 138 Por eso goza de una primavera y otoño perpetuos esta bendita isla. Cúbrense de hojas en ella los árboles todo el año y se llenan de verdor los prados; todo allí admirablemente prospera. PEDRO MARTÍN DE ANGLERÍA ocos meses después de haber sucedido este incidente, cuando terminaba mi primera expedición personal en la Vieja Providencia, conocí a “la araña de San Andrés”. Ello fue posible gracias a una serie de casualidades que finalmente me condujeron a Mark Taylor, el primer isleño que me enredó en la telaraña de este trickster caribeño. Pero, ¿quién es Anansi? ¿Qué es un trickster ? ¿Y qué tiene que ver con el Caribe? El trickster –engañador, embaucador– es un personaje fascinante, que ocupa un lugar central en diversas tradiciones folklóricas alrededor del mundo (africanas, indígenas, europeas). A pesar de su carácter cosmopolita, no es el tipo de sujeto con el que soñamos para una hija: su hoja de vida lo presenta como ladrón, desconsiderado, avaro, glotón insaciable y voraz, asaltante sexual, asesino, agente del caos y provocador del desorden, muchas veces sin un objetivo distinto que el de disfrutar con el torbellino que ha levantado. Este personaje altera el orden, rompe los lazos de amistad, de familia y todas las maneras con las que la gente busca vivir en armonía. El folclorista norteamericano Roger D. Abrahams asegura que la característica más sobresaliente del trickster es precisamente su amoralidad, eso sí, en un contexto moral. Sus acciones son motivo de risa, pero nunca un modelo de comportamiento a seguir. En términos de conducta social, sus actos son en extremo agresivos, destructivos y vedados. Por lo tanto, debemos tolerarlos como un aspecto de nuestro mundo ideal o soñado: aquel que permite pasar por alto los tabúes y otras restricciones sin alterar de hecho el orden del grupo. De acuerdo con este razonamiento, el trickster funciona principalmente como una válvula de escape para todos los deseos antisociales reprimidos, P y representa el aspecto anarquista que existe incluso en las criaturas más sociables. Este principio de energía pura y desbocada, encausado a una forma humana y movido por necesidades humanas primarias, es según Abrahams, lo que nos atrae de esta singular figura. Para la mentalidad occidental, el trickster es asimismo el más paradójico de los personajes del repertorio folklórico. Esta percepción resulta de un hecho que siempre debemos tener presente para comprenderlo adecuadamente, y es que en las distintas tradiciones en las que se lo encuentra, esta figura responde a diferentes enfoques y convenciones artísticas. Este principio fue utilizado por el crítico, teórico e historiador literario afronorteamericano Henry Louis Gates, Jr., para formular una teoría acerca de cómo debe ser leída y estudiada la historia literaria de la literatura afronorteamericana. Gates sostiene que “cada tradición literaria contiene dentro de sí misma, al menos implícitamente, un argumento que dice cómo debe ser leída” (Gates, 1988: XIX-XX). Para demostrarlo realizó una investigación dedicada a encontrar el factor distintivo y diferenciador de la literatura afronorteamericana, que según él está en la relación existente entre la tradición vernacular y literaria de la gente negra. A esta conclusión llegó después de analizar los mitos del Mono Significador y del trickster supremo, el más importante de la tradición oral africana: el dios llamado Legba por los fon, y Esu-Elegbara por los yoruba. Conocido en América como Eshu, Exú, Elegbara, Elegba, Legba o Eléggua, el dios trickster es quizá la divinidad del panteón yoruba más difundida y con mayor influencia en las comunidades afroamericanas, presente en lugares como México, Cuba, Haití, República Dominicana, Brasil y Surinam. En el sur de los Estados Unidos se lo conoce como 139 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia Hace unos 15 o 20 años, o aun menos, en la isla de Providencia –y quizás unos 30 o 40 en San Andrés–, cualquier tarde podíamos escuchar de los labios de los abuelos historietas como la arriba transcrita. “Nancy Story” o “Anancy Story”, como lo preferían otros. Papa La-Bas, aunque es el Mono quien asume sus funciones, su lugar e importancia en la tradición oral afronorteamericana. Pese a ignorar dónde y cómo ocurrió esa transformación, Gates la considera una prueba para sustentar su afirmación de que todos los estudiosos de Esu han encontrado al menos uno o dos de sus rasgos en los distintos tricksters africanos y afroamericanos. Entre ellos está la araña Anansi, que también proviene de la costa occidental de África. Anansi es el término akan –lengua de los ashanti-fanti africanos– para araña. Anansi, Annancy, Kwaku Ananse o Nansi, son algunos de los distintos nombres con que se la identifica en su lugar de origen. Ya en América, Anansi se convirtió en el trickster predominante en la región Caribe de base anglofónica, que abarca las costas sobre dicho mar de países como Costa Rica, Belice, Nicaragua, Panamá y Surinam, y las islas de Jamaica, Saint Vincent, Trinidad y Tobago, y San Andrés y Providencia, entre otras. El registro más antiguo de su presencia en esta región data de 1834. En esa fecha fueron publicadas las memorias que el novelista Matthew Onegery Lewis escribió durante su permanencia en Jamaica entre 1815 y 1816 (Abrahams, 1985). En todos estos lugares Anansi recibe distintos nombres, como Buh Nansi, Compé Nansi y Aunt Nancy; en el archipiélago colombiano ha sido llamada Breda (brother, hermano) Nansi, Miss Nansi (Friedemann, 1967) y Gama Nancy (Washabaugh). A través de esta lista, nos damos cuenta de que Anansi puede ser tanto hombre como mujer, aunque predominan los cuentos en que su género es masculino. Igual que ocurre con otros tricksters, bajo su nombre se agrupan los diversos tipos de cuentos incluidos en las sesiones de cuentería. Es por ello que los habitantes del Caribe se refieren a los cuentos de su tradición como Nansi stories, sin importar que no todos le “pertenezcan” a la araña. Prueba de ello es la siguiente descripción de una de esas sesiones, que nos brinda el escritor providenciano Lenito Robinson: Hace unos 15 o 20 años, o aun menos, en la isla de Providencia –y quizás unos 30 o 40 en San Andrés–, cualquier tarde podíamos escuchar de los labios de los abuelos historietas como la arriba transcrita. “Nancy Story” o “Anancy Story”, como lo preferían otros. A esa hora feliz cuando las primeras nubes vespertinas ocultaban las últimas penumbras de sol, en ese instante memorable cuando sólo el olor de muchas flores silvestres se mezclaba con la fragancia lejana de las algas que flotaba en la brisa tibia, los niños de todas las casas salían corriendo hacia los patios, debajo el árbol de mango donde el anciano, siempre lleno de historias cada vez más fantásticas, aguardaba las alegres risotadas. Y había en cada sesión una nueva historia o un nuevo relato de aventuras vividas por él o por sus amigos. Podía contar en secuencia, con detalles mínimos, decenas y decenas de historietas de “Anancy” para luego, sin ninguna transición, 140 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia De todo lo que Vespucci ve, lo que más le tienta es la mujer. La Venus del Caribe, un poco más desnuda que la que pintaba Botticelli, rojiza la piel, de cuerpo elegante, gracioso, bien proporcionado. GERMÁN ARCINIEGAS, Biografía Caribe pasar a contar, por ejemplo, historias de hombres que conocían el mar helado y la nieve, las tempestades y las trombas, y el repertorio era infinito. Ese personaje central –la imagen indeleble del abuelo–, ese escenario sui generis, esos niños que heredaban la lengua, los mimos, los gestos del abuelo, y los cuales habían de tomar el báculo del patriarca varias décadas después, todo en un solo cuadro –texto y contexto–, era una de las marcas de identificación de la cultura isleña de sustrato inglés, y al mismo tiempo el distintivo frente a la cultura del resto de Colombia de herencia colonial española (Robinson Bent, 1989: 49-50). Quien desee conocer Providencia no debe, sin embargo, hacerse ilusiones respecto de la posibilidad de presenciar esta idílica escena. La tradición oral isleña, tal y como aparece esbozada en el anterior fragmento, estaba asociada de manera indisoluble a la agricultura y a un tipo de economía que desaparecieron casi por completo a partir de 1953, año en que San Andrés fue declarado Puerto Libre. Esta medida significó el comienzo del fin de la economía campesina predominante en el archipiélago, así como de los vín- culos comerciales y culturales que unían a las dos islas con las demás comunidades afroamericanas de la región Caribe, como nos lo señala de nuevo Lenito Robinson: Sumado a los aspectos arriba planteados, los cuales han ido en contravía de nuestro acervo cultural, durante la última década y media –o incluso algo más– hemos experimentado un virtual aislamiento de los pueblos centroamericanos y caribeños con los que manteníamos no solamente una relación cordial por parentescos familiares, sino también por afinidad lingüística y cultural, e igualmente por haber compartido todos un trozo común de historia en un pasado no muy remoto. […] Como ilustración, recordamos que hace alrededor de dos décadas, para viajar a Puerto Limón (Costa Rica) bastaba con obtener el cupo en un barco; hoy día, para hacer lo mismo, es un via crucis de documentos legales y diplomáticos (Robinson Bent, 1989: 51). 141 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia ¿Qué implicaciones tuvo el hallazgo de Anansi en el Pacífico colombiano al que hace referencia el epígrafe? Para el reconocido antropólogo colombiano Jaime Arocha significó, por lo menos, la posibilidad de ahondar aun más en el estudio de los vínculos que conectan a África y América. Es a esta región que pertenece Anansi, es para estas comunidades que el trickster ha representado un vehículo para transmitir y recrear su visión del mundo. En el caso del archipiélago colombiano, su continuidad está en peligro de acabarse, en gran medida debido a las razones arriba expuestas; pero gracias a la preocupación de personas como el propio Lenito Robinson y Lolia Pomare (Premio Nacional de Literatura Oral Negra y Raizal, 1993) podemos confiar en que este maravilloso personaje mantendrá la filiación de la cultura isleña con la cultura caribeña que lo adoptó como su embaucador de cabecera. ¿Qué implicaciones tuvo el hallazgo de Anansi en el Pacífico colombiano al que hace referencia el epígrafe? Para el reconocido antropólogo colombiano Jaime Arocha significó, por lo menos, la posibilidad de ahondar aun más en el estudio de los vínculos que conectan a África y América. Para el autor de este artículo, el hallazgo de Anansi en el Caribe colombiano tuvo profundas implicaciones personales, entre ellas el haber podido realizar su monografía de grado en torno a la figura del trickster y la tradición oral de San Andrés y Providencia. Ello fue posible, además, gracias al marco teórico suministrado por trabajos como el de Henry Louis Gates, Jr., que le dan una nueva dimensión y profundidad a este complejo e increíblemente rico personaje. Muchas personas, incluido el profesor Arocha, me animaron y dieron su apoyo para que pudiera llevar a cabo ese proyecto monográfico. Es por ello que me resulta tan gratificante y honroso el haberme descubierto como una de las referencias bibliográficas de su Ombligados de Ananse. Espero que ese reconocimiento sea una manera de devolverle al Caribe, y a los habitantes de San Andrés y Providencia en particular, al menos parte de lo que he aprendido gracias a Anansi, sus cuentos y cuenteros. BIBLIOGRAFÍA HERSKOVITZ, Frances y Melville HERSKOVITZ 1958. Dahomean Narrative. Evanston: Northwestern University Press. LAGOS, Adriana 1994. “Providencia: estudio sobre identidad, migraciones y convivencia”. Tesis de grado. Bogotá / Universidad Nacional de Colombia. POMARE, Lolia 1994. Nacimiento, vida y muerte de un sanandresano. Colombia: Ministerio de Cultura, 2000. ROBINSON, Lenito 1989. “La muerte del Annancy Story y la sepultura de una cultura”. En Uroboros, Bogotá: Ediciones Universidad Nacional, enero-abril. WASHABAUGH, Bill y Kathy WASHABAUGH s.f. The Folkways of Old Providence. [Disponible en: Casa de la Cultura del Centro, San Andrés]. ABRAHAMS, Roger D. 1968. “Trickster, the Outrageous Hero”, en COFFIN, Tristram (ed.), American Folklore. Washington: Voice of America Forum Lectures. 1983. African Folktales. Nueva York: Pantheon Books. 1985. Afro-American Folktales. Nueva York: Pantheon Books. APPIAH, Peggy 1967. Tales of an Ashanti Father. Londres: Anchor Press, 1974. FRIEDEMANN, Nina S. de Arocha Jaime... 1967. “Miss Nansi, Old Nansi y otras narraciones del folklore de San Andrés y Providencia”, en Revista Colombiana de Antropología. Bogotá: Imprenta Nacional, vol. 4, Nº 9. GATES JR., Henry Louis 1989. The Signifying Monkey. Nueva York: Oxford University Press. JAIME GÓMEZ, literato. Profesor de inglés, matemáticas y ciencias, Colegio Los Nogales. 142 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia