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Algunos faros romanos en el Atlántico
Faro de Gades
El antiguo faro de Gades fue construido, según las crónicas por Hércules, a partir de un templo de planta cuadrangular de 100 codos de
altura (89,22 m.). Según las fuentes conservadas, este faro estaba coronado por una estatua de grandes proporciones y fue destruido, en
1146 por los ejércitos árabes Ibn Isa Maymum. Por su temprana desaparición, no conservamos testimonios gráficos.
En Cádiz, además del templo de Hércules había una antigua torre fenicia que funcionó como faro en época romana, como lo demuestra un
graffiti de los siglos I-III d. C. que se localizó en el transcurso de las excavaciones realizadas en una antigua fábrica de salazones que se
encontraba bajo el Teatro de Andalucía de Cádiz. En él se representa una edificación turriforme de 12 cuerpos decrecientes en altura y con
escaleras exteriores en cinco de ellos. Sabemos el cuerpo inferior de esta torre se incorporó a la torre de San Sebastián que funcionó
como faro desde el siglo XII hasta 1898, en que el ministerio de la Guerra decidió destruirlo. En 1906 Rafael de la Cerda se encargó de
edificar un nuevo faro para el fuerte de San Sebastián de acero laminado y 30 m. de altura.
Faro de Chipiona, Antiguo Turris Caepionis
En el siglo II a. C. se construyó en el lugar donde hoy se encuentra el faro de Chipiona la Turris Caepionis, erigida por orden del procónsul
Quinto Servilio Capión, con el fin de alejar de la costa a los navíos, que navegaban en las proximidades y que podían encallar en los
escollos del río Guadalquivir, que entrañaban grave peligro. Fue descrito por Estrabón que lo consideró como uno de los mejores faros
conocidos. Lamentablemente de esta importante edificación no conservamos resto alguno.
En 1863, Jaime Font proyectó Otro ejemplo importante es el del faro de Chipiona (Cádiz) que fue construido por Jaime Font en 1863, como
una torre ligeramente troncocónica que recuerda a las columnas conmemorativas romanas. Es en la actualidad el más alto de España, el
tercero de Europa y el quinto del mundo.
Torre del Orden o Turris Ardens (Francia)
La Torre del Orden fue mandada construir por Calígula en torno al año 40 d.C., para conmemorar una imaginaria victoria. Ésta se erigió
sobre los altos acantilados franceses, en las proximidades de la desembocadura del río Liane. En esta zona habían estado instalado uno de
los campamentos de las tropas de Julio Cesar y Claudio había utilizado este puerto como base para la conquista de Britania. Entre el año
43 y el 296 d. C., la armada romana del Atlántico para las provincias del norte tuvo su sede en Bononia o Boulogne. En esta c iudad se
conservan restos destacados de esta época, como algunos fragmentos de la muralla que delimitaba el campamento romano o una cripta
perteneciente a una construcción perdida.
La Torre del Orden o la Turris Ardens tenía, según las descripciones de Suetonio, 12 cuerpos y medía 200 pies (60m.) Tras la Caída del
Imperio, vinieron épocas de deterioro y de abandono, hasta que el en el siglo IX fue restaurado por Carlomagno. En el siglo XVI, todavía
seguía desempeñando una función defensiva y dio lugar a una fortaleza con torres en los ángulos de las que una de ellas eran los restos
del propio faro. A principios del siglo XVII todavía se conservaban sus restos, pero el faro se perdió en 1644 cuando el acantilado sobre el
que había sido construido se desmoronó, arrastrándolo tras de sí.
Faro de Dover o Turris Dubris (Inglaterra)
La Torre de Dover, que se encuentra en el condado de Kent en Inglaterra, al otro lado del Canal de la Mancha y era uno de los dos faros
que señalizaban la entrada en el puerto de Dover. Probablemente fue mandado construir por el emperador Calígula cuando se erigió la
Torre del Orden en una fecha cercana al año 50 d. C. Fue erigido sobre los altos acantilados blancos desde los que se dominaba el puerto.
Por su posición estratégica se convirtió en una atalaya en época medieval y fue el germen del Castillo de Dover, del que hoy forma parte.
Tiene una altura de 62 pies (18,6 m.), de los cuales solo 43 (12,9 m.) corresponden a la fábrica romana y el resto a la reforma de tiempos
de Enrique VIII. Desde hace siglos, los maltrechos muros fueron reaprovechados para el campanario de la cercana capilla de St. Mary.
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