Mensaje Tres La práctica del sacerdocio del evangelio para el aumento en el recobro del Señor Lectura bíblica: Ap. 1:5-6; 1 P. 2:5, 9; Ro. 15:16; Lc. 10:1-6; 1 Co. 15:10, 58; Col. 1:28-29; Hag. 1:8 I. “Hoy en día en el recobro del Señor la mayor necesidad, la necesidad primaria, es ganar el aumento; una casa no puede ser edificada sin materiales; necesitamos salvar a pecadores por medio de la predicación del evangelio a fin de que sean materiales para la edificación de la iglesia, la casa de Dios”—1 Ti. 3:15 (Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales, pág. 192): A. Si estamos en serio con el Señor por Su recobro, necesitamos considerar la situación actual con toda seriedad; no debemos sentirnos cómodos al ver la situación actual del recobro del Señor, especialmente en el asunto del aumento. B. Debemos estar conscientes de la situación actual; no debemos drogarnos a nosotros mismos al pensar que la situación entre nosotros es maravillosa. C. Sin duda el recobro del Señor es maravilloso, pero en algunos aspectos no es muy alentador, especialmente en el asunto del aumento. II. Para edificar una nación se necesita gente; solamente con un puñado de personas, no se puede edificar una nación; Dios necesita ganar un gran número de personas para Su reino: A. Si al hacer algo no hay ganancia o mejoría, la manera que estamos trabajando debe de estar mal; ninguno de nosotros debe estar contento con los números actuales en las iglesias. B. “Hace quince años el número de santos en el sur de California era mayor que hoy en día. Esta carencia de crecimiento me molestó a tal punto que en octubre de 1984 dirigí toda mi atención a este asunto” (El ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, pág. 29). C. “Mi carga es que todos nos despertemos y nos levantemos a practicar el sacerdocio neotestamentario del evangelio para ganar personas para el reino de Dios” (El ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, pág. 29). III. Todos nosotros hemos sido escogidos para ser los sacerdotes de Dios (1 P. 2:5, 9; Ap. 1:5b-6). “Sí, todos somos sacerdotes, pero ¿qué clase de sacerdotes somos? Hoy en día vemos que conforme a Romanos 15:16 somos sacerdotes del evangelio de Dios. Todos necesitamos declarar: ‘¡Yo soy un sacerdote del evangelio de Dios!’ ” (El avance del recobro del Señor hoy, pág. 10): A. El sacerdocio del Nuevo Testamento es un sacerdocio de la predicación del evangelio a fin de regenerar pecadores para que sean miembros del Cuerpo de Cristo (Ro. 12:4-5); hoy en día no necesitamos ofrecer ganado como nuestros sacrificios, sino pecadores regenerados y salvados. B. En 1 P. 2:5 y 9 se nos dice que, como sacerdotes, debemos ser edificados juntos para ser un sacerdocio, esto es, ser un cuerpo sacerdotal: 1. Así que, si vamos a convertir pecadores en miembros de Cristo, debemos hacerlo de forma corporativa; dos o tres sacerdotes deben ser edificados juntos como un sacerdocio. 2. Simplemente salir a predicar el evangelio solo no es suficiente; necesitamos ser edificados junto con otros; usted debe contactar dos o tres de los santos y ser edificado junto con ellos como cuerpo sacerdotal. C. Después debe salir a tener contacto con otros; no debe darse la excusa de que no tiene tiempo para hacer esto: 1. Tal vez usted sienta que no tiene tiempo para contactar a las personas con el evangelio, pero si tiene tiempo para hablar por largo tiempo por teléfono o para ver televisión. 2. Si contara su tiempo, vería que cada día desperdicia cierta cantidad de tiempo. 3. Necesitamos contar nuestras horas y minutos a fin de ahorrar tiempo; desde el momento que nos levantamos en la mañana, debemos presupuestar nuestro tiempo; entonces veremos que sí tenemos tiempo para visitar a las personas con el evangelio. 4. Podemos escribirles o podemos llamar a nuestros amigos; podemos ir a visitar a la gente; o podemos invitarlos a que vengan a nuestros hogares a tomar té o a comer; hay muchas cosas que podemos hacer para tener contacto con la gente y traerlos al Señor. D. En 1 P. 2:9 se nos dice que el sacerdocio del evangelio es declarar o anunciar las virtudes de nuestro Dios; aquí Pedro no nos dice directamente que prediquemos el evangelio; más bien, él habla de declarar, proclamar o anunciar, las virtudes de Dios: 1. Las virtudes de nuestro Dios son muchas; el amor de Dios es una de las virtudes de Dios; Su Misericordia, Su gracia, Su perdón y Su morir en la cruz por nuestros pecados también son Sus virtudes. 2. Usted y sus compañeros en el sacerdocio evangélico deben estudiar estas cosas y familiarizarse con ellas. 3. Entonces, cuando se encuentre con alguien, puede declararle una de estas virtudes de Dios, o alguna virtud de Cristo, de una manera muy especial según lo que revela la Biblia. E. Necesitamos intentar con paciencia sin darnos excusas: 1. Algunos santos dijeron que salieron a tocar puertas pero que no ganaron a nadie; por lo que dijeron que tocar puertas no funciona. 2. Cuando les preguntaron por cuánto tiempo habían salido, dijeron que sólo lo hicieron por seis meses; eso es un tiempo muy corto. 3. Es mejor gastar cinco años, o hasta quince años, para ir a contactar a las personas para el Señor; ciertamente después de ese tiempo ganarán algunos. IV. La manera ordenada por Dios es un camino de trabajo (Col. 1:29; 1 Co. 15:10, 58); laborar es más que trabajar; sin nuestro trabajo, no puede practicar la manera ordenada por Dios: A. En Romanos 15:16 Pablo dijo que él era un sacerdote que laboraba en el evangelio de Dios; en ese versículo la palabra laborar tiene la misma raíz en griego que energizar. B. Energizarse a uno mismo es usar la última onza de su fuerza; en otras palabras, es derramar la última gota de su sangre; también significa agotarse uno mismo. C. Si hacemos algo tomando el camino de laborar, luchar, y energizarnos a nosotros mismos, ciertamente tendremos éxito. D. La práctica de la manera ordenada por Dios requiere sabiduría en todo aspecto; llevar a Dios a un pecador perfeccionado en Cristo no es algo simple; para esto, tenemos que laborar y luchar no neciamente, sino ejerciendo toda sabiduría—Col. 1:28-29. E. Al llevar a cabo cualquier paso de la manera ordenada por Dios, se necesita coordinación con unanimidad—Hch. 2:46-47; 4:24; 5:12. F. Finalmente, la práctica de la manera ordenada por Dios en sus pasos definidos necesita mucha oración (Hch. 6:4); orar no es sólo pedir al Señor que haga cosas por nosotros, sino también hacer que nuestro espíritu sea ejercitado y fortalecido. V. “Debemos tener la carga de ganar más miembros para el aumento del Cuerpo de Cristo y para llevar a cabo la economía de Dios. En Hageo 1:8 Jehová le mandó a Su pueblo diciéndole: ‘Subid al monte, traed madera y edificad la casa’. Con el material se edifica el templo de Dios, Su casa. Esto es un cuadro de la necesidad de ganar a los escogidos de Dios como material para la edificación de Su casa viviente, Su iglesia, el Cuerpo de Cristo” (Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales, pág. 166).