Las escuelas serias cuentan con equipo propio para la producción y

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Siglo nuevo
S
egún Robert Rodríguez, director mexico-americano, es
posible aprender a hacer cine
en apenas 10 minutos. Todos,
dice, tenemos avanzada una
buena parte del camino simplemente porque hemos acumulado años de ver cine.
Rodríguez tiene razón, hasta
cierto punto. La ortografía básica del cine, los encuadres,
los movimientos y el eje, son
conceptos que pueden enseñarse en una hora de clase. El
lenguaje cinematográfico es
sumamente eficiente y hemos
sido capaces de decodificarlo
desde nuestra más tierna infancia. Ambos factores facilitan y aceleran su aprendizaje.
Entonces, si es tan sencillo... ¿para qué se necesitan
escuelas de cine? Como argumento contra la educación formal podríamos citar el caso de
éxito más reciente y sonoro del
cine nacional: Alejandro González Iñárritu, quien nunca asistió a una escuela de cine y
se formó en un medio distinto,
la radio. Sus habilidades las
adquirió trabajando. Ya que es
posible aprender a hacer cine
sólo por medio de la práctica
¿cuáles son las ventajas de invertir de dos a cuatro años en
una carrera, para acabar con
los mismos conocimientos, y
mucho menos dinero?
Aunque para algunos aspirantes a cineastas -de carácter más pragmático- las ventajas no sean del todo evidentes, hay muchos a los que un
sistema escolarizado les brinda seguridad y prestaciones
valiosas. En la escuela se recibe guía para crear una cultura cinematográfica, si se ha
sido perezoso para adquirirla
por cuenta propia. Las escuelas serias cuentan con equipo
propio para la producción
y, en algunos casos, con presupuesto para financiar cortometrajes y largometrajes
operas primas, recursos muy
difíciles de conseguir en solitario. En los salones de clases se crea currículum, forzosamente, así sea sólo para avanzar de grado. La escuela
crea una atmósfera artificial
en que el talento puede reconocerse con mayor facilidad.
Y, sobretodo, en la escuela se
crean relaciones que resultan
indispensables a la hora de
conseguir inversionistas.
Una vez tomada la decisión de seguir el caminito de la
escuela, llega el momento de
elegir cómo es que se cubrirán
los inevitables costos. A saber,
existen dos opciones.
Las escuelas serias cuentan con equipo propio
para la producción y, en algunos casos,
con presupuesto para financiar
cortometrajes y largometrajes
ENTRE TODOS
PAGAMOS EL BOLETO
Las dos escuelas de cine más
prestigiosas del país son el
Centro Universitario de Estudios Cinematográficos
(CUEC) fundado en 1963, y el
Centro de Capacitación CineSn • 57
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