Directora: Luisa del Rosario. Editor: Xoán M. Carreira. Diseño y mantenimiento: Mundoclasico.com Portada Hoy Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Hoy Noticias Convocatorias Artículos Índice Conocer Contra viento y marea Crónicas Porteñas Editorial El atril escéptico El Espía de Mahler Entrevistas European Musical Heritage and Migration Fichero Clásico Jazz La columna de Angel Mayo Literatura Los jueves, ópera Mis bailarinas favoritas Modern Times Música + Mvsica Antiqva Obituario Ópera Opinión Perfil Perspectivas Por el Mar de las Antillas Quién fue Reportajes The Ice House's Tales Totus Tuus Vicus Tuscus Críticas Conciertos Discos DVD Libros y Partituras Servicios Buscar Colaboradores Foros Aragón Cantar entre líneas Zaragoza, 07.04.2005. Auditorio-Palacio de Congresos. Dietrich Henschel, barítono. Fritz Schwinghammer, piano. Franz Schubert, Der Wanderer an den Mond, D. 870; Sehnsucht, D. 879; Im Freien, D. 880; Lebensmut, D. 883. Henry Duparc, L’invitation au voyage; La vague et la cloche; Extase; Philydé; Le manoir de Rosemonde; Soupir. Robert Gound, Der einsame Pfeiffer, op. 36/4; Abendständchen, op. 40/3; Nachts, op. 40/5; Heimkehr, op. 40/4. Ildebrando Pizzetti, Tres sonetos de Petrarca. Franz Schubert, An den Mond in einer Herbstnacht; Der Wanderer; Über Wildemann, Ständchen, D. 957/4; Auf der Bruck, D. 853. Propinas: Franz Schubert, Der Schiffer, D. 536 y Frühlingsglaube, D. 686 Pablo-L. Rodríguez Desde luego, no hay mayor placer tras un largo día de trabajo que irse al final de la tarde a escuchar un recital de lieder. Uno olvida con facilidad todas sus preocupaciones enredado entre los versos de Seidl y las melodías de Schubert, y es fácil revivir el paisaje sonoro de aquellos salones burgueses del siglo XIX que fueron el destino de tantas y tantas canciones formidables. Desgraciadamente, los lieder todavía no atraen en masa al público zaragozano a la sala Mozart y, a pesar del esfuerzo de los programadores de la Sociedad Filarmónica y del Auditorio, una vez más la ocupación se vio reducida a las plateas próximas al escenario. Sin embargo, se trataba de un público entregado que disfrutó y agradeció (incluso en alemán y a voz en grito, por parte de una señora) la entrega musical de cantante y pianista. El protagonista de la velada fue el barítono alemán Dietrich Henschel, un músico muy completo que aúna las facetas de pianista, director y cantante, y que pertenece a una generación de jóvenes barítonos alemanes (Matthias Goerne, Stephan Genz o Christian Gerhaher) que han tomado el ejemplo del gran Dietrich Fischer-Dieskau como horizonte. De hecho, tras estudiar en Munich con Hanno Blascke, Henschel asistió a las clases magistrales del propio Fischer-Dieskau en Berlín, culminando su formación con varios premios, entre los que destaca el del prestigioso Concurso Internacional Hugo Wolf. Los comienzos profesionales de Henschel estuvieron relacionados con la ópera y su repertorio lo conformaron desde los años noventa los roles de 'Papageno' (Die Zauberflöte), el 'conde de Almaviva' (Le nozze di Figaro), 'Valentín' (Faust), 'Pelléas' (Pelléas et Mélisande) u 'Orfeo' (L’Orfeo). Su consagración como cantante le llegaría en 1997 con el papel homónimo de Der Prinz von Homburg de Henze en la Deutsche Oper berlinesa bajo la batuta de Christian Thielemann y poco después con la producción de la Opéra National de Lyon del Doktor Faustus de Busoni con Kent Nagano en el foso. Su vinculación con el repertorio contemporáneo se ha consolidado en los últimos años con una estupenda creación de Wozzeck en la ópera de París o con el estreno de Stanze de Luciano Berio. Al mismo tiempo, su registro de bajo-barítono resulta muy apropiado para el repertorio barroco y es un formidable intérprete de Bach, tal como ha demostrado en las dos grabaciones que ha realizado de la Pasión según san Mateo bajo la dirección de Harnoncourt y Herreweghe, y recientemente en Valencia y Madrid en donde cantó el mes pasado el papel de 'Cristo' bajo la dirección Sir John Elliot Gardiner. En la actualidad Henschel ha consolidado una prestigiosa carrera como cantante de lied a través de recitales y grabaciones discográficas. En 2000 obtuvo un gran éxito junto al pianista Irwin Cage en la versión escenificada por Pierre Stroesser del Winterreise de Schubert, que pudimos ver en Madrid en el Teatro de la Zarzuela en 2003. Asimismo, también en 2000 firmó un contrato con el sello Teldec para registrar algunos discos de lieder y más recientemente se ha pasado al palabra... Buscar tu email... Alta Baja Enviar Foros Abonados sello Harmonia Mundi donde tras grabar dos CDs con canciones de Beethoven y Korngold acaba de publicarse su último trabajo titulado An de Mond (A la luna) que contiene una veintena de lieder de Schubert relacionados con la muerte, el viajero y la noche. El concierto zaragozano de Henschel estuvo claramente vinculado a su último disco. El programa lo conformaban ocho lieder de Schubert procedentes de ese CD al que sumó el popular 'Ständchen' del ciclo Schwanengesang. Los lieder de Schubert actuaron como marco a las canciones de tres compositores de finales del siglo XIX y principios del XX bastante poco conocidos hoy: el frances Henry Duparc, el alemán Robert Gund (o Gound) y el italiano Ildebrando Pizzetti. De los tres, sin duda el más interesante es Duparc que fue un compositor con claras influencias de Wagner y Liszt, pero también de Franck (su maestro) y Gounod que se mueve en unas texturas sonoras próximas a Chausson y que dejó de componer en 1885 por problemas neurasténicos, dejando completadas tan sólo trece canciones, de las que Henschel cantó seis. La de Duparc es una música llena de pasión y sensibilidad al mismo tiempo. Somete al oyente a un mosaico de armonías vaporosas y cromáticas unidas a elementos recurrentes y ritmos ostinatos. De todas las canciones escuchadas, la que más me impresionó fue Extase (Éxtasis) de 1874 en donde Duparc consigue suspender el tiempo y el espacio, y nos sumerge en un sueño ayudado por los versos de Jean Lahor. Aquí podemos escuchar claramente la influencia wagneriana en su música ya que el compositor utiliza una armonía que recuerda la escena de amor del segundo acto del Tristan und Isolde. Henschel cantó aquí con mimo, proyectando su voz como si de un velo evanescente se tratase. Igualmente en Phidylé de 1882 su voz se sumergió en un registro muy suave y delicado de gran belleza, a pesar de que en ese registro pianissimo el barítono alemán pasó algunos pequeños apuros de afinación y a veces se le rompió un poco el fraseo. Henschel cantó con gran determinación las canciones de Gound y resultaron también interesantes las tres canciones de Pizzetti. Especialmente atractiva fue Quel rosignuol che si soave en donde el canto fúnebre del ruiseñor se convierte en un ostinato de dos notas cromáticas en el piano (“Aquel ruiseñor que suave llora”) que el cantante combina con varias frases en el registro medio y grave donde Henschel destacó con gran autoridad. Su voz tiene un timbre que recuerda remotamente a Fischer-Dieskau, aunque no ha heredado ni su potencia, ni tampoco la extraordinaria paleta de colores del gran barítono berlinés (convertido hoy en un lujoso recitador de poemas). Emite y frasea a la perfección y, aunque dispone de una pronunciación alemana impecable (sobre todo en los lieder de Schubert) su francés suena un tanto germanizado y especialmente su italiano. Henschel ha declarado recientemente en un entrevista que le apena mucho el desinterés de los jóvenes por el lied y afirma que “La variedad de sentimientos que proporciona cantar un poema, raramente se encuentra en la música actual”. De hecho, él descubrió su vocación de cantante de lieder en un recital de Peter Schreier y desde entonces no ha parada de profundizar y madurar como cantante a través del estudio de cada vez más repertorio. Sin duda, el programa aquí presentado es buena prueba de ello. Su planteamiento como intérprete trata de enfatizar el microdrama que se encierra dentro de cada lied. Para ello adopta un acercamiento que toma en consideración tanto las ideas del poeta como también la recepción de esas ideas poéticas en el compositor. Así plantea una forma de “cantar entre líneas” en la que expresa tanto lo dicho en palabras como lo narrado con música. Este planteamiento fue especialmente evidente en los diez lieder de Schubert que cantó esa noche. La primera parte del concierto se inició con Der Wanderer an den Mond en donde Schubert construye con texto de Seidl una pieza llena de coherencia y sencillez. Aquí, Schubert utiliza una forma estrófica alterada que divide en dos mitades, siendo las dos primeras estrofas destinadas por el poeta para hablar del viajero que identifica con la soledad y la ausencia de hogar (sentimientos directamente relacionados con los del compositor). Para esta parte del lied Schubert utiliza el tono de sol menor y un acompañamiento marcado rítmicamente en el piano que contrasta con la segunda parte en donde se cambia a sol mayor y utiliza un acompañamiento ligado que trata de representar la imagen de la luna como un ser feliz y liberado de las ataduras terrestres. En este lied Henschel utilizó dos registros de voz claramente diferenciados para cada una de las partes de la misma, siendo el primero rítmico y marcado, y el segundo ligado y sedoso. No obstante, el cantante salió un poco frío y fue en el segundo lied en donde exhibió un mayor dominio de los registros vocales. De hecho, hubo un verso en Sehnsucht (Nostalgia) que resultó de una belleza sobrecogedora en la voz de Henschel: “Wie mild mich’s wieder grad’ durchglüht!” (“¡Qué suavemente me está viniendo la inspiración!”). Aquí de nuevo Schubert utiliza la alternancia entre re menor y re mayor, y este verso se escucha en el segundo paso a re mayor para representar cómo el poeta descubre que aunque no tiene amor dispone de la destreza creativa para cantar. Henschel construyó esta verso en un crescendo que partió desde un pianissimo casi inaudible. En la segunda parte, los lieder cantados mantuvieron el mismo acercamiento preciosista que en la primera, si bien hubo algunos problemas menores de afinación que por momentos oscurecieron los magníficos resultados interpretativos de Henschel. Especialmente convincente resultó su interpretación de los lieder más extensos, como An den Mond in einer Herbstnacht en donde el cantante supo mantener la atención del público modulando su canto casi en cada estrofa del poema de Schreiber. Al mismo tiempo, los cantos más violentos resultan especialmente apropiados para la voz de Henschel, dando muestras de una entrega meritoria, tal como quedó patente en Über Wildemann (Acerca del salvaje). Una de las piezas más aplaudidas en esta parte fue la famosa Ständchen. Aquí de nuevo disfrutamos de las virtudes musicales de Henschel, especialmente en el verso “Rühren mit den Silbertönen” (“conmueven con sonidos de plata”) en donde retuvo por un momento el tempo en pianissimo buscando un sonido argentado que armonizó perfectamente con el timbre de su acompañante. El lied que cerró el programa fue cantado con gran ímpetu al igual que la primera propina Der Schiffer (El barquero) en donde Henschel derrochó entusiasmo. Pero para terminar el recital nos reservó uno de los lieder más intimistas y bellos de Schubert: su canto de esperanza primaveral Frühlingsglaube. En cuanto al papel de Fritz Schwinghammer como pianista fue estupendo durante toda la velada y mantuvo una perfecta coordinación con el cantante. Aunque estuvo muy apegado todo el tiempo a la partitura y eché en falta quizá un poco más de imaginación y claridad en los planos sonoros. Por momentos su acompañamiento sonó aburrido y un tanto emborronado en los pasajes más rápidos, si bien la impresión general fue realmente óptima. Al final, Henschel se quedó visiblemente satisfecho, llegando incluso a abrazar con entusiasmo a su acompañante. En fin, todos contentos. 12.04.2005 Temas relacionados Henschel, Schwinghammer Lo que opinan los lectores Nombre: Comentario: Enviar Es mejor todavía. Escrito por: Uacas el 12.04.2005 a las 17:14 GMT ID: d12a2101-5733-40e8-b99a-3af5d8344bae ¡¡Que buen critico es usted, sr. Rodriguez!! Escrito por: Miguel el 12.04.2005 a las 15:03 GMT ID: 38aca2b1-766d-459e-9a22-0e1cf80bb03e © Mundoclasico.com 1998-2005 [email protected] Usuario: pabrod